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XIV CNIS CRITERIOS GENERALES PARA LA DEFINICIÓN DE

ESPECTROS SÍSMICOS DE SITIO

Mario Ordaz Schroeder (1,2) y Leonardo Veras Felipe (2)

Magistral 6

RESUMEN

En este trabajo se presenta un panorama general de los problemas involucrados en la determinación


de espectros de sitio, desde la evaluación del peligro sísmico tanto en terreno firme, pasando por la
incorporación de los efectos de sitio, hasta consideraciones que involucran conceptos de análisis
estructural y diseño óptimo. Se presentan también algunas alternativas de solución que los autores
han empleado durante varios años de práctica profesional en esta materia. La intención principal de
este escrito es iniciar un debate entre la comunidad interesada, que conduzca a criterios que,
aceptados por la profesión, se impongan como obligatorios a los estudios de este tipo que se hagan
en el futuro.

ABSTRACT

This work presents a general overview of the problems involved in the determination of site-
specific design spectra, from the evaluation of seismic hazard on firm ground and the inclusion of
site effects, to concepts of structural analysis and optimum design. Some alternative solutions to
these problems, which the authors have used during several years of professional practice on the
matter, are presented. The main purpose of this paper is to start discussions among the professional
community that might lead to criteria which, accepted by the professionals, could become
mandatory for studies of the kind that will be performed in the near future.

INTRODUCCIÓN

Hasta hace pocos años, el diseño por sismo de estructuras convencionales se llevaba a cabo usando como
fuerzas de diseño las estipuladas en reglamentos de construcción. Cuando en el sitio de interés se contaba
con normatividad local, de ella se tomaban las fuerzas de diseño; cuando no, se utilizaban normas de
alcance nacional, como los manuales de la SOP, la SAHOP y la CFE, que sin ser de uso obligatorio, han
servido durante muchos años como guías de diseño para sitios sin normatividad propia. Finalmente, en
casos extremos se llegaba a aplicar para un sitio normas de otras localidades, en ocasiones cometiendo
graves errores, no siempre del lado de la seguridad. El uso de espectros de diseño determinados

(1)
Instituto de Ingeniería, UNAM, Ciudad Universitaria, Coyoacán 04510, DF. mors@pumas.iingen.unam.mx
(2)
ERN Ingenieros Consultores S.C. Camino al Desierto de los Leones 46-2, San Ángel, Álvaro Obregón 01000, DF.
lvf@ern.com.mx

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Sociedad Mexicana de Ingeniería Sísmica, A. C.

específicamente para un sitio y una estructura en particular, también conocidos como espectros de sitio,
estaba reservado para obras importantes, como las grandes presas y centrales eléctricas.

Hasta la fecha, todas las normas oficiales de diseño por sismo que se han usado en nuestro país
han incluido ciertas formas de zonificación. Desde el punto de vista de la sismicidad regional, las normas
de alcance nacional (SOP, SAHOP, CFE) han considerado a la República Mexicana dividida en cuatro
zonas sísmicas, estipulando que el diseño debe ser igual para todas las estructuras del mismo tipo que
estén localizadas en una misma zona. Desde el punto de vista de las condiciones del suelo, o efectos de
sitio, las normas mexicanas, nacionales y locales, han clasificado los suelos en unos cuantos tipos
(generalmente dos o tres), señalando también criterios de diseño iguales para estructuras desplantadas en
todos los suelos que sean clasificados como de un mismo tipo.

Estas zonificaciones se han hecho siempre de manera conservadora, lo cual significa, en este
contexto, que las fuerzas de diseño que la norma especifica para una zona (o tipo de suelo) son las que
corresponden al peor sitio de esa zona (o tipo de suelo), con lo que quedan cubiertos los otros sitios de la
misma zona (o tipo de suelo).

Lo anterior implica que, al menos en teoría, todos los sitios de una misma zona, con excepción del
peor, están sobrediseñados, tanto más cuanto más se acerquen a la frontera con otra zona en que se
estipulen fuerzas de diseño inferiores. Este aparente sobrediseño está, al menos en parte, justificado por
las grandes incertidumbres presentes en el problema, en especial las asociadas a los efectos de sitio.

En los años recientes, y como resultado de un aparente aumento en la capacidad de la comunidad


ingenieril para estimar tanto el tamaño de los movimientos del suelo que se presentarán durante sismos
futuros, como sus frecuencias de ocurrencia, se ha difundido el uso de espectros de sitio para diseñar ya
no sólo grandes obras, sino también estructuras convencionales.

En muchos casos, el deseo de usar espectros de sitio proviene de una legítima intención de
optimizar recursos. Evidentemente, si mediante estudios específicos se descubre, por ejemplo, que la obra
de interés está desplantada sobre un suelo que no es el peor de su tipo, no hay razón para usar las fuerzas
de diseño que corresponderían al peor de los suelos de ese tipo. En otros casos, desafortunadamente, el
deseo de usar espectros de sitio tiene intenciones menos racionales, por lo que parece conveniente que se
establezcan bases objetivas que permitan juzgar la calidad y pertinencia de un espectro de sitio.

En el presente trabajo se presenta un panorama general de los problemas involucrados en la


determinación de espectros de sitio, junto con algunas alternativas de solución que los autores han
empleado durante varios años de práctica profesional en esta materia. La intención principal de este
escrito es iniciar un debate entre la comunidad interesada, que conduzca a criterios que, aceptados por la
profesión, se impongan como obligatorios a los estudios de este tipo que se hagan en el futuro.

PLANTEAMIENTO GENERAL DEL PROBLEMA

Idealmente, un espectro de sitio debe ser una representación precisa y realista de las respuestas que los
sismos inducirán en las estructuras desplantadas en el sitio de interés con una frecuencia de excedencia
conocida y razonable. Las partes clave de la oración anterior son “representación realista” y “frecuencia
de excedencia conocida”.

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XIV Congreso Nacional de Ingeniería Sísmica, Guanajuato-León, México, Noviembre de 2003

En efecto, para fines de diseño, de poco serviría conocer exactamente el espectro que producirá un
temblor si no se sabe si éste se presentará cada 10 años o cada 1000 años. Por otra parte, no sería útil
conocer con precisión la frecuencia de excedencia de las ordenadas de un espectro en terreno firme si no
se sabe cómo hacer intervenir los efectos de sitio.

