Se encontraron una vez, a la orilla de un arroyo, una rana y un escorpión; el escorpión,
bicho con una picadura mortalmente venenosa, quería cruzar al otro lado, y le pidió a la rana que lo ayudara, prometiéndole que no la picaría, porque, además, de pasar tal cosa, ambos perecerían, la rana envenenada, y el escorpión ahogado. La rana, confiada ella, luego de tal promesa, aceptó, y ahí salieron, la rana nadando y el escorpión en su espalda. Al llegar al medio del cauce de agua, el escorpión picó a la rana; la rana, sorprendida, le preguntó: ¿por lo has hecho, si me habías prometido que no lo harías?, ahora ambos moriremos, a lo que el escorpión contestó: disculpa, no pude evitarlo, es mi naturaleza.
Moraleja.....
Nunca te confíes de quien ya conoces su mala naturaleza, porque en el menor descuido,
y contra toda promesa, actuará de la única manera que conoce, aunque sepa que así, morirán ambos