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Masculinidad y Femineidad Bíblicas

Clase 1: Introducción y Teología Bíblica del Género………………………………………………….….03


Clase 2: Masculinidad Bíblica (Parte 1)……………………………………………………………………..13
Clase 3: Masculinidad Bíblica (Parte 2)……………………………………………………………………..22
Clase 4: Definición de Femineidad Bíblica (Parte 1)…………………………………………...………….32
Clase 5: Definición de Femineidad Bíblica (Parte 2)……………………………………...……………….41
Clase 6: Masculinidad y Femineidad Bíblicas en el Hogar (Parte 1)………………………….…………49
Clase 7: Masculinidad y Femineidad Bíblicas en el Hogar (Parte 2)……………………………………59
Clase 8: Roles de los Hombres y las Mujeres en la Iglesia (Parte 1)……………………………………68
Clase 9: Roles de los Hombres y las Mujeres en la Iglesia (Parte 2)……………………………………78
Clase 10: Masculinidad y Femineidad Bíblicas en el Mundo…………………………………….……....88
Clase 11: Objeciones al Complementarismo……………………………………………………………….97
Clase 12: Confusión de Género………………………………………………………………….…………107
Clase 13: Panel de Discusión………………………………………………………………………………115

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Seminario Básico
Masculinidad y Femineidad Bíblicas
Clase 1: Introducción y Teología Bíblica del Género1
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I. Introducción
¿Qué significa ser hombre? ¿Qué significa ser mujer? En un nivel, las diferencias de género son fundamentales
para nuestra humanidad. La procreación de la raza humana depende de la distinción sexual. Un hombre tiene un
tipo de cuerpo; una mujer tiene otro. Estos hechos de la vida no fueron cuestionados durante generaciones.

En estos días, sin embargo, mucha gente duda de la idea misma del género como algo dado. De acuerdo con esta
nueva escuela de pensamiento, la propia identidad personal—incluida la expresión del género—es una cuestión
de autocomprensión psicológica, no ligada a la anatomía y a los cromosomas. Muchas universidades importantes
han dejado de tener sanitarios separados para hombres y mujeres porque la administración ha determinado que
podría ser discriminatorio hacer que alguien elija un sexo o género que no se corresponde con su identidad de
género al entrar en un baño. Tal es el valiente nuevo mundo en el que vivimos.

Incluso más allá de la cuestión del transgenerismo, para aquellos que todavía ven el género en términos binarios
(masculinidad, femineidad), está la polémica cuestión de los roles de los hombres y las mujeres. La mayoría de
la gente recuerda un día en el que las expectativas para los hombres y las mujeres estaban firmemente incrustadas
en el tejido cultural. ¿Qué debemos pensar de estas expectativas hoy? En el pasado, los hombres eran vistos como
más agresivos, menos emocionales. Eran vistos como el principal sostén de la familia en sus hogares, enfocados
en sus profesiones. Tendían a estar interesados en los deportes. Tendían a ser iniciadores en sus relaciones con
las mujeres y sentían que eso era lo que se esperaba de ellos.

Las mujeres, por otra parte, eran vistas como más relacionales, más cariñosas. Tendían a enfocarse en el hogar y
en la crianza de los niños. Tendían a constituir la mayoría de los voluntarios en el cuidado de los pobres y otras

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Introducción de Asamblea: ¿Qué significa ser hombre? ¿Qué significa ser mujer? ¿Tienen los hombres y las mujeres roles diferentes?
Algunos podrían decir que esas preguntas son erradas, que necesitamos una nueva flexibilidad cuando se trata de cuestiones de género
y sexualidad. Afortunadamente, la Biblia habla acerca de estos asuntos. Y queremos escuchar lo que dice la Escritura en estas próximas
13 semanas en nuestro seminario básico sobre Masculinidad y Femineidad Bíblicas.

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actividades de caridad. Tendían a ser menos socialmente agresivas. Eran las que respondían en sus relaciones con
los hombres y sentían que eso era lo que se esperaba de ellas.

Sea lo que sea que pienses acerca de estas expectativas, los tiempos han cambiado. Hoy en día, todos los
principales partidos políticos presentan a mujeres en papeles prominentes. Directores ejecutivos y líderes
empresariales femeninos son comunes y las mujeres son alentadas a «ascender» no solo en la escala corporativa,
sino en la rampa de oportunidades laborales, creación de familias y ambiciones personales.

Luego está el ascenso del niño-hombre. Es una temporada de adolescencia prolongada donde los hombres ya no
salen de casa y establecen una familia. Por qué molestarte con una esposa y una hipoteca cuando puedes vivir en
el sótano de tus padres, jugar juegos de video todos los días y festejar cada fin de semana, todo el tiempo sabiendo
que tu próxima comida será cocinada... por mamá.

Mi propósito al citar estos estereotipos culturales y cambios profundos en ellos, no es apoyar ninguna visión
particular de esos estereotipos en este momento. Solo hacer observaciones. Mi objetivo es ilustrar que en nuestra
cultura no es fácil responder a mis dos preguntas de apertura (¿Qué significa ser hombre? ¿Qué significa ser
mujer?), y muchos protestan que esas preguntas son irremediablemente anticuadas, incluso ofensivas.

Como cristianos, es nuestra tarea entender el tema del género y los roles de los hombres y las mujeres de la misma
manera en que respondemos al resto de las preguntas centrales de la vida. Miramos la Palabra de Dios.

II. Preámbulos
Y eso es lo que esperamos hacer durante las 13 semanas de esta clase: Mirar las preguntas sobre el género a través
de un lente bíblico. Antes de sumergirnos, hoy vamos a comenzar con algunos asuntos preliminares. En primer
lugar, permíteme explicar cómo utilizo la palabra «género». En la actualidad, algunos distinguen al «sexo», que
es solamente biológico, del «género», que incluye aspectos culturales, psicológicos y conductuales de la
masculinidad y la femineidad. En ocasiones puede ser útil reconocer esa distinción, especialmente cuando se
habla con personas no creyentes, pero lo que quiero argumentar en esta clase es que el género es realmente una
categoría más amplia—incluye el sexo de nuestros cuerpos y también se extiende a las disposiciones que Dios
nos ha diseñado para tener como hombres y mujeres. Sí, algunos aspectos del género son simplemente culturales
y no vienen del diseño de Dios—Por ejemplo, vestir a los niños de color azul y a las niñas de color rosa. Pero hay
algunas facetas del género que son innatas a cómo Dios nos ha hecho, y exploraremos esa idea en las próximas
semanas.

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¿Cómo? ¿Cuál es nuestra metodología? En esta clase, confiamos en la suficiencia de las Escrituras. Esta doctrina
enseña que la Biblia no solo es autoritativa y completamente verdadera, sino que también contiene todo lo que
necesitamos para guiarnos e instruirnos con autoridad en todas las áreas de nuestra fe y vida. A veces lo hace
mediante un mandamiento explícito o una prohibición, otras veces a través de principios amplios de los cuales
extraemos implicaciones. La suficiencia de las Escrituras se ve en 2 Ti. 3:16-17: «Toda la Escritura es inspirada
por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios
sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra».

Por tanto, el plan de esta clase es estar claros donde las Escrituras son claras, estar más atentos donde las Escrituras
no son claras y comprometernos caritativamente en todo momento, reconociendo que las personas que estarán
juntas en el cielo a veces no están de acuerdo con algunas de las maneras particulares en las cuales la virilidad
bíblica y la feminidad están en juego y afectan nuestras vidas diarias y roles.

Ahora bien, en esta clase estamos profundizando en la enseñanza bíblica que tiene el potencial de tocarnos en lo
más sensible, en el núcleo de lo que somos como seres creados. ¿Cómo debemos acercarnos a la Palabra de
Dios—cuando lo que dice podría ser difícil? No nos acercamos a ella buscando la afirmación o reivindicación de
lo que ya hemos pensado (aunque esa vindicación bien puede suceder), sino que nos acercamos a las Escrituras
buscando el aprendizaje de lo que la Palabra de Dios dice realmente, y cuando es necesario, buscando ser
formados y refinados por esa Palabra en nuestra comprensión del hermoso don del género y en nuestros roles
como hombres y mujeres solteros, maridos y esposas, padres y miembros de la iglesia. Estamos todos juntos en
esto para la gloria de Dios. Permíteme preguntarte: ¿Cuándo fue la última vez que cambiaste tu opinión sobre
algo por lo que aprendiste al estudiar las Escrituras?

Déjame decir también que la masculinidad y la femineidad bíblicas se revelan en cada etapa de la vida de un
hombre o de una mujer cristiana. Si eres soltero o casado, un empleado o un jefe, un miembro de la iglesia, un
diácono, una diaconisa o un anciano, lo que estamos hablando en esta clase debería tener implicaciones para ti,
aunque esas implicaciones podrían parecer diferentes dependiendo de las relaciones y mayordomías que Dios te
ha dado.

Bueno, pasemos brevemente al esquema del curso (parte posterior de tu folleto). Aquí es a donde vamos. Las
cuatro lecciones siguientes se dedicarán a buscar textos que desarrollen una imagen de la masculinidad y la
femineidad bíblicas. Luego, nos centraremos en dos maneras en particular, en las que podemos entender de

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manera equivocada la enseñanza de la Biblia sobre el género: Por un lado, la homosexualidad, y por el otro,
rechazar la idea del género dado por Dios. Después de eso, pensaremos en los papeles de los hombres y de las
mujeres en el hogar, la iglesia y el lugar de trabajo, pasaremos el tiempo entrando en el fondo de algunos textos
bíblicos claves y concluiremos con un panel de discusión.
Lo que esperamos cada semana será terminar a tiempo para tomar preguntas.
III. Teología bíblica del género
Lo que queremos hacer hoy es establecer el resto del curso, esbozando una teología bíblica del género.
Caminaremos por los principales capítulos de la historia general de la Biblia —la creación, la caída, la redención
y la consumación— e investigaremos qué significa ser creado hombre y mujer. Considera esto la vista desde el
Monte Everest antes de bajar en las próximas semanas para echar un vistazo más de cerca a los detalles a lo largo
del camino.

A. La creación
Comencemos, como cabe esperar, en la creación. Pasaremos la mayor parte de nuestro tiempo aquí porque el
orden de la creación es fundamental para todo el tema del género. Por favor, ve conmigo en tu Biblia a Génesis
1:26-27:

«Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y
señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo
animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo
creó; varón y hembra los creó».

La humanidad viene de Dios. Él no tenía que crearnos, pero lo hizo. El hacernos le trajo alegría y deleite. Y nos
hizo varón y hembra. El versículo 31 dice: «Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran
manera». El género—es decir, la masculinidad y la femineidad—es su idea, y él es infinitamente sabio. El género
es parte de la belleza de su diseño inmaculado.

Ahora bien, vale la pena señalar que los cristianos en ocasiones no están de acuerdo con las implicaciones de los
textos claves en esta narración bíblica sobre el género. Hay dos perspectivas principales sobre la enseñanza de la
Biblia acerca del género, y a menudo se les llama «igualitarismo» y «complementarismo». ¿Cuántas personas han
oído hablar de los términos aplicados a este tema? A medida que avancemos, prestemos atención a cómo estos
dos puntos de vista manejan el texto para que puedas ver lo que dicen.

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El igualitarismo sostiene que Dios creó a los hombres y a las mujeres como iguales en todos los aspectos, punto
final. El igualitarista dice que Gn. 1:26-27 no hace ninguna distinción entre la mujer y el hombre en la medida en
que ambos están igualmente hechos a imagen de Dios, y ambos tienen la responsabilidad igual e indiferenciada
de gobernar sobre su creación. Por un lado, igualdad de esencia o de ser; por el otro, igualdad de función y rol.

Un complementarista, en cambio, sostiene que el hombre y la mujer fueron creados por Dios como iguales en
dignidad, valor, esencia y naturaleza humana, pero también distintos en su rol. Como veremos en Génesis 2, al
hombre se le dio la responsabilidad de una autoridad amorosa sobre su esposa, y la mujer debía ofrecer una ayuda
voluntaria, alegre y sumisa al hombre. Génesis 1:26-27 deja claro que los hombres y las mujeres son igualmente
creados a imagen de Dios, y por tanto, son igual y completamente humanos. Sin embargo, como muestra el
capítulo siguiente, su humanidad se expresaría de manera diferente, en una relación de complementariedad, es
decir, sus papeles se «complementan» entre sí.

Digamos esto desde el inicio: Estamos enseñando esta clase desde la posición del complementarismo. Ese es el
punto de vista de los ancianos de esta iglesia. No porque sea conveniente. No porque pensemos que atraerá a las
masas a esta clase o a esta iglesia. Estamos enseñando esta posición no solo porque pensamos que es correcta,
sino porque es buena. Es lo que Dios ha ordenado, y por consiguiente es hermosa y gloriosa. Trae vida, salud y
alegría. Puedo atestiguar eso en mi propia vida, y quiero que puedas atestiguarlo también.

Ahora bien, esto no significa que no puedes ser un igualitarista y ser un miembro de esta iglesia—sí puedes. No
quiere decir que si eres igualitarista, deberías dejar de venir a esta clase. Te animo a que vengas; estudia las
Escrituras con nosotros; haz preguntas, eso nos ayudará a mejorar. O, si crees que eres complementarista, ¡esto
no significa que puedes dar por terminado el asunto! Es posible afirmar esto como la visión bíblica, y aun así
tener ideas funcionalmente igualitarias o vivir de una manera pecaminosamente patriarcal, llevando el
complementarismo demasiado lejos y distorsionándolo. Deja que la Biblia se imponga y te desafíe.

Habiendo dicho esto, echemos un vistazo más profundo a estos versículos de Génesis 1. Nuevamente, observa el
versículo 26: «Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza».
Debemos comenzar aquí, porque la Biblia no comienza con las diferencias entre los hombres y las mujeres, sino
con nuestra igualdad. Esta es la verdad fundacional de toda la humanidad, de todos los hombres y de todas las
mujeres: Somos creados a imagen de Dios.

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¿Qué significa ser a imagen de Dios? No podemos agotar por completo las glorias de la misma. Pero los teólogos
nos dan tres conceptos para ayudarnos a definir esta idea. En primer lugar, hay un aspecto estructural: Quiénes
somos. Versículo 26, somos seres «según la semejanza» de Dios. No somos como los animales—cada persona
tiene un alma. Como Dios, somos creados para ser racionales—podemos pensar. Somos volitivos—tomamos
decisiones. Somos morales, creativos.2 No somos exactamente como Dios—Él es eterno, nosotros somos finitos;
Él es todopoderoso, nosotros no lo somos; pero nos parecemos mucho a él porque él es una persona y nosotros
somos personas.

En segundo lugar, hay un aspecto funcional: Lo que estamos llamados a hacer. Ve el resto del versículo 26:
«señoree». O el versículo 28: «Y Dios les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y
señoread». No solo somos como Dios, se supone que actuamos como representantes de Dios. Adán y Eva son sus
vice-regentes, cuidando de su lugar perfecto bajo su gobierno perfecto.

Y tercero, somos seres relacionales. Versículo 27: «Varón y hembra los creó». En el capítulo 2, vemos que no
era bueno para el hombre estar solo. Dios es un Dios relacional—un Dios que existe como tres personas en
perfecto amor y armonía. Y así, Adán y Eva, y nosotros, existimos a su imagen para relacionarnos en amor con
Dios y con nuestros semejantes.

En el antiguo Cercano Oriente, la idea de una «imagen» era comúnmente usada para que un rey representara a un
dios en particular. El rey de una tribu era la «imagen» de la deidad de esa tribu. Eso es lo que hace a Génesis 1
tan radical: Cada hombre y cada mujer—no solo el rey—es hecho a la imagen del único Dios verdadero.

En ninguna parte dice la Biblia que los hombres son más a imagen de Dios que las mujeres. Desde su primera
página, la Biblia se opone a los errores de la dominación masculina pecaminosa y de la subyugación que vemos
en muchas culturas históricamente. Nadie debe sentirse orgulloso o «superior» porque es hombre, y nadie debe
sentirse decepcionado o «inferior» porque es mujer. Si Dios nos ve como iguales en valor, eso establece para
siempre la cuestión del valor personal.

Ahora llegamos a Génesis 2. Si Génesis 1 nos muestra la visión de Google Earth de Dios como Creador
trascendente, Génesis 2 se acerca a la visión de Google Street y nos da un vislumbre de Dios como Yahvé, el

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Vale la pena señalar, sobre todo si se pregunta sobre esto, que aunque la caída ha comprometido estas capacidades en algunas personas,
no ha erradicado la personalidad esencial de cada ser humano. Todo ser humano, aún siendo incapaz de pensar o de distinguir entre el
bien y el mal debido a la edad o la enfermedad, tiene un alma y posee la dignidad de persona.
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Señor personal inmanente. Nos sumergimos en ese sexto día de la creación y vemos cómo se desarrollaron los
acontecimientos. Escucha los versículos 15 y luego 18-24:

«Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo
guardase… [Versículo 18,] Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré
ayuda idónea para él. Jehová Dios formó, pues, de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de
los cielos, y las trajo a Adán para que viese cómo las había de llamar; y todo lo que Adán llamó
a los animales vivientes, ese es su nombre. Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos
y a todo ganado del campo; mas para Adán no se halló ayuda idónea para él. Entonces Jehová
Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y
cerró la carne en su lugar. Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y
la trajo al hombre. Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne;
ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada. Por tanto, dejará el hombre a su padre
y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne».

Los igualitaristas dicen que estos versículos tratan acerca de que Dios provee a Adán la comunión que tanto
necesitaba—comunión con alguien que era su igual. Los complementaristas están de acuerdo en que la mujer es
su igual, pero también observan que Dios también hizo a uno la cabeza y al otro el ayudante.

¿De dónde sacamos esto? Vemos que Dios puso al hombre primero en el huerto (es decir, antes de que Eva fuera
creada); vemos que Dios primero encargó al hombre para que trabajara en el huerto y lo cuidara; Dios le dio al
hombre la autoridad para nombrar a los animales. Vemos que Dios creó a la mujer después del hombre y
literalmente del hombre. Pablo enseña que este orden de la creación implica diferentes papeles para los hombres
y las mujeres en 1 Timoteo 2, un pasaje al que nos referiremos más adelante en el curso. Vemos a Dios dando a
Adán la autoridad de nombrar a su esposa (aquí «mujer», Eva en Gn. 3). Y vemos en el versículo 18 que la mujer
fue creada con el propósito de ser una «ayuda idónea» para el hombre.

Los igualitaristas se apresuran en señalar que Dios a veces es llamado el «ayudante» de su pueblo en la Biblia, y
Dios no tiene un papel subordinado para nosotros. Yo respondería que parece que Dios asume el papel de ayudante
temporalmente para venir en ayuda de un individuo o de su pueblo en una determinada circunstancia, mientras
que la mujer aquí es creada para ser el ayudante del hombre, lo que connota permanencia.3

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Véase de Köstenberger y Köstenberger, God’s Design for Man and Woman [El diseño de Dios para el hombre y la mujer], 36.

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Esto nos lleva a un punto importante: Para el complementarista, la diferencia en el rol no equivale a la diferencia
de estatus, valor, importancia o dignidad. Dios a veces «ayuda» a su pueblo, pero eso no significa que sea menor
que su pueblo. Del mismo modo, la mujer es creada como una ayudante, pero eso no quiere decir que ella es
inferior al hombre. El rol y el valor no son lo mismo. Miramos a la Trinidad para el mejor ejemplo de esto: el
Padre y el Hijo son eternamente iguales en ser, esencia y valor, y sin embargo desempeñan papeles diferentes,
con el Hijo sometiéndose al Padre. Eso no disminuye ni un poco su divinidad.

B. La caída
Volvamos a lo que sucedió después, en la Caída. Trágicamente, Adán y Eva desobedecieron a Dios, y a su vez
Dios los castigó maldiciendo a la creación. El igualitarismo dice que el pecado introdujo en el orden creado por
Dios una jerarquía ilegítima en la relación entre la mujer y el hombre. Así que, mira conmigo en Génesis 3:16,
la maldición sobre la mujer: «A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor
darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti».

Esa frase «tu deseo será» no transmite un amor puro e inocente, sino un deseo de usurpar la autoridad y el control.
Observa que su deseo será «en contra» de su esposo. (cf. 4:7) Así, el igualitarista sugiere que la relación de
igualdad hombre/mujer que Dios pretende en la creación está ahora contaminada por la presencia de una tendencia
jerárquica pecaminosa y perjudicial.

Los complementaristas, por otro lado, creen que el pecado introducido en el diseño creado por Dios perturba las
relaciones apropiadas entre el hombre y la mujer. ¿Qué significa eso? Ahora, de acuerdo con Génesis 3:16, la
mujer tendría un deseo de usurpar la autoridad dada al hombre en la creación, llevando al hombre, por su parte, a
gobernar a la mujer en lo que puede ser una forma erróneamente pasiva o injustamente abusiva, o legítimamente
de manera sacrificada y afirmativa. La caída en Génesis 3 presenta la distorsión de los roles anteriores, no la
introducción de nuevos roles. Todavía mostramos la imagen de Dios, pero lo hacemos de manera imperfecta.

Como cristianos, nunca debería sorprendernos el quebrantamiento y la confusión que existen en nuestro mundo,
especialmente con respecto al género y la sexualidad. La Biblia enseña que la creación es maldecida por el pecado,
¡y esta es una de las doctrinas más empíricamente verificables! Enfermedad, desorden, desorientación, deseos
engañosos, sabemos que estas cosas son el resultado del pecado, y que la creación gime y espera la redención,
como dice Romanos 8. Cuando escuchamos acerca de chicos que están convencidos de que en el fondo son chicas
o viceversa, estamos entristecidos, pero no sorprendidos. Y como cristianos estamos equipados para responder

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con compasión y misericordia con el evangelio. ¿Es la naturaleza o la crianza? ¡Puede ser ambas! Porque los
efectos de la caída se extienden amplia y profundamente. Se necesita mucha sabiduría para vivir en un mundo tan
roto. Pero, alabado sea Dios, la caída no es el final de la historia.

C. La redención en Cristo
Pasamos ahora a nuestra redención en Cristo. Esto es crucial, porque la Escritura presenta a Cristo como el
segundo Adán, el hombre nuevo y perfecto. Él es la imagen de Dios en el sentido más verdadero y pleno. Como
Colosenses 1:15 dice: «Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación». Y por medio del
arrepentimiento y la fe en su sacrificio los creyentes están unidos a Cristo. Como resultado, podemos hacer lo que
dice Efesios 4:24 y vestirnos del nuevo ser, «creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad». Con su
muerte y resurrección, Jesús conquistó el poder del pecado y la muerte y ha comenzado a conducirnos a un nuevo
y mejor Edén, donde viviremos nuestra masculinidad o femineidad perfectamente. Por tanto, este lado de la cruz,
lo que el Nuevo Testamento dice acerca de los hombres y las mujeres y nuestros roles es crucial. ¿Qué
aprendemos?

Gálatas 3:28 dice, «No hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús». Tanto los hombres
como las mujeres son herederos de la redención, parte del cuerpo de Cristo, y llenos del Espíritu Santo. En la
iglesia, los hombres y las mujeres se sirven entre sí. El igualitarista tomará esto y dirá que, por ende, no hay
distinción legítima, en el reino de Dios, entre el varón y la hembra. Más bien, la sumisión mutua es la regla para
el hogar y la iglesia.

El complementarista responderá diciendo que la obra de Cristo no elimina las distinciones de los roles, sino que
las redime. Sí, varón y hembra son uno en Cristo Jesús. Pero también en Efesios 5, bajo el nuevo pacto, los
esposos están llamados a conducir a sus esposas por medio del amor sacrificial y las esposas están llamadas a
someterse a ellos. En 1 Timoteo 2, vemos que solo los hombres deberían tener la autoridad de enseñar en la
iglesia. En la comunidad cristiana, entonces, el liderazgo masculino redimido no oprime, sino que bendice, a
medida que los hombres y las mujeres se esfuerzan por expresar su humanidad común de acuerdo con el diseño
original y complementario creado por Dios.

D. La consumación
¿Y qué ocurrirá cuando lleguemos al final de la historia—cuando Cristo vuelva y los creyentes moren con Dios
en los nuevos cielos y la nueva tierra? La Biblia describe ese día como un día de nueva creación—Romanos 8:21,
«porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos

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de Dios». Algunas cosas serán diferentes: El matrimonio ya no será como lo conocemos (Lucas 20: 34-36), porque
todos los creyentes juntos serán la Esposa de Cristo en sumisión alegre a nuestro Señor.

Por otra parte, el género fue el buen regalo de Dios en la creación original y seguirá siendo así en la nueva
creación. Pablo enseña en 1 Co. 15 que todos recibiremos cuerpos glorificados— imaginativamente superiores a
nuestros frágiles cuerpos terrenales—pero habrá continuidad en la identidad, como una semilla que se convierte
en planta (15:37). Aunque recibas un cuerpo nuevo y mejor, seguirás siendo «tú», incluyendo tu sexo. 1 Corintios
15:49 dice que llevaremos perfectamente la imagen del hombre del cielo, Cristo, en aquel día. Dios originalmente
creó a los hombres y a las mujeres a su imagen y eso es lo que continuaremos siendo en el cielo, ¡pero su imagen
ya no estará distorsionada en nosotros! Qué glorioso día será para nosotros como personas de género: La
maldición será totalmente deshecha y no habrá conflicto entre los hombres y las mujeres, ni ninguna tensión
interna sobre el género que Dios nos ha dado.

Por tanto, hermanos y hermanas, permítanme animarles a mantener el fin a la vista mientras pasamos por esta
clase. Dios, en su infinita sabiduría, te ha hecho hombre o mujer. Pero nunca podemos ganar nuestro camino al
cielo por ser hombres o mujeres perfectos. Cuando se trata de la «Masculinidad y Femineidad Bíblicas», todos ya
hemos fallado en esa prueba. Todos debemos confiar en el Hombre Perfecto que por su muerte nos ha abierto un
camino para ser adoptados en la familia celestial de Dios. En ese día final, viviremos nuestra masculinidad y
femineidad perfectamente como Dios quiere—solo por su misericordia inmerecida.

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Seminario Básico
Masculinidad y Femineidad Bíblicas
Clase 2: Masculinidad Bíblica (Parte 1)4
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I. Introducción
¿Qué significa ser un hombre en el siglo XXI? Cuando miramos la cultura popular, no hay una respuesta clara.
¿Qué dice nuestro mundo que es la esencia de la masculinidad?

E incluso como cristianos, todos llevamos alrededor estos «diccionarios invisibles» de lo que creemos que es la
masculinidad bíblica, que honestamente, ¡puede ser bastante diferente de las enseñanzas de la Escritura!

Así que esta mañana, nuestro deseo es ser honestos y reconocer el quebranto y la confusión que nuestra cultura
en general y hasta muchos de nosotros hemos experimentado en este tema. Pero nuestro mayor deseo es recurrir
a las enseñanzas de la Escritura para ver lo que Dios dice que define la verdadera masculinidad.

II. Repaso
Comencemos volviendo a Génesis 1: 26-27 y revisando lo que vimos la semana pasada. La Palabra de Dios dice:

«Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y
señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo
animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó;
varón y hembra los creó».

La Biblia comienza afirmando que los hombres y las mujeres están hechos igualmente a imagen de Dios. Por
tanto, comparten igual valor, estimación, dignidad e importancia. No hay superioridad, ni inferioridad (repetir dos
veces para enfatizar).

Sin embargo, aunque poseen una igualdad de esencia, en Gn. 2 vimos que hay una distinción en el rol. Como
vimos en Gn. 3, las diferencias en el rol no son el resultado pecaminoso de la caída, ni son borradas en la redención

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¿Qué es la masculinidad? El mundo nos presenta dos opciones. Por un lado, es agresiva, auto-engrandecida y autoritaria, o
insignificante, por el otro, pasiva e inconsecuente. Pero la Biblia rechaza ambas. ¿Con qué la reemplaza? Ese es nuestro tema en
Masculinidad y Femineidad Bíblicas esta mañana. Todos son bienvenidos.

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como vimos en Gá. 3, Ef. 5 y otros textos del Nuevo Testamento. Los hombres y las mujeres están diseñados por
Dios para complementarse con roles distintos y hermosos.

De Gn. 1 y 2 también vimos que el género nos fue dado por Dios. Es su regalo. Por consiguiente, el género es
dado, bueno y definido por Dios. Ser hombre o mujer es parte de la esencia de una persona. Esto va en contra de
los vientos culturales que dicen que el género es un «constructo social» (una idea o percepción de género que el
mundo o la sociedad que nos rodea ha definido). Esta perspectiva rechaza la bondad y la naturaleza creada y dada
por Dios del género. Dice que el género no es algo dado, sino «plástico». Es maleable (puede adaptarse o
cambiarse con los tiempos), definido por la cultura o por uno mismo, para que los individuos puedan adoptar
diferentes expresiones o identidades de género. Esta visión dice que el cuadro bíblico de la masculinidad y
femineidad nos esclaviza en un dualismo de género. Los nuevos pensadores prometen hoy libertad abriendo todo
un espectro de expresiones de género a todos.

La Biblia no está de acuerdo. El género es un constructo—un constructo divino, ¡y por ende hermoso!
Compartimos una humanidad común, iguales en valor, pero no somos idénticos. Uno fue hecho masculino, la
otra femenina. Para ser claros, no debemos sorprendernos de que nuestros corazones pecadores y caídos, tiendan
a rebelarse contra la forma en que Dios estableció el mundo. Y, ciertamente es posible en un mundo caído que
algunas personas se sientan confundidas o incómodas con su género. Pero tal incomodidad no prueba que el
género mismo sea fluido [veremos más sobre eso en unas pocas semanas].

Por ahora, cuando se trata de los hombres y las mujeres, si se pierde la igualdad de valor, la relación entre los
sexos se convierte en un desfile con uno al frente y uno en la parte de atrás. Los hombres dominantes menosprecian
a las mujeres y les ladran órdenes porque son superiores. Pero si se pierde la distinción en los roles, su relación
se convierte en una carrera. Es el macho contra la hembra, adelantándose a codazos en una carrera para llegar a
la cima. Pero la Biblia dice que no es un desfile, ni una carrera, sino un baile. Los dos géneros en este baile tienen
diferentes pasos o papeles, y sin embargo juntos se mueven como uno, en perfecta armonía.

III. Fundamentos para la masculinidad bíblica


Para ver esto, ve a la siguiente página de tu folleto, y echemos un vistazo a Génesis 2:15-24. Vamos a centrarnos
en el relato de la creación y a quedarnos en Génesis hoy porque es tan fundamental para ver la intención original

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de Dios para los hombres y las mujeres. Cuando nos volvemos al Nuevo Testamento, Jesús5 y Pablo6 citan y
aluden a Génesis 1-3, mostrando que ellos vieron que éstos continúan siendo pertinentes y autoritativos. Estudiar
Génesis ahora nos ayudará a apreciar esos textos del Nuevo Testamento cuando nos volvamos a ellos más adelante
en el curso. Entonces, ve a Génesis 2:15-24:

«Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase.
Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la
ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.

Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él. Jehová Dios
formó, pues, de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y las trajo a Adán para que
viese cómo las había de llamar; y todo lo que Adán llamó a los animales vivientes, ese es su nombre.
Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo ganado del campo; mas para Adán no
se halló ayuda idónea para él. Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y
mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar. Y de la costilla que
Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. Dijo entonces Adán: Esto es
ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue
tomada. Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola
carne».

A. Autoridad y responsabilidad
En este pasaje vemos dos pilares de la masculinidad bíblica dados por Dios: La autoridad y la responsabilidad.

Vemos esto en cómo Dios puso al hombre primero en el huerto (es decir, antes de que Eva fuera creada − puedes
ver eso claramente en los vv. 21-22). En las Escrituras, ser primogénito implica autoridad. Sólo el primogénito
recibiría el derecho de nacimiento, piensa en Jacob y Esaú 7. Esto culmina en Jesús, el segundo Adán, que es la
verdadera «imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación» (Col. 1:15). Llamar a Jesús el

5
E.j., Mateo 19:4-5, Marcos 10:6-8
6
E.j., 1 Corintios 11:8-9, 1 Timoteo 2:12-14
7
Dios también llama a Israel «mi hijo primogénito» en Ex. 4:22, reflejando la responsabilidad y autoridad del pueblo de representar a
Dios ante las naciones.

15
«primogénito» no significa que él haya sido creado, sino que posee toda autoridad sobre la creación, autoridad
demostrada en sus milagros, desde caminar sobre el agua hasta salir de la tumba.

La autoridad y la responsabilidad también se ven en cómo Dios comisionó al hombre para que trabajara en el
huerto y velara por él (Gn. 2:15)8. Dios trajo todas las criaturas vivientes al hombre, y lo llamó para ponerles
nombre (vv.19-20), destacando su liderazgo sobre el reino creado. ¿Oyes los ecos de cómo Dios nombró lo que
creó en el capítulo 1? Vemos a la mujer creada con el propósito de ser un «complemento» (HCSB), o «ayuda
adecuada» (NIV), o «ayuda ideal» (ESV) para el hombre. Vemos a Dios dando a Adán la autoridad de nombrar
a su ayudante (aquí «mujer» (2:23), Eva en Génesis 3:20). El hecho de que Dios crea a Eva mientras Adán
está durmiendo destaca que ella también es divinamente creada, de ninguna manera inferior al hombre,
pero funcionalmente distinta. Sólo él recibe la instrucción de Dios para trabajar y cuidar el huerto antes de que
ella fuese creada, pero cada uno tiene un papel que desempeñar en el trabajo de llenar (procreación) y subyugar
la tierra.

También vemos los cimientos de autoridad y responsabilidad evidentes en la caída. Vuelve a Génesis 3:1: «Pero
la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la
mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?».

¿Por qué la serpiente, Satanás, fue primero a Eva? No fue porque ella era inferior o sufría de alguna debilidad
moral inherente. ¡No! ¡Él tentó a Eva porque era una amenaza directa a la autoridad de Adán! Satanás apuntó
directamente al corazón mismo de lo que significaba para Dios hacer a Adán el líder, y a Eva su ayudante. Satanás
buscó socavar y poner al revés el orden creado de las relaciones. Así, en lugar de que el hombre se someta a Dios,
la mujer acepte el liderazgo del hombre y ambos tengan autoridad sobre la creación, aquí «la mujer escucha a
la criatura, el hombre escucha a la mujer y ninguno escucha a Dios»9. Satanás procuró engañar a Eva, porque
sabía que al socavar el liderazgo de Adán, desharía todo el bien que Dios tenía para ellos.

8
Observa la intima conexión entre el hombre y la tierra en Gn. 2-3. Antes de Adán, no había «hombre que labrase la tierra» (2:5)—es
como si la existencia de polvo sin utilizar pidiera que alguien convirtiera el caos en orden, como lo hizo Dios mismo en el 1:2 con la
tierra desordenada y vacía. El hombre fue formado «del polvo de la tierra» (2:7) y el juego de palabras en hebreo es un recordatorio
constante de su origen: hombre (‘adam), de la tierra (‘adamah). Esto no debería extenderse demasiado, ya que Dios también formó a
todos los animales «de la tierra», según el 2:19). La conexión continúa cuando «la tierra» es maldita «por causa» del hombre (3:17), y
cuando el hombre regrese a «a la tierra» cuando muera (3:19).
9
Smith, Clair. God’s Good Design [El buen diseño de Dios], (Matthias Media: Kingsford, 2012), pg. 175.

