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Hay muchos tipos de directivos ¿De cuál eres tú?

Posted on Tue, Dec 24, 2013

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No hay dos directivos iguales y los roles que deben adquirir


han evolucionado en el tiempo. Cada uno tendrá su propia
personalidad con sus ventajas y suus defectos. ¿De qué tipo
eres tú?

Las cualidades de un buen directivo no se pueden improvisar. A pesar de que muchas


personas aspiran a dirigir a sus colegas, las habilidades y competencias necesarias para ser
un buen directivo no están al alcance de todo el mundo.

¿Qué rol debe tener un buen directivo? ¿Qué habilidades debe adquirir? ¿Cuáles son los
requisitos y cómo se pueden desarrollar? ¿Cuáles son los distintos perfiles de los
directivos?

El rol de los directivos ha evolucionado los últimos años. Ya no basta con dar órdenes
que los subordinados han de cumplir, hay que convencerles de que las decisiones que se
toman son las adecuadas, más aún, hay que lograr que apoyen su punto de vista y
asegurar una coherencia de todas las acciones que emprende.

Es por eso que se debe, ante nada, obtener la confianza de su equipo con el fin de ganar el
apoyo de la mayoría. Los directivos de hoy deben conocer muy bien a sus empleados para
comprender mejor sus expectativas y dificultades, pasar tiempo con ellos, asegurarse de que
todos estén a pleno rendimiento. ¿Si algunas habilidades específicas, el directivo no puede
hacer frente a largo plazo?

Las habilidades necesarias para ser un buen directivo son numerosas pero veamos
cuales son las principales:

- Saber identificar las prioridades, centrarse en temas clave (estratégicos), no dejarse


sobrepasar por los detalles.

- Innovar y renovarse: no descansar en sus laureles, tomar riesgos que son inherentes a la
función de gestión

- No sobreestimar sus habilidades (mental y física), reconocer sus debilidades, saber


delegar o externalizar.

- Fomentar la comunicación con los empleados, saber manejar y evitar los conflictos,
saber escuchar.

- Ser capaz de establecer una frontera entre la vida profesional y personal. No dejarse
influir por sus sentimientos, ser lo más objetivo posible y pensar en los interés de la
compañía (productividad, rentabilidad).

- Definir objetivos claros y concretos para no perder de vista la meta.

- Formar equipos compuestos de perfiles distintos para promover la diversidad de


conocimientos y opiniones.

Cada directivo tiene una personalidad propia pero podemos definir distintos perfiles:

- Los perfiles Convencionales: El líder carismático: Sabe cómo motivar a los empleados y
posee una visión de conjunto. Es el arquitecto principal: Se centra en el establecimiento de
estructuras y procedimientos eficaces, no muestra sus sentimientos y se limita a llevar a
cabo operaciones prácticas y mecánicas.

- Los perfiles neuróticos: las llamadas estructuras normales: histéricos y obsesivos.

Histéricos: se refieren a personas que se centran en los demás, que juegan con la seducción,
que buscan el amor y el reconocimiento de otros. Estos individuos sonríen con facilidad,
quieren hacerse notar e intentan ayudar a los demás. Esas características las cumplen
generalmente más las mujeres. A menudo se encuentran en sectores como la comunicación,
el entretenimiento, los recursos humanos, las ventas o el marketing.
Obsesivos: En este perfil, encontramos las personas que tienen un gusto por el trabajo bien
hecho y dedican gran parte de su tiempo en conseguirlo. Son conformistas, convencionales,
a menudo autoritarios o secos. Sin embargo, son bastante tímidos y tienen alguna dificultad
para comunicarse. Encontramos estos perfiles en profesiones sin excesivo contacto humano
como director de producción, ingeniero, informático.

- Los perfiles con problemas:

El paternalista: Necesita moverse dentro de un grupo y centrarse en su vida social. Se siente


responsable de su equipo y con frecuencia tiene problemas para tomar decisiones. Habla
mucho, alaga a las personas y tiene por hábito de interferir sus vidas privadas.

El no apto: Necesita seguridad, huye de sus responsabilidades y de cualquier tipo de


confrontación. Le falta confianza en sí mismo, prefiere quedarse en segundo plano y no
muestra sus emociones u opiniones. Hay que evitar ponerle en situaciones embarazosas y es
importante descargarle de ciertas responsabilidades.

El Dictador: Le gusta el reconocimiento. Más bien autoritario, puede ser bastante agresivo
para conseguir lo que quiere. No sabe controlar sus emociones, es agresivo y suele tener
poco respeto por sus interlocutores. Las relaciones humanas no son su fuerte. Quiere estar
en primer plano, se involucra totalmente en su trabajo y asume todas las funciones para
poder llevarse todo el crédito.

No se nace líder hay que convertirse en uno. De hecho, si algunos tienen la seguridad y
carisma que les permita ganarse un puesto directivo otros tendrán que luchar contra su
timidez y mejorar la forma de relacionarse con los demás. ¡Porque no es líder quien
quiere sino quien puede! La misión confiada exige, a veces, autoridad, otras tener la
capacidad de escuchar, de conocer a sus empleados conservando una distancia para no
franquear la frontera de lo privado, de mantener la objetividad. Hay que esforzarse aceptar
sus fracasos y mejorar constantemente. Toda una paradoja.

Más que un puesto de trabajo, la función de directivo, debe ser vista como una misión a
cumplir… tal vez una vocación.

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