Está en la página 1de 3

LA CASA SOLLIEVO DELLA SOFFERENZA (LA CASA ALIVIO DEL

SUFRIMIENTO) LA OBRA TERRENAL DE PADRE PIO Después del terremoto de


1938 que destruyó el pequeño hospital civil “San Francesco”, en San Giovanni
Rotondo, los enfermos tocaban a las puertas del Convento en busca de ayuda para
curarse y Padre Pío sufría con ellos. El 9 de enero de 1940, se encontraban tres amigos
de Padre Pío en su celda, donde los catequizaba sobre el espíritu de abnegación y de
caridad y les dijo, entre otras cosas: “Hijos míos en cada enfermo está Jesús que sufre,
en cada pobre está Jesús que languidece. En cada enfermo pobre está dos veces Jesús”.
Después, sacó una monedita de oro de su túnica y dijo: “Quiero dar el primer donativo
para la obra”. En ese momento se formó el Comité para la fundación del Hospital según
las intenciones de Padre Pío. La obra se llamará “CASA ALIVIO DE LOS
SUFRIMIENTOS”. Se trataba obviamente de un comité de personas seleccionadas por
el mismo Padre Pío, ya que tenían una disposición al voluntariado y una dedicación
completa hacia esta obra. Aunque los tiempos se alargaron a causa de la iniciación de la
segunda guerra mundial. La estructura pudo comenzarse sólo al final del conflicto
armado. Sobre la montaña árida frente al Convento, se fijó la mirada de Padre Pío para
realizar el alivio de los sufrimientos. El Señor inspiró al Padre, que precisamente en esa
montaña árida y llena de piedras quería que surgiera la Obra. Aliviar los sufrimientos de
los hermanos en el alma y en el cuerpo era su deseo cotidiano. Decía: “Recen para que
se cumpla el designio de Dios, así como lo quiere. Dios es providencia, Dios provee.
Dios me encomendó una misión terrena: la fundación de un hospital para los pobres
enfermos del alma y del cuerpo.” La idea de Padre Pío de construir un gran hospital en
uno de los puntos más pobres de Italia, estaba penetrando en la conciencia de muchos.
Se trataba también de gente humilde que mandaba lo que podía, conciente de contribuir
a una obra de renacimiento espiritual y civil. “Una obra de caridad se sostiene con
caridad”, decía Padre Pío. Se difundió la noticia y muchísimas personas comenzaron a
ayudarlo con dinero y con oraciones. Alguien dijo que los hombres no son generosos y
Padre Pío contestó: “¿Tu te fías de los hombres?" No te preocupes. El dinero llegará
espontáneamente y en abundancia. Surgirá un hospital, será grande y bello, pues ahí
estará Jesús en medio de los enfermos”. “Debe ser un hospital modelo, dónde la caridad,
el amor, la hermandad estarán presentes”. Podemos decir, sin lugar a dudas, que se trata
de una obra para la cual Padre Pío puso un gran entusiasmo. Demostró una gran
voluntad de realizarla aun en contra de todas las dificultadas que se presentaran, fueran
de carácter técnico que de carácter humano. En 1947, Barbara Ward, una periodista
inglesa muy famosa, que escribía en el “THE ECONOMIST”, había recibido el encargo
de verificar en los Países europeos donde la guerra había hecho estragos, cómo se
estaban reponiendo gracias a la ayuda de la UNRRA, la famosa institución americana
para la reconstrucción. Visitó a Padre Pío para pedirle el milagro de la conversión de su
novio el comandante Jackson, australiano, que era protestante. Mientras ella visitaba a
Padre Pío, su novio – en Estados Unídos- se convertía al catolicismo. Había que
agradecer al Padre Pío y ayudarlo a la realización del Hospital. El Comandante Jackson
ofreció entonces un donativo muy importante de parte del UNRRA que sirvió para
adelantar notablemente la construcción. Cuando Barbara Ward visitó el hospital de
Padre Pío se sorprendió al ver que la Virgen de la Capilla llevaba su rostro. Empezaron
a llegar también, donativos de los italo-americanos y de todas las partes del mundo.
Decía Padre Pío: “Es la oración, esta fuerza unida de todas las almas buenas, la que
mueve el mundo, que renueva las conciencias, que sostiene la Casa Sollievo, que
conforta a los que sufren, que cura a los enfermos, que santifica el trabajo, que eleva la
asistencia sanitaria, que da fuerza moral y la resignación cristiana al sufrimiento
humano, que hace brotar la sonrisa y la bendición de Dios sobre la languidez y la
debilidad” “Debemos completar la Obra para que se vuelva un Templo de oración y de
ciencia, donde el genero humano se encuentre en Jesús Crucificado”. “Agradezcamos a
