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Defensoría Militar
Cuadernos de
trabajo
No. 4
Diseño Carátula
Corporación Defensoría Militar
Fotografias
Banco fotográfico Corporación Defensoría Militar
Corrección de estilo
Laura Andrea Gaitán Aya
Politóloga
Coordinadores regionales:
ÍNDICE GENERAL
Presentación............................................................................................ 7
EL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO..................................................... 9
GENERALIDADES Y ANTECEDENTES
AUTORA: DIANA MARCELA CUBIDES W......................................................................................................9
INTRODUCCIÓN......................................................................................................................................... 11
1. CONCEPTUALIZACIÓN.......................................................................................................................... 12
2. ANTECEDENTES Y FUENTES. ............................................................................................................... 15 5
3. CONCLUSIONES:................................................................................................................................... 23
BIBLIOGRAFÍA............................................................................................................................................ 24
Cuadernos
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS............................................................................................................... 25 de trabajo
No. 4
EL PRINCIPIO DE PROPORCIONALIDAD........................................................... 27
CONTENIDO DIFERENCIADO COMO
LÍMITE DEL USO DE LA FUERZA
AUTOR: JOSÉ E. HERRERA NOVOA............................................................................................................ 27
INTRODUCCIÓN ........................................................................................................................................ 28
1. CONTENIDO Y ALCANCE DE LA PROPORCIONALIDAD EN SITUACIONES NO REGULADAS
POR EL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO........................................................................... 29
2. LA PROPORCIONALIDAD DE UN ATAQUE MILITAR............................................................................. 31
3. CONCLUSIONES: .................................................................................................................................. 37
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS............................................................................................................... 38
Apuntes
sobre el
Derecho
Internacional
Humanitario
e
inseguridad
jurídica
6
DEFENSORÍA
MILITAR
Presentación
La suficiencia del conocimiento de las reglas regulan el uso de la fuerza por parte de los
miembros de la Fuerza Pública, en desarrollo de las hostilidades o de actividades tendientes
a la preservación o mantenimiento del orden público no relacionadas con aquellas, constituye
condición necesaria de la adecuada planeación y ejecución de las operaciones militares y de
los operativos policiales, así como de la labor de verificación judicial posterior.
En el planeamiento de una operación, el comandante militar debe estimar múltiples fac-
tores que inciden en su ejecución, entre los que se cuenta el entorno jurídico, máxime cuando
los resultados operacionales lo pueden conducir a él mismo, como a sus subordinados, a 7
rendir cuentas ante la justicia. El Comandante militar está llamado a ser sumamente cauteloso
a la hora de definir el tipo de operación que se va ejecutar y, a consecuencia de ello, el grado
de fuerza autorizado. De ahí que cuando, desde la planeación, las reglas que regulan el empleo
de la fuerza no son claras, el Comandante y sus subordinados se exponen al riesgo de incurrir Cuadernos
de trabajo
en comportamientos que, al paso de los años, pueden acarrearles gravísimas consecuencias. No. 4
Pero el problema no sólo está en la claridad o precisión de las normas regulatorias que
se tienen en cuenta en la planeación, sino también, y más grave aún, en las eventuales distor-
siones que de la realidad –las circunstancias de tiempo, modo y lugar de ocurrencia del hecho
investigado—y la normativa aplicable hagan los operadores judiciales o disciplinarios.
La experiencia litigiosa de la Defensoría Militar ha puesto de manifiesto el gran número
de casos en los que autoridades judiciales, incluidas las adscritas a la Justicia Penal Militar,
incurren en apreciaciones jurídicas equivocadas, que conllevan a decisiones abstraídas de la
realidad o que desconocen el auténtico sentido de las reglas que regulan el uso de la fuerza
en las hostilidades o en cualquier otra situación en las que rigen, principalmente, las reglas
del Derecho Internacional Humanitario. Esto ha conllevado a que los miembros de la Fuerza
Pública, esencialmente los militares, se quejen recurrentemente de la incertidumbre jurídica
en la que operan.
En los últimos años, dicho fenómeno, el de la inseguridad o incertidumbre jurídica, se
ha instalado en el centro de la agenda legislativa del Gobierno Nacional, y motivado iniciativas,
incluso del propio Congreso de la República, dirigidas a contrarrestarlo. Todas coinciden, desde
distintos enfoques, en identificar a la confusa relación de complementariedad entre el Derecho
Internacional de los Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario, como fuente
principal de la incertidumbre denunciada.
En esta edición de los Cuadernos de Trabajo de la Defensoría Militar, se exponen en
forma sucinta conceptos genéricos y antecedentes del Derecho Internacional Humanitario;
asimismo, se ofrece un análisis de uno de los más problemáticos puntos de convergencia entre
éste y el Derecho Internacional de los Derechos Humanos: el principio de proporcionalidad.
Finalmente, se presenta un breve estudio sobre la manera en que en el Congreso de la República
se ha discutido el tema, a partir del análisis de los proyectos de actos legislativos y de ley más
representativos.
De esta manera, con aportes académicos como el presente, la Defensoría Militar pretende
incentivar el estudio sobre dicho fenómeno y aportar elementos para el análisis y la reflexión,
contribuyendo al mejor entendimiento de la problemática.
Apuntes
sobre el
Derecho Mayor General EMILIO ENRIQUE TORRES ARIZA
Internacional Director General Ejecutivo
Humanitario
e Corporación Defensoría Militar
inseguridad
jurídica
8
DEFENSORÍA
MILITAR
Generalidades y antecedentes
Autora: Diana Marcela Cubides W.1
Resumen
Es de suma importancia la correcta identificación del marco normativo aplicable a la hora
de adelantar la defensa técnica de un miembro de las Fuerzas Militares que se ve inmerso en
una investigación de tipo penal y/o disciplinaria, como consecuencia de su resultado en una
operación militar. De ahí la pertinencia de iniciar el análisis de conceptos del Derecho Interna-
cional Humanitario, que regula los conflictos armados, sean estos de carácter internacional o
no internacional, que involucra tanto normas que regulan el comportamiento hostil de quienes 9
toman parte en el conflicto en relación a los medios y métodos (Derecho de la Haya), como
aquellas que buscan proteger determinadas personas y bienes (Derecho de Ginebra).
Palabras clave: Derecho Internacional Humanitario, fuentes consuetudinarias, fuentes Cuadernos
convencionales, Derecho de la Haya, Derecho de Ginebra, principios. de trabajo
No. 4
Abstract:
It is very important the correct identification of the regulatory framework applicable to
advance the technical defense of a member of the armed forces who is immersed in an inves-
tigation of criminal or disciplinary proceedings-type as a result of its result in a military ope-
ration. Hence, the relevance of initiating the analysis of concepts of international humanitarian
law, which regulates armed conflict, whether international or not international. Involves both
standards that they regulate the hostile behavior of those who take part in the conflict, means
and methods (Law of The Hague), such as those seeking to protect certain people and assets
(Law of Geneva).
Key words: International Humanitarian Law, Customary sources, Conventional sources,
Law of The Hague, Law of Geneva, Principles.
1 Abogada, egresada de la Universidad La Gran Colombia-Seccional Armenia, Quindío.
Especializada en Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario de la Universidad
Externado de Colombia, con experiencia investigativa como integrante del Semillero de Políticas
Públicas durante el pregrado e investigadora del Departamento de Análisis y Prospectiva de
la Defensoría Militar. Abogada de la Defensoría Militar defensora la Regional Tolima, a cargo
de procesos en las áreas de Derecho Penal Militar, Derecho Disciplinario y Responsabilidad
Fiscal.
ilitar
fensoría M
o Corporación De
10 Banco fotográfic
DEFENSORÍA
MILITAR
INTRODUCCIÓN
La investigación, juzgamiento y, por supuesto, la defensa de un miembro de la Fuerza
Pública por conductas relacionadas con las hostilidades, encuentra en la adecuada identificación
del marco normativo uno de los más complicados retos. Más allá del debate probatorio propio
del caso para la demostración fáctica del hecho y la determinación de la responsabilidad del
investigado, puede ser éste el asunto de mayor importancia a la hora de establecer la legalidad
o ilegalidad de un resultado operacional.
De la identificación de este marco normativo dependerá, en gran medida, la dinámica
argumental y la labor probatoria del proceso, así como el sentido de la sentencia que ponga 11
fin al mismo. Siendo la evaluación del uso de la fuerza un factor necesario a efectos de
determinar la responsabilidad del militar que se investiga, desde el inicio, tanto la autori-
dad judicial como la defensa deben determinar si la situación en la que ocurrió la conducta
corresponde a aquellas que están expresamente reguladas por el Derecho Internacional Cuadernos
de trabajo
Humanitario o si, por el contrario, son de las reguladas por el Derecho Internacional de los No. 4
Derechos Humanos.
No obstante, en la práctica éste parece ser un asunto de poco significado para las au-
toridades judiciales y de gran importancia para la propia defensa del militar, cuando para ésta
última, ello debiera ser el primero y más importante asunto a identificar con la finalidad de
definir su estrategia defensiva. Por ello, la Corporación Defensoría Militar da inicio a la elabo-
ración de breves análisis en los que proporciona herramientas conceptuales útiles para que
sus profesionales adviertan la importancia, contenido y alcance de los marcos normativos que
regulan el uso de la fuerza. De manera especial, gracias a la colaboración de la Relatoría del
Tribunal Superior Militar, se abordará el estudio descriptivo y crítico, de las providencias en
las que dicho Tribunal, desde el año 2010, se ha pronunciado sobre el Derecho Internacional
Humanitario y las reglas que limitan el empleo de la fuerza en casos concretos.
En el presente documento, serán presentados a manera introductoria los conceptos
fundamentales del Derecho Internacional Humanitario, así como sus antecedentes, fuentes,
características y principios. Con estos análisis se pretende auscultar la interpretación con-
creta que el Tribunal Superior Militar ha llevado a cabo sobre el particular y la eventual línea
jurisprudencial que ha seguido para resolver los casos que involucran o hacen necesaria
la aplicación del Derecho Internacional Humanitario. Asimismo, en estos documentos se
analizarán algunos pronunciamientos de las Cortes colombianas, como la sentencia
C-358/1997 y la más reciente la C-084/2016.
1. CONCEPTUALIZACIÓN
El Derecho Internacional Humanitario (DIH) corresponde al régimen jurídico de carácter
internacional, como lo indica su denominación trata y regula los conflictos armados, sean estos
de carácter internacional o interno.
En este caso es considerado como un conjunto de normas, consuetudinarias y escritas,
que restringen la libre elección de medios y los métodos de combate por parte de quienes
participan directamente en las hostilidades, con el propósito de limitar sus efectos. De esta
manera, el DIH surge de una necesidad de humanizar los conflictos armados, reduciendo lo
máximo posible sus efectos, especialmente a favor de los bienes y personas que no participan
en el mismo o de quienes han dejado de hacerlo.
En ese sentido, el DIH parte por reconocer la inevitabilidad de las confrontaciones arma-
Apuntes
sobre el
das, internacionales o internas, por lo que su humanización no se traduce en la prohibición de
Derecho estas sino en la limitación de sus efectos.
Internacional
Humanitario
e
De este modo el DIH contiene la guerra, no prohíbe. Las siguientes definiciones, entre
inseguridad muchísimas otras, bastan para considerar al DIH como un “derecho de mínimos”, dado que
jurídica
coinciden en concebirlo como un conjunto de normas que fijan límites humanitarios a la ca-
pacidad y acción hostil de los Estados y de toda aquella persona que participe directamente
en las hostilidades.
El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) organismo que trabaja por la comprensión y
difusión del Derecho Internacional Humanitario, entre otras labores, en el 2015, lo define como:
Este mismo organismo ha definido el derecho relativo a las hostilidades con conceptos
equivalentes, como derecho de los conflictos armados, aduciendo que éste corresponde a:
Un conjunto de normas destinadas a limitar, por razones humanitarias, los efectos de los conflictos
armados. Su origen se remonta al derecho consuetudinario, y su primera codificación data de 1864.
El derecho de los conflictos armados protege a las personas que no participan o han dejado de
participar en las hostilidades y limita los medios y métodos de guerra permitidos. El derecho de
los conflictos armados también se conoce como “derecho internacional humanitario” o “derecho
de la guerra” (Comíte Internacional de la Cruz Roja , 2015, pág. 12)
Estas definiciones hacen especial énfasis en el origen consuetudinario del Derecho Inter-
nacional Humanitario, lo cual constituye uno de sus más importantes rasgos distintivos como
sistema de normas. Las reglas humanitarias en la guerra, como lo veremos más adelante, son
12 tan antiguas como la guerra misma; por lo que su fuente principal, y originaria, se encuentra
en los hábitos y prácticas de guerra rutinarias de los guerreros, las cuales variaban en función DEFENSORÍA
MILITAR
del modo particular en que estos concebían al enemigo y a la propia guerra. El proceso de
positivización de estas costumbres, aún hoy, dejan espacio para que los “usos y costumbres”
de la guerra continúen nutriendo el régimen jurídico regulatorio de los conflictos armados
(Henckaert, 2005).
