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m

C o le c c ió n C o n tin e n te /C o n te n id o
D IR IG ID A P O R L A D R A . M E R C E D E S V E L O

LEÓN GRINBERG, DARÍO SO R


Y ELIZABETH TABAK DE BIANCHEDI

Nueva
introducción a
l ^ i o n

TECN lPU B LICA Clü N LS, S. A.


FERNANDO VI, 27
28004 MADRID
ESPAÑA
© T E C N IP U B L IC A C IO N L S, S.A .

G r u p o Editorial Julián Y eb e iie s.


C olección C oniinente/C ontenido.
D i r i g i d a p o r la D r a . M ercedes V elo.

84-86104-34-3
Depósito Legal: M-7U08-1991

Im preso por, G raticas C larión, S .A . V alentín L laguno, 14.


Indice

PRÓLOGO................................................................................ 9
PREFACIO A LA NUEVA INTRODUCCIÓN A LAS
IDEAS DE BION ...\............................................................ 11
PREFACIO A LA PRIMERA ED IC IÓ N .......................... 13
PREFACIO A LA SEGUNDA ED IC IÓ N ........................... 15
RECONOCIMIENTOS............................................................ 17

I. G RUPO S................................................................ 19

El individuo y el grupo.................................................... 19
Mentalidad grupal-cultura del grupo...... ^....................... 22
Supuestos básicos............................................................. 23
Grupo de supuesto básico............................................... 25
Grupo de trabajo............................................................. 30
Grupo especializado de trabajo...................................... 32
Cambio catastrófico......................................................... 33
El místico y el grupo........................................................ 34

II. PSICOSIS......................................................................... 37

El individuo y la psicosis................................................. 38
Personalidad psicótica..................................................... 39
Pensamiento y lenguaje en los individuos con predomi­
nio de la personalidad psicótica.................................. 45
5
iNDlCt

Manifestaciones clínicas lansferenciales de la personali­


dad psicótica................................................................. 48
Cambio catastrófico en la crisis psicótica....................... 5ü

III. PENSAMIENTO............................................................. 53

Origen y naturaleza del pensar. Teoría de las funciones. 55


Importancia de los modelos en la teoría y técnica psi-
coanalítieas. Su aplicación en la teoría del pensa­
miento ........................................................................... 58
Una teoría del pensamiento. «Aparato para pensar los
pensamientos». Modelos continente-contenido e inte­
racción dinámica entre las posiciones esquizo-para-
noide y depresiva......................................................... 6ü
La Tabla............................................................................ 66

IV. TRANSFORMACIONES............................................... 73

Transformaciones e invariancia. Grupos de transforma­


ciones ............................................................................ 73
Transformaciones de movimiento rígido y transforma­
ciones proyectivas......................................................... 77
Transformaciones en alucinosis...................................... 81
Transformaciones de O y transformaciones en O ......... 82
Cambio catastrófico. Evolución e intuición................... 83

V. TRANSFORMACIONES EN ALUCINOSIS.............. 89
i
'I ransformaciones en alucinosis...................................... 90
Espacio y tiempo en el área psicótica de la personalidad. 93
Espacio mental en la alucinosis...................................... 96

VI. CONOCIMIENTO........................................................... 99

\'inculüs L, 11 y K ............................................................ 100


Los mitos como modelos del vínculo K.......................... 102
Nuevos relatos como modelos del vínculo K y - K ........ 104
Objeto psicoanalítico........................................................ 107
Vértices. Correlación y confrontación............................ 109
Verdad, falsedad y m entira............................................. 110
ÍNDICE 7

VIL REFLEXIONES SOBRE LA PRÁCTICA PSICOA-


NALÍTICA....................................................................... 115

I ....................................................................................... 115
I I ...................................................................................... 119
I I I .................................................................................... 120

VIH. «EL ÚLTIMO BIO N».................................................... 129

Unicidad (At-one-ment)................................................... 131


Cesura................................................................................ 131
Memoria del futuro. Ensayos autobiográficos............... 135
Una memoria del futuro................................................. 136
Libros autobiográficos..................................................... 139
Una aproximación a los contenidos de la trilogía/auto-
biografías....................................................................... 142
El concepto de «extensión».......................................... 143
Extensiones del concepto «mente»............................... 144
Extensiones en el área espacial..................................... 144
Extensiones en el área temporal.................................. 147
Extensiones en el área corporal.................................... 149

GLOSARIO DE SIGNOS....................................................... 153

LISTA CRONOLÓGICA DE LAS PUBLICACIONES DE


W ILFREDBION.................................................................. 157

RESÚMENES DE LAS OBRAS DE B IO N ........................ 159


h
PRÓLOGO

Cualquiera que contemple el cuadro de Vermeer Pequeña casa


en Delft puede estar consciente de recibir un impacto emocional
nunca experimentado antes. Yo mismo, leyendo este libro, sé que
no tenía idea o que, a lo sumo, tenía una idea muy remota de lo
que significa ser lector de mis libros. La paradoja del psicoanálisis
es que el estudiante espera aprender en el curso de su vida y a tra­
vés de su formación cómo son la mente y la personalidad humanas;
esto resultaría inútil si no aprendiera también a respetar los hechos,
o si no hubiera en él una disposición natural a hacerlo; y en este
campo en particular, el «hecho» es la personalidad humana. En este
sentido, tiene la esperanza de descubrir que su paciente es como to­
dos los demás seres humanos. La situación se complica porque debe
combinarla con el respeto por la singularidad del individuo como
tal y no como uno más entre una multitud. ¿Cómo evitar entonces,
por un lado, el peligro del hastío y la hostilidad y la monotonía del
lugar común y, por el otro, el riesgo de tomar un hecho «particu­
lar» como una «generalización» ampliamente significativa? Es difí­
cil admitir que el «descubrimiento» (debidamente formulado o «in­
terpretado», como solemos decir) puede tener una significación
«particular» pero no una importancia «general». Ello implica a su
vez la capacidad por parte del analista de tolerar (respetar) sus pro­
pios descubrimientos, sin atribuirles forzosamente una significación
o interés general. Tengo la esperanza de que este libro contribuya
al logro de tal capacidad.

WiLFRED R . BION

J f
PREFACIO
A LA
NUEVA INTRODUCCIÓN A LAS IDEAS DE BION

El libro Introducción a las ideas de Bion acaba de cumplir 18


años, cuatro ediciones en español, traducciones y re-ediciones en
distintos idiomas: inglés, francés, italiano, portugués, sueco y japo­
nés. Es un buen momento para que los autores reflexionemos so­
bre el camino recorrido por «nuestro pequeño gran viajero», como
solemos llamarlo.
Es claro que el éxito editorial del texto se debe fundamental­
mente a la cualidad penetrante de los temas que expresa la obra de
Bion. También, probablemente, a la claridad y estilo didáctico con
el que realizamos la obra, renunciando a interpretaciones persona­
les, dentro de lo posible, en aras a la fidelidad con los conceptos
expuestos. Pensamos que como intermediario con las ideas de Bion,
no funcionó como una pantalla que opacara el disruptivo lenguaje
de logro una y otra vez manifestado en los textos bionianos; en con­
versaciones con colegas-estudiantes hemos notado que no fue utili­
zado como sustituto de la lectura de la obra original, expectativa
que formulamos en nuestra introducción a la Introducción...
Rememorando los momentos previos a la decisión de escribir
el libro, recordamos nuestras dudas e inquietudes sobre si seríamos
capaces de expresar y conservar la fuerza, pujanza y ambigüedades
del texto original; ¿podríamos conservar algo de su espíritu? Ade­
más, en ese momento Bion vivía, y en nuestra fantasía él era nues­
tro primer lector, nuestro primer crítico. También éramos conscien­
tes que el genio productivo de la mente de Bion estaba en pleno
desarrollo. Nuestro texto, además de contener una reducción, ten­
dría que ser, por fuerza, incompleto.
11
12 I'KIZFACIU A LA NULVA INTRODUCCIÓN A LAS IDEAS DE BIÜN

Le enviamos una copia del libro antes de su edición. La res­


puesta fue una caria plena de generosidad. Este texto nos impre­
sionó profundamente y lo incluimos como prólogo en el libro cons­
tituyendo, en nuestra mente, un aval para la edición que estába­
mos por lanzar.
Inevitablemente, en aquel libro se produjeron errores, a veces
de conceptos, a veces de menor importancia. Fueron descubiertos
con el correr del tiempo, 'Fambicn hubo omisiones, que fueron de
dos clases: por déficit de comprensión nuestra de algunos aspectos
de la obra de Bion y por la evolución de las ideas elaboradas pos­
teriormente por Bion mismo.
. A h o r a n o . s e i i c o n i i a m o s , u i i c u n n u e v o desafío: complementar

la Introducción... con algunos de sus ulteriores desarrollos. Entre


ellos consideraremos el último artículo sobre «La Tabla», el de «Ce­
sura». los seminarios dados en Río de Janeiro, San Pablo y Nueva
York, su trilogía titulada A Mcnwir of ihe Future, sus autobiogra­
fías y algunos pequeños artículos corno «Evidencia», «Turbulencia
emocionalw, etc.
Bion murió en üxlord, Inglaterra, en noviembre de 1979 y su
viuda, Francesca Bion, continúa recogiendo material de seminarios
clínicos y supervisiones brindándonos, casi cada año, nuevas publi­
caciones de material inédito.
En este nuevo libro, hemos introducido modificaciones en casi
todos los capítulos conservando, sin embargo, la estructura del li­
bro anterior.
El capítulo_ VIH, ei úl.tjmOj.es nueyo^^ él introducimos algu­
nas ideas, algunas claves, algunas síntesis, para acompañar al lector
que se interne en A Memoir of (he Future, atravesando cesuras y
profundizando el compromiso con las extensiones que Bion invita
a compartir.
Como ya dijimos en la introducción del libro anterior es nues­
tro anhelo, y nuestra fe, que esta «guía del viajero» acompañe al
lector en este viaje inefable e infinito que es compartir y desarro­
llar las ideas estimuladas por la obra de Bion.

L e ó n G r i n b e r g , D a r í o So r ,
H i .i z a b e t h T a b a k d e B i a n c h e d i
PR E FA C IO A L A P R IM E R A EDICIÓN

Dudamos mucho antes de lanzarnos a lo que nos parecía una


arriesgada y muy difícil aventura: escribir una introducción a las
ideas de Bion. Por una parte, nos animaba el pedido de muchos co­
legas y estudiantes que encontraban gran dificultad en la lectura de
las concepciones desarrolladas en sus libros. Pero, al mismo tiem­
po, nos detenía la responsabilidad que significaba tener que trans­
mitir en forma simplificada ciertas hipótesis muy complejas, cuyo
sentido profundo nos había demandado largas horas de elaboración.
El elevado interés despertado por los cursos, seminarios y grupos
de estudio que dictamos en distintos períodos y que permitieron un
mejor aprovechamiento de las principales ideas de la obra de Bion,
constituyó un aliciente importante que gravitó en nuestra decisión
de emprender la tarea. No describiremos todas las vicisitudes de la
misma. Diremos solamente que lo que nos resultó particularmente
impactante en esta experiencia fue el haber podido compenetrar­
nos de toda la profundidad del pensamiento de Bion y de su sor­
prendente coherencia, una vez que redescubrimos el hilo conduc­
tor de sus originales concepciones a través de sus diversos escritos
y de sus primeros trabajos sobre dinámica de grupos. Fue precisa­
mente este descubrimiento el que nos decidió a presentar la secuen­
cia de capítulos en el orden en que lo hacemos en este libro.
Uno de los mayores méritos de Bion es el de ubicar la teoría
y la práctica psicoanalíticas en una nueva dimensión que conserva,
sin embargo, lo más valioso de las contribuciones clásicas de Freud
y de M. Klein, encarándolas desde perspectivas (o «vértices») dife­
rentes. Les agrega frescura y originalidad, estimulando una actitud
13
tM
14 PREFACIO A LA PRIMERA EDICIÓN

nueva en el analista y promoviendo el abandono de esquemas rígi­


dos y de viejos clisés, así como también aperturas hacia nuevas ma­
neras de pensar en psicoanálisis. La riqueza de sus hipótesis, la am­
plitud de sus teorías y la flexibilidad de sus modelos, agregados al
consejo de instalarse «sin memoria ni deseo» en la tarea observa-
cional e investigadora, ejercen un enorme atractivo que no deja de
provocar, al mismo tiempo, cierta inquietud. Todo esto apunta a in­
crementar la capacidad creativa, el sentido común y el desarrollo
de la intuición, ayudando al investigador a colocarse en lo que lla­
maríamos «el estado de descubrimiento».
Uno de los escollos en la comprensión de las hipótesis plantea­
das por Hion reside en su estilo de exposición que, de algún modo,
es un reflejo de sus hipótesis mismas. Bion habla de las dificultades
para expresar con palabras conocidas ideas nuevas; eso le lleva, a
'eces, a introducir términos desprovistos intencionalmente de sig­
nificado o a utilizar palabras conocidas con significados estipulados
por él. En esta nuestra labor de revisión, síntesis y trasmisión de
sus ideas, hemos intentado zanjar esta dificultad, introduciendo con
: mayor precisión algunos de sus conceptos. Es probable que, al lo­
grar esta mayor claridad, se haya perdido cierta dimensión signifi­
cativa de las ideas tratadas.
Rara modelizar un aspecto de la teoría de las transformacio­
nes, Bion utiliza, en algún pasaje de su obra, el ejemplo del reflejo
de un árbol en la superficie de un lago, del que el observador pue­
de reconocer la forma, pero no los detalles de su estructura. Cree­
mos que la experiencia emocional de leer los escritos de Bion está
solamente reflejada en estas páginas. Muchos aspectos y caracterís­
ticas de las ideas expuestas por nosotros son reflejos, y no mues­
tran todos los detalles de la riqueza original. Al leer a Bion se sien­
te, muchas veces, que la fuerza y penetrabilidad de sus ¡deas equi­
valen a agitar la superficie del lago y alterar el reflejo. El lenguaje
de Bion contiene lo que parecen ser dudas, verdades a medias, mis­
terios, incertidumbres; transmitir estos aspectos de sus ¡deas es, en
la práctica, imposible.
Esperamos que este libro pueda despertar en el lector la curio­
sidad y el estímulo necesarios para pasar a la experiencia inefable
de la lectura de sus ¡deas originales.

L eó n G r i n b e r g , D a r í o S o r ,
E l i z a b e t i i T a b a k d e B ia n c h e d i
PR E FA C IO A L A S E G U N D A EDICIÓN

Desde que apareció la primera edición de este libro, Bion dio


a conocer nuevos aportes, ricos en ideas y formulaciones estimu­
lantes. Una de ellas señala que el analista debe poder tolerar el uni­
verso en expansión que aparece frente a él en su relación con el pa­
ciente: cuando termina de interpretar, el universo se ha expandido
más allá de lo que puede percibir. Aplicando el mismo modelo po­
dríamos decir que cuando terminamos de escribir nuestra Introduc­
ción..., el universo de los conceptos propuestos por Bion continuó
expandiéndose gracias a su notable capacidad creativa.
Sin embargo, creemos que puede seguir siendo útil para los que
quieran iniciar el camino hacia el cual Bion apunta: el de los enor­
mes problemas que surgen cuando se investiga la mente con instru­
mentos tan rudimentarios como aquellos de los que disponemos; es
decir, la práctica del psicoanálisis como opuesta a «hablar de psi­
coanálisis». Por lo tanto, decidimos —para esta segunda edición—
no modificar su forma y estructura originales. Agregamos solamen­
te, a pie de página, algunas notas relacionadas con desarrollos ulte­
riores.
Reiteramos lo dicho-en el prefacio de la primera edición: es­
peramos que este libro no sea un sustituto sino un preludio a la lec­
tura de los textos originales y sin duda inquietantes de W. R. Bion.

L e ó n G r i n b e r g , D a r í o So r ,
E l i z a b e h t T a b a k d e B ia n c h e d i

15
3
3

3
3
3

3
3
3
3
X

3
3
3
3
3
3
3
3

3
RECONOCIMIENTOS

Los autores de este libro pertenecemos a un grupo de estudio


que desde hace años, y coordinado por uno de nosotros, se ha de­
dicado a estudiar sistemáticamente la obra de Bion. Sus integran­
tes, además de los nombrados, son los doctores J. A. Granel,
P. Grimaldi, A. G. de Kaplan, S. Lumermann y N. Schlossberg,
Queremos destacar y agradecer a nuestros colegas del grupo la dis­
cusión y elaboración de muchas ideas y comentarios que se efec­
tuaron antes de la redacción de la primera edición del libro. Nues­
tro recuerdo y gratitud también a quienes formaron parte del gru­
po de estudio en otros períodos, los doctores A. Aizenberg,
R. Avenburg, J. A. Carpinacci, L. A. Chiozza, G. S. de Foks,
J. A. Olivares, H. Pastrana Borrero, R. Polito y E. Rolla.

LEÓN G r i n b e r g , D a r í o S o r ,
E liz a b e t h T a b a k d e B ia n c h ed i

17
GRUPOS

En este capítulo se exponen algunas de las hipótesis sobre gru­


pos formuladas por Bion a lo largo de sus trabajos. Por lo tanto,
se incluyen las ideas expuestas en sus artículos sobre el tema, des­
tacando algunos • puntos que serán desarrollados ulteriormente.
Conceptos tales como continente-contenido, cambio catastrófico, el
místico y el grupo, etc., serán tratados únicamente en su relación
con el tema central del mismo: los grupos y la dinámica de su funcio­
namiento.

E L m D m D v o j¿ j^ m m i

miembro de un grupo, aun en aquellos casos en que su pertenencia


al mismo consista en comportarse de un modo que da la sensación
de no pertenecer a grupo alguno. Las experiencias grupales son las
que permiten observar las características «políticas» del ser huma­
no; no porque éstas sean creadas en ese momento, sino porque hace
falta un grupo reunido para que se puedan poner de manifiesto y
convertirse en objetos de observación. Atribuir importancia al gru­
po reunido surge de la impresión equivocada de que una cosa co­
mienza necesariamente en el momento en que su existencia se hace
demostrable. Bion sostiene qucLjmigúndndividuQ. aunque esté ais-
Jado., puede ser. considerado comQ..marginal respecto de^ un grupo ^
o4altQ (je,maJiiLesíacÍQiies..atcíivas.4e-psicoJ,ogía.i£U£al, a pesar de
que no existan condiciones para demostrar estas afirmaciones.
19
a
a /ti (jKUÍ'OS

a Las teorías de Freud, entre ellas la dcl eomplejo de Edipo’,


a nos muestran la enorme importancia del g r u p o familiar en el de­
sarrollo del ser humano. Los trabajos de M . Klein, en particular
a sus hipótesis sobre las primeras relaciones o b jé ta le s, las ansiedades
psicóticas y los mecanismos de defensa primitivos^, permiten enten­
a der que el individuo no solo pertenece desde e l comienzo de su vida
a un grupo familiar, sino que sus primeros co n tacto s con su madre
a y las personas que lo rodean tienen cualidades de por sí peculiares
y de profunda importancia para su desarrollo ulterior.
a Las ansiedades psicóticas surgidas en relacción con los primero^
objetos son reactivadas en muchas situaciones adultas..El individuo
3 debe establecer coniüCtCL.con.la vida .emoción aLdel grupo, lo cual
; le plantea el dilema de evolucionar y diferenciarse y enfrentar los
a ¡ I temores asociados a esta evolución. Las exigencias y complejidades
derivadas de la perleneixciü. a diversos grupos..Xo. IJevan a una regr&-
a h sión que puede relacionarse con la descrita p o r M. Klein en el con-
le.xio de la teoría psicoanalítica.
a La observen ión de grupos por parte de u ii observador psicoa-
naliticamenie entrenado permite delectar situciciones que, con otra
a perspectiva, pueden pasar inadvertidas. Las uxorias psicoanulíticas,
entre ellas la del complejo de Edipo y las iec:>rías kleinianas^ de las
a ansiedades psicóticas y los tempranos m ecanism os de defensa, pue­
den ser utilizadas para explicar algunos de lo s fenómenos observa-
dt)S, La intuición psicoanalíiicamente desarrollada permite hacer
a
observaciones en las que las reacciones em ocionales del observa­
a dor. incluidt) en la situación, son tomadas en cuenta en la descrip­
ción, comprensión e interpretación de los feríenmenos.
a Con este enfoque Bion se acerca al e s tu d io de los grupos.
Una de sus primeras experiencias con g ru p o s como objeto de
a estudio fue como director del sector de rehabilitación de un hospi­
tal psiquiátrico militar durante la Segunda G u e r r a .Mundial. Los pa­
cientes debían ser adiestrados para reintegrarse a sus tareas milita­
res, Bion se propuso considerar la rehabilitación como un proble­
ma grupal; por lo tanto organizó el sector a su cargo, compuesto
por varios centenares de hombres, de acuerdo con este enfoque. El
proyecto, desarrollado a lo largo de seis sem an a s, consistió en un
programa que reglamentaba que lodos ios h o m b res debían realizar

’ S t reud (¡y23t)j, «Hl yo y el cllo«, cu Signiund Frí/ud. Obras cúmplelas, vol.


XIX, Huctios Alies, Amuriortu editores, 1976.
*' M, Klein, «Algunas conclusiones teóricas acerca d o la vida emocional del lac­
tante-, en Desarrollos del l\sicuanúlisis, Buenos Aires, Pttidós.
' M Klein, loc i a
GRUPOS 21

una hora diaria de entrenamiento físico y ser miembros de uno o


más grupos destinados al estudio de un oficio. De acuerdo con los
intereses que surgieran, los individuos podían formar nuevos gru­
pos para el desarrollo de una actividad particular. Se realizaban reu­
niones diarias de todos los pacientes, personal encargado de ellos
y directores, para la discusión de los programas, problemas creados
y disposiciones a tomar. Este último punto del programa fue el pri­
mer paso para la organización de seminarios terapéuticos.
Los resultados de esta experiencia, en la que comenzaron a ma­
nifestarse algunas características de los grupos en su relación con
las tareas planeadas, pusieron en evidencia la necesidad de un exa­
men más exhaustivo de la estructura e interacción dinámica dentro
de los grupos.
Más adelante, en la Tavistock Clinic, de Londres, Bion se ocu-
pó del iraJl,umienlo.de pequeños,gcupos que le fueron encomenda­
dos como terapeuta. Con el propósito específico de ayudar a escla­
recer las tensiones que surgían en los mismos, y con una técnica
que consistía en Itudescripción de las situaciones creadas, en el.gru-
po qu£pare_cíaj„opi;?njers.e...aia isalizad^^^ la tarea propuesta, ela-
noró algunas hipótesis acerca de los complejos fenómenos grupales
que se ofrecían a su observación.
Los hechos que en primer término llamaron su atención en el
trabajo con diversos grupos se relacionaban con la conducta de sus
integrantes en el contexto grupal y el clima emocional allí desarro­
llado. Los grupos reunidos para realizar una tarea específica evi­
denciaban actitudes y desarrollaban métodos que no parecían con­
ducentes al logro del objetivo propuesto. Esto se manifestaba por
una falta .de.riqueza ea las-conversaciones. desarrxjJUada?
durante las sesiones, con disminución del juicip ci;í|iffl,y pertfirh^-
cipiK.s.euiu.ctílláucta racional dejos integrarites. Esta forma ¿je prp-
ceder no concordaba...DOi:-laateneraL x:on~la inteligencia v habilidad

problemas dentro del grupo no era llevada a la práctica con méto­


dos adecuados a la realidad.
Las situaciones creadas en los grupos estaban intensamente
--..........................-
.i,.,-. wAv.^- car-4
I
gadas de emoción. Estas emociones ejercían una poderosa influen-i
cia sobre los integrantes y parecían orientar la actividad del grupo,
sin que sus miembros se apercibieran de ello, g ^l terapeuta partici­
paba de este clima^emocional intenso y muchas veces caótico ál que
todos los integrantes contrjb^^ párcTál ó totalmente. ¿ r grúpo.no
parecía dispuesto a examinar estas situaciones. i
En muchas oportun¡dadés¿].graipü4^ecí§Lfyj[lcipnar,c.otno,.dij,a |
GRUPOS

í j I . i i u n q u c esta unidad no se manifestaba a


través de los aportes individuales. Este funcionamiento se hizo más
evidente enfocando al grupo desde otra perspectiva: al observar al
^ no a los individuos que lo.componen, ciertos hechos.a 4:.
quiiieron ji,ue.vos significados.
^En su particij-iación acniva.conio adulto en diversos gru£Os, el
ser humano dispone de.diferentes modos de reacción. En la reu­
nión de varias personas jiara efectuar una tarea pueden discernirse
^dos_n_l2üs de ieadenc.ias;.uüa..diLigida. a.ia,..ieajií.y,gióa,de la..mism.a_\’
otra que parece oponerse ,ít.,eJUi. La.ac.Uvidad,de,j[raJb,aiü es obstrui­
da por una actividad más regresiva y primaria..
Para referirse a estos fenómenos, que considera típicos, Bion
introduce una terminología específica que da una cierta unidad a
los rasgos comunes observados en e.xperiencias disímiles. Estos tér­
minos son: mentalidad grupaf, cujtura grupal, supuestc^ b^icos^^
gj^upo de supuesto básico y grupo.de trabajo.

M E N T A L ID .^ D G R U P A L - C L 'L T U R A D E L G R U P O

La hipótesis de la existencia de una mentulidad grupal deriva


J del hecho de que el grupo funciona en muchas oportunidades como
1 ^mia jjnidad, aunque íás" miembros no se lo propongan ni tengan
I consciencia de ello.
^ El término designa, pues, la actividad,^eijtai CQlg.ctivq que se
I produce cuando las personas se reúnen en grupo. El término deli­
mita, también, un área de investigación sobre la cual se podrán ha­
cer nuevas observaciones e hipótesis. Como término, representa
una conjunción constante’’ que irá adquiriendo más significado en
la medida en que la investigación continúe. La hipótesis de una
mentalidad grupal es una formulación básica para investigar los fe­
nómenos grupales.
La mentalidad grupal está formada por la opinión^oluntad o de-
, seo unánimes del grupo en un moinenio. dado. Los indivídúpsj:üntn-
i buyen a ella en forma anónima o inconscieau¿i*Xa_mentalid¿d.^u£d
I puede estar en conflicto con los deseos, opiniones o pensamiento^e
I lós. individuos, produciéndoles molestia, enojo u otras reacciones.

■* «CotijuncióM coiihiaiuc" es uii término tomado de Hume, y se refiere al he­


cho de que ciertos datos de observación aparecen regularmente unidos. Bion utiliza
este término en sus hipótesis aeerca del desarrollo del pensamiento. Un concepto o
una palabra son enunciados que ligan, bajo su nombre, los elementos observaciona-
les constantemente conjugados.
>^'4h

GRUPOS 23

La oraanización del grupo en determinado momento puede ser


vista como la resultante del interjuegp entre la mentalidad...^ri|j |^
y los deseos^fjel^jp d ivid^ . Esta organización, por más primitiva o
"mSimentaria que sea, es llamada por Bion c'u/mra del erupo. Este
concepto incluye la estructura adquirida por p‘ól'’el erupb en^im mo-
el grupo
mentó dado„.ias tareas..que se propone y la organización que adop-
ta hi^reaJi^iiCiQ^ La cultura del grupo es un ne-
cfio observable dentro del contexto de la situación grupal, que pue­
de ser descrita por el observador teniendo en cuenta la conducta de
sjis mtegrante§j 9j;,,rples^q.ue.éstos los líderes „qu^^*
túan y el comportamiento del, grupo como tqtalj.dad.
La cultura del grupo es función^ de la mentalidad grupal y de
ios deseos del individuo, que son sus factores. La organización que
‘el grupo adopta en un determinado momento, o durante un perio-

Para dar mayor precisión al concepto de mentalidá'cTgrupal,


Bion introduce el de supuesto básico.

SUPUESTOS BASICOS

^Supuesto básico, o suposición básica, es un término que califi­


ca el lie mcmt^fic^ Como se recordará, este último con­
cepto se re^er^T la exísteíTcia de una opinión común, unánime y
^nóniinirjM.gcupa.enuinmicuiieiito. dada. La menmlidad grupal es
el j;ecii;üma>aiC6M>¿mg¿UéLde.lQdasdaSuContribu hedías por los j
miembros.del. gmücu^Lconqepto supuesto bá^Q.po§„,dÁc^,algo I
acerca deL . g m . ppinjón o de sus diferentes conteni­
dos posibles, permitiendo una comprensión más amplia de los fe­
nómenos emocionales en los grupos.
Lu&¿uposkiaaesJ2ásÍ£a¿uei5ttáa.9QJQÜg.urad.a^ |
tensas de origen.priniitlYQ,,.cpnsideradas como básicas por estos mo-^*
livüs. Su existencia determina en parte la organización que el gru­
po adopta y el modo en que encara la tarea que debe realizar; por
lo tanto la cultura del grupo mostrará siempre evidejidas_de.ÍQS-Su-
p u e sto s básicp.^,§,qb.y.^ejRL§.§j..9>dej.p^.rUcy 1.ac.5UpW£SJULlL4§Í£?«3^dyo^
en ese momento.
Los impulsos emocionales subyacentes en el grupo, las suposi-

^ El término «función», tal como lo utiliza Bion, incluye el sentido matemáti­


co, el filosófico y el del lenguaje ordinario, con la expres| intención de que conser-
ye la penumbra
24 GRUPOS

Clones básicas, expresan algo así como laiuasías^crupales,^^de tipo


1 omnipotente \ máirico. acerca, del modo dti.Qb,tenéí*5ÍiTXr06Sj^sa-
1 pest^os. Estos impulsos, que se caracterizan por lo irra-
cional de su contenido, tienen una fuerza y realidad que se mani-
■’Tie'sia en la conducta del grupo. Es importante destacar que las su­
posiciones básicas sonJnconscientes, y muchas^ veces opuesta_s„a Jas
i opiniones conscientes v racionates de los miembros que componen
el grupo.
El término grupo bajo deicrmmado supuesto básico se refiere
' a la particular estructura y organización adopta Ja por el grupo en
1 función del supuesto básico en actividad. Opuesta a esta estructura
está aquella basada en el grupo de irabujo, concepto que se expli­
cará más adelante.
Los supuestos básicos jerarquizados por Bion son jre s . El pri­
mero de ellos es llamado supuesi(¿, bdÜí^QrdíLd^pgIkd^aÓíL,{^^^) y
puede ser reformulado en términos narrativos; el grupo sustenta la
convicción de que está reunido para_qu¿^algu[en,_de quien el grupo
(^lepende en forma absoilifa.,.provea la satisfacción,de.todas.sus.ne/
cesidades y deseos. En una formulación más modelizada la creen­
cia colectiva es que existe un objeto exteniQ— cuva función es pro-
veer seguridad al grupo, «organismo inmaduro». En otra termino­
logía, es la creencia en una deidad protectora cuya bondad, poten­
cia y sabiduría no se cuestionan.
El supuesto básico de ataque-fuga.í sbF) consiste en la convic­
ción grupal de que existe un enemigo, y que es necesariojifacaria
o huir .de él. En otros términos, el objeto malo es externo, y la úni­
ca actividad defensiva trente a este objeto es su destrucción (ata-
que) o evitación (huida). ""
E\jupuesio básico de üpcireamic.t\to (sbA) es, en términos
narrativos, la creencia colectiva e inconsciente d^_ qué, cualesquiertt^
^ e s^an los problemas y necesidades actuales del gippo, un.hedió
futjjro o un ser no nacido los resolverá;,es decir, hay esperanza de
j 2po mesiánic^. Esta esperanza, irracional y primitiva es lundamen-
tal para definir el supuesto básico de apareamiento. Muchas veces
la esperanza está puesta en una pareja cuyo hijo, no concebido aún,
será el salvador del grupo. Lo importante en este estado emocional
es la idea de futuro, y no la resolución en el presente. En términos
religiosos es la esperanza de la aparición de un mesías.
Resumiendo lo expuesto hasta ahora, podemos decir que los
supuestos básicos son el equivalente, para el grupo, de-Luaf^'as^om-
nijoojentes acerca del modo en que se resolverán sus dificultades.
Las técnicas que utilizan son mágicas. Todos los supuestos básicos
GRUPOS 25

son estados QmodoM^nSÍ^ÚiSJiXQL^


_ar^prendizaj£j)^^^^ aprendiza|g..que^implica
”ijuiorlV^oh t^to^eonüa^tealidad
La conceptualización de los tres supuestos básicos permite or­
denar la muchas veces oscura situación emocional de los grupos. Al
delimitar tres grandes configuraciones emocionales específicas, el
observador dispone de un nuevo instrumento para la comprensión
de los fenómenos de los que participa. La similitud de los rasgos de
las suposiciones básicas con los fenómenos descritos por Melanie
Klein en sus teorías acerca de objetos parciales, ansiedades psicó-
ticas y defensas primitivas^ permite suponer que ios fenómenos de
supuesto básico son reacciones grupales defensivas a las ansiedades
psicóticas reactivadas por el dilema del individuo dentro del grupo
y la regresión que este dilema le impone.

GRUPO DE SUPUESTO BÁSICO

¿De qué manera funciona un grupo en el cual predomina un


determinado supuesto básico? En cada caso es necesario analizar
las estructuras que se van configurando, tomando en cuenta el su­
puesto básico en actividad y las necesidades y opiniones individua­
les de los miembros del grupo, en coincidencia o no con el supues­
to básico.
_Los_mdiyiduos que participan en la actividad llamada supuesto I
básico lo hacen en forma automática e inevitable, no neceshañao I
para ello ningún entrenamiento especial, ninguna experiencia emo­
cional ni madurez mental. La participación no requiere de los inte­
grantes capacidad de cooperación, capacidad que es un requisito
fundamental para la participación en la actividad mental denomi­
nada grupo de trabajo. Para diferenciar la participación espontánea
p el grup.ü^de..supuesUQ..bisi.90 de la,paüCÚCÍPACÍÓ;i, ^
_Cfi.nsciente, en el grupo de.trabajo,*Bion propone reservar la pala-
bra cooperación para esta última, y llamar valencia a la capacidad
primaria de participar en la actividad mental j el quehacer grupaL
"Je acueFdo con los supuestos' Básicos.
Valencia, término tomado de la química, señala la mayor o me-1
ñor disposición del individuo para Jad oe siT-1
puesto básico. Con esta analogía, Bion quiere jerarquizar su opi-1
nión de que esta capacidad, si bien se manifiesta o deduce de fenó-

M. Klein, loe. cii.


'I

GRUPOS

menos psicológicos, caracteriza un nivel de comportamiento más si-


milar al del tropismo de las plantas qi^e a una conducta intencional.
terapeuta del gruj:>ü también participa de este nivel de funciona­
miento, y enfrenta en el grupo el mismo o parecido dilema de to­
dos los integrantes.
Los g ru p o s de supuesto básico, o grupos básicos, como tam­
bién ios denomina Bion, tienen ciertas formas típicas de organizar­
se, en particular en lo que a comportamiento y liderazgos se refie­
re. Las descripciones que se hacen a continuación son tomadas pre­
dominantemente de situaciones de pequeños grupos terapéuticos
conducidos con la técnica propuesta por Bion. Los conceptos, sin
embargo, pueden también aplicarse a la comprensión de grandes
i grupos humanos, como el ejército, las comunidades religips^^ iTs
1, cÍases_socia|es, o cualquier otra división de la sociedad que se con-
' skíere grupo.
La cultura llamada grupo de dependencia, basada en el supues­
to básico del mismo nombre, se organiza buscando un líder que
cumpla con la función de proveer las necesidades del grupo. Este"
rol, en el grupo terapéutico, es fácilmente atribuido al terapeuta
que lo coordina, observándose con frecuencia que la idea de «reci­
bir tratamiento» tiene un significado de expectativa que va mucho
más allá de lo que racionalmente parece lógico. grupo de depen­
dencia se comporta frente al terapeuta como si estuviera convenci­
do de que toda la labor deberá ser emprendida por éste; la pérdida
casi total de juicio crítico, la pasividad->n otras forrrras de conducta
evidencian esta configuración. El grupo puede organizarse como es-
colares frente a un prqfe^r del cual esperan recibir instrucción, o
exigirle que la provea; puede también funcionar como un grupo de
adeptos a una idea o a una persona cuya bondad no se cuestiona;
o como un grupo de niños que espera ser tratado por turno y en
forma individual.
El terapeuta comprometido como lo está en la situación emo­
cional del grupo, percibirá la molestia asociada a la frustración de
las expectativas grupales que no satisface al realizar su labor inter­
pretativa. Si, a través de su señalamiento de la fantasía grup aj^, des­
miente su rol de proveedor o sugiere la necesidad de esclaTéceTl^r
situaciones subyacentes —sugerencia que representa para el grupo
una negativa por parte del terapeuta a asumir e lio j que se le ha
adjudicado y la exigencia a funcionar en un nivel más adulto— el
grupo puede reaccionar, ante el peligro que lo amenaza, de m ^oíT
muy diferentes.
Una posible respuesta es que el grupo, manteniendo su supues-
GRUPOS 27

tü bási(;.^^busque en QtjüL.pei5oiia oidea^Llícler deificadQ. A ve-^


ces, es el miembrpjmás.ej^^ del grupo el que reemplazg,cpmp
J íd'er la figura del terapeuta. En otras oportunidades, el liderazgo
se coloca en la historia del grupo, la «biblia» del grupo, dedicándo­
se mucho tiempo a su confección y enseñanza. Esta actividad, que
consiste en un recordar o apelar a las tradiciones del grupo, actúa
como un^ jupemoria» que se opone a la evqluci^ de cualquier idea
nueva.
Otra vicisitud es la sustitución del supuesto básico de depen-
luaciíL]2fí.r.iílíü.supuesto básico con el correspondiente cambio del
clima emocional, liderazgos y roles. En casos extremos de conflicto
con la idea nueva (en nuestro ejemplo la idea propuesta por el te­
rapeuta con su interpretación de la mentalidad grupal), el grupo
puede reaccionar produciendo una nueva forma de organización,
que necesita de la participación de algún grupo externo. Esta for­
ma de reacción llamada forma aberrante, consiste, en el caso del
grupo de dependencia, en el intento de presionar a través de la ac­
ción sobre algún grupo externo, para influirlo o ser influido por éste.
Debfdo a su propia valencia el terapeuta del grupo está siem­
pre expuesto a funcionar H el nivel del supilésto básico. Esto se
pone en evidencia a través de cambios en su actitudrQ4UPj^|j^0WO-.
nes de su técnica; por ejemplo, dar interpretaciones "al indrviduo
dentro del grupo*, ^n lugar de mantener su enfoque spbre^el^^rupo
como totalidad. Con esta conducta ayuda a dar cuerpo a la creen­
cia' colectiva de que es una especie de deidad, reforzando así el rol
que se le atribuye. Estas y otras respuestasTemocionales del tera­
peuta pueden ser vistas como fenómenos relacionados con la difi­
cultad de mantener un nivel científico de trabajo en un campo tan
perturbado como es el grupo de supuesto básico.
La cultura llamada^w^o^tfe ataque-fu^a encuentra su líder en
personalidades paranpides. El líder debe dar sustento a la idea de
’q^iie existe un enemigo dentro O-fuera del grupo del que es necesa­
rio ¿efender^^o huir. En los grupos terapéuticos el enemigo puede
ser un miembro del grupo, la persona del terapeuta, sus palabras,
la enfermedad física o mental, etcétera.
El grupo puede adoptar una organización en la que se destaca
la actividad evitativa de cualquier manifestación del «enemigo», o
responsabilizar a cualquier persona o subgrupo y atacarlo en con-
secuencia. Cuando el terapeuta es considerado el «enemigo», el gru-
po ^^coijtp.Qrta.ignorando-sus-.iiuerveacÍQnes^ q demostrando m
desprecio a través de palabrasj) actos.^La hostilidad, así como en
el caso anterior la dependencia, puede asumir diferentes formas; la
2h GRUPOS

íonnu abcrraiue de este tipo de cultura son actividades tendentes a


tomar posesión de la persona del terapeuta, o de grupos externos,
^^0 a ser poseídos por un grupo exterior, sus ideas u opiniones.
En la cultura llamada uruvo de apureamiento, el liderazgo está
relacionado con una pareja que promete umhijo^o alguna idea re-
j japionada con el futuro; el líder es algo o alguien que no ha nacido
1 aún. La pareja puede establecerse entre dos integrantes que dialo­
gan; el resto del grupo no sólo tolera sino que estimula esta rela­
ción. No reacciona con celos ni con rivalit|ad, ya que esta pareja es
ccMÍsideráda como conteniendo la esperanza del nacimiento de un
futuro líder que salvará al grupo. Se trata de la esperanza mesiáni-
ca de que una idea o una persona librará al grupo de sus sentimien­
tos de odio, destrucción o desesperación. Es claro que, para que
I esto suceda. ]a esperanza mesiánica no debe verse realizada nunca.
En la cultura dominada por este supuesto básico, el terapeuta, con
su curioMvf.ul altamente estimulada, puede también participar de la
esperanza mesiánica, con la consiguiente pérdida de su eficacia
como observador. La forma aberrante de este tipo de grupo es la
tendencia a la escisión.
Frente a la amenaza de la evolución de la idea nueva (que Bion
llama, en otro contexto, idea mesiánica y que debe diferenciarse de
la esperanza mesiánica) el grupo puede, defensivamente, escindir­
se. Producida la escisión, una parte del grupo seguirá conteniendo
la esperanza mesiánica, es decir, continuará bajo el supuesto bási­
co de apareamiento. Las vicisitudes de la otra parte dependerán de
una serie de factores, entre ellos su tolerancia a la idea nueva y su
tendencia a funcionar nuevamente como grupo de supuesto básico.
Es importante destacar que la forma aberrante de cultura apa­
rece siempre que el grupo tenga que encarar una idea nueva que
promueve evolución y que no puede instrumentar en una cultura
de grupo de trabajo, ni neutralizar en una cultura de supuesto bá­
sico. La idea nueva, en su evolución, amenaza la estructura del gru­
po básico, trayendo aparejada la posibilidad de la situación deno­
minada por Bion cambio caiasirófico.
\ Los supuestüsj3ás2cp¿j^edei).altern.ar..d.Q.ntrp de_.un.u,rai^.mtt se-
1 ^ ó n , p jnantenerse durante muchos meses; j tunca CQei^.iil,en._ Las
emociones asociadas a ellos pueden ser descritas en los términos ha­
bituales de angustia, miedo, amor, sexo, odio, etc.; sin embargo la
angustia en un grupo de dependencia tiene una cualidad diferente
de la angustia en un grupo de ataque-fuga o de apareamiento; y lo
mismo sucede con las otras emociones.
A través de las descripciones que hemos hecho, queda clara-
GRUPOS

mente en evidencia que los métodos con los cuales el grupo se ma­
neja cuando está funcionando bajo un determinado supuesto son i
jprimitivos y muy alejados de la realidad. La tenacidad con q|ue el'l
grupo básico se adhiere a estos métodos primitivos se debe a la in­
tensidad de los sentimientos que están en juego y a los mecanismos
de identificación proyectiva que utiliza para defenderse de las an­
siedades psicóticas.
Una característica común a todos los grupos de supuesto
básico es la hostilidad con que se oponen a cualquier esn'mulo I
hacia el crecimiento o desarrollo. En el grupo terapéuTico, el^
estímulo hacia el crecimiento está en directa relación con el
insight; el grupo de supuesto básico se opone hostilmente a esta
posibilidad.
Otra característica se refiere al len^^uaje^y uso.. En el gru­
po básico, el lenguaje no aparece desarrollado como^úna forma de
pensamiento sino utilizado como uniform a .d^ a c ^ Puede de­
cirse que es un lenguaje des o ja d o de su cualidad comunicatjva,
cualidad que depende en parte de la formación y uoIízTci^'de sim-
bolos. El lenguaje del grupo básico tiene, en este sentido, más se-
mejanzas con el lenguaje del psicóticq^ue con el lenguaje del neu­
rótico ."^Él grupo de supuesto básico no incluye la noción de tiempo,
y por lo tanto no tolera la frustración. Esta situación está estrecha­
mente relacionada con su incapacidad para desarrollar un lenguaje
simbólico que sea un preludio a la acción, o lenguaje de logro, como
también lo llama Bion.
Para Bion los supuestos básicos son construcciones crudas, fun­
damentales y primitivas. Así, por ejemplo, el de lucha-fuga podría
expresarse también en términos de la química de la adrenalina o de
las relaciones glandulares, el de dependencia, con la imagen de la
boca cerca del pecho o succionando del mismo, etc. Por otra parte,
afirma que para que una teoría sobre la «dependencia» sea consi­
derada buena debe evocar algo que uno pueda ver en el mundo en
que uno vive. La teoría general puede resultar adecuada para una
aplicación amplia, pero en la práctica, en el mundo de la realidad,
nos encontramos siempre con la situación precisa y particular, no
con la general.
Hubo una evolución en el pensamiento de Bion con respecto
a la dinámica y al funcionamiento de los grupos, si consideramos el
período transcurrido desde 1961 a 1970. El modelo bipolar propues­
to inidalmente (el grupo con predominio de los supuestos básicos
en contraposición dialéctica con el grupo de trabajo) sería sustitui­
do por la relación entre el místico (genio) y el grupo.
3U GRUPOS

Según Gaburrí (1981)’, resulla convincente la analogía entre


los tres supuestos básicos con las tres figuras que el pensamiento psi-
coanalítico ha establecido como fantasías originarias: la fantasía ori­
ginaria de seíiacdóu.Cconfianz.a) es equiparable al supuesto básico
de de£en¿encú(; Iíí fantasía originaria de la^castración (persecución)
se puede comparar con el supuesto básico de^ucha^-fuga; y la fan­
tasía originaria de la escena primarui (esperanza) correspondería al
supuesto básico de apareai^enio'.*^ En ¿Tseg'iintío modelo bioniano
de 1970, la unidad afectiva entre los miembros del grupo de traba­
jo es comparable con la relación de reciprocidad entre el místico y
el grupo. Los grupos especializados de trabajo (iglesia, ejército,
aristocracia, etc.) se encontrarían transformados en el segundo mo­
delo de Bion en el «grupo institución».
Así como Freud puso más el acento en el aspecto introyeciivo
de la figura del líder por parte de los miembros del grupo, Bion pos­
tuló que en el grupo de supuestos básicos, éste se forma en función
de una necesidad proyecti\a de los miembros hacia el líder.
Estos modelos grupales han jugado en la mente de Bion un rol
importante en la evolución de sus ideas, enriqueciendo su compren­
sión de los pacientes psicóticos.

TRABAJO

Al hablar de los supuestos básicos nos hemos referido predo­


minantemente al nivel emocional primitivo que se manifiesta en
todo grupo. Es necesario entender que este nivel primitivo coexiste
siempre con otro nivel de funcionamiento, que es el del grupo de
trabajo.
Grupo de trabajo es un término utilizado por Bion para refe-
rirse a un tipo, particular de mentalidad grupal, y a la cultura que
de éste se deriva. El grupo de trabajo (gt) requiere de sus miem­
bros capacidad de cooperación v esfuerz,o:,no se da ppr^.yajenda,
sino por una cierta madurcY, v entrenamiento para participar en él.
Es un estado mental que implica contacto con la realjd^d, toleran­
cia a la frustración, control de emoci.ones; eiLanálogo, en sus caracú
terísticas. al Yo como instancia psíquica descrito por Freud“.
La organización del grupo (cultura grupal) en función de la
mentalidad grupal grupo de trabajo es distinta de la organización

^ l: Ciaburn y A Fcnu, Clli ^iviluppi Klciniuni e litan (imprimicndosc).


'' S Froiid. «121 VI) V el cllu». tac. cii.
1

GRUPOS 31

(cultura grupal) resultante del supuesto básico. En este nivel de fun­


cionamiento del grupo de trabajo la tarea realizada poi~ el grupo su­
pone la utilización de métodos racionales y científicos en su abor-
daje. El líder (gs. aquella.persona capaz.4£Lsex-eliciente en propor-1
cionar una posibilidad para que dicho abordaje se realice. La ta-fl
£ea, que puede ser doloroso y_ madu¿acm^
^ el^grupp.y en sus, miembros. En el grupo te ra p éu tico , el tera-f
peuta es un líder de esta función.
El intercambio verbal es una función del grupo d e trabajo, y
la acción que de ella resulta también lo es. El grupo de trabajo,
que tolera la frustración, permite la evolución de ideas nuevas; és- j
tas no son deificadas, ni negadas, ni expulsada"?^ ni su a v ^ c e e‘s*5bs-
truido, como sucede en el grupo de supuesto básico.
La coexistencia del grupo de supuesto básico y del g ru p o de tra- ij
bajo determinan un^ conflicto permanentemente plante=ado y~siem- | |
pre recurrente dentro del grupolLg, acTividá^líej. g ru p o de trabajo
el gcupjo.de supuesl.Q..bJ,sicp;_la ten d en cia a la di­
ferenciación del individuo se contrapone a su tendencica regresiva a
no hacerlo. El conflictCL..puede ,formulars&.*da-divei:sa&-majieras:
como conflicto entre la idea nueva y el grupo, entre ^1 individuo
como pejsonaj^comojniem^ del^grupo^ntre el g ru p o de traba­
jo y el de siipiipsto g»~np» de »;i"ipiif^<}to b á sic o se opone~a
Ja ,icJ.e,a.,í)ueva en la forma expresada en todas las consideraciones
anteriores sobre el tema; el grupo de trabajo y el indiv iduo dentro
del grupo enfrentan el dolor de contraponer ambas ten d en cias. El q |
mdividuo como persona dentro del grupQ-de..trahaio e s .tá expuesjo « |
al inevitable componente dejs.ol.edad, aislamiento v dolo r asociados \ \
al crecimientoj/^^k eyqlucjón^.

Un punto que no incluimos en nuestra edición anterior y q u e Bion expone


en su libro Experiencias en grupo (Buenos Aires, Paidós, 2.* ed., 1 9 7 2 ) se refiere al
concepto deCsistiema proiomentafT\
Bion subraya que la estructura psicológica.del grupo com plejo, como ha sido
denominado,^del grupo de trabajo (gt) es muy poderosa; es u n ^ e stru c tu ra muy vi-
tüL pero los individuos en el grupo temen en forma compietamente ^«proporcio-
nada ser ahogados o invadidos. |iQj lQs e.sta.dP3.-emacionalcsjdel su p u e sto básico. El
empeño puesto en esta lucha mide la fuerza de las emociones del su p u esto básico.
A estos temores hay que añadir el provocado por f(e l^s
con Jas que el grupo .tiene que enfrentarse.,
Cuando en un grupo las fuerzas en conflicto pueden ser caracte rizadas como,
por ejemplo, grupo de trabajo (gt) versus supuesto básico de dep en d en cia (sbD), po­
demos preguntarnos por el destino del supuesto básico de a p a ream ien to (sbA) y por
el de ataque-fuga (sbF). Asimismo, podemos vincular esta pregunta c o n otra: ¿a qué
se debe que las emociones ligadas a un supuesto básico se m a n te n g a n unidas entre
sí con tal tenacidad?
í

32 GRUPOS

GRUPO ESPECIALIZADO DE TRABAJO

La sociedad como grupo también presenta fenóm£llos_de su­


puesto básico. En su crecimiento, los grupos sociales hañTésueltcT
en parte este problema delegando, por así decirlo, en determina-
I ^is subgruj50s, la función de contenerlos e instrumenjtados. Bion
1 llama ^jAjiQ^especializado de trabajo a estas organizaciones e institu-
' ciones.

A tm de dar respuesta a estas dos preguntas (destino de los supuestos básicos


no operativos y tenacidad de emociones de supuesto básico), Bion propone postular
la existencia de lenómenos «protonientales».
Este concepto trasciende la experiencia pero Bion lo considera necesario para
. exponer sus ideas.
El estado o acjiyi.dad protgmeniyl no puede ser caracterizado ni como psíquico
i ni cómo físico; cúándo evoluciona da lugar a fenómenos psíquicos o físicos. Es un
i sistema dondeJp^£sjguicu.óJ.U..fLiCó ¡a: hallan indiferencig^jos; es una matriz de la
que surgen los fenómenos.
I .De esta matriz (sistema protomental) parten las emociones propias de un su-
I jiuesio b^>jco, que en determinado momento y tenazmente domina la vida mental
del grupo. Los supuestos básicos no operativos quedan confinados en el sistema pro-
tomeiual
i sius nni.'.K-s pioioment.iles son los que dan origen a las enícrmedades de grupo.
Én síntesis, la matriz de las enterrnedades debe buscarse en: 1) la relación del
individuo con un determinado supuesto básico, ya sea que trate de preservarlo o
que luche contra él, y 2) en las etapas protomentales de los otros supuestos básicos
no operativos o activos en ese momento.
Ambos conceptos, el de sistema protomental y las teorías de los supuestos bá­
sicos, pueden ser usados a fin de proveer un nuevo enfoque de las enfermedades fí­
sicas. Recordemos que los sistemas protomentales (pmA, pmD, pmF) forman una
base o matriz de los grupos y que al evolucionar aparecerán, ya sea como fenóme­
nos psíquicos vinculados al supuesto básico activo o como fenómenos físicosi Clasi-
. I ficar las enfermedades físicas llamadas tambii^ psicosoÍTratTcás ■por su o_rigen en un
deianiinadq siíiema. prütomcniíii conjuntamente con la estructura emocional aso­
ciada, es abrir una perspectiva de investigación en medicina psicosomática que des­
borda los conceptos psicosomáticos actuales, otorgando a la enfermedad física una
dimensión grupal todavía no explorada.
Asimismo, el campo de aplicación del concepto de sistema protomental puede
ser continuado en forma especulativa en la esfera del dinero y su uso. Bion parte
de la idea de que el valor del dinero no tiene sólo un origen comercial derivado del
valor de los objetos y de la necesidad de intercambio, sino que es posible detectar
un origen grupal vinculado a un supuesto básico particular, evolucionado del siste­
ma protomental
La moneda tío habría nacido por la necesidad de trueque sino,que, por el con­
trario, el comercio en su necesitada búsqueda de un valor aceptado grupalmente, en-
cpptró en la moneda un elemento que era utilizado por los grupos como, por ejem­
plo, el «precio de la novia*- y también como medio de compensar a un grupo por la
pérdida de uno de sus miembros.
La idea no es suscribir el uso de moneda o las fluctuaciones monetarias a niii-
GRUPOS 33

Aplicando estas hipótesis es posible considerar Hertns institu­


ciones como la Iglesia, el ejército, etc., como subgrupos cjue cum-
. jDlen la función de grupo especializado de trabajo para el resto de
la sociedad. Desde este punto de vista, la Iglesia, con su organiza-
ción y estructura, se especializa en la instrumentación del ^upuesto
básico de dependencia; el ^iército. en la instrumentación del su-
’puesto básico de ataque-fuga, ahorra al resto de la sociedad la la-
Bor^^e'cóhíehTf^Yé^sup básico. Pueden encontrarse grupos
especializados en el supuesto básico de iipa^eamiento; la aristocra­
cia como clase social, con sus ideas de raza y nacimiento, podría
ser un ejemplo.
El fracaso de uno de estos subgrupos institucionalizados en con­
tener eficazmente el supuesto básico —porque éste se halla espe­
cialmente activo o porque por algún motivo es sustituido por otro—
provocará reacciones en el subgrupo o en la sociedad de la que for­
ma parte. Se producirá entonces una nueva y diferente estructura­
ción, que podrá evolucionar hacia el cambio o bien reactivar las ten­
dencias a evitarlo. El concepto de grupo especializado de trabajo
aporta una nueva perspectiva para la comprensión de los comple­
jos fenómenos de la sociedad en general.
Bion señala también que es necesario desarrollar una sensibi­
lidad capaz de detectar cuál es la emoción común a la rn.ayi>iía de^
los miembros de un grupo. Él análisis grupal dependería entonces
"de la evaluación de lo esencial de una emoción manifiesta.

