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I.- El preámbulo de la Constitución.

La forma de gobierno de la República Argentina

• Gelli Maria Angelica Constitución de la Nación Argentina, comentada y concordada, Editorial


La ley, Bs. As. , 2004 páginas 1 a 27

• Bidart Campos, Germán Compendio de derecho constitucional, primera reimpresión,


Editorial Ediar, Bs. As. 2015, capítulos IV a VII

• ¿Para que sirve el preámbulo de la Constitución?

Sirve para expresar el estado de derecho, aclarando su origen y fines; sanciona a los detentadores
y a los destinatarios del poder con igual fuerza normativa. Además indica al titular del poder
constituyente; enuncia los objetivos de la Constitución; establece el destino de la ley suprema y
dispone la plena juridicidad del texto constitucional.

• ¿Quién es el sujeto del poder constituyente? (representantes del pueblo, nación argentina,
provincias)

El sujeto del poder constituyente son tres según el preámbulo:- los representantes del pueblo (son
depositarios y fuente de legitimación democrática del poder), - la Nación Argentina y las provincias
que componen la nación ya que estas otorgaron mandato que la nación lo desempeñará.

Es el pueblo quien establece su ordenamiento jurídico -político y por ello delega facultades
democráticamente para cumplir con los lineamientos que se establecen en la constitución.

• ¿Qué relación existe entre las políticas públicas y los objetivos del preámbulo?

Las políticas públicas son las que limitan el alcance de los objetivos de alcance general que tienen
los objetivos del preámbulo.

Los objetivos del preámbulo tienen como fin la construcción de la unidad nacional, en torno a
valores, principios y normas constitucionales.

• ¿Quiénes son los destinatarios de los objetivos de la constitución Nacional?

Los destinatarios son para la generación constituyente, para su posteridad y para todos los
hombres del mundo que quiera habitar el suelo argentino.

• ¿Cuál es el valor jurídico del preámbulo?

El preámbulo carece de valor jurídico, el mismo es interpretativo del contenido de la Constitución


Nacional, desde el punto juridico.
Pero en la frase final se indica el valor jurídico del preámbulo y de la constitución, ésta también
con fuerza normativa.
• ¿En qué consisten los derechos, las declaraciones y las garantías de la Constitución?.

Las declaraciones son las bases fundamentales de la organización del país a nivel político,
económico, social, religioso, cultural.
Los derechos tienen que ver con las facultades de obrar, de no hacerlo y de exigir el proceder o la
omisión del estado y de terceros, vinculados a nuestro desarrollo como personas individuales
inmersas en una sociedad. Las garantías son reglas para asegurar el respeto de nuestros derechos.

• ¿Cuál es la importancia del principio de legalidad (artículo 19 de la Constitución)? ¿En qué


consiste?

El principio de legalidad es importante porque permite que cada individuo pueda hacer todo lo
que no está prohibido por la ley y además el derecho a la privacidad.
Consiste en que cada habitante puede elegir cómo vivir y que hacer como persona individual, en
donde se le reconoce el área privada e íntima en donde los órganos del estado no pueden
intervenir mientras tanto no infringa ninguna ley.

• ¿En qué consiste el principio de razonabilidad?

Este principio es un medio para controlar la constitucionalidad de las leyes. Los jueces deben
declarar inconstitucional las leyes que regulen de un modo irrazonable los derechos
constitucionales.

• ¿Cuáles son las características del sistema republicano, representativo y federal?

Representativa: Significa que el pueblo gobierna por medio de representantes que elige por el
voto.
- Republicana: Se basa en la división, control y equilibrio entre los 3 Poderes:
El Poder Legislativo: que hace las leyes.
El Poder Ejecutivo: que ejecuta las leyes.
El Poder Judicial: que interpreta las leyes y las hace cumplir a través de sus sentencias.
Federal: Permite que convivan dos clases de gobiernos: los gobiernos provinciales, ya que cada
provincia se gobierna a sí misma; y el gobierno federal que abarca todo el territorio de la Nación.
Este sistema permite el control y cooperación entre ambos.

• ¿Cuál es la relación entre el sistema representativo y el sistema de partidos políticos?

Los partidos políticos surgieron a partir del régimen representativo dado que obtuvieron el
monopolio de las candidaturas, volviéndose indispensables para el sistema representativo, siendo
este último el órgano intermedio y necesario entre gobernantes y gobernados haciendo que la
democracia sea representativa.

• ¿Cómo es el reparto de competencia federal y provincial o local?

Según el artículo 121 las provincias conservan todo el poder no delegado por la constitución al
gobierno federal, y el que expresamente se haya reservado por pactos especiales al tiempo de su
incorporación. En primer lugar, la delegación ha sido efectuada mediante la constitución. En
segundo lugar, la norma esclarece que el poder de las provincias pre existió al del gobierno
federal, que ha recibido el suyo por delegación que ellas le hicieron a través de la constitución. En
tercer lugar, el reparto de competencias arroja este resultado: - Competencias exclusivas del
estado federal. - Competencias exclusivas de las provincias. - Competencias concurrentes -
Competencias excepcionales del estado federal y de las provincias. - Competencias compartidas
por el estado federal y las provincias.
• ¿Qué son las provincias?

Las provincias son unidades políticas que con calidad de estados integran nuestra federación, no
son soberanas pero sí autónomas.

• Cual es el status de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires?

El status es: ciudad constitucional federada // capital federal

• ¿Qué implica la libertad “jurídicamente relevante”? ¿Cuáles son sus dimensiones?

La libertad jurídicamente relevante es el derecho a la libertad de cada persona.

Las dimensiones son: status personal (le da al ser humano la calidad de persona jurídica con
capacidad de derecho) un poder de disposición que en uso y ejercicio de la libertad, sea
susceptible de producir efectos jurídicamente relevantes, un área de intimidad o privacidad que se
sustrae a toda interferencia del estado, y un principio a favor de la persona humana porque el que
todo lo que no le está prohibido le está permitido.

