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INTRODUCCIÓN

¿El consumismo da realmente una calidad de vida?

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OBJETIVOS

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¿El consumismo da realmente una calidad de vida?

Nuestra vida cotidiana está influida por factores económicos y sociales, de base

material, pero también por la influencia de las ideas, los deseos, las imágenes, entre otras cosas.

Esto cobra una especial relevancia en nuestra sociedad, con dinámicas propias de la

individualización y de búsqueda de una identidad distintiva, en las que las prácticas de consumo

juegan un papel fundamental.

Cuando hablamos de “calidad de vida”, hablamos del resultado de un sistema de valores,

actitudes, actividades y comportamientos de consumo, es decir, de la manera que tienen las

personas de vivir, gastar su tiempo y su dinero. Hoy en día las personas tienen a su alcance todo

tipo de productos y bienes para “satisfacer sus necesidades”, desde las más básicas hasta las más

sofisticadas. Sin embargo, este aparente “beneficio” supone un arma de doble filo, por eso, en los

últimos años se ha sido necesario estudiar cómo consumimos y qué efectos tiene en el medio

ambiente y la sociedad.

relaciones sociales gratificantes y el desarrollo de sus capacidades; esto es, en la búsqueda de la

autorrealización y la felicidad. Para cambiar esta tendencia natural de las personas, y continuar

manteniéndoles en su papel pasivo de consumidores, la publicidad y el marketing se ha

esforzado en transformar sus valores e ideas, tendiéndole un engaño de profundas y negativas

consecuencias: convencerles de que la compra es el medio para encontrar esa felicidad que

buscan.

Según Greenpeace, el ser humano necesitará tres planetas para abastecer el ritmo actual de

consumo, sobre todo porque se prevé un crecimiento demográfico para 2050 que nos situará en

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9.600 millones de personas. No es posible soportar este nivel de producción, consumo y su

contaminación asociada porque vivimos en un planeta con recursos finitos. Por ello, hemos de

cambiar nuestros patrones de consumo para revertir hábitos inadecuados y poco sostenibles.

Existe la falsa creencia de que la acumulación de bienes es fuente de felicidad y sinónimo de

éxito personal, en muchos casos se aplican las frases “eres lo que tienes” o “vales por lo que

tienes”. La presión de expresar el estatus y la identidad implica encontrar seguridad al sobresalir

y al encajar en el grupo social por medio de las posesiones y su exhibición. Los anuncios y las

marcas ayudan a construir la personalidad y a dotar al individuo de un determinado sentido de sí

mismo, sobre todo en los segmentos más inmaduros y acríticos de la población. Junto con los

efectos que el consumismo está teniendo para la destrucción del medio ambiente y por ello para

la propia supervivencia del planeta, tenemos que señalar los efectos que dicho modelo de

comportamiento de los consumidores, están teniendo para su propia calidad de vida y para su

propia situación económica.

Algo que es verdad, como seres humanos todos tienen las mismas necesidades de: subsistencia,

protección, afecto, entendimiento, ocio, participación, creación, libertad e identidad, lo que

cambia es la manera adecuada o equivoca en que se satisfacen, pero es importante recalcar que

todo extremo de consumo no es sano; porque nos hace esclavos de tener que tener lo último en

tecnología, la mejor ropa, estar tan “físicamente perfectos”, entre otras cosas. Además de esto,

las personas buscan incesantemente como obtener esos bienes para no sentirse excluidos

socialmente, pero al adquirir ese bien o servicio se genera otra obligación en la que más adelante

se debe adquirir algo de mas valor, es como un círculo vicioso sin fin del consumismo.

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Al respecto de esto, el doctor Enrique Rojas denomino a este tipo de consumidores como “El

hombre Light”. En su libro, publicado en 1992, se refiere al surgimiento de un nuevo tipo

humano, un ser hedonista, egoísta y materialista, cuya única meta consiste en alcanzar el éxito;

esclavo del tiempo, manejado por impulsos, emociones, sensaciones y sentimientos; alguien a

quien sólo le interesan el dinero y el consumo; un hombre infeliz e inseguro, quebrado en su

unidad, vulnerable e indiferente, con valores transitorios que hacen de la permisividad su código

ético y que va desde la tolerancia ilimitada a la revolución, sin saber a ciencia cierta con qué

finalidad (Miguez H., 2020).Cuando hablamos de “calidad de vida”, hablamos del resultado de

un sistema de valores, actitudes, actividades y comportamientos de consumo, es decir, de la

manera que tienen las personas de vivir, gastar su tiempo y su dinero. Hoy en día las personas

tienen a su alcance todo tipo de productos y bienes para “satisfacer sus necesidades”, desde las

más básicas hasta las más sofisticadas. Sin embargo, este aparente “beneficio” supone un arma

de doble filo, por eso, en los últimos años se ha sido necesario estudiar cómo consumimos y qué

efectos tiene en el medio ambiente y la sociedad.

relaciones sociales gratificantes y el desarrollo de sus capacidades; esto es, en la búsqueda de la

autorrealización y la felicidad. Para cambiar esta tendencia natural de las personas, y continuar

manteniéndoles en su papel pasivo de consumidores, la publicidad y el marketing se ha

esforzado en transformar sus valores e ideas, tendiéndole un engaño de profundas y negativas

consecuencias: convencerles de que la compra es el medio para encontrar esa felicidad que

buscan.