Por otra parte, ambos problemas –estimación de formas espectrales y estimación de sus
frecuencias de ocurrencia- están fuertemente ligados. Tradicionalmente, aunque como veremos más
adelante no es imprescindible hacerlo así, el problema se ha dividido en dos partes, que usualmente se
ejecutan en este orden: 1) estimación de espectros y frecuencias de excedencia en terreno firme; y 2)
estimación en terreno blando mediante la inclusión de los efectos de sitio. En los párrafos siguientes
daremos detalles sobre estos procedimientos de estimación e iremos señalando los problemas
involucrados.

ESTIMACIONES EN TERRENO FIRME

Esta es la parte más estudiada del problema. Aunque no es el propósito de este artículo profundizar sobre
la manera de llevar a cabo las estimaciones de peligro sísmico, sí conviene tener en mente los principios
generales. Interesa calcular qué tan frecuentemente se exceden, en un sitio de interés, valores de cierta
intensidad sísmica A. Qué intensidad elegir para el análisis depende de qué tipo de estructuras se esté
considerando. Para el caso de edificios convencionales, la intensidad relevante es generalmente la
ordenada del espectro elástico de seudoaceleración para ciertos valores de periodo estructural y
amortiguamiento; cuando se están determinando espectros de sitio, el análisis se hace generalmente para
periodos estructurales entre 0 y 5 seg y, típicamente, para un amortiguamiento de 5% del crítico.

El procedimiento de cálculo de tasas de excedencia se debe a Esteva (1970), y la ecuación básica


es la siguiente:

N M Ui
dλ i ( M )
ν( a ) = ∑ ∫ −
dM
Pr( A > a | M , Ri )dM (1)
i = 1 M 0i

donde ν(a) es la frecuencia -o tasa- de excedencia de la intensidad a, λi(M) es la tasa de excedencia de las
magnitudes, M, de los temblores originados en la fuente i (también llamada la sismicidad de la fuente i), y
el término Pr(A>a|M,Ri) es la probabilidad de que la intensidad en el sitio de interés, A, exceda un valor
dado, a, si en la fuente i, que se encuentra a distancia Ri del sitio de interés, ocurre un temblor con
magnitud M. Los límites de integración en la ecuación anterior son las magnitudes mínima y máxima que
pueden producirse en la i-ésima fuente, mientras que N es el número total de fuentes sísmicas
consideradas en el análisis.

Usualmente, el término Pr(A>a|M,Ri) se calcula de la siguiente manera:

⎡ 1 M ( M , Ri ) ⎤
Pr( A > a | M , Ri )dM = Φ ⎢ ln A ⎥ (2)
⎣σ a ⎦

Esta expresión se deriva de suponer que, dadas una magnitud M y una distancia Ri, la intensidad A
tiene una distribución de probabilidades lognormal con mediana MA(M,Ri) y desviación estándar del
logaritmo natural igual a σ. A la variación de MA(M,Ri) como función de M y Ri se le conoce como ley de

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atenuación de la intensidad A. Las leyes de atenuación pueden tener formas muy variadas, pero una típica
es la siguiente:

ln M A ( M , R ) = a0 ( T ) + a1 ( T )M + a 2 ( T )R + a3 ( T ) ln R (3)

donde a0(T), a1(T), a2(T) y a3(T) son, en general, funciones del periodo estructural T asociado a la
intensidad de interés. Estas funciones suelen determinarse por procedimientos empíricos o semiempíricos,
utilizando datos registrados en estaciones acelerométricas localizadas en terreno firme. Aunque en nuestro
país no existe un acuerdo general en cuanto a la definición del terreno firme, las instituciones que instalan
y operan redes acelerométricas tratan de ubicar sus estaciones de terreno firme en sitios en donde no hay
evidencias claras de la existencia de depósitos de suelo blando. Sin embargo, una definición más
cuantitativa sería deseable.

Cuando no se cuenta con datos acelerométricos locales, es común utilizar leyes de atenuación
obtenidas para otras regiones del mundo que guardan similitud con la región en estudio, principalmente en
cuanto a mecanismos focales de los sismos y a características geológicas de los materiales que las ondas
sísmicas atraviesan en su trayecto fuente-sitio. Sin embargo, la decisión de utilizar leyes de atenuación de
otras regiones debe ser tomada cuidadosamente puesto que, como es evidente, el peligro sísmico calculado
depende fuertemente de las leyes de atenuación empleadas.

Como puede observarse en las expresiones anteriores, para poder calcular las tasas de excedencia
de valores de intensidad, es necesario contar con los siguientes elementos: 1) una división del territorio en
estudio en fuentes sísmicas; 2) las funciones λi(M) que caracterizan la sismicidad de cada una de estas
fuentes; y 3) leyes de atenuación de las intensidades relevantes.

1E+01
Tasa de excedencia (1/año)

1E+00 T=0.0 seg


T=0.15 seg
1E-01 T=0.3 seg
T=0.5 seg
1E-02 T=1.0 seg
T=2.0 seg
1E-03 T=3.0 seg

1E-04
10 100 1000 10000
A (gal)

Figura 1. Tasas de excedencia de aceleraciones espectrales, A, para varios periodos estructurales, T, en el


puerto de Acapulco.

El proceso de cálculo de las tasas de excedencia de intensidades es, como se aprecia,


relativamente complejo. Sin embargo, estas curvas, para intensidades en terreno firme en toda la

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República Mexicana, se encuentran publicadas en el programa PSM (1996). Por esta razón, no
necesariamente tendrían que ser recalculadas cada vez que se quiera determinar un espectro de sitio. En la
figura 1 se presentan ejemplos de estas curvas, obtenidas del programa PSM, para el puerto de Acapulco;
estas curvas definen el llamado peligro sísmico de este sitio.

Otra manera práctica de representar el peligro sísmico de un sitio es mediante sus espectros de
peligro uniforme. Estos espectros se construyen dibujando, como función del periodo estructural, las
ordenadas espectrales asociadas al mismo periodo de retorno. En la figura 2 se muestran los espectros de
peligro uniforme determinados a partir de las curvas de la figura 1, para periodos de retorno de 100 y 500
años.

Aunque existen otras maneras de representar el peligro sísmico de un sitio, las dos que se han
señalado aquí son las más comúnmente usadas y las de mayor utilidad práctica para nuestros fines.

1800
1600
1400
1200
A (gal)

1000 Tr=100 años


800 Tr=500 años
600
400
200
0
0 1 2 3
T (seg)

Figura 2. Espectros de peligro uniforme (seudoaceleraciones, A, 5% del amortiguamiento crítico) para


dos periodos de retorno, Tr, en el puerto de Acapulco, Guerrero.

