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HIPNOSIS
CLÍNICA
Un enfoque ericksoniano

L
A mi esposa Alicia, a mis hijos Ana Jimena, Marcos Amoldo
e Issa Fabiola, por el tiempo que les dejé de
dedicar al escribir este libro.
HIPNOSIS
CLÍNICA
Un enfoque ericksoniano
Arnoldo Téllez

EDITORIAL [“ l n
TRILLAS # m
México, Argentina, España
Colombia, Puerto Rico, Venezuela
jela I ®
Catalogación en la fuente
Téllez, Amoldo
Hipnosis clínica . un enfoque erichsoniano.
México : Trillas, 2007 (reimp. 2017).
1 75 p. : II. , 25 cm.
Incluye bibliografías e índices
I5BH 9 7 8 -9 6 8 -2 4 -7 8 5 1 -4

1. Hipnosis - Uso terapéutico. 2. Medicina


clínica. I. t.

D-615.8512'T755h LC-ñM525'T4.4 4455

La presentación y División Logística,


disposición en conjunto de Calzada de la \7iga 1152,
HIPN05I5 CLÍNICA. C P. 09459, México, Ciudad de México
Un enfoque ericHsoniano Tel. 56550995
son propiedad del editor. FAX 56550870
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Beg. núm. 158
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© 2007, Editorial Trillas, 5. A. de C. U. Primera edición 5E
I5BH 9 7 8 -9 6 8 -2 4 -7 8 5 1 -4
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Av. Río Churubusco 585,
$(T5, TI, TA)
Coi. Oral. Pedro María Anaya, Reimpresión, julio 2017
C. P. 05540, México, Ciudad de México
Tel. 56884255, FAX 56041564 Impreso en México
churubusco@ trilla5.mx Printed in México
P rólogo

Éste es un libro poco usual, ciertamente no por el tema, ya que libros rela­
cionados con la hipnosis hay muchísimos, libros relacionados con el enfoque
ericksoniano hay una cantidad considerable, pero en verdad pocos como éste.
Puedo decir que este libro nació con muy buen presagio: primero se des­
arrolló en los seminarios a los que Amoldo asistió como participante (es claro
que nadie nace con conocimientos, ¿o no es verdad?), después continuó su
desarrollo por dos caminos paralelos: la práctica diaria de la psicoterapia y
la participación en seminarios por parte de Amoldo ahora como instructor y
formador de terapeutas. El libro creció un poco más en los congresos y las
lecturas, y por último maduró y se plasmó en esta forma. Este libro es poco
común, ya que hay partes que comunican las experiencias personales de Ar-
noldo, y hay otras partes considerablemente notorias en el aspecto académico
y metodológico.
Si usted amable lector no ha tenido la experiencia de asistir a un entre­
namiento con Amoldo, esto es lo más cercano que puede estar (claro que se
pierde usted del fino sentido del humor, los chistoretes, las preguntas de otros
participantes que aclaran temas para todos y muchas cosas más).
Otro aspecto que hace a este libro especial, es que si uno no sabe absoluta­
mente nada de la hipnosis (aparte de los acostumbrados prejuicios que son co­
munes en toda la población, por ejemplo, que se apoderan de su alma, o que le
pueden pedir que compre un seguro a favor del hipnotista y luego se suicide, o
que le dé un cheque por todo su dinero y luego lo olvide, o que se enamore
perdidamente de él o ella, etc.), va a aprender bastantes cosas muy interesantes;
si tiene conocimientos de hipnosis clásica este libro le abrirá las puertas al en­
foque ericksoniano para que aumente sus capacidades actuales (y sus mañas...
las buenas por supuesto); si ya practica el enfoque ericksoniano, el libro cierta­
mente le va a permitir pulir algunos puntos finos. Es decir, sea usted un lector
poco conocedor pero interesado o un erudito curioso, este libro le va a dar más
de lo que espera.

5
Una creencia común es que cuando uno escribe un libro y éste se publi­
ca, se vuelve estático o “se congela”; yo pienso lo contrario, ya que al leerlo
(como ya sabemos) la única forma que tiene de entenderlo es aplicarlo a sus
propias experiencias y recuerdos de vida. Cada vez que usted aplique algo de
lo que va a aprender en estas páginas, lo está haciendo crecer. Así, se dé usted
cuenta o no, en el momento en que inicia su lectura se vuelve parte de este
libro de la misma manera que el libro se vuelve una parte suya.
En el más puro estilo ericksoniano necesito decir “...ciertamente este li- j
bro no te va a cambiar...sólo tú puedes cambiar...quizá usando como pretexto
este libro.. .quizá descubriendo que eres más eficiente como terapeuta.. .quizá
aumentando tu curiosidad para saber más...quizá comprando otros libros de
este tema...quizá asistiendo a un entrenamiento en el Instituto Erickson de
Monterrey...”.
Para finalizar, un chistorete ericksoniano: ¿cuántos rogerianos (seguidores
de Cari Rogers) se necesitan para cambiar un foco? Respuesta correcta: 20: uno
para cambiarlo y 19 para compartir la experiencia. ¿Cuántos ericksonianos se
necesitan para cambiar un foco? Respuesta correcta: 500. El doctor Erickson
para cambiarlo y 499 para explicar cómo lo hizo. Este libro tiene muchas expli­
caciones muy acertadas al respecto.
Tan sólo disfrútelo.

R icardo F igueroa Q uiroga. M. en C.


Instituto Milton H. Erickson de Guadalajara.

6 Prólogo
P refacio

Este libro nació con la intención de llenar un hueco que existe en la biblio­
grafía en español en relación con la hipnosis clínica ericksoniana. En los cursos
de hipnosis que se ofrecen en México, una dificultad es la escasa cantidad de
libros y documentos que existen en nuestro idioma. El libro es producto de 10
años de reunir experiencias terapéuticas, discusiones teóricas y principalmente
de revisar las obras del doctor Milton H. Erickson, L. Rossi, Jefrey Zeig, Stephen
Lankton, etcétera.
Podríamos decir con toda certidumbre que la hipnosis fue el origen de lo que
conocemos en la actualidad como la psicoterapia. Al inicio con los pases magnéti­
cos de F. A. Mesmer, pero más precisamente fue el marqués de Puységur, quien al
negar la existencia de un fluido magnético, afirmó que el fenómeno y las curacio­
nes resultantes eran producto de acontecimientos puramente psicológicos, como la
fe y la voluntad. Aunque el médico inglés J. Braid acuñó el término “hipnotismo” y
trató de darle una explicación neurològica, realmente fueron los franceses Liebault
y Bernheim, de la escuela de Nancy, los fundadores de la hipnosis clásica con su
teoría de la sugestión como el acontecimiento psicológico base para explicar el
fenómeno hipnótico.
Sin embargo, cualquiera que haya practicado la hipnosis clásica podrá ha­
ber experimentado qué frustrante es observar el limitado porcentaje de pacien­
tes que entran en trance hipnótico, y más aún de los limitados resultados tera­
péuticos al usar exclusivamente sugestiones directas. Se necesitó del genio de
Milton H. Erickson, que con su enfoque naturalista revolucionó las técnicas de
inducción, profundización y terapéutica de la hipnosis. Erickson destacó por
hacer importantes innovaciones en la terapia hipnótica al crear y desarrollar las
técnicas y sugestiones indirectas, el uso de las metáforas terapéuticas relatadas
durante el trance, las técnicas de inducción pantomímicas, la técnica de utiliza­
ción, etc. El doctor Erickson fue muy reconocido por el uso de la hipnosis clíni­
ca, sin embargo, no siempre usaba la hipnosis en su trabajo terapéutico. Él
también destacó por el uso de técnicas no hipnóticas como la paradoja, las or-

7
dalias, el uso de tareas para la ruptura de patrones interaccionales o cognitivos
negativos, con la intención de fomentar el cambio terapéutico. Más que orien­
tarse al pasado y a la búsqueda del origen del problema, Erickson enfocaba la
atención y la percepción del paciente al futuro y a la búsqueda de soluciones
usando los recursos inconscientes, la cual es una de las principales caracterís­
ticas de su psicoterapia.
Este libro puede considerarse como un texto base o introductorio a la obra
psicoterapéutica de Milton H. Erickson y la hipnosis clínica moderna en general,
espero que pueda ayudar a llenar el hueco existente y ayude en la preparación
de psicólogos y médicos en este valioso y útil enfoque psicoterapéutico.

A rnoldo T éllez L ópez


Fac. de Psicología, UANL
Instituto Milton H. Erickson de Monterrey

8 P refa cio
Indice de contenido

Prólogo 5

Prefacio 7

Cap. 1. Definición de hipnosis ehipnoterapia 11


Diferencia entre hipnosis e hipnoterapia, 14. Bibliografía, 19.

Cap. 2. Mitos acerca de la hipnosis 21


Conclusión, 26. Bibliografía, 27.

Cap. 3. Historia de la hipnosis 28


Hipnosis y psicoanálisis, 40. Hipnosis en Rusia, 41. Hipnosis en Estados
Unidos, 42. La hipnosis en años recientes, 47. Hipnosis en México, 47.
Bibliografía, 50.

Cap. 4. Acerca de la vida de Milton H. Erickson (1901-1980) 52


Bibliografía, 58.

Cap. 5. Principios de la hipnoterapia ericksoniana 59


1. Orientación naturalista, 59. 2. Utilización, 61 3. Orientación a futuro y
solución, 63. 4. Enfoque indirecto y permisivo: comunicación a niveles
múltiples, 65. 5. Intervención sobre las pautas, 67. 6. Visión del paciente
como un agente activo y con recursos internos para solucionar los proble­
mas, 68. 7. El uso de la paradoja y de las ordalías, 70. 8. Reestructuración
cognoscitiva, 71.9. Terapia cortada a la medida, 74. Conclusión, 75. Biblio­
grafía, 76.

Cap. 6. Sugestiones hipnóticas indirectas 77


Thiismo, 78. No saber, no hacer, 81. Implicación, 83. Sugestiones que cubren
todas las posibilidades de una clase de respuesta, 85. Palabras permisivas
que dan poder, 86. El set sí, 86. Aposición de opuestos, 88. Oxímoron,
88. Sugestiones contingentes, 89. Directivas implicadas, 90. El uso de la

9
negación para descargar la resistencia, 92. Sugestiones compuestas, 92.
Sugestiones en forma de pregunta, 93. Separación, 93. Negaciones triples,
95. Técnica del intercalado, 96. Comentario final sobre las sugestiones
indirectas, 97. Bibliografía, 97.

Cap. 7. Sugestiones y técnicas de confusión 99


Ejercicios de inducción hipnótica por confusión, 106. Bibliografía, 109.

Cap. 8. Sugestiones poshipnóticas 110


Sugestiones poshipnóticas abiertas o ambiguas, 112. ¿Cuál es la dura­
ción de la conducta poshipnótica?, 114. Bibliografía, 115.

Cap. 9. Amnesia hipnótica 116


La amnesia hipnótica, 118. Evocación del fenómeno de la amnesia, 120.
Olvido, amnesia ehipermnesia, 124. Conclusión, 125. Bibliografía, 125.

Cap. 10. La hipnosis en el tratamiento del dolor 126


Conclusión, 148. Bibliografía, 148.

Cap. 11. Autoimagen y autoestima 150


Tratamiento para el fortalecimiento de la autoestima, 153. Ejercicios
hipnóticos para el fortalecimiento de la autoestima, 157. Bibliografía,
162.

Indice onomástico 163


índice analítico 167

10 índice d e c o n te n id o
il

D efinición de hipnosis e
HIPNOTERAPIA

cJda hipnosis no puede crear nuevas habilidades en una


persona, pero puede ayudarle a m anejar las que ya
h en e. . . potenciar la expresión de las mismas, aunque
quizá no nos hayam os dado cuenta de que están ahí.
MlUON H . €fllCKSON

La palabra hipnosis fue acuñada por el médico inglés James Braid en 1855.
Antes de esta fecha, el fenómeno se conocía con el nombre de magnetismo
animal o mesmerismo, en referencia a Franz Anton Mesmer (1734-1815), quien
fue el primero en intentar dar una explicación científica a este estado especial
de conciencia.
Es interesante destacar que Braid, aparte de acuñar el término hipnosis,
reconoció a este estado como un estado psicofisiològico en el cual los fenóme­
nos que se presentan (amnesia, catalepsia, alucinaciones, etc.) son resultado
de la acción recíproca entre la mente y el cuerpo (citado por Rossi, 1993). Sin
embargo, algunos autores piensan que el término hipnosis es desafortunado
(Barber, 1996), ya que éste se deriva del griego hipnos, que significa sueño
o dormir, y esto proviene de la idea falsa de que la hipnosis es un estado de
sueño o parecido al sueño, y que la persona en estado hipnótico está dormida.
Esto es reafirmado aún más por los hipnotistas de teatro, los que usan burdas
sugestiones como: “Usted está sintiendo sueño... se está empezando a dor­
mir... usted está en un sueño profundo ahora... ¡Despiértese!” Todo esto hace
creer a la gente, y ¡aun a los profesionales de la medicina y la psicología! (no
conocedores del tema, obviamente), que se trata de un fenómeno onírico; sin
embargo, el sueño y la hipnosis son fenómenos tan distintos, que me atreve­
ría a decir que en lo que más se parecen es en los términos.
El sueño normal o “fisiológico” se compone de dos tipos de sueño: el sue­
ño MOR o sueño con movimientos oculares rápidos, donde hay una actividad
psicofisiològica muy intensa y en donde, por lo general, se reportan sueños. El
otro tipo de sueño se denomina sueño NO-MOR o sin movimientos oculares
rápidos, y se caracteriza por una disminución en toda la actividad fisiológica

11
y psicológica (Téllez, 1998). Sin embargo, las características fisiológicas (por
ejemplo, electroencefalográficas), psicológicas y comportamentales del sueno
MOR o NO-MOR son muy diferentes de las de la hipnosis.
Quizá el sonambulismo nos parezca de mayor similitud a la hipnosis. De
hecho, el mismo Braid acuñó el término sonambulismo, palabra que proviene
del latín somnus (dormir) y atribular (caminar), que significa caminar dormi­
do. Braid utilizó esta palabra para describir a una persona en un estado de
hipnosis profunda y que realiza con facilidad los movimientos que se le sugie­
ren. De acuerdo con Braid, la hipnosis era un estado de sonambulismo indu­
cido artificialmente. Sin embargo, en la actualidad se sabe que en la hipnosis
profunda no se observan las ondas lentas (delta) y de alto voltaje que, por lo
general, se observan en el sonambulismo (Evans, 1982).
Lo que sí se ha encontrado es que las personas que tienen una buena
habilidad para entrar en trance hipnótico, o en otras palabras, que son hip­
notizables, tienen también la habilidad para dormir rápidamente en la noche
en forma profunda e ininterrumpida, así como para dormir siestas (Evans,
1982). Asimismo, si a una persona hipnotizada se le deja sola durante un
buen tiempo, es frecuente que entre en estado de sueño natural. Por tal mo­
tivo, Evans (1982) plantea que aunque evidentemente la hipnosis y el sueño
son fenómenos psicofisiológicos diferentes, ambos están mediados por el
mismo mecanismo que involucra la habilidad de cambios de un estado de
conciencia a otro.
Aclarado lo anterior, podemos preguntarnos, ¿qué es la hipnosis? El estado
de hipnosis puede inducirse con mayor facilidad cuando una persona concen­
tra su atención durante un buen tiempo en algún objeto o situación externa, o
en algunos acontecimientos internos como sus pensamientos, recuerdos, ima­
ginación, sensaciones corporales, etc. Es por eso que algunos estudiosos del
tema definen a la hipnosis como un foco concentrado de atención (O’Hanllon
y Martin, 1992; Ricardo Figueroa, comunicación personal). Muchos autores,
entre ellos Ernest Rossi y Milton Erickson (1976), definen a la hipnosis como
un estado de conciencia alterado. La palabra “alterado” puede hacernos pen­
sar en un estado anormal o patológico, pero no es así, un estado de conciencia
alterado se refiere a un estado especial de conciencia diferente del de la vigilia
y el sueño, pero natural. De hecho, el enfoque de Erickson es “naturalista”,
es decir, él insistía mucho en la concepción de la hipnosis como un estado
natural de conciencia, el cual se experimenta varias veces al día sin darnos
cuenta. Por su parte, William O’Hanllon también define a la hipnosis como
la evocación de experiencias involuntarias (O’Hanllon y Martin, 1982). En un
simposio organizado por la Universidad Colgate (Hamilton, Nueva York) en
1960, Erickson definió a la hipnosis como un estado de conocimiento o un
estado de predisposición a usar lo aprendido (Erickson, 1967).
Pero, ¿qué caracteriza a ese estado de conciencia alterado? Price (1996) hizo
un estudio experiencial-fenomenológico con 21 estudiantes y maestros univer­
sitarios que fungieron como observadores-participantes al experimentar varias
inducciones hipnóticas. Hubo un consenso de parte de los observadores-partici­

12 C ap. 1. Definición d e hipnosis e h ip n o te ra p ia


pantes para identificar ciertas características como necesarias o suficientes para
un estado hipnótico, las cuales fueron:

1. Una sensación de relajación (sentirse libre de tensiones).


2. Un foco concentrado y sostenido de atención en uno o dos aconteci­
mientos.
3. Una ausencia de juicio, monitoreo y censura.
4. Una suspensión de la orientación temporal usual, de localización y/o
sentido de uno mismo.
5. Automaticidad. El experimentar nuestras propias respuestas como in­
voluntarias.

Spiegel y Maldonado (2001) opinan que la hipnosis se compone de una


tríada básica; estos tres elementos son la absorción, es decir, un foco concen­
trado de atención activa asociado con una suspensión relativa de la atención
periférica; la disociación, que consiste en el almacenamiento y procesamiento
de la información en una estructura fuera de la mente consciente, y finalmen­
te una mayor sugestión, lo cual consiste en un incremento en la probabilidad
de la aceptación de ideas o instrucciones sin reflexión crítica.
Revenstorf (1998) opina que la hipnosis es un estado alterado de concien­
cia que se caracteriza por un marcado incremento en la receptividad de su­
gestiones, la capacidad de modificar la percepción y la memoria, y el funcio­
namiento fisiológico autónomo (actividad glandular, vasomotora, etc.). Este
estado puede emplearse terapéuticamente para provocar cambios cognosciti­
vos, conductuales y somáticos.
De lo anterior podemos hacer una síntesis y definir a la hipnosis de la si­
guiente manera: “Un foco concentrado de atención que nos guía a un estado
especial de conciencia, en el cual pueden evocarse en forma involuntaria expe­
riencias previamente aprendidas. Este estado se caracteriza por un incremento
en la sugestionabilidad y la capacidad de modificación de la percepción, memo­
ria y del funcionamiento del sistema nervioso autónomo.”
La hipnosis es un estado de conciencia, pero también se refiere a una
técnica. El proceso de inducción a la hipnosis consiste en una serie innume­
rable de técnicas que se han desarrollado y utilizado con el fin de lograr una
focalización de la atención hacia un acontecimiento u objeto, ya sea interno
o externo, y finalmente producir un estado especial de conciencia. Muchas
de estas técnicas incluyen sugestiones de relajación, de disociación, de confu­
sión, etc., que invitan a la persona a “dejarse ir” (Araoz, 1996). La Asociación
Psicológica Estadounidense (APA) define las técnicas de inducción hipnótica
como aquellos procedimientos en los que se sugieren cambios en las sensa­
ciones, las percepciones, los pensamientos, las emociones y la conducta (Jay
Lynn et a i , 1996).

Definición d e hipnosis e h ip n o te ra p ia 13
D if e r e n c ia e n t r e h ipn o sis

E HIPNOTERAPIA

Es importante distinguir entre hipnosis e hipnoterapia. La hipnosis es un


estado especial y natural de conciencia que puede ocurrir en forma espontá­
nea o inducida. La espontánea, por ejemplo, puede ocurrir cuando manejamos
por carretera largos trayectos o cuando estamos muy concentrados viendo una
película. La inducida es cuando deliberadamente un hipnotista o hipnotera-
peuta aplica alguna técnica de inducción. La hipnoterapia o hipnosis clínica
es cualquier tipo de intervención psicoterapéutica que puede ser de orientación
cognitivo-conductual, psicoanalítica, ericksoniana, etc., que se realiza usando
la hipnosis como contexto (Rhue et a l , 1996). Cualquier persona puede inducir
a otra a un estado hipnótico, esto con un mínimo de entrenamiento, pero ha­
cer hipnoterapia, es decir, una intervención psicoterapéutica en ese estado de
conciencia, es muy distinto. Para hacer hipnoterapia se requiere, aparte de ser
diestro en el uso de la hipnosis, tener los conocimientos y el entrenamiento en
algunas ramas de la psicología clínica o medicina psiquiátrica. No debe confun­
dirse al hipnotista con el hipnoterapeuta. Por tanto, la hipnoterapia sólo puede
ser realizada por profesionales de la salud mental debidamente entrenados y
con licencia autorizada por universidades y/o organizaciones profesionales ofi­
cialmente reconocidas.
Jay Lynn et al. (1996) opinan que el estado de trance no es suficiente para
que la persona responda con resultados satisfactorios a una sugestión, sino que
además del trance son necesarias las siguientes variables:

a) Lo apropiado de las actitudes, creencias e intenciones de la persona


ante la hipnosis.
b) La habilidad para pensar, fantasear y embeberse en las sugestiones ofre­
cidas por el terapeuta.
c) La habilidad del terapeuta para crear una relación basada en la con­
fianza.
d.) La habilidad de la persona para interpretar las sugestiones apropiada­
mente y ver sus respuestas de las sugestiones como un éxito.
e) Lo apropiado del método y de las sugestiones usados por el terapeuta
para tratar el problema planteado.

Todas estas condiciones junto con el trance hipnótico favorecen un resul­


tado terapéutico más satisfactorio.
La hipnoterapia se compone de varias etapas básicas, las cuales son rela­
tivamente necesarias para llevar a cabo una estrategia de intervención clínica
con la hipnosis. Estas etapas son el establecimiento del rapport, la inducción
hipnótica, la profundización al trance, la intervención terapéutica, las suges­
tiones poshipnóticas y la salida del estado hipnótico. Veamos cada una de estas
etapas.

14 C ap. 1. Definición d e hipnosis e h ip n o te ra p ia


1. Rapport. El rapport se refiere al establecimiento de una relación de com­
prensión y confianza suficiente entre el terapeuta y el paciente. Esta etapa inicia
desde que se recibe y saluda al paciente, éste da sus datos generales y cuenta el
motivo de consulta. El paciente necesita sentirse comprendido, necesita sentir
empatia y seguridad en el terapeuta. No se recomienda que se inicie la fase de
inducción si no se ha establecido el rapport suficiente en la relación terapéuti­
ca. El rapport necesita mantenerse o preferiblemente incrementarse durante el
resto del tratamiento. Por lo general en esta etapa se le explica al paciente lo
que en verdad es la hipnosis, para descartar posibles mitos perjudiciales que
pueda traer el paciente [véase cap. 2), y se le exponen las ventajas del método.
Es importante que el paciente esté convencido de la utilidad y seguridad de la
hipnosis.
2. Inducción. Una vez que se ha establecido el rapport, se procede al uso
de alguna técnica de inducción a la hipnosis. Existen infinidad de técnicas de
inducción hipnótica. Asimismo hay dos grandes categorías de técnicas hipnóti­
cas diferenciadas por el tipo de enfoque y sugestiones que usan: las técnicas de
inducción directas o autoritarias, y las técnicas de inducción indirectas o permi­
sivas. Existen algunas evidencias de que ambas categorías de sugestiones son
igualmente efectivas (Rhue et a i , 1996), lo importante es su uso combinado
de acuerdo con las características del paciente. La técnica de inducción puede
concluirse cuando se observa que el paciente ha desarrollado cierto nivel de
profundidad en el trance hipnótico. Barber (1996) recomienda que la inducción
hipnótica incluya los siguientes componentes:
hñ *
a ) Evocación de la atención, cooperación e interés del paciente. Esto puede
lograrse con frases iniciales como: “Observaremos ahora la fuerza de su
mente subconsciente, para ayudar a resolver su problema”, o: “Ahora
empezaremos a usar la capacidad de su imaginación.”
b) Focalizar la atención del paciente: “Quiero que cierres tus ojos y pon­
gas atención a todos los sonidos del ambiente... ahora puedes poner
atención a mi voz, puedes empezar a notar que realmente ninguna otra
cosa es importante, mientras continúo hablándote.”
c) Focalizar aún más la atención y dirigirla interiormente: “Ahora quiero
que puedas poner atención a tu respiración... observa cómo el aire en­
tra y sale de tu cuerpo... cómo entra... y sale... cómo entra fresco... y
sale tibio... siente tu respiración... cómo con cada inhalación oxigena
tu cuerpo y tu mente. ”
d) Sugerir disociación. Barber (1996) opina que la disociación es una parte
esencial de la hipnosis y afirma que si este proceso no ocurre, es difícil
que pueda haber un beneficio terapéutico. Una forma de sugerir la di­
sociación es diciéndole al paciente sugestiones como: “No es necesario
que escuches mi voz con tu mente consciente porque tu mente incons­
ciente me estará poniendo mucha atención, puedes escuchar mi voz
pero no mis palabras.”

Definición e n tr e hipnosis e h ip n o te ra p ia 15
Una pregunta muy común entre los terapeutas que están siendo entrena­
dos en hipnosis es, ¿cuándo sabemos que la persona ya está en trance hip­
nótico? Estos son algunos de los signos o indicadores mínimos que pueden
reflejar que la persona ya está en algún nivel de profundidad del estado de
trance:

a) Relajación muscular. Esto generalmente se refleja en los músculos del


cuello, la mandíbula y los brazos. Durante la inducción, el cuello se re­
laja y la cabeza tiende a irse hacia atrás o hacia delante. En general hay
una cómoda sensación de pesadez en los brazos, sensación que puede
extenderse a todo o a otras partes del cuerpo (Sunnen, 1999).
b) Cambios oculares. Las personas casi siempre muestran un movimiento
ocular rápido, asociado a un fino parpadeo. En ocasiones hay lágrimas.
c) Economía del movimiento. Esto se refiere a que las personas en esta­
do de trance presentan grandes dificultades o simplemente no desean
realizar el mínimo esfuerzo o movimiento. Esta dificultad es evidente
cuando, estando en trance, se les pide responder algunas preguntas.
Esto puede ser resultado de la combinación de una profunda relaja­
ción y una disociación. Al salir del trance los pacientes suelen repor­
tar que no podían o no querían moverse.
d ) Retraso en el tiempo de respuesta. Los signos anteriores pueden guiar
a un retraso en la respuesta motora a una sugestión. Un hipnoterapeu-
ta novato podrá desesperarse porque la persona no responde, pero tiem­
po después, cuando ya pasó a otro tipo de sugestiones, observará la
ocurrencia de la respuesta anteriormente solicitada (Pérez, 1994).
e) Disminución de los movimientos de orientación. Generalmente la per­
sona hipnotizada reacciona con intensidad menor o no reacciona ante
los estímulos que se presentan en forma espontánea en el ambiente.
f) Rostro inexpresivo. Muchas personas en estado de trance muestran una
inexpresión facial que algunos denominan “máscara facial”. Además,
cuando se le pide a la persona que abra los ojos, sin decirle que despierte
aún, muestra una mirada desenfocada llamada “mirada de trance” que
junto a la “máscara facial” son características del estado hipnótico.
g) Disminución en los ritmos de respiración y cardiaco. La respiración tien­
de a volverse más lenta, amplia y a expresarse en forma más abdominal.
La frecuencia cardiaca al inicio de la inducción puede incrementarse
temporalmente, esto debido a lo novedoso de la experiencia, pero des­
pués tiende a disminuir. Entre más profundo es el estado de trance, más
lentas son las funciones cardiorrespiratorias (Sunnen, 1999).
h) Rapport y tendencia a responder incrementados. El rapport iniciado an­
tes de la inducción se incrementa, hay una comunicación más estrecha
entre terapeuta y paciente. Junto a lo anterior se presenta un incremen­
to a responder las sugestiones o los mensajes del terapeuta, por eso se
dice que en el estado de hipnosis se incrementa la sugestionabilidad
(Barber, 1966).

16 C ap. 1. Definición d e hipnosis e h ip n o te ra p ia


i) Cambios subjetivos. Generalmente en el estado de trance se experimen­
tan cambios cognitivos como distorsión en la percepción temporal, dis­
minución del proceso de pensamiento crítico y voluntario, sensación
de comodidad, etc. Por ejemplo, en la distorsión temporal es común
que la persona exprese, al terminar el trance, sentir que ha pasado una
hora y media cuando en realidad sólo han pasado 30 minutos (Sunnen
1999).
;') Conducta de reorientación a vigilia. El hecho de estirar el cuerpo, tallar­
se los ojos, tocarse la cara o alguna otra parte del cuerpo se ha tomado
como un signo de reorientación al estado de conciencia de vigilia usual
(Erickson et al., 1976). Es como un “ya volví”.

3. Profundización. La profundización del estado de trance hipnótico facili­


ta de alguna manera que la mente consciente deje por un momento su función
fiscalizadora y deje de supervisar con su pensamiento crítico los mensajes del
terapeuta, de manera que la mente inconsciente pueda procesar la información
con el objetivo de favorecer un cambio a ese nivel. Cabe decir que en muchas
ocasiones no es necesario que la mente consciente se desligue completamente
del proceso -ya que esto se reflejaría en una amnesia espontánea-, sino tan
sólo que se mantenga a cierta distancia observando pasivamente lo que la men­
te inconsciente hace. En ocasiones la mente consciente se desliga y se vuelve
a conectar con la voz del terapeuta varias veces durante el proceso, el paciente
dice: “De repente lo escuchaba y de repente no, me iba y no lo escuchaba. Des­
pués volvía a escucharla y eso sucedió durante toda la sesión.” Es importante
mencionar que a partir de una hipnosis de grado ligero puede desarrollarse
una terapia exitosa, pero que los niveles más profundos de hipnosis pueden
ser más útiles en casos como dolor por enfermedades crónicas, operaciones
quirúrgicas, en pacientes cuya mente consciente es críticamente negativa con
las sugestiones que se les ofrecen, etcétera.
Las técnicas de profundización más usadas son las técnicas de confusión,
las técnicas de disociación, la técnica de fraccionamiento de la hipnosis, las téc­
nicas de contar hacia atrás y de descender niveles.
Técnicas d e confusión. La mente consciente no tolera mucho la confusión.
Cuando el terapeuta ofrece mensajes confusos, incoherentes o inconexos ya
sea de tipo espacial, temporal o semántico, la mente consciente tiende a “reti­
rarse” o desestructurarse temporalmente, lo que permite funcionar con mayor
libertad a la mente inconsciente, que recibe por tanto las sugestiones terapéu­
ticas (Erickson et al., 1976). Cuando esto ocurre existe una amnesia para la
mente consciente respecto de lo dicho por la terapeuta, lo que permite que los
cambios se experimenten en forma más espontánea (Edgette y Edgette, 1995).
En este libro se dedica todo el capítulo 7 a las técnicas de confusión.
Técnica de fraccionamiento. Consiste en una alternancia rápida de periodos
cortos de trance y vigilia (Ramos-Gascón, 2002). Se empieza aplicando cual­
quier técnica de inducción hipnótica, una vez concluida ésta y en el supuesto
que el paciente se encuentre en un trance ligero, interrumpimos para despertar

D efinición e n tr e hipnosis e h ip n o te ra p ia 17
a la persona por unos momentos e inmediatamente después le pedimos que en­
tre otra vez en trance. Una forma de interrumpir el trance es pedirle al paciente
tomar el tiempo que necesite para despertarse y una vez que haya abierto los
ojos y esté completamente alerta y despierto, pedirle que fije su vista en un
punto, de manera que permita que sus ojos se empiecen a poner poco a poco
muy pesados, de tal manera que puedan cerrarse por sí solos. Este procedi­
miento puede hacerse un promedio de tres veces.
Técnicas de disociación. La disociación significa separar partes de la mente
o el cuerpo que generalmente se conciben integradas. Casi siempre concebimos
a la mente como algo integrado único, sin embargo, podemos disociarla descri­
biéndola como dos entes con estructura propia: consciente e inconsciente. Esto
puede lograrse ofreciendo una serie de sugestiones como las de la categoría de
“no hacer, no saber”, veamos algunos ejemplos:

N o es necesario que escuches mi voz con tu mente consciente, porque tu mente


inconsciente me estará escuchando atentamente.
., ,y en cualquier momento puedes descubrir que dejas de escuchar mi voz, como cuan­
do estabas en la primaria o secundaria y las clases eran largas y aburridas, y mentalmente te
ibas... te ibas lejos de ahí... a algún lugar donde te gustaba estar... y te quedabas ahí disfru­
tando. .. y cuando volvías te dabas cuenta de que habías perdido el hilo de lo que la maestra
decía, pero no importaba porque tu mente inconsciente estuvo escuchando cada palabra que
la maestra dijo... como tu mente inconsciente lo está haciendo en este momento con mi
voz... y tu mente inconsciente sabia e inteligente podrá responder a su propio ritmo.
.. .y tu mente inconsciente puede seguir trabajando para ti sin que te des cuenta...
puede ser durante el sueño... mientras duermes descansada y profundamente... tu mente
inconsciente seguirá acomodando cosas dentro de ti de manera diferente... y no te darás
cuenta de lo que tu mente inconsciente hará... hasta que alguien se dé cuenta de que no
te has dado cuenta... que algo está empezando a cambiar positivamente dentro de ti.

También pueden darse sugestiones de disociación mente-cuerpo:

Puedes imaginar por un momento que eres m ente... sólo m ente... una mente sin
cuerpo... una mente que flota en el espacio... una mente que se expande suspendida en
el espacio.

4. Intervención terapéutica. La intervención terapéutica dependerá del tipo


de problema del paciente y del enfoque teórico del terapeuta. En la hipnosis erick-
soniana pueden usarse los fenómenos característicos del trance en forma tera­
péutica como respuestas ideomotrices, distorsión del tiempo, regresión en edad,
disociación, amnesia estructurada. Todo esto a través de sugestiones permisivas
e indirectas, directas, metáforas y anécdotas. Erickson afirmaba que la ventaja de
la hipnosis es que “aísla a la persona de su entorno consciente inmediato y dirige
la atención hacia sí mismo y a sus potencialidades reales” (Erickson, 2002). En
este libro tratamos varios casos para ilustrar con mayor detalle la intervención
hipnoterapéutica.

18 C ap. 1. Definición d e hipnosis e h ip n o te ra p ia


5. Sugestiones poshipnóticas. Las sugestiones poshipnóticas son un tipo
especial de sugestiones cuyo objetivo es hacer que una experiencia que la
persona tenga en hipnosis, pueda evocarse posteriormente durante el estado
de vigilia. Supongamos que una persona está sintiendo mucha tranquilidad y
paz durante el trance hipnótico. Si la persona tiene miedo a volar en avión, es
muy recomendable que esa experiencia de tranquilidad pueda reexperimen­
tarse cuando la persona esté en el avión. Entonces se procede a decirle que
esta relajación aparecerá cuando escuche el “clic” del cinturón de seguridad
del avión.
Las sugestiones poshipnóticas son indispensables para que haya una trans­
ferencia de los logros del trance a la vigilia. Si no se dan sugestiones poshipnóti­
cas es probable que las ganancias terapéuticas se queden restringidas al estado
de trance, y la persona continúe sin cambio durante la vigilia (Yapko, 1999).
6. Salida del estado de trance hipnótico. Cuando ya se terminó el trabajo
hipnótico y se dieron las sugestiones poshipnóticas pertinentes, entonces puede
pasarse a la fase de “despertamiento”. Para reorientar a la persona hacia la vigilia,
puede usarse la sugestión de: “Tómate todo el tiempo que necesites para estar
completamente despierto, relajado y tranquilo”, lo cual es una forma muy permi­
siva de decirle que despierte, ya que la persona no se sentirá presionada por el
terapeuta con frases como: “Quiero que despiertes cuando cuente cinco... uno...
dos...” o con un violento tronar de dedos: “¡Despiértese!” Otra forma permisiva
de despertar a alguien puede ser: “Cuando tu mente inconsciente haya terminado
de resolver o acomodar eso de un modo diferente y conveniente para ti, entonces
podrás despertar.” Generalmente al salir del trance, las personas presentan una
conducta de reorientación que se puede manifestar en estirarse, tocarse el cuer­
po, etc., lo que es signo de que estuvo en trance (Erickson et a i , 1976).
Acerca del hipnoterapeuta. Es importante recalcar que la intervención re­
quiere, además de un entrenamiento previo supervisado y una preparación teò­
rico-clinica que es sumamente importante por parte del terapeuta, variables per­
sonales como una gran flexibilidad y creatividad, empatia, asertividad para
establecer límites, objetividad, autoconcepto y autoconfianza objetivos, así como
la capacidad para manejar la contratransferencia, el gran rapport y la comunica­
ción especial que se establece en la hipnosis (Strauss, 1993).
Al respecto Barber (1996) opina que “igualmente importante es que el en­
trenamiento debe incluir experiencias de crecimiento personal, como los pro­
pios asuntos psicológicos sin resolver del terapeuta, además el clínico debe
estar abierto a otras futuras oportunidades de desarrollo personal”.

B ib lio g r a fía

Araoz, D. L., Hipnosis y terapia sexual, Instituto Milton H. Erickson de la Ciudad de México,
México, 1996.
Barber, J., “A Brief Introduction to Hypnotic Analgesia”, en Joseph Barber, Hypnosis and Sugges­
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Bibliografía 19
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Téllez, L. A., Trastornos del sueño, Trillas, México, 1998.
Yapko, M., Lo Esencial d e la Hipnosis, Paidós, Barcelona, 1999.

20 C ap. 1. D efinición d e hipnosis e h ip n o te ra p ia


M it o s a c e r c a de

tA HIPNOSIS
'/wmI : 3

Quiero iniciar este capítulo con una cita de Erickson hecha en 1954 y que
es de mucha relevancia en este tema: “La manifestación de los fenómenos
hipnóticos... ha suscitado dos tipos de actitudes hacia la hipnosis. La primera
es esa actitud acientífica, supersticiosa, de miedo, de negación y hostilidad,
que ha obstruido y retardado el conocimiento científico de la misma. La se­
gunda actitud es la que acepta, desde un punto de vista científico, la hipnosis
como un fenómeno psicológico legítimo y válido, de profunda importancia y
significación en la investigación y entendimiento de la conducta humana y de
la vida del individuo” (Erickson, 2002, pág. 91).
Actualmente existen personas, entre ellas, lo que es más sorprendente, mu­
chos psicólogos y profesionales de la salud, que sostienen creencias equivoca­
das acerca de la hipnosis, mitos que trataremos de aclarar enseguida.
Es evidente que la prevalencia de las ideas equivocadas entre los colegas
de la psicología y la medicina es producto de una falta de documentación y
formación científica adecuada sobre el tema. Por otro lado, se recomienda am­
pliamente aclarar y descartar los mitos acerca de la hipnosis con los pacientes
desde la primera sesión, antes de iniciar todo tipo de trabajo hipnoterapéuti-
co, en especial con aquellas personas que manifiestan mitos que pueden re­
sultar un obstáculo para la terapia. Por ejemplo, una persona al salir de trance
puede manifestar que no estuvo en hipnosis ya que no se durmió y estuvo
consciente de todo. A esta persona hay que aclararle el mito de que la hipno­
sis no es igual a dormir, y que tampoco es necesario perder la conciencia. Los
mitos más comunes acerca de la hipnosis suelen ser los siguientes:

21
1. La hipnosis es un tipo de sueño.

• Mito: entrar en trance hipnótico es entrar en un tipo de sueño, la


persona hipnotizada está dormida.
• Realidad: la hipnosis es un estado de conciencia especial producido
por un foco concentrado de atención, muy diferente del estado de
sueño.

2. En la hipnosis se pierde la conciencia.

• Mito: durante la hipnosis existe amnesia y por tanto no se recuer­


dan todos los acontecimientos ocurridos durante la misma. La per­
sona está dormida e inconsciente.
• Realidad: la persona no solamente no está inconsciente, sino que pue­
de tener más conciencia acerca de sus asuntos personales, de lo que
está durante el “embotamiento” de la vida cotidiana. El estado de
trance es un estado de creatividad incrementada, que puede ayudar
a resolver o describir cosas.

3. Sólo los sugestionables entran en trance.

• Mito: “sólo los débiles de carácter o sugestionables son hipnotiza­


bles.”

Figura 2 . 1. La televisión y el cine han promovido el m ito de la


hipnosis como un medio de control y dominio sobre otros.

22
• R ealidad: el grado de sugestión en vigilia y la facilidad para entrar
en trance no se correlacionan (Barber, 1996). Es decir, hay personas
sugestionables a quienes se les dificulta entrar en trance, y no suges­
tionables que entran fácilmente y viceversa. La facilidad para entrar
en trance es más bien una habilidad que una debilidad, y como tal
puede desarrollarse. Bandler y Grinder (1993) opinan que la gente es
más sugestionable en forma negativa en el estado llamado “despier­
to” que en el trance hipnótico. Theodore X. Barber (1999), un gran
investigador del tema de la hipnosis, después de 40 años de estudio
concluyó que las personas más habilidosas para entrar en hipno­
sis son aquellas con una historia personal de percibir sus fantasías
como reales, personas que tienden a olvidar o tener amnesia en
periodos de su vida, y aquellas que tienen actitudes, motivaciones y
expectativas positivas acerca de la hipnosis.

4. Las personas hacen todo lo que se les ordene en el estado de trance


hipnótico.

• Mito: el hipnotizador tiene “fuerza mental” y tiene bajo control al


hipnotizado, el cual puede hacer cualquier cosa que se le pide, inclu­
so cosas ridiculas y que van en contra de la moral, aun delictivas.

Figura 2.2. El uso de la hipnosis con fines de diversión, la llamada


hipnosis de teatro, ha promovido los mitos que hasta ahora
persisten.

23
• R ealidad: durante el estado de trance sí hay un estado de sugestio-
nabilidad, pero la persona está consciente y aun en estado de hipno­
sis muy profunda no hará algo que vaya en contra de sus principios
morales o éticos. Se ha observado que en todos los casos aislados
de conducta delictiva con hipnosis, la relación hipnotizador-hipno­
tizado ya existía previamente en forma delictiva (pandillas, organi­
zación criminal), y en la que no era necesaria ni siquiera la hipno­
sis para la realización de tales conductas delictivas (Orne, 1967).

5. El estado de trance puede ser peligroso e incluso puede producir un


“quiebre psicotico”.

• Mito: la hipnosis es peligrosa para la salud física y mental de la perso­


na que es hipnotizada, incluso puede producir algún problema psi­
còtico. Esto último nunca lo he leído en ningún libro de texto o artícu­
lo, pero lo he escuchado tanto de algunos de mis colegas psicólogos
clínicos, médicos y psiquiatras de orientación psicoanalítica, que me
veo en la necesidad de ponerlo como mito.
• Realidad: lo más común que ocurre durante el trance hipnótico rea­
lizado por un profesional es una relajación muscular y mental. El
estado de trance favorece la autorregeneración y la comunicación óp­
tima de la relación mente-cuerpo (Rossi, 1997). Por tanto, un perjuicio
puede ocurrir solamente cuando la hipnosis es ejercida por personas
sin conocimiento y entrenamiento adecuado en algún tipo de hipnote-
rapia, ya sea cognitivo-conductual, ericksoniana, psicoanalítica, etc.,
o cuando es ejercida por personas sin ética profesional (Yapko, 1999).
Como expresa Roberta Temes (1999): “Al igual que un bisturí en ma­
nos de un cirujano, la hipnosis es tan buena como lo es el profesional
que la utiliza.” En conclusión, la hipnosis es una excelente herra­
mienta terapéutica cuando es aplicada por psicoterapeutas y médicos
debidamente capacitados. Tal como dice Yapko: “...La preocupación
no debería ser respecto de que la experiencia (hipnótica) haga daño a
alguien, sino respecto de quién practica la hipnosis y cómo lo hace."
Lo que sí es importante es que el terapeuta esté entrenado tanto en la
hipnosis como en el padecimiento que va a tratar. Por ejemplo, si va a
tratar a un paciente con una disfunción sexual, aparte de la hipnosis
necesita estar capacitado en terapia sexual, lo mismo ocurre con la
depresión, la autoestima, la psicosis, etc. Algunos autores indican que
el único padecimiento con el que se necesita tener cuidado es el de
trastorno disociativo (Spiegel y Maldonado, 2001).

6 . Con la hipnosis puedes borrar y reprogramar el “casete” mental.

• Mito: esta idea proviene del mito anterior, de que la persona hipno­
tizada está bajo el dominio del hipnotizador, y se le dice: “Cúrate

C ap. 2. M ito s a c e rc a d e la hipnosis


de tus traumas y olvida para siempre esos malos recuerdos”; el pa­
ciente obediente lo hará y se curará.
• Realidad: la hipnosis es tan sólo un estado de conciencia óptimo para
hacer terapia. Pero la terapia en ese estado dependerá de la pericia
del terapeuta. Esta idea ingenua y simplista acerca de la hipnosis
es común entre pacientes. En estado de hipnosis no pueden ma­
nipularse los estados mentales al antojo del terapeuta. El paciente
puede reestructurar y reorganizar sus percepciones y memoria con
la colaboración del terapeuta. El éxito de la terapia depende de la
habilidad colaborativa de ambos (Zeig y Munion, 1999; Mathews
et al., 1993).

7. Hay peligro de que alguien no pueda salir del trance y se quede así
por tiempo indeterminado.

• Mito: el paciente puede quedarse en estado hipnótico y no salir, perma­


neciendo “dormido” o en estado “vegetal” por tiempo indeterminado.
• Realidad: una persona puede estar en estado de trance por varios días y
seguir su vida normal (Zeig, 1985). Cuando se deja a una persona en
estado de trance, lo que puede pasar es que llegue a un dormir fisiológi­
co y luego despierte de una “siesta”. Nunca se ha reportado un caso de
hipnosis de por vida. Mi experiencia es que muchos pacientes se sienten
tan cómodos que realmente no desean salir de ese estado, pero al final
lo hacen cuando se les pide que despierten con “voz de vigilia”.

8. La hipnosis es un estado de conciencia “artificial”.

• Mito: la hipnosis es un estado excepcional y extraño inducido arti­


ficialmente sólo por expertos en la materia.
• Realidad: el estado de hipnosis es natural. Es decir, todos entramos
en estado de trance varias veces al día sin darnos cuenta. Se cree que
tenemos una predisposición para entrar en trance ligero cada 90 mi­
nutos en forma ultradiana (Rossi, 1993). Un ejemplo es cuando ma­
nejamos un largo trayecto, es tan largo que nos absorbemos en nues­
tros recuerdos y el manejo se hace automático, lo que produce lapsos
amnésicos como: “No me acuerdo haber pasado por tal o cual semá­
foro”, “no me acuerdo haber pasado por tal pueblo”.

9. La hipnosis es una terapia.

• Mito: muchas personas piensan que la hipnosis es en sí misma una


terapia, que el entrar en este estado de conciencia automáticamen­
te se da el proceso terapéutico (Yapko, 1999).
• Realidad: la hipnosis no es una terapia en sí misma, es solamente
un estado especial de conciencia en el que está disponible cierto

M ito s a c e rc a d e la hipnosis 25
potencial inconsciente de la persona y en el cual hay una mayor su-
gestionabilidad. La hipnosis permite un contexto óptimo para hacer
intervenciones terapéuticas, sin embargo, para hacer hipnoterapia
es necesario el uso, dentro del contexto de la hipnosis, de estrate­
gias psicoterapéuticas de alguna modalidad, como la cognitivo-con-
ductual, ericksoniana, psicoanalítica, etc. (Rhue et a l , 1993), para
producir algún cambio terapéutico, ya que por sí sola la hipnosis lo
único que puede producir es un poco de relajación.

10. La hipnosis como método infalible de recuerdos inconscientes.

• Mito: en la hipnosis puede recordarse con todo detalle y exactitud


cualquier acontecimiento de la vida.
• Realidad: es cierto que durante la hipnosis puede haber una mayor
facilidad para traer recuerdos de la memoria a largo plazo, esta hi-
permnesia se pone de manifiesto en un proceso de regresión a la in­
fancia. Sin embargo, la capacidad de esta hipermnesia es relativa por
un lado, y por otro se reconoce que pueden venir a la mente aconte­
cimientos experimentados como recuerdos cuando sólo son fanta­
sías, imaginación o pensamientos. Durante la hipnosis existe un gra­
do incrementado de creatividad, por tal motivo puede ser que algunos
recuerdos fidedignos puedan contaminarse con fantasías o imagina­
ción, lo que da como resultado una memoria falsa. Es decir, los pa­
cientes creen haber recordado algo que en verdad no sucedió, o
cuando menos no sucedió en la forma en que se evocó. Si el terapeu­
ta no ha recibido un entrenamiento adecuado, la forma de hacer el
interrogatorio terapéutico puede conducir más fácilmente a construir
recuerdos falsos en hipnosis.

C o nclusión

Hemos revisado algunos de los mitos más comunes que existen acerca de
la hipnosis. Seguramente el número de los mitos existentes es mayor que el
revisado aquí, sin embargo estos son los que con mayor frecuencia se escu­
chan. Desde muchas décadas atrás ha habido dos actividades no científicas
que han promovido los mitos y las falsas concepciones acerca de la verdadera
naturaleza de la hipnosis. Estas dos actividades son la hipnosis de escenario
y la literatura y el cine de tipo comercial. La promoción de estas falsas creen­
cias afecta tanto a la población en general como a los profesionales de la sa­
lud. Por tanto, es una necesidad impostergable la realización de actividades
que promuevan tanto la educación de la población como la de la comunidad
científica con respecto a la verdadera naturaleza de la hipnosis, sus alcances
y limitaciones. También es importante una legislación que regule la actividad
de los hipnotistas de escenario.

26 C ap. 2. M ito s a c e rc a d e la hipnosis


B ibliografía
Barber, J-, Hypnosis an d Suggestion in the Treatment o f Pain, Norton, Nueva York, 1996.
Fricksón, M. H., "La hipnosis: su renacimiento como modalidad de tratamiento”, en Harry G.
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Zeig, J.. Un sem inario didáctico con Milton H. Erickson, Amorrortu, Buenos Aires, 1985.

Bibliografía 27
H istoria de la hipnosis j
i

fffa s ta donde yo sé, la hipnosis, como form a de conducta hum ana,


ha existido desde c(ue el hombre habita la fffierra.
M ilton H. E rickson

Milton H. Erickson (1989) expresa, en concordancia con su enfoque natu­


ralista, que la hipnosis nació con el inicio de la humanidad, aunque acepta que
el inicio de su estudio formal se ubica en la época de Franz Antón Mesmer a
mediados del siglo xvm con el nombre de “magnetismo animal”.
En este capítulo revisaremos el nacimiento y desarrollo histórico de la hip­
nosis desde la época de Mesmer hasta Erickson y algunos de sus contemporá­
neos. También revisaremos brevemente algunos aspectos del desarrollo de la
hipnosis en México y su estado actual.

Franz Antón Mesmer (1734-1815)

Fue un médico austríaco que nació el 23 de mayo de 1734 en Iznang cerca


del lago Constanza, en Austria, donde su padre estaba empleado como guarda­
bosques del príncipe-obispo de Constanza (Shneck, 1962). El talento de Mesmer
y la buena situación de su padre lo ayudaron a obtener una buena educación.
Al principio se inclinó por el sacerdocio, después estudió leyes y finalmente se
decidió por la medicina. En el verano de 1774, después de observar cómo Maxi­
miliano Hell, conocido astrónomo y sacerdote jesuíta, curó a un enfermo con
imanes, Mesmer realizó una serie de experimentos sobre esto. Así, en 1776 pre­
sentó su tesis doctoral, en la que dejó de lado la explicación teológica y adoptó
una concepción natural; su tesis se tituló Dispatatio de Planetarum Inflaxu in
Corpus Humanum (Respecto a la influencia de los planetas en el cuerpo hu­
mano), y la sostuvo en la Universidad de Viena. La tesis de Mesmer tenía la
influencia de la teoría de Newton (Zweig, 1951; Oswald, 1977), y trató de cómo
influía el magnetismo mineral en la salud de los pacientes. Mesmer sostenía

28
que el cuerpo humano está compuesto de los mismos elementos del universo,
y por tanto está sujeto a la influencia de las fuerzas climáticas, barométricas,
gravitacionales e influjos de otros planetas. Él pensaba en la existencia de un
fluido magnético que llenaba los espacios celestes y también el sistema nervio­
so, vasos sanguíneos y órganos del cuerpo humano (Shneck, 1962). Mesmer
opinaba que la enfermedad era resultado de una mala distribución del fluido
magnético en los diferentes órganos, y que la distribución armónica por medio
de imanes devolvía la salud (Chertok, 1992). Después descubrió que no era ne­
cesario el “magnetismo mineral” de los imanes, sino que podía obtener el mis­
mo efecto con sus manos, lo que lo llevó a la teoría del “magnetismo animal”.

Figura 3 .1. Litografía de Franz A nton Mesmer.

Su método, también llamado m esmerism o, consistía en dos fases:

1. Una fase de relación, o podríamos llamar rapport, que consistía en mi­


rar al paciente apoyándose en sus rodillas u oponiendo sus pulgares con
los pulgares del paciente.
2. Una serie de “pases magnéticos” que consistían en pasar las manos por
el cuerpo sin tocarlo, con el objetivo de hacer circular la energía del pa­
ciente y provocar una “crisis curativa”. Los pases magnéticos con direc­
ción de arriba abajo eran utilizados para inducir al estado de trance, y los
pases de abajo hacia arriba, para despertarlos. Aparte de los pases mag­

H isto ria d e la hipnosis 29


néticos, los toques con los dedos de las manos y respirar sobre el área
afectada eran técnicas usadas por otros mesmeristas (Esdaile, 1902).

