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APUNTES SOBRE EL ANGLICANISMO Y DIÁLOGO ECUMÉNICO


Arzobispado de San Juan de Cuyo

La Iglesia Anglicana tiene su origen por una situación que es bien conocida en la
Historia Universal y que cualquiera puede buscar e informarse al respecto. De un
modo unilateral, Enrique VIII, Rey de Inglaterra entre 1534 y 1547, cortó relaciones
con la Santa Sede, creando una iglesia nacional cuya cabeza máxima era él mismo.
Quienes como San Juan Fisher (1491 - 1535), Obispo de Rochester, y Santo Tomas
Moro (1478 -1535), esposo, padre de familia y Lord Canciller de Inglaterra se
resistieron, padecieron el martirio entre otros, además de los que sufrieron
persecución. Con los obispos que cedieron a las presiones del Rey comenzó a
organizarse la Iglesia Anglicana independiente de la Iglesia Católica Apostólica,
rompiendo el vínculo de comunión que las unía. Durante el reinado de Eduardo VI,
hijo de Enrique VIII, entró en vigencia el Libro de Oración Común (1550), el texto de
referencia para el anglicanismo. En él se modificó, adaptó y cambió el sentido del
ritual romano de la ordenación de diáconos, presbíteros y obispos. Esto afectó la
“forma del sacramento” incurriendo en un error sustancial que negaba la esencia del
sacramento del Orden Sagrado y la categoría de memorial de la Eucaristía,
despojándola del carácter de sacrificio y negando la transubstanciación. Durante el
reinado de la reina católica María Tudor (1553 - 1558) buscó acercarse a la
comunión con Roma, pero al revisar el rito con que se habían ordenado diáconos,
presbíteros y obispos se llegó a la conclusión que estas ordenaciones tenia defecto
de forma y de intención por lo que eran inválidas. La cuestión pasó a un periodo de
silencio y ambas iglesias, Anglicana y Católica, siguieron sus propios caminos.
Hasta que en el siglo XIX los el anglicanismo postulo la Teoría de las Tres Ramas.
Esta teoría enseña que la verdadera Iglesia de Jesucristo está compuesta por tres
ramas; cada rama es una iglesia en la que los obispos tienen sucesión apostólica
desde Nuestro Señor Jesucristo hasta el presente.

Las tres ramas serían: católicos, ortodoxos y anglicanos. Esta teoría fue rechazada
tanto por católicos como ortodoxos, ya que ambas iglesias han consagrado a sus
obispos y sacerdotes con los ritos y formas inmemoriales que se remontan hasta la
primitiva Iglesia, mientras que esta práctica en la Iglesia Anglicana se ha
interrumpido al introducir el rey Eduardo VI en 1550 el Libro de Oración Común,
modificando la forma de transmitir el Orden Sagrado. La cuestión no se resolvió y
fue reactivada hacia finales del siglo XIX, donde anglicanos y católicos comenzaron
un proceso de acercamiento 1 . Al plantearse de nuevo el tema de la validez de la
ordenación y presentarse la necesidad de resolverlo, el Papa León XIII crea, en
1896, una comisión para estudiar el tema. El 13 de setiembre de 1896 con la Bula
Aspostolicae curae la cuestión de las ordenaciones en la Iglesia Anglicana queda
resuelta: para el caso de los presbíteros anglicanos que quieran pasar a la Iglesia
Católica se establece la necesidad de ordenarlos de nuevo según el rito católico.
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El Papa León XIII concluyó que las formas del Ordinal del rey Eduardo VI (de 1550)
no expresan el significado sacramental del Orden Sagrado tal como lo comprende la
Iglesia Católica y por eso no son suficientes para conferir la gracia de este
sacramento. El Papa León XIII enfatizó que la gracia y potestad principal del
sacerdocio es la gracia de consagrar y de ofrecer el sacrificio del Cuerpo y Sangre
de Jesucristo. Específicamente sobre la ordenación episcopal usada por los
anglicanos, León XIII 1 Se propusieron ahondar en un tema común de estudio y
abordarlo desde la perspectiva católica y también anglicana. Se eligió como tema
para este dialogo la cuestión de la validez de la ordenación. señala que la formula
consagratoria no indica que el Obispo es Sumo Sacerdote con plenitud del
sacerdocio ministerial. Esta referencia se había eliminado de la oración de
consagración del Obispo, por lo que el Papa concluyó que también la ordenación
episcopal es inválida. En síntesis, el episcopado y el sacerdocio anglicano no
coinciden con el concepto de episcopado y sacerdocio ministerial católico. Esta
postura de la Iglesia Católica ante el ministerio episcopal y el sacerdocio ministerial
anglicano se ha mantenido así desde la Bula Apostolicae Curae del Papa León XIII.
No obstante esto, el surgimiento, crecimiento y recepción del movimiento
ecuménico, especialmente desde el Concilio Vaticano II, ha propiciado un progresivo
acercamiento entre la Iglesia Católica y las iglesias surgidas de la Comunión
Anglicana; pasos lentos pero hacia la unidad. Es dentro de la Iglesia Anglicana
donde existen diversas ramas: la Comunión Anglicana, el Movimiento Anglicano de
Continuación (donde se encuentra la Iglesia Católica Anglicana) y la Iglesia
Episcopal Reformada. La rama histórica de la Iglesia Anglicana es la Comunión
Anglicana, una fraternidad amplia de 40 provincias autónomas de dependencia
mutua que están en plena comunión con el Arzobispo de Canterbury. Asimismo,
dentro del anglicanismo, se pueden distinguir tres clases de anglicanos en lo que
respecta a las doctrinas bíblicas, católicas y liberales: la “High Church”, la “Low
Chruch” o anglicanos evangélicos y los Liberales.