• ¿Por qué la libertad se desprende de la igualdad?

Porque si a toda persona se le debe reconocer el derecho a la libertad, refiriéndonos


jurídicamente, todos tienen igualdad ante la ley como personas.

• ¿Qué es la arbitrariedad y por qué es inconstitucional?

La arbitrariedad es el acto que depende de la voluntad de la persona y no obedece a las leyes. Por
este motivo es declarado inconstitucional.

II.- El debido proceso adjetivo


Para realizar este trabajo práctico deberán ver la adaptación al cine de la novela de Franz Kafka “El
proceso” en cualquiera de las versiones que se sugieren, leer el texto del Ministerio Público Fiscal
propuesto y responder las siguientes preguntas

• ¿Cuál es la acusación a Joseph K?

• ¿Cuáles son los hechos por los cuales se procesa a Joseph K?

No se describen los hechos por los cuales se lo procesa.

• ¿Qué Tribunal ordena su detención?

• ¿Cuál es la defensa que argumenta Joseph K?

• ¿Qué pruebas ofreció y produjo Joseph K para sostener la defensa?

• ¿De acuerdo a lo dispuesto en el artículo 8 de la Convención Americana de Derechos


Humanos (ley 23054 e incorporado a la Constitución Nacional ) en la película cuáles garantías al
debido proceso no fueron respetadas?

1. Joseph K recibe una notificación, pero nunca sabe cuál es la acusación que se le hace.
2. Joseph K nunca conoce los hechos por los cuales se lo procesa.
3. Joseph K nunca conoce el nombre del Tribunal qué ordena su detención.
4. Joseph K no desarrolla defensa alguna, pues ello le es impedido.
5. Joseph K no pudo ofrecer prueba alguna.
6. De conformidad con el art. 8 de la Convención América de Derechos Humanos a Joseph K no se
le ninguna de sus garantías. A saber: el derecho a ser oído, con las debidas garantías y dentro de
un plazo razonable, por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial, establecido con
anterioridad por la ley, en la sustanciación de cualquier acusación penal formulada contra ella. No
sé respeto su presunción de inocencia. No se realizó la comunicación previa y detallada de la
acusación formulada en su contra; Tampoco se le concedió el tiempo y los medios para la preparar
su defensa; ni siquiera su derecho de defenderse personalmente o de ser asistido por un defensor
de su elección y de comunicarse libre y privadamente con su defensor; Tampoco su derecho
irrenunciable de ser asistido por un defensor proporcionado por el Estado, El derecho de recurrir
del fallo ante juez o tribunal superior. Se violó su garantía de un debido proceso.

“El proceso”, dirigida por Roberto Robertie, 1956 https://www.youtube.com/watch?


v=Vp7LWoFGjjk. Duración 25 minutos.

“The Trial” dirigida por Orson Wells, 1962, subtitulada en castellano, Duración 1 hora 58 minutos.
https://www.dailymotion.com/video/x6mofjm

El derecho al debido proceso, Dictámenes del Ministerio Público Fiscal ante la Corte Suprema de
Justicia (2012-2017), Cuadernillo N* 4 publicado en https://www.mpf.gob.ar/dgdh/wp-
content/blogs.dir/66/files/2016/09/DGDH-cuadernillo-4-Debido-Proceso.pdf páginas 13/18

“El derecho al debido proceso está protegido por la Constitución Nacional (artículo 18) y por la
mayoría de los instrumentos internacionales de derechos humanos que gozan de jerarquía
constitucional (artículo 75 inciso 22). La Declaración Americana de los Derechos y Deberes del
Hombre prevé que ‘‘toda persona gozará de la garantía de concurrir a los tribunales para hacer
valer sus derechos y a disponer de un procedimiento sencillo y breve que ampare contra actos de
autoridad que violen sus derechos’’ (artículo XVIII). Por su parte, la Declaración Universal de
Derechos Humanos reconoce que ‘‘toda persona tiene derecho, en condiciones de plena igualdad,
a ser oída públicamente por un tribunal independiente e imparcial…’’ (artículo 10). A su vez, el
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP) determina que ‘‘todas las personas son
iguales ante los tribunales, teniendo derecho a ser oídas públicamente con las debidas garantías
por un tribunal competente, independiente e imparcial, establecido, tanto en materia penal como
civil’’ (artículo 10) y, de este modo, da un paso más que la Declaración Universal, exigiendo la
publicidad del procedimiento, con excepciones vinculadas a la protección de la intimidad de
pleitos matrimoniales y aquellos que incumban a menores de edad. Sin embargo, es en la
Convención Americana sobre Derechos Humanos (CADH, artículo 8) donde el derecho al debido
proceso encuentra su previsión más amplia, y por ello hemos priorizado sistematizar en esta
introducción los estándares que se derivan del sistema interamericano de protección de derechos
humanos.

La garantía del debido proceso contempla un amplio conjunto de derechos y es presupuesto de la


protección de todos ellos. Entre otros, comprende la presunción de inocencia; el derecho a ser
oído; a contar con un tribunal competente, independiente e imparcial, definido con anterioridad
por ley; a obtener un pronunciamiento fundado y dentro de un plazo razonable; a ser asistido por
un defensor; a no ser obligado a declarar contra sí mismo ni a declararse culpable; y a recurrir el
fallo ante un juez o tribunal superior.

La Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) ha señalado en reiteradas


oportunidades que las “garantías judiciales” del artículo 8 de la CADH se refieren a la exigencias
del debido proceso legal, al que definió como “el conjunto de requisitos que deben observarse en
las instancias procesales, a efectos de que las personas estén en condiciones de defender
adecuadamente sus derechos ante cualquier tipo de acto del Estado que pueda afectarlos” (Corte
IDH, “Garantías Judiciales en Estados de Emergencia (arts. 27.2, 25 y 8 Convención Americana
sobre Derechos Humanos)”, Opinión Consultiva OC-9/87 del 6 de octubre de 1987, Serie A Nº 9,
párr. 27).

