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MANUAL

DE INSTRUMENTOS
DE EVALUACIÓN FAMILIAR

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Colección
Educación, orientación y terapia familiar

1. Discapacidades físicas y sensoriales. Alberto Espina / Asunción Ortego


2. Vocabulario básico de orientación y terapia familiar. José A. Ríos (coord.)
3. Familia, evaluación e intervención. Silvia López / Valentín Escudero
4. La transmisión de modelos familiares. Adriana Wagner (coord.)
5. La adopción: situación y desafíos de futuro. Jesús García Alba (coord.)
6. Los ciclos vitales de la familia y la pareja. José A. Ríos
7. Psicoterapia de parejas. Pedro Jaen / Miguel Garrido
8. Terapia familiar breve. José L. Rodríguez-Arias / María Venero
9. La pareja: modelos de relación y estilos de terapia. José A. Ríos
10. Un modelo de intervención sistémica en la escuela. Mª del Pilar Berzosa
11. Manual de instrumentos de evaluación familiar. Equipo EIF (Universidad de Deusto)
12. Intervención psicoeducativa con familias. Félix Loizaga (coord.)
13. La relación familia-escuela. Silvia López
14. Manual de evaluación familiar y de pareja. Alberto Espina
15. El padre en la dinámica personal del hijo. José A. Ríos
16. Salud familiar. AA.VV.

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Equipo EIF (Evaluación e Intervención Familiar)
Universidad de Deusto

MANUAL DE INSTRUMENTOS DE
EVALUACIÓN FAMILIAR

EDITORIAL CCS

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Página web de EDITORIAL CCS: www.editorialccs.com

© Equipo EIF (Universidad de Deusto)


© 2008. EDITORIAL CCS, Alcalá, 166 / 28028 MADRID
Queda prohibida, salvo excepción prevista en la ley, cualquier forma de reproducción, distribución,
comunicación pública y transformación de esta obra sin contar con autorización de los titulares de
la propiedad intelectual. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito
contra la propiedad intelectual (arts. 270 y ss. del Código Penal). El Centro Español de Derechos
Reprográficos (www.cedro.org) vela por el respeto de los citados derechos.

Diagramación editorial: Concepción Hernanz


Diseño de portada: Olga R. Gambarte
ISBN (pdf): 978-84-9842-556-7

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Índice

Presentación

Capítulo 1
PROCEDIMIENTOS METODOLÓGICOS PARA LA ELABORACIÓN,
ADAPTACION Y VALIDACIÓN DE INSTRUMENTOS DE MEDIDA EN
PSICOLOGÍA
Joseba Iraurgi Castillo
1. El concepto de evaluación y medición
2. El proceso de elaboración de un instrumento de medida
3. El proceso de adaptación de un instrumento de medida
4. Parámetros de calidad de un instrumento de evaluación
4.1. La fiabilidad
4.2. La validez
4.3. Otros parámetros de calidad
5. Selección de un instrumento de evaluación

Capítulo 2
ESCALA DE EVALUACIÓN DE LA ADAPTABILIDAD Y DE LA COHESIÓN
FAMILIAR (FACES II. Family Adaptability and Cohesion Evaluation Scale)
Ana Martínez Pampliega

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Capítulo 3
ESCALA DE SATISFACCIÓN FAMILIAR (FSfS. Family Satisfaction Scale)
Mireya Sanz Vázquez

Capítulo 4
ESCALA DE COMUNICACIÓN FAMILIAR (FCS. Family Communication Scale)
Mireya Sanz Vázquez

Capítulo 5
ESCALA DE RECURSOS FAMILIARES (FStS: Family Strengths Scale)
Mireya Sanz Vázquez

Capítulo 6
ESCALA DE ESTRÉS FAMILIAR (FSS. Family Stress Scale)
Mireya Sanz Vázquez

Capítulo 7
ESCALA DE INESTABILIDAD MATRIMONIAL (MIS. Marital Instability Scale)
Ana Martínez Pampliega

Capítulo 8
ESCALA DE APEGO DE KITSON (KAS. Kitson Attachment Scale)
Ana Muñoz Eguileta

Capítulo 9
ESCALA DE PREOCUPACIÓN POR EL/LA EX ESPOSO/A (PES. Preoccupation
with the Ex-spouse Scale)
Ana Muñoz Eguileta

Capítulo 10
ESCALA DE CREENCIAS IRRACIONALES SOBRE LA SEPARACIÓN
Ana Muñoz Eguileta

Capítulo 11
ESCALA DE CONFLICTO INTERPARENTAL DESDE LA PERSPECTIVA DE
LOS/AS HIJOS/AS (CPICS. The Children’s Perception of Interparental Conflict
Scale)
Ana Martínez Pampliega

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Capítulo 12
ESCALA DE SATISFACCIÓN VITAL DE LOS ESTUDIANTES (SLSS. Students´
Life Satisfaction Scale)
Edurne Galindez Nafarrate

Capítulo 13
ESCALA DE SATISFACCION VITAL MULTIDIMENSIONAL DE LOS
ESTUDIANTES (MSLSS. Multidimensional Students´ Life Satisfaction Scale)
Edurne Galindez Nafarrate

Bibliografía

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Presentación

Este Manual presenta una serie de instrumentos aplicables al ámbito familiar con fines
tanto clínicos como de investigación.
Los instrumentos de medida son por excelencia las herramientas que empleamos los
psicólogos para recoger información sobre procesos internos o manifestaciones
conductuales, con el fin de diagnosticar y planificar intervenciones.
No obstante, habitualmente los profesionales e investigadores en el ámbito familiar
estamos acostumbrados a constatar la práctica ausencia de instrumentos aplicables a
nuestro contexto cultural.
A menudo, empleamos tests, escalas, inventarios…, que no son los más idóneos o
hacemos traducciones rápidas de pruebas procedentes de otras culturas.
Como resulta lógico, ésta no es la forma más correcta de proceder. Es fundamental
emplear instrumentos adecuados, con un buen respaldo conceptual, sólidamente
construidos y con un apoyo empírico relevante. Además, los instrumentos, en la medida
de lo posible, deben ser de aplicación sencilla y poco costosa, amenos, breves y claros,
fáciles de corregir e interpretar, pero sobre todo sensibles al cambio. Sólo de esta forma
podrán ser adecuados a un contexto de investigación y/o clínico.
Pero no es suficiente. No basta con una buena selección del instrumento y una
traducción simple. Es necesario llevar a cabo su adaptación. Si nos interesa que los datos
de nuestros estudios puedan ser comparados con los de otros estudios internacionales, las
evaluaciones han de ser equivalentes. Tal es el punto, que muchas investigaciones en este
campo son defectuosas o incluso resultan invalidadas por una deficiente adaptación.
Existen diferencias fundamentales y, por tanto, fuentes de invalidez, entre diversos
países que impiden el empleo del mismo instrumento con una simple traducción. Los
constructos no son universales, los ítems pueden tener connotaciones diferentes. Además
las diferencias no sólo se refieren al contexto, sino también a la construcción de los
instrumentos y a su interpretación, desde el contexto circundante.
El proceso de adaptación ha de ser riguroso. Debe adaptarse a la lengua y cultura en
la que va a ser utilizado, tal y como se explica en profundidad en el capítulo introductorio,

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preservando en todo momento el contenido semántico de origen.
Es un proceso sumamente costoso, pues supone no sólo el desarrollo de la nueva
versión, con una metodología sistemática y rigurosa, sino también la comprobación de las
características psicométricas del instrumento, es decir, sus índices de fiabilidad y validez.
Sólo de esta forma el instrumento podrá ser empleado con garantía suficiente.
El gran esfuerzo que esto supone resulta compensado si tenemos en cuenta sus
grandes ventajas: abarata el coste de las investigaciones, pues no tenemos que construir
un instrumento nuevo, nos permite aprovecharnos de la experiencia de los autores
originales y, por supuesto, permite realizar comparaciones a nivel nacional o
internacional, facilitando de esta forma el intercambio dentro de la comunidad científica,
pues todos estamos hablando «el mismo lenguaje».
Los 12 instrumentos que aquí presentamos, pretenden cumplir las dos condiciones
anteriormente indicadas. Por un lado, son instrumentos cuidadosamente seleccionados,
teniendo en cuenta su respaldo teórico, su funcionamiento psicométrico y su apoyo a
través de estudios empíricos. Pero además, han sido adaptados empleando la metodología
sistemática y rigurosa, señalada en el capítulo introductorio.
También es importante enfatizar que todos ellos miden constructos relevantes a
nivel social, en vinculación con el ámbito familiar. Algunos de los instrumentos se
dirigen a estudiar el funcionamiento global de la familia; otros, el funcionamiento de la
pareja; y los últimos se relacionan con variables individuales muy vinculadas con el
funcionamiento o disfuncionamiento familiar.

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La estructura de este Manual es como se describe a continuación. Consta de 13
capítulos. El primero de ellos plantea un marco teórico dirigido a comprender el proceso
de adaptación. Es un capítulo amplio y detallado, pero muy útil para familiarizarse con
los conceptos y entender los datos que se aporten posteriormente sobre los instrumentos.
Los 12 capítulos siguientes están dedicados a cada uno de los diferentes instrumentos.
Con un formato sencillo, se recogen los objetivos, las características psicométricas, la
forma de corrección y la versión española adaptada. En el apartado «Fuente principal» de
cada uno de los capítulos, se indica la referencia donde puede encontrarse el estudio
original de adaptación.
Es importante indicar que la autoría de los instrumentos pertenece a los
investigadores que desarrollaron la escala original y que todos ellos nos han dado el
permiso explícito tanto para la adaptación como para la publicación del mismo.
Por último, el presente Manual tiene un carácter informativo y práctico, pero no
exime de la petición de los permisos de aplicación a los respectivos autores.
Ana Martínez Pampliega
Directora Equipo EIF

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CAPÍTULO 1

PROCEDIMIENTOS METODOLÓGICOS PARA LA


ELABORACIÓN, ADAPTACIÓN Y VALIDACIÓN DE
INSTRUMENTOS DE MEDIDA EN PSICOLOGÍA
Ioseba Iraurgi Castillo

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En el ámbito de la evaluación psicológica contamos un amplio repertorio de recursos en
los cuales apoyarnos para explorar, conocer y comprender las manifestaciones y
productos de las personas (actitudes, emociones, comportamientos, rasgos de
personalidad, etc.), pero sin duda la utilización de los tests son lo que han caracterizado al
psicólogo en esta labor valorativa. El término «test» es utilizado comúnmente como una
expresión genérica para hacer referencia a cualquier instrumento de medida de tipo
psicométrico, incurriéndose, desde nuestro punto de vista, en un error conceptual
importante. Existen diversos y diferentes instrumentos de medida de las variables
psicológicas, tales como los propios tests, los inventarios, las escalas, los cuestionarios,
las entrevistas, etc., cada uno de los cuales poseen características propias que les hacen
idóneos según el objetivo de evaluación para el que son destinados. En la Tabla 1 se
presentan los instrumentos de medida referidos, ofreciendo una descripción de los
mismos. Por nuestra parte, y a lo largo de este capítulo, nos referiremos a todos ellos en
general y a ninguno en particular, por lo que nos referiremos a los mismos como
instrumentos de medida de variables psicológicas.
Siendo este el primer capítulo de esta monografía, dedicada a instrumentos de
evaluación de variables psicológicas vinculadas al entorno de la familia, donde se ofrece
al lector un conjunto de instrumentos adaptados al español con su correspondiente estudio
de validación psicométrica, abordaremos aquellos aspectos teóricos a los que hace alusión
el título propuesto. Iniciaremos la exposición con una breve mención al concepto de
evaluación en psicología para afrontar seguidamente el proceso de construcción de un
instrumento de medida en psicología. Este punto será abordado tan sólo de forma
descriptiva en cuanto a las etapas que se deben seguir, dado que afrontarlo de forma
integral sería objeto de una extensión mucho más amplia que supera los propósitos de esta
obra. Existen manuales específicos sobre la construcción de instrumentos psicológicos
(Thorndike, 1989; Hambleton y Zaal, 1991; Barbero, 1993; Arce, 1994; Muñiz, 1996;
Navas, 2002; Barbero, Vila y Suárez, 2003; Morales, Urosa y Blanco, 2003; Moreno-
Rosset, 2003) a los cuales el lector interesado puede remitirse.

TABLA 1
TIPOS DE INSTRUMENTOS DE EVALUACIÓN PSICOLÓGICA

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16 P. 16 Personality Factors
BDI. Beck Depression Inventory
CRS-E. Cuestionario de Recursos Socio-Económicos
ES. Encuesta de Salud
FACES. Family Adaptability and Cohesion Evaluation Scale
MMPI. Minnesota Multiphasic Personality Inventory
MP-Raven. Matrices Progresivas de Raven
PDE. Personality Disorders Examination
SCAN. Schedules for Clinical Assessment in Neuropsychiatry
SCID. Structured Clinical Interview for DSM-III-R
STAI. State Trait Anxiety Inventory
WAIS. Wechsler Adult Intelligence Scale

La mayor parte de los instrumentos de evaluación de variables familiares que en esta


monografía se describen han sido adaptados al castellano a partir de sus originales en
inglés. No han sido construidos de novo, pero el proceso de adaptación no es menos
riguroso que el de elaboración de instrumentos. Dada la importancia de este proceso, en la
tercera parte de este capítulo será abordado de forma más exhaustiva, ofreciendo,
asimismo, las recomendaciones y/o directrices para la traducción y adaptación de
instrumentos psicológicos que han sido elaborados por la Comisión Internacional de Tests
(ITC. International Test Commission).
Por último, los instrumentos psicométricos, cualquiera que sea la naturaleza de las
variables que pretendan medir, deben satisfacer ciertos requisitos inherentes a todo
recurso destinado a la medición, con objeto de que sus resultados presenten la mayor
correspondencia posible con la realidad. Es por ello que los autores de tests, escalas,
inventarios, cuestionarios, etc., se preocupan por demostrar que sus instrumentos miden
realmente aquello para lo cual se conciben (validez), que esas mediciones contienen un
margen de error tolerable (fiabilidad) y que los resultados que ofrecen, permiten describir
y/o clasificar a los individuos a los cuales se aplican o predecir algún aspecto de la
conducta (Tavella, 1978). La exposición de todos estos conceptos, así como los criterios
para la elección de un instrumento de medida, serán la tarea final que afronte este
capítulo.

1. EL CONCEPTO DE EVALUACIÓN Y MEDICIÓN


La primera cuestión que debemos dilucidar antes de entrar en materia es la de ofrecer las
definiciones básicas que hacen alusión al área que queremos tratar; sobre todo las que se
refieren al concepto de evaluación y medición. Aunque algunos autores diferencian entre
medición (proceso de recogida de la información) y evaluación (interpretación de los
resultados), se tiende a denominar como evaluación a todo el conjunto del proceso. Así,
por ejemplo, Argimón y Jiménez-Villa (1994; 2000), en su recomendable manual de
métodos de investigación, sugieren que las actividades que realiza un equipo investigador
en cualquier estudio se pueden resumir en tres: «medir» fenómenos, «comparar» los
resultados obtenidos en diversos grupos e «interpretarlos» en función de los
conocimientos actuales, teniendo en cuenta las variables que puedan haber influido en el

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resultado. Todo este proceso es lo que normalmente se entiende por evaluación.
Queda implícito, por tanto, que toda evaluación supone una medición y quizá sea
este concepto el que mayor controversia pueda causar. La idea que solemos tener de la
medición viene a ser la del proceso por el cual determinamos el cuanto de una magnitud
valiéndonos de su comparación con otra magnitud que se considera la unidad. Pero esta
definición, en el ámbito de las ciencias humanas y de la salud, quizá sea demasiado
exigente hasta el punto de llevarnos a considerar la imposibilidad de efectuar la operación
de medida por falta de una «magnitud unidad». Es decir, en psicología o en el ámbito de
la salud en general, se describen y manejan constructos hipotéticos (ansiedad, depresión,
calidad de vida, incapacidad, cohesión familiar, etc.) que carecen de una unidad de
medida tangible como en el caso de las ciencias físicas (distancia, tiempo, energía, etc.).
A este respecto, algunos autores diferenciarán entre evaluación subjetiva y objetiva,
aludiendo la primera a la descripción de los constructos hipotéticos o intangibles y la
segunda a las entidades tangibles descritas por las ciencias experimentales (González-
Saiz, 1998; Salvador Carulla et al., 2000). Pero como estos mismos autores aducen, en
ciencias de la salud, donde los constructos hipotéticos y las entidades tangibles se
solapan, se está produciendo de forma creciente una mayor demanda de parámetros
intangibles como la satisfacción, el apoyo, la autonomía, la calidad de vida o el nivel de
discapacidad del sujeto, lo que ha determinado que en la actualidad la utilización de estos
parámetros sea imprescindible en cualquier área de valoración psicológica o de la salud.
No obstante, el concepto de medida admite diferentes grados de exigencia, de forma
que cuanto menores son éstos, más se amplía el concepto de medición y mayores son las
posibilidades de incluir en el mismo operaciones comunes en nuestra área de actuación.
Aceptando estos niveles de exigencia, Campbell (1952) considera la medición como la
asignación de números para representar propiedades de los sistemas materiales que no son
números, en virtud de las leyes que siguen estas propiedades. Pero quizá la aportación
más relevante a la definición del concepto la halla realizado Stevens (1951) al definirla
como «la asignación de numerales a objetos o hechos de acuerdo con reglas». Implícita a
esta definición se encuentra una condición imprescindible para poder llevar a cabo la
medición de fenómenos hipotéticos (por ejemplo, la calidad de vida) y es que debe darse
un isomorfismo entre las operaciones que se pueden realizar con los objetos o hechos y
las que permiten llevar a cabo los números. Los métodos psicofísicos llevados a cabo por
Fechner (métodos indirectos), que permitían el cálculo de los umbrales absolutos y
diferenciales que ponen de manifiesto la capacidad de detección y discriminación de
cualidades físicas por parte de los sujetos, y los propuestos por Stevens (métodos
directos), que permitían analizar mediante el ajuste de funciones la capacidad de los
sujetos para hacer estimaciones subjetivas de las dimensiones físicas, han permitido
corroborar que dicho isomorfismo es plausible. A través de los métodos de estimación de
magnitud y producción de magnitud, formulados por Stevens (1951; 1971), se ha podido
demostrar que los juicios subjetivos de las personas tienen una elevada precisión y
consistencia interna. En el caso de las percepciones es posible efectuar estimaciones de
magnitud (esto es, cuantas veces más fuerte es una percepción que otra), lo que sugiere
que al menos para determinadas medidas, se sigue una escala de cociente más que una
mera escala ordinal (véase más adelante). Asimismo, el modelo escalar de Thurstone
(Barbero, 1993), a través del desarrollo de las leyes del juicio comparativo y del juicio
categórico, ha hecho posible desarrollar un sistema de ecuaciones que permite conectar

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los juicios emitidos por el sujeto acerca de las relaciones ente los distintos estímulos, con
valores escalares y las dispersiones de esos estímulos en un continuo. La psicofísica
permite obtener de este modo una fuerte base para la utilización de determinadas escalas,
como los análogos lineales de dolor (McDowell y Newell, 1987), de forma que los
constructos hipotéticos (objeto de la evaluación/medición subjetiva) son factibles de
medición. Todo ello, constituye las bases del proceso de construcción y desarrollo de los
instrumentos de medida en psicología.