El derecho internacional humanitario tiene su origen en las prácticas militares consuetudinarias que
se desarrollaron con el tiempo y en todos los continentes. No todos los ejércitos aplicaron “leyes
o costumbres de la guerra”, como se ha denominado tradicionalmente esta rama del derecho, y
no lo hacían necesariamente con todos los enemigos, no tampoco todas las normas eran iguales.
Sin embargo, típicamente se podía observar una pauta de restricción del comportamiento hacia los
combatientes y civiles basada principalmente en el concepto de honor del soldado.
El derecho internacional humanitario (DIH) es un conjunto de normas que, por razones humanitarias,
trata de limitar los efectos de los conflictos armados. Protege a las personas que no participan o
que ya no participan en los combates y limita los medios y métodos de hacer la guerra…es parte
del derecho internacional, que regula las relaciones entre los Estados. Está integrado por acuerdos
firmados entre Estados –denominados tratados o convenios–, por el derecho consuetudinario
internacional que se compone a su vez de la práctica de los Estados que éstos reconocen como
obligatoria, así como por principios generales del derecho(…) El DIH se aplica en situaciones de
conflicto armado (CICR, 2004).
Por su parte, Diana Hernández Hoyos explica el DIH desde una perspectiva sumamente
significativa. Para esta tratadista, este sistema normativo, regulador de la guerra, encierra una
compleja tensión entre los imperativos humanitarios y las necesidades militares, de manera
que su adecuado equilibrio constituya su objetivo esencial.
Hace parte del Derecho Internacional Público. Se encuentra formado por normas jurídicas, de origen
convencional o consuetudinario, que se aplican a los conflictos armados internacionales o internos, y
buscan lograr un equilibrio entre las necesidades militares y los imperativos humanitarios, paliando,
de esta forma, los efectos de la guerra. (Hernandez Hoyos, 2016, pág. 27)
Aunque desde lo teórico parece no ofrecer ninguna dificultad el entendimiento del DIH
como lo propone la profesora Diana Hernández, en la práctica el logro de dicho equilibrio puede
resultar bastante problemático.
La Real Academia de la Lengua Española define el término “imperativo” como “deber
o exigencia inexcusable” mientras que “humanitario” como “que mira o se refiere al bien
del género humano”, “benigno, caritativo, benéfico” y “que tiene como finalidad aliviar los
efectos que causan la guerra u otras calamidades en las personas que las padecen” (Real
Academia de la Lengua Española, 2016). A partir de esto, se entiende por “imperativo huma-
nitario”, en el contexto de la definición que ofrece esta tratadista, como el inexcusable deber u
obligación de las partes en conflicto de prevenir o aliviar el sufrimiento humano causados por
sus acciones de guerra.
Entretanto, por “ventaja militar” debe entenderse el fin primordial, estratégico o táctico,
de quienes toman parte en las hostilidades consistente en procurar el debilitamiento de la fuerza
militar contraria (enemigo). De esta manera, la ventaja militar constituye un factor dinamizador,
además de esencial, de la guerra.
Apuntes
sobre el
Derecho Las autoridades modernas en materia de leyes de la guerra siguen remitiéndose a la definición
Internacional de la necesidad militar que se especifica en el artículo 14 del Código de Lieber, según la cual “la
Humanitario necesidad militar, tal y como la entienden las naciones civilizadas modernas, es la necesidad de
e
inseguridad tomar las medidas indispensables para lograr los propósitos de la guerra y que son lícitas según
jurídica las leyes y los usos modernos de la guerra”. Teniendo en cuenta esta formulación de “indispen-
sables para lograr los propósitos de la guerra”, se entiende, por lo común, que el principio de la
necesidad militar justifica sólo el grado de fuerza necesario para conseguir la derrota militar y la
pronta sumisión del enemigo. En efecto, en la Declaración de San Petersburgo se declaraba, ya
en 1868, que “el único objetivo legítimo que los Estados deben proponerse durante la guerra es la
debilitación de las fuerzas militares del enemigo”.
(…)El principio de necesidad militar constituye en sí y por sí mismo un importante factor de res-
tricción, porque prescribe que, para ser lícita, la violencia en la guerra ha de ser ante todo necesaria
desde el punto de vista militar” (Geiss, 2006, pág. 12).
En la definición del contenido y alcance del DIH, este concepto tiene una importancia
fundamental, en la medida en que constituye un elemento necesario en la determinación de la
proporcionalidad de los ataques; por lo que la amplitud o estrechez de su comprensión incide
determinantemente en la protección que ofrece el DIH.
En ese sentido, para la doctrinante Diana Hernández Hoyos, el concepto de necesidad
militar es el que justifica el uso de la violencia y la adopción de medidas que no estén prohibidas
por el derecho de la guerra y que se requieren para dominar militarmente al enemigo, acudiendo
no solo a los medios, métodos y objetivos permitidos por el DIH, sino que a su vez estos sean
necesarios e indispensables para la derrota (Hernandez Hoyos, 2016, págs. 251-252).
El profesor Alejandro Anaya Muñoz propone una definición del DIH, en la que igualmente
hace referencia al límite que estas disposiciones suponen a los medios y métodos de guerra
en la medida en que posibiliten el debilitamiento bélico del enemigo. La idea de Anaya Muñoz
asimismo tiene que ver con un principio natural de la guerra: “la economía de fuerzas”; según
14 el cual es necesario que en el desarrollo de la guerra se haga uso eficiente de los recursos
disponibles, de modo que se emplee la fuerza que sea necesaria para afectar la capacidad DEFENSORÍA
MILITAR
armada del contrario.
Rama del Derecho Internacional Público conformada por un conjunto de normas que busca, por
razones humanitarias, proteger y asistir a las personas que no participan, o por cualquier razón
han dejado de participar en conflictos armados pero que se ven afectadas por los mismos. Por otro
lado, el Derecho Internacional Humanitario limita los medios y métodos de la guerra de manera que
se restrinja el uso de la violencia a la cantidad estrictamente necesaria para debilitar el potencial
bélico del enemigo. (Anaya Muñoz, y otros, 2005, pág. 56)
Las anteriores definiciones, apenas algunas de las incontables que se han propuesto
para explicar el DIH, contienen elementos suficientes que permiten explicar el concepto de este
sistema de normas desde varios puntos: El primero de ellos corresponde a que es un conjun-
to de normas de origen tanto convencional, como consuetudinario; el segundo, que dichas
normas contienen obligaciones para el desarrollo de las hostilidades en cuanto a los medios y
métodos de guerra, así como también, normas que protegen a personas y bienes específicos;
para finalmente concluir que ello ocurre, con el único objetivo de: “por razones humanitarias,
prevenir o aliviar los sufrimientos que se dan con ocasión a los conflictos armados”.
2. ANTECEDENTES Y FUENTES.
“Deben, pues, observase en la guerra, aquellos pactos que fijan de conducta para el caso de so-
brevenir un rompimiento entre los contratantes, verbigracia, el tiempo que se dará a los súbditos
del uno para retirarse del territorio del otro, la neutralidad de un puerto, ciudad o provincia de uno
15
de ellos, etcétera. Aún es más necesaria la observancia de los pactos que se celebran en la guerra
misma, como son las capitulaciones de plazas, las convenciones de tregua, las relativas al canje
o rescate de los prisioneros, y otras variadas de que después se hará mención. Porque no todo
debe cesar, ni todos los vínculos de la humanidad se rompen entre las naciones que se hacen la Cuadernos
de trabajo
guerra; y bien lejos de superarse en ellas la obligación de guardar fe, nunca es más importantes a No. 4
los hombres; pues en el curso de la guerra hay mil ocasiones en que, para poner a raya sus furores
y moderar las calamidades que acarrea, la salud de ambos beligerantes exige que traten y estipulen
sobre varias materias, sin lo cual la guerra degeneraría en una atroz y desenfrenada licencia, y sus
males no terminarían jamás” (Bello, 1946, pág. 307).
Como se dijo antes, el DIH tiene su origen en las prácticas reiteradas de guerra que,
aunque no eran homogéneas, limitaban el comportamiento de quienes en ella intervenían. En
el pasado, los líderes militares ocasionalmente ordenaban a sus tropas dirigir sus acciones de
guerra estrictamente sobre las posiciones del enemigo, brindarle buen trato a los rendidos y
posibilitar la asistencia médica a los heridos y enfermos.
La reiteración de dichas prácticas, fue dando origen a reglas consuetudinarias de buena
conducta entre los combatientes, cuya positivización posterior se hizo necesaria hace un par
de siglos en aras de brindar mayor certeza y dotarlas de obligatoriedad. De esta manera se
empezaron a conocer como “Usos y costumbres de la guerra”.
Así pues, previo a iniciarse el proceso de positivización de estas costumbres, en tratados
universales, la regulación de la guerra era una preocupación evidente de las fuerzas enfrenta-
das, lo que resolvían, generalmente, con órdenes unilaterales a sus tropas de conducirse en
cierta forma y/o en acuerdos bilaterales que fijaban límites a la confrontación, con el fin de
permitir el cese de hostilidades para sepultar a los combatientes caídos, facilitar el intercambio
de prisioneros, aliviar el sufrimiento o el asedio sobre las poblaciones o, simplemente, como
una forma de oxigenar a sus propias tropas. Ejemplo de estos durante nuestra independencia,
pueden citarse, siguiendo al profesor colombiano Luis Ociel Castaño Zuluaga, (Cataño Zuluaga,
2012) los siguientes:
- Tratado de armisticio de El Tampo, 1812. Celebrado entre don Francisco Mosquera
y Bonilla, comandante de armas del Valle del Cauca y don Joaquín Paz por parte
de las fuerzas de Pasto, durante el periodo conocido como “La Patria Boba”. En
dicho documento, las partes se comprometieron a suspender las hostilidades,
retirarían sus tropas a un día de distancia de la ciudad de Popayán, permitir el libre
transporte y comercio, el canje de prisioneros y la devolución de esclavos a sus
dueños (Zuluaga, 2012, págs. 333-368).
- Suspensión de hostilidades en la Nueva Granada de 1812.
16
constituye una de las más representativas expresiones de incivilidad e irracionalidad social, así DEFENSORÍA
MILITAR
se le impongan límites2 (Ej. El artículo 22 del Código Lieber)3.
Deseando los Gobiernos de España y de Colombia manifestar al mundo el horror con que ven
la guerra de exterminio que ha devastado hasta ahora estos territorios, convirtiéndolos en un
teatro de sangre; y deseando aprovechar el primer momento de calma que se presenta para
regularizar la guerra que existe entre ambos Gobiernos, conforme a las leyes de las naciones
cultas, y a los principios más liberales y filantrópicos, han convenido en nombrar Comisionados
que estipulen y fijen un tratado de regularización de la guerra; y en efecto, han nombrado el
Excmo., señor General en Jefe del Ejército expedicionario de Costa Firme, Don Pablo Morillo,
Conde de Cartagena, de parte del Gobierno español; a los señores Jefe Superior Político de
Venezuela, el Brigadier Don Ramón Correa, Alcalde primero constitucional de Caracas, Don
Juan Rodríguez Toro, y Don Francisco González de Linares; y el Excmo. Señor Presidente de la
República de Colombia Simón Bolívar, como Jefe de la República, de parte de ella, a los señores
General de Brigada Antonio José de Sucre, Coronel Pedro Briceño Méndez, y Teniente Coronel
José Gabriel Pérez, los cuales autorizados competentemente han convenido y convienen en
los siguientes artículos.
Art. 1° La guerra entre España y Colombia se hará como la hacen los pueblos civilizados, siempre
que no se opongan las prácticas de ellos a alguno de los artículos del presente Tratado que debe
ser la primera y más inviolable regla de ambos Gobiernos.
Art. 2° Todo militar o dependiente de un ejército tomado en el campo de batalla aun antes de decidirse
ésta, se conservará y guardará como prisionero de guerra, y será tratado y respetado conforme a
su grado hasta lograr su canje. 17
Art. 3° Serán igualmente prisioneros de guerra y tratados de la misma manera que éstos, los que
se tomen en marchas, destacamentos, partidas, plazas, guarniciones y puestos fortificados, aunque
éstos sean tomados al asalto, y en la marina los que lo sean aun al abordaje.
Cuadernos
de trabajo
Art. 4° Los militares o dependientes de un ejército que se aprehendan heridos o enfermos en los No. 4
hospitales, o fuera de ellos, no serán prisioneros de guerra, y tendrán libertad para restituirse a
las banderas a que pertenezcan luego que se hayan restablecido. Interesándose tan vivamente la
humanidad en favor de estos desgraciados, que se han sacrificado a su patria y a su gobierno,
deberán ser tratados con doble consideración y respeto que los prisioneros de guerra, y se les
prestará por lo menos la misma asistencia, cuidado y alivio que a los heridos y enfermos del ejército
que los tenga en su poder.
Art. 5° Los prisioneros de guerra se canjearán clase por clase y grado por grado, o dando por
superiores el número de subalternos que es de costumbre entre las naciones cultas.