CAMBIO CATASTRÓFICO

Cambio caiastrófico es un término elegido por Bion para seña­


lar una conjunción constante.de hechos, cuya realización puede en­
contrarse en campos diversos, entre ellos la mente, el grupo, la se­
sión psicoanalítica y la sociedad. Los hechos a los que la conjun­
ción constante se refiere pueden ser observados cuando aparece una
idea nueva en cualquiera de las áreas anteriormente mencionadas.

gún supuesto básico en particular, aunque es posible detectar un particular tipo de


relación, dado que el dinero no es el mismo en un grupo o sociedad en guerra bajo
el supuesto básico de ataque-fuga (sbF), que en sociedades religiosas, sino que así
como los conceptos de sistema protomental pueden ser usados para añadir compren­
sión a la enfermedad física y psíquica, se puede agregar conocimiento a la ciencia
económica considerando la enfermedad de los mecanismos de intercambio.
_La fluctuación en el valor de la moneda estam fuertemente ligada al supuesto
básico activo y dependería del sistema protomental.
34 GRUPOS

La idea nueva,coniienc.para liiou unai.uefza.palencialrnenULilL-


__rupiLya^ue violenta en menor o mayor tzrado la estructura del cam­
po en el que se manifiesta. Así un nuevo descubrimiento violenta la
estructura de una teoría preexistente, un revolucionario la estructura
de la sociedad, una interpretación la estructura de la personalidad.
Refiriéndola en particular a los hechos tal como suceden en los
pequeños grupos terapéuticos, la idea nueva expresada en una inter­
pretación o representada por la persona de un nuevo integrante, pro­
mueve un cambio en la estructura del ttrupo. Una estructura se trans-
kiopa eiLOtra a través de momentos de desorganización. dQ|or y. frus-
ij}ic|ón:.„el crecimiento estará en función de estas yicisiUJ.d.SiU
Utilizando el modelo de continente y contenido, es posible es­
tudiar estas vicisitudes sin referirse cada vez al campo particular en
el que se producen. Es posible referirse a la idea nueva ¿-orno un
conienido y al grupo, la mente, la sociedad, como continente, y es­
tudiar sus interacciones posibles (ver cap. III).
Estamos ahora en condiciones de especificar los hechos que
Bion liga con el término cambio catastrófico. Éstos son violencia,
invarianciü y subversión del sistema; elementos que, por otra parte,
considera inherentes a toda situación de crecimiento. El término in-
vanancia se refiere a aquello que permite reconocer en la nueva es­
tructura aspectos de la anterior (ver cap. IV).
Las vicisitudes de la idea nueva-contenido dentro del grupo-
continente ya han sido en parte relatadas al describir las tendencias
evitativas del grupo de supuesto básico frente a todo lo que impli­
que evolución. Las tentativas de expulsión, deificación, dogmatiza-
¿ipn de la idea son reacciones defensivas ante el cambio catastrófico.
Podemos aplicar este modelo a cualquier grupo científico, re­
ligioso, terapéutico, social. Freud, por ejemplo, fue portador de una
idea nueva > revolucionaria; hubo grupos que rechazaron y expul­
saron sus ideas y otros grupos, en cambio, se organizaron alrede­
dor de su persona, formando instituciones que cumplieron con la
función de contener sus ideas y transformarlas. En un contexto muy
diferente. Cristo y sus ideas provocaron reacciones defensivas y. de
escisión en grupos en los que puede encontrarse la misma configu­
ración subyacente.

EL MÍSTICO Y EL GRUPO

El individuo excepcional puede ser descrito de diferentes ma­


neras; se le pne^éGlfnTíaTg'enio, místico o mesías. Bion utiliza pre­
GRUPOS 35

ferentemente el término místico para referirse a los individuos ex­


cepcionales jnjm alquiercam ^ sea ,éste el científico, el religioso^ |
e] artjSjicQ,u^Qtro.-Utiliza la palabra Éstabíishment (término actual- *
mente en boga que designa a las personas que ejercen el poder y
la responsabilidad en el Estado o en otras instituciones) para deno­
tar todo aquello que, por extensión, ejerce estas funciones en la per­
sonalidad o en el grupo.
. El místico o genio, portador de una idea nueva, es siempre dis- j[
ruptivQJ^ra dj> rupQ ;_ei¿i^ proteger al grupo I
de esta djsrupción. El problema planteado por la relación entre el *
místico-genio y la institución tiene una configuración emocional que
se repite a lo largo de la historia en formas muy variadas. El mís-
tico n<^ctúXdiAsLEsMtúhImienL.\..i'¡,X.t del místico-genio: el grupó*
institucionalizado (grupo de trabajo) es tan esencial al desarrollo
del individuo como éste lo es al primero.
El místico-genio puede presentarse ante el grupo como revo­
lucionario, o sostener, por el contrario, que está en un todo de
acuerdo con las leyes que rigen el grupo. Puede ser creativo o ni­
hilista, y seguramente será considerado, en algún momento, o por
una parte del grupo, como tal. De hecho, todo genio, místico o me­
sías es ambas cosas, ya que la naturaleza de sus contribuciones será
seguramente destructiva de ciertas leyes, convenciones, cultura o
coherencia de algún grupo, o de un subgrupo dentro de un grupo.
La fuerza disruptiva del místico-genio queda limitada por el medio
de comunicación en el que se vehiculiza su mensaje; y dependerá
del lenguaje de logro su cualidad creativa y promotora de cambios.
El Establishmem tiene como una de sus,funcÍQnes,lo2iar una ade-
cuada cqn^£cjón y. rspreséflLaci.ÓJ3..,dé.la_i.(^^^^ creadva o ge-
niari hmiuan^o en^parje^^^ al mismo tierrípo"'Ha­
ciéndola a^.^sjb]e a los mien\i?.rjos.del g¿:upcuqüe3'o“s ^ 3 S I 3
^Tlector puede encontrar múltiples ejemplos de estas configuracio­
nes en campos tan variados como la historia de las religiones, el des­
cubrimiento del psicoanálisis y su institucionalización, los descubri­
mientos en ciencia, etcétera.
La relación entre el místico-genio y el^rupo puede pertenecer
a una de tres categorías. ^^^^ comensaj^ si^^ oarasi-
taria. En la relación c ^ e n s ^ l, el místico-genio y el grupo cpe)i;j§(ep
sin¿fe_ctarse^^u|M^^ no hay confrontación ni cambio, aunque
éste puede producirse en cuanto la relación se modifique. En la re­
lució hay confrontación que, en último término, s^^á l;)e-
neficJosa para ambos: las ideas del místico-genio son analizadas y
tenidas en cuenta, sus contribuciones generan hostilidad o benevo-
30 GRUPOS

lencia. Esta relación produce crecimiento, tanto en el místico-genio


como en el grupo, aunque este crecimiento no es siempre fácilmen­
te discernible. Las emociones predominantes son amor, odio y co­
nocimiento (ver cap. VI). En la relación parasitaria, donde la en­
vidia es un factor central, el resultado íe la asociación es la
Trüccióñ~y"erdes"pojó“cle ambos, del místico-genio y del grupo. Un
ejemplo, entre muchos posibles, es el de un ^rupo que p^ppmueve
a un individuo, e.xcepcional por su mlj^reaiivo-disruptivo, a una po-
’sicToHTir'er’S ^ ^ donde su^uerza es aBsorBT3á en funcio­
nes administrativas.
La configuración recurrente en estas descripciones es la de una
fuerza explosiva con un marco que intenta contenerla. En el caso
del grupo, la configuración se da entre el místico-genio y el Esta-
blishmem, con sus funciones de contener, expresar e institucionali­
zar la idea nueva aportada por aquél, y proteger al grupo del poder
disruplivo de la idea.
II

PSICOSIS

En este capítulo se exponen algunos conceptos sobre la psico­


sis, sus manifestaciones clínicas y algunas hipótesis acerca de su ori­
gen y desarrollo. Para Bion es de fundamental importancia, en la
comprensión de los fenómenos asociados al proceso psicótico, la
conceptualización de personalidad psicótica, estado mental cuyas ca-
rcKrtcríSlicar^dan lugar a todas las manifestaciones que, de algún
modo, son susceptibles de observaciones en forma predominante
en pacientes seriamente trastornados
Los trabajos publicados por Bion sobre temas relacionados con
la psicosis son cronológicamente posteriores a sus trabajos sobre
grupos. Algunos de estos trabajos son predominantemente clínicos,
con presentación de material clínico de pacientes. Otros, más teó­
ricos, desarrollan hipótesis acerca del lenguaje y el pensamiento en
el esquizofrénico. Los trabajos de esta época (1950-1962) han sido
reunidos posteriormente por Bion en su libro Secof^d ThoughtsK
son discutidos en conjunto y en particular en el comentario final.
Los pacientes de cuyo tratamiento surgen algunas de las hipó­
tesis presentadas en este capítulo fueron tratados por Bion con un
encuadre psicoanalítico no diferente del empleado habitualmente
con pacientes neuróticos, aunque en algunos casos los pacientes te­
nían diagnóstico de esquizofrenia. La técnica utilizada fue siempre
exclusivamente interpretativa, tomando en cuenta tanto la transfe­
rencia positiva como la negativa; y con la aplicación, para la com-

‘ \V. R. Bion (1967), Second Thoughts, Londres, W. Heinemann, 1967.

37
38 PSICOSIS

prensión del material, de las teorías kleinianas de las relaciones par­


ciales de objeto, las posiciones esquizo-paranoide y depresiva, la
teoría de la envidia y los mecanismos de defensa primitivos, espe­
cialmente los de splimtij' e identificación proyectiva. Las descrip­
ciones clínicas muestran un sello de originalidad y singularidad en
su presentación, muchas veces basadas en descripciones sutiles de
conductas, movimientos corporales, tonos de voz y respuestas ver­
bales del paciente.
_ 'VxC i'is

EL INDIVirXJO Y LA PSICOSIS

El individuo, en cualquier etapa de su desarrollo en que lo con­


sideremos. enfrenta fenómenos emocionales de naturaleza diversa,
y los resuelve en forma particular. Dispone para ese enfrentamien­
to de la conciencia, que por analogía con los órganos de los senti­
dos es considerada por Freud corno «el órgano sensorial para la per­
cepción de las cualidades psíquicas»*. Bion postula su existencia
desde el comienzo de la vida, aunque sólo en forma rudimentaria.
Su desarrollo requiere estímulos, que son los sentimientos en un co­
mienzo y, posteriormente, toda la gama de fenómenos mentales. El
contacto con la realidad, interna y externa, está estrechamente re­
lacionado con este «órgano»; el modo de encarar dicha realidad de­
pende de su funcionamiento. Las múltiples experiencias del indivi­
duo en su contacto consigo mismo y con los demás implican una con­
frontación ineludible entre su tendencia a «tener conciencia» y «no
tenerla»; entre su tgj)denci;ia tolerarla o a evadirla. Esta confron­
tación y sus consecuencias configuran las diferentes mentalidades in­
dividuales, una de las cuales es la personalidad psicótica o parte psi-
cótica de la personalidad.
En este contexto, personalidad psicótica no equivale a un diag-
nósticü psiquiátrico,_sino_a un modo de fujKiqnamiento mental,
cxiexisteriie con otms modos de funcionamiento. Del predominio
de un modo de funcionamiento sobre otro resaltarán a la observa­
ción conductas que podrán, ellas sí, determinar un diagnóstico de
psicosis o neurosis en el sentido clínico. Para el psicoanalista, el
diagnóstico psiquiátrico tiene un valor relativo; la importancia del
diagnóstico existe para aquellas personas que se ocupan de la inter­
nación o cuidado físico de los pacientes; psiquiatras, enfermeras,

^ S, I-rcud ( lyOUa [1899);, »La mierprciación de los sueños», en Sigmund Freud.


ühra.s eompleias, vols. IV y V, Buenos Aires, Amorrortu editores, 1976.
PSICOSIS 39

personal especializado. El enfoque psicoanalítico es diferente, so­


bre todo si supone, como lo hace Bion, que todo individuo, aun el
más evolucionado, contiene potencialmente funcionamientos men­
tales V respuestas derivadas de la personalidad psicótica y que se ma­
nifiestan como una seria hostilidad contra d aparato mental, la con­
ciencia de sí mismo y la conciencia de la realidad interna v externa.
E l'^ jetiv o esencial del analista es comprender e interpretar tales
fenómenos que se presentan a su observación.

PERSONALIDAD PSICÓTICA

El concepto de personalidad psicótica se refiere más a un es-,


tado mental que a un diagnóstico psiquiátrico: el término delimita
un modo de funcionamiento mental cuyas manifestaciones se evi­
dencian en la conducta, en el lenguaje y en el efecto que tienen so­
bre el observador. Bion considera que este estado mental coexiste
siempre con otro estado mental que es conceptualizado como “per­
sonalidad no psicótica”; el individuo en análisis presentará eviden-
Fia?~(Jelimbos, con ^edominio de uno o de otro, y con diferentes
grados de estructuración y estabilidad.
Es posible abordar la investigación de la personalidad psicóti­
ca desde diferentes ángulos: a través de sus manifestaciones en la
conducta o en el lenguaje, o bien a partir de ciertas hipótesis gené­
ticas que estudian su origen, su estructuración y su actividad. Es im­
portante discriminar los mecanismos mentales que intervienen en
su organización y estructura, y correlacionar estos mecanismos con
los utilizados por la personalidad no psicótica o parte neurótica de
la personalidad.
Entre los rasgos destacados de la personalidad nsicótica está la
intolerancia a_1^frustración junto con el predominio de los impul­
sos destructivos, que se manifiestan como un odio violento a la rea­
lidad tanto interna como externa, odio que se h á ^ extensivo a los
sentidos, a las partes de la personalidad y elementos psíquicos que
sirven para el contacto con dicha realidad y su reconocimiento, a
la conciencia y a todas las funciones asociadas con la misma^; en sín­
tesis a todo lo que tiene la función de vincular.

’ Estas funciones fueron especialmente descritas por Freud en su artículo «For­


mulaciones sobre los dos principios del acaecer psíquico» (1911b), en Sigmund Freud.
Obra.s cúmplelas, vol. Xll, Buenos Aires, Amorrortu editores, 1976; corresponden
a las funciones de consciencia ligadas a órganos sensoriales: notación, atención, jui­
cio, pensamiento, etcétera.

/ iÍL l
4U PSICOSIS

Debido a la imensidad de los impulsos destructivos, el amor se


torna en sadismo y el conOicto entre instintos de vida y de muerte
no alcanza a solucionarse. La personalidad psicótica se caracteriza,
además, por el.iemor-ü una aniquilación inminente, lo cual confi­
gura el tipo específico de relaciones objétales —entre ellas la trans­
ferencia analítica— que tiende a establecer; se trata de relaciones
precipitadas v prematuras que, a la vez que se instalan con tenaci­
dad, son sumamente precarias v frágiles.
L1 ataque dirigido contra aspectos del seif determina que las
principales actividades mentales, en especial el aparato de percep­
ción. así como también los vínculos con los objetos, aparezcan mu­
tilados y transformados en pequeñas partículas o fragmentos que
son expulsados violentamente. Estas partículas así evacuadas pue­
den ser experimentadas como poseyendo vida independiente e in­
controlada, que amenazan peligrosamente desde afuera. La evacua­
ción de dichas partículas se realiza por medio de la identificación
proyectiva.
El mecanismo de la identificación proyectiva fue descrito por
.M, K.lein'^ e incluido en sus hipótesis acerca del desarrollo emocio­
nal en los primeros meses de vida. La identificación proyectiva con­
siste en la fantasía omnipotente de que partes no desead.as.d£LÍu,per-
sonalidad y de los objetos internos pueden ser disociadas.-pu:oyec-
fát& y controladas en el.gb]etü_en el que se han proyectado. Este
mecanismo, que lorma parte de las defensas primitivas en los pri­
meros meses de vida, adquiere otra modalidad de funcionamiento
en el pasaje de la posición esquizo-paranoide a la depresiva. El fun­
cionamiento normal de la identificación proyectiva constituye uno
de ios factores principales en la formación ■de .j^ímbolos y en la co­
municación humana y determina la relación de empatia con el ob­
jeto, por la posibilidad de situarse eñ’élliífaV'del mro y compren­
der mejor sus sentimientos.
El mecanismo de identificación proyectiva descrito se caracte­
riza porque las partes del Yo y del objeto interno escindidas y pro­
yectadas en el objeto hacen que se lo experimente como controla­
do por los aspectos proyectados; el objeto es vivido, en consecuen­
cia, como aquello que se proyectó en él. Este mecanismo actúa in­
tensamente en las primeras épocas de la vida y tiene por función
aliviar al Yo de partes malas, preservar partes buenas protegiéndo­
las de un mundo interno malo, atacar y destruir al objeto, etc. Una

M Klein. <..Nüt.is bubie mecanismos esquizoides^^ Ri'v. de Psicuanáüsis,


sol. (), 1. 194h-iy4y.
PSICOSIS 41

de las consecuencias de este proceso es que, ai proyectar las partes


malas (fantasías y sentimientos malos) en un pecho bueno, el lac­
tante podrá —en la medida en que su desarrollo lo permita— rein-
troyectar lo proyectado en forma modificada, es decir, en forma
más tolerable.
Bion jerarquizó este mecanismo considerándolo como el ori­
gen de la actividad que luego se expresará como la capacidad para
pensar (ver cap. III). Por otra parte describió la identificación .pro- ^
vectiva patológica, mecanismo utilizado por la personalidad psicó­
tica. LFdéscríBió^mo consistiendo en una fragmentación violenta
del aparato psíquico en múltiples y diminutos trozos o fragmentos.
Esta expulsión o evacuación violenta conlleva a veces el depósito
de esos fragmentos en objetos del mundo exterior, formándose así
los llamados objetos bizarr^^Estos están constituidos por un con- ji.
glomerado no armoniosame)^ articulado de fragmentos del apara- '
to psíquico, objetos internos, partes del Yo. partes del Superyó y |
aspectos de nhjetm reales. Para la creencia del paciente, estos
objetos bizarros enquistan en los objetos reales, poseyéndolos. El
objeto poseído ataca a su vez la parte de la personalidad que le ha
sido proyectada, despojándola de vitalidad. El resultado será una
na c ió n continente-contenido llena de voracidad y envidia aue des- |
poja de significado y vitalidad al objeto_y..a^la relación. La partícula |
de personalidad sFEá transformado en una «cosa».
En términos de la teoría del desarrollo del pensamiento el ob­
jeto bizarro está formado por elementos beta, más restos del Yo,
del Superyó y de objetos externos. Los objetos bizarros, a la vez
primitivos y complejos, son de naturaleza muy diversa, ya que de­
penden de los aspectos yoico y superyoico fragmentados y proyec­
tados que invaden el objeto real. El intento del paciente psicótico
de utilizar estos elementos para pensar lo lleva a confundir objetos
reales con pensamientos primitivos y tratar a los objetos reales de
acuerdo con las leyes del funcionamiento mental, encontrándose
luego confundido cuando éstos obedecen a las leyes de la natura­
leza. J^^aparte^Mrói¡caLdeJa_^g£r^jMya¿ji^^
do real lo que la persona no psicótica ha reprimido: su inconsciente
parece haber sido reemplazado por un mundo de objetos bizarros.
Bion señala que jj_ p a q je n te psicnjjm se. mueve «no en un mundo 1
de ?^ueñív^»jónn pn iin rnim<jn de objctos bizarros que son análo20S i
a los cjue para la personalidad no psicótica constituyen «el moblaje
"dé lo ^ sü ^ ü s». Se siente encerrado en este mundo pues debe uti­
lizar estos objetos bizarros en lugar de usar lo que para la persona­
lidad no psicótica serían pensamientos. Sus dificultades provienen
42 PSICOSIS

u del daño en su formación simbólica. Disponer de símbolos y de la


posibilidad de fabricarlos sería la llave para el desarrollo del apa-
\ rato de pensaLperis;imienJc)s (ver cap. 111j.
Esta descripción permite entender que la personalidad psicóti-
ca carece de los medios esenciales para el desarrollo del pensamien­
to verbal,
Bion abstrajo un modelo, el de la relación «continente-con­
tenido», a partir de un aspecto particular del funcionamiento de
la identificación proyeciiva, que permitió un avance en el cono­
cimiento de dicho mecanismo. Según ese modelo, el lactante pro­
yecta una parle de su psiquismo, en especial sus emociones incon­
trolables que funcionan como contenido, en el pecho bueno-con­
tinente, para recibirlas de vuelta desintoxicadas y poder tolerar­
las. Utilizó los signos 9 y P^^a representar el continente y el
contenido respectivamente; estos signos, a su vez, denotan y re­
presentan.
Este modelo continente-contenido (9^^^ aplicable a múlli-
i pies situaciones, como lo veremos al estudiar los distintos temas de-
i sarrollados en este libro. Pero lo que queremos destacar ahora es
. el uso del modelo como uno de los rasgos. C-senciales de la identifi­
cación provectiva ane_jepresenta la relación dinámica de «continen-
ícj^^ontenido». Esta relación puede ser de crecimiento a,dejdecre-
cimiento. Es la calidad de la emoción que impregna la relación la
que determinará una u otra consecuencia. Así, por ejemplo, si la
relación está impregnada p ^ r la envidia, los elementos continente
y conteni^) son despojados de sus cualidades esenciales (significa-
cíÓT'vitáíídá'dj y configuran un modelo que es la atjtítesis del mode­
lo utilizado para el crecimiento. Bion utiliza el signo menos ~ (9 cf)
para representar esta última descripción. La relación psicoanalítica
provee experiencias emocionales que se aproximan a esta descrip­
ción.
Por contraste. 9'0" configurando un conjunto creciente es re­
presentado como + ( 9 0 ') . La diferencia esencial de -t-(9o") y
- ( 9 c f ) reside en el hecho de que + (9 c f) tiene posibilidades de
desarrollo y crecimiento, sobre la base de la tolerancia de la duda
y de la de un sentido_d5^infinilo. Bion caracterizó por un ■(punto)
estas em()cione^"Lál'órmu 1a de crecimiento quedaría así + ( 9 ‘Cf).
En cambio - ( 9 c f ) no se desarrolla; por el contrario, sufre per­
illa ne ntes a ia_que^ despojantes que pueblan el espacio mental de los
\ objeto^ bíz'áfrós-cosaLjñi sí 'mismas. Bion caracterizó esta fuerza
con el signo <—| . La formula en este caso del funcionamiento de
la parte psicóiica quedaría así - ( 9 * ~ t Cf).
PSICOSIS 43

La parle psicótica de la personalidad que funciona bajo el do­


minio de —(9cT) tiende a organizar un «Super»-yo, que se opone
por sus cualidades a todo aprendizaje por la experiencia. Este «Su-
per»-yo, como lo denomina Bion, se opone a todo desarrollo cien­
tífico y se rige por normas morales que ni siquiera incluyen la no­
ción de bien y de mal; surge de las consecuencias confusionantes
de la identificación proyectiva excesiva y patológica, y su criterio
«moral» podría definirse como afirmación de superioridad destruc­
tiva, determinación a poseer para evitar que lo poseído posea exis­
tencia propia.
El Superyó, tal como se lo entiende habitualmente, tiene el po­
der de despertar sentimientos de culpa. El «Super»-yo descrito por
Bion retiene este poder, pero con la característica de que la culpa
despenada es de calidad de culpa persecutoria extrema^. La perso­
nalidad psicótica utiliza este poder, como se puede observar en la
experiencia clínica con pacientes seriamente trastornados.
En síntesis, el factor central que diferencia la personalidad psi-
cóiica de la no psicótica, si es que es posible aislar tal factor, es el
ataqiip gáHlrn al Vn la matriz del pensamiento, junto con la iden­
tificación provectiva de los fragmentos, que tiene lugar en el co­
mienzo de la vida del paciente. La personalidad psicótica, a partir
de este punto, difiere más y más de la no psicótica; la primera no
evoluciona, la segunda sí. En la personalidad psicótica, el ataque
se va repitiendo y complejizando, no hay síntesis.posible sino aglo-
mer^jción: la identificación proyectiva así como el splitting son usa­
dos como sustitutos de la represión: los sentimientos envidiosos y
crueles hacen que los progpsos de incorporación de objetos (obje­
tos bizarros en este caso) se den como una «identificación provec­
tiva en reverso», es decir, que los objetos vuelven por la misma vía
por la que fueron expelidos, y con tanta o mayor hostilidad.
La personalidad psicótica puede ser modelizada como un esta­
do mental destructivo, como una fuerza violenta que, por analogía
con un objeto, puede describirse como voraz, envidiosa, cruel y ase­
sina. La existencia de esta fuerza está determinada por una dispo-
sición innata; su desarrollo está ligado con el de las primeras rela­
ciones objétales.
Para comprender cómo se instala y desarrolla la personalidad
psicótica, debemos considerar una disposición conpénita. un senti­
miento de envidia v una disposición destructiva primaria, así como

Tal como lo describe L. Grinberg en su libro Culpa y depresión, Buenos


Aires. Paidós, 2.- ed., 1972.
44 PSICOSIS

también la reb^pnn mn iin« madre qne, ha sif ifvingapa?. de realizar


su función de recjbir._contcner y,modificar las violentas emociones
proyectadas por el niño*'.

Según Biüii, la idciuiíicación proycciiva ha sido formulada en lérininos deri­


vados de una realización de la idea común del espacio tridimensional del individuo.
De acuerdo con dicha lormulación kleimana habría objetos en ese espacio donde se
supone que los pacientes proyectan partes de su personalidad que han sido disocia­
das previamente. El grado de fragmentación y la distancia a la cual los fragmentos
son proyectados .serían un factor determinante del grado d e trastorno mental que el
paciente despliega en su contacto con la realidad. La experiencia de Bion con pa­
cientes más trasiornados lo convenció de la necesidad de nuevas hipótesis que per­
mitieran una comprensión más profunda acerca de la conducta y reacciones de estos
pacientes. Se trata especialmente de aquellas personalidades con eran intolerancia
11 la frus;ración y al dolor psíquico; sienten el dolor pero no lo pueden «sufrir». El
paciente que no puede padecer el dolor lracasa también e n experimentar o «siiñir^»
el placer, no üyne capacidad para la simbolización y la abstracción: las iKilabras sue-
ten ser'para él indistinguibles de unacosa-en-sí-misma; lU) son renreseutuviones sino
elementos concretos o elementos beta.
De manera que estos pacientes muy regresivos carecen del equipvi que los ayu­
daría a «mapear» la realización del espacio mental y a ten er una noción discrimina­
da de la existencia del espacio exterior. Frente a una experiencia en que pacientes
menos regresivos usarían la identificación proycctiva para ubicar los aspectos frag­
mentados del selj en los objetos externos, estos otros pacientes se sienten impedidos
de proyectar las partes escindidas de su personalidad porque no tieneq la noción de
continentes en los que pueda tener lugar esa proyección. E n cambio, surgirá en ellos
la «identificación piuyectiva expiujmcji» en un espacio vasto, sin límites, que no pue­
de ser representado de ningún modo. Sus emociones son vivid.i.s .eomo sí se huliie-
ran drenado y perdido en la inmensidavL Lo que debería aparecer ante el observa­
dor como pensamientos, imágenes visuales y verbalizaciones es considerado por el
paciente como escombros de lenguaje y experiencias emocionales dispersos en un
espacio cuyos conlines temporales y espaciales no tienen definición. Todo esto ge­
nera un miedo muy intenso, un pánico psicolicu o una caiástrolc-pstcóuca.
Bion diíetencia por otra parte la identificación proyectiva de otro conjunto de
realizaciones que adquieren una determinada configuración a la que denomina «hi­
pérbole». Este término corresponde al sistema de las teorías de la observación y re­
presenta un conjunto de enunciados clínicos en los que se encuentran la proyección,
la rivalidad, la ambición, la violencia y la distancia a la q u e se proyectó un objeto
o aspectos del mismo. A modo de ilustración, podemos citar parte de un ejemplo
descrito por Bion de los enunciados de un paciente; 1) «Siempre creí que usted era
muy buen analista», 2j «Cámocí una mujer en Perú, cuando era niño, que era vi-
tlcnte». Vemos como la «bondavl» del analista, por rivalidad, ha sido proyectada a
una larga distancia en tiem|)o v lugar
En otro tipo de pacientes, la personalidad psicotica o licce características .simi-
laies en lo que se refiere a la intolerancia a la Irustración. l'’ero se diferencia por la
utilización de un mecanismo de diferente del descrito por Bion y que con­
duce a la tormacion de los «objetos bizarros». En estos casos, el tipo particular de
disociación ocurie mas pasiv.imeiite, daiuio lugai a lo que .Mcltzer denominó el «des-
mantelamicnto» de la peisoiialivlad que queda reducida a sus capacidades percep-
Uiales primitivas El paciente [larece quedar reducido a un estado de «desmentali-
PSICOSIS 45

PENSAMIENTO Y LENGUAJE EN LAS PERSONAS CON


PREDOMINIO DE LA PERSONALIDAD PSICÓTICA

Bion supone que los trastornos de pensamiento, tan evidentes


en el psicótico y a veces discernibles en personalidades aparente­
mente mejor integradas, se basan en.la_intolerancia a la frustración
y en la persistencia del mecanismo de identificación proyectiva pa­ /i
tológica, tal como acaba de ser descrito. Un aspecto importante en
el funcionamiento de la modalidad patológica de este mecanismo
utilizado por la personalidad psicótica es el determinado por su in­
capacidad para tolerar la frustración. Se trata de evitar la frustra­
ción, produciéndose entonces elementos beta (ver cap. III) no di-
ferenciables de la «cosa-en-sí-misma». en lugar_de buscar modificar
la frustración, con producción de elementos alfa que llevan a la re­
presentación de la cosa-en-sí-misma (ver cap. III). En tales casos,
ocurre una perturbación en el desarrollo del aparato para pensar
pensamientos, con un incremento hipertrófico de la identificación
proyectiva en forma tal que resulta una permanente evacuación de
todo aquello que se relaciona con la frustración, el dolor y la cons­
ciencia de esa situación. La evasión de la frustración v del dolor se |
logran atacando destructivamente la parte del aparato mental ca­
paz de percibirlos. Los límites entre el self y el objeto externo que­
dan borrados*y las funciones de comunicación quedan teñidas por
la tendencia a la evacuación. Si la intolerancia a la frustración no

zación», es decir, como si hubiera una carencia de «mente», característica de la per­


sonalidad autista, con dificultades para discriminar entre lo animado y lo inanima­
do, etc. (D. Mcltzer, J. Bremner, Sh. Hxter, D. Weddell, I. Wittenberg, Explora-
liuns tn Auiism, Londres, Clunie Press, 1975).
Debido a la falta de un objeto materno que funcionara adecuadamente con la
capacidad de contención de las evacuaciones y proyecciones, no hubo posibilidad
para estos pacientes de poder aprehender la noción de espacio interior tanto del self
como de los objetos. Durante ciertos períodos no alcanzaron a distinguir entre estar
adentro o estar afuera de los objetos; por lo tanto tuvieron serias dificultades en el
uso de los mecanismos de proyección e introyección. Por lo mismo, no podrían uti­
lizar la identificación proyectiva que funciona en un mundo concebido como tridi­
mensional. Es por esta razón que este tipo de pacientes parece utilizar un mecanis­
mo de identificación narcisista diferente, el de la «identificación adhesiva», descrita
por E. Bick (E. Bick, «The Experiencc of the Skin in Early Object Relations», Ini.
J ¡‘sychu-anai, 49, 1968). Este tipo de identificación puede producir una depen­
dencia extrema de los objetos estimulando la fantasía de estar pegados o adheridos
a la superficie del objeto como una estampilla, por ejemplo, con lo cual devienen
una parte de ese objeto, imitando su apariencia y su conducta.
L.a historia de la muerte de Palinurus. descrita en La Eneida de_yirgiliO-(v que
será comentada en las notas del cap. VI) provee un modelo para la representación
de la parte psic0lica.de la personalidad.. \CS"
•U) PSICOSIS

es lan grande como para utilizar los mecanismos de evasión, pero


lo suficientemente intensa como para predominar sobre el princi­
pio de realidad, la personalidad desarrollará omnipotencia y omnis-
ciencia como sustituto del proceso de aprendizaje por la experien-
^ cía emocional y no existirá una función o una actividad psíquica que
pueda discriminar entre lo verdadero y lo falso; tampoco habrá un
Upo de pensamiento capaz de auténticas simbolizaciones.
Bion también señaló que lo patológico de la identificación pro-
I yectiva podría estar dado en lo que denominó «exceso». Lo carac-
I le rizó como exceso en la omnipoleiicia, o en la distancia a la cual
[ se arrojen los fragmentos o en la frecuencia de su repetición.'Coin-
f cideniemenic y contfáslTindo con la iderüTficación proyectiva pato-
I lóitica v/o excesiva, describió la identificación proyectiva realista,
lista consiste en la utilización de este mecanismo haciendo coinci-
dii el contenido proyectado, en un continente acorde con lo eva­
cuado y capaz de devolverlo modificado.
La constitución de un lenguaje verbal capaz de ser utilizado en
el desarrollo del pensamiento depende —entre otros factores— del
desarrollo y formación de verdaderos símbolos.
La constitución de los objetos bizarros con la confusión inhe­
rente al uso extensivo de los mecanismos descritos anteriormente
genera muy serias dificultades en la constitución y estructura del len­
guaje. Hablando ahora del paciente psicótico o severamente per­
turbado observaremos evidencias de su peculiar utilización del len­
guaje.
Las partículas evacuadas, como consecuencia del spliiting y de
la identificación proyectiva patológica, contienen —como se ha se-
ñalad(.)— partes yoicas, partes de objetos, vínculos y partes del apa­
rato perceptual, y configuran los objetos bizarros anteriormente ex­
plicados. Estas partículas deben ser puestas nuevamente bajo con­
trol, para que la personalidad psicótica pueda intentar el desarrollo
de un lenguaje verbal.
El paciente, careciendo de auténticos símbolos, pasará a de­
pender de esos objetos bizarros para formar una matriz de palabras
inadecuadas para ser usadas en el intento de comunicación. Otro
problema se agrega por estar dotados de un manejo inapropiado
I de su destructividad, que ataca los e.slabones de los pensamiento
incipientes de la parte no psicótica de la personalidad y también los
eslabones de las impresiones sensoriales junto con la consciencia de
los mismos. El resultado es que los objetos no pueden pQncr,^imn_-
e:i en contacto de manera que sus cualidades intrínsecas queden in-
tactas y con capacidad de producir un nuevo objeto mental. Es de­
PSICOSIS 47

cir, no pueden formar símbolos: no pueden sintetizar objetos ni


combinar palabras; sólo pueden yuxtaponerlas o aglomerarlas. El
ataque contra el lenguaje se manifiesta —a veces— como un des-|
poiar a las palabras de su significado. Se trata de una verdadera dé-i
ñudación. En síntesis, se trata tanto de la destrucción del lenguaje
formado como de su matriz. Estos procesos son el factor importan­
te en la diferenciación de la parte psicótica de la no psicótica de la
personalidad. Los ataques sádicos sobre la matriz del pensamiento
V del lenguaje, junto con la identificación proyectiva patológica de
los fragmentos, determinarán que la divergencia entre estas dos par­
tes de la personalidad sea cada vez mayor, hasta que finalmente la
separación se sienta como insalvable.
El paciente dominado por la parte psicótica de su personalidad
se siente prisionero de su estaW m ental. Es incapaz de liberarse,
porque siente que le falta el aparato de la consciencia de la reali­
dad que representa tanto la llave del escape como la libertad mis­
ma que añora. La fantasía de estar encarcelado se intensifica por
sentirse rodeado de la amenazadora presencia de los fragmentos
evacuados. Cualquier tentativa de síntesis resulta muy difícil: el pa­
ciente puede comprimir los objetos, pero no puede correlacionar­
los (ver cap. VI).
El esquizofrénico es el tipo de paciente en el que el predomi-jy
nio de la parte psicótica de la personalidad aparece más evidente. |
El lenguaje es utilizado por el esquizofrénico de diferentes ma­
neras. Tiende a recurrir a la acción en ocasiones en que otros pa­
cientes usan el pensamiento, y utiliza el pensamiento omnipotente
frente a aquellos problemas cuya solución depende de una acción.
En el primer caso, emplea la identificación proyectiva patológica
para tratar a las^lab ras como cosas concretas o bien intenta diso­
ciar lamínente del analista, sugiriéndole posibilidades interpretativas
m com pan^s, e impedir toda integración en su labor. El paciente
esquizofrénico hace uso de una modalidad de funcionamiento de su
«pantalla beta» (ver cap. III) para depositar en el analista «elemen­
tos beta» que despertarán en él las respuestas específicas que el pa­
ciente busca. Estas respuestas no son totalmente explicadas por la
teoría clásica de la contratransferencia.
Como los pensamientos verbales dependen de la elaboración
de la posición depresiva, involucran un mayor conocimiento de la
realidad psíquica y enfrentan al paciente con el sufrimiento doloro­
so de la depresión y de la pérdida de objetos. Si en una etapa del
análisis el paciente recupera su capacidad simbólica en base a la apa­
rición de elementos alfa, adquiriendo consciencia de que la comu-
48 PSICOSIS

nicación está perturbada por su incapacidad para unir las palabras


en forma adecuada, puede sentirse encerrado dentro del análisis,
del analista, o de su propio estado mental de locura. Siente que cual­
quier pr-QgtH^do-cüJiframa. con el dolor del mnncirrfipntn ríe sii «lo-
^cyra». Pero tampoco se atreve a hacer uso de la regresión por mie­
do a verse aprisionado y sin esperanzas de recuperación. De ahí
que intente recurrir de nuevo a la identificación proyectiva patoló­
gica para colocar las temidas palabras, el temido lenguaje y la te­
mida consciencia adquirida dentro del terapeuta. Este dilema se re­
pite una y otra vez en el curso de un tratamiento.
Al analizar hi evolución del paciente esquizofrénico, se com­
prueba que cuando reintroyecta la capacidad para el pensamiento
verbal se da cuenta de su estado psíquico y de sus alucinaciones.
Puede reaccionar con una agravación que, a veces, requiere inter­
nación. Sabe ahora que está insano y acusa con odio al analista por
haberlo llevado a reconocer su insania.

.MANIFESTACIONES CLÍNICAS TRANSFERENCIALES


DE LA PERSONALIDAD PSICÓTICA

En el paciente psicótico hay un permanente ataque a tqdü_vín-


culo con el analista que lleve al progreso en cualquier-dirección.
Las consecuencias del «ataque al vínculo» dejan al paciente despro­
visto del estado mental necesario para el establecimiento de una re-
lación mental de creciniiento.
Bion enfatizó la cualidad del pecho y el pene, como objetos
con funciones vinculares. El psicótico tiende a atacar fundamental­
mente ej.vmcailo con el objeto v los vínculos entre distintos aspec-
tüs de su .vtT/LeLvíiKulo con la realidad externa e interna-v-losjtpa-
ratq^que perciben dichas realidades. Como consecuencia de este
tipo de «ataques al vínculo», en la parte psicótica quedan —en for­
ma preeminente— relaciones aparentemente lógicas, casi matemá­
ticas, peroju iü ca^eiijocjonaimente razonables. Estos vínculos muti­
S lados son de carácte£ perverso, cruel y e^stéril, y están asociadí^con
arrogancia, estupidez y curiosidad.
En la personalidad psicótica, en la que predomina el instinto
S
de muerte, el orgullo suele convertirse en un sentimiento denomi­
B nado por Bion urruí^anciu. En cambio, en la personalidad no psi­
cótica, con predominio del instinto de vida, el onzullo se manifiesta
O como autovaloración. La asociación del seri'tTmiento de arrogancia
con una obstinada curiosidad y estupidez, manifestadas a veces por
PSICOSIS 49

alusiones, referencias o actitudes, configura una tríada que es im-1


portante detectar en la clínica, Bion refiere estos sentimientos a la
influencia de un objeto interno, con características del «Super»-yo
primitivo, que niega y obstruye el empleo normal de la identifica­
ción proyectiva, mecanismo que es el prototipo de todo vínculo. La
aparición de estos sentimientos no necesariamente juntos en el tiem­
po, en una sesión o en un material clínico, constituye un indicio im­
portante de la existencia de un desastre psíquico que el observador J
percibe como restos diseminados.
El paciente psicótico parece no poder soñar, o por lo menos, i
no trae" sueños al análisis hasta un período" bastante avanzado del
tratamiento. Es necesario diferenciar el uso de la represión del fe­
nómeno onírico en los casos de olvido de sueños en pacientes neu­
róticos, de la incapacidad para soñar (por ausencia o déficit de la[
función alfa) que se observa en el paciente psicótico. Cuando un pa­
ciente psicótico manifiesta haber tenido un sueño, lo más probable
es que se esté refiriendo a una alucinación tenida durante la noche (
y no a un fenómeno onírico. Otra característica es la falta de aso­
ciaciones a los elementos del «sueño» relatado.
Precisamente, la alucinación es otro de los síntomas clínicos
que caracterizan la personalidad psicótica. Se trata de un fenóme­
no típico consistente en la evacuación, en el mundo externo, de par­
tes escindidas de la personalidad, a través de los órganos de los sen­
tidos. Cuando las partes escindidas de la personalidad han sido vio­
lentamente fragmentadas en partículas diminutas, su evacuación no
llega a configurar una alucinación (en el sentido habitual del térmi­
no) ya que las partículas están desprovistas de todo componente
sensorial objetivable. Bion llama a estas alucinaciones «alucinacio­
nes invisibles», difícilmente detectables en la clínica, y sólo sugeri­
das por algún gesto, actitud, o sacudida muscular en el paciente.
Los conceptos planteados sobre alucinación y otras manifesta­
ciones de la personalidad psicótica están incluidos en la categoría
más amplia de «transformaciones en alucinosis», que el lector en­
contrará en el capítulo V.
Otra configuración clínica que puede poner de manifiesto la
personalidad psicótica es el fenómeno llamado por Bion reversión |
de la perspectiva. Esta denominación fue tomada de un conocido ex-
perimerito ^ í a psicología de la percepción, que consiste en la ob­
servación de una lámina que tanto puede representar un jarrón
como dos perfiles. Bion toma este experimento como modelo de
toda situación de insight, en la que la personalidad es capaz de pn- .i
sar de'un punto de vista a otro acerca de lo que sucede. Esto le brin- \
50 PSICOSIS

da «visión binocuiai/^. y sienta las bases para la confrontación y


correlación, tan necesarias para el desarrollo mental. Por el contra­
rio, la reversión de la pi^rspeciiva es un fenómeno patológico com­
plejo, por el cual el paciente tiende a quedarse en una sola pers­
pectiva, desde la..cuiil ■u-v.íU;.. las interpretaciones v todo el análisis_.
Esta actitud no es manifiesta: por el contrario, se esconde detrás
de un aparente acuerdo y comprensión de la perspectiva que el ana-
listít le muestra.
Revertir la perspectiva es un lenónreno actjvp, e intencional,
que lo^ra coiueriii en estática üaa.SlluaciólL dinámica (s¡>litl¡ti^ l's -
t á i i c o l . Toda evolución es detenida a través de este mecanismo, que
es evidencia de detlor psíquico. El dolor del cual el paciente se pro-
ícee puede ser el de saberse «loco«. Si fracasa en su método de obs­
truir e inmovilizar el análisis a través de la reversión de la perspec­
tiva, recurre a a l u c í n a c i o i u ' s f u g a c e s y e v a n e s c e n t e s , que consisten
en un activo «ver mal» «oír mal» o «entender mal».
Ouisiéramos mencionar aún otra manifestación clínica de la
personalidad psicótica que es la del s p l i t t i n s f o r z a d o . Se basa en el
tipo particular de s p l i i t i n g descrito por Bion para caracterizar la con­
ducta del lactante con envidia muy intensa hacia el pecho gratifica-
dor, hasta tal puntu-que .deja de mamar. Para no morirse de inanu
cion. reanuda la succión del pecho pera sobre la base dennu-esci-
sión forzada entre la satisfacción material (leche y bienestar corpo­
ral) y la gratificación psíquica (amor, comprensión, etc.). Los pa­
cientes que usan este tipo de s p i i n i n g temen las consecuencias del
odio y de la einidia, y por lo tanto evitan toda clase de sentimien­
tos. 'l'ratan de conseguir contodidades,materiales.e.n__forma insacia­
ble sin gozar de ellasjii reconocer la existencia de. los.^eres vivos
Je^cpuienes dependen para obtener tales beneficios. No pueden ex­
perimentar gratitud ni interés por ello y los tratan como objetos ina­
nimados.

(. AMBlü C.Al ASTROFICÜ EN LA CRISIS PSICÓTICA

En el capítulo anterior incluimos el concepto de c a m b i o c a l a s -


trófico. caracterizado por la violencia, la subversión del orden y la
invairiancia.
El cambio catastrófico es un momento inevitable en todo pro­
ceso de evolución y crecimiento, como se verá en los capítulos IV
y VI; pero aquí queremos referirnos al particular tipo de cambio ca­
tastrófico qi|c se.jiianifiesta en el análisis de ciertas personalidades
PSICOSIS 51

regresivas o borderline, con predominio de la personalidad psicó­


tica.
En el análisis de un paciente con estas características, la evo­
lución es l ^ a y difícil, y puede, en ocasiones, pasar por una crisis
^^icótica. ¿sta crisis, que en el mejor de los casos estará contenida
y controlada en el encuadre de la situación analítica, puede llegar
a desbordar dicho encuadre y pasar a exteriorizarse ruidosamente
en el ambiente externo. La crisis misma, contenida o no en el mar­
co del tratamiento, es considerada por Bion como ejemplo de cam­
bio catastrófico. Naturalmente, el analista deberá prestar particular
atención a las reacciones emocionales que aparecen durante las se­
siones, procurando determinar la participación de su propia pato­
logía en una situación que es peligrosa y difícil para ambos.
El cambio que se produce es catastrófico en el sentido restrin­
gido de un acontecimiento que determina una subversión del orden
o sistema de cosas; es catastrófico porque despierta sentimientos de
desastre en los participantes v porque aparece en forma brusca y
violenta.
En el caso de una crisis psicótica controlada, los elementos que
configunm el cambio catastrófico se hacen menos evidentes y hasta
pueden-.pasarZinjidvertidos, a menos que se los tenga presentes y
puedan ser detectados en la transformación operada en la actitud
del paciente, en el contexto del material verbal y no verbal, y en el
efecto que despierta en el analista (ansiedad, preocupación, sueños
conectados con la problemática transferencia!, etc.). Si la crisis psi­
cótica queda delimitada dentro de los confines del tratamiento ana­
lítico sin repercusión ni participación de agentes externos y es pau­
latinamente superada, el cambio catastrófico posibilitará un genui­
no progreso en la integración de la personalidad.
Otras veces, la crisis psicótica se presenta con mayor violencia
en sus expresiones y puede desbordar los límites de la tarea analí­
tica. En lugar de quedar restringida a la participación exclusiva de
la pareja analítica, intervienen los familiares que interfieren en el
análisis del paciente con llamadas telefónicas, peticiones de inter­
nación, movilización de psiquiatras, abogados, etc. Bion señala la
dificultad para el analista de mantener el vértice psicoanalítico en
circunstancias tan perturbadoras que implican riesgo para su pacien­
te y para él.
Destaca la utilidad de distinguir las invariantes entre la etapa
precatastrófica y la postcatastrófica. Por ejemplo, en el caso de un
paciente fronterizo con síntomas hipocondríacos en el período pre­
catastrófico la violencia parece quedar circunscrita ai plano teórico.
52 PSICOSIS

En franco contraste, en la etapa postcatastrófica, la violencia se


hace patente de manera explosiva, provocando reacciones en el ana­
lista y en las demás personas del ambiente, a través de «ondas de
expansión». La emoción se exterioriza claramente y el cambio se
produce en forma brusca y a través de una evidente alteración del
orden establecido que ni el paciente ni el analista pueden evitar.
La invariancia puede detectarse, por ejemplo, en el hecho de que
los factores externos que aparecen como familiares ansiosos, psi­
quiatras, certificados de internación y enfermeros, corresponden a
los mismos factores internos (dolores hipocondríacos y objetos in­
ternos) que, en la etapa precatastrófica, intentaban proteger al pa­
ciente del cambio catastrófico en su forma de crisis psicótica.
III

PENSAMIENTO

El ilegqrmllo del:pen^m jent^ 3¿ & ^ jn a tu ^ de sus con­


tenidos a parlir de sus orígenes más primitivos ha dado lugar a nu­
merosos estudios realizados por psicólogos, filósofos, lingüistas, et­
cétera.
primero que se ocupó de las perturbaciones del
pensamiento desde^l-pupto de. vista p^icpgnalíticn. A través de toda
su obra se desprende la importancia que otorga a la fantasía incons­
ciente y al deseo, en la génesis, evolución y contenido def pensa-
mienfo, En «Formulaciones sobre los dos principios del acaecer psí­
quico»* reflexiona sobre el origen del pensamiento, señalando ade­
más que provee el medio adecuado para restringir la descarga mo­
tora y aliviar el incremento de tensión producido por el aplazamien­
to de dicha descarga.
Hay ciertos párrafos significativos que nos parece útil reprodu­
cir aquí:
Al aumentar la importancia de la realidad exterior co­
bró relieve también la de los órganos sensoriales dirigidos
a ese mundo exterior y de la conciencia acoplada a ellos,
que, además de las cualidades de placer y displacer (las úni­
cas que le interesaban hasta entonces), aprendió a captu­
rar las cualidades sensoriales. Se instituyó una función par­
ticular, la atención, que iría a explorar periódicamente el

' S. Freud (1911), «Formulacioaes sobre los dos principios del acaecer psíqui­
co», en Sigmund Freud. Obras completas, vol. XII, Buenos Aires, Amorrorlu edi­
tores, 1976.
54 PENSAMlEiNTO

mundo exterior a fin de que sus datos ya fueran consabi­


dos antes que se instalase una necesidad interior inaplaza­
ble.
La descarga motriz, que durante el imperio del princi­
pio de placer había servido para aligerar de aumentos de
estímulo al aparato anímico, y desempeñaba esta tarea me­
diante inervaciones enviadas al interior del cuerpo (mími­
ca. exteriorizaciones de afecto), recibió ahora una función
nueva, pues se la usó para alterar la realidad con arreglo
a fines. Se mudó en a c c i ó n .
La suspensión, que se había hecho necesaria, de la des­
carga motriz (de la acción) fue procurada por el p r o c e s o
d e l p e n s a r , que se constituyó desde el representar. El pen­
sar fue dotado de propiedades que posibilitaron al aparato
anímico soportar la tensión de estimulo elevada durante el
aplazamiento de la descarga. [...J Para ello se requirió un
transporte de las investiduras libremente desplazables a in­
vestiduras ligadas, y se lo obtuvo por medio de una eleva­
ción en el nivel del proceso de investidura en su conjunto.
l i s p r o b a b l e í¡u e e n s u o r i g e n e l p e n s a r f u e r a i n c o n c i e n t e ,
e n la m e d i d a e n q u e s e e l e v ó p o r e n c u n a d e l m e r o , r e p r e s e n ­
tar y s e d i r i g ió a la s r e l a c i o n e s e n tr e la s irrjp r.e slü n e s.jle oh-^
jeto : e n to n c e s a d q id r ió n u e v a s c u a lid a d e s p e r c e p tib le s p a r a
l a c o n c i e n c i a ú n i c a m e n t e ¡>or l a l i v a z j m c o n l o s . r e s t o s d e p a -
UdiriiM'^^ cursiva es nuestra).

Resulta significativo comprobar que ya entonces, en 1911. Freud ha­


bía destacado que el comienzo del dominio del principio de_re_ali-
dad es sincrónico con el desarrollo de una habilidad para pensar
que llena el hueco entre la frustración.surgida en el momento en
que aparece la necesidad y no es satisfecha mojneJUo '.'a.q.U£-,.
una acción apropiada satisface dicha necesidad.
Bion enfocó el estudio de los trastornos del pensamiento bási­
camente a través de la experiencia de la práctica psicoanalítica. En­
caró dichas perturbaciones tal como aparecen en el consultorio, en
especial en el psicoanálisis de pacientes severamente perturbados,
en sus múltiples manifestaciones preverbales y verbales, a través de
la comunicación con el paciente. Es necesario no perder de vista
este hecho, en especial cuando en distintos momentos de la evolu­
ción de sus ideas aparecen concentualizacione^ aparentemente ale-
jadas del campo psicoanalítico y más apropiadas para discusiones
epistemológicas o filosóficas. Ello ocurre, por ejemplo, con aquella
PENSAMIENTO 55

afirmación en que postula la existencia del «pensamiento» sin que


resulte esencial la presencia de un pensador para pensarlo, y la de
que todo «pensamiento» es verdadero mientras no esté formulado
por un pensador. La intervención del pensador determina automá­
ticamente que los pensamientos formulados resulten expresiones
falsas sin que signifiquen necesariamente mentiras. Estos proble­
mas son retomados en el capítulo VI.
Nos ocuparemos a continuación de las ideas de Bion acerca del
pensar, de los pensamientos, de su evolución y transformación, y
de sus usos y niveles en el individuo normal y en el individuo se­
riamente trastornado.