EFECTOS DE SITIO

Como hemos visto, para las estimaciones de peligro sísmico en terreno firme se utilizan leyes de
atenuación que han sido derivadas usando datos registrados en sitios de terreno firme. Sin embargo,
muchos de los sitios en que se construyen obras civiles no pueden considerarse de terreno firme, por lo
que es necesario incluir las modificaciones que sobre las ondas sísmicas producen los depósitos de suelo
locales. Estas modificaciones, que se conocen como efectos de sitio, consisten, en términos generales, en
cambios en el contenido de frecuencia de los movimientos del suelo esperados, que usualmente implican
amplificaciones, a veces considerables, en ciertas zonas del espectro.

Como se ha documentado en numerosas ocasiones, los efectos de sitio son cruciales para el
peligro sísmico de un sitio, por lo que es imprescindible incluirlos cuidadosamente en los análisis. No es el

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propósito de este artículo profundizar en las técnicas de estimación de efectos de sitio, pero consideramos
importante esbozar, comentar y señalar limitaciones de aquéllas que, en la experiencia de los autores, son
útiles y aplicables en la práctica profesional.

Existen varias técnicas para estimar efectos de sitio en terreno blando, que podrían clasificarse en
dos tipos: teóricas y experimentales. Dentro de las técnicas teóricas se encuentran los procedimientos de
modelado del suelo a partir del conocimiento de sus características mecánicas. Dentro de las técnicas
experimentales se incluyen los procedimientos de análisis de registros de vibración ambiental o de
registros de temblores fuertes obtenidos en el terreno estudiado.

Modelado a partir de datos geotécnicos

Una de las principales técnicas utilizadas por los ingenieros geotécnicos para conocer la amplificación
dinámica del suelo consiste en modelarlo suponiendo que está formado por estratos caracterizados por su
espesor, densidad, coeficiente de amortiguamiento y velocidad de onda de corte. Usualmente se supone
que los estratos se extienden infinitamente en sus dimensiones horizontales, por lo que se trata de un
modelo unidimensional (sólo es relevante la dimensión vertical); es común suponer que estos estratos de
suelo se encuentran sometidos a la acción de una onda SH que se propaga verticalmente.

El espesor y la densidad de los estratos pueden conocerse a partir de sondeos geotécnicos y de las
pruebas de laboratorio realizadas a las muestras obtenidas en dichos sondeos. Por otro lado las velocidades
de ondas de corte de los estratos pueden obtenerse mediante correlaciones entre los parámetros obtenidos
de las pruebas geotécnicas y dichas velocidades (Ovando y Romo, 1991; Ohta y Goto, 1976), o mediante
pruebas dinámicas realizadas para tal fin (e.g., la prueba de sonda suspendida).

Un resultado común obtenido del análisis de un modelo geotécnico del suelo es su función de
transferencia, la cual representa la respuesta dinámica del terreno, como función de la frecuencia, hasta la
profundidad explorada en el sondeo geotécnico. En vista de que sólo se mide la amplificación hasta la
profundidad explorada, esta cantidad juega un papel muy importante en la capacidad del modelo para
predecir la respuesta de los depósitos reales. En la práctica esta es una de la principales limitaciones del
método, ya que comúnmente los sondeos geotécnicos se realizan hasta profundidades de 15 m, y en el
mejor de los casos hasta 30 ó 50 m. Muchas veces la interpretación geotécnica de estos sondeos para
establecer un semiespacio resistente con fines de modelación sísmica resulta insuficiente, dando lugar a
dictámenes erróneos sobre las características del suelo. Por ejemplo, en la llamada zona de barra de
Acapulco, ubicada entre Punta Diamante y el Aeropuerto, donde se vienen desarrollando grandes
complejos turísticos en los últimos años, los primeros 30 m de un sondeo de penetración estándar pueden
reportar un número de golpes de alrededor de 30 y una velocidad de ondas de corte de alrededor de 500
m/s, con un periodo predominante de vibrar del orden de 0.2 s, lo cual corresponde a un material de alta
compacidad; sin embargo, mediciones de movimientos fuertes indican que el periodo predominante en la
zona es de 1.2 s, lo cual implica que la profundidad de este material en la zona es de unos 150 m.
Claramente, un modelo que considere sólo los primeros 30 m de los estratos sería inadecuado para
determinar las características dinámicas del terreno.

Por otro lado, cuando las velocidades de ondas de corte en los distintos estratos del suelo no son
determinadas mediante pruebas dinámicas, pueden utilizarse expresiones empíricas que se han obtenido
para distintos tipos de suelo (Ohta y Goto, 1976; Seed e Idriss, 1970; Seed, et al., 1986; Ovando y Romo,
1991). En estas expresiones la velocidad generalmente está en función del número de golpes que se
obtiene de una prueba de penetración estándar; en el caso de las expresiones de Ovando y Romo (1991)

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determinadas para las arcillas del valle de México, la velocidad depende también del grado de
consolidación del suelo. La limitación en el uso de estas expresiones viene del hecho de que el suelo que
se analiza debe tener propiedades mecánicas y dinámicas similares a los suelos a partir de los cuales se
obtuvieron las correlaciones.

Cuando las velocidades de los estratos de suelo se determinan por medio de pruebas dinámicas, la
confiabilidad del modelo es mayor; sin embargo, estas pruebas tienen limitaciones de profundidad de
exploración, y, como se ha señalado, no es muy útil conocer muy bien las velocidades de los primeros
estratos cuando los depósitos van más allá de la profundidad explorada.

Es interesante señalar que cuando los suelos están compuestos por la superposición de distintos
materiales y sedimentos, como ocurre en zonas de gran actividad volcánica o en regiones sometidas a
flujo, acarreo o depósito de materiales, es común encontrar intercalaciones de estratos resistentes a
profundidades medianas y grandes. Generalmente, los sondeos geotécnicos llegan hasta profundidades en
que se encuentran estos estratos, y no se explora la posibilidad de que a mayor profundidad existan otros
estratos blandos, no detectados, que tendrían influencia en el comportamiento dinámico del suelo. Un caso
como este se presenta en la ciudad de Puebla, donde existen zonas en las que se han realizado pruebas
dinámicas para determinar la velocidad de los estratos de suelo a profundidades de entre 50 y 60 m; los
modelos construidos a partir de estas mediciones no fueron capaces de predecir la respuesta dinámica que
se había obtenido de registros de temblores fuertes debido a la presencia de estratos blandos a
profundidades mayores a las exploradas.