Mesmer puso en práctica sus ideas en forma exitosa en una joven de 18


años de nombre Francisca Oesterlin, quien posteriormente se casó con su hijas­
tro Frederick von Posch. Francisca padecía múltiples síntomas psicosomáticos
como parálisis, dolores, retención de orina y sobre todo convulsiones. De he­
cho, muchos de los pacientes presentaban crisis convulsivas durante el trata­
miento de Mesmer, y después se sentían liberados de sus síntomas. Kirsch et al.
(1993) piensan que las convulsiones de los pacientes eran una conducta in­
conscientemente modelada, ya que la primera paciente tratada por Mesmer
sufría convulsiones, o esto también en referencia a las curaciones por exorcis­
mo comunes en ese tiempo. A Francisca Oesterlin, Mesmer le dio a beber una
preparación que contenía hierro, posteriormente le puso un imán en el estóma­
go y uno en cada pierna. La joven reportó sentir cómo el fluido recorría su
cuerpo de arriba abajo, y cómo desaparecían sus síntomas por unas horas (Gra-
vitz, 1999).
Mesmer se casó con una rica mujer perteneciente a la nobleza, viuda de un
teniente coronel del ejército imperial, la señora Anna von Posch, por lo que
realmente no dependía de su trabajo con pacientes para vivir. También era algo
excéntrico, tenía una gran pasión por la música, por tal razón hacia tocar músi­
ca durante el tratamiento. Incluso era amigo y patrocinador de Wolfgang Ama-
deus Mozart, quien en agradecimiento le dedicó la ópera de un acto Bastein et
Bastienne, que se tocó por primera vez en la casa de Mesmer ubicada en la carre­
tera número 261, que era un verdadero Versalles en miniatura a orillas del
Danubio (Zweing, 1951; Martínez-Perigold y Asís, 1995).
La primera prueba de utilidad de esta aproximación científica de Mes­
mer fue cuando en 1775 el príncipe-elector de Baviera, Max Joseph, invitó a
Mesmer y a una comisión investigadora a dar un fallo sobre el exorcismo que
practicaba en Suiza el sacerdote católico Johann Joseph Gassner (1717-1799),
quien creía que la mayoría de las enfermedades eran provocadas por malos
espíritus que podían ser expulsados por la conjura y la plegaria (Kroger, 1965).
Gassner tenía fama por sus resultados de expulsar al “maligno” del interior
de sus pacientes, lo que eliminaba síntomas y enfermedades físicas. Mucha
gente de lugares distantes iba a visitarlo solicitando sus servicios. Mesmer
trató con magnetismo animal a los mismos tipos de pacientes que iban con
Gassner, y obtuvo los mismos resultados (los pacientes se convulsionaban
y después se curaban) pero con métodos naturales, demostrando con esto
que no había nada sobrenatural en el fenómeno del exorcismo. Sin embargo,
Mesmer declaró que Gassner era una persona honesta que estaba usando el
magnetismo animal sin saberlo (Mesmer, 1779/1989). Como consecuencia,
Mesmer ganó más prestigio, y a Gassner se le recomendó desde Roma una
práctica más discreta y limitada del exorcismo (Hilgard y Hilgard, 1990). La
incipiente ciencia psicológica había triunfado sobre el pensamiento mágico.
Lo anterior no detuvo, más bien pareció incrementar la adversidad de la

30 C ap. 3 . H isto ria d e la hipnosis


poderosa comunidad médica de Viena contra Mesmer, a quien veían con rece­
lo, al igual que su tratamiento y su éxito terapéutico. Incluso hay un caso do­
cumentado de la curación de la ceguera de una paciente llamada María Theresa
paradise, que fue tratada por el médico Stoerk durante varios años sin éxito
alguno. María cantaba y tocaba el clavicordio y el órgano, por lo cual recibió
una pensión de la emperatriz para seguir su carrera musical. Cuando recibió el
tratamiento de Mesmer empezó a tener una mejoría evidente a tal punto que
Mesmer, el padre de Theresa y otros médicos, entre ellos el doctor Barth, pro­
fesor de anatomía y enfermedades de los ojos, aseguraron que la muchacha ya
veía. Miembros de la sociedad médica de Viena convencieron al padre de la pa­
ciente de dejar el tratamiento de Mesmer, ya que podría perder la pensión de la
emperatriz. Después de escuchar una agria discusión entre su padre y Mesmer
con respecto a dejar el tratamiento, la paciente volvió a recaer en su enferme­
dad. El señor Paradise pidió a Mesmer que la atendiera nuevamente, a lo cual
accedió. En nueve días de tratamiento la muchacha había salido de la crisis. A
los 15 días su vista se había recuperado nuevamente (Mesmer, 1779/1998). Sin
embargo, después de esto, en un acto calificado por Mesmer como ingratitud,
el señor Paradise difundió que la técnica de Mesmer era un fraude.
Por la presión de la comunidad médica de Viena, Mesmer tuvo que dejar
esa ciudad, trasladándose en febrero de 1778 a París. Allí, en un ambiente más

Figura 3.2. Grabado del siglo xviii que muestra el trabajo de un


magnetizador.

31
relajado y tranquilo fue recibido por científicos y médicos que le pidieron de­
mostraciones de su método. Mesmer accedió, y según sus propias palabras que­
daron atónitos, por lo cual le solicitaron una explicación científica de los resul­
tados observados. Mesmer explicó a los franceses su teoría del magnetismo
animal en 19 artículos (Mesmer, 1779/1998). Ya establecido en París, continuó
aplicando su tratamiento y enseñando su técnica, y con esto ganó muchos dis­
cípulos y adeptos. La mayor parte de su clientela pertenecía a la realeza y a la
clase alta de la sociedad francesa, pero un día a la semana lo dejaba para aten­
der exclusivamente a la gente de escasos recursos. Fueron tantos los pacientes
que acudieron solicitando la cura de sus males, que fue en París donde Mesmer
construyó las famosas baquets, grandes tinas de baño hechas de madera, que
contenían agua “magnetizada” con metales y cristales, en las cuales los pacien­
tes se sumergían totalmente o sólo las partes enfermas de su cuerpo para lograr
el mismo efecto. Fue en Francia donde Mesmer realizó la mayor parte de su
trabajo (Gravitz, 1999).
Tiempo después, el trabajo de Mesmer cayó en descrédito científico, cuando
en 1779 el rey Luis XVI de Francia nombró dos comisiones para evaluar el fe­
nómeno del mesmerismo. Una comisión estuvo dirigida por Benjamín Franklin,
científico y primer embajador de Estados Unidos en Francia, y por cinco miem­
bros de la Academia de Ciencias, entre ellos el padre de la química Antoine L.
Lavoisier (1743-1794), el astrónomo Jean S. Bailly (1736-1797) y el botánico
Jessieu (Esdaile, 1902). La otra comisión estaba presidida por el doctor Jo-
seph-Ignace Guillotin* (1738-1814), inventor de la tristemente famosa guillotina.
Se realizaron una serie de 16 experimentos bien controlados que incluían
la regulación del efecto placebo (Shermer, 2002). En uno de los experimentos
Franklin pidió a Charles D'Eslon, representante de Mesmer, que magnetiza­
ra uno de los árboles de su jardín, y posteriormente una persona pasó y se
abrazó un momento de cada uno de los árboles, en el cuarto árbol la persona
se desplomó con una crisis, aunque en realidad el magnetizado había sido el
quinto árbol. Por su parte, Lavoisier hizo el siguiente experimento, llenó va­
rias tazas de agua de las cuales sólo una fue magnetizada, después se llamó a
una mujer que aseguraba que sentía el agua magnetizada, pero que no sabía
cuál de las tazas había recibido el procedimiento de Mesmer. Al tocar una de
las tazas no magnetizadas la mujer cayó en una crisis, y Lavoisier la reanimó
dándole el agua que en realidad había sido magnetizada.
Después de finalizar los experimentos ambas comisiones determinaron
que el fenómeno, aunque existía, no se debía al magnetismo “sino a la suges­
tión y a la imaginación” (Spiegel y Maldonado, 2001). Sin embargo, se tienen
datos de que Jessieu no firmó la declaración de la comisión, sugiriendo hacer
otra declaración en la que se afirmaba que los efectos curativos eran producto
no de fluidos, sino del calor de las manos y que esto en verdad podía tener un

* Joseph-Ignace Guillotin además de médico era también un revolucionario, y en su calidad


de diputado propuso a la Asamblea Constituyente un instrumento de ejecución por decapitación
para ‘disminuir” el sufrimiento del ejecutado, que se adoptó en 1791 y que bautizó con su nom­
bre (Cristal, 1998).

C ap. 3 . H isto ria d e la hipnosis


fecto curativo (Chertok, 1992). Charles D'Eslon, representante del mesme-
0 ante la comisión real, dijo en respuesta al dictamen de la comisión que
"si el tratamiento por el uso de la imaginación es el mejor tratamiento, ¿por
é n0 hacer uso de él?” (Kirsh et a i , 1993). Para entonces el mesmerismo
se había extendido a Estados Unidos, Alemania, Inglaterra y otros países eu-

r°^ El magnetismo animal también llegó a Estados Unidos. Allí una aplicación
He esta técnica muy comentada fue la de Phineas Parkhurst Quimby (1802-
1868 ) quien curó a una enferma postrada en cama y sin poder caminar. Esa
persona fue Mary Baker Eddy (1821-1910), posteriormente fundadora de la
Ciencia Cristiana (Hilgard y Hilgard, 1990).
Ya en desprestigio, y con el advenimiento de la Revolución Francesa, Mes-
mer tuvo que abandonar París porque temía por su vida, ya que el rey, su es­
posa, Lavoisier y Bailly, estos últimos miembros de la comisión que dictaminó
sobre el magnetismo animal, habían sido ejecutados por los revolucionarios
con el método inventado por Guillotin (Zweing, 1951).
Mesmer regresó a Viena donde pensó que ya se había olvidado todo lo
sucedido años atrás. Pero no era así, ya que al poco tiempo de haber llegado,
febrero de 1793, tuvo un incidente con la policía, que por unas declaraciones
lo consideraron pro-revolucionario francés y así tuvo que abandonar otra vez
el país. Radicó en un pueblo suizo, Frauenfeld, donde vivió tranquilamente
como médico rural y en el anonimato por 10 años, sin ningún interés sobre las
polémicas del magnetismo animal, pero continuando con sus investigaciones
por interés personal y atendiendo a sus pacientes.
En 1803 Mesmer pudo volver a su patria donde vivió sus últimos años. Ese
mismo año la academia de ciencias de Berlín influye sobre el rey para localizar
a Mesmer y ofrecerle la oportunidad de dar una explicación a la academia de
su método y reevaluarlo. Una gran oportunidad para Mesmer para reivindicar­
se. Mesmer declinó cortésmente la invitación. En 1814 se muda a Meersburg y
muere el 5 de marzo de 1815 (Zweing, 1951).
La práctica sobre el magnetismo animal siguió después de la muerte de Mes­
mer. Por ejemplo, en 1818, la Academia de Ciencias de Berlín estableció un premio
de 300 ducados para la mejor tesis sobre magnetismo animal, sin embargo, el
premio nunca se otorgó ya que la academia decidió que ninguna tesis participan­
te merecía tal distinción.
El gran mérito de Franz Antón Mesmer fue el de hacer a un lado la explica­
ción teológica y ofrecer el primer intento de explicación científica del fenómeno
con los recursos teóricos de la física de su época. Para Stefan Zweing (1951),
Mesmer fue el primero de los psicólogos modernos, fue quien dio los primeros
pasos hacia la psicoterapia. Es muy interesante destacar que la conclusión de
las comisiones científicas francesas de que los fenómenos que causaban las cu­
raciones eran la sugestión y la imaginación -que se usaron para desacreditar a
Mesmer-, en la ciencia psicológica moderna se ha comprobado que son dos de
los más potentes fenómenos psicológicos que influyen en el cuerpo, tanto como
para su enfermedad, como para su curación (Martin, 1999).

H i s t o r i a rif=> la h i n n n d t i 33
Armand M. Chestenet, Marqués de Puységur (1751-1825)

Mesmer creó una organización denominada “Sociedad de la Armonía”,


a la cual se integró el Marqués de Puységur, hombre de curiosidad científica,
filántropo y con muchos recursos económicos. La importancia de Puységur
en la historia de la hipnosis radica en que descubrió que los pases magnéticos
podían guiar a un estado diferente de las crisis convulsivas de Mesmer. Ese
estado era producido cuando junto con los pases magnéticos se sugería a los
pacientes sensaciones de paz, armonía, reposo y sueño. Puységur observó
que con esta técnica los pacientes desplegaban conductas parecidas al sonam­
bulismo, por lo que llamó a este estado sonambulismo artificial. En este es­
tado los pacientes podían hablar de sí mismos, de sus problemas y realizar las
conductas que se les sugería (Martínez-Perigold y Asís, 1995). Puységur era
un hombre muy benévolo, quien solía alimentar a la gente pobre, y con esta
técnica trató a más de 300 personas con enfermedades crónicas. Se ha repor­
tado que solía magnetizar un árbol para que en su ausencia los ciudadanos
pudieran tocarlo y obtener los mismos beneficios curativos (Gravitz, 1999).
Puységur se apartó de su maestro Mesmer, pues llegó a negar la existencia
de los fluidos magnéticos, diciendo que eran la voluntad y la fe las causas de
estos estados, así como la misma curación de los enfermos (Martínez-Perigold
y Asís, 1995). Su lema era “cree y ocurrirá”, lo que daba toda la responsabili­
dad a lo psicológico como causa del mesmerismo (Gravitz, 1999).
Podemos decir que con Puységur se inicia la gestación de la importancia de
la sugestión en la hipnosis, y un avance más en dirección a la psicoterapia.

El abad José Custodio de Faría (1756-1819)

El abad Faría fue un sacerdote portugués que vivió mucho tiempo en India
y trabajó con el hipnotismo. Al igual que Puységur, pero en forma más clara y
precisa y con un nuevo método, Faría tiene el mérito de quitarle importancia a
la teoría de los fluidos magnéticos, pues afirmaba que las causas del fenóme­
no eran psicológicas y no físicas. Hacia 1814 él afirmaba algo muy importante,
que incluso en la actualidad tiene validez: “El factor psicológico esencial es la
concentración de la atención de la persona.” Llamó concentrador al terapeuta
y sueño lúcido al estado inducido en lugar de magnetismo. Faría también des­
arrolló lo que se conoce hoy como el fenómeno poshipnótico y la autosuges­
tión. Su método consistía en hacer que la persona fijara su atención visual
en su propia mano, decirle que se relajara y después le daba la sugestión de
dormirse, en voz alta y en forma enérgica. Según Martínez-Perigold y Asís
(1995) 40 % de los sujetos entraban en trance con este método. Faría realizó
muchas demostraciones teatrales para mostrar la eficacia de su técnica. Desa­
fortunadamente para la hipnosis y la ciencia psicológica, es probable que con
el sacerdote Faría se inicie la hipnosis de escenario o de teatro, que tanto la ha
desprestigiado y ha reforzado mitos que la gente y aun la comunidad médica
y psicológica de nuestros días todavía cree.

34 C ap. 3 . H isto ria d e la hipnosis


John Elliotson (1791-1868)

Elliotson fue un eminente médico inglés, que después de leer varios traba­
jos y presenciar demostraciones de varios mesmeristas franceses, especialmen­
te de Jules Denis du Potet de Sennevoy, empezó a practicar, investigar y publi­
car sobre este fenómeno. Elliotson era muy prestigiado por la introducción del
estetoscopio a Inglaterra, por usar el ácido prúsico para el vómito, así como
por innovaciones en técnicas quirúrgicas que incluso llegaron a ser conocidas
en otros países de Europa y Estados Unidos. Además fue el primer profesor de
medicina cuando se formó el hospital universitario anexo a la Universidad de
Londres.
Elliotson pronto recibió severas críticas de parte de la comunidad médica de
Inglaterra, en especial de los editorialistas de la prestigiada revista médica Lan-
cet, que lo acusaban de charlatanería. La Universidad de Londres también pro­
hibió el uso del magnetismo animal, por lo cual Elliotson renunció a su cátedra
y honores que había recibido, y formó su propia revista científica a la que deno­
minó Zoist, donde se publicaban artículos de investigación sobre el tema, en
particular del uso del magnetismo en cirugías sin anestesia. Una de las personas
con las que mantuvo una agria y fuerte polémica fue su compatriota James
Braid, quien acuñó el término hipnotismo. Elliotson, fuerte en sus convicciones,
se dedicó a practicar el magnetismo animal desde 1839 hasta su muerte, acaeci­
da en 1868.

Figura 3.3. Litografía de un grupo de médicos utilizando la


hipnosis con el método de Mesmer.

35
James Esdaile (1818-1859)

James Esdaile fue un médico escocés radicado en India que publicó la rea­
lización de más de 300 operaciones quirúrgicas sin más ayuda que el método
del mesmerismo para reducir o eliminar el dolor. Esdaile fue el primero en
reportar oficialmente una anestesia hipnótica. Reportó la realización de 18
amputaciones, varias docenas de extracciones de tumores, además de muchas
operaciones quirúrgicas menores, hechas en pacientes bengalíes con dicho
método. Esdaile pasaba sus manos o ponía sus dedos sobre la parte enferma
y respiraba sobre el enfermo hasta que éste estaba en un trance en el cual,
según Esdaile, no sentía dolor (Esdaile, 1846; Martínez-Perigold y Asís, 1995;
Chertok, 1992; Jackson, 1999). Además, Esdaile reportó una asombrosa re­
ducción en la mortalidad en sus operaciones con mesmerismo en compara­
ción con las cirugías convencionales de ese tiempo. Él descubrió que algunas
características psicológicas favorecían el entrar en trance. Con sus propias
palabras expresó:

Ahora soy capaz de afirmar, con base en mi experiencia, que la debilidad del sistema
nervioso, predispone a una más fácil receptividad de la influencia del mesmerismo, y puede
predecir el poder de sumisión del paciente, cuando reconozco en él un aire de desánimo
o desesperanza, T a ir abattu” que generalmente acompaña a la debilidad funcional de los
nervios (Esdaile, 18 4 6 /1989, pág. 15).

El inicio de la era de la hipnosis

Podemos decir que con Braid se inicia el nacimiento de la hipnosis pro­


piamente dicha o científica, ya que él acuñó el término hipnosis e intentó dar
una explicación médica o cerebral del fenómeno.

James Braid (1795-1860)

Médico cirujano oftalmólogo de nacionalidad inglesa, a quien puede con­


siderarse como el padre de la hipnosis. James Braid llegó a interesarse en el
fenómeno del mesmerismo después de presenciar una demostración pública
de un famoso mesmerista, Lafontaine. Braid tuvo una aproximación científica
al fenómeno, y observó que podría reproducir el mismo estado sin recurrir a
los pases magnéticos, sólo mirando fijamente un objeto brillante.
Después de varios experimentos, Braid llegó a la conclusión de que este
fenómeno es más intrapsíquico que interpsíquico, es decir, que depende
más de la habilidad del paciente que de la habilidad del terapeuta. A Braid
le pareció que este fenómeno se parecía al sueño, por lo que lo llamó hip­
notismo (del griego hypnos, que significa sueño), aseverando que era un
“sueño nervioso”. Con el tiempo el término se abreviaría a hipnosis, como
se le conoce en la actualidad. Es preciso comentar que posteriormente Braid
reconoció que el estado de conciencia producido no era sueño y que el tér­
mino hipnotismo no era el más adecuado, pero para entonces la denomina-

36 C ap. 3 . H isto ria d e la hipnosis


ción ya se había aceptado y divulgado tanto que no hubo forma de cambiar
las cosas.
El método de Braid consistía básicamente en fijar la mirada en un objeto
brillante, una bola de cristal o en la punta de una botella que se colocaban
por arriba del nivel de la nariz. Después de 3 min, Braid observó que los
músculos de los párpados se relajaban, los ojos se cerraban y el resto de la
musculatura estriada se relajaba también. Braid popularizó tanto este método
que cualquier procedimiento de inducción hipnótica por fijación ocular suele
denominarse “método de Braid”. Entre 1840 y 1850 Braid usó la hipnosis en
forma rutinaria en su práctica clínica, y reportó curaciones y mejorías en sor­
dera, parálisis y trastornos reumáticos (Martínez-Perigold y Asís, 1995).
En 1843 publicó en su obra Neurohipnología una explicación psiconeuro-
fisiológica de la hipnosis, lo que aproximó aún más este fenómeno a una jus­
tificación científica. Con la explicación psiconeurofisiológica de la hipnosis,
en la cual se explica que la acción psiquicofísica sobre la retina provoca un
efecto en el cerebro que causa el estado hipnótico, Braid rompe completa y
definitivamente con la teoría del fluido magnético de Mesmer.
A partir de los trabajos de Braid, la hipnosis empieza a interesar a muchos
científicos, incluyendo al famoso neuropsicólogo Paul Broca, quien realizó
una operación quirúrgica con anestesia hipnótica, que reportó a la Academia
de Ciencias de Francia, el 5 de diciembre de 1859 (Granone, 1973).

La hipnosis en Francia: Charcot versu s


Bernheim alrededor de 1880

La escuela de París

Jean Martin Charcot (1825-1893) fue un distinguido neurólogo francés


que trabajó en el hospital de la Salpetriere de París; él estudió la hipnosis
y le dio una explicación médica, con lo cual contribuyó a darle un estatus
científico.
Charcot reconoce en la hipnosis un método de investigación psicológico,
pero le niega cualquier valor de tratamiento, argumentando que el fenómeno
hipnótico es un fenómeno básicamente histérico. Las pacientes en las que
hacía sus experimentos eran pacientes histéricas, en las cuales reproducía y
eliminaba temporalmente síntomas como parálisis de extremidades, cegueras,
etc. Charcot demostró que la histeria no se debía a lesiones estructurales del
sistema nervioso, sino que eran consecuencia de impactos psicológicos (Cher-
tok, 1992). Este médico francés tuvo alumnos distinguidos que estudiaron el
fenómeno hipnótico, como Babinsky y Pierre Janet (Kroger, 1965).
El método de inducción hipnótica de Charcot era sorprender a sus pacien­
tes con estruendosos sonidos de tambor africano o luces de tungsteno (Martí­
nez-Perigold y Asís, 1995). Se afirma que Charcot aprendió la técnica de un
hipnotizador de teatro, quien le transcribió la técnica con todo detalle para
que pudiera replicarla (Robles y Abia, 1997).

H isto ria d e la hipnosis 37


Figura 3.4- Charcot haciendo una demostración del fenómeno de
la hipnosis con una paciente histérica.

Charcot afirmaba que la hipnosis era un estado esencialmente somático,


físico, y que pasa por los siguientes niveles (James, 1984):

• Trance cataléptico. En este estado las partes del cuerpo no presentan re­
sistencia a los movimientos que se les hace, y permanecen en la posición
en la que se les deja, además hay insensibilidad al dolor.
• Trance letárgico. Si se cierran los ojos por la fuerza se pasa al estado
letárgico, que consiste en la pérdida total de la conciencia y relajación
muscular total.
• 'Trance sonambulístico. Charcot opinaba que frotar la parte superior de
la cabeza hacía pasar al estado sonámbulo, en el cual se está alerta pero
en trance, se es hablantino, se puede mover libremente y lleva a cabo las
sugestiones del hipnotizador.

No cabe duda que con Charcot la hipnosis entró a una nueva etapa cientí­
fica, prueba de ello es la realización del Primer Congreso Internacional de Hip­
notismo Experimental y Terapéutico del 8 al 12 de agosto de 1889 en París.
Como presidentes honorarios estaban Charcot y Richert entre otros. Los miem­
bros del comité incluían a Bernheim, Pierre Janet y Dejerine. Entre los persona­
jes que asistieron al congreso estaban William James de Estados Unidos, Freud
de Austria-Hungría y Rybalky de Rusia.

38 C ap. 3 . H isto ria d e la hipnosis


La escuela d e Nancy

Ambroise-Aguste Liébeault (1825-1904) fue el fundador de la escuela de


Nancy. Este prestigiado médico de esta localidad francesa, después de leer y fas­
cinarse con los trabajos de Braid, empezó a practicar la hipnosis con enfermos
pobres en forma gratuita. Se dice que les preguntaba a sus pacientes qué prefe­
rían, el tratamiento médico acostumbrado por el cual le tendrían que pagar ho­
norarios, o hipnosis, la cual sería gratuita. Obviamente mucha gente escogía la
hipnosis. Liébeault llegó a tratar a 10000 pacientes con este método. Cabe decir
que renunció a su título de médico y se nombró curandero. Liébeault publicó su
trabajo clínico donde hace una importante afirmación: la esencia de la hipnosis
es la sugestión verbal que hace el operador (Chertok, 1992).
Hyppolyte Marie Bernheim (1837-1919), distinguido médico y profesor de
la Universidad de Nancy, se interesó en el trabajo de Liébeault, quien después
de comprobar los resultados se expresó así del médico rural: “Duerme con la
palabra, cura a través de la palabra, introduce en el cerebro la imagen psíquica
del sueño, procura situar allí la imagen psíquica de la curación.” Posteriormente
Bernheim y Liébeault colaboraron en estudios que resultaron ser las aportaciones
científicas más importantes de la hipnosis de la época (Paul-Cavallier, 1998).
Liébeault y Bernheim argumentaban que la esencia de la hipnosis era la su­
gestión verbal, y por tanto, podía inducirse la hipnosis usando sólo la palabra.
Entonces ellos rechazaron la idea de Charcot de que sólo los pacientes neuróticos
podían entrar en trance, ya que llegaron a inducir el trance en 92 % de sus pa­
cientes y la inmensa mayoría no eran neuróticos. En otras palabras, aseguraban
que la hipnosis era un fenómeno psicológico enteramente normal, y no tenía
nada que ver con la histeria. Esto provocó un agrio debate y rivalidad entre la
escuela de Nancy y la de París, o para ser más exactos, entre Bernheim y Charcot,
disputa que duraría muchos años y de la cual finalmente saldría triunfadora la
escuela de Nancy.
Estos hipnoterapeutas desarrollaron una metodología de sugestiones para
inducir el trance y para el tratamiento de enfermedades. Fueron los desarro­
lladores de las sugestiones directas que en la actualidad todavía se practican,
como: “Sus ojos se están cerrando... sus párpados se están poniendo pesados,
más pesados... muy pesados... están a punto de cerrarse... usted va a entrar
en un sueño profundo... muy profundo”, etc. En el caso d? las sugestiones
terapéuticas, por ejemplo en un paciente con insomnio, pueden ser: “En la
noche usted va a dormir... su sueño va a ser muy profundo... muy profun­
do... cuando se acueste... el sueño va a venir y cerrará sus ojos... y usted
va a dormir profundamente. ” Liébeault y Bernheim desarrollaron una gran
cantidad de sugestiones directas para diversos tipos de problemas de salud
física y psicológica.
Es importante señalar que estos investigadores sostuvieron que la base de
la hipnosis no es ningún estado de conciencia especial o trance, sino la suges­
tión, y que si acaso se produce un estado de conciencia especial es debido a
la sugestión de que ese estado se produzca (James, 1984).

H isto ria d e la hipnosis 39


Es interesante mencionar que Liébeault aseguraba que hipnotizaba a 92 % El prestigiado psicoanalista húngaro Ferenczi criticó el hiperintelectualis-
de sus pacientes, y Bernheim expresó que quien no hipnotiza a 80 % de las per­ mo de la interpretación psicoanalítica, y propuso la incorporación del método
sonas “no ha aprendido a operar correctamente” (James, 1984). hipnótico y otros métodos sugestivos al psicoanálisis para simplificar la técni­
ca. Ferenczi se enfrascó en una polémica con Freud de la que obviamente re­
sultó perdedor. De acuerdo con Chertok (1992), a partir de este incidente los
psicoanalistas aprendieron a rechazar la hipnosis en forma determinante.
H ipn o sis y psic o a n á lisis

Sigmund Freud (1856-1939) estudió hipnosis con Charcot en París, y des­


pués con Bernheim en Nancy. Freud estaba inicialmente convencido, como Char­
cot, de que la hipnosis era útil como método de investigación pero no como
tratamiento. Después, Breuer lo convenció de que la hipnosis realmente podía
ser útil si después de que en estado hipnótico se descubrían las causas del pro­
blema psicológico, y se le pedía al paciente recordarlo al despertar, es decir, al
hacer consciente lo inconsciente, entonces los síntomas desaparecerían. Juntos
publicaron en 1893 Estudios sobre la histeria, con base en este método llamado
hipnocatártico (Chertok, 1992).
Poco después Freud reconoció cierta dificultad para inducir a los pacientes
en trance, además de argumentar cierta base erótica en el método. Lo anterior
lo llevó a sustituir la hipnosis por el druck m ethod, que consistía en tomar la
cabeza del paciente con ambas manos y después soltarla súbitamente, en ese
momento el paciente debía decir la primera idea que le viniera a la mente (Cher­
tok, 1992). Por último desarrolló la asociación libre de imágenes e ideas. Freud
expresó que aunque las bases del psicoanálisis provenían originalmente de sus
investigaciones con hipnosis, ésta lo rebasó y tuvo una ruptura epistemológica
con la hipnosis. De ahí que muchos psicoanalistas vean a la hipnosis como algo
histórico y ya rebasado. En el ensayo Psicología colectiva y análisis del Yo, una
de sus últimas referencias a la hipnosis, declaró que lo que más se parecía a
la hipnosis era el enamoramiento, y que el enamoramiento podía explicarse a
través de la hipnosis y no al revés. La diferencia principal era que en la hipnosis
Figura 3.5. Sigmund Freud desarrolló sus primeros trabajos sobre
estaba excluida la satisfacción sexual, de acuerdo con Freud (Chertok, 1992). la neurosis y la histeria a través del método de la hipnosis.
Freud abandonó el uso de la hipnosis en 1896. Hay que recordar que
Freud usaba el método de sugestiones directas de Bernheim. Por su parte, Gra-
vitz (1999), de la Universidad de Washington, opina que las razones que lle­
varon a Freud a dejar la hipnosis fueron, entre otras, la experiencia que tuvo H ipn o sis en R u sia
con la paciente que lo abrazó cuando salió de trance y la reacción traumática
de su colega J. Breuer en el caso de Anna O., además del simultáneo y rápido Iván P. Pavlov (1849-1936)
incremento de la influencia y prestigio de sus teorías psicoanalíticas.
Ernest L. Rossi, psicoanalista jungiano e hipnoterapeuta ericksoniano, opi­ Pavlov dio una explicación neurofisiológica de la hipnosis, en el contexto
na que el método de asociación libre representa un método de inducción hipnó­ de su teoría de los reflejos condicionados. Él pensaba que la hipnosis era muy
tica indirecto y sutil (comunicación personal, 1996). En una ocasión le pedí la parecida al sueño fisiológico y que la diferencia consistía en una irradiación
opinión acerca de la afirmación de Rossi a un dedicado y destacado psicoanalis­ parcial del fenómeno de inhibición en la corteza cerebral, lo cual dejaba sitios
ta local (Rodolfo Álvarez del C.), compañero maestro de la universidad, quien focalizados de excitación, que era lo que permitía el mantenimiento de la co­
me contestó: “No lo sé, pero algunos de mis pacientes al terminar la sesión, municación entre hipnotizador e hipnotizado (Cobian Mena, 1997). Incluso
suelen decirme que no recuerdan lo que dijeron durante la sesión y parecen Pavlov realizó varias investigaciones de hipnosis experimentales con perros.
desorientados.” Pavlov y otros investigadores rusos, entre ellos Platonov, consideraban la

40 Cap. 3 . H istoria d e la hipnosis H ipnosis e n R u sia 41


hipnosis como una respuesta condicionada producida por la palabra que actua­
ba como un estímulo condicionado. Para Pavlov, el humano recibía influencia
de los estímulos físicos del medio, lo cual llamó el primer sistema de señales; el
lenguaje lo consideró como el segundo sistema de señales, y dijo que era capaz
de modificar la actividad del cerebro. Ellos afirmaron que por medios verbales
podría facilitarse cualquier función cerebral, ya sea excitación, inhibición, irra­
diación o concentración de alguna de las funciones anteriores, etc. (Granone,
1973). Para los investigadores cubanos Braulio Martínez-Perigold y Moisés Asís
(1995), Pavlov le dio a la hipnosis la base fisiológica y el rigor científico que
requería, alejándola de concepciones idealistas y seudocientíficas.

Figura 3.6. Iván Petrovich Pavlov desarrolló una explicación


neurofisiológica de la hipnosis enmarcada dentro de su teoría de
los reflejos condicionados.

H ipn o sis en E stados U nidos

William James (1842-1910)

Considerado el padre de la psicología estadounidense y creador de una


corriente filosófica llamada pragmatismo, James escribió en 1890 una gran obra
clásica sobre psicología denominada Principios de psicología, que fue unánime­
mente aceptada en las universidades de Europa y Estados Unidos. En su obra

42 C ap. 3. H isto ria d e la hipnosis


,arnes le dedica todo el capítulo 27 a la hipnosis, donde se sugiere que se trata
¿e un fenómeno normal y de necesario estudio dentro de la psicología. James
calificó a la hipnosis como un fenómeno psicológico enteramente normal,
asimismo introdujo el término de “trance hipnótico”, ya que él era partidario
je la existencia de un estado especial de conciencia como requisito para la
evocación de todos los fenómenos hipnóticos conocidos.
James escribió: “La expresión trance hipnótico, que yo empleo aquí, no nos
dice en qué consiste el cambio, pero destaca el hecho de su existencia, por cuya
razón es una expresión útil” (James, 1891/1984). A pesar de que ya han pasa­
do más de 100 años de su publicación, tal capítulo fue escrito con tanta visión
científica que todavía parece actual, y yo lo recomendaría como lectura inicial
para estudiantes de psicología o medicina.

Figura 3.7. W illiam James introdujo oficialmente la hipnosis como


un fenómeno digno de estudio en la psicología

Clark L. Hull (1884-1952)

Podemos decir que Hull fue el primero en aplicar en la hipnosis humana la


metodología experimental usando grupos de control y experimental, la aplica­
ción de la estadística y otros controles de laboratorio.
Hull fue profesor de psicología de la Universidad de Wisconsin; en la déca­
da de los treintas del siglo x x diseñó una serie de experimentos con grandes
grupos de personas, con el fin de dar una respuesta científica a varias dudas

H ipnosis e n E s ta d o s U nidos 43
básicas con respecto a la hipnosis (Gravitz, 1999). Hull fue el primer académico
estadounidense que realizó investigaciones formales en una universidad, mas
no sin dificultades, ya que los mitos y la animadversión hacia la hipnosis eran
muy fuertes en aquel entonces. De acuerdo con sus estudios, los niños de siete
y ocho años son más fácilmente hipnotizables que las personas de cualquier
otra edad, y las mujeres en general son más hipnotizables que los hombres, al
igual que las personas con mayor inteligencia (Martínez-Perigold y Asís, 1995),
Hull se mudó a la Universidad de Harvard y cambió de tema de investigación,
ahí se dedicó a la psicología del aprendizaje, campo en el que hizo aportacio­
nes muy sobresalientes. Sin embargo, dejó muchos alumnos muy motivados e
interesados en el tema de la hipnosis, entre ellos Milton H. Erickson, el más
destacado hipnoterapeuta del siglo xx.

Figura 3.8. Clark L. Hull introdujo la metodología experimental y


estadística en la hipnosis.

Milton H. Erickson (1901-1980)

Milton H. Erickson estudió hipnosis experimental con Clark L. Hull en la


Universidad de Wisconsin. Posteriormente rompió con los estándares de la hip­
nosis clásica, conforme adquiría más destreza y maestría en el manejo de los
fenómenos hipnóticos. Un hombre de ciencia y un clínico extraordinario, Erick-

44 C ap. 3 . H isto ria d e la hipnosis


son fue uno de los que más escribió sobre la hipnosis clínica, y es sobre quien
más se ha escrito en lo referente a la hipnosis.
Erickson revolucionó la utilización de la hipnosis en la clínica psicológica
y psiquiátrica. Entre sus aportaciones mencionaremos las siguientes (véase su
biografía en cap. 4):

• Desarrolló la aproximación indirecta de la hipnosis.


• Desarrolló el método de la utilización.
• Desarrolló la terapia no convencional.
• Desarrolló un enfoque naturalista de la hipnosis.
• Reconocido como uno de los hipnoterapeutas más habilidosos y de ma­
yor éxito clínico.
• Director fundador de la American Journal o f Clinical Hypnosis.
• Presidente de la Sociedad Estadounidense de Hipnosis Clínica.

Figura 3.9. M ilton H. Erickson, padre de la hipnosis clínica


moderna.

Ernest R. Hilgard (1904-2001)

Nació en Belleville, Illinois, el 24 de julio de 1904; obtuvo primero su li­


cenciatura en ingeniería química en la Universidad de Illinois, y posteriormente
obtuvo su doctorado en psicología en la Universidad de Yale, especializándose

H ipnosis e n E s ta d o s U nidos 45
en psicología experimental. En 1957 es nombrado por la Fundación Ford
para encabezar un comité en colaboración con el consejo de investigación en
ciencias sociales, para diseñar un programa amplio de salud mental. Parte del
programa consistía en un estudio sistemático de la hipnosis. El apoyo era de
15 millones de dólares. Como nadie acudió a la convocatoria, Hilgard fundó el
primer laboratorio experimental de hipnosis en la Universidad de Stanford, con
el apoyo millonario de la Fundación Ford. Para eso convocó a una persona con
mucha experiencia, Andró Weitzenhoffer, quien en sus inicios fue hipnotista de
teatro, y después fue un distinguido investigador y doctor en psicología. H ilgard
investigó durante mucho tiempo los correlatos neurofisiológicos de la hipnosis
y especialmente los aspectos psicológicos y neurofisiológicos de la anestesia y
analgesia producida por la hipnosis. Como parte de su rigurosa metodología,
Hilgard y Weitzenhoffer desarrollaron la primera escala de susceptibilidad hip­
nótica, la Escala Hipnótica Clínica Stanford (Stanford Hypnotic Clinical Scalé),
la cual permitía hacer más comparables los resultados de las investigaciones
científicas sobre la hipnosis (Hilgard y Hilgard, 1990).
Hilgard también desarrolló la teoría de la neodisociación de la hipnosis (Wil-
kies, 1984). Esta teoría, basada en parte en las ideas de Pierre Janet, propone que
la mente humana está compuesta de múltiples sistemas cognitivos organizados
en forma jerárquica, y que durante la vigilia existe un buen grado de control por

f \

•r v

Figura 3 .10. Ernest Hilgard dio gran impulso al estudio


experimental y de los correlatos neurofisiológicos de la hipnosis,
especialmente en relación con el control del dolor.

46
virte de un yo ejecutivo, responsable de la planeación y supervisión de las fun­
ciones de la personalidad. De esta manera, durante la hipnosis estos sistemas
ueden volverse temporalmente independientes o disociados entre sí, y pueden
ser activados por las sugestiones del hipnotizador (Kirsch et a l , 1993). En otras
palabras, durante la hipnosis la mente inconsciente se vuelve más activa y puede
atender y procesar información ofrecida por el terapeuta, así como responder sin
mediación y regulación de la mente consciente. La teoría de Hilgard propone que
la esencia de la hipnosis es el mecanismo cognitivo de disociación.
Hilgard continuó activo y asistiendo a su oficina en la Universidad de Stan­
ford hasta la edad de 95 años. Hilgard murió el 22 de octubre de 2001 a causa
de un problema cardiovascular, en Palo Alto, California, a la edad de 97 años
(Crawford, 2002).

La hipnosis en añ os r e c ien t es

Como se pudo ver en este capítulo desde Mesmer hasta Erickson y Hilgard,
la hipnosis pasó por muchos altibajos, épocas doradas y periodos sumamente
oscuros y de desprestigio. Actualmente goza de un estatus científico sólido. A
este respecto, se han fundado sociedades nacionales de hipnosis en cada país
desarrollado o en vías de desarrollo, y se han instaurado cátedras y cursos de
posgrado, tanto en escuelas de medicina como de psicología. Por ejemplo, a
mediados de los años cincuenta del siglo xx en Estados Unidos, la Asociación
Médica Estadounidense y la Asociación Psiquiátrica Estadounidense reconocie­
ron a la hipnosis como un instrumento terapéutico legítimo (Spiegel y Maldona-
do, 2001). Además se crearon la Sociedad Estadounidense de Hipnosis Clínica
fundada por Milton H. Erickson y la Sociedad de Hipnosis Clínica y Experimen­
tal. En el ámbito mundial se creó la Sociedad Internacional de Hipnosis, que
permite compartir experiencias y conocimientos a los hipnoterapeutas de todos
los países que estén asociados. Por su parte, la mayor asociación de psicólogos
de Estados Unidos, la Asociación Estadounidense de Psicología (APA, por sus
siglas en inglés), tiene entre sus divisiones una dedicada exclusivamente a la
hipnosis. La división 30 de la APA reúne a todos los investigadores y clínicos
que trabajan en el campo de la hipnosis e hipnoterapia de esa asociación.
Por otro lado en 1979 se creó la Fundación Milton H. Erickson, con sede
en Phoenix, Arizona, lugar donde Erickson vivió sus últimos años, y cuyo fin
es fomentar la investigación y la capacitación clínica en la hipnoterapia (Zeig
y Munion, 1999).

H ipnosis en M éx ic o

Alrededor de 1959 existía en México una asociación de profesionales intere­


sados en la hipnosis, denominada “Grupo de estudio sobre la Hipnosis Clínica y
Experimental”, quienes invitaron a Erickson a un seminario donde hizo alarde

H ipnosis en M é x ic o 47
de la técnica pantomímica de inducción hipnótica (Erickson et al., 1992). Alre­
dedor de 1966 ya existían la Sociedad Mexicana de Hipnología Médica presidida
por el doctor Ervey González Urroz y el Instituto Mexicano de Hipnosis Médica
y Medicina Psicosomática cuyo director era el doctor Ángel Kuri Sacre. Estas
organizaciones ofrecían cursos intensivos de hipnosis clínica para médicos, ci­
rujanos dentistas y psicólogos clínicos.
Sin embargo, en México el entrenamiento formal e intensivo en hipnosis
clínica apenas empezó con la apertura de los Institutos Milton H. Erickson,
avalados por la Fundación Milton H. Erickson de Estados Unidos a finales de
los años ochenta del siglo xx. El primero en fundarse fue el Instituto Milton
Erickson de la Ciudad de México, fundado por Teresa Robles y Jorge Abia en
1989. En 1999 la doctora Robles y el doctor Abia se separan, éste se queda al
frente del instituto y la doctora Robles forma el Centro Ericksoniano de Méxi­
co, donde en la actualidad se ofrece la maestría en Psicoterapia Ericksoniana
reconocida oficialmente por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología.
Aunque ya venía ofreciendo cursos de entrenamiento en hipnoterapia desde
1986, es hasta 1991 cuando el maestro Ricardo Figueroa funda el Instituto Milton
Erickson de la ciudad de Guadalajara. Además Figueroa es el principal colabora­
dor en la creación del Instituto Milton Erickson de Monterrey en 1997, y forma-
dor de muchas generaciones de psicólogos y médicos en la teoría y práctica de
la hipnosis ericksoniana. En el Instituto Milton H. Erickson de Monterrey han

Figura 3.11. Teresa Robles Uribe, fundadora del Centro


Ericksoniano de México.

48
estado impartiendo cursos personalidades de primera línea en la hipnosis erick-
soniana, como Ernest L. Rossi, Jeffrey Zeig, Michael Yapko, Daniel Araoz, Ste­
phen Lankton, entre otros. Actualmente este instituto ericksoniano ofrece la es­
pecialidad y maestría en Terapia Breve Sistèmica, dirigida por el maestro Ruperto
Charles, con reconocimiento oficial de la Secretaría de Educación Pública.

Figura 3.12. Ricardo Figueroa, fundador del Instituto Milton


Erickson de Guadalajara.

Asimismo existen en México, avalados por la Fundación Milton Erickson,


nueve institutos de formación de profesionales de la salud en la hipnosis y téc­
nicas terapéuticas ericksonianas.
Por otra parte, en 1998 se funda la Sociedad Mexicana de Hipnosis, filial
de la Sociedad Internacional de Hipnosis. En 1999 se establece el Consejo
Mexicano de Hipnosis, que tiene como objetivo certificar a profesionales de
la salud que estén capacitados en esta disciplina. Este consejo tiene su sede
en la ciudad de San Luis Potosí, y es presidido por el médico neurocirujano
Luis David Guzmán Moreno, puesto que obtuvo después de ganar una batalla
legal a un grupo de hipnotistas de teatro que querían la titularidad del consejo
(comunicación personal, 2001).
En mi opinión estamos entrando en una nueva etapa de reconocimiento
y validación científica de la hipnosis como fenómeno psicológico natural, tan
sólo un ejemplo de ello es que ya se estudian las diferentes estructuras del ce­

H ipnosis e n M é x ic o 49
rebro implicadas en ella a través de técnicas modernas de neuroimagen (Ha-
lligan et al., 2000; Crawford et a i , 1999; Maquet et a i , 1999), lo que ayuda a
quitarle todo el halo místico y misterioso que le han dado los practicantes de
la hipnosis de teatro y los medios de comunicación comerciales.
Además, estamos entrando en una etapa de su reconsideración y validación
como un contexto o estado de conciencia inmejorable, para la realización de in­
tervenciones psicológicas breves y efectivas en problemas puramente psicológi­
cos, pero también en asuntos de orden médico donde la hipnosis ha demostrado
ser de enorme ayuda, como lo es en el alivio del dolor en problemas de cáncer,
por quemaduras, etc. (Barber, 1996), así como el reducir los riesgos durante las
intervenciones quirúrgicas (Lang et a i , 2000), y especialmente en los trastornos
de índole psicosomàtica (Rossi, 1993; Araoz, 1996).
Todo esto permite predecir que dentro de poco tiempo, las organizaciones
científicas y profesionales de hipnosis que se han formado en México podrán en
su debido momento colaborar con las autoridades gubernamentales para legis­
lar sobre su regulación como instrumento terapéutico de uso exclusivo de pro­
fesionales de la salud mental, y promover la eliminación de la hipnosis de teatro
y la prohibición de su uso por parte de personas sin entrenamiento oficial en
psicología clínica e hipnosis.

B ib lio g r a fía
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50 C ap. 3. H isto ria d e la hipnosis


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Bibliografía 51
A cerca de la vida de
ICKSON

(C nckson fue un genio de la práctica de la psicoterapia, pero esas


dotes eran eclipsadas por las c¡ue tenía para el arte de vivir.
J éffrcy K. ZeiG

Milton Hyland Erickson, un personaje de gran relevancia en la historia de


la psicoterapia breve, nació el 5 de diciembre de 1901 en la pequeña y ya desa­
parecida comunidad rural de Aurum, Nevada. Fue el segundo de 11 hijos que
procrearon Albert E. y Clara F. Erickson. Es importante señalar que Milton Eric­
kson es reconocido como la principal autoridad mundial en la práctica e inves­
tigación de la hipnosis clínica. Sin embargo, es menos conocido por sus relevan­
tes aportaciones en el desarrollo de técnicas terapéuticas sumamente efectivas
para la terapia individual, de pareja y familiar, que pueden incluir o no la hip­
nosis (Healy, 1967). Incluso él se anunciaba en el directorio telefónico como
psiquiatra y consejero familiar, no como hipnoterapeuta.
Albert E. Erickson, su padre, a la edad de 16 años salió de la ciudad de
Chicago con un espíritu aventurero con rumbo al Oeste en busca de fortuna, sin
más que un boleto de tren. En su paso por el condado de Lowell, Wisconsin,
trabajó para un granjero, donde conoció a la hija de éste, Clara, quien tiempo
después se convertiría en su esposa. La madre de Erickson, Clara, tenía ascen­
dencia india, y su padre, escandina (vikinga).
Después de casarse en 1891, los señores Erickson viajaron al Oeste, ya que
Albert era atraído por las minas de plata. Recorrieron el Oeste como auténticos
pioneros: con penurias y dificultades. Finalmente se establecieron en el pueblo
de Aurum, Nevada, un pueblo minero y agricultor. Vivieron en una casa de tron­
cos de tres paredes, la cuarta pared formaba parte de la falda de una montaña.
El piso era de tierra, que tenía que ser humedecida con agua para evitar que se
formara polvo. En esa casa nacieron Milton Erickson y dos de sus hermanas.
Cuando Erickson era todavía un niño pequeño, la familia se trasladó nueva­
mente a una región rural de Lowell, Wisconsin, donde el señor Albert Erickson

52
Figura 4 . 1. Milton H. Erickson.

compró una granja. Su estancia primero en Aurum y luego en esta granja, hizo
que Erickson creciera en contacto con la naturaleza y sus ciclos de vida, en
un ambiente rural, de agricultores y con animales de granja. Esto influyó
bastante en su concepción naturalista de la hipnosis y la psicoterapia que tanto
lo caracterizó. Erickson vivió en la granja hasta los 18 años antes de partir a
estudiar psicología y medicina a la Universidad de Wisconsin.
Milton H. Erickson nació con varias discapacidades: sufría discromatopsia,
un tipo de ceguera que en su caso era para el rojo y el verde. Él no podía ver
estos colores. Al parecer los percibía como azul oscuro. A Erickson le gustaba
mucho el color púrpura, coleccionaba objetos y se vestía con frecuencia de este
color. Sus pacientes también le hacían regalos color púrpura. Eso creó el rumor
de que sólo percibía ese color, de que percibía el mundo de color púrpura. Sin
embargo, su esposa Betty opinaba que tan sólo era su color favorito. En ese en­
tonces el púrpura no era un color común, y a Erickson le gustaba ser diferente,
de acuerdo con ella.
Otra deficiencia de Erickson era una sordera específica para ciertos tonos
musicales: él no podía percibir ni reproducir ciertos tonos sonoros. Además
de eso, sufrió una dislexia que de niño le dificultó el aprendizaje normal de la
escritura. Todas estas discapacidades le trajeron como consecuencia el descu­
brir por experiencia propia la relatividad de la percepción humana y los pro­
blemas que surgen debido a ella.
Respecto de su dislexia, Erickson comentaba que de niño se le dificultaba

A c e rc a d e M ilto n H. Erickso n 53
entender la diferencia entre el 3 y la m, por más que se lo trataron de explicar.
Era el mismo símbolo pero con una orientación espacial distinta. Hasta que en
una ocasión experimentó una alucinación de una luz cegadora “donde la «m»
estaba parada sobre mis piernas y el «3» estaba de lado, con las piernas hacia
fuera”. Fue a consecuencia de esta experiencia hipnótica espontánea que el
pequeño Erickson de seis años distinguió entre ambos símbolos (Rossi et al.,
1983). E. Rossi afirma que la experiencia de Erickson en su infancia correspon­
de a un fenómeno de alucinación hipnótica.
La experiencia más difícil y más formadora a la vez de Erickson fue un
primer ataque de polio en 1919, cuando tenía sólo 17 años de edad. Tres doc­
tores del pueblo llegaron a examinarlo, y le dijeron a su madre que él no ama­
necería vivo a la mañana siguiente, lo que enojó mucho al semiconsciente
muchacho, por lo que se propuso ver con toda su voluntad el amanecer al día
siguiente. Lo logró y sobrevivió. Sin embargo, lo que Erickson “vio” no fue
sino otra alucinación de tipo hipnótico, ya que desde su ventana no se podía
ver el sol. Él “vio” lo que necesitaba ver.
Erickson quedó casi totalmente paralizado, ya que al inicio sólo podía mo­
ver sus ojos o hablar. Después de eso, quedó postrado en una cama o en una
silla durante mucho tiempo. Las secuelas se presentaron como parálisis de
casi todo el cuerpo, aunque podía mover los ojos y hablar con dificultad. Eso
le ayudó a desarrollar enormemente su capacidad de observación. Al parecer
el tiempo de postración le ayudó a desarrollar una muy aguda capacidad de
observación visual y auditiva. Erickson relata que en ocasiones él se quedaba
solo en casa mientras los demás se iban a trabajar, y con el solo sonido de
los pasos sabía quién llegaba a casa, e incluso el estado de ánimo con el que
llegaban. También desarrolló la capacidad de observar regularidades de com­
portamiento de los miembros de la familia, así como incongruencias como
decir verbalmente algo y contradecirlo con el lenguaje gestual. Por ese tiempo
Erickson tenía una hermana muy pequeña y la observaba arrastrarse, gatear,
pararse, hacer “solitos” y sus primeros pasos. Asimismo “tenía el tiempo de
más” para observar el desarrollo psicomotriz de su hermana menor. Todo
eso lo observó con mucho detenimiento, lo cual le ayudó para su propia re­
habilitación de las secuelas de la polio. Así el dicho de “no hay mal que por
bien no venga” se cumplía con Erickson, ya que esta capacidad sería una de
sus principales herramientas en la psicoterapia. Uno de sus principales ejes
terapéuticos era descubrir los recursos y los potenciales internos, y convertir
las pérdidas en ganancias.
Las secuelas de la polio no le iban a permitir desarrollarse en la vida de cam­
po, como granjero. Así que decidió ser médico y se fue a estudiar a la Universi­
dad de Wisconsin, y lo hizo con muletas, su médico le dijo que si quería rehabi­
litarse tendría que hacer mucho ejercicio. Así, en un periodo de vacaciones de
verano, decidió hacer una travesía por los rápidos en una canoa, junto con un
amigo. El amigo no lo acompañó, pero Erickson de todas maneras decidió hacer
el viaje solo, sin avisarle a sus padres, con algunos víveres y 8 dólares en la bol­
sa. Él empezó su recorrido en un lago cercano al campus de la Universidad de

54 C ap. 4 . A c e rc a d e M ilto n H. E rickso n


Wisconsin, después tomó el río Mississippi y llegó hasta la ciudad de San Luis,
para después retornar río arriba. Durante el trayecto tuvo muchas y severas difi­
cultades. Cuando se le terminaron las provisiones, se las ingenió para ofrecerse a
cocinar la comida de otros vacacionistas, a cambio de que lo invitaran a comer.
Así los fascinaba contándoles historias de todo tipo, y quizá de esta manera fue
desarrollando habilidad para narrar historias y metáforas de utilidad terapéutica,
que posteriormente usaría en forma exitosa con sus pacientes. En otras ocasiones
entraba en algunos lugares a trabajar dos o tres días, conseguir algo de dinero y
seguir el trayecto. Al final de 10 semanas y 1200 kilómetros recorridos, Erickson
retornó sin muletas, caminando por su propio pie. Este triunfo personal le dio
más confianza para seguir adelante en sus metas. Erickson obtuvo su licenciatu­
ra en psicología y su doctorado en medicina en la misma Universidad de Wiscon­
sin en 1929 (O’Hanllon, 1993).
Erickson se casó por primera vez a los 23 años con Helen Hutton, a quien
conoció durante sus años en la universidad, matrimonio del que no se sabe mu­
cho, sólo que duró 10 años y que tuvieron tres hijos: Albert, Lance y Carol. A los
33 años Erickson se divorció y asumió la custodia de sus tres hijos. Al parecer
ésa fue una experiencia muy dolorosa para Erickson. Rossi opinó que el haberse
concentrado mucho en su rehabilitación física y el cumplimiento de metas per­
sonales, no le hizo desarrollar algunas habilidades de tipo afectivo de pareja.
Pero esto lo desarrollaría después con eficacia, a tal grado que fue de los prime­
ros terapeutas en ver parejas y familias en el consultorio. En 1935 conoció a
Elizabeth Moore, una estudiante de psicología y auxiliar de laboratorio de la
Universidad de Wayne. Al año siguiente se casó con Betty, quien sería su compa­
ñera toda su vida. Ella se hizo cargo de los tres niños de Erickson y fue madre de
cinco más: Betty Alice, Alian, Robert, Roxana y Cristina. Betty Erickson trabajó e
hizo investigación sobre hipnosis con su esposo Milton durante varios años,
además colaboraba con él en las diferentes actividades clínicas, ya sea como
sujeto para demostrar fenómenos hipnóticos o en las tareas que prescribía a los
pacientes.
El primer contacto formal con la hipnosis que tuvo Erickson fue en la Uni­
versidad de Wisconsin con el profesor Clark L. Hull en 1928, quien tenía el obje­
tivo de desarrollar técnicas estandarizadas de hipnosis para estudiar el fenómeno
científicamente. Hull estaba convencido de que lo que el hipnotizador decía, era
más importante que cualquier fenómeno psicológico interno del hipnotizado.
Erickson quedó fascinado con una demostración de hipnosis que hizo Hull, tan­
to que buscó al joven con quien se hizo la demostración, lo invitó a su casa y lo
indujo a un trance hipnótico. A partir de ahí empezó a practicar hipnosis con
quien podía. Cuando regresó a la granja de sus padres en las vacaciones de vera­
no, practicó con amigos y familiares. Cuando volvió a la universidad, se integró
al equipo de investigación de Hull. Muchos de los seminarios organizados por
Hull giraban en torno a las investigaciones y experiencias de Erickson. Erickson
pronto descubrió que las sugestiones presentadas necesitaban ajustarse al perfil
psicológico del sujeto, es decir, lejos de hacer sugestiones estandarizadas, éstas
tenían que “cortarse a la medida” del sujeto. Además Erickson desarrolló nuevas

A c e rc a d e M ilto n H. E rickso n 55
técnicas y sugestiones hipnóticas basándose en el conocimiento científico de los
procesos psicológicos. Uno de sus grandes aportes fueron sus técnicas indirectas
y permisivas de utilización, el uso de metáforas en la terapia, etcétera.
En 1928 Erickson obtuvo el grado de maestría en psicología al mismo tiem­
po que terminaba su carrera de medicina. Era psicólogo y psiquiatra, y miem­
bro tanto de la Asociación Psicológica Estadounidense, como de la Asociación
Psiquiátrica Estadounidense (Healy, 1967).
En 1938 es consultado por Margaret Mead, por recomendación de Abra-
ham Maslow, para que la asista en la explicación de los trances espontáneos
de los danzantes de la isla de Bali. Milton observó varias filmaciones donde
aparecían danzantes genuinos y también simuladores; la tarea de Erickson
era distinguir entre ambos. Durante la Segunda Guerra Mundial, trabajó con
Mead y su esposo Gregory Bateson a petición del gobierno de Estados Unidos
para estudiar cómo era la personalidad de los alemanes y los japoneses (Zeig
y Munion, 1999). Erickson participó en el proyecto de comunicación humana
de Bateson, e influyó enormemente en el desarrollo de la psicoterapia interac­
tiva y estratégica. Aunque Mead y Bateson se divorciaron en 1950, Erickson
continuó colaborando con ambos durante años.
Su primer artículo científico sobre hipnosis se publicó en 1932 en la revis­
ta The Journal o f A bnorm al an d Social Psychology. Posteriormente llegó a
publicar cerca de 150 artículos científicos, fue coautor de seis libros, y editó la
Revista de Hipnosis Clínica de 1958 a 1968. En la década de los cincuentas es­
tuvo a cargo de la sección sobre hipnosis de la Enciclopedia Británica. Además
se estima que pudo haber hipnotizado a alrededor de 300000 personas en
varios países con fines terapéuticos, de investigación y entrenamiento clínico
para profesionales (Lankton y Lankton, 1983).
Erickson no era predominantemente teórico, era más clínico, era un tera­
peuta nato, o en otras palabras un artista de la terapia del cambio. Por tanto
nunca desarrolló una estructura teórica completa de la personalidad o del apa­
rato psíquico, sino una teoría de la intervención terapéutica. El desarrollo de la
estructura teórica de lo que él hacía se lo dejó a sus muchos alumnos, entre
ellos J. Healy, E. Rossi, W. O’Hanllon, J. Zeig, los esposos Stephen y Carol
Lankton, R. Blander y J. Grinder (los creadores de la PNL), entre otros. Lankton
y Lankton (1983), por ejemplo, opinan que mientras Freud fue el Einstein de la
teoría psicológica, Erickson fue el Einstein de la intervención psicoterapéutica.
En broma él afirmaba que había inventado una nueva teoría y una nueva aproxi­
mación... para cada individuo (Lankton y Lankton, 1983). Esto en referencia a
su estilo de ajustar la terapia a las características de personalidad, resistencias,
síntomas, etc., del paciente.
Por recomendación médica Erickson se mudó a la ciudad de Phoenix, Ari-
zona, en 1948, alejándose del frío y de la humedad de los inviernos de Michigan
que fomentaban sus alergias, en búsqueda de un clima seco y cálido que resul­
tara más adecuado para su salud, que seguía deteriorándose por las secuelas de
los dos ataques de polio. En Phoenix tuvo una intensa práctica privada. Su pri­
mera casa se ubicó en la calle Ciprés, lugar que llegó a ser muy conocido por

56 C ap. 4 . A c e rc a d e M ilto n H. E rickso n


amigos, visitantes y pacientes, ya que él instaló su consultorio en una de las
habitaciones de la casa. La sala de la casa era al mismo tiempo la sala de espera
para los pacientes, éstos llegaban a acostumbrarse a la familia, la presencia de
niños y “Roger”, el perro de la casa. Algunos pacientes indicaban que ver a
“Roger” descansando o dormido mientras esperaban era como algo preparatorio
para la hipnoterapia. En un suceso médico sumamente inusual, a la edad de 51
años Erickson sufre otro ataque de poliomielitis, del cual habría también de re­
habilitarse usando todo lo aprendido de la hipnosis y de su rehabilitación del
primer ataque de la enfermedad.
En 1957 funda la Sociedad Estadounidense d e Hipnosis Clínica, de la cual
es nombrado su primer presidente, lo que permitió una mayor investigación y
divulgación de las investigaciones científicas sobre la hipnosis.
En enero de 1959 Erickson se distingue internacionalmente con la aplica­
ción de sus técnicas hipnóticas no verbales (o pantomímicas). En esa fecha en
la Ciudad de México, en una conferencia organizada por el Grupo de Estudio
sobre Hipnosis, filial de la Sociedad Estadounidense de Hipnosis Clínica, sin
dominar el español logra hipnotizar a una enfermera que no sabía inglés, no
conocía a Erickson y no sabía nada sobre hipnosis. Lo anterior lo logró utili­
zando la técnica del saludo de manos desarrollada por él, y el manejo del tono
de voz (Erickson et al., 1976; Rossi et al., 1983).
A partir de 1967 Erickson tuvo que desplazarse en una silla de ruedas debi­
do a la evolución de las secuelas de la polio. Aun así a Erickson se le describía
como una persona que sabía el arte de vivir, que disfrutaba la vida intensamen­
te, era una persona que buscaba-los aspectos positivos de las cosas pasando por
alto lo que pudiera considerarse negativo (Zeig, 1985). La terapeuta familiar
Lyn Hoffman afirmó una vez que Erickson era una especie de “máquina de
diálisis psicológica”, ya que filtraba y echaba fuera las autopercepciones nega­
tivas de los pacientes y de la gente con la que interactuaba, enfocándose en lo
que la gente puede hacer, y no en lo que no puede hacer. Una de las grandes
cualidades terapéuticas de Erickson fue su habilidad para “despatologizar” a la
gente (Matthews et a i , 1993).
A partir de 1974, Erickson dejó la consulta psicológica para dedicarse a
dar cursos para profesionales de la salud mental en su casa y oficina. Erickson
tenía programados cursos de hipnoterapia y psicoterapia desarrollados por él
mismo hasta finales de 1980. Los últimos cursos no los pudo llevar a cabo.
Uno de sus brillantes cursos fue grabado y transcrito en un volumen por
unos de sus principales alumnos, Jeffrey Zeig, denominado “Un seminario
didáctico con Milton H. Erickson”.
En 1977 recibe la medalla de oro “Benjamín Franklin” de parte de la Socie­
dad Internacional de Hipnosis por sus excepcionales contribuciones al campo
de la hipnosis. De acuerdo con su esposa, Betty, en los últimos años de su vida,
cuando no estaba ofreciendo cursos sobre hipnosis, entre sus pasatiempos fa­
voritos estaba mantenerse al día en las noticias, disfrutaba mucho los progra­
mas de televisión sobre la vida natural, pero también los programas como Plaza
Sésamo y Duques de Hazard (Erickson, E„ 1985).