2 El profesor CASTAÑO ZULUAGA termina por concluir, que mucho antes de que se materializara un corpus
juris, las ideas humanitaristas de personalidades ilustradas y liberales, sirvieron para racionalizar en un buen
grado las guerras de la independencia hispanoamericana. Así, se acordaron treguas, canje de prisioneros,
se indultaron y amnistiaron combatientes, se firmaron capitulaciones y se brindó trato humanitario a
heridos, enfermos y derrotados, así como a quienes no participaran en las hostilidades.
3 “Artículo 22. Al tiempo que la civilización ha avanzado durante los últimos siglos, de igual forma ha avanzado
con firmeza la distinción, particularmente en la guerra en tierra, entre el individuo privado perteneciente a
un país hostil, y el país hostil en sí mismo con sus hombres armados. Cada vez se reconoce más el principio
de que el ciudadano desarmado debe ser perdonado en su persona, propiedad y honor, tanto como las
exigencias de la guerra lo permitan.” (Subrayado fuera de texto)
Art. 6° Se comprenderán también en el canje, y serán tratados como prisioneros de guerra, aquellos
militares o paisanos que individualmente o en partidas hagan el servicio de reconocer u observar,
o tomar noticia de un ejército para darlas al Jefe de otro.
Art. 7° Originándose esta guerra de la diferencia de opiniones: hallándose con vínculos y relaciones
muy estrechas los individuos que han combatido encarnizadamente por las dos causas; y deseando
economizar la sangre cuanto sea posible, se establece que los militares o empleados que habiendo
antes servido a cualquiera de los dos Gobiernos hayan desertado de sus banderas y se aprehendan
bajo las del otro, no puedan ser castigados con pena capital. Lo mismo se entenderá con respecto
a los conspiradores y desafectos de una y otra parte.
Art. 8° El canje de prisioneros será obligatorio, y se hará a la más posible brevedad. Deberán, pues,
conservarse siempre los prisioneros dentro del territorio de Colombia, cualquiera que sea su grado
y dignidad; y por ningún motivo ni pretexto se alejarán del país llevándose a sufrir males mayores
que la misma muerte.
Art. 9° Los Jefes de los ejércitos exigirán que los prisioneros sean asistidos conforme quiera el
Gobierno a quien éstos correspondan, haciéndose abonar mutuamente los costos que causaron.
Los mismos Jefes tendrán derecho de nombrar comisarios, que trasladados a los depósitos de
Apuntes
sobre el los prisioneros respectivos, examinen su situación, procuren mejorarla, y hacer menos penosa su
Derecho existencia.
Internacional
Humanitario
e Art. 10. Los prisioneros existentes actualmente gozarán de los beneficios de este Tratado.
inseguridad
jurídica Art. 11. Los habitantes de los pueblos que alternativamente se ocuparen por las armas de ambos
Gobiernos, serán altamente respetados, y gozarán de una y absoluta libertad y seguridad, sean
cuales fueren o hayan sido sus opiniones, destinos, servicios y conducta con respecto a las partes
beligerantes.
Art. 12. Los cadáveres de los que gloriosamente terminen su carrera en los campos de
batalla, o en cualquier combate, choque o encuentro entre las armas de los dos Gobiernos,
recibirán los últimos honores de la sepultura, o se quemarán cuando por su número, o por
la premura del tiempo, no puede hacerse lo primero. El ejército o cuerpo vencedor, será el
obligado a cumplir con este sagrado deber, del cual, sólo por una circunstancia muy grave
y singular podrá descargarse, avisándolo inmediatamente a las autoridades del territorio en
que se hallan para que lo hagan. Los cadáveres que de una y otra parte se reclamen por el
Gobierno o por los particulares, no podrán negarse, y se concederá la comunicación nece-
saria para trasportarlos.
Art. 13. Los Generales de los ejércitos, los Jefes de las divisiones y todas las autoridades estarán
obligados a guardar fiel y estrictamente este Tratado, y sujetos a las más severas penas por su
infracción, constituyéndose ambos Gobiernos responsables a su exacto y religioso cumplimiento,
bajo la garantía de la buena fe y del honor nacional.
Art. 14. El presente Tratado será ratificado y canjeado dentro de sesenta horas y empezará a cumplirse
desde el momento de ratificación y canje; y en fe de que así lo convenimos y acordamos nosotros
los Comisionados de España y de Colombia, firmamos dos de un tenor, en la ciudad de Trujillo a
las diez de la noche del 26 de noviembre de 1820.
PABLO MORILLO.
Josef Caparros, Secretario.
Se aprueba, confirma y ratifica, el presente Tratado en todas y cada una de sus partes. Dado, firmado
y sellado con el sello provisional del Estado, y refrendado por el Ministro de la Guerra, en el Cuartel
general en la ciudad de Trujillo, a 26 de noviembre de 1820.
SIMÓN BOLÍVAR
Por mandato de S.E.
Pedro Briceño Méndez.
En las postrimerías del siglo XIX, previo a la aparición de organismos multilaterales, como
la Sociedad de Naciones (1919) y la Organización de Naciones Unidas (1945), en un período
en que la “soberanía” constituía un principio absoluto, fundamental en el desarrollo de las re-
laciones entre los Estados, se dio inicio a un proceso de positivización que no se ha detenido
hasta la actualidad, y que tuvo entre los años 1949 y 1977 los más significativos avances.
En 1863, en plena guerra civil norteamericana, el presidente de los Estados Unidos de
América, Abraham Lincoln, publicó las “Instrucciones para el Gobierno de los Ejércitos de
los Estados Unidos en Campaña”, más conocidas como “Código Lieber”. Estas directrices
gubernamentales estaban contenidas en 157 artículos, en los que desarrollaron en extenso todo 19
un régimen de comportamiento de las tropas, frente al adversario, los civiles y sus bienes; entre
las declaraciones más importantes de este código se pueden citar: el rechazo de toda crueldad
y mala fe entre combatientes, los actos de venganza personal y las ofensas al oponente (art.
2º); el límite a la necesidad militar, especialmente para proscribir acciones tendientes a pro- Cuadernos
de trabajo
ducir sufrimiento en sí o por venganza, así como emplear la tortura para obtener información No. 4
o confesiones y recurrir a actos de perfidia (Art. 16); la distinción entre hombres armados y
desarmados, con el fin de procurar el mayor grado de protección de la vida, honor y bienes de
estos últimos (Art. 22, 35, 68); la protección de los prisiones de guerra (Art. 56). Una especial
mención a los artículos 44 y 68 de este Código, en los que se evidencia el sentido y alto grado
de perfeccionamiento de estas reglas de conducción de las hostilidades:
Artículo 44. Toda violencia sin sentido cometida en contra de personas en el país invadido, toda
destrucción de propiedad no dirigida por el oficial autorizado, todo robo, pillaje o saqueo, incluso
después de tomar un lugar por la fuerza, toda violación, daño, mutilación o asesinato de sus
habitantes quedan prohibidos bajo pena de muerte o bajo cualquier otro castigo severo que sea
adecuado de acuerdo con la gravedad de la ofensa.
Un militar, oficial o soldado raso por el acto de cometer tal violencia y desobedecer a un superior que
le ordene abstenerse de ella puede ser asesinado legalmente en el momento mismo por tal superior.
Artículo 68. Las guerras modernas no son guerras de aniquilación mutua, en las cuales el objetivo
es el asesinato del enemigo. La destrucción del enemigo en la guerra moderna y, de hecho, la guerra
moderna en sí, son formas de obtener aquel objetivo del beligerante que yace más allá de la guerra.
Considerando:
Que la única finalidad legítima que los Estados deben proponerse durante la guerra es el debilita-
miento de las fuerzas militares del enemigo;
Que, a este fin, basta con poner fuera de combate al mayor número posible de hombres;
Que esta finalidad quedaría sobre pasada por el empleo de armas que agravarían inútilmente los
sufrimientos de los hombres puestos fuera de combate, o bien harían que su muerte fuese inevi-
table (CICR, 1996).
Este concepto de limitación de la guerra deslegitima toda acción que signifique el uso
indiscriminado o desmedido de la fuerza, y ayuda a precisar otros conceptos igualmente im-
portantes como la ventaja militar y la necesidad militar. Sin embargo, lo declarado no puede 21
interpretarse como una prohibición al hecho más natural de la guerra: la muerte del adversario
en armas.
Tal limitación se orienta a reducir el sufrimiento humano hasta la medida del propósito Cuadernos
de trabajo
militar por excelencia, el cual no puede ser otro que lograr la derrota de la contra parte. Dicho No. 4
sea de paso, si la restricción llevara implícita la prohibición de causar la muerte del contrario,
en la Declaración de 1868, como en los instrumentos internacionales de la misma naturaleza
que le siguieron, se hubiera decretado la prohibición del uso de todo artefacto o método de
guerra con la capacidad de producir la muerte de personas.
De lo que versa la Declaración es de la conciliación de las leyes humanitarias y de las
necesidades de la guerra, no en la negación o en la deslegitimación de estas.
Con esto en claro, los delegados de los 29 Estados que participaron en la Conferencia
Internacional de Paz de 1899 en La Haya, debatieron sobre las reglas para conducción de las
hostilidades en base en la Declaración de Bruselas de 1874. El resultado fue la aprobación
del Convenio sobre las leyes y costumbres de la guerra terrestre, que contenía normas
relativas a la calidad de beligerante, la distinción entre personas combatientes y las que
no, trato debido a los prisioneros de guerra, el límite al derecho de los beligerantes de
elegir los medios para causar daño al enemigo y la prohibición de emplear ciertas armas y
prácticas de guerra. Este Convenio fue ligeramente modificado en la Segunda Conferencia
Internacional de Paz de La Haya, 1907, al tiempo que se aprobó un nuevo Convenio que
reguló las guerras navales.
En 1929 se aprobó el Protocolo sobre la prohibición del empleo en la guerra, de gases
asfixiantes, tóxicos o similares y de medios bacteriológicos; de esta manera se reguló en extenso
la prohibición hecha en la Declaración de 1899 (Artículo 23 del Reglamento sobre las leyes y
costumbres de la guerra terrestre), motivado por uso en la primera guerra mundial.
En los años posteriores hubo intentos fallidos por aprobar instrumentos que regularan
la guerra aérea y el uso de submarinos; sólo en 1954, en La Haya, se aprobó la Convención
para la protección de los bienes culturales en caso de conflicto armado.
Durante el período de postguerra, bajo los auspicios de la Organización de Naciones
Unidas, el Comité Internacional de la Cruz Roja hizo importantes esfuerzos por lograr ampliar
la codificación de normas regulatorias de guerra, lo que dio como resultado la firma de los
Convenios de Ginebra de 1949. Por ese entonces, la preocupación más evidente de la comu-
nidad internacional, además del enjuiciamiento de criminales de guerra y la regulación de las
armas nucleares, giraba en torno a la necesidad de establecer reglas que limitaran los efectos
de los conflictos interiores que habían proliferado exponencialmente al término de la Segunda
Guerra Mundial. Pese a la resistencia de algunas potencias que reivindicaban su derecho de
Apuntes
sobre el auto determinarse, en los Convenios de Ginebra de 1949 se incorporó un artículo (3º), que
Derecho vendría a convertirse en la base de los desarrollos normativos de 1977, y por cuya importancia
Internacional
Humanitario le ha valido la denominación de “miniconvenio”.
e
inseguridad Este artículo 3º introdujo a los cuatro Convenios, reglas aplicables a todo conflicto armado
jurídica
que no tuviera el carácter de internacional, estableciendo estándares mínimos de protección
a las personas que no participen directamente en las hostilidades, incluyendo quienes hayan
depuesto las armas, heridos o enfermos. Si bien el Protocolo Adicional II de 1977, trató en
extenso las cuestiones relativas a los conflictos armados sin carácter internacional, el artículo
3º continúa siendo una fuente importante de obligaciones por quienes toman parte en este tipo
de confrontaciones armadas.
En el período comprendido entre 1949 y 1977, se promulgaron importantes Declaraciones
y Resoluciones que desarrollaban las reglas de la guerra existentes. Entre ellas se destaca la
Resolución XXVIII dictada en la XX Conferencia Internacional de la Cruz Roja, celebrada en la
ciudad de Viena en 1965, en la que se establecieron principios básicos aplicables en desarrollo
de las hostilidades (Manual del Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna
Roja, 13a edición, 1994):
a) Que no es ilimitado el derecho de las partes en un conflicto a adoptar medios para
causar daño al enemigo.
b) Que está prohibido lanzar ataques contra la población civil como tal;
c) Que en todo momento ha de distinguirse entre las personas que participan en las
hostilidades y los miembros de la población civil, a fin de que se respete a estos
últimos lo más posible.
Si bien estos principios se inspiran en reglas sobre la guerra ya existentes, este tipo
de pronunciamientos revisten una especial importancia en razón a que refrendan su carácter
22 vinculante, comoquiera que reafirman su normativo, e impulsaron el movimiento hacia la ac-
tualización de la normativa que finalmente se concretó con la aprobación de los Protocolos de DEFENSORÍA
MILITAR
1977, Adiciones a los Convenios de Ginebra.