Por otro lado, los modelos geotécnicos unidimensionales, como los usados hasta ahora en la
práctica profesional, no siempre son capaces de reproducir la respuesta del suelo, independientemente de
que la profundidad de exploración sea suficiente. En muchos casos esto se debe a la influencia de efectos
de heterogeneidad lateral en el terreno, producida por la disposición y configuración de los materiales. En
estos casos se debe recurrir a modelos 2D y 3D, o en su defecto, a procedimientos experimentales más
robustos, como vibración ambiental o registro de temblores pequeños o fuertes.

Modelado a partir de datos geofísicos

Los estudios geofísicos reportan velocidades de ondas P y S y, con base en ciertos principios, estiman el
peso volumétrico de los materiales, así como los parámetros geodinámicos E (módulo de Young), G
(módulo de Cortante) y ν (módulo de Poisson). Los modelos para analizar el suelo empleando datos
geofísicos son idénticos a los usados con datos geotécnicos.

A diferencia de un estudio geotécnico, que reporta datos en puntos discretos del terreno, un
estudio geofísico reporta datos para un perfil transversal a lo largo o ancho del terreno estudiado, por
medio de los llamados tendidos de refracción, lo cual permite visualizar la variación de las características
dinámicas del terreno en forma continua. Un tendido consiste en la colocación de geófonos (sensores de
velocidad de alta frecuencia) a lo largo de una línea sobre la superficie del terreno y espaciados
uniformemente (véase la figura 3). Mientras más largo sea el tendido, mayor puede ser la profundidad
explorada en el terreno, la cual puede llegar hasta los 150 m o más, dependiendo de la fuente de energía
provocada artificialmente durante la prueba (punto de tiro).

Los resultados de pruebas geofísicas también muestran la variación de las propiedades de los
estratos con la profundidad, aunque muchas veces no es posible definir con precisión el límite inferior del
último estrato registrado. De la misma forma, no es posible conocer en forma detallada la variación de las

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características de los estratos más superficiales del terreno, lo cual sí es posible mediante sondeos
geotécnicos.

Una ventaja del estudio geofísico consiste en que es posible identificar fracturas o fallas en toda la
extensión del terreno. Esto ha sido muy útil en la construcción de puentes, cuyos apoyos se ubican
generalmente en laderas de ríos o terrenos inclinados y rocosos, donde el terreno puede presentar fallas
que den lugar a inestabilidades tanto en la estructura del puente como en el terreno.

Figura 3. Esquema de tendido de refracción sísmica, una de las pruebas realizadas en un estudio
geofísico. El punto de tiro es donde se genera energía artificialmente.

Análisis de vibración ambiental

Una técnica muy usada el los últimos años en la práctica de la ingeniería en México ha sido la evaluación
de efectos de sitio por medio del análisis de registros de vibración ambiental de una sola estación. Este
análisis consiste básicamente en la determinación de cocientes espectrales entre los componentes
horizontales del movimiento del suelo y el componente vertical. Esta idea, utilizada originalmente por
Nakamura (1989), ha sido usada en la microzonificación y evaluación de efectos de sitio en varias
ciudades de la República Mexicana (Lermo et al., 1991; Chávez-García et al., 1994; Gutiérrez et al.,
1996; entre otros). De estos estudios, unos han comparado el alcance y las limitaciones de la técnica
contra lo que resulta de análisis de acelerogramas (Lermo et al., 1991; Chávez-García et al., 1994;
Gutiérrez et al., 1996), encontrándose que para una misma ciudad, algunos puntos arrojan resultados
similares a los de movimiento fuerte y otros no; otros estudios, sólo se han limitado a establecer el periodo
predominante del suelo a partir de vibración ambiental y clasificar sísmicamente de acuerdo con dicho
periodo la zona en estudio (Ferrer y Ramírez,2001; Vera et al., 2001; Chávez, 1999; Ramírez y Martín del
Campo, 1999). En la mayoría de estos últimos estudios no se exploran, o resultan muy limitadas, las
posibles correlaciones de los resultados con los obtenidos a partir de movimientos fuertes, ni se
mencionan los aspectos relacionados con la amplitud del suelo en las ubicaciones estudiadas.

Investigadores de México y otras partes del mundo han evaluado su aplicabilidad y han indicado
las limitaciones que han encontrado en el método (Gutiérrez y Singh, 1992; Lachet y Bard, 1994; Finn,

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1991; Bard et al., 1997). En los párrafos que siguen mencionaremos las bondades y las limitaciones que a
juicio de los autores presenta la técnica en su aplicación para fines de estimación de efectos de sitio.

Los cocientes espectrales de los componentes horizontales al vertical tienen, en teoría, un máximo
en la frecuencia predominante del terreno. Generalmente, para esta frecuencia la curva muestra un pico
bien definido por valle-cresta-valle. Estos picos son más definidos en terrenos formados por depósitos
blandos como los depósitos arcillosos de la ciudad de México, y en terrenos con depósitos aluviales
uniformes como las arenas de la zona de barra de Acapulco (ver figura 4); mientras que son más anchos en
terrenos firmes o intermedios, o compuestos de materiales heterogéneos (ver figura 5).

100 100
Cociente Espectral (H/V)

Cociente Espectral (H/V)


10 10

1 1

0.1 0.1
0.1 1 10 100 0.1 1 10 100
Frecuencia (Hz) Frecuencia (Hz)

Figura 4. Cocientes espectrales obtenidos con la técnica de Nakamura para un sitio en la ciudad de
México (izquierda) y un sitio en la zona de barra de Acapulco (derecha).

100 100
Cociente Espectral (H/V)

Cociente espectral (H/V)

10 10

1 1

0.1 0.1
0.1 1 10 100 0.1 1 10 100
F (Hz) Frecuencia (Hz)

Figura 5. Cocientes espectrales obtenidos con la técnica de Nakamura para un sitio en Aguascalientes
(izquierda) y un sitio en la ciudad de Puebla (derecha).

Se ha observado que el hecho de que los picos estén o no bien definidos depende también del tipo
de sensores utilizados para registrar la vibración ambiental, observándose que, en general, los sensores de
velocidad arrojan picos mejor definidos que los sensores de aceleración. La causa de esto aun no se ha

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definido con precisión, pero se cree que se debe a los intervalos de frecuencia en que uno y otro sensores
son más sensibles.