No profundizaremos en cada uno de ellos para no hacer tan extenso el artículo.


Dentro del anglicanismo se encuentra la Iglesia Católica Anglicana. Es un
desprendimiento de la Iglesia Anglicana; no de la Iglesia Católica Apostólica. La
Iglesia Católica Anglicana forma parte del llamado Movimiento de Continuación 2
que ha dado origen a varias Iglesias salidas de la Comunión Anglicana, que se
separaron de la comunión con la máxima autoridad anglicana, el arzobispo de
Canterbury. En efecto, en 1976 se realizó la Convención General de la Iglesia
Episcopal de los Estados Unidos, que aprobó, entre otras cosas, el acceso de las
mujeres al sacerdocio y al episcopado y una nueva versión del Libro de Oración
Común (editado por encargo de Eduardo VI de Inglaterra en 1150 y sucesivamente
modificado).
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Las innovaciones que trajo esta Convención General no cayeron bien a todos los
anglicanos. Muchos laicos y clérigos anglicanos se reunieron en el llamado
Congreso de St. Louis (Misuri) haciendo una declaración fundamental, la Afirmación
de San Luis, en la cual rechazaban las posturas liberales del anglicanismo.

Esto estableció una ruptura. Quienes la sostenían se autodenominaron


“continuantes” de la tradición más ortodoxa del anglicanismo (el anglicanismo desde
su origen en siglo XVI hasta 1976). En una toma de postura fuerte ante el
anglicanismo liberal. La Afirmación de San Luis se propone “continuar” la línea más
conservadora de la Iglesia anglicana y preservar conceptos como: católicos en lo
que respecta al culto y al ecumenismo, aceptando los siete sacramentos católicos,
las imágenes icónicas del catolicismo, y el ecumenismo con la Iglesia católica. A
esto 2 El Movimiento Anglicano de Continuación es un grupo de iglesias cristianas
herederas de la tradición anglicana que, bajo el liderazgo y la dirección del Obispo
Albert Arthur Chambers, se separó de la Comunión anglicana de Canterbury o de
alguna provincia de ella, debido a su rechazo hacia lo que perciben como un
alejamiento de la ortodoxia por la iglesia oficial de Canterbury.

En la Afirmación de San Luis se expresa la determinación de "seguir en la fe


católica, el orden apostólico, la adoración ortodoxa y el testimonio evangélico de la
iglesia anglicana tradicional, haciendo todas las cosas necesarias para la
continuación de la misma". debemos agregar un empeño en regresar a las fuentes
de la vida de la Iglesia primitiva y al estudio de los Santos Padres. Pero al
autodefinirse “Continuadores” no lo hacen en función de la tradición de la Iglesia
Católica Apostólica sino de la más genuina tradición anglicana, en la que el
ministerio ordenado no coincide, tal como lo señaló oportunamente el Papa León
XIII en Apostolicae Curae, con el ministerio ordenado en la Iglesia Católica ni en la
comprensión de la Santísima Eucaristía como sacrificio que se consagra y se ofrece
por la salvación de todos los hombres con carácter de Memorial, negando así la
transubstanciación del pan y vino en el Cuerpo y la Sangre del Señor.

De este tronco, y no de la Iglesia Católica Apostólica, se desprende la Iglesia


Católica Anglicana; una Iglesia que viene de la Iglesia Anglicana que perdió la
sucesión apostólica al modificar la forma de la ordenación episcopal y sacerdotal
con el ordinal del Rey Eduardo VI y en la que la celebración de la Santa Misa no
tiene el mismo valor y significado de salvación que tiene para los católicos. Para los
anglicanos y para las iglesias que surgieron de su seno el ministerio sacerdotal no
tiene su principal potestad sagrada en la consagración y el ofrecimiento del Cuerpo
y la Sangre de Cristo y en el perdón de los pecados sino en la predicación.
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En el caso de un sacerdote católico que pasa al anglicanismo, al separase de la


Iglesia Católica el sacerdocio válidamente recibido queda intacto pero pierde la
licitud para ejercerlo, apartándose de la comunión con el Romano Pontífice y el
Colegio Episcopal unido a él, rompiendo el vínculo con la Iglesia e incurriendo en
una ofensa a la fe de la Iglesia, configurando el delito tipificado en Código de
Derecho Canónico vigente en el canon 1364,4 .