Con posterioridad se debe citar como los más importantes instrumentos regulatorios
de la guerra; la Convención sobre prohibiciones o restricciones del empleo de ciertas armas
convencionales que puedan considerarse excesivamente nocivas o de efectos indiscriminados
de 1980 y sus Protocolos: Protocolo sobre fragmentos no localizables (P.I); Protocolo sobre
prohibiciones o restricciones del empleo de minas, armas trampas y otros artefactos (P.II);
Protocolo sobre prohibiciones o restricciones del empleo de armas incendiarias (P.III); Protocolo
sobre armas láser cegadoras (P.IV) y el Protocolo sobre los Restos Explosivos de Guerra (P.V).
Finalmente, tras la trascendental labor cumplida por los Tribunales Internacionales Ad
Hoc para la ex Yugoslavia en 1993 y Ruanda en 1994, en el procesamiento de graves crímenes
contra la humanidad, la paz y los usos de la guerra, en 1998 fue aprobado el Estatuto de Roma
el 17 julio de 1998, para el establecimiento de una Corte Internacional con carácter permanente
la cual entró en vigor el 1 de julio de 2002.
No obstante su desarrollo actual, el Derecho Internacional Humanitario se enfrenta a nue-
vos y complejos retos, como la “guerra contra el terrorismo” o el surgimiento de conflagraciones
atípicas como la protagonizada por el autodenominado “Estado Islámico”. Estas situaciones
han evidenciado la incapacidad de las naciones de proscribir la guerra como forma de resolver
diferencias y pone de presente que en cualquier rincón del globo pueden surgir eventos para
los que las codificaciones actuales parecen quedar obsoletas. 23
3. CONCLUSIONES:
El Derecho Internacional Humanitario (DIH), esencialmente, constituye un sistema de Cuadernos
de trabajo
normas, convencionales y consuetudinarias, cuyo fin es la regulación de la guerra, con el fin No. 4
contener sus efectos. Habiendo fracasado el empeño de la comunidad internacional de pros-
cribir eficazmente la guerra, este tipo de normas pretenden establecer límites a los conflictos
por dos vías: i) la prohibición de atacar directos a la población civil y sus bienes, así como la
protección de heridos, náufragos y prisioneros de guerra (Derecho de Ginebra); ii) la restric-
ción de la libertad que tienen las partes de elegir y emplear los medios y métodos para hacer
la guerra (Derecho de la Haya).
En la actualidad, el amalgamiento de estas dos vertientes del DIH ha sido tal que es difícil
identificar con claridad los límites entre uno y otro. En todo caso, a efectos de cumplir con el
propósito de este Derecho, la diferenciación resulta inocua.
Si bien el conjunto de reglas que regulan el comportamiento de quienes toman parte en
las hostilidades, en desarrollo de conflictos armados internacionales e internos, se identifica con
la denominación “Derecho Internacional Humanitario”, estas tuvieron desarrollo en momentos
y espacios diferentes; en el desarrollo de las codificaciones actuales y en la interpretación de
su alcance, han cumplido un histórico papel los usos y costumbres de la guerra, anteriores a
la preocupación universal por la guerra.
Dichas normas jurídicas tienen un ámbito de aplicación: los conflictos armados, sean
estos internacionales o sin este carácter. El DIH se ha encargado de definirlos, de establecer
sus características, naturaleza, elementos y demás aspectos relevantes a la hora de distinguir
el uno del otro; ello con el único objetivo de como lo plantea la primera definición analizada,
buscar un equilibrio entre las necesidades militares y los imperativos humanitarios. Pero ¿Cómo
equilibrar necesidades militares con los principios de la humanidad?: Imponiendo límites a la
guerra, en concreto, al empleo de la fuerza por parte de quienes participen en las hostilidades.
La complejidad de los conflictos actuales, sumado a los avances tecnológicos que inci-
den en la dinámica de las nuevas conflagraciones bélicas, plantean nuevos retos para el DIH.
A pesar de la flexibilidad de las normas y los principios que componen esta rama del Derecho
Internacional, su proceso de formación parece no haber logrado su fase conclusiva. Como la
guerra, el derecho tendrá que evolucionar; y ahora, con mayor celeridad.
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Apuntes
sobre el
Derecho
Internacional
Humanitario
e
inseguridad
jurídica
helicoptero
26 Traslado d
e herido en
DEFENSORÍA
MILITAR
EL PRINCIPIO DE PROPORCIONALIDAD
Resumen.
La relación de complementariedad entre el Derecho Internacional de los Derechos Hu-
manos y el Derecho Internacional Humanitario suele ser mucho más problemática de lo que en 27
teoría se plantea. Uno de los aspectos que hacen compleja esta vinculación entre tales cuerpos
normativos, tiene que ver con la interpretación que se haga de la proporcionalidad, como
principio regular del uso de la fuerza. El presente artículo plantea y desarrolla brevemente el
Cuadernos
asunto, con miras a provocar una reflexión sobre las implicaciones que en la práctica judicial de trabajo
derivan de la distorsión del alcance y contenido de esta particular regla. No. 4
La íntima relación entre los campos de aplicación del Derecho Internacional Humanitario (DIH
y del Derecho Internacional de los Derechos Humanos (DIDH), puede generar una situación
de complacencia que no plantee inquietudes sobre la valoración del PP (Principio de propor-
cionalidad), ni sobre su evaluación cuantitativa, cuando realmente tanto su significado como
los criterios para su interpretación dependen drásticamente según la luz de la normativa
internacional que se utilice.
5 La Resolución 2444 (XXIII) de la Asamblea General de las Naciones Unidas, 19 de diciembre 1968, entre otras
posteriores que la desarrollan, prevé que en el marco de los conflictos armados el núcleo duro de derechos
humanos y, por ende, los instrumentos jurídicos que los contemplan, no se suspenden; en consecuencia, ha
sido aceptado de manera pacífica que la aplicación del Derecho Internacional Humanitario en situaciones
que lo ameriten no excluye completamente las normas que integran el Derecho Internacional de los
28 Derechos Humanos, estableciéndose de este modo una relación de complementariedad, cuyas tensiones
sólo pueden ser solucionadas satisfactoriamente recurriendo al principio de lex specialis.
1. CONTENIDO Y ALCANCE DE LA PROPORCIONALIDAD EN SITUACIONES DEFENSORÍA
MILITAR
NO REGULADAS POR EL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO.
La reflexión traída en su integridad textual, enseguida del título de este artículo, advierte
de modo magistral sobre el cuidado que habrá de observarse a la hora de determinar qué se
entiende por uso proporcional de la fuerza. Para el Comité Internacional de la Cruz Roja pese
a denominarse igual, el alcance del principio de proporcionalidad está condicionado al ámbito
específico de regulación, de manera que el que ha de atribuírsele en situaciones suscitadas en
el seno de un conflicto armado, difiere sustancialmente del que le corresponde en cualquier otra
situación. A consecuencia de lo advertido, por la que pudiera ser considerada la más respetada
de las autoridades en la materia, de entrada es incuestionable que el examen de proporcionali-
dad sobre el empleo de las armas de fuego en desarrollo de una operación militar, planeada y
ejecutada bajo los reglas propias del Derecho Internacional Humanitario, no puede asimilarse,
ni arrojar idénticos resultados, al que pudiera hacerse al mismo uso de la fuerza, en situaciones
no constitutivas o relacionadas con un conflicto armado.
El recurso mismo al empleo de la fuerza, difiere notablemente en uno y otro contexto;
de ello igualmente llama la atención el Comité Internacional de la Cruz Roja al señalar que “el
uso de la fuerza o de las armas de fuego para hacer cumplir la ley es, obviamente, una
medida extrema” en tanto que “en un conflicto armado la situación es muy distinta”. (CICR,
2012, pág. 50) (Subrayado fuera de texto)
En efecto, como bien lo anota el Comité y da cuenta el sentido intrínseco de ambos ám- 29
bitos normativos, el uso letal de la fuerza en un contexto de alteración del orden público que
no alcance a constituir o esté relacionado con el desarrollo de las hostilidades (Ej. Tensiones
o disturbios), representa el último recurso del que dispone un funcionario encargado de hacer
Cuadernos
cumplir la ley ante una situación que requiera de su reacción6. En situaciones como estas el de trabajo
empleo de las armas de fuego sólo es justificable, salvo contadas excepciones, y por tanto No. 4
legítimo, ante el fracaso de las demás acciones no letales o disuasivas. Se pretende con esto
racionalizar el empleo de las armas de fuego a un grado tal que quede reducido a especialísimos
eventos de suma gravedad, asegurando un uso diferenciado de la fuerza que permita mayor
protección a la vida e integridad de las personas.
De este modo lo dictan los Principios Básicos sobre el Empleo de la Fuerza y de
Armas de Fuego por los Funcionarios Encargados de Hacer Cumplir la Ley, aprobados
en el Octavo Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y Tratamiento del
Delincuente, celebrado en La Habana, Cuba, entre el 27 de agosto de 1990 y el 7 de septiembre
del mismo año.
6 “a) La expresión “funcionarios encargados de hacer cumplir la ley” incluye a todos los agentes
de la ley, ya sean nombrados o elegidos, que ejercen funciones de policía, especialmente las
facultades de arresto o detención.
b) En los países en que ejercen las funciones de policía autoridades militares, ya sean
uniformadas o no, o fuerzas de seguridad del Estado, se considerará que la definición de
funcionarios encargados de hacer cumplir la ley comprende a los funcionarios de esos servicios.”
Código de conducta para funcionarios encargados de hacer cumplir la ley. Adoptado por la
Asamblea General en su resolución 34/169, de 17 de diciembre de 1979.
“2. Los gobiernos y los organismos encargados de hacer cumplir la ley establecerán una serie de
métodos lo más amplia posible y dotarán a los funcionarios correspondientes de distintos tipos de
armas y municiones de modo que puedan hacer uso diferenciado de la fuerza y de las armas de
fuego. Entre estas armas deberían figurar armas incapacitantes no letales para emplearlas cuando
fuera apropiado, con miras a restringir cada vez más el empleo de medios que puedan ocasionar
lesiones o muertes. Con el mismo objetivo, también debería permitirse que los funcionarios en-
cargados de hacer cumplir la ley cuenten con equipo autoprotector, por ejemplo, escudos, cascos,
chalecos a prueba de balas y medios de transporte a prueba de balas a fin de disminuir la necesidad
de armas de cualquier tipo (…).
4. Los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, en el desempeño de sus funciones, utili-
zarán en la medida de lo posible medios no violentos antes de recurrir al empleo de la fuerza y de
armas de fuego. Podrán utilizar la fuerza y armas de fuego solamente cuando otros medios resulten
ineficaces o no garanticen de ninguna manera el logro del resultado previsto.”
Considerando que existen situaciones que per se o por su desarrollo no hacen posible
excluir completamente el uso de las armas de fuego, esta misma declaración de principios fija
estrictos límites a dicho recurso extraordinario; con esto, el empleo de las armas de fuego se
Apuntes
torna en excepcionalísimo.
sobre el
Derecho 5. Cuando el empleo de las armas de fuego sea inevitable, los funcionarios encargados de hacer
Internacional
Humanitario
cumplir la ley:
e
inseguridad a) Ejercerán moderación y actuarán en proporción a la gravedad del delito y al objetivo legítimo
jurídica
que se persiga;
b) Reducirán al mínimo los daños y lesiones y respetarán y protegerán la vida humana; 7 (Subrayado
fuera de texto).
7 Ello mismo ya había sido establecido en el Código de Conducta para Funcionarios Encargados de Hacer Cumplir la
Ley, ya citado:
“Artículo 3.
Los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley podrán usar la fuerza sólo cuando sea estrictamente necesario
y en la medida que lo requiera el desempeño de sus tareas.
Comentario:
a) En esta disposición se subraya que el uso de la fuerza por los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley
debe ser excepcional; si bien implica que los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley pueden ser autorizados
a usar la fuerza en la medida en que razonablemente sea necesario, según las circunstancias para la prevención de
un delito, para efectuar la detención legal de delincuentes o de presuntos delincuentes o para ayudar a efectuarla,
no podrá usarse la fuerza en la medida en que exceda estos límites.
b) El derecho nacional restringe ordinariamente el uso de la fuerza por los funcionarios encargados de hacer cumplir
la ley, de conformidad con un principio de proporcionalidad. Debe entenderse que esos principios nacionales de
proporcionalidad han de ser respetados en la interpretación de esta disposición. En ningún caso debe interpretarse
que esta disposición autoriza el uso de un grado de fuerza desproporcionado al objeto legítimo que se ha de lograr.
c) El uso de armas de fuego se considera una medida extrema. Deberá hacerse todo lo posible por excluir el uso de
armas de fuego, especialmente contra niños. En general, no deberán emplearse armas de fuego excepto cuando un
30 presunto delincuente ofrezca resistencia armada o ponga en peligro, de algún otro modo, la vida de otras personas
y no pueda reducirse o detenerse al presunto delincuente aplicando medidas menos extremas. En todo caso en que
se dispare un arma de fuego, deberá informarse inmediatamente a las autoridades competentes.”