2. EL PROCESO DE ELABORACIÓN DE UN
INSTRUMENTO DE MEDIDA
Para utilizar un instrumento (test, escala, inventario, cuestionario…) como instrumento
científico de medida, es necesario cubrir una serie de etapas. Una etapa inicial, que
abarcaría la elaboración de una prueba piloto, su aplicación a una muestra de sujetos y la
asignación de las puntuaciones a los mismos; una segunda etapa en la que se evaluaría la
calidad psicométrica de cada uno de los ítems que componen la prueba piloto así como el
conjunto de la misma, y finalizaría con la construcción definitiva del test, y una tercera
etapa en la que se llevaría a cabo la aplicación del test a una muestra representativa de la
población a la que va dirigido, se asignarían puntuaciones a los sujetos para su evaluación
y se llevaría a cabo el proceso de estandarización de las puntuaciones obtenidas y el
establecimiento de normas que permitan su interpretación. El proceso finalizaría con la
elaboración del manual del test que deberá incluir toda la información necesaria para que
pueda ser utilizado por los especialistas del área (Barbero, 2003).
En la Tabla 2 se presentan las etapas que comprende la elaboración de un
instrumento de medida en psicología y las preguntas y tareas a las que hace referencia
cada una de esas etapas. Como hemos planteado en la introducción, el abordaje de todo
este proceso requiere de mayor espacio del que se nos ofrece en este capítulo
introductorio, por lo que remitimos a obras más específicas en las cuales se da cuenta de
forma clara y didáctica de ese proceso (Thorndike, 1989; Hambleton y Zaal, 1991;
Barbero, 1993; Arce, 1994; Muñiz, 1996; Navas, 2002; Barbero, Vila y Suárez, 2003;
Morales, Urosa y Blanco, 2003; Moreno-Rosset, 2003).

TABLA 2
ETAPAS EN LA ELABORACIÓN DE UN INSTRUMENTO DE MEDICIÓN
PSICOLÓGICA

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3. EL PROCESO DE ADAPTACIÓN DE UN
INSTRUMENTO DE MEDIDA
La utilización de instrumentos de medida desarrollados originariamente en un idioma y
contexto cultural distinto al que se quiere aplicar, constituye un serio problema en
psicología, especialmente si el país en cuestión es más importador que exportador, como
es el caso de España (Muñiz, 1994). En estos casos, es necesario adaptar dicho
instrumento a la lengua y cultura donde vaya a ser utilizado, mediante un proceso de
adaptación cultural cuyo objetivo principal es preservar el contenido semántico en el uso
habitual del lenguaje de la nueva traducción, logrando de este modo la equivalencia de
significados de los cuestionarios entre ambas culturas. El proceso de adaptación cultural
debe realizarse de acuerdo a unos estándares científicos que garantizan la equivalencia
cultural de las dos versiones (original y adaptada), en términos lingüísticos y de
contenido, siendo inadecuada la utilización de traducciones libres del instrumento
original. Las razones son varias. Los constructos o rasgos que medimos en psicología y
ciencias afines no tienen un carácter universal y los ítems indicadores apropiados del
mismo rasgo pueden ser distintos en culturas e idiomas diferentes, o los mismos ítems
pueden tener connotaciones diversas. Así, por ejemplo, dentro de un nuevo contexto de
las ciencias humanas y biológicas, Patrick y colaboradores (1985) plantean que es
esencial entender en qué medida los valores relacionados con el estado de salud son
análogos en diferentes culturas y grupos sociales, en tanto que dichas percepciones tienen
una gran influencia en el modo de vivir la salud/enfermedad. Por otra parte, cuando se
trata de instrumentos que tienen ya una cierta antigüedad, hay que tener en cuenta que los
constructos o rasgos que se deben valorar pueden variar, no ya cuando los pensamos
desde otras culturas, sino con el simple paso del tiempo; los indicadores (ítems) de ese
rasgo pueden tener connotaciones diferentes en dos momentos distintos y no covariar o
comportarse como cuando fueron construidos incluso dentro de la misma cultura donde

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fueron creados (Morales, Urosa y Blanco, 2003).
La adaptación de instrumentos de medida en psicología de otros idiomas es
interesante e incluso necesaria cuando se tienen previstos estudios interculturales; el
utilizar el mismo instrumento es la manera de que los datos sean comparables. Ahora
bien, cuando no están previstos estos estudios comparativos suele ser más fácil, y sobre
todo más relevante, preparar un nuevo instrumento adaptado a las necesidades del
contexto cultural donde se quiere utilizar y en el idioma de quien vaya a responder
(Hambleton y Patsula, 1999), aunque la inspiración venga de instrumentos pensados en
otros idiomas y para ser utilizados con sujetos de otras culturas. No obstante, la tendencia
actual es estandarizar normas internacionales para asegurar la calidad de los instrumentos
adaptados y la posibilidad del intercambio de información entre la comunidad científica
(Hambleton, 1994; ITC). Todo ello ha llevado a la necesidad de elaborar documentos
técnicos que recojan la normativa y recomendaciones para la adaptación de los
instrumentos de unos países a otros. Para llevarlo a cabo, se formó un Comité
Internacional formado por representantes de las asociaciones internacionales lideradas por
una asociación especializada en estos temas como es la Comisión Internacional de Tests
(ITC. International Test Commission), quien propuso recomendar 22 directrices que se
consideran claves para una correcta adaptación o construcción simultánea de los tests
psicológicos y educativos (Tabla 3).

TABLA 3
DIRECTRICES PARA LA ADAPTACIÓN DE INSTRUMENTOS EN FUNCIÓN
DEL ÁREA DONDE PUEDE INCIDIR EL ERROR

Áreas Directrices
1. Los efectos de las diferencias culturales que no sean relevantes
para los objetivos centrales del estudio, deberían minimizarse en la
medida de lo posible
2. Debería de evaluarse la cuantía del solapamiento de los
constructos en las poblaciones de interés

1. Los constructores/editores de tests deberían de asegurar que el


proceso de adaptación tiene en cuenta las diferencias lingüísticas y
culturales entre las poblaciones a las que se dirigen las versiones
adaptadas del test
2. Los constructores/editores de los tests deberían de proporcionar
datos que garanticen que el lenguaje utilizado en las instrucciones,
en los propios ítems y en el manual del test, son apropiados para
todas las poblaciones culturales e idiomáticas a las que va dirigido
el test

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3. Los constructores/editores de tests deberían de aportar evidencia
de que las técnicas de evaluación elegidas, los formatos de los
ítems, las reglas de los tests y los procedimientos son familiares a
todas las poblaciones a las que van dirigidos
4. Los constructores/editores de tests deberían de facilitar
evidencia de que el contenido de los ítems y los materiales de los
estímulos son familiares para todas las poblaciones a las que van
dirigidos
5. Los constructores/editores de tests deberían aportar una
justificación racional sistemática, tanto lingüística como
psicológica, para mejorar la precisión del proceso de adaptación,
así como reunir datos acerca de la equivalencia de todas las
versiones en los distintos idiomas
6. Los constructores/editores de tests deberían asegurar que el
diseño de recogida de datos permite el uso de técnicas estadísticas
apropiadas para establecer la equivalencia entre los ítems
correspondientes a las diferentes versiones idiomáticas del test
7. Los constructores/editores de tests deberían aplicar técnicas
estadísticas apropiadas para 1) establecer la equivalencia entre las
diferentes versiones de un test y 2) identificar componentes
problemáticos o aspectos del test que puedan ser inadecuados para
alguna de las poblaciones a las que va destinado el test

8. Los constructores/editores de tests deberían proporcionar


información sobre la evaluación de la validez en todas las
poblaciones objetivo a las que va dirigido el test adaptado

9. Los constructores/editores de tests deberían aportar datos


estadísticos sobre la equivalencia de los tests para todas las
poblaciones a las que van dirigidos
10. No deben utilizarse preguntas no equivalentes en todas las
versiones dirigidas a diferentes poblaciones cuando se prepara una
escala común, o cuando se comparan estas poblaciones. Sin
embargo, pueden ser útiles para reforzar la validez de contenido de
las puntuaciones de cada población por separado

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1. Los constructores y los aplicadores de los tests deberían tratar
de prever los tipos de problemas que cabe esperar, y tomar las
medidas oportunas para evitarlos mediante la preparación de
materiales e instrucciones adecuados
2. Quienes aplican los tests deberían de ser sensibles a cierto
número de factores relacionados con los materiales utilizados para
los estímulos, los procedimientos de aplicación, y las formas de
respuesta, que pueden reducir la validez de las inferencias
extraídas de las puntuaciones

3. Aquellos aspectos del entorno que influyen en la aplicación del


test deberían de mantenerse lo más parecidos posible para todas las
poblaciones a las que va dirigido el test

4. Las instrucciones para la aplicación del test en el idioma fuente


y en el objetivo deben minimizar la influencia de fuentes de
variación no deseadas
5. El manual del test debería de especificar todos los aspectos del
test y de su aplicación que han de revisarse al utilizarlo en un
nuevo contexto cultural
6. El aplicador no debe de interferir, debiendo minimizarse su
influencia sobre los examinados. Deben de seguirse al pie de la
letra las reglas explícitas descritas en el manual del test
1. Cuando se adapta un test para utilizarlo en otra población, debe
de facilitarse la documentación sobre los cambios, así como los
datos acerca de la equivalencia entre las versiones
2. Las diferencias entre las puntuaciones obtenidas por las
muestras a las que se aplicó el test no deben de tomarse sin más
directamente. El investigador tiene la responsabilidad de sustanciar
las diferencias con otros datos empíricos

3. Las comparaciones entre poblaciones sólo pueden hacerse al


nivel de la invarianza que se haya establecido para la escala en la

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que se expresan las puntuaciones
4. El constructor del test debería de proporcionar información
específica acerca de las distintas formas en las que los contextos
socioculturales y ecológicos de las poblaciones pueden afectar al
rendimiento en el test, y debería sugerir procedimientos para tener
en cuenta estos efectos en la interpretación de los resultados

Tomado de Muñiz y Hambleton (1996).

La adaptación transcultural de instrumentos de medida ya existentes ofrece diversas


ventajas:
— abarata el coste de la investigación;
— permite aprovechar la experiencia de los autores originales y de otros usuarios;
— permitiendo obtener medidas que pueden ser tan válidas y fiables como las del
instrumento original;
— permiten utilizar datos agregados, cuando los instrumentos adaptados son
fiables y válidos;
— permite realizar comparaciones a nivel nacional o internacional; y,
— por ende, facilita el intercambio de información entre la comunidad científica.
Como se ha planteado anteriormente, el objetivo de la adaptación de un cuestionario
a otra cultura es asegurar una equivalencia lingüística, semántica y cultural con el original
y replicar en la medida de lo posible sus propiedades psicométricas, para lo cual se
requiere una metodología sistemática. Durante los últimos años, se ha llegado a un cierto
consenso respecto a la metodología más adecuada para el proceso de adaptación
(Hambleton y Bollwark, 1991; Hambleton, 1994; Guillemin, 1995; Hutchinson et al.,
1997), una metodología que se puede resumir en varias fases que quedan representadas en
la Figura 1.

a) Traducción de la versión original

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El primer paso en el proceso de adaptación transcultural de un instrumento es la
traducción del instrumento original o del idioma fuente. Se recomiendan al menos dos
traducciones hechas por traductores profesionales o bilingües cuya lengua materna sea el
idioma al que irá dirigido el instrumento. Esto permite la detección de errores y la
interpretación divergente de ítems con significados ambiguos en el instrumento original.
Se recomienda que la mitad de esos traductores sea conocedor de los objetivos del
instrumento y los conceptos implicados, mientras que la otra mitad debe hacer la
traducción sin información ni conocimiento al respecto. El conocimiento de los objetivos
permitirá una equivalencia cultural e idiomática, y no sólo una equivalencia entre las dos
versiones, con lo cual se obtendrá un instrumento más fiable. Por otro lado, el
desconocimiento de los objetivos será útil para extraer significados inesperados del
instrumento original. Este procedimiento facilitará la traducción conceptual y la literaria
simultáneamente.
Para poder cuantificar la «adaptabilidad» del cuestionario, y para la identificación
inicial de ítems (preguntas) con posibles problemas en la adaptación, se puede pedir a los
traductores que puntúen el grado de dificultad en la traducción (1 mínima-10 máxima). El
objetivo de la traducción es que los ítems no sean sólo equivalentes palabra a palabra
(lingüísticamente), sino concepto a concepto (semánticamente) y que las expresiones
utilizadas sean aceptables y culturalmente relevantes.

FIGURA 1
FASES DE LA METODOLOGÍA DE ADAPTACIÓN TRANSCULTURAL DE
INSTRUMENTOS DE MEDIDA EN PSICOLOGÍA

30
A partir de las versiones traducidas, el equipo de investigación, conjuntamente con
los traductores, debe revisar todos los ítems, instrucciones y respuestas para generar una
versión preliminar consensuada en el idioma objetivo. En este momento del proceso,

31
algunos grupos de trabajo clasifican los ítems según su grado de equivalencia: ítems sin
problemas de adaptación, ítems con problemas en algunas palabras o necesidad de
adaptación para su uso en nuestro medio e ítems sin equivalencia cultural.
El objetivo de esta fase es verificar la equivalencia conceptual comprobando que se
entiende el contenido del instrumento traducido, determinando si el vocabulario es el
adecuado y si los ítems son culturalmente aplicables. Técnicas cualitativas como los
grupos de discusión o entrevistas individuales semiestructuradas han mostrado su utilidad
para recoger la opinión de individuos de la población de estudio, teniendo en cuenta la
necesidad de incluir individuos de diferentes edades, nivel de educación y/o intensidad en
la manifestación del constructo que se pretende medir o valorar.
Las alternativas propuestas en los grupos de discusión o entrevistas después son
valoradas por el grupo de investigación y se reformula la versión preliminar consensuada.
Esta versión, a su vez, puede ser revisada por un panel de expertos (psicometristas,
clínicos, sociólogos, etc.) para discutir los ítems que presentan más problemas en la
adaptación o para discutir aspectos clínicos en el caso de instrumentos específicos. A
partir de sus comentarios, se genera otra serie de alternativas o cambios en el contenido
del cuestionario, que serán revisadas de nuevo por el equipo de investigación para generar
la primera versión consensuada en el idioma objetivo.

b) Retro-traducción al idioma original


La traducción de la primera versión consensuada en el idioma objetivo debe ser vertida
nuevamente al idioma original por otros traductores que no hayan participado en la
primera etapa y que trabajen de forma independiente; este proceso se denomina retro-
traducción. Los traductores que participan en esta fase deben ser bilingües, tener como
lengua materna el idioma en el que se elaboró originalmente el instrumento y desconocer
sus fines y conceptos, disminuyendo así la posibilidad de sesgos y expectativas. La
finalidad es comparar la nueva traducción al idioma original de la versión consensuada
con la versión original para detectar diferencias o discrepancias entre ambas versiones (en
el idioma matriz). En el caso de encontrar diferencias será necesario investigar su causa y
proponer nuevas formulaciones de los ítems en el idioma objetivo.
Un grupo de expertos, compuesto por personas bilingües y especialistas en el área
de conocimiento del instrumento, debe revisar y comparar las traducciones realizadas
hasta la obtención de una segunda versión en el idioma objetivo, además de revisar las
instrucciones para la ejecución del instrumento y su puntuación. Ese grupo de expertos
debe cerciorarse de que la segunda versión sea totalmente comprensible y evaluar su
equivalencia cultural. Es necesario que exista una equivalencia semántica, idiomática,
conceptual y experimental. Dentro de este contexto, el comité puede modificar las
orientaciones iniciales y el formato del instrumento, alterar o rechazar ítems inadecuados
e incluso crear nuevos ítems. Para comprobar que el instrumento está realmente escrito en
un lenguaje comprensible para una gran parte de las personas, se recomienda que pueda
ser entendido por individuos de 10 a 14 años.
La segunda versión en el idioma objetivo debe ser sometida a una prueba preliminar
para evaluar su equivalencia con la versión original. Esta prueba consiste en aplicar el
instrumento a una muestra de población para detectar errores, identificar palabras o

32
preguntas de difícil comprensión, evaluar su aceptabilidad y hacer comentarios sobre el
instrumento de una forma general. Se puede registrar también el tiempo necesario para
completarlo. De esa forma, la prueba preliminar sirve para evaluar no sólo la calidad de la
traducción, sino también para verificar aspectos prácticos de su aplicación. Existen varios
procedimientos o diseños para realizar esta prueba preliminar: 1) aplicar la versión fuente
y objetivo a personas bilingües, 2) aplicar la versión fuente y la traducción inversa a
personas monolingües de idioma fuente, y 3) aplicar la versión fuente a monolingües
fuente y versión objetivo a monolingües objetivo. Asimismo, en esta fase muchos autores
han empleado un proceso muy usado en investigaciones cualitativas, que es la discusión
en grupos focales con miembros de la comunidad, profesionales sanitarios y clientes.
Producto de todo este proceso se obtendrá la versión final en el idioma objetivo,
habiendo cumplido todas las exigencias de una equivalencia conceptual del instrumento
y, por tanto, habiendo cumplido con el requisito de su adaptación.

c) Verificación de las características psicométricas


A pesar de realizar una adecuada traducción y adaptación cultural, no se asegura que las
posibles diferencias culturales afecten a las propiedades de medición del instrumento. Por
ello, una vez finalizado el proceso de adaptación es muy importante probar la versión
final en una muestra más amplia de la población de interés para comprobar sus
propiedades psicométricas, ya que el hecho de adaptar el instrumento puede afectar a su
fiabilidad y validez. No hay que olvidar que la fiabilidad y validez de un instrumento de
medida no son traducibles y, por tanto, una vez finalizada la traducción y adaptación al
nuevo idioma, el resto del proceso viene a ser el mismo que cuando se elabora un
instrumento nuevo. La fiabilidad no es una propiedad del instrumento, sino de las
puntuaciones con él obtenidas en una muestra concreta, y se debe calcular en cada
ocasión. En sentido propio, la validez tampoco es una propiedad del instrumento, sino de
las inferencias e interpretaciones hechas a partir de los datos obtenidos con ese
instrumento y habrá que verificar de nuevo la validez de esas interpretaciones. Lo que sí
es cierto es que la información sobre la validez que proviene de la versión original es una
buena fuente de hipótesis, pero que habrá que confirmar de nuevo con la nueva versión
adaptada del instrumento.
Esta fase debería incluir el análisis de la fiabilidad (consistencia interna y estabilidad
test-retest) y de la validez del instrumento (criterio y constructo), así como la sensibilidad
al cambio, conceptos todos ellos que abordaremos en el siguiente apartado.
Asimismo, dependiendo del instrumento, puede haber necesidad de realizar una
adaptación de los valores de puntuación dentro del nuevo contexto cultural. Este
procedimiento puede ser hecho por un grupo compuesto por pacientes, legos y
profesionales sanitarios. Otra forma puede ser mediante un abordaje matemático,
utilizando procedimientos estadísticos (Arce, 1994; Nunnally y Bernstein, 1995; Muñiz,
1996, 1998; Barbero, 1993; Barbero et al., 2003).

4. PARÁMETROS DE CALIDAD DE UN
33
INSTRUMENTO DE EVALUACIÓN
La medición, apoyada por la utilización de los instrumentos de evaluación, trata de
ofrecer los datos básicos necesarios para que el investigador pueda poner a prueba sus
hipótesis. En virtud de los mismos, y previa aplicación de las pruebas estadísticas
oportunas, decidirá sobre la confirmación o rechazo de aquélla a un determinado nivel de
probabilidad (Iraurgi, 2000). Ahora bien, es necesario hacer algunas precisiones. Las
pruebas estadísticas actúan sobre la premisa de que los datos que les sirven de base
reúnen ciertas características, y no les incumbe a ellas decidir sobre la validez interna de
dichos datos. De ahí que muy bien pueda ocurrir que, tanto si se llega a confirmar como a
rechazar la hipótesis, tal decisión carezca de relevancia si los datos en que se apoya la
decisión no representan, al menos a un nivel suficiente, la realidad medida. Dos son, al
menos, las condiciones esenciales que prestarán consistencia a tales datos; de una parte, la
fiabilidad, es decir, la confianza que podamos conceder a los datos y, de otra, la validez,
la concordancia entre lo medido por los instrumentos y la realidad que se desee medir
(Nunnally y Bernstein, 1995; Muñiz, 1998).