A c e rc a d e M ilto n H. E rickso n 5 7
El 25 de marzo de 1980, a la edad de 78 años, muere Milton H. Erickson, en
Phoenix, Arizona, dejando a su esposa Betty, ocho hijos, 32 nietos y una gran
cantidad de alumnos y seguidores (Zeig y Munion, 1999). Rosen (1991) señala
que aún una semana antes de su muerte, Erickson dio sus habituales cursos
semanales y autografió libros. El sábado 22 de marzo se sintió muy cansado, el
domingo 23 súbitamente dejó de respirar, su esposa Betty lo reanimó con respi­
ración artificial y lo llevaron al hospital donde dos días después murió de una
peritonitis. Así, Erickson cumplió su brillante máxima: “Lo último que pienso
hacer en la vida es morirme” (Zeig, 1985).

B ibliografía
Erickson, M. H. et a l , H ealing in Hypnosis, Irvington, Nueva York, 1992.
______ et a l , Hypnotic Realities, Irvington, Nueva York, 1976.
Erickson, E., “About Erickson: His Physical Struggles”, en J. Zeig, Experiencing Erickson: Intro­
duction to the Man an d his Work, Brunner Mazel, Nueva York, 1985, págs. 7-12.
Healy, J., Advanced techniques o f hypnosis an d therapy: Selected papers o f Milton H. Erickson,
Gruñe and Statton, Nueva York, 1967.
Lankton, S. R. y C. H. Lankton, The Answer Within: A Clinical Fram ew ork o f Ericksonian Hypno­
therapy, Brunner/Mazel, Nueva York, 1983.
Matthews, W. J. et a l , “An Ericksonian Model of Hypnotherapy”, en Judith W. Rhue et a l , Hand­
book o f Clinical Hypnosis, American Psychological Association, Washington, 1993, págs.
187-214.
O’Hanllon W. H., Raices profundas, Paidós, Buenos Aires, 1993.
Rosen, S., Mi voz irá contigo, Paidós, Buenos Aires, 1991.
Zeig, J. K., Un sem inario didáctico con Milton H. Erickson, Amorrortu, Buenos Aires, 1985.
Zeig, J. K. y W. M. Munion, Milton H. Erickson, Sage, Londres, 1999.

58 C ap. 4 . A c e rc a d e M ilto n H. Erickson


Principios de la njpnoterapia
ERICKSONIANA
(Sreo pue lodos deberíamos saber cfue cada individuo es único.
Q lo hay duplicaciones. . . toda psicoterapia basada en una teoría
es errónea, porpue cada persona es distinta de las demás. . . (Sreo
pue la psicoterapia es un procedim iento individual.
MllTQN H. É riCHSON

Como puede entenderse del epígrafe, Erickson no era muy partidario de


teorías generales acerca de la psicoterapia en el momento en que vivió. Él dejó
a sus alumnos la tarea de construir teorías acerca del cambio. Asimismo dejó el
legado de cómo pueden descubrirse capacidades potenciales en la terapia y
convertir las pérdidas en ganancias. Al respecto, Richard Van Dyck (citado por
Zeig, 1985) de la Sociedad Holandesa de Hipnosis Clínica opinó: “El enfoque
diagnóstico de Erickson incluye valores personales, las peculiaridades y cir­
cunstancias singulares del individuo, todo lo cual aporta poco a la ciencia como
conjunto de datos generalizables, pero es en cambio decisivo para la capacidad
de cambio de la persona” (pág. 17).
Aun así, la hipnoterapia y la psicoterapia realizadas por Erickson se guían
por varios principios desarrollados por él mismo, que le daban esa origina­
lidad, la no convencionalidad y la mayor probabilidad de éxito terapéutico.
Revisemos cada uno de ellos.

1. O rientación naturalista
Erickson tenía la concepción de que la hipnosis era algo natural, un fenó­
meno psicológico natural, en el cual uno entra en forma espontánea varias veces
al día sin siquiera darse cuenta. En concordancia, Erickson raras veces usaba
los rituales característicos de la hipnosis tradicional. Él inducía a la hipnosis en
forma casual, por lo que a sus técnicas se les llamó “Inducción hipnótica por
conversación” (Erickson et a i , 1976). Él simplemente hablaba del inconsciente,

59
de sensaciones en el cuerpo, contaba historias, describía fenómenos psicoló­
gicos, etc., y sorpresivamente la persona ya estaba en un estado de trance. En
una ocasión, a una enfermera con depresión que iba a colaborar con él como
sujeto para hipnotizar en una conferencia sobre hipnosis para médicos, le dijo:
“Betty, póngase de pie, por favor. Camine lentamente hacia el estrado. Siga
hasta situarse directamente frente a mí. No camine demasiado rápido, ni tam­
poco demasiado lento; con cada paso que dé, entre en un trance cada vez más
profundo” (Zeig, 1985, pág. 40). Cuando llegó frente a él, ella estaba ya en un
trance hipnótico muy profundo. Como puede verse en este ejemplo, él usa una
técnica informal. ¿Dónde está el péndulo o la mirada fija en un punto? ¿Dónde
está la palabra dormir o relajarse? Cualquiera diría que se saltó el primer paso,
que es la inducción, antes de proceder a la terapia. En ocasiones inducía al tran­
ce mientras saludaba de mano a la persona [véase “Interrupción del saludo de
mano”, en cap. 7). En otras ocasiones tan sólo producía estados de confusión
o sorpresa para evocar estados hipnoides, en los cuales ofrecía sus más “leta­
les” sugestiones terapéuticas. Y uno podía preguntarse, ¿dónde está la hipnosis?
Para él la hipnosis “es el cese del percatamiento consciente; en la hipnosis uno
empieza a usar el percatamiento inconsciente, porque inconscientementemente
uno sabe tanto o más de lo que sabe el consciente” (Zeig, 1980, págs. 57).
Su enfoque no sólo era naturalista en la hipnosis, sino también en la psi­
coterapia en general. Para empezar, su consultorio estaba ubicado en su propia
casa, la sala de espera era la misma sala de la casa. Por tanto, era común que
los pacientes interactuaran con la familia de Erickson. Muchos encuentros y
conversaciones casuales entre pacientes y miembros de la familia resultaban
terapéuticos. Incluso en muchas ocasiones él los implicaba en la terapia. Por
ejemplo, Roxanna Erickson-Klein (1990), una de sus hijas, relata que cuando
era adolescente su padre la contrató para asesorar a una paciente que se queja­
ba de un dolor posoperatorio; Roxana debía consultar el archivo de la biblioteca
después de que la paciente ya no podía realizar una tarea terapéutica por falta
de conocimiento. Roxanna comenta cómo esas colaboraciones también le ayu­
daban en su crecimiento personal.
A pesar de su discapacidad física, Erickson no tenía empacho para visitar
a los pacientes en su casa cuando era necesario, le era de mucha utilidad tera­
péutica observar el medio natural y familiar en el que se desenvolvían. Tam­
bién en esos ambientes los familiares de Erickson en ocasiones colaboraban.
Puedo citar el caso en el cual un médico le pidió a Erickson ver a una paciente
con cáncer terminal y con un dolor tan terrible, que ningún medicamento la
ayudaba. Después de varias sesiones, el dolor fue afortunadamente sustitui­
do por un adormecimiento y un “piquete de mosquito”, ambos producidos
por hipnosis. Algunas semanas después, Erickson llegó en una visita médica
acompañado de su esposa y su hija Betty Alice. La paciente se estaba que­
jando de un nuevo y fuerte dolor de estómago, signo de que el cáncer estaba
avanzando hacia esa región del cuerpo. Erickson indujo un trance en su es­
posa e hija, les provocó un fuerte dolor de estómago y les sugirió que estaban
enfermas, la mujer se condolió por las reacciones de ellas. Entonces Erickson

fin Can Prini-rinio^ d e la hÍD note ra oia E ric kso n ia n a


le dijo a la paciente: “Ahora voy a sacarles el dolor a ellas y a usted”, y con
sumo cuidado les fue sugiriendo la desaparición del dolor y la enfermedad.
Su esposa e hija salieron del trance sintiéndose bien y la paciente también.
Puede decirse que su esposa e hija fungieron como coterapeutas, al enseñar­
le a la paciente a aparecer y desaparecer un dolor súbitamente. La paciente
murió libre de dolor (Zeig, 1980, págs. 166-168). El enfoque de Erickson era
casual y natural, no siempre requería la escenografía artificial del consultorio
para hacer terapia. Como podrá observarse, este enfoque natural involucra a
la mayoría de los principios terapéuticos ericksonianos.

2. U tilización
La utilización se refiere a la incorporación a la inducción hipnótica y/o a
la terapia misma de todo lo que el paciente lleve al consultorio. Puede incor­
porarse o utilizarse el sistema de creencias del paciente, sus conductas, sus
capacidades y habilidades, características del lenguaje, actividades laborales,
pasatiempos, incluso defectos, síntomas y resistencias con fines terapéuticos.
Podemos decir que es una especie de aikido terapéutico. Lo que en algún otro
enfoque terapéutico una conducta o sistema de creencias puede considerarse
como una resistencia u obstáculo para la inducción hipnótica o desarrollo de la
terapia, en el enfoque ericksoniano esto mismo se usa como medio o trampo­
lín para la inducción al trance o para llegar a la meta terapéutica. Por ejemplo,
si el terapeuta observa que el paciente es muy olvidadizo, entonces podrá
utilizar esta “habilidad de olvidar” para amplificarla a través de la hipnosis
y producir amnesia hipnótica con fines terapéuticos, tal como olvidar una
experiencia desagradable o alguna sugestión poshipnótica.
Una conducta que puede considerarse como una resistencia, Erickson la
utilizaría como el medio adecuado para inducir un estado hipnótico. Por ejem­
plo, en una ocasión llegó a su consultorio un paciente muy inquieto que cami­
naba de un lado a otro sin tomar asiento. Entonces el paciente exclamó: “Su­
pongo que me echará fuera de su consultorio al igual que otros psiquiatras y
doctores lo han hecho, porque no puedo sentarme en una silla, no puedo
hablar de mi problema, no puedo asociar libremente, no puedo hacer esas
cosas, me siento demasiado nervioso, no puedo más que caminar de un lado a
otro.” Mientras Erickson lo observaba y escuchaba atentamente le dijo al pa­
ciente: “¿Le molesta si camina de un lado a otro en mi oficina?” El paciente
sorprendido dijo que sí. Entonces Erickson le dijo: “¿Le importaría si mien­
tras camina de un lado a otro, le dijera algunas cosas?”, el hombre exclamó:
“Claro que no, para eso estoy aquí, para que me hable, para que yo le diga co­
sas, pero no me pida que me siente, ni que le hable de mi problema.” Entonces
Erickson empezó a decirle cada vez que el paciente respiraba: “Camine hacia
esa silla. Ahora regrese, ahora vaya a esa silla. Ahora regrese. Ahora vaya a
aquella silla, ahora regrese.” Y así le habló y dirigió su caminar durante largo
tiempo, sin pedirle que se sentara ni que hablara de su problema. Entonces
Erickson empezó a disminuir poco a poco la velocidad de su habla, y en res­
puesta el paciente empezó a caminar con mayor lentitud. Y Erickson le habló
aún más lentamente... “vaya a aquella silla... ahora... regrese... ahora... está en
la mitad de la habitación...”. Erickson introdujo después una pausa, dejando de
hablar en una respiración, pero como el paciente se estaba acostumbrando a
que Erickson lo guiara, se detenía a esperar su siguiente instrucción. Erickson
continuó: “Ahora ve a esa otra silla... ahora... regresa... ahora ve a esa otra si­
lla... ahora regresa... ahora ve a esa silla... donde puedas estar lo menos incó­
modo... ahora regresa... ahora ve a esa silla... menos incómodo... ahora regre­
sa... ahora ve a esa silla... donde puedas estar cómodo... ahora regresa” y
cuando el paciente estaba a punto de sentarse, Erickson le dijo. No te sientes
aún... ahora regresa...” de manera que el paciente empezó a desesperarse, y
finalmente Erickson le permitió que se sentara y le dijo: “Y cuando te vayas
sentando lentamente en esa silla podrás entrar en trance y el paciente por fin
se sentó y entró en trance (O’Hanllon y Martin, 1992). Este es un ejemplo ilus­
trativo de la utilización de la resistencia con fines terapéuticos.
Otro ejemplo de la utilización, pero del sistema de creencias y del síntoma
es el siguiente: Erickson cuenta el caso de una muchacha católica que dejó es­
capar una sonora flatulencia mientras escribía en el pizarrón del salón, hecho
que la avergonzó e hizo que se fuera a su departamento. Fue tan traumático
para ella que no salió de su departamento en varios meses. La mujer le pidió
a Erickson una cita muy noche, cuando no hubiera nadie porque todavía te­
nía mucha vergüenza. Erickson la atendió a las 10:30 de la noche. Cuando la
joven le contó lo acontecido, Erickson le preguntó si era una buena católica,
a lo que respondió con un rotundo sí. Entonces le dijo que ella se burlaba de
Dios, que no apreciaba su obra y que no era una buena católica. Ella replicó
airadamente y muy ofendida. Después Erickson le mostró un dibujo de la
anatomía del aparato digestivo incluyendo el recto, y le explicó que ningún
ingeniero había podido crear una válvula que pudiera retener los sólidos y los
líquidos y dejara pasar sólo los gases. Le dijo que el ano era una maravillosa
obra de Dios. Erickson estaba utilizando su sistema de creencias para hacer
una reestructuración cognoscitiva y cambiar el punto de vista de la paciente.
Sin embargo, Erickson quiso utilizar el síntoma para asegurar el éxito tera­
péutico, y le pidió que cocinara frijoles con cebolla y ajo, los comiera y que
después se desnudara y bailara echando flatulencias ruidosas, silenciosas,
grandes, pequeñas, etc., disfrutando de la obra de Dios. La paciente resolvió
el problema. Un par de años después Erickson la visitó cuando ya estaba
casada. En esa visita la mujer se sacó el pecho para amamantar a su hijo en
presencia de Erickson, demostrando que había dejado de avergonzarse de los
fenómenos y actos naturales de la vida.

62 C ap. 5. Principios d e la h ip n o te ra p ia E ric kso n ia n a


3. O rientación a futuro
y SOLUCIÓN

En oposición a la psicoterapia predominante, especialmente el psicoaná­


lisis, que perseguía el éxito terapéutico centrándose en la búsqueda de las cau­
sas del problema del paciente en el pasado, casi siempre en la infancia, Erick­
son buscaba el cambio terapéutico centrándose en el presente y en el futuro.
Expresaba que no era necesario buscar en el pasado para resolver los problemas
del paciente, pues afirmaba que los cambios sólo podían lograrse en el presen­
te y modificando las perspectivas del futuro. La siguiente cita textual, de una
sesión en la que aconseja a unos grupos de terapeutas, deja ver claramente la
visión de Erickson: “Yo pienso que uno debe tomar al paciente tal como es. Él
sólo vive hoy, mañana, la semana que viene, el mes entrante, el año que viene.
Sus condiciones de vida son las que existen hoy. Comprender el pasado puede
ser instructivo, pero esa comprensión no va a cambiar el pasado. Si uno tuvo
celos de su madre, siempre estará en pie el hecho de que tuvo celos de ella. Si
uno estuvo apegado indebidamente a la madre, ese hecho no va desaparecer.
Pueden comprenderlo, pero no cambiarlo. El paciente tiene que vivir con las
cosas actuales. De manera que deben orientar la terapia hacia el paciente tal
como vive hoy y mañana, y como es de esperar que viva la semana que viene
y el año que viene” (Zeig, 1985, pág. 229).
La orientación al futuro que tenía Erickson en la psicoterapia, seguramente
provenía del contacto que tuvo con los ciclos de la naturaleza desde su infancia
hasta su adolescencia en Wisconsin; veamos qué expresa acerca de las ventajas
de vivir en el campo.
El chico de campo está habituado a levantarse al alba y trabajar durante
todo el verano de sol a sol, siempre con la mirada puesta en el futuro. Se siem­
bran cosas, se espera que crezcan y se les cosecha. Todo lo que se hace en
una granja está orientado hacia el futuro. El chico de la ciudad está orientado
hacia las cosas que suceden ahora. Y en la sociedad consumidora de drogas,
la orientación hacia el «ahora» es extremadamente común. Es una limitadí­
sima orientación hacia el «ahora». Cuando se atienden pacientes, lo que uno
tiene que considerar es esto: ¿qué tipo de orientación tienen? ¿Están realmen­
te orientados hacia algo futuro, realmente miran hacia adelante? Un chico de
campo lo hace como una cosa natural (Zeig, 1985, pág. 201).”
Un ejemplo de la orientación a futuro de la psicoterapia de Erickson es el
desarrollo de la técnica hipnótica de la “bola de cristal”, que consiste en inducir
al trance al paciente y después desorientarlo temporalmente. Después se le lleva
a un tiempo futuro, cuando ya haya resuelto su problema. Se le dice que hace
tiempo se le dio de alta y que tan sólo viene al consultorio de visita. Se le pide
que describa con sumo detalle los cambios logrados y cómo le hizo para lograr­
los. Se le hace vivir hipnóticamente el logro, el cambio, la solución de su proble­
ma. Enseguida se le “trae” al presente de nuevo, y el terapeuta decide si se le
sugiere amnesia hipnótica o no para la experiencia, dependiendo de la estructura
consciente del paciente. El hecho de visualizar o sentir sin ninguna duda el logro

O rien tación a fu tu ro y solución 63


de una meta en el futuro, ayuda inmensamente a dirigir todas las energías
hacia ella y lograrla. Por ejemplo, a un paciente con depresión se le puede hip­
notizar y llevar al futuro, donde ya solucionó su depresión; una vez ahí se le
pide que viva esa situación y describa con todo detalle su sentir, su ambiente,
que observe qué cosas son diferentes. Luego se le pide que mire hacia atrás, al
pasado, cuando tenía depresión y diga cuál fue su estrategia de solución. Esta
estrategia hipnótica de progresión en edad, en oposición a la regresión en edad,
hace despertar experiencias de expectativas positivas y potencial de cambio.
Erickson también usaba esta orientación a futuro fuera de la hipnosis, por
ejemplo en las tareas terapéuticas que él acostumbraba poner. Esto puede verse
con claridad en el caso de una señora sumamente deprimida que quería tener
un hijo, pero sus médicos no se lo aconsejaban debido a una artritis severa que
padecía. Erickson le autorizó que podía embarazarse. La paciente se embarazó,
su artritis disminuyó y la depresión desapareció. A los seis meses de edad Cin-
thia murió por muerte súbita infantil. La madre cayó en una depresión severa y
quería morirse. Erickson le dijo que ella había pasado seis meses maravillosos
y que era injusto destruir esos seis maravillosos meses de recuerdos. Y le encar­
gó la siguiente tarea: “Su marido la llevará a casa y le conseguirá un brote de
eucalipto. Usted le indicará dónde plantarlo. Los eucaliptos crecen muy rápido
en Arizona. Quiero que le ponga como nombre «Cinthia» y lo observe crecer,
aguardando el día en que pueda sentarse a su sombra.’
Esta tarea alegórica está orientada a futuro, tiene como objetivo el ver cre­
cer y cuidar de “Cinthia”, y esperar el momento en que esté lo suficientemente
alto y dé sombra para cobijarse en ella. Aparte del simbolismo que la tarea
representa, para llevarla a cabo es necesario esperar y por tanto postergar cual­
quier idea de morirse. Erickson fue a visitar a esta mujer un año después y el
brote había crecido muy rápido, ella había mejorado su artritis y se desplazaba
sin problemas.
Nuestras expectativas del futuro determinan nuestra sensación de bienestar
o malestar en el presente, dependiendo si esas expectativas son positivas o ne­
gativas. Podemos decir que más que compartir el punto de vista tradicional de
que el pasado determina el presente, más bien es nuestra expectativa del futuro
lo que determina nuestra conducta en el presente. Esto es la base de la profecía
autocumplida (Yapko, 1999). Es decir, lo que yo imagine que va a ocurrir incre­
menta la probabilidad de que ocurra.
En un experimento para observar el efecto de la imaginación mental sobre
el desempeño en el deporte, se hicieron tres grupos. Un grupo de estudiantes
practicaron basquetbol 20 minutos durante 20 días. A un segundo grupo no se
le permitió practicar. Durante ese tiempo, a un tercer grupo se le pidió que du­
rante 20 minutos diarios imaginara cómo lanzaba la pelota y la encestaba, que
lo imaginara lo más vividamente posible. A cada grupo se le registró la cantidad
de balones encestados al inicio y después de 20 días, es decir, después de ter­
minado el periodo de experimentación. El grupo que practicó mejoró 24 % su
desempeño, mientras que el segundo grupo, que no hizo en absoluto nada, no
mejoró. Pero sorprendentemente el tercer grupo, que usó la imaginación, me-

64 C ap. 5. Principios d e la h ip n o te ra p ia E ric kso n ia n a


#

joro su desempeño en 23 %, casi el mismo porcentaje que los que practicaron


con el balón (Maltz, 1969).
Erickson sabía el secreto de la importancia y utilidad de la imaginación y
expectativas positivas orientadas a futuro y a la solución. Por ejemplo, cuando
sus familiares y colegas le preguntaban que cómo le hacía para que sus pacien­
tes realizaran todas las difíciles y a veces, en apariencia, ridiculas tareas tera­
péuticas, Erickson les contestaba: “Se los pido con mucha seriedad. Ellos saben
que mi intención es genuina y totalmente sincera. Yo tengo la absoluta seguri­
dad de que lo harán. Nunca me pregunto, ¿hará el paciente esta cosa ridicula?
No, sé que lo harán (Zeig, 1985, pág. 175,). Quizá Erickson era capaz de visua­
lizar al paciente en el futuro haciendo la tarea, y estaba tan seguro de que el
paciente la haría y eso le ayudaría a resolver su problema, que podía trasmitir
esa seguridad al paciente. Esto me recuerda la máxima de Virgilio: “Los seres
humanos cambian porque se ven a sí mismos cambiando” (citado por Araoz,
1996, pág. 33), el cambio ocurre con más probabilidad cuando somos capaces
de vernos en el futuro cambiando, logrando metas. Entre más claro y vivido nos
veamos logrando cosas, más lo registrará el inconsciente y dirigirá por tanto
todo su potencial hacia esa dirección, como lo hace un mecanismo psicociber-
nético (Maltz, 1969). La hipnosis es un amplificador de la imaginación tan con­
vincente, que podemos incluso a través de ella alucinar un logro, una meta, un
desempeño, una autoimagen más favorable, etc. Ahí está la importancia del”en­
foque orientado a futuro y a la solución en el marco de la hipnosis.

4. E nfoque indirecto y permisivo :


COMUNICACIÓN A NIVELES MÚLTIPLES

Una de las grandes aportaciones de Erickson fue su aproximación indirec-


ta en la hipnoterapia y la psicoterapia en general. Erickson usaba la comuni­
cación indirecta tanto en el estado de conciencia despierto como en estado
de trance hipnótico. Él usaba analogías, metáforas, narraciones, sugestiones
intercaladas y hasta chistes para ofrecer mensajes en forma indirecta a sus
pacientes. La sugestión indirecta tiene la ventaja de esquivar los obstáculos o
resistencias de la mente consciente. Cuando alguien le solicitaba a Erickson
un consejo o una orientación, él solía empezar con una frase del tipo: “Y eso
me recuerda una historia...” y empezaba a platicar una metáfora o una his­
toria verídica que tenía que ver con el problema de la persona, y en especial
con su solución.
El estar en trance no garantiza de ninguna manera la aceptación de suges­
tiones directas, como “tu apetito va a disminuir, comerás menos hasta que
tengas una figura esbelta”, quizá eso funcione en algunas personas, pero no
en la mayoría, especialmente en las resistentes. En el caso Harold, caso que
es de gran valor terapéutico, Erickson usa en algún momento de la terapia
un lenguaje indirecto para poder eludir la resistencia del paciente. Harold era

E nfoque indirecto v Dermiíivn


un hombre con una autoestima demasiado baja, que trabajaba en los campos
agrícolas, y se consideraba un tonto que sólo servía para trabajos manuales y
no intelectuales. Para promover las conductas de autocuidado en el paciente,
Erickson recurrió al siguiente lenguaje: “...la maquinaria agrícola sólo sirve
para trabajo manual. Por ejemplo, un tractor requiere un cuidado adecuado:
debe mantenerse lubricado, engrasado, limpio y protegido de la intemperie;
debe utilizarse el aceite correcto, la gasolina correcta (no la de la aviación);
debe estar bien cargado, rectificar las válvulas, limpiar las bujías de encendido,
lavar el radiador. Es preciso todo esto para que el tractor sea un «bracero» útil”
(Haley, 1991, págs. 115-116). Harold empezó a cuidarse más a sí mismo, en su
vestido, en su salud y en su alimentación.
Zeig (1985) reporta que muchos pacientes se expresan a varios niveles
de comunicación. Los pacientes pueden comunicarse a nivel verbal directo,
verbal metafórico, a nivel gestual o no verbal, etc., y los psicólogos pueden
identificar y diagnosticar esa comunicación a niveles múltiples, pero el mérito
de Erickson fue el demostrar que podían hacerse intervenciones terapéuticas
comunicándose también con el paciente en esos mismos niveles. Para hacer
esto, Erickson recurría al uso de las metáforas, analogías, historias, etc., donde
el uso del doble o triple sentido estaba presente. El mismo Zeig (1985) expresa
que “el mérito de Erickson es que la comunicación terapéutica no debe ser
forzosamente clara, concisa y directa; la comunicación focalizada en varios
niveles a la vez, puede ser una técnica muy poderosa, y Erickson la utilizaba
de continuo. En verdad nunca parecía contentarlo la comunicación en un solo
plano. Tal vez lo molestaba la unilateralidad mental que implica hacer una
sola cosa a la vez”. En sus seminarios de entrenamiento con profesionales, él
solía comunicarse a varios niveles narrando anécdotas o metáforas, usando el
tono y el lenguaje no verbal. Era frecuente que los asistentes salieran ofusca­
dos o diciendo: “Hoy me estuvo hablando a mí.” En la proyección de videos
de cursos dados por Erickson, Zeig retaba a otros psicólogos profesionales
que si al menos captaban 50 % de lo que hacía Erickson, entonces podían
considerarse buenos observadores.
Lo permisivo del enfoque de Erickson permite que la persona desarrolle
su propio trance, su propia experiencia, sus propias respuestas y opciones de
solución. Erickson validará estas respuestas como correctas y posteriormente
las canalizará con fines terapéuticos. En el trance, Erickson utiliza frases ambi­
guas y generales, que es una forma de darle a la persona un marco muy amplio
para que dentro de él emita sus propias respuestas a las sugestiones. Erickson
nunca diría: “Imagínate que vas por un camino en el bosque, es un bosque muy
hermoso, con flores rojas y blancas...etc.” No, Erickson podría decir “y ahora
quiero que vayas a un lugar agradable para ti, puede haber agua, puede haber
sol, puede haber árboles. Puede ser cualquier lugar que tú quieras y te sientas
muy cómodo. Puede ser un lugar que ya conoces o que quieres conocer”. La
diferencia entre una y otra sugestión es que la primera impone un contexto,
un camino en el bosque. ¿Y si al paciente no le gusta el bosque y prefiere el
desierto o el mar? En la segunda sugestión, que es más permisiva, el paciente

66 C a p . 5. Principios d e la h ip n o te ra p ia E ric kso n ia n a


puede evocar cualquier lugar que a él le guste, por tanto es más probable que
sea aceptada en comparación con la sugestión directa.
Otro ejemplo es cuando a un sujeto hipnotizado se le toma el brazo y se
le dice: “Tu brazo se va a poner muy pesado... muy pesado... más pesado.”
Una sugestión más permisiva sería: “Y tu brazo puede ponerse muy pesado...
o muy ligero... o rígido como si estuviera enyesado.” Con esta sugestión se le
da al paciente la oportunidad de seleccionar entre más opciones de responder
y por tanto las sugestiones no son tan restrictivas, y permiten que se manifies­
te la respuesta creativa del inconsciente de la persona.

5. Intervención sobre las pautas


Erickson estaba convencido de que los trastornos psicológicos seguían
una pauta rígidamente bien definida. Una pauta es una secuencia de aconte­
cimientos cognitivos o interaccionales que transcurren en un contexto deter­
minado, y es donde ocurre el síntoma (O’Hanllon, 1993).
Erickson solía observar y analizar las pautas o regularidades sintomáticas
tanto cognitivas como conductuales de los pacientes, y una vez bien estable­
cida la secuencia de las pautas, Erickson intervenía en ellas, de manera que
alteraba toda la regularidad, y así eliminaba el síntoma.
Erickson trató un caso de una jovencita de 16 años que se chupaba el dedo
pulgar, hábito que exasperaba a los padres, maestros, compañeros de colegio y
hasta al chofer de transporte escolar. Se habían hecho muchos intentos serios
para desaparecer el mal hábito, pero todo había fracasado. Entonces se recurrió
a Erickson, quien hizo un acuerdo con los padres para que permitieran a la joven
chuparse el dedo sin recriminarla durante varias semanas. Entonces Erickson
procedió a hacer una empatia con ella y le dijo: “A mí no me gusta el modo en
que tus padres me ordenaron curar tu manía de chuparte el pulgar... ¡Ordenarme
a mí!, es tu pulgar y tu boca, ¿por qué no has de chuparlo si se te antoja? ¡Orde­
narme que te cure! Lo único que me interesa saber es por qué cuando quieres ser
agresiva al chuparte el dedo no lo eres de veras, en vez de perder el tiempo como
un bebé que no sabe cómo chuparse el dedo, ¿sabes qué me gustaría hacer?,
pues explicarte cómo puedes chuparte el dedo con agresividad suficiente para
hartar a tus viejos, ¡qué diablos! Si te interesa te lo diré. Si no te interesa me
reiré en tu cara” (Haley, 1991, págs. 177-178). Posteriormente, Erickson le asignó
la tarea de chuparse el dedo después de cenar durante 20 minutos cerca de su
papá mientras éste leía el periódico, y el mismo tiempo mientras la mamá estaba
en el cuarto de costura. También le ordenó que se chupara el dedo con la mayor
agresividad posible cuando viera a un muchacho que le cayera mal, y que lo
usara para agredir a un maestro que le desagradara. Al inicio la muchacha siguió
las instrucciones de Erickson al pie de la letra, después empezó a incumplir la
tarea. En cuatro semanas el hábito había desaparecido totalmente.
Como vemos, Erickson empezó por romper la pauta del hábito de chupar­
se el dedo, al pedirles a los padres que no le recriminaran el hábito. La recri-
minación era una parte de la secuencia de la pauta, y al estar ausente la pauta
empezaba a tambalearse. Después restringió la ocurrencia del hábito a un lugar,
tiempo y circunstancias específicas y distintas. Todo eso hizo por fin descarri­
lar la secuencia de la pauta sintomática.
De acuerdo con O’Hanllon (1993), Erickson intervenía terapéuticamente
de 15 formas diferentes para alterar las pautas sintomáticas:

1. Cambiaba la frecuencia/velocidad del síntoma o de la pauta.


2. Cambiaba su duración.
3. Cambiaba el momento de la ocurrencia (día, semana, mes, etc.).
4. Cambiaba su ubicación (en el cuerpo o en el mundo).
5. Cambiaba la intensidad del síntoma.
6. Cambiaba alguna otra cualidad o circunstancia del síntoma.
7. Cambiaba la secuencia.
8. Creaba un cortocircuito en la secuencia (por ejemplo, un salto del prin­
cipio al final).
9. Impedía que se produjera toda la secuencia.
10. Agregaba o suprimía un elemento de la secuencia.
11. Dividía algún elemento completo en fragmentos más pequeños.
12. Hacía que se presentara el síntoma sin la pauta.
13. Hacía que se presentara la pauta sin el síntoma.
14. Invertía la pauta.
15. Vinculaba la pauta-síntoma con otra pauta indeseable (tipo ordalía).

6 . V isión d el pa c ien te com o un a g en te


ACTIVO Y CON RECURSOS INTERNOS PARA
SOLUCIONAR LOS PROBLEMAS

Erickson siempre sostuvo que las personas tienen los recursos internos su­
ficientes para solucionar sus problemas y vivir mejor. Él sostenía que las perso­
nas tenemos un arsenal enorme de recursos en forma de recuerdos, aprendiza­
jes, habilidades y capacidades especialmente de tipo inconsciente que podemos
utilizar para resolver los problemas que se nos presentan en forma cotidiana.
Este principio guiaba todo el quehacer terapéutico de Erickson, así como su
forma de vida. Los ataques de polio y su recuperación utilizando sus recuerdos
y aprendizajes previos es un ejemplo de ello.
En un simposio sobre hipnosis celebrado el 1 y 2 de abril de 1960 en la Uni­
versidad de Colgate, Erickson definió a la hipnosis como “un estado de predis­
posición a utilizar lo aprendido”, más adelante, en esa misma conferencia afir­
mó que “la hipnosis es un estado de conocimiento; un estado de conocimiento
muy definido, con diferentes tipos de conocimientos. El sujeto hipnotizado no
es inconsciente en ningún sentido del término. Más bien adquiere una concien­
cia excesiva sobre un gran número de cosas, pero no puede ser consciente de
otro número de cosas, también grande; puede orientar y reorientar su atención

68 C ap. 5. Principios d e la h ip n o te ra p ia E ric kso n ia n a


en formas muy notables, ordinariamente imposibles durante el estado de vigi­
lia” (Erickson, 1967). Esa era la razón principal por la cual Erickson usaba la
hipnosis, para incorporar nuevas capacidades y potencialidades propias, para
que las personas pudieran estar en una mejor condición de resolver sus proble­
mas. Erickson no se atribuía méritos personales por los logros obtenidos por
sus pacientes, sino que sentía satisfacción por ayudarlos a descubrir y utilizar
tales capacidades.
En 1979, en uno de sus últimos seminarios realizados en su propia casa,
Erickson dijo: “Es el paciente el que hace la terapia. El terapeuta sólo sumi­
nistra el clima, la atmósfera. Eso es todo. El paciente tiene que hacer toda la
terapia.” Aquí Erickson seguramente se refiere a que el inconsciente trabaja
activamente y con dinámica propia con las sugestiones que se le ofrecen. Más
adelante en ese mismo seminario Erickson afirmaba que “en realidad, el tera­
peuta no tiene importancia. Su habilidad consiste en conseguir que sus pacien­
tes piensen por sí mismos, comprendan por sí mismos. La mente inconsciente
de cada cual sabe más que uno. Si uno confía en su mente inconsciente, ella
procederá a la autohipnosis que se busca. Y hasta puede ser que tenga alguna
idea mejor”. En ese seminario se dirigió a la audiencia, en su mayoría médi­
cos y psicólogos, de la siguiente manera: “En trance ustedes aprenden mucho
más rápido que en estado de vigilia. Con la mente consciente no le pueden
enseñar a su inconsciente. Pues bien, todas las cosas que les he dicho les vol­
verán traducidas en su propio lenguaje, en su propia manera de entender. Y
en el futuro descubrirán ideas repentinas, pensamientos repentinos, compren­
siones repentinas que no se les habían ocurrido antes. No será otra cosa que
su mente inconsciente alimentando a su mente consciente con cosas que ya
sabían pero que no sabían que sabían.”
Erickson afirmó con frecuencia que las personas tienen el potencial interior
suficiente para resolver sus propios problemas, y que la función y habilidad
del terapeuta consiste en evocar y activar tal potencial. Obviamente que él
consideraba a la hipnosis como un estado óptimo para evocar tales potenciales
inconscientes, de manera que el paciente resolviera el problema con sus pro­
pios recursos.
Tan sólo un caso que evidencia lo que hemos estado planteando en este
punto es el siguiente: una mujer le llamó a Erickson para decirle que era una
persona neurótica, que no podía hablar ni con él ni con nadie de su problema.
Dijo que lo conocía porque algunos amigos de ella habían tomado terapia con
él. Le preguntó que si quería ser su terapeuta y Erickson le dijo que sí. Ella
le comentó que como no podía hablar con él, que estacionaría su vehículo
enfrente de su casa como a las 11 de la noche, y que estaría ahí imaginándose
que él estaba con ella en el automóvil, dándole terapia. Posteriormente Eric­
kson dijo que ella permanecía casi siempre hasta las cuatro de la madrugada
enfrente de su domicilio. Aunque se estacionó enfrente del domicilio de Eric­
kson en varias ocasiones, él mencionó que ¡sólo le pagó dos sesiones! Tiem­
po después le llamó para decirle lo siguiente: “Ya superé mi problema. Ahora,
si usted lo desea, puedo colaborar con usted en algún trabajo experimental.”

Visión del p a c ie n te c o m o un a g e n te a c tiv o 69


La mujer colaboró como sujeto hipnótico con Erickson y Linn Cooper en la
serie de experimentos sobre distorsión de tiem po en hipnosis, que posterior­
mente se publicó en forma de libro (Rosen, 1991).

7. E l uso d e l a p a r a d o ja

Y DE LAS ORDALÍAS

a) Paradoja. Se le llama paradoja a la estrategia terapéutica de prescribir el


síntoma. Es decir, se le pide al paciente que lleve a cabo o evoque consciente y
voluntariamente la conducta sintomática que el paciente quiere eliminar. Algu­
nos autores refieren que Víctor Frankl, el creador de la logoterapia, fue el primero
en describir el uso de la paradoja con el fin de eliminar conductas sintomáticas
(Ascher, 1989). Por ejemplo, si un paciente permanece en casa por miedo a un
ataque cardiaco, se le pide que viaje lejos de casa, que incremente su frecuencia
cardiaca y “se provoque” un ataque cardiaco. Uno de los componentes de la
“intención paradójica”, como la llamaba Frankl, era el sentido del humor.
El uso de la paradoja dentro de la terapia, con hipnosis o sin ella, fue algo
que caracterizó a Milton Erickson. Él también fue uno de los primeros en usar
activamente la paradoja dentro del tratamiento psicológico. Erickson expresa que
la primera vez que aplicó la paradoja en forma consciente fue cuando era niño.
Era invierno en Wisconsin, la temperatura estaba bajo cero y su padre había sa­
cado la muía del establo para darle agua, pero cuando regresó y quiso meterla,
la muía se resistió. El padre insistía y la muía se resistía. El pequeño Erickson
empezó a reírse, entonces su padre lo desafió a que intentara meterla, y Erick­
son hizo lo siguiente: “Reconociendo la situación como una resistencia terca e
irrazonable por parte del animal, decidí darle a la muía la oportunidad de resis­
tirse, pues eso era lo que aparentemente deseaba hacer”. Entonces Erickson la
jaló de la cola hacia fuera y la muía lo arrastró metiéndose dentro del establo
(Erickson et al., 1976).
Erickson usaba este método terapéutico con suma frecuencia, especialmente
en casos crónicos. Recuerdo el caso de una pareja de esposos en la que ambos
eran enuréticos y que por vergüenza no se lo revelaron uno al otro antes de ca­
sarse. Durante la noche de bodas, tuvieron relaciones sexuales, se durmieron, las
camas amanecieron mojadas y cada uno pensó que el otro había sido muy com­
prensivo por no decirle nada. No tuvieron relaciones sexuales por casi un año,
hasta que decidieron ir a consultar a Erickson. Éste les prescribió la paradoja de '
que cada noche y por tres semanas antes de dormirse se hincaran en la cama y
se orinaran voluntariamente, y después se acostaran a dormir. La tarea fue muy
difícil, pero al final la enuresis desapareció y tiempo después tuvieron un bebé a
quien pudieron echarle la culpa de mojar la cama (O’Hanllon, 1993).
Erickson también reporta una anécdota que sucedió durante una conferen­
cia sobre hipnosis en la cual un joven empezó a interrumpirlo diciéndole char­
latán, que todo lo que él decía era mentira, etc. Se le pidió que se callara, que se

70 C ap. 5. Principios d e la h ip n o te ra p ia E ric kso n ia n a


sentara y que no interrumpiera, pero hizo caso omiso y siguió interrumpiendo.
Entonces Erickson le dijo que siguiera hablando, que no era capaz de salir al
pasillo, que no subiera al estrado, que no era capaz de mirar a los voluntarios
a los ojos, que no era capaz de sonreírle a la audiencia, que no sería capaz
de sentarse en una silla, que se mantuviera despierto y que no sería capaz de
entrar en trance. El joven se opuso a cada directriz de Erickson hasta que final­
mente subió al estrado y entró en trance. Erickson lo utilizó para hacer algunas
demostraciones de hipnosis, y una semana después lo buscó para terapia: “Me
contó toda su historia de infelicidad e impopularidad... Progresó con éxito y
rapidez profesional”, expresó Erickson (Erickson et al., 1976).
b) Ordalías. Las ordalías son una técnica terapéutica que consiste en ha­
cer que el paciente haga una conducta asociada al síntoma, pero más difícil
y penosa que el síntoma mismo. Un ejemplo de un caso en el que Erickson
usó las ordalías fue en un paciente que sufría insomnio crónico severo, y era
ya adicto a los somníferos. El médico que lo atendía alarmado por las grandes
dosis de medicamento que tomaba lo mandó con Erickson. Cuando éste lo
entrevistó, el paciente le dijo que sólo dormía dos horas diarias a pesar del
medicamento. Erickson también averiguó que el paciente vivía sólo con su
hijo, y que ambos se repartían las tareas domésticas de la casa, sólo que a él
no le gustaba para nada limpiar los pisos de madera, por tanto negociaba con
su hijo la realización de cualquier tipo de tarea a cambio de no limpiar los
pisos. Entonces Erickson le preguntó que si estaba dispuesto a llevar a cabo
una tarea que sólo le tomaría dos horas diarias, a lo que el paciente aceptó.
Erickson le pidió que esas dos horas de sueño las invirtiera en ¡limpiar los
pisos de madera! El paciente lo hizo durante varios días, pero después, una
vez cuando cumplía con sus faenas, decidió tomar un pequeño descanso y se
quedó dormido, después de ahí Erickson le pidió que cada vez que no pudiera
dormir, empezara a limpiar los pisos de madera. El paciente empezó a dormir
mucho mejor (Haley, 1987, págs. 15-16).
Realmente las ordalías son una técnica terapéutica, que si es bien utiliza­
da, es sumamente efectiva. Jay Haley (1987, págs. 13-14) reporta el caso de
un abogado con insomnio severo que sólo dormía una o dos horas diarias, lo
cual empezaba a afectarle en su vida profesional, ya que se quedaba dormido
en su despacho. El paciente no era buen sujeto hipnótico, por lo que Haley le
administró las ordalías. Le pidió que mientras no pudiera dormir se imaginara
las cosas más horribles que pudiera. Él se imaginó metiendo a su esposa a un
burdel. El insomnio se resolvió. El paciente prefirió dormir a las ordalías de
imaginar algo que le resultaba sumamente desagradable.

8 . R ees t r u c t u r a c ió n cognoscitiva

La reestructuración cognoscitiva se refiere al cambio de perspectiva de la


persona acerca de acontecimientos, situaciones (Sunnen, 1999) o incluso sín­
tomas (O’Hanllon, 1993) que llevan inevitablemente a un cambio en su signi­

R e e s tru c tu ra c ió n c o g n o s c itiv a 71
ficado. Una reestructuración cognoscitiva es cuando el paciente puede ver las
cosas de otra manera, podríamos decir menos dolorosa, más adaptativa. La
terapia exitosa es por mucho producto de una reestructuración o serie de rees­
tructuraciones cognoscitivas adecuadas.
Para ver las cosas desde otra perspectiva se requiere cierto grado de flexibi­
lidad psicológica. Una persona va al consultorio porque no ha podido solucionar
sus problemas por sí misma, y esto ocurre generalmente por un buen grado de
rigidez de su mente consciente (Erickson et al., 1976). Una persona con rigidez
cognoscitiva es una persona a la cual le es muy difícil percibir las cosas de un
modo diferente al usual, y eso le suele traer problemas a él y/o a quienes convi­
ven con él. Hay que recordar que la mente consciente se construye socialmente,
en especial a partir de la adquisición del lenguaje y en el seno de la familia,
es decir, los padres y otros elementos importantes de la familia ayudan al niño
a construir una forma de ir percibiendo el mundo. Hay familias que ayudan a
sus hijos a construir una estructura cognoscitiva flexible que les permite una
percepción igualmente flexible y creativa del mundo, pero hay otras que hacen
todo lo contrario.
Erickson era un genio en ayudar a la gente a ver las cosas de forma diferen­
te. Sydney Rosen (1991, pág. 167) cuenta que en alguna ocasión Erickson man­
dó a un paciente adicto a la heroína a sentarse en el pasto fuera de su casa.
Después de media hora entró y dijo: “¿Se ha dado cuenta de que cada brizna
de hierba tiene un matiz diferente de verde?” Erickson siempre invitaba a sus
pacientes a desarrollar una forma diferente de ver las cosas.
La flexibilidad cognoscitiva permite la creatividad, es decir, permite la gene­
ración de nuevas opciones no experimentadas anteriormente para la solución de
problemas. “No hay problema, sino falta de creatividad”, es un dicho que se le
adjudica a John Lennon y que tiene mucho que ver con la terapia psicológica. El
paciente va a consulta porque no ha tenido la suficiente creatividad, es decir, no
ha podido por sí solo generar nuevas opciones cognoscitivas o conductuales que
le ayuden a solucionar su problema. La terapia consistirá en ayudarle a evocar
sus propios recursos creativos para generar nuevas opciones de percibir las co­
sas, de forma que le permitan adoptar nuevas actitudes o enfoques de afrontar
un determinado problema. Es importante señalar que una característica de la
mente inconsciente es que es sumamente creativa. Aquí radica la importancia de
enseñar al paciente a usar sus recursos inconscientes a través de la hipnosis.
Erickson comentó lo siguiente respecto de la generación de opciones crea­
tivas: “Le pregunté a un alumno que cómo le haría para ir de un cuarto a
otro. A lo que me respondió que primero había que pararse y luego dar un
paso hacia adelante. Lo interrumpí y le pedí que me nombrara todas las for­
mas posibles para llegar de un cuarto a otro. Entonces él dijo que podía irse
corriendo, caminando, saltando, a brincos, dando vueltas de carnero... Uno
podía llegar hasta la puerta, salir de la casa, entrar por otra puerta y dirigirse
a ese cuarto. O bien, si uno quisiera podría saltar por la ventana. Le dije: que
debía incluir todas las formas posibles, pero que había tenido una importante
omisión: si yo quisiera pasar de este cuarto a aquel otro, saldría por la otra

C ap. 5. Principios d e la h ip n o te ra p ia E rickso n ian a


uerta, tomaría un taxi hasta el aeropuerto, compraría un pasaje a Chicago,
Hueva York, Londres, Roma, Atenas, Hong Kong, Honolulu, San Francisco,
Dallas, Phoenix, volvería en una limosina, entraría por la puerta de atrás, pa­
saría la puerta trasera y de la habitación del fondo pasaría al otro cuarto. ¡Le
dije que sólo pensó en ir hacia adelante! No se le ocurrió ir hacia atrás, ¿no
es cierto? Tampoco se le ocurrió gatear. Mi alumno agregó que tampoco se le
ocurrió deslizarse sobre el estómago. ¡Nos limitamos tan espantosamente en
todo lo que pensamos!” (Rosen, 1991, págs. 92-93).
Un ejemplo del uso de la reestructuración en terapia aplicada por Erickson
es el siguiente. Una mujer que sufría frigidez sexual, que nunca antes había
experimentado un orgasmo, le confió a Erickson: “Soy totalmente frígida. No
tengo sensación alguna. Para mí es un acto mecánico.” Ella se había divorciado
y vivía con un hombre que estaba separado de su esposa. Ella sabía que para
él primero eran sus hijos, después su esposa y en tercer lugar ella. Después de
inducirla en trance Erickson le explicó cómo aprenden los varones a reconocer
diferentes sensaciones en sus genitales, las sensaciones cuando el pene está
flácido, cuando se está empezando a poner un poco erecto, cuando está más
duro y cuando está completamente duro y erecto. Le explicó las sensaciones
durante la eyaculación y cuando el pene se va poniendo flácido nuevamente. Le
habló también de los sueños eróticos y orgásmicos con eyaculación que tienen
los jóvenes cuando duermen.
Después de esta introducción indispensable para empezar la reestructu­
ración, que no fue más que una serie de sugestiones indirectas preparatorias
para una respuesta sexual, Erickson le dijo: “La mitad de los antepasados de
cualquier muchacho son mujeres, y lo que un muchacho puede hacer también
puede hacerlo una chica. De manera que usted puede tener de noche un sueño
orgàsmico. En verdad puede tenerlo cuando se le ocurra. Si de día ve ante us­
ted a un joven apuesto, ¿por qué no tener uno?, él no necesita enterarse, sólo
usted lo sabrá.” La mujer le respondió a Erickson que era una idea interesante.
Éste notó que se ponía anormalmente tiesa y se ruborizaba. La mujer agregó:
“Doctor Erickson, usted acaba de provocarme el primer orgasmo de mi vida. Le
estoy sumamente agradecida” (Rosen, 1991, págs. 76-77). Tiempo después ella
le comunicó a Erickson que había terminado su relación con el hombre casado
e inició una relación de noviazgo con un hombre soltero con quien pudo des­
arrollar una vida sexual plena, en la cual tenía de uno a tres orgasmos en cada
encuentro con él.
En esta maravillosa y creativa reestructuración, Erickson primero le descri­
be con todo detalle las diferentes fases de la respuesta sexual masculina durante
la masturbación, que es muy fácil de lograr con manipulación voluntaria. Des­
pués, al hablarle de los sueños orgásmicos en los varones, Erickson le sugiere
que el orgasmo lo puede lograr uno mismo involuntariamente con un objeto
sexual imaginario. Enseguida le ofrece un cambio de perspectiva, una reestruc­
turación, al decirle que si los hombres tienen esa capacidad y la mitao de un
hombre proviene de una mujer, le está diciendo primero en forma indirecta y
después en forma directa que ella tiene la capacidad biológica de tener un orgas­

R e e s tru c tu ra c ió n c o g n o s c itiv a 73
mo con la misma facilidad que un hombre. También le dio la sugestión poship­
nótica de que podría tener un orgasmo ya sea en sueños o en el día cuando se
encontrara algún joven apuesto. Sin embargo, la mujer probó de inmediato esto
y tuvo un orgasmo en ese momento, lo que le ratificó su capacidad de respuesta
sexual normal y saludable.
En otro caso, Erickson trató a una joven mujer con aversión al sexo. En una
regresión hipnótica a la edad de 13 años, Erickson descubrió que la paciente
había recibido una educación moralista muy rígida. La mujer le comunicó que
su madre le había repetido infinidad de veces que el sexo era algo asqueroso,
que las chicas malas son repugnantes, que ella debería ser chica buena, que
no debería dejar que la tocaran, que sentiría cosas asquerosas. La mamá murió
cuando ella tenía 13 años. Erickson procedió a decirle que su mamá hizo bien
su tarea de educarla sexualmente hasta esa edad, pero como había muerto no
pudo completar su tarea durante el resto de la adolescencia y juventud con
información nueva y diferente correspondiente a esas etapas, y por tanto, ella
necesitaba completarla. Erickson le ayudó a completar esa educación en forma
muy fina y sutil, y le cambió radicalmente su concepto de la sexualidad. La mujer
pudo por fin disfrutar de su sexualidad, se casó y tuvo una bebé (Haley, 1991).