16
¿Y qué sucede más adelante en el capítulo? Mira conmigo Génesis 3:8-9, después de haber pecado y esconderse
de Dios: «Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se
escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto. Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le
dijo: ¿Dónde estás tú?».

Observa que Dios llama al hombre primero, a pesar de que fue la mujer quien comió primero de la fruta. ¿Por
qué? ¡Porque el responsable es Adán! Había abandonado su puesto de líder. Cuando llegó la batalla, no estaba
donde tenía que estar. De modo que, cuando Dios llamó a Adam a rendir cuentas, él estaba «reafirmando el orden
creado originalmente»10.

La autoridad de Adán también se ve en las maldiciones pronunciadas sobre él y su esposa. Echemos un vistazo a
Génesis 3:16-19:

«16A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz
los hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti. [Este versículo no está
estableciendo roles diferentes; está diciendo que los roles ya dados ahora serán corrompidos.]
17
Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé
diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los
días de tu vida. 18Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo. 19Con el sudor de tu
rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y
al polvo volverás».

Para la mujer, la maldición que Dios pronuncia se centra en su relación con su esposo y con los hijos. Dios
quiere ilustrar cómo su pecado ha estropeado la responsabilidad y el ámbito que le fueron dados—su relación con
su esposo como ayudante. Pero a Adán, Dios dice «maldita será la tierra por tu causa». El reino sobre el cual se
le dio la responsabilidad, el suelo que debía trabajar, y así proveer para su esposa y familia, está corrompido.

Pero aún más que eso, la sentencia de muerte de Génesis 3:19 está dirigida al hombre. Él sigue siendo el
primogénito que aprende primero que va a morir. Adán funciona como la cabeza de toda la humanidad. Observa
que es debido al pecado de Adán, «a causa de ti». Dios le dice a Adán en Génesis 3:17, no a causa de ti y tu
esposa, sino a causa de ti, Adán, la creación es maldita. Eva tendrá que rendir cuentas, pero Adán tiene la

10
Ibid, 176.

17
responsabilidad final porque él representa a la raza humana11. Más adelante en el Nuevo Testamento, Pablo se
basa en este orden creado del liderazgo masculino en Ro. 5:12-21 cuando dice que el pecado y la muerte vinieron
por «un hombre». Pablo no dice por medio de Adán y Eva, sino por medio «un hombre» refiriéndose a Adán.

Es inconfundible por lo que vemos en Gn. 1-3 que Dios le da a los hombres responsabilidad, autoridad y liderazgo
para ejercitarlos en ciertos ámbitos que él designa. Pueden optar por abdicar, ignorarlo, huir de ello, pero de una
forma u otra ejercerán esa autoridad y responsabilidad, para bien o para mal.

B. Trabajar y Vigilar

Entonces, ¿cómo pueden los hombres ejercer esta autoridad y responsabilidad? Vuelve conmigo a Gn. 2.15.
«Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén». ¿Con qué propósito? «Trabajarlo y
vigilarlo» (HCSB), o «trabajar y cuidarlo» (NVI), o «trabajar y mantenerlo» (RVR). Este «trabajar» y «vigilar»
son las dos maneras principales en las cuales la autoridad del hombre debe ser ejercida12.

Esta palabra «trabajar» también significa «servir», «labrar» o «cultivar». Ese es el papel del hombre en el huerto.
Pero eso no significa que todos los hombres estén llamados a ser jardineros. El huerto era el mundo. Era el reino
donde Adán debía vivir sus responsabilidades dadas por Dios. Así que, hombres, estamos llamados a «trabajar
(labrar)» en cualquier «campo» que Dios nos ha dado: (Ej.: abogado, banquero, chef, maestro de escuela,
camarero o mecánico), a invertir nuestro tiempo, energía e ideas en traer cosas buenas a la existencia, para proveer
para nosotros mismos y para los demás. Un hombre fiel, entonces, es aquel que se ha dedicado a cultivar, construir
y producir13. No sólo cosas, sino también personas. Piensa en Ef. 5, donde los esposos son llamados a «nutrir» a
sus esposas. Los dedos de un hombre deben estar acostumbrados a trabajar en el suelo del corazón humano.
Richard Phillips lo explica bien:

«Este mandato bíblico de trabajar - aquí con el énfasis en cultivar y cuidar – acaba con un gran
error sobre los roles de género. Se nos ha enseñado que las mujeres son las principales
alimentadoras, mientras que los hombres deben ser «fuertes y silenciosos». Pero la Biblia llama a
los hombres a ser cultivadores, y eso implica un énfasis significativo en cuidar los corazones de

11
Ibid, 176.
12
Mira cómo incluso después de la maldición, Dios específicamente envía a Adán para que «labrase la tierra de que fue tomado». —
No se menciona a Eva para realizar esta tarea (Gn. 3:23).
13
Paráfrasis de Phillips, Richard D. The Masculine Mandate [El mandato masculino], (Reformation Trust: Harrisonburg, 2010), pg. 13.

18
aquellos dados a nuestro cargo»14—tales como una esposa, hijos, compañeros, miembros de la
iglesia, amigos, empleados, colegas, parientes… La lista podría continuar.

Los hombres viven su autoridad y liderazgo trabajando, cultivando y cuidando cualquier «tierra» que Dios les
haya dado.

Pero la otra mitad de la vocación del hombre se encuentra en ese segundo verbo traducido como «vigilar»,
(HCSB) «cuidar de» (NVI) o «guardar» (ESV) (2:15). La palabra se usa para referirse a soldados, pastores
y sacerdotes, incluso a Dios mismo. Esta palabra hebrea a menudo implica protección, y cuando se usa para
Dios, describe cómo el Señor «vigila» a su pueblo para mantenerlos a salvo15.

Lo que vemos es que un hombre debe tanto manejar el arado de provisión como llevar la espada de protección.
Como representante de Dios en el huerto, «Adán no sólo tenía que hacerlo fructífero sino que lo tenía que
mantener seguro»16. Y cuando Adán y Eva son expulsados del Edén, el Señor asigna un ángel para «guardar»—
la misma palabra hebrea—el camino a el árbol de la vida, ya que Adán había fallado en su trabajo (Génesis 3:24).

Ahora bien, esta imagen del hombre que cultiva el huerto trabajando y guardando todo lo que Dios le ha confiado
es radicalmente diferente de las imágenes contemporáneas de la masculinidad, incluso dentro del Cristianismo.
Tal vez, el libro cristiano más vendido sobre la masculinidad, al menos hace 15 años, fue Salvaje de Corazón de
John Eldridge. En él, él lamentaba justificadamente cuántos hombres son feminizados y pasivos. Pero perdió el
corazón del problema y la solución. Él dijo que Dios creó a Adán fuera del huerto, así que la masculinidad no se
encuentra en la vida hogareña. En su lugar, los hombres necesitan embarcarse en una serie de misiones salvajes
y aventuras de auto-descubrimiento. El problema es que esta imagen de la masculinidad simplemente no encaja
con Gn. 2. Dondequiera que Adán fuera creado, el punto es que Dios lo coloca en el huerto, y lo llama a trabajar
y cuidarlo. Y en Génesis 3:23, cuando Dios lo saca del huerto, él lo llama… a trabajar la tierra fuera del huerto.
La masculinidad no se encuentra en las búsquedas de identidad fuera del huerto, sino en el liderazgo con mente
de servicio dentro de cualquier ámbito que Dios nos haya dado, cumpliendo con las tareas de Dios de trabajar y
velar por todo lo que él nos ha confiado. Ser hombre no se trata principalmente de cazar, escalar rocas, y reparar

14
Ibid., 14.
15
«He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que fueres, y volveré a traerte a esta tierra; porque no te dejaré...» Gn.
28:15. O Sal. 121:7 «Jehová te guardará de todo mal; Él guardará tu alma;… 8 Jehová guardará tu salida y tu entrada desde ahora y
para siempre».
16
Ibid, 15.

19
de coches. Se trata principalmente de proveer para las necesidades de los demás y protegerlos con amor sacrificial.
Eso puede tomar la forma de caza en ciertas culturas y para ciertos chicos, pero también puede tomar la forma de
ser un maestro de jardín de infancia de voz suave que viste suéteres cárdigan, escribe poesía, ama a su familia,
ora por su iglesia, ofrenda para las misiones, y nunca sube una montaña o construye una canoa con sus propias
manos.

C. Liderazgo Servicial
Este liderazgo con mentalidad de siervo que había de caracterizar al primer Adán, se refleja perfectamente en el
segundo Adán, Jesucristo. Vuelve conmigo a Lucas 22:24-27:

«24Hubo también entre ellos una disputa sobre quién de ellos sería el mayor. 25Pero él les dijo: Los
reyes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que sobre ellas tienen autoridad son llamados
bienhechores; 26mas no así vosotros, sino sea el mayor entre vosotros como el más joven, y el que
dirige, como el que sirve. 27Porque, ¿cuál es mayor, el que se sienta a la mesa, o el que sirve? ¿No
es el que se sienta a la mesa? Mas yo estoy entre vosotros como el que sirve».

Jesús toma la idea del mundo de la jerarquía y el poder y la pone patas arriba. No porque ya no haya un lugar
legítimo para la autoridad y la responsabilidad. Esas distinciones son buenas y todavía existen. La idea
revolucionaria aquí es que los líderes—aquellos que tienen el poder—deben ejercerlo no para el beneficio o
engrandecimiento de sí mismos, sino para el beneficio de aquellos que están bajo esa autoridad. En la economía
de Dios, liderar es servir. El altruismo/abnegación es otro rasgo definitorio de la verdadera masculinidad.

V. La confianza en el hombre perfecto


La próxima semana, pasaremos nuestro tiempo trabajando en una definición de la masculinidad bíblica que
debería ayudarnos a pensar cómo honrar a Dios como un hombre en la vida cotidiana y práctica. Pero al cerrar
esta mañana, quiero terminar con una nota de esperanza. ¿Qué deberíamos hacer todos si hemos ignorado o
resentido el buen don de Dios del género? ¿Qué deberían hacer los hombres si han descuidado o abusado de las
buenas responsabilidades que Dios les ha dado? Algunos aquí puede que necesitemos arrepentirnos y confesar
las formas en las que hemos sido pasivos y perezosos y no hemos honrado a las mujeres, o las formas en que las
hemos ofendido, o las hemos tomado como objetos o maltratado. Cuando abusamos de la autoridad, mentimos
acerca de Dios. Él ve todo y lo sabe todo y juzga a todos.

20
Algunas mujeres pueden preguntar dónde pueden recurrir cuando los hombres en sus vidas las han decepcionado
constantemente o han ejemplificado una imagen monstruosa de la masculinidad, que no es la bíblica. Todos
nosotros, cualquiera que sea nuestro pecado o vergüenza, que hayamos sido objeto de cualquier forma de pecado,
podemos tener esperanza hoy. Todos debemos confiar en el hombre perfecto, Jesús. Ro. 5:19: «Porque así como
por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de
uno, los muchos serán constituidos justos». El primer Adán fue maldecido por comer de un árbol; el más grande
Adán, Jesús, fue maldecido colgando de un árbol. El primer Adán comió de la tierra en dolor (Génesis 3:17); el
más grande Adán multiplicó los cinco panes de la tierra en abundancia. El primer Adán volvió a la tierra en la
muerte (Génesis 3:19); el más grande Adán se levantó de la tierra resucitando a la vida.

Sí, Dios hace responsables a los hombres, pero para aquellos que confían en Cristo, Jesús ha intervenido y recibido
la ira de Dios por cada forma en la que hemos distorsionado nuestro llamado bíblico, y nos ha dado su Espíritu
para que realmente podamos caminar en una vida nueva y honrarle. Para aquellos que han sido objeto del pecado
de hombres caídos, él es el Esposo fiel que siempre ama, nutre y cuida a su Novia. Nuestra esperanza está en él.

Oremos.

21
Seminario Básico
Masculinidad y Femineidad Bíblicas
Clase 3: Masculinidad Bíblica (Parte 2)17
_____________________________________________________________________________
I. Introducción
¿Has visto el sitio «El arte de la Virilidad»? Este sitio es un campo de entrenamiento para que los chicos aprendan
a ser el hombre clásico. Tiene tutoriales sobre cómo atar una corbata, «cómo afeitarse como tu abuelo», cómo
asar un filete, arreglar un coche, instalar una lavadora, o cómo tener una verdadera cita con una dama. Es un sitio
popular, que revela que muchos hombres en nuestros días sienten que están mal equipados para estas habilidades
supuestamente masculinas. Lamentablemente, eso es probablemente un reflejo de cómo muchos chicos no están
aprendiendo estas lecciones de vida de sus propios padres (varones).

Pero un sitio como éste plantea otra pregunta. ¿Acaso la masculinidad trata principalmente de habilidades?
Podríamos establecer un programa de «man scouts», como los boy scouts, pero para adultos, para enseñar a los
chicos cómo usar apropiadamente un traje, encender una fogata y convertirse en un experto en reparaciones del
hogar, y luego emitir certificados de masculinidad a todos los que completen el entrenamiento? O, ¿trata la
masculinidad acerca de cierta imagen o estilo de vida—el tipo musculoso que le gusta el deporte, la caza y la
supervivencia en el desierto? ¿Puede un poeta reflexivo, un maestro de guardería de edad avanzada o un estudiante
universitario con discapacidad física ser totalmente masculino en nuestra cultura? En cualquier caso, puesto que
el mundo ahora aprueba la orientación homosexual, la moda metrosexual y la identidad transgénero, ¿es anticuado
y de mente cerrada incluso hablar de «masculinidad»?

Bueno, Dios ha revelado mucho acerca de quiénes somos como hombres y mujeres en su Palabra. La Biblia no
trata principalmente de la masculinidad y la femineidad; trata principalmente de un Dios santo que redime por
gracia a hombres y mujeres mediante la vida y el sacrificio del hombre perfecto, Su Hijo. Pero lo que estamos
tratando de hacer en este curso es escuchar lo que la Biblia dice acerca de la masculinidad y la femineidad, porque
lejos de ser oneroso o confuso, el diseño de Dios trae salud, paz y alegría a nuestras vidas.

17
¿Qué significa ser hombre? ¿Ser fuerte y silencioso como John Wayne? ¿Agresivo? ¿Pasivo? Aparte de la biología, ¿hay algo único,
algo diferente, algo que deba distinguir la masculinidad de la femineidad? ¿Podemos incluso usar estas categorías? Hay mucha confusión
en la actualidad, pero en el seminario básico Masculinidad y Femineidad Bíblicas queremos usar la luz de la palabra de Dios para alejar
la niebla de incertidumbre.

22
Hoy, en nuestra segunda semana sobre masculinidad, queremos centrarnos en cómo la Biblia define
principalmente la masculinidad según el carácter. No según las habilidades masculinas en la parrilla o en el
garaje. No es un estilo de vida machista, sino un carácter humilde, que toma iniciativas, que absorbe riesgos, que
se sacrifica, que es responsable, generoso, protector, amoroso y que es como Cristo. Para los hombres que están
hoy aquí, eso debería sonar como una buena noticia. Ser hombre no significa que tienes que adaptarte a algún
estereotipo cultural que no coincide con la personalidad, los dones o el trabajo que Dios te ha dado. Pero en otro
sentido, eso debería sonar a noticias muy duras. Porque el carácter no se puede comprar o descargar en un cursillo.
No puede obtenerse siguiendo una fórmula simple. Solo viene por conocer la gracia de Jesús y ser instruido día
tras día por su Espíritu a través de la sabiduría de la Palabra de Dios.

Repasemos lo que vimos en las últimas dos semanas, y luego nos referiremos a este personaje que la Biblia dice
tipifica la verdadera masculinidad.

II. Repaso
¿Puede alguien decirnos qué es lo principal que nos enseña Génesis 1 acerca del género? Vimos cómo Génesis
1: 26-27 dice que los hombres y las mujeres están hechos igualmente a imagen de Dios. En su propio ser o esencia,
los hombres y las mujeres son creados por Dios con igual valor, igual importancia, igual consideración e igual
dignidad. En cuanto a la igualdad en el valor, no hay superioridad o inferioridad entre los sexos.

¿Qué pasa con Génesis 2? Vimos que esta igualdad de esencia no niega la distinción en el rol. Y estas distinciones
funcionales son parte del buen orden creado por Dios, no las distorsiones pecaminosas resultantes de la caída.

Luego dijimos de Gen 2-3 que la masculinidad bíblica implica tanto autoridad como responsabilidad. Más
adelante en esta clase, nos centraremos en cómo esa autoridad y responsabilidad se viven especialmente en el
hogar y en la iglesia. Entonces, ¿de dónde sacamos esa idea de autoridad y responsabilidad?

 Adán era el primogénito, que en la Escritura implica autoridad (Ej.: Israel - Éxodo 4:22, o Jesús en Col.
1:15).

 El Señor trajo todas las aves y los animales al hombre, de modo que ellos respondieron a Adán, y él fue
el encargado de nombrarlos. Así que, esto implica la autoridad de señorío.

23
 Esta maravillosa mujer creada por Dios sería llamada «complemento» (HCSB), o «ayuda idónea» (NVI),
o «ayuda ideal» para Adán, y a Adán se le daría la autoridad de llamarla Eva.

 Todo esto sería desafiado en Gn. 3, ya que Satanás puenteó al líder en la relación con la esperanza de
poder seducir a Eva, y de que a su vez, ella pudiera influenciar a Adán a desobedecer, invirtiendo el orden
creado por Dios.

 Luego, Dios, en primer lugar, responsabiliza a Adán por lo que sucedió allí en el huerto, enfatizando más
su liderazgo y autoridad.

 ¿Dónde ejercen los hombres esta autoridad y responsabilidad? Génesis 2:15 — Adán las ejerció en el
huerto. ¿Y cuál es el huerto para nosotros? El mundo, sea cual sea la esfera en la que Dios haya puesto
al hombre: su iglesia, familia, vecindario y lugar de trabajo.

¿Y cómo deben ejercer los hombres esta autoridad y responsabilidad? Debemos «trabajar » y «guardar», o
«vigilar». ¿Qué significa eso? «Trabajar» significa dedicarnos a cultivar, nutrir, crecer, y «cuidar», es proteger y
preservar. No sólo cosas, sino personas. La masculinidad no comienza y termina cuando un chico ficha al entrar
y salir del trabajo− implica todas sus relaciones (¡Lo que significa que esto se aplica tanto a hombres solteros
como casados!).

La imagen del hombre en Génesis es la de un líder y siervo, bajo la autoridad de Dios, cumpliendo su mandato
de trabajar y guardar todo lo que se le confía.

Entonces, ¿qué aspecto tiene el carácter masculino? Vamos a trabajar con una definición de la masculinidad
bíblica de John Piper y Wayne Grudem extraída del libro Recovering Biblical Manhood and Womanhood
[Recuperando la masculinidad y femineidad bíblicas]. Al hacerlo, permíteme que anime a las damas que están
aquí a que no se vayan. Utiliza lo que aprendas como una manera de animar a los hombres de tu vida cuando los
veas ejemplificando cualidades masculinas piadosas (padre, hermano o amigo). Considera la posibilidad de tomar
este perfil y utilízalo como una guía de oración para orar por los hombres que conoces.

Señoras, esta clase puede ser un reto al recordar cómo los hombres en sus vidas no han cumplido con los
estándares de Dios, a veces de maneras trágicas. Si es así, entonces según vamos por la vida, sabemos que nuestra
esperanza final nunca está en cómo nos tratan los demás, sino en un Dios bueno y misericordioso que venda a los

24
quebrantados y da reposo a los cansados a través del hombre perfecto, Su Hijo. Por tanto, oro para que si hay
recuerdos dolorosos evocados por lo que estamos estudiando, el Señor te permita poner tu corazón y mente en
Cristo.

Así que, si quieres un buen resumen de la enseñanza de hoy, sería esto: La esencia de la masculinidad bíblica
es un sentido de responsabilidad benevolente para liderar, proveer y proteger a las mujeres de formas que
sean apropiadas en las diferentes relaciones del hombre.

Primero, considera esa frase, «un sentido de responsabilidad benevolente». La masculinidad bíblica es
autoconsciente. Implica la actitud de un hombre hacia las mujeres, aún cuando en sus circunstancias no pueda
actuar regularmente en ese sentido de responsabilidad — [Por ejemplo, un hombre que presta servicios en el
ejército estará limitado en su responsabilidad normal, si está en combate o trabajando en el mar. Sigue siendo una
postura «benevolente», pues está buscando el bien de las mujeres a través de un servicio sacrificial.] Y es una
gran mayordomía dada por Dios por la cual él hará responsables a los hombres. ¿Pero responsables de qué?
Vamos a entrar en el resto de la definición, empezando por:

A. «…LIDERAR…»
En las Escrituras, el hombre está llamado a dirigir. Dios dio a Adán órdenes con la expectativa de que él llevaría
a Eva a obedecer y a adorar a Dios. Luego estableció un patrón de liderazgo masculino a través de los sacerdotes
y reyes de Israel en el Antiguo Testamento. Jesús enseñó a sus discípulos a ejercer el liderazgo por medio del
servicio. El marido es llamado la cabeza de su mujer en Ef. 5. A los hombres se les confía la autoridad de liderazgo
en la iglesia en 1 Ti. 2 y 1 Co. 11. Así que, lo primero es lo primero: Ser hombre es recibir con agrado el manto
[o la responsabilidad] del liderazgo.

Entonces, ¿cómo es un líder masculino? Si tienes una Biblia, ábrela en 1 Timoteo 3. Creo que aquí es útil ir a 1
Timoteo 3 y ver qué tipo de rasgos son necesarios para los ancianos, los hombres que dirigen en la iglesia local.
Observarás que aparte de las calificaciones de que debe ser «capaz de enseñar» y «no un recién convertido»,
estas cualidades no tienen que ver con el tamaño de los músculos de un hombre o la extensión de su currículum,
sino con su carácter, su piedad. De hecho, ya que esta lista define el carácter de un anciano, es una buena
descripción de la masculinidad bíblica en general, y todos los hombres harían bien en aspirar a cumplir con
esta descripción, incluso si nunca sirven como ancianos en un sentido formal. Empezando en el v. 1, Pablo escribe:
«Palabra fiel: Si alguno anhela obispado, buena obra desea. Pero es necesario que el obispo sea irreprensible,
marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar; no dado al vino, no

25
pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro; que gobierne bien su
casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad».

La experiencia de la gente hará que piensen cosas muy diferentes cuando escuchen que los hombres están
llamados a «liderar». De manera que, intentemos entender lo que queremos decir con una serie de afirmaciones
clarificadoras sobre el significado del liderazgo bíblico masculino.

1. La masculinidad bíblica no se expresa en la exigencia de ser servido, sino en la fortaleza de servir y


sacrificarse por el bien de otros.

Jesús dijo en Lucas 22:26, «sea el mayor entre vosotros como el más joven, y el que dirige, como el que sirve».
El liderazgo no es un comportamiento exigente. Lamentablemente, muchos líderes hoy usan a los que están a su
cargo para su propio beneficio (y si eso te ha sucedido alguna vez, por favor entiende que NO es piadoso). Pero
si el objetivo del liderazgo es ayudar a otros en su camino hacia la santidad y el cielo, el líder tendrá el santo
aroma del cielo—el comportamiento de Cristo. Por eso, inmediatamente después de decir que «el marido es la
cabeza de la mujer como Cristo es la cabeza de la iglesia» en Efesios 5, Pablo dice: «Maridos, amad a vuestras
mujeres como Cristo amó a la iglesia y se entregó por ella para santificarla» (Efesios 5:23, 25). Por tanto, cualquier
hombre que utilice la palabra «someter» como una especie de «carta ganadora» en el matrimonio con el único fin
de salirse con la suya, ha malinterpretado drásticamente lo que significa ser un líder servicial. Los hombres deben
liderar, pero lo hacemos teniendo en mente la prosperidad de los demás.

Pensemos de nuevo en Jesús que lideró a su esposa a la santidad y al cielo en la cruz. Aunque parecía débil según
la definición del mundo de lo que es el poder, mostró una fuerza infinita rechazando la comprensión del mundo
de lo que es el poder y encarnando el liderazgo servicial. Al igual que Jesús, los hombres bíblicos usan su liderazgo
no para ganar la vida, sino para darla.

2. La masculinidad bíblica no tiene que iniciar cada acción, pero siente la responsabilidad de proveer un patrón
general de iniciativa.

Para los solteros esto significa que la masculinidad bíblica es evidenciada por la toma de iniciativa con tus
amistades o compañeros, para garantizar que Dios es honrado en tu hogar y en tus relaciones. Para asegurarte de
que lo que estás viendo en el ordenador, o los chistes groseros, o un patrón de pérdida de tiempo no está siendo
ignorado sino abordado.

26
De acuerdo, ¿y qué pasa con aquellos hombres que son esposos y padres? Bueno, esto significa que en un
entorno familiar, el marido no necesita (y no debería) pensar y planificar todo, sino que debe asumir la
responsabilidad general de iniciar y llevar a cabo la planificación espiritual para la vida familiar.

Habrá muchas veces y muchas áreas en los detalles de la vida diaria donde la esposa planeará e iniciará numerosas
cosas dentro de la casa y la familia .Pero es probable que un esposo flaquee en sus responsabilidades de liderazgo
si la esposa en general—sistemáticamente—tiene que tomar la iniciativa de llevar a la familia a la iglesia, reunir
a la familia para los devocionales y decidir qué normas morales se requerirán de los niños. ¿Te acuerdas de lo que
dijo Josué cuando Israel estaba reunido mientras los exhortaba a permanecer fieles a Dios? Dice en Josué 24:15b:
«Pero yo y mi casa serviremos a Jehová». Por supuesto, en situaciones donde el esposo y el padre no son
creyentes, la esposa tendrá que asumir más liderazgo espiritual, y es necesaria mucha sabiduría para ese tipo de
situaciones (si eres una mujer que está casada con un incrédulo, por favor, sabes que puedes buscar consejo y
aliento en otros).

3. La masculinidad bíblica acepta la carga de la última palabra en los desacuerdos entre el líder y el dirigido,
pero no presume usarla en todos los casos.

Los hombres suelen caer en uno de los dos extremos cuando se trata del liderazgo. El primero es ser opresivo y
exagerado. El segundo es ser pasivo y apático. Y AMBOS, son perversiones peligrosas del liderazgo bíblico.

En el matrimonio y la familia, el esposo es quien debe responder a Dios por la dirección de la familia, por lo que
debe ser consciente de la responsabilidad que el Señor le ha dado y ejercerla. Esto amerita que el hombre sea
valiente en asumir el liderazgo, y que la mujer también lo sea para confiar en su marido, y en última instancia,
confiar en Dios para que obre a través de su marido.

Ahora bien, ¿significa esto que un marido siempre debería tomar todas las decisiones por sí mismo? No... Eso
estaría mal, porque Dios le ha dado al hombre un ayudante en su esposa. Lo que significa, que… Hombres,
¡necesitamos ayuda! Por tanto, sé que en mi casa, Dios me ha llamado a ser la cabeza de mi esposa y de mi
familia... pero no me engaño con el espejismo de que lo tengo todo resuelto. [Buen lugar para una rápida
ilustración autocrítica...]

27
4. Por último, debemos señalar que el llamado bíblico al liderazgo es un llamado al arrepentimiento y a la
humildad.

Cada hombre debe humillarse ante Dios en lamento por sus fracasos pasados y por la tendencia permanente a
eludir sus responsabilidades o a sobrepasarlas. 1 Pedro 5:6: «Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios,
para que él os exalte cuando fuere tiempo». Para ser un líder, el hombre primero debe ser humilde y reconocer
que NO TIENE la sabiduría o autoridad para dirigir. Dios es quien da a los hombres la autoridad y la sabiduría y
luego nos equipa con su Palabra y Espíritu.
B. «…PROVEER…»
Pasemos ahora a la siguiente palabra: «Proveer».

En 1 Timoteo 5:8 encontramos una fuerte declaración acerca de la necesidad del hombre de proveer para su
familia: «si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que
un incrédulo». Sin embargo, ¿no es una bondad de Dios dar a los hombres esta vocación? Porque al proveer para
aquellos de quienes es responsable, el hombre refleja la provisión de Dios de todo lo que necesitamos para la
vida y la piedad.

Ahora bien, este aspecto de la masculinidad se aplica con mayor intensidad en el hogar. La responsabilidad de un
esposo de proveer no significa que sea malo que una esposa ayude a obtener ingresos. Proverbios 31 retrata a una
esposa con amplias habilidades que se extienden tanto dentro de la esfera del hogar como también en los negocios
fuera de éste. A lo que queremos llegar es a esto: Cuando no hay pan en la mesa, es el marido el que debe sentir
la presión principal de proveerlo. No se está cuestionando si una esposa puede trabajar fuera. Por supuesto que es
capaz; el asunto es si debe o no, si el trabajo fuera de casa le ayudará en su vocación de nutrir a su familia o si
compromete su capacidad para cumplir con ese llamamiento. Y eso es lo que un hombre debe ayudar a reflexionar
a su familia, para el beneficio de la casa entera (entendiendo totalmente que cada hogar tendrá diferencias
únicas). Abordaremos esto mucho más en las próximas semanas.

Fuera del matrimonio, la aplicación de este versículo podría significar que un hijo o hermano o tío o abuelo da un
paso adelante y provee económicamente para los familiares que necesitan ayuda. Podría significar proveer
económicamente, o cortar el césped, o limpiar el desagüe de una viuda anciana dentro de la iglesia.
Definitivamente significa asumir la responsabilidad de pagar la cena cuando un chico quiere salir con una chica.

28
La noción es que cuando un hombre puede ser útil materialmente de una manera apropiada, debe ser sensible a
esas oportunidades y tomar la iniciativa para actuar en ellas.

C. Pasemos a la siguiente frase: «. . .Y PROTEGER. . .»


Cuando Dios condenó a los «pastores » o líderes de Israel en Ezequiel 34, los reprendió por no proteger a sus
ovejas. Él dijo: «No fortalecisteis las débiles, ni curasteis la enferma; no vendasteis la perniquebrada, no
volvisteis al redil la descarriada, ni buscasteis la perdida, sino que os habéis enseñoreado de ellas con dureza y
con violencia. Y andan errantes por falta de pastor, y son presa de todas las fieras del campo, y se han dispersado.
Anduvieron perdidas mis ovejas por todos los montes, y en todo collado alto; y en toda la faz de la tierra fueron
esparcidas mis ovejas, y no hubo quien las buscase, ni quien preguntase por ellas» (Ez. 34:4-6).

Los hombres deben quedar advertidos por este ejemplo. Digamos que un hombre y una mujer (su esposa, o su
hermana o una total desconocida) están caminando por la calle y alguien viene y los amenaza, ¿qué debería
hacer el hombre? ¿Debería esconderse detrás de la mujer? No... La masculinidad bíblica siente una
responsabilidad natural, dada por Dios, de avanzar y ponerse entre la amenaza y la mujer. ¿Por qué? No porque
las mujeres sean inherentemente más débiles físicamente, o cobardes morales. Sino porque los hombres están
diseñados para proteger a otros de manera sacrificial. Él tiene una conciencia de su responsabilidad de guardarla
porque él es un hombre y ella es una mujer. Esto viene de un «profundo sentido de aptitud honorable» en la forma
en que Dios creó las cosas. Esta protección no se limita solamente al peligro físico. Los hombres en el hogar
deben tratar primero de proteger el bienestar espiritual de su familia. Los líderes masculinos de la iglesia guardan
la doctrina de la congregación al equipar a los miembros para que conozcan la verdad.

Y esta protección es exactamente lo que Cristo ha hecho por su esposa. Él se ha interpuesto entre nosotros y Dios,
para soportar la ira de Dios por nosotros.

Así que, ya sea protegiendo a una mujer arriesgando su vida o simplemente o resguardando su seguridad al
acompañarla a su coche o a casa después de la iglesia... Los hombres siempre deberían tener presente cómo
deberían proteger a las damas a su alrededor.
D. «…A LAS MUJERES…»
Eso nos lleva a la siguiente palabra en la definición: «liderar, proveer y proteger a las mujeres».

Ahora bien, cuando definimos el carácter masculino, podríamos centrarnos en el llamado a trabajar y cuidar el
huerto (Edén), a dirigir en la iglesia, o a muchos otros ámbitos que no se relacionan directamente con las

29
mujeres… Pero hemos elegido enfocarnos en la forma en que los hombres se relacionan con las mujeres porque
creemos que nos ayuda a comprender el objetivo primordial de la Biblia en lo que significa ser un hombre.
Los hombres deben liderar y amar a las mujeres en formas que glorifiquen a Dios. Y es en las relaciones entre
los hombres y las mujeres donde veremos más claramente los distintivos masculinos.
Por tanto, nuestra definición incluye la palabra «mujeres». No usamos la palabra «esposas» porque un hombre
no se convierte en hombre al casarse. La masculinidad y la femineidad están arraigadas en lo que somos por
naturaleza. Los hombres tienen un sentido básico en el cual se sienten responsables de liderar, proveer y proteger
a las mujeres en general, no sólo a sus esposas o familiares. Ahora, la forma en que el hombre se relaciona con
su esposa, con quien comparte su corazón, será diferente de la forma en que se relaciona con una extraña a la que
simplemente le abre la puerta. Esto nos lleva a nuestra última frase.
E. «…DE FORMAS QUE SEAN APROPIADAS EN LAS DIFERENTES RELACIONES DEL HOMBRE…»
Los hombres y las mujeres tienen todo tipo de relaciones. Estas diferentes relaciones traen diferentes tipos de
responsabilidades. El contexto de sus relaciones ayudará a determinar las formas apropiadas en que los hombres
y las mujeres se relacionan entre sí. Así, un esposo y una esposa tendrán diferentes responsabilidades entre sí que
dos miembros de la iglesia del sexo opuesto. Un anciano y una mujer miembros de la iglesia se relacionan de
manera diferente que un hermano y hermana biológicos. Hay diferentes responsabilidades para la forma en que
los hombres se relacionan con las mujeres en los negocios, el gobierno, la amistad, el vecindario, el cortejo y el
compromiso.
Tratar de averiguar exactamente cómo hacer esto puede ser confuso porque vivimos en una cultura que sobre-
sexualiza todo y al mismo tiempo trata de borrar la línea entre lo que significa ser hombre o mujer. Habrá
diferentes tipos de liderazgo, provisión y protección en diferentes situaciones, y tendremos una clase entera más
adelante pensando en cómo esto se desarrolla especialmente a medida que vivimos y trabajamos en el mundo
secular.
Por ahora, es útil señalar que como la iglesia es la familia o el hogar de Dios, dentro del cuerpo de Cristo, nuestras
relaciones entre hombres y mujeres deben tener un carácter de familia. Pablo le dice a Timoteo, un hombre más
joven, 1Ti. 5:1-2: «No reprendas al anciano, sino exhórtale como a padre; a los más jóvenes, como a hermanos;
a las ancianas, como a madres; a las jovencitas, como a hermanas, con toda pureza». Chicos, ¿tenéis padres y
madres en la iglesia a los que respetáis y a los que acudís? ¿Hay algún hermano menor por el que estás asumiendo
la responsabilidad de ser su mentor? ¿Sería «fraternal» una manera apropiada de describir tus relaciones con las
mujeres en el cuerpo? Te animo a hacer un inventario de tus relaciones y a ver si encajan con este carácter familiar.
Si no, Dios te llama a un cambio en oración y humildad.
Esa es nuestra definición práctica de la masculinidad bíblica: La esencia de la masculinidad bíblica es un sentido
de responsabilidad benevolente para liderar, proveer y proteger a las mujeres de formas que sean apropiadas

30
en las diferentes relaciones del hombre. Es la imagen de un pastor. Piensa en Moisés, el pastor-líder; David, el
pastor-rey; Cristo, el buen pastor que vino a dar su vida por las ovejas. Uno que guía, cuida, apacienta y protege.
Como el Señor en el Salmo 23, uno que lleva a otros a pastos verdes y a aguas tranquilas.
IV. Conclusión: Dos hombres
Ahora bien, no estoy seguro de cómo se sienten los hombres acerca de todo esto, pero te diré que en la preparación
de esta lección fui condenado continuamente por las maneras en las que no he sido fiel como un hombre en mi
familia, mi trabajo, mis relaciones en la iglesia. Sospecho que la mayoría de los hombres pueden identificarse con
esto. Algunos de nosotros hemos descuidado a nuestras esposas pasando demasiado tiempo viendo la televisión
o trabajando en proyectos o dedicados a nuestros hobbies. Algunos de nosotros somos propensos a ser perezosos
y pasivos. Otras veces podemos ser manipuladores y ásperos. Algunos de nosotros somos demasiado arrogantes
o dominantes. Algunos, como yo a veces, simplemente se han entregado tanto a su trabajo o estudios, por lo que
la casa se está cayendo debido a la falta de cuidados.
Algunos hombres que son solteros han actuado egoístamente en la forma en la que han pensado de las mujeres.
Algunos han sido pecaminosamente pasivos y han ignorado las oportunidades de proveer y proteger a los demás
a su alrededor. Algunos han olvidado lo que significa para nosotros relacionarnos con nuestras hermanas en Cristo
con pureza. Todos nosotros hemos pecado y hemos faltado en nuestro liderazgo.
Pero la Biblia contrasta a dos hombres. El primer Adán fue creado para administrar la creación de Dios, para
proporcionar liderazgo a su esposa, obedeciendo los mandamientos de Dios. Y fracasó. El segundo Adán fue el
hombre perfecto que sirvió sacrificialmente, usó su autoridad para el bien, dio su vida por su esposa y obedeció
completamente los mandamientos de su Padre.
Jesús muestra perfectamente la masculinidad bíblica en la que Adán, sin importar lo mucho que pudiera
levantar pesas en el gimnasio o cuánto dinero ganara, no cumplió con el diseño de Dios para la
masculinidad.
Así que, cuando fracasemos como el primer Adán, miremos al segundo que tanto perdona nuestros pecados, y
nos da poder en nuestra debilidad y egoísmo, para amar y liderar como él.