ORIGEN Y NATURALEZA DEL PENSAR. TEORÍA


DE LAS FUNCIONES

Bion reformuló las teorías existentes acerca del proceso del


pensar postulando concepciones originales a partir de la considera­
ción del <^ensar» como una función de la personalidad que surge
de la intercTCci'Sífd'élIna variedad de factores. Para poder desarro­
llar su hipótesis propuso una «teoría de las funciones», que, articu­
lada con la utilización de modelos, puede ser aplicada a situaciones
analíticas de muy diversa índole, otorgando una mayor flexibilidad
a la teoría y a la práctica psicoanalíticas. Bion usa los términos «fun­
ción» y «factor» para definir características de las funciones de la
personalidad, sin el sentido estricto con que estos términos son uti­
lizados en las matemáticas o en la lógica simbólica (ver cap. I). Tan­
to la teoría de las funciones como la de la «función_alfa» en parti­
cular deben ser consideradas como instrumentos de la labor psicoa­
nalítica que permiten que el analista~^eda Trabajar sin la necesi­
dad de proponer prematuramente teorías nuevas.
El área de investigación en la que se aplica el concepto de «fun-f
ción.alfa^fintanciona4m#nt^esprovisto-de.,significado) incluye losi
-prócesos de pensarriiento tai como se manifiestan en sus productos
finales, sean gestos, palabras o formulaciones más complejas. La
teoría de la función alfa incluye las hipótesis (factores) que expli­
can cómo se producen estos procesos, y es aplicada al estudio y com­
prensión de la capacidad de pensar y de los trastornos del pensa­
miento. Durante la práctica clínica, el terapeuta puede observar las
diferentes funciones que están en juego en la conducta verbal y no
verbal de su paciente y dp<jucir,.lQs..factQres.que participan, en cada j
una de ellas. Los «factores» son elementos que forman parte de una |

y f í-
5() PENSAMIENTO

función; las teorías e hipótesis que aparecen como factores deben


ser expresadas y aplicadas con una precisión rigurosa,
Algunas funciones pueden j>er factores, a su vez, de otras-fun-
ciones que operan en otros niveles más complejpsjle,la vida men-
ta T ^ paciente. Como ejemplo de formulación podríamos decir que
ciertas características observadas en la conducta de un paciente,
corresponden a un «exceso de identificación proyectiva» y «exceso
de objetos malos» que constituyen los factores fijos de la función
de la personalidad de ese paciente. " '
La teoría de la función alfa postula la existencia de una fun­
ción en la personalidad, denominada función alfa, que opera sobre
las impresiones sensoriales y las experiencias emocionales perci!^
das. transformándolas en elementos alfa. Éstos, a diferencia de las
impresiones percibidas, pueden ser u_tiüza_dos en nuevos procesos
de transformación, almacenados, reprimidos, etc. Los elementos"
alta son, pues, aquellas impresiones senspmlej j.experien^_i^emo-
ci<mU£X_tailSÍQrinJidaA.m^ ° imágenes qué res­
ponden ajmpdelos auditivos, olfativos, etc., en el dominio de lo
mental; son utilizados para la formación de pensamientos oníricos,
eljjensar incpnscmnte de vigiliá, sueños y recuerdos^Lasimpresjo-
ne?'sensorjales y las experiencias emocionales no tran.sfoxmaHa^^
son denominadas por Hion «elemenuá,_hHá>>. Éstos elemento_s no
resultan apropiados para. p.cnsaj'., aañaj;.,-recordar, n ejercer funcio­
nes intelectuales. .generaJ menú:.. adscriias.al aparato.psáquko—Estos
elementos son vividos como «cosas-en-sLniiynas» (de acuerdo con
la denominación de XáhJjKy generalmente son evacuados, a través
de b„i!ÍíMÍl.éaci.ón.'pro'ycycti\ia^
.Aunque parezca obvio, queremos aclarar que estos
alfa V b,g¡^ o n términos,tgpricQs que permiten explicar ciertos he-
chbs clínicos y, por lo tanto, no son elementos observables en la
práctica analítica,
í3ion propone además el término b a r r e r a ^e_ cornado para el
conjunto formado por la proliferaclonli^eleme .aflñTfue se ad­
hieren entre sí para_marcar cd_contacto y la separación entre cons-
cieiu_e.e^.ia,conscicjité, con un pasaje selectivo de.elementos de uno"
a otro. Esta ba'rrera de'contacto, en continuo proceso de forma­
ción^ cumple la función de una membrana sejnipurmeabk; que se­
para los fenómenos mentales en dos grupos. De este modo, otorga
la capacidad de estar dormido o estar despierjo, de estar c^nscien-
te o inconsciente, y de tener noción de pasado y de futuro.
l..a barr^m'a de_coniacio puede compararse con algo que se pa­
rece al JiíiüTkuiUD.ár_comü protector "déLdormir; impide que las fan-
PENSAMIENl’O 57

tasías y los estímulos endopsíquicos sean interferidos por la visión


realista. Recíprocamente, protege el contacto con la realidad evi^
lando que sea distorsionada por las emociones de origen interno.
Aunque nos estamos manejando en un terreno de abstraccio­
nes, creemos que se facilitará su comprensión si consideramos a la
barrera de contacUuximüjüM.estructura, tal como lo sugiere Bion.
Sería entonces una parte del aparato .mentaL.prQducida por la fun- j
ción alfa. Parte de estos enunciados fueron reformulados en sus
ideas soüré la cesura (ver cap. VIII).
En el contexto de la misma teoría, Bion introduce otro con­
cepto, el de panialiadie^d<^tnentos beta, que utiliza para explicar
aquellos estadoslñentalesen los que no existe diferenciación entre
consciente e inconsciente^estar dormido o estar despierto. Por ana*
logia con la barrera de contacto, la pantalla beta está formada por
ejemenjos beta. Los elementos beta, considerados «cosas-en-sí-mis-
mas». itp tienen la capacidad de establecer vínculos entre sí. Por lo
tanto, la pantalla beta es producto de la aglomeración de elemento
beta, más parecidA-a,.Ama-agIuliaac.Í.Ón que a una integración. Sin
embargo, pueden alcanzar una cierta coherencia entre sí, que se ma­
nifiesta por la cualidad de provocar en el objeto determinadas res­
puestas emocionales, siendo esto último un hecho de observación
clínica^.
La barrera de contacto es la base de la relación normal con la
realidad y el mundo interno y externo, mientras que la pantalla beta
constituye la característica del vínculo psicótico.
La barrera de contacto puede llegar a destruirse, en cuyo caso
los elementos alfa quedan despojados de sus características y se con­
vierten en elementos beta a los que se agregan vestigios del Yo y
del Superyó, configurando los «objetos bizarros» (ver cap. II).
Detengámonos un momento para reflexionar sobre el fascinan­
te modelo que nos propone Bion acerca del funcionamiento nor­
mal o patológico de la mente humana. Elementos alfa, barrera de
contacto, elementos beta y pantalla beta serán el resultado de las
distintas vicisitudes seguidas por las sensaciones y emociones pro­
venientes de la experiencia inmediata, de acuerdo con el grado y la
forma de operatividad de la función alfa. Los pacientes que presen-

‘ Esta hipótesis guarda muchos puntos en común con el concepto desarrollado


por uno de nosotros bajo el término de «contraidentificación proyectiva». Véase
L. Grmberg, «Sobre algunos problemas de técnica psicoanalítica determinados por
la identificación y contraidentificación proyectivas», Rev. de Psicoanálisis, 13, 4,
1956; «Psieopatología de la identificación y conlraidentificación proyectiva y de la
contratransferencia», Rev. de Psicoanálisis, 20, 1963.
58 PENSAMIENTO

tan serios trastornos en su capacidad de pensar son considicrados,


a la luz de este modelo, como poseyendo una función alfa deterio­
rada o insuficientemente desarrollada, que fracasa en la producción
de elementos alfa. En su lucar. predominarán los elementos^^ta
q^ie subs'acen a la tendencia a jasjictuaciones y a usar el pensa-
mienTü concreto, debido a |a incapacidad de simBolizar y tk hacer
ab's^r]Tc^^_s._EI déficit de función alfa deterniina el estado de cier­
tos pacientes psicóiicos que no pueden estar «ni despiertos ni dor­
midos». Sin duda, este déficit es el responsable de la falta de capa­
cidad de soñar o de recordar los sueños que tan a menudo obser­
vamos en nuestra experiencia clínica con pacientes psicó^Í£OS. Hay
un hecho innegable: los pacien^tes psicóticos presentan una enorme
dificultad para soñar que coincide con sus trastornos de.pensamienj~~
toEEn los casos en que este tipo de pacientes relatan «sueños», po­
demos suponer que no se trata realmente de sueños constituidos
por pensamientos oníricos formados por elementos alfa, sino de,fe;
nómenos alucinatonos. o lo que con mayor propiedad Bion deno­
mina «transformaciones en alucinosis» (ver cap. V), caracterizadas
por la presencia abrumadora de elementos beta. Puede ocurrir que
el paciente psicótico en análisis adquiera elementos alfa y, £or lo
taiítü',Tin;'apacidad de-soñar, pero aún siga sin haber..r.ecup.erado
plenamente su función alfa y continúe siendo incapaz de.4Jg.i).sar,_En
tal caso, utiliza la identificación proyectiva para <d.rata.r» a sjjsj^eji-
smnicntos y sueños, Finalmente, cuando su mejoría sea franca, po­
drá pensar, además de soñar, gracias al desarrollo y consolidación
del aparato para pensar sus pensamientos, como veremos más ade­
lante.

I.MPÜRTANCIA DE LOS .MODELOS EN LA TEORIA


ñ TÉCNICA PSICOANALÍTICAS. SU APLICACIÓN
EN LA TEORÍA DEL PENSAMIENTO

La inclusión de modelos en el campo del psicoanálisis presenta


muchas veces ventajas desHe'el punto de~víTta‘ dé su o^eratividad.
Bion fundamenta y explicita las razones por las que considera con-
veniente su uso, destacando su flexibilidad en contraste con la_ngL^
‘ti dez de las teorías. Por otra parte, si el analista puede construiFmo-
" Tlelt^Eecuados, evitará caer en la tendencia a crear nuevas teorías
ad hoc cada vez que tropiece con dificultades serias en el ejercicio
de su tarea. El modelo hace posible encontrar la correspondencia
entre los problemas específicos que plantean los pacientes y el cuer-

WÉItttiKl
PENSAMIENTO 59

po principal de la teoría psicoanalítica. Los modelos pueden ser su­


geridos por el material proporcionado por fos^pacientes y cumplen
una función muy valiosa siempre y cuanjjcLjiQ se los confunda con
las teorías. H uso de los modelos es efímero, ya que pueden ser des-
cartadós no bíénUayan cumplido su propósito o fracasado en el mis-
m” $i demuestran ser útdes en distintas ocasiones, entonces se po-
drá considéraFTa“posibili3ad de su transformación en teorías.
El~[iso~(IF los modelos resulta útil tambié^^ entre otras cosas,
porque permite Tájecuperación del sentido.,de. lo concreto en una
investigación que puede haber perdido contacto con su origen de­
bido a la a b stra e d ^ empleada durante la misma.

periencia sensorial y permite establecer el. puente entre los hechos


observados en la clínica y la o jas teorías abstractas con las que el
an'ahsfá''Fr”a” ef'cá’a’esfós' hechos. La cuaíidad de lo concreto, deri­
vada de lo sensorial, tiene la virtud de limitar el grado demasiado
alto de abstracción alcanzado por una investigación; pero presenta
j^_riesjg2_tk una excesiva concretizacióo, asociada .CQO. la cualidad
TrmrraWa^V^^ al modelo que le otorga una convicción
oe «Lg.^idad concreta». " .........
En la práctica clínica, al construir su modelo el analista deberá
tener en cuenta también cuál es el modelo utilizado por su paciente
V ponerlo en descubierto. El modelo usado ñor el analista deberá
seTfaTqüeTe permita llegar a una interpretación de los hechos que
se presentan para ser examinados. El analista crea el modelo como
un paso en la elaboración de la interpretación y no constituye en sí
misinc^una interpretan^ A partir del mateTiaí dérpaciente, el ana­
lista debe determinar por qué lo está produciendo y cuál debería
ser la interpretación correcta. Equipara lo que dice el paciente con,
por ejemplo, la teoría del complejo de Edipo. El modelo pone de
relieve dos grupos de ideas: aquéllas relacionadas con el material
del paciente y las vinculadas con el cuerpo de la teoría psicoanalí-
ticáTJBión señala también la ¿najogía que presenta el papel desem­
peñado por el ntito en el cqntej^tp g ru p ^d e la sociedad con el que
tiene el modelo en la teoría científica del individuo.
Cuanto más complejo resulta ser el problema, como ocurre en
el estudio de las características del crecimiento mental., mayor será
la necesidad de usar modelos adecuados. Supongamos que el ana­
lista está tratando a un paciente que presenta perturbaciones serias
de su pensamiento. Necesitará entonces valerse de ug modelo que
corresponda al modo de pensar de ese paciegte,.aJa vez que le será
útil contar con un modelo y una teoría propios acerca del proceso
60 PENSAMIENTO

cj^‘, pensar que comparará con los modelos construidos por el pa-
clenfe**t!a'tedfíá del pensamiento propuesta por Bion, junto con la
'ufilizacíón de ciertos modelos, trata de esclarecer algunos de estos
problemas.
el uso, de modelos.es..qun...é.s^:LjLl¿ur-
pen eñ~Ta.jnente-dei analista la .capacidad ,necesñria-.paradajlhser-

Esta última cualidad es básica,y esencial para el desarrollo de


la función psicoanalitica de la personalidad, ^i el modelo sustituye
la observación, se obstruye la comprensión e invesiigacidü-diuJps_
re)aciQna.dos.

UNA TEORÍA ÜEL PENSAMIENTO,


.«APARATO PARA PENSAR LOS PENSAMIENTOS»,
MODELOS CONTINENTE-CONTENIDO E
I.NTERACC.TON DINAMICA ENTRE LAS POSICIONES
ESOUTZO-PARANOIDE Y DEPRESIVA

La teoría del pensamiento propuesta por Bion comienza por


plantear ltLexistenda..dil,P.ensamientos. y de un «aparato para pen-
sai»,_La actividad del pensar fue, en su origen, un procedimiento
destinado a librar al psiquismo del exceso de estímulos que lo abru­
maban. En la conceptualización de Bion, los pensamientos son con­
siderados como genética y epistemológicamente previos a.i^capa-
cidad para pensar En las etapas más tempranas.deLdesariflllo, los
pensamientos no son más que impresiones sensoriales...y-Xxpeiiejl-
cías emocionales muy priminvas..(«protopensamientO!p^ j elaciona-
das con la experiencia concreta-de.una-<<cosa-en-si-misma».
Bajo el término pensamiento Bion incluye las pre-concepcio-
nes, las concepciones, los pensamientos propiamente .dichos, y ig¿._
conceptos. Duda si incluir o no los elementos beta como formas pri­
mitivas de pensamiento.
Para entender los alcances de cada una de estas categorías, to­
maremos como modelo la relación existente entre la madre y el
bebé. P ^a el bebé, incorporar leche, calor y amor,.equiva!l.e..‘LlD‘
corportut,el pecho bueno. El bebé que Bion supone teniendo una
'5J^e:,concyKión.innata de pecho.wno tiene, sin embargo, conciencia
de la necesidad del pecho Presionado por su hambre, expe­
rimenta la necesidad no__satiM'ec_ha (pe^ho,^ de la cual inten.ta_
deshacerse.. ' ..........................
Para Bion, todos los objetos que se necesitan son sentidos como
PENSAMIENTO 61

0bÍeiQ4-lII^]^^^gjQ§, necesita porniie nn se Ins npsee si no no ha-


bría^eáfehcia.''De modo que los pensamientos primitivos o proto-
pensamientos o elementos beta son objetos malos de los que el bebé
necesita liberarse.
La experiencia real con el pecho presente provee al bebé de
una oportunidad para deshacerse de este pecho malo. La madre no
solamente suministra el alimento, sino que sirve de,continente para
todosTós sentimientos displacenteros (pecho malo) del bebé. La eli-
-mtrnicrcm dél pecho malo dentro “de ía madre constituye la evacua­
ción de un elemento beta a--------
través---
del mecanismo-----
de identificación
--------
proyectiva.
*En términos de la teoría del pensamiento, Bion plantea que,
en este ca.so, se ha producido una situación compleja. Por un lado,
puede decirse que una pre-concepción (expectativa innata del pe­
cho —comparable cotí él conceptó”lcañtiano de «pensamiento va-
. cío»—) se ha apareado con una reu/áad ó n (experiencia real con el
pecho), y de esta combinación nace la concepción. Cuando la pre­
concepción no se encuentrajcgn el p.ecjtp..,reaij[situación que Bion
denomina realización neeativa) que, dicho en otros términos, equi­
vale a la combinación de una pre-concepción con una fru.stración,
puede dar lugar a la aparición del pensamiento prppiamente dicho.
En relación con esto último, es necesario destacar que Bion
considera la toierancia a la hustración como un faqtor innato de la
ffifi!6náTTga3^é]T3éBé v7 pct tanto de eran importancia en el pro­
ceso dé'Tofrhación de pensamientos v de la capacjdad de pensar.
"Trente a la frustración, la personalidad tiene varias opciones..
Si la intolerancia a la Frustración es grande, la personalidad tiende
a evadirla a través de la evacuación de elementos beta (cosas-en-sí-
mismas); mientras que una más adecuada tolerancia a la frustración
pone en marcha mecapismos tendientes a modificarla que, en e
casT ^ rS eb é resultan en la piQdücdátL.d&„eieroentp,_alfa y pensa­
mientos, que representan a la cosa-en-sí-misma. Esta modificación
puede ser de dos formas; 1) desarrollando un rudimentario sentido
científico con HictinriAn./^ntrp vprHadpm y ffligp y 2) sustituyendo
el enfoque científico por el enfoque moral, con-desamillo.de omr^-
cigjicia-.- -
La capacidad d f formar-pensamientos-depeiaderá entonces de
la capticid'ád^l niño para tolerar la frustración. Si dicha cap acíd ^
'es suficient£^£ÍJ<íl<¿Jl££ÍUto. deviene un pensamiento y se desarrolla
un «aparato para pensar*». Sn cambio, su intolerancia a IFffostra'yastra*
ción hace que tienda a evadÍLia [m^^rppión en hipar de i
ja.~'v ItTu'üé'debería ser un pensamiento queda como un objefolnal malo, I
62 PENSAMIENTO

indistinguible de una cosa-en-sí-mismu, adecuado sólo para ser eva­


cuado.
Con el término nnisar Bion designa dos.procesosj ,)ue en rea-
ijdad son diferentes: ha) un pensar quejJa origen-a los-pensamutn-
los V otro pensar que consiste en usar los pensamientos, epis.temo-
lógicainepie pre^exisienles. Para el funcionamiento de este último
tipo de pensar, es necesaria la diterenciación dentro del psiquismo
de un aparato especial para «pensar los pensamientos». “ '
Dos mecanismos principales participan en la formación de di­
cho aparato: el primero está representado por la relación dinámica
entre algo que se proyecta, un contenido, cf, y un objeto que lo con­
tiene, continente, y. fCf 9)- segundo es el representado por
la relación dinámica entre las posiciones esquizo-paranoide y de­
presiva (Ps D).
Con la intervención de estos mecanismos, se va formando en
la mente del bebé el aparato para pensar los pensamientos. En pri­
mer término, el bebé internaliza buenas y repetidas experieiidas de
su relación con la madre. Esto significa que en la mente del bebé
ha quedado internalizada una «pareja feliz» constituida por una ma­
dre (continentej receptiva.y metabolizadora, a través de la función
alfa de los sentimientos proyectados por el niño, y por este último,
con sus distintas emociones (contenido) ubicadas por identificación
proyectiva. dentro de aquélla.
¿Cuáles son los destinos posibles de estos contenidos evacua­
dos? En el mejor de los casos estos contenjyJos son evacuados en
un pechü.externo real en ese momento (la madre que e’sfá para ali­
mentar al lactante y que percibe dentro de ella la necesidad del
bebé). La madre funciona como un continente efectivo de_las sen­
saciones del laclante, y con su madurez logra tralisTormáF'e'Xtro^-''
mente ¿1 hambre elí’ satisfacción, el dolor en placer,^ la soledad..en
compañía, el miedo de estar muriendo en tranquilidad. Esta capa­
cidad de la madre de estar abierta a las proveccioHesmecesidades
del bebé es lo que se denomina capacidad de réveríe (ensoñación).
Nos ocuparemos ahora del segundo mecanismo:’el’‘dé'1áD"nfé'-
racción dinámica de las posiciones esquizo-paranoide y depresiva
(Ps Dj. M. Klein describió la posición esquizo-paranoide como
la situación del bebé que, expuesto al impacto de la realidad exter­
na y a la ansiedad provocada por su instinto de muerte, utiliza los
mecanismos de disociación, negación, omnipotencia, idealización e
identificación proyectiva para defenderse. El resultado es la diso­
ciación de los objetos en idealizados y perseguidores. También pue­
de suceder que estos mecanismos, por ser extremos, lleven a situa­
PENSAMIENTO 63

ciones de dispersión y fragmentación del Yo y de los objetos.


La posición depresiva constituye el proceso de integración d ^
la disociación anteriormente descrita, con la aparición de sentimien-1'
tos de ambivalencia. Existen asimismo momentos de integración de­
presiva aun durante la etapa paranoide-esquizoide.
Bion conceptualiza los momentos de desintegración e integra­
ción, como un permanente oscilar entre ambas situaciones y sim-l
boliza esta relación con el signo Ps -<-> D que denota además lo que 1
Poincaré describió como el descubrimiento del hecho seleccionado.
Un hecho seleccionado es una emoción o una idea"qul^S"c6^
herencia a lo disperso e introduce un orden en el desorden. El he­
cho seleccionado es el nombre de una experiencia emocional, de
un sentimiento de descubrimiento, de coherencia, y puede tradu­
cirse en la denominación de un elemento que es utilizado para parti­
cularizarlo.
En la formación ^ utilización de pensamientos, así como ep la
integración del objeto, ambos procesos ($ tíTT(Ps DI Qpe-
ran conjuntamente sin que pueda adjudicársele mayor importancia
a uno o a otro.
Esquemáticamente, aún a riesgo de ser repetitivos, resumire­
mos las experiencias que conducen a la formación de la capacidad
de pensar los pensamientos de la siguiente manera:
1. El bebé Hora porque tiene hambre, pero la madre no está
para satisfacerlo. En este caso se trata de la unión de una pre-con-
cepción y de una realización negativa (ausencia del pecho). El lac­
tante lo experimenta como un pecho malo presente o no-pecho, in­
distinguible de una cosa-en-sí-misma, o elemento beta, y tiende a
su evacu'acioñL
2. El bebé llora porque tiene hambre que se satisface con el
contacto grauncador con el pecho de su madre. Podemos represen- i
tar esta situación como la de la unión de una pre-conc^pcjón (ex­
pectativa innata del pechoj^^con una. realización (presencia del pe­
cho bueno gratificador) que da lugar a una concepción, caracteri-
zada por su calidad sensorio-perceptiva.
3. Se produce la evacuación del «pecho malo» en el pecho
real externo, a través de una identificación proyectiyajealista. La
madrej. con su capacidadjde transforma las sensacinqg^ fle-
sagradab[es ligadas al «pecho malo>>_ y procura alivio al bebé. El
bebé reintroyecta la experiencia emocional modificada y. mitigad^
es decir, adquiere la base para su propia función alfa, aspecto no
sensorial 'dél amor de la madre.
()4 PENSAMIENTO

4. Si el bebé tiene tolerancia innata a la frustración y su mon­


to de envidia no es demasiado intenso, frente a una nueva expe-
1(1/
1
•riencia de realización negativa surgirá eiTél la primera noción de'au-
sencia de objeto v cíe frustración (eauivalente a un «oroblema a so-
Iuc!onai>j que es para Bion, el pensa^p_j5PlP_ prf^piameftte dicho.
Este pensamiento se apareará con una nueva realización, dando ori­
gen a la matriz de un nuevo pensamiento y así sucesivamente.
5. Si el bebe presenta una intolerancia innata a la frustración
originada en una einidia muy intensa (tal como M. Klein^ utiliza
este término), tenderá a la evitación de la frustración mediante el
desarrollo hipertrófico del aparato para la identificación proy^fti-
va, tornándola más omnipotente v menos realista (sin tener en cuen-
ta la presencia real del objeto-continente). El bebé desarrollará en­
tonces un tipo de personalidad en la que no se formará el aparato
para pensar los pensamientos. En su lugar, utilizará la descarga eva­
cuación permanente a través del mecanismo de identificación pro-
yectiva con las características anteriormente descritas. Su mente
funcionará como un músculo que descarga continuamente elemen-
tos beta.^
Resultará útil aclarar que el modelo continente-contenido
(9 o") puede ser utilizado para representar tanto una icTentilTcácion
proyectiva e.xitosa como una fallida. Un lactante que llora de an­
siedad por temor a morir encuentra una madre afectuosa y com­
prensiva que .levanta al niño, le sonríe y le dice «bueno, bueno, no
es para tanto^>. El.niño se calma, porque ha lograda—según el mo­
delo— colocar en la madre, a través de la identificación proyectiva,
su temor a la muerte; y ese temor queda desintoxicado y devuelfo
al niño como un temor leve y soportable. Un segundo ejemplo es
aquél en que lajitadre reacciona con ansiedad e incomprensión^)'
dice «no sé qué le pasa a este chico» y pone distancia,afectiva entre
ella y el bebé que llora. La madre ha rechazado la proyección del
niño y le devuelve su temor a morir sin modificarlo. En un tercer'
ejemplo, puede ocurrir que se trate de un bebé mu"y perturbado,
psicóticü, o de una madre muy perturbada. En este caso, la fanta­
sía subyacente a la de identificación proyectiva es que la madre, en
lugar de desintoxicar el temor a morir proyectado por el niño, ac­
túa como un objeto malo que despoja a la pru.yc.cciótL.deI,beb.é_de
isu significado en forma ávida, envidiosa y hostil, y le.d?úúyU.''£^'^*’
terror sin nombre (este último ejemplo correspondería al modelo

' M, Klein, «Envidia y gratitud-, en Las cmuciones básicas del hombre. Bue­
nos Aires, .Nova, 1960.
PENSAMIENTO 65

«menos continente-contenido» [— 9 Cf]; ver cap. VI).


Desde el comienzo de la vida, el psiquismo del individuo se en­
cuentra ante la necesidad de optar entre ¿os alternativas posibles.
Estas alternativas dependerán de la calidad o naturaleza con que
son vivenciados los pensamientos primitivos y del grado de evolu­
ción alcanzado por el «aparato para pensar». Si los protopensamien-
tos son considerados como «excrecencias indeseables» y el «apara^
to para pensar» tiene un desarrollo insuficiente, los pensamientos
prirnitivbs serájn...cyacuMQS. como elememo§J,et.a....a..tiÍy^^^
i^ n B £ a d .á ii 4)my.ejCÁYAJÚp6tttQÍiada. Si estos protopensamientoT
pueden ser admitidos como «problemas a plantear», habrá una toma
_ de con.ciaiáa,¿d.-esJMQ...ds. xaienc^^^ impücan va que se trata
de.piüblejpas no splucionados. La tolerancia al dolor de la frustra­
ción y el «aparato para pensar» convenientemente fortalecido por
el funcionamiento exitoso de los mecanismos (9 • cf) y (Ps D)
permiten desencadenar una acción en el mundo externo e interno,
tendiente a modificar el estado de carencia. Según Bion, ese tras­
lado a la acción involucra varios pasos denominados respectivamen­
te publicación, comunicación y sentido común.
Como acabamos de ver, el desarrollo de los pensamientos y del
pensar dependen, pues, de dos grandes grupos de factores en inter­
juego. Existen f a c ^ § in n a to s itolertmcia Q.,n.o,.a friistiación) y
factores arnWeñTáles" (capacidad cíe revene de la madre) que deter-
minan él desarrollo y la posterior evolución de la capacidad para
pensar, capacidad que, en caso de evolución positiva, irá incremen­
tándose con la formación de conceptos, abstracciones, sistemas de
hipótesis, etc. La capacidad de combinar pensamientos entre sí, de
crear símbolos y lenguaje, incluye procesos donde la correlación, la
publicación y la comunicación tendrán un rol predominante. El de­
sarrollo descrito corresponde al de la parte no psicótica de la per­
sonalidad. En el polo opuesto está la„personaUd.ad psicótica. inca­
paz de reprejejitaciones y de simbolización, discernible al observa-
‘díTTa través de sus alucinaciones, aciíng-out, falta de coherencia, et-
cétera.
La publicación corresponde, en su origen, a aquella función es­
pecífica del pensamiento que permite hacer conscientes los datos de
los sentidos, pero Bion prefiere reservar este término para el con­
junto de operaciones que trasladan los datos del mundo interno al
mundo externo. Por su parte, la comunicación se realiza primitiva­
mente por la identificación proyectiva realista y se desarrolla como
parte de la capacidad social del individuo; por medio de la comu­
nicación se transmite el hecho de que ciertos fenómenos se encuen­
66 PENSAMIENTO

tren en conjunción constante. Si esta conjunción de datos traduce


una relación armónica, dará lugar a que se experimente una sensa­
ción de verdad.
La Tabla es un instrumento de registro y clasificación de for­
mulaciones verbales, gestos y situaciones vinculares de la sesión psi-
coanalítica. Como condición importante se requiere que la notación
y clasificación se realicen fuera de la sesión para no perturbar el con-

LA TABLA

1 Mipó-
1 tesis .Nota­ Aten­ Inda­
1 defi- V ción Acción
ción gación
tiiionu
I 1 2 3 4 5 6 ...n.
i
A :
Elementos ! Al A2 A6
6eta i

B
Elementos B1 B2 B3 B4 B5 . B6 ...Bn
alfa

C i
1
Pensamientos
oníricos, C1 j C2 C3 C4 C5 C6 ...Cn
sueños, mitos 1

» ! DI D2 D3 D4 D5 D6 ...Dn
Pre-concepción |

E El E3 E4 ...En
Concepción
E2 E5 E6

F F1 F2 ! F3 F4 ...Fn
F5 F6
Concepto

^ G ' ;
Sistema deduc- 1 I G2
í tivü científico \ i

I H 1
; Cálculo ;
1 algebraico I
PENSAMIENTO 67

tacto emocional de analista y analizado en la sesión. Es un instru­


mento que puede ayudar al psicoanalista a pensar acerca de los pro­
blemas que surgen en la práctica clínica diaria. Ayuda también a la
ulterior comunicación y elaboración de los diferentes descubrimien­
tos y observaciones realizadas durante la sesión.
Como instrumento, está construida sobre la base de conceptos
y teorías pero no es una teoría en sí misma. Los enunciados que ca-
tegoriza, van desde elementos aparentemente simples como un ges­
to, una exclamación, una conducta corporal hasta formulaciones
complejas: ideas, pensamientos, conceptos, todos ellos, una vez que
han sido formulados. Puede utilizarse para clasificar los pensamien­
tos e interpretaciones del analista. Básicamente se aplica a todo lo
que forma parte de la comunicación entre analista y analizado.
La Tabla propuesta está construida sobre la base de coordena­
das, con dos ejes: uno vertical y el otro horizontal.
El eje vertical, llamado por Bion el eje genético, está construi­
do con letras mayúsculas: A, B, C... hasta H, dejando una hilera
en blanco por debajo.
En este eje se categorizan los enunciados de acuerdo a su es­
tado de desarrollo o complejidad en cuanto a nivel de abstracción.
Por ejemplo: un acto de percepción visual o auditiva se clasificaría
en la hilera B y no en las hileras más complejas.
El eje horizontal es llamado por Bion, el eje de los usos. Está
construido con números, desde el 1 hasta el 6. Deja explícitamente
una columna señalada por: ...", para indicar la posibilidad de futu­
ras ampliaciones en el sentido de los usos, cuando los requerimien­
tos clínicos así lo demanden'*.
En entrecruzamiento de los dos ejes marca casilleros (finalmen­
te, en la Tabla hay 63 posibles, de los cuales 34 están nominados por
una letra y un número, y 29, están vacíos). Este entrecruzamiento,
donde cada enunciado configura un uso y un nivel de desarrollo, otor­
ga gran plasticidad a algo que parece rígido. Los casilleros vacíos es­
tán libres para ulteriores investigaciones psicoanalíticas.
Pasaremos ahora a una somera descripción de las categorías se­
ñaladas en cada uno de los ejes.

‘‘ Uno de nosotros, el Dr. D. Sor, en colaboración con la Dra. M. R. Gazzano,


ampliaron la Tabla, desarrollando una columna 7. Le adjudicaron un valor negativo
(-7 ) para enunciados usados en forma fanática, dogmática o autoritaria. Reserva­
ron el valor positivo (7) para el uso de enunciados con responsabilidad y poder. Asi­
mismo desarrollan ejercicios de aplicación de material clínico en la Tabla (ver;
D, Sor y .M R, Gazzano, Cambio catastrófico. Psicoanálisis del darse cuenta,
págs. 330 y 343, Buenos Aires, Ed. S. Kargieman, 1988).
()() PENSAMIENTO

tren en conjunción constante. Si esta conjunción de datos traduce


una relación armónica, dará lugar a que se experimente una sensa­
ción de verdad.
La Tabla es un instrumento de registro y clasificación de for­
mulaciones verbales, gestos y situaciones vinculares de la sesión psi-
coanalítica. Como condición importante se requiere que la notación
y clasificación se realicen fuera de la se.sión para no perturbar el con-

LA TABLA

H ip ó­
tesis N ota­ A ten ­ Inda­
S’ A cción
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PENSAMIENTO 67

tacto emocional de analista y analizado en la sesión. Es un instru­


mento que puede ayudar al psicoanalista a pensar acerca de los pro­
blemas que surgen en la práctica clínica diaria. Ayuda también a la
ulterior comunicación y elaboración de los diferentes descubrimien­
tos y observaciones realizadas durante la sesión.
Como instrumento, está construida sobre la base de conceptos
y teorías pero no es una teoría en sí misma. Los enunciados que ca-
tegoriza, van desde elementos aparentemente simples como un ges­
to, una exclamación, una conducta corporal hasta formulaciones
complejas: ideas, pensamientos, conceptos, todos ellos, una vez que
han sido formulados. Puede utilizarse para clasificar los pensamien­
tos e interpretaciones del analista. Básicamente se aplica a todo lo
que forma parte de la comunicación entre analista y analizado.
La Tabla propuesta está construida sobre la base de coordena­
das, con dos ejes: uno vertical y el otro horizontal.
El eje vertical, llamado por Bion el eje genético, está construi­
do con letras mayúsculas: A, B, C... hasta H, dejando una hilera ' f ’r '
f
en blanco por debajo.
En este eje se categorizan los enunciados de acuerdo a su es­
tado de desarrollo o complejidad en cuanto a nivel de abstracción.
Por ejemplo: un acto de percepción visual o auditiva se clasificaría
en la hilera B y no en las hileras más complejas.
El eje horizontal es llamado por Bion, el eje de los usos. Está
construido con números, desde el 1 hasta el 6. Deja explícitamente
una columna señalada por: ...", para indicar la posibilidad de futu­
ras ampliaciones en el sentido de los usos, cuando los requerimien­
tos clínicos así lo demanden'’.
En entrecruzamiento de los dos ejes marca casilleros (finalmen­
te, en la Tabla hay 63 posibles, de los cuales 34 están nominados por
una letra y un número, y 29, están vacíos). Este entrecruzamiento,
donde cada enunciado configura un uso y un nivel de desarrollo, otor­
ga gran plasticidad a algo que parece rígido. Los casilleros vacíos es­
tán libres para ulteriores investigaciones psicoanalíticas.
Pasaremos ahora a una somera descripción de las categorías se­
ñaladas en cada uno de los ejes.

■" Uno de nosotros, el Dr. D. Sor, en colaboración con la Dra. M. R. Gazzano,


ampliaron la Tabla, desarrollando una columna 7. Le adjudicaron un valor negativo
(-7 ) para enunciados usados en forma fanática, dogmática o autoritaria. Reserva­
ron el valor positivo (7) para el uso de enunciados con responsabilidad y poder. Asi­
mismo desarrollan ejercicios de aplicación de material clínico en la Tabla (ver:
D. Sor y .M, R. Gazzano, Cambio catastrófico. Psicoanálisis del darse cuenta,
págs. 330 y 343, Buenos Aires, Ed. S. Kargieman, 1988).
68 PENSAMIENTO

Se pueden considerar las dos primeras hileras del eje vertical


en forma conjunta: los elementos beta y los elementos alfa están
destinados a denotar niveles distintos de pensamiento. No son ob­
servables en la clínica; son términos teóricos útiles para pensar o ha­
blar acerca de los distintos fenómenos. Los elementos beta son pri­
mitivos y no representan pensamientos sino cosas-en-sí-mismas
(Kant). No hay en ellos diferenciación entre animado e inanimado,
sujeto y objeto, mundo interno y mundo e.xterno, símbolo y sim­
bolizado. Además, como están saturados, no pueden ser usados
como preconcepciones. Sólo pueden ser evacuados a través de la
identificación proyectiva. Los elementos alfa, resultado de la ope­
ración de la función alfa sobre las impresiones sensoriales y las e.x-
penencias emocionales, pueden ser almacenados como pensamien­
tos incipientes. Posibilitan al individuo que tenga sueños sobre la
base de lo que Freud llamó «pensamientos oníricos». La hilera C
representa los fenómenos compuestos por pensamientos oníricos,
imágenes visuales, sueños, alucinaciones y todas aquellas ideas com­
binadas en una forma narrativa, como pueden ser los mitos priva­
dos y públicos. La hilera D es la de la preconcepción; corresponde
a un estado mental de expectativa adaptado para recibir un restrin­
gido margen de fenómenos. Un ejemplo podría ser la expectativa
del lactante por el pecho. Si tal estado se integra con una experien­
cia de realización con un predominio de muchos elementos senso-
perceptivos, surge como consecuencia la concepción que ocupa la
hilera L. El concc¡no que define y caracteriza a la hilera F se deri­
va de la concepción por un proceso de abstracción que la ha libe­
rado de aquellos elementos .senso-perceptivos. Representa una ca­
tegoría para enunciados ya existentes como por ejemplo las teorías
psicoanalíticas. teorías científicas generales, leyes de la naturaleza,
etc. La hilera G está representada por los sistemas deductivos cien­
tíficos. Se trata de una combinación de conceptos e hipótesis o sis­
temas de hipótesis vinculados entre sí en una relación lógica. Final­
mente, en la hilera H encontramos el cálculo algebraico, según el
cual varios signos pueden ser agrupados de acuerdo con ciertas re­
glas de combinación como ocurre en las matemáticas. Todas las hi­
leras, exceptuando la primera, representan categorías de enuncia­
dos que no están saturados, o sea que se encuentran capacitados
para acumular significado. Las últimas hileras (G y Flj no tienen ma­
yor referente en la práctica analítica.
En cuanto al eje horizontal, referido a los usos posibles de las
distintas categorías expuestas más arriba, presentan una primera co­
lumna llamada hipótesis definitoria. Tiende a ligar los hechos que
PENSAMIENTO 69

se han descubierto previamente y que están en una conjunción cons­


tante. En un primer momento, el enunciado está vacío de signifi­
cado; es sólo significante y sirve para evitar pérdidas de experien­
cia emocional por dispersión. La hipótesis definitoria tiene dos cua­
lidades negativas; la primera se refiere al hecho de que al designar
algo con un nombre determinado, excluye todo aquello que no está
contenido en la designación; la segunda consiste en que el nombre
es una representación y no una cosa-en-sí-misma. Poder tolerar las
cualidades negativas de la hipótesis definitoria implica poder tole­
rar la frustración. La columna 2 corresponde a enunciados falsos,
usados con la intención de impedir los enunciados que pueden en­
gendrar angustia o turbulencia emocional o los desarrollos que in­
volucran un cambio catastrófico. La columna 3 es usada para regis­
trar los enunciados que cumplen la función de notación y memoria.
La columna 4 representa el uso descrito por Freud como la función
de la atención y de la atención flotante; sirve para explorar el me­
dio y es importante para la discriminación. La columna 5 se utiliza
para aquellos enunciados que permiten la exploración dirigida ha­
cia un aspecto particular de las cosas. Se la ha denotado también
como la columna de la indagación.
Las tres columnas en conjunto, 3, 4 y 5, pueden ser conside­
radas como representando un espectro de curiosidad creciente: 3,
por su cualidad de registro; 4, por la atención flotante; y 5, como
indagación dirigida.
La última columna, 6, representa el uso de pensamientos rela­
cionados con la acción o con transformaciones en acción.
La columna 2, la columna 6 y la hilera C necesitarán futuras
extensiones para abarcar la amplia gama de fenómenos complejos
que se presentan a la observación^.
üna regla básica para clasificar una formulación consiste en
considerar que un mismo enunciado puede ser clasificado en cual­
quiera de las categorías de los usos (hilera horizontal). ¿Cuál es el
más adecuado? Se determina por el contexto. En cambio, no suce-

' En un trabajo titulado «La Tabla», escrito en 1971 en Los Ángeles, Bion se­
ñala que tanto la hilera C como la columna 2 merecerían una extensión y hasta la
lortnación de una tabla propia.
La columna 2 fue pensada originalmente por Bion para proveer una serie de
categorias para enunciados reconocidos como falsos, tanto por el analizado como
por el analista. Un ejemplo en este sentido puede ser el enunciado «mañana te es­
pero a la salida del sol». Pero en la práctica clínica se hizo evidente la necesidad de
considerar el problema planteado por la mentira. Es útil distinguir entre enunciados
falsos y mentirosos. Las formulaciones falsas se relacionan con la inadecuación del
70 PENSAMIENTO

de lo mismo con el eje genético (vertical) porque depende del nivel


de abstracción del enunciado.
Haremos un ejercicio simple de ubicación en la Tabla de un ma­
terial en el eje horizontal o de los usos. Tomaremos un enunciado
utilizado por Bion, de un paciente que le dice al analista: «Sé que
usted me odia».
Ubicamos primero el enunciado en el eje genético o vertical.
No es un enunciado conceptual, no es un sueño, no es una pre-con-
cepción o expectativa. Convendría ubicarlo en la hilera de la con­
cepción (E por ser una creencia).
Ahora pasemos a ubicarlo en la hilera de los usos u horizontal.
La regla dice que este mismo enunciado podrá ser ubicado en 1, 2,
3, 4, 5 y ó, y que esto dependerá del contexto.
— Si usa el enunciado «sé que usted me odia» en un contexto
de ligero asombro y curiosidad hacia lo que dijo, estará ubicado en
la columna de Hipótesis Uetinitoria y marca un comienzo de una
investigación de diferentes signiíictidos. Clasificación El.
— Si se usa el enunciado «sé que usted me odia» como un in­
tento de frenar la emergencia de otras ideas o sentimientos, por
ejemplo, ideas de cariño o sentimientos de gratitud, será conside­
rado resistencial y será ubicado en la columna 2. Clasificación E2.
— Si usa el enunciado «sé que usted me odia» como un inten­
to de estimular sucesos olvidados o recuerdos reprimidos, todos

M’i huiruiiu], que tu) puede eonfiur en su eupucidud de darse cuenta de la ><verdad'>
\ lornuilarla adeeuadameme. l’oi el conirario, la personalidad mentirosa necesita es­
tar secura de su eonueinuento de la verdad, \ sus enunciados, enl'átieamente «ver­
daderos" [tero en realidad mentirosos, están siendo usados para impedir un detei-
minado conocimiento; por lo tanto, la columna 2 deberla subdividirse y considerar­
se una columna 2' para ubicar en ella los enunciados mentirosos. Estos últimos tie­
nen la característica de que son usados para susniuír un enunciado «verdadero» que
prtnocaría un cambio caiastrólico.
La hilera C merece también una extensión o posiblemente una tabla propia.
Una primera eiiumeradón de los enunciados que se ubican en esta hilera com­
prende las imágenes getieralmente visuales, tales como las que aparecen en sueños,
mitos, narraciones verbales de imágenes visuales, alucinaciones.
La complejidad de la hilera C justificaría su extensión para abarcar translorma-
ciones de experiencias sensoriales distintas de las provenientes del sentido de la vista.
La 'labia puede también sei ampliada de otros modos. Si el analista desea in­
vestigar, por ejemplo, el área que hay entre los hechos corporales y los psíquicos,
podría interponei, entre las hileras A y IT toda la Tabla, como si dentn; de la Tabla
misma pudieran serse muchas tablas en profutididad. Podría, de este modo, ampliar
la l abia indefinidamente, siempre que explicara que esto es, de algún modo, un se­
gundo ciclo, Bion tecalca que él puede visualizar la Tabla como repitiéndose a si mis­
ma en forma helicoidal.
PENSAMIENTO 71

ellos de muy diferente naturaleza, será ubicado en la columna de


Notación, Registro o Memoria. Clasificación E3.
— Si usa el enunciado «sé que usted me odia» en un contexto
de estímulo a la asociación libre ya sea en sí mismo o en el analista
o como atención no dirigida, especialmente atención flotante, será
ubicado en la columna Atención. Clasificación E4.
— Si usa el enunciado «sé que usted me odia» como un estí­
mulo a algo especialmente ya conocido, ya sea un suceso u otras
concepciones que requieran de atención psicoanalítica, será ubica­
do en la columna Indagación. Clasificación E5.
— Si usa el enunciado «sé que usted me odia» en un contexto
de acción, como una creencia que precede a una acción, por ejem­
plo, irse del análisis, será ubicado como una Acción y clasificado
en la columna correspondiente. Clasificación E6.

Tomaremos ahora un ejemplo para hacer un ejercicio de cate-


gorizar en el eje genético. Supongamos un paciente que tiende a ata­
car el vínculo con el analista; se trataría de un acting-out por eva­
cuación de elementos beta, y por lo tanto categorizable en A6. Por
el contrario, una actuación puede constituir una forma de comuni­
cación que tiende a despertar mayor comprensión en el analista, y
por lo tanto sería categorizable en D6 o E6. Las interpretaciones
formuladas en la sesión psicoanalítica, en tanto son equiparables a
las acciones en otras formas de la conducta humana, pueden ser
también ubicadas en esta columna, por ejemplo en F6.
Hacer estos ejercicios con la Tabla puede resultar muy útil para
el analista que trabaja solo sin recibir comentarios críticos sobre su
tarea o para comprobar las teorías analíticas que utiliza o de las que
debe ser su propio supervisor.
La utilidad de la Tabla es también la de facilitar la comunica­
ción entre analistas; aplicando el modelo propuesto por Bion, es po­
sible referirse al material de un paciente, o a un mito, indicando su
categoría en la Tabla, ahorrando así la necesidad de explicaciones
acerca de la génesis y usos del material, mito o sueño en cuestión.
Bion propone otro nivel de utilización de la Tabla por los ana­
listas. Lo llama el juego psicoanalínco. Éste consiste en ubicar el ma­
terial que se está investigando en lugares «inadecuados» de la Ta­
bla en forma intencional. De esta forma, se recibe un fuerte impac­
to en la mente por lo «insólito» de la ubicación y sus implicaciones.
Más que trabajar con lo que pasó, se está trabajando sobre algo no
ocurrido, sobre una sesión del futuro, la del «día siguiente». La Ta­
bla se constituyó así en un instrumento extremadamente afinado.
72 PENSAMIENTO

que desarrolla el sistema intuitivo del analista. Bion lo hace equi­


valente a los ejercicios musicales que realiza un pianista con esca­
las, arpegios e improvisaciones, que lo colocan durante el concierto
en condiciones de entregarse a la ejecución de la obra musical, sin
pensar en la técnica interpretativa. El analista se volvería en la se­
sión más receptivo al material y a su interpretación.
Otra utilización de la Tabla para el analista, es la posibilidad
de clasificar sus propias investigaciones, trabajos o libros. Este re­
curso es utilizado por Bion en muchos de sus textos; es convenien­
te para el lector de su obra estar familiarizado con la nomenclatura
y el uso de la l ’abla, para una comprensión más profunda de los
mismos.
Finalmente, Bion sugiere que cada analista formalice sus teo­
rías más usadas en tablas prtrpias, en espera de lograr una unifica-
CK)n intuía con el asanee ric la disciplina psieoanalítica.
IV

TRANSFORMACIONES

En este capítulo se introduce con el término «transformacio­


nes» una nueva perspectiva para el planteamiento de problemas en
_eLárea del- pensamiento,.la psicosis y los grupos. Los términos «in-
variancia», «transformación» y otros, con significados ya existentes
en la filosofía, en matemáticas y en otras disciplinas, son utilizados
para hablar de los problemas específicos del psicoanálisis. Este
- abordaje puede, por momentos, parecer extraño; el mismo Bion
dice en el primer capítulo de su libro Transformations: «Su aparen­
te extrañeza radica en el método .de abotdaje-y..no fin.ia_experien-
iia_Ü£SCÚUi>>TJEn este capítulo, el lector encontrará una explicación
simplificada del abordaje, con algunas ejemplificaciones de su apli­
cación a los problemas psicoanalíticos.

TRANSFORMACIÓN E INVARIANCIA.
GRUPOS DE TRANSFORMACIONES

Transformación significa cambio de formal EMe concepto se


utiliza habitualmente en contextos muy diversos y es aplicable a mu­
chas situaciones. Asi, decimos que el agua se transforma en vapor
en determinadas circunstancias; consideramos un mapa como una
veisióajransfürmadade .una,.ZQJia..g£ográüca-.Q...un. cuadrcLqu,e_re-
presente un .paisaje como el.productQ de_.una_serie_iie_transfouna-
ciones. En algunas ramas de la ciencia el concepto de transforma-

' W. R. Bion, Transformations, Londres, W. Heinemann, 1965.

)
74 IRANSFORMACIONES

ciun L‘s utilizado más sistemálicamenie; tal es el caso dé la geome­


tría proyectiva, la teoría de los conjuntos y la gramática transfor-
maciunul. 'l’anibicn la teoría psicoanalíiica hace uso del concento
de transformación. La tcuría_pitt.Cü.analíUcu considera el..contenido
.mumtié^jfcii,e^D^cilü)i~iH^ proceso, (la,elabora­
ción oníricaI uue iransto-rmo en imágenes visiudes -ias-ideas,iat£n-
tes. ios lüahJJPab Cümo.cAPre.iüün UansíürmttdiLdc..ua.C-oaíto^^

clon con d terapeuta— de. siluac.iunes ifit.'nuilcs.xeprimidas.


Bion propone una teoría de las transformaciones cuyo desarro­
llo no se refiere tanto al cuerpo central de la teoría psicoanalítica,
sino a la práctica del ¡isicoanálisis y, sobre todo, a la nhKi'rvnriiht
¡,si, udnulLiicLi. Nos llama la atención sobre el hecho de uue uorma-
TientemeiTnréstamos obsers ando v realizando transformaciones. Las
( asociaciones del pacieuí¿vIüimulitiÍü.i>Jfa.piáüLr.as, son producto de
' ujia transfoi'niación de pensamientos v emociones: estos pensamien-
los _v emociones se lefiereii a hechos Iexternos e internos, pasados
o piesentes) de los que, a su vez, son transformaciones. Del mismo

¡ de los ivcnsamieiuos del aiudisiv.. _v éstos son parte de un proceso


de üimsionnacion de una experiencia emocional en contacto con el
paciente,
Bion sugiere que la tarea del psicoanalista sea considerj^da e n
muiiogia con la .dd-anista \ la. d.ci utatcináüco, como ipmsfonnn-
l:ilií.i de jjiui realización (la ci¿^Klucliaa...usicoanalítica real) en una
inierpietacion C' una serie de interpietaciones. A través de la teoría
de las translorinaciones. intenta describir un método de observa-
' aíoue pMCüáüaliUca,..que permite apreciai la transformación de he-
JiOS.observables en pensamiento.^.capaces de crecer, y de. adigmiar
sienilicado. Para Bion, estas translcnmaciones serian nriuliu'i,i del,
anuir a la \eidaü-.y_iIc...UlLAe_ültdujCs.lcJáccu4 ue son funciones de la
personalidad del analista, ti las eiue se aereya su lorinacmn psicoa-,
nalitica v su e.xperiencia.
Ln Kidos los ejemplos presentados hasta ahora, y siempre que
se habla de una trúnsforjnqcion. es posible distinguir o suponer un
/it'c/nr J e s i a d u i n i c i a l , ü n v r o c i 's o d e trun.s7or»¡uc/ó/i-realizada con
determinada técnica o bajo ciertas condiciones, y u n ' í j r u d m j a f i i i u l .
lesultadu del proceso
I Bion propone llamar..Ü al hecho original T a la transfornia-
I aa¿uJjáÜÍ¿LniO.DJ_PimiC¿iUlXd?iCliLÍ.Il,iJ,dá..IlL^ bd sig­
no O está cargado de muchas implicaciones. Hay una referencia bas­
tante sugestiva al punto de origen o ¡tuiUt) de partida de las coor-
O c- ^ té o ■*
vT
T - r.
TRANSFORMACIONES

denadas de cualquier espacio. Es el punto en el cual están conden-


sadas y en el cual se desarrollan las infinitas posibilidades del espa­
cio universal. A modo de anécdota recordamos que, en nuestros pri­
V meros contactos con Bion (a través de sus seminarios en Argenti­
na), cuando hacía referencia al signo O, dudábamos si quería sig­
nificar la letra O (inicial de origen) o el número 0 (cero), por el do­
ble significado que tal signo tiene en inglés. El cero es también pun­
to de origen del espacio matemático (infinito). En las ediciones an­
teriores de nuestro libro aparecía con el significado de cero. Ahora
sabemos-que O es utilizado oor Bion, en este caso, para represen­
tar la letra inicial del origen del proceso de transformación___
Cada uno de estos signos y su aplicación serán discutidos con
mayor detalle más adelante. Es también importante determinar el
medio en el cual se realiza la transformación; por ejemplo, en el do­
minio de los objetos físicos, en el del lenguaje, en el del arte. El
agua, como estado o hecho inicial de un proceso de transformación,
dará productos finales diferentes según el medio en el cual esa trans­
formación se realiza: en el medio físico, se transformará en hielo o
en vapor; si el medio es el del lenguaje verbal, se podrá transfor­
mar en un símbolo o una palabra; si es el del arte, en un cuadro,
una obra musical, etc. En psicoanálisis es importante determinar el
medio en el uue oc^rrenjasjransformaciones. sea ést>"

Estrechamente relacionado con el concepto de transformación


está el de invariancia. que se refiere a aquello que queda inaltera­
do en el proceso de transformación. La invariancia es la uue per­
mite reconocer, en el producto final, el original transformado. En
nuestro ejemplo anterior, la invariancia puede residir en la estruc­
tura molecular del agua, en el significado o en cualquier otro ele­
mento que variará según el medio en el que se efectúa la transfor­
mación y según el punto de vista con el que el observador del pro­
ceso se acerca al fenómeno.
Utilizando los signos propuestos por Bion, diremos que inva-
riancia se refiere a los aspectos no alterados de O después de ter­
minado el proceso íTni rlp transfnrm.-mión .sl ¡k invariantes son las
cjrjc permiten reconocer en el producto terminado (T¡B el original
LÜl iraiisformado. Las invariantes dependerán, en gran medida, de
la técnica ein|úeada para efectuar el proceso de transformación (Ta)
y del grado de deformación que ésta implique.
Una analogía, tomada de otro campo, ilustrará estos concep­
tos, Supongamos un pMüLque v:e.un-.paisitje-.-y. lo .pinta. El paisaje,
de acuerdt) con nuestra terminología,, será ,0.;. d cuadro, resujiado
7() IKANSt-UKMALlUINiib

-ÍU)ul_Üj.‘.iUUi. ele transformaciones J l j i . Si al observar el cuadro


reconocernos el pijisaje que representa, a pesur de la enorme dife­
rencia entre un paisaje v los piizmentos esparcidos en la tela, es poi­
que algún aspecto ha quedado sin alteración, A ese «aitzo» lo.lUt-
mamysjtttarwrucv El To del pintor es el proceso que se inicia con
su impresión visual del paisaje y se extiende hasta la elaboración
del cuadro. Puede ser importante conocer la técnica del artista para
interpretar correctamente el cuadro. Dos pintores pertenecientes a
diferentes escuelas (realista e impresionista, por ejemplo) represen­
tarán de manera diferente el mismo paisaje, y las invariantes detec-
tables serán, por ende, también diferentes. En la teoría de las trans-
formaciones se llaman v n i p o s d e t r a n s f o r m a c i o n e s a los métodos o
' Úeemeas p’"-' ''n*''>n,'ir lus transformaciones.
bn ei campo de la practica psicoanalítica podemos considerar
la conducta del paciente en la sesión, sus asociaciones, gestos.,.etc.,
como equivalentes al cuadro del artista, es decir, como el l'P, o
para especificar mas, cl.T( paciente Ij l de hedius.Ü. que .ha..transíur-
-u u d u de..mia-efcucimuiada.uiauc.ru,J'aiiibién en este caso supone­
mos que podemos reconocer en su relato o conducta algo de aque­
llo que los originó. Hn general, damos por sentado que existen in-
.ya.riajues, entre .s.us_pens.an,i.reni.o.s >,,_sui palabras que nos permiten
saber de qué nos esta hablando; intentamos descubrir y esclarecer
los significados de su conducta a través de las invariantes que nues­
tra observación detecta. Puede también interesarnos conocer la o
■Eu>g¿aucaii. de iraastor.maéi.án,utj.lÍ2ji.d.a$. por .el paciente T(pacien-
.le)u, el medio en que las efectúa y, en ^S£ecial_, los factores emo-
_ d ó n a les intervimentes en e l proce so.
Bion diferencia varios crupos de transformaciones en el niano
mental: l a s t r u n s i u n n u c i u n e s d e m o v i m i e n t o r í a i d o , l a s t r a n s f o r t n u -
a o n i ' s p r o \ r c n y j í i y .J u y J X í m s l ü / i !i a c i a a í : s ,j :u u i L u x :i u a ¡ ü : ¿ .
Los hechOS-de.la sesión son d O itp Ins trangfnrm^^rion^-s d>;d
analista. Las asociaciones del paciente, su conducta, sus .gestos, todo
lo que sucede en la sesión es ü para el analista. Sus procesos men­
tales a partir de estos hechos corresptMulen a If analista kt y su in-
terpretación, a...Tlanalistajjf_La ¡rublicación de un material clínico
implicará un nuevo proceso de transformación, esta vez en un me-
liü distinto, cuyo T(f será también diferente.
Las teorías, psicoanaJiiicas pueden ser conceptualizadas como
_ giupua.ule Uaaslutinacione.s. ya que, en base a estas teorías, el ma-
terial del paciente es interpretado de determinada manera. U n ana-
irsta li',e.udtau.u-.dara..uaa. interpretación diferente a un mismo mate­
rial clínico que un analista kiailiiuio, ya que cada uno, dcL,eUQfuJL-

Li
1K / M N ^ i r U K M A C l U N b í j 77

tfíctujá V jerarquizará Otras invariantes en el material presentado,


conforme a las teorías que utiliza. Ante el mismo material clínico
presentado en una reunión científica, el T(analista freudiano)P y el
T(analista kleiniano)(3 serán seguramente diferentes, pero induda­
blemente menos diferentes entre sí que la hipotética interpretación
del mismo material hecha por un familiar del paciente en cuestión
T(familiar lego)(3.
Ya hemos dicho que los procesos de transformación en la me
te de una persona se realizan con técnicas diversas F) mismo
ehn puede ser transformado de modo distinrn en diferente.s rtmrrL
tos. Q por distintas partes de la personalidad. Es importante pa
el analista tener en cuenta que urumismo producto final (Tppi. una
palabra, por ejemplo, puede ser una representación adecuada de
un pensamiento o una representación errónea, o tal vez ni siquiera
una representación (en el sentido habitual del término), como pue­
de suceder en el paciente psicótico en algunas oportunidades. En
este último caso, las palabras son utilizadas con fines evacuativos y
no como vehículos de significados.
La Tabla diseñada por Bion (ver cap. 111) permite categorizar
las.jdeas v sus e.xpresioiies según,los niveles de evolución de éstas
y.-scgún los modos en que se las usa. La clasificación de diferentes
grupos de transformaciones enriquece el uso de la Tabla y puede
llevar a una versión mejorada de la misma.