Por tanto, y a modo de síntesis, las características para estar en plena comunión en
la Iglesia Católica son: el bautismo por el cual la persona se une a Cristo dentro de
la estructura visible de la Iglesia, los vínculos de la profesión de fe, los sacramentos
y el régimen eclesiástico; es decir, bajo el gobierno del Sucesor de Pedro y de los
obispos en comunión con él. Dentro de la única Iglesia de Cristo, en la que subsiste
la Iglesia Católica 6 , no existen ramas sino ritos. Esto no quiere decir que la Iglesia
Católica no reconozca otras Iglesias no Católicas que se encuentran en vías de
comunión a través del diálogo ecuménico. Como se puede apreciar por lo dicho
anteriormente, las únicas diferencias entre la Iglesia Católica y la Iglesia Anglicana
no son únicamente la sujeción filial al Romano Pontífice o la disciplina del celibato
eclesiástico; existen otras que atañen a la doctrina.

CATEQUESIS SOBRE EL DIÁLOGO ECUMÉNICO

¿Qué es el ecumenismo?
Es un movimiento cristiano nacido hacia principios del siglo XX, en ambientes
misioneros protestantes y anglicanos, con el deseo de testimoniar juntos el
Evangelio de 4 1364 § 1. El apóstata de la fe, el hereje o el cismático incurren en
excomunión latae sententiae, quedando firme lo prescrito en el c. 194 § 1, 2; el
clérigo puede ser castigado además con las penas enumeradas en el c. 1336 § 1, 1,
2 y 3. § 2. Si lo requiere la contumacia prolongada o la gravedad del escándalo, se
pueden añadir otras penas, sin exceptuar la expulsión del estado clerical. 5 Cfr. c.
205; Lumen Gentium 8. 6 Cfr. Lumen Gentium 8. Jesucristo entre los pueblos
paganos, para lo cual se debería llegar a ser miembros de la sola Iglesia de Cristo.
Como indica el concilio Vaticano II, “esta gracia ha llegado a muchas almas
dispersas por todo el mundo, e incluso entre nuestros hermanos separados ha
surgido, por el impuso del Espíritu Santo, un movimiento dirigido a restaurar la
unidad de todos los cristianos. En este movimiento de unidad, llamado ecuménico,
participan los que invocan al Dios Trino y confiesan a Jesucristo como Señor y
salvador, y esto lo hacen no solamente por separado, sino también reunidos en
asambleas en las que conocieron el Evangelio y a las que cada grupo llama Iglesia
suya y de Dios” (cf. Decreto Unitatis Redintegratio n° 1).
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¿Quiénes pueden participar del diálogo ecuménico?


“El empeño por el restablecimiento de la unión corresponde a la Iglesia entera,
afecta tanto a los fieles como a los pastores, a cada uno según su propio valor, ya
en la vida cristiana diaria, ya en las investigaciones teológicas e históricas”(cf.
Decreto Unitatis Redintegratio n° 5).
El diálogo ecuménico cabe en todos aquellos cristianos que no hayan abandonado
la base común y las verdades principales del Evangelio, aunque guarden algunas
diferencias. En efecto, el diálogo ecuménico se da con las iglesias de tradición
ortodoxa, con las iglesias de comunión anglicana y con las iglesias del
protestantismo histórico. Quienes no pueden participar de un auténtico diálogo
ecuménico son quienes han perdido o nunca aceptaron el núcleo de la fe cristiana
profesada en los credos: las innumerables sectas cristianas que se auto constituyen
independientemente de las tradiciones cristianas y las comunidades aisladas de
regímenes congregacionistas. Por tanto, un auténtico diálogo ecuménico no se
puede dar de hecho con cualquier grupo o secta cristiana; es necesario verificar en
qué tradición cristiana se ensambla o se origina.