El artículo 8.1 de la CADH consagra las garantías judiciales generales exigibles en el marco de un
proceso de orden civil, fiscal, laboral, penal o de cualquier otro carácter; mientras que el artículo
8.2 establece las garantías mínimas que deben ser aseguradas por el Estado a toda persona
durante el proceso penal. No obstante esta diferencia, la Corte IDH ha precisado que a pesar de
que el inciso 2 del artículo 8 de la CADH “…no especifica garantías mínimas en materias que
conciernen a la determinación de los derechos y obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de
cualquier otro carácter, las garantías mínimas previstas en el numeral 2 del mismo precepto se
aplican también a esos órdenes y, por ende, en éstos el individuo tiene derecho al debido proceso
en los términos reconocidos para la materia penal, en cuanto sea aplicable al procedimiento
respectivo” (Corte IDH, caso “Ivcher Bronstein vs. Perú”, sentencia de 6 de febrero de 2001, Serie
C N° 74, párr. 103).

Por su parte, la CSJN se ha referido al ámbito de aplicación de este derecho, tanto respecto de su
oportunidad procesal como de sus sujetos activos. En este sentido, hizo extensiva su protección
durante la totalidad del procedimiento penal, inclusive durante la ejecución de la pena (Fallos
327:388) y sostuvo que el derecho a un debido proceso legal atañe al acusado, pero también a la
víctima y sus familiares (Fallos 321:2021). Asimismo, en cuanto al Ministerio Público Fiscal, debe
recordarse que el máximo tribunal sostuvo que el derecho de defensa en juicio previsto en el
artículo 18 de la Constitución Nacional debe garantizarse a todo aquel a quien la ley reconoce
personería para actuar en juicio, abarcando también a quien ejerce la acción penal (Fallos 268:266;
331:2077).

Según el art. 8 inc. 1 de la CADH, el juez encargado del conocimiento de una causa debe ser
competente, independiente e imparcial. Ello implica en primer lugar que las personas tienen el
derecho de “ser juzgadas, en general, por tribunales ordinarios, con arreglo al procedimientos
legalmente establecidos” de manera previa a los hechos del juicio (Corte IDH, caso “Barreto Leiva
vs. Venezuela”, sentencia de 17 de noviembre de 2009, Serie C N° 206, párr. 75).
La garantía de independencia judicial se encuentra regulada como un derecho cuya titularidad
corresponde tanto a los/as justiciables como a los/as magistrados/as. La Corte IDH ha precisado
que de la independencia judicial se derivan tres garantías: un adecuado proceso de
nombramiento, la inmovilidad del cargo y la protección frente a presiones externas (cfr. Corte IDH,
caso “Tribunal Constitucional vs. Perú”, sentencia del 31 de enero de 2001, Serie C N° 71, párrs. 73
y 75). En tanto que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha interpretado que
la garantía de independencia judicial se extiende también a fiscales, y a defensoras y defensores
públicos (CIDH, “Informe sobre garantías para la independencia de las y los operadores de
justicia”, OEA/Ser.L/V/II. Doc 44, 5 de diciembre de 2013).

Para la Corte IDH, el debido proceso tiene como uno de sus presupuestos fundamentales “que el
juez que interviene en una contienda particular se aproxime a los hechos de la causa de modo
imparcial”; ello supone que “el juez o tribunal en el ejercicio de su función como juzgador cuente
con la mayor objetividad para enfrentar el juicio” (Corte IDH, caso “Herrera Ulloa vs. Costa Rica”,
sentencia de 2 de julio de 2004, Serie C N° 107, párr. 171).

En este sentido, la CSJN consideró que el derecho a un tribunal imparcial es un elemento del
derecho a la inviolabilidad de la defensa en juicio (Fallos 257: 132) garantizado a todo aquel a
quien la ley reconoce personería para actuar en juicio, incluyendo, naturalmente, a quien ejerce la
acción penal (Fallos 268:266; 331:2077). De este modo, la garantía de imparcialidad también
protege al Ministerio Público Fiscal cuando ejerce la acción penal ya que rige sin distinción de
parte.

El derecho a que un juez o tribunal decida los casos sometidos a su conocimiento en un plazo
razonable constituye otra de las garantías judiciales generales exigibles en el marco de cualquier
proceso. De acuerdo con el Tribunal interamericano, el Estado está obligado a asegurar la
determinación de los derechos de la persona en un tiempo razonable ya que una demora
prolongada o “la falta de razonabilidad en el plazo constituye, en principio, por sí misma, una
violación de las garantías judiciales” (Corte IDH, caso “Hilaire, Constantine y Benjamin y otros vs.
Trinidad y Tobago”, sentencia de 21 de junio de 2002, Serie C N° 94, párr. 145).

La Corte IDH a su vez entendió que el concepto de plazo razonable “debe medirse en relación a
una serie de factores tales como la complejidad del asunto sometido a proceso, la conducta del
inculpado y la diligencia de las autoridades competentes en la conducción del proceso” (Corte IDH,
caso “López Álvarez vs. Honduras”, sentencia de 1 de febrero de 2006, Serie C N° 141, párr. 132).
En igual sentido se ha expedido la CSJN al considerar que “la duración del retraso, las razones de la
demora, y el perjuicio concreto que al imputado le ha irrogado la prolongación del juicio, son
factores insoslayables para saber si se ha conculcado la garantía de obtener un juicio sin dilaciones
indebidas” (Voto del ministro Fayt en Fallos 327:327, entre otros).