4.1. La fiabilidad
Aunque un instrumento de medida no es bueno por el hecho de ser fiable, es decir, de
ofrecer unos índices merecedores de confianza, sin tal propiedad la medición no es
aceptable. Esto es, podemos proponer que la fiabilidad es una condición imprescindible,
aunque no suficiente, de cualquier instrumento de medida.
El concepto de fiabilidad designa la cualidad de una operación o un resultado de
merecer confianza, porque es correcta o se ajusta a la realidad. Indica la condición de un
instrumento de ser fiable, es decir, de ser capaz de ofrecer, en su empleo repetido,
resultados veraces y constantes. Es, por tanto, sinónimo de precisión o estabilidad e indica
el grado en que una medida está libre de error aleatorio.
La fiabilidad se expresa mediante un coeficiente de correlación entre las diferentes
puntuaciones de un sujeto en dos aplicaciones espaciadas de una prueba —coeficiente de
estabilidad—, entre dos muestras de elementos de una misma población de ítems que
hacen referencia al constructo que se pretende medir —coeficiente de equivalencia—, o
entre dos subconjuntos de la misma muestra de elementos (ítems) —coeficiente de
consistencia interna—. Podemos apreciar que son varios aspectos a los que alude el
concepto de fiabilidad; veámoslos de forma más detenida.

a) Fiabilidad externa
Como hemos dicho, la fiabilidad nos indica el grado en que los resultados de un
instrumento son reproducibles, es decir, presentan estabilidad temporal. Esta medida
depende de la estabilidad de las medidas del test, a pesar del cambio de diversos
parámetros externos (esto es, no inherentes al test). El estudio de la fiabilidad externa

34
informará sobre la capacidad de reproducción de los resultados del test en distintas
situaciones. McDowell (1987) ejemplifica la diferencia entre la validez y la fiabilidad con
un excelente símil: un tirador tiene que aprender a acertar en el blanco y, después, a
hacerlo de forma consistente. La validez vendría dada por el grado en que el disparo se
acerca a la diana, y la fiabilidad por el grado de aproximación entre sí de una serie
consecutiva de disparos. Algunos autores prefieren el término variabilidad para describir
las diferencias entre resultados obtenidos en diferentes condiciones de evaluación
(Hernández-Aguado et al., 1990).
1. Fiabilidad test-retest. Como decimos, hace referencia a la estabilidad temporal
o reproducibilidad y tiene como objetivo determinar si una prueba dará los
mismos resultados o similares (generalmente mediante una correlación)
cuando se aplica a una misma persona en más de una ocasión. No obstante,
esta práctica puede conllevar algunos problemas. En primer lugar, algunas
características de los sujetos pueden variar con el tiempo. Cuanto más tiempo
transcurra entre ambas pruebas (entre test y retest) mayor es la probabilidad de
que hayan ocurrido cambios reales en el estado o contexto de la persona, o de
que su opinión o actitud hacia el problema haya cambiado. En esta situación, la
fiabilidad de la medida será infravalorada. Sin embargo, si el intervalo de
tiempo entre la aplicación de las dos pruebas es breve, es posible que el
resultado obtenido en la segunda ocasión esté influenciado por el aprendizaje
obtenido la primera vez, donde el recuerdo de las respuestas dadas en la
primera ocasión marcará las obtenidas posteriormente. En esta situación la
fiabilidad estará sobreestimada. Normalmente los estándares de fiabilidad
aceptados han de situarse por encima del valor «0,70» del coeficiente
correspondiente.
2. Fiabilidad intra e interobservador. El término consistencia intraobservador se
refiere al grado de concordancia de un observador consigo mismo. Por
consistencia interobservador se entiende la concordancia entre dos
observadores independientes sobre una medida practicada en el mismo
individuo. Hace referencia a la estabilidad de las mediciones en los
cuestionarios administrados por el entrevistador. En ellos, los observadores
han de inferir la puntuación de cada ítem según la información que ofrece el
individuo entrevistado. En ocasiones, este proceso de inferencia lleva a
valoraciones distintas. Por ejemplo, la adaptabilidad de un grupo de alumnos a
un contexto escolar puede ser valorada por las actividades y comportamientos
que presentan en dicho contexto, los cuales son observados y valorados por los
distintos profesores. Como resultado se conforma una rejilla de las
valoraciones realizadas por cada uno de los profesores sobre cada uno de los
alumnos, a partir de la cual se obtendrán los coeficientes oportunos de
concordancia.
El índice estadístico utilizado para evaluar la concordancia depende de las
características de las variables que hay que evaluar. En el caso de variables
dicotómicas o binarias, la concordancia ítem a ítem se puede analizar mediante
el porcentaje de acuerdo y el índice kappa simple o no ponderado (Cohen,
1960, 1968; Kramer y Feinstein, 1981). El coeficiente de concordancia kappa
nos informa del nivel de acuerdo obtenido, una vez descartado el acuerdo

35
atribuible al azar. Ello lo hace más fiable que el simple porcentaje de acuerdo o
el coeficiente de concordancia de Kendall. Sin embargo, un mismo valor de
kappa puede resultar de patrones diferentes de respuesta. Por ello es
conveniente señalar también la frecuencia de aparición de cada ítem y el
porcentaje de acuerdo, así como el intervalo de confianza (IC) de la estimación
de estos índices (Costello, 1994). Feinstein (1985) propone unos criterios para
interpretar los valores del coeficiente kappa: «0» a «0,2» nivel de acuerdo
pobre; «0,21» a «0,40» acuerdo regular; «0,41» a «0,60» acuerdo moderado;
«0,61» a «0,80» acuerdo fuerte; y «0,80» a «1,00» acuerdo casi perfecto.
En el caso de variables ordinales, el análisis de la concordancia ítem a ítem se
puede efectuar utilizando el porcentaje de acuerdo ponderado y el índice
kappa ponderado (Kp). Éstos se consideran más adecuados que sus análogos
no ponderados por dar una medida más real del nivel de acuerdo al ponderar el
desacuerdo según el número de rangos que separan la puntuación asignada por
un evaluador, de la asignada por el otro. Así, el peso asignado puede ser «0»
para el completo acuerdo, «1» cuando hay un rango de diferencia, «2» cuando
hay dos rangos, etc. (Kramer y Feinstein, 1981).
El método de análisis de la concordancia de las puntuaciones globales de un
instrumento con una escala de medida continua es controvertido.
Habitualmente se utilizan los coeficientes de correlación de Pearson o
Spearman para analizar el grado de acuerdo, pero dicha práctica puede ser
equivocada. La tendencia encontrada puede ser perfecta, con un coeficiente de
correlación de «1», y las medidas obtenidas por un examinador pueden ser
exactamente el doble o diez unidades más altas que las correspondientes
medidas obtenidas por el otro examinador, con lo que la concordancia entre
ambos laboratorios sería inexistente (Feinstein, 1985). Para analizar la
fiabilidad de medidas cuantitativas continuas debe utilizarse el Coeficiente de
Correlación Intraclase (CCI) (Bartko y Carpenter, 1976). En realidad el CCI no
es un estimador único, sino una familia de estimadores con aplicaciones
diferenciales (Shrout, 1995; Prieto et al., 1997, 1998).

b) Fiabilidad interna o consistencia interna


La consistencia interna analiza la solidez psicométrica de la escala, esto es, el nivel en
que sus diferentes ítems están relacionados entre sí y la posibilidad de efectuar sumatorios
de los mismos para obtener puntuaciones globales. La homogeneidad indica el grado de
acuerdo entre los ítems de la escala, lo que determina si éstos pueden acumularse y dar
una puntuación global. Se puede obtener mediante el estudio de la correlación de los
ítems con el total (partición media, coeficiente alfa de Cronbach), análisis factorial
(«coeficiente de adecuación muestral») o mediante los modelos de objetividad estadística
de Rasch (1980).
La «partición media» (split-half) estima la homogeneidad en función de la
correlación entre dos mitades equivalentes de la escala (por ejemplo: ítems de primera
mitad versus ítems de la segunda mitad o ítems pares versus ítems impares). El
coeficiente alpha de Cronbach (α) indica el grado en que los diferentes ítems presentan

36
interrelaciones. Su valor principal es garantizar que la suma (o promedio) de las
puntuaciones obtenidas en cada ítem (la que da lugar a la puntuación global de la escala)
sea defendible en tanto en cuanto todos los ítems están altamente correlacionados, es
decir, garantiza la unidimensionalidad de la medida. Dado que se basa en las
intercorrelaciones de los ítems, cuanto mayores sean éstas, mayor será la fiabilidad. Sus
valores oscilan entre «0» (ausencia de homogeneidad) y «1» (máxima homogeneidad),
aunque para ser admisibles con fines de diagnóstico individual el alpha obtenido ha de ser
superior a «0,7» o «0,8» (Bech y cols., 1993). Si el instrumento se utiliza para el
diagnóstico de grupo (investigación), donde los errores cometidos en un individuo tienden
a neutralizarse con los errores de signo distinto cometidos con los otros individuos,
podemos permitirnos niveles de fiabilidad que podrían bajar hasta «0,6» o, incluso, «0,5»
(Muñiz, 1998). Para las escalas de respuestas dicotómicas se utiliza el test de Kuder-
Richardson (KR-20), que no es más que una adaptación del coeficiente alfa de Cronbach.
En el análisis exploratorio de datos que utiliza al Análisis Factorial de Componentes
Principales como procedimiento de factorización, la homogeneidad de una escala puede
ser apoyada por un «coeficiente de adecuación muestral elevado (MSA Test)», por encima
de «0,5». Según Thompson (1989), la homogeneidad se vería confirmada si se obtiene
una estructura unidimensional, esto es, todos los ítems muestran una carga positiva en el
primer factor. Por su parte, el modelo de Rasch unidimensional considera que una escala
es homogénea cuando todos sus ítems contribuyen de forma independiente al total de
información contenida en la escala. No obstante, no debe confundirse la homogeneidad
con la «unidimensionalidad» tal como la define el Análisis Confirmatorio de Datos.

c) Otros aspectos de la fiabilidad


El coeficiente de escalabilidad se refiere al grado en que la escala es acumulativa. El
modelo de Rasch permite también estudiar la jerarquía interna de la escala, clasificando
los ítems homogéneos en un rango jerárquico del más inclusivo (que mide las categorías
inferiores o moderados de la dimensión) al más exclusivo (que mide las categorías más
altas de la dimensión). El coeficiente de reproductibilidad indica hasta qué punto la
escala refleja todos los patrones de respuesta del sujeto con respecto al parámetro medido
(Thompson, 1989). La transferibilidad se refiere al grado en que la escala puede ser
aplicada a diferentes grupos de población que presenten el fenómeno evaluado,
independientemente de la edad, el sexo y otros criterios externos relevantes (Bech y cols.,
1993).

4.2. La validez
La validez se define por el grado en que el instrumento mide aquello que realmente
pretende medir, y se demuestra cuando la medida predice un criterio o se ajusta de forma
consistente con una serie de constructos relacionados en una teoría aceptada. Es un
concepto ligado al de error sistemático. Cuanto menos válida sea una medida, más
probabilidades hay de cometer un error sistemático o sesgo.

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Uno de los aspectos más problemáticos de la valoración de la validez es la variedad
terminológica utilizada. En la Tabla 4 se recogen una serie de definiciones relacionadas
con la validez de los instrumentos de medida (Sierra, 1991) y las preguntas que se
pretende responder con su evaluación. Los libros de texto han tendido a la especificación
de la validez de contenido, la de criterio y la de constructo. Más recientemente, han
emergido otros tipos diferentes de validez agrupadas en alguna de las previamente
enunciadas. No obstante, todos los tipos de validez confluyen sobre el grado de confianza
que se puede depositar en las inferencias extraídas de las puntuaciones de la escala
(Messick, 1980; Streiner y Norman, 1989); es decir, la validez indica qué proporción de
la información recogida es relevante a la cuestión formulada.

TABLA 4
TIPOS DE VALIDEZ

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40
41
Probablemente, la formulación más sistematizada sobre los tipos de validez y sus
características diferenciadas sean las denominadas recomendaciones técnicas de la APA
(1954) y la posterior formulación conjunta (APA, 1966; 1985). En concreto, cabría hablar
de cuatro grandes objetivos o metas que lograr con los instrumentos de medición que
exigen cuatro grandes tipos de validez diferente:
— determinar el grado en que la prueba construida mide un determinado rasgo,
característica o construcción;
— avanzar un pronóstico sobre el comportamiento futuro de cada uno de los
sujetos en un área de conducta determinada en función de su respuesta al
instrumento de medición;
— situar a cada uno de los sujetos en una determinada posición en un rasgo
exterior a la prueba en función de su reacción a la misma; y
— determinar el grado en que cada una de las personas que realizan una prueba
poseen el rasgo definido por la misma.
Cada uno de estos objetivos viene a representar la exigencia de un tipo de validez
diferente, con unas exigencias peculiares en cuanto a su construcción, a las que haremos
alusión seguidamente.

a) Validez de contenido
La esencia de la validez de contenido se encuentra en la suficiencia y la representatividad
de la muestra de elementos incluidos en el instrumento respecto de la población de
elementos de que forma parte. Es una evaluación fundamentalmente cualitativa que
consiste en determinar si el cuestionario abarca todas las dimensiones del fenómeno que
se quiere medir. Es decir, define el grado en que el conjunto de ítems del instrumento
representa adecuadamente el dominio evaluado, esto es, el nivel de representatividad de
los ítems del conjunto de componentes de los que se evalúa (Martínez-Arias, 1995).
Implica que todas las dimensiones consideradas relevantes han de ser estudiadas a la hora
del diseño del instrumento. Se trata de analizar el contenido de los ítems y, mediante el
juicio de expertos, valorar hasta qué punto está justificado que sean indicadores de lo que
se pretende medir. En la medida que se trata de un juicio de tipo cualitativo, no implica el
cálculo de coeficiente alguno.
Supongamos que deseamos desarrollar un cuestionario para valorar el
funcionamiento familiar en nuestro contexto sociocultural. En primer lugar, habría que
realizar una profusa revisión de la literatura sobre el tema: las teorías representativas; los
estudios originales y de revisión realizados sobre el tema; los instrumentos ya elaborados
para afrontar este aspecto… De ahí se extraerían los dominios o dimensiones que
componen el constructo de funcionamiento familiar, que podrían disponerse en las
columnas de una tabla de doble entrada. En las filas de dicha tabla se presentarían los
posibles ítems que compondrían el nuevo instrumento que se incluirán en una u otra
dimensión. La inspección visual de la tabla permitiría apreciar si todos los dominios del
funcionamiento familiar están representados. El número de ítems que compondrían cada
dimensión dependerían de la importancia relativa del dominio, habitualmente

42
determinada por las investigaciones previas y la opinión de expertos sobre el tema.
La validez aparente es una forma de validez de contenido que se centra en el grado
en que los ítems parecen medir lo que se proponen. Las cuestiones deben ser necesarias,
repetibles, gramaticalmente correctas, fáciles de responder, no ser ambiguas, inteligibles,
referidas al momento actual o a un tiempo determinado, codificadas adecuadamente y
éticas. La validez aparente es la parte de «sentido común» de la validez de contenido que
asegura que el ítem, o el cuestionario global, esté en su punto. Siguiendo con el ejemplo
propuesto, la lectura de los ítems que componen el nuevo instrumento, por parte del
investigador o clínico que lo utilice, han de ser reconocidos por éste como
representaciones del concepto de funcionamiento familiar al que se trata de aproximar el
instrumento.

b) Validez de criterio
Hace referencia al grado en que las puntuaciones de un instrumento se corresponden a un
criterio externo, patrón estándar o también llamado «patrón oro» (gold standard), y
puedan considerarse un sustituto del mismo (Thiemann, Csernansky y Berger, 1987).
Cuando el fenómeno que hay que estudiar es complejo y no existen medidas previas que
puedan considerarse como reglas o criterios, la evaluación de la validez de criterio es muy
difícil y deben buscarse evidencias complementarias.
La evidencia relacionada al criterio suele considerarse desde dos perspectivas
distintas. Cuando estas correlaciones se establecen en el mismo momento temporal se
dice que se está estudiando la validez concurrente. En ocasiones, la variable criterio es un
acontecimiento futuro que se intenta predecir mediante el resultado del instrumento de
medición. En estas circunstancias, la validez analizada se denomina predictiva.
1. Validez concurrente. Ésta nos da una medida de la asociación de las
puntuaciones globales con otras escalas de referencia con un propósito y/o
contenido equivalente. Su determinación se lleva a cabo mediante una
correlación entre las puntuaciones de los sujetos en el instrumento de medida a
validar y uno o varios criterios externos, llevándose ambas mediciones a cabo
prácticamente a la vez. Por ejemplo, una prueba para valorar el grado de apoyo
social puede validarse tomando como estándar de comparación la red social
con la que cuenta el individuo, es decir, el número de personas con las que
establece contactos frecuentes. Asimismo, un nuevo instrumento de
funcionamiento familiar puede ser comparado con otro ya utilizado en el
contexto cultural donde se valida que ha sido utilizado de forma preferente en
dicho contexto. Por ejemplo, en el capítulo 2 de este Manual, se hace
referencia a la adaptación del FACES II (Family Adaptability and Cohesion
Scale) que fue comparado con el FES (Family Environment Scale) por ser uno
de los pocos instrumentos validado y varemado en población española y
ampliamente utilizado.
2. Validez predictiva. Uno de los grandes objetivos de la ciencia es, más allá de la
mera descripción de la realidad, la predicción y, si es posible, el control de la
misma. La validez predictiva se determina correlacionando las puntuaciones

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obtenidas por los sujetos en una prueba con alguna otra medida, bien del
mismo rasgo, bien de aquello que directamente se desea predecir. Ahora bien,
para que la validez así establecida sea en verdad predictiva, será necesario que
las medidas de la prueba se tomen en un momento determinado y las exteriores
a la misma en un momento posterior que puede ir de varios días a varios meses
o años. Es decir, si la validez concurrente se obtiene a partir de la aplicación de
un estudio transversal (cross-over), la validez predictiva precisa de un estudio
longitudinal. Por ejemplo, una prueba para determinar el grado de
vulnerabilidad psicopatológica se compararía con la aparición posterior de
afecciones emocionales o solicitud de tratamiento en servicios de salud mental,
analizando sus resultados.
El análisis de Bayes permite conocer la validez predictiva de un test, su utilidad y su
comparabilidad, a partir del análisis de la distribución de los «casos» y «no casos» en una
población dada y de su relación con los resultados obtenidos en el test estudiado
(positivos y negativos). Una tabla de contingencia de 2x2 expresa esta relación en
verdaderos positivos, falsos positivos, verdaderos negativos y falsos negativos. Los
coeficientes de validez predictiva obtenidos a partir de la tabla de contingencias son:
sensibilidad, especificidad, valor predictivo positivo y valor predictivo negativo. Otros
parámetros que pueden obtenerse a través de la aplicación del teorema de Bayes son el
porcentaje de mal clasificados, la eficiencia (proporción de casos bien clasificados en
relación al total de evaluados), el sesgo (cociente entre los evaluados considerados como
positivos y negativos) y el rendimiento (casos no detectados por el test en relación al total
de casos). Estos coeficientes nos permiten ajustar el punto de corte con respecto al
objetivo del estudio. Si se pretende hacer un estudio de muestreo en dos fases,
buscaremos aquel punto de corte que nos permita captar el máximo número de casos,
aunque entre ellos se incluyan falsos positivos (especificidad aceptable con una
sensibilidad óptima). Si por el contrario, pretendemos conocer la morbilidad probable en
una población a través de la puntuación en el test, seleccionaremos aquel punto de corte
que nos permita descartar el mayor número de «no casos», aunque ello determine la
pérdida de algunos falsos negativos (sensibilidad aceptable con una especificidad
óptima). De forma alternativa, el punto de corte idóneo de un test se puede calcular a
partir del análisis ROC (Receiver Operating Characteristics). Esta técnica fue
desarrollada en los años sesenta del pasado siglo XX para evaluar la capacidad de
discriminación de señales de los controladores de radar (Teoría de Detección de Señales).
Primero se obtiene una representación gráfica de la tasa de verdaderos positivos
(sensibilidad) y la tasa de falsos positivos (1-especificidad) para cada punto de corte. El
cálculo del área bajo la curva resultante, nos indica la capacidad discriminante del test a
través de todo el continuum de morbilidad. Cuando la capacidad discriminante es igual a
la obtenida aleatoriamente, resulta una diagonal cuya área inferior es de 0,5 (sensibilidad
igual a la tasa de falsos positivos). Un test ideal produciría un cien por cien de verdaderos
positivos antes de admitir un solo falso negativo, por lo que el área bajo la curva obtenida
sería de 1,0. En la práctica, las áreas bajo la curva oscilan entre 0,5 y 1,0, y permiten una
representación gráfica de la capacidad discriminante de diferentes instrumentos para una
misma dimensión, siendo el mejor el que se corresponda con una curva más alejada de la
diagonal (Thompsom, 1989).

