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UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL SIMON RODRIGUEZ

NUCLEO BOLIVAR
SUBDIRECCION DE POSTGRADO E INVESTIGACION
DOCTORADO EN CIENCIA ADMINSITRATIVA

ANÁLISI
S DEL
ARTÍCUL
O:
Profesor:
LOS
Alumna:
Dr. Edgar Medina Msc. Roxana Maita 13.798.198
PARADI
GMA DE
LA
INVESTI
CACION
Ciudad Bolívar Noviembre del 2021.

CIENTIFI
CA
El presente análisis perfila la intención de valorar la diversidad paradigmática
actual para la investigación en aras de ir gestionando el proyecto de ciencia acorde a la
construcción de una sólida posición filosófico-investigativa. Los paradigmas de
investigación se constituyen en una herramienta esencial para la gestión científica, de
ahí que la concepción paradigmática de cada investigador dinamiza la necesidad,
actualidad, viabilidad, cientificidad y aplicabilidad de la investigación, pero ello no
ocurre “per se” sino a partir de la competencia epistémica de la persona que investiga
como configuración psicológica que integra las dimensiones: epistémico referencial,
semiótica, hermenéutica, procedimental y de liderazgo científico investigativo,
movilizadora de la actividad investigativa.

Se aborda dos claves esenciales que se constituyen en recursos para la valoración


epistémica y toma de decisiones sobre los paradigmas a utilizar en una investigación:

1.- La herramienta epistémica “MAPEO” y 2.- los indicadores configuraciones.

En la actualidad existen diversas nominaciones de paradigmas de investigación


científica, este discurso polisémico suele dificultar la interpretación y toma de
decisiones de los investigadores, siendo recurrente interrogantes como:

1.- ¿qué es un paradigma?

2.- ¿qué paradigma emplear en la investigación?

3.- ¿qué elementos tener en cuenta para una adecuada selección del paradigma?

4.- ¿es posible combinar paradigmas en una investigación?

Estas interrogantes motivan la reflexión del proyecto a estudiar, toda vez que en la
contemporaneidad se debe ir abandonando la idea de utilizar un solo paradigma para
varias situaciones, puesto que los procesos a estudiar son cada vez más complejos y
requieren distintas herramientas conceptuales y prácticas para su abordaje.

En este sentido como investigadores de academias, universidades, grupos científicos,


etc., debemos ir asumiendo una perspectiva reflexiva integral de abordaje de los
paradigmas de investigación, de modo que el paradigma a utilizar sea una decisión, un
resultado dinámico, a partir de la reflexión sobre el alcance de la investigación, la
naturaleza del objeto de investigación, la mejor manera de solucionar el problema
científico, de concretar los objetivos, etc., evaluando las diversas posibilidades y
ventajas que ofrecen los distintos paradigmas, incluso hacer contrastaciones entre uno
y otro evaluando cuál es más efectivo en función del proceso investigativo en
desarrollo.

En ocasiones existen investigadores que instalan un paradigma específico de manera


preconcebida en sus mentes, de modo que todo el análisis de diferentes situaciones
suelen hacerlo desde allí, “solo operan de una manera”, es como tener una sola forma
de interpretar el mundo, las situaciones, las relaciones, lo cual en investigación
científica es obsoleto, pues la complejidad, multicausalidad y plurideterminación de los
diversos fenómenos de estudios requieren cada vez nuevas maneras de abordaje,
nuevas integraciones, nuevas interpretaciones.

La inclinación prejuiciada sobre un paradigma específico, en gran medida privilegiará


esta manera específica de sentir, pensar y hacer la investigación; frente a ello, en los
contextos formativos (Deroncele, 2015) e investigativos contemporáneos, donde la
heterogeneidad y la diversidad es una característica común, máxime en el posgrado
donde llegan estudiantes de diversas disciplinas, profesiones, culturas sociales,
académicas y laborales, experiencias profesionales, etc., se debe tener un abanico
amplio de posibilidades, siempre con el rigor científico que ello amerita, para ello es
fundamental considerar la competencia epistémica del investigador como una
potencialidad formativa que se puede gestionar (Deroncele, Medina y Gross, 2019), así
la formación, experiencia, contenidos (conocimientos, habilidades, valores), y actitudes
epistémicas que traemos de base, puede complementarse con otras perspectivas,
otras consideraciones.