Por otra parte, los tribunales tienen la obligación de motivar las resoluciones; ello implica “la
exteriorización de la justificación razonada que permite llegar a un conclusión”, de manera que
“protege el derecho de los ciudadanos a ser juzgados por las razones que el derecho suministra, y
otorga credibilidad a las decisiones jurídicas en el marco de una sociedad democrática” (Corte IDH,
caso “López Mendoza vs. Venezuela”, sentencia de 1 de septiembre de 2011, Serie C N° 233, párr.
141).
Entre las garantías mínimas que el Estado debe reconocer a todas las personas para asegurar el
derecho a la defensa, debemos mencionar, en primer lugar, el derecho a la presunción de
inocencia (CADH, art. 8 inc. 2) que acompaña al acusado durante toda la tramitación del proceso
hasta que una sentencia condenatoria que determine su culpabilidad quede firme (cf. Corte IDH,
caso “Ricardo Canese vs. Paraguay”, sentencia de 31 de agosto de 2004, Serie C N° 111, párr. 154).
Del principio de inocencia se “deriva la obligación estatal de no restringir la libertad del detenido
más allá de los límites estrictamente necesarios para asegurar que no impedirá el desarrollo
eficiente de las investigaciones y que no eludirá la acción de la justicia”, dado que la prisión
preventiva es una medida cautelar y no punitiva (Corte IDH, caso “Suárez Rosero vs. Ecuador”,
sentencia de 12 de noviembre de 1997 (Fondo), Serie C N° 35, párr. 77; y caso “Barreto Leiva vs.
Venezuela”, párr. 121). De allí que una prolongada detención preventiva equivaldría a anticipar la
pena y, en consecuencia, a violar el principio de presunción de inocencia (cfr. Corte IDH, caso
“Suárez Rosero vs. Ecuador”, párrs. 77 y 78).

La presunción de inocencia no sólo rige en materia penal sino también en los procedimientos
administrativos, en particular en los migratorios que pueden desembocar en la expulsión o
deportación de extranjeros (cf. Corte IDH, caso “Familia Pacheco Tineo vs. Estado Plurinacional de
Bolivia”, sentencia de 25 de noviembre de 2013, Serie C N° 272, párr. 132). En este mismo sentido
se ha pronunciado la CSJN en el Fallos 330:4554.

El derecho de defensa también incluye el de contar con la asistencia gratuita de un traductor o


intérprete, si no comprende o no habla el idioma del tribunal (CADH, art. 8 inc. 2 apartado a), y a la
comunicación previa y detallada de la acusación formulada (CADH, art. 8 inc. 2 apartado b). Sobre
el contenido del primero, la Corte IDH estableció que consiste en asegurar que las personas
“puedan comprender y hacerse comprender en los procedimientos legales…, facilitándoles
intérpretes u otros medios eficaces para tal fin” (Corte IDH, caso “Tiu Tojin vs. Guatemala”,
sentencia de 26 de noviembre de 2008, Serie C N° 190, párr. 100). En cuanto al derecho a la
comunicación previa y detallada de la acusación formulada, el Tribunal interamericano sostuvo
que “el Estado debe informar al interesado no solamente de la causa de la acusación, esto es, las
acciones u omisiones que se le imputan, sino también las razones que llevan al Estado a formular
la imputación, los fundamentos probatorios de ésta y la caracterización legal que se da a esos
hechos”; y que esta información debe ser “expresa, clara, integral y suficientemente detallada
para permitir al acusado que ejerza plenamente su derecho a la defensa y muestre su versión de
los hechos” (Corte IDH, caso “Tibi vs. Ecuador”, sentencia de 7 de septiembre de 2004, Serie C N°
114, párr. 187).

El derecho de defensa comprende además el derecho del inculpado a que se le conceda tiempo y
medios adecuados para la preparación de su defensa (CADH, art. 8 inc. 2 apartado c) y a ser
asistido por un defensor de su elección y de comunicarse libre y privadamente con aquél (CADH,
art. 8 inc. 2 apartado d). Según la Corte IDH, esta garantía implica que el defensor pueda asesorar
al investigado sobre sus deberes y derechos, sobre la posibilidad de ejercer recursos contra actos
que afecten sus derechos, de ejecutar un control crítico y de legalidad en la producción de
pruebas; y que el investigado tenga acceso a la defensa técnica desde el momento en que se
ordena una investigación sobre su persona, y sobre todo en la diligencia en la que se recibe su
declaración (cf. Corte IDH, caso “Barreto Leiva vs. Venezuela”, párr. 61 y 62). En este mismo
sentido se ha expedido la CSJN en Fallos 329:4248 al afirmar que no es suficiente con que se
asegure la posibilidad de que el imputado cuente con asesoramiento legal, sino que este
asesoramiento debe ser efectivo.

El derecho de defensa también abarca el derecho irrenunciable a ser asistido por un defensor
proporcionado por el Estado si el inculpado no nombra un defensor dentro del plazo dispuesto por
la ley (CADH, art. 8 inc. 2, apartado e). En particular, la Corte IDH se pronunció sobre la
importancia de la asistencia letrada en los casos de personas extranjeras privadas de la libertad y
consideró que el Estado receptor debe tomar en cuenta las particularidades de dicha situación
para que la persona concernida goce de un acceso efectivo a la justicia en términos igualitarios (cf.
Corte IDH, caso “Vélez Loor vs. Panamá”, sentencia de 23 de noviembre de 2010, Serie C N° 218,
párr. 132).

