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En cierta forma el personaje de Kureishi, Adam, experimenta un gran conflicto entre

cuerpo y mente. Al principio, cuando es viejo, cuando sabe quién es, piensa que cambiar su
cuerpo por uno mejor, nuevo es una buena idea. Siente que está preso de las limitaciones que
tiene debido a su edad. La juventud, sería la solución. Por lo tanto a la manera de Descartes esa
sustancia extensa que es su carne se separa de la sustancia pensante, se transforma en un
“cuerponuevo”. Con él recobra de alguna manera la omnipotencia que los años y los achaques
le habían quitado, de alguna forma su personalidad pareciera querer tomar otra vida. Pero
rápidamente empieza a sentir que este nuevo envase no es “su” envase, ni siquiera puede
escribir su propia firma, es allí donde debe asumir un nuevo yo, Leo.
Como Leo, puede disfrutar de un cuerpo que aparenta no tener límites, sobre todo en lo
sexual. El sexo se transforma, en algún punto se vuelve extraño o ajeno, se podría pensar el
sentido de que el sexo es una de las formas más privadas y personales de utilizar y de entregar
el cuerpo, puede estar con cualquiera y de alguna manera esta sustancia lo desprende incluso
de su idea de amor, como si la posibilidad de una máquina sexual en óptimas condiciones le
brindara sexo infinito en lugar de una relación estable. En este sentido de deseo también
podemos ver una máquina anónima
La identidad, la mente se muestran en un continuun interesante, el cuerpo de Adam es
parte de la personalidad y no Leo. Pensaba en la metáfora del cuerpo digital, si bien la cátedra
proponía la imagen en el sentido de que la materialidad se transforma el objeto de
desciframiento, pensaba en lo dificultoso de esta tarea. El cuerpo puede tener un ADN que
puede ser desencriptado, como el caso de Adam, que logran encontrar la forma de “re-generar”
la vida, pero por otro lado pensaba que es imposible re-crear la forma en que la información a
descifrar fue almacenada. Porque por más que los sentidos nos engañen todo el tiempo, es a
través de los sentidos que nos conectamos al mundo (es como si tuviéramos un puerto USB
defectuoso), pero al fin de cuentas el defecto del puerto es lo que nos hace individuales o
únicos. Si es cierto que la “razón” procesará la información recibida y la hará lo más “clara”
posible, sin embargo sigo siendo esclavo de un “puerto” defectuoso que incide en mi ser. De
alguna forma ese es también el problema de Adam, ha quedado vacío de experiencia sensible
que tenía almacenada en su cuerpo viejo o a través de él.
Por otro lado, es significativo el planteamiento ético ante la trasgresión de las leyes de la
naturaleza, Adam ha violado las leyes naturales y tomando el concepto griego de hyubris. Se
puede observar el final trágico del personaje, desencadenado por el pecado de soberbia al
infringir la ley vida-muerte.
Podría decir entonces que el cuerpo es, para Adam, una extensión de su mente al final de
la obra, es un todo imposible de escindir y desde allí que termine condenado a la pesadilla
eterna de un cuerpo sin nada, sin “vida”, es un muerto (un cadáver) viviendo una vida ajena, por
haber trasgredido las reglas, más allá de que él no se lo cuestione directamente y aparezca esta
situación como idea sobre lo sucedido al personaje.

Martinez Natalia
Abril 2011

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