En ocasiones equipos de investigación, departamentos, disciplinas, etc., pueden ser


más susceptibles a un paradigma que a otro, disminuyendo la posibilidad de que
alguien rompa filas y deambule por territorio desconocido, por ello es importante que
los estudiantes de investigación sean formados sobre la base de reconocer la
diversidad paradigmática (Monroe, Adams & Greenaway, 2019).
Brown & Dueñas (2020) postulan que un paradigma de investigación debe ser la clave
de cualquier proyecto de investigación. Sin embargo, a pesar de su importancia, hay
una escasez de comprensión general en la comunidad educativa.

Desde nuestras vivencias y experiencias profesionales formativas ello está relacionado


con la falta de claridad de cuál es el marco epistémico referencial que subyace en la
base de los paradigmas de investigación científica; para ello se propone la herramienta
epistémica “MAPEO” que es una concepción y aplicación de los supuestos:
Metodológicos, Axiológicos, Praxiológicos, Epistemológicos y Ontológicos, como
premisa y resultado del proceso de búsqueda, localización y selección de los
paradigmas desde la proyección y construcción de nuestra posición filosófico
investigativa.

Esta construcción dinámica e intencional descansa en la competencia epistémica del


investigador, como configuración psicológica compleja que da cuenta de la
interrelación de procesos epistémico-referenciales, semióticos, hermenéuticos,
procedimentales y de liderazgo científico-investigativo.

Si nos percatamos existe una multiplicidad importante de acepciones que en ocasiones


son distantes unas de otras, pero también tienen elementos comunes y vinculantes
que nos permiten captar un comportamiento tendencial que se revela en las
regularidades de lo empírico analítico (positivista, post-positivista, etc.), lo
interpretativo y lo socio crítico-construccionista.

El siglo XX trajo consigo, en estas discusiones epistemológicas, la yuxtaposición de


paradigmas que vendrían tanto a abonar la discusión como a precisar marcos de
acción científica, paradigmas en el sentido de Thomas Kuhn quien los definió como los
conceptos clave en los que se apoya una ciencia y que a su vez guían la investigación,
tres son los paradigmas más utilizados en investigación científica en el siglo XX y con
presencia aún en el XXI, tres son los llamados a ser los paradigmas estelares: el
postpositivista, el interpretativo y el sociocrítico (Álvarez, 2019).
Según Scotland (2012) un paradigma consta de los siguientes componentes: ontología,
epistemología, metodología y métodos. La ontología es el estudio del ser, los
supuestos ontológicos tienen que ver con lo que constituye la realidad, lo que es. Los
investigadores deben tomar una posición con respecto a sus percepciones de cómo las
cosas realmente son y cómo funcionan realmente las cosas (Crotty, 1998, citado en
Scotland, 2012).

La epistemología se ocupa de la naturaleza y las formas del conocimiento, el supuesto


epistemológico de los paradigmas se refiere a cómo se puede crear, adquirir y
comunicar conocimiento (Cohen et al., 2007, citado en Scotland, 2012).

Es válido reconocer en este nivel que “las diferentes posiciones ontológicas y


epistemológicas de los investigadores a menudo conducen a diferentes enfoques de
investigación hacia el mismo fenómeno” (Grix, 2004, p. 64).

La metodología es la estrategia o plan de acción que se encuentra detrás de la elección


y el uso de métodos particulares (Crotty, 1998. p. 3, citado en Scotland, 2012). Por lo
tanto, la metodología se refiere a por qué, qué, de dónde, cuándo y cómo se recopilan
y analizan los datos.

Desde la perspectiva de mediación procedimental de la competencia epistémica del


investigador los paradigmas de investigación responden de un modo diferente a
ciertos cuestionamientos, según Guba y Lincoln (1990, citado en Álvarez, 2019) son
tres las preguntas: ¿Cuál es la forma y la naturaleza de la realidad y, por lo tanto, qué
es lo que podemos conocer de ella? pregunta ontológica; ¿Cuál es la naturaleza de la
relación entre quien conoce o busca conocer y lo que puede ser conocido? pregunta
epistemológica y ¿Cómo puede el investigador (el que busca conocer) arreglárselas
para averiguar si lo que él o ella cree puede ser conocido? pregunta metodológica.