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c) Validez de constructo
A veces resulta imposible evaluar la validez de criterio al no existir un patrón de
referencia oportuno o adecuado. En estos casos, el procedimiento más empleado es
evaluar la validez de constructo. Este tipo de validez implica el grado en el que el
instrumento refleja las teorías relevantes del fenómeno que mide, es decir, tratará de
demostrar que aquello que mide el instrumento es una variable consistente, vinculable a
una teoría específica. Según Cronbach (1970; citado en Kerlinger, 1987), una validación
de este tipo implica identificar los factores, construcciones o elementos que se dan en la
prueba y que explicarán la varianza de las puntuaciones, incardinar la hipótesis de
construcción en una teoría y probar en forma experimental la(s) hipótesis. Supone, en
suma, analizar la construcción, rasgo o característica de que se trate, procurando
averiguar su estructura y componentes.
Asimismo, representa el grado en que una medida particular se relaciona con otras,
de manera consistente, en la línea de las hipótesis teóricas que definen el fenómeno o
constructo que se quiere medir. Para ello, primero se deben enunciar las hipótesis teóricas
sobre el comportamiento del instrumento en diversas situaciones. Se considera que la
validez está sustentada cuando las correlaciones observadas confirman las hipótesis.
No hay ningún estudio simple que pueda satisfacer los criterios para establecer la
validez de constructo (o probar constructos); se trata de un proceso siempre en marcha.
Este tipo de validez requiere una acumulación progresiva de información que irá dando
más consistencia a la construcción inicial y que permitirá, a la vez que ir concediendo
validez de constructo al instrumento, ir aumentando la plausibilidad de la teoría que lo
sustenta. Por el contrario, la aparición de resultados discordantes lo mismo puede ser
evidencia de falta de validez del instrumento, que de una formulación inadecuada de la
teoría, exigiendo una mayor reflexión y el planteamiento de investigaciones más
cuidadosas.
Al igual que la anterior, comporta dos tipos de validez:
1. Validez convergente, que hace referencia al grado de correlación de la medida
con otras medidas diferentes con las que guarda similitud teórica. Dicho de
otra forma, implica valorar el grado en que la nueva escala está relacionada
con otras variables y medidas del mismo constructo con el que debe ser
relacionado. Por ejemplo, si la teoría afirma que los sujetos deprimidos
percibirán un nivel de apoyo social más bajo que los no deprimidos, las
puntuaciones de las escalas que miden estas dos dimensiones deberán estar
inversamente correlacionadas: a mayor grado de sintomatología depresiva,
menor percepción de apoyo social.
2. Validez divergente o discriminante, que implica la observación de diferencias
predecibles entre medidas diferentes, como por ejemplo, el dolor y la
capacidad cognitiva. Así, mientras la validez convergente requiere la
correlación con las variables relacionadas, la validez discriminante requiere
que el constructo no se correlacione con variables diferentes.
Para la comprobación o verificación de la validez de constructo se cuenta con
elaboradas y complejas técnicas estadísticas. A Campbell y Fiske (1959) se debe el
procedimiento de la matriz multirrasgo-multimétodo que, en esencia, consiste en una

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organización de los datos para apreciar si mediciones realizadas independientemente de
un mismo rasgo por métodos diferentes dan lugar a correlaciones más elevadas (validez
convergente) que mediciones de rasgos distintos con el mismo método (validez
discriminante). Por otro lado, una de las técnicas de referencia son las basadas en el
análisis de componentes principales y de factorización. Mediante el análisis factorial se
trata de determinar si el instrumento incluye un único factor o existen varias estructuras
subyacentes. Los factores representan entidades abstractas integradas por elementos del
instrumento que mantienen una importante consistencia interna, una notable relación
entre sí, y que están muy poco relacionados con otros elementos del instrumento. El
análisis factorial nos informará, por una parte, del número y composición de los factores
resultantes, que quedarán saturados de forma más o menos intensa por las diferentes
variables consideradas; asimismo, mediante su correlación con la prueba total y el
cuadrado de las correspondientes cargas factoriales que componen cada factor
identificado, se conocerá la proporción de varianza explicada por cada factor, así como la
varianza explicada por el conjunto de factores. No obstante, el análisis factorial
exploratorio no deja de ser una técnica sofisticada para el análisis de la estructura interna
o consistencia del instrumento. Cuando se trata de verificar una hipótesis explícita, que
actúa como criterio externo, basada en la formulación apriorística de un enunciado
teórico, el grupo de técnicas al que hay que acudir son las llamadas análisis factorial de
tipo confirmatorio, basadas en modelos estructurales de análisis de la covarianza (Bentler
y Bonnet, 1980; Jöreskog y Sörbom, 1979).
Por ejemplo, en el capítulo 2 del Manual se valoran los estudios de adaptación y
validación del FACES II a población española. Dicho instrumento se basa en el modelo
circumplejo de Olson y colaboradores, que proponen dos dimensiones teóricas, la
cohesión y adaptabilidad, como ejes del constructo de funcionamiento familiar. El grupo
de Martínez Pampliega aplicó técnicas de análisis factorial de componentes principales
para explorar las dimensiones subyacentes del instrumento y utilizó, asimismo, análisis
factoriales confirmatorios imponiendo los ítems que conforman las dimensiones teóricas.
Tanto un tipo de aproximación como otro ofreció una solución factorial bidimensional
que reproducía de forma coherente la propuesta del modelo teórico, conformando un
criterio de bondad de la validez de constructo del FACES II.

4.3. Otros parámetros de calidad

a) Viabilidad
Los mejores instrumentos de medida serán inservibles si su aplicación resulta difícil,
compleja y costosa. El desarrollo de instrumentos que no supongan una carga importante
para el entrevistado y para el entrevistador es de suma importancia. Características como
el tiempo empleado en la realización del instrumento, la sencillez y la amenidad del
formato y el interés, la brevedad y la claridad de las preguntas, así como la facilidad de
corrección, la interpretación y la presentación de los resultados para el evaluador, son
algunos aspectos relacionados con la viabilidad de su aplicación. Se trata, en definitiva,
de que el instrumento construido esté elaborado con unas cualidades externas que lo

46
hagan atractivo a quienes han de contestarlo de forma que lo realicen por completo; en
caso contrario, responderán la prueba por obligación, contestando al azar o sin poner
atención.

b) Sensibilidad al cambio
La sensibilidad al cambio es la capacidad del instrumento de detectar cambios en el
constructo evaluado; por ejemplo, el cambio en el estado de salud de los pacientes cuando
mejora o empeora su calidad de vida después de un tratamiento o intervención sanitaria.
La sensibilidad al cambio está relacionada con la magnitud de la diferencia en la
puntuación del sujeto que ha mejorado o empeorado y las puntuaciones de los sujetos que
no han cambiado su puntuación en la medida empleada. Estadísticamente, se utiliza el
cálculo del tamaño del efecto para evaluar la sensibilidad al cambio de un instrumento
(D/DE; donde D = diferencia de las puntuaciones en los tiempos de la evaluación y DE =
desviación estándar de la primera evaluación). Asimismo, el estudio de sensibilidad al
cambio se puede efectuar mediante el estudio de correlación y análisis de componentes
principales en la línea base y tras el período de evaluación comparando las estructuras
factoriales en ambos puntos.

c) Redundancia externa
Generalmente, sólo se evalúa la redundancia o el solapamiento de los ítems de una escala
en la fase de construcción de la misma (redundancia interna). Sin embargo, es importante
conocer también la redundancia de los ítems y de las puntuaciones globales con otras
escalas de contenido similar (redundancia externa). Este parámetro no es equivalente al
de asociación obtenido en la validez concurrente.
En definitiva, todas las características exigibles a un buen instrumento psicométrico
se derivan del proceso empleado en su elaboración. La validez, la fiabilidad, la
efectividad predictiva, la homogeneidad, el nivel de dificultad, la variabilidad de las
puntuaciones y la forma de la distribución de las mismas dependen de las propiedades de
los ítems que componen el instrumento. El análisis detallado de la estructura, el contenido
y el comportamiento de los ítems es la única vía abierta al mejoramiento progresivo de
los instrumentos de medición que utilizamos en psicología. (Tavella, 1978).

5. SELECCIÓN DE UN INSTRUMENTO DE
EVALUACIÓN
La selección apropiada de instrumentos de evaluación subjetiva es primordial para
cualquier investigación. Lógicamente deberá usarse aquél que más se adecue a nuestras
necesidades. Sin embargo, sorprende el escaso número de revisiones metodológicas que
abordan este tema de forma específica. Bech y colaboradores (1993) mencionan una serie

47
de aspectos clave que se deben tener en cuenta en un ensayo clínico:
1. Identificación del motivo: ¿por qué es deseable usar un instrumento?
2. Identificación del problema: ¿cuál es el foco del estudio?
3. Identificación de la relevancia: ¿son relevantes las escalas/cuestionarios
utilizados para el estudio?
4. Evaluación del coste-utilidad: ¿qué información aporta el instrumento con
relación al coste de su empleo en tiempo y personal?
Por otra parte, al igual que hicieran otros autores (Tabla 5), Newman y Carpenter
(1997) proporcionan una guía para el desarrollo, selección y uso de instrumentos de
evaluación, cuyos principios generales serían los siguientes:
1. La variable de medida debe ser relevante para la población a la que va dirigida.
2. Los métodos de evaluación deben ser simples y de fácil acceso y aplicación por
los profesionales. Deben ir acompañados de las instrucciones claras de
aplicación tanto para los pacientes (en el caso de ser pruebas
autoadministradas) como para quienes las apliquen (pruebas
heteroadministradas).
3. Respecto a los niveles de medida, o al menos en los puntos clave de la
evaluación, han de expresarse ejemplos específicos que actúen como puntos de
referencia objetivos. De este modo, aumentaría la fiabilidad interjueces de
forma considerable.

TABLA 5
CARACTERÍSTICAS DE UN INSTRUMENTO DE MEDIDA DE LA SALUD

Según Bergner (1985) Según Donovan et al. (1989)


– Ser apropiado: teóricamente
justificable (validez de contenido)
e intuitivamente razonable (validez – Ser adecuado al problema de
apa- rente); valoración que se pretende medir;
– Válido, en el sentido de ser capaz
de medir aquellas características
que pretenden medir y no otras;
– Válido y fiable (en su dimensión
genérica);
– Preciso, es decir, con un mínimo de
– Reproducible; error de medida;
– Sensible, o sea, capaz de detectar
cambios tanto en los diferentes
individuos como en la respuesta de
un mismo individuo a lo largo del
– Sensible al cambio; tiempo;
– Sus componentes deben ser

48
claramente delimitados,
contribuyendo cada uno al total de
la escala de forma independiente
(validez de constructo); y
– Basado en datos generados por los
propios entrevistados, y
– Los datos necesarios para el cálculo – Aceptado por los entrevistados, por
de la puntuación total o índice han los entrevistadores y por los
de ser alcanzables en la práctica. investigadores.

4. Es preferible utilizar informadores múltiples ya que de este modo se obtiene una


mayor validación del estado y/o conducta del evaluado, así como los cambios
producidos en el mismo. Las respuestas suelen ser más honestas cuando se
sabe que hay varios informadores, y, por otro lado, las discrepancias entre los
informadores alertarían al clínico sobre problemas que requerirían más
atención.
5. Incluir medidas que permitan contrastar el proceso de cambio.
6. Optar por medidas e instrumentos que reúnan buenas propiedades psicométricas
(fiabilidad, validez y sensibilidad al cambio), que estén libres de sesgos de
respuesta y que muestren insensibilidad a la influencia de factores
situacionales extraños o confusores.
7. La medición de los resultados de las intervenciones ha de verse compensada en
términos de coste/beneficio. Reemplazar tiempo de práctica clínica por tareas
de evaluación conlleva una pérdida de productividad; por ello se recomienda
que se integre la evaluación de resultados dentro del sistema de evaluación
general (diagnóstica o psicosocial), de tal modo que los costos en términos de
tiempo y esfuerzo de los profesionales se reduzcan en la medida de lo posible.
8. Los resultados de los estudios deben ser comprensibles para todos los
interesados; desde los pacientes y sus familiares hasta los profesionales
clínicos y los gestores. Ello implica que los resultados medidos con los
instrumentos de evaluación han de estar basados en un lenguaje accesible y
asumible. Es decir, los resultados obtenidos mediante el instrumento de
evaluación han de ser de fácil devolución e interpretación.
9. Las medidas obtenidas han de tener relevancia clínica y ser útiles en la práctica
clínica. No sólo tienen que tener importancia en el contexto de la
investigación, sino que deben abordar aspectos de la práctica clínica relevantes
que guíen o permitan la toma de decisiones a este respecto.
10. Por último, deben ser compatibles con las teorías y la práctica clínica vigentes.
Si un instrumento puede ser utilizado desde varios enfoques (por ejemplo:
logros del tratamiento en personas con adicción y/o con VIH/SIDA en
programas de antagonistas y/o agonistas opiáceos a través de indicadores de
calidad de vida), permitirá la comparación de distintas aproximaciones
terapéuticas.
Algunos autores (Patrick et al., 1985; Smith, et al., 1997) consideran de importancia
básica que en la evaluación se obtenga la perspectiva del paciente (impresión subjetiva).

49
Resulta obvio que en determinados aspectos no se puede prescindir de la experiencia
subjetiva del entrevistado.

50
CAPÍTULO 2

ESCALA DE EVALUACIÓN DE LA ADAPTABILIDAD


Y DE LA COHESIÓN FAMILIAR (FACES II. Family
Adaptability and Cohesion Evaluation Scale)
Ana Martínez Pampliega

51
NOMBRE: Escala de Evaluación de la Adaptabilidad y de la Cohesión Familiar
(Family Adaptability and Cohesion Evaluation Scale. Versión española reducida;
FACES II-20-VER).

AUTORES: D. H. Olson, J. Portner y R. Q. Bell (1982) (adaptada por A. Martínez-


Pampliega, I. Iraurgi, E. Galindez y M. Sanz, 2006).

OBJETIVOS: Evaluar el funcionamiento familiar, a través de las dimensiones de


cohesión y adaptabilidad.

COLECTIVO DE APLICACIÓN: A partir de unos 12 años de edad.


TIEMPO DE APLICACIÓN: Cinco minutos.
FUENTE PRINCIPAL:
— Original: Olson, D. H., Portner, J. y Bell, R. Q. (1982). FACES II. St. Paul,
MN: University of Minnesota.
— Adaptación: Martínez-Pampliega, A., Iraurgi, I., Galindez, E. y Sanz, M.
(2006). Family Adaptability and Cohesion Evaluation Scale (FACES):
Desarrollo de una versión de 20 ítems en español. International Journal of
Clinical and Health Psychology/Revista Internacional de Psicología Clínica y
de la Salud, 6 (2), 317-338.

Resumen del instrumento


El FACES 20-Esp constituye la versión breve y adaptada culturalmente a (España) de la escala americana
«Family Adaptability and Cohesión Evaluation Scale. FACES II» (Olson, Portner y Bell, 1982).
Este instrumento está basado en uno de los modelos con mayor relevancia actualmente en la comprensión de
los sistemas familiares, el modelo «circumplejo».
Estudia las dos dimensiones fundamentales del funcionamiento familiar: la cohesión y la adaptabilidad,
teniendo en cuenta múltiples parámetros en cada una de estas variables.
La escala consta de 20 ítems y cuenta con índices elevados de validez y fiabilidad. Se obtiene una puntuación
conjunta del funcionamiento familiar y puntuaciones de cada una de las dos dimensiones señaladas.

52
DESCRIPCIÓN DEL INSTRUMENTO

Objetivo
El presente instrumento supone una adaptación abreviada de la escala FACES II
desarrollada con el respaldo conceptual del Modelo Circumplejo de funcionamiento
familiar. Dicho modelo constituye el retrato-conceptual del funcionamiento familiar con
más respaldo empírico actualmente.
La escala aquí descrita supera las dificultades encontradas en versiones españolas
previas de este instrumento (ver estudios en los que se ha aplicado) y mide dos
dimensiones centrales de este modelo: la cohesión y la adaptabilidad.
La cohesión es el vínculo emocional que los miembros de un sistema (la familia, en
nuestro caso) tienen entre sí y la adaptabilidad sería la habilidad de dicho sistema para
cambiar. Cada una de estas dimensiones está compuesta por diferentes variables que
contribuyen a su comprensión (Olson, 1988). Los conceptos vinculados con la cohesión
serían: lazos familiares, implicación familiar, coaliciones padres-hijos, fronteras internas
y externas. Los conceptos específicos vinculados con la adaptabilidad son: liderazgo,
disciplina, negociación, roles y reglas.

Fiabilidad y validez
Para la realización de esta versión abreviada se contó con la participación de 243
estudiantes de la Universidad de Deusto.
Tras un procedimiento riguroso, con un diseño racional de retrotraducción y un
posterior estudio empírico, el instrumento final retuvo 20 ítems, 10 en cada una de las
subescalas. Este instrumento demostró tener unas buenas cualidades psicométricas al
obtener, en primer lugar, un adecuado nivel de fiabilidad en ambas dimensiones teóricas
(0,89 en cohesión y 0,87 en adaptabilidad), grados de consistencia interna, por otra parte,
muy superiores a los obtenidos en otras versiones del FACES (Olson, Portner y Bell,
1982; Olson, Portner y Lavee, 1985). En segundo lugar, la validez de constructo ha sido
valorada tanto por procedimientos de factorización exploratorios como confirmatorios,
que permitieron sugerir su adecuación teórica. Asimismo, la valoración del grado de
asociación con constructos afines, estimados a través de la escala de ambiente familiar
(FES, Moos, 1974) —única escala de valoración del funcionamiento familiar adaptada y
validada en castellano— y de la escala «Satisfacción familiar», ha mostrado correlaciones
congruentes, dando muestras de su validez convergente.
Un análisis de la validez de contenido refleja una adecuada congruencia teórica. Los
parámetros contemplados, en esta escala abreviada, dentro de la cohesión fueron: lazos
emocionales, fronteras internas (espacio y tiempo) y fronteras externas (toma de
decisiones e intereses y diversión); dentro de la dimensión de adaptabilidad, los ítems
abarcan los conceptos de asertividad, liderazgo y control, disciplina y negociación; no así
los de roles y reglas.