TRAN.SFORMACIONES DE MOVIMTFNrTO R Í n in n
Y TRANSFORMACIONES PROYF.CTIVAS

Los términos «transformación de movimiento rígido» y «trans­


formación proyectiva» están tomados de la geometría proyectiva.
Incluimos una breve explicación de los mismos tal como son utili­
zados en dicho campo para luego trasladar estos conceptos, como
modelos, al campo psicoanalítico. La geometría proyectiva estudia
l;is propiedades He las fjEuras oue Quedan invariantes haio distintos
de transformaciones. Las transformaciones pueden ser pro-
yectivas, de movimiento rígido, continuo, etc., y para cada grupo
de transformaciones hay invariantes distintas. I.as transformaciones
próyectivas en un plano o en el espacio son aquéllas que se realizan
por proyección y sección. Una transformación proyectiva, pues,
transforma puntos en puntos y líneas en líneas, y preserva las pro­
piedades de incidencia de los mismos. No preserva la distancia ni
los ángulos; las figuras quedan muy deformadas en relación con la
rR/-w .-SPO RN *.> ClüN U . . RANSi w1<MACiw WES 79
/
las transformaciones se plantea la pregunta: / qué es el O fpacien- | |
oriizinal que queda poco reconocible. Sólo permanecen como inva-
te)?, o en otros términos: ¿de qué está hablando? Una respuesta,, ^ 7
rnnies las propiedades geométricas más esenciales como «interno-
V posible es que está hablando del íin de semana. Si se adopta e s t^
externo» «cercano-lejano», etc. Un modelo ilustrativo de la trans
suposición, entonces Q..(pacis,ius,),.s.eiá.,,éLfil) ds,.s.s maaa,.. En este
-ón proyectiva podría ser el de la cinta «Moebms»
caso particular puede reformularse en base a teorías psicoanalíticas
nués de una torsión de 18U“. mantiene la propiedad de poseer un(
sobre la escena primaria, y entonces decir que O ípaciente) es la ~-
L” superfik- continua, naicn.taa que la or.ginal presentaba una su
escena primaria con los matices de significados que las asnHarinnp.s
nerficie de dos fases. ^ del paciente, permiten comprender.
Las transformaciones rígidas, a saber, la traslación y a ro a
Interesa también saber algo sobre el estado mental del pacien­ I
ción. dejan invariantes el tamaño y los ángulos de a ^ te que le hace ver el fin de semana del modo particular en que lo

y
metría euclidiana elemental puede definirse como la que estudia a
ve, su l'(p)u, es decir, como una situación temida. Si se supone que
propiedades que quedan invariantes bajo el grupo de estas transtor-
la transferencia juega un papel predominante, el T(paciente)p es lo
nuiciones. que el analista llamaría neurosis de transferencia. .0
El aspecto del fpnñmpnn trangfprpnrial importante en la trans­
por imdloPÍa. aüuc.lla.s..quc.iJl)17lKua-PUaiJÍ!U'oilll^>-C^----P^'^^^ formación es lo que Freud describió como la tendencia a repetir\'í^^
; ;.... .. , ^ . , p , , - mikar-meriuM^exmanem te-or^^
como experiencia actual algo que está reprimido en lugar de recor- c
TMT^TTTm-Icteristicas. U s u a n s l X a ^ darlo como un fragmento del pasado^ Esta c c , transformación implicalj. . l .-.e
'u;'
i - p... t,n. los rc^ e s ^ t a n . según códigos comune ^ maY,i .)n\d¿
poca deformación: el término transferencia, ^ r-i «
tal comoí—v Freud
^ 1 r\ L ’♦“ t «
lo luti
1 i ♦í *

l'is, nersona'ruue^tilizan TTii mismo idioma, son también t r a n s ^


uttltuuuon , c r a c üc qlS lizó, implica un modelo de movimiento de sentimientos e.-id&as-de
runa esfera de aplicabilidad a otra. ^
Has invariantes resaltan ^ interlocutor
.q.uejciertas..ideas.v,.sentimientos corres-
dci (tiansformar) a su ve/ el signilicado incluido. ^
pondientes a il .y.al complej o. de Edipo se trasla- v,<y■^
Un ejemplo clínico tomado del libro Transjormanons , ilustia
diinjX-transfierecLüia-rdación con .el terapeuta conservando una cier-
la aplicación de lasJi.aEsíuriiiviciamnL-ckJiiiummu.mlí^ rígid o .,—
ta, coherencia y.estructura-e.stá aplicando un modelo de transforma- u,c>
Un paciente adulto, de sexo masculino, relata un sueno en la

En resumen, pues.laS-transformaciones de movimiento rígido


tr ................... . son consideradas como un grupo de transformaciones o técnica de
^ : ! ! „ L L ";ip:ltu,t.uüE.úluluiunlc su lucl.u y lo malartm, D e s p c
transformación en al área de las emociones, los pensamientos y las
r S u s t t t d . , , A socé luego con un Ittmosp CBttdPI,
palabras.
K C onM ». qttu le hub¡“ « ' “' i ' * ’ “ “ En la medida en que las transformaciones efectuadas con esta
entre un tigre v un oso. lucha en la q u c i e U ) ^ b u L E e ^ ^
n / Cont i i ^ ó .luego..asoaundo con su,ex novia,, la in.teijupcio.iLdel técnica darán un Tp menos distorsionado que ni.ando se utilizan
otras técnicas de transformación (proyectivas o en alucinosis). e 1
noviazgo, su rabia frente a eso, etcéter_m _ r,,
F1 material transcrito se presta a interpretación con cierta ta- analista que escucha al paciente podrá reconstruir con menos difi- | |
cil.dad El lector psicoanalíticamente entrenado puede ver que la in­ cuitad el proceso que va desde O hasta Tp, v de este modo inter­
terrupción del fin de semana pudo haber sido el cstimu o del sueno pretar el material. Además, en el caso de las transformaciones de
V de sus asociaciones, La interpretación formulada en la sesión de­ movimiento rígido, el analista a partir de su O analista (Oa) puede
penderá de vanos factores: entre ellos, los datos que el analista ya llegar a saber cuál es el O paciente (Op) —en el ejemplo citado, el
posee del análisis del paciente, del clima emocional de la misma, fin de semana—, ya que ambos O. al intersectarse. forman un O
comúap.ara..aLDacknte v el analista O (p v a).
''^''"'paia refurnuilar estas situaciones en términos de la teoría de
^ S. Freud (1914gj, «Recordar, repetir y reelaborar», en Sigmund Freud. Obras
cúmplelas, vol, Xll, Buenos Aires, Amorrortu editores, 1976.

’ '! ransjormíiüon-,. /(«■ oí
xo TRANSFORMACIONLS

Otro grupo de translormaciones en ei área mental son las lla­


madas t.raiLKtnmiíii:mnfs prnvprriwín- Aquí el modelo utilizado es el
de una iransíürmáeiúü .qjqe.xüascrvR.cümü.im:aúantes..caxactmsii-
e;i-s diterentes de las características de las transformaciones de. mo-
Además utiliza métodos de transformación que di-
leadus.eri. esias._iiiliCQas.
Otro tragmento de material clínico, también tomado del libro
rrunsjormaíions, puede servir de ejemplo para este tipo de transfor­
maciones.
Se trata de un paciente seriamente trastornado, que está en
análisis desde hace varios años. El paciente llega a la sesión; pare­
ce estar algo desorientado y comienza a hablar aún antes de recos­
tarse en el diván. Sus palabras son aproximadamente algo asi^
«Buen día, buen día, buen día..., debe ser la tarde, realmente; sui J
pongo que hoy no puede esperarse nada, quiero decir esta tarde...\
esta mañana. Debe ser algún tipo de broma. La chica dejó sus bra-
gas. i'.Oué le parece? Probablemente está mal, por supuesto, pero
¿qué le parece a usted'.'». El paciente se recuesta y sigue sus aso­
ciaciones aparentemente sin significado.
Este material difiere en muchos sentidos del anterior. Es más
complejo y no se presta tan fácilmente a interpretación:
reformulación contendrá un alto grado de especulación. No se4¡iie-
j e inferir de, qué está hablando el paciente o qué es O (pacientel.
Las teorías kleinianas del aplilung y de la identificación proyectiva
pueden ser aplicadas en un intento de esclarecer el estado mental
del paciente y su aparente dificultad para distinguir adecuadamente
entre él y el analista. La dificultad de interpretación subsiste, sobre
todo, debido al clima emocional de la sesión misma.
Si se pretende entender este material partiendo de la suposi­
ción de que el lenguaje utilizado por el paciente conserva los sig­
nificados habituales, difícilmente se podrá entender. Un progreso
en la comprensión del mismo puede producirse si se supone, en

las habituales pretenden transmitir un significado (Tp(j) que es el


resultado de una experiencia emocional en la que los conceptos es­
pacio \ tiempo son utilizados de un modo diferente del habitual.
La teoría kleiniana de la identificación provectiva junto con la
teoría del splitiiny pueden explicar la desorientación del paciente y
su aparente ghílcediad para distinguir adecuadamente entre su per-
la del analista. En este intento de comprensión estamos su­
poniendo que lasir.aiUjíüruia.aoüé¿.iin.la.iD.eJLti;jieLp.iACÍeaie..Qc.uu:,ie-
ron por proyección, disociación e-id.eaúticadón.provectiva. proce­
■J'RANSFÜRMACIONES 81

SÜS que continúan luego en su verbalización. Es claro que el pro­


ducto final de tal tipo de transformación —que no respeta los lími­
tes témporo-espaciales habituales para la personalidad no psicóti-
ca— tendrá que ser tomado por el observador de un modo también
diferente.
En las transformaciones provectivas. hechn.s muy alejados de
-la...sesión■.tiiiUü...iempnnil coma espacialmente, .son considerados
aatmo parte de la misma, o como aspectos de la personalidad del
acnalista.
Las «distancias v las épocas» no se respetan; hay una intensa
exaneración y deformación de las mismas («hipérbole», como tam­
bién lo llama Bion) en este tipo de transformaciones.
II
E a la.S-triinsfQrmacÍQnes de movimiento rígido la relación con
Q se establece. C0-n.re.lativa facilidad dehidn n que las invariantes
pueden ser detectadas con mayor claridad F.n cambio, no ocurre
lü mismo en las transformaciones proyectivas. ya que las invarian­
tes correspondientes al Op y al Oa difieren mucho entre sí.
Cuando predomina el funcionamiento de la oart^ qo

sea sus grupos de transtormacionesj se adecúan al modelo de mo-


' úitienio ü g id g .^ n cambio, para comprenaer m luncionamiénto de tj
-la parte más primitiva de la mente es necesario que el analista uti-~}l
lict» teorías en las que esta modalidad de transformación, más ar­
caica y .menos lógica, adquiera significado y por lo tanto posibilite
su esclarecimiento. Las teorías kleinianas sobre los mecanismos de
defensa primitivos permiten un enfoque de este tipo de transforma­
ciones.

■TRANSFORMACIONES EN ALUCINQSIS

Bion describe un tercer tipo de transformaciones; las transfor­


maciones en alucinusis. El producto final de este proceso puede ser
entre otras cosas una alucinación., manifestada clínicamente o no
p o r í-l paciente. Esta transformación es consecuencia de una catás­
trofe primitiva-por-in-nnal H individuo no ha podido incorporar una
función alfa. Predominan los mecanismos evacuativos y la identifi­
cación prnyprtiva nmnipr.tpnt>^ n p.vri^.siva I .a diferencia fundamen­
tal con las otras dos transformaciones es la de la carencia de un con-
.tinenh- í|iic ha sido destruido y que le hubiera permitido contener
y metabolizar sus proyecciones^a conducta, el lenguaje..y..las-jac-
ciones que caracterizan.el.funcionamiento de la personalidad psicó-
H2 TRANSFORMACIONES

tica (ver cap. 11) son expresiones (en el contexto de la teoría de las
iransíormaciones) de transformaciones en alucinosis. La dificultad
para el observador de detectar y comprender este tipo de transfor­
maciones es aún mayor que en el ejemplo citado para transforma­
ciones proyectivas, ya eme frecuentemente el analista.iú.¿laJJÚera tie-
I final ( T ^ . En el capítulo V el lector encon-
traríT una discusión más amplia de los problemas inherentes a este
tipo de transformaciones, como así también del método específico
propuesto peir Bion para ponerse en contacto con ellas.

JK A

En los tres grupos de transformaciones hasta ahora descritos


nos hemos referido a procesos de transformación cuyo punto de par
tida es una experiencia o situación inicial, categorizada como el
de la transformación.
El sik'no O reuniere ahora-una mayor clarificación. El O lo he
mos referido a situaciones particularizadas, aunque siempre referi
das a algún aspecto de la realidad física o psíquica. Queremos tam
bien iernrquizar su carácter de incognoscible, ya que éste es el sen
tido que Bion le atribuye. El signo O es aplicado por extensión a
todo aquello que, en otros marcos referenciales, puede llamarse 1>

dad'', «la cosa-en-sí-misma» . el «infinito», lo «desconocido».


En psi-'i'iiiMlid-i mI nriiparno^' de la realidad psíquica o del in­
consciente, aplicaremos el signo üia-iudQ.,lü..jle,scQiiüddü.def. pa­
sea su realiílarl psíqi'lrh a BPVH ( k Irl^
múltiples transformaciones que..c.fectúa.
Los tres tipos de transformaciones a los que nos hemos referi­
do hasta aquí, se relacionan con el «saber acerca de O»: son trans-
-lunUiJiaüiK:s,.rie.íI,y pueden englobarse bajo elyincuklJÍJ^Cümau:).
> su contraparte - K (menas_c:Qnücei.i...
A estos tres modelos de transformaciones, Bion agrega las
tr.u.rsJuaüai.ujiie& 1. Éstas contrastan con los otros tipos en tan­
to se relacionan con el cambio, el crecimiento, el i/ü'igfr¿.ya±zki-e
Jilí-D....
La transformación t'fi K está relacionada con un proceso
plojación y elaboración cognitiva asociada con la «pulsión epist^-
mofílica» y que Bion denominó «tendencia a conocer», «vínculo
o «estado mental de curiosidad». Pero esta forma de conocimiento
TRANSFORMACIONES 83

era insuficiente para el acercamiento a la realidad psíquica. Por eso


Bion destacó la importancia de la transformación K -» O . com o la ^
que posibilita alcanzar el c.Qn.ocimientQ más profundo v vivencia! de
la,j.ealidad psíquica: el «devenir O», F.s llegar a «ser InqjiieL.a£.£sa-
Es por ese motivo que dicha-transformación es temida y se le opo- /
ne resistencia, y suele estar acompañada por la «turbulencia emocio-
al».
Bion dice gne la realidad no puede pnr definirión ser rnnnri-
da. aunque sí puede ser «sida». Denomina a d e v e n ir O «I.a
realidad psíquica tiene que ser sida' debiera haber una forma tran­
sitiva del verbo ser para usarse expresamente en relación con dicha
realidad»"'. El analista se ocupa de la realidad de la personalidad
I
del panp.nre.de..iin.mndo-qije va más allá del «saber ace rca de ella».
aunque este saber ívínculo K) es parte importante del proceso ana­
lítico. La transformación en O es algo así como «ser lo que se es».
y esta transformación es temida y por tanto se le opone resistencia.
If
Los fenómenos resistenciales pueden entenderse como oposi­
ción eFTTós^digroT^qüTlmpncr'deveñir'O^'Eina'^^
devenir O es equivalente a «ser uno m i^ o s u j^ opia verdad^>, con
l^vsponsahilitlad inht-renjp este devenir será una transformación
rechazada porque en otras cosas amenaza con el temor a la mega­
lomanía. Sin embargo, solamente las interpretaciones gne Ingrp.n
efectuar las transformaciones del «saber acerca de algo» al «ser ese
.algo» (K -» O) tendrán un efecto de cambio v maduración mental. I!
CAMBIO r.^TASTRÓFICO. EVOLUCIÓN E INTUICIÓN

Las transfnrmarinnps pn 0..tipnen siempre un carácter disrup-


tivo modelizado por Bion como r m n h in rn tfi\tr ñ fír n 11
Este término liga una conjunción constante, una configuración
de hechos caracterizados como violencia, subversión del sistema e
-¿nvíidaudxj-£n la relación continente-contenido. Las realizaciones
correspondientes a esta conjunción constante pueden encontrarse
en áreas muy diversas. Si el continente es la mente o la personali­
dad (con la estructura que la caracteriza en un momento dado), y
eLcmtenido es O, su interacción, en el momento de devenir O. ten-
ylrá todas las características descritas, es Hprir vinipnria cnhver.sión.
nLsLstema o estructura existente, ^ J nvarJancia en cuanto proceso
e transformación.

■' Transfurmaiions, loe. cit.


S4 TRANSFORMACIONES

Al hablar de cambio caiastrófico, Bion quiso referirse a un tipo


peculiar de configuración inherente a estructuras diversas de cam­
bín Filo determina la desorganización del sistema aue cstaba cons-
limidc) Mnics del cambio, pero sin lleg'aMLsejLuna caíásícofe real si
diclu^ cambio tiene, for el contrario, Bion le
otorga un sentido positivo, de evolución, corno lo destaca especial­
mente en su libro Atteniion and Interpreiation. Si el cambio ocurre
en un medio -K (menos K), se puede aproximar a una catástrofe
re;il tipo riilamiUad. ^>ln embarco. 1 uslmü —en una conversación
con Bion acerca de este tema— tuvo la impresión de que Bion no
descarta, aún en el cambio catastrófico positivo, que el paciente
pueda sentirlo, en un primer momento, como un desastre simila^
4U-iqUC.PüdiU.‘. XPf.l'inmnl:ir en primiirifiy ^
ni'* señala también que, en su opinión, existen elementos comunes
entre el cambio catastróflCt) Vd «miedo al dt‘.rrumhe.>, íhíenkdaM atl
descrito por Winnicott. En forma más precisa, se lo podría consi-
derar como un desarrollo radical en la evolución de una estructura.
’!ü!rTmK)res lo relacionaron con la «teoría de la catástrofe» de
^René Thom) que estudia, en términos matemático-tonológicos. la
.las crisis que son propias de cualquier forma, ina-
nimacia o abstracta.
En términos de Bion. tastrófico constituye un. fc-,
luimcnoevolu^^ mental. Se lo puede comparar a
una e.xplosión que transforma un momento «pre-catastrófico» en
otro «posi-catastrófico» (rico en emociones).. Está asociado pues a
■ una translurmacion. Nu es un di-^nsin- smn pnnm d.' p;irtid;i
1 yr.:i esnliicy^in Es una conjunción constante de elementos y hechos
observables entre un cxintenido y un continente, que se articulan al­
rededor de tres puntos; la violencia, la invariancia y la subversión
del sistema. Eistos hechos tienen lugar en un momento de creci­
miento y de cambio. Aunque se trata de una situación emocional
profunda, se imbrica en un sentimiento de crisis que se puede apre­
ciar tanto en la vida psíquica, como en el grupo y en la sociedad.
Darío .Sor y N4. R. Senet de Gazzano*^ han hecho un estudio de­
tenido de este concepto y lo relacionan, entre otras cosas, con el

F I usim, auiJ.i por R. Ciuddim, «11 LUmbianicmo catastrófico di \V. R, Bion


c il '■brcakdot'.n ' di D SSiiimcuti- en /•íi'n.wu di Piicuunulisi. .XXVll, Roma, ii. .S-4,
IV.Sl.
R (iaddini, loe. ai
’’ Rene Tboin, «CTise et catastrophe-, Curnmunicuiiüiis, 25, 1976.
" D, Sor y .M. R. S. de Gazzano, Cambia caiastrófieu, Buenos Aires, Ed. Kar-
eieiiian, 19SS
TRANSFORMACIONES 85

acto de «conocer», el acto de aprender de la experiencia emocional j


que conlleva sucesivos dállllliUS düLástroticos que van acrecentando
cTsaber en el área de las relaciones interpersonales. Agregan que
►cuando el hecho nuevo se aproxima a la mente, se genera una zona
I a la que ellos aplicarían la denominación de Bion de«turbulenc^
__emo¿g|j^». Bion sostuvo precisamente que la mente humana pue-\
de funcionar —a veces— como un obstáculo. Cita, como ejemplo,
que resultaría imposible ver, debido a su propia transparencia, una
corriente de agua que fluye suavemente sin un obstáculo que inter­
fiera su curso. Pero, si al introducir una vara, se produce una tur­
bulencia, entonces la corriente se hará visible. Del mismo modo, la
mente humana puede producir una turbulencia, y otra mente sen- ¡
sible e intuitiva, como lo fue la de Leonardo da Vinci, pinta imá- /
genes de turbulencia que semejan una cabellera o agua.
.1 .a personalidad neurótica enfrenta problemas derivaHns de <uk
r;nnflirtns infantiles rpprimíHnc giip pnpHpn m^pifestarse en el tra­
tamiento analítico cnmr» fpnñmpnn»! trnn«;fi»rpnciales v que están
abarcados comprensivamente, por ejemplo, por la teoría del com­
plejo de Edipo. En la teoría de las transformaciones, este área esta"
cubierta por la denominación «transformaciones de movimiento rí-
gido», y en este contexto devenir O es «ser» consciente de las ten­
dencias incestuosas con suj.concomitantes,ansiedades de castracíúa.
yis resistencia.s_..que. Ja, Jters.QnaiidadLTtaQii£..ü-ia- transfnrmañión
o incluye losimánieilO!ij:£SÍsl£ja£Ía.l_es clásicamente descritos
j 2or_Freud.
El área de la personalidad en la que priman las transformacio­
nes proyectivas ha sido abarcada en parte por las teorías kleinianas
de las fantasías inconscientes, las relaciones parciales de objeto, las
ansiedades psicóticas correspondientes a la posición esquizo-para-
,noide y depresiva, y las defensas correspondientes, en especial, la
identificación proyectiva y el spiitting patológicos. En este contexto
^c.venir ü es. por ejemplo, «ser responsable» o «ser voraz» o «ser'
sádico»; las resistencias opuestas a la transformación K O se e
SjCuentran correlacionadas con estos fenómenos.
Si el área es la que corresponde a las transformaciones en alu-
cinosis, el devenir O se acerca más a lo que se conoce como «ser
loco» n «ser asesino» o «ser Dios». Las realizaciones de este tipo
pertenecen a un estado no abarcado por las teorías anteriormente
mencionadas y, probablemente, es necesario disponer de alguna i
nueva formulación teórica que contenga tanto a las realizaciones
como al estado mental y emocional que las representa.
El cambio catastrófico tiene una cualidad peculiar en estos ca-

.di
«6 TRANSf'ORMAClÜNES

süi, donde la violencia, junio con la falta de un continente-mente


que lo contenga, puede producir efectos que trascienden el marco
de la situación psicoanalítica, expandiéndose explosivamente en
otras áreas, que pueden ser el grupo, la sociedad, etc. La resisten­
cia al cambio cam^ófico. cuando_está_enj^je|o^^
cotica. será proDorcionalmente más violenta v tenaz, va que la dis-
rupción a la que su enfrentamiento amenaza es también más inten­
samente dolorosa s' violenta.
En su último libro Aticnnon and lnierpreiaiiün\ Bion se ocupa
particularmente de estos problemas. Su enfoque está, en muchos
momentos, centrado en el analista durante la sesión, en la expe­
riencia psicoanalítica. en la difícil tarea de captar las transformacio­
nes de O partí interpretarlas e intentar la transformación K —» O
en el pticienie.
Podemos decir que la realidad de la que nos ocupamos como
analistas, la realidad psíquica, es infinita y multifacética. No es ori
, iLumuamente objeto de los sentidos. Bion propone utilizar el verb
intuir, >’uando se refiere a la realidad psiuuica en contraste con losV
mgnTdcrs de observación mas utilizados en medicina (ver, tocar, oír.

El punto de vista psicoanalítico, o como prefiere llamarlo Bion,


el vértice psicuanalítico, es O, es decir, lo desconocido, lo nuevo,
aquello que aún no ha esolucionado. Suponemos que puede evolu­
cionar hasta un pumo en que nuestra intuición lo capta y le da co-
iterencia. Los desarrollos o evoluciones de O se presentan a la in­
tuición del analista y éste debe esperar que una tal evolución ocurra
para formularla en una interpretación''^.
La interpretación y el proceso que le va dando forma. Tfana-
lista)|-i y T(analista)u, se dan en términos derivados de los sentidos
\' clasificables como pensamientos,
l^a _r_eunión por medio de una intuición súbita v precipitante de

' \S , R. bion i i y 7 U ) , Aneniiüti and Inierpreiuiion, Londres, Tavistock, 1970.


' ' El eomienzo de la sesión tiene l,i confieuruciüii vu formulada en el concento
"divinidad... o en el del «inlinito vado v sin lurmU'' según las palabras de Millón
expresadas en sa Faratsu perdido. Desde allí evoludona un paliern con el cual el ana­
lista busca establecer contacto. Este pauern es objeto de sucesivas transformaciones
por parte del analista, v formulado en su interpretación d'ap. En el proceso de estas
translonnaciones inteivieiie. sin duda, su resistencia basada cTi la intolerancia y e
temor a lo incoenoscible s. ñor lo tanto, al incunscieiUc en el sentido de lo no des
cijhKiiiLiLiio evtilucionado. La contrarresistencia, tal como surge en el analista, es
evidencia ile un elemento de la columna 2. tendente a evitar la turhuknáa. Bion
piensa que hasta pue no aparezca este elemento en la mente del analista, no ha lle­
gado el momento de lurmular una interpretación.
1RANSFORMACIONES 87

una masa de fenómenos aparentemente dispersos entre sí, reu­


nión que da coherencia y significado a los fenómenos, es el pro­
ceso llamado evolución. Este proceso es análogo al que describe
Poincaré en la aparición del «hecho seleccionado», como factor
fundamental en el descubrimiento, y se produce —o rlehie.ra prn-
ducirse— en la mente del analista durante la sesión analíticji si
éste se encuentra en un estado de ánimo apropiado Este proceso
puede también describirse por analogía del pasaje de la posición
esquizo-paranoide a la depresiva, como el pasaje de tener «pa­
ciencia» a la fase de «seguridad». El analista que no ha pasado
por estas dos fases no ha hecho el trabajo requerido para dar una
interpretación.
¿Cuál es el estado mental adecuado para la captación intuitiva
de las evoluciones de O? Bion propone la evitación sistemática del
l ecordar y del desear, va que la «memoria» y el «deseo» con su
base sensorial interfieren con la intuición y, por lo tanto, con la po­
sibilidad de contacto con el O en evolución.
Este concepto es bastante parecido al de atención flotante, y
se comprende fácilmente si por «deseo» se entiende «el deseo de
_que termine la sesión» o el furor curandi. y por «memoria», el re­
cuerdo tenaz del último trabajo psicoanalítico leído, con el cual se
intenta luego comprender el material del paciente. Es evidente que
estos deseos y recuerdos interfieren el contacto psicoanalítico con
el paciente. Sin embargo, Bion va más allá en su proposición. Ex­
tiende «recuerdo» a todo recuerdo; nos propone olvidar lo que ya
sabemos del paciente, considerarlo un paciente nuevo en cada se­
sión para estar en mejores condiciones de descubrir lo que aún
sabemos de él. También extiende «deseo» a todo deseo, incluso'el
deseo de entender, admitiendo la dificultad de lograr este estadó^y ■
J e mantenerlo. Justifica estos requerimientos con la hipótesis d e ^ .
que la realidad psíquica no es sensorial y, por lo tanto, nuestro equi­
po seiispjiajLinísil^^ Jerarquiza la capacidad de
tolerar el sufrimiento v la frustración asociados con el «no saber»
V el «no entender». La no tolerancia a este tipo de frustración pue­
de llevar al analista a buscar rápidamente hechos y razones que lo
tranquilicen, y las interpretaciones derivadas de esta precoz búsque­
da de.certe_za,..si_bien puede_n...aüineotar..el CQnQCÍmienl.Q.^e,Qponeo
al descubrimiento y al insighi que está íntimamente ligado con el de­
venir O.
El lenauaie de( Ap |¡^ pncihilirtaft Ap t n i p r a r la Hijda.
loíj misterios, las ve£dades_a ^pieriias Fe el lenguaje que es a la yez
un preludio paraJa-acrión v nn tipo de acción en sí mismo. Es el
88 TRANSFORMACIONES

lenguaje que el analista debe lograr, y este lenguaje está vinculado


con el estado de no tener memoria ni deseo al estar en contacto
con el paciente durante la experiencia única e intransmisible que es
cada sesión psicoanalítica.
V

TRANSFORMACIONES EN ALUCINOSIS

Es posible enfocar la alucinación desde diversos ángulos. Su


estudio ha despertado siempre gran interés y controversia, espe­
cialmente desde el punto de vista de su génesis, dinámica y natura­
leza.
Freud*, en su teoría del aparato psíquico, explica el fenómeno
alucinatorio en el lactante como resultado de su tendencia a la sa­
tisfacción del deseo ante la ausencia del objeto gratificador. Llama
a esto «realización alucinatoria de deseos, bajo el dominio del prin­
cipio de placer».
El Yo del lactante, en su evolución normal, ante la evidencia
de que la realización alucinatoria de deseos no brinda una satisfac­
ción apropiada, renuncia a este método y lo sustituye por otros más
realistas, con la utilización de pensamientos bajo el dominio del
principio de realidad. La persistencia de este funcionamiento aluci­
natorio del aparato psíquico puede verse en el fenómeno onírico,
así como en los cuadros psicóticos, entre los cuales Freud^ describe
especialmente la psicosis alucinatoria aguda (amencia de Meynert),
que explica, en parte, como una regresión a ese método primitivo
de funcionamiento.
Bion plantea la hipótesis de que las alucinaciones son el pro-

' S. Freud (19üüa [1899]), «La interpretación de los sueños», en Sigmund Freud.
Obras cúmplelas, vols. IV y V, Buenos Aires, Amorrortu editores, 1976. ■i

^ S. Freud (1917 [1915]), «Complemento metapsicológico a la doctrina de los


sueños», en Sigmund Freud. Obras completas, vol. XIV, Buenos Aires, Amorrortu
editores, 1976.

89
yo TRANSFORMACIONES EN ALUCINOSIS

ducto de la evacuación de elementos beta; por lo tanto, correspon­


den a un nivel mental primitivo (hilera A de la Tabla). En cambio,
Jt
ubica los pensamientos oníricos en un nivel genéticamente más evo­
lucionado (caracterizado por la existencia de elementos alfa) y pos­
S
tula la operación de la función alfa como prerrequisito para la for­
mación de estos pensamientos oníricos (hilera C de la Tabla) (ver
3t cap. 111). Su conceptualización del fenómeno alucinatorio es dife­
rente de la del onírico, atribuyendo el primero a la parte psicótica
3T de la personalidad,
El término «alucinación» abarca una serie de fenómenos entre
los que se incluyen las tilucinaciones francas (visuales, auditivas, tác­
tiles, etc. ) y otros fenómenos menos claramente evidentes desde el
punto de vista clínico, pero que, desde el punto de vista de su gé­
nesis, son equivalentes. Las alucinaciones «fugaces o evanescentes»
y las alucinaciones «invisibles», entre otras, corresponden a este tipo
de fenómenos.
Estas últimas, asi como las alucinaciones francas y otros fenó­
menos se encuentran incluidos en un amplio proceso que Bion de­
nominó t/ansfurtnación en alucinosis.

TRANSFORMACIONES EN ALUCINOSIS

Las transformaciones en alucinosis son el resultado de una ca­


tástrofe que ha destruido al continente, como hemos señalado en
el capítulo 1\T De esta destrucción quedan aglomeraciones de ele­
mentos beta unidos a residuos de elementos alfa. Esta transforma­
ción estimula el contacto con una realidad despojada de vida y signi­
ficado.
Las transformaciones en alucinosis comprenden una amplia
gama de fenómenos, correspondientes a la parte psicótica de la per­
sonalidad. Recordamos al lector que en toda transformación (T) to­
mamos en cuenta los siguientes elementos: O, la experiencia origi­
nal (cosa-eti-sí-misma), T-alfa (Tu), el proceso de transformación,
donde es importante tener en cuenta el medio en el que la trans­
formación se realiza y las reglas utilizadas para efectuarla, y T-beta
(T|f), el producto final o punto en que la transformación se presu­
me ctimpietada. Planteado así el problema, queremos destacar la
importancia del mediu en el cual la transformación se realiza, dado
que los productos finales del proceso, sean éstos palabras o enun­
ciados más complejos como pensamientos formulados, pueden ser
TRANSFORMACIONES EN ALUCINOSIS 91

indicadores tanto de una transformación en alucinosis como de una


transformación en pensamiento^.
Bion supone que este nivel de funcionamiento mental existe en
todo ser humano, si bien en personalidades normales no constituye
un obstáculo en su desarrollo ni se manifiesta en su conducta. Sin
embargo, no hay personalidad que no tema en alguna ocasión que
este modo de funcionamiento mental se ponga en evidencia, sobre
todo si se encuentra en tratamiento psicoanalítico.
Las transformaciones en alucinosis están correlacionadas con
un «desastre» o «catástrofe» primitivos, en los que los contenidos
emocionales, cosas-en-sí-mismas, elementos beta, no encontraron
un continente (madre con reverle) que los contuviera y transforma­
ra. El «terror sin nombre» devuelto al lactante en estas condicio­
nes, o «pánico psicótico», como también lo llama Bion, constituye
y configura un modo de funcionamiento mental en un área cuyas
dimensiones son infinitas y que no puede actuar como continente.
Frente a este estado la personalidad psicótica adopta defensas que
tratan de evitar el pánico, evacuando las funciones capaces de re­
gistrarlo o percibirlo.
La catástrofe emocional primitiva, que es el O de la alucinosis,
se transforma. El medio en el que esta transformación se efectúa
es el denominado «área psicótica de la personalidad». Los factores
que operan en esta transformación son la envidia asociada con la
voracidad, factores que ya intervinieron en el desastre original, pero
que ahora proliferan a modo de «crecimiento canceroso». Los ór­
ganos de los sentidos, utilizados habitualmente en la percepción,
aprehensión y reconocimiento de los objetos, funcionan como me­
dio de evacuación de los productos o fragmentos formados en el
proceso de transformación en alucinosis. Los músculos también
pueden cumplir con esta función evacuatoria. La evacuación por
medio de los órganos de los sentidos puede correlacionarse con la
presencia clínicamente evidenciabie o no de alucinaciones visuales,
auditivas, olfatorias o táctiles; las evacuaciones por medio de los
músculos o por acciones resultantes de éstos pueden relacionarse
con el concepto clínico de acting-out. Las alucinaciones o las accio­
nes resultantes de este acting-out, o las palabras utilizadas en forma
evacuativa, pueden verse como algunos de los T (paciente) beta
(Tp(3) de las transformaciones en alucinosis.

^ Transformaciones en pensamiento son las transformaciones rígidas que pue­


den ser representadas por palabras y símbolos, y por lo tanto usadas en la comuni­
cación pública.
^2 y2 TRANSFORMACIONES EN ALUCINOSIS

iB3 Los procesos (Taj de las transformaciones en alucinosis, al ser


descritos en términos narrativos (hilera C de la Tabla), pueden ex­
presarse como la creencia que sostiene la persona que utiliza este
tipo de transformaciones, de que sus «creaciones» son el resultado
de su capacidad de rodearse de un universo generado por él mis­
mo, que le brinda un método «infalible» para no tener que sufrir
12
el dolor de la frustración. El paciente «cree», además, que este mé­
todo (transformación en alucinosis) es superior a cualquier otro mé­
3
todo que le es propuesto para su ayuda, en especial al método pro­
puesto por el psicoanálisis o cualquier otra terapia. Puede también
3
formularse asi: «completa libertad de la restricción impuesta por la
realidad», porque no hay tal realidad; la «realidad» es la transfor­
mación en alucinosis.
En otras palabras, el paciente en estas condiciones tiene que
negar la existencia de una realidad externa que lo limita, lo oprime
y lo amenaza con el sufrimiento del dolor de la frustración. Por lo
tanto, la única «realidad» en la que él «cree» es aquella «realidad»
generada por sí mismo a través del método de la alucinosis.
Si utilizatnos la Tabla (ver cap. 111) para caracterizar el T beta
(T|l) de estas transformaciones, veremos que corresponden a la ca­
tegoría A (Al-Aó), aunque su formulación, cuando está hecha por
medio de palabras o pensamientos, tenga la apariencia de otras ca­
tegorías (hileras C, D, E, F, G, H).
La capacidad de tolerar el dolor de la frustración (planteado
en otros lugares de este libro como la tolerancia al cambio catas­
trófico) sienta las bases para el desarrollo de la personalidad no psi-
cótica y, por lo tanto, para el desarrollo de las transformaciones en
pensamiento o cualquier otro elemento con cualidad representativa
auténtica (música, pintura, matemática, etcétera).
Si consideramos a los pensamientos como «planteamiento de
problemas», estos pensamientos conducen a la búsqueda de accio­
nes para su solución; pero si la personalidad es incapaz de tolerar
el dolor de la frustración, efectuará la transformación en alucino-
sis, y sentirá y desarrollará todos los procesos hasta aquí descritos.
Un sistema de alucinosis se asienta, pues, en la intolerancia a
la ausencia del objeto con su concomitante intolerancia al dolor de
la frustración. La evacuación de elementos beta (alucinaciones en
el sentido amplio que le da Bion) crea el «dominio de lo no exis­
tente», un mundo mental donde lo inexistente «existe» y, por lo tan­
to, lo que no existe es el sufrimiento doloroso de la frustración. La
«gratificación y libertad» que este sistema de alucinosis otorga es,
desde el punto de vista de un observador que usa transtormaciones
TRANSFORMACIONES EN ALUCINOSIS 93

en pensamiento, una «libertad» que es en realidad un encierro y


una restricción. En cambio, desde el punto de vista de la persona­
lidad psicótica, lo obtenido por medio de la alucinosis es indistin­
guible de la «libertad», ya que ésta, para esa parte psicótica, reside
en la inmediatez del resultado, sin necesitar «limitarse» con la crea­
ción de símbolos, palabras, sueños o cualquier otra manifestación
que tenga la cualidad de representar algo.

ESPACIO Y TIEMPO EN EL ÁREA PSICÓTICA


DE LA PERSONALIDAD

La teoría psicoanalítica presenta la desventaja (como teoría)


de encontrarse formulada en un nivel muy cercano al hecho obser-
vacional; ello puede dar lugar a que en sus enunciados aparezcan
mezclados el nivel observacional con el nivel teórico. La teoría pue­
de parecer demasiado concreta y por lo tanto no apta para una ge­
neralización aplicable a las tan diversas experiencias emocionales
que se presentan en el transcurso de un tratamiento psicoanalítico.
Por otro lado, puede parecer muy abstracta y, por lo tanto, «ser sen­
tida» como no relacionable en una configuración contenido-conti­
nente cf 9 que refleje las sucesivas y cambiantes experiencias
emocionales que se presentan en un psicoanálisis. Estos problemas
se hacen más agudos y apremiantes cuando nos enfrentamos con la
tarea de estudiar conceptos tan complejos como el desarrollo de las
concepciones de tiempo y espacio.
La propuesta de Bion al respecto es el empleo deliberado de
signos abstractos, para manipularlos en ausencia del objeto de in­
vestigación (la sesión analítica). La categorización de enunciados
en la Tabla es un intento de investigación en ese sentido (ver uso
de la Tabla, cap. 1I1)T
Otra propuesta es el uso de signos abstractos tales como (.) y

■' Así como la geometría avanzó cuando se descubrieron las coordenadas cartesia­
nas, o las matemáticas cuando se pudieron incluir los números negativos primero y lue­
go los imaginarios, así necesitamos formulaciones que permitan el avance en la com­
prensión de la mente, para incluir problemas psicoanalíticos en ausencia del objeto.
Bion plantea también el ejemplo de la línea recta que puede cortar a un círculo
en dos puntos que son: 1) puntos reales y distintos («secantes»), 2) puntos reales y
coincidentes (cuando la línea recta corta la circunferencia en un punto, o sea «tan­
gente»), y 3) complejos conjugados (cuando la línea está completamente «fuera del
círculo»). El círculo que puede ser útil para muchos individuos por ser una imagen

I
visual del «adentro y afuera», es para la «personalidad psicótica» una evidencia de
que no existe dicha membrana divisoria. Esta personalidad, al no poder tolerar la
94 TRANSFORMACIONES EN ALUCINOSIS

( - ) linca para cmplearlus como podría hacerlo un matemático en


sus formulaciones geométricas y algebraicas. En esta situación el
analista se alejaría excesivamente de las experiencias emocionales
que intenta describir; pero, por otra parte, adquiere una gran liber­
tad en su pensamiento, aunque con el peligro de un excesivo ale­
jamiento del paciente y de su experiencia clínica cotidiana. Por lo
tanto, este método será válido si se tiene presente este hecho y el
psicoanalista logra no perder el irasfondo emocional del cual el sig­
no fue abstraído. Con esta salvedad nos vamos a ocupar de esos
dos signos: el signo punto (.) y el signo línea ( - ) . Ambos deben
ser considerados representando dos series de ideas.
En una, el punto (.) y la línea ( - ) representan enunciados que
señalan una conjunción constante; funcionan como una hipótesis
definitoria y su evolución dependerá del grado en que se tolere el
aspecto negativo de la hipótesis definitoria (así como algo «es», al
mismo tiempt) señala que ese algo «no es»; el símbolo representa
lo simbolizado pero no «es» lo simbolizado). El punto y la línea,
considerados así, señalan objetos y todas las consideraciones acer­
ca de las relaciones objétales desarrolladas por Melanie Klein les
son válidas. En la otra serie de ideas, el punto (.) y la línea ( - ) re­
presentan el tiempo y el espacio que simbolizan a la vez objetos y
relaciones objétales. En este caso (.) y {—) pueden expresar sim­
bólicamente la «posición que el objeto ocupaba en el espacio y en
el tiempo» como respuesta más elaborada del área no psicótica de
la personalidad a la ausencia de objeto.
En cambio la parte psicótica de la personalidad, por no tolerar
dicha ausencia, «establece» que el espacio es una presen.;ia que, en
virtud de una transformación en alucinosis, cambia el «ahora-no-
está», secuencia temporal, y el «aquí-no-está», secuencia espacial,
en un «ahora-aquí-está».

no-cüsa, siente que el círculo le denota una no-cosa que le impide discriminar entre
«un adentro y un afuera^.
Desde otro vértice, podríamos aplicar este modelo matemático a distintas situa­
ciones de la teoría > clínica psicoanalíticas. En el primer caso, el círculo cortado por
la linea recta en dos pumos (0 , «secante») puede representar la discriminación en­
tre sujeto y objeto, adentro y afuera, realidad y fantasía, símtxrlo y simbolizado, et­
cétera; en el segundo caso, el circulo es tocado por la linea recta en un solo punto
(O, «tangenle.q y puede representar, por ejemplo, el estado de confusión entre mun­
do interno y mundo e.xterno, etc ; en el tercer caso, el círculo y la línea recta están
totalmente separados, sin ningún punto de contacto (,0 /, «complejos conjugados»),
representando a la «personalidad psicótica» sin contacto con la realidad, la persona­
lidad psicótica complctaiiienle separada de la personalidad neurótica, o la taha de
contacto entre el paciente y el analista, etcétera.
TRANSFORMACIONES EN ALUCINOSIS 95

Bion encara la transformación en alucinosis a partir de varia­


ciones múltiples acerca de la presencia o ausencia del objeto. Los
pacientes psicóticos utilizan el punto (.) o la línea ( - ) , o los signos
correspondientes al círculo, a la pintura, a la música o al lenguaje
corriente como si se trataran de cosas. El punto (.) y la palabra
«punto», la línea ( - ) y la palabra «línea», son considerados como
un «no-pecho» y un «no-pene» respectivamente. Para esos pacien­
tes equivalen a la presencia o «existencia» de un «pecho» y de un
«pene» «inexistentes». El lugar donde ha estado el pecho hereda
las características de un pecho hostil. La palabra «pecho» y el signo
que lo representa son considerados como un «no-pecho». Una pers­
pectiva tal impide utilizar el punto como lo haría un matemático
para construir un sistema geométrico, o para la elaboración de sis­
temas anatómicos, fisiológicos o artísticos, a partir de la abstracción
del pecho. Estos signos podrían servir para pensar los objetos en
su ausencia.
En las transformaciones en alucinosis, estos signos se refie­
ren a las posiciones «ocupadas» por el objeto. Pero estas posicio­
nes no quedan estáticas, ya que una fuerza destructiva continúa
operando después que todo ha sido aniquilado. El proceso está
representado por el signo (<—| ) en el que predominan los senti­
mientos crueles, mentirosos, desprovistos de todo respeto por la
verdad, las personas o las cosas, con una conciencia totalmente
inmoral.
En razón de su envidia y de su avidez extrema, el objeto
«inexistente» aniquilará también al espacio-tiempo. Pero luego se
sentirá víctima del espacio devorado, o deviene su esclavo y satis­
face su insaciable apetito de destrucción. El psiquismo parece no po­
der co-existir con ese «espacio».
La transformación en alucinosis, particular forma de funciona­
miento del área psicótica de la personalidad, crea un espacio ocu­
pado por objetos inexistentes con alucinaciones francas, a veces, y
otras con fenómenos equivalentes (alucinaciones evanescentes, alu­
cinaciones invisibles).
Este espacio «ocupado» está representado por los signos me­
nos punto - (.) y menos línea - ( - ) que son introducidos para re­
ferirse a un espacio-tiempo «ocupado» como método de sustitución
de un espacio-tiempo no ocupado. Esta última condición no es to­
lerada por la parte psicótica de la personalidad, que ataca con en­
vidia y voracidad ese estado de espacio-tiempo no ocupado y los
conceptos y símbolos que lo representan despojándolos de su fun­
ción representativa.
% TRANSFORMACIONES EN ALUCINOSIS

ESPACIO MENTAL EN LA ALUCINOSIS

El modelo de aparato psíquico descrito por Freud^, ilustrado


en el diagrama Yo, Superyó y Ello, está basado en una realización
de un espacio físico. Este modelo ha demostrado su utilidad para
la explicación de muchos hechos, pero es inadecuado para la inves­
tigación de pacientes con trastornos de orientación en el espacio y
en el tiempo. Para acercarnos a la comprensión de estos trastornos,
el modelo usado para investigarlos debe ser uno cuya realización se
aproxime ai modelo utilizado por el paciente.
El espacio mental es postulado por Bion como una cosa-en-sí-
misma; por lo tanto, incognoscible. ^
El espacio mental puede ser representado por pensamientos,
li palabras, etc. Hacer esto es también limitarlo. La teoría kleiniana
de la identificación proyectiva está formulada en términos deriva­
0 dos de una realización del espacio tridimensional habitual; las for­
mulaciones kleinianas clásicas dependen de una imagen visual de
Í9D un espacio que contiene todo tipo de objetos; y es en estos objetos,
en este espacio, donde se supone que el paciente proyecta las par­
P tes escindidas de su personalidad. Sin embargo, el trabajo analítico
con pacientes seriamente trastornados ha llevado a Bion a intentar
P una formulación más rigurosa de lo que puede ser el «espacio men­
tal». ya que, con cierto tipo de pacientes, se hace evidente que sus
P
1 nociones de espacio y tiempo obedecen más a realizaciones de fan­
tasías psicóticas que se basan en la realidad psíquica y no en la rea­
P lidad física.
La experiencia emocional llamada pánico psicótico, el O de la
P transformación en alucinosis, es una experiencia que puede ser con­
cebida como el fracaso de la función alfa para formar un continen­
P te ( 9 ) que dé «cabida» a violentas emociones. La imposibilidad de
formar un contenido (cT) que tolere la espera de un continente (9),
junto con el fracaso de formar una conjunción constante asociada
a un hecho seleccionado (operación P s D ) , lleva a que la rela­
ción ( 9 Cf) no se establezca o bien se establezca una relación
- (9 Cf). Fracasa la identificación proyectiva realista y, en su
lugar, ocurre una «explosión proyectiva», que es una experiencia
de «espacio mental» sin nada que lo limite. Esta experiencia emo­
cional hace sentir al espacio como si fuera de una inmensidad tan
grande que m siquiera puede ser representado por el espacio astro-

S. Freud (iy23bj, «El yu \ el ello-, en Siamuiid Freud. Obras completas,


P vol. XIX, Buenuh Aires, Amorroriu eclitures, 197t).

P
TRANSFORMACIONES EN ALUCINOSIS 97

nómico; simplemente, porque la relación entre el continente y el


contenido es tan explosiva y devastadora, que no admite nada que
la represente. No admite la formación de símbolos.
Bion nos aporta un modelo médico-biológico para comprender
la experiencia emocional del espacio mental psicótico. Dice que po­
dría ser comparado al shock quirúrgico, ya que en éste la dilatación
de los capilares aumenta tanto el espacio por el cual puede circular
la sangre, que el paciente se desangra en su propio cuerpo.
El espacio mental surgido del área psicótica de la personalidad
es tan vasto, si se lo compara con el espacio tridimensional habi­
tual, que el paciente siente sus emociones perdiéndose en un infi­
nito vacío como la sangre en el modelo médico. Las palabras, imá­
genes, ideas y enunciados de estos pacientes, son restos, escombros
o fragmentos que flotan en un espacio que no tiene límites (espacio
mental de la alucinosis) o bien se agrupan en un intento de síntesis
formando un conglomerado cuyos límites tampoco quedan fijados.
Son productos evacuados, elementos beta, objetos bizarros que
marcan el «lugar donde el objeto debe estar».
En resumen (.) y ( - ) , ($ -(->■ cf), son atacados por la persona­
lidad psicótica con violentas emociones devastadoras, entre las que
se ha señalado como particularmente destructiva la asociación de
voracidad y envidia; a esta* fuerza se la representa como una fuerza
depredadora que despoja de significado a las incipientes formacio­
nes del concepto de espacio y tiempo.
El desarrollo de un concepto no psicótico de espacio y tiempo
parte de establecer una conjunción constante de hechos experien-
ciales, en relación a la presencia y la ausencia de objeto. Esta con­
junción 9 -H*- cTestá impregnada de emociones tolerables y esto per­
mite señalarla como una hipótesis definitoria (.) y ( - ) que retiene
en forma no saturada su posibilidad de ser usada como una precon­
cepción. Nuevas experiencias emocionales conducirán a formulacio­
nes y conceptos cada vez más complejos, con tolerancia a la pre­
sencia-ausencia «ahora» y «no ahora», y «aquí» y «no aquí». Esto
lleva al crecimiento concebido como evolución.
Punto (.) y línea ( - ) son signos aptos (como hipótesis defini-
tühas) para representar y no para sustituir. Funcionarán como pre­
concepciones que, en sucesivas realizaciones negativas (frustración,
ausencia de objeto), llegarán a configurar cada vez más toda la cons­
trucción de símbolos en el área del pensamiento y en el área de la
acción, sentando las bases para que las palabras constituyan el pre­
ludio de la acción y no un sustituto de la misma.
Algunos ejemplos ilustrarán estos conceptos: un paciente afir­
9H TRANSFORMACIONES EN ALUCINOSIS

ma, reiteradamente, «que está perdiendo el tiempo». Esta formu­


lación, tomada en sentido figurado, tendrá una interpretación muy
diferente si logramos comprender que no es una transformación ver­
bal sino un hecho concreto y actual para la parte psicótica de su per­
sonalidad. De modo parecido palabras tales como «ayer», «des­
pués» o frases como «hace unos años», pueden no ser representa­
ciones, sino el residuo de ataques destructivos y dispersantes al
tiempo. Detectar esto en el material del paciente requerirá, por par­
te del observador, poder despojarse parcialmente de su modo ha­
bitual de transformar, y acercarse a la comprensión del modo de
transformar del paciente. Otro ejemplo; un paciente hace en el cur­
so de su análisis menciones de un hecho, pero estas menciones, se­
paradas por meses o aun años, difícilmente pueden ser reconocidas
por un observador como fragmentos dispersos de una experiencia
emocional atacada. Para la parte psicótica de la personalidad, sin
embargo, son un presente «estirado», un momento de tiempo que
a la vez mide la distancia concreta entre los fragmentos dispersos.
La comprensión del acting-out en relación con un «espacio mental»
disperso e infinito aporta una nueva perspectiva para el enfoque de
los problemas relacionados con el mismo.
Transformar en alucinosis implica realizar las transformaciones
del O, cosa-en-sí-misma, en un medio que no es el de la transfor­
mación verbal ni simbólica.
No se tolera el punto (.) ni la línea ( - ) , por despojo envidioso
al incipiente concepto de espacio y tiempo, y se le sacan sus cuali­
dades representativas dejando solamente cosas-en-sí-mismas, ele­
mentos beta, evacuaciones. El punto (.) se convierte en menos pun­
to - (.), la línea en menos línea - ( - ) y el espacio en un «no es­
pacio» que posee las características amenazantes con que se lo ha
investido.

t
VI

CONOCIMIENTO

La teoría de Bion acerca del pensamiento y del pensar es tam­


bién una teoría acerca del conocer, del aprendizaje por experiencia
y de sus trastornos. Desarrolla conceptos sobre la génesis y adqui­
sición de conocimientos en el ser humano, así como algunas formu­
laciones acerca del «conocer psicoanalítico». Toma en cuenta la evo­
lución del conocimiento del individuo acerca de sí mismo y de los
otros, las relaciones de aprendizaje del individuo en el grupo, y la
de los grupos entre sí.
La teoría del conocimiento que se puede derivar de las ideas
de Bion es una teoría que supone que todo conocimiento se origina
en experiencias primitivas de carácter emocional, en relación con
la ausencia de objeto. Algunas características inherentes a esta ex­
periencia emocional intervienen, en forma atenuada o no, en las
posteriores experiencias de descubrimiento, de aprendizaje y de for­
mulación de nuevas ideas en cualquier campo, sea éste el científi­
co, el estético, el psicoanalítico u otro. Propone descubrir configu­
raciones similares en experiencias muy disímiles, es decir, señalar
las invariantes o las estructuras equivalentes cada vez que el indi­
viduo, el grupo o la sociedad se ven enfrentados con un problema
de conocimiento.
Bion supone que la realidad última del objeto es desconocida
e incognoscible en el sentido kantiano del término. El objeto de co­
nocimiento en psicoanálisis es la realidad psíquica; la propia o la de
otra persona. Su investigación plantea problemas variados. Uno de
los problemas centrales se relaciona con el hecho de que el objeto
de conocimiento, la realidad psíquica, no es un objeto en el sentido
99
lu u CONOCIMIENTO

tísico. La angustia, el amor, el miedo, el odio, emociones básicas


con las que el psicoanalista trata, no son asidles por medio de los
órganos de los sentidos (no se pueden tocar, oír, ni ver), aunque
sus manifestaciones físicas a través de transformaciones verbales o
corporales sí lo son. El problema planteado por la experiencia psi-
coanalítica es, en un sentido, la falta de una terminología adecuada
para describirla, y se asemeja al problema que Aristóteles resolvió,
al suponer que las matemáticas se ocupan de objetos matemáticos.
Bion sugiere la conveniencia de suponer que el psicoanálisis se
ocupa de objetos pskoanalíticos^. El psicoanalista procura detectar­
los en el curso de un tratamiento psicoanalítico, y a través de su­
cesivas abstracciones y transformaciones intenta encontrar un me­
dio de comunicar ¡a naturaleza de estos objetos.
Este proceso de intuición, abstracción y transformación puede
ser visto como semejante, en algunas de sus características, al pro­
ceso de descubrimiento y abstracción que Bion supone tiene lugar
en la mente del lactante durante su desarrollo. El lactante deriva
de sus primeras experiencias emocionales en forma sucesiva, y gra­
cias a su función alfa, modelos y conceptos que utilizará como hi­
pótesis en su contacto con la realidad interna y externa, en un cons­
tante interjuego evolutivo. De este interjuego surgirán sus concep­
ciones, sus conceptos, su vocabulario y su lenguaje, que interven­
drán en la modulación de diversos desarrollos y usos.