Escucha esta bendición de Hebreos: «Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el
gran pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno, los haga aptos en toda obra buena para que hagáis su
voluntad, haciendo él en vosotros lo que es agradable delante de él por Jesucristo; al cual sea la gloria por los
siglos de los siglos. Amén». (He. 13:20-21).

Oremos.

31
Seminario Básico
Masculinidad y Femineidad Bíblicas
Clase 4: Definición de Femineidad Bíblica (Parte 1)18
_____________________________________________________________________________

I. Introducción
Nuestro mundo tiene grandes expectativas para las mujeres. La mujer de hoy emana belleza y competencia. Ella
puede manejar las demandas de la junta directiva con la misma facilidad con que prepara almuerzos sanos y
orgánicos para los niños. Mira su cuenta de Instagram y verás que: ella puede equilibrar un presupuesto, correr
un maratón, y asar perfectamente un pavo para Acción de Gracias, todo sin arruinar su máscara de pestañas.

Sin embargo, ser mujer es difícil. Es bien sabido que en el ámbito laboral, las mujeres a menudo reciben salarios
desiguales, incluso cuando tienen habilidades comparables19. Si solicitan un horario más flexible en el trabajo
para dedicar tiempo a la crianza de los hijos, corren el riesgo de ser vistas como menos ambiciosas, y de no recibir
un ascenso. Estos temas causan furor en nuestra cultura que proclama la igualdad entre mujeres y hombres; pero
muchas mujeres sufren bajo cargas aún más pesadas. Abuso. Tráfico sexual. En algunos lugares, la imposibilidad
de votar. Un artículo reciente resaltó el aumento de suicidios de mujeres en Kurdistán, donde las mujeres sienten
que son «incapaces de dejar matrimonios abusivos por temor a ser asesinadas por sus parejas o familias», y
algunas han decidido prenderse fuego como una forma de atraer la atención a su difícil situación20.

Por un lado, grandes expectativas; por el otro, desafíos y sufrimientos. ¿Dónde podemos reflexionar
correctamente sobre lo que significa ser mujer? ¿Dónde pueden los hombres aprender a tratar a las mujeres?
Como hemos hecho cada semana en esta clase, nos dirigimos a las Escrituras. ¿Qué encontraremos? He aquí un
resumen:

18
Introducción de Asamblea: ¿Qué significa ser mujer? En un mundo donde todas las revistas presentan una cierta visión de la belleza,
donde los libros presentan la clave para el avance profesional, y donde los blogs te dicen que todo lo estás haciendo mal como mamá,
queremos ver lo que las Escrituras tienen que decir sobre lo que realmente significa ser una mujer.
19
Un artículo reciente, en la revista Slate, contó la historia de cómo una mujer que fue contratada para enseñar en una importante
universidad, solicitó un mayor salario para empezar, y rápidamente la oferta de trabajo fue revocada. Ella se preguntó, ¿qué habría
ocurrido si un hombre hiciera lo mismo? Slate, «Negotiating While Female: Sometimes It Does Hurt to Ask» [Negociando mientras se
es mujer: A veces duele pedir], 17 de marzo, 2014. Disponible en línea.
20
The Economist, «Why Are So Many Kurdish Women Setting Themselves on Fire?» [¿Por qué tantas mujeres kurdas se prenden
fuego?], 18 de marzo, 2014. Disponible en línea.
32
 Las mujeres tienen una dignidad y un valor, mucho mayores de lo que el mundo les atribuye: Son creadas
a imagen de Dios para compartir su gloria por todo el universo.
 Las mujeres tienen un problema mucho mayor de lo que el mundo reconoce: El problema del pecado y
rebelión contra Dios. Pero también tienen un Salvador mucho más grande de lo que el mundo ofrece: Un
Siervo sin pecado que fue radical en su manera de hacer amistad con las mujeres y de ofrecerles vida.
 Las mujeres han recibido instrucciones de este Salvador en su Palabra de cómo deben expresar su
femineidad.

La semana pasada concluimos nuestra definición de masculinidad bíblica. Utilizamos la definición del libro de
Piper y Grudem (en la parte posterior del folleto): «La esencia de la masculinidad bíblica es un sentido de
responsabilidad benevolente para liderar, proveer y proteger a las mujeres de formas que sean apropiadas en las
diferentes relaciones del hombre».

Hay una definición de la femineidad allí, en el mismo libro, que nos tomaremos el tiempo de explorar la próxima
semana. Hoy, no obstante, queremos estudiar un grupo de textos claves, que nos darán los elementos básicos para
entender la femineidad bíblica. Un par de cosas que señalar antes de empezar:

1) La femineidad bíblica es vista más claramente en la forma en que las mujeres responden al patrón que
Dios ha establecido en la masculinidad bíblica. Como veremos, Dios entrelaza los roles del hombre y la
mujer – ellos se comunican mutuamente. Así que, mantén en mente esa definición de masculinidad
mientras estudiamos la femineidad.

2) Las Escrituras a menudo describen la femineidad en el contexto de una relación matrimonial. Esto se debe
a que, cuando las Escrituras fueron redactadas, el matrimonio era el contexto más familiar en el cual las
virtudes de la femineidad podían ser ilustradas. ¡Esto no quiere decir que una mujer tiene que estar casada
para ser femenina! Solo significa, que las mujeres solteras harían bien en mirar en las Escrituras, pasajes
sobre el matrimonio y sus implicaciones derivadas, para saber cómo expresar su femineidad en el marco
de la soltería. Intentaremos hacer eso a medida que avanzamos hoy. ¡Y también puedes ver a Ester, Rut,
María y a otras en las Escrituras para ver mujeres solteras y viudas ejemplares en la Palabra!

Ahora bien, solo para señalar lo obvio… No tengo ninguna experiencia personal viviendo la femineidad bíblica.
¡Trataré de hacer mi mayor esfuerzo para explicar lo que las Escrituras dicen! Pero para proporcionar un toque

33
más personal, durante los últimos minutos, mi esposa, Érica, ha accedido gentilmente a compartir su historia
acerca de cómo ella aprendió sobre la femineidad desde una perspectiva bíblica.

II. Génesis 1-3


Comencemos pensando sobre la femineidad en Génesis 1-3.

Recuerda que Génesis 1:27-28 es fundamental para nuestra visualización del hombre y la mujer. Nos enseña que
tanto el hombre como la mujer, son creados a imagen de Dios. Tienen los mismos valores, dignidad, honor e
importancia.

Cuando vamos a Génesis 2, vemos que Dios le da roles distintos al hombre y a la mujer. El hombre es creado
primero, y en el versículo 15, recibe un encargo de Dios: «Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el
huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase». Pero las cosas aún no están «muy bien». Mira el versículo
18: «Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él».

Observa: ¿Para qué fue diseñado el rol de la mujer? Ella es una «ayudante» para el hombre, mientras él ejerce su
liderazgo en el huerto. Esto no significa que Eva fue creada para hacerle el desayuno en la cama a Adán o para
alcanzarle el control de la televisión. El Señor bendice al hombre con la mujer, para que lo ayude a realizar
fielmente el encargo y los mandamientos de Dios. El problema no era que el hombre estaba solo – él tenía una
comunión perfecta con Dios. ¡El problema era que él era incapaz de llevar a cabo su tarea de labrar y guardar el
Huerto sin la mujer! Ella es su pareja, quien lo complementa. Ella mejora sus debilidades y perfecciona sus
fortalezas. Y su llamado es amarla y protegerla sacrificialmente.

Matthew Henry tiene una cita famosa que habla a la belleza del diseño de Dios aquí [2 da página del folleto], «la
mujer fue hecha de una costilla del costado de Adán; no fue hecha de su cabeza para gobernar sobre él, ni de sus
pies para ser pisoteada por él, sino de su costado para ser igual a él, bajo su brazo para ser protegida, y cerca de su
corazón para ser amada»21.

La pregunta natural que muchos tienen cuando leen Génesis 2 es, ¿cómo pueden las mujeres en realidad ser iguales
a los hombres en dignidad e importancia si su papel es ser una ayudante (especialmente en el matrimonio)? ¿Acaso
este rol no la hace fundamentalmente desigual? Para responder esa pregunta, quiero que recordemos 1 Co. 11:3,

21
Commentary on the Whole Bible [Comentario completo de la Biblia], sección sobre Génesis 2:21-25.

34
donde Pablo dice: «Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la
mujer, y Dios la cabeza de Cristo». Aquí, Pablo está hablando específicamente del matrimonio y de cómo éste se
lleva a cabo en la iglesia, y hablaremos más acerca de este concepto de «liderazgo» más adelante. Lo que quiero
que notemos en este punto, es esa última frase: «y Dios la cabeza de Cristo». Cristo tiene una cabeza, un líder.
Cristo se somete a Dios el Padre. Pero Cristo también es Dios. La Trinidad, entonces, nos da un cuadro maravilloso
de igualdad en la esencia pero de distinción en el rol22.

Por tanto, ¿deberían ofenderse las mujeres de que son creadas para tener una disposición de ayudar? ¡No más de
lo que los hombres deberían ofenderse por necesitar ayuda! ¿Debería ofenderse la mujer por haber sido creada del
costado del hombre? No más de lo que el hombre debería por haber sido creado del polvo.

¿Qué pasó después, en la caída? Adán y Eva pecaron contra Dios de una forma que iba en contra de su diseño para
sus roles. Adán debía liderar y proteger a Eva; en su lugar, él sigue su idea de comer el fruto. Eva debía seguir y
ayudar a su esposo; en cambio, ella es quien lo conduce a la tentación.

¿Y qué sucede con las mujeres como resultado del pecado? La maldición dada en Génesis 3:16, muestra que ahora,
la mujeres darán a luz a sus hijos con dolor, y habrá luchas en su relación con el hombre. En otras palabras, antes
de la caída, Eva solo pensaba en confiar y deleitarse en el liderazgo de Adán. Ella deseaba, anticipaba y facilitaba
su liderazgo… pero después de la caída… Las mujeres luchan con honrar, respetar, confiar, deleitarse y alentar el
liderazgo masculino.

Observa, no obstante, que tanto antes como después de la caída, Eva tenía una función esencial que cumplir en el
mandato de la creación de Dios: fructificarse, multiplicarse y extender el buen reinado de Dios sobre la tierra. El
hombre no podía hacer esto solo. Y aún después de la caída, Dios ordena que parte del papel de Eva, todavía
implicase producir vida – de hecho, la palabra hebrea «Eva» está relacionada con la palabra vida. Mira Génesis
3:20: «Y llamó Adán el nombre de su mujer, Eva, por cuanto ella era madre de todos los vivientes». Muchos
eruditos bíblicos infieren de esto, que la femineidad involucra nutrir vida en otros – no solo vida física al ser madre,
lo cual harán algunas, sino al cultivar vida espiritual, lo cual deberían hacer todas las mujeres. No necesitas estar
casada o tener hijos para expresar la femineidad que da vida y nutre. Esa es una razón por la que Pablo exhorta a
las mujeres en Tito 2, a que entrenen a otras mujeres en la piedad: Es femenino fomentar vida en otros.

22
Jesús dice en Juan 10:30 «Yo y el Padre uno somos». Igualdad de esencia en la deidad. Sin embargo, Jesús dice en Juan 6:38,
«Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió». Distinción en el rol.

35
36
III. Efesios 5:22-24, 33
Ahora, pasemos a uno de los textos bíblicos centrales sobre el matrimonio, y veamos lo que nos enseña sobre la
femineidad. Ef. 5:22-24 y v. 33:

«Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; 23 porque el marido es cabeza de
la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. 24 Así que,
como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo… 33 Por
lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su
marido».

En estos versículos vemos que las casadas están llamadas a someterse y a respetar a sus maridos. Ahora, para
algunos, estos versículos suenan como ideas arcaicas que denigran la dignidad de la mujer. Los leen como un
llamado a tener una conformidad estilo militar para con el hombre, independientemente de lo que éste diga. Como
veremos, eso no es para nada lo que la Biblia pretende.

La palabra «sumisión» significa «colocarse bajo la autoridad de otro». Vemos en el versículo 21, que la sumisión
debe caracterizar a toda la iglesia, y luego, Pablo continúa hablando específicamente sobre la sumisión en algunas
relaciones claves. En el matrimonio, esto significa que la esposa reconoce que Dios ha colocado a su marido sobre
ella como su cabeza o líder espiritual. Ella está llamada a confiar en su esposo como aquel a quien Dios le ha
ordenado dirigir, guiar, proteger y proveer para ella. Ella es llamada a hacer esto, versículo 22, «como al Señor».

Esto quiere decir, que cuando una esposa se somete a su marido, se está sometiendo al Señor. La autoridad del
marido no es definitiva. Es delegada y parcial. Cuando ella se somete al liderazgo de su marido, está siguiendo a
Jesús. Esto no es fácil, porque su marido no es perfecto como lo es Jesús. Eso significa, que si eres una esposa,
uno de tus hechos regulares de adoración es someterte a Dios, al someterte al marido que él ha colocado sobre ti.
Este es un hecho de fe que honra a Dios y demuestra que confías en su soberanía, incluso por encima del hombre
caído que te está guiando. Tu paciencia y perdón hacia tu marido, incluso cuando él también perdona tu pecado,
es parte de la belleza del complementarismo.

Bien, ¿significa el liderazgo que un marido puede continuar en pecado sin arrepentirse, y no habrá consecuencias?
No. Un esposo abusivo pierde su derecho a liderar. Cada esposo es imperfecto, pero hay veces en que un esposo
cruza la línea sin arrepentirse, y una mujer no debería someterse más a su liderazgo. ¿Cómo sabes si eso ha
sucedido? Llama a los ancianos inmediatamente. El complementarismo nunca tolera el abuso o la negligencia.

37
Hombres, no ignoren esto: Dios responsabilizará a todos los que lo tergiversen a través de un liderazgo abusivo.
Si el Señor te llama a ser marido, deberías asumir esa responsabilidad con temor y temblor, así como con gozo y
confianza en que el Señor se complace en dar gracia a los humildes.

Consideremos ahora, durante unos minutos, lo que significan estos versículos sobre el matrimonio para todas las
mujeres en general. No todas las mujeres están llamadas a someterse a todos los hombres de la misma manera que
una esposa es llamada únicamente a someterse y respetar a su marido. Pero, así como los hombres tienen una
disposición para liderar, amar y servir a todas las mujeres de cierta forma, hay una clase de actitud que todas las
mujeres deberían tener hacia todos los hombres.

¿Cuál es esta actitud? Es una postura del corazón que busca afirmar, nutrir y facilitar el llamado de Dios al hombre
para servir y proteger a otros. Es una actitud que no solo tolera el liderazgo de los hombres en varias esferas y
roles, sino que actúa de tal forma que sutilmente llama a los hombres a liderar de cualquier manera que sea
apropiada.

Algunos ejemplos: Si eres una mujer soltera y tu padre todavía vive, deberías mostrarle respeto, y dependiendo
de la dinámica de la relación (tu edad, cuánto tiempo has estado fuera de casa), deberías confiar en él
(especialmente si es cristiano), para proveerte liderazgo, dirección y protección, al menos en cierto sentido.

O, las mujeres solteras en nuestra iglesia (jóvenes, viudas, madres solteras) deberían mostrar confianza y
respeto por los hombres de nuestra congregación, particularmente por los solteros. Esto podría hacerse, al permitir
que esos hombres te acompañen a casa o te sirvan en formas prácticas. Encuentra maneras de ayudarles en los
esfuerzos del ministerio que ellos están emprendiendo. Las damas pueden servir a los hombres al vestirse de una
forma que refleje la modestia honrosa de Cristo. Puedes respetar a los hombres al hablar honorablemente de ellos
cuando no estén presentes, o al tratar de edificarlos con el estimulo de la Palabra de Dios cuando sí lo estén.

O piensa en la relación entre las mujeres de la iglesia y los ancianos. Las mujeres de una congregación deberían
confiar y tener un deseo por seguir la dirección de los pastores de la iglesia. Yo personalmente he sido animado al
ver cómo muchas de las mujeres de esta iglesia confían en los ancianos para guiarles espiritualmente, recibir
consejos mientras navegan en la soltería o al tomar decisiones de vida.

Estos principios de honor y respeto también se aplican fuera del contexto de la familia e iglesia. Así que, si eres
una mujer que trabaja fuera de casa, el Señor te llama a mostrar honor y respeto por los hombres que se

38
encuentran a tu alrededor… Independientemente de que seas la CEO o la pasante. Puedes mostrar honor y respeto
a través de la forma en que hablas con los hombres que te rodean o de la manera en que los diriges y tratas, si
tienes esa clase de posición en tu trabajo.
[Donde sea que estés, las mujeres cristianas tienen la oportunidad de modelar al mundo lo que Dios diseñó que la
mujer fuera. Muéstrale al mundo cómo esperar y animar a los hombres a liderar. No toleres a los hombres que
pierden su capacidad de liderar a través de pecado constante y sin arrepentimiento, involucra a los ancianos
rápidamente].
IV. Vayamos ahora, no sorprendentemente, a Proverbios 31:10-31, que nos da el perfil de una mujer piadosa.

«10 Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras
preciosas. 11 El corazón de su marido está en ella confiado, Y no carecerá de ganancias. 12 Le da ella
bien y no mal todos los días de su vida. 13 Busca lana y lino, Y con voluntad trabaja con sus manos.
14 15
Es como nave de mercader; Trae su pan de lejos. Se levanta aun de noche y da comida a su
familia y ración a sus criadas. 16 Considera la heredad, y la compra, y planta viña del fruto de sus
manos. 17 Ciñe de fuerza sus lomos, y esfuerza sus brazos. 18 Ve que van bien sus negocios; Su lámpara
no se apaga de noche. 19 Aplica su mano al huso, y sus manos a la rueca. 20 Alarga su mano al pobre,
21
y extiende sus manos al menesteroso. No tiene temor de la nieve por su familia, Porque toda su
familia está vestida de ropas dobles. 22 Ella se hace tapices; De lino fino y púrpura es su vestido. 23 Su
24
marido es conocido en las puertas, cuando se sienta con los ancianos de la tierra. Hace telas, y
vende, Y da cintas al mercader. 25 Fuerza y honor son su vestidura; Y se ríe de lo por venir. 26 Abre
su boca con sabiduría, y la ley de clemencia está en su lengua. 27 Considera los caminos de su casa,
y no come el pan de balde. 28 Se levantan sus hijos y la llaman bienaventurada; y su marido también
la alaba: 29 Muchas mujeres hicieron el bien; Mas tú sobrepasas a todas. 30 Engañosa es la gracia, y
vana la hermosura; La mujer que teme a Jehová, ésa será alabada. 31 Dadle del fruto de sus manos,
y alábenla en las puertas sus hechos».
Observemos algunas cosas sobre este modelo de mujer:
1) Ella usa sus talentos desinteresada y sabiamente. En estos versículos vemos un cuadro de diligencia y
habilidad femeninas. Ella desarrolla un negocio textil, y se quema las pestañas para poder cuidar de su
familia y de otros en necesidad.

2) Sus esfuerzos bendicen a su familia. ¿Recuerdas lo que dijimos antes acerca de cómo la femineidad
implica cultivar vida? Eso es exactamente lo que hace esta mujer, al alimentar generosamente al pobre y al
vestir a sus propios hijos. Aunque puede hacer muchas cosas, su orientación principal como mujer casada

39
está enfocada en ser ayuda para su marido e hijos. Nota que ella tiene sus negocios fuera de casa, pero ellos
benefician a su familia en primer lugar, no a su propia reputación o a su sentido de ambición. Los ancianos
de la ciudad dicen que su marido es un hombre afortunado – ¡Está casado con una ayudante competente y
amorosa como ella!
3) Ella teme al Señor (versículo 30). En un tiempo donde la belleza externa es con frecuencia lo que primero
se observa, y aquellos que son llamativos ganan los titulares, el Espíritu Santo quiere recordarnos aquí, que
la verdadera belleza se encuentra en un corazón que tiene a Dios en el centro. Esta mujer sabe que Dios es
su juez y que él es a quien ella debe amar y servir por encima de todo.
4) Su ejemplo debería ser liberador, no desalentador. Algunas mujeres pueden sentirse abrumadas al leer
Proverbios 31. Saben que no alcanzan este estándar. Por tanto, recuerda, el libro de Proverbios es solo eso
– sabiduría proverbial para la vida. Esta mujer es descrita de una forma idealizada. El autor está resaltando
sus fortalezas, no sus pecados y debilidades. Está BIEN si no coses como ella, ¡o si tu página en Pinterest
no es tan impresionante como la de ella! Dios te ha dado tus propios dones. Y está BIEN si estás cansada
o frustrada. Si sientes que no estás a la par de la mujer de Proverbios 31, ese es el punto. Este cuadro de la
femineidad piadosa debería atraerte a depender más del Señor. Él es tu salvador. Ninguna mujer puede
expresar la femineidad bíblica en sus propias fuerzas. Todos somos salvos al confiar en la descendencia
de la mujer, en el Hijo prometido que nacería del linaje de Eva, Jesús. Él hace esta invitación a todas las
mujeres, «Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar».
Ahora, dicho eso, hoy tenemos al menos un ejemplo de una mujer como la de Proverbios 31… y su nombre es
Erica Merker . Quisiera que ella viniera y respondiera unas pocas preguntas sobre cómo estas enseñanzas acerca
de la femineidad se han desarrollado en su propia vida. Al igual que yo en lo que a masculinidad bíblica se refiere,
ella será la primera en decir que todavía continúa resolviendo estas cosas y creciendo en su femineidad. Pero pensé
que sería útil, especialmente para las damas, escuchar una reflexión sobre estos temas desde la perspectiva de una
mujer.
1. ¿Qué te enseñaron acerca de la femineidad al crecer?
2. ¿Cuándo encontraste por primera vez la enseñanza de la Biblia sobre la femineidad? ¿Cuál fue el desafío
de esta enseñanza para ti en ese tiempo?
3. ¿Cuál es un desafío que experimentas al caminar en las virtudes femeninas que hemos estado discutiendo?
¿Cuál es una de las alegrías que estas virtudes te ha traído?

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Seminario Básico
Masculinidad y Femineidad Bíblicas
Clase 5: Definición de Femineidad Bíblica (Parte 2)23

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I. Introducción y repaso
El día de hoy vamos a abrir con un par de preguntas para que las respondas. Primero, ¿cómo define el mundo la
femineidad? Con el mundo, quiero decir todo lo que va desde la revista Cosmopolitan hasta los libros de
autoayuda, desde Oprah hasta Hugh Hefner – quizá estés de acuerdo, quizá no, pero ¿qué dice el mundo?
Pienso que el mensaje del mundo para nosotros sobre la femineidad es como ir a la feria y pasar por la casa de
espejos. Cuando estás allí, te ves a ti mismo, pero en formas que son confusas – algunas veces todo estirado, otras
torcido – pareces tú, pero hay mensajes mezclados por todas partes. Eso es difícil. Es confuso.
Segundo, ¿cómo Dios define la femineidad? Vimos una serie de pasajes la semana pasada, podrías remitirnos a
uno de ellos; o, a un pasaje o principio distinto de las Escrituras. [Asegúrate de que el siguiente material sea
cubierto:]
 Génesis 1-3: Los hombres y las mujeres son creados igualmente a imagen de Dios, ambos deben glorificar a
Dios, la mujer es creada con el rol único de ser la ayudante del hombre. En la caída, los roles de esposa y madre,
en particular, son maldecidos y hechos más difíciles. De manera más amplia, dijimos que todas las mujeres
(casadas y solteras) aplican esto en sus relaciones con los hombres en general, al tener una postura del corazón
que busca afirmar, nutrir y facilitar el llamado de Dios al hombre para servir y proteger a otros.
 Efesios 5:22-24, 33: Las esposas se someten a sus maridos y los respetan porque al hacerlo, se someten al Señor.
 Vimos en Proverbios 31:10-31, a una mujer sabia y capacitada que usaba sus habilidades para bendecir a los
que la rodeaban, específicamente a su familia. Recuerda, la mujer allí representada es «proverbial» – es lenguaje
poético celebrando las virtudes femeninas idealizadas. Ninguna mujer es perfecta. No te desanimes al no
alcanzar su ejemplo, confía en Cristo para que obre el crecimiento en ti.
 Y recuerda Gálatas 3:28: «Ya no hay hombre ni mujer, porque todos ustedes son uno en Cristo». Los hombres
y las mujeres necesitan redención en Cristo. Y ambos la encuentran solo a través de la fe. Tanto mujeres como
hombres encuentran su principal identidad al estar unidos a Jesús (el hombre perfecto) y vivir para glorificar a
Dios.

Introducción de Asamblea: No soy uno para las revistas de mujeres… Pero algunas veces en la tienda de comestibles, noto las portadas.
23

SIEMPRE tienen artículos sobre las mismas cosas: imagen corporal, relaciones, carrera. Pero, ¿definen esas cosas lo que realmente
significa ser mujer? Queremos pensar en la visión bíblica de la femineidad hoy…

41
Hoy, vamos a continuar explorando lo que la Biblia dice sobre la femineidad en tres formas. Primero, miraremos
1 Pedro 3, donde vemos cómo la belleza piadosa puede brillar aún cuando una mujer está casada con un no
creyente. Luego, veremos unos cuantos ejemplos de mujeres solteras ejemplares en las Escrituras, porque la
femineidad es un llamado bíblico sin importar el estado civil. Finalmente, reuniremos todas las piezas en una
definición resumida que explicaremos.
Empecemos yendo a 1 Pedro 3:1-6 (si tienes tu Biblia, puedes adelantarte e ir allí). Una de las preguntas que
surge al hablar sobre la femineidad en el matrimonio es, ¿qué sucede si un esposo no es siempre respetable o no
está liderando bien… debe todavía la esposa someterse a él? ¿Cómo debería ser esa «sumisión»?
1 Pedro 3:1-6:
«Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos, de modo que si algunos de ellos son
desobedientes a la palabra, puedan ser ganados sin palabra alguna por la conducta de sus
mujeres 2 al observar vuestra conducta casta y respetuosa. 3 Y que vuestro adorno no sea externo:
peinados ostentosos, joyas de oro o vestidos lujosos, 4 sino que sea el yo interno, con el adorno
incorruptible de un espíritu tierno y sereno, lo cual es precioso delante de Dios. 5 Porque así también
se adornaban en otro tiempo las santas mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus
maridos. 6 Así obedeció Sara a Abraham, llamándolo señor24, y vosotras habéis llegado a ser hijas
de ella, si hacéis el bien y no estáis amedrentadas por ningún temor» (LBLA).
Entonces… de estos versículos, particularmente los primeros dos, ¿cuál es la respuesta a la muy razonable
pregunta acerca de si una esposa está o no llamada a someterse a un marido que no está liderando bien? La
respuesta es: generalmente, sí. Pedro dice «si algunos de ellos son desobedientes a la palabra», otra forma de
traducirlo es «si algunos de ellos no cree». Por tanto, el hombre a la vista en este pasaje es, en el peor de los casos,
un no cristiano o, en el mejor de los casos, un cristiano inmaduro. Y no voy suavizarlo. Esa es una situación muy
difícil de soportar. Él está fallando en el liderazgo, y la mujer tiene la responsabilidad de confiar en Dios y buscar
ganarlo en obediencia y fe en Cristo a través de su vida santa y «espíritu tierno y sereno». Mira los versículos 5-
6: Pedro señala que esta sumisión es un patrón en las Escrituras, que va de regreso hasta Sara. Abraham hizo
algunas jugadas idiotas, y sin embargo, ella continuó respetándolo como su ayudante. Él reconoce que puede ser
atemorizante el estar casadas con hombres imperfectos, especialmente con un no creyente. Él llama a las mujeres
a poner su confianza finalmente no en sus maridos sino en Dios. Él es a quien tememos – en un sentido de total
admiración y confianza.
Ahora bien, damas… tiempo fuera por un minuto. Hombres… ¿Escuchan esto? Si estás casado o esperas estarlo
algún día, ¿escuchas lo que Dios llama a tu esposa a hacer? Dios le está diciendo que ella debe seguirte y

24
Ve Génesis 18:12. «Señor» = término de respeto/honor. Pedro no está diciendo que las mujeres necesitan usar literalmente esta palabra.

42
respetarte y someterse a ti… aún cuando seas inmaduro en tu liderazgo. Su respuesta a ti es un acto de fe en Dios.
Si eso no conmociona en ti un deseo de amarla y guiarla cariñosamente, entonces necesitas examinar tu corazón.
¡Debemos temblar ante Dios al saber que tenemos tan importante custodia!
Volviendo a ustedes… mujeres. El pasaje habla sobre la esposa ganando a su marido «sin palabra». Esto no
significa que ella nunca dice nada. No significa que ella nunca comparte su corazón o lo cuestiona. La suposición
es que él conoce el evangelio, porque dice que él no obedece la palabra. Él la ha escuchado, pero no la obedece.
Entonces, ella no necesita hablarle sobre Dios, el hombre, Cristo y responder en la cena cada noche. Eso lo
provocaría innecesariamente. Lo que sí significa, es que ella intenta influenciarlo no principalmente a través de
palabras, sino a través de acciones. ¡Mediante el amor, el respeto, el servicio y la oración intercesora persistente!
Lo que esto implica entonces es que, fastidiar y quejarse y gritarle en frente de otros no es la respuesta. Estos
versículos resaltan la postura de tu corazón. Es una postura de humildad y belleza interior que confía en Dios
y sabe que él está en control, aún en medio del caos.
Sin embargo, sí quiero mencionar que hay situaciones en las que un marido puede cruzar la línea y una esposa no
debería someterse. Por ejemplo, ella nunca debería seguir a su marido para pecar. Ella debe unirse a los apóstoles
en el libro de Hechos cuando dicen, «Debemos obedecer a Dios antes que a los hombres» (Hechos 5:29). Y si
un esposo se vuelve abusivo y hace mal uso de su autoridad en formas dañinas, lo correcto ante Dios es no
someterse a eso, sino buscar ayuda. Esa es una razón por la cual la iglesia tiene ancianos – para ayudar a las
mujeres en tiempos tan difíciles a discernir lo que se debería hacer, y para intervenir y protegerlas de ser necesario.
Pero en estos versículos, no solo vemos cómo una esposa debería lidiar con un marido difícil, sino que otra vez,
vemos lo que la Biblia dice que es la verdadera belleza. Mira de nuevo los versículos 3-4, donde Pedro contrasta
un adorno externo con la belleza real, permanente y duradera de un carácter femenino piadoso (lee v. 3-4). Estos
versículos no enseñan que no puedes usar maquillaje o arreglar tu cabello; ellos enseñan que no puedes depender
preeminentemente de esas cosas para ser hermosa. Después de todo, ¿qué dice la Biblia de la belleza? Somos
creados por Dios y la belleza física refleja la maravilla de su creación. Las Escrituras describen a Sara como de
«hermoso parecer» en Génesis 12, a Raquel como de «lindo semblante» en Génesis 29, y a Ester como de «hermosa
figura y de buen parecer» en Ester 2. La belleza física no es mala, es un regalo de Dios. Sin embargo, la Biblia
también dice claramente que la belleza física es inferior a la sabiduría bíblica, al discernimiento y al carácter. Aún
más crucial, la belleza física es efímera y estas cosas no. Proverbios 31:30, «Engañosa es la gracia, y vana la
hermosura; la mujer que teme a Jehová, ésa será alabada». O, como Pedro dice en el versículo 4, la verdadera
belleza viene de un espíritu tierno y sereno. ¿Qué significa eso? Un espíritu tierno es aquel que no es insistente
en sus propios derechos. Es uno que no siempre eleva tus propias ideas o demanda que las cosas se hagan a tu
manera. De nuevo, esto no significa que nunca debes hablar. ¡No significa que no puedes tener una personalidad
extrovertida! Fundamentalmente, sin duda, significa que controlas tu lengua. En los Proverbios, tener una lengua

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suelta va de la mano con ser rencilloso o desagradable, y varios proverbios dicen algo como esto: «Mejor es morar
en tierra desierta, que con la mujer rencillosa e iracunda» (Proverbios 21:19).
Así que, no malinterpretes. Pedro no está diciendo que ser introvertido es una forma de ser piadoso. Un espíritu
tierno y sereno es posible, tanto para personas conversadoras y del tipo extrovertidas como para personas
introvertidas y tímidas. Él está hablando acerca del espíritu de la mujer – de su disposición, postura y actitud. Lo
opuesto a un espíritu tierno y sereno es un espíritu de burla, fastidio y crítica o de calumnia a los hombres.
Aquellas que adoptan la verdadera belleza, la belleza de una disposición femenina, reciben el elogio maravilloso
del versículo 4: ¡Esta belleza es preciosa a los ojos de Dios y distingue magníficamente a una mujer santa cuya
confianza más profunda está en Dios!
II. Mujeres ejemplares
Ahora, hablamos la semana pasada acerca de cómo uno de los desafíos cuando intentamos definir la femineidad,
es que la mayoría de la enseñanza bíblica sobre este tema se dirige a las mujeres en el contexto del matrimonio.
Pero no necesitas estar casada para ser mujer, y Pablo incluso recomienda la soltería a las mujeres en 1 Corintios
7:34: «La doncella tiene cuidado de las cosas del Señor, para ser santa así en cuerpo como en espíritu». Ella
tiene toda su atención en Dios. Por tanto, Pablo dice que ese es un estado maravilloso en el cual estar.
Así que, pensé que sería útil mencionar brevemente a tres mujeres solteras de las Escrituras, y cómo ellas son
puestas como ejemplos de piedad para nosotros. Todas estas mujeres ejemplifican cualidades de la definición de
la femineidad que veremos, aunque son solteras. Y los hombres también pueden aprender mucho de estas mujeres.
Voy a darte la versión tráiler de la película, y tú puedes ir a las Escrituras y aprender más sobre estas mujeres.
1. Mujer #1: Rut. Lee el libro de Rut. Ella es una viuda. Es leal a su suegra Noemí. Ella se cruza en el
camino de Booz, y sin embargo, lo hace de una forma sumisa y respetuosa. Su ética de trabajo combinada
con su carácter piadoso son reflejados intensamente aún en medio de la oscura providencia de sufrimiento
en la que se encontraba.
2. Mujer #2: Ester. Lee el libro de Ester. Como mujer soltera, ella honra el liderazgo de su padre adoptivo,
Mardoqueo, y le obedece. Luego cuando está casada con un rey corrupto, ella no se une a su pecado, sino
que valientemente se levanta y arriesga su vida por el pueblo de Dios. ¡Esa es la verdadera fuerza
femenina!
3. Mujer #3: María. Lee Lucas 1. Sin ser mayor que una adolescente y sin todavía estar casada con José, se
entera de que dará a luz a Cristo y dice: «He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu
palabra» (Lucas 1:38). Su canto en Lucas 1 muestra que está consagrada a la voluntad de Dios y que su
esperanza está en Dios como el libertador de Israel.
Tres mujeres. Todas imperfectas. Sin embargo, todas ellas demuestran no solo la piedad general que todos
podemos emular, sino particularmente las virtudes femeninas. Eso nos lleva a nuestra definición de femineidad

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bíblica: La esencia de la femineidad bíblica es una disposición libre para afirmar, recibir y nutrir la fortaleza y
liderazgo de hombres dignos de formas que sean apropiadas en las diferentes relaciones de la mujer.
Comencemos con esa primera frase:
III. La esencia de la femineidad bíblica es una disposición libre…
Una disposición es la tendencia de una persona de responder a alguien o algo de cierta manera.
Por ejemplo… Pensemos en la disposición de una esposa hacia su marido. En general, la disposición de una
esposa hacia su marido debería ser una de sumisión y respeto, como vimos en Efesios 5 y 1 Pedro 3. Eso va a ser
más fácil cuando su esposo la guíe y ame como Cristo guió y amó a la iglesia. Cuando él decae, la esposa querrá
orar para que su marido crezca y proactivamente lo animará a asumir el liderazgo. Habrá tiempos en los que tenga
que hacer cosas que el marido debería estar haciendo. Pero en todo esto, ella todavía puede tener un espíritu de
sumisión y una disposición para ceder. Una mujer piadosa puede mostrar con su actitud y comportamiento que
no le gusta resistirse a su marido ni busca oportunidades para rebelarse en su contra. Ella puede dejar claro que
anhela que él abandone el pecado y lidere en justicia.
Entonces, ¿como debería una mujer que no está casada pensar sobre lo que significa tener una disposición
femenina? Bueno, una mujer soltera pasa su tiempo de forma diferente a como lo hace una mujer casada… pero,
al mismo tiempo, ella debería creer las mismas cosas acerca de lo que es una disposición piadosa. La mujer soltera
puede tener más oportunidades para ministrar fuera de casa, más tiempo para socializar y más responsabilidades
para el trabajo fuera de casa… pero todo el tiempo, ella debería estar buscando ayudar a los hombres a ejercer
cualquiera sea el liderazgo al cual Dios los llamó, y honrarlos mientras ellos lo hacen.