La precisión en la identificación de la frecuencia predominante del suelo mediante esta técnica es


indiscutible. Por ejemplo, en la Ciudad de México es posible detectar, en diversos puntos del mismo
predio, variaciones de la frecuencia predominante que indican cambios en la profundidad de los depósitos.
Sin embargo, no puede decirse lo mismo de la amplitud relativa obtenida de dichos cocientes. En algunas
ciudades del país donde se ha aplicado la técnica con fines de microzonificación, se muestra que para una
misma ciudad los valores de amplificaciones han sido satisfactorios para algunas ubicaciones comparado
con los valores obtenidos de mediciones de movimiento fuerte (Lermo et al., 1991; Lermo y Chávez-
García, 1994b), mientras que para otras ubicaciones las diferencias son muy importantes y los resultados
obtenidos con la técnica de Nakamura son poco confiables (Gutiérrez y Singh, 1992).

Existen casos en que la identificación de la frecuencia predominante mediante los picos de


amplitud máxima no es posible o resulta difícil, ya sea porque las curvas no definen prominentemente
tales picos, o porque el terreno resulta relativamente firme y la energía proveniente de las fuentes de ruido
no son suficientes para excitar la masa de suelo circundante (ver figura 6). Por otro lado, cuando existen
efectos laterales en el terreno se pueden presentar curvas con amplitudes importantes en una banda de
frecuencia relativamente ancha, lo cual dificulta la identificación de la frecuencia fundamental.

En general, cuanto mayor sea el contraste entre los depósitos de suelo y el semiespacio o estrato
profundo resistente, se tendrá una mejor definición en los picos de las curvas de cocientes espectrales y se
podrán identificar más fácilmente las frecuencias predominantes.

No obstante, el uso de estudios de vibración ambiental resulta económico, los resultados se


obtienen con relativa facilidad y rapidez, y aventaja, desde el punto de vista de la caracterización de la
respuesta sísmica, a otros procedimientos, sobre todo en los sitios donde no se cuenta con información
acelerográfica.

100 100
Cociente Espectral (H/V)
Cociente Espectral (H/V)

10 10

1 1

0.1 0.1
0.1 1 10 100 0.1 1 10 100
Frecuencia (Hz) Frecuencia (Hz)

Figura 6. Cocientes espectrales obtenidos en sitios en donde la identificación de la frecuencia


predominante no resulta tan fácil, dado que no existen picos claramente definidos de amplitud
máxima relativa. La figura de la izquierda pertenece a un sitio en Aguascalientes, mientras que
la de la derecha corresponde a uno en Hermosillo.

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Análisis de acelerogramas

Sin duda, una las técnicas de estimación de efectos de sitio mejor aprovechadas en la ciudad de México y
otras ciudades del país ha sido el análisis espectral de acelerogramas registrados. Dicho análisis consiste
en determinar el cociente espectral de amplitudes de Fourier entre un sitio instrumentado en terreno
blando y un sitio instrumentado en terreno firme, el cual se toma como referencia. De esta forma,
conociendo las características del movimiento en el sitio de referencia, se puede inferir el movimiento en
los sitios de terreno blando por medio de los cocientes empíricos obtenidos para los temblores disponibles
(Singh et al, 1988; Reinoso, 1991; Pérez Rocha et al., 2000).

En ocasiones puede contarse con la instrumentación de sitios tanto en la superficie del suelo como
en pozos ubicados a cierta profundidad, y los efectos de sitio se pueden estimar realizando cocientes
espectrales entre el registro de superficie y el registro de pozo. Con este análisis se pueden identificar las
características del movimiento de la superficie relativo a la base de los depósitos de suelo, es decir, su
función de transferencia para los tipos de temblores registrados; sin embargo, esta función no es única y
depende de varios factores, entre ellos, las características propias del temblor (mecanismo de falla,
contenido de frecuencias, directividad), y aunque la función puede presentar una tendencia general, la
dispersión suele ser significativa (Lázares, 2003).

De aquí que, si bien los efectos de sitio obtenidos por medio del análisis de registros de temblores
fuertes son confiables, el número de registros debe ser suficiente para muestrear en forma representativa
las características de todos los sismos que pueden afectar al sitio en estudio.

Efectos no lineales

Un aspecto muy importante en la estimación de los efectos de sitio de un suelo dado es su posible
comportamiento no lineal. El suelo, como cualquier otro material puede exhibir un comportamiento que
no está regido por la proporcionalidad entre esfuerzo y deformación. Existe evidencia experimental de
comportamiento no lineal medido en depósitos de suelo de algunas zonas del país. La figura 7 muestra los
resultados obtenidos para sitios instrumentados en Acapulco, donde se puede ver este efecto. En dicha
figura se presenta la relación entre la aceleración máxima del suelo en la estación Venta, un sitio firme en
Acapulco que se ha tomado como referencia, y el cociente entre la aceleración máxima en otros sitios
instrumentados y el sitio de referencia. Si se toma el movimiento en Venta como el movimiento de entrada
del suelo, y el comportamiento del suelo es elástico, a mayor aceleración de entrada mayor aceleración en
la superficie de los sitios instrumentados, con lo que el cociente referido sería aproximadamente constante;
sin embargo, puede verse que el cociente es ligeramente decreciente para valores crecientes de la
aceleración, evidenciando el efecto no lineal.

Para fines de evaluación de los efectos de sitio, el comportamiento no lineal tiene dos efectos
importantes. Primero, en un suelo no lineal, las aceleraciones no necesariamente aumentan con un
aumento en el tamaño del movimiento de entrada. Este hecho modifica la función de transferencia elástica
calculada por medio de los métodos expuestos arriba, y en general las amplitudes en el caso no lineal son
menores. Segundo, el periodo para el cual se presentan las amplificaciones máximas en el suelo varía,
aumentando conforme aumenta el tamaño del movimiento de entrada.

El problema no es sencillo de resolver. Por una parte, el grado de no linealidad juega un papel
primordial en la cuantificación de los efectos de sitio durante temblores grandes; por otra parte, la
determinación experimental de los parámetros que definen el comportamiento no lineal del suelo es
relativamente compleja, plantea incertidumbres, y no es parte de los estudios geotécnicos convencionales.

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Sociedad Mexicana de Ingeniería Sísmica, A. C.