VINCULOS L. H. K

La encrucijada que se le plantea a la personalidad en el de­


sarrollo del conocimiento de sí misma y, por extensión, en el de­
sarrollo de otros conocimientos, es soportar o no la frustración in­
herente a la experiencia llamada vínculo K.
La palabra «vínculo» describe una experiencia emocional en la
que dos personas o dos partes de una personalidad están relaciona­
das una con la otra. Bion considera que existen emociones básicas
que son factores siempre presentes cuando hablamos de un víncu­
lo. Propone seleccionar tres grandes grupos de emociones que no­
mina: amor tluvet (L), odio (líate) (H) y conocimiento (knuwl-
edge) (K) como intrínsecas al vínculo entre dos objetos, ya que una

' El ivrmino '-objciu psicüamilíucü» no guarda relación con el término «obje­


to» tal como es tratado en la literatura psicoanalitica. Aquí es utilizado con el sen­
tido de «olijeto de conocimiento».
CONOCIMIENTO 101

experiencia emocional no puede ser concebida aisladamente de una


relación.
El signo K, derivado de la primera letra de la palabra inglesa
knowledge, es utilizado para referirse al vínculo entre un sujeto que
busca conocer un objeto y un objeto que se presta a ser conocido.
El vínculo K representa un vínculo activo y se refiere a una expe­
riencia emocional con un tinte particular que difiere del tinte emo­
cional representado por el vínculo L o el vínculo H. Este particular
matiz emocional está expresado por el sentimiento doloroso que
puede discernirse en la pregunta «¿cómo puede X (el sujeto), cono­
cer algo?»; puede ser formulado como el dolor o la frustración in­
herentes al conocer.
El vínculo K puede representar al individuo que busca por in­
trospección conocer la verdad acerca de sí mismo. Representa tam­
bién una relación psicoanalitica entre un analista y un paciente en
la búsqueda del logro de este objetivo. Conocer la verdad acerca
de uno mismo es una función de la personalidad. Bion sugiere que
Freud^ atribuyó implícitamente esta función a la consciencia, cuan­
do la definió como «el órgano para la aprehensión de las cualida­
des psíquicas». El desarrollo de esta función de la personalidad, se
va logrando a través de sucesivas y múltiples experiencias emocio­
nales en las que intervienen los mecanismos (Ps ■«-»- D) y ($ cf),
como se ha descrito en el capítulo III. Esta función, relacionada
fundamentalmente con el conocimiento de la realidad psíquica, es
llamada por Bion función psicoanalitica de la personalidad. Esta
función existe desde el comienzo de la vida: el psicoanálisis consti­
tuye uno de los tantos factores que favorecen su desarrollo; es un
estímulo especialmente apropiado. Por analogía con la preconcep­
ción, el vínculo K se refiere a una expectativa, no realizada aún, de
saber algo. Utilizando el modelo continente-contenido, sugiere una
relación entre ambos, con un trasfondo emocional de duda tolerada.
La actitud llamada conocer es la actividad por la cual el sujeto
llega a ser consciente de la experiencia emocional y puede abstraer
de ella una formulación que represente en forma relativamente ade­
cuada esta experiencia. El proceso de abstracción es esencial a la ex­
periencia emocional de vínculo K, ya que los elementos abstraídos sir­
ven para el aprendizaje de esa experiencia y de la comprensión.

Este proceso es realizado por la relación entre continente-con­


tenido (9 ■C^) y la función de oscilación e interacción dinámica
^ S. Freud (1900a [1899]), «La interpretación de los sueños», en Sigmund Freud.
Obras completas, vols. IV y V, Buenos Aires, Amorrortu editores, 1976,
1U2 CONOCIMIENTO

( P s D ) (ver cap. 111). Esta última operación describe los proce­


sos de dispersión e integración, más lo que H. Foincaré describió
como el descubrimiento del hecho seleccionado.
Es necesario enfatizar que cuando predomina el vínculo K, los
vínculos L y H están subordinados. Los factores emocionales que
impregnan la relación continente-contenido en K han sido nomina­
dos como; «duda tolerada» y «tolerancia a un sentido de infinito».
Continente-contenido en vínculo simbiótico pueden ser formu­
lados como la unión de dos ideas para formar una tercera, para be­
neficio de las tres. El crecimiento mental está vinculado a esta re­
lación modelizada por Bion como: -f (9 • Cf)".
Es necesario distinguir la «adquisición de un conocimiento» como
resultado de la modificación del dolor en el vínculo K, en cuyo caso
el conocimiento obtenido servirá para nuevas experiencias de descu­
brimiento, de la «posesión de un conocimiento» utilizado para evitar
la experiencia dolorosa. Esta última situación es discernible en aque­
llas personalidades donde predomina la omnisciencia y donde queda
e.xciuida la posibilidad del establecimiento de un vínculo K, y por lo
tanto, de un aprendizaje por experiencia emocional.
Esta evitación del dolor puede estar al servicio de la actividad
llamada «vinculo - K« (menos K), estado emocional donde todos
los factores sugeridos para K están invertidos. Los factores en - K
(menos K) son, desde el punto de vista emocional, la envidia y la
soracidad, y en términos de continente-contenido constituyen una
relación mutuamente despojante y destructiva, donde los significa­
dos y las emociones son activamente despojados de vitalidad y sen­
tido; y, por lo tanto, no habrá descubrimiento ni crecimiento posi­
bles. El vínculo — K (menos K) sustituye el enfoque científico por
el moral; no habrá en este enfoque función de discriminación entre
verdadero y falso, entre cosa-en-sí-misma y representación. Es cla­
ro que, al describir este vínculo, estamos refiriéndonos al dominio
de la personalidad psicótica, o a la parte psicótica de la persona­
lidad. Este vínculo, que puede también llamarse parasitario, es el
de dos objetos que están relacionados de tal modo, que uno depen­
de del otro para producir un tercero que es destructivo para los tres.
Esto último puede ser modelizado como; - (9 ' CT)".

LUS MITOS COMO MODELOS DEL VÍNCULO K

Los mitos han sidc.i una fuente de conocimiento para las más
diversas disciplinas. El psicoanálisis ha encontrado en el mito de
CONOCIMIENTO 103

Edipo una fuente esclarecedora de las particularidades del desarro­


llo sexual del ser humano, tal como lo demuestra Freud con su teo­
ría del complejo de Edipo. La investigación de la situación edípica
en sus múltiples y cambiantes realizaciones, ha promovido el de­
sarrollo individual de pacientes en tratamiento psicoanalítico; tam­
bién permitió el desarrollo de la teoría psicoanalítica, entre los cua­
les la formulación del complejo de Edipo temprano es un claro
ejemplo. Los descubrimientos psicoanalíticos han permitido, a su
vez, enriquecedoras comprensiones del mito. En todos estos estu­
dios, el amor, el odio, el sexo y los celos (vínculos L y H) juegan
un papel predominante.
Bion propone aproximarse al mito de Edipo y a otros mitos,
buscando elementos relacionados con el vínculo K, es decir, con el
problema del conocimiento, tan básico en el ser humano como lo
son los vínculos L y H. Enfocados desde este punto de vista, en­
cuentra en tres mitos narrativamente muy diferentes (el del Edén,
el de Edipo y el de Babel) una estructura subyacente común en re­
lación con el vínculo K.
Los elementos comunes que se pueden encontrar en los tres mi­
tos son: un Dios omnisciente y omnipotente, un modelo para el cre­
cimiento mental, una actitud de curiosidad y desafío, y un castigo
relacionado con la curiosidad estimulada por las prohibiciones exis­
tentes y con la búsqueda del saber. En el mito del Edén, el desafío,
consistente en comer la manzana prohibida del árbol del conoci­
miento, es castigado con la expulsión del paraíso terrenal. En el
mito de Edipo, la curiosidad del hombre acerca de sí mismo está
representada por el enigma de la Esfinge; un desafío consiste en la
manera obstinada y arrogante con que Edipo lleva a cabo su inves­
tigación acerca del asesinato de Layo a pesar de las advertencias de
Tiresias. El castigo se asocia con ceguera y destierro. En el mito de
Babel, la curiosidad por alcanzar el conocimiento (llegar al cielo-
Dios) a través de la construcción desafiante de una torre y una ciu­
dad, es castigada con la confusión de lenguas y la destrucción de la rú
capacidad de comunicación. Significativamente, la curiosidad en los ili
tres mitos, tiene la cualidad de ser un pecado. Los modelos para el f;
crecimiento mental están representados por el árbol del conocimien­
to, el enigma de la Esfinge y la torre de Babel.
La configuración subyacente a estos mitos en relación al «sa­
ber» encuentra su expresión en el individuo, en cada etapa del cre­
cimiento y adquisición de conocimientos. La curiosidad estimulada
busca el conocimiento; la intolerancia al surgimiento del dolor y el
temor a lo desconocido estimulan acciones tendentes a evadir, anu- íl
104 CONOCIMIENTO

lar o contrarrestar la búsqueda y la curiosidad. La columna 2 de la


Tabla (ver cap. IIl) permite ubicar los fenómenos resistenciales que
se oponen al descubrimiento de nuevas verdades. Los mitos dan
una versión narrativa del problema, donde los diferentes persona­
jes en su interrelación desarrollan el drama del hombre y del grupo
en su búsqueda de la verdad, sobre todo cuando la curiosidad y esa
búsqueda se refieren a conocimientos de uno mismo.
Sugiere Bion que el mito de Edipo es parte integrante de un
aparato primitivo que funciona como preconcepción en la mente
del lactante. Esta preconcepción se refiere a la relación existente
en la pareja parental, cuya realización se dará en el contacto con
los padres reales o sus sustitutos. La «preconcepción-mito edípico»
es precursora de una función importante del Yo para el conocimien­
to de la realidad psíquica. Por consiguiente, Bion postula la hipó­
tesis de un ><mitü edípico privado» formado por 'elementos alfa,
como parte esencial del aparato de aprendizaje en las etapas tem­
pranas del desarrollo. Esta preconcepción-mito edípico privado es
entonces, un factor de la función psicoanalítica de la personalidad.
Este mito privado, que permite al lactante comprender su re­
lación con la pareja parental, puede sufrir ataques destructivos de­
bidos a la envidia, voracidad y sadismo constitucionalmente presen­
tes. Las consecuencias del ataque destructivo son la fragmentación
s dispersión de esta preconcepción, impidiendo su constitución
como aparato de aprendizaje por experiencia, en sus dimensiones
intuitivas y evolutivas. En tales casos queda obstruido el desarrollo
de la función psicoanalítica de la personalidad.

NUEVOS REl.A'I'OS COMO MODELOS


DEL VÍNCULO K, -K

Los mitos (en la Tabla, formulaciones de la hilera C) son uti­


lizados por Bion para formar una «galería de cuadros» verbales que
puede utilizar de modelo para casi cualquier aspecto de las situa­
ciones emocionales que pertenecen al terreno donde intersectan el
psicoanálisis práctico con las teorías psicoanalíticas. A los ya cono­
cidos mitos de Edipo, de Babel y del Jardín del Edén, agrega aho­
ra, por lo menos, dos nuevos «cuadros» el del cementerio real de
Ur y el de la muerte de Falmurus.
Aproximadamente .T.5UU años antes de Cristo, fue enterrado el
rey en el cementerio real de Ur. De acuerdo con la reconstrucción
hecha por la expedición conjunta del Museo Británico y de la Uni­
CONOCIMIENTO 105

versidad de Pennsylvania, dirigida por Sir Leonard Wooley, en esta


ceremonia estaba incluida una procesión formada por las personas
más distinguidas de la corte que, vestidas con todo su esplendor,
descendían a un foso especialmente preparado y tomaban una po­
ción narcótica (supuestamente hachís). Luego, con pompa y acom­
pañamiento musical, el foso era llenado con tierra y sus ocupantes
enterrados vivos junto al monarca.
En relación con este cuadro, Bion se pregunta qué fuerzas
—emocionales, culturales, religiosas— llevaron a los hombres de
esa corte a una conducta que, sin duda, los conducía a la muerte,
sin que este hecho (tan obvio para nosotros) los desviara de su ca­
mino. Y plantea una pregunta aún más inquietante: ¿hay alguna
fuerza equivalente operando hoy en día que no nos permite ver que
estamos en caminos obviamente peligrosos para los ojos de nuestra
posteridad, como es para nosotros la conducta de los cortesanos de
Ur yendo al foso de la muerte, sin percatarnos de ello? ¿Y de qué
fuerza se trata? ¿Podemos llamarla «ignorancia»? ¿O deberíamos
pensar que se trata de alguna fuerza más dinámica, más descono­
cida? ¿Tal vez la «religión»? ¿O la «omnipotencia»?
A este primer «cuadro», Bion agrega otro: el de los saqueado­
res de tumbas, cuyas actividades se desarrollaron en esos mismos
terrenos —santificados por los rituales y la magia— unos 500 años
después, cuando, el entonces cementerio real ya no era sino una es­
pecie de basural. Y ante este cuadro se pregunta nuevamente qué
fuerzas emocionales movieron a estos hombres a penetrar en un lu-
uar. seguramente todavía cargado de magia, venciendo su temor a
e ¿ p n trarse con jos espíritus de los muertos y la ira de los dioses.
Los saqueadores desafiaron los temores que seguramente tenían y
encontraron la tumba real, robando de allí muchos de los objetos
enterrados. ¿Sería la «ciiriosidad» la fuerza que los movió? ¿O tal
vez kTTcodicia»? Tal vez, sugiere Bion, debiéramos honrar a esos
saqueadores como pioneros de la ciencia... o condenar a nuestros
científicos actuales por su afán de lucro.
Estos dos cuadros, que sugieren muchas analogías, pueden ser
utilizados —junto con el lapso que los separa en el tiempo— para
modelizar, de un modo enriquecedor, algunas de las situaciones y
conflictos que diariamente enfrenta el psicoanalista.£n-.SU_.prácíÍCa.
Otro cuadro, esta vez tomado de La Eneida, de Virgilio, es el
de Vá muerte de Palinurus (La Eneida, libro V), cuyo contenido
transcribimos:
Tranquilizado Eneas por Neptuno después de una tor­
menta, ordena a su flota que aproveche la quietud de las

lil
lili .
1U6 CONOCIMIENTO

aguas para continuar el viaje y encarga a Palinuros la di­


rección de la flota. El resto de los marineros”se duerme, y
Palinurus queda al timón guiándose por las estrellas,_So-
muus envía al inocente Palinurus tristes visiones. Disfraza-
d^cie Phorb^, toma asiento a su lado y le dice: "Palinu­
rus, hijo de lasio, observa cómo las olas por sí mismas con­
ducen la armada; serenos soplan los vientos; ésta es la hora
de descansar; inclina la cabeza y sustrae al trabajo los fa­
tigados ojos. Yo te reemplazaré por un rato” . Alzando a
duras penas los ojos, le contesta Palinurus: “¿Quieres que
Ignore lo que es el mar en bonanza y lo que son las olas
apacibles? , üue me fie de ese monstruo? ¿Que entregue
la suerte de Eneas a los falaces vientos después de haber­
me engañado tantas veces las insidias de un cielo sereno?
Esto diciendo, álzase con toda su fuerza y no suelta ni un
momento el timón, ni aparta los ojos de ios astros, cuando
he aquí que el dios le arroja sobre una y otra sien los ro-
cios del olvido 1 .encano, invatliéndole un invencible sopor,
por lo que, a pesar de sus esfuerzos, se le inundan de sue­
ño los ojos... Apenas un esperado letargo empezó a apo­
derarse de sus miembros, reclinóse el dios sobre él y lo pre­
cipitó en las líquidas olas, arrastrando Palinurus en su caí­
da una parte de la popa y del timón, y llamando en vano,
repetidas veces, a sus compañeros...
Mientras tanto, la armada sigue su rumbo seguro por
el mar, cual si nada hubiera sucedido, confiada en las pro­
mesas del padre Neptuno...
Eneas advierte que su nave iba errante a merced de
las olas, que había perdido ,a Palinurus, y toma él mismo
el mando en medio de las tinieblas, entristecido y lanzan­
do hondos gemidos, con su ánimo quebrantado por el de­
sastre de su amigo y dice: “ ;üh! Palmujus, por tu dema­
siada confianza en la serenidad del cielo y del mar, vas a
yacer insepulto en ignorada a r ^ a ” .

Esta historia es impactante y también llena de sugerencias. Es im­


pactante por su cualidad narrativa y al mismo tiempo pictórica; lo
es también por su lenguaje, el de Virgilio, que, al igual que Sófo­
cles en la tragedia de Edipo Rey, da una forma dramática a la con­
junción constante expresada en el mito. En ella encontramos, como
en la del cementerio de Ur, fuerzas emocionales, dioses, drogas;
violencia y arrogancia, omnipotencia y desvalimiento.
CONOCIMIENTO 107

El psicoanalista enfrenta, en la aparente tranquilidad de su con­


sultorio, la evolución de las partes más primitivas de la mente, la
acción omnipotente y real de la identificación proyectiva patológi­
ca, el ataque al vínculo, la psicosis. Como los sague^adores de tum-
bas, el psicoanalista no puede dejar de temer las consecuencias de
su_ intento de penetrar en terrenos tari cargados de peligro; como
Palinurus, corre el riesgo de caer en el intento y ser condenado por
su irresponsabilidad.
Estas son algunas de las posibles aplicaciones de los «cuadros»
que Bion ofrece. Cada lector puede hallar en ellos los significados
que su propia experiencia les sugiera.

OBJETO PSICOANALÍTICO

El psicoanálisis ha tratado de delimitar su objeto de estudio, y


los desarrollos psicoanalíticos alcanzados constituyen una evidencia
de que se ha logrado hasta cierto punto. Las dificultades inherentes
a la comunicación entre analistas con respecto a sus experiencias
muestran, sin embargo, la necesidad de una delimitación más es­
tricta acerca de la naturaleza del objeto de estudio.
En el capítulo III, al referirnos a la Tabla, señalamos que in­
volucra una serie de categorías que corresponden a lo que Bion ha
denominado elementos del psicoanálisis. Estos elementos son fun­
ciones de la personalidad constituidas por factores. Bion propone
considerar los elementos como fenómenos observables a través de
sus cualidades,primarias y secundarias, y concebidos como tenien­
do dimensiones en los dominios de los sentidos, del mito y de la pa­
sión.
La primera dimensión se refiere a una experiencia sensible de
acuerdo con el criterio del sentido común. Bion denomina sentido
común a la impresión no sensorial, comparable a la que se obtiene
en el área sensorial cuando un objeto o una característica del mis­
mo puede ser confirmada por dos o más sentidos de una persona,
o por un solo sentido de varias personas. La extensión en el domi­
nio del mito se relaciona con una elaboración a nivel personal de
ciertos aspectos comprendidos en el bagaje personal de cada ana­
lista, y que ha sido equiparada por Bion a la utilización de modelos
en la práctica psicoanalítica. Finalmente, el término pasión repre­
senta la evidencia de que por lo menos hay dos mentes en juego y
que, entre estas dos mentes, surge una emoción que se experimen­
ta con intensidad y calidez, aunque sin violencia.
1U« CONOCIMIENTO

Como ya hemos dicho, una característica de ese objeto de estu­


dio que Bion sugiere llamar «objeto psicoanalítico», es su cualidad
no sensorial, y su posibilidad de «crecer», «decrecer», «ser» y «deve­
nir». Sin embargo, estos términos pre,sentan el inconveniente de arras­
trar un cúmulo de asociaciones inapropiadas para describir el objeto
psicoanalítico. Para disminuir este riesgo, Bion sugiere la utilización
de una fórmula-abstracción que implique una menor p'enumbra de
asociaciones. La fórmula que propone es: ± Y (p) (5) (rg).
La letra Y se refiere al factor crecimiento mental, pudiendo ser
este positivo o negativo ( i ) , p (mu) representa el carácter innato
de la personalidad, e (.xi) es el elemento no saturado de la precon-
eepción. \|) (psi),
La teoría psicoanalítica supone una continuidad genética a par­
tir de primiiisas experiencias emocionales, un desarrollo y una es-
iructuiación. Ln su tarea, el psicoanalista se ocupa de revelar y des­
cribir, a través de interpretaciones, los sucesos emocionales primi­
tivos y sus derivaciones, en el «aquí y ahora» de la sesión. ¿Cuál es
el objeto psicoanalítico en cualquier sesión?; ¿qué es lo que el ana­
lista trata de reselar con su interpretación? El analista está supo­
niendo un objeto que se manifiesta en las asociaciones, gestos y
emociones del paciente en contacto consigo mismo. Si aplicamos la
fórmula propuesta por Bion, encontraremos que este objeto tiene
elementos o factores que hacen al carácter innato de la personali­
dad del paciente (p), con la disponibilidad (§) de su preconcepción
Uil (V())-e.\peciativa, que puede saturarse en mayor o en menor grado
en la realización-experiencia de la sesión analítica. El objeto psi­
coanalítico discernible tendrá también una dirección, que puede ser
de progresión o de regresión o. dicho en otros términos, de creci­
miento o de-crecimiento (± Y).
El objeto psicoanalítico que acabamos de describir como ma­
nifestándose en el material de un paciente en una sesión psicoana-
lítica tiene su historia genética en el desarrollo del pensamiento en
el individuo. Es posible describir, por lo tanto, ese objeto psicoa­
nalítico en sus etapas más primitivas, utilizando el modelo de la re­
lación lactante-pecho, tal como está explicado en el capítulo 111 ; los
elementos que lo constituyen pueden ser representados por la fór­
mula descrita más arriba. En dicha fórmula, psi (rg) xi (^) repre­
senta la preconcepción-expectativa de pecho no saturada, con un ca­
rácter innato mu (u) que puede desarrollarse de distintas maneras
(± Yj de acuerdo con las vicisitudes descritas en el capítulo 111.
En la situación analítica, el analista en vínculo K con el pacien­
te abstrae una interpretación a partir del objeto psicoanalítico. De
CONOCIMIENTO 109

SU experiencia emocional en contacto con el paciente, determina


los valores de p (mu) y | (xi); la formulación de la interpretación
incluirá estos elementos emocionales en una nueva dimensión, la di­
mensión mítica, el modelo que ha creado para la situación que in­
terpreta. En la medida en que la interpretación esclarezca este ob­
jeto psicoanalítico adquirirá dimensiones en el sentido del mito, del
significado y de la teoría.
El objeto psicoanalítico ha sido captado merced a lo que he­
mos llamado «estado de descubrimiento», estado en el cual la in­
tuición es un factor primordial y el método para favorecerlo por par­
te del analista está expresado en la actitud de «no memoria, no de­
seo, no comprensión» señalada por Bion. Este estado facilita el ca­
mino hacia la interpretación psicoanalítica. Una vez interpretada la
realidad psíquica en evolución, ésta habrá cambiado. Cada nueva
interpretación deberá surgir de un proceso parecido de abstracción,
teniendo en cuenta la nueva experiencia emocional y las múltiples
facetas de la realidad psíquica.

VÉRTICES. CORRELACIÓN Y CONFRONTACIÓN

El concepto de vértice se refiere al «punto de vista», «ángulo»


o «perspectiva» desde los cuales se trata de comprender, primero,
y comunicar, después, una determinada experiencia; por ejemplo,
la experiencia psicoanalítica. Dicha experiencia puede ser descrita
de muchas maneras; sería útil disponer de un método para exponer
con precisión y claridad el vértice utilizado en la misma^.
Cada uno de los integrantes de la pareja psicoanalítica tendrá
su propio vértice con respecto a la experiencia que comparten. Es-

’ El «punto de vista» implica visión. Es posible pensar que otros sentidos pue­
den ser el vértice desde el cual se desarrollan las transformaciones. Cuando se vi­
sualiza una linea, sin representarla en un papel, uno hace algo que ha sido descrito
como «usar el ojo interno», o «viendo en la imaginación», o «visualizando». Esta
actividad depende de la contraparte mental del sentido visual. De modo análogo, la
«amargura» de un recuerdo depende de la contraparte mental del sistema alimenti­
cio: el «mal olor» de una situación, de la contraparte mental del sentido del olfato.
De esta manera, y por analogía con el ojo interno, es factible hablar de un vértice
olfatorio, auditivo, respiratorio, reproductor, etcétera.
De todos modos, la contraparte mental visual parece tener una supremacía so­
bre otras contrapartes mentales, debido a que las imágenes visuales se prestan me­
jor a transformaciones en otros medios, por ejemplo verbales. Por este motivo, Bion
piensa que una posible solución para el problema de la comunicación psicoanalítica
puede encontrarse, por ahora, a través de elementos de la hilera C.
p
lio CONOCIMIENTO

tos vértices deben mantener entre sí una distancia útil sin ser abso­
lutamente coincidentes ni demasiado alejados entre.sí. Cuando esta
p distancia útil es lograda, surge una posibilidad de correlación y con­
frontación entre dichos vértices otorgando visión binocular al pro­
blema que se está tratando. Si la distancia es mínima, existe el ries­
go de que el vértice del analista no difiera del vértice del analizan­
do, fracasando en su intento de detectar y esclarecer el objeto psi-
coanalítico. Lr) mismo sucede si los puntos de vista respectivos son
tan distantes entre sí que hacen imposible la correlación entre ellos.
La posibilidad de correlación entre dos vértices distintos no
3 sólo se plantea entre dos personalidades, sino que ocurre en una
misma personalidad, dtmdo lugar a estados de confusión o bien de
visión binocular, según la medida de la distancia entre ellos.
Los vértices o perspectivas pueden ser de muy diversa natura­
leza. Podemos mencionar, por ejemplo, los vértices social, políti­
co, educativo, financiero, científico, filosófico, moral, religioso,
sexual, superyoico, paternal, falso, verdadero, psicoanalítico, etc.
Gran parte de las conceptualizaciones de Bion intentan caracteri­
zar y precisar el vértice psicoanalítico.
luis dificultades de comunicación entre analistas pueden surgir
por distintos motivos. La diferencia de vértices puede ser un factor
importante en esas dificultades, independientemente de las teorías o
esquemas conceptuales sustentados. Dos psicoanalistas pertenecientes
a escuelas psicoanalíticas diferentes pueden comunicarse y compren­
derse entre sí. aunque sus teorías y esquemas conceptuales difieran,
si comparten un vértice psicoanalítico. En cambio, dos analistas de
una misma corriente de pensamiento psicoanalítico e idéntico esque­
ma conceptual pueden encontrar serias trabas en su comunicactón
porque difieren en el vértice con que enfocan su tarea.

X'LRDAD. FALSEDAD Y .ME.NTIRA

La complejidad del problema planteado por las ideas de Bion


acerca de la verdad, la falsedad y la mentira hace difícil su formu­
lación. Bion sostiene que todo pensamiento, una vez formulado, es
falso si se lo compara con la «verdad» del hecho que formula. Lo
que varía es el grado de falsedad, y aquí será necesario discriminar
entre verdad y mentira o, mejor dicho, entre falsedad y mentira.
Estos conceptos son de enorme importancia para el psicoanalista,
que puede encontrarse, y muchas veces se encuentra, con pacientes
mentirosos o con su propia tendencia a ser mentiroso.
CONOCIMIENTO 111

La verdad es esencial para el crecimiento mental. Sin verdad,


el aparato psíquico no se desarrolla, muere de inanición. Una ma-
, dre con reverle intuye la verdad de ios sentimientos de su bebé, y
se los devuelve en forma tolerable. Un bebé descubre que su ma­
dre es un objeto total, y este descubrimiento de correlación y con­
frontación constituye un jalón fundamental en su evolución men­
tal, en la adquisición del lenguaje y en la posibilidad de comunica­
ción, tal como lo expresa la teoría de la posición depresiva y la sim­
bolización de M. Klein. Las interpretaciones psicoanalíticas, al es­
clarecer algún aspecto de la realidad psíquica —objeto analítico—,
suministran verdades parciales que ayudan al desarrollo y creci­
miento mental del paciente.
Es posible denominar a la verdad absoluta como un «pensa­
miento sin pensador». El pensamiento no pensado, en otros térmi­
nos un contenido sin continente, una idea sin forma, indicios que
no han sido articulados como indicios de «algo», convive con el pen­
sador sin entrar en contacto con él. Un ejemplo de esta situación
puede ser la de la sexualidad infantil, que existía indudablemente
antes de que Freud llamara la atención sobre ella y la formulara
como teoría. Los psicoanalistas están acostumbrados a convivir con
ciertos hechos del paciente, sus «verdades», sin descubrirlas. Ya nos
hemos referido al estado mental más apropiado para el descubri­
miento de esta realidad o verdad. Volveremos más adelante sobre
este aspecto.
La relación de un pensador con el «pensamiento» puede ser co­
mensal, simbiótica o parasitaria. En el primer caso, el estado co­
mensal entre la idea nueva y el pensador, es que ambos no se in­
fluyen entre sí y puede cambiar cuando la idea y el pensador se en­
cuentran en un momento de su mutua evolución. Cuando esto su­
cede tiene lugar un cambio catastrófico.
Del cambio catastrófico surgirá una relación simbiótica, que es
aquélla en la que pensamiento y pensador crecen y evolucionan en
una relación mutuamente benéfica. Emergen pensamientos formu­
lados que serán falsos por estar incluidos en la relación continente-
contenido en K, es decir «falsos», por expresar una restricción com­
parada con la verdad original. Esa verdad, que sólo puede ser
«sida», es captada por la intuición y será objeto de transformacio­
nes de movimiento rígido o proyectivas que dan lugar a represen­
taciones, símbolos, nuevos conceptos o fórmulas.
Si la relación entre pensamiento no pensado y pensador es pa­
rasitaria, si el vínculo es -K , el resultado de la intersección será,
en algunos casos, la proliferación de mentiras a modo de barrera
J i
112 CUNOClMIhN'IO
m

b contra la verdad. Bion considera que, para que haya mentira, es ab­
solutamente necesario un pensador, mientras que el pensamiento
verdadero no necesita para serlo un pensador que lo piense. En la
relación parasitaria, el pensamiento y el pensador se destruyen mu­
tuamente con pérdida de vitalidad y significado. Los mentirosos, en
los que los pensamientos han proliferado casi sin límites, requieren
verdades; pero estas, al ser incluidas en un vínculo parasitario, son
nuevamente despojadas de su calidad esencial y transformadas en
mentiras. Es fundamenttil t|ue el psicotinalista detecte las mentiras
de sus pacientes.
.Al mismo tiempo, parece que la capacidad del ser humano para
intentar tolertir verdiales acerca de sí mismo, es precaria; la verdad
es una fuente permanente de dolor y el anhelo de conocimiento nun­
ca puede ser satisfecho o completado; por lo tanto la tendencia a
las acciones evitativas es grande, y la mente está siempre en con­
diciones de crear mentiras para oponerse a este dolor.
t ranscribimos aquí unti versión en forma de fábula que Bion
incluye en su libro Altauiun and luierpretuiion'* para mostrar el pun­
to de vista o vertiee mentiroso frente al enfoque cietitífico, que se
suptine da a la verdad un papel predominante.

Los mentirosos mostraron coraje y resolución en su


oposición a los científicos, que con sus perniciosas doctri­
nas trataban de arrancar cada hebra de autoengaño de sus
disfraces. Los dejaban así sin ninguna de las protecciones
naturales necesarias para preservar su salud mental contra
el impacto de la verdad. Algunos, sabiendo bien los ries­
gos que corrían, se jugaban, sin embargo, sus vidas en afir­
maciones de mentiras. Los débiles y dudosos quedaban
convencidos por el ardor con que los mentirosos defendían
la \erdad de hasta sus más insólitas formulaciones. No es
demtisiado decir que la raza humana debe su salvación a
esta pequeña banda de mentirosos dotados, que estaban
preparados a mantener la "verdad" de sus falsedades aun
frente a hechos que indudablemente los contradecían. La
misma muerte fue negada, y los argumentos más ingenio­
sos lucron aducidos para sostener enunciados obviamente
ridículos. j)or ejemplo, que los muertos vivían en un esta­
do de felicidad suprema.
Estos mártires de la no-verdad eran, a veces, de oh-

Aliertlion and Inwrpn'ialuxi, loe. cil.


rONOCIM IlíNTO 113

gen humilde, y sus nombres han perecido. Pero si ellos y


los testigos apoyados en su «obvia sinceridad» no hubieran
existido, la cordura de la raza habría perecido por el peso
colocado sobre ella. Los mentirosos y sus testigos, sacrifi­
cando sus vidas, llevan la moral del mundo sobre sus es­
paldas. Sus vidas y las vidas de sus seguidores fueron de­
dicadas a la elaboración de sistemas de gran complejidad
y belleza, en los cuales un ejercicio de un poderoso inte­
lecto y un razonamiento sin fallas preservaban la estructu­
ra lógica de sus enunciados. Por contraste, los débiles pro­
cesos por los cuales los científicos, una y otra vez, inten­
taron sostener sus hipótesis, hacían que los mentirosos
mostraran la vacuidad de los científicos y por lo tanto po­
dían postergar y a veces impedir la difusión de doctrinas
cuyo efecto sólo podría haber sido el de inducir un senti­
miento de impotencia y de desvalorización en los mentiro­
sos y sus beneficiarios.

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9

9
9

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P
P
P
VII

REFLEXIONES SOBRE LA PRÁCTICA


PSICO ANALÍTICA

El título de este capítulo puede despertar en el lector dudas


acerca de quién hace la reflexión. ¿Nos estamos refiriendo a Bion
y a su forma personal de encarar la práctica del psicoanálisis? ¿O
queremos plantear, más bien, nuestras propias conclusiones acerca
de como entender las ideas de Bion y su aplicabilidad en el terreno
de la clínica psicoanalítica?
Lo más probable es que ambas cosas se encuentren imbricadas
y que, en el desarrollo de los conceptos que expondremos a conti­
nuación, mostremos el producto final, T(3 (de los autores de este li­
bro), del proceso de transformación que hicimos del estudio de sus
libros, de lo escuchado en sus conferencias, seminarios y supervi­
siones y de lo que pudimos extraer del diálogo directo cuando co­
mentamos con él algunos problemas específicos.
Nos llamó reiteradamente la atención el énfasis puesto por
Bion en su obra en realizar una distinción entre hablar acerca del
psicoanálisis y practicar el psicoanálisis.
La actividad de psicoanalizar es considerada como un intercam­
bio dinámico y vivo entre dos personas que se escuchan y hablan
de un modo particular y no de una manera intelectual y sofisticada.
Enfatiza asimismo que la práctica psicoanalítica confronta a analis­
ta y analizado con experiencias nuevas, sentidas como peligrosas
por su cualidad de desconocidas y a la amenaza de una ruptura de
la coherencia psíquica. Una consecuencia de esto es el desarrollo
de fenómenos resistenciales en el analista en forma de usos este-
115
1 It) REFLEXIONES SOBRE LA PRÁCLICA PSICOANALlTlCA

rcütipados de pensamienlos, respuestas de omnipotencia y una ten­


dencia a los a priori teóricos.
Lo que se deduce como indicaciones para la práctica del psi­
coanálisis en la obra de Bion, puede agruparse en dos grandes ítems:
1. F'ormulaciones sobre la observación en psicoanálisis.
2. Formulaciones sobre el método para recoger o lograr esas
observaciones.
Sobre la observación, ha señalado que sus ideas más que encami­
narse a una modificación de la teoría psicoanalítica, intentan expre­
sar y formali/ar una teoría observacional de y e/i la práctica psicoa­
nalítica. Ya nos hemos referido en el capítulo 111 al desarrollo con­
ceptual de la Tabla, instrumento de registro de lo que ocurrió en
Iti sesión, para ser usado fuera de la sesión psicoanalítica y encami­
nado al logro y formalización de lo ocurrido en la sesión.
Por otra parte, Bion nos enfrenta con un problema trascenden­
tal cuando iu)s [)lanle;t de que depende que la experiencia emocio­
nal de una determinada sesión analítica pueda ser considerada psi­
coanálisis y no otra cosa. Ln otras palabras, ¿cuáles de los elemen­
tos que la constituyen determinan la especificidad psicoanijdítica de
dicha experiencia',’ Lmre sus peculiaridades emocionales subraya es­
pecialmente la atmosfera de privación, el aislamiento y la soledad
en que ambos participantes deberán encontrarse. La privación debe
entenderse como la necesidtid, por parte del analista, de resistir
todo impulso a gratificar los deseos de sus pacientes o sus propios
deseos; y. por parte del paciente, de resistir a su tendencia a la ac­
tuación, Tampoco debería privar a sus pacientes del sentido de uis-
lamienio por el cual cierto tipo de responsabilidades no pueden ser
compartidas ni delegadas como aquéllas correspondientes a las cir­
cunstancias que lo llevaron al análisis y a las consecuencias que se
desprenden del mismo. El aislamiento en el analista implica tam­
bién que ciertas responsabilidades, como por ejemplo la decisión
de tomar al paciente en análisis, o la decisión de formular una in-
terpreiacioti con las consecuencias que de ella se deriven, tampoco
pueden ser compartidas ni delegadas. La soledad aparece en la me­
dida en que cuando se están ocupando del objeto de indagación
—la realidad psíquica del paciente—, éste se siente abandonado en
lo reterente a la satisfacción de sus necesidades físicas y emociona­
les más primarias, El analista experimenta la soledad como que «lo
P están separando de la fuente o base de la que depende su existen-
cia«; esto significa que siente que debe separarse de aquellos obje­
P tos externos e internos que constituyen sus vínculos, actividades y
REFLEXIONES SOBRE LA PRÁCTICA PSICOANALÍTICA 117

necesidades fundamentales. Este doloroso sentimiento es el que se


encuentra relacionado con la actividad de introspección.
Otra peculiaridad de la concepción de Bion sobre la práctica
psicoanalítica, se refiere a sus ideas sobre la transferencia. La con­
cibe como una fuerza emocional que va a emerger entre analizado
y analista. Insiste en tratar de detectarla en el vínculo entre esas
dos personas y no sólo en las personas vinculadas. Una de sus for­
mulaciones señala que la transferencia^ puede encontrarse en todos
aquellos aspectos de la conducta del paciente que revelan que se da
cuenta de la presencia de personas u objetos que no son él mismo.
Bion señala la utilidad de que el análisis se desarrolle en forma
tal como para crear las condiciones que permitan al analista captar
por medio de sus «premoniciones» la aparición de estados emocio­
nales diferenciados de los contenidos ideacionales, representados
por preconcepciones. Recalca, sobre todo, la importancia para el
analista de poder contar con la capacidad de intuir la emoción an­
tes de que se haga «dolorosamente obvia» para el analizado. El ele­
mento a investigar, en este caso, es un precursor de la emoción. Evi­
tar el dolor innecesario constituye uno de los objetivos de la intui­
ción psicoanalítica.
.Sin embargo, se impone establecer aquí una diferenciación muy
importante antes de seguir adelante. Hemos mencionado el dolor
innecesario, para discriminarlo precisamente del dolor inevitable
que surge en todo análisis. El tratamiento analítico ofrece al anali­
zado las condiciones necesarias para que pueda obtener el conoci­
miento acerca de sí mismo. Pero el intento de conocer implica su
sentimiento doloroso que es inherente a la experiencia emocional
misma del conocimiento. En todo caso, el dolor no puede estar
ausente de la personalidad del individuo. Si el análisis no detecta
ese dolor y, por ende, no lo trata, estaría perdiendo la posibilidad
de encarar una de sus funciones principales como es la de intentar
lograr una contención que lo capacite para una transformación en
crecimiento psíquico y no para formaciones sustitutivas.
Pero, para ello, hace falta que aumente la capacidad del pa­
ciente para tolerar el sufrimiento y el dolor. El progreso en psicoa­
nálisis es inseparable de la necesidad de tolerar las concomitancias
dolorosas del crecimiento mental. Análogamente a lo que sucede

' La transferencia vista como una transformación de movimiento rígido


(cap. IV) equivale a la forma como Freud planteó la neurosis de transferencia. Las
transformaciones proyectivas (cap. IV) equivalen a la forma como M. Klein planteó
sus investigaciones sobre psiquismo temprano y el uso de la identificación proyecti-
va en el vínculo.
11« REFLEXIONES SOBRE LA PRÁCTICA PSlCOANALlTlCA

LTi la medicina, la desaparición de la sensibilidad para el dolor sería


desastrosa en cualquier circunstancia. El paciente tiende a evitar el
dolor antes que a modificarlo; pero una evasión muy intensa pone
en peligro su contacto con la realidad.
A diferencia del criterio corriente en medicina que considera
que la enfermedad debe ser reconocida casi exclusivamente por el
médico, en psicoanálisis dicho reconocimiento debe ser realizado
por los dos: el analista y el paciente. El médico, para ejercei.su fun­
ción, dependerá más de su experiencia sensorial tratando de ver, to­
car y oler. El analista, en cambio, no se basa sólo en su experiencia
sensorial, ya que la ansiedad que deberá detectar, por ejemplo, no
tiene forma ni color ni sonido ni olor, tendrá que apoyarse tanto
en su intuición como en su observación, que registrará a través de
los órganos de los sentidos y en su bagaje teórico.
El «psicoanálisis» debe ser considerado como un término que
liga una conjunción constante; aunque es muy difícil precisar cuá­
les son los elementos constantemente conjugados. La situación psi-
coanulítica estimula sentimientos básicos y primitivos tanto en el
analizado como en el analista. Es por eso que emociones tales como
el amor, el odio y el miedo se agudizan hasta tal punto que pueden
liacerse casi insoportables para la pareja analítica. Es el precio que
se paga por la transformación de una actividad «ücm'ü del psicoa­
nálisis», en otra actividad que «es psicoanálisis». Bion señala que
criticar, por ejemplo, una determinada labor psicoanalítica como
«no científica.> sería tan absurdo como criticarla porque «no es re­
ligiosa» o «no es artística»'. En todo caso, la formulación crítica
que podría corresponder a dicha labor sería decir de ella que «no
es psicoanálisis».
Por otra parte, Bion sostiene que el dominio de la personali­
dad es tan extenso que no puede ser investigado totalmente. Por
eso, no se puede decir que un análisis ya se ha «completado». No
importa cuán largo sea un tratamiento psicoanalítico, de todos mo­
dos representa sólo el comienzo de una investigación que estimula
el crecimiento del área que se está investigando; la realidad psí­
quica.

■ E l l é r m i i H ) «c iL -nc ia.- , tai c o r n o s e u s a h a b i t u a l m e n t c p a r a d e s c r i b i r u n a a c t i ­


v i d a d h a c i a l o s o b j e t o s d e l o s s e n t i d o s , n o e s a d e c u a d o p a r a u n a a p r o x i m a c i ó n a las
r e a l i d a d e s c o n la s q u e t r a t a la « c i e n c i a p s i c o a n a l í t i c a » , n i p a r a a q u e l a s p e c t o d e la
¡le r s o n a lid a d h u tn a n a q u e se ocu[>a d e lo q u e e s , e n ú lt im o t é r m i n o , d e s c o n o c i d o e
i n c o g n o s c i b l e , e l O . E s t a c r i t i c a s e a j i l i c a a c u a l q u i e r v é r t i c e ; t o d o s e l l o s ( c o n la p o-
s t b l c e x c e p c i ó n d e l v é r t i c e d e l m í s t i c o r e l i g i o s o ) .so n i n a d e c u a d o s e n r e l a c i ó n a ü p o r ­
q u e n o se a d a p ta n a lo q u e n o tie n e b a s e s e n s o r ia l.
REFLEXIONES SOBRE LA PRÁCTICA PSICOANALÍTICA 119

Cuando una persona ha terminado su análisis, su conocimien­


to acerca de sí mismo es mayor que cuando lo empezó, pero si ob­
servamos la relación entre lo que sabe acerca de sí mismo y su rea­
lidad psíquica (que fue creciendo durante el proceso analítico) la
proporción relativa de su conocimiento es menor. Por lo tanto, Bion
aconseja no perder tiempo en lo ya descubierto, sino focalizar la
atención fundamentalmente en lo que no se conoce todavía.

11

Para Bion, el tratamiento psicoanalítico consiste en una tarea


donde se encaran los aspectos adultos e infantiles del paciente, de
quien interesa conocer, además, tanto su mundo interno y su psi-
copatología como los hechos reales externos en que interviene.
Siempre resultará útil hacer hablar al paciente del hecho exter­
no que le preocupa, manifiesta o latentemente, para no caer en el
riesgo de negar la importancia que tiene la realidad y la de las an­
siedades y depresiones relacionadas con dicho hecho externo. De
este modo se obtendrá más información. El hecho externo será usa­
do para llamar la atención sobre los elementos inconscientes que
contribuyen a la naturaleza dolorosa de las experiencias ocurridas.
El hecho externo ilumina además la neurosis, a la vez que es ilu­
minado por ésta: ambos interactúan entre sí.
La práctica del psicoanálisis, si bien tiende predominantemen­
te a la investigación del inconsciente del analizado, se desarrolla so­
bre la base de la participación consciente de ambos integrantes de
la pareja analítica. Conviene no pasar por alto que en el paciente
neurótico los elementos conscientes tienen tanto valor como los in­
conscientes. Ambos tienen que ser correlacionados, destacados y
ubicados en su verdadera significación dentro del contexto del pro­
ceso analítico, brindando de este modo una visión binocular.
En cambio, el paciente psicótico «es consciente» de cosas que,
para el paciente menos perturbado, están reprimidas. En este caso,
el análisis tiende a que el paciente logre formar su «barrera de con­
tacto», que le permitirá diferenciar sus experiencias en conscientes
c inconscientes, y por ende soñar, reprimir, olvidar, etcétera.
Precisamente, la importancia que Bion otorga a la colabora­
ción y participación consciente del paciente en el análisis se mani­
fiesta en algunas de sus reflexiones acerca de la primera entrevista.
Así, por ejemplo, si un paciente dice: «Bueno, vengo porque mi pa­
dre o mi madre me lo aconsejaron, o porque mi esposa dice que
120 REFLEXIONES SOBRE LA PRÁCTICA PSlCOANALlTiCA

tengo que tratarme», se le podría observar: «Pero, ¿acaso hace todo


lo que su esposa le sugiere? ¿Obedece siempre a sus padres? Y si
no es así: ¿por qué hace ahora una excepción?». Resultará conve­
niente prestar debida atención al tipo de respuesta del paciente, ya
que si desde el comienzo repudia toda responsabilidad, no será un
punto de partida favorable para el análisis.
La consciencia de enfermedad también puede evaluarse en la
consideración del problema de los honorarios y lo que implica para
el paciente, más allá de su contenido real. Así, por ejemplo, puede
decir: «E.so no me preocupa», negándole todo valor al problema, o
bien: «Lo siento mucho, pero no tengo tiempo y mucho menos el
dinero nccestirio para ptigar esos honorarios», cualquiera que sea
el monto de dichos honorarios. Lo que el paciente quiere significar
es que él puede permitirse una neurosis; pero tanto él como mu­
chos grupos humanos o sociedades no tienen idea del tremendo pre­
cio que esta persona [raga por el «privilegio» de tener una neurosis.
Otros individuos, en ctiinbio, han alcanzado un punto en el que sien­
ten que el estado de su mente no es una ventaja sino una carga, y
buscan la ayuda del análisis.
Bion no excluye la posibilidad de formular interpretaciones du­
rante la primera entrevista, para otorgar al paciente la oportunidad
de averiguar qué clase de persona es el analista y anticiparle —de
este modo— cómo se desarrollara el tratamiento.
Lo importante será, en cada caso, conocer la capacidad que
pueda tener el paciente para establecer correlaciones; como así tam­
bién la necesidad por parte del analista de tener en claro su capa­
cidad de tolerancia para un paciente determinado.

111

El análisis, al poco tiempo de comenzado, adquiere una singu­


laridad especifica de esa pareja analítica, y para el analista, el pa­
ciente deviene una personalidad única, que irá conociendo si am­
bos miembros se avienen al método.
Una interpretación psicoanalítica formula en términos sencillos
las creencias que el paciente tiene del analista y del análisis.
Convendrá formular las interpretaciones de tal modo que no
cierren la discusión o el asunto que se está tratando, es decir, sin
dar lugar a saturaciones sino a posibilidades de desarrollo. Esto se
logrará especialmente cuando las interpretaciones «arrojen más luz
que calor» y el paciente colabore mediante su disposición a tolerar
REFLEXIONES SOBRE LA PRÁCTICA PSlCOANALlTiCA 121

el sufrimiento que produce la experiencia del insight frente a las si­


tuaciones temidas o rechazadas. Se podría aplicar a las interpreta­
ciones el concepto de serendipity de Walpole, referido a aquel tipo
de descubrimiento que surge cuando se tropieza con cosas que arro­
jan luz sobre las otras, de modo tal que permitan una comprensión
y un conocimiento sobre ellas que antes no se tenía.
La sesión analítica es un tipo de experiencia compartida entre
el analizado y el analista, y que no puede transmitirse a un tercero
en aquello que le es esencial. Esto ha llevado a que se sostenga que
las asociaciones libres y las interpretaciones, contienen una cuali­
dad inefable.
Toda comunicación de lo ocurrido en una sesión, sea para una
supervisión o para un trabajo científico, no es lo sucedido y debe
ser considerado un nuevo ciclo de transformación.
La relación existente entre los integrantes de la pareja analíti­
ca es de tal naturaleza que si uno tiene una idea habría que pre­
guntarse qué hizo el otro para sugerírsela.
Durante el transcurso de la sesión analítica siempre se presen­
tan situaciones nuevas. Si algo se interpretó antes, ya cumplió su
propósito. Si vuelve a aparecer el mismo material, será en un con­
texto nuevo, diferente del anterior, y así convendrá interpretarlo,
a pesar de que el paciente intentará ser siempre la «misma depre­
sión», o la «misma fobia», por ejemplo, para evitar el doloroso in­
sight frente a lo nuevo y desconocido de su realidad psíquica.
Conviene permanecer atento a la aparición de los aspectos nue­
vos del material sin desaprovechar nada de lo que ocurre en la se­
sión, ya que es la única oportunidad que tenemos para estar con el
paciente. Los cincuenta minutos de la sesión son demasiado valio­
sos para desperdiciarlos en repeticiones de lo ya conocido.
Por analogía, tolerar la incertidumbre y la ansiedad del no co­
nocer, la incoherencia del material y la no comprensión, hasta des­
cubrir nuevas relaciones entre sus elementos y, de este modo, lo­
grar ver lo coherente y comprensible.
Bion aplicó a esta interacción el concepto de oscilación Ps D
(cap. 111). Agregó que en especial para el analista, si tolera el as­
pecto de dispersión (Ps de la función) sin fuertes ansiedades, el tér­
mino apropiado sería paciencia. Propone el término segundad para
el estado mental que se experimenta después del descubrimiento
del «hecho seleccionado» que corresponde a un estado de menor an­
siedad, libre de peligros. Bion considera que sólo las interpretacio­
nes que surgen después del pasaje por estas dos fases emocionales
son indicadoras de una adecuada labor analítica.
1 22 REFLEXIONES SOBRE LA PRÁCnCA PSICOANALÍTICA

Las interpretaciones psicoanalíticas son el resultado de una se­


rie de transtormaciones a partir de una determinada experiencia ori­
ginal entre analista y paciente, y ponen de manifiesto las invarian­
tes de dicha experiencia.
La experiencia psicoanalítica implica un saber acerca de sí mis­
mo y ser uno mismo. Las interpretaciones que efectúan la transi­
ción del «saber acerca de» la realidad psíquica (transformaciones en
K) a devenir cada una de las emociones que hacen a la realidad psí­
quica (transformaciones en ü ) son temidas y despiertan resistencia.
Para Bion, este pasaje de K a O (de conocerse a devenirse) es fun­
damental para el crecimientt) de la mente. Estos pasajes incluyen
el atrinesar cesuras (\er cap. VIH) y el correspondiente cambio ca­
tastrófico. Cuando las transformaciones en K amenazan la apari­
ción de transformaciones en O. surge lo que Bion denomina el te­
mor a la «turbulencia psicológica». Se produce entonces, una resis­
tencia ante el cambio de K a O por temor al sufrimiento doloroso
asociado con el
El desenir O implica asumir la responsabilidad acerca de los
propios sentimientos, cualquiera que sea la naturaleza de los mis­
mos (responsabilidad de sentimientos asesinos, de locura, incestuo­
sos. de genialidad, etcétera).
Otro motivo de resistencia frente a la transformación del de­
venir O es que en lugar de asumir la responsabilidad del sentimien­
to, el analizado teme convertirse en un «loco», «asesino», «inces­
tuoso». «genio», etcétera. Estos temores incluyen el peligro de la
megalomanía,
El analista podrá anticipar, hasta cierto punto, que una deter­
minada interpretación puede corresponder al tipo de interpretación
del devenir O por su dificultad y vacilación en formularla, debido
a la fuerte resistencia que supone provocará en el analizado.
üuisiéramos tratar ahora ciertos problemas conceptuales sobre
los que Bion llamó la atención y que están estrechamente relacio­
nados con el quehacer psicoanalítico.
En lo que se refiere a los acontecimientos de la experiencia psi­
coanalítica, Bion usa el signo O para denotar la realidad psíquica,
('orno ya hemos destacado (ver cap. IV), el O no puede llegar a
ser conocido sino que, en todo caso, puede ser «sido» (sólo puede
llegar al dominio de K una vez que evoluciona a través del conoci­
miento ganado por la experiencia) y sólo entonces podrá ser for­
mulado en términos de la experiencia sensorial. Hasta ese momen­
to, su existencia sólo puede ser conjeturada.
Bion otorga un valor muy especial a las formulaciones de los
REFLEXIONES SOBRE LA PRÁCTICA PSICOANALÍTICA 123

sucesos analíticos realizadas durante el curso del análisis, a diferen­


cia de aquellas formulaciones hechas fuera de la sesión. Su valor te­
rapéutico es aún mayor si conducen a transformaciones en O en lu­
gar de transformaciones en K (ver cap. IV). Gracias a su análisis
previo, por el que debe pasar para lograr su formación psicoanalí­
tica, el analista está mejor preparado para remover los obstáculos
que encontrará durante su participación en la experiencia analítica.
Pero el bagaje de esquemas, creencias y convenciones establecidas,
sumado a los ataques conscientes o inconscientes que el paciente
puede realizar contra la capacidad del analista de pensar analítica­
mente pueden atentar contra la eficiencia y libertad logradas por el
análisis del analista..
El analista intentará dirigir su atención a O, lo desconocido e
incognoscible, manteniéndose en el punto de vista o vértice psicoa­
nalítico. En cuanto puede «ser O», estará en condiciones de cono­
cer los sucesos que son evoluciones de O. La interpretación misma
constituye un verdadero acontecimiento en una evolución de O que
es común tanto al analista como al analizado. Ambos dependerán
no sólo de sus sentidos respectivos, sino de las cualidades psíquicas
que son intuidas —como lo destacó Freud— por un equivalente
mental de los órganos sensoriales. Este equivalente lo atribuyó a la
función conciencia.
No se pueden establecer reglas para el momento en que la ex­
periencia emocional está madura para la interpretación porque exis­
te un componente inefable en la experiencia emocional analítica.
En cambio es posible, y Bion lo intenta, sugerir reglas para ayudar
al analista a lograr un estado mental que le permita captar las evo­
luciones de O o estar aunado con O.
Bion sugiere que el analista aprenda a trabajar «sin memoria»,
«sin deseo» y «sin comprensión». Más que un «olvidar», lo que Bion
postula es una posición activa que refrene la memoria y el deseo ac­
tivos, y provea un estado mental que representa con el término «fe»,
que le permita acercarse a la realidad psíquica que no puede ser co­
nocida pero sí «sida». Va acompañado de un «acto de fe» (F) cien­
tífico cuando formula una interpretación, que debe ser diferencia­
do del significado religioso que suele dársele en el lenguaje corrien­
te; tiene como trasfondo un hecho inconsciente y desconocido.
Bion utiliza los términos «fe», «acto de fe» y «misterio» en va­
rios de sus trabajos para referirse a una actividad mental que fun­
ciona en una dimensión no sensorial.
Plantea, por ejemplo, lo que ocurre con el fenómeno de la an­
siedad. Nadie abriga la menor duda acerca de su existencia ni de
124 REFLfiXlÜNHS SOBRE LA PRÁCTICA PSICOANALÍTICA

SU realidad. Sin embargo, nos estamos refiriendo a algo que carece


de equivalente sensorial; carece de forma, color, olor, en síntesis,
no es accesible a los sentidos. Con verdadero rigor, nuestro cono­
cimiento de la ansiedad depende de algo más que de la experiencia
sensorial. Se relaciona mas bien con una capacidad desarrollada en
nuestra práctica analítica que nos permite delectar, por ejemplo,
que detrás de la apariencia hostil de un paciente se oculta su an­
siedad,
Este algo diferente de la experiencia sensorial y específicamen­
te importante para la labor del analista es la intuición, que está ba­
sada en una experiencia que no tiene un trasfondo sensorial aun­
que puede expresarse, a veces, en términos derivados del lenguaje
sensorial. Suele decirse, por ejemplo, «ya veo», como una forma
de significar «yo intuyo»^. La intuición consiste en la capacidad de
captar específicamente los estados emocionales y forma parte de la
función psicoanalítica de la personalidad"*. Cuando durante el curso
de un proceso psicoanalítico se produce un crecimiento de esta fun­
ción tanto en el psicoanalizado como en el psicoanalista, Bion se­
ñala que hubo «evolución» en ese análisis. La «evolución» puede
tener una semejanza superficial con la memoria, pero una vez que
se la ha experimentado resulta imposible confundirla con ella. El
término «memoria» se refiere a la experiencia relacionada predo­
minantemente con las impresiones sensoriales. Los recuerdos apa­
recen en forma fragmentaria y son buscados activamente. En cam­
bio la memoria oniroide o «evolución» puede compararse con la sus­
tancia de los sueños y corresponde a la realidad psíquica. Compar­
te con los sueños «la cualidad de estar totalmente presente o bien
inexplicable y súbitamente ausente», La evolución implica poder
reunir, por una intuición repentina, una serie de fenómenos inco­
herentes y aparentemente no relacionados que, de este modo, ad­
quieren la coherencia y el significado de que antes carecían.
La finalidad de un tratamiento psicoanalítico es el crecimiento