 Ejemplos: (1) Las mujeres solteras aquí en CHBC que me animan en mi rol de ayudar al pastor de la
iglesia (un e-mail o carta amable; haciéndome saber que están orando por mi ministerio); (2) ¡Varias
mujeres solteras han bendecido mi matrimonio al querer ansiosamente cuidar a mis hijos para que
pueda tener una cita con Julie! (en ambos escenarios, estas queridas hermanas están «ayudando» y
bendiciendo mis funciones de liderazgo en formas significativas).

Eso es la disposición en sí misma. La otra parte de esta definición, es que esta disposición de la femineidad bíblica
a la cual están llamadas las mujeres, tan difícil como pueda ser a veces, es creada por Dios para ser experimentada
en forma libre. Lo que esto significa es que en el diseño de Dios, las mujeres encuentran libertad, gozo y seguridad
al afirmar y recibir fortaleza y liderazgo de hombres dignos25.

25
Material opcional antiguo que encaja aquí (la nota al pie puede continuar en la página siguiente): Ahora bien, creo que todos
nosotros sabemos que el mundo en el cual vivimos no ve la sumisión de una mujer a su marido, y el que las mujeres honren el liderazgo
de los hombres en generalmente como cosas liberadoras. De hecho, si ves televisión por una noche, verás que la libertad para las mujeres
45
De acuerdo, entonces, la «disposición femenina es una disposición…» ¿Para hacer qué? Es libre…
IV. «. . .PARA AFIRMAR, RECIBIR Y NUTRIR LA FORTALEZA Y EL LIDERAZGO DE HOMBRES
DIGNOS. . .»
Por supuesto, una mujer puede ser completamente femenina si no hay ningún hombre en kilómetros. Pero
generalmente, sus virtudes femeninas se verán más claramente, en sus relaciones con los hombres, al igual que
dijimos que la masculinidad se ve más claramente en la manera en que los hombres tratan a las mujeres. Las
relaciones entre los hombres y las mujeres aportan claridad al rol distinto que tiene cada sexo. Eso es lo que está
detrás de redactar la definición de esta forma.
Aquí vemos, que las energías y esfuerzos de una mujer se centran en responder a la «fortaleza y el liderazgo» de
los hombres. Esta fortaleza (para servir) y liderazgo (para proteger) son las cualidades que hemos dicho que un
hombre bíblico debería poseer. Los hombres deben estar conscientes de su responsabilidad para liderar, proveer
y proteger. Una mujer entonces, debería tener una disposición para ayudar a los hombres a tener y hacer esas
cosas, mientras que también espera que ella se beneficie de esas cosas, porque Dios lo diseñó de esa manera.
Pensemos primero en esa frase, «hombres dignos». Esto simplemente señala que hay algunas clases de fortalezas
y liderazgos que una mujer nunca debería afirmar o facilitar. Ser una mujer bíblica no es simplemente responder
pasivamente a lo que sea que los hombres pecaminosos ofrezcan. No, ¡una mujer bíblica debe preocuparse en

es presentada como el ser económicamente autosuficiente, educacionalmente superior, físicamente fuerte, sexualmente agresiva e
independientemente exitosa. Nuestra cultura ve la libertad como no tener autoridad y restricciones. Esto no podría estar más lejos de la
verdad.

De la misma forma, la verdadera libertad viene de trabajar en el diseño de Dios, no fuera de él. Es por eso, que decimos que someternos
al diseño de Dios es liberador. El diseño de Dios para los hombres y las mujeres, la iglesia y la familia no llama a las mujeres a ser
abusadas, patrocinadas o despreciadas. Todo lo contrario – las llama a ser servidas y honradas. Bien… Este es un buen lugar para señalar
lo que todos estamos muy conscientes de… el gozo que Dios diseñó que conociéramos no siempre es experimentado completamente
por causa del pecado… Dos clases de pecado. 1ero, están las tendencias pecaminosas de los hombres. Hay muchos padres que lastiman
a sus hijas. Hay líderes en las iglesias que abusan de aquellas que están bajo su cuidado. Hay maridos que fallan en seguir el ejemplo de
Cristo. Los hombres pecan y esto puede robar el gozo que Dios pretendió que las mujeres conocieran. 2do, las tendencias pecaminosas
de las mujeres. Las mujeres pueden ser propensas a socavar el liderazgo de los hombres y a buscar presumir autoridad por su propia
cuenta. Esto, irónicamente, también roba el gozo de las mujeres que Dios pretende que ellas conozcan.

Por eso, es bueno que tanto los hombres como las mujeres, se den cuenta que nuestra postura fundamental ante Dios debe ser una de
humildad donde constantemente nos apoyamos en la gracia que nos ha mostrado en el evangelio de Cristo. Jesús murió por todas nuestras
tendencias pecaminosas, ya sean de hombres o mujeres. Debemos ir a Cristo y rogarle que nos ayude a confiar en su diseño. Pienso en
las palabras de Jesús que dijeron en Juan 15:11, sobre los mandamientos de Dios: «Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en
vosotros, y vuestro gozo sea cumplido».
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primer lugar por agradar a nuestro SEÑOR! Ella estará ansiosa por obedecer 1 Tesalonicenses 5:22: «Absteneos
de toda especie de mal», y Efesios 5:11: «Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien
reprendedlas». Así que, cuando un hombre no está liderando como debería y no es digno de respeto, la respuesta
de la mujer es no abandonar su femineidad. Ella quizá tenga que intervenir y llevar a la familia a la iglesia o pagar
las cuentas o guiar a los hijos en oración si el marido falla en dirigir en estas cosas. Pero su femineidad permanece
intacta como un deseo de que las cosas sean como Dios quiso que fueran. Pensemos en cómo continua el resto de
esta línea de la definición. Que una mujer «afirme» la fortaleza y el liderazgo, simplemente significa que ella es
una defensora de las relaciones masculinas-femeninas de las que hemos estado hablando en esta clase. Una mujer
debería procurar ayudar al liderazgo de hombres dingos. Va más allá de solo permitir que el liderazgo masculino
ocurra… En lugar, encuentra maneras de apoyarlo y celebrarlo.
La próxima palabra es «recibir». Esto quiere decir, que una mujer debería procurar aceptar y experimentar
alegremente el liderazgo de hombres dignos. Una mujer piadosa se contenta cuando un hombre respetuoso,
amable y gentil ofrece liderazgo y provee esfuerzos de iniciativa. Ella no quiere robar esas funciones – ella se
contenta cuando los hombres lideran y no solo son pasivos. Entonces, ella permite, cuando es apropiado, que un
hombre le abra la puerta o la acompañe hasta su auto o casa. Ella debería permitir sentirse realzada, honrada y
liberada cuando un hombre muestra fortaleza de forma atenta y liderazgo servicial.
La tercera acción de esta definición es la idea de «nutrir». Este es el aspecto de la definición que más expresa la
idea de ser una ayudante. En Génesis 2, vimos al hombre encargado de ser el principal cuidador del Huerto y el
custodio de los mandamientos de Dios. La mujer fue creada para ayudar al hombre con el trabajo y con la
obediencia a Dios. Con eso en mente, una mujer debería ver esta idea de nutrir, no solo como beneficiarse del
trabajo del hombre, sino para facilitar el trabajo que Dios ha llamado al hombre a hacer al ayudarlo. En el contexto
del matrimonio, una esposa debe ser la pareja y asistente de su marido. Ella se une a los actos apropiados de
liderazgo y participa en el proceso de liderazgo. Recuerda a la esposa de Proverbios 31. Ella es una mujer fuerte
y talentosa, pero ¿qué hace ella por su marido? Ella solo lo hace mejor [Ejemplo: Mi esposa Julie – solo estar
cerca de ella me hizo querer ser más firme al tomar decisiones, más diligente en mi ética laboral y más sabio en
cómo gasto mi dinero. ¡Mi deseo de seguir fue moldeado en gran medida por su influencia en mí para ser un
hombre más integral y maduro!].
La mujer piadosa aporta sus fuerzas y conocimientos a situaciones, y ayuda a que los hombres sean más fuertes
y sabios, y hace a las relaciones entre los hombres y las mujeres mejores.
Esta es la forma que Dios creó para que los hombres y las mujeres trabajen juntos. Dios los ha hecho para
complementarse entre sí. Los hombres no pueden hacer todo separados de las mujeres, y las mujeres no pueden
hacer todo separadas de los hombres. Nos necesitamos los unos a los otros… en la familia, en la iglesia, en nuestra
cultura, y en nuestras comunidades.

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La última frase por explorar en nuestra definición inicial de femineidad bíblica es:
V. «. . .DE FORMAS QUE SEAN APROPIADAS EN LAS DIFERENTES RELACIONES DE LA
MUJER.»
La idea principal de esta última parte es muy simple: la femineidad bíblica no se expresa a sí misma de la misma
forma hacia cada hombre o hacia cada relación. Una mujer casada, por ejemplo, no debería recibir la misma
clase de liderazgo de cualquier otro hombre que la que ella recibe de su marido. Las mujeres en la iglesia
reconocen un tipo de autoridad en los ancianos como aquellos a los cuales Cristo les ha dado como dones enseñar
y liderar a la iglesia.
Pero aquí está el punto clave: Una mujer bíblica debería procurar afirmar y nutrir el rol y la naturaleza dados por
Dios a los hombres como lideres-siervos, y su rol y naturaleza dados por Dios como ayudante, de formas que
sean apropiadas, en todas sus relaciones con los hombres. Luego tendremos toda una clase sobre masculinidad
y femineidad bíblicas en el mundo donde tratamos de desarrollar más esto.
Antes de concluir, me gustaría dirigirme un momento a aquellas de ustedes que han sido lastimadas, en cualquier
nivel, por alguna autoridad masculina anti-bíblica y distorsionada. Por favor, comprende que a Dios no le agradó
ese abuso de autoridad. A Dios no le dio satisfacción tu sufrimiento. Dios es todo bueno. Él todavía te ama, y
quiere que sepas que cualquiera sea el abuso de poder que experimentaste, no es la única clase de autoridad que
hay. Hay hombres piadosos que aman al Señor, que se complacen en servir y cuidar sacrificialmente a las mujeres.
Comprende también, que ese abuso de autoridad de ninguna forma representa a Dios. Dios es perfecto y nunca
abusa de su autoridad. De hecho, su Hijo voluntariamente entregó su vida en la cruz para tomar toda la vergüenza,
culpa y dolor que el pecado trajo sobre ti… y aún tu propio pecado. Y a través de la fe en su Hijo, Dios puede
sanar tus heridas más profundas y colocarte en un nuevo camino de libertad y seguridad en él. Aunque el pecado
ha traído dolor en tu vida, el amor y la misericordia de Dios pueden restaurarte. Lo que sea que Dios te llame a
hacer, él te dará la gracia para cumplirlo.
Elisabeth Elliot una vez dijo: «El hecho de ser mujer no me hace una clase de cristiana diferente, pero el hecho
de que soy cristiana, sí me hace una clase de mujer diferente».

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Seminario Básico
Masculinidad y Femineidad Bíblicas
Clase 6: Masculinidad y Femineidad Bíblicas en el Hogar (Parte
1)26
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I. Introducción
En las primeras semanas de esta clase, hemos pasado el tiempo considerando los pasajes más sostenidos en la
Biblia acerca de lo que significa ser varón y hembra. Ahora que tenemos un marco básico para la masculinidad
y la femineidad, queremos llenar el esqueleto en lo que respecta al hogar, la iglesia, el lugar de trabajo y el mundo.

Esta mañana, comenzamos con el hogar. Mientras lo hacemos, permíteme decir algo necesario, y es que, estas
dos próximas semanas pueden ser las más centradas en el matrimonio del curso. Eso es simplemente porque las
Escrituras tratan al matrimonio como una experiencia común para muchos hombres y mujeres, y por tanto, hablan
con más frecuencia de la interacción entre la masculinidad y la femineidad en el hogar dentro del contexto del
matrimonio.

Pero para que no pensemos erróneamente que el matrimonio es esencial para la masculinidad y la femineidad,
necesitamos empezar con:

II. Masculinidad y femineidad bíblicas en el contexto de la soltería. Dos puntos importantes:

A. La Biblia celebra la soltería para hombres y mujeres.


El matrimonio no es superior a la soltería. A diferencia de la mayoría de otras religiones y culturas, ¡la Biblia
alaba el mérito y el valor de la vida soltera! 1 Co. 7:8: «Digo, pues, a los solteros y a las viudas, que bueno les
fuera quedarse como yo…» [versículo 32]. «Quisiera, pues, que estuvieseis sin congoja. El soltero tiene cuidado
de las cosas del Señor, de cómo agradar al Señor». La soltería le permite al cristiano servir y honrar a Dios con
afectos y devoción unánimes. Es un regalo que debe ser acogido, no una maldición que debe ser evitada o algún
estado inferior que rechazar o del cual estar avergonzados. No necesitas estar casado o tener hijos para ser

26
Introducción de Asamblea: Visualiza tu estereotípica familia americana de los años 50 a las 6pm en una noche de semana. ¿Qué
miembro de la casa está sacando ese delicioso asado del horno? ¿Y cuál es el que está sentado en el sillón, sin zapatos, leyendo el
periódico y relajándose? ¿Es esa la imagen que viene a la mente cuando escuchas la frase «masculinidad y femineidad bíblicas en el
hogar»? ¿Qué dice la Biblia sobre los roles de los hombres y las mujeres en la familia? Eso es lo que hoy queremos considerar.

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completamente masculino o femenino – ¿quién es nuestro principal ejemplo de eso? El mismo Jesús, el mayor
ejemplo de masculinidad bíblica. En todo lo que nos avergüenza estar solteros, culpo parcialmente a la iglesia
evangélica que ha perdido de vista la bondad de la soltería, y ha fallado en exaltar su honrada posición. Por eso,
agradecemos a Dios cuando él levanta hombres solteros en nuestra ancianidad aquí en CHBC. Y por supuesto en
la eternidad, no se tomarán y darán en matrimonio, esta institución mundana del matrimonio cesará, porque todos
estaremos casados con nuestro Señor como la novia de Cristo. Esta temporada, sea que estemos solteros o
casados, es para prepararnos para ese tiempo. Y no sólo eso, sino que:

B. El soltero cristiano expresa masculinidad o femineidad en la familia de Dios.


Los creyentes solteros pueden no estar casados durante un tiempo o durante toda su vida, pero ciertamente son
parte de una familia: la iglesia local. Y pueden servir a su familia eclesiástica en maneras distintivamente
masculinas o femeninas. Estas son algunas sugerencias. Muchas de ellas también se aplican a hombres y mujeres
casados, pero aquí quiero enfocarme por un momento en aquellos que están solteros.

Para los hombres:


Recuerda de Génesis 2:15, que la descripción del trabajo de Adán era labrar y cuidar el Huerto, lo cual explicamos
como un encargo de proveer y proteger el campo que Dios le había encomendado. De esto, hay una serie de
aplicaciones que podríamos hacer para las relaciones del hombre soltero en la familia de Dios:

 Provee para otros hombres espiritualmente. Pablo le dijo a Timoteo que tratara a los hombres jóvenes
como «hermanos» (1 Timoteo 5:1) – Encuentra a un joven y muéstrale amor fraternal al disciplinarlo en
la Palabra.

 Provee para el ministerio financieramente – Los hombres solteros pueden ser capaces de dar más dinero
ahora, que de lo que podrían si también tuvieran que cuidar de una esposa e hijos.

 Asume responsabilidad como miembro en proteger a la iglesia en su doctrina. Estudia la Palabra para que
puedas estar equipado para enseñar a otros fielmente.

 Al construir eso, deberías esforzarte por ser un anciano algún día o por lo menos caminar en la integridad
que caracteriza a los ancianos de acuerdo a las aptitudes de 1 Timoteo 3 y Tito 1. Parte de eso incluye
«gobernar bien su casa», lo que comprende tus finanzas, mantener tu actual espacio de vida en orden, y
ser fiable en tus relaciones y puro en tus pensamientos.

50
 Procura proteger a las damas de la iglesia en formas apropiadas, ya sea acompañándolas en las calles de
la ciudad por la noche, ayudándolas a mudarse, u otros actos de servicio fraternal. Como Pablo le dijo a
Timoteo, parte de proteger a las mujeres significa tratarlas con «con toda pureza» (1 Timoteo 5:2 NVI).

Para las mujeres:


Vimos en Génesis 2:18 que Eva fue creada como la «ayuda idónea» de Adán. Esto quiere decir que puedes
expresar tu femineidad a través de una disposición útil, alentadora y servicial.

 Así que, toma esa postura y aplícala en tu servicio a la iglesia como mujer soltera. Los ancianos que lideran
la iglesia son hombres – y eso significa que definitivamente necesitan muchísima ayuda. ¿Es tu instinto
confiar en los ancianos y extender tu disposición para ayudar con lo que sea que necesario? Algunas
mujeres deberían aspirar a ser diaconisas para que puedan coordinar útilmente las actividades ministeriales
y proteger nuestra unidad como un cuerpo local.

 También es femenino nutrir salud espiritual en otras mujeres. Adán llamó a su esposa «Eva», que significa
dadora de vida; muchos eruditos bíblicos infieren de esto que la femineidad implica nutrir vida en otros –
no sólo vida física a través de ser madre, lo cual harán algunas mujeres, sino cultivar vida espiritual, lo
que deberían hacer todas las mujeres. Escucha la instrucción de Pablo en Tito 2:3, teniendo en cuenta que
si hay mujeres en la iglesia menores que tú, en edad o madurez, puedes servirles como una «anciana»:
«Las ancianas asimismo sean reverentes en su porte; no calumniadoras, no esclavas del vino, maestras
del bien; 4 que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos, 5 a ser prudentes, castas,
cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos». ¡Observa que no necesitas estar casada para
enseñar a otras mujeres sobre el matrimonio! Todo lo que necesitas es la Palabra de Dios para ayudar a
nutrir vida en otras mujeres de una forma maternal o fraternal.

 Cultiva la belleza mientras te relacionas con tus hermanos en Cristo, casados y solteros. La instrucción de
Pedro a las esposas es ciertamente aplicable a mujeres solteras, 1 Pedro 3:4: «Vuestro atavío sea el interno,
el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante
de Dios». Él no está hablando principalmente sobre la personalidad aquí; puedes ser extrovertida y
conversadora, y todavía obedecer este versículo. Él está hablando de una mujer que se contenta en el
Señor, cuidando de otros, comprometida con el bien de la iglesia, y gozosamente no egocéntrica cuando
se trata de su propia reputación y apariencia física.

51
Habiendo hablado un poco sobre los hombres y las mujeres solteras en la familia de la iglesia, pasemos ahora a
los esposos y esposas en el hogar. He aquí el resumen: Los hombres y las mujeres son creados iguales, pero Dios
les ha dado roles distintos dentro de la familia—el hombre lidera como proveedor y protector, y la mujer se
somete como ayudante.

¿Cuántos de ustedes han escuchado del reciente libro del antiguo Presidente Jimmy Carter: A Call to Action:
Women, Religion, Violence and Power? [Un llamado a la acción: Mujeres, religión, violencia y poder]? Él, al
igual que muchos otros, asume que esta visión del matrimonio es opresiva. La sumisión necesariamente supone
inferioridad, y conduce al servilismo y el abuso. La Biblia es irremediablemente patriarcal.

Sin embargo, ¿qué le dice la Biblia a Carter y a la cultura de hoy? Ella niega rotundamente la suposición de que
las mujeres están subordinadas a los hombres. La subordinación sugiere menos valor e importancia. Pero la Biblia
dice que los hombres y las mujeres están hechos igualmente a imagen de Dios, por tanto, son iguales en valor,
importancia y dignidad (Gn. 1:26-27), e igualmente herederos del reino (Gá. 3:28). La Biblia también rechaza la
suposición de que la sumisión acarrea servilismo y esclavitud. Rechaza la idea de que el liderazgo de un marido
conduce necesariamente a la opresión y al abuso masculino.

Verás, la presuposición del mundo es que para que dos personas sean iguales, tienen que hacer lo mismo. El
argumento es que no podemos tener diferenciación y liderazgo, sin también tener inferioridad de dignidad y valor.

La cuestión es esta, la Biblia rechaza claramente esta noción. En ningún parte de la Biblia, las diferencias en el
rol, ya sea en el gobierno, en el lugar de trabajo, o en el hogar suponen mayor valor humano o superioridad
esencial de aquellos a cargo, o minimizan el valor humano o implican la inferioridad de aquellos que están a su
cargo.

Los cristianos van directo a la Trinidad, donde Cristo se somete a la voluntad de su Padre, para hacer sólo lo que
el Padre ha ordenado. Él perfectamente obedece al Padre. Y sin embargo, al mismo tiempo, Jesús no es menos
Dios ni menos digno de nuestra adoración. Igual al Padre en esencia; diferente en su rol.

Dicho eso, pasemos a los parámetros de la Biblia de cómo los esposos y las esposas se relacionan en el hogar para
observar cómo realmente debería ser esta relación, Efesios 5:22-33.

52
«22 Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; 23 porque el marido es cabeza de
la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. 24 Así que,
como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo. 25 Maridos,
amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, 26 para
santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, 27 a fin de presentársela
a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese
santa y sin mancha. 28 Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos.
El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. 29 Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino
que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia, 30 porque somos miembros de su cuerpo,
31
de su carne y de sus huesos. Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su
mujer, y los dos serán una sola carne. 32 Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo
y de la iglesia. 33 Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la
mujer respete a su marido».

Aquí están 4 observaciones que podemos hacer de este pasaje:

1. Pablo llama a las casadas a someterse a sus propios maridos, como al Señor.

En el versículo 21, Pablo da un mandamiento general y global para los cristianos de someterse unos a otros en
humildad; comenzando en el versículo 22, pasa a referirse a relaciones específicas que deben caracterizarse por
un liderazgo y sumisión piadosos. Él comienza con el matrimonio. La sumisión de una mujer a su marido no
implica de ninguna forma que ella es inferior a él. Este es un asunto de rol, no de naturaleza.

También, a la mujer se le dice que debe someterse a su propio marido. No a todos los hombres, sino sólo a su
cónyuge. Las esposas deberían someterse a sus maridos, «como al Señor». ¿Eso quiere decir que ellas deben
dirigirse y tratar a sus maridos como reyes omnipotentes del universo? ¡Claro que no! Parte de la obediencia de
una mujer a Cristo es seguir su instrucción de someterse a las autoridades terrenales ordenadas por él, y en la
familia esa autoridad es el esposo. Y esa misma frase «como al Señor» implica que la primera obediencia de la
mujer es a Jesucristo, y por tanto, Pablo no espera de ninguna forma que ella se someta a su marido en algo que
viole los mandamientos de las Escrituras. El liderazgo de un marido es legítimo sólo cuando él lo ejerce alineado
a los mandamientos de Dios como están revelados en la Escrituras. ¿Cómo es la sumisión? Hablaremos más de
eso la próxima semana. Por ahora, avancemos a nuestro siguiente punto,

53
2. El marido es la cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia – versículo 23.

La palabra «cabeza», (Gr. kephale), tanto en el Griego como en el Castellano, implica autoridad. Eso es obvio
aquí porque el texto dice que Cristo es la «cabeza» de la iglesia, y en el versículo 24, la iglesia se somete a Cristo.
Y esa analogía con Cristo y la iglesia nos ayuda a entender cómo es la jefatura. No es ladrar órdenes groseramente.
Es un liderazgo benevolente, amoroso y con mentalidad de servicio. La iglesia sigue a Cristo porque él ha probado
su amor por nosotros al entregar su vida y mostrar su compromiso radical por nuestro bien. ¿Notas la descripción
en el versículo 29, «la sustenta y la cuida»? Eso es extraordinariamente similar a lo que vimos con Adán en
Génesis 2, con su llamado a proveer y proteger el Huerto, incluyendo la esposa que Dios había puesto allí junto a
él. Eso es lo que significa jefatura: un liderazgo benevolente. Y eso lleva a:

3. Los maridos deben amar a sus esposas como Cristo amó a la iglesia.

Pablo no ordena a los maridos a «ser autoridad sobre sus esposas», sino más bien, a amarlas, y a hacerlo «como
Cristo amó a la iglesia». Maridos, piensen en lo que esto significa: Puede, para algunos, significar que literalmente
des tu vida y mueras por tu esposa. Pero para todos los maridos, significará tragarse el orgullo, significará edificar
activamente a tu esposa espiritualmente, incluso cuando el día ha sido duro y ambos estén agotados, y significará
subordinar frecuentemente tus preferencias y deseos por los de tu mujer.

¿Quieres ir a una clase de restaurante y ella quiere otro? ¿A ella le gusta acostarse temprano y tu preferirías
permanecer despierto hasta tarde? ¡Quizá esté hablando autobiográficamente aquí…! Habrá un cierto «toma y
deja» en asuntos como esos, mientras ambos procuran cuidarse mutuamente, pero es pecado sacar la tarjeta de
liderazgo en cosas como esas. Recuerda que tu rol, fundamentalmente, consiste en invertir tu fuerza para el bien
de tu esposa. Versículo 26, Cristo se entregó a sí mismo para santificar a la iglesia; busca formas de amarla,
honrarla, edificarla y cuidarla para que ella crezca en piedad y contentamiento.

4. El matrimonio habla al mundo de la relación de Cristo con su iglesia.

En los versículos 31-32, Pablo dice que Dios diseñó la institución del matrimonio para reflejar y anunciar el amor
de Cristo por su iglesia. Dios planeó desde el principio que el matrimonio funcionara de esta forma, aunque eso
no estuvo claro hasta que Cristo vino.

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Lo que esto quiere decir, es que estas instrucciones para los esposos y las esposas no están condicionadas
culturalmente o son accidentales. Dios diseñó el matrimonio de esta forma, para enseñar al mundo acerca de su
propio carácter y del amor de su Hijo por su pueblo. Eso significa que los maridos tienen un supremo llamamiento.
Tu amor – o tu falta de amor – en el matrimonio; tu sacrificio – o falta de sacrificio – es emitir una señal radial al
mundo de cómo es Cristo. Asimismo, las esposas tienen un supremo llamamiento. Tu rol en el matrimonio es una
parábola de como el pueblo de Dios debe responder a Cristo – y eso es algo que este mundo perdido necesita ver
desesperadamente. Nuestro mundo celebra la autonomía, la independencia, la autosuficiencia – ¡todas cualidades
totalmente contrarias al Cristianismo! ¿Dónde puede nuestra cultura encontrar un modelo de respeto confiable y
deferencia gozosa al liderazgo digno que es parte de creer en Cristo? Ellos lo pueden ver en ti, si eres una esposa
cristiana. ¡Qué gran privilegio es ese!

Ahora tomemos este marco y apliquémoslo a una de las preguntas más prácticas que surge cuando empezamos a
hablar sobre la masculinidad y la femineidad en la familia: ¿debería la esposa y madre trabajar fuera de casa?

Ya hemos visto en Génesis 2, que el trabajo del hombre es labrar y cuidar el Huerto, y su esposa debe ser su
ayudante. Acabamos de ver en Efesios 2, que el llamado del marido es «sustentar y cuidar» a su esposa. Adán
nombró a su mujer «Eva», porque ella es la madre de todos los seres vivientes, lo que habla de su rol de dar a luz
a hijos. Recuerda que las maldiciones en Génesis 3, afectan específicamente los roles del hombre y la mujer
definidos previamente: el trabajo del hombre de labrar la tierra ahora será difícil, y el alumbramiento de la mujer
será doloroso. Ahora, por supuesto, ciertamente los hombres no sólo ponen el pan en la mesa, y no todas las
mujeres pueden tener hijos. Pero todo esto significa que el rol del marido como proveedor y protector, y el rol del
la esposa como la principal encargada de cuidar a los hijos, y el hogar no es una construcción cultural o una visión
«Victoriana» o «tradicional». Es parte del orden de la creación de Dios.

Pero, ¿cómo habla esto a nuestras vidas familiares hoy? ¿Quién está familiarizado con esta imagen? Rosie la
remachadora [imprímela y tráela para mostrarla] Una imagen icónica de la Segunda Guerra Mundial. Esto
motivó a las mujeres a colaborar en la tan necesaria ayuda para la guerra, así como luchaban la mayoría de los
hombres valientes. Observa el título «¡Podemos hacerlo!». Así es como la conversación se enmarca a menudo
acerca de mujeres trabajando fuera de casa: sobre la base de la habilidad. Pero ni la Biblia ni yo estamos sugiriendo
que las mujeres no poseen la habilidad de hacer muchas tareas en el lugar de trabajo. Ellas están hechas a imagen
de Dios. Son excepcionalmente talentosas. Por supuesto que poseen la habilidad. Pero esa no es la pregunta
correcta. No se trata de habilidad, sino de deber. ¿Es el diseño de Dios que las mujeres casadas tengan como
responsabilidad principal trabajar fuera de casa?

55
Porque recuerda, la pregunta NO ES, «¿debería una esposa trabajar?» La suposición es que tanto los maridos
como las esposas trabajan a tiempo completo. La pregunta es dónde ocurre ese trabajo y si se gana un sueldo. Es
importante recordar en nuestros días, que nuestro trabajo es erróneamente la clave para nuestra identidad. El
trabajo, para muchos, no es simplemente un medio de alimento y refugio. Es una forma de autoexpresión. Es un
propósito para la vida. Es el cumplimiento, la identidad. Para muchos, el trabajo es el ídolo #1 en su corazón. No
me malinterpretes: ¡El trabajo dentro o fuera de casa es verdaderamente significativo e importante! Pero el trabajo
es un dios terrible. Y sin embargo, nuestra época también es pragmática, así que mientras muchas mujeres
empiezan a sobrepasar a sus maridos, algunas familias están considerando, «¿por qué no hacemos que mamá gane
el sueldo y papá se quede en casa con los niños?»

Bien, miremos otra vez Tito 2:3-5: «Las ancianas asimismo sean reverentes en su porte; no calumniadoras, no
esclavas del vino, maestras del bien; 4 que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos, 5 a
ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos».

Algunos cristianos han interpretado Tito 2:5, que dice que las esposas deberían ser «cuidadosas de su casa», o
«trabajadoras en su hogar», para indicar que todos los trabajos fuera de casa son inapropiados. Pero el hecho de
que la esposa debería cuidar primordialmente del hogar, no implica necesariamente que ella nunca debería trabajar
fuera de casa. El punto de esta frase—consistente con toda la Biblia desde el inicio en Génesis— es que una mujer
debería asumir como responsabilidad principal dada por Dios, el cultivar su hogar, proveyendo un ambiente
piadoso y nutritivo para su familia, independientemente de lo que haga y antes de que se enfoque en otras cosas.

Puede ser útil aquí aclarar lo que entendemos por el «hogar». Los críticos de este enfoque se han quejado de que
avanza una domesticidad opresiva de los años 1950 a lo Martha Stewart, como si la esencia de la femineidad
bíblica es ser una «diva doméstica» que prepara todas las comidas y teje todas las ropas de sus hijos a mano. Las
Escrituras, afortunadamente, no equiparan «trabajar en casa» con encajar en un molde cultural de ser una «ama
de casa». El hogar, hablando bíblicamente, trata principalmente de personas y relaciones. Tiene mucho más que
ver con aquellos que viven en la casa y con su bienestar espiritual que con la casa en sí misma. Yo recomendaría
el libro de Courtney Reissig, The Accidental Feminist [La feminista accidental], para más sobre esto. Escucha lo
que dice acerca de este punto: «El propósito del hogar… no es demostrar todas tus cosas buenas y revelar que has
llegado como una diosa domestica. El propósito del hogar es ‘alimentar almas, proveer un refugio para el cansado,
y vivir generosamente’. El hogar es un lugar de trabajo. Es un lugar donde la vida ocurre… El hogar no es el
pináculo de la grandeza—Cristo lo es. Dios se preocupa por el hogar porque la mayoría de la vida ocurre allí».