En este sentido en correspondencia con la competencia epistémica del investigador


asumir un paradigma requiere tener en cuenta estos supuestos básicos, expuestos por
González (2003; Álvarez, 2019; Scotland, 2012) –ontológico, epistemológico y
metodológico- con nuevas propuestas que se establecen en este estudio, donde se
añaden los supuestos axiológicos y praxiológicos.

1. Supuesto ontológico. La naturaleza del objeto de investigación, las características y


propiedades del ente, los saberes, creencias y experiencias del investigador respecto a
la realidad investigada.

2. Supuesto epistemológico: El modelo de relación entre el investigador y lo


investigado, los fundamentos teóricos para la construcción del conocimiento científico.

3. Supuesto metodológico: El modo en que podemos obtener los conocimientos de


dicha realidad, el enfoque de investigación que utilizamos, los métodos de
investigación, las técnicas e instrumentos, el alcance que proyectamos etc.

4. Supuesto axiológico: La concepción de los valores y la ética en la investigación, la


finalidad del conocimiento científico desde una bioética global.

5. Supuesto praxiológico: El modo en que el paradigma promueve una estructuración


determinada de la práctica investigativa, reflexionar sobre las acciones que supone
investigar desde una posición u otra en dependencia de los indicadores reflexivos
(relación sujeto - objeto en la elaboración del conocimiento científico, construcción
epistemológica, finalidad del conocimiento científico, la lógica de la investigación.)

El paradigma positivista. Las teorías como verdades absolutas.

Este paradigma se ubica dentro de la teoría positivista; plantea la posibilidad de llegar


a verdades absolutas en la medida en que se abordan los problemas y se establece una
distancia significativa entre el investigador y el objeto de estudio. Desde el punto de
vista epistemológico, este paradigma brinda una distinción entre quien investiga como
un sujeto neutral y la realidad abordada que se asume como ajena a las influencias del
sujeto científico. Dentro de esta concepción, Flores (2004) analiza cómo desde el
positivismo se opta por una postura ontológica que posiciona a la realidad dentro del
dominio de leyes naturales y mecanismos. “El conocimiento de estas leyes y
mecanismos es convencionalmente resumido en la forma de tiempo y generalizaciones
independientes del contexto. Algunas de estas generalizaciones toman la forma de
leyes causa-efecto” (Flores, 2004, p. 4). A causa de ello, las ciencias físicas y naturales
y, en las últimas décadas, las ciencias sociales y humanas han adoptado este
paradigma.

Usher y Bryant (1992, citados en Ricoy, 2006) establecen unos supuestos básicos de
esta óptica positivista que se sintetizan a continuación:

• La despersonalización de los individuos, al considerar la existencia de un mundo real


fuera de ellos y un conocimiento de ese mundo a partir de métodos y procedimientos
empíricos.

• La posibilidad de conocer la realidad mediante fenómenos observables, asumiendo


el conocimiento como algo objetivo y susceptible de medición, considerando la
producción de los saberes alejada de los compromisos de valor, aspecto que inspira la
naturaleza cuantitativa del conocimiento en la medida en que se procura por el
alcance de un saber comprobable y con posibilidad de ser comparado y replicable.

Adicional a estas características, se hace necesario reafirmar que, desde este


paradigma, se parte de un sistema hipotético deductivo que reafirma la relevancia de
hacer del conocimiento un proceso sistemático y medible dentro del marco del control
empírico y el análisis causal de los fenómenos, elementos que, para la investigación en
educación, implican la separación de las nociones subjetivas de quienes se hacen
partícipes en el ejercicio investigativo para proveer principios y leyes que, derivadas de
diseños metodológicos apoyados en las ciencias exactas, hagan plausible la
comprensión de la realidad expresada en generalizaciones, explicaciones aplicables en
el ámbito universal y análisis de variables dentro de la relaciones causa-efecto,
dependencia-independencia. Desde este paradigma, pues, se desarrolla una
perspectiva del conocimiento que subordina lo situacional a lo generalizable, y se
establece un método hipotético-deductivo en el cual se hace una sujeción del objeto
estudiado al diseño metodológico.