¿Qué es necesario para la plena comunión con la Iglesia Católica, Apostólica y


Romana?
Como lo enseña el concilio Vaticano II, “para el establecimiento de su santa Iglesias
en todas partes y hasta el fin de los tiempos, confió Jesucristo al Colegio de los
Doce el oficio de enseñar, de regir y de santificar. De entre ellos destacó a Pedro,
sobre el cual determinó edificar su Iglesia, después de exigirle la profesión de fe; a
él prometió las llaves del reino de los cielos y previa la manifestación de su amor, le
confió todas las ovejas, para que las confirmara en la fe y las apacentara en la
perfecta unidad, reservándose Jesucristo el ser El mismo para siempre la piedra
fundamental y el pastor de nuestras almas. Jesucristo quiere que su pueblo se
desarrolle por medio de la fiel predicación del Evangelio, y la administración de los
sacramentos, y por el gobierno en el amor, efectuado todo ello por los Apóstoles y
sus sucesores, es decir, por los Obispos con su cabeza, el sucesor de Pedro,
obrando el Espíritu Santo; y realiza su comunión en la unidad, en la profesión de
una sola fe, en la común celebración del culto divino, y en la concordia fraterna de la
familia de Dios” (cf. Decreto Unitatis Redintegratio n° 2). Por tanto, se encuentran en
plena comunión con la Iglesia Católica “los bautizados que se unen con Cristo
dentro de la estructura visible de aquélla, es decir, por los vínculos de fe, de los
sacramentos y del régimen eclesiástico” (cf. Código de Derecho Canónico n° 205).
¿Cuáles son las características de las Iglesias de la comunión anglicana? Las
Iglesia de Inglaterra, con su sede en Canterbury, es el lazo de unión de todas las
Iglesias que, habiendo rechazado el papado, mantienen entre sí notable comunión a
través del Libro de Oración Común, los 39 artículos de fe y las Conferencias de
Lambeth que se celebran cada 10 años desde 1867.
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En estas iglesias de comunión anglicana coexisten tres grandes corrientes: la anglo-


católica; la anglo-evangélica y la anglo-liberal.

¿Cuál es el origen de la Iglesia Católica Anglicana (Movimiento Anglicano de


Continuación)?
La Iglesia católica anglicana es un grupo de iglesias cristianas surgidas desde el
seno de las iglesias de la comunión y tradición anglicana y partícipes del Movimiento
Anglicano de Continuación que comenzó con el Congreso de Luis en Estados
Unidos en 1977. Este Congreso fue organizado como respuesta de oposición a la
decisión de la Iglesia nacional estadounidense de la Comunión anglicana, para
permitir la ordenación de mujeres al sacerdocio y al episcopado, y por otra parte,
como reacción ante la reformulación del Libro de Oración Común de los anglicanos.
Uno de los objetivos de este movimiento, y de esta iglesia en particular, es mantener
la Tradición apostólica en cuanto a que el clero esté compuesto solamente por
hombres, aunque pudiendo éstos estar casados. Otro objetivo es conservar el uso
histórico de las formas litúrgicas anglicanas. Por estas razones fundaron una nueva
iglesia, la Iglesia Anglicana de Estados Unidos, nombre que posteriormente fue
cambiado por el de Iglesia Católica Anglicana.

¿Cómo es el estado del diálogo ecuménico entre la Iglesia Católica y las


Iglesias de Comunión Anglicana?
Las relaciones y diálogos entre anglicanos y católicos-romanos se han complicado
de manera notoria en los últimos años. En efecto, cuando los obispos anglicanos se
reunieron en Lambeth en 1988, aprobaron la posibilidad de ordenar a mujeres para
el episcopado. Sin embargo, el intento de diálogo, la oración común y la búsqueda
de comunión aún son vigentes. La Iglesia Católica Anglicana ¿está en plena
comunión con la Iglesia Católica, Apostólica y Romana? Teniendo en cuenta que
están plenamente incorporados a la Iglesia Católica Apostólica Romana “quienes,
poseyendo el Espíritu de Cristo, aceptan la totalidad de su organización y todos los
medios de salvación establecidos en ella, y en su cuerpo visible están unidos con
Cristo, el cual la rige mediante el Sumo Pontífice y los Obispos, por los vínculos de
la profesión de fe, de los sacramentos, del gobierno y comunión eclesiástica” (cf.
Constitución Dogmática Lumen Gentium n° 19), la Iglesia Católica Anglicana no
permanece en plena comunión por su rechazo al papado y por algunas diferencias
en la doctrina y en la praxis sacramental.
Bibliografía
Documentos del concilio Vaticano II
Código de Derecho Canónico Bosch, J.,
Para comprender el ecumenismo, Estella 2012.
Congar, Y., Iniciación al ecumenismo, Barcelona 1965. Congar, Y.,
Cristianos desunidos, Estella 1967. Congar, Y.,
Cristianos en diálogo, Estella 1967. Kasper, W.,
Caminos de unidad. Perspectivas para el ecumenismo, Madrid 2008. Kasper, W.,
Cosechar los frutos. Aspectos básicos de la fe cristiana en el diálogo ecuménico, Santander 2010. Kasper, W.,
Caminos hacia la unidad de los cristianos.
Escritos de ecumenismo I, Santander 2014. Kasper, W., - La unidad en Jesucristo. Escritos de ecumenismo II, Santander 2016.

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