53
ESTUDIOS EN LOS QUE SE HA APLICADO

El FACES, en cualquiera de las cuatro versiones americanas desarrolladas, posiblemente


sea uno de los instrumentos de evaluación familiar más empleados a nivel internacional.
Son miles los estudios que se han realizado sobre las características psicométricas del
instrumento o que han empleado sus escalas como instrumentos de evaluación.
Si nos centramos en España podemos destacar los estudios de Alonso y del Barrio
(1997, 1998), García y Peralbo (1998) y López (2002), aunque sin hacer un estudio de sus
características psicométricas. Sí lo han hecho Jao, Martínez y Cervera-Enguix (2002),
Martínez Pampliega (1993; 2001), Polaino-Lorente y Martínez (1998), Sanz, Iraurgi y
Martínez Pampliega (2002) o Sanz (2003). No obstante, el funcionamiento de las
versiones empleadas presenta una estructura factorial alejada del modelo circumplejo, es
decir, del modelo teórico de referencia. Precisamente, el interrogante sobre la inadecuada
adaptación de las versiones empleadas a la realidad cultural de nuestro país, motivó el
desarrollo de una nueva versión partiendo del FACES II y sometiéndolo a un proceso
muy riguroso de trabajo, en línea con lo descrito en el primer capítulo de este manual. El
siguiente paso será el empleo del mismo en diferentes investigaciones.

LIMITACIONES

Resulta evidente la necesidad de valorar el funcionamiento del FACES-20 VER con


población clínica (diagnóstico, valoración de resultados…), objetivo que nuestro grupo
está actualmente desarrollando.

ADMINISTRACIÓN Y CORRECCIÓN
Las características de adecuación psicométrica de esta escala abreviada, respecto a otras
versiones del FACES, la hacen especialmente atractiva en su utilización en estudios de
investigación familiar.
Consta de dos subescalas: diez ítems miden cohesión y los otros diez ítems
adaptabilidad. Existen cinco opciones de respuesta: 1) Nunca o casi nunca, 2) Pocas
veces, 3) A veces, 4) Con frecuencia y 5) Casi siempre.
La puntuación total es la suma de las puntuaciones de cada uno de los ítems.

FICHA RESUMEN DEL INSTRUMENTO

54
55
INSTRUMENTO

Ver anexo en la página siguiente.

56
ESCALA DE EVALUACIÓN DE LA ADAPTABILIDAD Y DE LA
COHESION FAMILIAR
(FAMILY ADAPTABILITY AND COHESIÓN EVALUATION ESCALE-
VERSIÓN ESPAÑOLA REDUCIDA; FACES II 20-VER)

A continuación tienes unas frases relativas a tu familia. Tienes que contestar indicando la frecuencia con la que
ocurren:
1 = Nunca o casi nunca
2 = Pocas Veces
3 = A veces
4 = Con frecuencia
5 = Casi siempre

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58
59
CAPÍTULO 3

ESCALA DE SATISFACCIÓN
FAMILIAR (FSfS. Family Satisfaction
Scale)
Mireya Sanz Vázquez

60
NOMBRE: Escala de Satisfacción Familiar (Family Satisfaction Scale. Versión
Española; FSfS-VE).

AUTORES: D. H. Olson y M. Wilson (1982) (adaptada por M. Sanz, I. Iraurgi y A.


Martínez-Pampliega).

OBJETIVOS: Evaluar la satisfacción que experimenta una familia sobre su nivel de


cohesión y adaptabilidad familiar.

COLECTIVO DE APLICACIÓN: Adultos.


TIEMPO DE APLICACIÓN: 3 minutos.
FUENTE PRINCIPAL:
— Original: Olson, D.H. y Wilson, M. (1982). Family Satisfaction Scale. En
D.H. Olson, H. I. McCubbin, H. Barnes, A. Larsen, M. Muxen y M. Wilson
(eds.), Family inventories: Inventories used in a national survey of families
across the family life cycle, 43-49. St. Paul, MN: University of Minnesota.
— Adaptación:
• Sanz, M. (2003). El funcionamiento familiar de los drogodependientes a
lo largo de un tratamiento. Tesis doctoral. Universidad de Deusto.
• Sanz, M., Iraurgi, I., Martínez-Pampliega, A. (2002). Evaluación del
funcionamiento familiar en toxicomanías. Adaptación española y
características de adecuación métrica del FAP-FACES IV. Instrumentos
de evaluación en drogodependencias. Ed. I. Iraurgi y F. González-Saiz,
403- 434. Madrid: Aula Médica.

Resumen del instrumento


La escala de Satisfacción familiar fue elaborada por Olson en 1989 (Olson, Stewart y Wilson, 1990),
basándose en la escala del mismo nombre, desarrollada por Olson y Wilson en 1982.
Originalmente esta escala constaba de 14 ítems, pero posteriormente en 1989, Olson la redujo a 10 (Olson,
Stewart y Wilson, 1990), con los cuales se evalúa el grado de satisfacción experimentado con aspectos
relacionados con la cohesión y adaptabilidad familiar.

61
DESCRIPCIÓN DEL INSTRUMENTO

Objetivo
La escala de satisfacción familiar permite evaluar el grado de satisfacción con diez
aspectos de la dinámica familiar, cinco de ellos vinculados con la cohesión y cinco con la
adaptabilidad.
Este instrumento fue desarrollado en relación con el Modelo Circumplejo y con el
fin de cubrir una de sus hipótesis, la cual señala que es más importante la satisfacción que
experimenta una familia sobre su nivel de cohesión y adaptabilidad, que cómo es su
sistema familiar.

Fiabilidad y validez
Esta escala ha mostrado buenos criterios de fiabilidad tanto en la versión original (alpha
de 0,91 y coeficiente test-retest de 0,75), como en la adaptación española (Sanz, 2003),
presentando un alpha de Cronbach de 0,92. Respecto a la fiabilidad test-retest, se obtuvo
un índice de 0,95. Similares resultados han sido obtenidos en estudios más recientes
(Martínez-Pampliega, Sanz, Iraurgi et al., 2004).
En definitiva, los elementos que componen la escala de satisfacción familiar
presentan uniformidad y unidimensionalidad en el constructo que pretenden medir, y lo
hacen con alta consistencia interna, lo que confiere a la escala un ajuste psicométrico
adecuado. Para determinar la validez concurrente se ha correlacionado la escala con
constructos teóricos afines, los proporcionados por la escala Family Environment Scale-
Escala de Clima Familiar (FES). Concretamente, la satisfacción familiar presenta
correlación positiva con cinco de las dimensiones del FES: comunicación (0,67),
expresividad (0,66), autonomía (0,34), intelectual-cultural (0,35), organización (0,40) y
correlación negativa con la dimensión de conflicto (–0,51). La dirección de dichas
asociaciones presenta apoyo a la existencia de validez convergente y divergente.

ESTUDIOS EN LOS QUE SE HA APLICADO

Esta escala ha sido empleada en múltiples estudios internacionales sobre los más diversos
temas: Bondy, 1997; Coco y Courtney, 1998; D’atena y Ardone, 1991; Goldman, 2003;
Peterson, 2002; Pillay y Wassenaar, 1997; Sobol, 2001; Weiss, Goebel, Page, Wilson y
Warda, 1999; Williams, 1999.
La adaptación española fue realizada por Sanz, Iraurgi y Martínez-Pampliega
(2002), utilizando dos muestras constituidas por personas con diagnóstico de adicción a
opiáceos. Los resultados de este estudio mostraron adecuadas propiedades psicométricas,
pudiéndose proponer la utilidad de esta escala como medida de funcionamiento familiar
en personas con dependencia de drogas.
Una de las muestras de este estudio compuesta por 140 sujetos, forma parte de un

62
estudio más amplio (Sanz, 2003; Iraurgi, Sanz, Martínez-Pampliega, 2004) cuyo objetivo
fue estudiar el funcionamiento familiar de los drogodependientes a lo largo de nueve
meses de tratamiento. El estudio aporta resultados que muestran la relación entre la
severidad de la adicción y una menor satisfacción con el funcionamiento familiar.
Otros estudios a nivel nacional han utilizado esta escala para analizar la relación
entre los problemas matrimoniales y la adaptación de los hijos (Martínez-Pampliega,
1993), el consumo de drogas en los hijos adolescentes (Vielva, Pantoja y Abeijón, 2001)
y el impacto de la ruptura matrimonial en el bienestar físico y psicológico de los hijos
(Martínez-Pampliega, A., Sanz, M., Iraurgi, I. et al., 2004).

LIMITACIONES
Esta escala no presenta ninguna limitación para evaluar la satisfacción familiar tanto con
adultos como con adolescentes. Es una escala muy sencilla, pudiéndose proponer su
utilidad como medida del funcionamiento familiar.

ADMINISTRACIÓN Y PUNTUACIÓN

La brevedad y sencillez de la escala permiten una aplicación tanto individual como


colectiva.
Cada ítem se puntúa sobre una escala con 5 alternativas de respuesta: 1) Muy
insatisfecho, 2) Insatisfecho, 3) Ni insatisfecho, ni satisfecho, 4) Satisfecho y 5) Muy
satisfecho.
La puntuación total se obtiene de la suma de las puntuaciones otorgadas a cada uno
de los ítems. La puntuación mínima que se puede obtener con la escala es de 10 puntos y
la puntuación máxima es de 50 puntos. Una puntuación más alta indica un mayor nivel de
satisfacción familiar.

FICHA RESUMEN DEL INSTRUMENTO

63
INSTRUMENTO

Ver anexo en la página siguiente.

64
ESCALA DE SATISFACCIÓN FAMILIAR
(FAMILY SATISFACTION SCALE-VERSIÓN ESPAÑOLA; FSfS-VE)

Por favor, indica tu grado de satisfacción con lo siguiente:


1 = Muy insatisfecho
2 = Insatisfecho
3 = Ni insatisfecho, ni satisfecho
4 = Satisfecho
5 = Muy satisfecho

65
66
CAPÍTULO 4

ESCALA DE COMUNICACIÓN FAMILIAR (FCS.


Family Communication Scale)
Mireya Sanz Vázquez

67
NOMBRE: Escala de Comunicación Familiar (Family Communication Scale. Versión
Española; FCS-VE).

AUTORES: H. L. Barnes y D. H. Olson (1982) (adaptada por M. Sanz, I. Iraurgi y A.


Martínez-Pampliega).

OBJETIVOS: Evaluar la comunicación que se produce en la familia, recogiendo


aspectos importantes como el nivel de apertura o libertad para intercambiar ideas, la
información y preocupaciones entre generaciones, la confianza y honestidad
experimentada, y el tono emocional de las interacciones.

COLECTIVO DE APLICACIÓN: Adultos.


TIEMPO DE APLICACIÓN: Tres minutos.
FUENTE PRINCIPAL:
— Original: Barnes, H. L. y Olson, D. H. (1982). Parentadolescent
communication Scale. En D. H. Olson, H. I. McCubbin, H. Barnes, A. Larsen,
M. Muxen y M. Wilson (eds.), Family inventories: Inventories used in a
national survey of families across the family life cycle, 51-63. St. Paul, MN:
University of Minnesota.
— Adaptación:
• Sanz, M. (2003). El funcionamiento familiar de los drogodependientes a
lo largo de un tratamiento. Tesis doctoral. Universidad de Deusto.
• Sanz, M., Iraurgi, I., Martínez-Pampliega, A. (2002). Evaluación del
funcionamiento familiar en toxicomanías. Adaptación española y
características de adecuación métrica del FAP-FACES IV. Instrumentos
de evaluación en drogodependencias. Ed. I. Iraurgi y F. González-Saiz,
403- 434. Madrid: Aula Médica.

Resumen del instrumento


La escala de comunicación familiar evalúa la comunicación que se produce entre padres e hijos. La versión
original consta de 20 ítems. Este instrumento es una versión corta del cuestionario original, está constituido
por 10 ítems y contempla las habilidades positivas de comunicación. Estas incluyen: mensajes claros y
congruentes, empatía, frases de apoyo y habilidades efectivas de resolución de problemas.
Es una escala sencilla de aplicación y corrección.

68
DESCRIPCIÓN DEL INSTRUMENTO

Objetivo
Esta escala fue creada por Barnes y Olson (1982) con el fin de cubrir la tercera dimensión
del Modelo Circumplejo. Los autores optaron por considerar la comunicación como una
dimensión facilitadora que permitiría a las parejas o familias moverse en las otras dos
dimensiones de este modelo, cohesión y adaptabilidad. La creación del instrumento fue
precedida de una revisión de la teoría de la comunicación.
La escala de comunicación familiar permite evaluar las habilidades positivas de
comunicación en una familia. Éstas incluyen: mensajes claros y congruentes, empatía,
frases de apoyo y habilidades efectivas de resolución de problemas.

Fiabilidad y validez
Esta escala ha mostrado buenos criterios de fiabilidad presentando un alpha de Cronbach
de 0,88. Asimismo, presenta una adecuada estabilidad temporal, evidenciada por una
correlación test-retest e intraclase de 0,88 (Sanz, Iraurgi y Martínez-Pampliega, 2002).
En lo que se refiere a su estructura interna, la escala de comunicación ofrece
unidimensionalidad a través del análisis factorial, confirmando su validez de constructo.
En cuanto a la validez concurrente, se ha correlacionado la escala de comunicación
familiar, con constructos teóricos afines, los proporcionados por la escala FES.
Concretamente, la comunicación familiar presenta correlación positiva con dos de las
dimensiones del FES: comunicación (0,68) y expresividad (0,59), y correlación negativa
con la dimensión conflicto (–0,37). La dirección de dichas asociaciones presenta apoyo a
la existencia de validez convergente y divergente.

ESTUDIOS EN LOS QUE SE HA APLICADO

Este cuestionario ha sido utilizado y se sigue empleando en muchos estudios relacionando


la comunicación, por un lado, con diferentes índices de la situación familiar y, por otro,
con el ajuste de los hijos. Algunos de estos estudios son los que a continuación se
detallan: Bettinger, Celentano, Curriero, Adler, Millstein y Ellen, 2004; Brown y Mann,
1990; Callahan, Cornell y Loyd, 1990; Iraurgi, Sanz, Martínez-Pampliega, 2004;
Masselam, Marcus y Stunkard, 1990; Sanz, Iraurgi, Martínez-Pampliega, 2002; Shirali y
Bhardwaj, 1994; Tulloch, Blizzard y Pinkus, 1997; Weigel y Weigel, 1993; White, 1996.
La adaptación española fue realizada por Sanz, Iraurgi y Martínez-Pampliega
(2002), utilizando dos muestras constituidas por personas con diagnóstico de adicción a
opiáceos. Los resultados de este estudio mostraron adecuadas propiedades psicométricas,
pudiéndose proponer la utilidad de esta escala como medida de funcionamiento familiar
en personas con dependencia de drogas.
Una de las muestras de este estudio compuesta por 140 sujetos, forma parte de otro

69
aún más amplio (Sanz, 2003; Iraurgi, Sanz, Martínez-Pampliega, 2004), cuyo objetivo fue
estudiar el funcionamiento familiar de los drogodependientes a lo largo de nueve meses
de tratamiento. El estudio destaca dificultades en la comunicación de estas familias.
A nivel nacional destacamos los estudios de Vielva, Pantoja y Abeijón (2001). Estos
autores destacan la importancia de la comunicación familiar en relación al consumo de
drogas en hijos adolescentes. Asimismo, Estévez, Ochoa y Herrero (2005) analizaron el
rol de la comunicación familiar en la salud mental del adolescente.

LIMITACIONES

Esta escala no presenta ninguna limitación para evaluar la comunicación familiar tanto
con adultos como con adolescentes. Es una escala muy sencilla, pudiéndose proponer su
utilidad como medida del funcionamiento familiar.

ADMINISTRACIÓN Y PUNTUACIÓN

La brevedad y sencillez de la escala permiten una aplicación tanto individual como


colectiva.
Cada ítem se puntúa sobre una escala con 5 alternativas de respuesta: 1) No describe
nada a mi familia, 2) Sólo la describe ligeramente, 3) Describe a veces a mi familia, 4) En
general, sí describe a mi familia y 5) Describe muy bien a mi familia.
La puntuación total se obtiene de la suma de las puntuaciones otorgadas a cada uno
de los ítems. La puntuación mínima que se puede obtener con la escala es de 10 puntos y
la puntuación máxima es de 50 puntos. Una puntuación más alta indica una mejor
comunicación familiar.

FICHA RESUMEN DEL INSTRUMENTO

70
INSTRUMENTO

Ver anexo en la página siguiente.

71
ESCALA DE COMUNICACIÓN FAMILIAR
(FAMILY COMMUNICATION SCALE-VERSIÓN ESPAÑOLA; FCS-VE)

Por favor, indica en qué medida cada una de las siguientes frases describe a tu familia:
1 = No describe nada a mi familia
2 = Sólo la describe ligeramente
3 = Describe a veces a mi familia
4 = En general, sí describe a mi familia
5 = Describe muy bien a mi familia

72
73
CAPÍTULO 5

ESCALA DE RECURSOS FAMILIARES (FStS: Family


Strengths Scale)
Mireya Sanz Vázquez

74
NOMBRE: Escala de Recursos Familiares (Family Strengths Scale. Versión Española;
FStS-VE).

AUTORES: D. H. Olson, A. Larsen y H. I. McCubbin (1982) (adaptada por M. Sanz, I.


Iraurgi y A. Martínez-Pampliega).

OBJETIVOS: Evaluar los recursos con los que cuenta una familia.
COLECTIVO DE APLICACIÓN: Adultos.
TIEMPO DE APLICACIÓN: Tres minutos.
FUENTE PRINCIPAL:
— Original: Olson, D. H., Larsen, A. y McCubbin, H. I. (1982). Family
Strengths Scale. En D. H. Olson; H. I. McCubbin; H. Barnes; A. Larsen; M.
Muxen y M. Wilson (eds.), Family inventories: Inventories used in a national
survey of families across the family life cycle, 78-92. St. Paul, MN: University
of Minnesota.
— Adaptación:
• Sanz, M. (2003). El funcionamiento familiar de los drogodependientes a
lo largo de un tratamiento. Tesis doctoral. Universidad de Deusto.
• Sanz, M., Iraurgi, I., Martínez-Pampliega, A. (2002). Evaluación del
funcionamiento familiar en toxicomanías. Adaptación española y
características de adecuación métrica del FAP-FACES IV. Instrumentos
de evaluación en drogodependencias. Ed. I. Iraurgi y F. González-Saiz,
403- 434. Madrid: Aula Médica.

Resumen del instrumento


La escala original de recursos familiares (Olson, Larsen y McCubbin, 1982) constaba de 25 ítems, los cuales
fueron reducidos posteriormente a 14 y finalmente a 12.
Los recursos son considerados características o rasgos del sistema familiar en sí mismo, incluyendo todos los
aspectos sociológicos, emocionales y físicos que hacen que la familia sea menos vulnerable y más capaz de
tratar con estresores, facilitando la adaptación individual y familiar (Jones, 1989; Lavee, McCubbbin y
Olson, 1987; McCubbin, Needle y Wilson, 1985). Otros autores describen los recursos familiares como las
cualidades que contribuyen al éxito del matrimonio y al de las relaciones familiares.

75
DESCRIPCIÓN DEL INSTRUMENTO

Objetivo
Obtener una medida acerca de los recursos y capacidades que los miembros de una
familia tienen para hacer frente a los diferentes estresores. Desde un punto de vista
teórico esta escala funciona de forma equivalente a los instrumentos de soporte social, en
tanto que puede tener capacidad predictiva al asociarse a otros contructos afines. Por
ejemplo, un mayor grado de apoyo social está asociado a un mayor grado de bienestar
psíquico; de forma equivalente, un mayor grado de recursos familiares puede predecir un
mejor funcionamiento familiar.

