Teniendo en cuenta que el consumo de bebidas azucaradas está relacionado con

el aumento de la obesidad y otras enfermedades, una política de salud pública

integral debe también incorporar medidas encaminadas a disminuir el consumo de
estas bebidas, en este sentido el impuesto a las bebidas azucaradas como
instrumento de política pública de Salud busca desincentivar y reducir el consumo
de éstas en la población y con ello reducir la carga de enfermedad atribuida al
sobrepeso y la diabetes, estos beneficios redundarán no sólo en mejor condición
de vida de los individuos sino de la sociedad en general.

Sin duda alguna que las políticas públicas implementadas en el caso generaron
múltiples beneficios debido a que no solo contribuyeron a la reducción del
consumo de estos productos nocivos para la salud humana, sino que también
generaron impactos significativos en la reducción de la mortalidad y carga de
enfermedad atribuibles a estos productos, gracias a las medidas orientadas a
mejorar la capacidad de diagnóstico y tratamiento y así reducir los principales
factores de riesgo y ayudar a las personas con diabetes a controlar su enfermedad
adecuadamente siguiendo las directrices y protocolos nacionales orientados a
mejorar la atención integral de la diabetes.

Uno de los posibles problemas que se pudieran presentar en la implementación de

las políticas públicas para lograr la reducción de la diabetes mellitus tipo 2, es la
inconformidad que se pudo llegar a manifestar ampliamente por parte de los
empresarios e industriales en contra del impuesto a las bebidas azucaradas,
alegando consecuencias económicas y sociales, generadas por el desempleo en
una industria que vería reducido su mercado y sus márgenes de utilidades, pero
con el alto riesgo que conllevan estas enfermedades jamás se puede colocar sus
intereses propios por encima de los intereses generales de la población, pues las
industrias se acomodarían produciendo bebidas con sustitutos del azúcar las
cuales pudieran ser tendencia clara en el mercado pero la salud de las personas
debe ser prioridad para el estado, pues finalmente la medida estaba orientada a
tener una población más saludable, a partir de medidas efectivas de salud pública,
que además impliquen mayores ingresos para el sistema de salud