Al respecto, Martínez (2013) aporta a la reflexión la consideración de tres momentos


para el desarrollo de este método dentro de la lógica positivista: el primero tiene que
ver con la construcción del objeto de estudio, comprendiendo la formulación
hipotética del problema abordado; el segundo, relacionado con el diseño
metodológico de la investigación, apoyado en la elección de técnicas de recopilación
de datos que provean las posibilidades de medición, comprobación y comparabilidad,
incluyendo instrumentos para la estandarización y verificación de los datos, y el
tercero, la discusión y presentación de resultados que dan cuenta del alcance del
ejercicio de medición.

Lo cuantitativo vs lo cualitativo

El modelo de la investigación cuantitativa (empírico-analítico) se sustenta en el


idealismo subjetivo, como el positivismo, el neopositivismo (lógico y semántico) y el
pragmatismo. Esta orientación de la investigación científica resulta la más utilizada en
el área de las ciencias sociales, y en especial, de la esfera educativa. La posición
filosófica epistemológica que sustenta este enfoque parte de identificar la naturaleza y
la sociedad, por lo que se extiende con exclusividad al canon de las ciencias naturales y
exactas al estudio de los fenómenos sociales.

Qué plantea en términos generales?

En primer lugar que la realidad existe y es objetiva (ontología); en segundo, el


investigador puede conocer esa realidad por medio del razonamiento inductivo y solo
empíricamente (epistemología); en tercer lugar, solo se pueden emplear métodos
empíricos para el conocimiento de la realidad; o sea, para la búsqueda y
procesamiento de la información (metodología).

La misión de la investigación científico-cuantitativa es explicar los fenómenos,


interesarse en las causas que originan estos (principio de verificación) y se apoya en las
técnicas estadísticas para el procesamiento de la información, la que se obtiene
mediante los métodos empíricos: la observación, la encuesta, y el experimento; y de
esa manera llegar a las conclusiones, que son altamente generalizables ya que se
admite la posibilidad de formular leyes generales. Como se puede apreciar, el
problema esencial de la investigación cuantitativa hay que buscarlo en la base
filosófico-epistemológica que lo sustenta. De ahí se suceden las posiciones sobre los
otros núcleos polémicos, como se verá más adelante.

Resulta conveniente incluir en este análisis el racionalista crítico Popper, porque si bien
es cierto que no se atiene totalmente al criterio puramente positivista, parte de él, y
por ello, muchos autores lo ubican dentro de esta corriente de pensamiento. Para
Popper igual que para Bunge la realidad existe y es objetiva.

En este aspecto ontológico se aprecia similitud entre el positivismo y el racionalismo


crítico, pero el vienés considera que solo se conoce la realidad a medias, pues a ciencia
cierta se puede saber lo que es falso, más no lo que es verdadero (principio de
falsación). Es la postura epistemológica popperiana. En cuanto a lo metodológico,
aunque parte del monismo en el método, es del criterio que existen múltiples vías para
llegar al conocimiento de la verdad. El pensamiento popperiano admite el modelo
cuantitativo de la investigación científica, pero con sus particularidades.

Por otro lado, el enfoque cualitativo, llamado por muchos autores humanístico-
interpretativo, crítico y naturalista, se sustenta también en el idealismo subjetivo: en el
humanismo neokantiano, en sus diferentes posiciones y escuelas. Esta corriente de
pensamiento se opuso, desde el siglo XIX al positivismo y también al marxismo. Sus
figuras más destacadas fueron: Dilthey, Rickert, Windelban, quienes formaron parte de
la famosa escuela de Baden; y por último Weber (1864-1920), que continuó su
desarrollo en el siglo XX, con la primera y la segunda generaciones de la Escuela de
Frankfurt, con representantes como Teodoro Adorno y Jurgen Haberlas,
respectivamente.