9 . T e r a p ia cortada a l a m ed id a

Todos los principios anteriores nos llevan a confirmar un principio más gene­
ral. Erickson hacía una terapia cortada a la medida de los pacientes. Él ajustaba la
terapia tomando en cuenta la personalidad del paciente, sus creencias, síntomas,
resistencia, características étnicas y culturales, lenguaje, etc. Obviamente que
para cortar la terapia a la medida del paciente se apoyaba muchísimo en la técni­
ca de utilización, en la intervención en las pautas de conducta y en la visión del
paciente como un agente activo y con recursos internos para solucionar proble­
mas. Erickson decía que había que ajustar la terapia al paciente y no el paciente
a la terapia, y afirmaba: “Creo que la verdadera psicoterapia consiste en saber
que cada paciente es un individuo único y singular.” Asimismo, afirmaba que
toda psicoterapia basada en una teoría rígida era errónea, ya que cada individuo
era muy diferente a cualquier otro, y criticaba al psicoanálisis así. Yo no creo en
el psicoanálisis freudiano. Freud aportó, por cierto, un gran número de buenas
ideas a la psiquiatría y a la psicología. Bastantes ideas que los psicólogos y psi­
quiatras debieron descubrir por sí mismos, sin esperar a que Freud se las dijese. Y
también inventó esa religión llamada “psicoanálisis . Religión o terapia adaptada
a todas las personas de cualquier edad, sexo y en todas las culturas, en todas las
situaciones... incluso en algunas que el propio Freud desconocía... Creo que la
psicoterapia es un procedimiento individual” (Zeig, 1985, pág. 104-105).
Es por eso que Erickson se manejaba en ocasiones de manera sumamente
indirecta con algunos pacientes o sumamente directa con otros. Pero en otros
pacientes combinaba ambos estilos. Eso confundía a algunas personas, ya que
si Erickson era el creador de la hipnosis indirecta, él debería ser sólo indirecto.

74 C ap. 5. Principios d e la h ip n o te ra p ia E ric kso n ia n a


Pero no fue así. Erickson se daba cuenta cuando un paciente podía beneficiarse
de las técnicas indirectas y permisivas, y cuando lo podía hacer de las directas
y autoritarias. Eso es tan sólo un aspecto de la importancia de cortar la terapia
a la medida del paciente y no que el paciente se adapte a nuestra terapia.

C o nclusión

Estos son algunos principios que considero importantes para guiar la hip­
noterapia ericksoniana, pero no creo que esto comprenda todo lo que Erick­
son hacía, aunque sí creo que puede ser de gran ayuda para orientar a quienes
están empezando a entrenarse en esta muy útil área de la psicoterapia.
Es importante mencionar también que la terapia ericksoniana cae dentro de
la categoría de las terapias breves, y que estos principios desarrollados por Erick­
son han sido incorporados por la mayoría de las terapias breves sistémicas.
La hipnoterapia es un instrumento muy efectivo. Como afirman Matthews
et al., (1993): “La sugestión hipnótica es un proceso para crear nuevos signi­
ficados, actitudes, creencias que pueden conducir a conductas diferentes... Para
los ericksonianos, el valor de la hipnosis está en su capacidad para evocar y
utilizar las vastas reservas de potencial escondido.”
Barrios (citado por Coe, 1993) analizó casos clínicos publicados y encon­
tró que en la terapia psicoanalíticamente orientada se obtuvo 38 % de resulta­
dos exitosos en un promedio de 600 sesiones, en la terapia conductual de Wol-
pe 72 % de éxito en un promedio de 22 sesiones, y en la hipnoterapia 93 %
de éxito en un promedio de seis sesiones. Parece que en sí misma la hipnosis
es un método efectivo que promueve una importante confianza y fe en el
terapeuta. Sin embargo, lo más importante es lo que se hace dentro de ella,
es decir, el tipo de terapia que se aplica, quién la aplica y cómo se aplica.
Los principios y la terapia establecidos por Milton H. Erickson aprovechan al
máximo el potencial único de la hipnosis.
Betty Alice Erickson (1994) afirma que los pasos generales de su padre
en la terapia eran:

1. Penetrar en el mundo y los comportamientos del paciente para poste­


riormente apoyarse en ellos para producir el cambio.
2. Orientar la terapia hacia el futuro y la solución.
3. Valerse de comunicaciones simbólicas y metafóricas, ya que son ins­
trumentos muy poderosos para producir el cambio.
4. Empezar por producir pequeños cambios, que tienen un efecto acu­
mulativo, para generar un efecto de “bola de nieve”, y así generar
nuevos cambios.

Pues bien, estos principios son la base de la psicoterapia ericksoniana y


su incorporación a la intervención clínica hace más probable el éxito terapéu-
úco como lo veremos en el resto de los capítulos.

C onclusión 75
B ib l io g r a f ía

Ascher, L. M., Therapeutic Paradox, Guilford, Nueva York, 1989. .


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76 C ap. 5. Principios d e la h ip n o te ra p ia E rickso n ian a


INDIRECTAS

cJdas sugestiones dehen concordar con las necesidades


internas, patrones de aprendizaje y de motivación para c[ue
puedan ser efectivas.
€RN€ST 1. Rossi

En la actualidad se reconoce que entrar en el estado de trance y capacidad


de evocación de cualquier fenómeno hipnótico (amnesia, alucinación positiva,
analgesia, etc.) depende más de la capacidad y habilidad del hipnotizado que
del hipnotizador. La habilidad del operador consiste en evocar esa capacidad o
potencial hipnótico que la persona posee. Ese arte-ciencia de evocar experien­
cias hipnóticas es el arte-ciencia de la sugestión. Sugestión es sugerir o invitar
a vivir una experiencia fuera del alcance del control consciente, y que será
de tipo involuntario o extraordinario. Las sugestiones pueden ser dirigidas a
la modificación de conductas, emociones, sensaciones y procesos fisiológicos,
cognitivos, de imaginación y relaciones interpersonales. Las sugestiones pueden
producir un efecto inmediato o posterior con un efecto poshipnótico (Hammond,
1990). Generalmente hay dos grandes grupos de sugestiones, las directas o au­
toritarias, y las indirectas o permisivas. Las primeras son sugestiones tipo orden:
“Vas a entrar profundamente en trance y vas a olvidar todo lo que te dije, no te
acordarás de nada.” Este tipo de sugestiones directas son las que desarrolló la
escuela de Nancy de Bernheim y Liebault (véase cap. 3), y que todavía son muy
usadas por muchos hipnoterapeutas. Las sugestiones indirectas o permisivas
son sugestiones muy sutiles que invitan a una experiencia hipnótica a través de
preguntas, narraciones, descripciones, sugerencias que involucran las palabras
“tú puedes”, “tú podrías”, “me gustaría”, etc., que implican un conocimiento
profundo de la psicolingüística y de los procesos psicológicos normales de per­
cepción, memoria, pensamiento, personalidad, etc. En lugar de las sugestiones
directas arriba mencionadas, una sugestión indirecta podría ser: “Me gustaría
que cuando entraras en trance, pudieras sentirte muy a gusto. Y no es necesario

77
que recuerdes todo lo que dije, porque la mente consciente olvida fácilmente,
y a veces la experiencia de olvidar resulta ser muy agradable. ” Las sugestiones
indirectas son fórmulas lingüísticas diseñadas para evocar experiencias psico­
lógicas y el potencial inconsciente de la persona. Milton H. Erickson fue quien
por primera vez introdujo y quien más desarrolló en forma extraordinariamente
creativa este tipo de sugestiones. Aunque Erickson no sólo usaba sugestiones
indirectas, sino más bien combinaba su uso con sugestiones directas, pero con
una clara preferencia por las primeras. Lo importante es saber cuándo usar
unas y cuándo otras, por ejemplo, en personas muy resistentes las sugestiones
indirectas suelen ser más efectivas, y en las personas cooperadoras y de baja re­
sistencia el uso predominante de las sugestiones directas es preferible. Erickson
dijo que es mejor que uno pueda ofrecer una multiplicidad de sugestiones al
paciente, y que entre más variadas y simples, más oportunidades tendrá el pa­
ciente de elegir la más adecuada para él. Erickson expresaba que la tarea del hip-
noterapeuta no es forzar al paciente a aceptar una sugestión, sino darle opciones
para que escoja una u otra. En este capítulo revisaremos los tipos de sugestiones
indirectas más importantes y eficaces que desarrolló y aplicó Erickson.

T ruism o

La palabra truismo proviene del inglés true (verdad), y significa “verdad


obvia”. El truismo es una sugestión hipnótica sencilla y muy potente, ya que
no puede refutarse por ser una verdad obvia y finalmente se acepta. Existen
cuatro tipos de truismos: descriptivos, universales, científicos y de tiempo.

1. Truismos descriptivos. Son aquellos truismos que simplemente descri­


ben algo que sucede en el momento en el que el hipnoterapeuta le habla al pa­
ciente. Pueden describirse conductas del paciente y acontecimientos externos
e internos. Un ejemplo de truismos hipnóticos descriptivos es el siguiente:

Usted está sentado, está con los ojos cerrados. Puede escuchar mi voz y saber cuándo
hablo y cuándo estoy en silencio. Puede darse cuenta de su respiración, cómo el aire entra
y sale de su nariz. Por su mente pasan pensamientos; hoy es viernes, y usted tiene hijos.

Algunos truismos sólo son descripciones del flujo de conductas conforme


se van presentando:

.. .y su respiración ahora es más tranquila... y puede suspirar mientras se acomoda en su


silla.,. .está usted un poco más relajado.

2. Truismos universales. Son sugestiones que describen sucesos o conduc­


tas que no están ocurriendo en este momento, pero que ocurren con tanta fre­
cuencia que el paciente puede evocarlas como una experiencia psicológica.
Ejemplo de truismos universales relacionado con el mar es el siguiente:

78 C ap. 6. S u g e s tio n e s h ip n ó tic a s in d irec tas


En verano hace mucho calor y cuando hace mucho calor se antoja algo fresco, y en
vacaciones de verano mucha gente va a la playa, y a los niños les encanta tanto el agua que
cuando van a la playa pueden pasar mucho tiem po jugando en la arena, haciendo pozos,
castillos... a algunos niños les gusta enterrarse en la arena o jugar con las olas del m ar... el
sonido de las olas del mar es tan arrullador... escuchar el sonido de las gaviotas...

Para realizar truismos universales requiere observar qué cosas ocurren


con mucha regularidad en el ambiente del paciente, para que éste pueda acep­
tar las sugestiones como válidas. Otro ejemplo, ahora relacionado con la es­
cuela, es:

La primera vez que van al jardín de niños, muchos niños lloran, y algunas mamas lloran'
cuando sus hijos lloran porque no quieren quedarse. O tros niños que no lloran también llo­
ran cuando observan que otros niños lloran. Pero después de dos o tres semanas ya ningún
niño llora y les da gusto ir al jardín de niños, empiezan a tener nuevos amiguitos.

Generalmente los truismos son afirmaciones acerca de hechos o aconteci­


mientos, externos o internos (fisiológicos y psicológicos) que la persona ha ex­
perimentado tan frecuentemente, que no sólo no pueden refutarse, sino que
evocan en forma natural la experiencia. Veamos algunos ejemplos:

• Cualquier persona que haya ido a la playa puede haber sentido la sen­
sación del calor del sol sobre la piel.
• Cuando uno termina de hacer un arduo y prolongado ejercicio puede ter­
minar muy sediento y desear un refresco frío. Cuando toma el refresco
puede sentir la agradable y fresca sensación del paso del líquido por su
boca y garganta.

3. Truismos científicos. Se refieren a verdades obvias fundamentadas aca­


démicamente. Algunos de ellos pueden ser comprobados por la experiencia, tal
es el caso de los siguientes truismos científico-psicológicos:

SI te sigues relajando te puedes quedar dormido, y cuando uno duerme uno puede
soñar; y los sueños pueden ser en color o en blanco y negro, en los sueños uno puede ver
objetos, animales y personas, las personas pueden ser conocidas o desconocidas, y en los
sueños puede pasar cualquier cosa.

Hay truismos científico-médicos que el paciente no puede comprobar (se­


ñalados en itálicas), por tanto, no pueden refutarse. Estos truismos pueden
ser más eficaces si son precedidos y seguidos por truismos comprobables:

Tu respiración es más lenta, tu cuerpo está más relajado, tu corazón late m ás despacio,
tu presión sanguínea ha dism inuido ligeramente, ahora tu cuerpo está secretando sustancias que
favorecen la relajación, la sensación de bienestar, tu cuerpo se mantiene sin moverse.

Un truismo científico-psicológico no comprobable puede ser:

T ru ism o 79
...y cada noche tu mente inconsciente elabora tus sueños, cada noche elabora un nuevo
guión onírico sin que tu mente consciente se dé cuenta.

4. If-uismos de tiempo. Los truismos de tiempo pueden suavizarse con el


fin de relativizar una sugestión directa. Esto puede ser útil tanto en la induc­
ción hipnótica como en las sugestiones poshipnóticas. Erickson nunca decía
al paciente “su dolor de cabeza desaparecerá en dos minutos”, en vez de eso
él decía “su dolor de cabeza tomará cierto tiempo en desaparecer”, y “cierto
tiempo” es tiempo indeterminado, pueden ser segundos, minutos u horas. El
problema de hacer sugestiones directas con el tiempo, es que si no se cum­
plen, entonces el paciente podría perder su confianza en el terapeuta. Veamos
algunos ejemplos de truismos de tiempo:

• Tarde o temprano usarás tus recursos internos para resolver tu problema.


• Ese dolor desaparecerá tan pronto como tu mente inconsciente esté lis­
ta para ello.
• Tu mente inconsciente puede tomarse todo el tiempo que necesite para
que tus ojos se cierren y puedas entrar en trance.
• Cuando tenemos prisa el tiempo parece pasar muy despacio, cuando te­
nemos prisa un semáforo en rojo parece que dura muchísimo tiempo. En
cambio, cuando estamos muy a gusto, el tiempo parece pasar muy rápi­
do, cuando estamos alegres en una fiesta, de repente ya es hora de ir­
nos... ¿tan rápido pasó el tiempo?
• Un minuto pasa muy rápido... pero dura 60 veces más que un segundo.

Usos de los truismos

Uno puede intercalar sugestiones de tipo truismo durante todo el proceso de


inducción hipnótica y durante la hipnoterapia. El uso de los truismos se facilita
si el clínico conoce el funcionamiento de procesos psicológicos como la atención,
la percepción, la memoria, el olvido, el pensamiento, las emociones, las leyes del
comportamiento, etc., y enlaza las sugestiones a estos procesos.
Por ejemplo, MiltonH. Erickson (Erickson et al., 1976) usando todo su cono­
cimiento sobre la psicología de la memoria y el olvido, aplicó este tipo de suges­
tiones tipo truismo (aquí el paciente de Erickson ya está en trance):

N o has de aprender únicamente cosas positivas sino que necesitas aprender también
cosas negativas.
(Pausa)
Una de las cosas negativas que necesitas aprender, es eso de olvidar. Conscientemente
puedes decirte a ti mismo "recordaré esto".
Olvidar algo parece muy difícil para algunas personas, pero aun ellos, si revisan su his­
toria pasada, pueden también olvidar fácilmente.
En las clases con estudiantes de medicina, uno les dice muy claramente: “ El examen
será tal día, en tal salón, en el edificio C y empezará a las 2:00 p. m.” Y todos escucharán

80 C ap. 6. S u g e s tio n e s h ip n ó tic a s in d irec tas


con gran interés, y si uno voltea antes de dejar el salón de clases, ves que se acercan unos a
otros y dicen, ¿qué día?, ¿a qué hora?, ¿cuál edificio? Uno sabe que escucharán y lo olvidarán
inmediatamente.
(Pausa)

Este tipo de discurso hipnótico de Erickson está lleno de truismos acerca


del olvido y la memoria, los cuales son una sugestión indirecta de olvido para
la persona hipnotizada. En lugar de decir “tu vas a olvidar esto o lo otro”, que
es una sugestión directa, Erickson describía un fenómeno psicológico [truis­
mo), y al hacerlo producía tal fenómeno en la persona.
Como hemos podido observar, el truismo como sugestión hipnótica es de
gran utilidad y es tan sólo una de las aportaciones de Milton H. Erickson.

NO SABER, NO HACER

Una de las características del estado de trance hipnótico es que los procesos
psicológicos ocurren en forma autónoma, es decir, sin ningún control volunta­
do o de la mente consciente. En otras palabras, durante el trance, los procesos
psicológicos o la conducta se experimentan como involuntarios, es decir, sin
monitoreo, juicio y/o regulación de la mente consciente [Price, 2000). Cuando
uno está en estado de trance, las cosas ocurren por sí solas, uno es sólo una
especie de observador. Esto implica que los procesos propios de la mente cons­
ciente, que normalmente dominan durante la vigilia, se dejaron de lado por
un momento, dando lugar a la emergencia de los recursos del inconsciente en
forma de asociaciones autónomas y espontáneas.
Es por eso que las sugestiones que implican “no hacer, no saber”, favore­
cen las respuestas autónomas, la disociación, y por tanto, el desligarse y entrar
al estado de trace hipnótico. De hecho, una experiencia común en el estado
de hipnosis es una relajación física y mental en la que uno no quiere hacer ni
saber nada, predomina la ley del mínimo esfuerzo, de hecho, muchas personas
en estado de trance, cuando se les hacen preguntas, se les dificulta mucho mo­
ver los labios, la lengua y la boca para contestar, o de plano no contestan, y al
despertarlas y cuestionarlas al respecto, expresan que no podían o les daba mu­
cha flojera hacerlo. Ejemplos de sugestiones de “no hacer” son las siguientes:

• No tienes que poner atención a lo que estoy diciendo, porque tu mente


inconsciente me estará escuchando atentamente, por tanto no es nece­
sario para ti que pongas atención a lo que digo en forma consciente.
• Si tu mente inconsciente quiere, juntará tus manos como si fueran dos
grandes imanes, pero tú no tienes que hacer nada, sólo observa lo que
hace tu mente inconsciente.
• No tienes que hablar ni moverte, ni hacer ningún tipo de esfuerzo.
Además, no tienes que mantener tus ojos abiertos.

No s a b e r, no h a c e r 81
Los siguientes son ejemplos de “no saber”:

• La gente puede soñar sin saber que está soñando.


• Y tú puedes despertar, quizá sabiendo que estuviste en hipnosis, pero
sin saber exactamente qué ocurrió.
• Y lo más maravilloso de todo es que la mente inconsciente puede conti­
nuar trabajando para ti, incluso sin que te des cuenta... puede ser du­
rante el sueño mientras duermes... descansada y profundamente... y
sin que te des cuenta hasta que alguien se dé cuenta... que no te has
dado cuenta... que algo está empezando a cambiar dentro de ti.

Las sugestiones de “no saber” invitan al paciente a sustraerse de la situa­


ción y dejar todo al inconsciente; una frase característica de Milton H. Erick-
son era “tú sabes, pero no sabes que sabes”.
Erickson sostenía que el inconsciente es un vasto depósito de recuerdos y
aprendizaje que es imposible mantener a nivel consciente (Zeig, 1985), y por
tanto, el estado hipnótico era para él una predisposición a usar lo aprendido
(Erickson, 1967).
En ocasiones, a Erickson le gustaba hacer sugerencias de "no saber" aun
en casos críticos, y hacer cosas inconvencionales. Por ejemplo, en una ocasión
Erickson visitó a una mujer enferma de cáncer terminal de religión mormona
que se quejaba de intenso dolor, pero muy resistente e incrédula respecto de
la utilidad de la hipnosis para aliviar su problema. Erickson procedió a llamar
a la hija de 18 años que se hallaba en la cocina y le preguntó: “¿Qué está dis­
puesta a hacer por su madre?”, ella le contestó: “Lo que sea, cualquier cosa
entonces Erickson le dijo: “Me agrada oír eso. Siéntese en esta silla porque
necesito su ayuda. Usted no sabe cóm o se entra en trance, pero no se preocu­
pe. Sentada aquí al lado mío, en su m ente inconsciente -si prefiere llamarla
la parte de atrás de su mente-, usted sabe cóm o entrar en trance. Así pues, si
quiere ayudar a su madre, entre en trance, en un trance profundo, en un tran­
ce muy profundo, tan profundo que su mente abandonará su cuerpo y flotará
en el espacio, y usted sólo escuchará mi voz, que acompañará a su mente al
espacio. Y usted sólo escuchará mi voz” (Zeig, 1985, pág. 163).
Posteriormente Erickson hizo una serie de demostraciones donde aplicó
estímulos dolorosos a la muchacha sin que ésta se inmutara para asombro de
la madre. Luego sacó a la muchacha de trance e indujo un trance profundo en
la señora, con lo cual se le pudo liberar de tan terrible dolor. Aquí lo importan­
te de señalar es cómo Erickson usa sugestiones de “no saber, no hacer” (seña­
ladas en itálicas), para facilitar el trance de la muchacha y a la vez facilitar el
trance de su madre, en una especie de aprendizaje por observación.
Algunas frases que pueden acompañar a estas sugestiones son las si­
guientes:•

• No es necesario que...
• No tienes que...

82 C ap. 6 . S u g e s tio n e s h ip n ó tica s in d irec tas


• No es importante que tú...
• Sin saberlo tú has...
• Tú no tienes que hacer nada, deja que... suceda por sí mismo.
• Deja que las cosas vengan por sí solas.

I m plic a c ió n

La sugestión por implicación es otra sugestión encubierta o indirecta desarro­


llada por Erickson. En lugar de dar una sugestión al paciente, lo que hace uno es
implicar o asumir sin duda que eso simplemente ocurrirá.
Cuando voy a hacer una primera inducción a alguien, pregunto: “¿Ha estado
usted en trance antes?” Con esta afirmación estoy implicando que la persona
entrará en trance, la palabra antes es la clave de la implicación, ¿antes de qué?,
pues de este trance que va a experimentar a continuación. Cualquiera que sea la
respuesta del paciente, no tiene importancia. Si dice que sí, quiere decir que no
será su primera vez de un trance formal, y si dice que no, sólo implica ¡que será
su primera vez! Cuando una pareja de jóvenes apasionados se encuentran a so­
las, el joven le pregunta: “¿Has hecho el amor antes?”, la implicación es obvia,
no importa la respuesta de la muchacha.
Si yo digo a alguien “no entres en trance tan rápidamente”, estoy impli­
cando que entrará en trance; si no sigue mis instrucciones entrará rápidamen­
te, y si sigue mis instrucciones lo hará lentamente o a velocidad media. Lo que
está en discusión es el tiempo que tomará él para entrar en trance, pero no si
va a entrar o no.
Otra sugestión podría ser “y cuando salgas del trance, ¿te gustaría comen­
tar qué tan agradable te resultó la experiencia?” Al enfocar la atención sobre
la pregunta, se implica que se da por aceptado que saldrá del trance, pero para
salir del trance se tuvo que entrar antes en él. La pregunta también presenta
una implicación.
Podemos dividir los tipos de sugestión por implicación en dos: implica­
ción simple e implicación por ilusión de alternativas.

Implicación simple

a) Implicación simple futura. La implicación simple es como el tipo que di­


mos anteriormente, y esto presupone que algo va a suceder:•

• ¿Ha estado en trance antes?


• No entre en trance tan rápidamente.
• No entre en trance tan profundamente.
• Y cuando salga del trance podremos hablar de la próxima cita.
• Antes de entrar en trance me gustaría hablar con usted sobre algunos
aspectos de la hipnosis.
b) Implicación simple presente. Se refiere a que algo está sucediendo y esto
puede ser el trance o signos de trance:

• Puedes continuar con eso.


• Tú estás presentando la inmovilidad que un buen sujeto hipnótico pre­
senta.
• ¿Es común que cuando saludas a alguien, la mano se te quede paraliza­
da? (cuando se ha producido catalepsia).

Todas las afirmaciones o preguntas anteriores implican que el trance hip­


nótico está en curso.

c) Implicación simple pasada. Son sugestiones que implican que algo ocurrió
y que ya concluyó. Cuando se le pide a una persona abrir los ojos y los abre, se
le puede decir:

• ¿Cómo te fue?
• ¿Puedes comentarnos algo de tu experiencia?

d) Implicación sim ple en negativo. Son sugestiones muy efectivas, ya que


además del mensaje encubierto de la implicación, la presencia del no ayuda
a descargar cierto grado de resistencia que pudiera existir en la persona. Vea­
mos algunos ejemplos:

• No quiero que entres en trance tan profundamente.

En esta sugestión, el mensaje es que puede entrar en un trance ligero o


moderado pero no profundo, pero que puede entrar en trance.

• No entres en trance todavía, es otro ejemplo.

También, el dejar el tono y ritmo de trance y hablar en forma cotidiana es


una implicación de que el trance terminó sin decirle que ya terminó.

Implicación por ilusión de


alternativas
Este tipo de implicación, también llamado implicación en doble vínculo,
consiste en ofrecer dos alternativas, las cuales conducen al mismo resultado.
Ejemplos:•

• Desea entrar en trance rápida o lentamente.


• Desea entrar en trance con los ojos cerrados o abiertos.
• Prefiere entrar en trance con lentes o sin lentes.

AZI ran (=. Qi \r-u :f¡nnoc hir'*r>rvHr-;^c; inriin^f+'Rc;


• Tú puedes entrar en trance profunda o ligeramente.
• Te gustaría entrar en trance en esta silla o en aquella otra.

La ilusión de alternativas puede usarse fuera del contexto hipnótico. Cuan­


do te dicen “me vas a pagar con cheque o en efectivo”, la implicación es que
vas a pagar, tan sólo vas a escoger la forma en que lo vas a hacer.
Recuerdo haber visto al maestro Ruperto Charles en una primera sesión con
una familia a quien dijo: “He tenido dos tipos de familias, aquellas que mejoran
rápidamente y aquellas que lo hacen lentamente. No sé qué tipo de familia sean
ustedes.” Obviamente se trataba de una implicación por ilusión de alternativas.
La implicación de Charles era que iban a mejorar y que ellos sólo iban a escoger
qué tan rápido lo harían.

S u g estio n es q u e c u b r e n todas
LAS POSIBILIDADES DE UNA CLASE
DE RESPUESTA

Este tipo de sugestiones son de las llamadas a prueba de falla. Por ejemplo:

Tú puedes entrar en trance con los ojos abiertos, los ojos cerrados o semiabiertos.
Quizá antes de entrar en trance, tus ojos se pueden cerrar lenta o rápidamente, o se pue­
den mantener abiertos o abrirse más.

Este tipo de sugestiones enfocan la atención en una clase de respuesta, en


el caso anterior, la de los ojos, lo cual cubre todas las opciones posibles de res­
puesta, además es a prueba de fallas porque cualquier respuesta es correcta y
válida como hipnótica. Otro ejemplo podría ser:

(A una persona sentada con las manos en las piernas). Puede ser que una de tus ma­
nos comience a ponerse más ligera que la otra, de manera que empiece a elevarse por sí
misma, puede ser la mano izquierda o la derecha, o quizá se ponga más pesada que la otra,
de manera que empiece a oprim ir la pierna, puede ser la mano izquierda, la derecha o las
dos, no lo sé. Lo importante es que tú puedas darte cuenta de lo que va a pasar

Este tipo de sugestiones puede aplicarse a cualquier proceso psicológico


como la memoria, la percepción, los procesos oníricos, etc. Por ejemplo, en los
procesos oníricos puede sugerirse lo siguiente:

Estás ahora muy relajado, y cuando uno se relaja mucho puede quedarse dormido, y
cuando uno se duerme puede soñar y cuando uno sueña puede soñar en blanco y negro
o a color soñar con gente desconocida como si fuera conocida, o conocida como si fuera
desconocida. Cuando tú sueñas puedes tener emociones, agradables o desagradables o
indiferentes, intensas o ligeras. Cuando uno sueña puede volar Cuando uno sueña puede
experimentar cualquier cosa.

S U Q P ^ fin n p c ; rn m C -\ i h r a n + -n H = » C l=ser n n e l W l i r l a / - ! ,
P a l a b r a s p e r m is iv a s q u e d a n p o d e r

En la hipnosis ericksoniana se usan frases del tipo de: “tu puedes, tú po­
drías, si tu mente inconsciente quiere, cuando tu mente inconsciente esté lista,
etc.”, las cuales son palabras permisivas que dan poder al paciente. En “tú
puedes entrar en trance con los ojos cerrados o abiertos”, se implica que el pa­
ciente tiene la capacidad, la habilidad para hacer las cosas, el poder está en él
y no en el terapeuta, a diferencia de la hipnosis tradicional, donde el terapeuta
ordena “usted va a entrar en trance” y “sus ojos se van a cerrar rápidamente”,
y el paciente obedece pasivamente esas órdenes.
Las sugestiones directas y autoritarias subestiman al paciente, no toman
en cuenta la psicodinàmica del paciente y es más probable que evoquen las
resistencias del paciente para entrar en trance. Palabras como “tú tienes...”,
“tú vas a ...”, “tú harás...” forman parte de sugestiones que no dan poder o
posibilidades al paciente. Aunque es necesario aceptar que las sugestiones
directas son útiles para 25 % de la población que responde adecuadamente
a este tipo de sugestiones, no lo son para 75%. Las sugestiones indirectas
son menos probables que evoquen resistencias por parte del paciente y por
tanto, pueden resultar más efectivas (O’Hanllon y Martin, 1992). Sin embargo,
aunque la aproximación indirecta a la hipnosis fue la gran aportación de
Milton H. Erickson, él mismo usaba ambas en la proporción que consideraba
conveniente, de acuerdo con su extraordinaria capacidad de observación del
paciente. En otras palabras, cuando él observaba que el paciente respondía
más fácilmente a las sugestiones directas, usaba éstas, y cuando observaba
que el paciente era del grupo de 75 % que no responde a las sugestiones direc- -
tas, usaba la gran diversidad de técnicas indirectas que él mismo desarrolló;
incluso, en un mismo paciente solía usar ambas técnicas.

El s e t sí

El set sí es una técnica que consiste en hacerle a una persona una serie
de preguntas sencillas que requieren una respuesta afirmativa obvia como,
“¿está usted casado?”, “¿tiene hijos?”, “¿hoy es jueves?”, “¿nació en esta
ciudad?”, “¿me puede escuchar bien?”, etc., hasta que finalmente se le pre­
gunta si desea entrar en estado de trance.
El objetivo de esta técnica es ofrecer un marco de disposición propio para
el trance. Rossi (Erickson et a l , 1976) opina que esta técnica es muy útil en
pacientes con actitudes conscientes negativas y rígidas. Además, se supone
que el estar contestando una larga serie de aburridas preguntas puede volver­
se una situación muy tediosa, y una forma de escapar de esa situación puede
ser aceptando entrar en trance.
Yo he probado una derivación de esta técnica, que en mi experiencia resulta
muy efectiva, consiste en pedirle al paciente que cierre los ojos y que conteste
a mis preguntas moviendo discretamente la cabeza a los lados para decir no, y

86 C ap. 6 . S u g e s tio n e s h ip n ó tica s in d irec tas


hacia adelante y hacia atrás para responder sí; después de eso, le presento una
serie de 10 a 15 preguntas que requieren un sí obvio y después le hago pregun­
tas más relacionadas con su cuerpo como, “¿puedes sentir y darte cuenta de
la postura de tu cuerpo?”, “¿puedes sentir los zapatos en tus pies?”, “¿alguna
vez has tenido la sensación de tomar algo fresco en tiempo de calor y sentir la
frescura en tu garganta?”, “¿deseas relajarte un poco más?”.
También, uno puede preguntar sobre los sueños, la memoria o cualquier
otro proceso de memoria que requiera una segura respuesta afirmativa:

• ¿Has tenido la experiencia de soñar mientras duermes?


• ¿Has soñado alguna vez con familiares?
• ¿Has soñado alguna vez con gente desconocida?
• ¿Alguna vez se te ha olvidado algo?
• ¿Has notado que algunos sueños se olvidan fácilmente?

Finalmente pregunto, “¿te gustaría disfrutar de un agradable trance de rela­


jación?”, con toda seguridad la respuesta va a ser sí. Después le digo, “Y cuando
ya te estés deslizando suavemente en ese trance, ¿podrías avisarme haciendo un
movimiento afirmativo con tu cabeza?”.
Al set sí podría llamársele también inducción socrática, ya que era un esti­
lo muy característico de dialogar del filósofo griego. En sus polémicas sobre
cualquier tema, Sócrates hacía una serie de preguntas en las que sabía que la
otra persona o grupo de personas estaban de acuerdo hasta que las llevaba a
la tesis central, con la intención de que la aceptaran. Por ejemplo, en “Fedón
o sobre el alma” (perteneciente al libro de Diálogos de Platón), podemos citar
un breve texto que ilustra el set sí:

-Digo, pues, que del sueño viene la vigilia, y de la vigilia nace el sueño, y que la genera­
ción de ésta a aquél es el sopor; y de aquél a ésta es el despertar ¿lo comprendes?
-Sí.
-Háblanos ahora tú, de la combinación de la vida y la muerte, ¿no dijiste que el vivir
es contrario al morir?
-Sí, lo dije.
-¿Y que nace, uno del otro?
-A s í es.
-¿Qué nace, pues, de la vida?
-La muerte -respondió.
- Y qué nace de la muerte -Insistió Sócrates.
-Es necesario admitir que de ella nace la vida.

El set sí o el proceso de creación de la aceptación es usado por expertos


en relaciones humanas y en ventas, que saben de antemano la importancia
de obtener un sí inicial.
El set sí no sólo se usa en la inducción hipnótica, sino también durante la
terapia hipnótica. El que el paciente esté en trance hipnótico no garantiza que
acepte una sugestión terapéutica, por lo que el uso del set sí, previo a una o

El s e t sí 8 7
varias sugestiones terapéuticas durante el trance, es de gran utilidad clínica, ya
que incrementa la posibilidad de aceptarlo. Veamos un fragmento del trabajo
hipnótico que hizo Erickson con Sheila Rossi, la ex esposa de Ernest Rossi, du­
rante el cual establece un set sí con sugestiones tipo truismo.

Y cuando duermes en la noche, puedes soñar; en aquellos sueños puedes oír; ver; mo­
verte y tener un gran número de experiencias, y como parte de esa experiencia es olvidar
aquel sueño al despertar; la experiencia de olvidar; en sí misma es una experiencia que no
es ajena a nadie.
Ahora con tu formación profesional tendrás muchas preguntas acerca de muchas co­
sas, y tú, realmente no sabes cuáles son esas preguntas, y tú no sabrás cuáles son algunas de
esas preguntas hasta que estén a medio contestar; por algunas veces las respuestas parecen
ser unas y resultan ser otras.

En la primera mitad de este fragmento Erickson establece un set sí y des­


pués hace una sugestión de hacerse preguntas y de ser contestadas a nivel in­
consciente.

A posició n d e o pu esto s

La aposición de opuestos se refiere a la yuxtaposición o balance de dos fe­


nómenos o procesos psicológicos o fisiológicos, generalmente de naturaleza con­
traria, en la inducción hipnótica o durante el trance. Algunos ejemplos son:

• Mientras este brazo continúa poniéndose m ás ligero y alzándose (1), su


otro brazo se podrá poner m ás pesado y podrá em pezar a bajar (2) por
sí solo.
• La tensión (1) de tu brazo izquierdo permitirá que el resto de tu cuerpo
permanezca (2) relajado y tranquilo.
• Mientras más te das cuenta de que tu pierna derecha se está anestesian­
do m ás (1), y dejas de sentirla, tu pierna izquierda se vuelve m ás sen­
sible (2) a los estímulos.
• Los recuerdos (1) de esa época te harán olvidar (2) los sucesos de otras
épocas.
• Conforme pierdes interés y conciencia (1) en las cosas del ambiente, ten­
drás más conciencia (2) de los aspectos de tu vida interior.

O xím o r o n

Oxímoron es una palabra compuesta que proviene del griego oxy que signi­
fica astuto y moron que significa tonto o estúpido, por tanto su significado es de
“inteligentemente tonto” [Webster 's Encyclopedic Unabridged Dictionary, 1989).
Oxímoron se refiere a una frase autocontradictoria. El oxímoron es similar a la

88 C ap. 6. S u g e s tio n e s h ip n ó tica s in d irec tas


aposición de opuestos, sólo que aquí las palabras opuestas se presentan juntas
en un término o frase corta, por ejemplo: la suave dureza, el recuerdo olvidado,
solitariamente acompañado, un miedo valeroso, despertar dormido, un calor
fresco, un reconfortante y tranquilizante dolor, esposo amante, etcétera.
Un oxímoron puede incluirse en una sugestión hipnótica como la siguiente:

Y tu mente inconsciente puede ayudarte a solucionar eso que necesitas solucionar


utilizando todos tus recursos personales, incluyendo recuerdos olvidados en los rincones
de tu mente.

Hubo un caso en el que Erickson trató a una mujer que sufrió abuso sexual
en la infancia por parte de su padre. De adulta, el sexo era horrible, ya que “el
pene es algo tan duro y amenazador... yo me quedaba pasiva, llena de temor”.
Erickson le dijo: “Es una triste historia. Y la parte realmente triste de todo es...
¡que usted es una imbécil! Me dice que le tiene miedo a un pene audaz, duro y
erecto y ¡eso es imbécil! Usted sabe que tiene una vagina, yo también lo sé. Una
vagina es capaz de convertir al pene más grande, audaz y prepotente en un ob­
jeto desvalido y flojo. Y su vagina puede extraer un placer resentido, reducién­
dolo a ese objeto desvalido y flojo.”
Erickson primero le dijo que era una triste historia para crear un foco
concentrado de atención o trance espontáneo por confusión, después le dio la
sugestión. La sugestión presenta una aposición de opuestos, con la polaridad
de “pene audaz, duro y erecto” y “objeto desvalido y flojo”, las cuales son las
fases de erección y detumescencia. El oxímoron es “un placer resentido”. Ella
se sentía resentida hacia los hombres, y la yuxtaposición de placer y resenti­
miento ayudó más que si sólo se usara la palabra placer. La terapia fue un éxi­
to en cuanto a su objetivo de disfrutar sus relaciones sexuales (Rosen, 1991).

S ug estio n es co n tin g en tes

Las sugestiones contingentes son aquellas que enlazan una sugestión a una
conducta que se está presentando o que es inevitable que ocurra. Un ejemplo
no hipnótico es cuando una mamá ve que su hijo va a salir y le dice: “Cuando
salgas cierra la puerta”, la conducta implicada es que el niño se dirige a la
puerta, y la madre encadena una orden a esa conducta: “cierra la puerta”. Este
tipo de sugestiones se usan con mucha frecuencia en la hipnoterapia debido a
que son sumamente efectivas.
Para el hipnoterapeuta es muy importante desarrollar la habilidad para ha­
cer sugestiones contingentes, para hacer eso es necesario ser muy observador
de los patrones de conducta que se están presentando, y los que a su juicio son,
en el futuro, inevitables en una secuencia de comportamiento, para entonces
encadenar o intercalar la sugestión hipnótica en ella. Las sugestiones contin­
gentes pueden usarse durante el trance hipnótico, pero también, son sumamen­
te útiles en las sugestiones poshipnóticas. Algunos ejemplos son:

S u g e s tio n e s c o n tin g e n te s 89
• Mientras observas fijamente ese punto, tus ojos se cansarán y se irán
cerrando por sí solos.
• Cuando tus ojos por fin se cierren, tú podrás deslizarte lentamente ha­
cia un estado de trance.
• Cuando estés completamente en trance... entonces podrás descubrir co­
sas importantes para tu desarrollo personal.
• Tú entrarás en trance... sólo cuando tu mano baje, completamente y des­
canse en tu pierna.
• Hasta que te sientas relajado... podrás entrar en trance.
• Tan pronto tu mano izquierda baje, entonces tu mano derecha también
bajará.
• Tan pronto tu mano baje, tu mente inconsciente podrá comunicarse con­
tigo para resolver eso...
• Cuando tus ojos se cierren completamente tú podrás recordar aquellos
recuerdos agradables del pasado.
• Tu mano podrá seguir perdiendo peso y así volverse cada vez más lige­
ra hasta elevarse por sí sola.
• Ahora que salgas de trance podrás sentirte relajado y contento.

Ahora veamos ejemplos de sugestiones contingentes poshipnóticas:

• Cuando sientas el contacto de tu cuerpo en la cama, entonces... te sor­


prenderás del flujo de recuerdos y pensamientos íntimos que vendrán
a tu mente (falta de deseo sexual).
• Tan pronto escuches el “clic” de tu cinturón de seguridad... entonces
podrás sentir toda esta relajación y tranquilidad que estás sintiendo en
este momento (miedo a volar en avión).
• Y podrás darte cuenta de que la anestesia ya está surtiendo efecto... al
momento de sentarte en la silla de tu dentista.

D ir ec tiv a s im plic a d a s

La directiva implicada se compone de tres segmentos:

1. Una introducción con vínculo de tiempo o con una condicional.


2. Una sugestión implicada para una respuesta inconsciente.
3. Una respuesta conductual que indica el momento en que la directiva im­
plicada se está llevando a cabo (Cheek y Rossi, 1994).

Un ejemplo de lo anterior es cuando se le pide al paciente que coloque las


palmas de las manos a una distancia de 10 cm una de otra: “Cuando (intro­
ducción con vínculo de tiempo) tu mente inconsciente esté ya lista para entrar
en trance (sugestión implicada), entonces tus manos se juntarán por sí solas
(respuesta conductual). ”

90 C ap. 6. S u g e s tio n e s h ip n ó tica s in d irec tas


Otro ejemplo es: “Tan pronto como (introducción con vínculo de tiempo)
hayas encontrado una sensación de relajación y comodidad (sugestión impli­
cada), tus ojos se cerrarán por sí solos (respuesta conductual).”
Un ejemplo más: “Si (presentación con vínculo condicional) tu mente in­
consciente quiere revisar a fondo la causa de tu problema (sugestión implica­
da), tu brazo empezará a bajar por sí solo (respuesta conductual).”
La directiva implicada es muy útil para seguir el progreso del trabajo hipnó­
tico (Hammond, 1990). Rossi y Cheek (1988) opinan que este tipo de sugestión
es un medio para tener acceso y facilitar la expresión de los recursos internos,
que normalmente no están accesibles durante el estado consciente, y piensan
que es un excelente medio para que el individuo lleve a cabo su potencial te­
rapéutico.
En el cuadro 6.1 se presenta el esquema de un trabajo hipnoterapéutico
basado en una serie de directivas implicadas. Esto es muy útil para la solución
de diferentes tipos de problemas.

Cuadro 6.1. Directivas implicadas en un


trabajo terapéutico.
Se le pide al paciente que ponga las palmas de las manos a una distancia de
10 cm una de otra, y que mire fijamente la distancia entre las manos. Después se le
ofrece una serie de directivas implicadas.

1. Cuando estés listo para empezar el ejercicio puedes respirar profundamente.


2. Primera directiva implicada: “Si tu mente inconsciente quiere que entres en
trance, tus manos se juntarán por sí solas como si fueran dos grandes ima­
nes” (cuando las manos se junten, entonces se pasa a la segunda directiva).
3. Segunda directiva implicada: “Si tu mente inconsciente quiere que revises a fon­
do ese problema que quieres revisar, entonces una de tus manos bajará por sí
sola hacia tus piernas, mientras la otra permanece en su sitio” (después de que
una de las manos ya bajó completamente, se pasa a la siguiente directiva).
4. Ahora, “Si tu mente inconsciente quiere ayudarte a resolver eso que quieres
resolver en una primera fase o en forma definitiva usando todos sus recursos
internos, entonces la otra mano empezará a bajar por sí sola.”
5. Ratificación del logro terapéutico. “Si tu mente inconsciente piensa que ya
lograste resolver en una primera fase o en forma definitiva eso que quieres
resolver, entonces respirarás profundamente para avisarme. ”
6. Consolidación de logros. Ahora tu mente inconsciente puede tomarse un
largo minuto para consolidar y reforzar esos logros obtenidos (se espera un
minuto).
7. Cuando tu mente inconsciente ya haya terminado exitosamente este proceso,
entonces tú podrás abrir los ojos y estar completamente alerta y relajado.

D irectiv a s im plicad as 91
E l uso d e la negación pa r a
DESCARGAR LA RESISTENCIA

El uso del “no” puede ayudar a descargar la resistencia consciente del pa­
ciente ante las sugestiones dadas por el terapeuta. En sugestiones como “no es
necesario que entres en trance tan profundamente”, el “no es necesario” suavi­
za la frase, le quita autoritarismo y como el inconsciente, se afirma, no procesa
el no, entonces a nivel inconsciente se procesa “es necesario que entres en tran­
ce tan profundamente”. Además, esta frase también es una implicación, porque
si no entra en trance tan profundamente, está implicando que puede hacerlo en
forma ligera o moderada.
El negativo también puede usarse en forma de pregunta, veamos algunos
ejemplos:

• El estado de trance hipnótico es un estado de relajación y bienestar que


puede disfrutarse plenamente, ¿no es así?
• ¿Y por qué no dejas que tu mente inconsciente haga las cosas por sí
misma?
• ¿Y no podrías recordar aquella ocasión en que entraste profundamente
en trance?
• Y por tu mente pasan pensamientos y recuerdos, ¿no es así?

S u g estio n es c o m pu est a s

Las sugestiones compuestas eran muy usadas por Erickson en su trabajo


hipnótico. Consistían en dos afirmaciones conectadas por el conector "y”.
La primera afirmación es generalmente un truismo, a la que le sigue una su­
gestión principal. Veamos estos ejemplos:

• Tú puedes escuchar mi voz, los sonidos de allá afuera y continuar tu ca­


mino al trance hipnótico.
• Cuando duermes, puedes soñar y puedes también olvidar fácilmente
ese sueño.

El truismo “cuando duermes puedes soñar” es una verdad que no puede


negarse, eso crea una condición de aceptación o un set sí, lo que facilita la
aceptación de la siguiente sugestión. El valor de la palabra “y ” es actuar como
palabra de transición, hace pensar que hay una relación entre ambas afirma­
ciones aunque no puede haberla en ningún modo. Por ejemplo: “Estás en mi
consultorio, estás sentado, tus ojos están cerrados, estás escuchando mi voz
y tu cuerpo puede empezar a relajarse.”
Grinder y Bandler (1993) opinan que aparte del “y ” pueden usarse otras
palabras de transición para hacer sugestiones compuestas, como “mientras”.
Veamos algunos ejemplos:

92 C ap. 6. S u g e s tio n e s h ip n ó tica s in d irec tas


• Mientras permaneces sentado y miras fijamente ese punto, tu mente in­
consciente ya puede trabajar en ese problema.
• Mientras duermes y descansas tranquilamente, tu mente inconsciente es­
tará trabajando para ti.

Además del “mientras”, pueden utilizarse “porque” y “cuando”.

S u g estio n es en fo r m a de

PREGUNTA

Las sugestiones en forma de pregunta son útiles para focalizar la atención,


evocar asociaciones y facilitar las respuestas y la inducción al trance. Algunos
ejemplos de estas sugestiones son los siguientes:

• Y tu brazo, ¿acaso seguirá subiendo hacia arriba?


• ¿Tus ojos seguirán parpadeando antes de cerrarse?
• ¿Has notado un cambio de temperatura en esa parte de tu cuerpo?
• ¿Podrías disfrutar el trance hipnótico sin tener que recordarlo posterior­
mente?
• ¿TUs ojos podrán permanecer cerrados mientras te vas sintiendo más có­
modo como cuando vas a dormir?
• ¿Y qué es lo que tu mente inconsciente va a hacer ahora?

La sugestión en forma de pregunta puede ser más efectiva si no puede ser


contestada por la mente consciente y es enlazada a la conducta que presenta
el paciente.

S eparació n

La separación es la división lingüística de algo que se creía que era una sola
cosa. La separación o disociación se refiere también al funcionamiento separa­
do de entidades psicológicas que normalmente trabajan coordinadas como si
fueran una sola. En el caso de la mente es sumamente útil separarla en dos: la
mente consciente y la mente inconsciente.
O’Hanllon afirma que la separación de la mente en consciente e inconscien­
te es lingüística y por tanto metafórica, es decir, más que real, es una construc­
ción que hacemos, pero al fin y al cabo útil para fines terapéuticos (O’Hanllon
y Martin, 1992). Lo que sostiene O’Hanllon es que no hay evidencia anatómi­
ca, estructural y tangible de la existencia de dos mentes, sino que inferimos
su existencia con base en lo que observamos, sin embargo, él acepta que tal
división es sumamente útil, en especial en la hipnosis. La postura “construc-
tivista” de O’Hanllon acepta que la separación no sólo es útil, sino que es
necesario fomentarla por razones de utilidad clínica.

S ep a rac ió n 93
Milton H. Erickson, antes de empezar cualquier inducción, solía dar una
charla introductoria de la hipnosis, de la distinción entre mente consciente e
inconsciente, y su diferente funcionamiento, pero en especial hablaba de las
cualidades de la mente inconsciente. Erickson le aseguraba a sus pacientes que
la mente inconsciente (o la mente interna o mente de atrás, de acuerdo con el
nivel de conocimientos del paciente) era más inteligente que la mente cons­
ciente y con más recursos que esta última, y que podía tenerse acceso a estos
recursos a través de la hipnosis. Una vez establecida la separación, iniciaba la
inducción del trance hipnótico. Veamos algunos ejemplos.

Tu mente consciente puede continuar escuchando los sonidos del ambiente, o con­
centrarse en sus propios pensamientos, mientras tu mente inconsciente hará algo realmen­
te importante para ti, y de lo cual no es necesario que tu mente consciente se dé cuenta.
Y si al term inar esta sesión, todavía hay algo qué resolver tu mente inconsciente seguirá
trabajando para resolverlo durante el día cuando tu mente consciente esté distraída, o en
la noche cuando tu mente consciente esté dormida.

No tienen que nombrarse necesariamente las dos partes de la mente, al


nombrar una, se evoca la separación por implicación:

Podemos pedirle a tu mente inconsciente que se tom e el tiem po que necesite para
que nos lleve al momento donde se produjo el problema.Y puede ser cualquier época. Sólo
permite que tu mente inconsciente lo haga por si sola.

Una forma de acentuar la separación aún más es cambiando la localización


de la voz cuando se le habla a la mente inconsciente. Eso lo hacía con mucha
frecuencia Milton Erickson, por ejemplo, cada vez que hablaba a la mente cons­
ciente lo hacía, digamos, más al lado derecho de la persona, y cuando se dirigía
a la mente inconsciente cambiaba la localización de la voz al lado izquierdo.
Durante todo el trance se mantenía cambiando la localización de la voz, incli­
naba discretamente su cuerpo y/o cabeza a un lado y otro de la persona.
De acuerdo con la teoría de la asimetría cerebral (Gazzaniga, 1996), los
procesos inconscientes se localizan más en el hemisferio derecho, los procesos
lingüísticos-conscientes más en el hemisferio izquierdo, y las vías auditivas
al cerebro son predominantemente cruzadas, entonces podemos sugerir que
cuando hablemos a la mente inconsciente lo hagamos al lado izquierdo del
cuerpo de la persona, y viceversa cuando hablemos a la mente consciente.
Gazzaniga (1996) ha demostrado con elocuencia y en forma experimental
que los procesos inconscientes se localizan en el hemisferio derecho. En una
de sus investigaciones con un paciente al que se le había seccionado el cuerpo
calloso (la estructura cerebral que une a los dos hemisferios) debido a una
epilepsia intratable, a éste se le proyectaban al campo visual derecho (que es
el campo visual analizado por el hemisferio izquierdo, debido a que las vías
nerviosas visuales se cruzan) las palabras: casa, aplaude, risa, etc., y se le pe­
día que las nombrara. El paciente decía: “casa ... aplaude... risa , pero cuan­
do estas palabras eran proyectadas al campo visual izquierdo (información

94 C ap. 6 . S u g e s tio n e s h ip n ó tica s in d irec tas


analizada por el hemisferio derecho), el paciente no nombraba nada, decía
no haber visto nada, pero de alguna manera, cuando se le presentó la palabra
risa, se sonrió, y cuando se le presentó la palabra aplaude, juntaba sus ma­
nos. Más aún, cuando se le presentó al campo visual izquierdo (hemisferio
derecho) la frase “vete a tu casa”, él no pudo leer la frase, no se “percató” de
ella. Sin embargo, dijo que tenía que irse en ese momento sin dar explicación
para ello cuando la sesión experimental apenas había empezado. De lo ante­
rior se deduce que la información procesada por el hemisferio derecho no se
verbaliza ni se hace consciente fácilmente, pero produce un efecto en nuestro
comportamiento. La frase “vete a casa” procesada por el hemisferio derecho,
tuvo, podríamos decir, un efecto similar al efecto poshipnótico. El hemisferio
derecho procesa información visual y auditiva que puede causar un efecto
emocional del cual no estamos conscientes. De esta manera podemos estar
contentos, preocupados o lloramos y no sabemos por qué, es decir, digamos
que el hemisferio izquierdo no sabe el porqué.
Dicho de paso, Gazzaniga también ha encontrado en sus investigaciones
que el hemisferio derecho es superior al hemisferio izquierdo en la evocación
de la memoria en forma más precisa y con menos distorsión (Metcalfe et al
1997).
He conocido hipnoterapeutas que sostienen que no importa la lateralidad,
sino lo que importa es seleccionar un lugar de localización para hablarle a la
mente inconsciente y otro para la mente consciente, y mantener esa localiza­
ción distintiva durante la sesión. Sin embargo, con los datos de asimetría cere­
bral que mencionamos anteriormente, es más conveniente usar la localización
izquierda para hablar a la mente inconsciente y el lado derecho para la mente
consciente.
En conclusión, es de mucha utilidad establecer para el paciente una sepa­
ración de mente conscientemente inconsciente y las características de cada
una. Asimismo, es importante reforzar esa separación hablando al inconscien­
te un poco más al lado derecho y a la mente consciente más al lado izquierdo
de la persona.