La Corte IDH además se refirió al derecho de defensa en procesos no penales: “las circunstancias
de un procedimiento particular, su significación, su carácter y su contexto en un sistema legal
particular, son factores que fundamentan la determinación de si la representación legal es o no
necesaria para el debido proceso” (Corte IDH, “Excepciones al agotamiento de los recursos
internos (art. 46.1, 46.2.a y 46.2.b CADH)”, Opinión Consultiva OC-11/90, del 10 de agosto de
1990), Serie A N° 11, párr. 28). Y continuando esa línea, señaló que en procedimientos
administrativos o judiciales en los cuales se pueda adoptar una decisión que implique la
deportación, expulsión o privación de libertad, la prestación de un servicio público gratuito de
defensa legal es necesaria para evitar la vulneración del derecho a las garantías del debido proceso
(cf. Corte IDH, “Condición Jurídica y Derechos de los Migrantes Indocumentados”, Opinión
Consultiva OC-18/03 de 17 de septiembre de 2003, Serie A N° 18, párr. 126).

A su vez, el debido proceso supone el derecho de la defensa a interrogar a los testigos y de


obtener la comparecencia, como testigos o peritos, de otras personas que pueden arrojar luz
sobre los hechos (CADH, art. 8 inc. 2, apartado f). Al respecto, la CSJN resolvió en Fallos 329:5566
que era “violatoria del derecho consagrado por los arts. 8.2.f, de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos, y 14.3.e, del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos la condena
que —al incorporar por lectura las declaraciones que los testigos habían prestado durante la etapa
de instrucción mientras el imputado no había sido habido— se fundó en prueba de cargo decisiva
que la defensa no tuvo oportunidad de controlar”. Por su parte, para la Corte IDH este derecho
también alcanza a las víctimas, al advertir que la imposición de restricciones a los abogados
defensores de las víctimas es violatorio de la Convención Americana (cf. Corte IDH, caso “Castillo
Petruzzi y otros vs. Perú”, sentencia de 30 de mayo de 1999, Serie C N° 52, párr. 155).

En cuanto al derecho a no ser obligado a declarar contra sí mismo ni a declararse culpable (CADH,
art. 8 inc. 2, apartado g, y art. 8 inc. 3), la Corte IDH aclaró que además se tiene que respetar “en
procedimientos o actuaciones previas o concomitantes a los procesos judiciales que, de no
someterse a tales garantías, pueden tener un impacto desfavorable no justificado sobre la
situación jurídica de la persona de que se trata” (Corte IDH, caso “Maritza Urrutia vs. Guatemala”,
sentencia de 27 de noviembre de 2003, Serie C N° 103, párrs. 120 y 121).

El derecho a recurrir una sentencia (CADH, artículo 8 inc. 2 apartado h) ha sido interpretado de
modo exhaustivo por la Corte IDH. A este respecto, el Tribunal regional ha dicho que
“[i]ndependientemente de la denominación que se le dé al recurso existente para recurrir un fallo,
lo importante es que dicho recurso garantice una examen integral de la decisión recurrida” (Corte
IDH, caso “Herrera Ulloa vs. Costa Rica”, párr. 165; y caso “Mohamed vs. Argentina”, sentencia de
23 de noviembre de 2012, Serie C N° 255 párr. 100). También señaló que “[l]a doble conformidad
judicial, expresada mediante el acceso a un recurso que otorgue la posibilidad de una revisión
íntegra del fallo condenatorio, confirma el fundamento y otorga mayor credibilidad al acto
jurisdiccional del Estado, y al mismo tiempo brinda mayor seguridad y tutela a los derechos del
condenado” (Corte IDH, caso “Mohamed vs. Argentina”, párr. 97). A su vez, la Corte IDH
determinó que en casos de ausencia de un tribunal superior, el conocimiento de la impugnación
puede incluso estar a cargo del mismo órgano jurisdiccional, “con exclusión de quienes ya se
pronunciaron sobre el caso” (Corte IDH, caso “Barreto Leiva vs. Venezuela”, párr. 90).

Por su parte, el derecho del inculpado absuelto por una sentencia firme a no ser sometido a nuevo
juicio por los mismos hechos —principio de ne bis in ídem— (CADH, art. 8 inc. 4) se sustenta en la
protección de las personas frente al poder punitivo del Estado. La Corte IDH ha sostenido que “…
dicho principio busca proteger los derechos de los individuos que han sido procesados por
determinados hechos para que no vuelvan a ser enjuiciados por los mismos hechos. A diferencia
de la fórmula utilizada por otros instrumentos internacionales de protección de derechos
humanos (por ejemplo, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de las Naciones
Unidas, artículo 14.7, que se refiere al mismo ‘delito’), la Convención Americana utiliza la
expresión ‘los mismos hechos’, que es un término más amplio en beneficio del inculpado o
procesado” (Corte IDH, caso “J. vs. Perú”, sentencia del 27 de noviembre de 2013, Serie C N° 275,
párr. 259). No obstante, el tribunal ha precisado que en casos en los que surjan nuevos hechos o
pruebas que puedan permitir “la determinación de responsables de violaciones a los derechos
humanos, y más aún, de los responsables de crímenes de lesa humanidad, pueden ser reabiertas
las investigaciones, incluso si existe una sentencia absolutoria en calidad de cosa juzgada, puesto
que la exigencia de justicia, los derechos de las víctimas y la letra y espíritu de la Convención
Americana desplaza[n] la protección del ne bis in ídem” (Corte IDH, caso “Almonacid Arellano y
otros vs. Chile”, sentencia de 26 de septiembre de 2006, Serie C N° 154, párr. 154).

Por último, la Corte IDH ha señalado que el derecho a un proceso penal público (CADH, art. 8 inc.
5) “se garantiza a través de la realización de una etapa oral en la que el acusado puede tener
inmediación con el juez y las pruebas y que facilite el acceso público” (Corte IDH, caso “Palamara
Iribarne vs. Chile”, sentencia de 22 de noviembre de 2005, Serie C N° 135, párr. 166).”