' f-.l sentido mcisiórico dd «ya veo» no existo cuando el paciente psicóticrr uti­
liza esta frase. «Ya veo», en lujiar de significar «entiendo», puede querer decir que
la interpretación se le ha aparecido al paciente en forma visual o alucinatoria, y no
q u e la h a c o m p r e n d i d o
■* El termino rewrw, aplicado para referirse a una función importante en la ma­
dre en el contacto emocional con el hebé y sobre todo en lo que a elementos no sen­
soriales se rcliere, puede hacerse extensivo a la función del analista, abierto a reci­
bir las identificaciones proyectivas de su paciente y a tomar contacto, a través de su
intuición, con los elementos no sensoriales de la realidad psíquica del mismo.
Sigmund Freud y l.ou Andreas Salomé, Correspondencia, compilada por
Ernsl Pleiífer, México, Siglo ,\XI, l%íi.
REFLEXIONES SOBRE LA PRÁCTICA PSICOANALÍTICA 125

mental. Éste es el vértice psicoanalítico desde el cual Bion encara


la práctica del psicoanálisis. En cambio, el paciente puede encarar
el psicoanálisis desde distintos vértices; por ejemplo, como antído­
to contra sus ansiedades psicóticas, como refugio en su psicopato-
logía para contrarrestar sus responsabilidades frente a la realidad,
como búsqueda de consejos y directivas para la solución de sus di­
ficultades cotidianas, y de muchas otras maneras. Sin embargo, el
paciente acude al análisis por su deseo de «curación». Bion dife­
rencia el sentido del vértice de la práctica del psicoanálisis, del ob­
jetivo de «curación» tal como se entiende en medicina, con sus aso­
ciaciones de aliviar el dolor, suprimir la enfermedad, etc. La cura­
ción, con su trasfondo sensorial, como así también el «deseo de cu­
rar o de curarse» interfieren con la capacidad de evolución dentro
del análisis.
Ahora bien, la afirmación de Bion acerca de la ventaja de tra­
bajar «sin memoria y sin deseos» puede producir confusión y des­
concierto, además del riesgo de prestarse a malentendidos que dis­
torsionan su verdadero espíritu. Se trata más de una actitud interna
por parte del analista que de una real modificación de la técnica
frente al paciente. Bion se refiere especialmente a una calidad tal
de funcionamiento por parte del analista («evolución») como para
poder usar al máximo su intuición. Es en ese sentido que sugiere
la utilidad de poder «cegarse artificialmente» para trabajar mejor.
Se basa en un estado que Freud describió en una de sus cartas a
Lou Andreas Salomé^ en la que incluye la frase siguiente: «Sé que
me he cegado artificialmente en mi trabajo con el fin de concentrar
toda la luz en el único pasaje oscuro». Bion quiere significar con
ello que es preferible que el analista no se deje influir por sus co­
nocimientos previos ni por sus juicios a priori para que no conta­
minen lo que está ocurriendo en el «aquí y ahora» de la sesión ana­
lítica. De esta manera, es posible captar al máximo los elementos
y matices nuevos que siempre existen en cada experiencia de en­
cuentro entre paciente y analista. Ello implica la renuncia al uso
consciente de «recuerdos» y «deseos» vinculados o no con el pa­
ciente y rechazar la utilización defensiva de lo aprendido teórica­
mente.
Mientras el analista trata (activamente) de recordar qué le dijo
el paciente en la sesión anterior (memoria), o piensa en cuánto fal­
ta para que termine la sesión, o en lo que hará el próximo fin de
semana, o en que el paciente mejore y se cure de su neurosis (de­
seo), pierde la posibilidad de observar y captar los hechos nuevos
que están ocurriendo en la sesión en esos momentos.
126 REFLEXIONES SOIiRE LA PRÁCTICA PSICOANALÍTICA

Por supuesto, Bion no quiere dar lugar a la apreciación erró­


nea de que considera que el analista se beneficiará mutilando su per­
sonalidad al suprimir su memoria y su deseo, cosa que no es cierta.
Se trata de algo muy distinto. No duda que es esencial conservar la
capacidad para recordar sucesos y experiencias del pasado y para
alentar esperanzas y planes para el futuro. Pero cree que el analista
puede llegar a estar también suficientemente adiestrado como para
retener la capacidad de librarse transitoriamente de la «memoria»
y el «dcsct)» cuando aparecen como fenómenos mentales perturba­
dores que amenazan el buen aprovechamiento de la sesión analítica.
El análisis se hace siempre en el presente y no puede hacerse
en ningún otro momento. Aunque el analista o el paciente se refie­
ran a ideas relativas al pasado (nostalgias) o al futuro (anticipa­
ción), estas ideas implican sentimientos presentes y actuales muy
poderosos.
Resulta significativa la afirmación de Bion de que en el con­
sultorio debería haber dos personas que comparten una situación
angustiante, aunque la angustia sea distinta en cada una de ellas.
Si no ocurre asi, se podría pensar por qué se molestan en tratar de
saber lo que todo el mundo sabe. Lo cual implica la tentación de
trabajar sobre lo ya conocido, tentación que es muy fuerte para los
analistas, ya que el análisis configura una situación en que seres hu­
manos comentes se están dedicando a una ocupación muy angus-
iKinte sin siquiera salir de sus casas.
El analista debe poder tolerar el universo en expansión que
aparece frente a él en su relación con el paciente, más rápido de lo
que él puede pensar. Podría pensar con la rapidez necesaria para
llegar de la nada a la interpretación pero, cuando termina de ha­
blar, el universo ya se ha expandido más allá de lo que puede per­
cibir. Ed problema es cómo poder ser lo suficientemente fuerte como
para soportarlo, lo cual es un objetivo mucho más modesto que tra­
tar de agregar algo nuevo al psicoanálisis.
La practica del psicoanálisis depende de que el analista y tam­
bién el analizado sean capaces de establecer contacto con el hecho
psicoanalíticü. El hablar de hechos psicoanalíticos es en sí mismo
una teoría; de modo que se hace necesaria una apreciación o com­
prensión clara del hecho psicoanalítico. En la práctica psicoanalíti-
ca realizada en el consultorio hay oportunidad de poder decir «esto
es lo que llamo un hecho».
Bion usa un modelo para ilustrar cierto tipo de experiencias
que ocurren en la situación analítica. Así, por ejemplo, señala que
si se encontrara con una corriente de agua que fluye suavemente
REFLEXIONES SOBRE LA PRÁCTICA PSICOANALÍTICA 127

sin obstáculos, no podría verla porque resultaría demasiado trans­


parente; ahora, si introduce una vara en el agua, entonces sí podría
ver la corriente porque aparecería turbulencia. En la misma forma,
señala, suponiendo que exista una mente humana, esa mente pue­
de originar turbulencia y ciertas otras mentes humanas son particu­
larmente sensibles, intuitivas, talentosas, como para poder poner
de manifiesto estas turbulencias como lo ha hecho Leonardo da Vin­
el en sus dibujos de pelo y agua.
Bion dice que puede ocurrir que a veces hay tan poca tensión
entre dos personas que prácticamente no se estimulan. En el otro
extremo, las diferencias entre las actitudes o temperamentos son
tan grandes que se hace virtualmente imposible discutir. De modo
que la situación podría ser tan deficiente en tensión que faltaría es­
tímulo, o tan tensa que tampoco resultaría productiva.
Enfatizando sobre la observación del vínculo que une a analis­
ta y analizado, señala que en ocasiones, puede ocurrir una tenden­
cia bastante generalizada a eludir las situaciones nuevas, incompren­
sibles e incoherentes porque producen ansiedad y persecución. Esto
ocurre no sólo en el paciente sino también en el analista. Por lo mis­
mo, suele ser relativamente frecuente que ambos caigan en una
complicidad inconsciente para tratar las cosas ya conocidas y más
fáciles de comprender.
Su consejo de considerar al paciente «como si lo viera por pri­
mera vez» y se tratara de un «paciente nuevo», implica precisamen­
te el poder embarcarse en la experiencia de cada sesión con la men­
te libre y no prejuiciada, para que la observación rinda al máximo
y la «evolución» o intuición se desarrolle.
VIII

«EL ÚLTIMO BION»

En el último capítulo del libro Attention and ¡nterpretation\ ti­


tulado «Preludio al o sustituto del logro», Bion introduce la idea de
una «capacidad negativa». La capacidad negativa es la que tiene
una persona «...capaz de devenir en incertidumbres, misterios, du­
das, sin ninguna irritante búsqueda en pos de hechos y razones».
La cita proviene de una carta de John Keats^ a sus hermanos Geor-
ge y Thomas, y en ella Keats habla de la cualidad que, en su opi­
nión, genera al «hombre de logro», especialmente en literatura y
en este caso en particular a Shakespeare. Esta capacidad, por otra
parte tan afín a la idea de Bion de «sin memoria, sin deseo, sin com­
prensión...» a la que nos hemos referido en el capítulo VII, se vin­
cula al área del psicoanálisis y del lenguaje que será contenida en
el concepto de «lenguaje de logro».
El lenguaje de logro tiene ciertas cualidades. Es, a la vez, un
preludio a la acción y, en sí mismo, una especie de acción; mantie­
ne elementos no saturados promoviendo transformaciones y cam­
bios en evolución hacia el logro; tiene perdurabilidad, ya sea en el
tiempo o en el espacio. El encuentro del psicoanalista y el analiza­
do es en sí mismo un ejemplo de este lenguaje, como también lo
es el de las creaciones artísticas o científicas. Bion le opone el «len­
guaje de sustitución» que, por contraste, es aquél donde éste (el len­
guaje) es un sustituto para la acción y no un preludio de ella. Los

‘ W. R. Bion, Atteniion and Interpntalion, Londres, Tavistock, 1970.


‘ J. Keats (1817), Letiers, ed. por M, B. Forman, Londres, Oxford University
Rress, 1952.

129
1
130 «EL ÚLTIMO U10N-.

que dicen «las acciones dicen más que las palabras» se refieren al
lenguaje de sustitución. ^
El lenguaje de logro puede expresarse por un pensamiento o una
acción; en ambas situaciones, su característica está dada en el ser un
preludio a una modificación o cambio que significa evolución o cre­
cimiento y no ser el sustituto para un tal cambio. Presenta una cua­
lidad de perdurabilidad que va más allá del momento en el que es
utilizado. No está necesariamente ligado al espacio histórico o cultu­
ral en el que se lo enuncia y puede emerger con sus características
de promover cambios en otras culturas o épocas en las que se origi­
nó. Posiblemente estas características se deben a que está formulado
(por formulación entendemos la forma en que se expresa) de un modo
tal, que hace que tanto el emisor como el receptor de una tal comu­
nicación, permanezcan en grado de no-saturación, es decir, en un es­
tado de comprensión parcial con un fuerte estímulo para observar las
implicaciones de lo formulado o de lo hecho,
El lenguaje de logro se configura en y como una relación con-
tinenle-contemdo, \ como tal, expresa una relación que puede tam­
bién ser investigada eomo una función. Queremos ahora deslindar
algunos de los factrrres que hacen a esta función.
El primer factor (la .secuencia numérica no debe entenderse
como un orden de prioridades, sino como la enumeración de un con­
junto) es la de un c\nUinente restaurado (la madre. Dios, el gru­
po, etc.). El segundo, la evolución del contenido (la divinidad, lo
«sin forma, infinito, inefable, no existente»)- El tercero, la no-me-
moria, el no-deseo (es decir, la capacidad negativa) y la no-com-
prensión, siendo el cuarto, la matriz emocional en la que se gene­
ran, a saber: las pasiones, entendidas como emociones vivenciadas
con intensidad y calidez sin sugerencia de violencia; L, H y K en
una feliz combinación.
El lector notará que esta lista de factores, está relacionada con
lo que Bion había formulado previamente en sus descripciones de
la relación entre idea nueva y Esiablishment, o entre el místico y el
grupo. Retomando estos conceptos (ver cap. i), podemos decir que
el lenguaje de logro se genera de una adecuada combinación entre
los vínculos simbiótico y comensal; el vínculo parasitario expresa,
por el contrario, los factores que se le oponen, ya que no permite
ni producir ni comprender un tal lenguaje. El lenguaje de sustitu­
ción surge de la inhibición de los objetos estimulantes de crecimien­
to y multiplica el impulso a inhibir. El lenguaje de logro, por el con-
tiaru), recibe y transforma los objetos estimulantes, dando por re­
sultado, crecimiento y logro.
«EL ULTIMO BION» 131

UNICIDAD (AT-ONE-MENT)
Creemos que el concepto de «unicidad» o «at-one-ment» debe
figurar entre aquéllos que han adquirido una importancia relevante
en la obra de Bion como la que corresponde a «lenguaje de logro»,
«cesura», «turbulencia», etcétera.
Ya hemos visto en el capítulo IV que Bion utiliza el signo O
para referirse al hecho original de una experiencia determinada
(queremos aclarar que el signo O que en ese capítulo aparece sig­
nificando «cero», como posible punto de partida de las coordena­
das de un espacio matemático, debe ser entendido, en realidad,
como equivalente a «origen» y no a «cero»). Bion usa el signo O
para representar el aspecto esencial de toda situación que debe en­
frentar el psicoanalista, y destaca específicamente que éste debe es­
tar en «unificación» con este rasgo central y que deberá identificar­
se con su evolución para poder formularla en una interpretación.
El signo O representa la verdad absoluta que no puede ser conoci­
da por ningún ser humano; sólo se puede deducir su presencia o,
en todo caso, se puede llegar a formar parte de ella, es decir, estar
en unicidad o at-one-meni con ella. Ningún descubrimiento psicoa-
nalítico sería posible sin el reconocimiento de su existencia, la uni­
cidad con ella y su evolución. El psicoanalista debería lograr alcan­
zar el marco mental en el cual pueda ser receptivo de O; y ello de­
penderá de su capacidad para estar en at-one-ment con dicho O. Lo
que se necesita, afirma Bion, no es una fundamentación para el psi­
coanálisis, sino una ciencia que no esté restringida por su trasfondo
sensorial; que sea una ciencia del at-one-ment. Una paciente de uno
de nosotros^ usaba el término «convergencia» para manifestar su de­
seo de que su analista perteneciera a la categoría de personas que
«cuando están con uno, realmente lo están». Tanto el término «con­
vergencia», como la frase «estar realmente con uno», se aproximan
al concepto del at-one-ment con la realidad psíquica O del analizado.

CESURA

Bion introduce la noción de «cesura» explícitamente en sus es­


critos en un artículo publicado en 1977'*, que lleva este título. Parte

^ L. Grinberg, «Comraidentificación proyectiva» en Teoría de la identificación,


Madrid, Tecnipublicaciones, S.A., 1985.
'* W. R. Bion (1977J, Two Papen: The Grid and Caesura, Brasil, Imago Edi­
tora, 'l'ambién en «Ün a Ouotation from Freud» en Clinical Seminan and Four Pa­
pen, ed. por Franeesca Bion, Abingdon, Fleetwood Press, 1987.
1.Í2 «EL ÚLTIMO BIÜN»

como modelo de una cita de Freud de «Inhibición, síntoma y an­


gustia» (Freud, 1926) que dice: «Vida intrauterina y primera infan­
cia constituyen un continuo, en medida mucho mayor de lo que nos
lo haría pensar la llamativa cesura del acto del nacimiento»'\ y con
esta cita como trasfondo, jerarquiza en la noción de cesura dos as­
pectos: la separación (corte, pausa, barrera, pantalla...) y la conti­
nuidad (extensión, totalidad...).
El énfasis puesto en la o las cesuras —de las que la del naci­
miento es sólo una— está en sostener, que en el curso del desarro­
llo emocional, la mente o personalidad crea o establece una serie
de brechas, escisiones o cesuras. Son lugares de separación entre
distintos estados mentales. La cesura entre inconsciente y conscien­
te es bien conocida por los psicoanalistas desde que Freud introdu­
jo estas nociones junto con las de represión y resistencia; la de es­
tar dormido,-estar despierto son estados mentales conocidos por to­
dos. ,',Es lícito conjeturar una conexión entre pensamientos y emo­
ciones adultos y la vida prenatal? Bion piensa que sí aunque sus ves­
tigios se expresen solamente en forma tenue en la personalidad
adulta.
Hion señaliza una cesura con el signo «/» (barra inclinada) para
indicar la brecha entre dos estados mentales y también señalar que
hay un (totencial cambio dinámico que puede establecerse entre los
estados separados por la barra, sin establecer la dirección del mis­
mo, Son ejemplos expuestos en su obra, en especial en A Memoir
uf ihe Fuiiire (ver mas adelante): inconsciente/consciente, locu­
ra,-cordura, sueño diurtio/sueño, pasado/presente, presente/futuro,
memoria-'deseo, estar dormido.'cstar despierto, narcisismo/socialis-
mo, reverencia.'adoración, explícito/implícito, pre-natal/post-natal.
La lista puede por supuesto, ampliarse.
La idea de cesura y sus funciones son a nuestro juicio una evo­
lución de sus conceptos (ya tratados en el cap. 111) de pantalla beta,
barrera de contacto, vínculo y ntmibre que liga una conjunción cons­
tante.
Parte de la tarea analítica y también del crecimiento mental,
es lograr maneras de atravesar o de establecer un puente o posible­
mente, mejor expresado aún, trascender estas cesuras, pantallas o
barreras
Cuando una persona logra hacerlo, penetra la barrera de in­
comprensión de sí mismo y de quien lo escucha. Puede ocurrir que

S f leud tlt(2()), “InhibK'ioii. simonui y angustia»-, en Si¡>mund Freud. Obras


Lompleias. vol ,XX. Buenos Aires, .-Xmorrurui editores, 1979, pág. 131.
..EL ULTIMO BION» 133

logre pasar al otro lado de la barrera y entonces, verla, así como lo


que la misma separa. También puede ocurrir que mediante una ac­
titud mental apropiada, básicamente constituida por instrumentos
disciplinadamente, la no-memoria, el no-deseo y la no-comprensión
(ya sea en forma conjunta o alternativa), logre hacer desaparecer
o disminuir transitoriamente la opacidad de la pantalla. El creci­
miento mental tantas veces mencionado en este texto, adquiere con
esto nuevo empuje y la persona se deviene a sí misma, transfor­
mada.
En el párrafo anterior nos hemos referido a la opacidad de la
pantalla como un factor que puede dificultar su pasaje. A veces,
una luminosidad muy fuerte puede funcionar del mismo modo por­
que las «ideas brillantes» pueden deslumbrar y funcionar como ce­
suras. En este sentido, Bion ha tomado en cuenta, en varias opor­
tunidades, una cita de una carta de Freud a Lou Andreas Salomé,
donde dice que «...he debido cegarme artificialmente para enfocar
toda la luz sobre un punto oscuro...». Esta idea, la de «bajar la luz
para detectar resplandores tenues», está relacionada con la de no-
memoria, no-deseo como regla técnica, puede extenderse por ana­
logía a «silenciarse artificialmente», para oír «los muy tenues soni­
dos»'’.
Los instrumentos necesarios para trascender el diafragma, la
encrucijada, la pantalla, la resistencia, además de los ya nombra­
dos (no-memoria, no-deseo...) son la razón especulativa, la conje­
tura imaginaria y la imaginación especulativa. Cuando esto se lo­
gra, se obtiene una experiencia de continuidad o de totalidad. Los
procesos continente-contenido en K y Ps D (ver caps. III y VI)
que estructuran parte de la mente en crecimiento, constituyen tam­
bién parte del equipo mental necesario para un nuevo paso para el
logro de la experiencia de continuidad. El lector observará la rela­
ción de estos conceptos con el ya tantas veces mencionado cambio
catastrófico y su relación con el insighi psicoanalítico.
Las cesuras son, por otra parte, necesarias para el desarrollo.
La sobrevivencia, la vida contractual en los numerosos grupos hu­
manos en los que la personalidad se desenvuelve, jerarquizan la ne­
cesidad de establecer y mantener ciertas cesuras. La segunda cesu­
ra descrita por Freud, nos protege de decir «cosas fuera de lugar»,
la barrera de la represión exitosa permite «estar dormido» o incons­
ciente de muchos contenidos mentales que perturbarían nuestro «es­
tar despierto». Pero también en tanto la cesura, la brecha, la opa-

W. K. Bion (1977), Two Papen: The Grid and Caesura, loe. cil.

1
13‘1 «EL ULTIMO BIÜN»

ciclad (ü brillantez enceguecedora) se profundizan y amplían, la per­


sonalidad deviene más y más escindida, se opaca, se marchita, de­
crece. Estamos ac|uí en el área ubicadle en la columna 2 de La T a­
bla (cap. 111), cuyo efecto es más perjudicial o antagónico al creci­
miento si las transformaciones se realizan en — K (ver cap. VI). La
personalidad queda separada de «eso otro», a veces de «lo que no
es». Sus símbolos se deterioran, perdiendo la fuerza provista por la
articulación de la cualidad negtniva del nombre. Estaríamos en el
terreno del lenguaje de sustitución como opuesto al lenguaje de
logro.
Hasta aquí hemos señalado dos facetas de la cesura en su ca­
racterización como barrera, su necesidad y su patología. Señalamos
también la importancia de su disolución que permite acceder a la
experiencia de continuidad. Queremos ahora llamar la atención so­
bre otro aspecto: la capacidad o habilidad de establecerlas, como
tuetite de nue\os desarrollos y descubrimientos. Bion nos ha mos­
trado algunos ejemplos clínicos en fragmentos de material expues­
tos en el capítulo 11 de A i i e n i i o n a n d I n t e r p r e t a t i o n (ver ejemplo de
••ice c r e a m » y «/ s a e u m » ) y en el artículo «Evidencia» («7 s h a p e d
stair>- y <ov/iy s h a p e d s i a r e » ) ' • Al escuchar un relato como una aso­
ciación libre, etc., el oyente (en este caso, el analista) suele reali­
zar transformaciones de movimiento rígido (ver cap, IV') que le per­
miten. mediante cortes, separaciones impuestas al fluir del discur­
so, oír y comprender las palabras que el otro enuncia. Poner las ce­
suras en otro lugar permite a veces realizar descubrimientos insos­
pechados acerca del significado latente de un material, como en el
caso de los ejemplos citados y muchos otros que podrían colocarse
en su lugar.
Estos ejemplos ponen en evidencia un fenómeno mucho más
ampliamente conocido por los analistas: la necesidad de elegir en­
tre varias interpretaciones posibles de un mismo rfiaterial. Elegir
una, supone inhibir las otras opciones y esta inhibición implica una
escisión, el establecimiento de una cesura. Bion llama a este tipo
de s p t i t t i n g « s p l m i n g no-patológico», al que supone que la mente en­
trenada del psicoanalista está acostumbrada a realizar en forma rá­
pida y ordenada. En términos más generales, el analista debe utili­
zar este método de s p l i i n n g no-patológico, porque la situación total
que se le presenta está siempre más allá de su capacidad de darse
cuenta de la realidad presente, así ctimo está más allá de la capa-

W. R. Bion. «Ludence-, Hull. lirit. I'sycho-Anul. Suc., n.' S, 1976. Tambicn


en Clinicul Senunars and Four Fapers, luc. cit.
«EL ULTIMO BION» 135

cidad de un lactante el captar el mundo tal como lo conocemos como


adultos. Volviendo al analista, esta inadecuación, sin embargo, no
debe llevarnos a observar solamente lo que entendemos, porque al
hacer esto, nos negamos la materia prima de la que depende nues­
tro conocimiento presente y futuro.
Entonces, hay que establecer cesuras pero también trascender­
las, instalarlas y también pasar la brecha, o como dice el mismo
Bion en el final del artículo citado al comienzo de este apartado
«existe mucha más continuidad entre cuantos autonómicamente
apropiados y las ondas de sentimientos y pensamientos conscientes
que lo que la impresionante cesura de la transferencia y contratrans­
ferencia nos hace creer... ¿Entonces? Investiguemos la cesura; no
al analista, no al analizado; no al inconsciente, no al consciente; no
la cordura, no la locura. Investiguemos la cesura, el vínculo, la si-
napsis, la (contra) transferencia, el modo transitivo-intransitivo».

MEMORIA DEL FUTURO. ENSAYOS


AUTOBIOGRÁFICOS

El subtítulo de este apartado merece una reflexión. Vamos aho­


ra a referirnos y a explorar los últimos libros escritos por Bion.
Pensamos que no se puede hablar de un «último Bion», salvo
si se le adscribe una escala cronológica temporal, convencional.
Bion piensa que los números son un límite que la mente humana
utiliza para poner orden en un infinito y en este sentido, hablar de
un «primer Bion» o de un «último Bion», son palabras que noso­
tros utilizamos, para dar la impresión de un límite: un inicio y un
final. Creemos más bien que sus ideas deben ser consideradas ideas
que circulan, ideas en tránsito, que permanentemente intentan tras­
cender cesuras para lograr nuevas comprensiones y abrir nuevos in­
terrogantes como preguntas, las más de las veces sin respuestas, que
expanden el infinito campo de lo cognoscible/incognoscible.
Desde esta perspectiva, sus trabajos y especialmente A Memoir
üf íhe Fuiure (sobre cuyo peculiar estilo, hablaremos en el aparta­
do correspondiente) constituyen un intento de transmitir el psicoa­
nálisis en lenguaje de logro. Recordamos que una de las caracterís­
ticas del lenguaje de logro es su perdurabilidad en el tiempo. Que­
remos agregar ahora que éste tiene por su forma y contenido, una
individualidad y singularidad muy importantes, que lo asemejan al
lenguaje de los grandes poetas y escritores. Contiene también una
«vacuna» (¿antídoto?) contra las transformaciones en —K o las ma­
i.% «EL ULTIMO BION»

nifestaciones del vínculo parasitario (ver cap, I), capaz de emerger


entre estas ideas y el grupo institucionalizado (Esiublishmeni), ya
que pensamos que tienen menos posibilidad de ser achatadas o re­
ducidas a dogmas o leyes científicas.
Es posible que Bion haya intentado y —esperamos— logrado
que las ideas o verdades psicoanalíticas se conserven en su capaci­
dad de generar nuevos desarrollos en ese estilo y formulación que
él, como hombre maduro y con una larga vida ya vivida, encontró
para transmitir en sus últimos libros.

UNA MEMORIA DEL FUTURO

A Memoir uf ¡he Future es el título de una serie de tres libros


escritos por Bion en 1975, 1977 y 1979. Los nombres de sus tres
tomos son: «El sueñow'’, «El pasado presentado»^ y «El amanecer
del olvido»
Leyendo solamente los títulos de esta obra, el lector se encon­
trará seguramente sorprendido, porque no responden a lo que habi­
tualmente son los títulos de trabajos científicos o psicoanalíticos. En
conjunto tienen varias peculiaridades que queremos destacar: su es­
tilo, su forma de presentación y su contenido. Indudablemente, pre­
sentan una modalidad atípica para la presentación de ideas científicas.
Los libros están escritos como un relato novelado que, en for­
ma entretejida, sufre una transformación en escenas teatrales (in­
cluyendo a veces indicaciones acerca del «escenario», entradas y sa­
lidas de personajes, luces, sombras, etc.), diálogcw con formulacio­
nes estéticas o en lenguaje poético, utilizando los personajes, fra­
ses de textos de Shakespeare, Milton, Horacio y muchos otros lite­
ratos (más o menos conocidos); en otros pasajes hay parlamentos
y algunos diálogos que constituyen ensayos sobre fundamentales
conceptos psicoanalíticos desde el vértice de las ideas de Bion.
Otras veces, los personajes teatralizan funcionamientos men­
tales en los que se vislumbran aspectos de ideas psicoanalíticas, ex­
presando relaciones con la sociedad o el grupo que los alberga, A
esta estimulante estructura y, por momentos, apasionante y enig-

" VV. R, Biun ílV75), A Mt'inuir oj ¡he l-'ulure. tíuuk Ona. The Drearn, Brasil,
Imago Ed.
' W , k . B u r i l ( l V 7 7 j . A Memuir u] ¡he Fuutre. Buok Twu. The Pusi Presented,

tuasíl, Imago Ed
W'. R Bion ( 1 9 7 9 ) , A Memoir of ¡he Puiure. Buok Three. The Üawn of Ublt-
vion, E e r t h s h i r e , C l u n i e P r e s s .
«EL ÚLTIMO BION» 137

mático desafío a la comprensión, hay que agregar diálogos con jue­


gos de palabras, metáforas y analogías que forman, en ocasiones,
un verdadero criptograma psicoanalítico-literario.
Estas características hacen que su contenido no pueda ser re­
sumido en ninguna síntesis; cualquier intento en este sentido sería
traicionar el espíritu de la obra.
La novela, que transcurre como tal en los tres tomos, permite
ir desvelando historias y experiencias vitales de sus personajes. Co­
menzando como una novela costumbrista, va adquiriendo por mo­
mentos características de relato de ciencia-ficción.
El tomo I comienza la acción del relato novelado, en Inglaterra
en un tiempo indeterminado, en una granja o casa de campo. Se
sugiere una amenaza vaga, indeterminada, de enemigos, ejércitos
invasores, y se muestra la tensa espera que tienen Alicia y Rolando
(una pareja de clase media alta y educación privilegiada). Compar­
tiendo la situación se encuentra su sirvienta Rosemary, con su pa­
sado de temor, sumisión y prostitución. Estos tres personajes inte­
ractúan intensas situaciones regresivas y emocionales con fuertes
cambios de identidad, mientras esperan la llegada del invasor. In­
tervienen en estas escenas también: Tom (trabajador de la granja,
que representa la sexualidad carente de amor) y Robin (un compa­
ñero de Rolando y granjero a su vez).
Con esta estructura de novela que deviene escenificación tea­
tral, los personajes van desvelando trozos de su historia, a través
de diálogos y opiniones. Bion (aunque expresado en todos los per­
sonajes) aparece representado manifiestamente en tres formas:
como Bion (posiblemente encarnando esa parte de él visible como
identidad social o profesional), como Yo-mismo (personaje éste,
que parece expresar sus pensamientos más íntimos) y como P. A.
(abreviatura de psicoanalista, que posiblemente representa el cono­
cimiento y la experiencia psicoanalíticas).
Como personajes transitorios, aparecen trozos de su vida, de
su historia, fragmentos de su autobiografía. Sus nombres incomple­
tos, porque la lista es muy amplia, son: Cap. Bion, Cuarenta años.
Catorce años. Veintiún años, etc. Todos estos personajes interac­
túan con los miembros de la novela, creando un conjunto complejo
en sus relaciones que producen nuevos pensamientos. Estos requie­
ren ser encarnados en nuevos personajes; sus nombres nos hablan
de la multitud de vértices transformacionales en esta compleja obra,
que materializa, como ya dijimos, un psicoanálisis de logro, a tra­
vés de esta trama enigmática, inquietante y reveladora, si la mente
del lector se abre a la experiencia.
138 «EL ÚLTIMO B10N>,

La lista de nombres que daremos, tampoco será completa.


Así en el texto escuchamos a Alberto Stegosaurio (probable con­
densación del pensamiento científico representado por Alberto
Einstein junto con un desarrollo defensivo); escuchamos a Adol­
fo Tyranosaurio (posiblemente representando a Adolfo Hitler y
el canibalismo no inhibido). Escuchamos también a los Pre-nata-
les, a los Fost-natales, a Embrión maduro, Cura, Médico, Dios,
Diablo, Sherlück Holmes, Watson, Horiarty, Voz, Leonardo,
Schreber, Hombre, Somita 3, Posición Esquizo-paranoide, Posi­
ción Depresiva, Dn (posible representación de un sueño, una con­
jetura imaginativa, un futuro de un pasado la forma de la cosa
por venir) y a muchos otros.
Con respecto a la forma de presentación, nos encontramos con
curiosas singularidades, por ejemplo, en los tres tomos, el número
del capitulo es el de la página que corresponde. Es así que, sólo a
título de ejemplo, existe el capítulo ciento treinta y siete, que tiene
ese número por coincidir con la página 137. En cambio, no existe
el capítulo ciento treinta y ocho; el que le sigue, es el ciento cua­
renta y tres.
Otra curiosidad es que el primero y el tercer tomo presentan
al comienzo y al final, en páginas aparte, diálogos entre Bion como
vendedor del libro y un supuesto comprador-lector del mismo.
El Pro-logos, escrito de esta forma y su contenido, es otro lu­
gar donde el fluir caudaloso del pensamiento creativo de Bion hace
sentir su paso.
Pensamos que todos estos recursos técnicos comunicacionales,
alertan al lector acerca de mensajes codificados que requieren des­
cubrimiento para develar aspectos del pensamiento de Bion.
Bion, junto con su esposa, realizó un glosario llamado «Key»“ ,
en un intento de hacer más comprensibles aspectos oscuros de la
obra. Funciona como comentarios referenciales de cómo pensó
Bion los personajes o los términos técnicos que a veces usa. Ade­
más, unas citas bibliográficas permiten al lector interesado ir a las
fuentes de donde se extrajeron las frases. Esta experiencia suele
brindar la participación en las bases nutrientes del pensamiento de
Bion desde el vértice, muchas veces bíblico, y las más de las veces,
literario. El glosario contiene también necesarias aclaraciones de lu­
gares geográficos y hechos históricos enunciados por los personajes
en sus diálogos. Como hecho curioso, contiene también al comien-

'■ \V k, Biün ) F. Hion (lysl). A Kty lo A Memuir o) ihe Future, Perthshia.-.


(. luiue Press
«EL ULTIMO BION» 139

zü y al final un diálogo, en este caso, entre Bion y su esposa, Fran-


cesca Bion,
La trilogía no termina, no concluye; el grupo de personajes da
la impresión de suspender transitoriamente su intercambio. Una re­
flexión queda vibrando, generando turbulencia^^ y llamando a ser
pensada; el psicoanalista al final del tomo III plantea la adverten­
cia que «...a no ser que el animal humano aprenda a devenir un ex­
perto en la discriminación estará en inminente peligro de elegir
equivocadamente». Alicia pregunta; «¿La guerra nuclear, por ejem­
plo?» y el psicoanalista responde: «No hay etiquetas para la mayo­
ría de las opciones; no hay sustituto para el crecimiento de la sabi­
duría. Sabiduría u olvido (oblivion). No hay escape (release) de esa
guerra».
Parece hablarse de un desafío, el de desarrollar la «pre-con-
cepción Hombre», la que propone una mente «separada»*^, nueva
en su función, capaz de lograr discriminar pensamiento y acción.

LIBROS AUTOBIOGRÁFICOS

Nosotros inferimos que, en forma simultánea con la redacción


y publicación de los últimos tomos de A Memoir ofthe Future, Bion
escribe su autobiografía. Ella está constituida por dos tomos. El pri­
mero titulado «El largo fin de semana. Parte de una vida
1897-1919»''* fue publicado después de su muerte. El segundo tomo
consta de dos partes, una primera cuyo título es «Recordando to­
dos mis pecados. Otra parte de una vida»*'’ que continúa a la an­
terior y se extiende históricamente hasta la finalización de la Segun­
da Guerra Mundial y personalmente hasta los comienzos de su for­
mación psicoanalítica.
Este tomo es probablemente un borrador, casi no corregido y

En su artículo «Turbulencia emocional» (publicado en Clinical Seminar! and


Four Papen, ed. Francesca Bion, Abingdon, Fleetwood Press, 1987), Bion se refie­
re a la reacción de turbulencia que aparece en ocasiones dramáticas como son las
del nacimiento, muerte, adolescencia o decaimiento de la senilidad. Agrega que se
requiere ser suficientemente tolerante para percibir la turbulencia emocional. Y una
vez percibida, ¿qué debemos hacer con ella? ¿inhibirla? ¿investigarla?...
E. T. de Bianchedi y D. Sor (1982), «La mente primordial, el mito de Babel
y la mente separada». Actas del V Symposium y Congreso Interno de APDEBA so­
bre «El desarrollo psíquico temprano», 2.‘ parte.
'■* W. R. Bion (1982), The Long Week-End, ed. por Francesca Bion, Abingdon,
Fleetwood Press.
14U «EL ULTIMO B1ÜN-.

que tue publicado por su esposa, Francesca Bion, en 1985. Ella mis­
ma lo complementó con el agregado de cartas, pinturas y dibujos
realizados por el mismo Bion. Agrupó todo ese material bajo el tí­
tulo «El otro lado de la genialidad»^’'’. Su objetivo era mostrar una
tacetu vital de Bion, llena de contacto emocional y alegría por la
vida, y atenuar así la impresión de pesimismo y desagrado de sí mis­
mo que se puede eventualmente desprender de esta segunda parte
de una vida.
Los dos tomos de la autobiografía están escritos en té .minos
de lenguaje coloquial, del hombre común, no usando términos teó­
ricos o formulaciones de conceptos psicoanalíticos.
Escrito en primera persona (solamente en una parte del segun­
do tomo hay un diálogo con una voz interior) relata a través de anéc­
dotas, episodios personales, descripción de escenas y personajes, re­
cuerdos y situaciones sociales.
Conrienza desde su más temprana infancia y mantiene un or­
den cronológico, hasta su edail tidulta. .Así es que se recorren sus
primeros tinos de vida en la India, lugar donde nació, sus descubri­
mientos infantiles, el carácter y personalidad de su» hermana que
tanto contribuyeron a estimular en él esa faceta que creemos le per­
tenece, observar lo insólito e inesperado. También relata las rela­
ciones sociales con amigos de los padres y las relaciones de la fa­
milia con el personal de servidumbre; su crianza bajo el cuidado de
su aya hindú y su relación con los «intocables», sus travesuras y sus
juegos infantiles.
Queremos enfatizar que la imagen que se desprende de Bion
es la de un niño con una especial capacidad para el asombro que.
asociada a la observación, recrea en el lector la e.xperiencia de des­
cubrimiento. Parece como si lo que luego serían las penetrantes con-
ccptualizaciones de Aprendiendo de ¡a experiencia y sus otros tex­
tos, cstusicran relatados \ivencialmente. .Asistimos también a los
problemas que quedaron en suspenso, en estado de no resolución.
Posiblemente, el estudioso de las formulaciones bionianas o de su
capacidad para plantear problemas y enigmas sin resolver, encon­
trara correlaciones con estas experiencias infantiles.
Está relatada su emigración a Londres, su ingreso a los ocho
años como pupilo en una escuela, la separación de su madre cuya
personalidad es pintadti a través de sensibles trazos, diríamos, pin­
celadas que aparecen esptircidas en toda la obra. Algo similar ocurre

\ V. k , B i o n (IVSS), Al¡ nn Siiis Remembrred and The Other Side o] Cieiiiin.


t-a por Fr.auicsca Bum. AiriUitaon, l'lccu<.rH)U Press.
«EL ULTIMO BION» 141

con SUS agudas observaciones acerca de la personalidad del padre,


que se desgranan articuladas con anécdotas en el transcurso de los
años y de sus experiencias vitales y vivenciales.
Los placenteros juegos infantiles, así como los crueles juegos
grupales, los juegos deportivos, el descubrimiento de las «relacio­
nes» de amistad, sus vacaciones con distintos compañeros, encuen­
tran su espacio en el texto y están relatados de tal forma, que ha­
cen que el lector acompañe al niño Bion en el descubrimiento del
sexo, de la orfandad, de la agresión, de la enfermedad y la muerte,
de la religión, de los intereses creados; hacen pensar que el con­
cepto de vértice transformacional, que tanto enfatizó, fue casi una
experiencia corriente en su vida.
Una gran extensión del primer tomo está dedicada a un relato
pormenorizado de sus experiencias en la Primera Guerra Mundial,
Se incorporó voluntariamente a los 18 años al ejército, en par­
te debido a la presión social; hace mención a un affiche en donde
Lord Kitclmer, con un dedo acusador, decía: «El país lo necesita».
Cuenta también que recibió una pluma blanca, señal de cobardía,
de manos de una muchacha en una calle de Londres, por ir vestido
de civil.
Es entrenado para oficial del recientemente creado Cuerpo de
Tanques, siendo destinado a ser combatiente. Asistimos a sus ex­
periencias del contacto emocional con jefes y equipos de soldados
bajo su mando.
La muerte inútil, el horror, la arrogancia y la estupidez huma­
nas, alternan con estremecedores relatos de ternura, impotencia, in­
comprensión y descubrimiento de profundas vivencias de cobardía
y valentía. Las diferentes facetas del carácter humano están desnu­
dadas y relatadas desde este joven de veinte años, que recibió la
Cruz, de la Victoria, el DSO (Distinguished Services Officers) y la
Legión de Honor Francesa.
El otorgamiento de la Cruz de la Victoria, máximo galardón
por acción en combate, está relatado desde varias perspectivas; trá­
gicas, cómicas y dramáticas, y desde la observación de una impli­
cancia. Era un equivalente a una sentencia de muerte, por dos mo­
tivos. El poseedor sería elegido para futuras acciones, generalmen­
te inútiles y peligrosas; la otra consecuencia es que podría engañar­
se y considerarse valiente.
En todos los relatos de los episodios de guerra, se destaca para
el lector una mente que busca el sentido común, asociado a un agu­
do sentido de responsabilidad para tratar de evitar más daño y más
muerte. Posiblemente esto hace comprensible la frase expresada en
U2 «EL ULTIMO BION»

Seminarios'*'y en otro artíeulo‘**en donde sostuvo que para ser psi­


coanalista, no se requiere ser inteligente sino tener la capacidad de
un general de poder «pensar» mientras se está siendo bombardeado.
De 250 oficiales del curso inicial cuando se incorporó, sólo so­
brevivieron. Bion y otros dos.
Antes de ser desmovilizado con el grado de capitán, asistimos
a sus singulares observaciones de los cambios sociales en hombres
e ideas, al finalizar la horrorosa guerra.
El segundo tomo incluye su incorporación a la Facultad de Me­
dicina, su falla de dinero, sus estudios y sus relaciones con compa­
ñeros, maestros y profesores.
Pensamos que cada episodio relatado, refleja como un prisma
muliifacelado, el caraciei y la personalidad de Bion, como así tam­
bién muchas de las ideas que fueron cuna de sus evoluciones.
Los dos libros forman un paitern, una conjunción constante re­
currente. de su se//psicoanalizado, una invariante transformacional
que, articulándose con las sucesivas anécdotas, empujan al lector,
al descubrimiento de un hombre y sus «relaciones». Empujan tam­
bién a fecundas revelaciones de sus formulaciones teóricas.
Se cumple asi el objetivo de esta singular biografía: «Lograr
aproximaciones a dos tipos de serdades; estéticas y psicoanalíticas
o a ambas como parte de la verdad científica».

L.NA APROXIMACION A LOS CONTENIDOS


DE LA TRILOGÍA/AUTOBIOGRAEÍAS

Ya hemos hecho un pasaje por la forma y el estilo de estos cin­


co libros, mencionando también algunos de sus contenidos, los nom­
bres de algunos de sus personajes, someras referencias a algunas
de las ideas que expresan, relato parcial de la trama de la novela y
menciones de episodios de la vida de Bion. Hemos expresado nues­
tra idea acerca de las convicciones del autor, en transmitir un psi­
coanálisis vivo y iK) fácilmente «enterradle» en dogmas, leyes o idea­
lizaciones,'expulsiones.

W, R. Bion il973i, Bioii's Hrazúiun Leaurts, 1, Sao Paulo, Río de Janeiro,


liiiago Editora Ltda., 1974.
W R. Bion (1974J, ¡iiun's ÍIrazilian Li-clures, 2, Rio-Sao Paulo, Río de Ja­
neiro, Imago E d il o r .i l.ula., I97.S Traducido lambiC'n al español en Seminanua de
l'siioanúlists, lomos 1 y 2, Buenos Aires, Editorial Baidós, 1978,
W R, Bion (1979), «Making the Best of a Bad Job», in Clinicul Seminars
and Pour Pupcrs, ed por Franecsea Bion, Abingdon, Flcetwood Press, 1987.
«EL ULTIMO BION» 143

Queremos ahora brindar al lector de esta Nueva introducción


a las ideas de Bion una posible comprensión de algunas posibles
ideas subyacentes, líneas que pueden encontrarse «detrás» del con­
tenido manifiesto de estos sueños y de los que consideramos son al­
gunas asociaciones, es decir, su autobiografía.
Las siguientes reflexiones y pensamientos, como toda interpre­
tación, van más allá de lo dicho explícitamente en la trilogía. Se ba­
san en ciertas evidencias, por ejemplo, formulaciones explícitas de
los personajes de la trama, con modelizaciones de pensamientos
nuestros, que toman por base toda la obra de Bion, y en un con­
tacto «pasional» (en el sentido definido por el mismo Bion, como
una relación de dos mentes en contacto, sin sentido de violencia y
con equilibrio armonioso de L, H y K) con el autor. Ésa es la re­
lación que hemos establecido con sus libros y sus ideas en muchos
años de discusión y estudio de su obra, entre nosotros, con colegas
y con el mismo Bion en algunas oportunidades.
La interpretación que haremos —y toda interpretación incluye
una decisión de excluir otras— tomará como vector principal la idea
de «extensiones»*^. Creemos que la obra de Bion propone desde
sus primeras formulaciones, extender ciertos conceptos teóricos y
clínicos, para dar cabida a los nuevos fenómenos que permanente­
mente se nos presentan como personas, como científicos y como psi­
coanalistas.

El concepto de «extensión»

Con respeto al término «extensión» (ampliación, expansión)


que vamos a utilizar en estas reflexiones, queremos diferenciar bá­
sicamente dos niveles: uno de ellos es el de aumentar lo connotado
o denotado por un término. Así, por ejemplo, Freud extendió el
concepto de «mente» al incluir en él, un área inconsciente; exten­
dió el concepto de «sexualidad», al demostrar la existencia de una
sexualidad infantil no necesariamente adscrita a los órganos genita­
les, etc. El otro nivel es el del uso del concepto extendido por un
grupo de personas que, aplicándolo, encuentran las realizaciones
que se les aproximan (ver cap. 111). Los psicoanalistas, por ejem­
plo, somos un amplio grupo que utiliza las extensiones propuestas

E. T. de Bianeliedi y D. Sor, «Evocaciones y extensiones; reflexiones .sobre


algunas ideas de Bion», Rev. Rskoanútisis (ARDERA), vol. 111, n."‘ 2/3, 1981. Pu­
blicado también en «Evocazioni ed estensioni; riflessioni su alcune idee di Bion»,
Grupo e Funzione Analítica, año V, n." 1, 1984.
14^ «EL ULTIMO B10N-.

por Freud, en forma sistemática; otros grupos de otras disciplinas


también captaron y aplicaron en otras áreas (educación, sociolo­
gía, etc.) los conceptos de mente y sexualidad expandidos por
Freud.

L x i c n s i o i w s d e l c o n c e p t u <^m en te»

Creemos que una de las configuraciones subyacentes a la trilo­


gía autobiografías es la de extender aún más el concepto de «men­
te». Los psicoanalistas familiarizados con la obra de M. Klein uti­
lizan la extensión propuesta por ella, que formula la expansión con­
creta del «mundo interno», poblado por objetos vinculados y arti­
culados a través de fantasías inconscientes que estructuran una po­
lifacética y polimorfa vida mental. Pensamos que Bion va mucho
mas allá, e investigaremos ahora qué ampliaciones propone.
Pudimos detectar sarias de estas extensiones en diferentes
arcas; las calificaremos como «extensiones en el área espacial», «ex­
tensiones en el arca temporal» y «extensiones en el área corporal».
Tildas ellas tienen expresiim en A M e n i u i r o f i h e F u u t r e pero
ha\ claros antecedentes conceptuales en muchos de sus trabajos an­
teriores a la trilogía. Trataremos ahora de describir cada una de es­
tas extensiones, dejando abierto al lector interesado el descubri­
miento de otras.

l i .u e n s i ü i i e s en e l á r e a e s p a e i a l

Tan tempranamente como en sus artículos sobre esquizofrenia,


la parte psicótica de la personalidad, los ataques al vincular, Bion
introduce la idea de identificación proyectiva realista. Este meca­
nismo, cuando es utilizatio por el lacttinte en sus primeras manifes­
taciones de contacto con su ambiente (en especial con su madre) o
por el paciente severamente perturbado o regresivo en su relación
trtmsferencial. produce e j e a u s r e a l e s en el receptor, ya sea éste su
madre, el analista o cualquier otra persona en la cual se haya efec­
tuado este mecanismo''’. .Aquí puede verse una primera extensión
espacial de la idea de la mente porque ésta ya no queda limitada
por la «anatomía» ni está restringida al interior físico de la persona
sino que se extiende, amplía \ expande dentro de la mente de otro.

L1 Ui l.coh (.mniu'ij; haiiía di;lCL'l,ido i;i>a c.siensiüü y d ek-clo real de la


ideiuilicueiüii proyecuva en el leccploi, en su^ artieulüs sobre la «coniraidenliliea-
cuín proyecuva». a paiur del ano IV.sb fHi'v. de 1‘sicoíinnlisis, Xlll, 4, ItlSO),
«EL ÚLTIMO BION» 145

También la formulación de «personalidad psicótica» o «parte


psicótica de la personalidad», propone una ampliación del diagra­
ma (modelo topográfico) de la mente propuesto por Freud, ya que
al suponer que existe una parte de la mente que funciona de este
modo, agrega al modelo clásico «algo más» que puede permanecer
así toda la vida o irse modificando para entrar a funcionar como lo
plantea el modelo del Yo-Ello-Superyó propuesto por Freud.
Un poco más adelante, en «Una teoría del pensar», al sugerir
la existencia de «pensamientos» previos a la capacidad para pensar­
los, imponiendo el desarrollo de esta función («aparato para pen­
sar los pensamientos», ver cap. III), no sólo extiende el concepto
de «pensamiento» (generalmente considerado como producto del
«pensar») sino que prepara el camino para una nueva extensión del I
concepto de mente, que serán los «pensamientos sin pensador».
Esta idea, formulada por primera vez en el artículo «Cambio
catastrófico» (1966)-*'-^ propone que el pensador no es esencial para
la existencia del pensamiento. En sus comentarios de 1967 (Vol­
viendo a pensar) a sus artículos sobre «Ataques al vínculo» y «Una
teoría del pensar», postula los «pensamientos sin pensador» y los
«pensamientos en búsqueda de un pensador» como útiles para una
mejor comprensión de los ataques al vínculo y promete tratar de de­
sarrollar estas formulaciones en futuros libros.
En Attention and Interpretation cumple en parte esta promesa,
con sus formulaciones y discusiones sobre el místico y el grupo^^.
Aquí empieza a proponer la idea que la historia de las religiones
(politeístas, monoteístas) muestra en las evoluciones de los dioses
(más humanos en la religión-mitología griega, más espirituales y se­
parados como Dios o deidad en el monoteísmo) que éstos son trans­
formaciones que, sin embargo, retienen una invariancia; el inalie­
nable elemento de la divinidad como una parte de la mente.
Esto nos parece otra y más abarcativa extensión espacial del
concepto de mente. La divinidad, el dios, los dioses—así como las
emociones del bebé, «dentro» de la mente de la madre— son áreas

Imiditu como tal, lue luego publicado con pocos agregados, como capítu­
lo XII en el libro Attention and Interpretation, loe. cit.
-- Este tema fue desarrollado por uno de nosotros, ampliando la función
Hs D, para incluir el «cambio catastrófico» junto con el insight. Ver D. Sor y
M. R, D. Gazzano, Cambio catastrófico. Psicoanálisis del darse cuenta. Buenos Ai­
res, Ed. Kargicman, 1988.
Ver L. Grinberg (1984), «Bion and ihe Psychoanalytic Vertex of Psycho-
iherapy.., en Hion and Group Psychutheraphy. editado por Malcolm Fines, Londres,
Routledge and Kegan Paul, 1985, pág. .497.

it
Mb «EL ULTIMO 13IÜN..

de la mente, que los seres humanos han ubicado, y están «afuera»;


concebir que la mente los abarca es trascender otra cesura y pro­
poner nuevos alcances. Lo divino —y Dios es una «pictorización»
(hilera C) de lo divino— es también la mente. Esto va mucho más
allá de la genial idea de Freud de los dioses como representantes
de las figuras paténtales, en esta extensión bioniana^ la divinidad
es parte de la mente extendida y se la podrá incluir si se logra tras­
cender la cesura impuesta por la institucionalización (Establishment)
necesaria para crear los límites de adentro y afuera. Los místicos
en diferentes épocas y lugares han sostenido tener «contacto direc­
to» {¿uhoitc-mcnt/) con la deidad; (dian logrado «hacer humano lo
divino» ?
Hn A Memuir uf ilu' Futurc la extensión espacial del concepto
de mente (incluyendo también lo infra y lo ultra-sensorial) aparece
muchas veces dramatizada o formulada por distintos personajes.
«Yo-misrno» pregunta por ejemplo, cuál es la realización que se
aproxima al término «mente», sugiere que la masa de teorías, his­
toriales. lormulaciones psicoanalíticas, etc., son productos de la
mente pero que estos significados, estas hipótesis definitorias, tam­
bién limitan y restringen la configuración. El «Hombre» del futuro
propone otras respuestas pero éstas parecen por momentos, cien­
cia-ficción o ficción-científica, del mismo modo que las formulacio­
nes de personalidades o personajes (mentes) del pasado histórico o
literario. 1.a realidad de los personajes —y Bion es uno de ellos—
extiende la mente mucho más allá de los límites-cesuras que nos im­
pone nuestro pensamiento racional y científico. Las extensiones es­
paciales de la mente, incluyen aquélla que hemos denominado la ex­
tensión «divina» en nuestro comentario sobre la relación entre el
místico y el grupo, y se conjugan también con las extensiones en el
área temporal. Los rudimentarios alcances de nuestra capacidad
para pensar brindan, sin embargo, un avance; las descripciones en
lenguaje científico (hilera F de la labia) carecen de la riqueza e im­
plicancias que permite el desarrollo artístico-mítico (hilera C de la
Tabla) de los personajes de la trilogía.
Pensando las extensiones del concepto de mente en el área es­
pacial, que creemos están implícitas (a veces explicitadas) en la obra
de Bion, podemos ver el área expandiéndose, desde la idea de iden­
tificación proyectiva realista (para abarcar algo que trasciende la
anatomía individual] siguiendo con los pensamientos sin pensador
(equiparables primero a problemas no reconocidos como tales y ex­
tendiéndose luego a todo el mundo circundante) y continuando con
la inclusión de la deidad. Su expansión en el espacio se hace cada
«EL ULTIMO BION» 147

vez mayor, ¿hasta el infinito, para el cual hay que tener tolerancia?
(ver cap. XXVI de Aprendiendo de la experiencia).
De ser aceptada esta idea por los usuarios, de ser atenuada la
cesura o la opacidad que obstruye su visión, una de las consecuen­
cias implícitas es que no hay ideas que sean rechazadas a priori, por
más extrañas que ellas parezcan. Las ideas podrán ser examinadas
en su doble faz, lo manifiesto y el uso, agregándoseles el registro
de su implicancia como condición ineludible si el crecimiento y el
desarrollo de la mente son el objetivo.