Lo previsto en este principio supone un uso de la fuerza disuasivo, diferenciado y de DEFENSORÍA
MILITAR
intensidad progresiva, en el entendido de que en situaciones no relacionadas con el con-
flicto armado o que no se den como parte de las hostilidades, que ameriten la intervención
de la Fuerza Pública, para el caso colombiano, los efectivos de ésta deberán acudir en primer
término a medidas disuasivas que no impliquen el empleo de sus armas, seguido de acciones
de creciente intensidad que pueden llegar en última instancia a su uso letal. De ese modo lo
determinan los principios 9 y 10:
9. Los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley no emplearán armas de fuego contra las
personas salvo en defensa propia o de otras personas, en caso de peligro inminente de muerte o
lesiones graves, o con el propósito de evitar la comisión de un delito particularmente grave que
entrañe una seria amenaza para la vida, o con el objeto de detener a una persona que represente
ese peligro y oponga resistencia a su autoridad, o para impedir su fuga, y sólo en caso de que
resulten insuficientes medidas menos extremas para lograr dichos objetivos. En cualquier caso,
sólo se podrá hacer uso intencional de armas letales cuando sea estrictamente inevitable para
proteger una vida.
10. En las circunstancias previstas en el principio 9, los funcionarios encargados de hacer cumplir
la ley se identificarán como tales y darán una clara advertencia de su intención de emplear armas
de fuego, con tiempo suficiente para que se tome en cuenta, salvo que al dar esa advertencia se
pusiera indebidamente en peligro a los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, se creara
un riesgo de muerte o daños graves a otras personas, o resultara evidentemente inadecuada o inútil
dadas las circunstancias del caso.
El Principio de Proporcionalidad tiene relación directa con el concepto de necesidad militar. Desde
el punto de vista militar se tiene la obligación de vencer al adversario, lo que implica el empleo de
Apuntes violencia o fuerza para conseguir ese específico y único objetivo de guerra: someter al enemigo.
sobre el (Hernandez Hoyos, 2016, pág. 385)
Derecho
Internacional
Humanitario
Al efecto, es útil lo normado en el Artículo 3º Común a los Convenios de Ginebra y el
e artículo 52 del Protocolo I Adicional a los Convenios de Ginebra de 1949:
inseguridad
jurídica
Artículo 3 - Conflictos no internacionales
En caso de conflicto armado que no sea de índole internacional y que surja en el territorio de una
de las Altas Partes Contratantes, cada una de las Partes en conflicto tendrá la obligación de aplicar,
como mínimo, las siguientes disposiciones:
1) Las personas que no participen directamente en las hostilidades, incluidos los miembros de las
fuerzas armadas que hayan depuesto las armas y las personas puestas fuera de combate por en-
fermedad, herida, detención o por cualquier otra causa, serán, en todas las circunstancias, tratadas
con humanidad, sin distinción alguna de índole desfavorable basada en la raza, el color, la religión
o la creencia, el sexo, el nacimiento o la fortuna o cualquier otro criterio análogo
(…)
1. Los bienes de carácter civil no serán objeto de ataques ni de represalias. Son bienes de carácter
civil todos los bienes que no son objetivos militares en el sentido del párrafo 2.
2. Los ataques se limitarán estrictamente a los objetivos militares. En lo que respecta a los bienes,
los objetivos militares se limitan a aquellos objetos que por su naturaleza, ubicación, finalidad o
utilización contribuyan eficazmente a la acción militar o cuya destrucción total o parcial, captura o
neutralización ofrezca en las circunstancias del caso una ventaja militar definida.
3. En caso de duda acerca de si un bien que normalmente se dedica a fines civiles, tal como un
lugar de culto, una casa u otra vivienda o una escuela, se utiliza para contribuir eficazmente a la
32 acción militar, se presumirá que no se utiliza con tal fin.
Ello se aviene con una popular máxima que explica la finalidad de las reglas propias del DEFENSORÍA
MILITAR
Derecho Internacional Humanitario, según la cual éste “no prohíbe la guerra, la limita”, por lo
que legitima el uso anticipado y letal de las armas sobre objetivos militares. A diferencia de lo
que ocurre en situaciones no constitutivas de conflictos armados o no relacionadas con estos,
el uso letal de la fuerza no es el último recurso con el que cuentan las partes enfrentadas, por
el contrario, es apenas lógico que sea el primero y más elemental. Vale la pena insistir una vez
más: el Derecho Internacional Humanitario concibe como lícitos los ataques letales directos
sobre objetivos militares.
Esta es la única lectura que admite el artículo 57 del mismo Protocolo Adicional:
i) hacer todo lo que sea factible para verificar que los objetivos que se proyecta atacar no son
personas civiles ni bienes de carácter civil, ni gozan de protección especial, sino que se trata de
objetivos militares en el sentido del párrafo 2 del artículo 52 y que las disposiciones del presente
Protocolo no prohíben atacarlos;
ii) tomar todas las precauciones factibles en la elección de los medios y métodos de ataque para
evitar o, al menos, reducir todo lo posible el número de muertos y de heridos que pudieran causar 33
incidentalmente entre la población civil, así como los daños a los bienes de carácter civil;
iii) abstenerse de decidir un ataque cuando sea de prever que causará incidentalmente muertos o
heridos en la población civil, daños a bienes de carácter civil, o ambas cosas, que serían excesivos Cuadernos
en relación con la ventaja militar concreta y directa prevista;(Subrayado fuera de texto) de trabajo
No. 4
Por difícil de comprender que esto resulte –desde una concepción básicamente huma-
nitaria—, el Derecho que regula la guerra asume como inevitable la pérdida de vidas y bienes
civiles protegidos, dada la complejidad connatural a las acciones de guerra; bajo el concepto
de “daños incidentales” comprende las eventuales afectaciones a bienes y personas protegidas,
las que sólo se considerarán lícitas, y por tanto permitidas, en la medida en que no supongan
un exceso en consideración de la ventaja militar concreta y directa prevista.
Trasladando esta aseveración al terreno operacional, esta situación sólo se daría en el caso de que
el objetivo a batir fuera de tal magnitud, que su neutralización, destrucción u ocupación implicara
el fin de las hostilidades.
De igual manera, cuanto menor sea el denominador (DC), menor podría llegar a ser la VM preten-
dida, por lo que la aplicación de la fuerza contra un objetivo, siempre que cumpliera los requisitos
para recibir la calificación como tal, no necesitaría de cálculos y valoraciones muy complicados.
(GUISANDEZ GOMEZ, 2011, pág. 6)
El lenguaje y el razonamiento de estas disposiciones son tan intrincados, que su correcta aplicación
quizá sólo sea posible en las altas esferas de mando. En el caso de una pequeña unidad de patru-
lla, o de una unidad de guerrilla, sólo se puede (y se debe) esperar que se respeten los principios
básicos de esas detalladas disposiciones: que las personas civiles y los bienes de carácter civil no
sean objeto de ataques; que no se empleen innecesariamente armas pesadas contra los objetivos
militares; que no se efectúe un ataque cuando cualquier persona sensata podría imaginar que el
significado militar del objetivo elegido es sumamente limitado en relación con la gravedad del daño
que evidentemente ese ataque podría causar a la población civil. Asimismo, habría que tener en
cuenta que una pequeña unidad, por lo general, no tiene muchas opciones en cuanto a métodos y
medios de combate y, además, se confronta a diversas limitaciones (falta de tiempo y equipos de
información rudimentarios) a la hora de evaluar todos los aspectos pertinentes de la situación. En
definitiva, el problema se reduce a que incluso una pequeña unidad, al efectuar su misión, debe
recordar su obligación fundamental de preservar la población civil lo más posible. (HENCKAERTS,
2007, pág. 127)
El principio de Proporcionalidad permite comparar y valorar los daños que una operación militar
puede ocasionar a las personas y bienes civiles, con la ventaja militar directa y concreta que se
busca conseguir. Se trata, en consecuencia, de la evaluación anticipada de las pérdidas civiles y
las ventajas militares de un ataque bélico lícito (Hoyos, 2016, pág. 384).
(…) la regulación jurídica de los medios y métodos de guerra está dominada por el principio de la
paridad de los beligerantes y el principio concomitante del respeto debido por cada uno de ellos
a los intereses y valores de índole humanitaria. Por eso, la interacción que domina la evaluación
de la proporcionalidad en el jus in bello está relacionada en este caso con la ventaja militar que
cada beligerante intenta alcanzar y con el daño que sufran los valores humanitarios, en particular
—aunque no sólo— entre los civiles y las personas protegidas. Es de sobra sabido que ésta es la
estructura conceptual en que se basa la evaluación de la proporcionalidad estipulada en el artículo
51.5 b) del Protocolo adicional I a los Convenios de Ginebra de 1949 referente a la protección de las
víctimas de los conflictos armados internacionales, que considera indiscriminados y, por lo tanto,
Apuntes prohibidos “los ataques, cuando sea de prever que causarán incidentalmente muertos y heridos
sobre el entre la población civil, o daños a bienes de carácter civil, o ambas cosas, que serían excesivos en
Derecho relación con la ventaja militar concreta y directa prevista”. Los elementos de esta cláusula llevan
Internacional
Humanitario
a la conclusión de que se ha convertido hoy en una norma del derecho consuetudinario, aplicable
e incluso más allá del ámbito ratione personae del Protocolo I.
inseguridad
jurídica
Las normas que no imponen una forma de conducta específica a los beligerantes, sino que requieren
en lugar de ello una prueba de proporcionalidad, se aplican en situaciones en las que el equilibrio
entre los valores no está predeterminado por la ley, sino que debe alcanzarse en función de cada
situación concreta, teniendo en cuenta la importancia relativa de los diversos intereses a la luz
de las necesidades reales de la situación en cuestión. A falta de una regla abstracta de conducta,
la labor de conciliar intereses enfrentados se asigna al Estado que emprende la acción, que debe
aplicar una norma de proporcionalidad.
(…)
La proporcionalidad no es una norma de conducta, sino una norma que exige un equilibrio entre
valores antagónicos, como son el interés del beligerante en llevar a cabo una acción militar, por una
parte, y el interés de los civiles que, aunque ajenos a la conducción de las hostilidades, pueden ser
las víctimas de esa acción. (CANNIZZARO, 2006) (Resaltado fuera de texto)
Así, la proporcionalidad del uso de la fuerza en una y otra situación difiere en la medida
en que, mientras en situaciones que no habilitan la aplicación del Derecho Internacional Huma-
nitario se busca regularla, en procura de limitar al máximo los daños en la integridad física de
las personas que son objeto de la misma, en el conflicto armado se pretende igualmente limitar
la fuerza a fin de proteger la integridad de quienes no deben ser objeto de ataques directos. En
esa medida, el principio de proporcionalidad como límite al empleo de la fuerza letal por quie-
nes han tomado parte en las hostilidades procura evitar afectaciones innecesarias en bienes y
personas protegidas por el Derecho Internacional Humanitario en relación con la ventaja militar
que puedan reportar los ataques sobre objetivos militares, por lo que no conlleva una prohi-
bición de estos ni mucho menos una graduación en la letalidad de la fuerza empleada, como,
36 irregular y equivocadamente, algunos operadores judiciales han pretendido y, en ocasiones,
han llevado a largas condenas.
3. CONCLUSIONES: DEFENSORÍA
MILITAR
El uso de la fuerza o de armas de fuego para hacer cumplir la ley es, obviamente, una medida
extrema. Esta afirmación se desprende de la naturaleza del derecho a la vida como derecho humano
fundamental. Desde luego, en un conflicto armado la situación es muy distinta. Conviene, por
ende, explicar los principios que subyacen al uso de la fuerza, sobre todo porque algunos de ellos,
como los de necesidad y proporcionalidad, se aplican tanto a tareas de mantenimiento del orden
como a conflictos armados, pero con significados completamente diferentes.