Fiabilidad y validez
Esta escala ha mostrado un buen criterio de fiabilidad para la escala global. Los valores
en cuanto a la fiabilidad test-retest son los siguientes: 0,73 para la primera subescala, 0,79
para la segunda y 0,58 para la escala total (Olson, Larsen y McCubbin, 1982). En la
adaptación española (Sanz, 2003) se ha encontrado un alpha de Cronbach de 0,85 para la
escala total, y de 0,84 y 0,55 para las subescalas, valores test-retest de 0,87 y 0,54 para las
subescalas y de 0,91 para la escala total.
Por otra parte, esta escala presenta índices de correlación coherentes, tanto en un
sentido de convergencia como de divergencia, con constructos afines estimados mediante
la escala Family Environment Scale-Escala de Clima Familiar (FES) (Sanz, Iraurgi y
Martínez-Pampliega, 2002). Concretamente, la escala de recursos familiares presenta
correlación positiva con cuatro de las dimensiones del FES: comunicación (0,72),
expresividad (0,60), intelectual-cultural (0,32) y organización (0,32), y correlación
negativa con la dimensión de conflicto (–0,48). La dirección de dichas asociaciones
presenta apoyo a la existencia de validez convergente y divergente.

ESTUDIOS EN LOS QUE SE HA APLICADO

La escala de recursos familiares ha sido utilizada por Sanz, (2003) en el estudio realizado
con una muestra de población toxicómana. La adaptación española fue realizada por
Sanz, Iraurgi y Martínez-Pampliega (2002), utilizando dos muestras constituidas por
personas con diagnóstico de adicción a opiáceos. Los resultados de este estudio mostraron
adecuadas propiedades psicométricas, pudiéndose proponer la utilidad de esta escala
como medida de funcionamiento familiar en personas con dependencia de drogas.
Esta escala ha sido empleada fundamentalmente a nivel internacional: Echols, 1999;
Ford-Gilboe, 1997; Hanline y Daley, 1992; Malkus, 1994; Meske, Sanders, Meredith y
Abbott, 1994; Olson, D. H. y DeFrain, J., 2000; Trivette, Dunst, Deal, Hamer y Propst,
1990.

76
LIMITACIONES

Esta escala presenta dos factores que hacen alusión al componente teórico para el que fue
construida la escala «Confianza y seguridad en los recursos de la familia», y si bien los
análisis de factorización utilizados en la validacion del FStS no concuerdan de forma
completa con la propuesta de los autores del instrumento, ello puede ser debido a las
características y tamaño de la muestra utilizada, haciéndose necesarios más estudios que
permitan el contraste del constructo del instrumento.
Los resultados obtenidos en el estudio de validación reproducen suficientemente la
dimensión de recursos familiares a partir de la elección de nueve de los 12 ítems que
componen el instrumento (aquellos que saturan en el primer factor), si bien para permitir
la comparabilidad con otros estudios que hayan utilizado la escala completa se
recomienda la utilización del total de ítems de la misma.

ADMINISTRACIÓN Y PUNTUACIÓN

La brevedad y sencillez de la escala permiten una aplicación tanto individual como


colectiva.
Cada ítem se puntúa sobre una escala con 5 alternativas de respuesta: 1) No describe
nada a mi familia, 2) Sólo la describe ligeramente, 3) Describe a veces a mi familia, 4) En
general, sí describe a mi familia y 5) Describe muy bien a mi familia.
La puntuación total se obtiene de la suma de las puntuaciones otorgadas a cada uno
de los ítems. La puntuación mínima que se puede obtener con la escala es de 12 puntos y
la puntuación máxima es de 60 puntos. Una puntuación más alta indica un mayor nivel de
recursos familiares.

FICHA RESUMEN DEL INSTRUMENTO

77
78
INSTRUMENTO
Ver anexo en la página siguiente.

79
ESCALA DE RECURSOS FAMILIARES
(FAMILY STRENGTHS SCALE-VERSIÓN ESPAÑOLA; FStS-VE)

Por favor, indica en qué medida cada una de las siguientes frases describe a tu familia:
1 = No describe nada a mi familia
2 = Sólo la describe ligeramente
3 = Describe a veces a mi familia
4 = En general, sí describe a mi familia
5 = Describe muy bien a mi familia

80
81
CAPÍTULO 6

ESCALA DE ESTRÉS FAMILIAR (FSS. Family Stress


Scale)
Mireya Sanz Vázquez

82
NOMBRE: Escala de Estrés Familiar (Family Stress Scale. Versión Española; FSS-
VE).

AUTORES: D. H. Olson (1992) (adaptada por M. Sanz, I. Iraurgi y A. Martínez-


Pampliega).

OBJETIVOS: Evaluar el nivel de estrés familiar.


COLECTIVO DE APLICACIÓN: Adultos.
TIEMPO DE APLICACIÓN: 3 minutos.
FUENTE PRINCIPAL:
— Original: Olson, D. H. (1992). Family Stress Scale. En Family Inventories. St.
Paul, MN: University of Minnesota.
— Adaptación:
• Sanz, M. (2003). El funcionamiento familiar de los drogodependientes a
lo largo de un tratamiento. Tesis doctoral. Universidad de Deusto.
• Sanz, M., Iraurgi, I., Martínez-Pampliega, A. (2002). Evaluación del
funcionamiento familiar en toxicomanías. Adaptación española y
características de adecuación métrica del FAP-FACES IV. Instrumentos
de evaluación en drogodependencias. Ed. I. Iraurgi y F. González-Saiz,
403- 434. Madrid: Aula Médica.

Resumen del instrumento


Los 20 ítems correspondientes a la escala de estrés familiar (Olson, 1992) fueron tomados de la escala Family
Inventory of Life Events and Changes (FILE) de McCubbin, Patterson y Wilson (1981). Estos ítems fueron
revisados y validados con 1.500 parejas/familias.
La escala Family Inventory of Life Events and Changes (FILE) fue desarrollada con el objetivo de medir el
estrés familiar. FILE es un instrumento formado por 71 ítems. Estos ítems fueron constituidos basándose en
experiencias clínicas e investigaciones llevadas a cabo con familias y estrés.
La primera versión del FILE consistió en 171 ítems agrupados en ocho categorías: desarrollo familiar,
trabajo, gestión, salud, finanzas, actividades sociales, leyes y relaciones familiares. Este instrumento fue
utilizado en familias con problemática de diversa índole. Posteriormente, fue reducido a 71 ítems, agrupados
en nueve categorías.

83
DESCRIPCIÓN DEL INSTRUMENTO

Objetivo
Obtener una medida que aporte información parcial del fenómeno complejo que pueden
ser las distintas fuentes del estrés familiar.

Fiabilidad y validez
Esta escala muestra un índice de fiabilidad alto para la escala global (0,85) (Olson, 1997).
También en la adaptación española (Sanz, 2003) este instrumento presenta una fiabilidad
alta en la escala global (alpha de Cronbach: 0,82). Las puntuaciones para las distintas
subescalas son de 0,74, 0,61 y 0,58. En cuanto a la fiabilidad test-retest, se obtuvo un
valor de 0,87 para la escala global, y de 0,80, 0,67 y 0,63 para las tres subescalas.
Por otra parte, esta escala presenta índices de correlación coherentes, tanto en un
sentido de convergencia como de divergencia, con constructos afines estimados mediante
la escala Family Environment Scale-Escala de Clima Familiar (FES) (Sanz, Iraurgi y
Martínez-Pampliega, 2002). Concretamente, la escala de estrés familiar presenta
correlación negativa con cuatro de las dimensiones del FES: comunicación (–0,49),
expresividad (–0,50), autonomía (–0,37) y organización (–0,60), y correlación positiva
con la dimensión de conflicto (0,50). La dirección de dichas asociaciones presenta apoyo
a la existencia de validez convergente y divergente.

ESTUDIOS EN LOS QUE SE HA APLICADO

La versión española de la escala de estrés familiar ha sido utilizada por Sanz (2003), en el
estudio realizado con una muestra de población toxicómana. Por otro lado, la escala
Family Inventory of Life Events and Changes (FILE) de McCubbin, Patterson y Wilson
(1981) ha sido y es muy empleada en estudios sobre funcionamiento matrimonial en
relación al estrés familiar. Entre los estudios destacamos los siguientes: Araujo, Ryst y
Steiner, 1999; Bartle-Haring, Rosen y Stith, 2002; Flannigan, 2001; Garro, 2000; Gibson,
2000; Pade, 2004; Ravert y Martin, 1997.

ADMINISTRACIÓN Y PUNTUACIÓN

La brevedad y sencillez de la escala permiten una aplicación tanto individual como


colectiva.
Cada ítem se puntúa sobre una escala con 5 alternativas de respuesta: 1) Nunca, 2)
En muy pocas ocasiones, 3) A veces, 4) Con frecuencia y 5) Muy frecuentemente.
La puntuación total se obtiene de la suma de las puntuaciones otorgadas a cada uno
de los ítems. La puntuación mínima que se puede obtener con la escala es de 20 puntos y

84
la puntuación máxima es de 100 puntos. Una puntuación más alta indica un mayor nivel
de estrés familiar.

FICHA RESUMEN DEL INSTRUMENTO

85
Subescala 1: Crispación afectiva y falta de control de los miembros del grupo familiar.
Subescala 2: Desatención y falta de estructuración de las tareas familiares.
Subescala 3: Factores inesperados que afectan al desarrollo familiar.

86
INSTRUMENTO

Ver anexo en la página siguiente.

87
ESCALA DE ESTRÉS FAMILIAR
(FAMILY STRESS SCALE-VERSIÓN ESPAÑOLA; FSS-VE)

Por favor, indica con qué frecuencia estas situaciones crearon tensión en tu familia:
1 = Nunca
2 = En muy pocas ocasiones
3 = A veces
4 = Con frecuencia
5 = Muy frecuentemente

88
89
90
CAPÍTULO 7

ESCALA DE INESTABILIDAD MATRIMONIAL (MIS.


Marital Instability Scale)
Ana Martínez Pampliega

91
NOMBRE: Escala de Inestabilidad Matrimonial (Marital Instability Scale. Versión
española reducida; MIS-VER).

AUTORES: A. Booth y J. Edwards. (1983) (adaptada por A. Martínez-Pampliega, M.


Sanz y I. Iraurgi).

OBJETIVOS: Evaluar la inestabilidad entre las parejas intactas, es decir, la tendencia


al divorcio, independientemente de la calidad matrimonial.

COLECTIVO DE APLICACIÓN: Parejas casadas.


TIEMPO DE APLICACIÓN: 5 minutos.
FUENTE PRINCIPAL:
— Original: Booth, A. y Edwards, J. (1983). Measuring marital instability.
Journal of Marriage and the family, 45, 387-393.
— Adaptación: Martínez-Pampliega, A., Sanz, M. e Iraurgi, I. (en preparación).

Resumen del instrumento


Es una escala muy reducida, de tan sólo 5 ítems, dirigida a predecir la ruptura matrimonial, es decir, la
tendencia al divorcio.
El funcionamiento psicométrico de la escala, en su versión española, ha demostrado ser muy bueno, con una
alta fiabilidad y validez.

92
DESCRIPCIÓN DEL INSTRUMENTO

Objetivo
Fue desarrollada en 1993 con el fin de evaluar la inestabilidad entre las parejas intactas
(Fredman y Sherman, 1987). A pesar de que exista una gran relación entre puntuación
baja en calidad matrimonial y separación o divorcio, muchas de estas parejas con baja
puntuación nunca se separarán por otros condicionantes diferentes. Es por ello, que estos
autores desarrollaron un índice dirigido a estudiar la tendencia al divorcio
independientemente de la calidad matrimonial.
La escala en su versión completa consta de 19 ítems sobre aspectos cognitivos y
conductuales: pensar en el divorcio, hablar sobre encontrar un trabajo, volver a estudiar…
pero sin mencionar el divorcio, hablar con personas significativas sobre el divorcio,
reuniones con consejeros sobre la posibilidad de divorcio y separación física del esposo.
La escala, en su versión breve, consta de sólo 5 ítems y resulta mucho más práctica con
fines investigadores, aunque su fiabilidad puede ser algo más baja.

Fiabilidad y validez
Los estudios iniciales fueron desarrollados con 2.034 hombres y mujeres casadas. La
versión completa de la escala presentó una fiabilidad de 0,93 mientras que la versión
reducida fue de 0,75.
La validez fue demostrada a través de dos procedimientos: jueces externos y
correlaciones con variables relacionadas (raza, religión, residencia, empleo y disolución
matrimonial).
En el estudio de adaptación al castellano (Martínez-Pampliega, Sanz e Iraurgi, 2006,
en preparación), participaron 183 madres con hijos entre 8 y 18 años.
La escala alcanzó un coeficiente de fiabilidad de 0,90. El análisis factorial arrojó un
único factor, confirmando la unidimensionalidad del constructo.
Dado que esta escala es de nueva adaptación al castellano, se realizó un segundo
análisis factorial bajo una estrategia confirmatoria a fin de corroborar el constructo
planteado desde la teoría que propone un único factor. Todos los índices mostraron un
ajuste al modelo teórico propuesto. Con el fin de analizar la validez convergente, se
estudió la correlación entre la escala MIS y el cuestionario «Aserción de pareja»
(Carrasco, 1996) y la escala «Satisfacción familiar» (Olson, Stewart y Wilson, 1990). Se
observaron unas correlaciones elevadas sobre todo con las subescalas de agresión activa
(0,60) y pasiva (0,45). Es decir, a mayor puntuación en inestabilidad, mayor tendencia al
empleo de la agresión como medio de expresión, ya sea directo (empleo de coacciones,
insultos, amenazas) o indirecto (manipulación, retirada del afecto, limitación de la
comunicación…). También la satisfacción familiar mostró una importante correlación con
la estabilidad de pareja. A menor estabilidad, peor satisfacción familiar.

93
ESTUDIOS EN LOS QUE SE HA APLICADO

Ha sido muy empleada en estudios sobre funcionamiento matrimonial o para analizar los
resultados de la intervención. Así por ejemplo, se ha tratado de vincular las historias
interactivas de las parejas (hostilidad, afecto…) y su divorcio o separación (Mathews,
Wickrama y Conger, 1996). También ha sido empleado para analizar el efecto en la
inestabilidad de diversos programas de intervención sobre pautas de socialización
(Rueter, Conger y Ramisetty, 1999) o para comprobar el impacto de factores como la
tensión económica (Jonson y Booth, 1990).

LIMITACIONES

Esta escala no es utilizable con personas que estén divorciadas o separadas, sino para
aquellas que se planteen la posibilidad.

ADMINISTRACIÓN Y PUNTUACIÓN
Es una escala muy breve y muy sencilla de administrar. Puede ser aplicable de forma
grupal, o en transcurso de intervenciones individuales, y tanto con fines investigadores
como clínicos.
Consta de 5 ítems con 4 opciones de respuesta: 1) Nunca, 2) A veces, 3) En los
últimos tres años, 4) Ahora, pudiéndose obtener una puntuación dentro de un intervalo
entre 5 y 20 puntos.

FICHA RESUMEN DEL INSTRUMENTO

94
INSTRUMENTO

Ver anexo en la página siguiente.

95
ESCALA DE INESTABILIDAD MATRIMONIAL
(MARITAL INSTABILITY SCALE-VERSIÓN ESPAÑOLA REDUCIDA; MIS-
VER)

A continuación vas a encontrar unas frases en torno a las expectativas sobre tu relación. Nos gustaría saber de qué
manera expresa cada una de ellas, los sentimientos que tienes hacia la separación. Marque el número que mejor
refleja tus sentimientos en cada frase:
1 = Nunca
2 = A veces
3 = En los últimos tres años
4 = Ahora

96
CAPÍTULO 8

ESCALA DE APEGO DE KITSON


(KAS. Kitson Attachment Scale)
Ana Muñoz Eguileta

97
NOMBRE: Escala de Apego de Kitson (Kitson Attachment Scale. Versión Española;
KAS-VE).

AUTOR: G. C. Kitson (1982) (adaptada por A. Muñoz-Eguileta y I. Iraurgi).


OBJETIVOS: Evaluar de forma precisa el nivel de apego que se experimenta hacia
el/la ex esposo/a después de la separación matrimonial.

COLECTIVO DE APLICACIÓN: Hombres y mujeres divorciados/as que no


viven con el ex cónyuge.

TIEMPO DE APLICACIÓN: 5 minutos.


FUENTE PRINCIPAL:
— Original: Kitson, G. C. (1982). Attachment to the spouse in divorce: A scale
and its application. Journal of Marriage and the Family 44, 379-393.
— Adaptación: Muñoz-Eguileta, A. (2003). La autoestima y el apego hacia el/la
ex esposo/a tras la separación matrimonial: el rol de las creencias
irracionales y otras variables mediadoras. Tesis doctoral. Universidad de
Deusto.

Resumen del instrumento


La Escala de Apego de Kitson consta de ocho ítems que evalúan el nivel de apego de tipo ansioso que se
experimenta hacia el/la ex esposo/a. Constituye la adaptación española de la escala Kitson Attachment Scale,
creada en 1982 por el mismo autor. Conceptualmente, este tipo de apego presenta características comunes al
duelo que se realiza por la muerte del/de la esposo/a. Por este motivo, Kitson desarrolló una serie de ítems
para confeccionar la escala partiendo del modelo de duelo propuesto por Parkes (1972). Concretamente la
KAS abarca las siguientes manifestaciones de apego continuado hacia el/la ex esposo/a: negación,
incredulidad, anhelo o preocupación por el/la mismo/a, culpa, enfado, pérdida de patrones normales de
conducta y apatía.

98
DESCRIPCIÓN DEL INSTRUMENTO

Objetivo
Obtener una medida precisa del constructo del apego hacia el/la ex esposo/a, atendiendo a
sus distintos componentes.

Fiabilidad y validez
Para calcular la fiabilidad se ha utilizado el coeficiente alpha de Cronbach. El valor alpha
obtenido en los análisis de adaptación de la escala reallizados por Muñoz-Eguileta e
Iraurgi (2005) es de 0,84. Las correlaciones ítem-escala oscilan entre 0,37 y 0,48 siendo
la correlación media de 0,59. La eliminación de ítems no permite obtener valores de
fiabilidad mayores que los reflejados en su conjunto. Estos datos indican que la escala
posee una adecuada consistencia interna.
La KAS-VE muestra una adecuada validez convergente al presentar una alta
correlación con otra medida del mismo constructo, la Escala de Preocupación por el/la Ex
Esposo/a (PESVE). La correlación obtenida entre ambas es de 0,86 (p< 0,01).
Por otro lado, su validez concurrente queda demostrada al observar que correlaciona
negativamente con la autoestima, evaluada a través de la Escala de Autoestima de
Rosenberg (Rosenberg, 1965) (r= –0,52), y positivamente con diversos síntomas
psicológicos, evaluados a través de la versión reducida del Listado de Síntomas de
Hopkins (Calvete y Villa, 2000) (correlaciones entre 0,26 y 0,56). Las correlaciones
encontradas son significativas y confirman los datos obtenidos con la escala original
(Kitson, 1982; Kitson y Holmes, 1992).

ESTUDIOS EN LOS QUE SE HA APLICADO

La versión anglosajona ha sido empleada para medir el apego hacia el/la ex esposo/a en
numerosos estudios que abordan el tema de la adaptación emocional de las personas
separadas (Kiecolt-Glaser, Fisher, Ogrocki, Stout et al., 1987; Kitson y Holmes, 1992;
Serovich, Price, Chapman y Wright, 1992; Waggener y Galassi, 1993; Walters-Chapman,
Price y Serovich, 1995; Wright y Price, 1986).
La versión adaptada al castellano ha sido utilizada en una investigación sobre el
papel que desempeñan las creencias irracionales en la adaptación emocional después de la
separación (Muñoz-Eguileta, 2003). Uno de los indicadores de adaptación emocional
analizados en dicho estudio, fue el nivel de apego hacia el/la ex cónyuge que
experimentaba una muestra de separados. Los datos obtenidos a través de la KASVE
fueron satisfactorios, tanto respecto a los niveles de fiabilidad y validez obtenidos, como
a la contrastación de las hipótesis que se habían plantado. Concretamente, un nivel
elevado de creencias irracionales estaba relacionado con mayores síntomas de apego
ansioso hacia el anterior cónyuge.

99
LIMITACIONES

Esta escala no es utilizable con personas que una vez divorciadas se hallan conviviendo
con el anterior cónyuge, debido a que este tipo de apego se manifiesta fundamentalmente
ante la ausencia física del/de la ex esposo/a.