Extensiones en el área temporal

Queremos destacar que ampliar el concepto de mente en el


área temporal, es ampliar el presente para incluir el pasado y el fu­
turo. A primera vista, esto parece una reducción temporal. Esta im­
presión se atenúa sensiblemente si se comprende que es sólo en el
presente que ocurren los hechos y que los cambios y modificacio­
nes, sólo pueden darse en el presente.
El pasado puede estar reprimido u olvidado y el futuro es sen­
tido como desconocido, por no haber ocurrido. Muchas veces es te­
mido por ser desconocido pero ese intenso sentimiento es una emo­
ción presente. Bion acentúa que pasado y futuro son profundas vi­
vencias del presente.
Los analistas están familiarizados con que el pasado se haga
presente a través de la transferencia. Freud ya señaló que el pasa­
do infantil cuyas huellas mnémicas persisten, están activas en el in­
consciente y se actualizan en la transferencia. Bion incluye el con­
cepto de mente ampliada, como un aspecto ineludible del psicoa­
nálisis. Ya (en Elementos de Psicoanálisis) había llegado a la deci­
sión de que, junto con la función Ps D, la relación continente-
contenido (9 0") y el dolor son los elementos básicos que sub­
yacen a una relación para que la misma pueda ser llamada «psicoa­
nálisis».
Las decisiones conllevan futuros elegidos y otros rechazados.
El concepto de mente ampliada temporalmente, implica pensar el
presente como conteniendo pasados y también conteniendo futu­
ros. Estos últimos evolucionan y esa evolución intersecta a la men­
te sensible y observadora, manifestándose en la decisión.
En la trilogía, estos temas son frecuentemente retomados. El
título de la trilogía, ya llamó la atención a este punto; A Memoir
of lite Fiaure nos habla del futuro presentizado, de que las memo-
«EL ÚLTIMO BION»

lias contienen muchas veces, futuros no elegidos, rechazados. El se­


gundo libro «El pasado presentado» contiene la fuerte idea psicoa-
nalítica (repetición en la transferencia) de que el «presente» —agen­
cia (es agente de acciones) aquello que proviene del pasado infantil.
Bion va más allá e insinúa que ese presente contiene vestigios
de la vida intrauterina’’^. Que el exoesqueleto de los dinosaurios
(que junto con otros factores contribuyeron a su extinción) está pre­
sente en la transferencia, como defensas exageradas, pesadas y per­
sistentes, en forma de resistencia. Que el canibalismo antropológi­
co puede vislumbrarse también en la transferencia, si el analista aca­
lla su memoria sensorial, sus deseos y su conocimiento; si borra,
aunque sea transitoriamente, las cesuras que le impiden ver la vi­
gencia de la «continuidad» temporal. También están presentes He­
lena de Troya y su belleza, que desencadena fuertes acciones y res­
puestas emocionales; los impulsos y fuerzas que llevaron al cortejo
real a la muerte en Ur (ver cap. VI) o que empujaron a los saquea­
dores a desafiar el poder de la prohibición y la magia y a hallar
(,'bajo el poder de la codicia?) el punto donde penetrar en las tum­
bas reales, siendo estos saquetidores, la posible base de la investi­
gación científica.
Estos temas, imbricados en la trilogía, muchas veces en forma
complept. aparecen en los diálogos y en los nombres de los perso­
najes mismos. Pueden leerse y experimentarse, por ejemplo, en los
diálogos de las dilcrentes «somitas» con los «pre-natales», con los
«post-natales», con «em.maduro» y con Bion mismo, un señor m;i-
duro, psicoanalizado. de ochenta años, que se introduce con sus re­
flexiones en las conversaciones. ^
El futuro, generalmente, está expresado por dos personajes:
«Bion» y «Hombre».
«Hombre», a seces. dice venir de un futuro de dos millones de
años y dialogando con «Bion», sostienen una revisión conceptual
de espacio y tiempo. Hablan de mentes «poderosas» entre las que
mencionan a Freud, Milton. la que transcribió (en forma anónima)
la relación entre Arjuna y Krishna, la de .Nevvton, la de Leonardo
da Vinci, que ha tenido la experiencia emocional de mente amplia­
da; han unido lo separado y tuvieron la experiencia de unidad o ar­
monización en una totalidad.
Estos personajes expresan también que la mente que no acce­
de a esa experiencia de unicidad (uí-onc-nieni) establece cesuras en
un afán de sostener un «principio de perpetuidad» y un «sentimien-

Estas ideas csiáii mencionadas también en su arlículü «Evidencia», Uic. cil.


«EL ÜL'I'IMO B1ÜN>. 149

to de permanencia», maniobras éstas, que entran en conflicto con


la naturaleza del objeto de estudio. El objeto de estudio del psi­
coanálisis no es ni sensorial ni temporal aunque se expresa muchas
veces en forma sensorial o temporal (tantos años de análisis, tantas
sesiones por semana...).
Concebir un espacio y tiempo mentales, como derivados del
tiempo y el espacio sensoriales, pone en peligro el crecimiento de
la vida mental.

Extensiones en el área corporal

Esta extensión tampoco es nueva dentro del psicoanálisis.


Freud la hizo parcialmente al referirse a los síntomas histéricos, que
explicaba con la hipótesis de las descargas por inervaciones somá­
ticas de deseos reprimidos, que retornaban a través de sus manifes­
taciones corporales, así como con sus aportes a la comprensión de
la hipocondría. El amplio campo de las enfermedades psicosomáti-
cas y su comprensión psicoanalítica, amplían más la extensión de la
mente, abarcando zonas corporales; la hipótesis kleiniana de la fan­
tasía inconsciente, como teniendo en los primeros momentos de la
vida un nivel donde lo físico y lo psíquico aún no están discrimi­
nados, es otro jalón que expande la comprensión de primitivos ni­
veles de funcionamiento y permite de este modo entender mejor
ciertas sensaciones y signos corporales en el niño y el adulto.
Creemos que aquí también Bion va más allá. Como primer pun­
to, el lector recordará las citas de Bion de «Formulaciones sobre
los dos principios del acaecer psíquico» (Freud; ver cap. 111) acerca
de la tendencia del aparato mental de desembarazarse de estímulos
y la utilización de esta idea freudiana para hablar de la mente, fun­
cionando «como un músculo», evacuando elementos beta. Explicar
esto con el modo de la primitiva comunicación del bebé con su ma­
dre, pero también las «alucinaciones» del paciente psicótico o bor-
derline que él ha descubierto a veces, como posteriores a un tem­
blor, en un movimiento convulsivo o brusco en el paciente. Aquí,
la mente es un músculo, realizando evacuaciones concretas.
Tal vez más tempranamente aún, al hablar de fenómenos «pro-
tttmeiuales» (ver cap. 1) que pueden tener acceso directo a proce­
sos inmunológicos, humorales, etc., propone otra inquietante con­
jetura, donde la extensión de la mente en el tiempo —referida a si­
tuaciones pertenecientes a la vida intrauterina— se conjuga con la
relación mente-cuerpo como si ésta fuera otra cesura que debiéra­
mos poder trascender.
150 «EL ÚLTIMO BIÜN»

«Psique» y «Soma», mente y cuerpo, dialogan en «El amane­


cer del olvido», también «corazón» y las muchas «somitas» así como
el «recién nacido» y el niño de «2», «3», «8», «12», «14» años, el
joven de «22», de «24». de «3U», el hombre mayor de «60», «75», et­
cétera.
La conjetura va más allá aún. El plasma germinativo mismo po­
dría estar «afectado» por sentimientos de los padres del futuro bebé;
esto extiende el concepto de mente prácticamente hasta las células.
Freud'-*^ plantea esta misma conjetura en «Más allá del principio de
placer», al atribuir Eros \ Tanatos a cada una de las células del or­
ganismo pero esta idea no se desarrolló en su obra.
La extensión hacia lo «infra-sensorial» y lo «ultra-sensorial», si
bien se parece a alguna idea freudiana acerca de lo inconsciente,
sin embargo enfatiza la sugerencia que la vida mental se entiende
mucho más allá de lo que nuestros sentidos nos informan; la fuerte
implicancia de «sin memoria y sin deseo» es también la de extender
la posibilidad de captar estas expansiones manifestadas en el área
de los fenómenos corporales.
La propuesta de mente extendida en el área corporal, invita
también a ampliar nuestro uso de la «conciencia», el órgano senso­
rial de la cualidad psíquica. La observación de actitudes corpora­
les, rubores, temblores, jadeos, síntomas somáticos, etc., desde este
extendido y extenso concepto de mente, permite al analista, un
abordaje más penetrante si lo logra conjugar con la imaginativa con­
jetura que experiencias tan pretéritas como la totalidad de la vida
intrauterina, pueden estarse expresando tenuemente en la conduc­
ta del niño y del adulto.
Hemos expuesto estas conceptualizaciones interpretativas del
contenido de las ideas de Bion en la trilogía/autobiografías. Cree­
mos que es posible que en sus formulaciones, un modelo que sub­
yace, sea el del origen del universo, como producido por una gran
explosión (modelo del Big-Bang).
La mente, originada de una manera posiblemente similar, se
fragmentó y se dispersó, configurando un universo en expansión,
que repite el modelo cósmico. Entre cada fragmento expandido y
dispersado, se originó una cesura, cuyo borramiento logra un acce­
so a la mente uin'ícada, y por lo tanto, percibida como expandida.
Bion piensa ^juc el psicoanálisis mismo está sufriendo un pro­
ceso similar, expandiéndose en forma constante en una gran canti-

S. Lreud I ly’Ul. «.Mas allá dd principio do placer», en Sigmund Freud, Obras


Cúmplelas, vol. .XVllL Buenos Aires, Amorroriu ediciones, 197U.
«EL ULTIMO BION» 151

dad de áreas y generando diferentes teorizaciones. Este proceso,


que además se da a gran velocidad, da por resultado lo que Bion
llama: la pérdida de la «comunicación lateral» (ver en qué direc­
ción se encamina un grupo de la propia disciplina y poder comuni­
carse con sus pares). Creemos que los conceptos de mente amplia­
da, podrían ayudar a atravesar esta cesura.
i^y
GLOSARIO DE SIGNOS

sbD Supuesto básico de dependencia: representa una


mentalidad grupal que se caracteriza por la fanta­
sía colectiva de depender de un líder para su nu­
trición mental y física.
sbF Supuesto básico de ataque-fuga: representa una
mentalidad grupal que tiene como contenido la
fantasía colectiva de atacar o ser atacado.
sbA Supuesto básico de apareamiento; representa una
mentalidad grupal dominada por la esperanza me-
siánica de un líder por nacer.
gt Grupo de trabajo: es la actividad mental de un
grupo que se caracteriza por realizar sus tareas por
métodos racionales y científicos.
pm Designa el sistema protomental, en el cual los fe­
nómenos no están diferenciados en psíquicos y fí­
sicos.
pmDA Designa un estado en que los supuestos básicos de
apareamiento y dependencia no son reconocibles
como fenómenos psíquicos sino que están confi­
nados en estado latente.
pmDF Designa un estado en que los fenómenos de apa­
reamiento y de ataque y fuga están en el sistema
pm en estado latente.
pinAF Designa un estado en que los fenómenos de de­
pendencia y ataque-fuga están en estado latente.
$ CT Representa la interacción dinámica entre un con-
153
1^-) G L O S A R I O D E S IG N O S

tíllente y un eontenido. Simboliza el mecanismo


de la identificación proyectiva y es, a su vez, un
elemento de psicoanálisis.
0" " 9 " Representa un conjunto creciente de contenido y
continente necesario en el aprendizaje por expe­
riencia.
- (9 + Cf) Representa una relación continente-contenido pa­
rasitaria.
l^ D Representa la interacción entre la posición esqui-
zo-paranoide y la posición depresiva, así como la
emergencia del hecho seleccionado.
R Simboliza la razón.
Simboliza las ideas s todo lo que se puede incluir
bajo la denominación «pensamiento»,
r. V (u) (g) (q') Representa el objeto psicoanalítico.
t (mu) Representa el carácter innato de la persona­
lidad.
i (xi) Representa el elemento no saturado presente
en la preconcepción y que está abierto a la reali­
zación que se le aproxime.
(psi) Representa la preconcepción y la función psi-
coanalítica de la personalidad.
Representa un factor de crecimiento mental.
Representa el vínculo de amor entre dos personas
o entre dos partes de una misma persona.
Representa el vínculo de odio entre dos personas
o entre dos partes de una misma persona.
Representa objetos psicoanalíticos compuestos
por elementos alfa, los productos de la función
alfa,
Representa el vínculo de conocimiento.
■K Representa el vínculo entre y destinado a des-co-
nocer; no significa ausencia de conocimiento sino
una situación activa donde se priva de significado
a la relación.
r Representa una transformación que incluye el he­
cho original, el proceso y el producto terminado.
Tu Representa el proceso de transformación.
•l.lf Representa el producto terminado en una trans­
formación.
T (paciente) u Representa el proceso de transformación en el pa­
ciente
GLOSARIO DE SIGNOS 155

T (paciente) P Representa el producto terminado de una trans­


formación en el paciente.
T (analista) a Representa el proceso de transformación en el
analista.
T (analista) p Representa el producto terminado de una trans­
formación en el analista.
(punto y línea) Representa, entre otras cosas, el
tiempo y el espacio que, a la vez, pueden simbo­
lizar objetos y relaciones objétales. El punto (.) y
la línea ( - ) expresan «la posición que el objeto
ocupa en el espacio y en el tiempo» como respues­
ta más elaborada del área no psicótica de la per­
sonalidad frente a la ausencia del objeto.
O Representa la realidad última, la verdad absoluta
o la realidad psíquica incognoscible en el sentido
kantiano, que sólo puede ser conocida a través de
sus transformaciones.
(acto de fe) Representa una actitud mental favo­
recida por el «no-recuerdo», «no-deseo» y «no-
comprensión», destinada a captar las evoluciones
de O.
Representa una fuerza voraz, envidiosa, destina­
da a despojar a los objetos de su propia existencia.
LISTA CRONOLÓGICA DE LAS
PUBLICACIONES DE WILFRED BION

(1943) «Intra-Group Tensions in Therapy; Their Study as a Task


of the Group», Lancet, 2, 27 November.
(1946) «Leaderless Group Project», Bull. Menninger Clinic, 10.
(1948) «Psychiatry in a Time of Crisis», Brit. J. Med. Psychoi, 21.
( 1948) «Experiences in Groups», Human Relalions, 1-4,
1948-1951.
(1950) «The Imaginary Twin», en Second Thoughts, 1967.
(1952) «Group Dynamics: a Review», Int. J. Psycho-Anal., 33.
También en New Directions in Psycho-Analysis, 1955.
(1954) «Notes on the Theory of Schizophrenia», Int. J. Psycho-
Anal., 35. También en Second Thoughts, 1967.
(1955) «Language and the Schizophrenic», en New Directions in
Psycho-Analysis.
(1956) «Development of Schizophrenic Thought», Int. J. Psycho-
Anal., 37. También en Second Thoughts, 1961.
(1957) «Differentiation of the Psychotic from the Non-Psychotic
Personalities», Int. J. Psycho-Anal., 38. También en Se­
cond Thoughts, 1967.
(1959) «Attacks on Linking», Int. J. Psycho-Anal., 40. También
en Second Thoughts, 1967.
(1961) Experiences in Groups, Londres, Tavistock Publications.
(Reimpresión de los trabajos de Human Relations e Int. J.
Psycho-Anal.)
(1962) «A Theory of Thinking», Int. J. Psycho-Anal., 43. Tam­
bién en Second Thoughts, 1961.
(1962) Learning from Experience, Londres, Heinemann.
i 57
158 U.S'rA CRONOLÓGICA DE LAS OBRAS DE BION

(1963) E l e m e n t s o f F s y c h o - A n a l y s i s , Londres, Heineinann.


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(1982) 7 'h e L o t i g W e e k - E n d , publicado por Francesca Bion,
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(1985) A l l m y S i n s R e m e m b e r e d y T h e O t h e r S i d e o f G e n i u s , ed.
por Francesca Bion, Abingdon, Fleetwood Press.
(1987) C l i n ic u l S e m i n a r s a n d F o u r P u p e r s , ed. por Francesca Bion,
.Abingdon, Fleetwood Press.
RESÚMENES DE LA OBRA DE BION

«PSYCHIATRY AT A TIME OF CRISIS» («PSIQUIATRÍA


EN UN MOMENTO DE CRISIS»)^

Bion comienza diciendo que la visita al departamento de tera­


pia ocupacional de un hospital psiquiátrico militar durante la pri­
mera parte de la guerra le convenció de que los métodos emplea­
dos para tratar las neurosis respondían a una especie de equilibrio
de insinceridad que había sido logrado por los pacientes, los médi­
cos y la comunidad. Este equilibrio no había sido comprendido y
tal vez ni siquiera observado; pero esto le permitió concluir que la
única actividad que podía ser terapéutica era el estudio por el gru­
po mismo de la naturaleza de la aflicción de la cual sufrían indivi­
dual y colectivamente sus componentes.
Cita luego una expresión de Toynbee, quien dice que la civili­
zación que sufre paga la pena por su vitalidad inoperante, al verse
desintegrada en una minoría dominante que maneja con una opre­
sión creciente al resto del grupo, pero que en realidad ya no lo con­
duce; y, por otro lado, en un proletariado, interno y externo, que
responde a esa especie de desafío, se vuelve consciente de que tie­
ne un alma propia y se decide a salvarla.
No hay ningún cuerpo de conocimiento que haya hecho por el
estudio del grupo lo que el psicoanálisis ha hecho por el estudio del

' Trabajo presentado el 22 de enero de 1947 como discurso de la presidencia


en la sección médica de la Sociedad Británica de Psicología. Publicado en el Briiish
Juurnut uf Medical Psychology, XXI, 1948, págs. 81 y ss.

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1 60 RESÚMENES DE LA OBRA DE BION

individuo, til material que existe hasta ahora en ese sentido está in­
corporado a la formación suministrada por disciplinas evidentemen­
te apartadas unas de otras. Basándose como cita en la obra de Rein-
hold Niebuhr sobre la naturaleza y el destino del hombre, recuerda
que los clásicos se dedicaron sobre todo al estudio de la relación
hombre-naturaleza, apoyados en la idea de la supremacía de la in­
tegridad de la tazón, mientras que los románticos se preocupaban
más por el componente emocional en las relaciones humanas, aun­
que critica en los románticos el hecho de que pueden realizar bien
el manejo pero no tan bien l;i comprensión de los impulsos emo­
cionales inconscientes.
Con esto llega a la idea de que, en tanto el hombre ha regula­
do las relaciones externas a través de la ley, se mostró tolerable­
mente logrado; pero que el fracaso emerge cuando se trata de pro­
ducir un método para manejar las tensiones emocionales subyacen­
tes a todas las relaciones humanas, que son justamente las tensio­
nes inconscientes primitivas, las que están siempre presentes como
fundamento de todas las relaciones humanas.
Hace extensivo el alcance de este concepto no sólo aJ. político,
científico o al líder religioso, sino también al filósofo, quien indu­
dablemente cae derrotado cuando aparece el factor impulso emo­
cional como una obstrucción para dichtis relaciones humanas.
Luego señala que la peculiaridad de las habilidades técnicas de
tipo mecánico es que todo puede ser fácilmente comunicado, en
contraste con el desarrollo emocional, que no lo es. Ningún méto­
do de comunicación del desarrollo emocional es hasta ahora capaz
de vencer tal limitación, lo cual lleva al curioso resultado de que en
el grupo social el destino del progreso técnico queda en manos de
los dotados técnicamente, pero el destino del desarrollo emocional
queda en manos de los que serían emocionalmente menos desarro­
llados pero estarían miméticamente bien equipados. Habría que tra­
tar de que el progreso de la técnica de la enseñanza del desarrollo
emocional se equipare al de las técnicas de enseñanza de los de­
sarrollos técnicos. Éstos tienen la posibilidad de repetir situaciones
tempranas como modelos; por ejemplo, los métodos de viajar re­
piten los problemas y los estímulos que se presentan al ser humano
en las primeras tentativas de caminar; los métodos modernos de co­
municación repiten en un nivel más conrplejo los problemas del niño
que empieza a hablar; las herramientas modernas de destrucción
son la repetición de los aspectos de la destructividad infantil; las fa­
cilidades modernas para el ocio permiten los tempranos problemas
de la curiosidad y el juego. En la situación del grupo social los pro­
RESUMENES DE LA OBRA DE BION 161

blemas están creados por el individuo, no por sus avances técnicos


propios, sino por los avances técnicos de las personas que están mu­
cho más dotadas en habilidad que él.
Bion recuerda que en todas las investigaciones hay una preo­
cupación acerca del papel que desempeña la adversidad en produ­
cir la emergencia de la cultura, y un interés recíproco por el papel
que desempeña la facilitación para producir inercia; o alternativa­
mente, en el caso de una civilización que ya se ha desarrollado,
cómo se produce la declinación y la desintegración. Raza y ambien­
te han sido citados como causas fundamentales, pero ninguna ex­
plicación va más allá de una manera de producirse los hechos. Una
raza adaptada puede naturalmente despertar la expectativa de que
producirá aquellos hechos característicos de la sociedad que hemos
clasificado como sociedad civilizada, y la historia parecería apoyar
el punto de vista de que las condiciones difíciles (salvo que sean tan
difíciles que llevan a la extinción de una comunidad) han estado aso­
ciadas con el crecimiento de un alto nivel de civilización.
Más adelante Bion afirma que aquellos miembros de una co­
munidad en quienes el impulso no sea suficientemente fuerte para
compeler a la cooperación de ios otros, no sobrevivirán: la socie­
dad como un todo maneja gradualmente sus dificultades objetivas,
los miembros individuales cooperan con las facilidades o las dificul­
tades que todos podemos testimoniar, tal como en los raids aéreos
o cualquier otra situación de peligro similar. La historia de las ci­
vilizaciones que han emergido de esta manera parece haber segui­
do el mismo molde hasta lograr una vida de facilidad, y luego se
desintegran. Para esclarecer sus ideas se refiere a las civilizaciones
que no se desarrollan debido a que poseen facilidades desde su co­
mienzo como agrupación, tal como ha pasado en África. Según Dru-
mond, los africanos no necesitarían trabajar: con la naturaleza tan
hermosa que les rodea sería gratuito trabajar. Pero a pesar de esa
vida aparentemente tan fácil, las comunidades viven con terror unas
respecto de otras, y ante un tercero, que es el traficante de esclavos.
Aclara luego que al usar la palabra ocio no alude simplemente
a una ausencia placentera de trabajo. Da como explicación y ejem­
plo lo siguiente: en cada serie de oficinas de selección para la guerra,
a través de la prueba del grupo sin líder, llegaría un momento en
que, cuando el oficial testista hubiera congregado a su grupo de can­
didatos y los sometiera a un cuarto de hora o veinte minutos de es­
pera o de demora mientras se efectuaban algunas diligencias admi­
nistrativas, se podía observar cómo se conducían los sujetos. Una
técnica similar es empleada por Bion mismo en los grupos terapéu-
lt>2 RESÚMENES DE LA OBRA DE BIÜN
D
Heos; d punto clave es que el grupo no tiene nada que hacer en par­
3 ticular, es decir, hay algo cualitativamente similar a lo que sucede
en una sesión psicoanalítica. Lo que pasa es que las relaciones per­
3 sonales entre los miembros del grupo se concentran de inmediato
en la observación de cada integrante y en la atención consciente de
3 otro miembro, si éste lo permite. Igualmente, las comunidades de
ocio, de vacaciones, se fundamentan en la búsqueda de distracción,
3 de apartar la atención de las cosas que pueden significar una preo­
cupación, pero se podrá ver que durante el ocio es justamente cuan­
3 do la atención se concentra sobre la cosa de la cual uno quiere apar­
tarse. Bion recuerda que un grupo sin líder se disolverá, y que pue­
3 de establecerse que si un hombre no logra ser amigo de sus amigos,
tampoco logra ser enemigo de sus enemigos: un grupo que se com­
3 pone de tales personas, sucumbirá a un subgrupo interno hostil.
En otras palabras, el avance técnico ayuda a producir el ocio
3 y el ocio es el estado más conducente a la invasión de los impulsos
emocionales inconscientes en las relaciones humanas. El trabajo de
3 un científico atómico presenta el siguiente dilema: por un lado la
destrucción de la humanidad, por el otro la producción, en virtud
3 del poder creciente \ de la necesidad de restringir la belicosidad en
relación con el ocio. El autor señala que la historia del avance téc­
3 nico también indica que el problema de las relaciones personales
pronto se impondrá en demanda de una solución.
3
E dgardo H. R o l l a
3
«THE IMAGINARY TWIN» («EL MELLIZO
3
1MAC 1.NA RIO-.)-
3
Este es un trabajo leído en la Sociedad Británica en 1950, pero
3 publicado en 1967 en su libro Second Thoughts. Relata y extrae con­
clusiones del análisis de tres pacientes. A, B y C, todos con una pa­
3 tología grave y con un elemento clínico en común: asociaciones pe­
riféricas y luego centrales sobre la existencia de un hermano melli­
3 zo, imaginario o real. Mostraban simbolizaciones de la existencia
de ese mellizo, tales como: otro paciente que era visto al salir del
consultorio, dos médicos con una misma especialidad, un cierto rit­
mo entre las asociaciones y las interpretaciones, nombres de pila
iguales, los dos ojos, un microscopio binocular, e inclusive el pro-

■ Luido en la Sociedad INieoanalitica Brilánica en 19.5Ü; publicado en Second


lluHights. Londres. W. Meineinaiin, 1967,
RESÚMENES DE LA OBRA DE BION 163

pió terapeuta. Señala Bion que estos elementos evolucionaron des­


de una periferia de asociaciones intrascendentes, dichas en forma
casual, en las que distintas situaciones relatadas como hechos rea­
les resultaron no existir en verdad. A esto Bion lo llamó personifi­
cación de las partes disociadas de la personalidad. Un paciente bus­
caba la duplicidad en el analista, manejándolo como un hermano
mellizo para obtener apoyo en sus interpretaciones, lo que consti­
tuía una evasión de la realidad y alivio ante el resentimiento. El de­
sarrollo del tratamiento de los tres pacientes mostró la relación en­
tre este control en la transferencia y la necesidad de controlar el na­
cimiento de un hermano, así como también ejercer control sobre la
pareja parental en coito. En el caso del paciente A, el mellizo era
realmente imaginario y en la fantasía se le había impedido nacer,
lo que estaba confundido con la realidad de la concreta inexistencia
del mismo. Pero al paciente le era útil creer en su existencia, pues
la usaba para aliviarle la ansiedad subyacente de no dejar surgir
afuera y en la transferencia a un analista real y personalizado. Esto
posteriormente resultó estar enlazado con la personificación de la
parte mala del paciente, que éste deseaba tener disociada de sí,
pero que al progresar el análisis surgió como de ayuda al mismo
por proporcionarle el logro de una visión armónica de dos objetos,
es decir, «binocular», de la realidad y de su Yo. Así llegó al víncu­
lo armónico de la pareja parental entre sí. Sólo después de supera­
da esta etapa pudo el Yo lidiar con tales ansiedades edípicas, orga­
nizarías y obtener de ellas un sentimiento de esperanza, que hasta
entonces no había sido alcanzado. Destaca Bion que las personifi­
caciones de A eran también tentativas de conectarse con una rea­
lidad merecedora de confianza. En el paciente B, cuya perturba­
ción era mayor, la existencia del mellizo era real. En él surgían las
mismas fantasías que en A, que servían al paciente para ayudarlo
a explorar sus tensiones intrapsíquicas y también la realidad. Tal co­
mo A, mostraba una relación entre su conflicto y la función visual,
cuya evolución hacia el estado «binocular» reveló intensas vicisitu­
des de la etapa edípica, acompañadas también por el surgimiento
compensador de la esperanza. Ya el paciente C no mantenía ma­
yor confianza en la realidad ni tampoco en los mecanismos del Yo
para testearla; decía tener visión doble en un solo ojo, lo que es­
taba igualmente relacionado con ambos padres en coito. Destaca
Bion que es probable que la capacidad de personificar las disocia­
ciones de la personalidad sea de alguna manera análoga a la capa­
cidad de formar símbolos y por ende, relevante para el desarrollo
del Yo, a! igual que lo enfatizado por M. Klein en su trabajo «La
164 RESUMENES DE LA OBRA DE BION

importancia de la formación de símbolos en el desarrollo del Yo».


Según Bion es de suma importancia el papel que en todos estos pa­
cientes tuvo la visión en sus diferentes aspectos, la cual surgía en
el análisis ligada al desarrollo del intelecto, a la emergencia de la
sexualidad genital y de la situación edípica. La potencia visual y la
visión de estos pacientes representaban la emergencia de un;i nue­
va capacidad de loma de conciencia para explorar el medio y para
solucionar problemas. En cada caso los pacientes parecían sentir
que la vista, como un nuevo órgano sensoria!, traía dificultades para
su manejo, ya que se relacionaba con el aprendizaje en el manejo
de la situación edípica.
Dice Bion que de la misma forma en que problemas del de­
sarrollo vinculados con la agresión oral coexisten con la erupción
de los dientes, a él le resultó imposible interpretar el presente ma­
terial como una manifestación de un desarrollo puramente psicoló­
gico, divorciado de cualquier desarrollo físico coincidente; y quedó
impresionado de la relación entre el desarrollo psíquico y el de­
sarrollo del control ocular. De ser así, dice Bion «...tendríamos que
preguntarnos si tales desarrollos psicológicos surgidos durante el
complejo de Edipo no estarían cronológicamente muy cerca de los
cuatro primeros meses de vida, siendo obvia su importancia para
los puntos de vista de M. Klein sobre el Edipo temprano y, según
mi punto de vista [X-rsonal, de importancia para la provisión de ra­
zones conconriiantes que estarían favoreciendo la instalación tem­
prana de la fase pre-edípica»,
Pa u l o G r im a l d i

«GROUP DY.NA.VllCS, A RHVIEW» («UNA REVISIÓN DE


LA DINÁMICA DE GRUPO»)'^

La tarea que Bion se propone con este trabajo constituye un


complemento de los conceptos de Freud sobre la dinámica grupal.
En Tótem y tabú y en Psicología de las masas, Freud intentó acla­
rar algunas de la dudas que acerca de los grupos plantearon Le Bon
y .McDougall. Bion emprende la misma tarea, pero la relaciona con
la obra de M. Klein y sus desarrollos.
Plantea los siguientes conceptos, que integra en una teoría so-

' Publicado en d Ini. J. u] bsyíhuan., X.XXlll, 2, 1952, págs. 235 y ss.; New
iJueCiion'i in bsychounalysis, Londres, Tavistock, 1955; Nuevas direcciones en psi­
coanálisis, Buenos Aires, Puidós, 1965,
RESÚMENES DE LA OBRA DE BION 165

bre los grupos. El grupo no es un simple agregado de individuos.


Denomina grupo de trabajo a un aspecto de la actividad mental de
un grupo que tiende a un objetivo con métodos racionales y en re­
lación con la realidad. El término «grupo de trabajo» se refiere a
la actividad mental con las características anteriormente detalladas,
no a las personas que la promueven. Esta actividad de grupo de tra­
bajo coexiste en ocasiones con un comportamiento fuertemente
emocional que la perturba, y el grupo adquiere una estructura apa­
rentemente caótica. Bion sugiere que esto es el resultado de la reac­
ción del grupo a un supuesto básico que domina la conducta grupal.
El supuesto básico de dependencia es el primero que Bion des­
cribe. El grupo se reúne para ser sostenido por un líder del cual de­
pende para su protección y alimentación material y espiritual.
El segundo supuesto es el de apareamiento. Se hace evidente
cuando en un grupo dos personas monopolizan la conversación y es
independiente del sexo de las mismas y del contenido de lo conver­
sado. El resto del grupo se mantiene aparte y no evidencia senti­
mientos de exclusión; más bien lo que predomina es un aire de es­
peranza. Ideas como «el casamiento es una solución de problemas
neuróticos» o «el año o el mes próximo se presentará más favora­
ble», etc., son expresiones comunes en el grupo. Los sentimientos
de esperanza son centrales y es esencial que el líder del grupo sea
venidero; una persona o una idea que salvará al grupo de senti­
mientos de odio, destructividad o desesperación, propios o de otro
grupo. Obviamente, esta esperanza mesiánica nunca debe cum­
plirse.
El tercer supuesto básico es que el grupo se ha reunido para
luchar contra algo o para huir de algo. A este estado mental Bion
lo denomina grupo de ataque y fuga. El líder es todo aquél o aque­
llo que apoye la agresión o la evitación.
La característica central de todo supuesto básico es que la par­
ticipación en cualquiera de ellos es instantánea, inevitable e instin­
tiva (Bion no postula la existencia de un instinto gregario). Requie­
re lo que Bion denomina «valencia», término tomado de la física y
que en este contexto es utilizado para expresar una capacidad para
la combinación involuntaria e instantánea de un individuo con otros,
a fin de compartir y actuar emocionalmente bajo un supuesto bási­
co. En cambio, para participar en la actividad mental de grupo de
trabajo se requiere entrenamiento, experiencia o desarrollo men­
tal. Las funciones de grupo de trabajo están siempre interpenetra­
das por un supuesto básico de los descritos.
Bion da una imagen sumamente plástica, cambiante y de inte­
166 RESÚMENES DE LA OBRA DE BION

racción del grupo. Su concepcicrii de supuestos básicos y actividad


mental de grupo de trabajo no supone un encuadre rígido, sino todo
lo contrario. Todo supuesto básico incluye la existencia de un líder
(persona, idea, objeto inanimado). Toda nueva idea que llevaría a
la evolución es vivida siempre, como amenaza, y el grupo de su­
puesto básico tiene siempre una incapacidad para tolerarla.
La función de grupo de trabajo mantiene un contacto con la
realidad; los supuestos básicos son peligrosos en la medida en que
el grupo intenta volcarlos a la acción.
Concluye planteando que los supuestos básicos surgen como
formulaciones secundarias a una escena primaria extremadamente
primitiva, elaborada en un nivel de objetos parciales y asociada con
la ansiedad psicótica y los mecanismos de disociación e identifica­
ción proyectiva descritos por M. Klein como característicos de la
posición paranoide-esqui/oide.
D a r ío So r

<NüTLS ÜN rilL TULURV ÜF SCHIZOFHRENIA»


(«NOTAS SOBRE LA TEORÍA DE LA ESQUIZOFRENIA»)-*

El trabajo se refiere al uso que el paciente esquizofrénico hace


del lenguaje; trata también de la naturaleza de las relaciones de ob­
jeto esquizofrénicas que es lo más relevante en esta enfermedad.
Bion enfatiza que la evidencia de las interpretaciones debe ser bus­
cada en los actos, en las asociaciones del paciente y en la contra­
transferencia, la cual desempeña un papel importante en estos aná­
lisis,
«Lenguaje esquizofrénico»: es usado de tres maneras, como
modo de actuar, como medio de comunicación y como modo de
pensamiento. El esquizofrénico demuestra preferencia por la acción
en las mismas oportunidades en que otros pacientes usarían el pen­
samiento. Recíprocamente, si tiene un problema cuya solución de­
pende de la acción, recurre al pensamiento omnipotente como for­
ma de transporte. El lenguaje es usado como modo de actuar para
dividir sus objetos, intentando, por ejemplo, disociar la mente del
analista entre dos pensamientos o posibilidades interpretativas al
mismo tiempo incompatibles entre sí. Así no le permite al terapeu­
ta optar y quedar integrado dentro de una sola posición elegida. El

Publicado cii d ¡ni J. üf ¡‘sychoan., XXXV, 2, 1954, págs. 113 y ss.; Revista
Uruguaya de Rsicuanálisis. 11, 1-2, 1957, págs. 185 y ss.
RESUMENES DE LA OBRA DE BION 167

lenguaje es un modo de pensamienlo para el esquizofrénico; no pue­


de usar sustantivos ni verbos por una dificultad en el manejo de los
símbolos, debida a su gran disociación. Los pensamientos verbales
dependen de la elaboración de la posición depresiva; por otro lado,
el pensamiento verbal agudiza la consciencia de la realidad psíqui­
ca y por lo tanto de la depresión relacionada con la destrucción y
la pérdida de objetos buenos, con el paralelo reconocimiento in­
consciente de la existencia de perseguidores internos. De modo que
el paciente siente que hay una relación de causa-efecto entre la po­
sición depresiva y el pensamiento verbal, se asusta mucho del aná­
lisis y muestra todos los signos de no querer tener nada que ver con
su capacidad embrionaria de pensamiento verbal y de preferir que
esta actividad quede en el analista o, lo que es más correcto decir,
de sentir al analista como más capaz de guardarla consigo sin de­
sastres.
«Desarrollo de la capacidad de pensamiento verbal»: hay una
constante lucha contra los propios objetos internos. El paciente se
siente encerrado a veces dentro del analista, dentro del análisis o
dentro de su propio estado mental de locura que es donde están las
palabras. Debido al intenso splitting y a la destrucción del lengua­
je, el paciente tiene una gran incapacidad para unir las palabras en
forma adecuada, así como para poder escucharlas bien; posee la
consciencia de que a pesar de sus deseos la comunicación está per­
turbada intensamente a raíz de la crueldad y la hostilidad de los ob­
jetos malos que dirigen ataques al intercambio verbal, ataques del
mismo tipo que los que dirige hacia el coito de los padres, ya sea
sexual o verbal. En este estado el paciente nunca será capaz de pro­
gresar a menos que vuelva a su estado mental anterior, pero no se
atreve a regresar por miedo a verse aprisionado y sin esperanzas de
recuperación. De ahí que recurra de nuevo a la identificación pro­
yectiva para empujar las palabras dentro del analista. La falta de
la capacidad de pensamiento verbal lo hace sentirse como si estu­
viera loco; pero esta sensación de locura es diferente de la real cons­
ciencia de locura que viene unida al sentimiento de depresión y que
sólo puede surgir si el paciente reintroyecta y recupera el estado
mental anterior dentro del- cual había capacidad de pensamiento
verbal.
Existe en el paciente una tendencia a volver a la desintegra­
ción violenta por intolerancia a la posición depresiva, a los perse­
guidores internos y al pensamiento verbal.
«Realización de la locura»: sólo cuando el paciente reintroyec­
ta la capacidad para el pensamiento verbal que estaba disociada, se
1()8 RESUMENES DE LA OBRA DE BION

da cuenta de su realidad psíquica; se da cuenta de que tiene aluci­


naciones e ilusiones y puede sentir incapacidad para comer y difi­
cultad para dormir. Dirigirá poderosos sentimientos de odio hacia
el analista y lo acusará de haberlo llevado a la locura; inclusive tra­
tará de movilizar a la familia. El terapeuta tendrá que esforzarse
por mantenerse en pugna contra los tratamientos biológicos (elec-
Uüshück) y contra la cirugía. La etapa más difícil ocurre cuando el
pánico empieza a disminuir y el paciente mismo sugiere que se sien­
te mejor, lo que deberá ser evaluado en su real dimensión para evi­
tar que esto sea usado con el fin de demorar la investigación en de­
talle de las ramificaciones del mal.
«Resultados»: la curación tendrá sus características particula­
res y e.xistirá una forma propia de ajuste a la realidad. No será del
mismo tipo que la curación lograda con pacientes menos perturba­
dos, No se alcanzará curación alguna si el analista no logra que el
iraeiente se dé cuenta de la gravedad de su estado.

P a u l o G kim a lui

<d,ANGLAGE AND THE SCHIZOFHRENIC» («LENGUAJE


Y ESÜUIZOI-RENIA»)-’

El artículo consta de seis ítems y está ejemplificado con mate­


rial clínico obtenido de seis pacientes. En la «Introducción», Bion
expresa que el trabajo se refiere al uso que el paciente esquizofré­
nico hace del lenguaje y a la relación que esto tiene con la teoría y
la práctica de su análisis.
A jiartir de artículos de P'reud y desarrollando ideas de Klein,
sugiere algunas hipótesis. En primer lugar, considera dudoso que
el paciente esquizofrénico haya aprendido a incluir las cualidades
.seiLsoriales además de la cualidades «placer» y «dolor». Sugiere que
el paciente ha realizado ataques destructivos contra los órganos sen­
soriales y la «conciencia adscrita a ellos». El paciente psicótico no
habría llegado a instituir satisfactoriamente el principio de realidad,
dado que no ha alcanzado a estabilizarse en la posición depresiva.
Las partes del Yo atacadas son las que sirven para establecer
contacto con la realidad externa e interna. Ifitm sugiere que dichas
funciones yoicas (1. Atención; 2. Notación; 3. Un tránsito impar-

Piiblu.;ido u'ii .\t'h Dirt’ciums in l'íychuanulysis, Londres, Tavislock, 195.S,


fians 2ZU y ss ; Siu'vus direcciones en psicuanálisis, loe. ai.
RESUMENES DE LA OBRA DE BION 169

dal cid juicio; 4. Una nueva función confiada a la descarga moto­


ra, afectada ahora a la acción; 5. Restricción de la acción por me­
dio del proceso de pensamiento, que se desarrolló de la ideación)
son en realidad aspectos del desarrollo o establecimiento de lo que
él llama pensamiento verbal. Todo ataque al pensamiento verbal
implica un ataque a las cinco funciones yoicas, ya que él mismo es
el corolario de dichas funciones.
Considera, asimismo, que los trastornos del pensamiento ver­
bal son un aspecto importante de la psicosis, especialmente de la
esquizofrenia. Los ataques al pensamiento son ejemplos de los me­
canismos descritos por Klein al estudiar las posiciones paranoide-
esquizoide y depresiva. El sadismo oral, anal, etc., que se utiliza
para atacar al Yo, es el mismo que se emplea en los ataques al cuer­
po de la madre o a los progenitores. Uno de los rasgos prominen­
tes de estos ataques son las disociaciones del Yo, realizadas cruel­
mente. Este mecanismo de disociación del Yo es activo, y no una
consecuencia de la disociación de los objetos; es utilizado para ma­
nejar o satisfacer la voracidad, como una determinación de ser tan­
tas personas como se pueda, a fin de lograr satisfacción indefinida­
mente.
Concluye la «Introducción» con consideraciones sobre la téc­
nica que exige el tratamiento de estos pacientes. Bion expresa que
durante mucho tiempo analítico la única evidencia sobre la que pue­
de basarse una interpretación está proporcionada por la contratrans­
ferencia, y que no hay otra clase de indicios que permitan interpre­
tar. Destaca este aspecto porque, según cree, el paciente psicótico
«actúa», tratando de librarse de la cordura mediante la identifica­
ción proyectiva.
«Lenguaje esquizofrénico»: el lenguaje es utilizado por el es­
quizofrénico de tres maneras: como método de acción, como mé­
todo de comunicación y como modo de pensamiento.
Bion considera primero el lenguaje como modo de acción. El
mismo puede ser utilizado al servicio de la identificación proyectiva
(en la cual las palabras son empleadas como cosas o como partes
disociadas del Yo) o al servicio de la disociación del objeto.
En este capítulo y en el siguiente, «Desarrollo de la capacidad
para el pensamiento verbal», Bion trata los otros dos usos del len­
guaje y las dificultades inherentes para el paciente psicótico. Tanto
el uso del lenguaje como modo de pensar, cuando su utilización
como método de comunicación, se ven muy afectados cuando el pa­
ciente se acerca a la integración depresiva. La disociación previa di­
ficulta el proceso de simbolización y por lo tanto el uso de verbos

A
170 RESÚMENES DE LA OBRA DE BION

y sustantivos. La posición depresiva involucra un incremento de la


capacidad de simbolización y el desarrollo del pensamiento verbal.
Este último, a su vez, aumenta el conocimiento de la realidad psí­
quica y enfrenta al paciente con el dolor de la depresión. Esta fase
es de suma importancia, porque el paciente intenta un retroceso a
la lase anterior, siguiendo el principio de placer; trata de evitar el
dolor, rechaza la «cordura» y el conocimiento de su «locura». De­
muestra hacia el pensamiento verbal la misma actitud que hacia su
potencia y su capacidad de trabajo y amor.
«Reconocimiento de la insania»: el autor señala que a raíz de
lo mencionado, el paciente pasa por un derrumbe esquizofrénico
que puede, incluso, requerir internación; los sentimientos de odio
hacia el analista, que lo ha llevado a reconocer su insania, son muy
intensos.
En «Algunos desarrollos subsiguientes» y en «Resultados»,
Bion recapitula lo dicho a través de más ejemplos clínicos y enfati­
za la importancia que puede tener la determinación de evitar el do­
lor: el paciente attica a su Yo )' a su capacidad embrionaria de pen­
sar. Esto trae como consecuencia, cuando los ataques son logrados,
una vivencia de desastre interno, de que la muerte ha sobrevenido.
Ser g io A iz e n b e r g

«DEVELOPMENT OF SCHIZOPHRENIC THOUGHT»


(«DESARROLLO DEL PENSAMIENTO
ESQUIZOFRÉNICO»)^’

En este trabajo Bion centraliza su atención en otras caracterís­


ticas de la personalidad psicótica y de la parte psicótica de la per­
sonalidad, estudia la diferencia entre esta parte psicótica y la no psi­
cótica y las consecuencias que surgen de la misma. Cree que los dis­
turbios del esquizofrénico provienen de la interacción entre su am­
biente y su personalidad, aunque en este trabajo se extiende sólo
sobre este último componente’. Considera que la parte psicótica de
la personalidad posee cuatro rasgos fundamentales: el predominio
de los impulsos destructivos hasta un punto tal que llegan a invadir
a los impulsos amorosos y los convierten en sadismo; el odio a la

*' Publicadü en d In¡. J. uf Fsychoan., XXXN'II, 3. 1956, págs. 344 y ss.; Re-
\aiu Uruguaya de Pucuunátisis. 11, 1-2, 1957, págs. 17« y ss.
’ El (actor ambiental es examinado con más detalle en «Ataques al vínculo»,
(twui del compendiador).
RESÚMENES DE LA OBRA DE BION 171

realidad externa e interna que se extiende a todos los aspectos de


la psiquis que ayudan a reconocerlas; el miedo constante a una ani­
quilación inminente; y la formación precipitada y prematura de re­
laciones de objeto entre las cuales la principal es la transferencia y
cuya fragilidad contrasta con la tenacidad con la cual se mantiene.
Hay una hiperactiva identificación proyectiva con el analista
como objeto, y resultan estados dolorosos y confusionales. Los ins­
tintos de vida y de muerte luchan por expresarse: todas las activi­
dades, entre ellas las mentales, son mutiladas, pero atormentado
por estas mutilaciones y por sus estados confusionales, el esquizo­
frénico se esfuerza por restaurar sus restringidas relaciones, con lo
que la restricción y la expansión se suceden alternativamente. Por
todo ello, la progresión de la posición paranoide-esquizoide a la de­
presiva es muy diferente en el esquizofrénico en comparación con
la de una personalidad no psicótica. Básicamente la diferencia esen­
cial entre ambas personalidades es el despliegue sádico de la iden­
tificación proyectiva, desde el principio de la vida, contra el Yo y
contra todo aquel aparato de percepción consciente que sea activa­
do por las exigencias del principio de realidad, aparato que está ín­
timamente relacionado con el pensamiento verbal y que es recorta­
do en pequeños fragmentos y luego expulsado, con lo que se crea
entre las partes separadas un abismo muy difícil de salvar, que deja
al paciente con la sensación de no estar ni vivo ni muerto. La falta
de un aparato de percepción de la realidad impide que el enfermo
pueda escaparse de este estado, dentro del cual se siente encerra­
do. Las partículas expulsadas son sentidas como objetos reales ex­
ternos mezclados con partes del Yo, grotescas, con vida indepen­
diente e incontrolada, que amenaza desde afuera; son sentidas como
cosas y usadas como un prototipo de ideas que luego devendrán pa­
labras. Para él, las palabras son las cosas reales que designan: el pa­
ciente no simboliza sino que iguala.
El individuo no psicótico y la parte no psicótica de la persona­
lidad usan la represión, al paso que el psicótico y la parte psicótica
usan la identificación proyectiva, de modo que no hay un incons­
ciente ni un mundo de sueños, sino que éste es reemplazado por el
mundo de objetos que ordinariamente son los accesorios de los sue­
ños y en donde el paciente se mueve. La identificación proyectiva
masiva le impide introyectar una base firme de objetos buenos, con­
dición para el inicio del pensamiento verbal, y que sólo se formaría
si hubiera un estado de introyección y asimilación suave de las im­
presiones sensoriales. Cuando el esquizofrénico quiere asimilar una
interpretación, pensar o traer de vuelta lo expulsado, recurre a la
172 RESÚMENES DE LA OBRA DE BION

identificación proyectivti dada vuelta y por el misim) camino. De


ahí que no puede sintetizar sus objetos; solo los puede aglomerar
y comprimir. Como las partículas expulsadas contienen fragmentos
de la percepción consciente de impresiones sensoriales, su Iniroyec-
ción hace vivir a kis sentidos como dolorosamente comprimidos,
hasta un punto inaguantable. Surgen entonces alucinaciones tácti­
les, auditivas y visutiles muy dolorosas. También la depresión y la
ansiedad sufren el mismo proceso y se vuelven tan intensas que el
paciente, aunque logre asomarse a la posición depresiva, se ve obli­
gado a abandonarla a través del uso de la identificación proyectiva
de sus angustias depresivas dentro del terapeuta u otros objetos, y
recurre para este fin a un manejo cuidadoso de la situación analíti­
ca, destinado a provocar sentimientos depresivos en el analista. El
tratamiento no tendrá éxito mientras no sean vistos y elaborados es­
tos aspectos, principalmente en cuanto a los ataques destructivos al
Yo y a la sustitución de la represión por la identificación proyecti­
va Bion considera que en todvi paciente neurótico agudo hay una
personalidad psicotica que debe ser tratada antes como tal, para
que la tera¡)ia tenga éxito.
Pa u l o G r im a ld i

«DIFFERENTIATIÜN OF THE PSYCHOTIC FROM THE


NÜN-PSYCllorie PERSONAU'riES» («DIFERENCIACIÓN
EN'I'RE PERSONALIDADES PSlCÓ'l'lCAS Y NO
PSICÓTICASH" *

El autor se (iropone demostrar que la diferencia entre ambos


tipos de persontilidad estriba en que en la psicótica sé expulsan es­
cisiones diminutas de la personalidad, y estos fragmentos penetran
en los objetos.
Bion llega a est;i conclusión después de pacientes estudios ana­
líticos con esquizofrénicos, y cita tres trabajos que facilitan el es­
clarecimiento de este tema: 1) el de Freud, «Formulacioties sóbre­
los dos principios del acaecer psit|uico^'; 2) la descripción de
M. Klein de los ataques sádicos en la fase paranoide-esquizoide; y
3) el examen de la identilicación proyectiva de esta misma autora.
Deduce C|ue, por identificación proyectiva, el paciente siente
que una parte de su personalidtid es proyectada en un objeto, don­

■' t'uhlic.alo en el Im. J ut l‘s\chonn.. .XXXVlll, 3-4, 19.37, págs. 26(i y ss.
RESÚMENES DE LA OBRA DE BION 173

de se instala como un perseguido, con lo cual la psiquis queda empo­


brecida.
Enumera diversos mecanismos empleados por la personalidad
esquizofrénica: 1) preponderancia de instintos destructivos que lle­
gan a convertir el amor en sadismo; 2) odio a la realidad interna y
externa; 3) miedo a la aniquilación; y 4) relaciones objétales pre­
maturas y débiles en continuo conflicto entre los instintos de vida
y de muerte.
En cuanto a la transferencia, lo que sucede hace que el vínculo
con el analista sea prematuro, precipitado y muy dependiente.
Como consecuencia de la interrelación entre los mencionados ins­
tintos de vida y de muerte, se establecen dos corrientes de fenóme­
nos: 1) el spliiting de la personalidad con la proyección de los frag­
mentos dentro del analista (estados confusionales); y 2) mutilacio­
nes de las actividades mentales con la consiguiente relación restrin­
gida.
Se deduce entonces que la personalidad esquizofrénica llega a
fragmentaciones mínimas y que se destruye especialmente la parte
encargada de tomar consciencia de la realidad.
Bion se refiere a estadios de la posición paranoide-esquizoide
asociados con el comienzo del pensamiento verbal. También extien­
de mucho más la función y la importancia del pensamiento acep­
tando la clasificación de las funciones del Yo que según Freud ha­
cen concreta una parte de la personalidad, pero cree que el Yo no
se retira totalmente de la realidad, sino que su contacto con ésta se
halla encubierto por el predominio de una fantasía omnipotente en­
caminada a destruir ya sea la realidad o la consciencia de la misma.
De este hecho depende justamente la existencia de una perso­
nalidad no psicótica paralela a la personalidad psicótica, pero os­
curecida por ésta.
Otra modificación que Bion introduce es la idea de que el re­
tiro de la realidad es una ilusión y no un hecho para el paciente,
quien actúa como si su aparato perceptor pudiera ser escindido en
diminutos fragmentos, y éstos proyectados dentro de los objetos.
En pacientes bastante enfermos como para ser clasificados como
psicóticos, existe aún una parte no psicótica de la personalidad.
Junto al odio hacia la realidad están las fantasías de ataque sá­
dico al pecho que existen en el niño psicótico. El psicótico realiza
un splitiing en fragmentos diminutos de sus objetos y de toda aque­
lla parte de la personalidad que le hace tomar consciencia de la rea­
lidad que odia. En la fantasía del paciente estas partículas yoicas ex­
pulsadas llevan una existencia independiente e incontrolada. En
174 R E S Ú M E N E S D E L A O B R A D E B IO N

consecuencia, se siente rodeado por objetos bizarros y los usa para


obtener pensamientos. Pero la primitiva matriz de ideografías de la
que surge el pensamiento, contiene dentro de sí eslabones entre una
ideografía y otra. Éstos son atacados de manera tal que los objetos
no pueden tomar contacto y dejan intactas sus cualidades intrínse­
cas y con capacidad de producir un nuevo objeto mental. En eta­
pas posteriores se ve el resultado de estos ataques de spUtting en la
negación de la articulación como principio para la combinación de
paltibras: «Como consecuencia, el paciente se mueve ahora no en
un mundo de sueños sino en un mundo de objetos que comúnmen­
te constituyen el moblaje de los sueños».
Bion estudia luego varios casos clínicos que ejemplifican su teo­
ría, y llega a la conclusión de que no puede existir un progreso real
en el tratamiento de pacientes psicóticos mientras no se haya dado
la suficiente importancia a la naturaleza de la divergencia entre la
personalidad psicótica y la no psicótica, y en particular al papel de
la identificación proyectiva en la pane psicótica como sustituto de
la regresión de la parte neurótica.
N o r b e r io Sc h lü s s b e r g

«ÜN ,^RROüANCÉ» («SOBRE LA ARROGANCIA»)"

Bion se propone estudiar el papel que desempeñan la arrogan­


cia. la curiosidad y la estupidez cuando aparecen en cierto tipo de
pacientes. Una característica es que se manifiestan en forma disper­
sa \' aparentemente sin relación entre sí. Señala que según su punto
de \ista, cuando en una personalidad predomina el instinto de vida,
el onrullo se transforma en autorrespeto, mientras que si predomi­
na el instinto de muerte, el mismo se transforma en arrogancia. De
ahí que cuando aparecen los elementos mencionados —arrogancia,
curiosidad v estupidez— en un paciente, nos encontramos frente a
una situación de desastre psicológico,
l..a emergencia de algunos de estos elementos indica al analista
que debe investigar profundamente la situación del paciente y estar
dispuesto a enfrentarse con resistencias más intensas que lo habi­
tual. L.a situación es muy compleja y difícil, porque la actividad ana­
lítica en sí misma (el mero acto de analizar) es vivida por el pacien­
te como la curiosidad, que es uno de los elementos de la catástrofe
psicológica que teme. El analizar se transforma en un importante

P u b lic a d o en el In t J o j ¡ ‘s y c h o u n .. X X X IX , 2-4. 1958, púgs. 1 4 4 y ss.


RESÚMENES DE LA OBRA DE BION 175

elemento de la regresión. En estados como los descritos el fin im-


plítico del análisis —perseguir la verdad hasta sus últimas conse­
cuencias— es vivido como la exigencia de poseer la capacidad para
contener los aspectos disociados y proyectados (split-off aspeas) de
otras personalidades. Esto provoca irrupciones de envidia y odio.
Para ilustrar lo que quiere decir, el autor presenta material de
un paciente al cual no había tomado como psicótico y que manifes­
taba signos de arrogancia, curiosidad y estupidez, a los que consi­
deró como una respuesta terapéutica inadecuada. Luego se le hizo
claro que eran mecanismos psicóticos: la comunicación verbal que
Bion intentaba mantener era vivida por el paciente como un ata­
que de un objeto interno muy persecutorio, el cual no le permitía
su modo de comunicación, que era la identificación proyectiva.
Como conclusión, el autor señala que, para algunos pacientes,
el rechazo por parte del analista del empleo normal de la identifi­
cación proyectiva conduce a una situación catastrófica, porque se
destruye un vínculo importante. Este rechazo de la identificación
proyectiva queda asociado a la existencia de un Superyó primitivo,
el cual rechaza precisamente tal medio de comunicación. La guía
para detectar este desastre está dada por referencias aisladas a la
curiosidad, la arrogancia o la estupidez.
Se r g i o A i z e n b e r g

«ON HALLUCINATION» («SOBRE LA ALUCINACIÓN»)'^

Trata de las detalladas observaciones que el autor hizo sobre


las alucinaciones y los estados confusionales en pacientes esquizo­
frénicos. así como de la relación existente entre estas manifestacio­
nes, el proceso del soñar y los mecanismos de negación y represión.
Iodo el material de este trabajo deriva de la aplicación práctica de
sus teorías sobre la diferenciación entre las partes psicóticas y no
psicóticas de la personalidad. También trata de la diferenciación en­
tre los términos spUtting y disociación, y la conexión que ambos tie­
nen con las partes psicóticas y no psicóticas.
Bion enfatiza la importancia del examen detenido de las sesio­
nes, que permite detectar la frecuencia con que surgen alucinacio­
nes cuidadosamente encubiertas. Observó que el paciente suele usar
un mismo órgano de los sentidos tanto para percibir como para ex­
pulsar un objeto sentido como indeseable y hostil, el cual deviene

Publicado en el In i. J. o f P s y c h o a n . , XXXIX, 55, 1958, págs. 341 y ss.