(…)
Los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley pueden recurrir a la fuerza únicamente cuando
todos los demás medios para lograr el objetivo legítimo resulten ineficaces (necesidad) y el
37
uso de la fuerza pueda justificarse (proporcionalidad) en relación con la importancia del objetivo
legítimo (legalidad) que se desea alcanzar. Los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley
deben tener moderación al emplear las armas de fuego y actuar en proporción a la gravedad
del delito y al objetivo legítimo que se persiga (PB, principios 4 y 5). Solo podrán utilizar Cuadernos
de trabajo
la fuerza necesaria para lograr un objetivo legítimo. No. 4
(…)
En los conflictos armados, el uso de la fuerza está regulado por numerosos principios estableci-
dos o sugeridos en los diferentes instrumentos del derecho de los conflictos armados, en
particular el Convenio de La Haya sobre las leyes y costumbres de la guerra terrestre
y reglamento anexo, de 1907, y en el Protocolo I adicional a los Convenios de Ginebra
de 1949, de 1977. En pocas palabras, siempre que sea necesario el uso de la fuerza para cumplir la
misión, es preciso adoptar todas las precauciones factibles, sobre todo para confirmar que
los objetivos sean objetivos militares legítimos; las mismas precauciones deberán adoptarse en la
elección de los medios y métodos de ataque, a fin de evitar infligir daños incidentales excesivos a
las personas o bienes civiles y causar sufrimientos innecesarios o superfluos. Por ejemplo:
Sirva lo anterior para destacar, y de paso denunciar, la perversa distorsión del Derecho
Internacional Humanitario que provocan interpretaciones equivocadas o sesgadas de la realidad
jurídica, frente al acontecer fáctico en el que se enmarcan los exámenes judiciales sobre la
legalidad de las acciones militares estrechamente ligadas a las hostilidades.
La inversión del contenido de los principios que regulan el uso de la fuerza o la generali-
zación de sus interpretaciones, sin consideración alguna de las particularidades que identifican
el marco fáctico general y las de cada evento en concreto, explican los juicios de valor desen-
tendidos de las diferencias entre los cuerpos normativos involucrados (DIH-DIDH).
Toda valoración judicial encaminada a verificar la proporcionalidad de una acción militar
cumplida en desarrollo de las hostilidades en el marco del conflicto armado interno, que parta
por determinar la capacidad armada y logística de las partes involucradas en un enfrentamien-
to, así como la superioridad táctica de una u otra (derivada de una posición ventajosa sobre
el terreno o la superioridad numérica de una de ellas), hace altamente probable que termine
por decretar la ilegalidad de sus resultados, omitiendo e ignorando que la proporcionalidad se
determina en función de la afectación incidental que un ataque directo contra un objetivo militar
pueda provocar en bienes y personas protegidas frente a la ventaja militar que se obtiene y no
en la existencia y la gravedad de un ataque previo al que se deba responder en defensa propia
Apuntes
sobre el o de un tercero.
Derecho
Internacional Esto último da cuenta de la inconveniencia de que en la interpretación de las reglas de
Humanitario
e
la guerra se introduzcan términos que aludan a instituciones extrañas a la dinámica de las
inseguridad hostilidades y a las reglas que regulan el comportamiento de las partes involucradas, como la
jurídica
“legítima defensa”. Si bien las normas de ius ad bellum, como el artículo 51 de la Carta de
Naciones Unidas, recurren a expresiones similares para identificar el derecho de los Estados
a responder a una agresión de que sean objeto, es indiscutiblemente pernicioso el empleo del
mismo término para evaluar cualquier acción militar en el nivel táctico, comoquiera que ello
implicaría el estudio de la proporcionalidad de sus resultados a partir de una lógica y dinámica
diferente a la propia de las hostilidades; siempre debería acreditarse la amenaza o agresión
previa y se constataría la proporcionalidad de la acción de respuesta en función de su gravedad.
En suma, por la asimetría característica de confrontaciones armadas como la colombiana,
en el mayor número de eventos, por no decir en su totalidad, el recurso a la fuerza letal por
parte de los miembros de las Fuerzas Armadas devendría en desproporcionado.
Referencias Bibliográficas
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MILITAR
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cuente, celebrado en La Habana, Cuba, entre el 27 de agosto de 1990 y el 7 de septiembre
del mismo año
Resolución 2444 (XXIII) de la Asamblea General de las Naciones Unidas, 19 de diciembre 1968.
39
Cuadernos
de trabajo
No. 4
Apuntes
sobre el
Derecho
Internacional
Humanitario
e
inseguridad
jurídica
ados
Desmoviliz
40
DEFENSORÍA
MILITAR
Resumen
41
En el presente artículo se hace un recuento de las iniciativas legislativas de diverso ori-
gen, que han pretendido regular, armonizar o interpretar las normas del Derecho Internacional
Humanitario en Colombia. El artículo aborda el estudio de cuatro proyectos de ley tramitados
Cuadernos
durante el periodo legislativo 2010-2014, así como otras iniciativas de naturaleza similar durante de trabajo
el periodo 2014-2018, que han tenido esa misma finalidad. No. 4
Palabras clave
Derecho Internacional Humanitario, iniciativas legislativas, proyectos de ley.
Abstract
This article makes a recount of the legislative initiatives, of various origins, who have
tried to regulate, harmonize, or interpret the rules of the International Humanitarian Law in Co-
lombia. The article studies four bills processed in the 2010-2014 legislative period, as well as
other initiatives of similar nature during the 2014-2018 period, which have the same purpose.
Key words
International Humanitarian Law, Initiatives legislative, projects of law.
9 Politólogo de la Universidad de los Andes, Magister en DDHH y DICA de la Escuela Superior de Guerra.
Es cabildero registrado ante el Congreso de la República y dirige el Observatorio de Legislación Militar de
Colombia de la Defensoría Militar. Trabajó en la Comisión Primera del Senado, fue asesor en la Jefatura
Jurídica de la Fuerza Aérea Colombiana (FAC). Ha realizado estudios en desvinculación y recuperación de
menores en grupos armados ilegales.
1. INTRODUCCIÓN
Este artículo de investigación profundiza en cuatro proyectos de ley y de acto legislativo
bajo la premisa de que, de haber sido aprobados, posiblemente hubieran solucionado el pro-
blema de inseguridad jurídica de los militares en Colombia, situación que es explicada a través
de la exposición de motivos de los diferentes proyectos, en los que se enuncia, que incluso
antes de que el término “inseguridad jurídica” fuera acuñado, ya existían serias preocupacio-
nes sobre los procesos judiciales a los que se verían sometidos los militares a falta de una
reglamentación adecuada.
Se busca desvirtuar la idea generalizada de que ni el legislador ni el gobierno han buscado
corregir los errores en las reglas del accionar de la Fuerza Pública y en su juzgamiento, para
esto se tomaron proyectos de partidos de oposición, como lo fue el MIRA, de la coalición, como
el Partido de la U y del mismo gobierno a través de sus ministerios.
Finalmente, se hace un recuento de más de una docena de proyectos que buscaban modi-
ficar la doctrina militar, reformar el sistema de juzgamiento, armonizar el DIH con la legislación
Apuntes nacional, modificar el Código Disciplinario Militar, regular la conducción de hostilidades y en
sobre el
Derecho la actual legislatura, medidas más desesperadas como crear un tribunal de garantías penales,
Internacional otorgar libertad anticipada, dar rebajas de penas, crear incentivos por operaciones de orden
Humanitario
e público o suspender la detención preventiva de militares procesados.
inseguridad
jurídica
1.1. Metodología
Se seleccionaron para estudio los siguientes proyectos de ley:
v PL. 16-2012 Senado/ 192-2012 Cámara. Por el cual se reforman los artículos 116,
152 y 221 de la Constitución Política de Colombia.
v PL. 211-2013 Senado/268-2013 Cámara. Por medio del cual se desarrollan los
artículos 116 y 221 de la Constitución Política de Colombia y se dictan otras dis-
posiciones.
v PL. 19-2011 Senado/ 166-2011 Cámara. Por medio del cual se establecen políticas
públicas que implementen el Derecho Operacional en el marco de la garantía y el
respeto de los Derechos Humanos y del Derecho Internacional Humanitario por
parte de las Fuerzas Militares y Policía Nacional.
v PL. 129-2014 Cámara. Por medio del cual se establecen reglas para la investiga-
ción, acusación y juzgamiento de los miembros de la Fuerza Pública en el marco
del Derecho Internacional Humanitario aplicable en situación de hostilidades, se
tipifican algunas conductas y se dictan otras disposiciones.
El análisis de estos proyectos comprendió el estudio de su articulado, y la exposición
de motivos, para comprender las razones de los autores para dar vida a los proyecto de ley.
42
2. CONCEPTUALIZACIÓN: “INSEGURIDAD JURÍDICA” DEFENSORÍA
MILITAR
Pese a que ningún proyecto de ley hace explicita una definición de “inseguridad jurídica”,
tratándose de miembros de la Fuerza Pública, se puede inferir a través de varias referencias
que los mismos hacen a tal fenómeno, que para el autor, por inseguridad jurídica se entiende:
“(…) las incertidumbres jurídicas que rodean la actividad de la Fuerza Pública cuando ésta debe
combatir a los grupos armados al margen de la ley (…) es una fuente de inquietud para los miem-
bros de las Fuerzas Militares (…) Es necesario en consecuencia tener un marco jurídico claro
que les permita actuar de manera efectiva y sin vacilaciones frente a las amenazas que atentan
contra el orden constitucional y contra los ciudadanos” (Exposición de motivos PL. 16-12Senado/
192-12Cámara, 2012), justificando así “la provisión de reglas claras para el cumplimiento de los
fines constitucionales de la Fuerza Pública” (Exposición de motivos PL. 16-12Senado/ 192-12Cá-
mara, 2012). (Proyecto de Ley 16/2012 Senado/ 192-2012 Cámara- Exposición de motivos, 2012).
El mismo proyecto motiva la necesidad de establecer un marco jurídico que permita una
aplicación clara y estable. Así lo consigna:
“consolidar un marco jurídico que ofrezca seguridad jurídica tanto a las Fuerzas Militares” promoviendo
“unas definiciones de rango constitucional claras y unos desarrollos legislativos posteriores que,
además de consolidar el marco que ofrezca seguridad jurídica tanto a las Fuerzas Militares como
a la Policía Nacional, aseguren que dicho marco sea interpretado y aplicado de manera consistente,
clara y estable”. (Proyecto de Ley 16/2012 Senado/ 192-2012 Cámara- Exposición de motivos, 2012)
De igual manera, proyectos de ley que fueron radicados con anterioridad a la populari- 43
zación del término “inseguridad jurídica”, dieron luces sobre su significado y advertían sus
peligros; tal es el caso del proyecto de combate a las bandas criminales (BACRIM), de autoría
del entonces Senador Juan Lozano, en el que señalaba que el proyecto buscaba evitar “la
incertidumbre jurídica que luego puede traducirse en penosos procesos contra Cuadernos
de trabajo
los hombres que visten los uniformes de la patria” (Proyecto de Ley 208-14 Cáma- No. 4
ra/133-13Senado, 2014-2013).
Este temor fue igualmente expresado en otros proyectos de ley, como el que pretendió
establecer reglas de investigación, acusación y juzgamiento para los miembros de la Fuerza
Pública:
“[Los militares de Colombia] (…) se han visto obligados a tomar las armas en defensa de los dere-
chos de todos y cada uno de los colombianos bajo la certeza de que su actuación es legal y legítima,
pero con el irónico miedo, no a las balas de los enemigos de la patria, sino a la nula aplicación o a las
erradas interpretaciones del marco normativo que rige su actuar, escenarios que acompañan cada
acto heroico con la amarga sensación de que puede ser su última operación en libertad” (Congreso
de la República de Colombia , 2014). (Congreso de la República de Colombia , 2014)
Apuntes
sobre el
3. ANÁLISIS A LOS PROYECTOS DE LEY
Derecho
Internacional 3.1. PL. 16-12Senado/ 192-12. Cámara. Por el cual se reforman los artículos 116,
Humanitario 152 y 221 de la Constitución Política de Colombia.
e
inseguridad
jurídica
Autor: Ministro de Defensa Nacional – Juan Carlos Pinzón
Este proyecto dio lugar al Acto Legislativo No. 002/12, que contemplaba el siguiente
articulado:
ARTÍCULO 1°. Adiciónese el artículo 116 de la Constitución Política con los siguientes incisos:
Créase un Tribunal de Garantías Penales que tendrá competencia en todo el territorio nacional y en
cualquier jurisdicción penal, y ejercerá las siguientes funciones:
2. De manera preferente, controlar la acusación penal contra miembros de la Fuerza Pública, con el
fin de garantizar que se cumplan los presupuestos materiales y formales para iniciar el juicio oral.
3. De manera permanente, dirimir los conflictos de competencia que ocurran entre la Jurisdicción
Ordinaria y la Jurisdicción Penal Militar.
El Tribunal de Garantías estará integrado por ocho (8) Magistrados, cuatro (4) de los cuales serán
miembros de la Fuerza Pública en retiro. Sus miembros serán elegidos por la Sala de Gobierno de
la Corte Suprema de Justicia, la Sala de Gobierno del Consejo de Estado y la Corte Constitucional
en pleno. Los miembros de la Fuerza Pública en retiro de este Tribunal serán elegidos de cuatro
(4) ternas que enviará el Presidente de la República. Ley estatutaria establecerá los requisitos
exigidos para ser magistrado, el régimen de inhabilidades e incompatibilidades, el mecanismo de
44
postulación de candidatos, el procedimiento para su selección y demás aspectos de organización DEFENSORÍA
y funcionamiento del Tribunal de Garantías Penales. MILITAR
g) Las materias expresamente señaladas en los artículos 116 y 221 de la Constitución, de confor-
midad con el presente acto legislativo.