56
¿Dónde vemos este enfoque bíblico de una mujer orientada principalmente hacia el bien de su hogar?
Significativamente, en el mismo lugar donde vemos a una mujer comprometerse con un negocio exitoso fuera de
casa: Proverbios 31. La mujer allí descrita tiene muchas responsabilidades que caen fuera de los alrededores
inmediatos de su hogar. Ella compra y vende la heredad, planta viñedos, comienza un negocio textil. Pero todo
esto es hecho en sumisión y con el fin de cuidar bien a su familia, y cumplir su responsabilidad con ellos. Versículo
27, «Considera los caminos de su casa, y no come el pan de balde», y así, el versículo 28, «se levantan sus hijos
y la llaman bienaventurada». Ella no se embarca en sus esfuerzos empresariales en una búsqueda por «encontrarse
a sí misma» o para hacerse un nombre o incluso para estimularse intelectualmente para su propio beneficio o a
expensas de su familia. Ella lo hace para servir a su familia, y al final es de su familia—y especialmente de su
marido—que ella recibe elogios.

Por tanto, estas son algunas preguntas para considerar respecto a si una esposa debería llevar a cabo algún negocio
que le genere ingresos fuera de casa: (Advertencia: No le estoy hablando aquí a las madres-solteras. Si eres una
madre soltera, tienes la difícil y agotadora tarea de proveer y ayudar a tu familia. Tu diligencia en esa labor es tan
admirable como desafiante).

1. ¿Cuáles son los motivos de la esposa para hacer esto? ¿Quiere ella hacerse un nombre por sí misma fuera
del hogar, deseando la alabanza del mundo? Es difícil ir a la fiesta del vecindario y decir «soy una ama de
casa».

Recibes esa mirada de que te has vendido y has traicionado a tu propio género. ¡Es duro! Y la tentación es
mirar al trabajo fuera de casa en búsqueda de afirmación e identidad. Suzie podría trabajar en las finanzas
principalmente por el prestigio; Sally también podría trabajar en las finanzas pero esencialmente porque
quiere bendecir a su familia y comunidad, y es capaz de ganar un buen dinero mientras pone primero sus
energías en el hogar. Hay una diferencia de motivo.

2. ¿Hasta qué punto es necesario el salario de una esposa? Ciertamente, podemos imaginarnos situaciones en
las que ambos conyugues necesiten trabajar fuera de casa para llegar a fin de mes. Pero tenemos que ser
cuidadosos aquí. Si cierta cantidad de dinero parece una necesidad, ¿es posible que la familia esté aspirando
a un estilo de vida demasiado elevado? Simplemente tratar de ir a la par con los Jones no es razón suficiente
para que la esposa tome un trabajo secular. Y no olvides: ¡el trabajo de una esposa en casa conlleva un valor
financiero significativo además de todos los otros beneficios espirituales! Cada año el Wall Street Journal

57
hace una historia sobre el valor de la maternidad (reemplazando el costo). ¿Cuánto vale? En promedio, ¡un
buen salario de seis cifras! Si vas a contratar a profesionales para que hagan todo lo que ella hace, ¡prepárate
para pagar!

3. ¿Qué dones, talentos, oportunidades y custodias le ha dado Dios a la esposa en esta temporada particular
de la vida? ¿Cuántos años tienen los niños y qué clase de cuidado requieren? ¿Cómo será cultivar un estilo
de vida consistentemente sacrificial? ¿Un trabajo secular incrementará o disminuirá su capacidad para ser
una esposa y madre piadosa?

Además, ten presente que una decisión acerca de si trabajar fuera de casa o no, no debería ser unilateral por parte
de la mujer o el marido; más bien, una esposa y su marido deberían hacerlo juntos, bajo su liderazgo como cabeza
del matrimonio y de la familia.

Entonces, la pregunta no es si una mujer puede trabajar fuera de casa. Por supuesto que tiene la capacidad de
hacerlo. La pregunta es, ¿cómo organiza sabiamente sus prioridades para ser esa ayudante que da vida y que trae
salud y estabilidad a la familia?

58
Seminario Básico
Masculinidad y Femineidad Bíblicas
Clase 7: Masculinidad y Femineidad Bíblicas
en el Hogar (Parte 2)27
(Decisiones, Deberes, Disciplina, Devociones)
_____________________________________________________________________________

I. Introducción
«Las mujeres no son felices incluso cuando ellas siguen el modelo» para el matrimonio y la familia 28. Así lo
escribió la feminista Germeaine Greer en 1970 en su manifiesto The Female Eunuch [El eunuco mujer], en el que
alegaba que el núcleo familiar es una estructura opresiva diseñada para apresar a las mujeres para el placer de los
hombres. Ella imaginaba audazmente el día en el que los hombres agradecerían a las mujeres por llevar a la
sociedad más allá de la familia tradicional a una nueva visión de libertad y receptividad.

Ya sea que pienses que Greer estaba en lo correcto o no, ciertamente hemos heredado su recelo sobre los hombres
y las mujeres desempeñando diferentes roles en el hogar. Pero nuestra cultura todavía no ha desechado la
institución de la familia como ella esperaba. Todavía queremos a la familia, pero queremos formarla a nuestra
manera, con cualquiera sea la combinación de géneros y los roles que uno prefiera.

¿Cómo deberíamos pensar sobre los hombres y las mujeres cuando se trata del hogar? Como cristianos, buscamos
aplicar la enseñanza de la Biblia sobre la masculinidad y la femineidad a esta apremiante pregunta. Como hemos
visto a lo largo de estas clases, aunque la Escritura pueda desafiarnos y convencernos, también nos ofrece una
visión de una vida llena de gozo. La Biblia dice que los hombres y las mujeres son creados igualmente a imagen
de Dios y en Cristo son herederos por igual de su maravilloso reino. Por esto, nosotros como cristianos podemos
evaluar los argumentos de feministas como Greer con apreciación y crítica. Ella y otros en los años 60 y 70,
hacían bien en alegar que el ser mujer es mucho más digno y significativo que vivir encarceladas como una ama
de casa suburbana que sólo existe para tener hijos, limpiar el hogar y complacer sexualmente a su esposo. Sin
embargo, estaban equivocados en llamar a las mujeres a encontrar valor en la femineidad por sí misma. Las

27
Introducción de la clase: Hemos reflexionado mucho sobre lo que significa ser hombre y mujer, pero ¿cómo se desarrolla esto en la
esfera del hogar entre un esposo y una esposa? ¿Cómo deberían tomarse las decisiones? ¿Qué haces cuando no estás de acuerdo? ¿Cómo
deberían asignarse los deberes? Sea que estés soltero o casado, todos son bienvenidos.
28
Germaine Greer, Introducción a The Female Eunuch [El eunuco mujer], 1970,
https://www.marxists.org/subject/women/authors/greer-germaine/female-eunuch.htm.

59
mujeres son valiosas y dignas porque fueron creadas por un Dios bondadoso, un Dios que ha explicado
detalladamente en su Palabra cómo las mujeres y los hombres tienen roles complementarios que desempeñar
mientras reflejan su gloria en sus familias.

La semana pasada, comenzamos a ver estos roles en el hogar. Black nos recordó de Efesios 5 lo que significa que
el hombre es el proveedor y el protector que entrega su vida por su esposa en amor, y que la mujer está llamada
a someterse al liderazgo espiritual de su marido. Reflexionamos sobre la soltería y el hogar, para ambos, hombres
y mujeres, porque la Biblia enaltece la soltería (1 Co. 7). Los solteros no son ciudadanos de segunda clase en el
reino de los cielos. No tienes que estar casado y con hijos para ser completamente humano - masculino o femenino,
Jesús mismo es nuestro principal ejemplo de eso.

También consideramos la pregunta acerca de una esposa y madre que trabaja fuera de casa, y recordamos que la
pregunta no es fundamentalmente una de habilidad, como en si puede una mujer trabajar. Claro que puede. Las
mujeres tienen habilidades maravillosas para ser desplegadas fuera de casa. Véase Proverbios 31, donde la mujer
idealizada abre un negocio de ropa y compra un campo.

La pregunta principal es una de deber – una mujer debe priorizar el cuidado de su familia, ser «cuidadosa de su
casa» como dice Tito 2:5, orientar cualquier trabajo que haga fuera del hogar para bendecir a su familia – que es
nuevamente lo que vimos en Proverbios 31.

Hoy, veremos lo que 1 Pedro 3 tiene que decir sobre la masculinidad y la femineidad en el hogar, y luego
pasaremos a una caja de sorpresas de preguntas prácticas y prudenciales – cómo manejan los esposos y esposas
la toma de decisiones, los diferentes deberes, disciplinar a los niños, y cosas como esas. Voy a decir de entrada a
aquellos que están solteros, que hoy pudiera sentirse como la clase más centrada en el matrimonio de todo el
curso, mientras intentamos llegar a lo esencial de cómo los roles de los hombres y las mujeres son expresados en
el entorno familiar. No dejes de prestar atención. Tres consejos: Primero, trata de aprender de estos principios y
aplicarlos a tu temporada de tu vida como persona soltera en todas las formas que puedas. Segundo, usa estas
enseñanzas como una manera de orar por tus amigos casados. Ellos necesitan tu oración y ánimo. Tercero, si
algún día deseas estar casado, entonces usa este tiempo para ayudarte a ver lo que realmente importa en un
cónyuge y piensa en cómo Dios podría llamarte a vivir en matrimonio.

Vamos a empezar yendo a 1 Pedro 3.

60
«Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a
la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas, 2 considerando vuestra conducta
casta y respetuosa. 3 Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de
vestidos lujosos, 4 sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y
apacible, que es de grande estima delante de Dios. 5 Porque así también se ataviaban en otro tiempo
aquellas santas mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus maridos; 6 como Sara obedecía
a Abraham, llamándole señor; de la cual vosotras habéis venido a ser hijas, si hacéis el bien, sin temer
ninguna amenaza. 7 Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer
como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no
tengan estorbo».

¿Qué dice Pedro aquí acerca de los hombres y las mujeres en la relación matrimonial? Él se dirige a las mujeres
primero, y enseña:

1. La sumisión piadosa es poderosa, efectiva, hermosa y gratificante en sí misma.


La semana pasada, dijimos que la sumisión de una esposa quiere decir algo como «rendirse voluntariamente en
amor» a su marido—en otras palabras, una determinación voluntaria de seguir y ratificar a su esposo como la
cabeza y el líder de la familia.

Pedro completa un poco esta idea. La belleza espiritual tiene mucho más valor que la belleza física superficial,
sobre todo porque aunque la belleza física se desvanece con la edad, la belleza del espíritu sólo crece y se
profundiza. Cuando Pedro dice que las esposas deberían cultivar este «incorruptible ornato de un espíritu afable
y apacible», él no está diciendo que ser introvertida es una forma de piedad. Esto es posible tanto para mujeres
extrovertidas que disfrutan conversar, como para aquellas que son de voz suave. Él está hablando de una
afabilidad y apacibilidad del corazón – de una mujer que alegremente descansa contenta en seguir el liderazgo de
su marido, en lugar de tratar de tomar las riendas bruscamente. Cuando una mujer fomenta esta postura gentil y
dócil, eso conduce a varias bendiciones:

- Puede ayudar a persuadir a personas no creyentes, inclusive a un esposo no creyente, de la verdad del
mensaje del evangelio (ve los versículos 1-2). Cuando una mujer cristiana vive una vida de pureza y
reverencia, sometiéndose incluso a su marido inconverso por el bien de Cristo, ese es un testimonio
poderoso para él.

61
- Este espíritu es «grande estima» delante de Dios (versículo 4). También hace a una mujer «una de las
hijas de Sara», es decir, poseedora del mismo carácter por el cual ella fue elogiada (6).
- Versículo 6—Ayuda a una mujer a confiar, no a temer. ¿Por qué Pedro menciona el «miedo» aquí? Porque
él sabe que tener esta clase de espíritu hacia una persona que sabes que es un pecador—someterte a él y
comprometerte a seguir su liderazgo—es algo terrorífico. Y sin embargo, eso es lo que Dios llama a una
mujer a hacer, y requiere avanzar en fe.

Permítanme decir algo, quizá obvio, especialmente para las mujeres solteras: Lucha por esta clase de belleza más
de lo que te esfuerzas por la belleza física. No estoy diciendo que no valores la belleza física del todo. Sino que
valores más ésta. También, ora y procura el tipo de hombre que también valore esta clase de belleza. Y hombres
solteros—oren para que Dios los atraiga a esta clase de belleza más que a la belleza física. La belleza física es
algo maravilloso, pero qué grandioso sería si los chicos de esta iglesia definieran lo «atractivo» ante todo en estos
términos. Volviendo a los esposos:

2. El liderazgo piadoso implica la deliberada comprensión del hombre hacia su esposa y el honor alegre de su
mujer.
En Efesios 5, Pablo hablaba del rol del hombre como el de principalmente amar a su esposa, así como Cristo amó
a la iglesia. Todo lo que Pedro dice aquí está en ese mismo contexto de amor. Él completa la idea de dos maneras
específicas.

Primero, Pedro dice que los esposos viven con sus esposas de una forma comprensible. Esto quiere decir, que un
marido debería procurar el conocimiento más profundo de su prometida. Él debería pasar tiempo escuchando a
su esposa, pensando en ella, estudiándola y aprendiendo de ella. Esposos, ¿haces apuntes sobre tu esposa? ¿Cuáles
son sus deseos, miedos y frustraciones? ¿Sus gustos y disgustos? ¿Qué la hace sentir amada y cuidada al final de
un día duro? ¿Cuáles son sus fortalezas, y cómo puedes aprovecharlas? ¿Cuáles son sus debilidades, y cómo
puedes ayudarla con ellas? Esas son las clases de preguntas que deberías hacer constantemente. Y la cosa es que,
nunca llegarás al punto de conocerla completamente. Ser deliberadamente comprensivo hacia tu esposa es el
llamado de toda una vida para un esposo.

Segundo, Pedro dice que los esposos deberían mostrar «honor a la mujer como a vaso más frágil y como a
coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo». Hay mucho que pensar aquí.
Pedro no especifica de qué manera él piensa que las mujeres son «la pareja más débil». Él no está diciendo que
las mujeres son moralmente o espiritualmente inferiores – sabemos eso por todos los demás textos que hemos

62
mirado en estas clases. Él puede tener en mente la fuerza física, o la autoridad relativa dentro del matrimonio, o
incluso una mayor sensibilidad emocional entre muchas mujeres que, aunque también es una gran fortaleza,
también puede dejar a algunas esposas más propensas a ser heridas profundamente por conflictos dentro de un
matrimonio. Eso no quiere decir, que ninguno de esos casos sea verdad para cualquier mujer en particular.
Claramente muchas mujeres son más fuertes que sus esposos de muchas formas.

Lo que sea que Pedro quiere decir con esa frase, el punto es que un marido nunca debería tomar ventaja de nada
que él perciba como una debilidad en su mujer. La mayoría de los esposos serán físicamente más fuertes que sus
esposas, por ejemplo. No deberían utilizar eso para su beneficio, sino más bien, usar su fuerza para tratar a sus
esposas con un alto honor y cuidado, utilizar sus fortalezas y la autoridad que han recibido de Dios para el bien
de ellas. De hecho, Pedro advierte que si no honras a tu esposa y pones sus necesidades primero, impedirás que
tus oraciones sean contestadas, y ese es un lugar muy temeroso en el cual estar.

3. Un esposo debería hacer esto porque su esposa es coheredera con él de las promesas de Dios.
Esto simplemente significa que una esposa no es de ninguna manera menos que su marido en el reino de Dios, y
todas las promesas en Cristo son suyas igualmente.

¿Algún comentario/pregunta antes de que avancemos?

Pasemos ahora a otros temas prácticos que se relacionan con la masculinidad y la femineidad bíblicas dentro del
hogar. Hemos visto el llamado de una esposa a cultivar la belleza del contentamiento mientras sigue el liderazgo
de su esposo. Hemos visto el llamado del esposo a rendir su vida y a vivir con su esposa de una forma honorable
y comprensible. Sin embargo, ¿cómo se desarrollan estos principios en el terreno?

1. ¿Cómo deberían los esposos y esposas tomar decisiones?


Hay un balance delicado, un baile podrías decir, cuando un esposo y una esposa tienen que tomar decisiones
transcendentales. Por un lado, como cabeza de la familia (Gn. 2; Ef. 5:23), el esposo es el responsable principal
de la decisión y está encargado de mantener el liderazgo en la situación. Él no debe abdicar o ceder pasivamente
el liderazgo a su esposa, en cambio, éste debe ejercer el mando que Dios le ha dado.

Por el otro lado, él debe recordar que su liderazgo debe estar caracterizado por el servicio, que su esposa es
coheredera con él de las promesas de Dios. Y que ella tiene a menudo fortalezas complementarias. Por eso, el
marido debe honrar a su esposa, respetar sus puntos de vista, opiniones, sentimientos, y contribuciones sobre el

63
asunto en cuestión.

Para los esposos, amar como «como Cristo» en Efesios 5, significará frecuentemente subordinar tus preferencias
y deseos por los de tu esposa. Pero escúchenme claramente los hombres. Como dijo Blake la semana pasada,
probablemente es un pecado, y es ciertamente estúpido sacar la tarjeta del liderazgo en cosas como, cuál
restaurante visitar o cómo pasar tu sábado. Los esposos nunca deberían usar la tarjeta de la sumisión como una
tarjeta de triunfo en simples asuntos de preferencia.

Recuerda lo que Pablo hace en Efesios 5. Cuando Pablo se dirige al marido, él no dice ni una palabra sobre
liderazgo o sumisión. Hombres, cuando pienses en tu rol como esposo, la idea que aparece en tu mente no debería
ser «mi esposa debe someterse a mí», sino más bien «ama como Cristo». Ese es el cargo que Pablo coloca sobre
ti.

Finalmente, un esposo y una esposa deberían procurar llegar a una decisión que los satisfaga a ambos. No
obstante, tú y yo sabemos que eso no siempre sucederá. Habrá veces en las que hables y ores y hables, y
simplemente no puedes llegar a un acuerdo. A pesar de tus mejores intentos, el acuerdo te evade. En esa situación,
es responsabilidad del esposo liderar gentil y claramente, y es responsabilidad de la esposa seguir – en humildad,
y no con enojo o arrastrando los pies.

Además, esta es la cosa sobre el liderazgo. Todos piensan que quieren el liderazgo, porque lo asocian con la
autoridad, el poder de tomar todas las decisiones. Y quieren ese poder para hacer lo que ellos quieran, para ir a
donde ellos quieran ir. Pero el liderazgo, sea en el hogar, la iglesia, el lugar de trabajo – consiste fundamentalmente
en ser responsable por el bien de otros. Es apropiarse del bienestar de los demás. No es «qué quiero yo», sino
«qué necesitan ellos». El verdadero liderazgo entiende esa responsabilidad. Razón por la cual, los verdaderos
líderes son a menudo aquellos que son más reluctantes en tomar el manto. El esposo piadoso se desespera por la
sabiduría de Dios al liderar a su familia.

Esposos, se van a equivocar, bastante. Yo constantemente estropeo mi liderazgo al no consultar con Érica por
conveniencia. Alguien nos pide que hagamos algo, o un familiar nos pide que le visitemos, y de inmediato acepto
para ahorrar tiempo, y después pienso en cómo decirle a Érica. ¡Eso es una idiotez! Somos una unidad, una
familia. No puedo tomar grandes decisiones sin consultar su opinión. Así que, esposos, cuando cometan un error,
admítanlo. Pidan perdón. Aprendan de eso. Eso también es un buen liderazgo. Esposas, sus maridos lo van a echar
a perder. Jesús no lo hará, pero ellos sí. Lo siento. Pero es por eso que los esposos son terribles salvadores. Por

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tanto, mira a Jesús mientras procuras ser rápida para perdonar. Y ayuda a tu esposo a ver porqué se hundió el
barco. Habla con él. Él no vive en tu mundo todos los días, entonces ilumínalo. Quizá tengas que recordarle a
veces la carga que llevas, el peso sobre tus hombros. Revisa, perdona, trata de aprender, y continúa.

Un peligro que encuentro común, especialmente en los hombres jóvenes, no es el comportamiento autocrático
sino la pasividad perezosa. Hombres, no procuren la pasividad por el bien de la paz (2x). A menudo,
intercambiamos la paz temporal por la división duradera. Eso es exactamente lo que haces cuando cedes a lo que
crees que es mejor, simplemente para evitar una discusión difícil con potenciales consecuencias dolorosas.
Durante años, sé que personalmente creí que el «amor» significaba «no la hagas enojar». En realidad, esa es una
definición egoísta. No estás buscando su bien, sino el tuyo. El amor bíblico es correr ese riesgo. El amor bíblico
dice, «amo más tu bien duradero que mi paz temporal».

Este es un ejemplo de nuestro matrimonio. Érica estaba considerando dejar su trabajo como terapeuta del habla
en un hospital, para trabajar en cambio en una compañía privada. Ella ganaría menos dinero, pero el nuevo trabajo
sería más flexible y conveniente, y ambos sabíamos que una situación de adopción podría venir cualquier día en
el que realmente necesitaría la flexibilidad, bueno, me gusta el aspecto de la conveniencia, pero sería muy malo
perder ese salario extra… y ella me está mirando diciendo: «No sé que hacer, tengo algunas preferencias y
opiniones, pero por favor, ¿puedes tú guiar el camino?». Verás, erróneamente asumí que amarla era dejarla hacer
lo que ella quería. Tú tienes tu profesión, yo tengo la mía. Yo estúpidamente pensé que respetarla era liberarla.
Pero ella, con toda razón, quería ser pastoreada en esa decisión. Esposos, Dios nos ha llamado a ese rol de ser
pastores amorosos.

¿Preguntas?

2. ¿Cómo deberían un esposo y una esposa asignar otros deberes y responsabilidades?


Un buen principio general es que los deberes y las responsabilidades deberían ser asignados de tal forma, que
ambos animen e intensifiquen los aspectos femeninos y masculinos del género. Ese es el principio, pero no creo
que haya reglas inflexibles. Hay muchas cosas en los asuntos diarios de un hogar que la Biblia no categorizaría
como «masculino» o «femenino». Hacer una diligencia. Regar las plantas. Preparar una comida. Esos son deberes
de un hogar, pero estaríamos presionados en decir que son deberes únicamente del hombre o de la mujer.

Yo sugeriría que los hombres deben llevar las tareas del hogar que son más cargadas físicamente, pensando en 1
Pedro 3:7. Allí, cuando reflexionamos en lo que Pedro quería decir con el «vaso más frágil», notamos que no era

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una debilidad moral, espiritual o intelectual, sino en parte, fuerza física. Entonces, ya sea, mover muebles pesados,
o trasladar esos 13 kilogramos de propano a la parrilla desde y hacia el auto. Pienso que los hombres deberían
instintivamente tratar de llevar esas responsabilidades. Considerando que la responsabilidad de un hombre es la
de proteger y proveer, tampoco voy a pedirle a Érica que revise un ruido sospechoso en la casa por la noche.
Asumiendo que estoy tanto presente como físicamente capaz, eso es lo que, yo, como hombre, debo hacer.

Asimismo, pensando en el cargo de Génesis 2:15 para los esposos de «labrar y cuidar», me inclino hacia que el
esposo debe manejar más los asuntos relacionados a la provisión. Así, siento más la carga de ayudarnos a pensar
y a manejar nuestro presupuesto y ahorros a largo plazo. Ahora bien, los presupuestos nunca se hacen
unilateralmente, ¡a menos que desees un matrimonio infeliz! Y el liderazgo del esposo no significa que él debe
hacerlo necesariamente todo. Su esposa puede ser más orientada a los detalles, y por tanto, ser más responsable
manejando las cuentas. Ella quizá haya sido una gerente de mercado en Wall Street antes de convertirse en su
esposa, por tanto, ella se encarga de todos los detalles de sus ahorros.

En términos generales, pensando en Tito 2:5, de la semana pasada donde vimos que las mujeres maduras enseñan
a otras mujeres a ser «cuidadosas de su casa», creo que los deberes normales de una mujer estarán más orientados
hacia el hogar y cuidado de los niños las 24 horas al día – observa cómo la mujer en Proverbios 31 se preocupa
por vestir y alimentar a su familia. ¡Lo importante es discutirlo! Es el trabajo del hombre guiarlos en conversarlo
juntos para que haya un mutuo acuerdo y no confusión.

3. ¿Cómo deberían un esposo y una esposa dirigir, cuidar y disciplinar a sus hijos?
Como hemos hablado, el esposo es finalmente el responsable por la supervisión espiritual y física del hogar,
incluyendo la instrucción y disciplina de sus hijos. Efesios 6:4: «Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros
hijos, (interesante, Pablo parece entender cuán impaciente los padres tienden a ser), sino criadlos en disciplina y
amonestación del Señor».
Pablo no dijo: «madres preparen a sus hijos en los caminos del Señor». Sino «¡padres!». Es esencialmente tu
responsabilidad. En un mundo caído, algunas madres solteras, o mujeres casadas con no creyentes, tendrán que
asumir esta responsabilidad, y Dios es fiel para brindarles fortaleza. Pero si hay un hombre cristiano en el hogar,
es tu responsabilidad ver que las devociones ocurran. Es tu responsabilidad ver que la familia llegue a la iglesia.
Como se ha visto durante años, es una denuncia lamentable en nuestra actual cultura eclesiástica, que los hombres,
en general, no están. Las iglesias evangélicas están llenas de mujeres de Dios. Alabado sea el Señor. Pero, ¿y los
hombres? ¿Dónde están ellos? ¿Trabajando? ¿Ocupados cazando o con hobbies? No lo sé. Pero sí sé que como
esposos, es nuestro trabajo capacitar a nuestros jóvenes, no sólo para que sean exitosos en el trabajo, o en el

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campo, sino en nuestros hogares e iglesias. Enseñen a sus hijos fundamentalmente, a ser un esposo y un padre,
no simplemente un chico inteligente que puede incrementar la escala corporativa.
No obstante, dentro de esa última responsabilidad, el patrón en las Escrituras es que el manejo inmediato y
cotidiano de los hijos y el dominio del hogar recaen bajo la competencia de la esposa. 1 Timoteo 5:14, dice que
las esposas deben «gobernar sus casas». La palabra griega «gobernar» es un término muy contundente. Implica
acción y actividad. Involucraría consideración, planificación, un alto nivel de atención y competencia, en la línea
de Proverbios 31. Recuerda el rol de Eva como la «madre de todos los seres vivos» de Génesis 3. Prácticamente,
esto significa que mamá pasará probablemente más tiempo con los niños (al menos durante el día, y especialmente
cuando son jóvenes), y estará más directamente involucrada con su escolaridad y demás actividades (de nuevo,
al menos durante las horas de trabajo), y disciplinará a sus hijos según sea apropiado cuando su esposo no esté
presente. Hermanas, si estos días están pasando la mayoría de sus horas cuidando a los niños, recuerden que ese
es un increíble llamado que Dios les ha dado. Los días pueden parecer repetitivos y agotadores, pero Dios proveerá
la gracia.
Mientras tanto, un padre, debería enseñar a sus hijos a respetar, honrar, y apreciar a su madre, sea que él esté
presente o no. Me ha ayudado aprender de otros padres en la iglesia que tienen una política de cero tolerancia
cuando alguno de los hijos no muestran respeto a su madre. La disciplina en esos casos es rápida y segura. Y en
esa disciplina, ella no sólo es «tu mamá», sino «mi esposa». Su ofensa contra ella, es una ofensa en contra del
esposo porque ella es una sola carne con él. Eso comunica una verdad teológica importante a los hijos, y honra a
mamá en el hogar.
También, un esposo no debería ser pasivo en la instrucción y disciplina de sus hijos, dejándole todo el trabajo a
su esposa cuando él está presente. ¿Con qué frecuencia llego a casa, me siento a cenar, y Lena empieza a irritarse
y enojarse? Estoy cansado después del trabajo, y no quiero ayudarla. Me veo tentado a dejárselo a Érica. Pero,
¿qué ha estado haciendo ella todo el día? ¿Acaso no está ella igual o más cansada que yo? Esposos, es nuestro
trabajo intervenir.
Por supuesto, hay muchos creyentes que anhelan el matrimonio o los hijos y el Señor no les ha dado esos regalos.
Aún cuando te encuentres en una temporada de espera, no descuides el llamado de la Biblia a gobernar tu hogar
de una forma honorable, sea que estés soltero, o casado y sin hijos. Hombres, gobiernen su hogar de tal forma
que puedan proveer y proteger a otros – preparen comidas, inviten personas a la casa y anímenles espiritualmente.
Mujeres, hagan de su hogar un lugar donde su belleza espiritual brille. Utilicen su casa para fomentar vida
espiritual en otros, quien sea que Dios ponga en su camino. Toma estos principios y aplícalos a tu situación,
incluso mientras oras por una pareja o por hijos y espera en nuestro Dios compasivo.

Oremos.

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Seminario Básico
Masculinidad y Femineidad Bíblicas
Clase 8: Roles de los hombres y las mujeres en la iglesia (Parte 1)
_____________________________________________________________________________
Durante las dos últimas semanas hemos pasado tiempo reflexionando sobre los distintos roles y responsabilidades
de los hombres y las mujeres en el hogar. Ahora, durante las próximas 2 semanas reflexionaremos más sobre estos
distintos roles y responsabilidades en la iglesia local.

Mientras comenzamos, repasemos lo que hemos visto sobre los hombres y las mujeres en general:

En Génesis 1:26-27 aprendimos que los hombres y las mujeres son creados a imagen de Dios. Ambos son iguales
en gloria, honor, valor, dignidad e importancia.

En Génesis 2 aprendimos que Dios le dio a los hombres la disposición de delegar autoridad y responsabilidad al
proveer y proteger a otros. Vimos que las mujeres son creadas con una disposición para tender ayuda
voluntariamente a hombres dignos y para nutrir vida en otros, de varias formas de acuerdo a las relaciones que
Dios les ha dado.

Pero aunque hemos visto cómo las Escrituras asignan diferentes disposiciones a los hombres y las mujeres, así
como más claramente sus distintos roles en el hogar, pero con implicaciones para toda la vida, incluyendo la
soltería, no deberíamos olvidar su igualdad espiritual fundamental. Gálatas 3:26-28: «26 pues todos sois hijos de
27
Dios por la fe en Cristo Jesús; porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis
revestidos. 28 Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros
sois uno en Cristo Jesús». El contexto de este pasaje es las bendiciones de la salvación. ¿Quién puede recibir
redención y reconciliación? Gálatas resalta el maravilloso hecho de que todos los que están en Cristo tienen igual
estatus ante Dios. Esto no es la cienciología donde los mayores peldaños de bendición sólo pueden ser costeados
por el rico. En Cristo no hay ninguna universidad o JV, racismo o sexismo, sino total igualdad.

Los hombres y las mujeres en la iglesia


Como veremos más tarde, hay unas cuantas distinciones claras en los roles de los hombres y las mujeres dentro
de la iglesia reunida. Pero más allá de las distinciones, hay similitudes significativas en la forma en que los

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hombres y las mujeres son llamados y capacitados por Dios para participar en la obra del evangelio y el ministerio
de la iglesia local.

Este es el hecho que tan a menudo es pasado por alto en esta discusión. La Escritura no sólo permite, sino que
espera que los hombres y las mujeres participen en la gran mayoría del ministerio y las prácticas de la iglesia.

Así que, para las mujeres presentes esta mañana, Dios te ha dado, como mujer, un amplio campo de ministerio en
el cual él quiere y espera que trabajes y sirvas con gozosa libertad.

1 Corintios 12:4-11:

«4 Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. 5 Y hay diversidad de ministerios,
pero el Señor es el mismo. 6 Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en
todos, es el mismo. 7 Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho. 8 Porque
a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo
Espíritu; 9 a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu. 10 A
otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros
11
de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas. Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo
Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere».

¿Qué aprendemos? Dios da una variedad de dones a su iglesia, y ellos no están distribuidos aquí en base al género.
Tanto los hombres como las mujeres son dotados grandemente por Dios con el propósito de edificar el cuerpo.
Y así, de ambos se espera que usen sus dones para, versículo 7, «provecho» de toda la iglesia. Como veremos la
semana que viene, hay ciertas estructuras que Dios ha establecido respecto al ejercicio de la autoridad y los roles
cuando la iglesia se reúne, pero en general, los hombres son edificados por las mujeres y las mujeres son edificadas
por los hombres. Pablo continúa en el versículo 18: «Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de
ellos en el cuerpo, como él quiso. 19 Porque si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo? 20 Pero
ahora son muchos los miembros, pero el cuerpo es uno solo».

Esto quiere decir, que nadie es insignificante o irrelevante para la vida de la iglesia. Por tanto, respecto a los
hombres y las mujeres y los roles que han recibido, deberíamos recordar siempre que Dios ha diseñado el cuerpo
exactamente como él lo quiere. Esto debería ayudarnos a guardar nuestro corazón del orgullo, la inseguridad y el
descontento.

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De manera que, si tuviésemos que resumir el resto de nuestro tiempo a una sola idea, sería algo como esto: Los
hombres y las mujeres están llamados a servir a la iglesia en todas las capacidades, excepto donde dicho servicio
viole el principio bíblico del liderazgo masculino, específicamente en la enseñanza o en el ejercicio de autoridad
sobre los hombres cuando la iglesia se encuentra reunida.

La próxima semana, nos enfocaremos en pasajes que hablen sobre ese principio de liderazgo masculino en la
iglesia. Sin embargo, el día de hoy, comenzamos toda esta discusión mirando una variedad de formas prácticas
en las cuales, tanto las mujeres como los hombres sirven a la iglesia.

1. Participar en las reuniones públicas


Los momentos más importantes en la vida de la iglesia son lo que estamos a punto de hacer en unos minutos:
Reunirnos juntos públicamente alrededor de la palabra de Dios. Juntos escuchamos la palabra de Dios leída,
cantada, orada y predicada. Juntos como un cuerpo hacemos algo que el mundo no puede explicar. Personas de
diferentes etnias, culturas, antecedentes socioeconómicos, intereses y hobbies todas unidas en Cristo Jesús. Juntos
hacemos lo que ninguna reunión de discipulado personal, grupo de estudio bíblico pequeño, o «marcha por la
vida» en el centro comercial puede hacer. En las palabras de Pablo en Efesios 3:

«aclarar a todos cuál sea la dispensación del misterio escondido desde los siglos en Dios, que creó
todas las cosas; 10 para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de
la iglesia (a través de nuestra congregación local)… a los principados y potestades en los lugares
celestiales».

Los ancianos no pueden hacer esto solos. Los predicadores no pueden hacer esto solos. Las celebridades
teológicas y los blogueros no pueden hacer esto solos. Los hombres o las mujeres no pueden hacer esto solos.
Pero los hombres y las mujeres redimidos de toda índole juntos sí pueden hacerlo. En un sentido real, el
componente más fundamental para que los cristianos se edifiquen mutuamente comienza con el ministerio de la
presencia (Ej: En la universidad, ¡la mitad del trabajo sólo consiste en asistir!). El reunirse como hombres y
mujeres para orar y cantar juntos en un regalo de Dios – cuando escuchamos a nuestros hermanos clamar al Señor
en oración, somos animados a permanecer constantes en oración. Cuando escuchamos a nuestros hermanos cantar,
nuestros corazones se refrescan, mientras cantamos ricas verdades teológicas a Dios a la vista de los demás.