17(. RESUMENES DE LA OBRA DE BION

el eonteiiidü de estas alucinaciuncs y es uno de los elementos cons­


tituyentes del objeto bizarro del esquizofrénico. Menciona la fre­
cuencia con que suelen aparecer los movimientos musculares, en
ocasiones casi imperceptibles, semejantes a un automatismo bi­
zarro, que acompañan a la expulsión del objeto hostil.
Señala que el esquizofrénico vive bajo la urgencia de desem­
barazarse de dolorosos sentimientos de envidia y de odio, así como
de un objeto igualmente envidioso y hostil que es sentido como que
le quita el sexo \ la vida. L'.l paciente procura forzar todo ello den­
tro del analista, quien por eso es vivido como peligroso. La aluci­
nación surge cuando para poder absorber la cura desde el terapeu­
ta, el paciente pasa a extraer tales elementos hostiles del analista y
vuelve a proyectarlos en el ambiente, usando con un doble sentido
algún órgano de la percepción. Con todo, Bion destaca que este pro­
ceder está al servicio de un deseo de curación y es una actividad
creativa.
Sostiene por ello que la actividad alucinatoria es una tentativa
de tratar con partes peligrosas de la personalidad sentidas como to­
talmente independientes de cualquier control y que vuelven impo­
tente al paciente para la recuperación de logros externos y de un
agradable estado mental. Un hecho importante que señala es la im­
periosa necesidad de liberar al aparato psíquico del objeto hostil,
que toma todo y nada da, y de un incremento de estímulos tan do­
loroso que el paciente siente que sólo la descarga motora, a veces
violenta, propia del principio de placer, es el método eficaz para for­
zar una salida y procurar algún alivio. Pero, a causa de los proce­
dimientos destructivos y altamente fragmentadores ocasionados por
un spliiíing secundario, el esquizofrénico se crea una situación muy
compleja, donde el alivio es apenas transitorio, la reparación del
Yo es casi imposible y donde la depresión consecuente alcanza una
intensidad tan peligrosa que si su fuente no es dilucidada a tiempo,
el paciente volverá a usar reiterados spiiilings secundarios con el pe­
ligro de homicidio o suicidio.
Pa u l o G r im a ld i

«A'ITACKS ON L1NK1NG>. («ATAQUES AL VÍNCULO»)"

Es un estudio más sobre la parte psicótica de la personalidad,


que abarca también aspectos de las personalidades psicóticas y rea-

I'ubilcado cii el !ni. J. oj XL, 5*íi, 1949, págs. 3U8 y ss.; Hi’visiu
Uruguaya de HsicoanúlLsis, Vil. 4, 1965. págs. 355 y ss.
RESÚMENES DE LA OBRA DE BION 177

liza una profundización mayor sobre la estructura del Superyó del


Mi-
esquizofrénico, el uso que hace el psicótico borderline de la identi­
ficación proyectiva y las formas y cualidades del soñar esquizofré­
nico. Se refiere específicamente a los ataques destructivos a todo
aquello que tenga la función de vincular una cosa con la otra; lo ata­
cado principalmente es la capacidad del analista de comprender al
paciente, el lenguaje verbal y la relación entre sectores de la mente
del paciente consigo mismo. Señala la sensación de catástrofe in­
terna semejante a la locura que tienen estos enfermos, la que corre
paralela con la necesidad de mantener exteriormente una aparien­
cia equilibrada. En la parte psicótica hay preeminencia de vínculos
que aparecen como lógicos, casi matemáticos, pero nunca como
emocionalmente razonables, bajo los cuales sobreviven apenas, des­
pués de la catástrofe interna, relaciones perversas, crueles, estéri­
les asociadas con la arrogancia, la estupidez y la ausencia total o
casi total de la curiosidad. El ataque al vínculo es sobre todo hecho
contra una función, más que contra un objeto, pecho, pene o men­
te, que provee tal función. Menciona Bion la existencia de grados
normales de identificación proyectiva, la cual, con la identificación
introyectiva, constituye el mecanismo usado por el pensamiento em­
brionario para el desarrollo de un Superyó y de un psiquismo nor­
males. En el psicótico hay dos factores que se combinan para cau­
sar la enfermedad: la disposición congénita a una destructividad pri­
maria, y el ambiente en donde hay una madre incapaz de realizar
su función de recibir, contener y modificar el splitting y la proyec­
ción de las violentas emociones del niño. Esta relación es interna­
lizada en el Superyó que así no se desarrolla, y pasa a ser hostil a
su vez a las identificaciones introyectivas, destruyendo, en la tera­
pia, el progreso en cualquier dirección y todo vínculo con el tera­
peuta, odiando, atacando y sosteniendo una constante oposición,
muchas veces veladamente, a las interpretaciones, impidiendo la in­
vestigación tranquila, continuada, creando y agravando una situa­
ción muy difícil de solucionar, en la que se repite la detención, si
no la destrucción, del desarrollo. Los pacientes en tales condicio­
nes son refractarios, y Bion señala que ello no tiene que ver con la
resistencia típica; el ataque se hace a las bases de la relación crea­
tiva del tratamiento, o sea a la comunicación verbal y al acopio de
experiencias psicoanalíticas que tiene el terapeuta, que son frag­
mentadas, diluidas minuciosamente y luego desparramadas por me­
dio de técnicas como la del tartamudeo y la de una manera peculiar
de soñar en la que, antes de la aparición de los sueños propiamente
dichos, hay un período de aparente no soñar pero que más bien
178 RESÚMENES DE LA OHRA DE BIÜN

está compuesto por sueños tan desprovistos del componente visual


y tan minuciosamente fragmentados que se hacen invisibles, como
lo son las partículas invisibles de una continuidad, y constituyen el
contenido de lo que Bion llama alucinaciones visuales invisibles.
En el esquizofrénico hay envidia y ataques a sí mismo y al ana­
lista cuando ambos pueden trabajar juntos para hacer que el pa­
ciente se sienta mejor, lo que lleva a que el sentimiento placentero
de ser comprendido esté constantemente fragmentado y expulsado.
La relación placentera puede llegar a ser introducida dentro del pa­
ciente y ahí convertida en cosas muertas que no dan vida sino que
lo asesinan, hecho que lo pone en una disyuntiva que lo lleva a de­
jar el tratamiento: si iodo está muerto ya no podrá seguir y si hay
vida, el paciente sufrirá la envidia por el buen vínculo analítico.
Como método de negación de estas fantasías surgen tentativas de
mantener y conservar el contacto con la realidad externa.
Las consecuencias del atacjue al vínculo son que dejan al pa­
ciente desprovisto del estado mental necesario para e4 estableci­
miento de una relación mental satisfactoria, que es la represen­
tante interna de los padres en coito o transferencialmente de la
pareia paciente-analista. Este vínculo creador es transformado en
una sexualidad hi«til s destructiva que vuelve estéril a la pareja
parental en la lantasia y a cualquier otra pareja que la represen­
te. La interpretación es también sentida como la propia percep­
ción visual del coito entre los padres, envidiablemente fructífero
o lemidamente destructor. Por eso existe un implícito odio a la
emoción y a la realidad externa y, por extensión, odio a la vida
misma. Otro vínculo fuertemente atacado es la capacidad de com­
prensión y juicio, que también es expulsada; se sienten dudas so­
bre el juicio o esclarecimiento que las interpretaciones puedan
contener: en la fantasía de este tipo de pacientes, dichas interpre­
taciones estarían dándole una falsa y deliberada ayuda para enlo­
quecerlo y destruir vorazmente su Yo. El paciente trata de forzar
su sentimiento de maldad dentro del analista y por eso llega a sen­
tir que la maldad del analista es un hecho y que las interpretacio­
nes son procesos malévolos y asesinos; clínicamente tal ataque
hostil se expresa por la aparición de.movimientos musculares a ve­
ces casi imperceptibles.
El ataque al vinculo es asi un sinónimo del ataque que el pa­
ciente hace a la tranquilidad del analista y a la tranquilidad entre
diferentes aspectos de sí mismo, y abarca múltiples formas, que in­
cluyen los acíin^-üui, los actos delictivos y las amenazas de suici­
dio. La inminente amenaza de un objeto interno altamente deiltruc-
RESÚMENES DE LA OBRA DE BION 179

tivo lleva a la incapacidad para lograr la posición depresiva y sus


consecuencias.
P a u l o G r im a ld i

EXPERIENCES IN GROUPS (EXPERIENCIAS EN


GRUPOS)^-

A partir de la £bsgrvación de lo que sucede en un grupo , sin


ideas preconcebidas y sobre la base del trabajo efectuado con gru­
pos terapéuticos, Bion esboza algunas teorías para explicar los.,fe-
nómenpsj)ue se presentan a diario en todo grupo.
Estas observaciones, las teorías y la técnica resultantes de ellas
son lo que nos presenta en este complejo libro, donde revisa v dis-
cyte también los conceptos de Ereud, Me Dougall y Le Bpn.^
El gran hallazgo de Bion es el de haber descubierto que el gru­
po forma unajb ta lidad psicológica qué tiene que esta
totalidad puede serjnterpretada y modifícada por el terapeuta.
El grupo es descrito como un interjuego entre necesidades in-
dividuales, mentalidad gru_paj (expresión anónima de la opinión in­
dividual) y cultura del grupo (su estructura momentánea, su orga­
nización y tarea).
Existeii_dps actjvi^de^ en el_grupo; la primera es racional y
consdeiíip, depende de la voluntad de íos miembros y de la coope-
ració.o_.entre ellos para la realización de la tarea; la segunda activi-
mental desarrollada por el grupo es irracional e inconsciente,!
i^fl.locionalmente ,inte.ma...y originada en forma instantánea e invo­
luntaria. Generalmente estas dos actividades mentales se contrapo- jjf
perú raramente la segunda estimula a la primera.
Bion explica la segunda actividad me.ix{¿il del grupo como pro­
veniente de procesos que detiPniina supuestos básico^ (sb), y des­
cribe e ilustra(¡^^ Los supuestos básicos que definen y caracteri­
zan la mentaiidáci y la cultura grupales son el¿[j_de denendenciaC' J
"él^Be..atu.que-fuga y el sb de apareaniiento^-.^^
Los supuestos básicos definen configuraciones emocionales, es t
decir, combinaciones específicas de amor^ odio y miedo, y cada su­
puesto básico tiene determinadas características o, mejor dicho, el
grupo que actúa en uno (cualquiera) de los tres, tiene determina-

Londres, Tavistock, 1959; Buenos Aires, Paidós, 1963. Contiene la reimpre­


sión de olmragrupal Tensions in Therapy», «Experiences in Groups» y «Group
Dvnaniics. A Review».
l«ü RESÚMENES DE LA OBRA DE BION

das características. Cabe destacar que el grupo siempre actúa en


uno de los tres supuestos básicos y que éstos se alternan pero nun­
ca coe.xisten.
Cada sb_tiene su tipo de líder, que no es más que función del
sb en actividad en ese momento. En el sb de dependencia, los miem-
bros del grupo esperan que el líder les resuelva sus problernas, y
otros miembros, vistos como rivales del líder, son suprimidos. ÉrTP~
cier asume características de deidad, y el grupo depende y Te apoya
en él.
El líder del sb de lucha-fuga (sb en el cual el grupo ataca o se
defien'de de un perseguidor) tiene características de_caudjll_o; el lí­
der del sb de apareamiento es de.tipo mesiánico y, co^io tal, «aún
no ha nacido». El iíder puede ser, en cada caso, una persona, un
objeto, o incluso una idg.U.
El «grupo de trabajo», ligado a la primera actividad mental del
grupo descrita más arriba, está influido intensantente por el grupo
de supuesto básico, muchas veces en forma tal que predomina el
grupt) de supuesto básico frente a actividades mentales más elabo­
radas.
Los miembros de un grupo de trabajo actúan y se apoyan, por
otra parte, en un supuesto básico para suprimir la actividad de los
otros dos,
Bion nos habla de prototipos de sus tres supuestos básicos, que
denomina/rroío/ticmu/íO', es decir, que constituyen una matriz en la
cual lo físlcoj'ío""psíquico están aún indiferenciadtis, l’or ejemplo,
aplicando este concepto a enfermedades físicas, pone a prueba sus
posibilidades de utilización como concepto con un valor predictivo,
es decir, para prever o predecir situaciones.
Cada individuo tiene un cierto grado de disposición para en­
trar en combinación con el grupo y actuar en los supuestos básicos.'*'
Bion llama valencia a esta disposición.
El grupo evoluciona \ oscila de un supuesto básico a otro con
cierto ritmo que no es de ningún modo regular. Pero con todo es
posible señalar ciertas secuencias \ matices en el desarrollo y la evo­
lución del grupo. El grupo bajo el supuesto básico de dependencia
puede elegir como líder a su miembro más enfermo en forma es­
pontánea, y luego oscila entre el reconocimiento del trastorno en
el líder y la creencia de que el líder es efectivamente un líder del
cual se puede depender. El grupo puede también tratar de sobre­
ponerse a esta oscilación disruptiva absorbiendo grupos externos.
Frente a la exigencia de desarrollo aparecen resistencias en el gru­
po que pueden inclusive llevar a un cisma; este cisma tendrá lugar
RESÚMENES DE LA OBRA DE BION 181

entre dos subgrupos, uno que apela a la tradición como opuesta al


avance, y otro que, aparentemente apoyando al progreso, se hace
tan dogmático que deja de conquistar nuevos miembros. Tales son
algunas de las vicisitudes que Bion describe en la evolución del
grupo. ■
Estas y otras consideraciones determinan también una técnica
para la terapia del grupo. Dicha técnica puede resumirse así: a) el
terapeuta no dirige al grupo ni especifica su propia función; bT ítí-
terpreta los fenómenos que observa como un acontecimiento glo-
bal del^gr.qRo o de partes del mismo en función de un todo.
E l iz a b e t h T a b a k de B ia n c h e d i

«A THEORY OF THINKING» («UNA TEORÍA DEL


PENSAMIENTO»)*^

Es éste un trabajo fundamental de Bion en el cual expresa sus


ideas sobre el pensamiento. Él mismo define los alcances de su teo­
ría: se trata de un sistema extraído de la experiencia emocional, des­
tinado a ser usado por los psicoanalistas, quienes deben experimen­
tar los hechos que se aproximan a esta teoría en un número signi­
ficativo de casos.
Los pensamientos pueden ser clasificados, desde el punto de
vista de su evolución, en preconcepciones (modelo: la expectativa
innata de un pecho) y concepciones, resultantes de la conjunción en­
tre las preconcepciones y una realización que se aproxime a ellas.
Si bien las concepciones están asociadas a experiencias satis­
factorias, Bion restringe el nombre de «pensamientos» para las con­
junciones de preconcepciones con frustraciones (vividas como no
pecho o pecho malo interno).
Si hay capacidad para tolerar la frustración y se suceden las ex­
periencias de satisfacción, dicho «pensamiento» primitivo (que es­
taba muy asociado al objeto malo y era en sí una «cosa mala») evo­
luciona y se transforma en pensamiento. Se desarrolla el aparato
para pensar, el cual a su vez posibilita esta evolución y de este modo
«la frustración tolerada se hace más tolerable».
Si no se soporta la frustración o se suceden experiencias nega­
tivas con la realidad, las concepciones que se originan serán «la idea
de un pecho malo» o «de la no existencia en un pecho». Estos pen-

Publicado en el ¡m. J. of I^sychoun., XLIII, 4-5, 1962, pág,s. 306 y ,ss.; fie-
visui de 1‘stcoanálisis, XXII, 1-2, 1965, págs. 1 y ss.
182 RESÚMENES DE LA OBRA DE BION

samientos quedan detenidos en su evolución, permanecen indile-


renciados de la «cosa en sí misma» y son vividos como objetos con­
cretos «malos» (elementos beta) que no asumen la función que les
asignó Freud a los pensamientos: controlar la tensión y postergar
la descarga; por el contrario, son sentidos como algo dañino que
debe ser evacuado.
Se perturba así el desarrollo y la función del «aparato para pen­
sar» y se hipertrofia el mecanismo de la identificación proyectiva.
El aparato debe funcionar para liberarse de estos «pdnsamientos-
objelos malos»,
La teoría de la existencia de un «aparato para pensar los pen­
samientos» es una de las ideas más cautivantes y avanzadas de Bion.
Ls este aptirato el que determina que el «pensamiento» primitivo
(asociado a la «cosa en si») evolucione y adquiera los caracteres
cada vez más abstractos del pensamiento.
fLto constituye un aspecto importantísimo de su teoría, pues
sienta el concepto de que no basta tener pensamientos: éstos deben
ser «pensados» para ser utilizados como tales, y este «pensar» es
consecuencia del buen funcionamiento del «aparato destinado a ma­
nipularlos».
Bion expone luego sus ideas acerca de la función alfa, que ope­
rando sobre los datos de la experiencia sensorial obtenidos por el
órgano «consciencia» ios transforma en «elementos alfa», con los
cuales el psiquismo adquiere capacidad de soñar y de estar cons­
ciente o inconsciente.
Destaca después la importancia patológica de una ruptura en
el inierjuego que por medio de la identificación proyectiva ocurre
entre la consciencia rudimentaria del lactante y la reverle (ensueño)
de la madre. Si la madre no puede tolerar las proyecciones del niño,
éste queda identificado con un objeto desprovisto de la capacidad
de comprensión.
Los pensamientos originados y luego tratados por el «aparato»
lii»
pueden ser traducidos en acciones y constituyen vehículos de comu­
nicación.
Bion destaca lintilmente la importancia de las concepciones, los
pensamientos \ las verbalizaciones para la trascendente función de
correlación, pues facilitan la conjunción de diferentes series de da­
tos. Esta conjunción debe ser armónica. Si fracasa en la comunica­
ción interna de un sujeto, éste sufre de «inanicióti mental», atialo-
ga a la inanición alimentaria, y tiene hambre de poseer la «verdttd».

J u l i o A. G r a n e l
RESÚMENES DE LA OBRA DE BION 183

L E A R N I N G F R ü M EXPERIENCE (APRENDIENDO
DE LA EXPERIENCIA)^^^

«El pensar», dice Bion, «es la función a través de cuyo ejerci­


cio aprendemos de la experiencia». Con el fin de investigar profun­
damente este postulado, y ayudado por sus conocimientos de filo­
sofía y matemática, produce un enfoque que sirve de instrumento
en la tarea psicoanalítica.
Comienza por explicar los términos función y factor, que utili­
zará constantemente en su trabajo, delimitando a la vez el área en
que utiliza estos términos. Sabe bien que toda explicación será una
falsificación de la realización o experiencia emocional, pero que es
básicamente necesaria para efectuar la transmisión de su teoría.
En primer lugar sostiene que para aprender de la experiencia,
la función alfa debe operar sobre la captación de la experiencia emo­
cional e impresiones sensoriales; los elementos alfa surgen de las im­
presiones de la experiencia o recuerdos, mientras que los elemen­
tos beta son hechos no digeridos, imposibles de reprimir, suprimir
o aprender. Una de sus ideas más originales es la distinción entre
la creación de pensamientos y el pensar.
La función alfa crea elementos alfa que son aptos para la for­
mación de pensamientos oníricos, modelos inconscientes y pensa­
mientos inconscientes de vigilia. Éstos, a su vez, contribuirán a for­
mar el «aparato para pensar». Ejemplifica con valioso material clí­
nico que aclara el significado de los términos que utiliza, y espe­
cialmente acentúa la importancia de la «barrera de contacto» como
una valla formada entre el consciente y el inconsciente por la ad­
herencia de elementos alfa.
Más adelante se refiere a la identificación proyectiva, término
kleiniano que involucra el procedimiento de descargar la psique del
incremento de estímulos y que está íntimamente conectado con el
origen del pensar. Insiste en la noción de ensueño o reverle como
el estado anímico que está abierto a la recepción de cualquier emo­
ción del objeto amado y que puede por lo tanto recibir las identi­
ficaciones proyectivas.
Pero toda teoría carece de efectividad sin una notación cientí­
fica adecuada que permita transmitirla con precisión y sin perdidas
ni falsificaciones en la connotación. Para ello propone una notación
para representar la experiencia emocional que incluye tres factores
inherentes al vínculo entre objetos, y que son amor, odio y cono-

Londres, W. Heinemann, 1963; Buenos Aires, Paidós, 1966,


184 RESUMENES DE LA OBRA DE BION

cimicnlo (L, H y K), El analista debe decidir cuál de ellos, ya sea


con signo positivo o negativo, representa con mayor precisión el vín­
culo entre los objetos en cuestión.
Bion se preocupa de profundizar el estudio de la teoría klei-
niana del intercambio entre las posiciones esquizo-paranoide y de­
presiva, y su relación con la experiencia emocional en el apren­
dizaje.
ÍMantea el problema de pensar considerando que los «pensa­
mientos» son epistemológicamente anteriores al pensar, y que el
pensar tiene que ser desarrollado como un método o aparato que
se ocupe de los pensamientos.
Introduce también el término «hecho seleccionado», tomado
de Poincare, \ lo define como un hecho que da coherencia a los ob-
jttlüs de la posición esquizo-paranoide e inicia así la posición de­
presiva.
Teriniiu el libio explicando la relación K (conocer) y - K (me­
nos coiiocci). Dice que en K es posible la particularizacion y con-
crctizacion de lo abstracto y general, pero que no lo es en - K por­
que lo abstracto y general son sentidos como volviéndose cosas en
sí mismas. Hn —K lo particular es despojado de sus cualidades y
Como producto final se tiene despojo y no abstracción. En cambio,
en K lo (^articular puede generalizarse y hacerse abstracto.
N o r b e r t o Sc h l ü s s b e r g

ELEMES’TS OE E S V a iü A S A L Y S lS (ELEMENTOS
DEL PS¡C0ANÁL!S1S)'‘'

En Elementos del psicoanálisis continúa Bion la línea de inves­


ít tigación iniciada en Aprendiendo de la experiencia. Recalca la im­
portancia de la exactitud en la observación y puede considerarse
este libro como la exposición de un método acerca de cómo reali­
zar la observación, lo original del libro es que propone un ordena­
miento del material que el analista recoge, en distintas categorías
cjue no implican en sí teorías psicoanalíticas y corresponden a los
que Bion denomina «elementos del psicoanálisis». Representa esto
por dos coordenadas: un eje vertical y otro horizontal. El eje ver-
tica , AH, representa el grado de complejidad creciente del pensa­
miento; el eje horizontal, 1-6, los distintos usos con que se puede
utilizar el [lensamiento (ver Tabla, cap. 111).
'' t.onUrcs, W 1Icmcnianii, IVtj.S, Bucnob Aires, Horinc, 1966.

R í:
RESUMENES DE LA OBRA DE BION 185

Continente-contenido (9 Ó') es un símbolo usado para carac­


terizar la identificación proyectiva. La considera un elemento del
psicoanálisis. Otro elemento está dado por el mecanismo Ps D
que constituye una oscilación entre las posiciones paranoide-esqui-
zoide, Ps, fragmentación y dispersión, y D, integración caracterís­
tica de la posición depresiva. Para el autor la formación del pensa­
miento y el desarrollo de una capacidad para pensar depende del
mecanismo citado Ps D, y de una forma básica de la identifica­
ción proyectiva en la cual lo que se proyecta es sentido como reci­
bido por un objeto que lo introyecta, relación J cT. Esclarece es­
I
tos conceptos como un ejemplo que puede considerarse como un
modelo; el vínculo existente entre la madre y el lactante es equipa­
rable a la relación existente entre el analista y el paciente.
También señala Bion que los pensamientos y el pensar pueden
considerarse como parte de la situación edípica. En la narrativa del
mito, el enigma atribuido a la Esfinge es una expresión de la curio­
sidad del hombre dirigida a sí mismo. Esta curiosidad tiene en el
mito de Edipo el mismo status que en los mitos del Edén y de la
Torre de Babel: es un pecado, con sus respectivos castigos. En el
mito de Edipo, éste, al proseguir la indagación, sufre el castigo con
la ceguera y el exilio; en el mito del Edén, la curiosidad por probar
el fruto prohibido es también castigada con el exilio; en la Torre de
Babel, la curiosidad del hombre por acercarse al cielo supone la
fragmentación y dispersión del lenguaje con la confusión correspon­
diente. Bion considera, en la narrativa del mito de Edipo, una se­
rie de elementos que puede vincular al eje horizontal de la Tabla.
Así «1» corresponde al pronunciamiento del oráculo y lo incluye
como una hipótesis definitoria. La considera una preconcepción en
cuanto es un «enunciado no saturado», que se satura por el desarro­
llo de la narrativa del mito. «2» representa a Tiresias, una hipótesis
que se sabe falsa pero que se mantiene como una barrera contra la
verdad; tendría el significado de la resistencia. «3» representa el re­
gistro del mito, una realización que cumple la función que Freud
atribuyo a la notación. «4» representa a la Esfinge que estimula la
curiosidad. Tiene el significado que Freud atribuyó a la atención,
donde el estímulo por la curiosidad implica una amenaza. «5», en
la Tabla la indagación, puede representarse por Edipo, que prosi­
gue con la investigación triunfando sobre las amenazas. En última
instancia simboliza el instrumento investigador de la actividad cien­
tífica.
Finalmente, el autor enfatiza algo ya señalado en trabajos an­
teriores y que se refiere a la perspectiva reversible. Toma como mo-
KS6 RESUMENES DE LA OBRA DE BION

(lelo el ejemplo conocido de la psicología experimental: una lámina


puede representar para un observador un florero; para otro signi­
ficará dos perfiles. Un mismo observador podrá apreciar una ima­
gen pero con un esfuerzo de acomodación observará también la
otra; relaciona esto con el insight pues lo vincula con la perspectiva
y el punto de vista del observador. Cuando el paciente puede mo­
dificar su punto de vista (en el ejemplo citado puede ver la segunda
imagen), ha logrado ¡nsiglii, (jue se manifiesta al tener la perspec­
tiva de lo que dice, pero al tener además otra perspectiva. En la
experiencia clínica puede suceder que el vínculo entre analista y pa­
ciente sea solamente el hecho mecánico de la concurrencia a la se­
sión, pero hay una divergencia total entre el punto de vista de la
perspectiva del paciente y el que tiene el terapeuta. El paciente pue­
de realizar un rechazo silencioso y constante de las ideas implícitas
en la interpretación que hace al terapeuta, aunque aparente un to­
tal acucido con éste. .-\ esto Ihima Bion revertir la perspectiva. El
conflicto existe entre acercarse a K, conocimiento, o quedarse en
-K , tener un falso conocimiento. Considera que el paciente pro­
cede así para eludir el dolor, pudiendo llegar a formar una coraza
reforzada por delirios y alucinaciones para revertir la perspectiva.
Esta situación de revertir la perspectiva por parte del paciente,
Bion la vincula a la situación edípica: el conflicto entre - K y K está
representado en la 'habla por los usos 2 y 5 respectivamente; 2, Ti-
icsias, que mantiene una hipótesis falsa, y 5, Edipo, que satisface
la curiosidad pese a las amenazas que ello supone.
S i l v i o L u .m e r m a n n

«THE GRlDo («LA TABLA«)‘

La finalidad de este trabajo es desarrollar un método o instru­


mento útil para pensar acerca de los problemas que surgen en el
transcurso de la práctica psicoanalítica. No es un método para apli­
car en la situación analítica misma, ni tampoco un método de re­
gistro de sesiones. Tiene relación con la tarea de la sesión y sirve
para desarrollar la capacidad intuitiva del analista.
La Tabla que reproducimos en el capítulo 111 es el instrumen­
to que Bion elaboró para cumplir con esta tarea.
La Tabla tiene dos ejes: uno vertical, ordenado desde la A has­
ta la 11, y otro horizontal, numerado 1, 2, 3,... hasta n.

'trabajo mcUilu, 1904.


RESÚMENES DE LA OBRA DE BION 187

El eje vertical clasifica un enunciado o formulación de acuerdo


con el grado de complejidad que ha logrado en su desarrollo gené­
tico.
El eje horizontal se refiere a la utilización que se hace de un
enunciado.
Bion aclara el significado que tiene el término «enunciado». In­
cluye desde un sonido, gesto, mueca, palabra, hasta una construc­
ción teórica muy elaborada. Es todo suceso que forma parte de la
comunicación entre analista y paciente o de cualquier personalidad
consigo misma.
Un mismo enunciado puede ser ubicado en cualquiera de los
casilleros del eje horizontal, según el uso al cual esté destinado.
La columna 1 es subtitulada «hipótesis definitoria». Los enun­
ciados ubicados en esta columna son aquéllos que han sido ligados
en función de un hecho seleccionado en una conjunción constante
(Hume). Elementos considerados previamente como no relaciona­
dos son reconsiderados como constantemente conectados y con co­
herencia. Son significantes, aunque todavía no adquirieron signifi­
cado. Es a través de la delimitación en una definición (conjunción
constante de elementos dispersos) cómo se posibilita el próximo
paso en el aprendizaje de un significado.
La columna 2 categoriza un enunciado, de cualquier tipo que
sea, cuya intención es impedir un enunciado válido en el contexto
en que es formulado que llevaría a una modificación de la persona­
lidad y de su perspectiva. Corresponde a los fenómenos conocidos
en psicoanálisis como resistencia.
La columna 3 contiene los enunciados que son empleados para
registrar un hecho. Cumplen la función descrita por Freud en «For­
mulaciones sobre los dos principios del acaecer psíquico», como no­
tación y memoria.
En la columna 4 se ubican los enunciados cuya función es ase­
gurar la repetición de una conjunción constante. La conjunción cons­
tante ha sido ya experimentada, y por nuevas repeticiones se facilita
la función de la atención. En este sentido un enunciado ubicado en
esta columna difiere en su uso de otro ubicado en la columna 1.
Los enunciados de la columna 5 son utilizados para investigar
o indagar en lo ignorado.
En la columna 6, que lleva como subtítulo el término «acción»,
se ubican aquellos enunciados que se asemejan a una descarga mo­
triz destinada a liberar «al aparato mental del acrecentamiento de
estímulos» (Freud, «Formulaciones sobre los dos principios del
acaecer psíquico»).
18« RESÚMENES DE LA OBRA DE BION
3
Las dos primeras hileras dd eje genético son consideradas por
3 Bion en forma conjunta, Los elementos beta y los elementos alfa
denottm objetos que son desconocidos y pueden por lo tanto no
existir, Bion los propone con el propósito de hacer posible el dis­
cutir, el hablar o el pensar sobre algo, antes de saber qué es.
l.os elementos beta comprenden fenómenos muy arcaicos que
no pueden ser considerados como pensamientos; constituyen los ob­
jetos bizarros descritos por Bion.
Los elementos alfa son considerados como los que permiten
formar pensamientos oníricos.
La hilera C incluye los sueños y otros posibles sistemas orga­
nizados de pensamientos oníricos, y los mitos, que Bion caracteriza
como formas primitivas de un modelo.
La hilera D, subtitulada preconcepción, representa un enun­
ciado no saturado, pero ttil característica no es privativa de esta hi­
lera sino que tochts las hileras, con excepción de la A, pueden fun­
cionar como preconcepciones que buscan la experiencia emocional
qtie las sature.
Ln cuanto a la ubicación de un enunciado en las hileras G o
11, Bion considera que desde el punto de vista de la práctica psi-
3 coanalitica, es muy poco probable que un analista descubra algo
que pueda ser ubicado en estas hileras, según el riguroso estándar
de un método científico aceptado, pero piensa que es fructífero que
dichas categorías existan.
Bion plantea también en este trabajo su concepto de «trans­
formación". Según él, lodo enuncitido es una transformación de una
experiencia emocional, u la que representa por el signo O.
Diferencia el proceso de transformación del producto termina­
do de la translormación. Al proceso de transformación en la mente
del paciente lo representa por el signo Tpu (transformación pacien­
te alta), y al producto final o resultado del proceso por el signo Tpp
(transformación paciente beta).
En el analista ocurre algo similar, que Bion denomina Tau
(translorinacion analista alfa) y 'ra|:i (transformación analista beta).
Toda interpretación es considerada por él como un enunciado, y
por lo tanto como una transformación. Piensa que en la interpre­
tación psicoantilítica existe algo [peculiar a la práctica psicoanalíti-
ca, y espera i.|ue la Tabla pueda conducir a una comprensión más
prolunda de la misma. Con tal objetivo, ubica conceptualmente la
interpretación psicoanalitica en la Tabla.
Bion resume, de la siguiente forma, la tarea del analista como
observador en la situación analítica: «El analista se ocupa de hacer
RESUMENES DE LA OBRA DE BION 189

observaciones sobre la conducta en la cual se destacan varios com­


ponentes: la génesis y el uso de los enunciados, la naturaleza de los
enunciados como una transformación, el proceso por el cual la
transformación se efectúa (Tpa), el producto final de la transfor­
mación (Tp(i), invariantes, y la categorización de la transformación
en la Tabla».
Finalmente, a través de un ejemplo clínico, elabora y discute
estos conceptos, así como también las características del objeto psi-
coanalítico (enunciado-transformación-teoría que liga una conjun­
ción constante).
Afirma también que la Tabla puede ser usada en lo que llama
el «juego psicoanalítico». Éste consiste en categorizar arbitraria­
mente un enunciado e indagar sus posibles desarrollos y consecuen­
cias en la Tabla. Por ejemplo, una interpretación que se piensa
correcta ( D 3 , D 4 , D 5 ) en la columna D 2 , y luego preguntarse qué
estaría e.xcluyendo tal interpretación.
Este trabajo resume algunos temas tratados por Bion en su li­
bro Elementos del psicoanálisis y anticipa otros, tratados más am­
pliamente en Transformaciones.
D arío Sor

TRANSFORMA TIONS (TRANSFORMA CIONES)

El objetivo de Bion en este libro es lograr «que el analista ten­


ga una captación.Jlrm.e.-.V durable de ja realidad.de la experjenci^
analítica^ de las teorías hacia las que. se aproxima».
Aplicando la Teoría de las Transformaciones trata de esclare­
cer una cadena de fenómenos para comprender el proceso por el
cual se alcanza a través de las teorías psicoanalíticas —tos enuncia­
dos dcl paciente y del analista— la representación de una experien­
cia emocional. Al decir del autor, esto no está relacionado con la
teoría sino que es un enfoque .crítico de la,piáctica psicoanalitica^
Tanto la creagión artística como la geometría v la matemática
tienen cuiLlidades,.qu£,.permstnecen «iñvqrmmes» (el aspecto inalte-
ja d o de una transformación). Del mismo modo ocurre con el psi­
coanálisis: el trabajo del psicoanalista es la transformación de una
realización, la experiencia original entre analista y paciente, en una
sene de interpretaciones. Éstas ponen de manifiesto las invariantes
de dicha experiencia. El conjunto de técnicas analíticas constituyen

L o n d res, W . H e in e m a n n , iy ó 5 .

i ' ^
19U RESUMENES DE LA OBRA DE BIÜN

«trauslorniacioncs de experieneias psicuanalíticas-eu.uaaji)terpreta-


ción».
Distintas teorías psicoanalíticas implican distintas transforma­
ciones y por consiguiente distintos significados en la medida en que
las constantes son distintas. Determinando sus invariantes y la na­
turaleza de sus relaciones, Bion se propone encontrar lo esencial
del psicoanálisis.
Durante el transcurso de un análisis hay situaciones de violen­
cia Vcambio dadas de tal manera que se pueden configurar una «eta­
pa pre-catastrófica» y una «post-catastrófica», pudiéndose determi­
nar las invariantes en ambas etapas. Bion distingue:
1. La operación total, que incluye el acto de transformar y el
producto terminado. Esto es designado con el siano «T».
2. El proceso de transformación, designado con el signo
. «Tu».
3. El producto terminado, signo «T|f».
También debemos diferenciar la transformación manifiesta en
_el paciente \ la del analista. T(paciente)q: |q.s.procesos por_Los,cua-
■Ifs se efectúa el cambio de la re_a]jzación_a T(paciente)p, que es el
producto lenninadu presentado al analista. Desde el punto de vista
xlql terapeutay_T(analista_)u y T(analista)f3.
Todo esto constituye partí Bion una función de la personalidad
en el proceso de ser representada. Reemplazando estos signos por
sus categorías correspondientes en la Tabla, logramos una fórmula
resultante de haber ligado los elementos de la experiencia psicoa-
nalílica en una conjunción constante. En ésta podemos encontrar
la evidencia que al conducirnos al significado, o sea a «saturar el
elemento no saturado^ de la fórmula, permita comprender el tipo
de series de transformaciones del paciente. Esto será una hipótesis
provisoria que permite investigaciones ulteriores.
ETor 1gen_d¿.los..cidos_de transformación es el O ..Es la reali­
zación de la cual parten las transformaciones de analista y piicien-
te. Es un hecho básico del cual sólo tenemos la representación fe-
■noinéntca, pues cm sii tysencia_es jncognosciW e_s la cosa en sí misma.
El O debe ser un hecho que esté a disposición del analista y
del analizado, de manera que sea susceptible de ser transformado
por ambos, en cualquier situación analítica. Las transformaciones
T(paciente)u > 'I'(analista)u están bajo la influencia de L ( ^ o i j ,
Hjodio) y K (conocimientoj. Suponiendo que el analista tiene en
cuenta la contratransferencia, T(analista)a y T(analista)|3,están li­
bres de ser distorsionados por L y H. En cambio, T(paciente)a y
RESUMENES DE LA OBRA DE BION 191

T(paciente)(3 están siempre sujetos a distorsión, cuya naturaleza


será el objeto a esclarecer a través de la interpretación psicoanalí-
tica. Es decir, es.el Q de la transformación que el analista efectúa
_en su pasaje de la observación a la interpretación.
El analista transforma O de acuerdo con las reglas de la comu­
nicación verbal, pero el paciente puede hacer transformaciones que
parecen una comunicación verbal pero que en realidad constituyen,
por ejemplo, una alucinación auditiva, visual o táctil. Bion se pre­
gunta si estudiando las invariantes es posible descubrir las reglas
que gobiernan las distintas transformaciones.
Al aplicar la teoría de las transformaciones se destacan los ele­
mentos que siempre deben estar presentes en una conjunción cons-
tante, pero no supone_que haya relación de causalidad entre éstos.
Al dejar de lado la teoría de la causalidad lineal. Bion intenta evi- jl
tar las obstrucciones que ésta provoca para la observación de la con- ’
. juggión constante de fenómenos.
La teoría de la causalidad, aunque útil, es «falaz». La intole­
rancia a la depresión determina que un paciente proponga una ca-
dena de causalidad para racionalizar y negar un sentimiento de per­
secución, evitando la coherencia. La idea de causa es empleada aquí
para destruir el contacto con la realidad externa.
Otra perturbación grave para el conocimiento es la incapaci- ,
dad para tolerar un no-significado. Investiga Bion cómo las asocia- ||
dones de un paciente están dirigidas a obtener evidencia de signi­
ficado y de emoción pero no a descubrir lo que es el significado.
De la misma manera el aprendizaje por la experiencia está per­
turbado cuando predomina la intolerancia a la «no-cosa» y la idea
de que una representación es una «no-cosa-en-sí-misma».
Las transformaciones ocurren en una experiencia emocional
cuyo modelo adecuado —según Bion— es la violencia en la encru­
cijada de 'lebas, con lo cual establece la inevitable vinculación de
la teoría de las transformaciones con una invariante de las teorías
psicoanalíticas: las del complejo de Edipo.
O, que es la realidad última e incognoscible, puede ser repre­
sentado por cualquier formulación de una transformación. O es in­
cognoscible porque K, L y H son adecuados para las transforma­
ciones de O, pero no para O. El lenguaje corriente, el arte, la mú­
sica, el psicoanálisis, son métodos de comunicación y transforma­
ciones de O. Tratamos con transformaciones, conocidas, amadas u
odiadas. Pero siempre son intermediarias entre O y T. La realidad
esencial no puede ser conocida, tiene que ser «sida», o sea «deve­
nida». Le preocupa a Bion cómo hacer la interpretación, para pa-
II
RESUMENES DE LA OBRA DE BION

el signo «ü» (cero) y suponer que ésta tiene una contraparte, la ver­
dad absoluta. No es necesario un pensador para que exista. La fal­
sedad es la característica del pensamiento dentro de un individuo,
o del pensamiento en un continente. De esto se deduce que todo
pensamiento, tal como se lo conoce, es falso; el problema es deter­
minar el grado y naturaleza de la falsedad. La mentira es una fal­
sedad asociada con <>moralidad» y pertenece al tipo de vínculo pa­
rasitario entre el pensamiento «U>> y el pensador.
En este artículo se tratan también temas tan importantes como
el pensamiento y la acción como métodos conflictivos en el terreno
analítico; la megalomanía y el temor a la misma en relación con la
idea mesiánica; y la necesidad de separar los fines sensoriales, aso­
ciados con deseos y recuerdos, de los fines de la investigación psi-
coanalítica,
E liza b e th T a b a k d e B ia n c h e d i

«NOTES ON MEMORY AND DESÍRE» («NOTAS SOBR,E


LA MEMORIA Y EL D E SEO o‘‘'

En este corto artículo, Bion se refiere a la necesidad de que el


analista suprima la memoria y el deseo activos. Esto lo puede ha­
cer mediante un entrenamiento y ejercicio voluntarios. El analista
que trabaja con memoria y deseo está obstaculizado, y la sesión se
convierte en la observación de lo ya ocurrido (recuerdo) o de lo
que ocurrirá (deseo), en lugar de lo que está ocurriendo. Sería pre­
ferible durante la observación analítica no ocuparse de las impre­
siones sensoriales o de los objetos de los sentidos, pues éstos cons­
tituyen un obstáculo para la intuición que el analista tiene de la rea­
lidad psíquica con que debe manejarse. «Lo único importante en
cualquier sesión es lo desconocido, y nada debe impedirnos intuir­
lo». Bion nos habla de un estado que se experimenta en cada se­
sión, al que llama evolución, estado que comparte con los sueños
la característica de estar totalmente presente o inexplicable y súbi­
tamente ausente. La evolución se asemeja a la memoria; sólo pue­
den diferenciarse a través de la experiencia. Una diferencia es que
la evolución surge como una totalidad y de manera espontánea,
mientras que la memoria, más cercana a la experiencia sensorial,
es buscada activamente por el sujeto y aparece en forma fragmen-

Publicado eii d F s y c h o a n a l y iic F o r u m , 11, 3, 1967; R e v in ii d e P s ic o a n á lis is ,


XXVI, 3, 1969,
L
RESÚMENES DE LA OBRA DE BION 195

laria. Evitando la memoria y el deseo, el psicoanalista podrá ela­


borar su técnica sobre la base de intuir la evolución, y no sobre la
base de una experiencia recordada de teorías generalizadas.
A na G. de K aplan

SECOND THOUGHTS 20-21


¡i
Este libro es una recopilación hecha por Bion de sus trabajos \
sobre psicoanálisis de muchos de los cuales ya son co- 1
nocidos por el lector actualizado en sus obras: «Notas sobre la teo­
ría de la esquizofrenia», «Desarrollo del pensamiento esquizofréni­
co», «Diferenciación entre las personalidades psicóticas y no psicó-
ticas», «Sobre la alucinación», «Sobre la arrogancia», «Ataques al
vínculo» y «Una teoría del pensamiento». Por primera vez desde su
lectura en 1950 en la Sociedad Británica se publica su trabajo sobre
«El mellizo imaginario»^^. A lo largo del libro los párrafos están nu­
merados para que el lector pueda volver a ellos fácilmente cuando
en el comentario se los vuelve a ver desde otro prisma y ya con el
uso de su conocida Tabla, la que está también impresa en este li­
bro. Todos los trabajos mencionados aparecen aquí en su forma ori­
ginal. Como ya dijimos al final se encuentra quizá la parte princi­
pal de la obra, un comentario muy original en su estilo y desarro­
llo, pues incluye un re-pensar {second thoughts) sobre tópicos nue­
vos y antiguos, aunque Bion enfatiza mucho el tema relacionado
con la memoria y el deseo, y no tanto sus ya conocidos puntos de
vista sobre el psicoanálisis en general. Cuestiona así la naturaleza
y el valor del registro o comprobación psicoanalítica de las sesio­
nes. Al discurrir sobre lasjdjficultades-de c^ómo hacer accesibles^v. |
disponibles para otros las intuicionespsicoanalíticas, Bion utiliza es-'
tos trabajos y las interpretaciones dadas en el momento, como ele­
mentos de ilustración, considerando con algún detalle el carácter de
las afirmaciones hechas en el curso de la práctica diaria.

Londres, W. Heinemann, 1970; Volviendo a pensar, Buenos Aires, Hormé,


1970.
La traducción literal significaría «Segundos pensamientos», conceptualmente
el sentido que más se le acerca es el de repensar, vuelto a ver, reexaminar, que no
alcanzan a cubrir los matices existentes. Por ello preferimos dejar el título en el ori­
ginal inglés (nota del compendiador).
No se comentarán en este resumen cada uno de los temas centrales de estos
trabajos, pues ya aparecen en otra parte del presente libro. Por eso nos dedicare­
mos aquí mayormente al contenido del comentario (nota del compendiador).
iy6 KESUN4ENES DE LA OBRA DE BION

De este modo menciona el cambio que se produjo en su punto


de vista desde la época en que escribió estos trabajos h a sta ^ ^ ^ ,
techa de publicación del presente libro. Señala que, para aquéllos
que deseen leerlos tal como fueron escritos originalmente, no ha­
brá inconvenientes en enmiendas, correcciones o modificaciones
conceptuales, y que podrán hacerlo sin preocuparse por sus opinio­
nes actuales, que no van en desmedro de lo enunciado entonces y
por ende no se amagonizan entre sí, sino que añaden a estos temas
antiguos nuevas perspectisas. Dice: «Siempre he pensado que tales
informes se prestan a la objeción de que la narración y las inter­
pretaciones dadas son meramente dos maneras diferentes de decir
la misma cosa, o dos cosas diferentes predicadas acerca del mismo
hecho. Con el paso de los años, esa sospecha se ha convertido en
certeza». En su opinión, el Informe «contemporáneo» y el punto
de vista «histórico» deben ser considerados como los elementos que
proveen al analista de una visión «binocular» del material con que
tiene que manejarse. Agrega; «He intentado formular esta convic­
ción en tres libros: A p r e n d i e n d o d e la e x p e r i e n c i a , E l c m e n l o s d e l p s i ­
c o a n á l i s i s y T r a n s f o r m a c i o n e s , cada uno de los cuales profundiza
algo más en el lema s hace un poco más precisas las formulaciones».
Hion no considera que su narrativa deba proponerse ser una do­
cumentación de lo que el paciente o él hayan dicho. 'I’ampoco cree
que merezca considerarse como «hechos reales» ( s i c ) de lo ocurri­
do: y esto p(.nciue no atribuye a la memoria la importancia que se
le suele dar. Comenta: «La existencia de deformaciones involunta­
rias está tan bien demostrada por el mismo psicoanálisis, que es ab­
surdo conducirse como si nuestros informes estuvieran de algún
modo exentos de los rasgos a que aluden nuestras propias compro­
baciones, La memoria nace de la experiencia sensorial, y sólo a ella
se adapta. Dado que el psicoanálisis se ocupa de una experiencia
que no es sensorial —(jpiensa alguien que la ansiedad tiene forma,
color u olor';'—, los registros basados en la percepción de lo que es
sensorial sólo registran los hechos sin importancia psicoanalítica.
Por consiguiente, en cualuuier relato de una.s^üión, aunque se efec­
túe inmediatamente después de la misma o aulTq’ue sea obra de un
maestro, no debemos considerar a la memoria como otra cosa que
una coniumcacion gráfica de una expc-neqicia eniotiya. Aunque en
el momento de escribir los relatos que figuran en esté libro yo los
creí facticamenle correctos (excluyo las alteraciones efectuadas y re­
conocidas, en homenaje a la discreción) deben ser considerados
ahora formulaciones verbales de imágenes sensoriales, elaboradas
para comunicar de una manera lo que probablemente es comuni-
RESÚMENES DE LA OBRA DE BION 197

cado de otra... Si esta revaluación parece severa, agregaré que a me­


nos que se la considere esencial dejará de haber progresos en la ta­
rea psicoanalítica; hay que considerarla el punto de partida para
una nueva actitud hacia el trabajo científico»^^.
P a u l o G r im a l d i

ATTENTION AND JNTERPRETATION (ATENCIÓN


E INTERPRETACIÓN

En este libro, el último publicado por Bion hasta la fecha, el


lector encontrará un nuevo desarrollo de las ideas ya planteadas en
Elementos del psicoanálisis y Transformaciones. Uno de los temas
centrales del mismo es el de la dificultad de observar, evaluar, in­
terpretar y comunicar adecuadamente experiencias emocionales que
no son sensoriales; en la experiencia psicoanalítica, donde el obje­
to de investigación es el inconsciente o la realidad psíquica, esta di­
ficultad se presenta en grado extremo.
La realidad psíquica, de cuya existencia no dudamos, no es ac­
cesible a los órganos de los sentidos. La angustia, el amor, el odio,
el miedo, no se pueden ver, oír o tocar; sin embargo, los recono­
cemos. Bion propone utilizar el verbo «intuir» para referirse al con­
tacto con la realidad psíquica, ya que los verbos ver, oír, entender,
no son los más apropiados para describir esta captación. La con­
ciencia, definida por Freud como «el órgano sensorial para las cua­
lidades psíquicas», está encargada de esta función.
El desarrollo de la capacidad intuitiva, como una manera de
captar y tomar contacto con la realidad psíquica del paciente, está
obstruido cuando lo que se debe captar son las transformaciones de
la parte pslcótica de la personalidad.
La alucinosis, que es el modo de funcionamiento de la parte
psicótica de la personalidad (tan intolerante a la frustración y a la
ausencia de objeto que sustituye la realidad externa por la evacua­
ción de sus sensaciones) puede ser experimentada por el analista.
Para experimentarla debe participar de ella, y para participar de
ella debe realizar lo que Bion llama un «acto de fe», poniéndose en
el estado mental apropiado para captarlas. Este acto de fe («F»)
está relacionado con un voluntario renunciamiento a la memoria ac-

Las citas contenida.s en este resumen fueron extraídas de la versión en espa­


ñol de Secünd Thoughts, Volviendo a pensar, op. cit.
Londres, Tavistock, 1970.
RESÚMENES DE LA OBRA DE BIO.N

tiva y al desear, inclusive un renunciar ul comprender; este estado,


difícilmente logrado sin esfuerzo y disciplina, permite al analista
«devenir», en parle, los fenómenos de la realidad psíquica de su pa­
ciente.
Otro problema tratado en detalle en este libro es el del místico
y el grupo, en sus versiones narrativas —véase, por ejemplo, algu­
nos aspectos de la historia de Jesús y el grupo de sus seguidores—
y teóricas —en términos de continente-contenido—; la persona ex­
cepcional, el genio, místici.) o mesías, el portador de la idea genial
mística o mesiánica, es tratado por el grupo-continente de diferen­
tes modos, según los sentimientos que primen en el vínculo entre
ambos. La interrelación entre el místico y el grupo será siempre dis-
rupiiva para el grupo o una parte de él; y el grupo tratará de evitar
la disrupción con técnicas más o menos hostiles al genio y sus ideas.
El tema puede ser reformulado en términos de continente y conte­
nido en sus distintos vínculos.: comensal, simbiótico y parasitario.
La mentira es un estado mental opuesto a la evolución de cual­
quier idea nueva que promueva, provoque o amenace provocar
cambio, crecimiento o evolución. El mentiroso es un verdadero ene­
migo del análisis, aunque más de uno utilice al análisis como esce­
nario y al analista como espectador de lás mentiras que fabrica, La
mentira, para la cual un pensador es absolutamente esencial (a di­
ferencia del pensamiento verdadero que no requiere un pensador
que lo formule), puede ser vista como el resultado de múltiples frag­
mentaciones de la envidia, creciendo cada uno de los fragmentos a
modo de crecimiento canceroso. La envidia es envidia de los obje­
tos que estimulan el crecimiento, y se manifiesta como la tendencia
a inhibir y frenar los estímulos hacia el crecimiento y el desarrollo.
En síntesis, se trata de un libro sumamente interesante, cada
uno de cuyos capítulos estimula al lector, psicoanalista o no, a pen­
sar con un enfoque o vértice diferente sobre problemas ya conoci­
dos, o a plantearse preguntas en áreas hasta ese momento no cues­
tionadas.
A na G . de R allan
TITULOS DE LA COLECCION
CONTINENTE/CONTENIDO

Teoría de la identificación, Dr. León Grinberg.


2. D e! diván a l círculo, Drs. Loren y Guillem.
3. L a s transform aciones de la psicopatía,
Dr. Gilbert Diatkine.
L a supervisión psicoanalítica. Teoría y práctica,
Dr. León Grinberg.
L a p erson alid ad hum ana. Su capacidad creadora,
Dr. Emilio Valdivielso.
6. L o s visitantes del Yo. Fan tasm as de identificación,
Dr. Alain de Mijolla.
7 . L a crisis juvenil, Dr. Fierre Mále.
8. Teatros de la mente. Ilusión y verdad en el
escenario psicoanalítico, Dra. Joyce McDougall.
9. Teatros del sueño, Dr. Salomón Resnik.
10 . Vida onírica. Una revisión de la teoría de la
técnica psicoanalítica, Dr. Donald Meltzer.
11 . A hom bros de Freud. P sicoanálisis de una
ideología fúlica, Prof. Roberto
Speziale-Bagliacca.
12. P a ra d o ja s y M etam orfosis de los E squizofrénicos.
Clínica de la identificación proyectiva,
Dr. Luis F. Crespo.
13 . L a experiencia psicótica, Dr. Salomón Resnik.
199
2()U T ÍT U L O S U E L A U O L E C 'U lO .N C 'O N 'l'lN E N T E / C O N T H N lD O

14. Lü /nenie en conflicto, Dr. Charles Brenner.


15. L a /nutriz de la mente. L a s relaciones de objeto _v
el diálogo psicoa/ialitico, Dr. Thomas H. Ogden.
16. Introducció/i a la teoría psicoa/ialítica,
Comihlador; Dr. León Grinberg.
17. Sobre la cura psicoanalítica. Una p a la b ra de
a//tor. Dr. .laiine 1. S/.pilka.
Ls. Felusi/ia. H istoria de una pequeña serpiente,
Dr. Mauro Mana a.
19. Proyección, ¡deiitijicacióii, ¡dentijicacion
Proyectiva,
Compilador: Dr. Joseph Sandler.
20. Estudio sobre el <•A nálisis ter/ninable e
interm inable» de Sig/nund Fretid, Asociación
Psicoanalítica Internacional,
Compilador: Dr. Joseph Sandler.
21. El sueño com o religión de la mente, Dr. Mauro
Manda.
22. Interacciones terapéuticas. Eronteras
psicoam ilíticus.
Drs. M. Ulrilla, S. Lebos'ici y J. Cosnier.
23. Co/nunidud I'erapeutica Psicoanalítica de
Estructura M idtifarniliar, Dr. Jorge E. García
BadaracLT).
24. Tratado M ayor del p sico an álisis de los sueños,
Dr. Ángel Garma.
25. Progreso revolución, Dr. Robert Waelder.
26. 1/npasse e interpretaciú/i, Dr. Herberl Rosent'eld.
27. Nueva introducción a las ideas de Bion,
Drs. L. Grinberg, D. St>r y E. Tabak de
Bianchedi.
Drái
Teatros
Dra. Joycé*
The Primilive Eü
Experience,
Dr. Thomas H. Ogden.
Espacio mental,
Dr. Salomen Resnik.
Equilibrio psíquico y
cambio psíquico,
Dra. Betty Joseph.

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