Comentarios generales

En la experiencia de los autores, el uso de una sola técnica para estimar efectos de sitio rara vez es
suficiente. Aunque el uso de modelado geotécnico permite tener buena definición de la variación de las
propiedades mecánicas de los suelos en los primeros metros, es usual que la respuesta dinámica del suelo
sea mal estimada por no tomar en cuenta los estratos más profundos. Esto puede subsanarse con estudios
geofísicos o si se conoce la frecuencia predominante del depósito, obtenida por ejemplo con vibración
ambiental. Pero el solo conocimiento de esta frecuencia no es suficiente para caracterizar la respuesta del
suelo en una banda de frecuencia suficientemente ancha, por lo que el uso de esta técnica debe ir
acompañada de información proveniente de investigación geotécnica o geofísica. En resumen, el método
más robusto de ataque de este problema parece ser la utilización simultánea de varias técnicas, con lo que
se suplen las deficiencias que cada una tiene y se tiene un panorama más claro de los efectos de sitio.

10 A CA C 10 0 A CA D

NS NS
EW 10 EW
C O C IEN TE

C O C IEN TE
1

0 0

1 10 10 0 1 10 10 0
A M A X V N T A ( g a l) A M A X V N T A ( g a l)

10 A CA R 10 A CA Z

NS NS
EW EW
C O C IE N TE

C O C IEN TE

1 1

0 0

1 10 10 0 1 10 10 0
A M A X V N T A ( g a l) A M A X V N T A ( g a l)

Figura 7. Cocientes entre las aceleraciones máximas del suelo registradas en las estaciones ACAC,
ACAD, ACAR y ACAZ de Acapulco y la registrada en la estación VNTA (localizada en
terreno firme). Los cocientes se grafican como función de esta última cantidad. Si el suelo
tuviera comportamiento lineal, este cociente debería ser aproximadamente constante,
independientemente del tamaño de la aceleración en VNTA. Nótese, sin embargo, una ligera
tendencia del cociente a decrecer conforme aumenta la aceleración en VNTA, lo cual
constituye un indicio de comportamiento no lineal del suelo (figura tomada de Arboleda y
Ordaz, 2001).

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XIV Congreso Nacional de Ingeniería Sísmica, Guanajuato-León, México, Noviembre de 2003

INCLUSIÓN DE LOS EFECTOS DE SITIO EN EL ANÁLISIS DE PELIGRO SÍSMICO

Por lo que se señaló en el inciso anterior, la caracterización más común de los efectos de sitio es mediante
funciones de transferencia que miden, en función de la frecuencia, la amplificación que sufren las
amplitudes del espectro de Fourier del movimiento del suelo por efecto de los depósitos blandos. Sin
embargo, los espectros de sitio no son espectros de Fourier, sino espectros de respuesta, así que no es
posible usar directamente las funciones de transferencia de las que se habló en el capítulo anterior, sino
que es necesario transformarlas amplificaciones del espectro de respuesta, lo cual generalmente se hace
mediante la teoría de vibraciones aleatorias, aspecto sobre el cual no profundizaremos en el presente
artículo. En los siguientes párrafos se esbozan algunos de los caminos posibles para tomar en cuenta los
efectos de sitio en el análisis de peligro sísmico.

El método directo

El método directo para incluir los efectos de sitio en el análisis de peligro sísmico consiste en derivar leyes
de atenuación específicamente para el sitio en estudio, y que por tanto incluyen los efectos de sitio. La
determinación de leyes de atenuación específicas para un sitio puede hacerse por la vía semiempírica,
cuando hay datos locales disponibles (Ordaz et al., 1994; Reyes, 1999) pero también por la vía teórica
(Gallego, 2000).

La vía empírica está reservada para los sitios localizados en sitios de sismicidad moderada y alta
que han estado instrumentados desde hace muchos años; en nuestro país, sólo la ciudad de México y
algunos sitios de puerto de Acapulco (Lázares, 2003), cumplen con estas condiciones. La vía teórica
implica gran trabajo numérico. Sin embargo, en vista del progreso en las herramientas de cálculo
disponibles, este camino se torna cada vez más factible.

Uso de factores de amplificación de las intensidades de interés

Existen sitios en que no hay suficientes datos acelerométricos registrados como para construir una ley de
atenuación específica, pero para los cuales sí existe información suficiente, acelerométrica o de otros
tipos, para definir factores de amplificación de las intensidades de interés con respecto a sitios cercanos de
terreno firme; es el caso, por ejemplo, de sitios en que se llevaron a cabo mediciones de efectos de sitio
como las que se han descrito en el capítulo anterior. En estos casos, una buena aproximación de las tasas
de excedencia en el sitio puede obtenerse de la siguiente manera (Esteva, 1970):

⎛ a ⎞
ν B (a ) = ν ⎜⎜ ⎟⎟ (4)
F
⎝ b⎠

donde νB(a) es la tasa de excedencia de la intensidad a en el sitio de terreno blando, ν(.) es la tasa de
excedencia de la intensidad en terreno firme (determinada como se indica en la ecuación 1), y FB es el
factor de amplificación, para la intensidad en estudio, entre el sito de terreno blando y el de terreno firme.
Nótese que FB no es el factor de amplificación del espectro de amplitudes de Fourier, sino de la intensidad
sísmica relevante (generalmente seudoaceleración espectral).

Para que la ecuación 4 sea estrictamente válida, deben cumplirse las condiciones siguientes: 1)
que la amplificación FB sea constante de temblor a temblor; y 2) que la función FB sea determinista, es

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Sociedad Mexicana de Ingeniería Sísmica, A. C.

decir, que no exista incertidumbre sobre su valor, o bien que la incertidumbre de la ley de atenuación en
terreno blando, σB, sea exactamente igual a la de la ley de atenuación en terreno firme, σ (ver ecuación 2).
Con rigor, ninguna de estas condiciones se cumple en la mayor parte de los casos. Hablando de la
condición 1, puede demostrarse que el cociente entre espectros de respuesta, aún con comportamiento
lineal del suelo, depende del contenido de frecuencias del movimiento incidente; adicionalmente, para
niveles muy elevados de aceleración, es seguro que se presentaría comportamiento no lineal del suelo, con
lo que FB dejaría de ser constante de temblor a temblor. Por otra parte, sí existe incertidumbre sobre FB y
la incertidumbre total en terreno blando no es necesariamente igual a la de terreno firme.

La primera deficiencia (que FB varíe de temblor a temblor) puede subsanarse, de manera


aproximada, utilizando valores de FB que correspondan a temblores del tamaño y contenido de frecuencia
del temblor de diseño. Aunque, como se sabe, el espectro de peligro uniforme no está asociado a un
temblor en particular, generalmente es posible identificar un sismo (o un conjunto pequeño de sismos)
cuya contribución al peligro sísmico en terreno firme es máxima. Si se usan valores de FB adecuados para
este sismo (o grupo pequeño de sismos) puede tenerse una estimación razonable del peligro sísmico
utilizando la ecuación 4.