De los delitos cometidos por los miembros de la Fuerza Pública en servicio activo, y en relación
con el mismo servicio, conocerán las cortes marciales o tribunales militares, con arreglo a las
prescripciones del Código Penal Militar. Tales cortes o tribunales estarán integrados por miembros
de la Fuerza Pública en servicio activo o en retiro.
En ningún caso la Justicia Penal Militar o policial conocerá de los crímenes de lesa humanidad, ni
de los delitos de genocidio, desaparición forzada, ejecución extrajudicial, violencia sexual, tortura
y desplazamiento forzado. Las infracciones al Derecho Internacional Humanitario cometidas por
miembros de la Fuerza Pública, salvo los delitos anteriores, serán conocidas exclusivamente por
las cortes marciales o tribunales militares o policiales.
Cuando la conducta de los miembros de la Fuerza Pública en relación con un conflicto armado sea 45
investigada y juzgada por las autoridades judiciales, se aplicará siempre el Derecho Internacional
Humanitario. Una ley estatutaria especificará sus reglas de interpretación y aplicación, y determinará
la forma de armonizar el derecho penal con el Derecho Internacional Humanitario.
Cuadernos
Si en desarrollo de una acción, operación o procedimiento de la Fuerza Pública, ocurre alguna de trabajo
conducta que pueda ser punible y exista duda sobre la competencia de la Justicia Penal Militar, No. 4
excepcionalmente podrá intervenir una comisión técnica de coordinación integrada por representan-
tes de la jurisdicción penal militar y de la jurisdicción penal ordinaria, apoyada por sus respectivos
órganos de policía judicial. La ley estatutaria regulará la composición y funcionamiento de esta
comisión, la forma en que será apoyada por los órganos de policía judicial de las jurisdicciones
ordinarias y penal militar y los plazos que deberá cumplir.
La ley ordinaria podrá crear juzgados y tribunales penales policiales, y adoptar un Código Penal
Policial.
La ley estatutaria desarrollará las garantías de autonomía e imparcialidad de la Justicia Penal Militar.
Además, una ley ordinaria regulará una estructura y un sistema de carrera propio e independiente
del mando institucional.
Los miembros de la Fuerza Pública cumplirán la detención preventiva en centros de reclusión esta-
blecidos para ellos y a falta de estos, en las instalaciones de la Unidad a que pertenezcan. Cumplirán
la condena en centros penitenciarios y carcelarios establecidos para miembros de la Fuerza Pública.
ARTÍCULO 4°.Transitorio. Los procesos penales que se adelantan contra los miembros de la
Fuerza Pública por los delitos que no tengan relación con el servicio o por los delitos expresamente
excluidos del conocimiento de la Justicia Penal Militar de acuerdo a los incisos 1 y 2 del artículo
3 del presente acto legislativo y que se encuentran en la justicia ordinaria, continuarán en esta. La
Fiscalía general de la Nación, en coordinación con la Justicia Penal Militar, contará con un periodo
de hasta un (1) año para identificar todos los procesos que se adelantan contra los miembros de la
Fuerza Pública, y trasladar a la Justicia Penal Militar aquellos donde no se cumplan los supuestos
para la competencia de la jurisdicción ordinaria. En el marco de esa coordinación, se podrá verificar
si algún proceso específico que cursa en la Justicia Penal Militar podrá ser de competencia de la
Justicia Ordinaria.
ARTÍCULO 5°. Transitorio. Facúltese por tres (3) meses al Presidente de la República para ex-
pedir los decretos con fuerza de ley necesarios para poner en marcha el Fondo de Defensa Técnica
y Especializada de que trata el presente ilícito legislativo. Los decretos expedidos bajo esta facultad
regirán hasta que el Congreso expida la ley que regule la materia.
“(E)n la investigación y juzgamiento de las conductas punibles de los miembros de la Fuerza Pública,
en relación con un conflicto armado o un enfrentamiento que reúna las condiciones objetivas del
Derecho Internacional Humanitario, se aplicarán las normas y principios de este.”
Pretendía así el legislador obligar, constitucionalmente, al juez para que diera aplicación
46 prevalente de las reglas del Derecho Internacional Humanitario, especialmente en situaciones
en que éstas y las reglas del DIDH entraban en tensión, como en la aplicación del principio
de proporcionalidad. Es más, pudiera afirmarse que la verdadera intención era que, al evaluar DEFENSORÍA
MILITAR
la legalidad de una determinada conducta, el Derecho Internacional Humanitario desplazara o
excluyera al DIDH en la valoración judicial, dados los problemas que la práctica acusaba por la
desatención de normas especiales o prevalencia de las reglas del DIDH en procesos referidos
a conductas acaecidas en desarrollo del conflicto armado. Así se expresó en la exposición de
motivos:
“Obligación de aplicar el DIH como marco sustantivo que debe regir el juzgamiento
de los miembros de la Fuerza Pública en situación de hostilidades:
La Corte Constitucional ha sostenido que el derecho internacional humanitario debe ser aplicado a
la conducción de las hostilidades en un conflicto armado interno. A pesar de haberlo reiterado en
numerosas sentencias, los operadores de justicia han hecho caso omiso de este mandato. Por eso
es necesario hacer explícita esta obligación en el texto mismo de la Constitución. Así lo expresó la
Comisión Asesora que motivó la construcción del anteproyecto para la reforma de la Justicia Penal
Militar, la cual culminó con el Acto Legislativo número 02 de 2013. En esa oportunidad, dicha co-
misión detectó una ausencia de aplicación del derecho internacional humanitario en providencias
en que se determina la responsabilidad penal de miembros de la Fuerza Pública, señalando que
esto ocurre tanto en la jurisdicción ordinaria como en la justicia penal militar.
De ahí la importancia de contar con un marco normativo que, de conformidad con el derecho inter-
nacional, establezca reglas especializadas para la conducta de la Fuerza Pública en la conducción de
las hostilidades, que son el resultado de una cuidadosa ponderación entre el principio humanitario
y la necesidad militar, conocido como Derecho Internacional Humanitario.
47
(...)
Pero existen providencias, tanto en la justicia penal ordinaria como en la justicia penal militar, que
Cuadernos
no aplican el DIH a la conducta de los miembros de la Fuerza Pública. Por el contrario, evalúan la de trabajo
posible responsabilidad de sus miembros con base en lecturas aisladas de conceptos del derecho No. 4
penal, como las causales de ausencia de responsabilidad de ¿legítima defensa? Y ¿estricto cumpli-
miento de un deber legal? El problema con estas causales es que están diseñadas principalmente
para evaluar la antijuridicidad de una conducta típica en tiempos de paz y en el contexto de la vida
civil. No tiene sentido exigir a los integrantes de Fuerza Pública que, durante un combate, deban
justificarse probando que se estaban protegiendo contra una ¿agresión injusta? que era ¿actual o
inminente? y que el uso letal de la fuerza era la única alternativa para evitar esa agresión por ser
¿necesario?. La lectura aislada del derecho penal diseñado para contextos de normalidad en la vida
civil puede terminar dejando a sus miembros en la disyuntiva entre no atacar a los grupos armados
ilegales o someterse a un proceso penal” (Corte Constitucional, 2016)
Sea cual fuere el propósito real de la reforma, la Corte Constitucional precisó su alcance,
afirmando que la disposición aprobada no suponía que la aplicación del Derecho Internacio-
nal Humanitario excluyera la aplicación complementaria del DIDH. Así, la Corte reafirmó su
conocida posición a favor de entender la relación entre ambos sistemas de normas como un
vínculo de complementariedad.
91. El DIDH y el DIH operan bajo el principio de complementariedad con base en el cual es necesario
proteger un conjunto de derechos humanos esenciales que deben ser respetados en todo momento
y lugar, frente a cualquier tipo de agresión violenta, sea ésta producto de una confrontación bélica o
no. El principio de complementariedad entre el Derecho Internacional Humanitario y el Derecho In-
ternacional de los Derechos Humanos señala que el DIDH y el DIH se aplican de manera concurrente,
pues pese a que son dos sistemas normativos independientes y autónomos, son complementarios y
convergentes. Este principio también se encuentra consagrado en diversos tratados e instrumentos
internacionales de derechos humanos que establecen: (i) la prohibición de suspender el respeto de
los derechos humanos, (ii) la existencia de conductas ilícitas y prohibidas en todo tiempo y lugar,
y (iii) el carácter de protección doble y complementaria al ser humano.
(…)
La reforma constitucional introducida por el A.L. 01 de 2015, prevé que “En la investigación y
juzgamiento de las conductas punibles de los miembros de la Fuerza Pública, en rela-
ción con un conflicto armado o un enfrentamiento que reúna las condiciones objetivas
del Derecho Internacional Humanitario, se aplicarán las normas y principios de este”.
Bajo una interpretación armónica de este enunciado con otros principios, valores y preceptos de
la Constitución y del bloque de constitucionalidad, la aplicación del derecho internacional huma-
nitario en este ámbito de la administración de justicia, no puede excluir otras fuentes del derecho
como las normas y principios del derecho internacional de los derechos humanos, dado el carácter
complementario y convergente de estos cuerpos normativos que participan de un núcleo común
de protección, en tanto que bajo el principio de humanidad, uno y otro forman parte del régimen
internacional de protección de los derechos de la persona. Por integrar el bloque de constituciona-
Apuntes lidad sus normas y principios irradian la actuación de las autoridades judiciales.
sobre el
Derecho
Internacional Por consiguiente, el enunciado de una reforma constitucional que establece que en las investiga-
Humanitario ciones y juzgamientos que se adelanten contra los miembros de la fuerza pública por conductas
e
inseguridad relacionadas con el conflicto armado se aplicarán las normas y principios del derecho internacional
jurídica humanitario, sin que ello excluya la aplicación de otras fuentes del derecho como el derecho inter-
nacional de los derechos humanos, no tiene la entidad para subvertir el eje definitorio deber de
respetar, garantizar y proteger los derechos humanos, por cuanto dicho ámbito judicial, será
justamente el escenario en el que se pueden efectivizar algunas dimensiones del pilar fundamental
mencionado, esto es, la obligación de investigar y juzgar de manera seria e imparcial las graves
violaciones a los derechos humanos y las graves infracciones al derecho internacional humanitario,
bajo el principio de complementariedad y convergencia que orienta la aplicación de estos cuerpos
normativos. (Corte Constitucional, 2016)
Volviendo al Acto Legislativo 002/2012, podría atribuirse a éste, como principal logro, el
haber puesto sobre la mesa la necesidad de dar claridad a los miembros de la Fuerza Pública,
militares y policías, sobre las reglas que regulan el empleo de la fuerza, especialmente en situa-
ciones enmarcadas en el desarrollo de las hostilidades y, aún más, obligar al operador judicial
a conocer y aplicar las reglas especiales del Derecho de la Guerra a la hora de definir sobre su
legalidad. A partir de esta fallida reforma constitucional, el fenómeno de la inseguridad jurídica
que acusaban los militares dejó de ser un mito y un asunto de la incumbencia exclusiva de
quien sufría sus consecuencias.
3.2. PL. 211-13Senado/268-13Cámara. Por la cual se desarrollan los artículos 116
y 221 de la Constitución Política de Colombia y se dictan otras disposiciones.
Autores: Ex Ministro de Defensa: Juan Carlos Pinzón, Ex Ministra de Justicia:
Ruth Stella Correa, Colación de partidos: La U, Conservador, Partido Verde,
Cambio Radical, Liberal.
Este proyecto de ley Estatutaria buscaba desarrollar el Acto Legislativo 002/2012:
48
“Con el fin de establecer reglas para la investigación, acusación y juzgamiento de los miembros DEFENSORÍA
MILITAR
de la Fuerza Pública en el marco del Derecho Internacional Humanitario aplicable en situación de
hostilidades; el desarrollo de los principios de autonomía e imparcialidad de la justicia penal militar;
el funcionamiento de la comisión técnica de coordinación y la organización y funcionamiento del
Tribunal de Garantías Penales.” (Artículo 1º Objeto de la ley).
Artículo 4º. Finalidad. La presente ley tiene como finalidad promover la aplicación del derecho
operacional, definir políticas que garanticen el respeto y el cumplimiento de los Derechos Humanos
(DDHH) y el DIH durante la conducción de las operaciones y el desarrollo de operativos por parte de
las Fuerzas Militares y la Policía Nacional, en el marco de las hostilidades y en el mantenimiento de
la seguridad interna; identificar los regímenes jurídicos que rigen las operaciones militares y ope-
rativos policiales en virtud de los diferentes contextos operacionales; determinar la reglamentación
que regule los procesos y procedimientos de la presente ley; determinar las fuentes y aplicación de
los recursos necesarios para su implementación.
Parágrafo. Con sujeción a las disposiciones de la presente ley, corresponde a las Fuerzas Militares
y a la Policía Nacional el deber de establecer, definir y regular, por vía de la expedición de manuales o
reglamentos, -en los que se dicten reglas claras para el empleo de la fuerza-, el tipo de operaciones
y operativos a desarrollar por parte de sus unidades en los diferentes contextos operacionales.