Administración y puntuación
La brevedad y sencillez de la escala permiten una aplicación tanto individual como
colectiva.
Cada ítem se puntúa sobre una escala con 5 alternativas de respuesta: 1) Totalmente
opuesto a mis sentimientos, 2) Bastante opuesto a mis sentimientos, 3) Término medio, 4)
Refleja bastante mis sentimientos y 5) Refleja totalmente mis sentimientos. El ítem
número 3 se puntúa de forma inversa.
La puntuación total se obtiene de la suma de las puntuaciones otorgadas a cada uno
de los ítems, invirtiendo la puntuación del ítem 3 previamente. La puntuación mínima que
se puede obtener con la KAS-VE es de 8 puntos y la puntuación máxima es de 40 puntos.
Una puntuación más alta indica un mayor nivel de apego hacia el/la ex esposo/a.

FICHA RESUMEN DEL INSTRUMENTO

100
INSTRUMENTO
Ver anexo en la página siguiente.

101
ESCALA DE APEGO DE KITSON (KITSON ATTACHMENT SCALE–
VERSIÓN ESPAÑOLA; KAS-VE)
A continuación vas a encontrar unas frases. Me gustaría saber de qué manera expresa cada una de ellas, los
sentimientos que tienes hacia la separación. Marca el número que mejor refleje tus sentimientos en cada frase:
1 = Totalmente opuesto a mis sentimientos
2 = Bastante opuesto a mis sentimientos
3 = Término medio
4 = Refleja bastante mis sentimientos
5 = Refleja totalmente mis sentimientos

102
CAPÍTULO 9

ESCALA DE PREOCUPACIÓN POR EL/LA EX


ESPOSO/A (PES. Preoccupation with the Ex-spouse Scale)
Ana Muñoz Eguileta

103
NOMBRE: Escala de Preocupación por el/la Ex Esposo/a (Preoccupation with the Ex-
spouse Scale. Versión Española; PES-VE).

AUTOR: C. Masheter (1997) (adaptada por A. Muñoz-Eguileta e I. Iraurgi).


OBJETIVOS: Evaluar el nivel de apego que se experimenta hacia el/la ex esposo/a
después de la separación matrimonial. Esta información es de suma importancia a la
hora de abordar la recuperación emocional que sigue a la ruptura.

COLECTIVO DE APLICACIÓN: Hombres y mujeres divorciados/as que no


viven con el ex cónyuge.

TIEMPO DE APLICACIÓN: Cinco minutos.


FUENTE PRINCIPAL:
— Original: Masheter, C. (1997). Healthy and unhealthy friendship and hostility
between ex-spouses. Journal of Marriage and the Family 59, 463-475.
— Adaptación: Muñoz-Eguileta, A. (2003). La autoestima y el apego hacia el/la
ex esposo/a tras la separación matrimonial: el rol de las creencias
irracionales y otras variables mediadoras. Tesis doctoral. Universidad de
Deusto.

Resumen del instrumento


La Escala de Preocupación por el/la Ex Esposo/a consta de ocho ítems y constituye la adaptación española de
la escala Preoccupation with the Ex-spouse Scale de Masheter (1997). Este instrumento evalúa el nivel de
apego de tipo ansioso que experimentan los ex esposos después de la separación matrimonial. Masheter
elaboró la escala a partir de ítems de Weiss (1975) y Berman (1985), incluyendo finalmente las siguientes
manifestaciones del apego: la sensación de añoranza, el echar de menos, la preocupación y los pensamientos
obsesivos sobre el/la ex esposo/a o el matrimonio.

104
DESCRIPCIÓN DEL INSTRUMENTO

Objetivo
Evaluar de forma adecuada el nivel de apego que se experimenta hacia el/la ex esposo/a
después de la separación matrimonial.

Fiabilidad y validez
Para calcular la fiabilidad, se ha utilizado el coeficiente alpha de Cronbach. El valor alpha
obtenido en los análisis de adaptación de la escala realizados por Muñoz-Eguileta e
Iraurgi (2005) es de 0,91. La correlación media ítem-escala es de 0,72. La eliminación de
ninguno de los ítems permite obtener valores de fiabilidad mayores que los reflejados en
su conjunto. Estos datos indican que la escala posee una buena consistencia interna.
Su validez convergente queda puesta de manifiesto a través del índice de correlación
encontrado con una medida similar, la Escala de Apego de Kitson (KAS-VE). La
correlación obtenida entre ambas es de 0,86 (p< 0,01).
La escala está relacionada de forma coherente con la autoestima, evaluada a través
de la escala de autoestima de Rosenberg (Rosenberg, 1965) (r= –0,44), y con diversos
síntomas psicológicos, evaluados a través de la versión reducida del listado de síntomas
de Hopkins (Calvete y Villa, 2000) (correlaciones entre 0,17 y 0,47). Estos datos indican
que posee una adecuada validez concurrente.

ESTUDIOS EN LOS QUE SE HA APLICADO

Hasta el momento, la escala original ha sido empleada únicamente por su autora debido a
su relativamente reciente elaboración (Masheter, 1997).
Por otro lado, la versión en castellano ha sido utilizada en una investigación sobre el
papel que desempeñan las creencias irracionales en la adaptación emocional después de la
separación (Muñoz-Eguileta, 2003). Uno de los indicadores de adaptación emocional
analizados en dicho estudio, fue el nivel de apego que experimentaba una muestra de
separados hacia el ex cónyuge. Los datos obtenidos a través de la KASVE fueron
satisfactorios, tanto respecto a los niveles de fiabilidad y validez obtenidos, como a la
contrastación de las hipótesis que se habían plantado. Concretamente, un nivel elevado de
creencias irracionales estaba relacionado con mayores síntomas de apego ansioso hacia el
anterior cónyuge.

LIMITACIONES

Esta escala no es utilizable con personas que una vez divorciadas se hallan conviviendo
con el anterior cónyuge, debido a que este tipo de apego se manifiesta fundamentalmente

105
ante la ausencia física del ex cónyuge.

ADMINISTRACIÓN Y PUNTUACIÓN
La brevedad y sencillez de la escala permiten una aplicación tanto individual como
colectiva.
Cada ítem se puntúa sobre una escala con 5 alternativas de respuesta: 1) Totalmente
opuesto a mis sentimientos, 2) Bastante opuesto a mis sentimientos, 3) Término medio, 4)
Refleja bastante mis sentimientos y 5) Refleja totalmente mis sentimientos. Todos los
ítems se puntúan en la misma dirección.
La puntuación total se obtiene de la suma de las puntuaciones otorgadas a cada uno
de los ítems. La PES-VE permite una puntuación mínima de ocho puntos y una
puntuación máxima de 40 puntos. Una puntuación más alta indica un mayor nivel de
apego hacia el/la ex esposo/a.

FICHA RESUMEN DEL INSTRUMENTO

106
INSTRUMENTO
Ver anexo en la página siguiente.

107
ESCALA DE PREOCUPACIÓN POR EL/LA EX ESPOSO/A
(PREOCCUPATION WITH THE EX-SPOUSE SCALE–VERSIÓN ESPAÑOLA;
PES-VE)

Marca el número que mejor refleje tus sentimientos en relación a cada una de las frases que se presentan a
continuación:
1 = Totalmente opuesto a mis sentimientos
2 = Bastante opuesto a mis sentimientos
3 = Término medio
4 = Refleja bastante mis sentimientos
5 = Refleja totalmente mis sentimientos

108
CAPÍTULO 10

ESCALA DE CREENCIAS IRRACIONALES SOBRE LA


SEPARACIÓN
Ana Muñoz Eguileta

109
NOMBRE: Escala de Creencias Irracionales sobre la Separación (ECIS).
AUTORA: A. Muñoz-Eguileta (2003).
OBJETIVOS: Evaluar las creencias irracionales acerca de la separación matrimonial
que pueden estar presentes o surgir después de la ruptura.

COLECTIVO DE APLICACIÓN: Personas divorciadas.


TIEMPO DE APLICACIÓN: 5 minutos.
FUENTE PRINCIPAL:
— Original: Muñoz-Eguileta, A. (2003). La autoestima y el apego hacia el/la ex
esposo/a tras la separación matrimonial: el rol de las creencias irracionales y
otras variables mediadoras. Tesis doctoral. Universidad de Deusto.

Resumen del instrumento


La Escala de Creencias Irracionales sobre la Separación ha sido desarrollada para paliar la ausencia de un
instrumento que evaluase las creencias irracionales específicas sobre la separación matrimonial, que pueden
estar presentes después de la ruptura e interferir en una adecuada adaptación emocional. Como punto de
partida para su elaboración, se utilizó el listado de creencias irracionales generales propuesto por Ellis
(1994), a partir del cual se confeccionaron diversos ítems que representaban el área de contenido de dichas
creencias, relacionados a su vez con el divorcio. Tras diversos análisis de contenido y análisis psicométricos,
la escala quedó reducida finalmente a ocho ítems tipo Likert, que hacen referencia al área de contenido de las
siguientes creencias irracionales: necesidad de aprobación, altas autoexpectativas, tendencia a culpar,
reacción a la frustración, irresponsabilidad emocional, preocupación ansiosa, dependencia y perfeccionismo.

110
DESCRIPCIÓN DEL INSTRUMENTO

Objetivo
Evaluar de forma adecuada el nivel de creencias irracionales que una persona mantiene
respecto a la separación matrimonial una vez ha disuelto su matrimonio y a qué área de
contenido hacen referencia.

Fiabilidad y validez
Para calcular la fiabilidad se ha utilizado el coeficiente alpha de Cronbach. El valor alpha
obtenido es de 0,73. Las correlaciones ítem-escala oscilan entre 0,27 y 0,58. La
eliminación de ninguno de los ítems permite obtener valores de fiabilidad mayores que
los reflejados en su conjunto. Estos resultados permiten retener los ocho ítems, mostrando
una consistencia interna de la escala aceptable (Muñoz-Eguileta, 2005).
La validez convergente se ha obtenido hallando las correlaciones existentes entre la
Escala de Creencias Irracionales sobre la Separación y el Test de Creencias Irracionales
Reducido (Calvete y Cardeñoso, 2001). Los coeficientes de correlación encontrados
revelan una validez convergente moderada, pudiendo ser debido al diferente nivel de
abstracción de las creencias que evalúan: creencias irracionales específicas y generales
respectivamente.
Tanto la escala como los ítems presentan correlaciones significativas negativas con
la autoestima, evaluada a través de la Escala de Autoestima de Rosenberg (Rosenberg,
1965), y positivas con diversos síntomas psicológicos, evaluados a través de la versión
reducida del Listado de Síntomas de Hopkins (Calvete y Villa, 2000), lo cual da muestra
de su validez concurrente.

ESTUDIOS EN LOS QUE SE HA APLICADO

La Escala de Creencias Irracionales sobre la Separación ha sido utilizada en una


investigación sobre el papel que desempeñan las creencias irracionales en la adaptación
emocional después de la separación (Muñoz-Eguileta, 2003). La utilización de la ECIS
permitió evaluar creencias específicas relacionadas con la ruptura en una muestra de
separados y contrastar las hipótesis que se habían planteado. Concretamente, se observó
que un nivel elevado de estas creencias estaba relacionado con una peor adaptación
emocional.

LIMITACIONES

La ECIS constituye una primera aproximación al estudio de este tipo de creencias, por lo
que en posteriores trabajos sería conveniente seguir analizando su idoneidad, tanto en lo

111
referente a su contenido como a sus propiedades psicométricas. Para ello, sería
conveniente contar con muestras más amplias en las que se observen mejor sus
características.
La escala abarca únicamente una muestra de las posibles creencias irracionales
relacionadas con la separación que estas personas pueden mantener, lo cual no excluye
que otras muchas creencias irracionales puedan estar igualmente presentes. Cada creencia
irracional está representada únicamente por un ítems por lo que sería necesario añadir
nuevos ítems que reflejen las diversas áreas de contenido evaluadas, así como incluir
otras creencias irracionales diferentes para comprobar en qué medida están presentes en
este colectivo.

ADMINISTRACIÓN Y PUNTUACIÓN
La escala puede ser aplicada de forma tanto individual como colectiva. La brevedad y
facilidad de aplicación favorece su utilización en el campo de la investigación, así como
en la práctica clínica con personas separadas.
Cada ítem se puntúa sobre una escala con 6 alternativas de respuesta: 1) Totalmente
en desacuerdo, 2) Bastante en desacuerdo, 3) Más bien en desacuerdo, 4) Más bien de
acuerdo, 5) Bastante de acuerdo y 6) Totalmente de acuerdo. Todos los ítems se puntúan
en la misma dirección.
La puntuación total se obtiene de la suma de las puntuaciones otorgadas a cada uno
de los ítems. La puntuación mínima que permite la ECIS es de 8 puntos y la máxima es
de 48 puntos. Una puntuación más alta indica un mayor nivel de creencias irracionales
específicas sobre la separación matrimonial.

FICHA RESUMEN DEL INSTRUMENTO

112
INSTRUMENTO

Ver anexo en la página siguiente.

113
ESCALA DE CREENCIAS IRRACIONALES SOBRE LA
SEPARACIÓN (ECIS)
A continuación, se presentan una serie de ideas acerca de diversos aspectos de la vida. Indica en qué medida
describen tu forma de pensar habitual según la siguiente escala:
1 = Totalmente en desacuerdo
2 = Bastante en desacuerdo
3 = Más bien en desacuerdo
4 = Más bien de acuerdo
5 = Bastante de acuerdo
6 = Totalmente de acuerdo

114
NA = Necesidad de aprobación; AA = Altas autoexpectativas; TC = Tendencia a culpar; RF = Reacción a la
frustración; IE= Irresponsabilidad emocional; PA = Preocupación ansiosa; DE = Dependencia; PE =
Perfeccionismo.

115
CAPÍTULO 11

ESCALA DE CONFLICTO INTERPARENTAL DESDE


LA PERSPECTIVA DE LOS/AS HIJOS/AS (CPICS. The
Children’s Perception of Interparental Conflict Scale)
Ana Martínez Pampliega

116
NOMBRE: Escala de conflicto interparental desde la perspectiva de los hijos (The
Children´s percepción of interparental conflict scale. Versión española reducida;
CPIC-VER).

AUTORES: Grych, Seid y Fincham (1992) (adaptada por I. Iraurgi, A. Martínez-


Pampliega, M. Sanz, E. Galindez y A. Muñoz).

OBJETIVOS: Estudiar el conflicto interparental desde la percepción de los hijos.


COLECTIVO DE APLICACIÓN: Hijos a partir de 9 años.
TIEMPO DE APLICACIÓN: 10 minutos.
FUENTE PRINCIPAL:
— Original: Grych, J. H., Seid, M. y Fincham, F. D. (1992). Assessing marital
conflict from the child’s perspective: the Children’s Perception of Interparental
Conflict Scale. Child Development, 63, 558-572.
— Adaptación: Iraurgi, I., Martínez-Pampliega, A., Sanz, M., Galindez, E. y
Muñoz, A. (2007, en prensa).

Resumen del instrumento


El CPIC es un instrumento desarrollado con el fin de evaluar la percepción de los hijos del conflicto
interparental. Consta de nueve subescalas que operativizan el modelo cognitivo-contextual: frecuencia,
contenido, intensidad, resolución, amenaza percibida, eficacia de afrontamiento, autoculpa, triangulación y
estabilidad causal. Está basado en el modelo cognitivo-contextual de Grych y Fincham (1990).
Consta de 36 ítems, en su versión abreviada y adaptada al español, los cuales parecen demostrar unas buenas
cualidades psicométricas.
Es una escala sencilla de aplicación y corrección.

117
DESCRIPCIÓN DEL INSTRUMENTO

Objetivo
El CPIC fue el instrumento desarrollado por Grych, Seid y Fincham (1992) con el fin de
operativizar el modelo cognitivo contextual, teniendo en cuenta las diversas dimensiones
del conflicto y las evaluaciones-percepciones del hijo del conflicto. Pretendía superar las
limitaciones de otros instrumentos previos que únicamente medían algunas de estas
dimensiones y habitualmente desde la perspectiva de los padres.
En su versión original consta de 49 ítems y proporciona un análisis válido acerca de
la interpretación y percepción que tienen los/as hijos/as del conflicto marital. Puede ser
también utilizada en familias separadas o divorciadas, aunque en este caso debería ser
explicado en las instrucciones (haría referencia al conflicto entre los/as padres/madres
biológicos/as antes de la separación matrimonial).
En la versión adaptada, el número de ítems se redujo a 36, organizados en nueve
escalas de cuatro ítems cada una, correspondiendo a la formulación original:
1 ª dimensión: propiedades del conflicto; percepción por parte del hijo de:
• La intensidad del conflicto: los conflictos pueden ir desde una tranquila
discusión hasta la violencia física.
• La frecuencia y duración/estabilidad del conflicto.
• La resolución de los conflictos: grado en que los conflictos se resuelven o no.
2ª dimensión: dulpabilidad, es decir:
• Contenido del conflicto: en qué medida los motivos del conflicto se relacionan
con el hijo o no.
• La atribución de culpa: consideración del hijo como el culpable o no del
conflicto.
3 ª dimensión: amenaza, incluye:
• Percepción de amenaza: grado en el que el hijo teme una escalada que lleve a
agresiones físicas, a verse involucrado o a una ruptura del matrimonio.
• Eficacia de afrontamiento: grado en que el hijo se siente capaz de manejar el
conflicto.
• Triangulación: grado en que el hijo se implica en el conflicto de los padres,
favoreciendo a uno u otro.

Fiabilidad y validez
La escala, en los estudios originales, fue examinada con una muestra de 222 niños/as de 9
a 12 años y los 3 factores obtenidos a través del análisis factorial fueron los siguientes:
propiedades del conflicto, autoculpabilidad y amenazas. Las tres escalas demostraron
valores aceptables de consistencia interna (alrededor de 0,80), así como validez de criterio
y concurrente (Grych, Seid y Fincham, 1992), estudiada a través de las correlaciones con
los informes de los padres sobre conflicto y agresión interparental, y con diversas
medidas de conflicto matrimonial o de ajuste emocional y conductual de los hijos.

118
En la versión española se partió de una muestra 638 alumnos y alumnas entre 11 y
17 años de edad, cursando Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO). El resultado fue una
escala de 36 ítems, que miden cada una de las dimensiones anteriores a través de 4 ítems.
Los análisis factoriales exploratorios y confirmatorios arrojaron una estructura que
respalda la originalmente planteada. Aunque los datos empíricos informaron inicialmente
de dos dimensiones, la distribución de los ítems por su carga factorial respaldan la
existencia de tres factores, tal como posteriormente fue validado por el modelo
confirmatorio. Las 9 subescalas agrupadas en los tres factores señalados reflejaron su
unidimensionalidad empírica en cada dimensión teórica.
La validez convergente fue demostrada a través de la correlación entre el conflicto
interparental y la disminución de la satisfacción familiar percibida.
La escala abreviada, asimismo, muestra validez de medida, pues los datos enseñaron
más de un 81% de varianza común entre la escala abreviada y la escala original.
El coeficiente alpha de Cronbach para la escala total es de 0,82, indicativo de una
alta consistencia interna. La fiabilidad test-retest obtenida a las dos semanas fue de 0,661.