III.- Control de constitucionalidad de las leyes. El Consejo de la Magistratura

• “Rizzo, Jorge Gabriel (apoderado lista 3 gente de derecho) s/acción de amparo c/ PEN”
18/6/2013 CSJN, R. 369. XLIX,

(ver sólo los considerandos 5 a 14)

RESUMEN DE LOS HECHOS


La reforma constitucional de 1994 incorporó el artículo 114 a la Constitución Nacional creándo el
Consejo de la Magistratura. Sus funciones consisten en la selección, mediante concurso público,
de los candidatos a jueces del fuero nacional y federal cuyos pliegos deben ser posteriormente
aprobados por el Senado de la Nación, la remoción de estos magistrados a través de un jury de
enjuiciamiento y en la administración del presupuesto del Poder Judicial de la Nación.

El texto constitucional dejó en manos de los legisladores su reglamentación a través de una ley
especial con mayoría absoluta de la totalidad de los miembros de cada Cámara. Mas establece que
se “procure el equilibrio entre la representación de los órganos políticos resultantes de la elección
popular, de los jueces de todas las instancias y de los abogados de la matrícula federal. Será
integrado, asimismo, por otras personas del ámbito académico y científico, en el número y forma
que indique la ley”(8) .

La conformación del Consejo de la Magistratura vigente surge de la Ley 24.937, modificada por la
Ley 26.080. Este texto indica en su artículo 2º que el Consejo estará compuesto por trece (13)
miembros, a saber: tres jueces, seis legisladores (tres por cada Cámara), dos abogados de la
matrícula federal, un representante del Poder Ejecutivo, y un representante del ámbito académico
y científico.

Por su parte, en cuanto al sistema de la elección de los miembros, siguiendo la interpretación dada
al texto constitucional, la ley prevé que se realice por estamentos, de forma tal que cada sector
elige a sus propios representantes. Es decir, cada integrante del Consejo lo hace en nombre y por
mandato de cada uno de los estamentos al cual pertenece, debiendo ser elegido por quienes
serán representados. Los representantes del órgano político por elección popular (Poder Ejecutivo
y Legislativo), los jueces de todas las instancias por los magistrados empadronados, y los abogados
por los matriculados en el ámbito federal

Esta norma propuso elevar el número de consejeros a diecinueve y ello a través de incrementar el
número de personas representantes del ámbito académico y científico a seis, y agregar un
abogado más, alcanzando un total de tres (artículo 2º), debiendo ser elegidos en elecciones
populares presentándose a través de partidos .

El Presidente del Colegio Público de Abogados de la Capital Federal Dr. Jorge Rizzo, presentó una
acción de amparo en representación de la agrupación de abogados "Gente de Derecho". Rizzo
planteando que ley proscribía la Agrupación "Gente de Derecho", al impedirle postular candidato
propio en las próximas elecciones en el Consejo de la Magistratura, ya que, con la nueva ley, éstas
se decidían por el sufragio universal, y a través de los partidos políticos.

La Corte declaró la inconstitucionalidad de los artículos 2º, 4º, 18° y 30° de la ley 26.855, que
estableció una nueva regulación del Consejo de la Magistratura de la Nación, y del decreto 577/13,
que realiza la convocatoria para la elección de candidatos a consejeros

• ¿Qué entiende la CSJN por división de poderes? Que es la separación funcional del poder.
¿Cuáles son las diferencias?
La Corte Suprema de Justicia de la Nación es el más alto tribunal de la república argentina. La
división de poderes es una forma de estructura organizativa de los estados basada en el reparto de
los poderes de decisión y control en tres ámbitos: el legislativo, el ejecutivo y el judicial. Lo que se
busca con la división de poderes es que haya un control de unos sobre otros y un sistema de
contrapesos entre los funcionarios, para evitar abusos. En cuanto a la separación funcional de los
poderes, el sistema democrático argentino reconoce tres poderes fundamentales: el ejecutivo, el
legislativo y el judicial: -Poder Ejecutivo: Dispone que éste poder sea desempeñado por un
ciudadano con el título de “presidente de la Nación” (es unipersonal). -Poder Legislativo: A cargo
del Congreso de la Nación compuesto por dos cámaras, una de Diputados de la Nación y otra de
Senadores de las Provincias y de la Ciudad de Buenos Aires.La Presidencia del Senado es ejercida
por el vicepresidente de la Nación, que no tiene voto, salvo en caso de empate. La Cámara de
Senadores está compuesta de tres senadores por provincia y tres por la ciudad de Buenos Aires,
elegidos en forma directa y conjunta. La Cámara de Diputados está formada por 257 miembros
elegidos en forma directa. -Poder Judicial: Corresponde a la Suprema Corte de Justicia de la Nación
Argentina y los tribunales inferiores, que se encargan de administrar justicia. También se compone
por el tribunal de enjuiciamiento. La Corte Suprema de Justicia está compuesta por jueces
nombrados por el presidente con el acuerdo del Senado. El Consejo de la Magistratura administra
el Poder Judicial y tiene a su cargo la selección mediante concurso público de los magistrados de
los tribunales inferiores.

• ¿Qué se entiende por la Supremacía de la Constitución Nacional? ¿Que papel desarrolla el


poder judicial en este aspecto?

La supremacía de la Constitución Nacional implica que ella es la norma suprema del derecho, por
ende, las leyes, tratados, constituciones provinciales, actos administrativos, etc deben acatarla y
no ir en contra de lo que expone.
El poder judicial ha sido impuesto por la propia constitución como órgano de control de su
cumplimiento. Así se encarga de examinar las leyes en los casos concretos que se traen a su
decisión, comparándolas con el texto de la Constitución para averiguar si guardan o no
conformidad con ésta, y abstenerse de aplicarlas, si las encuentran en oposición con ella.

• ¿Cómo es el orden de prelación normativo de nuestro ordenamiento jurídico? ¿Cuál es la


relación que existe entre Constitución Nacional, Tratados Internacionales incorporados a la
Constitución Nacional (art. 75 CN), otros tratados y leyes? ¿Se complementan? ¿De qué manera?