Con respecto a la segunda deficiencia, la hipótesis de que σ=σΒ podría ser razonable si es que la
incertidumbre en FB fuera mucho menor que σ, lo cual, como ha demostrado Pérez-Rocha (1998) se
cumple aproximadamente en la Ciudad de México, aunque no necesariamente se cumple en otras
localidades.

¿QUÉ PERIODO DE RETORNO USAR PARA DISEÑO?

Idealmente, usando los procedimientos que se han descrito, se estaría en posibilidad de obtener espectros
de peligro uniforme, incluyendo los efectos de sitio, asociados a diferentes periodos de retorno. Sin
embargo, ¿qué periodo de retorno debe usarse para el diseño de estructuras?

El problema no es sencillo y no hay acuerdos al respecto en nuestra comunidad. Desde hace más
de 30 años, Esteva (1970) observo que, desde el punto de vista del análisis costo-beneficio, no es óptimo
diseñar todas las estructuras para el mismo periodo de retorno (ni aun para la misma confiabilidad). Su
análisis concluye que cuanto mayor el peligro sísmico, mayor el riesgo de falla que es óptimo admitir; o,
dicho en otras palabras, que cuanto menor el peligro sísmico, más conservador puede ser el diseño. De
aquí se infiere que, por ejemplo (ver Ordaz, 2002), si para una estructura localizada en Acapulco es
óptimo el diseño para 100 años de periodo de retorno, esa misma estructura debería ser diseñada para un
periodo de retorno mucho mayor (aunque el coeficientes sísmico asociado sería mucho menor) si se
encontrara en Ciudad Juárez.

El sentido común también apunta en esta dirección. En la figura 8 se presentan espectros de


peligro uniforme, para 100 y 500 años de periodo de retorno, en terreno firme de Acapulco y Ciudad
Juárez. Supongamos que el espectro de Tr=100 años se considera adecuado para el diseño de estructuras
del grupo B en Acapulco. Si se deseara usar el mismo periodo de retorno para diseñar el mismo tipo de
estructuras en Ciudad Juárez, se llegaría a espectros de diseño sumamente pequeños. Al comparar los
espectros de Tr=100 y 500 años en Ciudad Juárez, y ver que aun el de 500 años tiene ordenadas de diseño
pequeñas, por lo que sería relativamente barato suministrar la resistencia correspondiente, quizá un
ingeniero optaría por usar para diseño este último espectro. Sin embargo, este mismo ingeniero juzgaría
muy altos los espectros de 500 años en Acapulco.

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XIV Congreso Nacional de Ingeniería Sísmica, Guanajuato-León, México, Noviembre de 2003

200 2000

T r=100 años T r=100 años


150 1500
T r=500 años T r=500 años
A (gal)

A (gal)
100 1000

50 500

0 0
0 1 2 3 0 1 2 3
T (seg) T (seg)

Figura 8. Espectros de peligro uniforme para Ciudad Juárez (izquierda) y Acapulco (derecha) con los
periodos de retorno que se indican.

En conclusión, parece intuitivamente correcto y teóricamente justificado el uso de periodos de


retorno variables, dependiendo del peligro sísmico del sitio: periodos de retorno menores para los sitios
más amenazados y, consecuentemente, periodos de retorno mayores para los sitios de menor peligro
sísmico. De acuerdo con la experiencia de estos autores, y atendiendo a los comentarios que los
diseñadores estructurales hacen sobre los niveles de diseño y costos que se alcanzan utilizando diversos
periodos de retorno de diseño, estos deberían variar entre 150 años para las zonas más expuestas del país y
500 años para las zonas de menor sismicidad. Sin embargo, queda pendiente una definición más formal de
estas cantidades.

Para complicar más las cosas, diversos autores (e.g., Esteva y Ruiz, 1989; Hadjian, 2002) han
hecho ver que especificar un periodo de retorno de la intensidad de diseño da apenas una vaga idea sobre
la confiabilidad estructural que se alcanza y que, sin duda, dos estructuras diferentes, construidas en el
mismo sitio y diseñadas para la misma intensidad nominal, alcanzaran confiabilidades diferentes
dependiendo de aspectos como sobrerresistencia, redundancia, capacidad dúctil, modos de falla, etcétera.

Por lo anterior, parece imprescindible dedicar energía y recursos a estudiar cuidadosamente el


problema y llegar a acuerdos sobre este asunto.

MODIFICACIONES A LOS ESPECTROS DE PELIGRO UNIFORME

Por diversas razones, que se discutirán más adelante, los espectros de peligro uniforme deben sufrir
algunas modificaciones antes de convertirse en espectros de diseño. Trataremos en el presente artículo las
tres más comunes: las debidas a incertidumbres en el periodo estructural, a sobrerresistencia y a
ductilidad.

Incertidumbre en el periodo estructural

Si el periodo estructural fuera perfectamente conocido, la ordenada del espectro de peligro uniforme sería
una buena estimación de la respuesta de la estructura bajo análisis. Sin embargo, la experiencia muestra
que usualmente se cometen errores no despreciables en la estimación del periodo. Una alternativa práctica
para tomar en cuenta este error consiste en “ensanchar” el espectro de peligro uniforme, de suerte que la

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Sociedad Mexicana de Ingeniería Sísmica, A. C.

ordenada espectral asociada al periodo T en el espectro ensanchado sea la máxima de entre las que se
encuentran en el intervalo [T/(1+α), T(1+α)] en el espectro original; este criterio supone que se puede
cometer un error de tamaño α en la estimación del periodo. Un valor de α=0.25 parece razonable en la
mayor parte de los casos.

Ductilidad

Los criterios contemporáneos de diseño admiten que la estructura tenga incursiones en el rango no lineal
ante el sismo que caracteriza el estado límite de colapso. Esto permite limitar las demandas de fuerza en
los elementos estructurales (para, por tanto, utilizar resistencias de diseño menores), a costa de que se
presenten demandas de ductilidad limitadas, y cierto nivel de daños provocados por la fluencia de algunas
secciones de la estructura.