N eg aciones t r ip l e s

La técnica de sugestión en negación triple se hace con el objetivo, por un


lado, de confundir a la mente consciente y facilitar el trance, y por otro, dar
sugestiones a la mente inconsciente que no son fáciles de identificar por el pa­
ciente (Kershaw, 1994). Por ejemplo: “Tus ojos no podrán permanecer cerrados,
mientras tu comodidad no se profundiza, como cuando no vas a dormir.”
Una de las características de la mente inconsciente es que no procesa el
no , y su funcionamiento es más primario, es decir, se maneja con imágenes
y metáforas en lugar de lenguaje y pensamiento abstracto y lógico-formal. Por
tanto, la mente inconsciente puede entender esto de esta manera: “Tús ojos po­
drán permanecer cerrados mientras tu comodidad se profundiza, como cuando

N e g a c io n e s trip les 95
vas a dormir.” Veamos otro ejemplo: “No tienes que relajarte poco a poco y
cómodamente, no dejarte guiar a un trance no tan profundo.”
A manera de práctica, uno puede escribir primero una sugestión de tres
frases en positivo, después agregarles el “no” y posteriormente incorporarlas
a una inducción hipnótica o hipnoterapia completa.

T éc n ica d e l in t er c a la d o

La técnica del intercalado es una de las técnicas más radicalmente indirectas.


Esta técnica consiste en que durante la inducción al trance hipnótico y durante
el trance mismo se remarcan o acentúan ciertas palabras. Estas palabras son
remarcadas con un tono de voz diferente o con una localización distintiva. El ob­
jetivo es formar una o varias frases de palabras intercaladas dispersas en todo el
discurso hipnótico. A continuación un ejemplo de sugestiones intercaladas para
producir sueño (las palabras intercaladas están en cursivas):

Bien, ponte cómodo(a), cierra tus ojos, relaja tu cuerpo... correcto.Voy a decirte algo
acerca de la forma en que tú puedes usar la hipnosis para m e jo rar tus patrones de sueño.
La gente usa la hipnosis en una gran variedad de formas, alguna gente se siente tan cómo­
do y relajada que esta re la ja ció n ... tan sólo facilita el deslizarse en el sueño y esto es realmente
m uy agradable.
O tra gente usa la hipnosis como un sitio tan seguro y cóm odo en el que el d o rm ir llega
en el momento y cuando menos se espera.
Pero mientras eso o c u rre ... puedes olvidar que vos a d o rm ir y tú puedes usar ese tiem­
po en lo que desees, puedes recordar acontecimientos pasados, quizá cuando eras niño(a),
donde tod o ocurn'a espontáneamente, el hambre llegaba sola, el jugar era algo natural y
pasabas largas horas sin parar de jugar, sin da rte cuenta; o quizá recordar cuando viajabas en
carro, autobús o tren y que el ruido al inicio era interesante, y al pa sar el tie m p o perdías in­
terés, y al pasar más tiem po resultaba aburrido y m onótono escuchar el mismo sonido, sentir
la misma sensación de balanceo y ritm o.Y el sueño llegaba sin avisar, silenciosamente, aunque
en la hipnosis el tiempo pierde su sentido y por tanto es m uy cóm odo esperar en hipnosis,
es un lugar agradable, seguro, cómodo.

Si juntamos las palabras en cursivas de este texto, obtenemos la siguiente


sugestión:

Tú puedes... mejorar tu patrón de sueño... de formas... tan cómoda y relajada...


relajación... tan só lo ... deslizarse en el sueño... muy agradable... tan seguro y cómodo...
el dorm ir... cuando... ocurre... tú puedes... vas a d o rm ir... lo que desees... y pasabas
largas horas... sin darte cuenta... y al pasar el tie m p o ... aburrido y m on óton o... sensación
de balanceo y ritm o ... el sueño... es muy cóm odo... agradable, seguro y cómodo.

En este ejemplo la sugestión intercalada fortalece aún más el dormir y pue­


de ser útil en pacientes con insomnio. Pero lo mismo puede hacerse para con­
trolar el dolor, hacer levitación de mano, etc. Veamos otro ejemplo:

96 C ap. 6 . S u g e s tio n e s h ip n ó tica s in d irec tas


-¿Quieres entrar en trance con los ojos abiertos o con los ojos cerrados?
-C o n los ojos cerrados.
-M u y bien, pon tus manos sobre tus piernas y cierra tus ojos. Bien, quiero que por un
m omento observes tu respiración, observa cómo el aire entra... y sale de tus pulmones...
eso es.. . entra y sale... observa el momento en que inhalas... y exhalas mientras tus manos
están descansando arriba de tus piernas, y tus piernas pueden sentir ligeramente el peso
de tus manos arriba de ellas... poco a poco tú puedes sentir esa relajación en tu cuerpo,
bajando esa tensión y subiendo esa sensación de bienestar; y eso me hace recordar cuando
era pequeño y mi mamá me tomaba de la mano y me llevaba a la escuela, siempre me
levantaba temprano para ir y cuando era hora de levantarse, nos decía a mí y a mi herma-
no:‘‘■¡Arriba1
., ya es hora” , a veces alguno se levantaba rápido, en ocasiones me jalaba hacia
arriba y yo le decía:"Déjame, yo me levanto solo"... cada vez más y más me convencía de
la importancia de dorm ir bien, arriba de muchas cosas, prim ero está el dormir; donde uno
puede sentirse flotar. Después me iba hacia el baño, me lavaba la cara... suavemente con
agua y jabón.

Cada vez que quiera remarcarse una palabra o frase, hay que cambiar de
tono y/o localización de la voz. En el ejemplo anterior, las palabras entra e in­
hala se acentúan, porque cuando el aire entra a nuestros pulmones las manos
se tienden a elevar ligeramente, lo que se convierte en una sugestión intercalada
indirecta de levantar las manos.

C o m en tario f in a l s o b r e la s
SUGESTIONES INDIRECTAS

En este capítulo revisamos las principales formas de sugestiones indirectas


desarrolladas por Erickson y sus discípulos. Cuando uno usa este tipo de suges­
tiones da la impresión de que no hay hipnosis, todo parece un tipo de conver­
sación o plática intrascendente de una persona no versada en estos temas. Ahí
radica la importancia para saltar o evadir las resistencias que pudieran impedir
tener acceso a los recursos inconscientes terapéuticos.

B ib lio g r a fía

Cheek, D. y E. L. Rossi, Mind-Body Therapy: M ethods o f ldeodynam ic H ealing in Hypnosis, Nor­


ton, Nueva York, 1994.
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Estabrooks, Problem as actuales d e la hipnosis, Fondo de Cultura Económica, México, 1967,
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Grinder J. y R. Bandler, Trance-fórmate: curso práctico d e hipnosis y PNL, Gaia, Madrid, 1973.

B ibliografía 97
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Hilgard, E. y J. Hilgard, La hipnosis en el alivio del dolor, Fondo de Cultura Económ ica, México,
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Metcalfe, J. et al., "Right Hemisphere Memory Superiority: Studies of a Split-Brain Patient”, en
Boyce M. Jubilan (ed.), Biopsychology 1997/98, edición anual, Dushkin/McGraw Hill, Guil­
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O’Hanllon, W. H. y M. Martin, Solution Oriented Hypnosis: An Ericksonian A pproach, Norton,
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Platón, Diálogos: sobre el alm a, SARPE, Madrid, 1983.
Price, D. D., “La analgesia hipnótica: Mecanismos psicológicos y neurales”, en Joseph Barber,
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98 C ap. 6 . S u g e s tio n e s h ip n ó tica s in d irec tas


u
Sugestiones y técnicas
DE CONFUSIÓN

ahora, la confusión ha sido la mejor


ro * 'S patrones mentales rígidos e iniciar el proceso creativo.
G rn€ST t. Rossi

Las sugestiones y las técnicas de confusión fueron creadas por Milton H.


Erickson con el objetivo de desestructuar los patrones conscientes de actividad
mental. La desestructuración de los patrones conscientes producto de la con­
fusión nos hace más vulnerables a la sugestión, nos facilita entrar en trance
hipnótico y permite que la actividad inconsciente emerja. Hay autores que opi­
nan que todas las técnicas desarrolladas por Erickson tienen algo de confusión,
shock o sorpresa (Erickson et al., 1976).
Tuve la oportunidad de atender el caso de un adolescente que se queda­
ba dormido en clase o no entraba a clase porque se quedaba dormido en las
escaleras de la secundaria, fantaseaba demasiado y sus padres no encontraban
explicación para esto. Cuando vino conmigo, no dijo una sola palabra, muy a
fuerza contestaba un “sí” o un “no” ante cualquier pregunta que se le planteara,
y empezaba a cerrar los ojos para supuestamente dormirse y ya no contestar. Así
pasaron dos sesiones, y en la tercera sesión empezó a hacer lo mismo, así que le
pedí lo siguiente: “Quiero que te duermas cómodamente, aquí en el piso”, él me
observó sorprendido pero lo hizo, y continué, “quiero que te acuestes, cierres
tus ojos y te duermas, mientras yo te hablo”, y a continuación le dije “tú puedes
cerrar tus ojos y relajarte, puedes relajar todo tu cuerpo y dormir realmente si
tú quieres, y cuando duermas puedes soñar, y puedes soñar lo que tú quieras,
porque cuando uno duerme sueña y cuando sueña duerme, aunque no es ne­
cesario dormir para soñar, porque se puede soñar despierto, porque hay gente
que parece despierta pero está dormida, y en ocasiones está soñando pero está
despierta, así como hay gente que parece que está dormida pero está despierta,
o está soñando cuando está despierta o viceversa y...a ti, ¿qué te preocupa?”, le
pregunté y me respondió inmediatamente “la escuela”, y abrió los ojos, me miró

99
sorprendido por haber dicho algo que daba la impresión de no querer decir. Lo cuenta una anécdota en la que en un día de mucho viento de 1923, cuando
que hice fue utilizar una técnica de confusión, mediante un juego de palabras, se dirigían al primer seminario de hipnosis conducido por Clark L. Hull en la
para desequilibrar su patrón consciente. Después averigüé que desde joven había Universidad de Wisconsin, al dar vuelta en una esquina chocó fuertemente con
tenido dificultades de aprendizaje y había requerido apoyo especial durante una persona que venía a toda prisa. Antes de que la persona dijera cualquier
varios años. Lo importante es que ya teníamos el motivo de su conducta, en el cosa, Erickson se incorporó, tomó su reloj y en forma muy amable le dijo: “Son
cual nos pusimos a trabajar. diez para las dos” y se fue, cuando en realidad eran las cuatro. Media cuadra
Cuando se expresan las sugestiones que crean confusión, Erickson recomien­ después, Erickson volteó y miró al sujeto, todavía estaba parado con una mirada
da mantener una actitud casual pero sincera, solemne y de confianza, hay que perpleja (Erickson, 1980).
dar las sugestiones en forma rápida para los rápidos de pensamiento y despacio Erickson también cuenta que cuando estaba en la secundaria, en una oca­
para los de pensamiento menos rápido, pero siempre con el cuidado de dar poco sión en el laboratorio de física, un compañero de él había planeado todo para
tiempo para responder (Erickson, 1980). La persona que se siente confundida, que Erickson hiciera la primera parte del experimento, que era la más aburrida,
tiene dudas, dudas de su realidad externa y esto es lo que Erickson et al. (1976) y él la segunda que era la más interesante. Cuando el joven Erickson se dio
llama desestructuración de patrón consciente. Y una persona que tiene dudas y cuenta, buscó el momento preciso, y de pronto con voz tranquila pero intensa,
una realidad desvanecida, trata de reestructurar su realidad buscando respuestas le dijo: “El gorrión voló a la izquierda y repentinamente voló a la derecha, des­
que la clarifiquen, y eso la vuelve receptiva a las sugestiones terapéuticas. pués voló hacia arriba y después no sé qué pasó”, y mientras su compañero lo
Lo que hemos expresado puede entenderse mejor en el siguiente esquema miraba atónito, Erickson tomó el instrumental de la segunda parte y se puso a
de Erickson et al. (1976): trabajar, su compañero también se puso a trabajar unos momentos después, y
posteriormente dijo “¿por qué estoy haciendo esto?”.
Confusión Estos son dos ejemplos del non sequiturs en ambientes no terapéuticos.
(debido a shock, sorpresa, estrés, etc.) 2. Inhibición de una respuesta motora. Cualquier patrón conductual bien
I establecido y que sea interrumpido, puede causar confusión. El patrón con­
Desvanecimiento de la realidad ductual que va a interrumpirse necesita ser algo que se haga con tanta regu­
0 laridad que ya esté automatizado. Como ejemplos podemos citar el abrazo entre
Desestructuración dos personas, el encender un cigarro, etc. Sin embargo, un patrón conductual
1 bien establecido y cuya interrupción se ha usado mucho como técnica de confu­
Reestructuración sión hipnótica es el saludo de mano. El saludo de mano es una secuencia con
varios eslabones de conducta, como lo es el pararse frente a frente, sonreír,
Búsqueda que necesita de la clarificación dirigir una mano hacia la otra, decir hola, mantener la mano por un segundo
I o dos a lo mucho y retirar la mano. Pero como este patrón se ha practicado
Receptividad a las sugestiones terapéuticas tanto, se percibe como una sola conducta indivisible, sin segmentos, por eso
I cuando a la persona se le interrumpe el saludo, no sabe qué hacer con un
Uso de la receptividad para un trabajo de trance apropiado patrón cortado a la mitad.

De acuerdo con el maestro Ricardo Figueroa del Instituto Milton H. Erick­ a) Interrupción del saludo de m ano 1. En esta técnica, se extiende la mano
son de Guadalajara, la confusión se logra ya sea al interrumpir un patrón de derecha para saludar a la otra persona y se baja súbitamente al mismo tiempo
conducta o cognoscitivo bien establecido, o por sobrecarga, es decir, abruman­ que se sube la mano izquierda para tomar la mano suspendida de la persona.
do al sujeto con más o difícil información de la que puede manejar. Figueroa Como la dirección de la mano es de abajo hacia arriba, al momento de tomar la
agrupa varias técnicas dentro de estas tres formas generales: mano de la persona con nuestra mano izquierda podemos seguir elevándola 3
o 4 cm más y continuar sosteniendo la mano. En ese preciso momento el sujeto
1. Técnicas de confusión (non sequiturs). está confuso, no sabe qué hacer, por tanto, hay receptividad. Entonces nosotros
2. Inhibición de una respuesta motora. podemos añadir la sugestión de cerrar los ojos e ir probando poco a poco si es
3. Sugestiones que producen shock y sorpresa. posible que dejemos la mano cataléptica. Esto se hace soltando poco a poco
la mano; si la notamos rígida y sin peso, entonces podemos soltarla definitiva­
1. Non sequiturs. Los non sequiturs son afirmaciones lingüísticas, lógicas y mente para que quede suspendida. Si notamos que todavía no puede sostenerse
fuera de contexto que cuando se usan crean desconcierto y confusión. Erickson por sí misma, entonces continuamos sosteniéndola y elevándola discretamente

100 Cap. 7 . S u g e s tio n e s y t é c n i c a s d e co n fu sió n S u g e s tio n e s y té c n ic a s d e co n fu sió n 101


poco a poco (Grinder y Bandler, 1973). En ese momento podemos hacer al pa­
ciente una sugestión en forma de directiva implicada:

Si tu mente inconsciente quiere que tu mano siga elevándose po r sí sola hacia arriba
entonces se seguirá elevando...
.. .Si tu mente inconsciente quiere que tu mano se ponga tan rígida como si estuviera
enyesada o tan pesada como si fuera una toalla empapada con agua, que lo haga.

Según sea la respuesta, puede continuarse con la inducción del trance con
otras formas de sugestión de las que ya hablamos. Las técnicas de saludo de
mano se usan básicamente en el inicio de la inducción.
5) Interrupción del saludo de m ano 2. Otra forma de interrupción del salu­
do de mano es en el momento en que se estrecha la mano, lo que dura normal­
mente 1 o 2 segundos, pero ahora se prolonga a 20 o 30 segundos, mientras se­
guimos platicando con la persona sin soltarle la mano moviéndola suavemente
de arriba abajo. En este momento podemos sugerirle en forma no verbal que
cierre los ojos, esto al parpadear lentamente nuestros propios ojos.
c) Interrupción del saludo de m ano 3. Este método puede ilustrarse con
una anécdota de Milton Erickson (1980). Erickson relata que en una conferen­
cia sobre hipnosis a una sociedad médica, observó a un médico muy interesa­
do y atento a la conferencia, pero en la hora social previa al acontecimiento lo
había notado muy agresivo con sus colegas, y cuando se lo presentaron le dio
un saludo “truena huesos” que casi lo sacó de balance y le dijo: “Me gustaría
ver al maldito tonto que tratará de hipnotizarme. ” Cuando la conferencia ter­
minó y se pidió un voluntario para la demostración, este médico se levantó y
dijo: “Bien, voy a demostrarles a todos, que usted no puede hipnotizarme.”
Cuando llegó a la plataforma, Erickson se levantó de su silla como para salu­
darlo, y cuando el médico levantó la mano para dar otro saludo “truena hue­
sos”, Erickson súbitamente se agachó a desamarrarse y amarrarse nuevamen­
te un zapato, lentamente, sin prisa, mientras el médico miraba desconcertado
al auditorio. Después, Erickson, sin prisa, siguió con el otro zapato y le dijo:
“Tome una respiración profunda, siéntese en la silla, cierre sus ojos y entre
en un trance profundo.” El médico vaciló por un momento, respiró profunda­
mente, se sentó, cerró los ojos y entró en trance profundo.
d ) Interrupción del saludo de mano 4. La siguiente es una técnica muy bien
desarrollada por Milton Erickson, tanto así que en el libro Realidades hipnóticas
(Erickson et a i , 1976) se le dedica todo el capítulo 3. Aquí haremos un resumen
de la técnica.•

• Cuando uno va a saludar a la persona, lo hace normalmente con inte­


rés, con una sonrisa en la boca, mirando a los ojos, etc. La interrupción
del patrón, o como lo llama Ernest Rossi “el toque hipnótico”, empieza
cuando al momento en que la persona suelta la mano, uno la continúa
apretando suavemente, ahí empieza la confusión.
• Simultáneamente a esto, enfocamos la mirada detrás del sujeto de manera
que para su percepción esté desenfocada o tengamos “mirada perdida”.

102 C ap. 7. S u g e s tio n e s y té c n ic a s d e co n fu sió n


• Acto seguido, empezamos a hacer algunos movimientos con los dedos
que sostienen la mano de la persona, el firme saludo se convierte en
un suave toque con el dedo pulgar, después se retira el pulgar y simul­
táneamente se presiona con el meñique, después se retira el meñique y
se da un suave toque con el índice, para después pasar nuevamente al
pulgar, alternando sucesivamente los dedos. Esto hace que la persona
enfoque su atención en su mano, hay una atención cinestésica y su
confusión continúa porque no sabe cuándo soltará su mano el hipnoti­
zador. Si la persona voltea a ver el rostro del hipnotizador, éste tendrá
una mirada desenfocada, lo que incrementará el desconcierto.
• Inmediatamente después, presionamos la parte inferior de la muñeca
hacia arriba, damos un suave empujoncito hacia arriba, y luego presio­
namos con suavidad hacia abajo, lentamente, varias veces; en ocasio­
nes, un toque lateral puede ser muy efectivo. Por último retiro mi mano
de la suya con suavidad, con el objetivo de crear catalepsia.
• Después, uno se mueve discretamente a un lado de la línea de visión
directa.
• Si después de hacer la inducción por este método, y hacer el trabajo hip-
noterapéutico, uno quiere producir amnesia, lo que tiene que hacer es
terminar el trance saludándolo y continuar el tema de plática que se tuvo
al inicio del trance, por ejemplo (mientras se le saluda): “Bien, así que a
ti te gustaría entrar en trance, ¿cómo te gustaría entrar en trance?, ¿cómo
me dijiste que te llamabas?”, etcétera.

Para entonces la persona estará en trance y con la mano cataléptica, y usted


podrá proseguir con la terapia hipnótica. Un paciente resistente o con poca
susceptibilidad hipnótica retirará la mano con un poco de confusión y dará por
terminado el procedimiento. Obviamente, se recomienda mucha práctica para
ir perfeccionando este procedimiento e incrementar el porcentaje de éxito. Esta
técnica pone a prueba nuestra tolerancia a la frustración, porque cuando em­
pieza a practicarse las fallas son frecuentes, pero hay que recordar que sólo la
práctica nos hace hábiles. Después de un fracaso hay que regresar al libro y ver
qué hicimos bien y qué no, y practicar nuevamente. Erickson era tan diestro en
esta técnica (o dicho de otra manera la tenía muy bien practicada) que muchos
colegas de él no querían saludarlo, a menos que les asegurara que no pasaría
nada, ya que o entraban en trance con la mano cataléptica o desarrollaban
anestesia de guante.
Milton Erickson era un maestro en las inducciones no verbales, y a este res­
pecto es famoso porque en 1959 en una demostración en la Ciudad de México
hipnotizó a una persona que no hablaba inglés y Erickson no hablaba español,
por lo que la comunicación verbal era imposible. Sin embargo, Erickson hizo
la inducción hipnótica y la demostración de varios fenómenos hipnóticos con
técnicas no verbales como la técnica de interrupción de saludo de mano (Erick­
son et a l , 1992).
3. Sugestiones que producen shock y sorpresa. Cualquier cosa que se diga o

S u g e s tio n e s y t é c n ic a s d e co n fu sió n 103


haga y cause sorpresa o confusión, hace que los patrones de asociación cons­
ciente cotidianos y usuales se alteren momentáneamente. Es importante recalcar
que esta desestructuración o confusión facilita lo que Erickson et al. (1976) han
denominado momentos de creatividad (o psicosíntesis, como oí alguna vez decir
a Ernest Rossi), además de que la necesidad de salir de la confusión hace acep­
table cualquier sugestión que lleva a la reestructuración, sin embargo, la gente
sólo aceptará sugestiones que están en función de sus necesidades y objetivos
terapéuticos. Enseguida se mencionarán algunos tipos de sugestiones que produ­
cen shock y sorpresa.

a) Sugestiones que ponen en duda el estado de conciencia del paciente. Este


tipo de sugestiones lo usaba muy frecuentemente Erickson cuando sacaba a la
persona de trance y deseaba reinducirla de nuevo al trance. Erickson pregunta­
ba con tono de duda: “¿Crees que estás despierto?” y si la persona respondía
que sí, Erickson volvía a preguntar con más incredulidad: “¿En verdad crees que
estás despierto?”, eso producía duda en la persona, porque el terapeuta que es
un experto en estados de conciencia, parece que observa otra cosa diferente a la
que decimos. Además, cuando una persona sale de trance, no lo hace al 100 %.
Es decir, salir de trance es un proceso progresivo, en otras palabras, al recién
abrir los ojos estamos medio “despiertos”, y conforme pasa el tiempo nos va­
mos reorientando en la realidad externa. Pero eso lleva tiempo, y el tiempo y la
profundidad del trance varían en cada persona que acaba de salir de él. Lo mis­
mo ocurre al despertar del sueño fisiológico, hay una modorra que desaparece
poco a poco conforme pasan los minutos.
La cuestión es que si la persona acaba de salir de trance y está en este pe­
riodo de transición, preguntas como: “¿Seguro que estás despierto?”, “¿acaso
crees que estás totalmente despierto?”, “¿qué es lo que te hace suponer que
estás completamente despierto?”, esto hace que la persona entre en confusión
y acepte cualquier sugestión, como por ejemplo “y empiezas a notar algo en
tus ojos... conforme empiezan a parpadear... y ponerse pesados... cerrarse
por sí mismos”.
Esto puede ilustrarse con el siguiente fragmento de una transcripción de
una inducción reportada en el libro Un sem inario didáctico con Milton Erick­
son de J. Zeig (1985).

(Sally es una psicóloga que recién salió del trance).


E rickson: ¿Piensa que ahora está bien despierta?
Sally (riendo): Sí, pienso que estoy bien despierta.
E rickson: Bien despierta, ¿está despierta?
Sally: Sí , estoy despierta.
E rickson: ¿Está segura?
Sally (riendo): Sí (Erickson en ese momento le separó lentamente las ma­
nos que ella tenía tomadas, y le alzó la mano derecha por
la muñeca).
E rickson: ¿Qué?

104 C ap. 7 . S u g e s tio n e s y té c n ic a s d e co n fu sió n


Sally: No parece que me perteneciera... cuando usted hace eso
(Erickson deja suspendido catalépticamente el brazo de
Sally y se ríe, Sally también se ríe).

Aquí vemos cómo después de una serie de preguntas que producen con­
fusión, Erickson le hace una sugestión no verbal moviéndole el brazo y deján­
doselo cataléptico; esto fue una forma de salir de la situación confusa. La mis­
ma catalepsia es una confusión y puede incrementarse con sugestiones como
“y lo que la mano va a hacer a continuación te sorprenderá”. Conforme más
confusión haya, la persona aceptará más fácilmente las sugestiones.
b) Sugestiones de doble sentido que confunden. Una sugestión que Erickson
hacía con mucha frecuencia a mujeres a quienes iba a hipnotizar era: “Muy
bien, lo primero por hacer es que descruce sus piernas”, y hacía una pausa
breve y continuaba: “...y sus manos”. Decirle a una mujer que apenas conoce
que descruce sus piernas, que equivale a separe sus piernas, tiene una fuerte
connotación sexual, pero la siguiente sugerencia “y sus manos” descarga el tono
emocional.
c) Doble vínculo en doble disociación. Estas sugestiones pueden producir un
poderoso efecto de confusión debido a un par de componentes dobles: un doble
vínculo en doble disociación. Podríamos decir que es un doble vínculo doble.
Un ejemplo de este tipo de sugestión es el siguiente:

Y ahora que despiertes, podrás despertar como mente pero no como cuerpo, o podrás
despertar como cuerpo pero no como mente, o incluso podrás despertar como mente y
cuerpo, pero sin reconocerlo como cuerpo.

Otro ejemplo de un doble vínculo en doble disociación, y que suelo usar


cuando trabajo con señalamiento ideomotor, es el siguiente:

Mira fijamente tus manos, observa la palma de tus manos, observa las iíneas gruesas y
las lineas delgadas, observa la forma de las líneas, observa los puntos rojos y blancos y rojos
de la palma de la mano...
Y po r un momento, tan sólo por un momento, imagina que tus manos y brazos no
están conectados a tu cuerpo, o que están conectados pero sentir que no son tuyos... o
incluso sentir como que son tuyos pero podrán actuar como si no lo fueran.

Aquí el primer párrafo tiene la intención de producir un foco concentrado


de atención, en cambio el segundo es un doble vínculo en doble disociación.
Todas las sugestiones de doble vínculo en doble disociación favorecen por
sí mismas las respuestas automáticas, la conducta inconsciente y la hipnosis,
ya que esta última es en esencia un fenómeno disociativo (Hilgard y Hileard,
1990).
E je r c ic io s d e inducció n h ipn ó tic a

POR CONFUSIÓN

Técnica 1
Técnica de confusión sem ántica
Autor: A m oldo Téllez

Cierra tus ojos. Lo primero que vamos a hacer es un poco de relajación, pues bien,
quiero que escuches y pongas mucha atención a lo que voy a hablar Q uiero que puedas
concentrarte en tu respiración por un momento. Cómo el aire entra y sale de tu cuerpo,
cómo entra fresco y sale tibio y así puedes relajarte más.
Y con cada respiración puedes perm itir que esa relajación se extienda po r tu cuerpo
y todos los sonidos puedas incorporarlos (ejemplos) y relajarte más, y perm itir que esos
sonidos te relajen más, en cada respiración una relajación.
Y no es necesario que te relajes tan profundamente, puedes relajarte un poco, o puedes
relajarte a un nivel moderado, o puedes relajarte semiprofunda o incluso profundamente,
pero no tan profundamente, sino sólo lo profundo que tu mente inconsciente necesite (se
repite), pero no más... profundamente más... que eso. Esa relajación puede ir a esa parte
del cuerpo que necesite relajarse más, y puedes poner atención a mi voz o puedes dejar
de ponérsela como tu mente inconsciente desee, pero no es necesario que te relajes tan
profundamente, porque cuando uno se relaja tan profundamente puede quedarse dormido,
y no es necesario que te quedes dormido, porque cuando uno duerme descansa y se siente
muy bien, y cuando uno duerme sueña cosas diferentes, y cuando uno descansa sueña pero
no es necesario dormirse para soñar, porque se puede soñar despierto, soñar dormido o
semidormido, se puede dorm ir soñando y se puede soñar sin sueño y se puede dorm ir sin
sueño. Hay gente que parece que está dormida y está soñando, hay gente que parece que
está soñando pero está dormida y gente que está soñando y no está dormida. También
hay gente que parece que está dormida pero está despierta, hay otra que parece que está
despierta pero está dormida, hay gente que no está despierta, ni dormida, ni soñando sino
todo lo contrario. Soñar, dorm ir descansan cuando yo descanso y quiero dormirme dejo que
algunas palabras lleguen a mi mente, como cama, comodidad, descansar soñar pijama, almo­
hadas, sábanas, soñar descansar dorm ir y duermes profundamente y tienes dulces sueños,
relajamiento, recuperado, recámara, ojos cerrados y siento cómo me deslizo suavemente en
un descanso, porque cuando sueño creo que estoy despierto, pero estoy dormido y cuando
despierto no sé si estoy despierto o tan sólo soñando que estoy despierto. N o lo sé.
Puedes continuar con eso... muy bien, tan sólo continúa deslizándote suavemente ahí
donde tu mente consciente no hará nada interesante, pero donde tu mente inconsciente,
sabia y poderosa, hará cosas importantes para t i . .. para ti. Los expertos dicen que cuando
uno entra en trance agradable y profundo, esto equivale a varias horas de sueño, que las
células se restauran, se rejuvenecen, se reconstituyen, las tensiones se liberan, se desintegran,
se disuelven, se deshacen, y como decía mi maestro de química para irse éter sulfúrico éter
muriàtico y éter minado, y se iba y nos dejaba contentos sabiendo que la química es muy
importante incluso entre las personas, sólo hay que dejarla fluir.
Y hoy en la noche, cuando vayas a dorm ir y vengan las palabras por sí solas, tu mente
inconsciente trabajará por sí misma y podrá resolver algunas cosas utilizando todo el potencial
que tú tienes y que no sabes que tienes pero está ahí, y lo más maravilloso de todo es que
no tienes que darte cuenta de lo que trabaja tu mente inconsciente... y no tienes que darte

106 C ap. 7. S u g e s tio n e s y té c n ic a s d e co n fu sió n


cuenta hasta que alguien se dé cuenta... que no te has dado cuenta que algo ha empezado
a cambiar... ahora puedes tom arte todo el tiempo que necesites para poder estar atento,
consciente y despierto. Si no abre los ojos se le repite todo el tiempo que necesites.

Técnica 2
Técnica de desorientación espacial
Autor: A m oldo Téllez

Antes de empezar el ejercicio es necesario colocar la silla de la persona di­


rigida hacia el Norte y nuestra silla frente a ella, es decir, en dirección al Sur, de
manera que puedan concordar las sugestiones de confusión espacial que se
mencionarán a continuación.

Bien, ¿estás listo para entrar en trance? .. .muy bien, cierra tus ojos y escucha... escu­
cha muy bien lo que te voy a decir
Es interesante lo relativo que resulta el concepto de espacio, po r ejemplo tú estás ahí
y yo estoy acá, y a pesar de la posición en que estamos, el concepto de arriba es igual para
ti y para mí, y lo mismo ocurre con el concepto de abajo.
Tu frente está en dirección al N o rte y mi frente al Sur mi izquierda al Oriente y tu
izquierda al Poniente.
Mi espalda da al N o rte y tu espalda da al Sur, mi derecha está dirigida al Oeste y la tuya
al Este, y eso es porque tú estás allá, pero si en lugar de estar allá estuvieras aquí, y en lugar
de estar aquí yo estuviera allá, la izquierda correspondería a lo que realmente es ahora tu
derecha, y la derecha a lo que ahora es la izquierda, y a donde mi izquierda apunta ahora,
lo haría después mi derecha.
Y la verdad es que a veces no es fácil recordar instantáneamente cuáles son la izquier­
da y la derecha, algunos tienen que recordar con qué mano escriben para identificar la
derecha, o dónde está el corazón para la izquierda, y eso los oriente donde están el N orte,
Sur y Poniente para no estar desorientados ni "norteados” ; otros tienen que recordar por
dónde sale el Sol al amanecer para buscar el Oriente, y éste, o este otro punto cardinal para
orientarse en el espacio, y allá afuera, en el espacio sideral, tod o es más despacio uno no
puede orientarse por el Sol porque ni sale ni se mete, sino sólo gira alrededor de él.
Pero como no estoy allá sino acá y tú no estás acá sino allá, las cosas no eran como
pudimos haber dicho. Pero si otra persona estuviera a tu lado derecho, viéndome de frente,
entonces tu mano derecha estaría junto a su izquierda, y su mano izquierda estaría lejos de
tu mano derecha y más lejos aún de tu mano izquierda.
Y me pregunto si estás listo para entrar ya en trance.

Técnica 3
Técnica de desorientación temporal
(m odificada de la original de Milton Ericksori)

Esta técnica de confusión temporal de Erickson la modifiqué y adapté a


fechas importantes para los mexicanos.

Me da mucho gusto que hayas aceptado ser voluntario para la demostración; probable­
mente disfrutaste la comida hoy, mucha gente lo hace, aunque algunas veces olvidamos una

Ejercicios d e inducción h ip n ó tica 107


comida, probablemente tú desayunaste esta mañana, quizá tú querrás mañana algo que co­
miste hoy, algo que comiste antes, quizá en viernes como hoy, quizá la próxima semana, ya sea
la semana pasada, esta semana o la próxima, no hay diferencia, el jueves siempre llega antes
del viernes, y eso ocurrió la semana pasada, ocurrirá esta semana y la semana entrante.
Antes del viernes está el jueves y de junio está mayo pero antes están las vacaciones
de Semana Santa de abril, y marzo sigue siempre a febrero loco, pero quién no recuerda
el 14 de febrero, el 15 y 24, y enero primero es el Inicio de año y de lo que vendrá, pero
diciembre trae la Nochebuena y Navidad, y el ir de compras p o r los regalos y to d o para
una buena cena.

Por lo general, al terminar la técnica de confusión la persona ya está en


trance, entonces se procede con alguna técnica de profundización y después con
la intervención hipnoterapéutica. Esta técnica de confusión generalmente es útil
como inicio para una regresión a un periodo de edad anterior de nuestra vida.
Por ejemplo Erickson podría continuar con la técnica del siguiente modo:

Y continuando hacia atrás está el 20 de noviembre, día de la Revolución, pero el 16 de


septiembre mucha gente festeja dando "el grito” , un bonito día festivo.
Y en agosto es inicio de clases, pero tan sólo un mes o dos atrás en julio o junio uno
puede disfrutar las vacaciones de verano. Y en mayo se festejan el día del maestro y un
bonito día para las mamás.
Y puedes continuar yendo hacia atrás. Sabes que no estamos en el año 2002, ni siquie­
ra en el 2 0 0 1, ni en el 2000, ni en 1998 ni en 1995 y ni siquiera en 1990, sino en 1985 (o
cualquier otro año que el terapeuta crea conveniente).Y mi voz irá contigo adonde quiera
que tú vayas. Será la voz de tus maestros, la voz de tus padres, la voz de tus amigos, la voz
del viento y de las hojas... de los árboles...

Después de eso puede iniciarse ya un cuestionamiento al paciente para sa­


ber dónde se encuentra y qué recuerdos tiene o reexperimenta.
En conclusión, podemos decir que las técnicas de confusión están diseña­
das en especial para pacientes con una mente consciente supervigilante y que
no quieren dejar fácilmente el control a la mente inconsciente. El objetivo de las
técnicas de confusión es modificar la estructura de la mente consciente, de ma­
nera que esto permita un funcionamiento más libre y creativo de los procesos
psicológicos de la mente inconsciente.
En referencia a la utilidad de la técnica de confusión en hipnoterapia,
Erickson expresó: “Cuando una persona entra en trance tú le das vueltas y
la mantienes girando, después le dices que trabaje silenciosamente en ese
problema. Primero tú la separas de sus patrones mentales conscientes. Así tú
has roto las conexiones que pudieron haber estado deteniéndola en la posibi­
lidad de trabajar sobre su problema. Esto es algo muy importante” (Erickson
e t a l., 1976).

108 C ap. 7 . S u g e s tio n e s y té c n ic a s d e co n fusió n


B ib l io g r a f ía

Erickson, M. H. eí a l , Hypnotic realities, Irvington, Nueva York, 1976.


______ “The Confusion technique in Hypnosis”, en The nature o f hypnosis and suggestion. The
collected papers o f Milton H. Erickson on hypnosis, vol. I, Irvington, Nueva York, 1980, págs.
258-291.
_____ _ Healing in Hypnosis, Irvington, Nueva York, 1992.
Grinder, J. y R. Bandler, Trance-Fórmate: Curso práctico de hipnosis y PNL, Gaia, Madrid, 1973.
Hilgard, E. y J. Hilgard, La hipnosis en el alivio del dolor, Fondo de Cultura Económica, México,
1990.
Zeig, J ., Un sem inario didáctico con Milton H. Erickson, Amorrortu, Buenos Aires, 1985.

B ibliografía 109
Sugestiones poshipnóticas

( S / trance poshipnólico es un fenóm eno de secuencia; se Lasa en


el trance original y. constituye una revivifcación de los elementos
hipnóticos de ese trance.
Mitón H. (Erickson

La sugestión poshipnótica es la habilidad del individuo para responder


tiempo después a una sugestión dada durante el trance. Es muy importante
que la hipnoterapia promueva los cambios en el ambiente natural del pacien­
te y no sólo en el consultorio, es decir, para que la terapia sea efectiva debe
producir cambios en la ecología del paciente. Por tanto, las sugestiones pos­
hipnóticas deben ser parte importante e indispensable de la sesión hipnotera-
péutica. Yapko (1999) afirma que si no se ofrecen sugestiones poshipnóticas,
el aprendizaje que pudo haberse logrado durante la sesión se quedará limita­
do al estado hipnótico en sí, y es probable que no se produzcan cambios en
el estado de conciencia despierto y en su ambiente natural, y argumenta: La
razón por la que esto ocurre es que las respuestas hipnóticas son específicas
de un estado, están asociadas a un estado interno concreto. La sugestión
poshipnótica permite que el aprendizaje recién adquirido cruce esos límites
internos y esté disponible en otros estados de conciencia. Si el cliente puede
tener una conducta o emoción sólo cuando está hipnotizado, sigue estando
muy limitado” (págs. 101-102).
Muchas de las sugestiones poshipnóticas pueden involucrar una rápida rein­
ducción al trance o ciertos aspectos de la inducción al trance. De esa manera,
mucho de la conducta poshipnótica parece ser la extracción de la esencia más
relevante del trance en el cual se le dio al paciente la sugestión poshipnótica
(Erickson y Erickson, 1980).
Milton y Elizabeth Erickson (1980) sostienen que el mantener la suges­
tión poshipnótica en el inconsciente, la hace más difícil de resistir por parte
del paciente. Por tanto, es preferible producir amnesia en el paciente, de ma­
nera que no pueda tener acceso inconsciente al contenido de las sugestiones

110
poshipnóticas. De esta manera la conducta poshipnótica se caracterizará por
un acto que se lleva a cabo sin ninguna conciencia por parte del sujeto y que
se desarrollará dentro de un estado de trance espontáneo breve. Los Erickson
afirman que el periodo que pasa entre el momento en el que se da la sugestión
poshipnótica y el momento de la oportunidad de su ejecución, no impide que
se dé el trance espontáneo como parte integral de la conducta poshipnótica.
Milton y Elizabeth Erickson también afirman que la conducta poshipnó­
tica y su trance hipnótico espontáneo constituyen un estado disociativo, en el
cual se interrumpe el flujo del pensamiento y la actividad inconsciente ordi­
narios.
Es importante destacar que en su mayoría, las sugestiones poshipnóticas
se basan en el principio de asociación, y para tal objetivo se utilizan las suges­
tiones contingentes. Es necesario recordar que las sugestiones contingentes son
aquellas en las que una sugestión se encadena o liga a un acontecimiento o
conducta que es inevitable que ocurra. Veamos algunos ejemplos:

• Cuando sientas tu primer esfuerzo en el trabajo (acontecimiento inevita­
ble), podrás sentir cómo una sensación de poder y control llega a ti (su­
gestión) .
• Cuando sientas o veas el primer síntoma de tu migraña (acontecimiento
inevitable), podrás descubrir rápidamente que dentro de ti se desarrolla
una sensación de frío, primero en el lado derecho de tu cabeza y luego
en el izquierdo (sugestión).
• Tan pronto hayas hecho tus maletas (acontecimiento inevitable), podrás
estar sorprendido de qué tan calmado y tranquilo estás (sugestión).
• Al momento en que las puertas del elevador se cierran (acontecimiento
inevitable), puedes tomar una respiración profunda y experimentar todo
el traslado, tan sólo como un breve momento de duración (sugestión).
• Y puedes reconocer que la anestesia ya está surtiendo efecto (suges­
tión), al momento de sentarte en la silla de tu dentista (acontecimiento
inevitable).

Al ofrecer sugestiones poshipnóticas es muy importante evitar el uso de la


palabra “no” junto a una palabra negativa. Por ejemplo, hay que evitar decir:
“Cuando escuches la primera pregunta del maestro, no tartamudearás”, será
preferible decir: “Cuando escuches la primera pregunta del maestro, te sor­
prenderás cómo tu voz fluye libremente dando la respuesta que tú ya conoces.”
Hay muchos clínicos que aseguran que el inconsciente no procesa la palabra
“no” (Figueroa, comunicación personal). No hay evidencias científicas de eso,
pero sí hay evidencias de que las sugestiones formuladas en positivo son más
eficaces (Furst, 1969).
La sugestión poshipnótica va de la mano con el fenómeno hipnótico de
progresión en edad, lo cual permite a la terapia extenderse en el futuro en for­
ma muy natural. Hay que recordar que la psicoterapia orientada al futuro es el
aspecto más distintivo del trabajo pionero de Erickson.

S u g e s tio n e s p o s h ip n ó tic as 111


S u g estio n es p o sh ipn ó tic a s

ABIERTAS O AMBIGUAS

Barber (1996) nos describe el uso de sugestiones hipnóticas indirectas de


tipo abierto o ambiguo, al trabajar con una intervención hipnótica para el do­
lor. Después de realizar una serie de estrategias hipnóticas para la eliminación
del dolor durante la sesión hipnótica, Barber hace una serie de sugestiones
poshipnóticas para la extensión de la analgesia hipnótica fuera del trance:

Las primeras veces tendrás la sensación que va a venir un dolor pero algo... tú no
sabes qué, pero algo detiene la sensación casi antes de que empiece. Es como si tu sistema
nervioso estuviera empezando a reentrenar esos nervios para que no manden más esos
mensajes dolorosos a tu cara (brazos, piernas etc.).
Y más tarde el día de ho y... no sé realmente cuándo es que sucederá... pueden ser 10
minutos antes de las cinco de esta ta rd e ... o pueden ser 10 minutos después de las cinco...
pero no sé exactamente cuándo ocurrirá... y puede que te des cuenta de repente... qué
tan bien te estás sintiendo... pero realmente no lo sé.Y puede ser que no sea el tiempo
del reloj lo que es importante aquí. Puede ser lo que tu mente inconsciente esté haciendo
en ese tiempo lo que es realmente importante.
Puede ser que tú te estés llevando una taza a tus labios o no lo sé... puede que tú
estés hojeando un libro...yo realmente no sé lo que estarás haciendo, cuando en forma
repentina.. .voltees tu cabeza ligeramente, como si estuvieras tratando de captar con tu
mirada algo fuera de tu conciencia... y que al mismo tiempo, te des cuenta de lo bien que
te estás sintiendo, mucho m ejor... más de lo que tú esperabas sentirte.
Y tú no sabrás realmente cóm o ... no sabrás po r qué. Sólo sabrás lo bien que te sien­
tes. M ejor... mucho mejor
Y mañana en la mañana, después de despertar tú puedes sentirte realmente sorpren­
dido de qué bien dormiste, de qué tan descansado te sientes... nada que te moleste, nada
que te altere (págs. 52-53).

La ventaja de las sugestiones poshipnóticas abiertas o ambiguas es que


disminuyen la posibilidad de falla en comparación con las sugestiones directas,
por ejemplo, “ese dolor se te quitará a las 10 de la noche en punto”. El problema
es que si eso no ocurre, la confianza o fe del paciente en el hipnoterapeuta o en
la misma hipnosis disminuirá. Lo más importante es que el terapeuta descubra
cuándo y con qué pacientes es más útil usar sugestiones poshipnóticas directas,
y cuándo y con quién, indirectas.
A continuación citaremos un ejemplo de Erickson, un experto en sugestio­
nes indirectas, en el que da sugestiones poshipnóticas a una mujer en una de­
mostración de hipnosis. Casi al término de la sesión Erickson le dice: “¿Me estás
escuchando?”, y la mujer tan sólo le contesta: “Uh-huh”. Entonces Erickson le
hace las siguientes sugestiones indirectas: “Correcto, es bueno escuchar. Y es­
pero que tú puedas entenderme, y espero que el aprendizaje particular que tú
adquieras, fisiológico y psicológico, tú lo puedas aplicar en tu propia vida de
una manera sumamente útil” (Rossi et a l , 1992). Este es un excelente ejemplo
de una sugestión poshipnótica abierta, queda la libertad a la persona o al in­

112 C ap. 8 . S u g e s tio n e s p o s h ip n ó tic as


consciente de la persona de elegir en qué áreas o situaciones de su vida puede
aplicar los aprendizajes que ocurran en el contexto hipnótico.
La sugestión poshipnótica puede ser dirigida a:

• Conductas.
• Actitudes.
• Sentimientos.

El objetivo de las sugestiones poshipnóticas es que la conducta, actitud o


emoción queden integradas a la vida cotidiana y sustituyan conductas disfun­
cionales o inadaptadas. También se recomienda utilizar la sugestión poshipnó­
tica para facilitar y hacer más rápida la inducción a la hipnosis en las sesiones
siguientes. Según mi experiencia, después de varias sesiones hipnóticas la voz
del terapeuta puede ser en sí misma un estímulo condicionado para inducir el
trance, tanto así que es común que algunos pacientes digan: “Al escuchar su
voz se me empiezan a cerrar los ojos involuntariamente y como que empiezo
a entrar en trance. ”
La sugestión poshipnótica también puede usarse para inducirse autohip-
nosis. Alman y Lambrou (1994) describen un caso en el que a una paciente
se le enseñó a entrar en hipnosis de relajación cuando ella lo necesitara. Lo
que tendría que hacer sería sentarse, cerrar los ojos e imaginar un gran globo
aerostático amarillo, después haría varias respiraciones profundas y contaría
del 5 al 1. Es importante destacar que se usó la imagen de un globo aerostáti­
co amarillo, ya que de niña ella había tenido una experiencia muy agradable
con un globo de ese color. De aquí resalta la importancia de buscar imágenes
u otros indicadores que sean de relevancia personal para el paciente cuando
se quiera dar sugestiones poshipnóticas efectivas.
Los principios para dar una sugestión poshipnótica (Edgette y Edgette,
1995) son:

1. Decirla muchas veces durante toda la sesión hipnótica.


2. Dar las sugestiones a diferentes niveles de profundidad del trance.
3. Expresar las sugestiones poshipnóticas en diferentes formas posibles,
usando sinónimos, analogías, anécdotas y metáforas.
4. Encadenar las sugestiones poshipnóticas a acontecimientos o conduc­
tas identificables, y si es posible inevitables, como:

• Cuando te sientes en la silla...


• Cuando despiertes en la mañana...
• Cuando sientas el primer indicador de ansiedad...
• Cuando escuches el “clic” del cinturón de seguridad del avión...

5. Usar el tono de voz para indicar la importancia de la sugestión poship­


nótica, por ejemplo suavizar más la voz, hacer una pausa antes y des­
pués de la sugestión, etcétera.

S u g e s tio n e s p o s h ip n ó tic a s a b ie rta s 113


¿C uál es la d u ra ció n d e la conducta

POSHIPNÓTICA?

Se ha reportado que la duración de una sugestión poshipnótica puede


variar de meses a años, Weitzenhoffer (citado por Edgette y Edgette, 1995)
reporta un caso confirmado de una sugestión poshipnótica de 16 años de dura­
ción, Weitzenhoffer expresa que la conducta poshipnótica no se desvanece
con el tiempo aun si no se refuerza con nuevas sugestiones.
En una ocasión Erickson trató a un jugador de golf, quien jugaba muy bien
cuando estaba a solas, pero su desempeño deportivo disminuía mucho en cada
hoyo en el que avanzaba cuando lo observaba mucha gente. Erickson lo puso en
trance y le dijo: “Usted solamente jugará el primer hoyo. Eso es todo lo que tiene
que recordar. Y estará solo en el campo de golf.” Después intervino en un nuevo
torneo y cuando llegó al hoyo 18, comenzó a caminar al hoyo siguiente, hasta
que alguien lo paró y le dijo: “Ya jugó el hoyo 18.” “No” -replicó él-, “acabo de
jugar el primer hoyo”, -y añadió-, ¿“de dónde salió toda esta gente?” (Rosen,
1991).
Lo que hizo Erickson fue dar una sugestión poshipnótica de alucinación ne­
gativa de verse jugando solo y otra de amnesia: cada tiro sería el primero siem­
pre. La primera sugestión fue para disminuir la ansiedad de sentirse observado.
La segunda se dio porque Erickson sabía que el jugador se ponía preocupado con
cada hoyo que avanzaba. El jugador finalmente mejoró mucho su desempeño.
Una paciente me consultó debido a que tenía una fobia para volar en
avión, que sólo superaba a medias tomando un ansiolítico (lexotan). El trata­
miento consistió en darle tres sesiones de hipnosis en las cuales se produjo
un estado profundo de relajación y tranquilidad. Posteriormente, una vez que
estaba en esas condiciones le di la siguiente sugestión poshipnótica: “Cuando
vayas rumbo al aeropuerto quizá puedas sentirte un poquito tensa, al llegar al
aeropuerto seguirás con ese mismo grado de tensión, al subir al avión se incre­
mentará un poquito la tensión, pero en el momento de sentarte y abrocharte el
cinturón de seguridad y escuchar el “clic” vendrá toda esta relajación y tranqui­
lidad, al escuchar el “clic” no podrás evitar sentirte tan relajada y tranquila, no
podrás hacer nada para evitar que venga toda esa relajación.” Posteriormente
se le describió todo el trayecto del viaje y su llegada tranquila a su destino. La
paciente eliminó su fobia, de tal manera que a finales de septiembre de 2001,
me habló para decirme que seguía volando en avión tranquilamente a pesar del
trágico acontecimiento de las Torres Gemelas del 11 de septiembre.
Matheson (citado por Edgette y Edgette, 1995) usó exitosamente sugestio­
nes poshipnóticas con pacientes deprimidos. Lo primero que hizo fue una re­
gresión en edad a un momento de la infancia del paciente, donde había tenido
alguna emoción muy positiva y agradable. Enseguida desvaneció la imagen del
recuerdo con la instrucción de mantener la emoción positiva. Después dio la
sugestión poshipnótica de que esa emoción positiva vendría cuando estuviera
dedicado a actividades no depresivas, a las que también encadenó sugestiones
poshipnóticas.

114 C ap. 8. S u g e s tio n e s p o s h ip n ó tic as


La sugestión hipnótica se ha usado en diferentes trastornos, por ejemplo en
el terror nocturno. El terror nocturno ocurre en las fases de sueño profundo (3
y 4), inicia con un fuerte grito y posteriormente hay una fuerte activación fisio­
lógica autónoma. El terror nocturno puede ser desencadenado por estímulos del
ambiente, y se le ha catalogado como un trastorno del despertar (Téllez, 1998).
Con el conocimiento de que el terror nocturno es más un problema del
despertar que del dormir, Koe (citado por Edgette y Edgette, 1995) dio a un pa­
ciente que sufría este problema la sugestión poshipnótica de que no escucharía
los sonidos que provocaban el terror nocturno y que podría seguir durmiendo.
La sugestión poshipnótica fue dada para producir la alucinación negativa de no
escuchar los sonidos alterativos, con lo que logró disminuirse exitosamente el
problema.
En conclusión, podemos decir que junto con la inducción, la profundiza-
ción y la intervención terapéutica, la sugestión poshipnótica es parte esencial
del trabajo hipnoterapéutico, ella permite la ampliación de los efectos del es­
tado hipnótico a la vigilia, facilitando el cambio en el contexto ecológico del
paciente.

B ib lio g r a fía
Alman, B. M. y P. T. Lambrou, Técnicas d e autohipn osis p a ra la salu d y desarrollo personal,
Urano, Barcelona, 1994.
Barber, J., Hypnosis and Suggestion in the Treatment o f Pain, Norton, Nueva York, 1996.
Erickson, H. M. y E. M. Erickson, “Concerning the Nature and Character of Posthypnotic Beha­
vior”, en Milton H. Erickson, The Nature o f Hypnosis an d Suggestion, Irvington, Nueva York,
1980, págs 381-411.
Eddgette, J. H. y J. S. Edgette, The H andbook o f Hypnotic Phenom ena in Psychotherapy, Brunner/
Mazel, Nueva York, 1995.
Furst, A., Post-hypnotic Instructions, Wilshire, Hollywood, 1969.
Rosen, S., Mi voz irá contigo, Paidós, Buenos Aires, 1991.
Rossi, E. L. et a l , Healing in Hypnosis: Milton H. Erickson, Irvington, Nueva York, 1992.
Téllez, A., 1Yastomos del sueño: Diagnóstico y tratam iento, Trillas, México, 1998.
Yapko, M. D., Lo esencial d e la hipnosis, Paidós, Barcelona, 1999.