la Providencia y a la bondad de Dios.” Cuando el 5 de mayo de 1956 Padre Pío
pronunció su discurso de inauguración dijo: “Esta es la Criatura de la Providencia. Se
las presento, admírenla y bendecid junto a mí al Señor Dios”. “Pero para que esta
criatura crezca se solicita la generosidad DE TODOS. No nos priven de su ayuda,
colaboren con este apostolado de alivio del sufrimiento humano y la caridad divina, que
no conoce límites y que es luz de Dios y dá la vida eterna, acumulará para cada uno de
ustedes un tesoro de gracias”. Los sucesores de Padre Pío han tratado de seguir los
ideales que él mismo se había impuesto para que el hospital y las obras anexas tuvieran
la asistencia y el cuidado que él habría querido para ellas. También el personal está
comprometido en este sentido y todos sus esfuerzos van dirigidos además de la
adecuación de las estructuras, también a la actualización de los profesionales y a la
formación cristiana de los que ahí trabajan. Podemos afirmar que la Casa es el
verdadero gran milagro de Padre Pío ya que nació de la nada. La Casa hoy en día está
como la quería el Padre. Bien organizada, eficiente, completa y sobre todo a disposición
de los más necesitados para la curación de los cuerpos y de las almas conjuntamente.
También el personal ha sido preparado en el interior del hospital a través de las escuelas
de formación profesional y ahora también los médicos especializados, gracias a
acuerdos con universidades, han podido asistir a cursos de post grado y especialización.
Ahora tienen contactos a nivel internacional, sobre todo desde que el hospital recibió el
reconocimiento como Instituto de Admisión y Cuidados de carácter científico. Por
voluntad del Padre, la obra desarrolló no sólo una actividad asistencial y de curación de
los enfermos, sino que también ha profundizado en la investigación medico-científica.
Muchos se han preguntado cómo es posible que Padre Pío haya podido predecir y
realizar, sin tener medios, una obra tan importante, si no fuera por la intercesión de
carácter sobrenatural. La Casa Alivio del Sufrimiento, de hecho es una demostración de
que la Providencia se sirve de hombres que han sido predestinados por Dios para la
realización de sus deseos. La estructura del hospital y sus finalidades Nos habla su
Director: “Es una obra extraordinaria, en continua evolución. Al cuerpo central, se le
realizaron ampliaciones en la época de Padre Pío. Después fueron agregadas otras
estructuras que mejoran y amplían los campos de aplicación de los servicios ofrecidos
por el hospital. Muchas secciones han sido equipadas para casos de emergencia y otras,
potenciadas en la óptica de una siempre mas completa autonomía, para los diagnósticos
y para las terapias. La sala de Emergencia y reanimación ha sido dotada de una
computadora operativa y con medios tecnológicos de vanguardia altamente sofisticados,
a disposición de todos aquellos que están en peligro de muerte.” “No nos cansaremos de
decir que la Casa es un hospital religioso concebido por Padre Pío para ser templo de
oración y de ciencia, donde el ser humano se encuentra con Cristo crucificado como un
bajo un mismo pastor. El alma del hospital son los médicos y enfermeros. Cada uno con
sus propias tareas para la curación del enfermo, pero esencialmente cada uno con su
propia vocación. Vocación no es un oficio ni mucho menos una profesión. Vocación es
una elección de estado de vida. Al centro de cada sistema de asistencia, está el enfermo,
con sus sufrimientos, con su dignidad, pero esencialmente con su finalidad ultra terrena.
Médicos y enfermeras son, con el sacerdote, los colaboradores directos de Cristo en su
proyecto de redención del hombre. No simplemente para ocupar un lugar de trabajo,
sino para actuar un programa de vida, coherente con nuestra elección, con nuestra
vocación.” “El hospital es en buen parte autónomo desde el punto de vista del
abastecimiento de los generes de primera necesidad. Gracias a donativos de aquellos
que han querido agradecer al Padre Pío por favores recibidos, el hospital ha comprado
una serie de propiedades de tierra donde han surgido verdaderas haciendas cuyos
productos están destinados a la Casa. Se producen: leche, yogurt, mantequilla, quesos,
aceite de oliva, mozzarella, ricota, caramelo y otros generes de primera necesidad. “

También podría gustarte