2. Votar con la congregación

70
Como iglesia congregacional, creemos que la última autoridad terrenal sobre los asuntos de nuestra iglesia recae
en las manos de la congregación reunida. En cuestiones de disciplina, doctrina, membrecía y más, es la
congregación reunida la que toma las decisiones—hombres y mujeres.
De manera práctica, esto significa que cada miembro de nuestra iglesia—sea hombre o mujer—es en última
instancia responsable de conocer las Escrituras, aplicarlas a la vida de la iglesia, defender a la iglesia de
errores, y ejercer disciplina en la iglesia. Tanto los hombres como las mujeres son responsables de cuidar a esta
iglesia del pecado y el error.

3. Servir como diáconos


Creemos que hay sólo dos oficios bíblicos en la iglesia, el de anciano y el de diácono. Como veremos la próxima
semana, creemos que el Nuevo Testamento reserva el oficio del pastorado a los hombres, no creemos que ocurra
lo mismo con el oficio del diaconado.

Hay mucha discusión entre evangélicos sobre si las mujeres deberían servir libremente como diaconisas. ¿Cómo
llegamos a esta posición del texto? Veamos 1 Timoteo 3, comenzando en el versículo 8: «Los diáconos asimismo
deben ser honestos, sin doblez, no dados a mucho vino, no codiciosos de ganancias deshonestas; 9 que guarden
el misterio de la fe con limpia conciencia. 10 Y éstos también sean sometidos a prueba primero, y entonces ejerzan
el diaconado, si son irreprensibles».

Luego, en el versículo 11, «Las mujeres asimismo sean...».

Algunos leen eso y asumen que Pablo está hablando sobre las esposas de los diáconos. Pero el griego no dice «sus
esposas», sino simplemente «las mujeres» como se debería leer en la mayoría de las notas a pie de página de sus
Biblias. Observa también que la palabra griega puede ser usada para mujer y esposa. Yo y muchos creemos que
la lectura natural del texto es mejor. Pablo está tratando de abordar en el versículo 11 a «las mujeres que son
diáconos», no a «las esposas de los diáconos». ¿Por qué dicen esto? Tres razones rápidas:

 Primero, cuando las «esposas» están a la vista, generalmente hay una palabra como «sus» esposas o «su
propia esposa» añadida, pero aquí sólo tenemos el artículo, que usualmente es traducido como «los» o
«las».29

29
Sí, el artículo algunas veces funciona como pronombre posesivo, por lo que la traducción «sus» es posible, pero esto necesita
determinarse por el contexto.

71
 Segundo, a lo largo de esta sección, Pablo utiliza la palabra «asimismo» para denotar una nueva categoría.
Parece ser que esto, por tanto, es una nueva sección que describe no a las esposas de los diáconos sino a
las mujeres que son diáconos.
 Tercero, parecería raro para Pablo enumerara los requerimientos para las esposas de los diáconos, pero no
para las esposas de los ancianos. Pero si Pablo está hablando de las diaconisas, los siguientes
«requerimientos» tendrían sentido.

En ningún rango, no entendemos el oficio de diácono (que literalmente significa «siervo») como el que lleva la
clase de autoridad que Pablo prohíbe a las mujeres en 1 Timoteo 2. Bíblicamente, el oficio del diaconado es uno
práctico – lo vemos en Hechos 6. Un diácono sirve como la persona que se asegura de que un determinado
ministerio funcione o de que una necesidad en particular sea suplida, y ellos operan explícitamente bajo la
autoridad y supervisión de los ancianos. No hay supervisión autoritativa teológica o pastoral vinculada en el oficio
de diácono. La autoridad diaconal es la autoridad práctica y organizacional dentro de un área específica para un
propósito específico. Aunque pienses que este es un rol «menor», Cristo mismo fue llamado un diácono, un siervo
de la iglesia. Ser diácono es seguir sus pasos.

4. Leer, orar y profetizar


En cualquier servicio dominical matutino, el líder del servicio puede pedirle a una mujer que lea las Escrituras a
la congregación. La lectura de la palabra de Dios es uno de los elementos más básicos en nuestra reunión
corporativa. Es un privilegio que Dios capacite tanto a hombres como mujeres para participar. Algunas mujeres
pueden preferir no hacerlo por preocupación de que la lectura en público sea una forma de enseñanza, lo que
respeto, pero la posición de los ancianos aquí es que la enseñanza implica explicar y aplicar el texto
(diferencia clave), mientras que la simple lectura del texto en voz alta es un maravilloso ministerio accesible tanto
para hombres como para mujeres.

Y las mujeres oran públicamente. Para ver eso, miremos 1 Co. 11:4-5: «Todo varón que ora o profetiza con la
cabeza cubierta, afrenta su cabeza. 5Pero toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta, afrenta su
cabeza; porque lo mismo es que si se hubiese rapado». No te preocupes, ¡hablaremos sobre el cubrir las cabezas
la próxima semana! Pero por ahora, simplemente observamos que Pablo asume que las mujeres oran y profetizan
en las reuniones de la iglesia. Ya que, la oración es quizá el ministerio más básico en la vida de una iglesia unida,
no es sorpresa que tanto los hombres como las mujeres desempeñen un rol igualmente importante. No olvides
que la oración de Ana en 1 Samuel 2 y la oración de María en Lucas 1 están registradas en las Escrituras.

72
Aunque deseamos que las mujeres oren en público, podrías preguntar, ¿por qué generalmente no lo hacen desde
el pulpito un domingo por la mañana? Eso es mayormente por que nuestras oraciones corporativas en el servicio
de la mañana, especialmente la oración de alabanza, de confesión, y la oración pastoral, rayan justo en el margen
de la enseñanza autorizada. La persona, a través de su oración, está enseñando quién es Dios, y lo está aplicando
a la reunión corporativa. Probablemente no sería pecado que una mujer dirija esa oración –recuerda 1 Corintios
11– pero el gran énfasis de enseñanza en estas oraciones nos hace ser un poco más precavidos. Esta es un área en
la cual por el bien de estar claros sobre la distinción en el rol, hemos escogido errar por el lado de la precaución.

1 Corintios 11 también habla de las mujeres que profetizan en la iglesia. Mucho se pudiera acerca de lo que está
pensando Pablo exactamente. Para resumir, él no está hablando de «predecir» (decir el futuro) como suele suceder
con la profecía inspirada del Antiguo Testamento, sino de «anunciar», es decir, un discurso no inspirado que
evoca las verdades bíblicas. En nuestro contexto, esto incluiría los testimonios bautismales. O quizá aún más
directo al punto, aquellos «testimonios de gracia» que a menudo escuchamos un domingo por la noche donde
hombres y mujeres, guiados por el Espíritu, comparten la obra de Dios en su vida a fin de edificar públicamente
el cuerpo. También incluiría muchas de las cosas edificantes que las mujeres comparten regularmente cuando
estudiamos las Escrituras juntos los miércoles por la noche o cuando tenemos un panel de discusión en las clases
de estos seminarios básicos. Deja fuera esas participaciones que aportan las mujeres, ¡y cuán empobrecido sería
nuestro tiempo!30

5. Enseñar y liderar a otras mujeres


Queremos ser claros en que los hombre son los que han sido llamados por Dios para enseñar a la congregación
reunida, ¡pero eso no quiere decir que las mujeres no deben enseñar! Pablo habla de esto en Tito 2:3-5 (que ya
hemos visto en varias oportunidades):

«Las ancianas asimismo sean reverentes en su porte; no calumniadoras, no esclavas del vino,
maestras del bien; 4que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos, 5a ser
prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios
no sea blasfemada».

Pablo no sólo dice «modelen». Él dice «enseñen». Instruyan. Capaciten.

30
Profesor: Mira el libro de D. A. Carson, Manifestaciones del Espíritu, si quieres reflexionar más sobre la profecía en la iglesia local.

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Esto también es un problema para las mujeres solteras. Pablo está hablando no solamente a mujeres que no sólo
son mayores en edad, sino a aquellas que son maduras en la fe. Tenemos mujeres solteras y casadas que lideran
grupos pequeños y hablan en los retiros de mujeres y enseñan en otros contextos. La exhortación, el apoyo, y la
enseñanza entre cristianos no se basan finalmente en la experiencia, sino en las Escrituras.

Así que, ya sea que estés o no en la circunstancia específica de ser esposa o madre, las mujeres solteras y casadas
pueden observar sus vidas entre sí y animarse mutuamente a aplicar la Palabra a sus vidas.

6. Ministrar a los niños


Esta es otra área donde las mujeres pueden tener un poderoso ministerio en la iglesia. Por todo tipo de razones
equivocadas nuestra sociedad ve el trabajar con los niños como algo, si no deshonroso, entonces menos que
honorable. Me pregunto si eso es en parte porque se piensa que el cuidado de los niños es simplemente sentarse
en una habitación para ver a un montón de niños jugar con juguetes. Pero eso no es cierto bíblicamente, o en esta
iglesia. Necesitamos mujeres y hombres que tomen en serio el cuidado y la enseñanza de los niños, que se den
cuenta de que a través de la Palabra y el ejemplo estamos comunicándoles el amor de Cristo y el evangelio.

Considera la exhortación de Pablo a Timoteo en 2 Ti. 3:14: «Pero persiste tú en lo que has aprendido y te
persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales
te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús».

¿De dónde viene esta educación teológica? ¿Asistió él a una universidad o seminario teológicos? ¡No! Él lo
aprendió de su madre y abuela. 2 Ti. 1:5 «trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó
primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también».

La preparación de Timoteo comenzó por las enseñanzas de su madre y abuela. Ese es un llamado loable, ayudar
a capacitar a la próxima generación de líderes de iglesias. 31 Necesitamos hombres, por supuesto, que hagan lo
mismo. Proveer y proteger a otros, física y espiritualmente, incluye a los niños. Si eres un chico soltero que dice,

31
Posible pregunta: ¿Cuándo un niño llega a ser demasiado mayor para que una mujer sea su maestra en la iglesia? George Knight en
Recovering BMW: «Parece ser que la iglesia debe responder esta pregunta en términos de la evaluación de la sociedad del momento en
que, en esa sociedad en particular, el niño se convierte en un hombre. Si el joven todavía está bajo la dirección de sus padres y la
instrucción de una mujer, su madre, en casa, entonces parece apropiado para él estar bajo la instrucción de una mujer en la iglesia. Si se
considera que él ha alcanzando la masculinidad, esté casado o no, entonces él no debería ser enseñado por una mujer… Donde la duda
persiste,… a menudo la mejor solución sería no colocar a una mujer en esa situación dudosa, sino más bien buscar el liderazgo
masculino».

74
«Sí, a mí sólo no me gusta trabajar con los niños. No los entiendo». La única forma de mejorar es ponerte manos
a la obra y perservar.

7. Muchos otros
Hay tantos otros ministerios que pudiéramos mencionar, la mayoría para nada únicos a las mujeres, sino que más
bien incumben a todos los cristianos. Muchas mujeres tienen poderosos ministerios de apoyo u hospitalidad.
Evangelismo y misiones, me encantan los ejemplos de mujeres solteras y viudas que han sido usadas
poderosamente por Dios en el campo de las misiones, como Lottie Moon, Amy Carmichael y Elizabeth Elliot.
Ministrando a enfermos y ancianos. Orando con los heridos o confundidos. Buscando y recibiendo a visitantes.
Disciplinando a otras mujeres. Y ni siquiera he mencionado el puñado de mujeres que son capacitadas y
compensadas por nuestra iglesia para dar consejería. O aquellas que son ujieres, que ayudan con la música, o
que sirven en la iglesia como secretarias y oficinistas. Todos estos son ministerios en los que las mujeres
desempeñan un rol vital, y en los cuales pueden tener un ministerio robusto y satisfactorio en la congregación,
por el bien de la iglesia.

Tristemente, tendemos a sólo atribuir honor a lo que es más visible y público. Pero Dios no es así. Piensa en 1
Corintios 12: «y a aquellos del cuerpo que nos parecen menos dignos, a éstos vestimos más dignamente; y los
que en nosotros son menos decorosos, se tratan con más decoro».

La iglesia de Corinto luchaba con el mismo problema que nosotros. Ellos tendían a elevar a cierto ministerio,
especialmente el que era público y fantástico (en su caso el de lenguas), y tendían a devaluar a los demás. Pablo
no apoyará eso, porque Dios no lo hace.

Pienso que todo lo que hemos discutido hasta ahora nos deja con una pregunta obvia. Si tanto los hombres como
las mujeres sirven de formas tan vitales, ¿por qué Dios reserva la enseñanza a la iglesia reunida y el oficio de
anciano a los hombres? La próxima semana estudiaremos dos pasajes bíblicos importantes que responden esa
pregunta, 1 Timoteo 2 y 1 Corintios 11. Pero por los momentos, quiero concluir mirando el perfil de trabajo del
anciano. Y creo que empezaremos a ver por qué, en la sabiduría de Dios, él llama sólo a los hombres a esta
posición.

El lugar clave para mirar es 1 Timoteo 3:1-2, donde Pablo da los requerimientos para ser un anciano, también
llamado obispo o pastor en el Nuevo Testamento. Observa que él escribe acerca de este oficio usando términos
masculinos: «Palabra fiel: Si alguno anhela obispado, buena obra desea2. Pero es necesario que el obispo sea

75
irreprensible, marido de una sola mujer», literalmente «hombre de una sola mujer», y así sucesivamente. Si
examináramos el Nuevo Testamento, veríamos un patrón que aquellos que cumplen con el rol de liderazgo de la
iglesia como ancianos, al «predicar y enseñar» como dice 1 Ti. 5:17, son hombres. Pablo continúa en el capítulo
3 diciendo que no deben ser recién convertidos, y que deben ser capaces de enseñar la Palabra. Además, Pablo
simplemente los llama a la piedad básica: Santidad. Humildad. Vida honorable. Hospitalidad. Estas, por supuesto,
son virtudes que las mujeres cristianas también deberían procurar. Pero consideremos las cosas a las que Dios
llamó a los ancianos a hacer. Aquí está el «perfil de trabajo» que emerge de las páginas del Nuevo Testamento:
1. Los ancianos proveen a la iglesia a través de la enseñanza bíblica. Pablo dicen en Tito 1:9 que un anciano
debe ser «retenedor de la palabra fiel tal como ha sido enseñada, para que también pueda exhortar con sana
enseñanza». El llamado de Timoteo era este: «ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza» (1 Ti. 4:13).
Efesios 4:11-12, dice que Jesús da a los pastores-maestros su iglesia «a fin de perfeccionar a los santos para la
obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo».

2. Los ancianos protegen a la iglesia de la falsedad. Pablo advierte: «Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán
la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias
concupiscencias» (2 Ti. 4:3). ¿Qué debe hacer un anciano? 2 Timoteo 4:2: «redarguye, reprende, exhorta». Tito
1:9: «exhortar con sana enseñanza y convencer a los que contradicen».

3. Los ancianos lideran la iglesia con su ejemplo. 1 Pedro 5:3, dice que los pastores no deberían actuar «como
teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey». Hebreos 13:7, nos dice:
«Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado de su
conducta, e imitad su fe».

4. Los ancianos llevan la responsabilidad ante Dios por el bienestar de la iglesia. Sabemos de Santiago 3:1
que los maestros recibirán un juicio más estricto. Como dice Hebreos 13:17: «deberíamos sujetarnos a los
ancianos de la iglesia porque ellos velan por nuestras almas «como quienes han de dar cuenta».

Ahora bien, quiero que hagamos una pausa y observemos algo. ¿Ves un patrón aquí? Mira las cosas a las que
Dios llama a los ancianos a hacer: Proveer… proteger… liderar… llevar la responsabilidad… ¿No te recuerda
ese patrón a algo? ¡Esa es la definición de la masculinidad bíblica! Los hombres están llamados a proveer a y
proteger a otros, especialmente a sus familias pero también a sus hermanas en Cristo en la iglesia. Ese era el
perfil de trabajo de Adán en el Huerto del Edén según Génesis 2:15. Los hombres están llamados a liderar a sus
familias espiritualmente, como hemos visto en Efesios 5, donde el esposo entrega su vida para que su esposa

76
crezca en santidad. Los hombres llevan la responsabilidad ante Dios por la forma en que lideran sus hogares;
recuerda Génesis 3:9, que aunque Eva pecó primero, Dios llamó a Adán a rendir cuentas.

Entonces, verás, que el cuadro bíblico del liderazgo pastoral es masculino en su núcleo32. No es el machismo
mundano, la clase de arrogancia egoísta que utiliza a otros por ganancia o placer personal. Es una disposición
compasiva para servir y refugiar a la novia de Cristo. Es humilde y benevolente con las ovejas de Dios, y al mismo
tiempo, resistente y fuerte contra los lobos que buscan devorarlas.

Ora para que Dios de hombres que sirvan como ancianos de esta manera. Si eres hombre, y no aspiras a tener este
carácter pastoral, aún si no aspiras al oficio real, deberías preguntarte por qué. Mujer soltera, si deseas casarte,
deberías orar por un esposo así. Otros pueden ser más ricos. Otros más apuestos. Pero ningún otro hará que crezcas
y florezcas como un hombre que te ame así.

Al final del día, el liderazgo pastoral por hombres y el ministerio congregacional robusto tanto por mujeres como
hombres no están en conflicto. Se benefician mutuamente. Nosotros como la iglesia necesitamos a los ancianos
bíblicamente masculinos que Dios ha dado para guiarnos y enseñarnos. Sin embargo, los ancianos no son la
iglesia. El cuerpo de Cristo es maravillosamente diverso, compuesto de muchos dones. Alabado sea Dios por los
hombres y las mujeres fieles, que de manera incansable, sirven a este cuerpo para su gloria.

32
Por supuesto, hay veces en que las mujeres también hacen estas cosas. Ellas proveen instrucción a sus hijos y protegen a las mujeres
más jóvenes que están discipulando del peligro espiritual. Estas funciones no son exclusivamente masculinas, pero sí tipifican la
masculinidad.
77
Seminario Básico
Masculinidad y Femineidad Bíblicas
Clase 9: Roles de los hombres y las mujeres
en la iglesia (Parte 2)33
_____________________________________________________________________________
El día de hoy, quiero empezar con una proposición: Lo más provocativo acerca del Cristianismo no es su
enseñanza sobre el género o la sexualidad. Es esto: Un Salvador crucificado. 1 Co. 1:23-24: «pero nosotros
predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura; mas para
los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios». Como cristianos, comenzamos
en la cruz. Cuando Dios nos da ojos de fe para ver la cruz como nuestra única esperanza, entonces, es irresistible
que sigamos al Salvador crucificado quien es para nosotros la sabiduría de Dios.

Eso es lo que hemos tratado de hacer en estas clases, aplicar y celebrar la sabiduría de Dios en esta área acerca de
los roles del género, donde Dios ha establecido sus normas por nuestro bien y para su gloria. Hoy, estamos en
nuestra segunda clase de ver cómo expresamos nuestro género en la iglesia local. Los hombres y las mujeres,
iguales en valor e importancia, con papeles y formas distintas de honrar a Dios – cómo funciona eso en una
congregación particular.

La semana pasada, vimos este principio básico: La Escritura no sólo permite, sino que espera que los hombres y
las mujeres participen en la mayoría del ministerio de la iglesia. Vimos 1 Co. 12, donde Dios da dones y talentos
tanto a hombres como a mujeres para la edificación del cuerpo, y hablamos sobre cómo los hombres y las mujeres
sirven a la iglesia mediante toda clase de ministerios, al leer la Palabra y al orar en los servicios, al hablar palabras
de profecía o de aliento bíblico, al ser diáconos y diaconisas, a través de votos congregacionales, del evangelismo,
al cuidar del necesitado, al disciplinarnos mutuamente.

También vimos el perfil de trabajo que Dios le da a los ancianos a lo largo del Nuevo Testamento, y miramos que
no es sorpresa que Dios reserve el oficio de pastor a los hombres. Esto es debido a que, las cosas que realizan los

33
Esta mañana en el seminario básico Masculinidad y Femineidad Bíblicas, empezaremos mirando la belleza del plan de Dios para los
roles de género en la iglesia local. Intentaremos abordar algunas preguntas complicadas: el cubrir las cabezas, ese versículo de 1 Timoteo
acerca de que la mujer «se salvará engendrando hijos», pero el objetivo general es ver que tanto los hombres como las mujeres poseen
papeles esenciales que desempeñar en la edificación del cuerpo de Cristo.

78
ancianos encajan con los lineamientos de la masculinidad bíblica: Ellos proveen a la iglesia al enseñar, protegen
a la iglesia de la falsa doctrina, lideran con el ejemplo, y son responsables antes Dios por la forma en que pastorean
el rebaño.

He aquí el resumen: Los hombres y las mujeres están llamados a servir a la iglesia en todas las capacidades,
excepto donde dicho servicio viole el principio bíblico del liderazgo masculino, específicamente en la enseñanza
o en el ejercicio de autoridad sobre los hombres cuando la iglesia se encuentra reunida. Ese es el principio que
queremos explorar hoy. Así que, vayamos de inmediato a dos pasajes claves que explican cómo difieren los roles
de los hombres y las mujeres cuando se trata del contexto de la iglesia local.

Iniciaremos con 1 Timoteo 2:8-15:

«8 Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando manos santas, sin ira ni contienda.
9
Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado
10
ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos, sino con buenas obras, como corresponde a
11 12
mujeres que profesan piedad. La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. Porque no
13
permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio. Porque
14
Adán fue formado primero, después Eva; y Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo
15
engañada, incurrió en transgresión. Pero se salvará engendrando hijos, si permaneciere en fe,
amor y santificación, con modestia».

La iglesia en Éfeso, que se encontraba pastoreada por Timoteo, había sido atacada por falsos maestros. Estos
falsos maestros parecían atacar especialmente a las mujeres vulnerables, particularmente a las viudas jóvenes34.
También parece que los falsos maestros estaban alentando a las mujeres a deshacerse del rol bíblico histórico de
éstas, a favor de un estilo de vida más independiente y «liberador».

Para combatir esta enseñanza, Pablo empieza animando a las mujeres a vestirse decorosamente. En el mundo
antiguo, la vestimenta extravagante solía significar el deseo de una mujer de ser independiente de la autoridad del
hombre, específicamente de la autoridad de su esposo. Para ser claros, Pablo no está diciendo allí, que es una
virtud no estar a la moda. Él no está exigiendo conjuntos monótonos y anticuados. Es un llamado a la pureza. Él

34
En 1 Ti. 5:15 vemos que algunas viudas jóvenes «ya se han apartado en pos de Satanás» (1 Ti. 5:14-15; 2 Ti. 3:6).
79
está diciendo que las mujeres deberían llamar la atención no por como lucen, sino por como viven. La vestimenta
llamativa es un sustituto barato del carácter.

Luego en el v.11, las exhorta a «aprender en silencio, con toda sujeción». Analicemos algunas cosas de este
versículo:

 Primero, es bueno tener presente que en este momento de la historia, el que Pablo animara a las mujeres
a aprender en absoluto habría sido destacable. En muchos casos, no se les permitía a las mujeres recibir
la misma instrucción que los hombres. En el Talmud, una compilación de enseñanzas judías, un rabino
dice, «Sería mejor que las palabras de la Torá fueran quemadas, a que deban ser confiadas a una mujer»35.
Así que, este llamado a aprender era revolucionario.

 Segundo, cuando Pablo llama a las mujeres a aprender «en silencio», él les está diciendo que demuestren
una postura sumisa a la enseñanza bíblica36. Esto no quiere decir, que una mujer no puede decir «Amén»
o «Aleluya» cuando el predicador está haciendo lo suyo. Significa que su actitud predeterminada debería
ser aceptar la Palabra de Dios, no socavarla o criticarla públicamente37.

Luego [siguiente página en el folleto], en el v.12, Pablo reitera el v.11 de forma negativa. En la vida de la
congregación reunida, él dice que no se les permite a las mujeres «enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre».

La primera restricción es que no se les permite a las mujeres enseñar a los hombres. Cuando Pablo dice «no
permito a la mujer enseñar», él no está presentando su ejemplo como una posible opción, él está diciendo que
esto debería ser una norma38.

35
Eliezer ben Hyrcanus, Jerusalem Talmud, Sotah 3:4, 19a
36
La expresión utilizada para aprender «en silencio» se usa en varios lugares del N.T. para describir a una multitud que está quieta
esperando el discurso de alguien: Hechos 11:18 (los Judaizantes callaron), 21:14 (los Efesios dejaron de discutir); 22:2 (los alborotadores
callaron); 1 Ts. 4:11 (ocuparse de sus negocios); 2 Ts. 3:12 (trabajar sosegadamente y comer de su propio pan); 1 Pedro 3:4 (la mujer
debería tener un espíritu apacible). En particular, Pablo le está diciendo a las mujeres entre ellos que se caracterizaban por estar (en
palabras de 1 Ti. 5:13) «andando de casa en casa, [siendo] chismosas y entremetidas», que se callaran y dejaran de causar problemas.
37
Así, este versículo llama positivamente a las mujeres a imitar la postura de María que se sentaba a los pies de Cristo, en Lucas 10:38-
42, y al mismo tiempo, a evitar la postura de Miriam, en Números 12:2, donde ella causó una revuelta en contra de Moisés y dijo
«¿Solamente por Moisés ha hablado Jehová? ¿No ha hablado también por nosotros?».
38
Él le escribe a Timoteo como su delegado apostólico dándole órdenes para la iglesia. Él usa el ambiente indicativo en otra parte del
capítulo 2, para dar una instrucción autoritaria: «Exhorto» (2:1), «Quiero» (2:8). Fíjate que sus instrucciones en esta sección se aplican
80
La palabra «enseñar» se usa en el N.T. principalmente para describir la comunicación autorizada de las verdades
acerca de Jesús y la voluntad de Dios a otros creyentes39. Así que, cuando Pablo habla de enseñar aquí, él está
describiendo la clase de enseñanza que alguien dotado por el Espíritu haría para traer instrucción autorizada en
doctrina a la congregación. Esta clase de enseñanza es a menudo hecha por una persona que lleva el oficio de
anciano-supervisor, del cual Pablo habla más en el capítulo 3.

¿Entonces esto quiere decir que la Biblia prohíbe que las mujeres enseñen a alguien en la iglesia? Para nada. En
la gramática griega subyacente, es mejor leer la palabra «hombre» como el objeto directo de «enseñar» y «ejercer
dominio». Pablo está diciendo, que en el contexto de la asamblea formal reunida, una mujer no debe enseñar, o
ejercer autoridad sobre un hombre.

Pero por supuesto, esto no quiere decir que una mujer nunca debería enseñar. La semana pasada, vimos en Tito
2, cómo Pablo anima a las mujeres a enseñar a otras mujeres y niños. Él elogia la instrucción que Timoteo recibió
de su madre y abuela (2 Timoteo 1). Pablo alienta a todos los creyentes a instruirse mutuamente mientras cantan
juntos (Colosenses 3:16). Priscila junto con Aquila instruyó a Apolos privadamente en Hechos 18. Siempre
aprendo cosas del Señor de mujeres de manera informal, cuando me animan con lo que están estudiando en la
Escritura o al testificar de la bondad de Dios en sus vidas. Y podría seguir. Pero la preocupación de Pablo aquí es
con ese tipo formal de enseñanza y autoridad ejercida en la reunión semanal regular de los santos.

Ahora, ¿la enseñanza de Pablo aquí permitiría que las mujeres enseñen a hombres en un escenario paralelo a la
iglesia, como en un ministerio universitario? ¿Significa que los hombres pueden aprender de libros teológicos
publicados por mujeres? Estas áreas de aplicación son menos claras, y los cristianos pueden estar en desacuerdo.
Claramente, el estándar que Pablo está estableciendo es que sólo los hombres enseñan a la iglesia reunida. En
escenarios que son más opcionales o casuales como una reunión de un ministerio universitario, es probable que
las mujeres puedan enseñar, pero pienso que el patrón bíblico recomienda la sabiduría de que la enseñanza sea
impartida por hombres, especialmente cuando la enseñanza implica explicar la Escritura y exhortar a hombres y

«en todo lugar». Algunos igualitaristas alegan que Pablo está dando un instrucción temporalmente restringida, en la línea de «No estoy
permitiendo [ahora] que una mujer enseñe hasta que reciba la capacitación y autorización debidas». No obstante, no hay evidencia
textual de esto. A falta de la cláusula «hasta», lo mejor es traducir aquí el tiempo presente no de forma continua («No estoy permitiendo»
sino de manera intemporal «No permito»). Pablo muestra que él capaz de dar límites temporales tales como «Entre tanto que voy» (4:13)
y «hasta la aparición de nuestro Señor Jesucristo» (6:14), pero aquí el no lo hace.
39
Hechos 2:42 («Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles»), Ro. 12:7 («el que enseña, en la enseñanza;»), 2 Ti. 2:2 («…hombres
fieles que sean idóneos para enseñar también»).
81
mujeres a obedecerla. Puesto que, un libro es más distante, una forma menos directa de comunicación, veo eso
menos problemático, la preocupación de Pablo es el orden en la iglesia local.

La segunda restricción es que se le prohíbe a una mujer ejercer dominio sobre un hombre. La expresión
traducida «ejercer dominio sobre» quiere decir tener control sobre otro, en el sentido de gobernar o dirigirlo. En
el Nuevo Testamento, y especialmente en las cartas a Timoteo y Tito, esa función gobernante o rectora se atribuye
principalmente al oficio de los ancianos, también llamados pastores y supervisores40.

Algunos cristianos han buscado suavizar esta enseñanza, diciendo que Pablo sólo prohíbe la enseñanza autorizada,
como en la enseñanza que hacen los ancianos. Siempre y cuando una mujer esté bajo los auspicios de sus ancianos,
es libre de predicar a toda la iglesia. Pero eso no es lo que él dice. Su prohibición es muy clara. Otros han tratado
de decir que las mujeres no deben usurpar la posición de maestro; mientras los ancianos les pidan que prediquen,
está bien. O que no deben enseñar cosas falsas. Pero ni la gramática ni el vocabulario pueden apoyar estos
argumentos41. Observa como Pablo, una vez más, repite su punto anterior al final del versículo 12: «sino estar en
silencio». En otras palabras, las mujeres deben escuchar la enseñanza autorizada – deben beneficiarse de ella,
disciplinarse entre sí en ella, animar a sus hermanos en Cristo a creer y obedecerla, pero Dios no las ha llamado
a comunicar esa enseñanza en la iglesia.

Para ayudarnos a pensar más claramente sobre porqué son dadas estas dos restricciones, miremos los versículos
13-14 donde encontramos 2 razones.

Razón 1: En el v.13 leemos: «porque Adán fue formado primero, después Eva;». Es importante observar aquí
que el argumento de Pablo no es uno pragmático o de preferencia o relevancia cultural. Su argumento está basado
en la creación. Dios creó al hombre y a la mujer en cierto orden para comunicar la verdad universal de que él
planeaba guiar y proteger a su pueblo en esta vida. La iglesia de Timoteo estaba luchando con la disensión y
confusión porque estaban ignorando este orden creado.

La razón 2 para estas restricciones es el v. 14: «y Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada,
incurrió en transgresión». Pablo no está diciendo que las mujeres son más culpables que los hombres. Tanto los
hombres como las mujeres pueden ser engañados. Pero cuando Pablo dice: «Adán no fue engañado», él está

40
Por ejemplo, 1 Timoteo 3:5 habla de un anciano «cuidando» a la iglesia de la misma forma que «gobierna» su propia casa. Luego en
1 Timoteo 5:17, habla específicamente de los ancianos que «gobiernan bien».
41
Ve los capítulos por Wolters, Köstenberger, y Schreiner en Women in the Church [Mujeres en la iglesia].
82
señalando que Adán no fue el primero en ser atacado por la serpiente con su tentación. Cuando Satanás fue a Eva
y le mintió, él intentó socavar el orden que Dios había establecido. Así que, en lugar de ir a Adán, el líder escogido
por Dios, él deliberadamente desafió ese orden y fue a Eva, poniéndola en la posición de portavoz, líder y
defensora.

Observa esto: Satanás quiere que los hombres sean pasivos e indiferentes hacia los mandamientos de Dios y él
quiere que las mujeres salgan de la protección de los hombres para que ellas también puedan ser engañadas.
¡Torcer los roles de género es su estrategia más antigua! De modo que, hombre, cada vez que eres pasivo en tu
liderazgo, impulsando, incluso provocando que las mujeres a tu alrededor tomen el control, ¿ves lo que estás
haciendo? Te conviertes en un socio voluntarioso en la rebelión de Satanás. Y mujer, eso significa que te rebelas
contra el liderazgo masculino piadoso (no todo el liderazgo masculino es piadoso), que también juega en las
manos de Satanás.42

Finalmente, Pablo termina con una promesa en el v.15i. Es un versículo difícil de interpretar. Pero creo que está
aquí para darle esperanza a las mujeres: «Pero se salvará engendrando hijos, si permaneciere en fe, amor y
santificación, con modestia». La última frase es clara. Si alguna mujer ha sido culpable de sobrepasar su rol
bíblico en este asunto; no debería desesperarse; debería caminar en arrepentimiento. Debería continuar en fe,
amor, santificación, y modestia.

42
Sección opcional:
Algunos preguntarán, ¿significa esto que una mujer nunca puede nada enseñar a un hombre? Muchos que sostienen que las mujeres
ciertamente pueden instruir a los hombres, rápidamente irían a la escena donde Priscila y Aquila instruyeron a Apolos en Hechos 18:24-
26:

«24 Llegó entonces a Efeso un judío llamado Apolos, natural de Alejandría, varón elocuente, poderoso en las Escrituras.
25
Este había sido instruido en el camino del Señor; y siendo de espíritu fervoroso, hablaba y enseñaba diligentemente lo
concerniente al Señor, aunque solamente conocía el bautismo de Juan. 26 Y comenzó a hablar con denuedo en la sinagoga;
pero cuando le oyeron Priscila y Aquila, le tomaron aparte y le expusieron más exactamente el camino de Dios».

¿Qué nos enseña esta escena? Nos enseña que Dios usó a un esposo y una esposa en la vida de un creyente inmaduro pero salvajemente
dotado. Simplemente no hay suficiente información que nos permita contradecir el claro significado de 1 Timoteo 2 en este pasaje. No
hay evidencia de que Priscila fuera la que principalmente enseñaba a Apolos; deberíamos asumir que ella apoyaba a su marido en un
ambiente privado testificando acerca de las realidades cristianas de las que Apolos era ignorante.

83
¿Qué hay de la frase «se salvará engendrando hijos»? Sabemos por el resto de los escritos de Pablo, que sólo se
es salvo por medio del arrepentimiento y de la fe en Cristo. Pablo no está enseñando aquí que la salvación es por
obras. También sabemos que algunas mujeres no pueden tener hijos por causa de los efectos dolorosos y
misteriosos de la caída en nuestros cuerpos – hay muchas mujeres en la Biblia que son completamente femeninas
a pesar de sus dificultades para tener hijos. ¡Pablo no está diciendo eso! Muchos eruditos sugieren que Pablo usa
la «maternidad» como una imagen simbólica para describir cómo es a menudo el arrepentimiento. Quizá alguna
de las mujeres «liberadas» en Efeso, que estaban tratando de enseñar a los hombres, también se veían como
demasiado progresistas y sofisticadas para la maternidad. Dado que nos encontramos en el contexto de los roles
de las mujeres, el versículo expresa que las mujeres pueden tener la seguridad de que están caminando en
arrepentimiento cuando dejan de usurpar la autoridad, y en cambio, abrazan su rol de descansar bajo el
liderazgo masculino. Eso con frecuencia será visto, para aquellas que están casadas, al abrazar su rol de ser
esposa y madre. Pero Pablo no está diciendo que debes casarte o tener hijos para asegurar tu salvación o para ser
una mujer piadosa.