B ibliografía 115
Amnesia hipnótica

dfJarte del valor de la hipnosis radica en el uso d éla am nesia cada


vez c(ue se ofrece una sugerencia crucial o sum am ente importante,
pue podría discutirse o cuestionarse.
Milton H. € rickson

En la época de James Braid (entre 1840 y 1850), la amnesia espontánea para


el acontecimiento hipnótico era una condición necesaria para que éste fuera con­
siderado como un estado de trance hipnótico (Rossi, 1993). Es decir, si la persona
no tenía amnesia no se consideraba que hubiera estado en hipnosis. Actualmen­
te se sabe que no es así. La persona en estado de hipnosis puede experimentar
amnesia o no al salir de ese estado. La amnesia es un fenómeno hipnótico que
puede experimentarse en forma espontánea al salir del trance, pero no es una
condición necesaria para este fenómeno. Al salir del trance hipnótico, algunas
personas dicen recordar todo, por tanto aseguran “no estuve en trance”, aunque
hayan experimentado otros fenómenos hipnóticos como catalepsia de brazo,
analgesia o anestesia, etc. Por otro lado, las personas que experimentan amnesia
en forma espontánea expresan “me quedé dormido porque no escuché nada de
lo que dijo”, asegurando que se durmieron pero no entraron en hipnosis.
La amnesia hipnótica puede definirse como una dificultad para evocar
una experiencia ocurrida durante el trance hipnótico. La amnesia hipnótica
puede ocurrir en forma espontánea, es decir, sin ninguna sugerencia directa
o indirecta de olvido, o puede provocarse. La amnesia hipnótica provocada es
producto de las sugestiones directas o indirectas que hace un terapeuta con
el fin de producir un beneficio terapéutico al paciente. El olvido producto de
estas sugestiones se conoce como amnesia poshipnótica (Pettinati, 1988). En
ambos casos el recuerdo espontáneo de lo sucedido durante la hipnosis puede
ocurrir en algún momento en el futuro (Sunnen, 1999).
Hay acontecimientos de la vida que psicológicamente pueden ser muy do­
lorosos y después no recordarse en forma consciente. Esto es lo que se deno-

116
mina amnesia psicògena. El mecanismo de la amnesia psicogena y el de la
amnesia hipnótica son similares. Por lo general se ha recurrido al mecanismo
de represión para explicar este tipo de amnesia, sin embargo, Rossi (1993) argu­
menta que esta falla de memoria puede explicarse en forma más contundente a
través de la teoria del aprendizaje y memoria dependiente de estado. Esta teoría
se basa en la observación clínica y experimental de que lo aprendido en deter­
minado estado de conciencia puede ser evocado más fácilmente en un mismo
o similar estado de conciencia que en cualquier otro. Pongamos el ejemplo de
una persona que tuvo un determinado comportamiento en estado de ebriedad,
esto puede recordarlo más fácil y fiablemente cuando se pone ebria otra vez
que cuando está sobria.
Fischer (citado por Rossi, 1993) reportó un experimento en el que un gru­
po de 48 personas ingirieron bebidas alcohólicas hasta ponerse ebrias, a lo
que posteriormente se les presentó una lista de sílabas sin sentido para que
las memorizaran. Después, cuando estaban en estado de sobriedad, se les
pidió recordar la lista de sílabas, recuerdo que fue muy pobre. Sin embargo,
su recuerdo mejoró al estar nuevamente en estado de ebriedad.
En relación con lo anterior, mucha gente ha tenido la oportunidad de pre­
senciar la “amnesia de ebriedad” en la que una persona recuerda poco o nada
de lo sucedido en la fiesta de la noche anterior. No obstante, esta persona pue­
de evocar los acontecimientos sucedidos cuando se embriaga de nuevo.
Recuerdo una experiencia personal que puede explicarse con la memoria
dependiente de estado. Varios compañeros estudiantes de licenciatura fuimos
a acampar en el bosque del estado de Coahuila. Después de cenar, varios com­
pañeros empezaron a tomar té de anís con tequila, uno de ellos se embriagó,
se puso agresivo y empezó a proferir insultos, por lo que tuvimos que sujetar­
lo y amenazarlo para que se tranquilizara. Se tranquilizó y se durmió. Al día
siguiente dijo no recordar nada, y nos la pasamos muy bien el resto del día.
Varios meses después, en una fiesta, este estudiante se embriagó y recordó
lo sucedido aquel día diciendo: “Ustedes me maltrataron y me amenazaron
aprovechándose de que estaba borracho.” Este fenómeno se repitió en diver­
sas ocasiones en las que consumió bebidas alcohólicas. Se trataba de una
memoria dependiente de estado.
Esto es un ejemplo de cómo el acceso a los recuerdos depende del estado
neurofisiológico del cerebro en el que se adquirió, por ejemplo es más fácil re­
cordar experiencias tristes o depresivas de nuestra vida cuando estamos depri­
midos que cuando no lo estamos. También es más fácil recordar acontecimien­
tos pasados llenos de felicidad cuando estamos felices.
Algunos autores están convencidos de que la amnesia asociada a los acon­
tecimientos traumáticos, como maltrato físico severo, abuso sexual, acciden­
tes fatales, etc., es en realidad una memoria dependiente de estado y no una
memoria reprimida como pensaba Freud. Lo que sucede es que tal aconteci­
miento traumático se produjo en un estado psicofisiològico de estrés extremo,
debido a la liberación en la sangre de la adrenalina y el cortisol, así como
otras hormonas relacionadas con el estrés, donde se codifica y almacena la

A m n e s ia h ip n ó tica 117
información del acontecimiento. Posteriormente, en el estado de vigilia no
mal sin estrés no podrá evocar recuerdos de dicha experiencia. Pero dicho'
recuerdos pueden evocarse cuando se induce un estado de estrés parecido al
de la experiencia original o por una inducción de un estado hipnótico (R0Ss¡
1993; Rossi y Cheek, 1994). |
Algunos autores (Rossi y Cheek, 1994; Spiegel, 1997) piensan que est0s
acontecimientos traumáticos producen un estado de conciencia “hipnoide”, es
decir, parecido a la hipnosis, y que al salir de ese estado se impide el recuerdo
de la experiencia. Daniel Araoz, de la Universidad de Long Island, opina que
los acontecimientos traumáticos producen una hipnosis negativa. Por tanto, la
inducción de un estado de trance hipnótico puede facilitar la evocación de ésa
experiencia. Mi experiencia terapéutica usando las técnicas hipnóticas ideodiná-
micas de Rossi y Cheek (1994) me permite confirmar esta aseveración.
Kopcinsky y Chávez (citados por Izquierdo, 1992) de Porto Alegre, Brasil,
sugieren que incluso la amnesia que se observa frecuentemente en pacientes
con depresión es producto de la dependencia de estado. Ellos afirman que el
deprimido se encuentra en un estado neurohumoral diferente que le impide
tener acceso a la mayoría de los recuerdos positivos o alegres adquiridos en
los otros estados de conciencia no depresivos. Cuando estos pacientes reciben
un tratamiento satisfactorio que los lleva a salir de ese estado pueden recor­
dar mejor esas otras experiencias. Eso demuestra que los recuerdos siempre
estuvieron ahí, pero que no podían evocarse.
El hecho de que la información se mantenga almacenada en la memoria
inconsciente, es decir, que no pueda recordarse conscientemente, no quiere
decir que deje de afectarnos. Al contrario, la información llega a formar parte
de la memoria llamada implícita, que se caracteriza porque la información
moldea nuestro comportamiento sin que tengamos conciencia de la causa.
Pongamos un ejemplo, una persona adulta de 36 años se pone ansiosa cuan­
do escucha el sonido de la campana del camión recolector de basura, saca la
basura enfrente de su casa y se mete rápidamente. No sabe por qué tiene esa
reacción. La tiene pero no sabe qué la causa. Con un ejercicio hipnótico logró
pasar la información del almacén de la memoria no consciente a la memoria
consciente: cuando era niña presenció cómo un camión recolector sin frenos
se estrelló en una casa dejando lesionados. Posteriormente en cada ocasión
que tocaban la campana anunciando el paso del camión recolector, la madre
la metía al interior de la casa. Con el tiempo la información pasó a la memoria
implícita, y se le “olvidó” conscientemente, pero seguía moldeando y afectan­
do su conducta. Fue un aprendizaje por condicionamiento tradicional pavlo-
viano. Veamos ahora los usos terapéuticos de la amnesia hipnótica.

LA AMNESIA HIPNÓTICA
Edgette y Edgette (1995) afirman que los usos terapéuticos de la amnesia
hipnótica pueden clasificarse de la siguiente manera:

118 C ap. 9 . A m n e s ia h ip n ótica


1.
La am nesia como intervención de apoyo. El uso de la amnesia para sellar
en el inconsciente. Esto se hace con el objetivo de que la conciencia
s u g e s t io n e s
no reflexione sobre el contenido de tales sugestiones dadas y que los cambios
resultantes se experimenten como espontáneos. Erickson tenía un paciente que
estaba convencido de que era un idiota. Durante el trance, después de varias
metáforas Erickson le dijo que no era ni un tonto ni un sabio, sino que se
encontraba entre los dos extremos. Le dio sugerencias de amnesia e inmediata­
mente lo despidió (Haley, 1991). Erickson comentó al respecto: “Parte del valor
de la hipnosis radica en el uso de la amnesia cada vez que se ofrece una suge­
rencia crucial o sumamente importante, que podría discutirse o cuestionarse;
con eso se previene el rechazo de una idea valiosa, que el paciente puede seguir
desarrollando más adelante” (Haley, 1991, págs. 114-115).
2. La am n esia es útil cuando el m aterial inconsciente es dem asiado dolo­
roso. Es sumamente útil el uso de la amnesia hipnótica cuando en una sesión
hipnótica se descubra un acontecimiento traumático y se trabaje con él, y
además sepamos que la mente consciente del paciente no está preparada para
manejarlo, incluso que su recuerdo abrupto puede tener un efecto negativo.
Lo que Erickson hacía en estos casos era sugerir que la mente inconsciente fil­
trara poco a poco y en forma progresiva el material emocionalmente doloroso
de manera que el paciente pudiera manejarlo (Zeig y Munion, 1999).
3. La am nesia es útil para ratificar el estado de trance. La ratificación del es­
tado de trance consiste en ofrecer al paciente experiencias o evidencias que
muestren claramente que está o ha estado en un estado alterado de conciencia.
La ratificación del trance crea una expectativa positiva, ya que los pacientes lle­
gan a entender que en verdad poseen recursos adicionales que no sabían que
tenían, y eso favorece la terapia. La amnesia es un fenómeno que cuando se
presenta ratifica a la persona que ha estado en hipnosis (Hammond, 1990). La
ratificación del trance a través de la amnesia también es útil en aquellos pacien­
tes que cuestionan la validez del aprendizaje en el trance y los fenómenos hip­
nóticos.
4. L a am n esia es útil en aquellos pacientes qu e queriéndose ayudar a sí
mismos em peoran las cosas.

La amnesia como intervención principal

La amnesia hipnótica puede utilizarse para los siguientes objetivos tera­


péuticos:

a) Producir amnesia para olvidar el dolor.


b) Olvidar sentimientos de baja autoestima.
c) Olvidar pensamientos cavilosos de falla e inadecuación.
d) Ratificación de trance.

L a a m n e s ia h ip n ó tica 119
¿En quiénes podría producirse más fácilmente la amnesia?

En pacientes que la usan en la vida diaria (personas distraídas). Si consi­


deramos a la hipnosis como un estado de amplificación de habilidades, como
lo consideran Grinder y Bandler (1997), comprenderemos por qué los pacien­
tes olvidadizos o distraídos, que suelen perder con frecuencia cosas como por
ejemplo las llaves del carro, bolígrafos, etc., son los mejores candidatos para
producir una amnesia. También son buenos candidatos para usar amnesia
hipnótica aquellos pacientes a quienes se les dificulta recordar periodos de su
vida, por ejemplo existen personas que no pueden recordar los tres primeros
años de la primaria.

Contraindicaciones

Hay circunstancias y pacientes en quienes no es necesario o es preferible


no usar la amnesia hipnótica. Estas son algunas:

a) Cuando la resistencia es baja.


b) En pacientes con tendencia paranoica.
c) No usarla para eliminar una experiencia trascendental.

E vocación d e l fen ó m en o

DE LA AMNESIA

Se han desarrollado diferentes sugestiones y estrategias para producir el


fenómeno de la amnesia hipnótica. Cuando el hipnoterapeuta ha decidido que
es más conveniente que la información se quede en la memoria inconsciente,
de manera que el paciente experimente los cambios como si hubieran ocurri­
do de manera espontánea, entonces podrá recurrir a las siguientes maniobras
para producir amnesia. Es importante mencionar que no es necesario que se
use un solo tipo de estrategia, ya que su uso puede combinarse durante una
sola sesión para que se produzca un efecto amnésico más potente.

1. Amnesia con sugestiones directas. Son el tipo de sugestiones más


comunes, pero no por eso menos efectivas. Sin embargo, es importante tener
en cuenta que las sugestiones directas son más efectivas en personas con baja
resistencia o muy sugestionables, o en cualquier persona que esté en estado
de hipnosis profunda.
Veamos algunos ejemplos:•

• Cuando despiertes puedes dejar que esas cosas se olviden.


• Cuando despiertes podrás dejar esa información a la mente inconsciente.
• Y ahora que despiertes entre más trates de recordar, más olvidarás.

120 C ap. 9 . A m n e s ia h ip n ótica


2. Amnesia con sugestiones indirectas. Se han desarrollado diferentes ti­
pos de sugestiones indirectas para producir amnesia. Veamos algunas de ellas:

a) Uso d e técnicas de confusión. Las técnicas de confusión son sumamen­


te efectivas para producir amnesia, ya que como la mente consciente es muy
lógica y estructurada, no tolera mucho la confusión, por lo que se aparta por
un momento de la situación hipnótica y permite que la información se proce­
se y almacene en la mente inconsciente. Veamos algunos ejemplos:

• Tú puedes recordar que vas a olvidar u olvidar recordar aquello que


estás olvidando.
• Por qué a veces recuerdo que olvidé algo importante que todavía no sé
qué es... y a veces olvido que olvidé algo muy importante, y a veces no
sé qué es mejor, si tener un recuerdo olvidado o un olvido recordado...
¿Qué cosas habré olvidado sin recordar siquiera que las he olvidado?

b) Focalizar la atención. El hecho de poner atención exclusivamente en una


cosa implica que no la pondrá en otra. Esto fomenta que no se ponga atención
ni se procese la información en forma consciente en lo que sucede fuera del
foco concentrado de atención. Todos hemos tenido la experiencia de estar en
alguna fiesta y escuchar sólo la voz del amigo con el que platicamos, pero no
la música o la plática de los demás, y cuando nos preguntan, ¿quién fue el que
cantó la canción anterior?, simplemente diremos que sí la escuchamos pero
que no pusimos atención. Veamos un ejemplo: “Sólo escucharás mi voz... y
los sonidos... el ruido y las voces serán como música de fondo en el que sólo
escucharás mi voz.”
Erickson decía que este fenómeno ocurre frecuentemente en la vida diaria
y ponía el ejemplo de que cuando estamos en una conferencia escuchando
muy atenta y concentradamente al expositor, no nos percatamos de que he­
mos olvidado, por ejemplo, la molestia e incomodidad de estar sentados una
hora en una silla de madera.
c) Sembrar ideas. Sembrar ideas es cualquier comentario, sugestión, narra­
ción o idea que se hace antes de entrar en trance o al inicio del mismo trance, con
la intención de que sean retomados posteriormente para completar y reforzar
una sugestión. El sembrado de ideas era una maniobra usual de Erickson, esto
significaba poner el cimiento para sus acciones posteriores (Haley, 1991).
Veamos un ejemplo. Antes de entrar en trance se le puede comentar al pa­
ciente que “la mente inconsciente tiene toda nuestra vida grabada en su memo­
ria, que es como el disco duro de la computadora, y lo más importante es que
puede almacenar información y ayudarnos a hacer cambios en nuestro compor­
tamiento sin que nos demos cuenta”. Posteriormente durante el trance podemos
retomar esta idea diciéndole: “Porque lo más maravilloso de la mente incons­
ciente es que puede hacer cosas por nosotros sin que nos demos cuenta... hasta
que alguien con asombro se dé cuenta de que no te has dado cuenta... de que
algo está empezando a cambiar... positivamente... dentro de ti.”

E vo c ació n del fe n ó m e n o d e la a m n e s ia 121


En conclusión, el sembrado de ideas son todos los comentarios que el
terapeuta haga, que preparan las condiciones favorables para que ciertas in­
tervenciones optimicen su efectividad, en este caso para producir amnesia.

d ) Disociación consciente/inconsciente. Otra forma muy eficiente de pro­


mover la amnesia son las sugestiones de disociación:

• No tienes que poner atención a lo que digo, con tu mente consciente,


porque tu mente inconsciente me estará poniendo mucha atención.
• Y tu mente consciente puede irse lejos de aquí, a algún lugar donde le
guste estar, un lugar cómodo y agradable, mientras yo continúo hablan­
do con tu mente inconsciente.

Sugiero que para lograr un mayor efecto, estas sugestiones se repitan en for­
ma dispersa y consistente durante toda la sesión hipnótica.
e) Truismo y anécdotas. Los truismos son un tipo de sugestión que como
su nombre lo indica, describen verdades obvias que no pueden negarse. El des­
cribir anécdotas universales funciona como truismos (Erickson et al., 1976).
Veamos un ejemplo: “La mente olvida fácilmente, por ejemplo, cuando doy
clases en la universidad y les digo a mis alumnos que el examen va a ser en
tal edificio, en tal salón, tal día, a tales horas, entonces justo al momento de
salir del salón me detengo, volteo y veo a los alumnos que se preguntan unos
a otros: «¿En qué edificio?, ¿cuál salón?, ¿a qué hora dijo?, ¿qué día?». Esto su­
cede porque la mente olvida fácilmente.”
f ) Formas estructuradas de inducir am nesia. La forma más común de am­
nesia estructurada es el encapsulamiento, que consiste en iniciar una narración
o metáfora e interrumpirla a la mitad para dar la o las sugestiones principales te­
rapéuticas, y después continuar con la narración hasta terminarla. Por ejemplo,
después de la inducción hipnótica se puede proceder a decir lo siguiente:

Recuerdo cuando estaba en mi estudio escuchando música clásica, todavía percibo


el suave sonido de los Instrumentos en mis oídos, de repente me paré y tom é un libro
viejo de psicología y encontré una postal dentro con un mensaje escrito mucho tiempo
atrás. N o recuerdo cuándo... y mientras tú puedes reconocer todas tus cualidades, todos
tus recursos,tu experiencia, tus habilidades,tu talento... tod o lo que tú vales... y si en el
pasado hubo un acontecimiento que te hizo dudar de tu valor interno, deja que tu mente
inconsciente lo borre, lo quite... para que reconozcas todo tu valor Interior,., no lo re­
cuerdo exactamente, quizá fue escrito cuando estaba en primer semestre o en segundo o
quizá en la preparatoria. Metí nuevamente la postal en el Interior del libro, hojeé algunos
capítulos, observé un subrayado y algunas notas y comentarios hechos po r mí, y eso me
trajo recuerdos del pasado. Cerré el libro y seguí con los recuerdos de la escuela. La maes­
tra que me dio esa clase. Puse el libro en su lugar; apagué la música y con esos recuerdos
me fui a dormir.

Esta estrategia se basa en un principio de la memoria: el efecto de la prima­


cía y resencia. El efecto de la primacía y resencia se refiere a que en una lista de

122 C ap. 9 . A m n e s ia h ip n ótica


palabras o de información se tiende a recordar más la primera parte de la infor­
mación o primeras palabras (primacía) y la última parte (resencia), y la que
tiende a olvidarse más fácilmente es la información que fue presentada en me­
dio (Téllez et al., 2002), es decir, la que quedó “encapsulada”.
g) Sugestiones poshipnóticas. Las sugestiones poshipnóticas tienen el obje­
tivo de producir en la persona un olvido o lapso amnésico para una informa­
ción específica en un momento o circunstancia también específicos tiempo
después de salir del trance:

• Cuando despiertes podrás olvidar parte o todo lo que hemos dicho en


esta sesión.
• No es necesario que recuerdes todo lo que digo, incluso puedes olvidar
parte de lo que he dicho cuando ya estés completamente despierto.
• Cuando salgas del consultorio, te subas al carro y lo enciendas, en el
preciso momento en el que escuches el ruido del motor, entonces po­
drás olvidar conscientemente lo ocurrido en la sesión.

/i) Despertamiento abrupto. Hacer un despertamiento abrupto del trance,


sin comentarios acerca de lo sucedido durante él, y dar por terminada la se­
sión, favorece la amnesia para lo dicho en el estado de trance.
Este procedimiento lo hacía Erickson con mucha frecuencia cuando que­
ría que las sugestiones que daba se consolidaran en la memoria inconsciente.
La razón es que cuando uno recién sale del estado de trance no está total­
mente despierto, todavía está en un estado de transición hacia el estado de
vigilia. En ese momento todavía existe un punto de conexión con el estado
hipnótico y por tanto con la información dada. Un despertamiento progresivo
siempre favorece más el recuerdo, ya que éste hace más prolongado el estado
de transición, lo cual facilita la transferencia de información del estado hip­
nótico al estado de vigilia. El despertamiento abrupto acorta ese estado de
transición, lo que dificulta la transferencia de información. Es importante
también evitar comentar lo ocurrido en el trance, ya que el empezar a re­
flexionar sobre lo ocurrido facilita el recuerdo. Incluso pueden incluirse las
técnicas de distracción que se mencionan en el siguiente punto. Esta estrate­
gia se usa obviamente en combinación con sugestiones de amnesia antes y
durante el trance.
i) Distracción inm ediata después de salir de trance. Al salir del trance, in­
mediatamente se le hace al paciente un comentario o pregunta fuera de lugar
o que indique un cambio de tema, por ejemplo: “¿Qué hora crees que es?,
¿qué te hace pensar que pasó tanto (o poco) tiempo?, ¿qué vas a hacer salien­
do de aquí?, ¿qué cosas diferentes ves en el consultorio que la ocasión pasada
no viste?, quiero que cuentes del 99 hacia atrás de tres en tres, etc.” Después
de eso se le manda a casa sin hacer comentarios sobre lo sucedido en la induc­
ción. El efecto amnésico es potente, ya que se produce por la interferencia
de información nueva u operaciones cognitivas, lo cual facilita el cambio y
la orientación al estado de vigilia. Esta técnica es especialmente efectiva en

E vo c ació n del fe n ó m e n o d e la a m n e s ia 123


aquellas personas que tienen problemas con su memoria de trabajo, es decir
que se distraen fácilmente.
j ) Estrategias de PNL. Para olvidar lo dicho durante el trance, al salir de él
se le pide a la persona que siga con la mirada en la mano del terapeuta, quien
la lleva hacia arriba y a la izquierda. Esto implica un cambio de acceso de pro­
cesamiento auditivo a visual, y de acuerdo con Grinder y Bandler (1995), eso
también produce un efecto amnésico.

O l v id o , a m n e s ia e h ip e r m n e s ia

Es importante distinguir entre olvido y amnesia. El olvido es la pérdida


natural, y muchas veces necesaria, de la información previamente almacena­
da, información por lo general poco relevante para la persona. En cambio, la
amnesia se refiere a la pérdida anormal o inusual de la información, o dificul­
tad para almacenarla o evocarla una vez almacenada. El olvido natural no in­
terfiere ni altera significativamente la vida cotidiana de la persona, la amnesia
sí (Téllez et a i , 2002).
Existen cuatro tipos de amnesia, según la causa del olvido patológico:

• Neuropsicológica. Se refiere a los problemas de memoria producidos


por daño a las estructuras del cerebro implicadas en esta función.
• Neurofisiológica. Amnesia producida por alteraciones en las sustancias
bioquímicas importantes en la memoria, como la acetilcolina, la dopa-
mina y el glutamato.
• Psicológica. Se refiere a la pérdida de la información producida por facto­
res puramente psicológicos, como el olvido de acontecimientos de la vida
que ocurrieron bajo el efecto de una emoción negativa muy intensa, que
es lo que usualmente se llama represión.
• Hipnótica. Es una variante de la amnesia psicológica, y se refiere a la
pérdida de la información producida en el estado hipnótico. Esta amne­
sia es la pérdida funcional de la capacidad para recordar o identificar
experiencias pasadas. Un fenómeno psicodinámico muy diferente del
olvido ordinario manifestado en la capacidad para hacer que los indivi­
duos olviden cosas normalmente difíciles de olvidar, como el nombre o
la edad de uno mismo.

En contraste con la amnesia se presenta el fenómeno de la hipermnesia hip­


nótica, que se refiere a la capacidad incrementada de memoria que trasciende
el recuerdo cotidiano. Este fenómeno hipnótico permite recordar experiencias
del pasado con varias o todas las modalidades sensoriales. De hecho la hi­
permnesia hipnótica es uno de los procesos cognitivos que facilita de algún
modo la regresión en edad.

124 C ap. 9. A m n e s ia h ip n ótica


C o n c l u s ió n

El “olvido” de información producido a través de la hipnosis puede usar-


ce como estrategia terapéutica cuando deseamos que los cambios se den a ni­
vel inconsciente, es decir, que se experimenten como espontáneos, sin que la
mente consciente intervenga. Esto es en especial útil en pacientes en quienes
cu mente consciente es excesivamente crítica, autocrítica o negativa. También
resulta de especial utilidad para olvidar emociones o experiencias negativas
nue puedan interferir en nuestro desempeño laboral, escolar, etc. La amnesia
resulta un fenómeno hipnótico cuya utilidad dependerá en mucho de la crea­
tividad clínica del terapeuta.

B ib l io g r a f ía
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Bibliografía 125
L a HJPN05IS EN EL TRA TA M IENTO

DEL DOLOR

Q í ada dehería ser om itido en un arte c(ue sea de interés para el


m undo, cpie pueda ser benéfico para el sufrim iento hum ano y c[ue no
ponga en nesgo la vida y la com odidad de la persona.
GRL6NO

El dolor es una percepción difícil de definir por su calidad altamente subjetiva


e individual, además de los aspectos socioculturales que influyen en él. Aun así
la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor lo ha definido como: “Una
sensación desagradable y una experiencia emocional que asociamos a daño tisu-
lar o describimos en términos de daño celular” (López Vega, 2000],

Función del dolor

El dolor tiene la función de avisarnos de la ocurrencia de un daño en el


organismo. El dolor también nos da la oportunidad de localizar el daño, su inten­
sidad y duración. Todo esto nos permite retirarnos o escapar de la situación da­
ñina y/o buscar ayuda o la forma de reparar el daño. El problema está en que
una vez que el dolor ya cumplió su misión de avisar, se convierta en crónico y
parte de la enfermedad y por tanto incremente el sufrimiento.
Una vez que el dolor se vuelve crónico, pierde su función de señal de avi­
so protector, y entonces puede producir depresión grave, daños en corazón y
riñones, perturbaciones gástricas y alteración de la presión sanguínea (Hilgard
y Hilgard, 1990), por tanto, necesita eliminarse o reducirse.

Tipos de dolor

El dolor puede clasificarse en los siguientes tipos (Barber, 1996):

1. Dolor agudo es el que resulta de la estimulación nociceptiva (ya sea


por lesión, procedimiento quirúrgico o enfermedad); ejemplos: apendi-
citis, fractura, punción lumbar, etcétera.

126
2. Dolor crónico es el que resulta de una lesión o más probablemente
de una enfermedad, la cual produce una estimulación nociceptiva a
través del tiempo. Aunque se le llama dolor recurrente, puede también
involucrar dolor constante; ejemplos: artritis, dolor por cáncer, migra­
ña, dolor de cabeza, dolor de miembro fantasma, síndrome de dolor
talámico, etcétera.
3. Dolor crónico benigno es el que se caracteriza por la persistencia del
dolor después de que ocurrió el proceso de sanación, es decir, cuando
la estimulación nociceptiva ha cesado, por ejemplo, la lumbalgia.
4. Dolor psicògeno es una variante de dolor somatoforme, pocas veces vis­
to en las clínicas del dolor.

Aspectos psicológicos del dolor

El dolor es una percepción y como tal es producto de la síntesis de la influen­


cia tanto de las sensaciones nociceptivas periféricas, como del procesamiento
psicológico que se da en el cerebro, con una gran influencia de este último. A
la primera influencia se le llama procesamiento ascendente, y a la segunda,
procesamiento descendente. La ciencia psicológica ha demostrado que las expe­
riencias previas influyen en cualquier percepción, y el dolor no es la excepción.
Es decir, nuestra percepción es algo más que el acto de estimular nuestros re­
ceptores sensoriales.
Los pacientes con heridas en combate reportan menos dolor. Por ejemplo,
algunos investigadores han observado que 25 % de los hombres con heridas gra­
ves de batalla piden un analgésico para disminuir el dolor, esto comparado con
80 % de los pacientes que fueron sometidos a una operación quirúrgica mayor.
Lo que indica que la percepción al dolor cambia según el contexto. Asimismo, a
un grupo de pacientes que iban a ser intervenidos quirúrgicamente se les explicó
en qué consistiría el procedimiento y se les pidió que se relajaran para aliviar
el dolor; ellos necesitaron menos analgésico y se les dio de alta 2.7 días antes
que al grupo al que no se le dio la misma información. Otros datos indican que
35 % de los pacientes con dolores patológicos se alivian tomando un placebo
(Goldstein, 1999).

Aspectos culturales del dolor

La cultura donde nacemos y crecemos influye enormemente en el moldea-


miento de nuestros sistemas de creencias y percepciones, que incluyen el dolor.
En un estudio realizado en 1980 se aplicaron choques eléctricos a un grupo de
occidentales y a un grupo de nepaleses, para observar hasta qué intensidad del
estímulo eléctrico podría describirse como “dolor ligero” y “dolor extremo”. Los
nepaleses necesitaron estímulos más fuertes para poder catalogar a las descar­
gas eléctricas como dolor ligero o extremo en comparación con los occidentales
(Goldstein, 1999).

La hipnosis e n el tr a ta m ie n to del d olo r 127


Analgesia inducida por estrés

El umbral al dolor se incrementa significativamente cuando se está en


una situación de estrés. Un ejemplo de esto es el testimonio del explorador
africano David Livingston, quien en uno de sus viajes tuvo un encuentro dra­
mático con un león:

O í un grito. Sorprendido, volteé alrededor y vi al león justo en el m omento que salta­


ba hacia mí. Me encontraba en una pequeña elevación; me tom ó por el hombro y caímos
juntos al suelo. Gruñendo horriblemente junto a mi oído, me sacudió como un perro a una
rata. El choque me produjo un estupor parecido al que debe sentir un ratón después que
lo sacudió la primera vez un gato. Era un estado como de ensoñación en el que no tenia ni
sensaciones dolorosas ni de horror; si bien estaba consciente de tod o lo que ocurría. Fue
como lo que cuentan los pacientes cuando están bajo la influencia parcial del cloroformo,
que ven la operación pero no sienten el bisturí,.. La sacudida suprimió el dolor y eliminó la
sensación de ho rror de verme tan cerca de la bestia. Es probable que este estado peculiar
se produzca en todos los animales que son cazados por los carnívoros; de ser cierto, es
una provisión misericordiosa de nuestro benevolente creador para mitigar el dolor de la
muerte (David Livingston, M issionarie Travels, 1897; citado por Goldstein, 1999).

Componentes del dolor

El dolor tiene dos componentes: el componente discriminativo-sensorial


(o sensorial solamente) y el componente motivacional-afectivo (o afectivo so­
lamente) (Barber, 1996).

• Componente discriminativo-sensorial. Este componente ofrece a la per­


sona información acerca de la localización y cualidad sensorial del dolor,
le informa si el dolor es lacerante, continuo-intermitente, hormigueante,
frío-caliente, etcétera.
• Componente afectivo-motivacional. Este componente da información acer­
ca de qué tanto molesta el dolor. Lo molesto del dolor -el sufrimiento que
se experimenta- está en función de lo que el dolor significa para nosotros,
para nuestra vida y nuestra relación con el mundo.

Barber (1996) explica que esto puede entenderse mejor con una metáfora
de una pieza musical: la intensidad del volumen correspondería al compo­
nente discriminativo-sensorial del dolor, y qué tanto nos desagrada la música
o la letra de la canción correspondería al componente afectivo-motivacional.
Una melodía puede molestarnos o ponernos tristes aun estando a un volumen
bajo. Puedo ofrecer otro ejemplo más real, un dolor de parto puede tener un
componente discriminativo-sensorial muy intenso, sin embargo el componen­
te afectivo-motivacional positivo le da un significado al dolor que lo puede
hacer más soportable. Lo contrario puede ocurrir con el dolor producido por
cáncer, aunque el dolor no sea tan intenso, su significado negativo (dolor de
muerte) incrementa el sufrimiento.

t 28 C ap. 10 . L a hipnosis e n el tr a ta m ie n to del dolor


Hipnosis y dolor

La hipnosis es un estado alterado de conciencia caracterizado por un marca­


do incremento en la receptividad de sugestiones, la capacidad de modificar la
percepción y la memoria, y el funcionamiento fisiológico autónomo (actividad
glandular, vasomotora, etc.). Este estado puede emplearse terapéuticamente para
provocar cambios cognoscitivos, conductuales y somáticos (Revenstorf, 1998),
Podemos decir que es la capacidad de alterar la atención y la percepción, lo que
permite la analgesia o anestesia durante la hipnosis.

Teoría de la neodisociación de Hilgard

La teoría de la neodisociación de Hilgard (Hilgard y Hilgard, 1990) propone


que la característica esencial de los procesos cognoscitivos que subyacen a los
procesos hipnóticos es la disociación. En lo que respecta a la analgesia hipnó­
tica, esta teoría propone que existe una alteración (disociación) de la informa­
ción dolorosa en su camino a la mente consciente.
Muchos pacientes, a pesar de que experimentan la reducción o elimina­
ción del dolor, no se sienten hipnotizados porque “no han perdido la concien­
cia o se han quedado «dormidos»”. Por tanto, aunque los cambios cognitivos
conscientes pueden ser parte del tratamiento hipnótico para el dolor, no son
esenciales ni necesarios para el alivio del dolor.

Ventajas de la analgesia hipnótica

Barber (1996) afirma que el uso de la hipnosis, además de reducir o elimi­


nar el dolor, tiene las ventajas de no tener efectos colaterales, potencializar
otros tratamientos que el paciente esté recibiendo y capacitar al paciente para
usar la técnica por sí solo, lo que incrementa la autoconfianza y disminuye
la dependencia.

Pacientes que pueden ser buenos candidatos


para la analgesia hipnótica

Hammond (1990) afirma que la hipnosis, como cualquier otra técnica mé­
dica o psicológica, tiene posibilidades de fallar. Opina que habrá pacientes que
podrán eliminar el dolor sensorial y emocional totalmente, habrá otros que sólo
lograrán una reducción parcial pero significativa en ambos componentes del
dolor. También habrá pacientes que experimenten sólo una reducción en el com­
ponente emocional del dolor sin afectar el componente físico. En otros pacientes
puede ser que estas técnicas no funcionen y haya que buscar otras opciones para
el dolor.
No cabe duda que los pacientes con mayor habilidad hipnótica son los que
se verán mayormente beneficiados de una analgesia hipnótica. Pero, ¿cómo
saber el grado de habilidad hipnótica de la persona? Milton H. Erickson afir-

L a hipnosis e n el tr a ta m ie n to del d olo r 12 9


maba que la respuesta de atentividad, el grado en que la persona está atenta
y concentrada en lo que uno dice, es un buen pronosticador de la habilidad
hipnótica (Erickson et a i , 1976).
T. X. Barber (1999), uno de los grandes investigadores en el campo de
la hipnosis, asegura que existen tres tipos de personas que son excelentes
sujetos hipnóticos:

1. Los que tienden a la fantasía, es decir, aquellos que desde niños presen­
tan una tendencia a tener fantasías vividas y realistas con mucha fre­
cuencia.
2. Los que tienen tendencias amnésicas, en otras palabras, las personas que
tienen la habilidad de reprimir o compartimentar los recuerdos, pensa­
mientos y emociones desagradables.
3. Individuos positivamente orientados, aquellos que son muy coopera­
dores e imaginan lo que se les sugiere con su máxima habilidad.

Existen también muchas pruebas de susceptibilidad hipnótica que son un ex­


celente pronosticador de la habilidad para entrar en trance. Sin embargo, no hay
que perder de vista que el trance hipnótico es una habilidad, y como tal puede
desarrollarse con la práctica. Esto quiere decir que la habilidad del terapeuta
para inducir al trance, así como la efectividad de las técnicas que pueda usar son
también factores importantes para el desarrollo y el incremento de la habilidad
hipnótica.
La hipnosis ha resultado ser efectiva en la reducción o eliminación de los
siguientes tipos de dolor (Hilgard y Hilgard, 1990; Barber, 1996):

1. Oncológico.
2. Odontológico.
3. Por quemaduras.
4. Por parto.
5. Quirúrgico.
6. Psicosomático.
7. De cabeza y migraña.

Aspectos que necesitan evaluarse en la entrevista

En la primera entrevista con el paciente es necesario aclarar varios aspec­


tos del dolor que son esenciales para el diagnóstico y para el diseño de las es­
trategias de tratamiento. Tales aspectos son los siguientes (Hammond, 1990):

1. Descripción del dolor (pulsante, constante, quemante, irritante, cortan­


te, etc.).
2. Historia del dolor.
3. Saber si es agudo o crónico.
4. Tratamientos previos.

130 C ap. 10. L a hipnosis en el tr a ta m ie n to del dolor


5. Nivel de funcionamiento premórbido.
6. Posibles ganancias secundarias del dolor.
7. Antecedentes asociados que incrementan o alivian el dolor.
8. Nivel de depresión.

Además es necesario saber el impacto del dolor en las siguientes áreas de


la vida del paciente:

1. Actividad social.
2. Relaciones sexuales.
3. Actividad laboral.
4. Actividades de placer (pasatiempos, diversión, etc.).

Estrategias generales para la evocación


de la analgesia hipnótica

El estado de trance hipnótico por sí mismo no es suficiente para produ­


cir analgesia o anestesia, pero es un estado óptimo e inmejorable para usar
ciertas estrategias que hacen posible la reducción o eliminación del dolor.
Veamos las principales estrategias generales que se han usado con resultados
satisfactorios.

1. Reinterpretación de la sensación dolorosa. Se refiere a la alteración en la


calidad de la sensación del dolor. Un dolor que se percibe como pesado, corro­
sivo, arrastrante, Erickson lo reinterpretaría como una sensación de debilidad,
de profunda inercia y después como una calidez y comodidad que acompaña­
ría a la relajación. Un dolor lacerante, acuchillante, lo reinterpretaría en hip­
nosis como una reacción de sobresalto repentino, de carácter alterador pero
momentáneo e indoloro. Erickson opina que para el alivio del dolor con la
técnica de reinterpretación es requisito indispensable tener una descripción
detallada de cómo el paciente experimenta el dolor.
2. Sustitución. Esta técnica consiste en sustituir el dolor por otra sensación
igual o más intensa provocada hipnóticamente. Erickson utilizó esta estrategia
con un paciente con cáncer que sufría dolores intolerables que no podían tratar­
se. Lo que Erickson hizo fue inducirle hipnóticamente una sensación de comezón
intolerable en la planta del pie, y ya que el paciente no podía rascarse por su
debilidad, esto lo hacía olvidarse del dolor. Lo anterior funcionó como técnica de
distracción; después Erickson provocó la sensación de comezón en el área afec­
tada por el dolor, mientras disminuía progresivamente la comezón en la planta
del pie. Eso fue suficiente para que el paciente dejara de sufrir por el dolor en sus
últimos seis meses de vida (Hilgard y Hilgard, 1990).
3. Desplazamiento. Esta técnica consiste en usar la hipnosis para desplazar
el dolor a otra parte del cuerpo de forma que resulte más tolerable y emocio­
nalmente menos amenazador para el paciente. Erickson reportó el caso de un
médico de 82 años con cáncer terminal, el cual se quejaba de dolores terribles

L a hipnosis e n el tr a ta m ie n to del d olo r 131


en el abdomen, que eran producto de una carcinomatosis metastásica de prós­
tata. El médico se refería al dolor como “mortal y matador”. Entonces Erickson
le habló al médico del “dolor referido”, fenómeno bien conocido en la práctica
médica que consiste en que hay una lesión o un trauma en un sitio del cuerpo
y el dolor se siente en otro. Erickson le recordó al médico que cuando se sufre
un ataque coronario, el brazo izquierdo duele a pesar de que el daño fue en el
corazón, y que el brazo duele mucho y ni siquiera puede moverse aunque el
daño está en otro lado. Erickson usó un concepto que el paciente, como médi­
co, entendía muy bien.
Posteriormente lo que hizo Erickson fue darle la sugestión de desplazar ese
fuerte dolor “matador” a la mano izquierda y dijo que le iba a doler mucho. El
paciente le replicó diciéndole que no le importaba tener ese dolor en la mano
izquierda: “No, no me importa tener un poco de dolor ahí.” El dolor, aunque
igual quizá en intensidad, era más tolerable porque era menos amenazante
para el paciente. El paciente protegía y cuidaba mucho su mano izquierda para
que no se la fuera a “lastimar”. Esto le permitió al paciente convivir mejor con
su familia sus últimos meses de vida, incluso ese mismo día en la noche sus
amigos llegaron y estuvieron alrededor de él en la cama. Él tuvo mucho cui­
dado de mantener su mano izquierda fuera del alcance para que no lo fue­
ran a “lastimar”. Esa noche tomó una cerveza con sus amigos y hablaron de
cosas del pasado y se la pasó muy bien. Hasta el día de su muerte mantuvo
confinado el dolor en la mano izquierda, sin que a él le importara mucho
(Rossi et a l , 1983; Hilgard y Hilgard, 1990).
Este es un magnífico ejemplo de cómo Erickson usó en forma brillante la
técnica de desplazamiento del dolor a una parte del cuerpo menos importan­
te, psicológicamente, para el paciente. Es importante señalar cómo Erickson
hace uso de la técnica de “utilización” al emplear un concepto médico como
el de “dolor referido”, sabiendo que el paciente era doctor y que estaba dentro
de su marco de referencia.
4. Disociación corporal. La disociación es parte intrínseca de la hipnosis (Hil­
gard y Hilgard, 1990). Spiegel (2001) considera que la hipnosis está constituida
por tres componentes: la absorción de la atención-conciencia, la sugestionabili-
dad y la disociación. La disociación es un fenómeno psicológico caracterizado
por una experiencia subjetiva de separación ya sea corporal o mental. La disocia­
ción corporal podemos clasificarla en segmental o total. La disociación segmental
se refiere a que una persona percibe alguna parte de su cuerpo como separada
del resto cuando está en estado hipnótico. La disociación total se manifiesta
cuando el individuo se percibe como si estuviera fuera de su cuerpo. En cuanto
a la disociación segmental tengo una experiencia personal. En el invierno del año
2000 sufrí una fuerte quemadura con agua hirviente en la mano izquierda, justo
cuando me preparaba para salir de mi casa a dar un curso sobre hipnosis. Entré
en trance hipnótico y llevé a cabo la estrategia de la anestesia de guante, la cual
no me dio resultado. Después decidí disociar mi brazo izquierdo metiéndolo
en una caja metálica, específicamente de aluminio, con agua y hielo, y el dolor
desapareció. Sin embargo, cada vez que veía mi “mano real” el dolor volvía, y

13 2 C ap. 10. L a hipnosis e n el tr a ta m ie n to del d olo r


desaparecía cuando dejaba de verla e imaginaba mi mano disociada en el balde
metálico con agua y hielo. Intenté dejar de ver mi mano con una alucinación
negativa, pero no fui capaz de evocar esa experiencia y seguía viendo mi mano.
Entonces decidí ver mi mano como una prótesis de madera, y resultó, viera o no
mi mano, ésta “no era real” porque estaba ahí en el balde de agua con hielo y lo
que yo traía en mi brazo era “una prótesis de madera”. Durante 12 horas mi
mano se mantuvo ligeramente enrojecida e hinchada, al día siguiente la mano
estaba perfectamente normal y sin ampollas. Fue la primera vez que comprobé
en mí mismo la efectividad de la hipnosis como analgésico y antiinflamatorio.
Milton Erickson usó la disociación completa con una mujer mormona que
tenía cáncer terminal, y quien sufría dolor de huesos. Primero hizo una atrevida
demostración de analgesia por disociación con su joven hija, a quien “mandó”
al espacio sideral para darle dos o tres fuertes palmadas en los muslos, ante la
mirada atónita de la madre. Posteriormente Erickson indujo al trance a la pacien­
te y le pidió que se quitara la cabeza, la pusiera en la silla de ruedas y la llevara
a la habitación contigua para ver una televisión imaginaria que tendría todos
los programas que a ella le gustaban. Le pidió que cuando se cansara llevara su
cabeza a su recámara y se la pusiera, entonces despertaría, comería algo y dor­
miría un rato, pero cuando sintiera que volvía el dolor, ella se quitaría la cabeza
nuevamente y la trasladaría a ver la televisión. La señora vivió sin dolor el doble
de tiempo que los médicos le habían pronosticado (Zeig, 1985).
Aunque sin hacer referencia a la hipnosis, A. R. Luria (1983), el padre de
la neuropsicología rusa, escribió un libro sobre el caso de un ruso a quien de­
nominó Sch. Esta persona poseía una memoria tipo fotográfica, es decir, una
memoria eidética. Además de eso poseía una imaginación sumamente vivida,
lo cual le producía cierta dificultad para poder distinguir la realidad. Debido
a esta potente e inusual imaginación, Sch podía visualizar que se disociaba y
así disminuir el dolor. Veamos este ejemplo en el que, en 1935, le comenta a
Luria lo que hizo para evadir el dolor de un tratamiento dental sin anestesia.

He aquí que voy al dentista. ¿Usted sabe lo agradable que es sentarse en un sillón para
que le saquen un diente? Antes, cómo tenía miedo de esto. Pero ahora resulta totalmente
sencillo.Vea, a m im e duelen los dientes.Al principio aparece un hilillo rojo-anaranjado...
Este me preocupa... Yo sé que si lo dejo como está, entonces el hilillo se tornará más
ancho y se transformará en una masa espesa... Por eso yo lo rchico más y más hasta que
sólo dejo un puntrto, y entonces el dolor desaparece. Después empecé a lograr lo mismo
de otra manera...Vea, yo estoy sentado en el sillón del dentista... Pero no, éste no soy yo,
sino cualquier otro, es "él” quien está sentado en el sillón.Y yo, Sch, estoy de pie, a un lado
y observo que le sacan el diente a “ él” . .. Y bueno, que a él le duela... Ya que a mí no me
duele sino a "él” .Y yo no siento más el dolor... (observación realizada el 30 de enero de
1935) (Luria, 1983).

Podemos decir que Sch, con su imaginación amplificada, vivía en un tran­


ce constante, y al realizar ciertas estrategias mentales, esto le permitía evocar
ciertos fenómenos característicos del estado hipnótico, como en este caso la
disociación mental para la eliminación del dolor.

La hipnosis e n el tr a ta m ie n to del d olo r 13 3


Roxanna Erickson, una de las hijas de Milton H. Erickson, cuenta que ella
tenía desde niña un esmalte dental relativamente blando, por lo que tenía que
visitar al dentista con cierta frecuencia, lo que en ocasiones resultaba muy do­
loroso. Ella decidió desplazar todo el dolor a una de sus manos, pero siempre
con el gran temor de que el dentista pudiera “lastimársela”. Se lo comentó a
su padre y éste le recomendó mejor que cuando estuviera en el sillón del den­
tista, se “viera” a sí misma en el extremo opuesto del consultorio observando
al dentista por encima de su hombro. Lo anterior le dio mucho éxito para eli­
minar el dolor en forma más efectiva, puesto que desarrolló la habilidad de
entrar y salir de su cuerpo a su antojo (Erickson-Klein, 1990). Lo anterior es
un ejemplo de disociación para la eliminación del dolor. Como podemos ver,
el ruso Sch y Roxanna Erickson usaban exitosamente la disociación con fines
analgésicos.
5. Distracción de la atención. Un método muy efectivo de eliminación del
dolor es la distracción de la atención en otro estímulo no doloroso, ya sea in­
terno o externo. Yo recuerdo un acostumbrado viaje familiar de Semana Santa
a un rancho de mis padres en Montemorelos. En esa ocasión mi hijo Marcos
pisó con sus pies descalzos las cenizas de la fogata que prendimos la noche
anterior, pero desafortunadamente bajo las cenizas había quedado carbón al
rojo vivo. Él se quemó la mayor parte de la planta del pie, una quemadura
muy dolorosa. Metimos su pie en agua helada para mitigar el dolor en forma
efectiva mientras lo llevábamos al pueblo. En el trayecto observé que no tole­
raba más de 10 segundos con el pie fuera del agua fría y pedía a gritos que
metiera su pie nuevamente en el agua. Al pasar por una huerta de naranjos
le pedí a mi esposa que detuviera el auto y le dije al niño: “Mira, vamos a cortar
naranjas en esta huerta, no son nuestras y si nos sorprenden entonces nos
llevarán a la cárcel a ti y a mí. Listo.” Lo cargué y estuvimos cortando naran­
jas durante casi tres minutos sin que reportara la más mínima molestia, ya
que estaba sumamente preocupado de que nos fueran a sorprender. Cuando
volvimos al carro volvió a reportar dolor y a pedir que sumergiéramos su pie
en hielo, hasta que pudimos llegar al hospital. Este es un ejemplo de cómo la
distracción incluso consciente puede ser efectiva para mitigar el dolor. El uso
de la distracción en hipnosis es todavía más potente y duradero.
Erickson relata el caso de un joven veterano de guerra que en un accidente
tuvo una fractura de columna con corte de médula que lo dejó inválido y con
convulsiones dolorosas cada cinco minutos. Al paciente ya lo habían operado
varias veces con la finalidad de eliminar el dolor, pero sin resultados. En la con­
sulta Erickson hizo que la joven esposa se parara en medio del consultorio, le
dio al paciente un bastón de madera y le dijo: “Si hago algo indebido me pegas
con este bastón.” Entonces le dijo a la esposa que iba a hacer algo que no le iba
a gustar pero que lo iba a dejar de hacer tan pronto entrara en trance, le dijo:
“Usted no sabe lo que es la hipnosis ni cómo entrar en trance, pero en el fondo
de su mente sí lo sabe.” Después de esto Erickson empezó a tratar de desabro­
char la blusa de la joven mujer con su bastón y ella entró en trance rápidamen­
te. El paciente no le quitó la vista de encima con el bastón en mano. Después de

13 4 C ap. 10. La hipnosis e n el tr a ta m ie n to del d olo r


eso Erickson hizo una serie de demostraciones hipnóticas con la señora, como
levitación de mano, disociación, etc., que mantenían completamente absorto y
atónito al esposo. Después de esto Erickson le hizo notar al paciente que ya
había pasado media hora y que no había tenido más que una sola convulsión,
y en ese momento el paciente tuvo una convulsión dolorosa. Lo que hizo Erick­
son fue mantener la atención sumamente concentrada en lo que él hacía y fuera
de su dolor. Después Erickson enseñó a la señora a inducir a trance a su esposo,
de manera que en un tiempo llegó a deshacerse del dolor casi por completo
(Zeig, 1985).
Paul Sacerdote (citado por Hammond, 1990) desarrolló una inducción hip­
nótica que consiste en “irse” o “refugiarse” mentalmente en un lugar muy
agradable, ya sea interno o externo. Esto lo denominó trance místico, el cual
puede ser muy útil en el alivio del dolor por la estrategia de distracción de la
atención. Existen dos tipos de técnicas para esto, una para personas orientadas
externamente que denominó “trance místico extravertido”, y otra para orien­
tadas internamente que denominó “trance místico introvertido”. Es importante
mencionar que cada inducción necesita ir precedida de un procedimiento de
inducción hipnótica. Veamos las inducciones de Sacerdote.

Experiencia mística introvertida

Ahora con cada palabra que viaje de mis labios a tus oídos, para después llegar a tu
mente, tu cuerpo podrá disfrutar más y más una relajación completa, en cada músculo y
célula, y tu mente destella en calma, claridad y serenidad.Tú estás ahora rodeado de una
suave atmósfera de absoluta calma... protegido del peligro, de la alteración y del miedo.
Y mientras la relajación y la tranquila serenidad penetran profundamente en cada célula
de tu cuerpo, empiezas a estar rodeado en forma segura, en cada dirección, de amplias y
transparentes esferas concéntricas de serenidad luminosa... de una feliz serenidad... Estás
bañado de seguridad respirando cómodamente en el centro de estas esferas transparentes,
mientras la tranquilidad luminosa de tu alrededor penetra aún más profundamente dentro
de tu cuerpo y permea tu mente.Todas las reacciones voluntarias e involuntarias gradual­
mente se desvanecen y desaparecen. Poco a poco llegas a estar libre de miedos, ansiedades,
pensamientos, sensaciones.

Experiencia mística extrovertida

Al paciente que ha sido llevado a un estado de disociación y relajación


corporal importante, se le guía para escalar imaginariamente la cima de una
montaña:

Finalmente estás en la cima, en lo alto de la montaña. Y puedes mirar el lado soleado


de la montaña. Tú puedes notar el azul del cielo... y el brillo del sol... puedes disfrutar el
agradable calorcito de la luz del sol... en tus hombros... en tu espalda. . en tus brazos y
manos... en tus piernas y pies... puedes respirar lenta y profundamente... el aire fresco y
puro... y ante tus ojos... bajo el tranquilo azul del cielo puedes ver la belleza y grandiosidad
de un verde valle... y más allá del valle... una bella cadena de montañas... y más allá de

L a hipnosis e n el tr a ta m ie n to del d o lo r 13 5
esa bella hilera de montañas... tú puedes distinguir otro valle.Y más allá otras montañas.Y
más allá... más y más valles... y más y más montañas. Planicies... ríos y montañas... lagos y
océanos extendiéndose y expandiéndose más y más en cada dirección en los horizontes.Y
conforme esa vista continúe expandiéndose... tus oídos se regocijarán con la música natural
del viento, el susurro del movimiento de las hojas y ramas de los árboles, el canto de los pája­
ros, el cantar de los grillos... puedes oler la fragancia de los árboles... de la hierba mojada...
de plantas y flores... tus ojos pueden ver esa maravillosa y continua expansión.

Esta técnica hipnótica de distracción al estar absorto en algo agradable es


más útil en pacientes no ambulatorios, es decir, en pacientes que están postra­
dos en cama, como los pacientes con cáncer terminal, dolor por quemaduras,
etc. Como orden poshipnótica se le puede decir al paciente que y puedes vol­
ver a ese lugar cuando necesites estar a gusto y cuantas veces sea necesario. Y
regresar de él también cuando lo necesites”.
6. Distorsión del tiempo. La distorsión de tiempo es un fenómeno hipnóti­
co representativo, que puede usarse para mitigar el dolor físico. Esta estrategia
puede ser más útil para dolores de tipo recurrente, por ejemplo, en las contrac­
ciones dolorosas de parto. Puede sugerirse que “las contracciones dolorosas
parecen durar mucho menos tiempo y los lapsos libres de dolor entre las con­
tracciones entre más cortos sean parecerán mucho más largos”.
Erickson trató exitosamente a una paciente con cáncer con la estrategia
de sustitución de sensaciones; después le dio una sugestión poshipnótica con
distorsión de tiempo: “Usted puede deformar el tiempo hipnóticamente para
que cada día le parezca muy breve. Le parecerá que de una a otra visita mía
transcurre un tiempo muy breve.”
7. Amnesia. La amnesia es un fenómeno que puede evocarse mediante hip­
nosis y que puede ser sumamente útil, en especial si se combina con la técnica
de distorsión de tiempo en un tipo de dolor: el dolor recurrente. Este tipo de dolor
se presenta a intervalos regulares, como puede ser el dolor producido por con­
tracciones dolorosas del trabajo de parto o cualquier otro dolor que se presente
en forma repetitiva a intervalos de tiempo. En un dolor de este tipo, cuando se
experimenta un episodio de dolor y después termina, uno continúa recordando
la sensación del dolor hasta la llegada del siguiente episodio de dolor, lo cual
da una percepción aparente de un dolor casi continuo. Lo que puede hacerse,
por ejemplo en un trabajo de parto, es producir amnesia para cada episodio
doloroso que acaba de experimentarse, esto para percibir claramente el periodo
sin dolor entre contracción y contracción. Y como la percepción del tiempo es
puramente subjetiva, puede utilizarse la técnica de distorsión del tiempo para
ayudar al paciente a percibir el tiempo de duración de la contracción más corta,
y el periodo libre de dolor entre contracción y contracción, más largo.
Erickson reporta el caso de un paciente que sufría ataques de un dolor on­
cológico que se repetía cada 20 minutos. El dolor era lacerante, cortante y terri­
ble. Erickson le comentó acerca del concepto de amnesia y le dijo:

Tú no necesitas recordar los ataques del dolor lacerante de ayer. Es suficiente con
experimentar los lacerantes ataques de dolor que estás sintiendo ahora. Eso es suficiente.