La relación que existe entre la CNA y los tratados incorporados en la reforma de 1994 mediante
art. 75 inc 22, es que estos versan sobre derechos humanos y pasaron a formar junto con la
constitución lo que se ha denominado BLOQUE CONSTITUCIONAL, es decir, todo el ordenamiento
jurídico debe adaptarse a ellos. Luego descendiendo de jerarquía nos encontramos con otros
tratados internacionales, y luego con las leyes nacionales.

• ¿Cuál es la técnica que utiliza la Constitución para limitar el poder? ¿Qué significa el
control interpoderes? ¿Qué ejemplos conoce?
El sistema de división de poderes está íntimamente ligado con el sistema de frenos y contrapesos.
Esto implica que haya distintos órganos que se ocupan de distintos aspectos de la ley, que ejercen
las competencias que le son asignadas por la Constitución Nacional y a la vez controlan el ejercicio
de las competencias de los otros dos poderes, procurando que no se excedan en sus funciones y
evitando la concentración de poder. Por ejemplo, el caso en el que el congreso dicta una ley y es el
poder ejecutivo quien la promulga.

• ¿En qué consiste la declaración de inconstitucionalidad de una norma? ¿Quién puede


dictarla? ¿En qué casos (control difuso o concentrado)? ¿Cual es el alcance de la declaración de
inconstitucionalidad (general o particular)?

La declaración de inconstitucionalidad de una norma implica que se realiza un proceso judicial


donde un juez declarar su inaplicabilidad a un caso concreto.
Es dictada por cualquier juez, de cualquier instancia o jurisdicción.
En Argentina el control de constitucional es judicial (llevado adelante por jueces) y difuso, es decir,
lo lleva adelante cualquier juez. Por el contrario, nos encontramos con el control concentrado, que
es aquel cuyo control de constitucionalidad lo ejerce un único órgano especializado, como ocurre
con algunos Tribunales europeos.
En cuanto a su alcance, la declaración de inconstitucionalidad en Argentina es Particular, pues
afecta al caso concreto, y la norma continua vigente.

• ¿Por qué la CJSN entiende que decretar la inconstitucionalidad de una norma es la última
ratio o última opción del ordenamiento jurídico?

La CSJN entiende que la declaración de inconstitucionalidad es la última ratio, porque la misma es


un acto de suma gravedad institucional, pues esta invalidando la labor del poder legislativo, el cual
se presume dicta normas compatibles con la carta magna.

• ¿Cuál es el origen de la soberanía popular? ¿Cómo se expresa?

El pueblo como titular de la soberanía. La teoría de la soberanía nacional. Durante el período


revolucionario iniciado en el siglo XVIII ganan importancia las teorías favorables a la soberanía del
pueblo. Es costumbre distinguir entre la teoría de la soberanía nacional y la teoría de la soberanía
popular. De acuerdo con la teoría de la soberanía nacional es la Nación como complejo indivisible
el titular de la soberanía. Es una teoría asociada al pensamiento político francés. La teoría de la
soberanía popular concibe la titularidad de la soberanía como pertenecientes a todos los
componentes del pueblo atribuyendo a cada ciudadano con una parcela de soberanía.
Nuestros constituyentes consideraron incluir a la soberanía del pueblo como un elemento
fundamental, junto con la forma republicana de gobierno, de la estructura constitucional del
Estado argentino. Al punto de considerarlos como los elementos informadores de los derechos
individuales que no hubieran sido nombrados en el texto constitucional. Artículo 33. Las
declaraciones, derechos y garantías que enumera la Constitución, no serán entendidos como
negación de otros derechos y garantías no enumerados; pero que nacen del principio de la
soberanía del pueblo y de la forma republicana de gobierno. El concepto de soberanía del pueblo
incluido en la constitución rechaza cualquier noción mística de pueblo en el sentido de unidad
política ideal, o totalidad política, o cualquier concepto basado en un sentido biológico o racial. Lo
mismo que cualquier concepción del espíritu del pueblo “Volkgeist” El concepto de pueblo
admitido en la Constitución es el de conjunto de individuos existentes y actuantes en el territorio y
ligados a la República a través del estatuto de ciudadanía. Este pueblo participa activamente en la
vida política a través de sus representantes y directamente a través de la iniciativa y referéndum.

• Por cuenta propia deberán también estudiar las principales funciones del poder legislativo,
ejecutivo y judicial. Respecto del PEN deberán conocer las funciones del jefe de gabinete de
ministros

IV.- Control judicial suficiente de las decisiones administrativas

• Fernández Arias Elena y otros c/ Poggio Marta del Campo”, 19 de septiembre de 1960 (Fallos
247:646)

RESUMEN DE LOS HECHOS

El Congreso sancionó las leyes 13.246, 13.897 y 14.451, que ordenaban al Poder Ejecutivo a
organizar en el Ministerio de Agricultura las Cámaras Regionales Paritarias de Conciliación y
Arbitraje obligatorio, y una Cámara Central.

Estas cámaras estaban integradas por representantes de los propietarios de terrenos rurales y de
los arrendatarios y aparceros.

Creados los organismos, se organizaron de la siguiente manera, las Cámaras Regionales tenían
competencia exclusiva en la decisión de todas las cuestiones suscitadas entre arrendadores y
arrendatarios o aparceros, con motivo de los respectivos contratos de arrendamiento o aparcerías
rurales, las decisiones de esta Cámara debían apelarse ante la Cámara Central cuyas decisiones
eran susceptibles del recurso extraordinario ante la Corte Suprema.