Veamos ahora 1 Co. 11:3-16. Mientras vas allí, algo de contexto:

Parece ser que en Corinto, lo culturalmente aceptable para las mujeres de hacer para honrar a sus esposos era usar
algún tipo de manto para la cabeza o velo en público. También parece que había una clase de movimiento de
liberación de las mujeres en este momento en Corinto, que llamaba a las mujeres a quitarse sus velos, lo que
puede haber significado la independencia del liderazgo de su esposo. Evidentemente, algunas de las mujeres de
la iglesia en Corinto habían adoptado este pensamiento, y hablaban durante los servicios con sus cabezas
descubiertas, deshonrando así a sus esposos y a la iglesia.

Por tanto, en esta sección Pablo llama a las mujeres a ver esta postura como rebelde y a arrepentirse.

«Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer,
y Dios la cabeza de Cristo. 4 Todo varón que ora o profetiza con la cabeza cubierta, afrenta su cabeza.
5
Pero toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta, afrenta su cabeza; porque lo mismo
es que si se hubiese rapado. 6 Porque si la mujer no se cubre, que se corte también el cabello; y si le
es vergonzoso a la mujer cortarse el cabello o raparse, que se cubra. 7 Porque el varón no debe
cubrirse la cabeza, pues él es imagen y gloria de Dios; pero la mujer es gloria del varón. 8 Porque el
varón no procede de la mujer, sino la mujer del varón, 9 y tampoco el varón fue creado por causa de
10
la mujer, sino la mujer por causa del varón. Por lo cual la mujer debe tener señal de autoridad

84
sobre su cabeza, por causa de los ángeles. 11 Pero en el Señor, ni el varón es sin la mujer, ni la mujer
sin el varón; 12 porque así como la mujer procede del varón, también el varón nace de la mujer; pero
todo procede de Dios. 13 Juzgad vosotros mismos: ¿Es propio que la mujer ore a Dios sin cubrirse la
14
cabeza? La naturaleza misma ¿no os enseña que al varón le es deshonroso dejarse crecer el
cabello? 15 Por el contrario, a la mujer dejarse crecer el cabello le es honroso; porque en lugar de
velo le es dado el cabello. 16 Con todo eso, si alguno quiere ser contencioso, nosotros no tenemos tal
costumbre, ni las iglesias de Dios».

No vamos a lidiar con cada pregunta posible hoy. En su lugar, vamos a enfocarnos en 3 verdades principales de
este texto:

A) Dios espera que las mujeres sirvan públicamente orando y profetizando.


Como vemos en el versículo 5, Dios espera que las mujeres oren y profeticen durante la reunión de la iglesia.
Cuando pensamos en la profecía del Nuevo Testamento en una reunión pública de la iglesia, no deberíamos verla
como la revelación inerrante de Dios, porque después en el capítulo 14, él dice que las profecías deben ser
evaluadas. Podemos definirla como hablar de las verdades de Dios para edificar al pueblo de Dios. Hay mucho
más que pudiéramos decir, pero de todos modos, entendemos la profecía, está claro que se les permitía e incluso
animaba a las mujeres a participar en ciertos aspectos de la adoración pública de la iglesia, siempre y cuando lo
hicieron de una forma que abrazara y respetara el liderazgo masculino.

Ahora, ¿qué hay de 1 Corintios 14:34-35? ¿No va eso directamente en contra de esta idea? Ve allí y sigue… 1
Corintios 14:34-35:

«Como en todas las Iglesias de los santos, 34 vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque
no les es permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la ley lo dice. 35 Y si quieren aprender
algo, pregunten en casa a sus maridos; porque es indecoroso que una mujer hable en la
congregación».

¿Es esto alguna especie de contradicción con lo que acabamos de escuchar? No lo creo. En el capítulo 11, Pablo
está abordando el corazón de las mujeres en Corinto, llamándolas a honrar públicamente a sus esposos y a la
iglesia cuando participan. En el capítulo 14, él hace lo mismo, pero el contexto del versículo 29 es «ponderando
lo que se ha dicho». El versículo 29 dice que cuando las personas en la congregación dan profecías, deben ser

85
sopesadas y juzgadas bien sea como del Señor o no. Por tanto, el «hablar» que él dice aquí, parece referirse a la
evaluación autorizada de las profecías que han sido dadas.

En otras palabras, Pablo nos enseña que las mujeres pueden orar y profetizar, pero no es apropiado que «hablen»
cuando se trata del juicio y evaluación públicos de esas profecías en contra de la Escritura, porque eso caería en
la categoría de ejercer enseñanza autorizada a la iglesia.

Así, en CHBC, escucharás con frecuencia a mujeres compartir testimonios cuando son bautizadas o los domingos
por la noche, o cuando hablan en las noches de estudio bíblico los días miércoles. Pero cuando lo hacen, Mark u
otro pastor están allí en nombre de todos los ancianos para «sopesar» lo que se ha dicho e intervenir en caso de
que alguna corrección necesite ser hecha.

De vuelta al capítulo 11 y al principio B:

B) Dios quiere que las mujeres sirvan en la iglesia de una forma que abrace claramente su identidad
femenina.
Este es el punto del cubrir las cabezas, y realmente toda la sección de los versículos 3-16. Pablo llama a las
mujeres a presentarse de una forma que deje claro que ellas están abrazando su femineidad, la cual incluye la
sumisión al diseño de Dios de honrar el liderazgo masculino. Cuando Pablo dice en los versículos 14-15, que la
«naturaleza» enseña a los Corintios que el cabello largo es una deshonra para el hombre pero una honra para la
mujer, él no está declarando que ciertas longitudes de cabello o estilos son esenciales para ser masculino o
femenino. Él está diciendo que la naturaleza enseña constantemente que los hombres y las mujeres son diferentes.
Naturalmente, tenemos una conciencia que nos debería dirigir a vivir consistentemente con masculinidad o
femineidad, cualquiera sea la apariencia de una cultura en particular. Las normas y la moda cambian con el tiempo,
pero lo que no ha cambiado es el hecho de que somos creados para expresar nuestra masculinidad o femineidad.
Por supuesto, ese instinto «natural» ha sido estropeado y distorsionado por la caída, pero todavía existe y debería
ser honrado.

En esa cultura, la manera en que las mujeres casadas mostraban sujeción, era usando un manto sobre sus cabezas
en público, y también no cortando su cabello, lo que sin duda era algo que las prostitutas del templo harían.
Entonces, ¿deberían las mujeres cristianas usar velos hoy? Algunos piensan que sí. Pero en nuestra cultura, las
mujeres no usan velos, así que, usar uno, no necesariamente comunicaría sujeción, que es el punto de lo que Pablo
está diciendo aquí. El desafío es que en nuestra cultura, no tenemos una prenda que diga «soy feliz de ser una

86
mujer que acepta la autoridad de su esposo y de los ancianos de acuerdo al diseño de Dios». Si una mujer se
negara a tomar el apellido de su esposo (al menos tradicionalmente), a unir su cuenta bancaria con la de él, y a
usar un anillo de boda, eso equivaldría a una «deshonra» pública de su marido en nuestra cultura. Para nosotros,
una mujer pudiera mostrar respeto a su marido y a otros hombres de la iglesia al 1) intencionalmente edificar a su
esposo con su habla si testifica públicamente; 2) si se preocupa por la enseñanza que está escuchando, informando
esas preocupaciones a su marido, en primer lugar, si está casada (1 Co. 14:35), y si está soltera, comunicándoselas
en privado a un anciano.

C) La autoridad docente masculina en la iglesia no invalida la igualdad de interdependencia.


Este es realmente nuestro punto resumen. Como vimos en 1 Timoteo 2, la autoridad docente masculina en la
iglesia es una implicación del orden creado por Dios. Versículos 8-10: «Porque el varón no procede de la mujer,
sino la mujer del varón, 9 y tampoco el varón fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón.
10
Por lo cual la mujer debe tener señal de autoridad sobre su cabeza, por causa de los ángeles». La sumisión de
una esposa en la iglesia está directamente relacionada a cómo Dios creó a Adán para liderar y a Eva para ayudar.
Algunos han sugerido que la frase sobre los ángeles sólo significa que como seres celestiales que miran a la iglesia
siguiendo el orden creado por Dios, se llenan gozo y dan alabanza a Dios.

Pero Pablo continua, versículos 11-12: «Pero en el Señor, ni el varón es sin la mujer, ni la mujer sin el varón;
porque así como la mujer procede del varón, también el varón nace de la mujer; pero todo procede de Dios».
¿El punto? ¡Nos necesitamos mutuamente! Tenemos roles diferentes, pero ningún sexo es superior o inferior. Los
hombres y las mujeres son interdependientes, y ambos son absolutamente dependientes de Dios.

Conclusión
¿Por qué importa todo esto? Porque Dios ha hablado claramente en su palabra. No tenemos ninguna autoridad
para añadir o sustraerle algo a la Escritura, para revisarla y manipularla para que se ajuste a nuestros tiempos.
Dios es bueno, todo lo que dice y hace es bueno. Cuando sus mandamientos están en conflicto con nuestras
sensibilidades modernas, nuestro trabajo no es amoldar la Biblia a nuestro entendimiento, sino amoldar nuestro
entendimiento a la Biblia. Así es como honramos a Dios.

Pero al final del día, esto importa porque va al corazón de cómo nosotros como iglesia nos organizamos juntos.
Y Dios ha diseñado la iglesia para ser un reflejo de su gloria y evangelio. Así que, abrazar este diseño es abrazar
el avance del evangelio. Rechazarlo, es trabajar para desmejorarlo. Al final, es fundamental. Es así de importante.

87
Seminario Básico
Masculinidad y Femineidad Bíblicas
Clase 10: Masculinidad y femineidad bíblicas en el mundo43

_____________________________________________________________________________
I. Introducción: Masculinidad y femineidad bíblicas en un mundo feminista
«Hablamos de una sociedad en la que no habrá más roles que aquellos que se escojan o ganen»44. Con esas
palabras, en 1971, Gloria Seteinem hizo un clamor por lo que se conoce como la segunda ola del feminismo. Este
movimiento buscó liberar a las mujeres de lo que se veía como una cultura opresiva y patriarcal. No sólo eso:
También visionó un nuevo orden en el mundo, una sociedad en la que la única diferencia entre los hombres y las
mujeres sería la biológica. Aparte de las diferencias corporales, Steinem dijo que los dos sexos son exactamente
iguales, y por tanto, pueden hacer las mismas cosas. Cada persona debería desempeñar el rol que él o ella desee.
Alrededor de cuarenta años más tarde, el mundo en el que habitamos está cada vez más cerca del mundo que
Steinem imaginó. Más adelante, hablaremos de cómo el feminismo sí produjo algunos resultados positivos. Pero
como hemos visto en las últimas 10 semanas, la visión del género del feminismo está muy lejos de la forma en
que Dios ve las cosas. Dios creó al hombre y a la mujer totalmente iguales, sin embargo, hermosamente distintos.

El día de hoy, abordaremos la pregunta, «¿Cómo es vivir de acuerdo a la visión de Dios de la masculinidad y la
femineidad en un mundo feminista?». En las clases pasadas, hemos visto detalladamente lo que la Biblia tiene
para decir acerca de los roles de los hombres y las mujeres tanto en el hogar como en la iglesia. En ambos
contextos, la Escritura es directa en sus prescripciones. En el hogar, los esposos no deben ser pasivos ni apáticos
o tiranos totalitarios, en cambio, deben extender un liderazgo sacrificial, amoroso y humilde. Las esposas no
deben ser súbditas oprimidas ni usurpadoras autoritarias, más bien, deben extender una sumisión voluntaria,
alegre, inteligente y espiritualmente alentadora a sus esposos como iguales herederos de la vida eterna. En la
iglesia, los hombres y las mujeres deben ejercer sus dones y participar en la vida y obra del cuerpo de una manera
que abrace su unidad en Cristo y sus roles como hombres y mujeres, incluyendo un papel distinto de liderazgo
para los hombres cuando se trata de enseñar a la iglesia reunida y de autoridad al servir como ancianos.

43
«Lo que sea que tú hagas, yo lo puedo hacer mejor». Cuando se trata de la masculinidad y la femineidad en el mundo, y de los trabajos
que tenemos y los roles que desempeñamos, así es como a menudo se enmarca el debate – un asunto de competencia y fuerza. Pero la
Biblia aborda este tema de forma diferente, y eso es en lo que queremos reflexionar hoy…

44
Citado por Andreas J. Köstenberger y Margaret E. Köstenberger, God’s Design for Man and Woman: A Biblical-Theological Survey
(Wheaton: Crossway, 2014), 305.

88
Hoy preguntamos: ¿Qué significa todo esto para nuestras vidas en el mundo y en el lugar de trabajo secular? ¿De
qué manera los hombres y las mujeres expresan su género ordenado por Dios en la sociedad y en el trabajo? Esta
es una pregunta difícil, porque en realidad no hay ningún pasaje al que pueda llevarte que de una enseñanza
sostenida acerca de cómo los hombres y las mujeres deben conducirse en el mundo como con la iglesia y el hogar.
Entonces, ¿qué hacemos? ¿Deberíamos simplemente cerrar nuestras biblias y asumir que todo encaja? No –
hacemos lo que sea cuando enfrentamos un asunto que la Escritura no aborda directamente, ya sea tecnologías
reproductivas artificiales o una guerra nuclear. Vamos en oración a los principios, prioridades y patrones bíblicos,
y los aplicamos al tema en cuestión en el contexto en el que vivimos. Eso es lo que haremos ahora, primero un
panorama del testimonio bíblico básico sobre la masculinidad y la femineidad. Luego, algunas opiniones de cómo
ese patrón bíblico contrasta las suposiciones feministas que tan a menudo moldean las expectativas de los hombres
y las mujeres en nuestra actualidad. Después, pasaremos a la aplicación al final.

II. Establece principios bíblicos


Primero, A. Observa el orden creado por Dios.

Eso ha sido la columna vertebral de este seminario básico. Hemos visto en Génesis 1, 2 y 3 que las diferencias
entre los hombres y las mujeres se remontan a la creación. De modo que, tienen implicaciones para toda la vida.

Génesis 1: Los hombres y las mujeres son, sin duda, iguales en términos de dignidad y honor, iguales en que
ambos son creados a imagen de Dios. Sin embargo, Génesis 2-3: Dios los creó para ser, en naturaleza y rol,
diferentes el uno del otro. Génesis 2:15, el hombre fue diseñado para labrar y proteger el Huerto, y así, proveer
para su familia; Génesis 2:18, su esposa fue diseñada para ser su ayudante; Génesis 3:9, el hombre es llamado a
una postura de responsabilidad por el fracaso espiritual de la familia; Génesis 3:20, Eva es la madre de todos los
seres vivientes, y hablamos de cómo la femineidad no implica tener hijos biológicos, pero siempre se expresa en
la alimentación y maternidad de otros, semejantes a las de Tito 2, por su bien espiritual. Estas son las realidades
subyacentes del orden creado que los escritores del Nuevo Testamento aplicaron entonces en los contextos del
hogar y la iglesia. Y seríamos sabios al aplicarlas en el mundo también.

El hecho de que la Escritura no hable explícitamente de la masculinidad y la femineidad en el contexto de la


sociedad más amplia, no hace que el orden creado por Dios sea irrelevante. Sin importar qué posición tengan los
hombres y las mujeres en el mundo, sin importar los efectos de la caída, siempre sucederá en cierto nivel (aún si
es subconsciente) que, en general, los hombres estarán inclinados naturalmente a proveer, proteger y liderar, y las
mujeres estarán inclinadas naturalmente a nutrir y ayudar. Porque así Dios hizo a los hombres y las mujeres. De

89
nuevo, hay muchísimas formas en las que podemos aplicar estas inclinaciones naturales en el lugar de trabajo o
en la esfera cívica, y hay muchísimas formas en las que dichas inclinaciones naturales pueden salir mal por causa
de la caída. Pero son reales, como parte del diseño de Dios. Ese es realmente el mensaje del libro de Proverbios:
La sabiduría es reconocer a Dios como creador y temerle, así es como encontramos la alegría.

Segundo, B. Observa la enseñanza de la Escritura sobre otros contextos (el hogar y la iglesia).

En otras palabras, cuando trates de ser masculino o femenino en el mundo, fíjate en lo que dice la Escritura sobre
la masculinidad y la femineidad en el hogar y en la iglesia, y aplica tanto como te sea posible. De hecho, de todas
formas es un poco artificial subdividir nuestras vidas en estos círculos diferentes. Estamos llamados a ser
enteramente y bíblicamente masculinos o femeninos en la totalidad de nuestras vidas, reconociendo que Cristo es
Señor sobre todo, en cada momento.

Parece improbable que Dios planease que su pueblo procure la visión bíblica de la masculinidad y la femineidad
en el hogar y en la iglesia, pero luego abandone esos patrones y disposiciones cuando están fuera de esos contextos
específicos.

Así que, por ejemplo, hablamos extensamente sobre el atributo general de la femineidad piadosa conocido como
«sumisión», o un «espíritu afable y apacible» de 1 Pedro 3. Aún cuando el contexto de 1 Pedro 3 es el matrimonio,
acordamos que ese pasaje y otros recomiendan la belleza interna de un espíritu afable y apacible a todas las
mujeres cristianas, estén casadas o no. Las mujeres cristianas, si están casadas, sólo están llamadas a someterse a
sus esposos, y no a otros hombres. Pero cuando se trata de relacionarse con otros hombres, es consistente con esta
disposición femenina, afirmar, nutrir y celebrar las cualidades de liderazgo de otros hombres en el trabajo y en su
vecindario.

Ocurre igual con los hombres. La Biblia coloca ciertas responsabilidades sobre los esposos y padres para cuidar,
amar y discipular a sus esposas e hijos. Lo vimos en Efesios 5-6. La Escritura, en Hechos 20, llama a los ancianos
a sacrificarse por el bien de la iglesia y elogia a los hombres que aspiran a mostrar un liderazgo en la iglesia de
esa forma. Estas expectativas bíblicas positivas pueden y deberían influenciar la clase de trabajo que los hombres
eligen seguir, cómo pasan su tiempo libre, en qué actividades cívicas se involucran, etc. Un hombre que no está
casado o no es un anciano, no debería leer estos textos y pensar, genial, me salí con la mía, no tengo que vivir
sacrificialmente para proveer a otros espiritualmente, protegerlos, y tomar la iniciativa como líder para hacerles
bien. Es exactamente lo contrario. Él tal debería ver la visión bíblica de un esposo y un anciano como un modelo

90
para su propia masculinidad en todas sus relaciones. Pienso que Luke Holland es un buen ejemplo de esto. No
está casado ni es pastor, pero consistentemente muestra su masculinidad al iniciar en otros chicos un bien
espiritual, al ser amable e irreprochable con las mujeres en la iglesia. Ese es un ejemplo maravilloso y alentador.

El punto aquí es que la Biblia nos recomienda la masculinidad y la femineidad toda la vida. Ser hombre o mujer
no es simplemente un sombrero que nos colocamos en ciertos lugares. Es lo que somos en nuestro corazón. Y
cuando abrazamos eso, tendrá efectos en todos lados45.

Entonces, hemos dicho que vivir nuestra masculinidad o femineidad en el mundo requiere integrar las categorías
y los patrones bíblicos amplios, aplicándolos a nuestra situación específica. También, por otra parte, involucra
estar discerniendo la forma en la que el mundo ve el género y cómo eso podría diferir con la enseñanza bíblica.
En consecuencia:

III. Cultiva concientización de las suposiciones feministas – Incluyendo en tu propio corazón


Como creyentes, estamos llamados a vivir en el mundo, pero a no ser del mundo. Eso quiere decir que todos
nosotros, hombres y mujeres, encontraremos el feminismo, sea que lo llamemos o no. El feminismo es como el
oxígeno: es invisible y está en el aire que respiramos. Y significa muchas cosas para mucha gente. Para nuestros
fines, definamos el feminismo como un amplio movimiento cultural que exige la igualdad total entre los hombres
y las mujeres y pide eliminar cualquier distinción en los roles de género.

45
(Sólo para usar si el tiempo lo permite) El 15 de abril marcó 104 años desde la inundación del Titanic. 1500 vidas se perdieron de un
total de 2200 pasajeros. El 7 de mayo será el aniversario 101º del naufragio del Lusitania, un transatlántico de tamaño similar, en el que
se perdieron 1200 vidas de las 1900 que se encontraban a bordo. Tragedias de escalas parecidas, pero que cuentan dos historias
diferentes. De los que estaban en el Titanic, se salvaron el 70% de las mujeres y los niños, y sólo el 20% de los hombres. Con el Lusitania,
sobrevivieron el 37% de las mujeres y el 40% de los hombres. ¿Por qué la diferencia? El Lusitania fue golpeado por un torpedo alemán
y se hundió en 18 minutos. Ninguno de los pasajeros o la tripulación estaban preparados para semejante desastre. Y parece que no
priorizaron salvar a las mujeres y a los niños primero. El Titanic, por otro lado, tardó horas en hundirse. Hubo tiempo para que un sentido
de dignidad y conciencia se impusiera. El capitán ordenó que las mujeres y los niños fueran puestos en los botes salvavidas primero y
los pasajeros siguieron sus órdenes. Incluso hoy, la mayoría de las personas piensan que esto fue noble y correcto. Y el
complementarismo bíblico puede explicar el porqué, mientras que el secularismo no. John Piper twitteó poderosamente, «Cuando el
Titánic se hundió, sobrevivieron el 20% de los hombres y el 70% de las mujeres. Esa virtud profunda no fue fomentada por el
igualitarismo». Más concretamente, el feminismo igualitario pide un mundo como el Lusitania, pero debemos albergar la esperanza de
que el mundo en realidad terminará más como el Titanic.
91
Para ver cómo el feminismo afecta nuestro mundo hoy, consideremos brevemente cómo se ha desarrollado
durante las últimas generaciones.

 Podemos resumir la primera ola del feminismo, de 1840 a 1920, como un llamado a los derechos de las
mujeres. Elizabeth Cady Stanton y Susan B. Anthony defendieron el sufragio femenino, que se logró en
1920, y otros empezaron a exigir la legalización de la anticoncepción.
 La segunda ola del feminismo, de 1960 a 1990, trataba sobre la liberación de la mujer de los roles de
género tradicionales y las expectativas sexuales. Betty Friedan insistió que no todas las mujeres debían
ser amas de casa felices. Kate Millett alegó que todas las diferencias de género, excepto la anatomía, son
en origen culturales; y Gloria Steinem abogó por el derecho al aborto.

Y la tercera ola del feminismo, desde 1990 hasta hoy, se enfoca en una diversidad de voces femeninas, tratando
de transformar el movimiento de un fenómeno principalmente de clase media blanca a un alcance multicultural.
También busca aplicar los principios de la liberación de la mujer en otras áreas como el matrimonio entre personas
del mismo sexo y el transgenerismo46.

Como puedes ver, ¡el feminismo no es tan malo! Ha tenido una serie de efectos positivos para las mujeres, desde
el derecho a votar, a la adquisición de una propiedad y la defensa del principio de igual remuneración por igual
trabajo. También, ha abierto muchas profesiones que generaciones atrás no estaban disponibles para las mujeres.
Por eso, es mucho más fácil mantenerse hoy en día como mujer soltera, y como cristianos, apoyamos la soltería
como un don de Dios para ser usado para su gloria, así que, podemos ver muchas cosas buenas en eso.

Pero este es el gran problema del feminismo. Aunque la Biblia enseña que la igualdad de valor e importancia va
mano a mano con la distinción complementaria en la disposición y los roles del hogar y la iglesia, el feminismo
se niega a creer que esas realidades pueden coexistir. Me gusta la manera en que Courtney Reissig lo resume en
su libro The Accidental Feminist: [La feminista accidental] «Lo que hizo el feminismo fue borrar lentamente las
diferencias entre los hombres y las mujeres. Igualdad ahora significa uniformidad. Si los hombres y las mujeres
son realmente iguales (y creo que lo son), entonces, de acuerdo al feminismo esa igualdad no asume ninguna
distinción en cómo ellos viven»47. Atestigua el incremento de los padres que se quedan en casa, o del chico que
no le comprará la cena a su cita.

Köstenbergers, God’s Design for Man and Woman [El diseño de Dios para el hombre y la mujer], 294-314.
46

Courtney Reissig, The Accidental Feminist: Restoring Our Delight in God’s Good Design [La feminista accidental: Restaurando
47

nuestro deleite en el buen diseño de Dios], (Wheaton: Crossway, 2015), 18.


92
Muchos de nosotros, los cristianos, como «feministas accidentales», tanto hombres como mujeres, hemos
heredado esa actitud sospechosa hacia la idea de la que masculinidad y la femineidad son maravillosamente
diferentes.

¿Qué significa esto para nosotros? 3 sugerencias. Primero, evalúa tu propio corazón. Evalúa la forma en que los
principios del feminismo han moldeado tus suposiciones. En oración, busca alinear tu pensamiento con la Palabra
de Dios. Si has comprado esta idea de que los hombres y las mujeres deben hacer todas las mismas cosas para
ser enteramente iguales, entonces has aplastado el buen regalo de Dios del género. Somos gloriosamente iguales,
pero no intercambiables. Nuestra igualdad no está comprometida con el que Dios nos haya dado diferentes
posiciones y roles.

Segundo, abraza el llamado cristiano a la fidelidad, que a menudo significará vivir en contra de la cultura. Mientras
analizas los diferentes roles que desempeñas en el mundo – en tu lugar de trabajo, familia, vecindario, incluso en
las redes sociales – ora por cómo podrías vivir proféticamente, provocando que las personas noten la bondad de
los caminos Dios en tu vida. Recuerda cómo la Biblia celebra la maternidad y exalta a las mujeres que están
orientadas hacia el bien de su hogar. Prepárate para ser vista como rara si haces lo mismo.

Tercero, procura el gozo supremo en Jesús. Reconoce que el feminismo es una búsqueda de gozo, y que finalmente
no llegará. Para resumir Colosenses 2:8-19: Cuidado con las filosofías impías, porque tienes todo lo necesitas en
Cristo. El Cristianismo es la cosmovisión más pro-mujer que hay. Ninguna otra filosofía o movimiento valora a
las mujeres como Jesús de Nazaret, que enseñó a las mujeres, cultivó su amistad, aceptó su adoración, y pastoreó
a su rebaño para traerlas a su ciudad celestial donde no habrá pecado, opresión masculina errada, ni maldición,
sólo la alegría y paz perfectas para siempre. Podemos apreciar las cosas buenas que el feminismo ha traído, pero
debemos cuidarnos de sus falsas promesas y confiar sólo en Cristo.

IV. Aplica las prioridades bíblicas con sabiduría


Entonces, ¿dónde nos deja todo esto con relación a las decisiones que tomamos sobre nuestras actividades
seculares? Si no tenemos lo suficiente en la Escritura para decir definitivamente que tal y tal trabajo o actividad
es pecado para un hombre o una mujer porque es hombre o mujer, pero estamos de acuerdo con que la
masculinidad y la femineidad son verdaderas y buenas, y deberían ser procuradas de alguna forma en nuestras
actividades seculares, ¿cómo deberíamos pensar detenidamente en las decisiones y conducirnos como hombres y
mujeres en el mundo?

93
Al entender que hay gran libertad y flexibilidad en este campo, tenemos una gran oportunidad de mostrarnos
cortesía mutuamente como creyentes si discrepamos en cómo aplicar estas cosas. Permíteme ofrecer dos amplios
estímulos.

Primero, procura actividades seculares que parezcan consistentes con tu identidad como hombre o mujer
bíblicos, en lugar de que la socaven o eliminen.

Una pregunta común es si las mujeres deberían tomar trabajos seculares que las coloquen en liderazgo y autoridad
sobre los hombres. ¿No es intrínsecamente erróneo o anti-bíblico que las mujeres de Dios busquen o tengan dichas
posiciones? No, no podemos decir eso. No diré que es necesariamente es malo que una mujer sea presidente, o
una CEO.

Más bien, queremos pensar en el tipo de autoridad que involucra ese trabajo, y cómo afecta la expresión de la
mujer de su femineidad. ¿Facilitará o dificultará que ella exprese su femineidad? Eso no quiere decir, que no
debería hacerlo; pero quizá no debería. Necesitamos ser cuidadosos aquí y pensar sobre los diferentes tipos de
autoridad y la forma en la que pueden ser ejercidos. Algunos tipos de autoridad son relativamente impersonales
e indirectas: Una mujer que escribe políticas de recursos humanos puede ejercer una buena cantidad de autoridad
en un trabajo, pero ella podría no ser la que haga cumplir esas reglas. Otros tipos de autoridad son bastante
personales y directas: Un sargento instructor en el ejército, un gerente en un sitio de construcción.

Podemos decir probablemente que mientras más una mujer ejerza autoridad personal y directa sobre un hombre
en una situación dada, más esa situación estará en tensión con el orden creado por Dios, y será más difícil que
ambos, el hombre y la mujer, practiquen la masculinidad y femineidad bíblicas. Por supuesto, aquí se necesita
ser cuidadoso y sabio. Puedo pensar en ejemplos de mujeres cristianas que han estado en el ejército y han tenido
autoridad personal y directa sobre hombres, sin embargo, la han usado de una forma que honra a esos hombres
en sus inclinaciones naturales hacia la responsabilidad y el liderazgo, y que adopta un deseo claramente femenino
de fomentar y alentar, mientras siguen siendo líderes efectivas, como lo requiere el trabajo 48.

48
Otro ejemplo es Joan Dunlop, que cuando trabajaba en la sala de emergencias como médico encargado, ella tenía que dar urgentemente
órdenes a varios doctores y enfermeras. Ella fue capaz de hacerlo y no comprometer su femineidad, pero era un reto pasar de ese
ambiente a su casa por las noches, donde Jamie era el que lideraba su hogar y familia. En lugar de tener esa transición discordante cada
día, decidieron que sería mejor para Joan que sólo hiciera ese trabajo un día a la semana.

94
Lo que es contrario a la cultura aquí, es que cuando se trata de elegir trabajo, el mundo suele empezar con 1) qué
va a ser más auto-satisfactorio, y luego 2) qué hará más dinero. El Cristianismo lo ve desde un ángulo
completamente diferente. Primero, estamos en Cristo y vivimos para complacer a Cristo y hacerlo conocido.
Entonces, reconocemos que Dios nos ha hecho hombres o mujeres y buscamos acoger eso como su regalo.
Pensamos en si él actualmente nos ha llamado a estar solteros o casadas, y cómo nos ha llamado a servir a su
iglesia durante este tiempo. También, reconocemos que difícilmente alguien tiene el lujo de escoger su trabajo
ideal. La Escritura nos ordena proveer para nuestras familias, y debemos obedecer ese mandamiento aún si nuestro
trabajo no es perfecto. Así que, finalmente, basados en todas estas cosas, buscamos un trabajo y estilo de vida que
vaya con lo que somos en Cristo, lo que incluye quienes somos como hombres o mujeres.

Segundo, en cualquiera que sea la posición o actividad en la que te encuentres, esfuérzate por continuarla de
una forma que abrace y sostenga tu masculinidad o femineidad dada por Dios.

Por ejemplo, cuando una mujer es colocada en una posición de autoridad sobre los hombres, ella debería cumplir
ese papel sin renunciar—muchos menos rechazar—la femineidad que Dios le dio. Dicho de otra forma, una mujer
no debería sentir que tiene que adoptar un aire de híper masculinidad para funcionar bien en su rol de liderazgo.
Ella debería trabajar en contra de cualquier tentación a ser relacionalmente fría o distante con sus empleados para
parecer más masculina o menos femenina.

De igual manera, cuando un hombre se encuentra bajo la dirección y autoridad de una mujer, él debería cumplir
ese rol como hombre cristiano. Sobre todo, él debería realizar su trabajo con gracia y con un buen espíritu,
sirviendo a su jefa, como dice Pablo «de corazón… sirviendo de buena voluntad, como al Señor y no a los
hombres» (Efesios 6:7). Él debería en lo posible, mostrar a su jefa el honor y cuidado que los hombres deberían
mostrar a las mujeres, e incluso las cortesías que se muestran normalmente por los hombres a las mujeres en
nuestra cultura. Para citar un ejemplo del trabajo de Joan Dunlop en el hospital, al revisar a un paciente que era
potencialmente violento, un enfermero la siguió y permaneció junto a la puerta para asegurarse de que estuviera
bien. Ahora bien, Joan tiene mucho más liderazgo y responsabilidad que este enfermero, pero él estaba expresando
su masculinidad al extender una presencia protectora, y ella se sintió bien cuidada por ese gesto.

V. Entrevista

95
Para cerrar nuestro tiempo, pensamos que sería útil para vosotras escuchar de una mujer de la iglesia la forma en
que ella ha reflexionado sobre estos asuntos en su vida y trabajo. Jessica ha sido miembro aquí durante muchos
años y ha accedido amablemente a responder algunas preguntas sobre cómo ella aplica estos principios.

 Jessica, ¿puedes contarles de qué trabajas?


 ¿Cuáles son los retos que enfrentas para expresar tu femineidad en tu trabajo? ¿Hay alguna responsabilidad
o expectativas que debas cumplir para parecer menos «femenina» de lo que podrías desear?
 ¿Supervisas a algún hombre? ¿Cómo lo haces de tal forma que tomes en cuenta su masculinidad, mientras
ejerces tu autoridad de una manera claramente femenina?
 Opcional: ¿Han sido útiles o alentadoras de alguna forma las enseñanzas de CHBC sobre la femineidad
para ti mientras buscas seguir a Cristo todos los días?
 Opcional: ¿Cómo podemos estar orando por ti en tu trabajo?

96
Seminario Básico
Masculinidad y Femineidad Bíblicas
Clase 11: Objeciones al Complementarismo49

_____________________________________________________________________________
Introducción
Durante las últimas 10 semanas hemos estado observando detalladamente el tema de la masculinidad y la
femineidad como se enseña en toda la Biblia. Este es un tema difícil, porque nuestro mundo está lleno de
malentendidos acerca del regalo de Dios del género. Aunque el feminismo ha dado lugar a maravillosos beneficios
para las mujeres, tales como el sufragio, la educación y los derechos de propiedad, también ha etiquetado la visión
de la Biblia de la masculinidad y la femineidad como «irremediablemente patriarcal». Nuestra era post-feminista
ve el género como algo que NO es dado y bueno, sino artificial, maleable.

Aunque amamos y respetamos a nuestros prójimos que entienden el género de manera diferente, esta clase ha
buscado presentar la visión bíblica. Hemos visto nuestra base teológica desde el relato de la creación en Génesis
1-2, donde encontramos que ambos, los hombres Y las mujeres, fueron creados a imagen de Dios. De manera
que, por su esencia misma, los hombres y las mujeres son creados iguales en valor, utilidad, dignidad e
importancia. También se encuentra en el relato de la creación, que Dios ha creado a los hombres y a las mujeres
con igual valor, pero han sido divinamente dotados de roles únicos y distintos para vivir. En consecuencia, estos
roles deben desbordarse en cada aspecto de sus vidas, y deben ser desempeñados en una disposición que sea
apropiada a las diferentes relaciones en las que se encuentren (Por ejemplo: Aplicable a solteros, casados, la
iglesia local y el lugar de trabajo). Esta visión se denomina «complementarismo», porque dice que los diferentes
roles de los hombres y las mujeres se complementan entre sí. Somos gloriosamente iguales, y aún así,
maravillosamente distintos.