•* ac i n i a h in n n ^ k e n el tr a ta m ie n to del dolor
Por qué preocuparse en recordar los dolores de ayer, y los dolores de la semana pasada y
¡los dolores de hace dos semanas! N o me parece que tenga sentido para mí. Pon atención
en lo que estás sintiendo en este momento.
¿Y realmente necesitas recordar que ayer tuviste un dolor lacerante, cortante, agudo
cada 20 minutos? Yo creo que puedes mantenerte muy ocupado tan sólo sintiendo el dolor
que tienes hoy. N o tienes que pensar en el dolor que tuviste ayer N o necesitas recordar que
mañana tendrás más ataques.Y una vez que hayas tenido un ataque de dolor pienso que sería
muy agradable tan sólo olvidarse de él, poniéndolo en el pasado olvidado.

Ahora aunque estas sugestiones (de amnesia) eran buenas en sí mismas,


aún no hacían nada con el lacerante, cortante y agudo dolor que se presentaba
cada 20 minutos. Para lidiar con este problema le pedí que desarrollara una
distorsión de tiempo, de manera que pudiera seguir sintiendo esos dolores pero
más brevemente. Yo había tomado el tiempo de la duración de los ataques de
dolor, y duraban de 5 a 10 minutos, pero después de aprender a distorsionar el
tiempo, los ataques cayeron de 5 a 10 segundos de duración. Y en lugar de que
los ataques ocurrieran cada 20 minutos, ahora ocurrían cada 30 a 40 minutos
o más. Cuando el ataque empezaba él daba un fuerte grito de dolor, después
entraba en un trance hipnótico, abría sus ojos, despertaba, se miraba confuso
por un momento y después continuaba con su conversación, ¡con una comple­
ta inconsciencia del hecho de que se había recuperado de un ataque de dolor
que había durado de 5 a 10 segundos!(Rossi et a i , 1983).
8. Regresión o progresión en edad. Chávez (1993) reporta que las técnicas de
regresión y progresión en edad pueden ser de mucha utilidad en el alivio del do­
lor cuando se planifican de manera que permitan al paciente estar concentrado
y absorto en pensamientos, ideas y/o sensaciones de tranquilidad, gozo, etc.,
que se hayan disfrutado en el pasado o cuando se den sugestiones que puedan
disfrutarse en el futuro.
9. Entumecimiento o anestesia psicológica. Cuando se usa esta técnica se
sugiere la evocación de una sensación de entumecimiento o insensibilidad direc­
tamente en el área adolorida, o en alguna otra parte del cuerpo, para después
trasladar esa sensación de entumecimiento al área donde se encuentra el dolor,
como si se hubiera aplicado un anestésico local (la técnica de guante que se
explicará más adelante pertenece a este tipo de técnicas).
Erickson trató a una paciente con fuertes dolores causados por un cáncer
terminal que le había invadido varias partes del cuerpo. Primero trató de ali­
viarle el dolor originándole hipnóticamente la sensación de una fuerte picadura
de mosquito (alivio del dolor por distracción) en el pie. Sin embargo, la pacien­
te le replicó que no le era posible sentir esa picadura de mosquito porque el pie
lo tenía entumecido. Erickson aprovechó ese entumecimiento espontáneo para
decirle: “Está bien. Ahora se le va durmiendo el tobillo, la pierna y la pantorri­
lla; lentamente se va durmiendo la pierna hasta la rodilla. Ahora el sopor sube
por el muslo, casi llega hasta la mitad del muslo, ahora le llega hasta la cadera
y pasa al lado izquierdo, y ahora baja por el muslo izquierdo, lentamente baja
hasta la rodilla izquierda y sigue bajando hasta la planta del pie izquierdo, y
ahora tiene usted dormido todo el cuerpo desde la cadera para abajo. Y ahora

L a hipnosis e n el tr a ta m ie n to del d olo r 13 7


los dedos... su posición... sus pliegues... (si acaso hay movimientos de los de­
dos)... observa esos pequeños movimientos. Ahora... mientras observas esas
manos... por un momento... tan sólo por un momento imagina que no son
tuyas... o que no están conectadas a tu cuerpo... ahora voy a preguntar a tu
mente inconsciente si quiere contestarme una pregunta que le haga con un mo­
vimiento de dedo... qué dedo moverías para contestarme “sí”... (una vez que
el dedo del “sí” se movió por sí solo, se pasa a la siguiente pregunta)... y qué
dedo moverías para contestarme “no” cuando tu respuesta a mi pregunta sea
n o...” (se espera que la mente inconsciente elija el dedo del “no”, y después de
establecida claramente la forma de contestar de la mente inconsciente se pasa
al siguiente patrón de cuestionamiento).
Pongamos un ejemplo real. En cierta ocasión el maestro Ruperto Charles
me pidió que supervisara a un grupo en entrenamiento en terapia familiar sis­
tèmica, en el caso de un paciente que tenía dolores muy intensos en el vientre.
El paciente de 53 años se quejaba de crisis periódicas de dolor intenso e inso­
portable en el vientre, tanto que tenía que ser hospitalizado y recibir una dosis
de analgésicos. Los médicos no encontraron una patología subyacente.
Cuando lo entrevisté junto con su esposa, yo estaba acompañado por cuatro
terapeutas familiares en entrenamiento. Le hablé un poco de la mente subcons­
ciente y sus capacidades. También le hablé de los mitos de la hipnosis. Después
le dije: “Muy bien, ponga sus manos sobre sus piernas, con las palmas hacia
arriba, y obsérvelas detenidamente.” En ese momento el paciente se sonrió y
dijo: “Yo creo que esto no funciona conmigo, no creo que me duerma”, y segui­
mos con el ejercicio. Le pregunté a la mente inconsciente: -Mente inconsciente,
como lo conoces muy bien a él, desde que era un niño chiquito, dime, ¿él tiene
dolor en este momento? -El dedo del “no” se movió. -Ahora dime, ¿él está casa­
do? -El dedo del “sí” se movió. -¿Tiene hijos? -Sí, contestó su inconsciente.
De esta manera fui haciendo varias preguntas obvias y clínicamente irre­
levantes para establecer bien el patrón de respuestas de la mente inconscien­
te. Al inicio el paciente estaba sorprendido del movimiento automático de los
dedos, pero después pareció pasar a un estado de trance ligero o moderado.
Posteriormente se le hicieron las preguntas clave.
-El dolor que a veces padece, ¿tiene una causa emocional? -E l dedo del
“sí” se movió. -Y esa causa emocional, ¿es por algo que sucedió en el pasado?
-Sí. -¿Fue por algo que sucedió entre los 50 y 53 años? -No. -¿Entre los 40
y 49 años? -No. -¿Es algo que pasó entre los 30 y 39 años? -No. -¿Entre los
20 y 29 años? -E l dedo del “sí” se contrajo. -¿Eso ocurrió entre los 20 y 25
años? -Sí.
Después le fui preguntando año por año desde los 20 hasta los 24 años. Al
llegar a los 25 el dedo del “sí” se movió. Entonces le pregunté: -¿Eso ocurrió
cuando estaba en casa? -No. -¿Cuando estaba trabajando? -Sí.
En ese momento el paciente empezó a narrar que cuando tenía unos 25
años, trabajaba de chofer en una mueblería, y que un día al ir manejando
por la carretera repentinamente perdió el control del vehículo, volcándose
fuera de la carretera. El paciente salió ileso. Sin embargo, recordó que en una

140 C ap. 10 . La hipnosis e n el tr a ta m ie n to del dolor


ocasión había visto un accidente en el que el conductor había salido supues­
tamente ileso, para que unos momentos después empezara con dolores en el
abdomen y después muriera por estallamiento de visceras. Recordó que fue
en ese momento cuando él empezó a sentirse mal. Parece que esa memoria
somática se almacenó y por algún motivo se evocaba en forma regular. Se le
preguntó al inconsciente: -Después de recordar esto, ¿puedes ayudarle a libe­
rarse en forma definitiva de ese dolor? -Se movió el dedo del “sí”.
Un mes después de esa sesión él seguía libre del dolor. Él y su esposa si­
guieron tomando varias sesiones de terapia familiar. Se le dio una cita abierta
para el mes de diciembre, ya que en ese mes se le presentaba con más frecuen­
cia ese dolor. No acudió a la cita. A través de la psicóloga Argelia Castilla, la
persona que lo canalizó con nosotros y que trabaja en la misma institución
donde trabaja el paciente, me informé que había conversado con él, y que dos
años después él seguía libre del dolor.

Otro ejemplo del uso de la hipnoanestesia

Barber (1996), un experto en el uso de la hipnosis para el alivio del dolor


crónico, nos sugiere los siguientes pasos generales para el uso de la hipnoa­
nestesia. Hay que aclarar que el contenido puede cambiar dependiendo de las
características de personalidad del paciente, tipo y características del dolor, etc.
Veamos la secuencia que sugiere Barber.

1. Captar la atención, el interés y la cooperación del paciente. “Ahora


tú puedes sentir lo fácil que es empezar a usar algunas de las habilidades de
las que ya hemos hablado, con la intención de reentrenar tu sistema nervio­
so. Por qué no te recargas en el respaldo de tu silla y le permites a tu cuerpo
ponerse tan cómodo como él sabe hacerlo. Correcto.”
2. Reducir el alcance de atención del paciente. “Cierre sus ojos y tome
una respiración muy profunda y relajante y... deténgala ahí... deténgala... y
ahora que salga el aire mientras usted se relaja más y más en su silla.”
3. Sugerir un foco concentrado de atención y dirigir la atención hacia
adentro. “Conforme continúas permitiéndote a ti mismo respirar cómoda y des­
cansadamente, notarás que la pesadez placentera está empezando a extenderse
más en una parte de tu conciencia, y conforme te des cuenta de estas cosas, yo
te estaré hablando y notarás con qué facilidad oyes el sonido de mi voz sin ha­
berla escuchado, y podrás entender lo que te estoy diciendo sin ningún esfuer­
zo. Y mientras tanto, los sonidos alrededor de ti... todos los sonidos que puedes
oír... empezarán a estar más y más lejos... de tu experiencia de comodidad y
bienestar... sin nada que te moleste... y nada que te altere. Tan sólo date cuenta
de tu respiración, pon atención a tu respiración y date cuenta de la felicidad con
que puedes descubrir que ninguna otra cosa importa... nada... sólo tu como­
didad.”
4. Sugerir disociación. “Conforme te permites a ti mismo estar más y
más absorto por lo cómodo de tu respiración, también puedes descubrir que

La hipnosis en el tr a ta m ie n to del d olo r 141


opor va a subir por el costado izquierdo, lentamente, lentamente hasta su
abro, hasta su cuello, y bajará por el brazo, todo el brazo hasta la yema de
dedos.”
La paciente eliminó su dolor y pudo vivir sin él el resto de sus días,

nicas hipnoanalgésicas específicas

istesia de guante

La técnica de anestesia de guante consiste básicamente en los siguientes


os (Hilgard y Hilgard, 1990):

1. Sugerir anestesia en una mano que esté libre de dolor. Las sugerencias
podrían ser de pérdida de la sensibilidad por entumecimiento produci­
do por frío (por ejemplo, sugerir que se meta la mano a una cubeta con
agua helada o “frotándole” un anestésico imaginario). Cuando la anes­
tesia ya se haya producido se pasa al siguiente paso.
2. Una vez producida la anestesia se prueba pellizcándole o pinchándole
la mano, de manera que quede en evidencia para el paciente que tiene
cierto control sobre la sensibilidad al dolor.
3. Ahora se le pide al paciente que transfiera ese entumecimiento o insen­
sibilidad de la mano anestesiada a la zona del cuerpo con dolor, frotán­
dola con esa misma mano. Se espera que la anestesia de la mano pue­
da irradiarse o transferirse al frotar la región adolorida para aliviar el
dolor.

n ica del interruptor

Leslie LeCron (1970) recomienda el método de analgesia hipnótica al cual


lemos llamar “el método interruptor”. Después de un periodo de inducción
nótica breve, se le sugiere al paciente lo siguiente:

Una casa grande o un edificio tiene una caja de interruptores eléctricos. Cada interrup­
to r controla una parte de la casa o una habitación o un piso del edificio. Cada interruptor
surte de energía eléctrica a los equipos y aparatos eléctricos y electrónicos de cada área en
cuestión. De este modo, si apagamos un interruptor la luz de una habitación se apagará, al
igual que dejará de funcionar laTV, el estéreo y la computadora. Si apago o tro interruptor
la cocina se oscurecerá, el refrigerador y el horno de microondas dejarán de funcionar Y
así, conforme voy apagando otros interruptores se deja de surtir energía eléctrica a otras
áreas que van quedándose sin luz.
Algo parecido pasa con el cuerpo humano. El dolor es una señal que se manda a tra­
vés de impulsos nerviosos de tipo bioeléctrico, y al alcanzar la parte superior del cerebro
se registra efectivamente como dolor; pero si no llega a esa parte del cerebro sólo se siente
como sensación táctil, pero no como dolor.
Ahora puedes visualizar o imaginar en tu interior una caja de control con varios in­
terruptores. Cada interruptor tiene un color; uno tiene el color azul, o tro el color verde,

>8 C a p . 1 O. L a hipnosis e n el t r a ta m ie n to del d olo r


amarillo, rojo, etc. Cada color controla alguna área del cuerpo. Un interruptor regula los
impulsos nerviosos de dolor de la pierna izquierda, o tro de distinto color regula los de la
pierna derecha, otro los del brazo izquierdo y así sucesivamente. Ahora, tú puedes apagar
el interruptor del color que controla la mano izquierda. N o es necesario que sientas entu­
mecimiento para que el dolor se apague, aunque también puede presentarse. Ahora te voy
a pellizcar la mano y vas a sentir una sensación táctil, pero no dolor Y cada vez que te
pellizque la mano te darás cuenta de que sólo percibes esa sensación y cuanto más te pelliz­
que sentirás menos sensación táctil, como si tu mano estuviera protegida con un guante
de gamuza.
Ahora quiero que puedas apagar el interruptor de una pierna.Voy a pellizcarla y obser­
va qué pasa. Recuerda que cada vez que la pellizque la sensación cada vez será menor
Ahora voy a pellizcarte un área cuyo interruptor está prendido: observa la diferencia.
Tú has probado la eficacia de usar tus propios recursos, tú podrás apagar cualquier
interruptor de cualquier parte del cuerpo cuando lo necesites. Sólo tendrás que cerrar los
ojos, respirar profundamente y retener la respiración. Conforme dejas escapar el aire tu
cuerpo se relajará, esto lo harás varias veces hasta que puedas entrar en un estado de con­
ciencia cómodo para que puedas visualizar la caja de control de interruptores y "desconec­
tar" la parte del cuerpo que tú necesites en ese momento. Recuerda prender nuevamente
el interruptor cuando ya no necesites la analgesia o anestesia.

Cuando el paciente siente dolor durante la inducción

Cuando uno está realizando una inducción y el paciente experimenta


dolor, no suele ser de gran utilidad darle sugestiones de distracción, ya que
seguramente la intensidad del dolor le impedirá concentrarse en ellas. Lo
mejor que podemos hacer es centrar la atención del paciente en sus propias
sensaciones dolorosas. Esto puede permitir una mayor posibilidad de que el
dolor cambie, además de que le implicamos al paciente que no ignoramos su
dolor, pero que tampoco nos asusta (Barber, 1996).

¿Qué hacer primero?

Hammond (1990) opina que antes de aplicar una técnica específica para
el alivio del dolor, es necesario investigar la implicación de causas incons­
cientes que estén desencadenando, manteniendo o amplificando dicho dolor.
Entre las causas psicológicas del dolor puede estar un acontecimiento traumá­
tico del pasado no resuelto, por ejemplo la experiencia de un abuso sexual o
un accidente automovilístico trágico, etc., o una motivación inconsciente, por
ejemplo un autocastigo, la obtención de una ganancia secundaria, etcétera.
Una técnica de investigación hipnótica puede ser “el señalamiento ideomo-
tor” de Cheek y Rossi (1994). Una modalidad de esta técnica consiste en con­
centrar la atención sobre las palmas de las manos durante un momento, enton­
ces se le dice al paciente: “Mira tus manos por un momento, mira las líneas de
la mano. Hay unas líneas cortas y otras largas. Hay unas líneas que se cruzan...
tan sólo deja descansar tus manos... y obsérvalas detenidamente... observa los
puntos rojos en la palma de la mano... observa los puntos blancos... observa

L a hipnosis e n el tr a ta m ie n to del d o lo r 139


es más y más interesante continuar... continuar sintiendo cada respiración...
conforme inhalas y conforme exhalas. Es casi como si tu respiración y la con­
ciencia de tu respiración fueron todo lo que importara. Es como si realmente
no hubiera nada más... sólo tu respiración y tu bienestar. Podrías también
haber notado la sugestiva sensación de hormigueo en las puntas de tus dedos.
Una sensación placentera de calor... y esta sugestiva sensación puede subir
por tus dedos y tus manos... hasta tus muñecas. Una sensación de hormigueo
que parece recordarte qué tan profundamente estás absorto... qué tan profun­
damente cómodo puedes estar. Y puedes notar una sensación de hormigueo
similar alrededor de tu boca y labios... y quizá, también en tu cintura. Pudie­
ras darte cuenta de esta placentera sensación de hormigueo en la planta del pie.
Pudieras empezar a sentir casi como si estuvieras radiante de energía. Irradian­
do hormigueo, respirando todo en un ritmo reconfortante. Permitiendo que el
sonido de mi voz continúe siendo parte de tu bienestar.” En el supuesto de que
el paciente ya esté en estado hipnótico, se puede continuar con lo siguiente.
5. Da sugestiones terapéuticas. “Conforme continúes sintiéndote más y
más absorto por las sensaciones de tu respiración, voy a hablarle a esa parte
de ti que controla las sensaciones de tus nervios. Puedes escuchar lo que digo,
o tan sólo puedes flotar tan cómodamente sabiendo que tu sistema nervioso
está escuchando todo lo que te estoy diciendo. Es tan curioso y tan interesan­
te... tú puedes tener la capacidad de incrementar o disminuir las sensaciones
a través de tu cuerpo. E imagino que te sentirás muy interesado en la forma
en que disminuyes las sensaciones tan sólo en una parte de tu cara (brazos,
piernas, etc.). Tú realmente no sabrás cómo lo hiciste... cuando menos por
ahora. Puedes estar intrigado, sorprendido... y puedes simplemente darte cuen­
ta de que esas sensaciones eléctricas empiezan a apagarse en tu cara (brazos,
piernas, etc.)... por alguna razón se detuvieron. Casi como un estornudo que
nunca ocurrió. Las primeras veces tendrás la sensación de que va a venir un
dolor, pero, algo... tú no sabes qué, algo detiene la sensación casi antes de
que empiece. Es como si tu sistema nervioso estuviera empezando, ya, a reen­
trenar esos nervios para no mandar más esos mensajes dolorosos a tu cara
(brazos, piernas, etc.). Y más tarde el día de hoy... no sé realmente cuándo
es que sucederá... pueden ser 10 minutos antes de las cinco de esta tarde... o
puede ser más probable 10 minutos después de las cinco... pero no sé exacta­
mente cuándo ocurrirá... y puede que te des cuenta de repente... qué tan bien
te estás sintiendo... pero realmente no lo sé. Y puede ser que no sea el tiempo
del reloj lo que sea importante aquí. Puede ser lo que tu mente inconsciente
esté haciendo en ese tiempo lo que en verdad sea importante. Puede ser que
tú estés llevando una taza a tus labios o no lo sé... puede que estés hojeando
un libro... en realidad no sé lo que estarás haciendo, cuando tú en forma re­
pentina.. voltees tu cabeza ligeramente, como si estuvieras tratando de
captar con tu mirada algo fuera de tu conciencia... y al mismo tiempo te des
cuenta de lo bien que te estás sintiendo, muy bien, más de lo que esperabas
sentirte. Y no sabrás realmente cómo... no sabrás por qué. Sólo sabrás lo bien
que te sientes. Mejor... mucho mejor. Y mañana en la mañana, después de

142 C ap. 10 . L a hipnosis e n el tr a ta m ie n to del d olo r


despertar, podrás sentirte realmente sorprendido de qué bien dormiste, de qué
tan descansado te sientes... nada que te moleste, nada que te altere.”
6. Dar sugestiones para terminar la experiencia. “Por tanto, en un
momento, cuando yo te pida que puedas darte cuenta de lo fácil que es en­
contrarte respirando un poco diferente, como si cada respiración empezara a
sentirse más y más refrescante, más energizante. Entonces, conforme tus ojos
se abran, notarás qué tan despierto y tan lúcido te encuentras... y quizá qué
tan listo te sientas para sentirte sorprendido. Eso es, respiraciones profun­
das... más y más refrescantes. Nota cómo ahora conforme tus ojos se abren...
qué tan alerta... qué tan descansado estás. Como si acabaras de tomarte una
siesta” (Barber, 1996).

El uso de la hipnosis en la preparación para la cirugía

Quizá el primer reporte de una operación quirúrgica sin anestesia quími­


ca en la historia de la humanidad se dio en el libro del Génesis 2:22-23 de la
Biblia, cuando Dios observó que Adán estaba muy solo y procedió a crear a
Eva a partir de una de sus costillas:

Entonces Jehová Dios hizo caer un sueño profundo sobre Adán, y mientras éste
dormía, tom ó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar

Es obvio que no se refiere a un sueño normal, ya que cualquier persona


se despertaría cuando las señales de dolor bombardearan su cerebro. Segura­
mente “sueño profundo” se refiere a un estado especial de conciencia para eli­
minar el dolor.
Uno de los primeros reportes oficiales de anestesia hipnótica lo hizo el mé­
dico escocés James Esdaile, quien trabajó en India en 1847, cuando ésta aún
era una colonia británica. Esdaile realizó 300 operaciones mayores usando sólo
hipnosis como anestesia, que en aquel entonces se conocía como mesmeris-
mo. Esdaile incluso realizó 19 amputaciones y remociones de tumores, sin más
medio que la sugestión hipnótica, lo cual publicó con lujo de detalles (Esdaile,
1902/1846; Jackson, 1999). Otra de las contribuciones importantes de Esdaile
fue el hallazgo de que la frecuencia de mortalidad en sus operaciones mayores
con analgesia hipnótica era de tan sólo 5 % en comparación con 50 % de las
operaciones quirúrgicas realizadas en forma tradicional en aquella época (Gra-
vitz, 1999). Incluso, Esdaile sometió su trabajo ante una comisión gubernamen­
tal para su confirmación, con resultados favorables (Granone, 1973).
Esdaile usaba como método los pases magnéticos y la respiración sobre
la parte afectada durante media hora o una hora, o hasta que obtenía eviden­
cias de trance. En su libro Mesmerism in India and its Practical Application in
Surgery and M edicine publicado en 1846 describe, con lujo de detalle, muchos
de los cientos de operaciones quirúrgicas que realizó en ese país oriental. A
continuación citaremos textualmente uno de los casos tratados por James
Esdaile:

La hipnosis en el tr a ta m ie n to del d olo r 14 3


Si los pacientes son lo bastante afortunados para dorm ir el tiempo suficiente después
de la operación, no solamente no sienten dolor al despertar, sino tampoco después de aqué­
lla, El siguiente caso es un ejemplo extraordinario de ausencia de dolor de principio a fin.
lo .d e septiembre.Teg Ali Khan, un hombre alto y de apariencia fuerte, tenía un escro­
to hipertrofiado, causado po r operaciones repetidas de un hidrocele hechas por médicos
nativos, quienes sólo extraían el líquido tan frecuentemente como éste se acumulaba, sin
intentar una cura radical. El tu m o r era perfectamente redondo y tan grande como la cabeza
de un hombre. El paciente fue mesmerizado (hipnotizado) en dos horas. En el prim er inten­
to, en presencia de los doctores Ross y Sissmore, disequé todas las partes; lo cual fue muy
tedioso, ya que se habían formado adhesiones alrededor de los testículos; tom ó una hora y
media cubrir nuevamente los órganos suturando la piel alrededor de ellos. N o se observó
ningún estremecimiento visible de los músculos durante todo ese tiempo, y al final, estaba
tan rígido como un tronco, de pies a cabeza, y sus piernas separadas sólo podía uno juntar­
las con dificultad. Despertó una hora y medía después de la operación, y no sintió dolor.
4 de septiembre. Se le quitaron las suturas; la herida parece haber sanado totalmente,
y no ha tenido ningún tipo de dolor desde la operación tanto así que existe una ausencia
del usual shock imitativo al sistema (págs. 94-95).

El primero de febrero de 1846 el joven doctor Esdaile muy entusiasmado


escribió a su padre lo siguiente: “Por más nuevo y extraño que te parezca
este tema, estoy seguro que te causará un placer saber que he introducido,
y espero poder decir que he establecido un nuevo y poderoso medio para
aliviar el sufrimiento humano entre los nativos de Bengala. Espero pronto
probar qué otras variedades del género humano pueden verse beneficiadas de
este poder curativo natural...”
En Francia, el primer reporte del uso de analgesia hipnótica en cirugía lo
hizo Jules Cloquet en 1829, quien extirpó un seno a una mujer de 64 años.
La mujer no reportó dolor y tampoco recordó lo sucedido en la operación qui­
rúrgica. Por otro lado, el afamado neurocientífico Paul Broca también dio fe
de la existencia de la analgesia hipnótica, al realizar con éxito una operación
quirúrgica con esta técnica en una mujer de 40 años, que reportó a la acade­
mia el 4 de diciembre de 1859 (Granone, 1973).
Poco después, con el descubrimiento de los anestésicos químicos la anes­
tesia hipnótica dejó de usarse progresivamente hasta que cayó en desuso. Hoy,
más de dos siglos después, el uso de la hipnosis en el alivio del dolor ha co­
brado un renovado interés científico y clínico. En la actualidad empiezan a
descubrirse los mecanismos neurofisiológicos, bioquímicos y cognitivos que
subyacen a este fenómeno, así como que con su uso complementario al de la
anestesia química se obtienen inmejorables resultados.
En Bélgica, Faymonville et al. (1997) estudiaron los efectos de la hipnosis
y una terapia de apoyo emocional en los pacientes sometidos a cirugía plástica,
y encontraron que los pacientes bajo condición de hipnosis necesitaron menos
medicamento sedante y reportaron menos signos de molestia, así como más es­
tabilidad en los signos vitales durante la operación. También encontraron menos
ansiedad intra y posoperatoria. También se reportaron menos náuseas y vómito
posoperatorios y una mayor satisfacción del cirujano respecto a la operación.

144 C ap. 10 . L a hipnosis e n el tr a ta m ie n to del dolor


Hay muchas evidencias de que las sugestiones hipnóticas dadas antes o
durante la operación ayudan a reducir significativamente el dolor, la ansiedad y
las inestabilidades hemodinámicas durante la operación, lo que produce que la
duración de las cirugías sea más breve. Además, se reduce el dolor posoperato­
rio, por lo que se necesita menos medicamento analgésico durante este periodo
(Lang e t a l , 2000; Hammond, 1990; Bejenke, 1996; Hilgard y Hilgard, 1990).
Por ejemplo, en el estudio de Lang et al. (2000) se formaron tres grupos de pa­
cientes que fueron sometidos a operaciones quirúrgicas vasculares o de riñón,
un grupo recibió el cuidado estándar (79 pacientes), otro grupo recibió un tra­
tamiento de atención estructurada (80 pacientes) y el tercer grupo recibió un
entrenamiento de relajación autohipnótica (82 pacientes). El dolor fue medido
cada 15 minutos durante y después del procedimiento. Los resultados mostra­
ron que el dolor se incrementó linealmente durante el transcurso de la interven­
ción en los grupos estándar y de atención estructurada, pero no en el de hipno­
sis. El uso de medicamentos fue significativamente menor en los grupos de
hipnosis y atención estructurada. Algo muy interesante fue que en el grupo de
cuidado estándar 12 pacientes sufrieron inestabilidad hemodinámica durante la
operación, 10 pacientes del grupo de atención y solamente uno del grupo de hip­
nosis. Finalmente la operación con hipnosis fue más breve (61 minutos) compa­
rada con el grupo de atención estructurada (67 minutos) y con el grupo estándar
(78 minutos). Todo esto implica que la hipnosis es un método sumamente efec­
tivo para reducir los riesgos de una operación quirúrgica.
En mi experiencia he visto que la hipnosis es muy efectiva en diferentes
tipos de intervención quirúrgica, incluyendo las neuroquirúrgicas. Veamos un
caso en quien pude aplicar esta técnica.

Caso M.

La señora M. acudió a su cita regular de terapia el miércoles 3 de enero del


2000, después de reconfirmar su asistencia a última hora, ya que días antes ha­
bía cancelado su cita porque la iban a intervenir quirúrgicamente por un tumor
que tenía alrededor de su ovario izquierdo. Cuando llegó a mi consultorio me
dijo que días antes había notado un abultamiento en la parte baja de su vientre
y al presionarse le dolía. Al ir con el ginecólogo y realizarse varios estudios le
encontraron un tumor de 4 cm cerca de su ovario izquierdo, y le recomendaron
una operación lo más pronto posible para evitar complicaciones y analizar la
naturaleza del tumor. Se acordó inicialmente que la operación fuera el 3 de
enero, pero después ella decidió postergarla un día más para arreglar algunos
asuntos personales incluyendo su cita conmigo. En el consultorio ella se veía
muy tensa, aprehensiva y un poco demacrada. Me comentó que estaba muy
triste y enojada porque su esposo le preguntó: “¿Ves necesario que esté contigo
el día de la operación o es suficiente que me mantenga al tanto por teléfono?”
(su esposo es una persona adicta al trabajo, un excelente esposo y padre pro­
veedor, pero que muy pocas veces había estado en las situaciones importantes
o de emergencia de la familia). Después de expresar sus emociones con llanto

L a h ipnosis e n el tr a ta m ie n to del d olo r 145


respecto de su esposo, se calmó y empezó a sentir un dolor en la zona afectada,
de un grado 6 en la escala del 1 al 10. En ese momento hicimos el ejercicio de
Ernest L. Rossi que consiste en concentrarse en el síntoma hasta que la mente
inconsciente exprese las causas psicológicas que le son subyacentes (véase el
libro El síntoma como vía a la iluminación de E. L. Rossi). La paciente empezó
a recordar cuando su cuñada había sido sometida a una operación similar, y
cuyo tumor se encontró que era canceroso y que había invadido varios órganos
importantes. Ella estuvo muy cerca de su cuñada hasta su fallecimiento, y antes
de que sucediera su cuñada le encargó a sus hijas. La señora M. estaba expre­
sando un temor muy fuerte ante su cirugía. Después de esto el dolor bajó a 1,
en la escala del 1 al 10 del dolor. A continuación hicimos un ejercicio hipnótico
de sanación por contacto mano a mano de Rubin Battino de la Universidad Es­
tatal de Wright (documento inédito, traducción disponible en mi dirección) que
sugiere el reforzamiento del sistema inmunológico y demás sistemas internos
de autosanación y autorreparación, asociado a sugerencias de neutralización,
encapsulamiento y disminución del riego sanguíneo al tumor por parte de estos
sistemas. Además se le sugirió que estos sistemas colaborarían con el equipo
médico durante la operación, y que lo más importante era que no tenía que ha­
cer nada, que su mente subconsciente se encargaría de todo mientras ella des­
cansaría o se iría mentalmente muy lejos de ahí (disociación). La desperté, se
sintió muy relajada, y le narré dos casos que traté con hipnosis para apoyo de
la cirugía, donde los pacientes no tuvieron dolor, ahí hubo distorsión de tiempo
y se percibió que el tiempo de la operación transcurrió muy rápido, además la
recuperación también fue rápida. La volví a meter en un trance de “preparación
para la cirugía” de Lillian E. Fredericks (Hammond, 1990).

Me gustada enseñarte una forma de pasar por la operación y la anestesia con comodi­
dad y seguridad.Tan sólo cierra tus ojos y permite que tus músculos se aflojen, se suelten y
se relajen, desde lo alto de tu cabeza a los pies. Muy bien. Ahora vamos a ese lugar plácido y
tranquilo que siempre te ha gustado, ese lugar cómodo y agradable, donde puedas disfrutar
cada minuto. Mientras estés ahí sintiéndote bien cómoda y tranquila, te explicaré lo que
pasará mañana y cómo te prepararé para un sueño relajado y descansado de forma que el
cirujano pueda llevar a cabo la operación de la mejor forma y con toda su habilidad y pericia.
Podrás poner atención a mi voz únicamente.Todos los demás sonidos no tendrán importan­
cia para ti, serán como música de fondo.
Mañana una parte del equipo médico te va a preparar para la operación, es probable
que el anestesiólogo hable contigo antes. Después tod o estará listo y el cirujano empezará
la operación; los sonidos, las luces, las sensaciones, las voces del equipo médico servirán
para relajarte más profundamente.Yo estaré contigo tod o el tiempo, mi voz estará contigo
aunque yo no esté, tu mente escuchará mi voz y eso te hará que te puedas sentir cómoda
y segura. Cuando ya estés agradablemente cómoda y relajada como lo estás ahora, nece­
sitarás menos anestesia y despertarás al finalizar la operación como cuando despiertas de
un sueño profundo y descansado.Te podrás sentir relajada y contenta de sentirte tan bien.
Todas tus funciones fisiológicas volverán muy pronto a sus niveles normales y saludables, y
te sentirás sedienta y con hambre, esperando la hora de la comida.
Después de la cirugía podrás cooperar fácilmente con el equipo médico y de enfer­

146 C ap. 10 . L a hipnosis e n el tr a ta m ie n to del dolor


meras. Sentirás quizá algunas sensaciones en el área operada, que la operación está cicatri­
zando y sanando bien.Tú estarás muy relajada y por tanto el sistema inmunológico estará
fortalecido y ayudará a una sanación rápida. Además con la relajación la circulación será
óptima, lo que permitirá que los medicamentos y nutrientes lleguen a la zona operada,
favoreciendo la sanación. Permite que esas sensaciones sean una señal para que esa área se
mantenga relajada.Tendrás tiempo de descansar y recuperarte, tiem po para recibir cómo­
damente el cuidado que se te brinde. Podrás disfrutar las visitas y la planeación del regreso
a casa. Podrás ser capaz de erradicar de tu mente cualquier dolor que pudieras haber
tenido antes de la operación. Estarás sorprendida de lo breve que te pareció tu estancia
en el hospital.

Al día siguiente de la operación le llamé al hospital y me contestó ella, me


dijo que se sentía perfectamente, que no sentía ningún dolor posoperatorio y
que la operación había sido un éxito, que el doctor le dijo que estaba asom­
brado porque había sangrado muy poco y que le expresó: “Ojalá que todas las
pacientes fueran como usted.”

Mecanismos neurofisiológicos de la analgesia hipnótica

Varios estudios han mostrado que el lóbulo prefrontal desempeña una


función muy importante en el estado de trance hipnótico (Gruzlier, 1999). En
lo que respecta al fenómeno de analgesia y anestesia hipnótica, varias inves­
tigaciones con resonancia magnética funcional y de flujo sanguíneo cerebral
han mostrado que la inhibición dolorosa se asocia con un incremento en la
activación de la corteza orbitofrontal. Parece ser que esta activación pone en
marcha un proceso de inhibición sensorial a través de mecanismos descen­
dentes talámico-espinales (Crawford et a l , 1999; Gruzlier, 1999). Asimismo, se
observó simultáneamente una reducción en la actividad metabòlica del giro del
cíngulo anterior. Estas áreas están relacionadas con el proceso de atención-con­
ciencia y procesos emocionales de la información.
Crawford et al. (1999) proponen que la analgesia hipnótica es resultado de
cambios que afectan la distribución activa de la atención y la desatención aso­
ciada con la región frontal anterior, así como con aspectos espacio-temporales
de la percepción del dolor asociado con sistemas corticales posteriores.
Por lo que respecta a la bioquímica de la analgesia hipnótica vale la pena
mencionar que la mayoría de los anestésicos químicos son de origen opiáceo,
como en el caso de la morfina. Hace un par de décadas se descubrieron las en-
dorfinas, sustancias generadas endógenamente y con las mismas funciones que
la morfina. Se pensó que la analgesia hipnótica era mediada por las endorfinas,
ya que la analgesia producida por acupuntura y la analgesia por estrés se pro­
ducen por la liberación de endorfinas. Sin embargo, la inyección de naloxona,
sustancia que inhibe el efecto de las endorfinas y la morfina, y por tanto revierte
los efectos analgésicos y anestésicos de los anestésicos químicos, la acupuntura
y el placebo, no tiene ningún efecto en la analgesia hipnótica (Goldstein, 1999;
Price, 1996). Lo anterior sugiere que otros mecanismos bioquímicos diferentes
a los opiáceos participan en el control del dolor en la hipnosis.

L a hipnosis e n el tr a ta m ie n to del d o lo r 147


C o n c l u s ió n

La hipnosis ha comprobado ser una herramienta sumamente útil en la re­


ducción o eliminación del dolor físico en diferentes tipos de problemas de sa­
lud, como el dolor en pacientes con cáncer, dolor quirúrgico, dolor de cabeza y
migraña, dolor dental, dolor por quemadura, dolor en el parto, dolor psicoso-
mático [Barber et al., 1996; Hilgard y Hilgard, 1990). En un estudio realizado
por Montgomery et al. (2000) en el cual llevaron a cabo un meta-análisis de 18
investigaciones publicadas acerca del uso de la hipnosis en el alivio del dolor, se
encontró que la hipnosis era útil en la reducción o eliminación del dolor en 75 %
de las personas tratadas, ya sea en dolor clínico o experimental. Estos autores
concluyeron que la hipnosis debe considerarse un tratamiento bien establecido
y con reconocimiento oficial en el alivio del dolor, además que debe alentarse su
uso por los profesionales relacionados con ella. En vista de lo anterior podemos
considerar que aunque la hipnosis no es una panacea infalible, sí es un legítimo
método psicológico para el tratamiento del sufrimiento producido por el dolor
físico, y resulta indispensable que los psicólogos clínicos que trabajan en el me­
dio hospitalario tengan la opción de entrenarse en este campo.

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148 C ap. 10 . L a hipnosis e n el tr a ta m ie n to del dolor


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Bibliografía 14 9
AUTOIMAGEN. * AUTOESTIMA

m enudo tengo la fantasía de lo pue podría suceder si después


de una noche de sueño, lodos despertáramos con una elevada
autoestima, (freo c[ue nuestro m undo sería m u y distinto.
J f a gente podría tratar a los demás y a sí m ism a con amor,
bondad y rea lidad.
V ir g in ia S ftir

Podemos definir a la autoestima o autoimagen como nuestra propia concep­


ción del tipo de persona que somos. La autoestima se construye de las propias
ideas que tenemos acerca de nosotros mismos. Estas ideas se han formado, en
su mayoría, inconscientemente a partir de experiencias pasadas, en especial du­
rante la infancia. Experiencias de éxitos y/o fracasos, humillaciones o halagos,
de castigos y cariños, y de la forma en que otra gente reaccionó ante nosotros.
Todas estas experiencias forman el self o la imagen de uno mismo. Una vez
que una idea es coherente con esta imagen, se convierte en verdadera y así es
difícil cuestionar su validez, uno procede a actuar como si fuera verdad (Maltz,
1997).
Maltz (1997) sostiene el siguiente principio: “Todas las acciones, emocio­
nes, actitudes y habilidades tienden a ser consistentes con la autoimagen.” Esto
quiere decir que si una persona se concibe a sí misma como una persona fra­
casada, una persona pobre o una persona nacida para sufrir, encontrará cir­
cunstancias, acontecimientos que le den la oportunidad de interpretarlos en
tal forma que ratifique sus creencias, y por tanto consolide esa autoimagen.
Lo mismo ocurre, pero en sentido opuesto, cuando nos concebimos como una
persona respetable, con capacidad de ser feliz. La autoimagen es la base donde
la personalidad, la conducta y las circunstancias se edifican (Maltz, 1997). Lo
anterior significa que una persona que tenga una imagen de sí misma como
fracasada, actuará de acuerdo con esa imagen o idea de sí misma, y por tanto
creará en forma inconsciente las circunstancias que le confirmen esa creencia.
En otras palabras, los individuos tienden a reforzar su autoestima ajustando las
percepciones para que coincidan con la autoestima percibida. De esa manera los

150
individuos que se perciben a sí mismos como exitosos tienden a comportarse en
forma exitosa y/o a percibir su conducta en forma exitosa; la gente de autoesti­
ma baja tiende a comportarse y/o percibir su conducta como fracaso. Por tanto,
la imagen de sí mismo se convierte en una profecía autocumplida (Mruk, 1998)!
Por ejemplo, en la práctica clínica he visto mujeres que crecieron observando
cómo sus madres eran víctimas de violencia física doméstica de parte de sus
esposos o recibieron ellas mismas un trato humillante cuando eran niñas, y así
se crearon una imagen “de cómo una mujer es tratada”. Posteriormente en la
edad adulta, en sus relaciones de pareja suelen también ser víctimas de violen­
cia. Y cuando rompen sus relaciones de noviazgo o matrimoniales por esa razón
y establecen nuevas relaciones vuelven a encontrarse con que su nueva pareja
también las maltrata, por ello expresan: “Todos los hombres son violentos” o
“¿por qué tengo tan mala suerte?”. Pero lo que en verdad pasa es que su pobre
autoestima o la autoimagen de “mujer sin dignidad o derecho a ser respetada”,
las guía inconscientemente a buscar ese tipo de parejas y a crear y tolerar las
circunstancias de maltrato. Recuerdo a una paciente que después de un divorcio
por causa de maltrato físico por parte de su esposo, y el rompimiento de varias
relaciones de noviazgo posteriores por esa misma razón, se encontró en una re­
lación con un hombre pacífico y respetuoso, la que decidió romper debido a que
no le gustaban los hombres sin carácter. La baja autoestima suele manifestarse
en dos formas a través de la sumisión humillante o la prepotencia. Los hombres
que suelen abusar de sus parejas tienen una muy baja autoestima. Al respecto
Branden (2001) opina que tendemos a establecer relaciones con personas con
autoestima parecida a la nuestra. Esto también es explicable debido a que la au­
toestima es un sistema de ideas y concepciones acerca de nosotros mismos y
cualquier idea que sea coherente con ese sistema se aceptará, y la que no sea
coherente con el sistema se rechazará, es decir, se convierte en lo que se ha
llamado una profecía autocumplida.
Sin embargo, la autoimagen o la imagen del yo que tenemos es cambia­
ble. Necesitamos tener una imagen de nosotros mismos que podamos aceptar,
una autoimagen en la que podamos confiar y creer, una autoimagen de la que
no podamos avergonzarnos de ser, en la que podamos expresarnos creativa­
mente y que corresponda a la realidad, de manera que podamos funcionar
más efectivamente.
Para Virginia Satir (1991) una buena autoestima es la capacidad de valo­
rar el yo y tratarnos con dignidad, amor y realidad. Satir opina que la autoes­
tima de un niño de cinco o seis años estará moldeada casi exclusivamente por
su familia, y después otras influencias externas a la familia, como la escuela,
los amigos, etc., empezarán a tener importancia, pero la familia continuará sien­
do esencial.
Albert Bandura (citado por Hammond, 1990) ha acuñado el término de
“autoeficiencia” como un sinónimo de autoestima o autoimagen. Él definió
el término de autoeficiencia como la expectativa y la confianza de ser capaz
de manejar exitosamente varias situaciones. Por lo general los individuos con
buena autoeficiencia se perciben a sí mismos con más autocontrol.

A u to im a g e n y a u to e s tim a 151
Por otro lado, Branden (2001) opina que la autoestima tiene dos compo­
nentes relacionados entre sí: la eficacia personal y el respeto a uno mismo. La
eficacia personal se refiere a la confianza que tiene uno mismo en su capaci­
dad de pensar y entender, para aprender y tomar decisiones. Es la confianza en
uno mismo. El respeto a uno mismo se refiere a la actitud positiva al derecho
a vivir y ser feliz. Este componente se refiere a la autovalía personal, es el re­
conocimiento del derecho innato a ser feliz. Es el respeto a uno mismo y el con­
vencimiento de que uno tiene derecho a ser respetado por los demás. Branden
opina que el respetarse a uno mismo es la base para el respeto a los demás.
Por tal motivo una autoestima saludable produce que tratemos a los demás con
cortesía, benevolencia y justicia.
El nivel real de autoestima se prueba en las situaciones difíciles, cuando las
cosas no van bien. La autoestima es la evaluación que en forma habitual hace­
mos de nosotros mismos y que expresa aprobación o desaprobación, e indica
hasta qué punto uno se considera eficiente y capaz, de merecimiento de respeto
y dignidad. La autoestima se refleja en la actitud hacia nosotros mismos. Por
esa razón muchos pacientes con baja autoestima presentan un flujo ininterrum­
pido de autocríticas y autoculpa con las cuales se censuran continuamente.
Michael Yapko, en su libro Lo esencial de la hipnosis, opina que estos pacientes
suelen confundir lo que uno es con lo que uno hace o lo que uno tiene, es decir,
no distinguen entre “ser” y “hacer y tener”. El valor de uno como persona es
independiente de lo que uno hace o uno tiene. Una buena autoestima permite
minimizar o no darle tanta importancia a la crítica interna (Yapko, 1999).

El inconsciente como un mecanismo cibernético

Maxwell Maltz (1997) opina que la mente inconsciente es como una má­
quina cibernética con un servomecanismo dirigido a un objetivo, enraizado
en el cerebro y dirigido por la mente inconsciente. Maltz opina que aunque
es parecida a una máquina, la mente inconsciente es más compleja y maravi­
llosa. Opina que la mente inconsciente es más impersonal, trabajará más con
miras a objetivos de éxito o fracaso, según uno la alimente. La mente incons­
ciente es más dirigida a objetivos y solución de problemas, es sintética. Maltz
llamó a esto “mecanismo creativo”.
La función de la mente inconsciente o mecanismo creativo, de acuerdo
con Maltz, es alcanzar o llevar a cabo objetivos, y esos objetivos son imáge­
nes mentales que creamos en la imaginación como una representación de la
realidad. Este mecanismo también se alimenta de información o imágenes al­
macenadas en la memoria para resolver problemas y responder a situaciones
actuales.

15 2 C ap. 1 1. A u to im a g e n y a u to e s tim a
T r a t a m ie n t o p a r a e l f o r t a l e c im ie n t o
DE LA AUTOESTIMA

Algunos psicólogos cognitivo-conductuales aseguran que la autoeficiencia


se incrementa diseñando experiencias exitosas con pacientes, aunque son muy
difíciles de llevar a cabo. El rolplaying (juego de roles) y la ejercitación mental
ayudan a incrementar la autoestima (Hammond, 1990).
Por otro lado, las técnicas hipnóticas ofrecen una abundancia de estrategias
para incrementar la autoestima y la autoeficiencia. Veamos algunas de ellas:

1. Exploración rápida de las razones inconscientes que puedan originar


la baja autoestima.
2. Obtención de un acuerdo inconsciente.
3. Sugestiones directas.
4. Sugestiones indirectas y metáforas.
5. Regresión a varias etapas felices y de éxito en la vida (regresión posi­
tivamente orientada).
6. Progresión en edad e imaginación de éxito.
7. Técnicas de imaginación simbólica.
8. Técnicas para alteración de ideas improntadas.
9. Ratificación de trance como índice del poder de la mente inconsciente
o de recursos propios apenas descubiertos.
10. Reforzamiento hipnótico de conceptos de terapia cognitiva.
11. Reforzamiento de terapia con audiograbaciones.

Las técnicas de fortalecimiento de la autoestima son poderosos instrumen­


tos auxiliares en el tratamiento de:

a) Depresión.
b) Hiperemocionalidad.
c) Adicciones.
d) Estrés postraumático.
e) Enfrentamiento con enfermedades crónicas.
f) Lesiones de atletas, ejecutivos y estudiantes.
g) Anorexia y bulimia.

A Erickson se le daba el mérito de fortalecer la “fuerza del ego” a través


de la hipnosis. El caso Harold reportado por Erickson, que realmente es una
obra de arte terapéutica, es un ejemplo clínico de los efectos del fortaleci­
miento de la autoestima y de un cambio radical en la personalidad. A conti­
nuación voy a resumir tal caso.
Una ocasión una persona de nombre Harold llamó por teléfono al doctor
Erickson y le dijo con voz débil y vacilante que si podía perder con él algunos
pocos minutos de su valioso tiempo. El tono de su voz y el contenido de su
solicitud reflejaban ya una posible muy baja autoestima. El mencionar que el

F o rta le c im ie n to d e la a u to e s tim a 15 3
valioso tiempo de Erickson sería perdido con él, reflejaba una muy baja au-
tovalía personal.
Harold era un joven de 23 años que cuando se presentó en el consultorio,
su aspecto personal confirmó su baja autoestima: mal vestido, mugroso, zapa­
tos rotos, pelo largo mal cortado y despeinado, además vivía en un cuarto en
condiciones deplorables, trabajaba duro como obrero, pero casi todo el dinero
se lo daba a su hermana y a su cuñado quienes eran alcohólicos. Harold se
bañaba esporádicamente en los canales de riego y su dieta consistía en horta­
lizas de desecho del mercado, odiaba a las mujeres y tenía relaciones homo­
sexuales ocasionales. Su madre y hermanas eran creyentes y él consideraba
que la Biblia era lo más importante en el mundo.
En el momento que se presenta con Erickson, Harold le implora ayuda y
se refiere a sí mismo como un bruto estúpido que puede trabajar. La demanda
del paciente es ser feliz y dejar de estar con miedo, llorando y con ganas de
matarse. Erickson relata que Harold sacó de su bolsa muchos billetes arruga­
dos de un dólar, diciéndole que como una excepción no le había dado todo el
dinero ganado a su hermana, y que iba a conseguir dinero para pagar su tra­
tamiento. Erickson sabía que en Harold había potencial para cambiar. Como
Erickson no le respondió, Harold se dio media vuelta y se dirigió a la puerta
totalmente frustrado, pero justo al llegar a la puerta, Erickson empleando la
técnica de utilización y haciendo empatia con él le dijo: “Oiga, óigame. Us­
ted no es más que un bruto miserable; sabe cómo trabajar y necesita ayuda.
Usted no sabe nada de tratamientos, yo sí. Siéntese en esa silla y déjeme
empezar a trabajar.” En esta frase inicial de la entrevista Erickson hace una
empatia tremenda utilizando su lenguaje y sistema de creencias: Es usted un
bruto miserable; sabe cómo trabajar y necesita ayuda , son justo las palabras
que el paciente acaba de emplear y que reflejan su bajo nivel de autoestima y
Erickson hace sintonía con ellas. Estas afirmaciones son una serie de truismos
en forma de set sí que Harold no puede negar, los truismos son sugestiones a
prueba de falla que establecen un patrón de aceptación y que concluyen con
la sugestión principal: “Siéntese en esa silla y déjeme empezar a trabajar.
Erickson afirmó que él aceptó temporalmente el autoconcepto de bruto es­
túpido” porque para empezar Harold no estaba interesado en oír una opinión
contraria y además no la toleraría.
Cuando el paciente hizo la demanda de tratamiento, que era “ser feliz como
otros brutos estúpidos”, le preguntó a Erickson que si no estaba pidiendo dema­
siado. Él contesto que bajo ninguna circunstancia recibiría más que su justa por­
ción de felicidad. Aquí sigue haciendo empatia con su poco merecimiento como
ser humano, pero implicando la posibilidad de recibir porciones de felicidad.
Cuando Erickson establece que una regla de la terapia sería comunicar
ideas y exponerlas con franqueza para que nadie estuviera confundido, ni aun
para complacer a alguien, le estaba fomentando la asertividad, habilidad que
desarrollaría durante toda la terapia.
Cuando Harold le pregunta que si no espera demasiado de él, Erickson le
contesta con otra sugestión indirecta: “Es mejor que no hagas más de lo que

15 4 C ap. 1 1. A u to im a g e n y a u to e s tim a
puedes, porque sería malgastar el tiempo.” Aquí nuevamente a la vez que hace
empatia con su baja autoestima, Erickson le hace una sugestión indirecta en
negativo con implicación de cambio: “Es mejor que no hagas más de lo que nue
des” implica que va hacer algo para cambiar, aunque no más de lo que puede La
verdad es que ¡quién hace más de lo que puede!, el paciente siempre hará lo que
puede hacer, y uno puede hacer muchas cosas que no sabe que puede hacer
Antes de terminar la entrevista Erickson lo despide con la siguiente frase
que no es más que otra sugestión poshipnótica indirecta (sugestión por impli­
cación en negativo): “Usted me deja limitarme al tratamiento y por su parte se
limita a no mejorar más allá de sus posibilidades. Este es mi trabajo y ése es el
suyo.” Esta sugestión implica que va a mejorar, solamente que no más allá de
sus posibilidades, pero va a mejorar.
Erickson trabajó la autoestima en relación con dos grandes áreas de la
vida personal de su paciente: el trabajo y el logro de estatus apropiado por un
lado, y la socialización y el galanteo por otro.
Erickson usó la hipnosis a un nivel de profundidad leve y medio, y algunas
veces profundo, con la intención de hacer reestructuraciones cognoscitivas,
asegurar el cumplimiento de consignas y proporcionar amnesia para sugestio­
nes trascendentales que su mente consciente pudiera rechazar; en las últimas
etapas usó un entrenamiento hipnótico de distorsión de tiempo de manera que
Harold pudiera lograr más en menos tiempo.
Erickson utilizó su creencia de que él sólo podía hacer cosas manuales, fí­
sicas, que implicaran su cuerpo y no su mente, ya que era “un bruto estúpido”.
Asimismo Erickson utilizó primero su creencia sobre la Biblia para empezar a
hacer reestructuraciones cognoscitivas diciéndole bajo hipnosis: “Usted cree en
la Biblia, es lo más importante que hay en el mundo. Esto es correcto y está
muy bien. Quiero que ahora mismo sepa algo y lo comprenda: en alguna parte
de la Biblia se dice que llevamos a los pobres con nosotros. Y los pobres son los
leñadores y cargadores de agua. Ese es un trabajo diario, sin el cual es imposi­
ble hacer andar el mundo; es mucho muy importante. Simplemente quiero que
entienda eso.” Esa sugestión implicaba que su trabajo tenía una importancia
para la sociedad y lo legitimaba como miembro con un papel importante en la
comunidad, ¡lo decía la Biblia!
En otra ocasión Erickson le habló en hipnosis de la importancia del auto-
cuidado personal a través de la metáfora del tractor. Erickson le dijo que el
tractor sólo sirve para trabajo manual agrícola, pero para hacer su trabajo bien
requería un buen mantenimiento, requería mantenerse bien engrasado, limpio,
lubricado y protegido de la intemperie. Y no sólo eso, sino que debía utilizarse
el aceite correcto, limpiar las bujías, rectificarse, lavar el radiador, etc. Y todo
eso para que el tractor fuera un buen “trabajador manual”. En esta metáfora,
articulada extraordinariamente al sistema de creencias y necesidades de Ha­
rold, Erickson le está sugiriendo indirectamente cambios en su alimentación,
vestimenta y su alojamiento entre otras cosas. A la sesión siguiente se presentó
con su ropa limpia. En sesiones posteriores se empezó a presentar con ropa
limpia y asistía al médico y al dentista.

