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Clase 1 Violencia de Genero 1
Clase 1 Violencia de Genero 1
CLASE 1
Presentación:
La presente materia, cuyo eje es transversal, se enmarca dentro de los
lineamientos institucionales y gubernamentales, donde se establece brindar
capacitaciones en temáticas referidas a la prevención en violencia de género. En este
sentido el 19 de diciembre de 2018, con 59 votos a favor y por unanimidad, se aprobó
en nuestro país la Ley Micaela, de capacitación obligatoria en género para todas las
personas que integran los tres poderes del Estado.
Las violencias por razones de género no son hechos aislados. No son
excepciones. Son respuestas a patrones culturales, sociales, históricos y políticos
aprendidos. Responden a la estructura de un sistema jerárquico, patriarcal, que
naturaliza las desigualdades y la ponderación de un género masculino por sobre las
mujeres y las disidencias. A la vez, esos aprendizajes, están institucionalizados.
Desde el Equipo de Asistencia y Contención al Personal Penitenciario,
dependiente de la Dirección de Recursos Humanos y Materiales nos proponemos
presentar esta instancia de capacitación al personal penitenciario incluido en el “Plan
de capacitación para el personal penitenciario en servicio – Curso de ascenso Año
2021” (Disposición Nº054-DGSPyRS/21).
Introducción:
De acuerdo con la literatura especializada, el término "violencia de género" fue
acuñado en la década del 90 y se ha consolidado desde entonces, fundamentalmente a
través de instrumentos internacionales y regionales de Derechos Humanos. Las
aproximaciones provistas por la Conferencia Mundial de Derechos Humanos,
celebrada por las Naciones Unidas en Viena en 1993; la Declaración sobre la
eliminación de la violencia contra la mujer, del mismo año (ONU 1993); la Convención
Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer
(OEA1994); y la Conferencia Mundial sobre la Mujer en Beijing (ONU 1995) son
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Lic. en Psicología - Especialista en Psicología Forense
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1. DE GÉNEROS Y VIOLENCIAS
La Ley 26.485, usualmente llamada “Ley de Violencia de Género”, fue sancionada
en la Argentina en el 2009 como resultado de años de reivindicaciones de distintos
movimientos sociales. Tras los pasos de leyes anteriores, tales como la 24.632 (1996)
que sanciona con fuerza de ley la Convención de Belem do Pará para todo el ámbito
nacional, y una seguidilla de legislaciones similares en Iberoamérica, la Ley ofrece un
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2. DEFINICIONES:
Todas las personas estamos inmersas en un orden social con un sistema de
creencias que define roles, atributos y comportamientos diferenciados para las
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masculinidades y las feminidades, así como pautas que marcan las relaciones entre
ambos.
Las formas de actuar, pensar y sentir en tanto varones y mujeres se constituyen a
partir de marcas culturales definidas social e históricamente, y son aprehendidas a
través de los procesos de socialización que transcurren y vivenciamos en los diferentes
entornos de los que formamos parte tales como la familia, la escuela, el club, las
Instituciones de salud, el estado, el lugar de trabajo, y los medios de comunicación
entre otros.
Las construcciones de las masculinidades y las feminidades están atravesadas por
relaciones de poder jerárquicas y desiguales. Es así que, frente a las mismas acciones,
existe una valoración social distinta, según quién las protagonice. Por ejemplo, hasta
no hace mucho tiempo la presencia de docentes varones en el nivel inicial era motivo
de asombro, una reacción similar generaba una mujer que planteara que su trabajo era
la mecánica del automotor. Por el contrario, una mujer maestra jardinera o un hombre
mecánico no generan ninguna valoración negativa en particular. El orden social en el
que las construcciones de las masculinidades y las feminidades se caracterizan por la
jerarquía y la desigualdad se denomina patriarcado.
