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IHSTORIA INTEGRAL DE OCCIDENTE 39

Si bien aceptaban que -de alguna manera- los dioses y los hombres habitan el mismo mundo,
se trataba de un mundo con diferentes niveles y estrictamente jerarquizado, en el cual "Zeus -el
`todopoderoso' padre de los dioses- tiene en su mano el fin de todas las cosas y las dispone como
quiere. El hombre no tiene conocimiento alguno de ello". Semónides de Amorgos -un
contemporáneo- aclaraba con toda precision: "criaturas de un dia, vivimos como los animales en el
prado, ignorantes de la manera que la divinidad usará para conducir cada cosa a su fin. Vivimos
todos de la esperanza y de la ilusión; pero sus designios son inaccesibles. La vejez, la enfermedad, la
muerte en el campo de batalla o en las olas del mar, alcanzan a los hombres antes de que hayan
logrado su fin. Otros acaban sus vidas por el suicidio". Pero, aunque el heleno no dudaba que nada
ocurria en el cosmos sin el consentimiento de los dioses, aun estos -en Ultima instancia- estaban
sujetos a la "os-
cura y destructora" accion de la moira; el destino que, por otra parte, les obligaba a la eterna repeti-
cion del mismo ritmo ciclico de vida de la naturaleza.
En cuanto al hombre (anthropos), ya desde la epoca micenica -y en gran parte por las epopeyas de
Homero que se convirtieron en modelos pedagogicos- los helenos privilegiaron la arete sintetizada en un
modelo de "hombre" propio de la "nobleza caballeresca" a los que denominaron kaloi kagathoi (buenos y
hermosos) o aristoi (mejores, excelentes) y que defendia ciertos valores como el honor, la fama, la horn-
bria, la belleza, el valor, el autodominio. Homero lo expresa claramente cuando defien-
de "luchar por alcanzar el precio de la mas alta virtud humana y que fuera siempre, entre todos, el prime-
ro"12 y el historiador francés Jean Pierre Vernant observa que "los valores aristocraticos de la competicion
por la gloria continúan estando vigentes en la Atenas democratica del siglo V".
Para los helenos -como bien lo señala el citado autor, "en una civilizacion del honor donde cada
uno, durante su vida, se identifica con aquello que los demas yen y dicen de uno, donde se es mas
cuanto mayor es la gloria que a uno le rodea, solo se continuará existiendo si subsiste una fama im-
perecedera en lugar de desaparecer en el anonimato del olvido. Para el hombre griego la no-muerte
significa la presencia permanente en la memoria social de aquel que ha abandonado la luz del sol. La
memoria colectiva, en las dos formal que puede revestir (recuerdo continuo mediante el canto de los
poetas repetido indefinidamente generaci6n tras generación y monumento fúnebre erigido para
siempre sobre la tumba), funciona como una institución que asegura a determinados individuos el
privilegio de su supervivencia con el estatus de muerto glorioso".
Y aún a comienzos del siglo IV se escribe: "Aunque hayan muerto, su recuerdo no murió con
ellos sino que es inmortal, aunque residan en cuerpos que no sean inmortales, este recuerdo de aque-
llos que no estan ya con vida, no deja de vivir".
Hacia el siglo VII a. C. -probablemente favorecido por las migraciones y el desarrollo comer-
cial- se produjo un despertar en la Hélade, coincidente con los primeros juegos olimpicos (fecha que
da origen a la cronologia griega antigua) y que consisti6 en el afianzamiento de una lengua griega
como parte de la consolidacion de dialectos indoeuropeos y mediterraneos y la adopcion, hacia el
siglo VIII a. C., de un sistema de escritura alfabetico de origen fenicio.
Desde entonces -y sin lugar a dudas desde el final de las guerras contra los persas (siglo VI a. C.) -
los habitantes de las diferentes poleis griegas tomaron conciencia de tener "algo en común" y co-
menzaron a considerarse helenos. Claramente lo expresa Herodoto cuando escribe: "el nombre
mismo de helenos ha inspirado en nosotros el mas tierno amor y piedad hacia los que son de nuestra
sangre, hacia los que hablan la misma lengua, hacia los que tienen la misma religion, la comunidad
de templos y de edificios, la uniformidad en las costumbres y la semejanza en el modo de pensar y de
vivir"16. De manera tal que la llamada cultura helénica "estaba formada por una cosmovisión co-
mún, aspiraciones e ideas comunes, intereses, costumbres y valores comunes".

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