El empleo de la fuerza en este contexto, en virtud al régimen jurídico de que trata el presente artí-
culo se rige por los principios específicos de gradualidad, necesidad, proporcionalidad y legalidad.
(…)
En el marco de este contexto, está legitimado el empleo anticipado y no gradual de la fuerza respecto
de personas y/o bienes que constituyan objetivo militar a la luz del DIH y con fundamento en los
principios específicos de humanidad, necesidad militar, distinción, limitación, proporcionalidad y
no intervención.
Con lo anterior, por primera vez una iniciativa legislativa se ocupaba de una cues-
tión que desde lo teórico no ameritaba regulación alguna: el alcance regulatorio del DIH
y del DIDH. Esto se debe a que desde esa época, se identificó como principal causa de la
inseguridad jurídica que alegaban, principalmente, los militares, la inadecuada aplicación
de las normas propias de cada sistema normativo por parte de los funcionarios judicia-
les, especialmente los de la justicia ordinaria. Así, gran parte de la responsabilidad por la 51
incertidumbre jurídica era atribuida a la falta de experticia y de conocimientos de fiscales
y jueces ordinarios sobre los procedimientos operacionales, en lo que tiene que ver con
su planeación y ejecución. Cuadernos
de trabajo
Al respecto, es interesante que el artículo 19 del proyecto de ley demandara del No. 4
Consejo Superior de la Judicatura la designación de jueces con conocimiento y experticia
en doctrina militar y policial para que asumieran las causas contra miembros de la Fuerza
Pública.
Este proyecto definía e interpretaba el DIH, su aplicación, las reglas para la conducción
de hostilidades, armonizaba el DIH con el Derecho Penal, establecía la responsabilidad y la
Apuntes ausencia de ésta del superior por las conductas de subordinados para los policías y militares,
sobre el delimitaba las competencias de jurisdicción entre la justicia militar y la ordinaria, tipificaba la
Derecho
Internacional ejecución extrajudicial y asignaba la competencia para su juzgamiento, garantizaba la indepen-
Humanitario dencia del mando institucional, creaba una comisión técnica de coordinación, un tribunal de
e
inseguridad garantías penales y una Fiscalía Militar y Policial.
jurídica
Pese a que el contenido material de este proyecto ya había sido aprobado en todos sus
debates (cuando hacía parte del PL. 211-13 Senado/268-13Cámara), no alcanzó a tener ni
siquiera su primer debate y terminó archivándose por tránsito de legislatura.
3.5. Otros proyectos de ley
Estos son algunos proyectos de ley que buscaban solucionar el problema de inseguridad
jurídica de los militares:
Proyecto de ley o de acto legislativo Autor Estado
PL. 156 DE 2015 SENADO. Archivado
Por medio de la cual se establecen rebajas de penas a los miembros de Centro por
la Fuerza Pública por hechos relacionados con operaciones militares y Democrático tránsito de
policiales autorizadas,en particular con operaciones de Orden Público. legislatura
PL 210 DE 2014 CÁMARA, PL. 85 DE 2013 SENADO
Por la cual se reestructura la justicia penal militar y policial,
se establecen requisitos para el desempeño de sus cargos, Sancionado
se implementa su Fiscalía General Penal Militar y Policial, Ministerio de como ley
se organiza su cuerpo técnico de investigación, se señalan Defensa 1765 de
disposiciones sobre competencia para el tránsito al Sistema 2015
Penal Acusatorio y para garantizar su plena operatividad en
la jurisdicción especializada y se dictan otras disposiciones.
10 Constitución Política:
ARTÍCULO 162. Los proyectos de ley que no hubieren completado su trámite en una legislatura y que
52 hubieren recibido primer debate en alguna de las Cámaras, continuarán su curso en la siguiente, en el
estado en que se encuentren. Ningún proyecto podrá ser considerado en más de dos legislaturas.
DEFENSORÍA
Proyecto de ley o de acto legislativo Autor Estado MILITAR
P.A.L. 167 DE 2014 CÁMARA, 022 DE 2014 SENADO Archivado
Por el cual se reforma el artículo 221 de la Constitución Centro por
Democrático tránsito de
Política de Colombia legislatura
PL. 091 DE 2013 CÁMARA
Por medio de la cual se modifican el Código Penal, el
Archivado
Código de Procedimiento Penal, la Ley del Procedimiento Ministerio de por
Sancionatorio Ambiental, el Código Nacional de Tránsito Defensa tránsito de
y el Código de Infancia y Adolescencia, con el fin legislatura.
de fortalecer las medidas contra la criminalidad y la
financiación del terrorismo, y se dictan otras disposiciones.
PL 17/2015 CÁMARA Antonio Archivado
“Por medio de la cual se dictan medidas para combatir Torres por
los grupos criminales armados y organizados dentro del Partido de tránsito de
territorio nacional. [Fuerza pública contra criminalidad]” la U legislatura
PL 208 DE 2014 CÁMARA, PL. 133 DE 2013 SENADO Juan Lozano Archivado
Por medio de la cual se dictan medidas para combatir los grupos por
criminales armados y organizados,dentro del territorio nacional. Partido de tránsito de
la U legislatura
PL. 108 DE 2014 CÁMARA. Archivado
Fiscalía
Por medio de la cual se crea el Tribunal por
General de la
Nacional de Garantías Constitucionales en tránsito de
Asuntos Penales y se dictan otras disposiciones.
Nación
legislatura 53
P L. 123 DE 2014 CÁMARA. Movimiento Archivado
Por medio de la cual se establecen incentivos a los político Cien por
Miembros de las Fuerzas Militares y de Policía en aras por Ciento tránsito de
Colombia legislatura Cuadernos
de compensar los ingentes esfuerzos que estos realizan de trabajo
en el Marco del Conflicto Armado Interno Colombiano. No. 4
PL. 129 DE 2014 CÁMARA Ministerio de Archivado
Por la cual se establecen reglas para la investigación, Defensa por
acusación y juzgamiento de los miembros de la Fuerza tránsito de
Partido de legislatura
Pública en el marco del Derecho Internacional Humanitario la U
aplicable en situación de hostilidades, se tipifican
algunas conductas y se dictan otras disposiciones.
PL. 117 DE 2015 SENADO Ministerio de Aprobado
Por la cual se establecen las normas de conducta del Defensa primer
militar colombiano y se expide el Código Disciplinario Militar debate
PL 03 DE 2015 SENADO Centro Pendiente
“Por el cual se reforma el artículo 11 y se adiciona el Democrático segundo
artículo 11A al Decreto Ley 1793 de 2000.” (Suspensión debate
por detención preventiva, soldados profesionales).
PL. 021 DE 2015 CÁMARA
Fiscalía Pendiente
“Por medio del cual se reforman algunos artículos de la ley 906 General de la segundo
de 2004, de la ley 599 de 2000, de la ley 65 de 1993 y se dictan Nación debate
otras disposiciones” (Reforma sistema penal acusatorio).
Proyecto de ley o de acto legislativo Autor Estado
PL. 129 DE 2015 SENADO
“Por medio de la cual se contemplan beneficios penales y Archivado
tratamiento diferenciado para los miembros de la Fuerza Pública Centro por
de Colombia que han sido condenados y son procesados por Democrático tránsito de
conductas punibles cometidas en operaciones u operativos legislatura
para el mantenimiento y el restableciendo del orden público”.
PL 139 DE 2015 CÁMARA.
“Por medio de la cual se crea el tribunal nacional de garantías Miguel Ángel Archivado
constitucionales para asuntos penales y se dictan otras Pinto por
disposiciones” Partido vencimiento
Liberal de términos
Apuntes
4. CONCLUSIONES
sobre el
Derecho El tema de la inseguridad jurídica que permanentemente han reclamado los militares,
Internacional
Humanitario
se ha convertido en un asunto protagónico en la agenda legislativa del Congreso y del propio
e Gobierno Nacional, además de haber logrado trascender a la opinión pública como problema
inseguridad
jurídica
real que urge el ajuste del ordenamiento jurídico colombiano.
El impulso y aprobación en algunos casos, de iniciativas en dicho sentido, representan un
reconocimiento de que, en efecto, en la investigación y juzgamiento de miembros de la Fuerza
Pública por conductas relacionadas con el desarrollo de operaciones militares u operativos
policiales se ha incurrido en graves fallas por los operadores de justicia, especialmente en la
jurisdicción penal.
La inseguridad jurídica ha sido identificado como un fenómeno, producto de por
lo menos, dos situaciones:1) La falta de claridad de los alcances regulatorios de las
reglas existentes y, 2) La defectuosa aplicación de las normas por parte de operadores
judiciales y disciplinarios. Así, dicho fenómeno no es atribuido, en estricto sentido, a
la inexistencia de regulación de las hostilidades, sino a problemas en la interpretación
y aplicación normativa. En las exposiciones de motivos de las iniciativas legislativas
comentadas y relacionadas en este artículo, se atribuye, a su vez, este problema a la
falta de experticia y conocimiento de los funcionarios judiciales acerca de la forma en
que son planeadas y ejecutadas las operaciones militares y los operativos policiales, así
como a problemas de armonización entre normas internacionales (DIH-DIDH), y entre
éstas y las internas (Legislación penal).
En consecuencia, el Gobierno Nacional y el Congreso de la República han coincidido en
impulsar iniciativas tendientes a crear instancias judiciales extraordinarias de revisión en cau-
sas adelantadas contra miembros de la Fuerza Pública ( Tribunal de Garantías Penales –Acto
Legislativo 002/12; PL. 12/13Senado), asegurar que los operadores judiciales tengan el sufi-
54
ciente conocimiento de la normativa aplicable (Acto Legislativo 001/1511, PL. 17/15Senado12) DEFENSORÍA
MILITAR
y definir el alcance regulatorio de las reglas aplicables al uso de la fuerza (PL. 19/11Senado).
Otra de las críticas que merece el modo en que se ha cumplido la agenda legislativa en
este particular asunto, está dada en el hecho de que dichas iniciativas han carecido del concurso
de sectores de la Sociedad Civil que podrían enriquecer el debate y contribuir al mejor diseño de
las disposiciones. Sería conveniente, y muy necesario, que al intentar la aprobación de iniciativas
legislativas de esta naturaleza, el Gobierno Nacional y el Congreso de la República reconozcan la
valía de los aportes de una y otra parte en la construcción de cuerpos normativos rigurosos desde
lo técnico-doctrinal, que abarquen integralmente las múltiples aristas del fenómeno –la inseguridad
jurídica—y que consulten la experiencia litigiosa y conocimiento de organizaciones de la Sociedad
Civil que, como la Defensoría Militar, podrían aportar importantísimos insumos en ese sentido.
El exclusivismo práctico de la iniciativa legislativa, sea del Gobierno Nacional o del
Congreso de la República, puede conllevar a que una problemática tan apremiante termine
supeditado a la “conveniencia política”, en el caso del primero, o a la pobreza técnica-doctrinal,
en el caso del segundo.
Bibliografía
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Congreso de la República de Colombia. (27 de diciembre de 2012). Presidencia de la República 55
de Colombia. Obtenido de http://wsp.presidencia.gov.co/Normativa/actos-legislativos/
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Cuadernos
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No. 4
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EL Heraldo. (30 de octubre de 2013). Presidente Santos presenta recurso de nulidad tras caída
de fuero militar. Barranquilla, Atlántico, Colombia: http://www.elheraldo.co/nacional/
presidente-santos-presenta-recurso-de-nulidad-tras-caida-de-fuero-militar-130412.
Exposición de motivos PL. 16-12Senado/ 192-12Cámara, Por el cual se reforman los artículos
116, 152 y 221 de la Constitución Política de Colombia (2012).
11 “(…) los jueces y fiscales de la justicia ordinaria y de la Justicia Penal Militar o Policial que conozcan
de las conductas de los miembros de la Fuerza Pública deberán tener formación y conocimiento
adecuado del Derecho Internacional Humanitario.”
12 Proyecto aprobado en Ley 1765/15, Por la cual se reestructura la Justicia Penal Militar o Policial, se
establecen requisitos para el desempeño de sus cargos, se implementa su Fiscalía General Penal Militar
y Policial, se organiza su cuerpo técnico de investigación, se señalan disposiciones sobre competencia
para el tránsito al sistema penal acusatorio y para garantizar su plena operatividad en la jurisdicción
especializada y se dictan otras disposiciones.
Proyecto de Ley 16/2012 Senado/ 192-2012 Cámara- Exposición de motivos, PL16/2012
Senado/ 192-2012 Cámara. Por el Cual se reforman los artículos 116, 152,221 de la
Constitución Política de Colombia (Cámara de Representantes 16 de marzo de 2012).
Proyecto de Ley, 129-14 (Cámara 2014).
Proyecto de Ley 208-14 Cámara/133-13Senado, 208-14 Cámara/133-13Senado (2014-2013).
Apuntes
sobre el
Derecho
Internacional
Humanitario
e
inseguridad
jurídica
56