El patriarcado designa un sistema social basado en la autoridad y liderazgo del
hombre, tanto en la esfera pública como doméstica, y adquiere distintas formas de
expresión según la época. De este modo, es posible comprender que lo que hoy se
considera propio de las masculinidades y de las feminidades es distinto de lo que se
consideraba en la época de nuestras abuelas y nuestros abuelos. Así como celebramos
los avances que hemos ido conquistando como sociedad, también nos preguntamos
sobre las actuales instancias que continúan perpetuando las construcciones genéricas
que conllevan inequidad.
Desde un discurso machista, este tipo de desigualdades son minimizadas o
invisibilizadas. El machismo se expresa en actitudes, conductas, prácticas sociales y
creencias destinadas a justificar y promover el mantenimiento de un orden genérico
en el que las masculinidades son consideradas superiores a las feminidades. El
machismo, a su vez, está sostenido por el sexismo, que es un tipo de discriminación
basado en la creencia de la superioridad del hombre sobre las mujeres. Para el
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Este mandato permite a los varones cis gozar de libertades que ni los niños y
niñas ni las mujeres pueden, como: habitar sin restricciones los espacios públicos, la
autonomía, el derecho al control y el poder de decidir sobre aquellas y aquellos que se
suponen más vulnerables.
Aquellos varones cis que no pueden cumplir con esta función sufren el
desplazamiento, la marginación y el no reconocimiento como pares.
Las obligaciones en la sexualidad:
La genitalidad tiene un rol central porque es sinónimo de virilidad, se habilita al
varón cis a vivir su sexualidad libremente, poniendo en juego la potencia viril ante la
mirada de las demás personas. La ideología heterosexista dominante es una de las
ideologías más arraigadas en nuestras identidades.
Esa masculinidad dominante se caracteriza por la centralidad de la
heterosexualidad como mandato, conjuntamente con una activa sexualidad que se
corresponda con el ejercicio viril de ese modelo masculino. La hombría puede probarse
en la práctica sexual con las mujeres como un registro de importancia vital para
demostrar atributos.
Quien no cumpla con el precepto quedará excluido de la grupalidad masculina, lo
que genera presiones y obligaciones para ser y pertenecer. En este sentido, el deseo es
regulado y construido para seguir sosteniendo la supuesta complementariedad del par
varon-mujer, no habiendo lugar para las prácticas no heterosexuales.
La ventaja de este mandato se centra en la posibilidad que tiene el varón de vivir
sin restricciones su sexualidad.
La autosuficiencia:
Se espera que el varón resuelva cuestiones relativas a su persona y a las del
resto, esta suficiencia se basa en la suposición de que es poseedor de las cualidades de
racionalidad y autodeterminación. Esta situación condiciona la manera en que los
varones construyen sus vínculos, generando la imposibilidad de construir una
intimidad donde se muestren vulnerables, necesitando de las demás personas. Esto
complica la capacidad para pedir ayuda, y puede fomentar un sentimiento de soledad.
Las ventajas de este mandato se ven claramente en los ámbitos laborales, donde se les
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otorga mayor valor que, por ejemplo, a las mujeres, donde se valora esta cualidad
como un elemento necesario para el liderazgo y el trabajo productivo.
7. IMPORTANCIA DE TRABAJAR LOS MANDATOS:
Es muy importante poner en evidencia que gran parte de los recorridos
biográficos de los varones están atravesados por narrativas de género y por los
mandatos de masculinidad.
En segundo lugar, pero no menos importante y relacionado con este elemento,
está la idea de que, como son productos de esas narrativas, los varones también son
víctimas del modelo de género normalizante. No hay dudas que esto es así y que el
ejercicio de esa masculinidad normativa produce costos y efectos negativos sobre la
subjetividad y los cuerpos de los propios varones que ejercen esos mandatos. Sin
embargo, no hay que pensar los efectos en términos aislados, sino en relación a los
privilegios y sobre todo en términos relacionales. Sin duda podemos ser víctimas de
esos mandatos, pero debemos pensar que ser víctima para ocupar posiciones de
privilegios no funciona del mismo modo que quien ocupa el lugar de exclusión, presa u
“objeto” a eliminar.