El caso se origina por un conflicto entre Fernández Arias y Poggio en el cual la Cámara Regional de
Trenque Lauquen, condenó a Poggio a entregar el predio en cuestión; contra dicho
pronunciamiento, el condenado dedujo recurso extraordinario, que al ser denegado motivó una
queja ante la Corte Suprema, donde impugnó la constitucionalidad de las leyes 13.246, 13.897 y
14.451, ya que por éstas se crearon órganos administrativos dotados de facultades jurisdiccionales
lo que contraria al Artículo 95 de la Constitución Nacional, que impide al Poder Ejecutivo el
ejercicio de funciones judiciales, resulta violatorio el Art. 67 inc. 11 de la Constitución toda vez que
se faculta a las Cámaras Paritarias para resolver sobre materias propias de autoridades judiciales
de las provincias, e incumple el Artículo 18 de la Constitución Nacional, en cuanto se reconoce a
toda persona el derecho de defensa en juicio ante el Poder Judicial. Las leyes cuestionadas extraen
de la esfera judicial ciertos conflictos para que sean resueltos exclusivamente por tribunales
administrativos.

• ¿Que criterio adopta la CSJN en relación con las Cámaras Paritarias de Arrendamientos y
Aparcerías Rurales?

• Según la opinión de la CSJN ¿Qué constituye el reconocimiento de facultades jurisdiccionales


a los órganos administrativos?

• Criterio de la CSJN sobre el tema mencionado en los países como Gran Bretaña y los EEUU

• ¿Qué opinaron, desde antiguo, los tribunales argentinos?

• Según el análisis jurisprudencial de la CSJN ¿Es compatible con la CN, la creación de los
tribunales administrativos?

• ¿A que limitaciones se encuentra sometida la actividad de los tribunales administrativos?

• ¿En que consiste el control judicial suficiente? ¿Qué relación existe entre el control judicial
de los actos administrativos y la división de poderes?

¿Qué criterio adopta la CSJN en relación con las Cámaras Paritarias de Arrendamientos y
Aparcerías Rurales?

La CSJN indicá que las Cámaras son órganos administrativos que ejercen atribuciones de tipo
jurisdiccional.

Según la opinión de la CSJN ¿Qué constituye el reconocimiento de facultades jurisdiccionales a


los órganos administrativos?

La CSJN manifiesta que el reconocimiento de facultades jurisdiccionales a órganos administrativos


es un aspecto que atribuye nueva fisonomía al principio de división de poderes, es uno de los
modos de responder pragmáticamente a las exigencias de la realidad, asentado ello e la idea de
una administración ágil, eficaz y dotada de competencia amplia que resguarde intereses colectivos
de contenido económico y social.

Criterio de la CSJN sobre el tema mencionado en los países como Gran Bretaña y los EEUU

De forma similar a Argentina, EEUU y Gran Bretaña confían el ejercicio de la función jurisdiccional
a magistrados específicamente encargados de desempeñarla, de forma independiente y
diferenciada. En Gran Bretaña muchos tribunales administrativos intervienen en cuestiones sobre
tarifas, impuestos, cargas ferroviarias, beneficios de la seguridad social, pensiones de guerra,
indemnizaciones por perdida de derechos reales producto de actos administrativos, excepciones al
servicio militar. Ocurre similar en EEUU, donde la multiplicación de organismos administrativos
con potestades cuasi judiciales representa “ uno de los más dramáticos desenvolvimientos legales
de los últimos 50 años.

¿Qué opinaron, desde antiguo, los tribunales argentinos?


Los tribunales argentinos han declarado la validez de disposiciones equivalentes que rigieron o
rigen en el orden nacional. Así la Corte ha resuelto que es compatible con la Constituciones crear
órganos, procedimientos y jurisdicciones -administrativas- con el fin de hacer más efectiva y
expedita la tutela de los intereses públicos, producto de la creciente complejización de las
funciones asignadas a la Administración.

Según el análisis jurisprudencial de la CSJN ¿Es compatible con la CN, la creación de los
tribunales administrativos?

Es compatible la creación de tribunales administrativos con la Constitución Nacional, pues se busca


hacer más efectiva y rápida la tutela de los intereses públicos, producto del aumento en la
complejidad de las funciones de la administración.

¿A que limitaciones se encuentra sometida la actividad de los tribunales administrativos?

Se encuentra sometido a límites de jerarquía constitucional, es decir, deben acatarla, adaptarla


respetando su esencia. Otra limitación consiste en que los pronunciamientos de los órganos
administrativos quedan sujetos a control judicial suficiente para impedir que dichos órganos
ejerzan un poder discrecional, sin revisión ulterior.

En que consiste el control judicial suficiente? ¿Qué relación existe entre el control judicial de los
actos administrativos y la división de poderes?

El control judicial suficiente implica a) reconocimiento a los litigantes del derecho a interponer
recurso ante los jueces ordinarios; b) negación a los tribunales administrativos de la potestad de
dictar resoluciones finales en cuanto a los hechos y al derecho controvertidos, con excepción de
los supuestos en que, existiendo opción legal, los interesados hubiesen elegido la vía
administrativa, privándose voluntariamente de la judicial. La mera facultad de deducir recurso
extraordinario basado en inconstitucionalidad o arbitrariedad, no satisface las exigencias que en la
especie han de tenerse por imperativas. Una interpretación contraria sería violatoria del art. 18 de
la Constitución Nacional que, en supuestos como el del caso, garantiza a los habitantes del país el
derecho a ocurrir ante un órgano judicial en procura de justicia; y también del principio de la
división de los poderes, cuya adecuación a las necesidades de la vida contemporánea no autoriza
un total desposeimiento de atribuciones en perjuicio del Poder Judicial.

Control judicial de actos administrativos y división de poderes están íntimamente relacionados,


pues este último si bien debe adecuarse a la realidad y necesidades de la vida contemporánea, no
debe vulnerarse, ello ocurriría si se quita al poder judicial sus atribuciones, y otorgándosele a un
órgano de otra naturaleza. De esta manera, mediante el control, se continúa manteniendo la
división de poderes consagrada en nuestra Constitución Nacional.

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