ESTUDIOS EN LOS QUE SE HA APLICADO

Grych y Fincham han presentado diversas revisiones y estudios en torno al estudio de este
marco conceptual (Grych y Fincham, 1993, 2000; Fincham, Grych y Osborne, 1994),
pero también han sido numerosísimos los estudios desarrollados por otros equipos con el
fin de analizar las diversas relaciones hipotetizadas (Dadds, Atkinson, Turner y Blums,
1999; Kerig, 1998; Lutzke, 1996; Mazur, Wolchik y Sandler, 1992; Mazur, Wolchick,
Virdin, Sandler y West, 1999; Pinar y Fisilogu, 2002; Radovanovic, 1993; Sandler, Tein
y West, 1994; Sheets, Sandler y West, 1996).
La escala CPIC ha sido empleada en diversas culturas (Japón: Takahashi, 1998;
Turquía: Pinar y Fisilogiu, 2002; Latinoamérica: Weber y O’Brien, 1995; Alemana:
Gödde, 2001), lo que demuestra su buen comportamiento psicométrico,
independientemente de la cultura americana.
Algunos estudios (Bickham y Fiese, 1997) han examinado también la posible
utilidad de esta escala con adolescentes en edad tardía (de 17 a 21 años), respaldando su
empleo también con estos grupos de edad, aunque el número de investigaciones a este
respecto es muy escaso.

LIMITACIONES

Es necesario desarrollar nuevos estudios con muestra más amplia y diversificada y


evaluar el instrumento en población clínica, con el fin de analizar su poder predictivo.

ADMINISTRACIÓN Y CORRECCIÓN

Es una escala idónea para ser aplicada en contexto clínico y de investigación. La

119
administración es muy sencilla, y puede ser aplicada de forma colectiva.
Los 36 ítems de que consta son contestados a través de una escala de respuestas con
sólo tres alternativas: 1) Verdadero, 2) Casi verdadero y 3) Falso.
La puntuación se obtiene a través de un sumatorio de cada uno de los ítems de la
escala o subescala. Previamente se ha de invertir la puntuación de los ítems: 1, 9, 15, 21,
28.
La puntuación final está expresada de forma que a menor puntuación, más conflicto
interparental percibido.

FICHA RESUMEN DEL INSTRUMENTO

120
121
INSTRUMENTO

Ver anexo en la página siguiente.

122
ESCALA DE CONFLICTO INTERPARENTAL DESDE LA
PERSPECTIVA DE LOS HIJOS
(THE CHILDREN’S PERCEPTION OF INTERPARENTAL CONFLICT SCALE-
VERSIÓN ESPAÑOLA REDUCIDA; CPICS-VER)

En todas las familias hay ocasiones en las que los padres no se llevan bien. Cuando los padres discuten, los/as
hijos/as pueden experimentar diversos sentimientos. Queremos saber lo que sientes cuando tus padres discuten.
Si tus padres no viven bajo el mismo techo, piensa en las ocasiones en las que están juntos y discuten o bien
recuerda el tiempo que ambos vivían contigo.
1 = Verdadero
2 = Casi verdadero
3 = Falso

123
124
125
126
CAPÍTULO 12

ESCALA DE SATISFACCIÓN VITAL DE LOS


ESTUDIANTES (SLSS. Students´ Life Satisfaction Scale)
Edurne Galindez Nafarrate

127
NOMBRE: Escala de Satisfacción Vital de los Estudiantes (Students’ Life Satisfactión
Scale. Versión Española; SLSS-VE).

AUTOR: E. S. Huebner (1991a) (adaptada por E. Galindez).


OBJETIVOS: Evaluar de forma fácil y precisa la satisfacción vital global de los niños
y los adolescentes.

COLECTIVO DE APLICACIÓN: Adolescentes y jóvenes universitarios.


TIEMPO DE APLICACIÓN: 10 minutos.
FUENTE PRINCIPAL:
— Original: Huebner, E. S. (1991a). Initial development of the Students' Life
Satisfaction Scale. School Psychology International, 12, 231-240.
— Adaptación: Galindez, E. (2007). Relación entre la satisfacción vital de los
adolescentes y su funcionamiento familiar. Tesis doctoral. Universidad de
Deusto.

Resumen del instrumento


La Escala de Satisfacción Vital de los Estudiantes evalúa la satisfacción vital global, como un constructo
unidimensional, de adolescentes de entre 11 y 17 años. Los siete ítems que componen la escala requieren de
los/as estudiantes una evaluación de sus vidas global, sin hacer referencia a áreas de contenido o dimensiones
específicas de la vida (como familia, escuela, amigos…), teniendo en cuenta las últimas semanas (Huebner,
1991 b).

128
DESCRIPCIÓN DEL INSTRUMENTO

Objetivo
Medir de forma precisa la satisfacción vital global de los niños y los adolescentes.

Fiabilidad y validez
La adaptación y validación de este instrumento se ha realizado en una investigación que
tiene como objetivo analizar la relación entre la satisfacción vital de los adolescentes y su
funcionamiento familiar (Galindez, 2007). Este trabajo consta de dos estudios: en el
Estudio I se lleva a cabo la adaptación de los instrumentos de medida de la satisfacción
vital de los adolescentes, y en el Estudio II se analiza la relación entre la satisfacción vital
de los adolescentes y su funcionamiento familiar. Las muestras empleadas son las
siguientes: Estudio I: 339 adolescentes con edades comprendidas entre los 11 y los 17
años (M = 21,2; DT = 1,37). Estudio II: 1.204 adolescentes, con una edad media de 13,91
(DT = 1,36) (11-18 años). Los estudiantes de ambas muestras están cursando la ESO en la
comarca del Alto Deba (Gipuzkoa).
Por otro lado, con el objetivo de comprobar las propiedades psicométricas del
SLSS-VE con estudiantes de más edad y analizar la correlación entre la satisfacción vital
y la autoestima, la escala ha sido aplicada también en una muestra de estudiantes de
Psicología de la Universidad de Deusto (N = 157; edad media de 21,2 (DT = 1,3).
La fiabilidad del SLSS-VE es alta, ya que muestra un alpha de Cronbach de 0,81 y
de 0,78 con muestras de adolescentes (Galindez, 2007) y de 0,82 con jóvenes
universitarios (Martínez-Pampliega y Galindez, 2004). En cuanto a la fiabilidad test-
retest, se ha obtenido una correlación de Pearson de 0,70 en un intervalo de tiempo de
cuatro semanas con la muestra de adolescentes y de 0,66 con estudiantes universitarios.
Por tanto, se puede afirmar que la SLSS-VE muestra una adecuada consistencia interna y
mantiene un grado significativo de estabilidad temporal.
El apoyo para la validez convergente y divergente de la escala se obtiene a través de
las altas correlaciones significativamente positivas logradas entre la SLSS-VE y otras
medidas de satisfacción vital (Escala de Satisfacción Vital Multidimensional de los
Estudiantes [MSLSS-VE]: r = 0,65 y Self-Anchoring Striving Scale [SASS]: r = 0,61).
También se han hallado correlaciones positivas significativas moderadamente altas con la
medida de felicidad (Fordyce Happiness Measure [FHM]: r = 0,53), con el autoconcepto
(Cuestionario de Autoconcepto Garley [CAG]: r = 0,60) y con la autoestima (Escala de
Autoestima de Rosenberg: r = 0,51 y subescala del Cuestionario de Autoconcepto Garley
[CAG]: r = 0,57); y negativas con la ansiedad (Escala de Ansiedad-Estado [STAI-E]: r =
–0,52). Estos últimos resultados también evidencian la validez convergente y concurrente
de la escala.

ESTUDIOS EN LOS QUE SE HA APLICADO

129
La versión anglosajona de este instrumento ha sido empleada en muestras
norteamericanas tanto de niños como de adolescentes de población normal (Ash y
Huebner, 2001; Dew y Huebner, 1994; Griffin y Huebner, 2000; Huebner, 1991a;
Huebner, 1991b; Huebner, 1991c; Huebner, 1994a; Huebner, 1995; Huebner, Funk y
Gilman, 2000; Huebner, Gilman y Laughlin, 1999; McCullough, Huebner y Laughlin,
2000; Suldo y Huebner, 2004), de estudiantes con dificultades de aprendizaje
(McCullough y Huebner, 2003), niños y adolescentes con problemas emocionales
(Huebner y Alderman, 1993) y estudiantes superdotados (Ash y Huebner, 1998). Dew y
Huebner (1994), por ejemplo, analizan la relación entre la satisfacción vital de los
adolescentes y la relación que mantienen con sus padres y concluyen que la satisfacción
vital está fuertemente asociada con la relación positiva entre padres e hijos. Por otro lado,
Huebner, Gilman y Laughlin (1999) estudian la relación entre la satisfacción vital y el
autoconcepto, y sus resultados afirman que la satisfacción vital muestra su correlación
más fuerte con el dominio de autoconcepto relación con los padres.
Alsinet (1998) y Rosich (1999) aplicaron su versión catalana del SLSS en dos
muestras de niños y adolescentes, respectivamente, bilingües catalanes-españoles, y
obtuvieron buenos resultados psicométricos.
La versión española del SLSS ha sido empleada en dos estudios que analizan la
relación entre la satisfacción vital de los estudiantes y su funcionamiento familiar, en una
muestra de adolescentes (Galindez, 2007) y otra de estudiantes universitarios (Martínez-
Pampliega y Galindez, 2004). También se ha analizado la relación del SLSS-VE con la
estereotipia de género actual y tradicional y con los roles de género actuales y
tradicionales (Galindez, Laespada, Muñoz-Eguileta y Sanz, 2004).

LIMITACIONES

La escala SLSS-VE no presenta ninguna limitación para evaluar la satisfacción vital


global de los adolescentes ni de los estudiantes universitarios. Sin embargo, no se han
estudiado sus propiedades psicométricas en muestras de estudiantes menores de 11 años.

ADMINISTRACIÓN Y PUNTUACIÓN

La SLSS-VE se puede administrar tanto de forma individual como grupal. Dada la edad
de los sujetos para la que está diseñado este instrumento, es conveniente leer las
instrucciones en voz alta.
La escala se puntúa en base a 6 alternativas de respuesta: 1) Totalmente en
desacuerdo, 2) Bastante en desacuerdo, 3) Algo en desacuerdo, 4) Algo de acuerdo, 5)
Bastante de acuerdo y 6) Totalmente de acuerdo.
La puntuación total de satisfacción vital se obtiene sumando la puntuación de los
siete ítems, invirtiendo la puntuación de los ítems tercero y cuarto previamente. La
puntuación que se puede obtener en la escala SLSS-VE oscila entre 7 y 42, indicando
mayor satisfacción vital las puntuaciones más altas.

130
FICHA RESUMEN DEL INSTRUMENTO

INSTRUMENTO

Ver anexo en la página siguiente.

131
ESCALA DE SATISFACCIÓN VITAL DE LOS ESTUDIANTES
(STUDENTS’ LIFE SATISFACTION SCALE-VERSIÓN ESPAÑOLA; SLSS-VE)

A continuación, encontrarás una serie de afirmaciones sobre lo que tú piensas, sientes u opinas. No hay respuestas
correctas o incorrectas, buenas o malas. No pienses excesivamente las respuestas y responde con sinceridad.
Por favor, contesta a todas las frases con una sola respuesta:
1 = Totalmente en desacuerdo
2 = Bastante en desacuerdo
3 = Algo en desacuerdo
4 = Algo de acuerdo
5 = Bastante de acuerdo
6 = Totalmente de acuerdo

132
CAPÍTULO 13

ESCALA DE SATISFACCIÓN VITAL


MULTIDIMENSIONAL DE LOS ESTUDIANTES
(MSLSS. Multidimensional Students´ Life Satisfaction
Scale)
Edurne Galindez Nafarrate

133
NOMBRE: Escala de Satisfacción Vital Multidimensional de los Estudiantes
(Multidimensional Students’ Life Satisfaction Scale. Versión Española; MSLSS-VE)

AUTOR: E. S. Huebner (1994b) (adaptada por E. Galindez).


OBJETIVOS: Evaluar la satisfacción con cinco dominios importantes de la vida de los
niños y los adolescentes.

COLECTIVO DE APLICACIÓN: Adolescentes y jóvenes universitarios


TIEMPO DE APLICACIÓN: 25 minutos.
FUENTE PRINCIPAL:
— Original: Huebner, E. S. (1994b). Preliminary Development and Validation of
a Multidimensional Life Satisfaction Scale for Children. Psychological
Assessment, 6, 149-158.
— Adaptación: Galindez, E. (2007). Relación entre la satisfacción vital de los
adolescentes y su funcionamiento familiar. Tesis doctoral. Universidad de
Deusto.

Resumen del instrumento


La Escala de Satisfacción Vital Multidimensional de los Estudiantes es una escala multidimensional que fue
diseñada para evaluar la satisfacción de los adolescentes con cinco dominios importantes de sus vidas
(familia, amigos, escuela, sí mismo y entorno) y con la vida en general. La escala está compuesta de 37 ítems
que requieren a los estudiantes que evalúen su satisfacción con dichas dimensiones específicas de sus vidas,
teniendo en cuenta las últimas semanas.

134
DESCRIPCIÓN DEL INSTRUMENTO

Objetivo
El instrumento se diseñó para valorar de forma multidimensional la satisfacción vital de
los adolescentes, evaluando 5 aspectos muy importantes de sus vidas y para poder lograr,
además, una puntuación de satisfacción vital general mediante el método sumativo. De
esta forma, el MSLSS-VE nos permite una evaluación más diferenciada de la satisfacción
vital de los estudiantes, la cual debería de contribuir a la prevención e intervención para el
aumento de la satisfacción vital de los adolescentes más detallada, pudiendo poner el
énfasis, por ejemplo, en los programas de prevención, en el dominio de satisfacción con
la puntuación más baja.

Fiabilidad y validez
El MSLSS-VE se ha adaptado y validado en un estudio que consta de dos partes y cuyo
objetivo final es analizar la relación entre la satisfacción vital de los adolescentes y su
funcionamiento familiar (Galindez, 2007). La adaptación del MSLSS-VE se ha realizado
en el Estudio I, con una muestra de 339 adolescentes con una edad media de 21,2 (DT =
1,37) que están cursando la ESO. En el Estudio II de la misma investigación, se han
vuelto a analizar sus propiedades psicométricas en una muestra más amplia de la misma
población (N = 1204; edad media = 13,91 [DT = 1,36]) y se ha estudiado la relación entre
la satisfacción vital de los adolescentes y su funcionamiento familiar.
La MSLSS-VE, tanto en la escala total como cada una de sus subescalas, muestra
una fiabilidad alta. Concretamente se ha obtenido un alpha de Cronbach de 0,86 con la
escala total y de 0,78, 0,84, 0,82, 0,77 y 0,73 en las subescalas de familia, amigos,
escuela, sí mismo y entorno, respectivamente, en la muestra de adolescentes del Estudio I.
Los coeficientes de fiabilidad del Estudio II son similares: MSLSS-VE (r = 0,88); familia
(r = 0,81); amigos (r = 0,83); escuela (r = 0,82); sí mismo (r = 0,75) y entorno (r = 0,76).
También la fiabilidad test-retest obtenida en la muestra del Estudio I, después de un
período de tiempo de cuatro semanas, es alta y moderadamente alta: MSLSS-VE (r =
0,76); familia (r = 0,82); amigos (r = 0,56); Eescuela (r = 0,81); sí mismo (r = 0,75) y
entorno (r = 0,82).
La validez del instrumento se revela mediante las correlaciones positivas
moderadamente altas y altas que se han hallado entre la escala total y otras medidas de
satisfacción vital (Escala de Satisfacción Vital de los/as Estudiantes [SLSS-VE]: r = 0,65
y Self Anchoring Striving Scale: r = 0,52), de felicidad (Fordyce Happiness Measure: r =
0,50), de autoconcepto (Cuestionario de Autoconcepto de Garley: r = 0,66) y de
autoestima (subescala de autoestima del Cuestionario de Autoconcepto de Garley: r =
0,66). Las subescalas del MSLSS-VE también correlacionan en el sentido mencionado
con estas otras medidas.
El apoyo para la validez concurrente del MSLSS-VE se obtiene mediante la
correlación significativa y negativa (r = –0,49) hallada entre este instrumento y la medida

135
de ansiedad, evaluada a través de la Escala de Ansiedad-Estado (STAI-E). Las
correlaciones entre los dominios de satisfacción y la ansiedad, también son todas, entre
bajas y moderadas, significativamente negativas.

ESTUDIOS EN LOS QUE SE HA APLICADO

La versión original del instrumento ha sido empleada en muchos estudios


norteamericanos (ver Huebner [2004] para una revisión). Uno de los estudios realizados
con adolescentes norteamericanos, por ejemplo, nos indica que la dimensión de
autoconcepto relación con los padres correlaciona de forma más fuerte con la satisfacción
vital de los adolescentes que con el dominio relación con los amigos (Gilman, Huebner y
Laughlin, 2000). Por otro lado, Park (2000) aplica el MSLSS en muestras de estudiantes
coreanos y norteamericanos y sus resultados sugieren que las relaciones positivas con la
familia son importantes predictores de la satisfacción vital de los adolescentes de ambas
culturas, mientras que existen diferencias culturales con respecto a la importancia de los
dominios de satisfacción con la escuela y satisfacción consigo mismo.
Alsinet (1998) y Rosich (1999) aplicaron una versión catalana del MSLSS-VE a una
muestra de niños y adolescentes catalanes, respectivamente.
La versión española del MSLSS-VE ha sido empleada en un estudio que tenía como
objetivo profundizar en la relación entre la satisfacción vital de los adolescentes de
Educación Secundaria Obligatoria y su funcionamiento familiar (Galindez, 2007).
También se ha analizado la relación del MSLSS-VE con la estereotipia de género actual y
tradicional y con los roles de género actuales y tradicionales (Galindez, Laespada,
Muñoz-Eguileta y Sanz, 2004).

LIMITACIONES
No se ha comprobado el funcionamiento de esta versión adaptada en estudiantes menores
de 11 años.

ADMINISTRACIÓN Y PUNTUACIÓN

La MSLSS-VE puede ser aplicada de forma individual o grupal. Teniendo en cuenta la


edad de los sujetos a los que está dirigido este instrumento, se recomienda leer en voz alta
las instrucciones antes de que los participantes comiencen a responderlo.
Los ítems del MSLSS-VE pueden aplicarse solos o intercalados con los ítems de la
Escala de Satisfacción Vital de los Estudiantes (SLSS-VE), tal y como lo hizo el autor
que las diseñó (Huebner, 1991a, 1991b, 1991c, 1994a).
Las alternativas de respuesta de la MSLSS-VE son seis: 1) Totalmente en
desacuerdo, 2) Bastante en desacuerdo, 3) Algo en desacuerdo, 4) Algo de acuerdo, 5)
Bastante de acuerdo y 6) Totalmente de acuerdo.
La escala proporciona una puntuación de satisfacción vital general y una puntuación

136
de satisfacción con cada dominio (familia, escuela, sí mismo, amigos y entorno). La
puntuación de satisfacción vital general se obtiene sumando la puntuación de todos los
ítems, invirtiendo previamente los ítems negativos. De la misma forma, sumando los
ítems correspondientes a cada dominio (invirtiendo los ítems negativos) y dividiendo por
el número de ítems que componen dicha subescala, se obtendrá la puntuación de
satisfacción con cada una de las subescalas.

FICHA RESUMEN DEL INSTRUMENTO

137
INSTRUMENTO
Ver anexo en la página siguiente.

138
ESCALA DE SATISFACCIÓN VITAL MULTIDIMENSIONAL DE
LOS ESTUDIANTES
(MULTIDIMENSIONAL STUDENTS’ LIFE SATISFACTION SCALE-VERSIÓN
ESPAÑOLA; MSLSS-VE)

A continuación, encontrarás una serie de afirmaciones sobre lo que tú piensas, sientes u opinas. No hay respuestas
correctas o incorrectas, buenas o malas. No pienses excesivamente las respuestas y responde con sinceridad.
En cada frase, marca con una cruz (X) la columna que mejor describa tu opinión en las tres últimas semanas.
Por favor, contesta a todas las frases con una sola respuesta:
1 = Totalmente en desacuerdo
2 = Bastante en desacuerdo
3 = Algo en desacuerdo
4 = Algo de acuerdo
5 = Bastante de acuerdo
6 = Totalmente de acuerdo

139
140
141
142
Bibliografía

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