8. CUESTIONAMIENTO A LAS MASCULINIDADES TRADICIONALES:
En nuestro país los cambios sociales, económicos y políticos hacia la equidad
entre mujeres y varones y otras identidades de género han provocado un cierto
cuestionamiento social de la estructura patriarcal.
Esta “pseudo-crisis del patriarcado” ha generado una cosmovisión identitaria en
aquellos varones fuertemente identificados con la masculinidad hegemónica.
El ideal de la masculinidad, con el que los varones se han sentido identificados
durante mucho tiempo, comienza a distanciarse de las vivencias cotidianas y se
puede presentar como un modelo disfuncional. Esto ha llevado a una revisión de las
relaciones de género, de las prácticas y los contenidos del modelo identitario
masculino de su patrón de prácticas, representaciones culturales y contenidos
subjetivos que sostienen y actualizan la dominación de los varones cis sobre las
mujeres y otras identidades, y de unos grupos de varones sobre otros.
Si hablamos de crisis y conmoción de la subjetividad masculina, lo que estamos
haciendo es describir la caída del sentido que sostiene el modelo masculino de la
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sociedad actual. Lo que entra en crisis son las significaciones sociales que marcaban
qué sentido tenía ser hombre, padre, amante, amigo, hijo, ciudadano.
La salida que encuentran muchos varones para demostrar su resistencia ante
este hecho es aumentar el ejercicio de episodios violentos contra sus parejas, sus
hijos e hijas u otras personas cercanas o no.
Esta nueva configuración a la que se enfrentan los varones, y por supuesto las
mujeres, significa que la identidad masculina no se resigna a perder sus recursos de
poder. Entonces, la crisis de la masculinidad que intentamos destacar se da por el
agotamiento de un modelo tradicional de lo masculino, por la dificultad de encontrar
el modelo alternativo del ser varón, pero sobre todo por una resistencia a perder un
lugar de privilegio y de poder.
CONSIDERACIONES FINALES:
El varón debe proponerse desvincularse de ese bienestar que le confiere su
masculinidad, que le permite hacer y deshacer, detentar el poder, someter, violentar
y decidir sobre aquellas personas que padecen esa desigualdad.
El varón debe transformar y reconocer otras maneras de ser varón. La búsqueda
actual de un nuevo modelo consiste ya no sólo en aprender a ser antisexistas sino en
establecer nuevas relaciones, nuevos encuentros y nuevas formas de ser padres, hijos,
hermanos y compañeros.
La identidad masculina puede construirse promoviendo acciones individuales que
transforman lo cotidiano y también promoviendo políticas públicas que incorporen a
los varones en el proceso de armado de un nuevo modelo de “ser varones”, que nos
ayuden a construir relaciones más acordes con los cambios sociales, proponiendo un
proyecto de identidad colectiva novedoso.
GLOSARIO:
Varón CIS: El uso de prefijo “CIS” refiere a los hombres que viven en el sexo que
les fue asignado al nacer. Es decir, nacido con cromosomas y órganos genitales
masculinos, y al nacer se le asignó el sexo hombre, y que su identidad se identifica con
en el género masculino.
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ACTIVIDAD Nº1
MATERIAL AUDIOVISUAL DE SOPORTE: https://youtu.be/z53lrI8tpMc
Luego de la lectura y de ver el material audiovisual;
A- ¿Cómo podríamos, desde nuestras palabras y reflexiones, definir y caracterizar el
concepto de masculinidades? Deberá realizar la actividad utilizando como mínimo 200
y como máximo 350 palabras. (A modo de referencia podrá utilizar
https://www.contarcaracteres.com/palabras.html para llevar el registro de la cantidad
de palabras utilizadas).
B- Elabore tres ejemplos, que podrían aplicarse en un grupo de varones, relacionados
con “privilegios” por el hecho de ser hombres.
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