F o rta le c im ie n to d e la a u to e s tim a 15 5
En una sesión posterior también le desarrolló la idea de que como “bruto
estúpido” que sólo sirve para trabajar, necesitaría desarrollar el volumen y la
destreza de sus músculos, así como su coordinación con los sentidos. Le habló
que los obreros calificados y los atletas tan sólo son hombres musculosos sin
mucha inteligencia al igual que los cocineros, eran cosas que sólo requerían
destreza muscular que hasta un “bruto estúpido” podía hacer. En una ocasión
le dijo que no era ni un sabio ni un idiota, sino un hombre que estaba entre
ambos extremos y le dio una sugestión de amnesia hipnótica para que no re­
chazara esa idea. Harold se consiguió un trabajo de cargador en un camión
repartidor y después de chofer del camión con un mejor sueldo.
Erickson combinaba la hipnosis con la asignación de tareas, y estas tareas
las reforzaba a su vez con sugestiones poshipnóticas. De esta manera lo hizo
aprender cómo cocinar, taquigrafía y hasta piano porque tan sólo eran “activi­
dades manuales”. La taquigrafía sólo eran garabatos que hasta un niño podía
hacer. Erickson detectó cierta habilidad y gusto por la música en Harold, por
lo que le pidió que estudiara piano tan sólo como una actividad manual para
“reforzar” la taquigrafía. En una ocasión le asignó la tarea de visitar a Joe y que
aprendiera de él. Joe era un discapacitado por la artritis y el asma, pero él previo
su discapacidad, así que adecuó su casa de manera que desde su silla de ruedas
hacía todo para ser autosuficiente. Joe trabajaba reparando aparatos electrodo­
mésticos y como ñiñero profesional. La amistad entre Joe y Harold duró dos
años, hasta la muerte de Joe. Eran obvias las intenciones de Erickson en esta
tarea, que su paciente se diera cuenta de que “uno no puede mejorar más allá
de sus posibilidades”, y Joe era un ejemplo.
Tiempo después Harold decidió ver los avisos de ocasión y probar un nue­
vo empleo. Fue contratado como chofer por un anciano rico quien se dedicaba
a copiar manuscritos viejos para debatirlos posteriormente. El patrón le compró
un guardarropa para que fuera a la ciudad a conseguirle libros, y lo hacía par­
tícipe de sus polémicas filosóficas. Esto lo ayudó muchísimo. Finalmente entró
a la universidad. Él no quería inscribirse porque sabía que iba a fracasar, pero
Milton Erickson le dijo que tenía que ingresar con éxito para obtener un fraca­
so. Era una sugestión del tipo de aposición de opuestos, que lo animó a entrar
a la universidad. Harold cursó toda la universidad en forma exitosa.
Erickson también desarrolló una serie de sugestiones hipnóticas y tareas
dirigidas a su vida social y sexual. Harold perdió el miedo a las mujeres y pudo
desarrollar en forma segura su vida heterosexual y abandonar la homosexua­
lidad. Obviamente toda esta área de desarrollo personal no la describiré aquí.
Para ver más detalles sugiero revisar el caso completo en el libro Terapia no
convencional de Jay Haley. Pero hay que mencionar que Erickson le sostuvo
el autoconcepto de “bruto estúpido” hasta pocos meses antes del término de
la terapia. También quiero citar el maravilloso relato de Harold acerca de su
experiencia de transformación terapéutica ocurrida en forma “espontánea”:
“Mientras guiaba mi coche sucedió algo: una muchacha vino hacia mí por la
calzada, asustándome a tal punto que tuve que detenerme junto al cordón de
la acera y observarla de reojo hasta que se alejó; era una muchacha hermosa,

156 C ap. 1 1. A u to im a g e n y a u to e s tim a


total, absoluta, increíblemente hermosa... la primera joven hermosa que ha­
bía visto jamás. Dos cuadras más adelante volvió a ocurrirme lo mismo; éstas
eran dos muchachas absolutamente bonitas. Me resultó difícil ir al trabajo,
pues quería detenerme a mirar las cosas. Todo estaba tan cambiado... el pasto
era verde, los árboles eran vivificantes, las casas parecían recién pintadas y
los automóviles nuevos, los hombres se parecían a mí y las calles de Phoenix
estaban totalmente plagadas de muchachas preciosas. Esto me pasa desde el
lunes: el mundo ha cambiado.”
Como vemos en este caso le ayudó a Harold a transformar su vida por
completo extrayendo sus recursos y potencial personal a través de la hipnosis
y la asignación de tareas terapéuticas.
Los ejercicios de autoestima que vamos a mencionar a continuación son
de suma utilidad, sin embargo es necesario que siempre se modifiquen para
adecuarlos al caso particular de cada paciente, ya que de otra manera corre­
mos el riesgo de tomar estos ejercicios como recetas de cocina, lo cual llevaría
al fracaso o a que sean poco efectivos.

E je r c ic io s h ipn ó tic o s pa r a e l
FORTALECIMIENTO DE LA AUTOESTIMA

A continuación describiré algunas técnicas que suelo usar para fortalecer


la autoestima de mis pacientes. Estas técnicas pueden ser aplicadas literalmen­
te, aunque es más conveniente que se adecúen al sistema de creencias, estado
civil, pasatiempos, etc., de los pacientes. También recomiendo que cuando el
problema principal sea una autoestima baja, estas técnicas puedan repetirse
a través de la terapia. He observado que cuando una misma técnica se aplica
nuevamente en alguna sesión posterior, presenta un efecto benéfico que no tuvo
en la primera ocasión.

Técnica núm. 1
Aprendiendo a alim entarse p or uno mismo:
un ejemplo de regresión en edad a
experiencias d e aprendizaje exitoso
Autor: Cory Ham m ond [1990)

Introducción e indicaciones

Uno de los métodos de fortalecimiento del ego es a través del uso de suges­
tiones directas. Otra aproximación para fortalecer la autoestima es utilizar expe­
riencias, particularmente de aprendizaje exitoso o de logros en la historia de la
vida personal del paciente. Uno puede ver al paciente como una fuente de re­
cursos internos en espera de ser activados y utilizados. Este estilo más indirecto
y experiencial era característico del método para incrementar la autoestima y
fortalecer el ego del doctor Milton H. Erickson. El ejemplo ofrecido aquí tiene

Ejercicios h ip n ó tico s p a ra el fo rta le c im ie n to 157


el objetivo de moverse de la dependencia a la independencia, así como ganar
sensación de logro y control. Otras experiencias tempranas en la vida que pue­
den servir para hacer una regresión positiva son el aprender a caminar, hablar,
andar en bicicleta, leer, manejar un automóvil, hacer nudos, sumar y multipli­
car, etc. La siguiente contribución del doctor Murria-Jobsis ofrece un excelente
ejemplo de esta aproximación en sugestiones para aprender a gatear y a cami­
nar. La inducción hipnótica y la profundización del trance son necesarias para
facilitar estas experiencias.

Aprender a comer por sí mismo

Sería muy interesante perm itir a tu mente viajar hacia atrás a través del tiempo, como
si te estuvieras volviendo más y más joven, más y más pequeño. Permitiéndote a ti mismo
orientarte hacia atrás cuando estabas muy pequeño. Tan sólo visualízate cuando eras un
pequeño bebé que necesitaba ser alimentado por otra gente. N o estoy seguro si en verdad
recuerdas exactamente cómo fue, o si sólo te imaginas siendo un bebé de nuevo, pero en
realidad esto no importa.
Me gustaría que te vieras en una silla grande, sentado y siendo alimentado. Eres tan
pequeño que necesitas que otra persona te dé de com er Y puede ser una experiencia
muy agradable el que le den de comer a uno en la boca, el que lo alimenten. Pero cuando
dependes totalmente de otra persona también puede ser muy frustrante. En ocasiones te
pueden dar de comer tan rápido, que no te dan tiempo de pasar la comida, cuando ya te
están dando otro bocado.Y tienes toda la boca llena de comida. Esto es frustrante porque
tú no puedes decírselo, sino sólo echar la comida hacia afuera con la lengua.Y otras veces
ya estás lleno y te siguen dando, y tú ya no quieres más pero continúan dándote, aunque
voltees la cabeza. En ocasiones la persona que te da de comer está distraída con algo, tú tie­
nes hambre y estás esperando la siguiente cucharada de comida y no te la da. Es frustrante
que no te den la siguiente porción.
Y poco después, cuando eres un poco más grande intentas comer por ti mismo.Tomas
la cuchara o la comida, y al principio puedes pensar que es fácil. Pero pronto te das cuenta
de que la comida no va hacia donde tú quieres.Y realmente tú no puedes saber cómo hacer
que eso llegue a la boca.Y se te cae la comida, y te embarras la nariz o los cachetes. Algunas
veces ya casi está en la boca y se cae de nuevo.Y finalmente alguien te ayuda a guiar la cucha­
ra o la comida a la boca y sientes alivio. Estoy seguro de que al principio te desammaste.Tu
pensabas que nunca lo ibas a logran como veías a otra gente hacerlo. Pero tú querías hacer
las cosas por ti mismo. Y continuaste adelante, y alguna gente te alentaba. Y antes de que te
dieras cuenta ya lo estabas haciendo por ti mismo. Qué sensación tan bonita de controlar
y lograr lo que parecía imposible, sentir que hacemos las cosas por nosotros mismos, sin
depender de otros. Hubo un tiempo en el que te parecía Imposible hacer algo por ti mismo
y ahora ni siquiera piensas en eso.

15 8 C ap. 11. A u to im a g e n y a u to e s tim a


Técnica núm. 2
Fortalecimiento de la
autoestim a en form a indirecta

Después de un periodo de inducción hipnótica estándar se procede a


decirle lo siguiente:

Ese estado es óptimo para lo que te voy a decir en ese estado tu mente crítica está
dormida, muy relajada, po r tanto tu mente interna va a aceptar las ideas que le dé, cuando
se dé cuenta de que son convenientes, buenas y saludables para ti. Te voy a decir unas
palabras, quiero que pienses en esas palabras desganadamente y sin esfuerzo... y después
de pensar desganadamente haciendo asociaciones libres... dejar ir esas palabras y su signi­
ficado a lo profundo de tu mente subconsciente, ahí... donde... se forman la autoimagen,
la autoestima, se da forma a las emociones y pensamientos internos... la primera palabra
en que me gustana que pensaras desganadamente es... salud... y siempre va a ir asociada
de ahora en adelante con la palabra buena... buena salud... ¿Qué significa buena sa­
lud? Significa acaso un cuerpo saludable... músculos fuertes... huesos resistentes, que tú
puedes ser sano... buena salud significa... un funcionamiento sano de los músculos...del
sistema circulatorio,., buena salud... significa un buen funcionamiento del sistema endo­
crino... de las hormonas... buena salud significa una buena coordinación de diferentes
sistemas del cuerpo... del sistema respiratorio... inmunológico... buena salud... no sólo
significa un excelente funcionamiento de nuestro cuerpo... sino una actitud mental sana y
positiva... buena salud significa dorm ir bien... dorm ir profundamente... y despertar al día
siguiente con energía... buena salud significa ir hacia delante... disfrutar cada detalle de lo
que tenemos, buena salud significa comer despacio a las horas... comer nutritivamente,
saborear cada bocado. Buena salud significa... tener una red social importante de apoyo
con la familia que uno form a... una familia amplia... buena salud puede significar muchas
cosas además de las que te dije... pero deja que esas sugestiones, palabras y asociaciones
se vayan a lo profundo de tu mente inconsciente... ahí donde se les da forma y se moldean
la autoestima, la autoimagen, donde se generan los nuevos pensamientos y emociones... y
los cambios de conducta.
Ahora quiero que pienses en otra palabra en forma desganada... quiero que pienses
en la palabra... éx ito . . ¿Qué significa la palabra éxito para ti? Es trabajar con esmero, es
poner metas y dirigir nuestra energía hacia esas metas, esos pequeños y grandes logros
personales... é x ito ... es disfrutar cada momento de nuestra vida... éxito es... esa capa­
cidad de hacer amigos y amigas... mantener y enriquecer esas relaciones... (sólo si la
persona tiene hijos se dice la siguiente sugestión) éxito es... esa capacidad de dar vida a
través de los hijos y disfrutar esa maravillosa sensación de tener un hijo en los brazos...
é x ito ... puede ser el bienestar económico y disfrutar de un logro... una casa... muebles,
un carro ... pero éxito también es... el lograr esa felicidad interna, autosostenida, crecien­
do ... sin im portar los sucesos que ocurren en la cuestión económica... éxito es... tener
esa alegna y disfrutar; sabiendo que la vida es bella... éxito puede significar eso y más para
ti... y permite que esas... asociaciones y palabras... lleguen a lo profundo de tu mente
interna... ahí donde se moldea y da form a... a la autoimagen... a la autoestima... a las
nuevas emociones y pensamientos.
O tra palabra que quiero que puedas pensar es m o tiv a c ió n ... ¿Qué es motivación?
Es esa fuerza que nos impulsa a lograr esas metas... esa fuerza que nos hace levantar cada

Ejercicios h ip n ó tico s p a ra el fo rta le c im ie n to 15 9


mañana con energía y dar gracias a Dios po r ese nuevo día... esa nueva oportunidad de
aprenden de hacer cosas... practicando el amor y el perdón... amor a uno m ism o... uno
puede levantarse ese día viendo los árboles... los pajarillos... la gente como si fuera la
primera vez que uno los viera... como si hubiéramos nacido por primera vez... estamos
descubriendo al mundo... lo maravilloso de cada cosa... descubriendo en cada persona
por su sonrisa... una sonrisa que uno les puede regalar ahora... deja que todas esas pala­
bras buena salud . é x ito ... y m o tivación se mantengan ahí... dándole fo rm a ... a la
autoimagen, a la autoestima, a tus nuevas emociones y pensamientos... tu mente interna
tiene una sorpresa para ti... puedes descubrirla en cualquier momento del día, cuando
platiques con alguien... cuando te veas en el espejo,.. quizá al salir de trance... o durante
la noche cuando duermas descansada y profundamente... o al despertar a la mañana si­
guiente... no lo sé.

Técnica núm. 3
Fortalecimiento del ego
Autor: M oshe S. Torem

Cada vez que tú exhales, la tranquilidad y la calma serán más y más grandes, exten­
diéndose por todo tu cuerpo, desde tu cabeza a tus pies, de dentro hacia afuera y de
fuera hacia adentro, sumergiéndote en un océano de tranquilidad y paz. Un océano de
tranquilidad y paz... muy bien.Y mientras esto continúa, la paz y la serenidad continúan
expandiéndose adentro y afuera poniendo a tu mente y cuerpo en una armonía interna de
paz y serenidad... muy bien, muy bien.
Mientras continúas sentado aquí escuchándome, hay en el centro de tu ser interno,
una mente que es tranquila, sabia, inteligente y muy creativa... es la mente que quiere que
sanes y te conviertas en una persona completa y plena... muy bien, inteligente y sabia.
De hecho, sabe mucho más de lo que tu mente consciente sabe que sabes.
Esta mente interna siempre ha estado dentro de ti, desde que tú eras niño(a). Ella te
ha ayudado a sobrevivir a las dificultades y penurias del pasado y te continuará ayudando
en el futuro. La gente le llama a este centro de su ser interno mente inconsciente, otros la
llaman guía o consejero interno. O tros el gran Yo interno, otros más el ángel de la guarda. In­
dependientemente de qué nombre se le dé a esta parte interior de ti, tiene la función espe­
cial de guiarte desde dentro para continuar encontrando tu camino a tu propia realización.
Esto te permitirá recordar lo que necesitas recordar del pasado. Y una vez que recuerdes
todo, te darás cuenta de que más que una víctima de las desafortunadas circunstancias, eres
un ingenioso e inteligente sobreviviente.
Eso es, muy bien, y ahora puedes dejar ir esos recuerdos, porque sabes que tienes esos
recuerdos del pasado y sabes que no tienes que ser esos mismos recuerdos. Muy bien...
puedes liberarte del pasado y vivir m ejor el presente, en forma más adaptada, enfrentándo­
te en forma más eficaz a los obstáculos de la vida diaria... Sabiendo que cada día, en cada
camino continuarás mejorando y así verás las cosas más claramente, sabiendo que estás
avanzando. Serás más fuerte, más sabio, tu entendimiento de la vida y el propósito de vivir
un papel especial en tu vida y en tu familia.
Y tú culminarás tus metas, tus logros, valorándolos entre tu carrera, tu vida y tu familia, en
un balance armónico estable. Al hacer esto aprenderás a aceptarte a ti mismo como tú eres
respetando a los demás, a tus pensamientos, tus sentimientos, tus emociones, descubrirás tu
sentido de autovalía, todo lo que tú vales, y cualquier cosa en el pasado que haya ocurrido,
cualquier cosa que ocultara ese valor intrínseco tuyo puedes quitarla ahora, cualquier suceso

160 C ap. 1 1. A u to im a g e n y a u to e s tim a


del pasado que te haya hecho creer por algún tiempo que tienes poco valor puedes quitarlo
ahora y puedes llegar a ser más auténtico y desarrollar el gran valor de expresar tus necesi­
dades en forma armoniosa, mientras te relacionas con tu familia y tu trabajo.
Tú puedes desarrollar una sensación de balance y moderación disfrutando la vida con
gozo y espontaneidad, mientras continúas avanzando, desarrollando tu confianza, optimizan­
do tus talentos, habilidades y aptitudes, tú tienes la capacidad de visualizarte a ti mismo en
el futuro realizando y viviendo tus sueños, tus metas, con gozo y sensaciones de logro.Todas
las cosas que he dicho no es necesario que las recuerdes completamente, no es necesario
que las recuerdes, incluso puedes olvidarlas, pero tu mente inconsciente y tu sabiduría conti­
nuarán guiándote como un sabio consejero interno, incluso cuando duermas y esto será
asi cada momento, cada hora, cada día, cada noche, cada semana, cada mes, cada año, sabio
consejero interno.
Mientras continúas moviéndote adelante hacia tus metas, vas a empezar a entender
que la vida no es llegar a un destino específico sino llegar en sí mismo, que el objetivo de un
viaje no es el hecho de viajar sino de vivir tod o el camino con gracia, con gozo, disfrutando
el momento con otras personas significativas para ti, a este viaje le llamamos vida y es en sí
mismo el objetivo de vivir; y mientras te muevas a tus metas estarás escribiendo el libro de
tu propia vida y podrás hacer esto en autohipnosis.tu mente inconsciente estará activando
las fibras para cambiar lo que haya que cambiar, podrás usarlo y tu mente inconsciente sabe
que no hay que esperar para empezar a vivir; y ahora es hora de que despiertes y traigas
todo el conocimiento para ti.

Técnica núm. 4
M etáfora del árbol

La metáfora del árbol también puede usarse para fortalecer la autoestima


y recordar al paciente los recursos y el potencial que posee para enfrentar
cualquier circunstancia. Cuando todo está listo para iniciar la inducción hip­
nótica, se le dice al paciente lo siguiente:

Ahora puedes ponerte cóm odo(a)... y puedes cerrar tus ojos... ahora voy a empe­
zar a contar hasta 20... y cuando llegue hasta 20 podrás entrar profundamente en trance.
1.. . tú puedes observar tu respiración... cómo el aire entra y sale... 2... 3... puedes con­
tinuar con eso... cómo el aire entra y sale... cómo el aire entra fresco y sale tib io ... 4...
5 .. . tus ojos están cerrados... tú estás sentado(a)... me estás escuchando y puedes seguir
6
relajándote... y cada vez que exhales puedes relajarte más... . . . 7... y tu respiración
ahora es más lenta... tu corazón late diferente... tu presión sanguínea ha disminuido...
tus músculos se observan más relajados... 8... pero no es necesario que pongas aten­
ción a esa relajación... no es necesario,., y tu mente puede ir a cualquier sitio... puedes
transportarte a cualquier lugar verde y oxigenado... 9 ... 10... yo recuerdo cuando era
niño... en ocasiones tuve la oportunidad de ir a un lugar donde había árboles... y cuando
caminaba, podía oír el sonido de mis zapatos sobre la hierba o la tie rra ... oír el sonido de
uno que otro pajarillo... I I . . . 12... iba caminando y a la derecha o a la izquierda pude ver
un árbol... un gran árbol... 13... 14... el árbol era tan fascinante... que caminé alrededor
de él para adm irarlo... 15... 16... y pude oír a los pájaros cantando en el árbol. El cantar
de los pájaros, junto con el sonido del viento moviendo las hojas y el contacto del viento
sobre la ropa son muy relajantes... 17... 18... observar qué fascinante es el árbol... qué

Ejercicios h ip n ó tico s p ara el fo rta le c im ie n to 161


alto y fuerte... mirándolo cuidadosamente... notando cómo las fuertes raíces penetran
en el suelo... profundamente... imagina las raíces extendiéndose en la tierra para sostener
firmemente al árbol... puedes observar lo alto del tronco y mirar su corteza fuerte y sus
marcas, que son el resultado de luchar po r sobrevivir contra el vie nto... el sol excesivo...
y las tormentas de la vida... la lucha por sobrevivir lo ha hecho fue rte ... nota qué tan
grandes y largas son sus ramas que alcanzan el cielo... imagina las ramas que ofrecen pro­
tección y cobijo a los pájaros y sombra a las personas. Sabes que las hojas obtienen energía
del Sol a través del proceso de la fotosíntesis. Imagina la energía fluyendo a través de las
capas del árbol a las raíces que obtienen el alimento de la tierra. Imagina el ser total inter­
cambiando dentro de sí mismo, para dar vida, fuerza y salud a la totalidad del ser... 19...
20... y mientras admiras ese árbol, imagínate a ti mismo como ese árbol... alto y fu e rte ...
firmemente sostenido por las fuertes raíces al suelo.Tú, al igual que ese árbol... han sido
hechos fuertes por las vicisitudes de la vida,.. al igual que las ramas del árbol, tus ramas
buscan ayuda y energía... tú también puedes ofrecer ayuda a o tro s... Dentro de ti existen
varios sistemas funcionales que hacen de ti un ser total, alguien fuerte y saludable... Pero
ahora, piensa profundamente,tú eres más que el árbol... tú puedes pensar... tú puedes
m overte... tú puedes tom ar decisiones... tú puedes amar y ser amado... tú puedes po­
nerte metas... tú puedes alcanzarlas y lograrlas... tú puedes hacer muchas... muchas cosas
que te hacen fuerte y saludable, y que el árbol no puede hacer Siente tu poder, tu fuerza,
tus habilidades y destrezas,.. piensa en to d o lo que tú eres... Ahora por favor relájate más
y más profundamente mientras contemplas tu fuerza, tu entereza, tu capacidad de amar y
entender las cosas.
Ahora cuando estés listo puedes contar tú mismo del 20 al I , a tu propio ritmo, a tu
propia velocidad; cuando llegues a I estarás totalmente despierto.

Estos son algunos de los tipos de intervención que realizo en el contexto


de la hipnosis para incrementar la autoestima. De acuerdo con mi experiencia
clínica recomiendo que una persona que va a terapia, independientemente
del tipo de problema que plantee para su solución, necesita fortalecer su au­
toestima, y al menos una sesión dedicada a su fortalecimiento puede ser muy
conveniente antes de tratar el problema solicitado.

B ib l io g r a f ía
Branden, N., Los seis pilares de la autoestim a, Paidós, México, 2001.
Hammond, D. C., Hypnotic Suggestions an d M etaphors, Norton, Nueva York, 1990.
Maltz, M., La im agen de sí m ism o, Herrera Hermanos, México, 1997.
Mruk, C., Autoestima: investigación, teoría y práctica, Desclée De Brouwer, Bilbao, 1998.
Satir, V., Nuevas relaciones hum anas en el núcleo familiar, Pax, México, 1991.
Yapko, M., Lo esencial de la hipnosis, Paidós, México, 1999.

162 C ap. 1 1. A u to im a g e n y a u to e s tim a


Indice onomàstico

Abia, Jorge, 37, 48 Chávez, 118, 137


Adán, 143 Cheek, D„ 90, 91, 118, 139
Alman, B., 113 Chertok, L., 29, 33, 36-37, 39-41
Álvarez del C., Rodolfo, 40 Chestenet, Armand M., marqués de
Anna O, 40 Puységur, 7, 34
Araoz, Daniel, 13, 49-50, 65, 118 Cloquet, Jules, 144
Ascher, L., 70 Cobian Mena, A., 41
Asís, Moisés, 30, 34, 36-37, 42, 44 Coe, W„ 75
Coopre, Linn, 70
Babinsky, 37 Crawford, H., 47, 50, 147
Bailly, Jean S., 32-33 Cristal, D., 32
Baker Eddy, Mary, 33
Bandler, R., 23, 92, 102, 120, 124 Dejerine, 38
Bandura, Albert, 151 Denis, Jules du Potet de Sennevoy, 35
Barber, J., 11, 15-16, 19, 23, 50, 112, 126, D’Eslon, Charles, 32-33
128-130, 139, 141-143, 148
Barber, Theodore X., 23 Edgette, J. H., 19, 113-115, 118
Barrios, 75 Edgette, J. S., 19, 113-115, 118
Barth, 31 Einstein, Albert, 56
Batesona, Gregory, 56 Elliotson, John, 35
Battino, Rubin, 146 Erickson, Albert E., 52
Benjenke, C., 145 Erickson, Betty Alice, 75
Bernheim, Hyppolyte Marie, 7, 37-40, 77 Erickson, Elizabeth, 110-111
Blander, R., 56 Erickson, Milton H., 7-8, 11-12, 17-18,
Braid, James, 7, 11-12, 35-37, 39, 116 21, 28, 44-45, 47-49, 52-75, 77-78,
Branden, N., 151-152 80-83, 86, 88-89, 92, 94, 97, 99-105,
Breuer, J., 40 107-108, 110-112, 114, 116, 119, 121,
Broca, Paul, 37, 144 123, 129-133, 137, 153-157
Erickson, Roxanna, 60, 134, 136
Castilla, Argelia, 141 Esdaile, James, 30, 32, 36, 143-144
Charcot, Jean Martin, 37-40 Evans, F. J., 12
Charles, Ruperto, 49, 85, 140

163
Faria, José Custodio de, abad, 34 Kershaw, C., 95
Faymonville, M., 144 Kirsch, L, 30, 33, 47
Fedón, 87 Koe, 115
Ferenczi, 41 Kopcinsky, 118
Figueroa Quiroga, Ricardo, 6, 12, 48- Kroger, W., 30, 37
49f„ 100, 111 Kuri Sacre, Ángel, 48
Fischer, 117
Ford, 46 Hammond, D., 119
Frankl, Víctor, 70 Hull, Clark L„ 43-44, 55
Franklin, Benjamín, 32, 57
Fredericks, Lillian E., 146 Lafontaine, 36
Freud, Sigmund, 38, 40-41, 56, 74, 117 Lambrou, P., 113
Fürst, A., Ill Lang, E., 51, 145
Lankton, C., 56
Galeno, 126 Lankton, Stephen, 7, 49, 56
Gazzaniga, M., 94-95 Lavoisier, Antoine L., 32-33
Goldstein, E„ 127, 128, 147 LeCron, Leslie, 138
González Urroz, Ervey, 48 Lennon, John, 72
Granone, E, 37, 42, 143-144 Liébeault, Ambroise-Aguste, 7, 39-40, 77
Gravitz, M., 30, 32, 34, 40, 44, 143 Livingston, David, 128
Grinder, J., 23, 56, 97, 102, 120, 124 López Vega, F., 126
Gruzlier, J., 147 Luis XVI, rey, 32
Guillotin, Joseph-Ignace, 32-33 Luria, A. R., 133
Guzmán Moreno, Luis David, 49 Lynn, Jay, 13-14

Haley, J., 66-67, 74, 119, 121, 156 Maldonado, J., 13, 24, 32, 47
Halligan, 50 Maltz, Maxwell, 65, 150-152
Hammond, Cory, 157 Maquet, P., 50
Hammond, D., 77, 91, 129-130, 135, 139, Martin, M„ 12, 62, 86, 93
145-146, 151, 153 Martin, P, 33
Harold, 65-66, 153-157 Martínez-Perigold, Braulio, 30, 34, 36-37,
Healy, J., 52, 56 42, 44
Hell, Maximiliano, 28 Maslow, Abraham, 56
Hilgard, Ernest, 30, 33, 45-47, 105, 126, Matheson, 114
129-131, 138, 145, 148 Matthews, W., 25, 57, 75
Hilgard, J., 30, 33, 46, 105, 126, 129-131, Mead, Margaret, 56
138, 145, 148 Mesmer, Franz Anton, 7, 28-35, 47
Hoffman, Lyn, 57 Metcalfe, J., 95
Hull, Clark L., 44, 101 Montgomery, 148
Hutton, Helen, 55 Moore, Elizabeth, 55
Mozart, Wolfgang Amadeus, 30
Izquierdo, L, 118 Mruk, C., 151
Munion, W, 25, 47, 56, 58, 119
Jackson, D., 36, 143 Murria-Jobsis, 158
James, William, 38-40, 42-43
Janet, Pierre, 37-38, 46 Newton, Isaac, 28
Jessieu, 32
Joseph Gassnet, Johann, 30 Oesterlin, Francisca, 30
Joseph, Max, príncipe de Baviera, 30 O’Hanllon, William H., 12, 55-56, 62, 68,
70-71, 86, 93

164 índice o n o m á s tic o


Orne, M., 24 Shneck, J., 28-29
Oswald, I., 28 Sissmore, 144
Socrates, 87
Paradise, María Theresa, 31 Spiegel, D., 13, 24, 32, 47, 132
Parkhurst Quimby, Phineas, 33 Stoerk, 31
Paul-Cavallier, F., 39 Strauss, B., 19
Pavlov, Iván Petrovich, 41-42 Sunnen, G., 16-17, 71, 116
Pérez, 16
Pettinati, H., 116 Teg Ali Khan, 144
Platon, 87 Téllez Ldpez, Arnoldo, 8, 12, 106-107,
Platonov, 41 115, 123-124
Price, D., 12, 81 Ternes, Roberta, 24
Torem, Moshe S., 160
Ramos-Gascón, C., 17
Revenstorf, D., 13, 129 Van Dyck, Richard, 59
Rhue, J., 14-15, 26 Virgilio, 65
Richert, 38 Von Posch, Anna, 30
Robles Uribe, Teresa, 37, 48 Von Posch, Frederick, 30
Rogers, Carl, 6
Rosen, S., 58, 70, 72-73, 89, 114 Wetzenhoffer, André, 46, 114
Ross, 144 Wilkies, J., 46
Rossi, Ernest L., 7, 11, 12, 24-25, 40, 49-
50, 54-57, 77, 86, 88, 90-91, 99, 104, Yapko, Michael, 19, 24-25, 49, 64, 110,
112, 116-118, 132, 137, 139, 146 152
Rossi, Sheila, 88
Rybalky, 38 Zeig, Jefrey, 25, 47, 49, 52, 56-60, 63, 65-
66, 74, 82, 104, 119, 133, 135
Sacerdote, Paul, 135 Zweing, S., 28, 30, 33
Satir, Virginia, 150-151
Shermer, M., 32

índice o n o m á s tic o 165


Abuso sexual, 89
Acontecimientos traumáticos, 117
e hipnosis negativa, 118
Amnesia
como mito, 22
contraindicaciones para la, 120
“de ebriedad”, 117
definición de, 124
en depresión, 118
espontánea, 17
para la hipnosis, 116
pacientes en que se facilita la, 120
neurofisiológica, 124
neuropsicológica, 124
poshipnótica, 116
psicogénica, 116-117
psicológica, 124
y acontecimientos traumáticos, 117
y analgesia hipnótica, 136-137
y dolor, 137
y sugestiones poshipnóticas, 110-111,
114
Amnesia hipnótica, 63, 116, 118-119
anécdotas en la, 122
como intervención
de apoyo, 119
principal, 119
con sugestiones
directas, 120
indirectas, 121-124
definición de, 116, 124
despertamiento abrupto en, 123
Indice analítico

distracción inmediata después del


trance, 123-124
en baja autoestima, 119
en dolor, 119
en pacientes que empeoran las cosas,
119
en pensamientos cavilosos de falla,
119
estrategias de PNL en la, 124
evocación del fenómeno de la, 120-124
focalizar la atención en, 121
formas estructuradas de inducir en,
122-123
inconsciente
disociación con consciente en, 122
doloroso en, 119
para ratificar el estado de trance, 119
provocada, 116
sembrar ideas en, 121-122
sugestiones poshipnóticas en, 123
truismo en, 122
usos
de técnicas de confusión, 121
terapéuticos de la, 118-119
Analgesia hipnótica, 129-130
amnesia en la, 136-137
bioquímica de la, 147
desplazamiento en la, 131-132
disociación corporal en la, 132-134
distorsión del tiempo en la, 136
distracción de la atención en la, 134-
136

167
en cirugía, 144 Baquets, 32
entrevista en la, 130-131 Biblia, 155
entumecimiento en la, 137-138 Buena salud, 159
estrategias generales para la
evocación de la, 131-138 Cáncer
inducida por estrés, 128 dolor por, 137-138
mecanismos neurofisiológicos de la, 147 sustitución de sensaciones en, 136
regresión en edad en la, 137 Casos crónicos, 70
sustitución en la, 131 Cambio, 65
y sensación dolorosa, 131 Catalepsia, 105
Anestesia Centro Ericksoniano de México, 48
de guante, 138 Cirugía
hipnótica, 36 caso M., 145-147
en cirugía, 143 hipnosis en la, 143-147
Anestésicos químicos, 147 plástica, 144-145
Aposición de opuestos, 88 Comunicación
Asimetría cerebral, 94 a niveles múltiples, 65-67
Asociación indirecta, 65
Estadounidense de Psicología (APA), Concentrador, 34
13, 47, 56 Conciencia
evocación de la, 93 e hipnosis, 13, 68
libre de imágenes e ideas, 40 e inconsciencia, 40
Psiquiátrica Estadounidense, 56 estado alterado de, 12
y sugestiones poshipnóticas, 111 “hipnoide”, 118
Atención y sugestiones poshipnóticas, 110
evocación de la, 15 Conducta
focalizar la, 93 de reorientación, 19
foco de, 12-13, 15, 105 intervención en las pautas de, 74
Autoeficiencia, 151 poshipnótica, 111
técnicas hipnóticas en la, 153 duración de la, 114-115
Autoestima, 150 sintomática, 70-71
baja, 66 Confusión, 100
caso Harold, 153-157 técnicas de, 99-108
en mujeres víctimas de violencia, Consejo Mexicano de Hipnosis, 49
151 Convulsiones, 30
buena, 151-152 Creatividad, 72
componentes de la, 152
definición de, 150, 152 Depresión
ejercicios hipnóticos para la, 157-152 amnesia en, 118
nivel real de, 152 sugestiones poshipnóticas en, 114
reforzamiento de la, 150-151 y autoestima, 153
técnicas hipnóticas en la, 153 Desestructurar
tratamiento para el fortalecimiento de patrones conscientes, 99-100
la, 153-157 y momentos de creatividad, 104
Autohipnosis, sugestión poshipnótica Desorientación espacial, técnica de,
en, 113 107-108
Autoimagen, 150-151 Despertamiento
Autosugestión, 34 abrupto, 123
Aversión sexual, 74 progresivo, 123
Diálogos de Platón, 87

168 índice an alítico


Directivas implicadas, 90-91 mano de Rubin Battino, 146
en un trabajo terapéutico, 91 hipnóticos para el fortalecimiento de
introducción con el vínculo de tiempo la autoestima, 157-162
en las, 90-91 aprendiendo a alimentarse por uno
respuesta conductual en las, 90-91 mismo, 157-158
sugestión implicada en las, 90-91 en forma indirecta, 159-160
Disociación, 15, 93, 129, 146 fortalecimiento del ego, 160-161
corporal, 132 metáfora del árbol, 161-162
segmentai, 132 Encapsulamiento, 122
total, 132-133 Enuresis, 70
mecanismo cognitivo de, 47 Erickson, Milton H.
mente-cuerpo, 18 aproximación indirecta de la hipnosis
Distracción, 134 de, 45
Dolor enfoque
agudo, 127 diagnóstico de, 59
Asociación Internacional para el indirecto de, 65-67
Estudio del, 126 concepción naturalista de, 53
aspectos hipnoterapia de, 59
culturales del, 127 intervención sobre las pautas de, 67-68
psicológicos del, 127 método de utilización de, 45
ataques de, 137 ordalías para, 70-71
causas psicológicas del, 139 orientación
componentes del, 128 a futuro de, 63-65
discriminativo-sensorial, 128 en tareas terapéuticas, 64
motivacional-afectivo, 128 naturalista de, 59-61
crónico, 127 paradojas para, 70-71
benigno, 127 reestructuración cognoscitiva para,
de huesos, 133 71-74
de parto, 136 sugestiones desarrolladas por, 55-56,
definición del, 126 78-97
durante la inducción, 139 terapia
e hipnosis, 46f„ 50, 60, 112, 126, 129 a la medida de, 74-75
efectividad en tipos de, 130 no convencional de, 45
en cirugías, 145 trance hipnótico para, 66-67
función del, 126 utilización de, 61-62
oncológico, 136-137 vida de, 52-58
percepción del, 127 visión del paciente para, 68-70
psicògeno, 127 Escala Hipnótica Clínica Stanford, 46
recurrente, 136 Escuela
“referido”, 132 de Nancy, 7, 39-40, 77
tipos de, 126-127 de París, 37-38
umbral al, 128 Estado
y terapia familiar, 140-141 de trance, 14, 22, 25
Drack method, 40 hipnótico, 116
procesos psicológicos en el, 81
Efecto poshipnótico, 77 y sugestionabilidad, 24
Eficacia personal, 152 hipnótico
Ejercicio (s) características para un, 13
de Ernest L. Rossi, 146 Estímulos físicos del medio, 42
de sanación por contacto mano a Evocación de fenómenos hipnóticos, 77

índice an alítico 169


Éxito, 1S9 disociación en la, 47
Exorcismo, 30 distracción en la, 134
Experiencia mística e imaginación, 65
extravertida, 135-136 e instrumento terapéutico legítimo, 47
introvertida, 135 en Francia en 1880, 37
en intervenciones quirúrgicas, 50
Fase en la autoestima, 153
autocontradictoria, 88 en la cirugía, 143-147
de “despertamiento”, 19 en la metodología experimental, 43
Fenómeno en la práctica clínica, 37
disociativo, 105 en Rusia, 41
hipnótico de progresión en edad, 111 era de la, 36-40
poshipnótico, 34 espontánea, 41
Flexibilidad cognoscitiva, 72 estado de, 12, 81
Fobia para volar en avión, 114 y ley del mínimo esfuerzo, 81
Frigidez sexual, 73-74 estatus científico de la, 37
Frustración, tolerancia a la, 103 experimentales con perros, 41
Fundación Milton H. Erickson, 47, 49 explicación neurofisiológica de la, 41
historia de la, 28
Grupo de Estudio sobre la Hipnosis Clínica inducción a la, 13
y Experimental, 47, 57 inducida, 41
Guante, técnica de, 137-138 laboratorio experimental de, 46
Guillotina, 32 mente inconsciente y la, 47
mitos acerca de la, 21
Hemisferio neodisociación de la, 46
derecho, 94-95 niveles de trance según Charcot, 38
izquierdo, 94-95 cataléptico, 38
Hipermnesia, 26, 124 letárgico, 38
hipnótica, 124 sonambulístico, 38
Hipnoanestesia según Barber, 141-143 para incorporar capacidades, 69
atención del paciente en la, 141 personas más habilidosas para la, 23
disociación en la, 141-142 técnicas estandarizadas de, 55
sugestiones tríada básica de la, 13
para terminar la experiencia en la, absorción, 13
143 disociación, 13
terapéuticas en la, 142-143 sugestión, 13
Hipnos, 11 y atención, 12
Hipnosis y estado
actitudes hacia la, 21 mental, 25
clínica, 7, 14, 45, 52 psicofisiològico, 11
ericksoniana, 7, 18, 45 y estímulo condicionado, 42
frases en la, 86 y fenómeno psicológico, 43
componentes según Spiegel, 132 y la sugestión verbal del operador, 39
control del dolor con la, 46f., 126 y método de investigación
de grado ligero, 17 psicológico, 37
de teatro, 23f„ 26 y paradoja, 70
definición de, 11-13 y psicoanálisis, 40-41
para Erickson, 68 y Sigmund Freud, 41
demostración hecha por Charcot, 38f. y sonambulismo, 12
diferencias con hipnoterapia, 14-19 Hipnoterapeuta, 14, 19

170 Indice an alítico


desarrollo de sugestiones mental sobre el desempeño, 64-65
contingentes del, 89 Implicación, 83-85
tarea del, 78 en doble vínculo, 84
Hipnoterapia, 14, 75 por ilusión de alternativas, 84-85
definición de, 11 simple, 83-84
e hipnoterapeuta, 19 en negativo, 84
etapas de la, 14-19 futura, 83
inducción en, 15-17 pasada, 84
intervención presente, 84
sobre las pautas en la, 67-68 Inconsciente
terapéutica en la, 18 como un mecanismo cibernético, 152
profundización en la, 17-18 emergencia de los recursos del, 81
ra p p o rt en la, 15 para Erickson, 82
salida del estado de trance en la, 19 Inducción a la hipnosis, 13, 15-17
sugestiones poshipnóticas en la, 19 componentes de la, 15
técnicas de confusión en la, 108 dolor durante la, 139
truismos en la, 80 método de Charcot para, 37
Hipnoterapia ericksoniana, 59 no verbal, 103
enfoque indirecto de la, 65-67 por confusión, 106-108
orientación por conversación, 59-60
a futuro en la, 63-65 técnicas de, 13
naturalista de la, 59-61 pantomímica de la, 48
pasos de la, 75 utilización en la, 61-62
terapia a la medida de la, 74-75 Inducción socrática, 87
utilización de la, 61-62 Inhibición de respuesta motora, 101-103
visión del paciente en la, 68-70 Insomnio crónico, 71
Hipnotismo, 7, 35-36 Instituto
Hipnotista, 14, 77 Mexicano de Hipnosis Médica y
habilidad del, 77 Medicina Psicosomática, 48
Hipnotizado, 77 Milton H. Erickson
Histeria, 37 de Guadalajara, 6, 48-49, 100
estudios sobre la, 40 de la Ciudad de México, 48
Historia de la hipnosis, 28 de Monterrey, 6, 8, 48
Charcot, Jean Martin, 37-38 "Intención paradójica”, 70
Chestenet, Armand M., 34 Intercalado, 96-97
Elliotson, John, 35 Interruptor, técnica del, 138-139
en años recientes, 47 Intervención
en México, 47-50 hipnótica para el dolor, 112
Erickson, Milton H., 44-45 sobre las pautas, 67-68
Esdaile, James, 36 terapéutica, 56
Faría, José Custodio de, 34
Hilgard, Ernest, R., 45-47 Lapsos amnésicos, 25
Hull, Clark L., 43-44 Lateralidad, 95
James, William, 42-43 Lenguaje, 42
Liébeault, Ambroise-Aguste, 39-40 Ley del mínimo esfuerzo, 81
Mesmer, Franz Antón, 28-33 Libro
Hospital de la Salpetriere de París, 37 U n sem in a rio did á ctico co n M ilton
E rick so n , 104
Imaginación R ea lid a d es h ip n ó tica s, 102
e hipnosis, 65 Terapia no convencional d e Jay Haley, 156

índice an alítico 171


Lobulo prefrontal, 147 de sugestiones directas de Bernheim,
Logoterapia, 70 40
hipnocatártico, 40
Magnetismo Mitos acerca de la hipnosis, 21
animai, 11, 28-30, 33, 35 borra la mente, 24-25
teoria del, 32 es un tipo de sueño, 22
ejemplo del trabajo en el, 31 f. estado de conciencia “artificial”, 25
mineral, 28-29 influencia de los medios de
Mecanismo comunicación, 22f.
“creativo”, 152 las personas hacen lo que se les
psicocibernético, 65 ordene, 23-24
Memoria, 80-81 los sugestionables entran en trance,
dependiente de estado, 117 22-23
efecto método para recuerdos inconscientes,
primacía, 122-123 26
resencia, 122-123 peligro de no salir del estado de
implícita, 118 trance, 25
inconsciente, 118 pérdida de la conciencia, 22
reprimida, 117 produce un “quiebre psicótico”, 24
somática, 141 terapia, 25-26
sugestiones en, 85 Motivación, 159-160
Mente
consciente, 17, 69, 93-95 Negación para descargar la resistencia,
amnesia para la, 17 92
construcción de la, 72 en forma de pregunta, 92
supervigilante, 108 Neurohipnología, 37
y confusión, 17 Neurosis, ejemplo de, 69
inconsciente, 17, 93-95, 152 Non sequiturs , 100-101
creatividad de la, 72
durante la hipnosis, 47, 69 Olvido, 80-81
función de la, 152 de información, 125
según la neodisociación de la definición de, 124
hipnosis, 46-47 natural, 124
separación de la, 93 Ordalías, 70-71
Mesmerismo, 11, 36, 143 definición de, 71
convulsiones en el, 30 Orientación
“crisis curativa” en el, 29 a futuro y solución, 63-65
efecto placebo en el, 32 naturalista, 59-61
fase Oxímoron, 88-89
de “pases magnéticos”, 29-30, 34
de relación del, 29 Paciente
hipnosis con el, 35f. como
sugestión en el, 32 agente activo, 74
Metáfora sujeto hipnótico, 130
del árbol, 161-162 con sección del cuerpo calloso, 94-95
del tractor, 155 distraído, 120
Metas, 65 en la terapia, 69
Método no ambulatorio, 136
de asociación libre, 40 olvidadizo, 120
de Braid, 37 para analgesia hipnótica, 129-130

172 índice analítico


personalidad del, 74 interactiva y estratégica, 56
resistencia del, 65 orientada a futuro, 111
visión del, 68-70
y niveles de comunicación, 66 R apport, 15, 19
Palabras en el mesmerismo, 29
permisivas que dan poder, 86 en el trance hipnótico, 16
y técnica de confusión, 100 Realidad, desvanecimiento de la, 100
Paradojas, 70-71 Receptividad, 100
definición de, 70 Recuerdos, 26
uso en la terapia de, 70 acceso a, 117
Patrones conscientes, desestructurar, 99 Recursos internos para solucionar
Pauta (s) problemas, 68, 91
cognitivas, 67 Reestructuración, 100
conductuales, 67-68 cognoscitiva, 71-74
definición de, 67 características de la, 71-72
sintomáticas, intervención de, 68 en autoestima, 155
Pensamiento, limitación del, 73 en terapia aplicada por Erickson, 73
Percepción, sugestiones en, 85 Regresión
Persona fracasada, 150 en edad, 124
Potencial interior de la personas, 69 en ejercicio hipnótico de
Pragmatismo, 42 autoestima, 157-158
Pregunta, sugestiones en forma de, 93 hipnótica, 74
Prepotencia, 151 Represión, 124
Primer Resistencia con fines terapéuticos, 62
Congreso Internacional de Respeto a uno mismo, 152
Hipnotismo Experimental y Respuesta motora, inhibición de, 101-103
Terapéutico, 38 Revista
laboratorio experimental de hipnosis, A m e ric a n Jo u r n a l o f C linical
46 H y p n o sis, 45
Proceso d e H ip n o sis C línica, 56
de creación de la aceptación, 87 L a n cet, 35
de inducción a la hipnosis, 13 Z oist, 35
Profecía autocumplida, 64 Rigidez cognoscitiva, 72
en la autoestima, 150 Rol p la y in g , 153
Profundización del estado de trance
hipnótico, 17 Saludo de mano
Proyecto de comunicación humana de interrupción 1, 2 , 3 y 4 del, 101-103
Bateson, 56 Sembrado de ideas, 122
Psicoanálisis, 63, 74 Sensaciones, sustitución de, 136
e hipnosis, 40-41 “Señalamiento ideomotor”, 139-140
freudiano, 74 Separación, 93-95
Psicología definición de, 93
colectiva y análisis del Yo, 40 Síntoma, 70
estadounidense, 42 Sistemas de señales, 42
principios de, 42 Sociedad
Psicosíntesis, 104 de Hipnosis Clínica y Experimental, 47
Psicoterapia, 7, 33, 74 “de la armonía”, 34
aproximación indirecta a la, 65 Estadounidense de Hipnosis Clínica,
breve, 52 47, 57
individual, 59 Internacional de Hipnosis, 47, 49, 57

índice an alítico 173


Mexicana que ponen en duda el estado de
de Hipnología médica, 48 conciencia, 104-105
de Hipnosis, 49 que producen shock y sopresa, 103-105
Sonambulismo, 12 verbales, 39
artificial, 34 y técnicas de confusión, 99
características del, 12 Sugestiones poshipnóticas, 74, 80, 89-90
Sueño a actitudes, 113
lúcido, 34 a conductas, 113
MOR, 11 a sentimientos, 113
NO-MOR, 11-12 abiertas, 112-113
Sugestiones de alucinación negativa, 114
a prueba de falla, 85 definición de, 110 ,
a una conducta, 89 en autoestima, 156
aposición de opuestos, 88 en depresión, 114
compuestas, 92-93 en fobias, 114
palabra en terror nocturno, 115
“mientras” en las, 92-93 para autohipnosis, 113
“y” en las, 92 principios para una, 113
contingentes, 89-90, 111 y cambios en el estado de conciencia,
poshipnóticas, 90 110
de doble sentido que confunden, 105 y el principio de asociación, 111
de implicación, 83-85 Sumisión humillante, 151
de negaciones triples, 95-96
de no saber, no hacer, 81-83 Técnica(s)
ejemplos, 81-82 de desorientación espacial, 107-108
de palabras permisivas que dan de inducción hipnótica, 13
poder, 86 de la "bola de cristal”, 63
de separación, 93-95 directas, 15
de técnica del intercalado, 96-97 indirectas, 15
de truismo, 78-81 pantomímicas, 57
desarrolladas por Erickson, 55-56, 66- de investigación hipnótica, 139
67, 75 de profundización, 17-18
indirectas, 65 de confusión, 17
directas, 77 de disociación, 18
y autoritarias, 86 de fraccionamiento, 17-18
directivas implicadas, 90-91 de utilización, 74
doble vínculo en doble disociación, del guante, 137-138
105 del intercalado, 96-97
el uso de la negación para descargar del interruptor, 138-139
la resistencia, 92 el set sí, 86-88
el set sí, 86-88, 92 estandarizadas de hipnosis, 55
en forma de pregunta, 93 hipnóticas ideodinámicas, 118
efecto de las hipnoanalgésicas específicas, 138-139
inmediato, 77 Técnicas de confusión, 99-100
posterior, 77 inhibición de una respuesta motora,
hipnóticas indirectas, 77 101-102
indirectas, 77-78, 86 non sequiturs, 100-101
intercaladas para producir sueño, 96 objetivo de las, 108
involuntarias, 77 semántica, 106-107
oxímoron, 88-89 sugestiones que producen shock y

174 índice an alítico


sorpresa, 103-105 letárgico, 38
Teoría místico
de intervención terapéutica, 56 extravertido, 135
de la asimetría cerebral, 94 introvertido, 135
de la neodisociación para Erickson, 66-67
de la hipnosis de Hilgard, 46, 129 rapport en el, 16
de los reflejos condicionados, 41 ratificación del, 119
de Newton, 28 relajación muscular en el, 16
del magnetismo animal, 32 retraso en el tiempo de respuesta en
Terapeuta el, 16
relación con paciente, 15 rostro inexpresivo en el, 16
según Erickson, 69 sonambulístico, 38
Terapia sugestiones para inducir el, 39
a la medida, 74-75 directas, 39, 65
conductual de Wolpe, 75 terapéuticas, 39
exitosa, 72 y la comunicación mente-cuerpo, 24
psicoanalíticamente orientada, 75 y lóbulo prefrontral, 147
y mente inconsciente, 72 Trance poshipnótico, 110
Terror nocturno, 115 espontáneo, 111
Trabajo terapéutico, directivas Trastorno (s)
implicadas en el, 91 disociativo, 24
Trance hipnótico, 24, 43, 69 psicológicos, 67
cambios Truismos, 78-81
oculares en el, 16 científicos, 79-80
subjetivos en el, 17 médicos, 79
características psicológicas que psicológicos, 79-80
favorecen el, 36 de tiempo, 80
cataléptico, 38 descriptivos, 78
condiciones para favorecer el, 14 en autoestima, 154
conducta de reorientación a vigilia en universales, 78-79
el, 17 relacionados
de “preparación para la cirugía”, 146- con el mar, 78-79
147 con la escuela, 79
disminución usos de los, 80-81
de movimientos de orientación en
el, 16 Utilización, 61-62
en los ritmos de respiración y de resistencia con fines terapéuticos,
cardiaco en el, 16 62
economía del movimiento en el, 16 de síntoma, 62
estado de, 14, 77 de sistema de creencias, 62
facilidad para entrar en, 23
indicadores del, 16-17 Visualizar una meta a futuro, 63-64

índice an alítico 175


La publicación de esta obra la realizó
Editorial Trillas, 5. A. de C. V.

División Administrativa, /V. Pío Churubusco 585,


Col. Oral. Pedro María Anaya, C P. 05540, México, Ciudad de México
Tel. 5 6 8 8 4 2 5 5 , FAX 5 6 0 4 1 5 6 4

División Logística, Calzada de la \Jiqa 1152, C P 0 9 4 5 9


México, Ciudad de México, Tel. 5 6 5 5 0 9 9 5, FAX 5 6 5 5 0 8 7 0

Esta obra se imprimió


el 5 de ju lio de 2017, en los talleres de
PDC, 5. /i. de C. V.

B 105TW
HIPNOSIS CLÍNICA
Un enfoque eñcksoniano
ArnoldoTéllez

El presente es un texto introductorio a la obra psicoterapéutica


de Milton H. Erickson y a la hipnosis clínica moderna en general.
Además de revisar tanto las teorías ericksonianas
como las de L. Rossi, Jefrey Zeig y Stephen Lankton, entre otros,
Amoldo Téllez, reúne las experiencias terapéuticas y discusiones
teóricas que a través de una década ha vivido en diversos
seminarios y cursos impartidos en México. Este libro contribuirá
a la preparación de psicólogos y médicos interesados en conocer
la psicoterapia con enfoque ericksoniano.

Contenido
Definición de hipnosis e hipnoterapia
Mitos acerca de la hipnosis
Historia de la hipnosis
Acerca de la vida de Milton H. Erickson (1901-1980)
Principios de la hipnoterapia ericksoniana
Sugestiones hipnóticas indirectas
Sugestiones y técnicas de confusión
Sugestiones poshipnóticas
Amnesia hipnótica
La hipnosis en el tratamiento del dolor
Autoimagen y autoestima

I
ISBN 978-968-24-7831-

9 7 8 9 6 8 2 4178314

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