Según Greenpeace, el ser humano necesitará tres planetas para abastecer el ritmo actual de

consumo, sobre todo porque se prevé un crecimiento demográfico para 2050 que nos situará en

9.600 millones de personas. No es posible soportar este nivel de producción, consumo y su

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contaminación asociada porque vivimos en un planeta con recursos finitos. Por ello, hemos de

cambiar nuestros patrones de consumo para revertir hábitos inadecuados y poco sostenibles.

Existe la falsa creencia de que la acumulación de bienes es fuente de felicidad y sinónimo de

éxito personal, en muchos casos se aplican las frases “eres lo que tienes” o “vales por lo que

tienes”. La presión de expresar el estatus y la identidad implica encontrar seguridad al sobresalir

y al encajar en el grupo social por medio de las posesiones y su exhibición. Los anuncios y las

marcas ayudan a construir la personalidad y a dotar al individuo de un determinado sentido de sí

mismo, sobre todo en los segmentos más inmaduros y acríticos de la población. Junto con los

efectos que el consumismo está teniendo para la destrucción del medio ambiente y por ello para

la propia supervivencia del planeta, tenemos que señalar los efectos que dicho modelo de

comportamiento de los consumidores, están teniendo para su propia calidad de vida y para su

propia situación económica.

Algo que es verdad, como seres humanos todos tienen las mismas necesidades de: subsistencia,

protección, afecto, entendimiento, ocio, participación, creación, libertad e identidad, lo que

cambia es la manera adecuada o equivoca en que se satisfacen, pero es importante recalcar que

todo extremo de consumo no es sano; porque nos hace esclavos de tener que tener lo último en

tecnología, la mejor ropa, estar tan “físicamente perfectos”, entre otras cosas. Además de esto,

las personas buscan incesantemente como obtener esos bienes para no sentirse excluidos

socialmente, pero al adquirir ese bien o servicio se genera otra obligación en la que más adelante

se debe adquirir algo de mas valor, es como un círculo vicioso sin fin del consumismo.

Al respecto de esto, el doctor Enrique Rojas denomino a este tipo de consumidores como “El

hombre Light”. En su libro, publicado en 1992, se refiere al surgimiento de un nuevo tipo

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humano, un ser hedonista, egoísta y materialista, cuya única meta consiste en alcanzar el éxito;

esclavo del tiempo, manejado por impulsos, emociones, sensaciones y sentimientos; alguien a

quien sólo le interesan el dinero y el consumo; un hombre infeliz e inseguro, quebrado en su

unidad, vulnerable e indiferente, con valores transitorios que hacen de la permisividad su código

ético y que va desde la tolerancia ilimitada a la revolución, sin saber a ciencia cierta con qué

finalidad (Miguez H., 2020).

CONCLUSIONES

Respondiendo a la pregunta inicial ¿El consumismo da realmente una calidad de vida? Desde la

perspectiva de las personas, el consumo se comprende como un desarrollo humano. Su

importancia radica en el nivel de vida que cada uno quiere vivir para la sociedad, dado que el

consumo abre oportunidades, impidiendo que una persona quede sumida en la pobreza. El

consumo contribuye al desarrollo humano, cuando aumenta las capacidades de las personas sin

afectar el bienestar del otro y cuando estimula el surgimiento de la comunidad, aun así, no todo

es positivo el consumo tiene efectos adversos sobre los consumidores relacionados en su calidad

de vida “salud”, el entorno social y el medio ambiente, que sumen a las personas estar atrapados

en problemas financieros, económicos, personales y hasta psicológicos.

El consumo está ligado a la satisfacción de muchas de las necesidades de las personas, por lo que

se vuelve una actividad que compete a todos. Es claro que se consume con un propósito, de esta

manera la función del consumo en la vida humana no puede comprenderse como satisfacer una

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necesidad, pero si se comprende como un mayor nivel de vida, comodidad, oportunidad y

beneficios que se pueden adquirir por el simple hecho de consumir. Por último, identificamos

que es importante priorizar el tipo de consumo, desde el costo de oportunidad teniendo en cuenta

que cada vez que decidimos actuar o hacer algo, dejamos de satisfacer otras necesidades de

principal prioridad, creando una postura que acompleja un problema a largo plazo.

BIBLIOGRAFIA

I. Morales, A. (2019). Significado del consumo. Significados.com,

recuperado https://www.significados.com/consumismo/

II. Garcés, J. (2018). Consumismo: adicción a la infidelidad. El salto diario, recuperado

de: https://www.elsaltodiario.com/consumo-que-suma/consumismo-adiccion-a-la-

III. Consumismo. Greenpeace, recuperado de: https://es.greenpeace.org/es/trabajamos-

IV. Consumidores. Educación de Adultos, Consumo y Calidad de vida. Recuperado

de: https://epja.mineduc.cl/wpcontent/uploads/sites/43/2016/06/Educaci%C3%B3n-Media-

Formaci%C3%B3n-Instrumental-CONSUMO-Y-CALIDAD-DE-VIDA.pdf

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