La mayoría de los autores consideran que la naturaleza del enfoque cualitativo radica
en los métodos que son utilizados; otros opinan que tienen un carácter exploratorio y
de primer nivel, para luego aplicar otra más rigurosa y profunda con verdadero rigor
metodológico (refiriéndose a la cuantitativa).
Sin establecer características absolutamente diferenciales ni esquemáticas se puede
decir que la investigación cualitativa se caracteriza por:

 El estudio de significados intersubjetivos en el marco de las relaciones de los


sujetos del proceso educativo.
 El estudio de la vida educacional y de todas sus aristas en las condiciones
naturales sin controles experimentales.
 La utilización, como métodos empíricos de la entrevista abierta y de la
observación participante como vía para contrastar directamente la realidad.
 El uso de la descripción mediante la utilización de códigos de comunicación
simbólica.

En contraposición con estos elementos, la investigación cuantitativa somete la realidad


a controles experimentales de variables, analiza hechos objetivos sometidos a leyes
generales, prefiere el experimento y el test estandarizado y tiene predilección por los
modelos estadísticos y el análisis matemático.

Según Ruiz, las diferencias entre el enfoque cuantitativo y el cualitativo son las
siguientes:

 El método cuantitativo se basa en la teoría positivista del conocimiento, la cual


modelada prácticamente en el esquema de las ciencias naturales intenta
describir y explicar los procesos y fenómenos del mundo social.
 La búsqueda de las generalizaciones o explicaciones sistemáticas debe
apoyarse en evidencias empíricas. Son estas evidencias las que llevan al análisis
de estas relaciones, base de toda explicación sistemática.
 Toda esta búsqueda presupone la existencia previa de unas regularidades
básicas que se pueden expresar en forma de leyes o relaciones empíricas.
 De ahí que se fomenten las técnicas estandarizantes de los experimentos
controlados y de los sondeos masivos.
 Como reflejo de la confianza en la evidencia empírica se ha dado particular
insistencia a la fiabilidad y validez de esta búsqueda.
 El método cuantitativo insiste en el conocimiento sistemático, comparable,
medible y replicable.
 En definitiva, este método es fiable y sólido en tanto se acepta su postulado
básico de que: el mundo social constituye un sistema de regularidades
empíricas y objetivas, observables, medibles, replicables y predecibles
mentalmente.

En lo que respecta al enfoque cualitativo debe concebirse sobre la base de los


principios que le dan unidad lógica y metodológica: relación método-objeto de estudio
como sistema abierto, respeto por la realidad tal y cómo es expresada e interpretada
por los sujetos y la creatividad de los investigadores en las formas de actuación en el
contexto. La aplicación consecuente de los anteriores principios conjuntamente con los
de consistencia, unidad de contrarios y triangulación, permiten superar las
contradicciones metodológicas entre los enfoques.

Podemos finalizar diciendo que: Independientemente de la diversidad de criterios


existentes sobre sus distintas modalidades, la mayoría de los investigadores coinciden
en que sin método no hay posibilidad de desarrollo de la ciencia.

Aún cuando las diferentes modalidades de métodos puedan evidenciar debilidades y


limitaciones que demandan su constante perfeccionamiento, el valor epistémico de
cada uno de ellos es condición básica para el surgimiento de métodos más eficientes.

La unilateralidad en el uso de cualquiera de los paradigmas cuantitativos y cualitativos


limita la profundidad del análisis y consecuentemente del alcance de los resultados,
por tanto la interacción de estos garantiza niveles cada vez mayores de objetividad y
profundidad del saber humano.

El empleo de los paradigmas cuantitativos y cualitativos en las ciencias contribuye a un


mayor desarrollo y calidad de las investigaciones que en este campo se realizan.
El positivismo, post-positivismo, teoría crítica y constructivismo son los paradigmas que
sustentan la investigación científica. Es importante que un investigador sepa en cuál de
ellos se posiciona para poder tener claridad en la concepción de la realidad de su
fenómeno de estudio, la relación que debe mantener con el fenómeno de interés y la
metodología que debe seguir para responder a las preguntas de investigación propuestas.
En el presente artículo se realiza una revisión de estos fundamentos filosóficos y se los
analiza en virtud de los dos enfoques clásicos de la investigación científica: cuantitativo y
cualitativo. Como conclusión se afirma la caracterización propia de cada paradigma en la
concepción ontológica, epistemológica y metodológica en el proceso de investigación
científica

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