Para modelar el comportamiento no lineal, prácticamente todos los reglamentos del mundo están
basados en análisis de un sistema de un grado de libertad con comportamiento elastoplástico. Es con este
modelo que se determina la resistencia necesaria para limitar las demandas de ductilidad a un valor
especificado, que llamaremos Q. Es usual expresar la resistencia necesaria para lograr una demanda de
ductilidad dada, C(T,Q), como una fracción de la resistencia necesaria para tener una demanda de
ductilidad unitaria (comportamiento elástico), C(T,1); nótese que ambas resistencias dependen del periodo
estructural, T. Llamaremos Q’ a este cociente:

C( T ,1 )
Q' ( T ,Q ) = (5)
C ( T ,Q )

La forma de la función Q’ ha sido ampliamente estudiada en los últimos años (Krawinkler et al.,
1992; Miranda, 1993; Miranda y Bertero, 1994). En particular, Ordaz y Pérez Rocha (1998) observaron
que, bajo circunstancias muy generales, Q’ depende del cociente entre el desplazamiento espectral y el
desplazamiento máximo del suelo, es decir, depende fuertemente de los efectos de sitio. Es deseable, por
tanto, que cuando se determinen espectros de sitio se especifique también la forma de la función Q’ que es
adecuada para el sitio que se estudia.

Sobrerresistencia

La existencia de sobrerresistencia estructural ha sido reconocida ya en diversos reglamentos de


construcción en el mundo. Existen diversas fuentes de sobrerresistencia. Se tiene, por un lado, que los
valores nominales de las resistencias de los materiales son, por definición, generalmente menores que sus
resistencias reales. Por otro lado, muchos de los modelos que se emplean para evaluar resistencias tienen
simplificaciones del lado de la seguridad.

Pero quizá la fuente más grande de sobrerresistencia en muchas estructuras sea el procedimiento
mismo de diseño que se utiliza en las disposiciones reglamentarias. Como se recuerda, las normas
especifican que la estructura debe analizarse ante fuerzas reducidas por el factor Q’, y debe suministrarse a
las secciones una resistencia tal que se mantengan elásticas ante dichas fuerzas. Por tanto, si una sección
fluye ante las cargas reducidas, deberá aumentarse su resistencia hasta que esto no ocurra. Se supone
entonces que la resistencia nominal de la estructura es aquella con la cual ninguna sección fluye. En
realidad algunas secciones fluirán ante el sismo de diseño, y los requisitos normativos están orientados a
que las demandas de ductilidad en estas secciones no sobrepasen su capacidad. Sin embargo, el

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XIV Congreso Nacional de Ingeniería Sísmica, Guanajuato-León, México, Noviembre de 2003

comportamiento global de la estructura no es, en general, estrictamente elastoplástico; sólo lo sería si


todas las secciones fluyeran al mismo tiempo, lo cual puede ocurrir sólo en estructuras de pocos grados de
libertad. Esto implica que la resistencia global real de la estructura es superior a la nominal.

Como ha observado Loera (2000), este efecto debería tomarse en cuenta cuando se evalúan las
resistencias y no como un factor reductivo de las cargas; sin duda, este sería el procedimiento más
racional. Esto implicaría, sin embargo, cambios profundos en los criterios de análisis estructural y llevaría,
casi seguramente, a la obligatoriedad del uso de métodos inelásticos de análisis. Aunque se ha avanzado
en el estudio de estos métodos, es nuestra opinión que aún no se ha investigado lo suficiente como para
modificar los esquemas actuales de análisis. En vista de lo anterior, parece necesario seguir aplicando la
sobrerresistencia como un factor reductivo del lado de las acciones.

La sobrerresistencia depende de muchos factores; en particular, por lo que se asienta en párrafos


anteriores, depende del grado de hiperestaticidad de la estructura. No se dispone de suficientes estudios
que permitan calcular la sobrerresistencia en función de unos pocos parámetros estructurales. Por otra
parte, un número limitado de cálculos y la deducción de las sobrerresistencia implícitas en versiones
anteriores del Reglamento de Construcciones del DF, han llevado a proponer, para versiones futuras de
estas normas, sobrerresistencias de entre 2 y 2.5 para edificios normales.

En cualquier caso, cuando se determinen espectros de sitio, deberán hacerse explícitas las
reducciones por sobrerresistencia que se han incluido o, si la decisión se deja al diseñador, deberá dejarse
en claro que los espectros de peligro uniforme no se han afectado por este concepto.

CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES

La determinación de espectros de sitio involucra diversas facetas de la ingeniería sísmica. Un espectro de


sitio debe reflejar correcta y claramente el tamaño y la forma de los espectros de respuesta elástica que se
presentarán en el sitio con frecuencias de excedencia conocidas. En vista de esto, a nuestro juicio, los
estudios de espectros de sitio deben cumplir, al menos, con los siguientes requisitos:

1. Los espectros de sitio deben partir de un análisis formal de peligro sísmico para terreno firme en
el sitio. Tratándose de edificaciones comunes, podrán usarse los resultados que ya están
publicados. Para estructuras importantes, deberá hacerse un estudio específico.

2. Los efectos de sitio deben determinarse utilizando varias técnicas de estimación. Son inaceptables
aquellos en que los resultados de una sola técnica no sean verificados con los resultados de otra.

3. Los efectos de sitio deberán ser incluidos en el análisis de peligro sísmico con los métodos que se
han esbozado en el presente artículo, o con otros que tengan justificación racional.

4. Se especificará claramente a qué periodos de retorno corresponden los espectros de sitio


determinados en el estudio.

5. Se darán reglas para estimar respuestas inelásticas a partir de los espectros elásticos, o bien,
directamente espectros inelásticos de resistencia para varias demandas de ductilidad.

6. Se harán explícitas las modificaciones que se hagan a los espectros inelásticos para incluir el
efecto de la incertidumbre en el periodo estructural.

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Sociedad Mexicana de Ingeniería Sísmica, A. C.

7. Se harán explícitas las reducciones por sobrerresistencia que se hagan a los espectros elásticos.

Claramente, algunos de estos requisitos requieren una definición más formal; se necesitan también
acuerdos en nuestra comunidad para definir mejor ciertos aspectos. Con todo, creemos que el presente
trabajo puede servir como base para iniciar la reflexión sobre estos temas. El resultado final debería ser un
conjunto de guías, aceptadas por la comunidad, que permitan a los diseñadores de estructuras contar con
criterios para evaluar la calidad de un estudio de sitio. A mediano plazo, un estudio que no cumpla con
este conjunto de guías acordadas por la comunidad ingenieril debería ser inaceptable. Sólo así podremos
distinguir el trigo de la paja.

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