Pero no todos coinciden. Así que, en la clase de hoy, consideraremos una serie de objeciones a la enseñanza de
la Biblia, divididas en dos grandes categorías: objeciones bíblicas, es decir, basadas en textos particulares
bíblicos, y luego objeciones más generales. No todos los conceptos y respuestas son nuevos para nosotros en

49
Introducción de la clase: A través de nuestras clases sobre MYFB, hemos visto cómo los hombres y las mujeres son creados de igual
forma a imagen de Dios, pero con roles complementarios distintos. Sin embargo, sugerir cualquier diferencia entre los sexos hoy
manifiesta discriminación, represión e incluso abuso. Entonces, ¿cómo pensamos y respondemos al coro de críticas que a menudo
surgen? ¿Qué hay de Débora? ¿Qué hay del abuso doméstico? Ese es el tema de hoy, objeciones al complementarismo.

97
este curso, pero a veces es necesario cristalizar nuestros pensamientos en respuestas concisas, tanto para nuestros
propios fines como para fines de responder a otros. Aquí vamos.
Objeciones bíblicas (Cuando se dé una cita bíblica, búsquenla en sus biblias).

1. En Ef. 5:21, Pablo dice que los cristianos deben «someterse unos a otros». ¿No enseña la Biblia la
sujeción mutua? ¿Y no nos libra eso de cualquier idea de que el hombre es la cabeza?50

Los cristianos deberían someterse unos a otros, tal como dice Pablo. De hecho, es propio de los cristianos
considerar a otros como superiores a ellos mismos (Filipenses 2:3), y servirse mutuamente. La cuestión aquí es
si esa clase de amor y humildad cristiana aplasta o niega el resto de las distinciones en el rol.

Primero, no creo que lo haga, y claramente tampoco lo hace Pablo (¡La razón principal es el contexto!).
«someterse» es un participio, que significa que es una descripción de lo que Pablo enseña que caracterizará al
creyente sabio y lleno del Espíritu (v.15, 18). Y el v.21 sirve como una especie de encabezado que introduce la
siguiente sección 5:22–6:9). Luego Pablo continua explicando el liderazgo y la sumisión en tres relaciones
distintas––esposo/esposa (vv.22-23), padre/hijo (6:1-4), y amo/siervo (6:5-9). Como una cuestión de contexto y
exégesis, la sumisión general de la que se habla en el 5:1 establece las discusiones más específicas que le siguen
– no las deja a un lado51.

Así, una mejor forma de entender Efesios 5:21 significa «someterse a otros de acuerdo a la autoridad y el orden
establecidos por Dios».

50
Usado para tener una discusión sobre la palabra kephale en Ef. 5. … Es cierto que algunos eruditos solían discutir sobre eso, y algunos
todavía lo hacen. El problema es este. La palabra griega kephale algunas veces significa «fuente» cuando se usa como objeto impersonal.
Pero el significado predominante, si no exclusivo, en lo que se refiere a objetos personales es el de «autoridad sobre». Léxicamente,
«fuente» no es una lectura viable. Por ejemplo, en Efesios 5:23, «el marido es cabeza (¿o fuente?) de la mujer, así como Cristo es
cabeza (¿fuente?) de la iglesia», luego le sigue el versículo «como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas estén sujetas
a sus maridos en todo». Pablo está claramente conectando la sumisión de las mujeres a sus maridos con el marido siendo la cabeza de
la mujer. Este asunto tiene que ver con las buenas y correctas estructuras de liderazgo y autoridad. Lo mismo ocurre en 1 Co. 11.

51
Aunque, por supuesto, Pablo en Filemón señalará que la esclavitud no debe ser una institución permanente. La esclavitud no viene de
la creación, sino de la caída, mientras que el matrimonio es una ordenanza de la creación.

98
2. ¿En 1 Ti. 2:12, no está Pablo prohibiendo que las mujeres usurpen la autoridad o la ejerzan de una forma
dañina o abusiva? ¿No permitiría esto entonces que las mujeres ejerzan autoridad positivamente, o al
menos bajo la autoridad delegada de los ancianos?

La primera parte de esta pregunta se relaciona con el significado del verbo griego traducido como «ejercer
autoridad». Es decir, ¿está Pablo prohibiendo a las mujeres el uso correcto de autoridad, o simplemente está
prohibiendo un uso de autoridad pecaminoso y dañino? Las personas que alegan lo segundo (que prohíbe una
autoridad usurpadora y errónea), dicen que el texto prohíbe tal autoridad abusiva, pero deja abierto a las mujeres
el uso correcto de autoridad. Y se ha vuelto más pertinente en los últimos días, porque la versión actualizada de
la NVI 2011 en inglés ya no dice: «No permito que la mujer enseñe al hombre y ejerza autoridad sobre él», sino
«No permito que la mujer enseñe al hombre y asuma autoridad sobre él». Entonces la NVI actualizada sugiere
que sólo la autoridad asumida (¿usurpada?) es lo que Pablo está prohibiendo.

A primera vista, esto parece una pregunta difícil, porque la palabra griega sólo se usa sólo una vez en el N. T., y
es justo aquí. Lo que entonces hay que hacer, es buscar literatura extra-bíblica, y ver si eso arroja alguna luz. Te
ahorraré todos los laboriosos detalles. Lo que se ha puesto de manifiesto durante los últimos años después de
extensos estudios de palabras es que no hay una instancia del verbo52 que se use negativamente en o alrededor

del tiempo del N. T. Ni una53.

Pero el verdadero problema es este. La conjunción griega «o» cuando es usada en la Biblia, o en la literatura
griega fuera de la Biblia, siempre conecta verbos de la misma connotación. O bien conecta dos ideas negativas
«donde los ladrones no minan o hurtan» (Mateo 6:20), o dos ideas positivas. Pero nunca una idea positiva con
una negativa. Y nadie discute que «enseñar» es una connotación positiva, ya que se emplea a lo largo de 1 y 2

52
Otros cognados (como el sustantivo) no son útiles, porque vienen de una raíz diferente, con un significado diferente. Ve el capítulo de
Baldwin en la obra Women in the Church [Las mujeres en la iglesia] de Kostenberger y Schriener.

53
Para encontrar un uso de este tipo, tienes que ir cerca del año 390 A.D, o después. Dado que el significado de las palabras cambia con
el tiempo, sería completamente absurdo concluir lo que a veces significa una palabra con más de 400 años después, y definir lo que
significó siglos antes. Tomemos la palabra «leer». La mayoría la usa hoy, y quiere decir que le dieron al documento «una breve ojeada»,
una «lectura rápida». La palabra en realidad significa «examinar algo detenidamente» o «buscar cuidadosamente». Pero debido al uso
moderno, la palabra está cambiando su significado. Así que, si te encuentras con una oración de hace 200 años que decía, «Yo leí el
edicto del rey que declaraba la guerra a sus súbditos» obviamente no quiere decir, yo «lo leí a la ligera», sino yo «lo estudié
detalladamente».

99
Timoteo. De modo que, si enseñar es positivo, entonces ejercer «autoridad» también debe serlo. Y por ahí va la
lectura de la «autoridad usurpadora» o la «autoridad abusiva y dominante».

¿Qué hay de las mujeres que enseñan bajo la autoridad delegada de ancianos? ¿Donde una mujer no puede ostentar
el oficio de pastor, pero sí puede predicar bajo la instrucción de su pastor? Es simplemente muy claro en el
contexto, que Pablo no está hablando del oficio (que viene después en el capítulo 3) sino de la función de enseñar
y ejercer autoridad. El hecho de que la enseñanza es «delegada» no depone de algún modo el mandamiento de
Pablo aquí en 1 Ti. 2:1254. Especialmente porque, mientras sigues leyendo, él basa su argumento en la creación,
que siempre es vinculante y transcultural. Habla a la norma creativa de Dios, que no es algo que podemos dejar a
un lado por conveniencia personal, o ajustar para dejar escapar un poco la presión, como una válvula de liberación
cultural.

¿Pueden las mujeres enseñar? Sí, ¡y pueden ser maestras excepcionales! ¿Deberían enseñar? Absolutamente.
Necesitamos desesperadamente mujeres que enseñen en todos los tipos de contextos.

De hecho, ya cubrimos varios versículos en las Escrituras que de manera explícita o implícita enseñan esto:

 Tito 2:3-4> Las ancianas deben «enseñar lo bueno y aconsejar a las jóvenes a amar a sus esposos y a sus
hijos».
 Proverbios 31:26> La mujer virtuosa es descrita de tal forma que, «Cuando habla, lo hace con sabiduría;
cuando instruye, lo hace con amor».
 Proverbios 1:8 > Al hijo se le ordena «Hijo mío, escucha las correcciones de tu padre y no abandones las
enseñanzas de tu madre».
 Efesios 4:15 > Pablo instruye a TODOS los creyentes (hombres y mujeres) a «vivir la verdad con amor»,
mutuamente para su madurez espiritual.

54
La única manera de evitar esto es alegar que «enseñar y ejercer autoridad» es una hendíadis (un concepto comunicado por dos palabras,
literalmente hen (uno) dia (a través) dyos (dos) significando «enseñanza autorizada». En otras palabras, una mujer puede hacer todo lo
que un anciano no ordenado puede hacer (Ejemplo: Keller, incluiso J.D. Grear parece). Pero luego, en 1 Ti. 3:2, 4-5, y 5:17, Pablo
diferenció a la enseñanza de la autoridad. Son ideas relacionadas y contrapuestas, pero aún así, ideas claramente distintas. Ve a
Kostenberger en Women in the Church [Las mujeres en la iglesia], también. Adicionalmente, las hendíadis generalmente están lado a
lado, y aquí, están separadas por 5 palabras en el griego.

100
Pero, ¿deberían enseñar en los distintos ambientes de la asamblea pública de la iglesia? No, según Pablo (ve 1
Timoteo 3:15). Y ni por un momento eso las hace menos valiosas o dignas como resultado.

3. ¿Acaso Gálatas 3:28 no elimina el género como base para la distinción de roles en la iglesia?

[Lee] «Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno
en Cristo Jesús».

Es cierto que Gálatas 3:28 está dispensando las distinciones de género—pero sólo en un contexto específico.
Gálatas 3:28 afirma la total igualdad de los hombres y las mujeres en Cristo, como dice el texto. La frase en «en
Cristo» se refiere a la unión pactal de todos los creyentes en el Señor. Pablo está diciendo que en el contexto de
la salvación, del cual trata Gálatas 3, la justificación de los pecadores es por fe separada de las obras. Y las
grandes divisiones que están presentes en la sociedad son borradas. El judío y el gentil, el esclavo y el libre, el
hombre y la mujer no son salvos de diferentes formas, tampoco heredan diferentes promesas de Dios. No importa
cuál sea tu origen étnico, sexo o posición social, la salvación es sólo por fe y sólo se encuentra en Cristo.

Pero Pablo no está eliminando todas las distinciones. Después de todo, él aún puede hablarle a los judíos y gentiles
como judíos y gentiles, y a los esclavos y dueños como esclavos y dueños—y a los hombres y las mujeres como
hombres y mujeres.

4. ¿No enseñó Priscila a Apolos en Hechos 18:26? ¿No muestra eso que la iglesia primitiva no excluía a
las mujeres del oficio de enseñanza de la iglesia?

Claro que Priscila ayudó a enseñar a Apolos. De nuestro estudio en 1 Timoteo 2 y Tito 2, las mujeres deben
aprender y enseñar a otros, contrario a las prácticas judías y greco-romanas de la época. Nada en nuestra
comprensión de la Escritura dice que cuando un esposo y su mujer visitan a un no creyente (o a un creyente
confundido, o a cualquier otra persona), la esposa debe permanecer en silencio. En situaciones como esa, no hay
razón por la cual la mujer no debería participar en esa conversación e instrucción.

Pero es erróneo concluir que la tutoría privada de Priscila a Apolos con su esposo significa que las mujeres ahora
deberían ocupar el cargo público de anciano. Hechos 18 simplemente no está abordando el oficio de
anciano/pastor. Para eso vamos a 1 Timoteo 3, Tito 1 y 1 Timoteo 2 – estos textos y otros enseñan que el oficio
de enseñanza de un anciano/pastor es dado por Dios –y sólo a aquellos hombres que están calificados para ello.

101
5. ¿No crees que todos estos textos que hemos estudiado son simplemente un compromiso temporal con el
estado actual cultural, mientras que la verdad principal de la Escritura se inclina hacia la nivelación de
los roles de género?

Es verdad que la Escritura a veces busca regular relaciones indeseables sin condenarlas como ideales permanentes.
Así, por ejemplo, Jesús dijo a los fariseos: «Por la dureza de vuestro corazón Moisés os permitió repudiar a
vuestras mujeres; mas al principio no fue así» (Mateo 19:8). Lo mismo se puede decir de la instrucción de Pablo
a los esclavos de obedecer a sus amos, aún cuando Pablo deseaba que cada esclavo fuera recibido por su amo «no
ya como esclavo, sino como más que esclavo, como hermano amado» (Filemón 1:16).

Habiendo dicho eso, no podemos entender que los roles de género estén en esta misma categoría. ¿Por qué?
Debido a que, por algo, las distinciones de los roles de las que hemos estado hablando están basadas en el orden
creado, antes de la introducción del pecado. De esta manera, el impulso redentor de la Biblia no apunta en absoluto
a abolir el liderazgo masculino y la sumisión femenina, sino más bien, a redimirlos. (Repite) También, y quizá
con toda claridad, la Biblia no contiene ninguna condena por amar el liderazgo ni da ningún estimulo para
abandonarlo.

*Nos detendremos por un momento para algunas preguntas/comentarios que pudieras tener*

6. ¿Qué hay del liderazgo de Débora en el libro de Jueces? ¿Eso no socava la comprensión complementaria
de los roles de género?

Esta es una pregunta significativa, ya que los críticos del complementarismo regularmente señalan a Débora como
el contraejemplo.

Primero, debemos afirmar que las mujeres desempeñan roles religiosos significativos e incluso a veces roles de
liderazgo en la Biblia. Pero considera dos cosas. En primer lugar, la mayoría de los ejemplos de liderazgo
femenino aparecen en roles distintos a los de la más alta autoridad humana religiosa. Aunque hay profetizas en el
Antiguo y Nuevo Testamento, no hay mujeres que sean sacerdotes, jefas de tribus, reinas (2 Reyes 11 – Atalía
usurpó erróneamente el trono), apóstoles, o ancianas. La Biblia proporciona un claro patrón de liderazgo
masculino.

102
Segundo, Débora, que era profetiza y jueza, es la notable excepción (cf. Jueces 4-5). Sin embargo, los
acontecimientos registrados en el libro de Jueces no están ilustrando el ideal de Dios para su pueblo. Jueces es un
trágico ciclo de un error tras otro. De hecho, el libro de Jueces podría ser destacado por el siguiente versículo:
«Cada uno hacía lo que bien le parecía» (Jueces 17:6b; 21:25b). Dado el horroroso estado espiritual de Israel,
la judicatura de Débora es registrada no como una aprobación del liderazgo femenino, sino más bien, para
mostrar cuán lejos se había desviado Israel del diseño y los propósitos de Dios. Leído apropiadamente en
contexto, el rol de Débora como jueza sirve como la acusación de Dios a Israel. El hecho de que Barac (un
hombre) vea la gloria de la batalla ir a una mujer (Débora) por su renuencia a seguir fielmente a Dios, sólo subraya
este punto.

No deberíamos de ninguna forma despreciar o ignorar a Débora. Al contrario, deberíamos estar agradecidos por
ella y por todas las maneras en las que siguió a Dios fielmente cuando Israel lo abandonó. Recuerda que el asunto
nunca ha sido si una mujer puede liderar, o enseñar, etc. El asunto no es la capacidad, sino el deber. Es
simplemente difícil aceptar el caso de Débora como normativo a la luz de la abrumadora evidencia al contrario.

Objeciones generales

7. ¿Enfatizar el liderazgo masculino fomenta el abuso doméstico?

Algunos de ustedes podrían haber visto que el Premio Pulitzer por Servicio Público de 2015 fue para el diario
Post and Courier, de Charleston, por su historia sobre el abuso doméstico. 55 Durante años, Carolina del Sur ha
sido el estado más mortífero por violencia doméstica contra las mujeres. Entonces, ¿cuál es la causa fundamental
de todo esto? De acuerdo con esta serie ganadora del Premio Pulitzer, sus «arraigadas creencias religiosas sobre
la santidad del matrimonio y el lugar de las mujeres en el hogar». El lugar de una mujer en el hogar.

Esto debería molestarnos en múltiples niveles. Primero, la simple idea de que cualquier hombre use a Cristo como
un club en contra de las mujeres. Justificar la violencia doméstica en nombre del Cristianismo es absolutamente
espantoso, socava la profesión de ser cristiano, y Dios derramará su furiosa ira sobre los hombres que abusan
impunemente de su autoridad para dañar a otros. Dios se preocupa profundamente por aquellos que son más
vulnerables, más susceptibles al abuso, porque a él le preocupa intensamente cómo se lleva a cabo la autoridad
sobre la gente.

55
http://www.postandcourier.com/tilldeath/partone.html

103
Pero desafortunadamente, los artículos y los blogs consiguen la publicidad y esparcen la defectuosa suposición
de que esto es de algún modo el modelo bíblico de las relaciones entre hombres y mujeres. La Biblia en ninguna
parte justifica el abuso de un hombre hacia una mujer de ninguna forma, sea física, verbal o emocional. Y
la Biblia en nombre del complementarismo en ninguna parte llama a una mujer a someterse a tal abuso.

Jamás deberíamos confundir el complementarismo con ninguna forma de tradicionalismo que conduzca hacia el
chovinismo o a formas opresivas del patriarcado. (2x)

El liderazgo no hace que un esposo sea el señor absoluto de su mujer. La sumisión de una esposa es una sumisión
considerada, derivada, sujeta y definida por su sumisión a Cristo. Ella no es una alfombra, y el esposo no es un
autócrata que tiene la autoridad absoluta. Su autoridad también es una autoridad derivada y delegada bajo el
Señorío de Cristo. Cuando un esposo recuerda esto, será menos probable que se vea a sí mismo en un rol
dominante sobre su mujer.

Las mujeres deberían sentirse más preciadas en las iglesias que apoyan el complementarismo, donde son amadas
y apreciadas de forma única como mujeres. Donde sus distintivos atributos y contribuciones son valorados y
exaltados, no ignorados o suprimidos56.

8. Si Dios ha llamado genuinamente a una mujer para ser pastora, ¿quién eres tú para decir que ella no
puede serlo?

La respuesta simple aquí es que no creemos que Dios llame a las mujeres para ser pastoras. Eso es porque Dios
siempre, sin excepción, actúa consistentemente con su Palabra. Así que, si la Biblia enseña que Dios está a favor
de que solamente los hombres lleven las responsabilidades fundamentales de enseñar y gobernar en la iglesia, es
decir, el oficio y la función de un anciano/pastor—entonces, creemos que Dios jamás actuará en contra de eso. O
sea, él no llamará a una mujer para ser anciana/pastora.

¿Habrá abuso doméstico – tanto físico como emocional – en un mundo caído y pecador? Trágicamente, sí. ¿Intentarán algunos
56

abusadores justificar sus acciones al gravemente aplicar de forma incorrecta la idea del liderazgo bíblico? Lo que es aún más trágico, sí.
¿El abuso doméstico – o uso errado de la Palabra de Dios para justificarlo – es siempre legítimo a los ojos de Dios o de cualquier iglesia
verdadera? Absolutamente, no. ¿Es el uso errado y pecaminoso de una idea verdaderamente bíblica una razón para descartar dicha idea
de la vida cristiana? No.

104
Quizá muchas mujeres que sienten un llamado a dicho ministerio en realidad estén llamadas a ministrar—sólo
que no a un ministerio pastoral. Como hemos discutido, hay numerosos ministerios, incluso algunos
vocacionales, en los que las mujeres deberían ser alentadas y bienvenidas. De este modo, cuando una mujer
percibe un sentido tan subjetivo del llamado al ministerio, la mejor forma de proceder sería reconociendo los
límites trazados por la Escritura y luego entrar en conversación, oración y reflexión sobre dónde, dentro de esos
límites, ella podría ser asignada para ministrar.

9. Simplemente no es justo.

Al final del día, creo que muchas de nuestras objeciones comunes al complementarismo caen en esta categoría.
En nuestra época de «igualdad de derechos», negar el acceso a cualquier posición o reservar cualquier deber a un
solo género es visto como algo sexista y extremadamente injusto. Así que, incluso en el ejército, donde el combate
activo ha sido visto como la obligación única de los hombres durante miles de años, una directiva del Pentágono
solicitó que para el 2016 todas las posiciones (incluyendo el combate activo y las fuerzas especiales) estén abiertas
tanto a hombres como a mujeres. En nuestra cultura de «derechos», hacer distinciones funcionales sobre la base
del sexo es un pecado imperdonable. Pues la suposición es que inevitablemente conduce a otros a un estado de
inferioridad, o los hace ciudadanos de segunda clase.

Pero a eso debemos recordar que las estructuras de autoridad no implican un valor humano mayor o la
superioridad esencial de los que están a cargo, ni minimizan el valor humano o implican la inferioridad esencial
de quienes están bajo su cargo.

Ese es el error fundamental de nuestras presuposiciones culturales. Que para que dos personas sean iguales, deben
ser capaces de hacer lo mismo. La suposición de que no podemos tener diferenciación y jerarquía sin tener también
inferioridad de dignidad y valor.

La Biblia simplemente rechaza esta suposición. Aquí, los cristianos van a la Trinidad, donde Cristo se somete a
la voluntad de su Padre, para hacer sólo lo que el Padre ha mandado, y sin embargo, al mismo tiempo no es menos
Dios, ni menos digno de nuestra adoración.

Los hombres y las mujeres experimentan su humanidad total cuando funcionan de la manera que Dios quiso en
su creación. Somos más libres como humanos cuando afirmamos las estructuras de autoridad legítimas que Dios

105
diseñó, y las honramos. Justicia es reconocer esto en humildad, y no ver estas estructuras como crueles o injustas,
sino como expresiones de la bondad de Dios para con nosotros.

¡Esto importa!

El género es central para nuestra personalidad y cómo Dios nos hizo. Afecta

• cómo actuamos como esposo y esposa

• cómo somos padres

• cómo vivimos juntos como miembros de una iglesia local

• nuestro testimonio al mundo

• cómo tratamos la autoridad de la Escritura. La gimnasia requerida para obtener de un: «No permito que la
mujer enseñe al hombre y ejerza autoridad sobre él», un «Permito …». Es devastador para la autoridad funcional
de la Escritura en la vida de la iglesia local. Y nuestro paisaje denominacional está lleno de trágicos ejemplos
de lo que ocurre cuando torcemos la Escritura de esta manera (PCUSA, episcopal, metodista, etc.).

Por último, mujeres, si luchan con ver el valor de sus trabajos, con cómo Dios puede usarlas, recuerden la historia
de nuestra iglesia. Recuerden que Celestia Farris, principal lavandera de la Oficina de Gravado, ¡fue quien empezó
la Sociedad Bíblica Dominical Capitol Hill que unos años después se convirtió en esta iglesia!

106
Seminario Básico
Masculinidad y Femineidad Bíblicas
Clase 12: Confusión de Género57

_____________________________________________________________________________
La próxima vez que se enseñe la clase:
 Cambia el lenguaje «gay/lesbiana» en el diagrama a «homosexual».
 Quizá un comentario sobre cómo tratar el asunto de si usar el nombre nuevo o viejo de una persona - ¿Qué
deberías considerar aquí?
 Un par de oraciones lidiando con personas que tienen que llevar a cabo políticas en el trabajo con las que
no pueden estar de acuerdo.

I. Introducción
«Para el tiempo en que Coy Mathis tenía cuatro años, él estaba seguro de algo: él no era un niño» 58. Esa es la
declaración inicial de un reciente artículo de Rolling Stone sobre un niño en Colorado que estaba convencido de
que su cuerpo físico no encajaba con su verdadera identidad. En un principio, sus padres estuvieron confundidos,
pero con el tiempo aceptaron el género profesado por Coy. Llenaron el closet de Coy con vestidos color rosa y se
involucraron en una batalla legal con la escuela primaria de Coy sobre el derecho de Coy bajo la ley del estado
de Colorado a usar el baño de niñas.

Historias como esta son comunes hoy en día. Se estima que hay 700 000 personas en los Estados Unidos que se
identifican como transgéneros: Es decir, que afirman una identidad de género diferente del «sexo al que fueron
asignados al nacer»59. Justo esta semana hemos visto otro enfrentamiento legal, en Carolina del Norte, por el

57
Introducción de asamblea: Como cristianos sabemos que la caída ha impactado cada área de la vida, incluyendo nuestro género. Pero,
¿qué deberíamos hacer si alguien siente que ha recibido el género equivocado? ¿Cómo respondemos al creciente movimiento que celebra
la identidad transgénero? Esta mañana, en nuestra de clase Masculinidad y Femineidad Bíblicas queremos encontrar la claridad—y
compasión—que vienen que la Palabra de Dios para este oportuno tema.

Sabrina Rubin Erdely, «About a Girl: Coy Mathis’ Fight to Change Gender», Rolling Stone, 28 de Octubre de 2013.
58

http://www.rollingstone.com/culture/news/about-a-girl-coy-mathis-fight-to-change-change-gender-20131028.

Sabrina Rubin Erdely, «About a Girl: Coy Mathis’ Fight to Change Gender», Rolling Stone, 28 de Octubre de 2013.
59

http://www.rollingstone.com/culture/news/about-a-girl-coy-mathis-fight-to-change-change-gender-20131028.

107
acceso de transgéneros a los baños. Y el viernes, el Departamento de Educación emitió una correspondencia
oficial declarando que «un colegio debe tratar a sus estudiantes de acuerdo a su identidad de género, aún si sus
registros educativos o documentos de identificación indican una sexo distinto»60.

Hoy planteamos el tema sobre confusión de género, no por miedo o sorpresa a esas historias. Lo hacemos en un
deseo por entender la belleza y bondad de cómo Dios nos ha hecho, y para mostrar compasión a nuestros prójimos
al hablar la verdad en amor. El asunto sobre confusión de género no sólo es algo que leemos en las noticias – es
algo que muchos de nosotros enfrentamos personalmente con familiares, amigos, y colegas que amamos. Hay
creyentes piadosos y sinceros que han sentido incomodidad o confusión sobre el género que Dios les ha dado.
Así que, esta mañana, queremos hacer dos cosas importantes: Explorar una teología bíblica del género, y luego
considerar algunas implicaciones prácticas de cómo amar a aquellos que sabemos que están experimentando
confusión de género. No voy a hablar mucho sobre leyes o políticas –en cambio, queremos ir más profundo y
reflexionar teológicamente sobre cómo Dios nos ha hecho. Otra observación mientras iniciamos: Hoy no vamos
a hablar principalmente de la homosexualidad, aunque ciertamente es un tema relacionado. Hay muchos textos
bíblicos que hablan directamente al pecado de los comportamientos homosexuales que no cubriremos esta
mañana. Esa podría ser una clase distinta. Nos centraremos en sentido estricto en el tema de la identidad de género:
Qué significa abrazar el regalo de Dios de ser creados hombres o mujeres.

II. Una teología bíblica del género


Empecemos con esta verdad bíblica fundamental:

A. Dios creó al hombre y a la mujer a su imagen y lo declaró muy bueno.


Génesis 1:27-28: «Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los
bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del
mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra». Versículo 31: «Y vio Dios
todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera». Ya hemos enfatizado en esta clase que los
hombres y las mujeres son iguales en dignidad, valor e importancia ante Dios. Sin embargo, aquí es importante
reconocer que la diferencia biológica entre los hombres y las mujeres es una parte maravillosa del diseño de
nuestro Creador. Dios diseñó de forma experta a la humanidad —varón y hembra— como la joya exquisita de la
creación. Estamos «coronados de gloria y honra» como dice David en el Salmo 8. Dios escogió deliberadamente
exhibir su imagen en los hombres y en las mujeres. Los hombres poseen el increíble mandato de reflejar el cuidado

60
Ibid, 3.

108
paternal y el amor sacrificial y protector de Dios. Las mujeres representan bellamente ante el mundo otros aspectos
de cómo es Dios: Él es el ayudador de su pueblo, el que da vida, el que nutre y apoya a sus hijos. Padres, cuando
enseñen a sus hijos lo que significa ser un niño o una niña, comiencen aquí, con la imagen de Dios y con la
masculinidad y femineidad bíblicas, no con los estereotipos culturales.

Y en Génesis 2:25 vemos que Adán y Eva estaban totalmente asentados con los cuerpos que Dios les había dado:
«Y estaban ambos desnudos, Adán y su mujer, y no se avergonzaban». No había pecado. No había confusión. No
había tensión en la autocomprensión o identidad.

Así que, la masculinidad o la femineidad es un regalo de Dios para cada persona. Dios la define e imparte para
nuestro bien61. Lo que dice David en el Salmo 139 es cierto para todos: «Porque tú formaste mis entrañas;
Tú me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras». Creo que
en este punto, puede ser útil retroceder y reconocer cuán radicalmente diferente es esta visión bíblica de la forma
en que el mundo ve el sexo y el género. Mira la segunda página de tu folleto. Verás dos simples diagramas que
he elaborado mostrando las diferencias.

61
Pasajes posteriores como el Salmo 19 y Romanos 1 hablan de cómo la creación muestra la obra de Dios. Eso significa que nuestros
cuerpos son objetos reveladores: Incluso nuestro sexo físico refleja el maravilloso diseño de Dios.

109
La visión bíblica, en la parte superior, afirma que eres creado hombre o mujer. Los hombres y las mujeres tienen
cosas muy importantes en común: Ese cuadro de arriba. Ambos son creados a imagen de Dios, pueden encontrar
redención en Cristo, etc. En la izquierda y en la derecha se encuentran los aspectos de la masculinidad y
femineidad bíblicas –las disposiciones e inclinaciones dadas por Dios– que hemos discutido en estas clases. Cada
hombre y mujer tiene la obligación de acoger esos distintos roles que están en el cuadro. Luego, en la parte de
abajo, están las expectativas culturales de la masculinidad y femineidad que pueden variar con el tiempo y lugar,
cosas como los colores azul y rosa, la vestimenta, la apariencia, qué trabajos son apropiados. Esas cosas no están
en la Biblia, generalmente. A menudo, será útil abrazar esos aspectos culturales de la masculinidad y la
femineidad, pero eso necesita ser evaluado con sabiduría. Estos aspectos no son lo principal para ser un hombre
o una mujer.

Compara esto con la visión secular – no expresada por todos en el mundo, aunque cada vez más por muchos. En
las últimas décadas, se ha vuelto común para los académicos distinguir entre el sexo y el género – por eso, la línea
firme entre ellos en el diagrama. El «sexo», dicen, es sólo biológico: O bien, tienes cromosomas, anatomía y
hormonas masculinas o femeninas. El «género» es psicológico – le pertenece a tu sentido de identidad interior.
Está socialmente definido e incluye cosas como el comportamiento, la apariencia, la vestimenta, los roles, etc.
Muchos teoristas alegan que no hay correlación necesaria entre tu sexo físico y tu género. En esto, difieren de la
visión bíblica. Un artículo reciente de Slate lo expresó de esta manera: «El género es una especie de
representación… Algo que creamos activamente a partir de los limitados materiales culturales que encontramos»,
110
y respaldaron ese argumento al afirmar que los bebés y los niños pequeños «no tienen género»62- Esta visión abre
la posibilidad de tener la anatomía sexual «incorrecta» de nuestro verdadero género, y entonces, las intervenciones
médicas intentan conformar nuestro cuerpo al sexo «correcto». Otros reportan una identidad de género que no
corresponde en absoluto al género masculino o femenino, sino que se encuentra en un lugar intermedio. Como
también puedes ver, tampoco hay una conexión necesaria entre el sexo, el género y la orientación sexual, lo que
lleva al eslogan, «La orientación sexual determina con quién te quieres acostar y la identidad de género determina
cómo quién te quieres acostar»63. El lema que lo resume todo es: «La anatomía no es el destino»64. ¿E cuanto a
nuestra humanidad común? Todo lo que se puede decir es que somos miembros de la especie homo sapiens.

Aunque podría no ser popular, debemos ser claros: La Biblia rechaza esta percepción. Nuestro «género», es decir,
ser creado bien sea varón o hembra y ser hombre o mujer, es un regalo de Dios, y es un regalo holístico, incluyendo
nuestro cuerpo, nuestro sentido de identidad, y los roles a los que Dios nos llama.

Todo esto nos conduce a una pregunta natural: No obstante, ¿por qué algunas personas parecen experimentar
confusión o conflicto interno sobre su género? Eso nos lleva a nuestro próximo punto:

B. La Caída nos ha corrompido en cuerpo y mente.


En Génesis 3, por causa del pecado de Adán y Eva, Dios maldice la tierra y la muerte entra en el mundo. De
manera que, la caída es la raíz de cada enfermedad física y espiritual que aflige a la humanidad. Y todos
ratificamos los efectos de la caída con nuestras libres decisiones y rechazamos a Dios.

Es posible ver cómo la caída afecta nuestros cuerpos – sabemos que la enfermedad y la muerte son resultados de
la maldición. En conversaciones sobre la sexualidad y el género, a veces se plantea la pregunta acerca de las
personas que tienen ambigüedad o intersexgenitalia –aquellas que poseen tanto características masculinas como
femeninas, aunque por lo general una es más prominente. El cristiano puede responder que esta extraña y
desafiante condición, al igual que cualquier otro desorden físico y genético, se deriva de la caída. Los doctores y
pastores deben ser sabios al aconsejar a dichas personas. Romanos 8 dice que toda la creación gime en la

62
Jessica Winter, «Are You a Boy or a Girl?», Slate, 11 de mayo de 2016,
http://www.slate.com/articles/double_x/doublex/2016/05/gender_reveal_celebrations_for_babies_help_explain_transphobia.html

63
Steinmetz, «Transgender Tipping Point».

Allan Metcalf, «What’s your PGP?», The Chronicle of Higher Education, 2 de septiembre de 2014.
64

http://chronicle.com/blogs/linguafranca/2014/09/02/whats-your-pgp/.

111
expectativa de ser liberada de su esclavitud a la corrupción. Cuando se habla del transgenerismo, sin embargo, no
hablamos de la anatomía ambigua, sino de cuando alguien es claramente hombre o mujer, y aún así, no se «siente»
de esa manera en el interior.

Por eso, debemos recordar que los efectos de la caída no sólo afectan nuestros cuerpos, sino también nuestro ser
interior – lo que la Biblia llama «el corazón». Romanos 1:18 dice: «Porque la ira de Dios se revela desde el cielo
contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad… (Versículo 21) Pues
habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus
razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido».

Lo esencial de ver para todos los pecados, incluyendo el asunto de confusión de género, es que la caída desorienta
nuestra autopercepción65. Jeremías 17:9 lamenta: «Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso;
¿quién lo conocerá?». Fuera de Cristo, todos nosotros nos vemos inadecuadamente de muchas maneras. Nuestros
corazones no son infalibles. Por tanto, no podemos confiar en nuestra propia percepción con el fin de conocernos
correctamente. Debemos escuchar a Dios para descubrir la identidad con la que hemos sido creados.

Aunque no puedo suponer que entiendo todo lo que ocurre en la mente de alguien que se identifica como
transgénero, hay precedentes bíblicos claros para tener una profunda confusión en el corazón sobre su propia
identidad. Y puesto que todos tenemos visiones distorsionadas de nosotros mismos de diferentes formas, esto
significa que deberíamos ser capaces de responder con paciencia y amabilidad a aquellos que experimentan dicha
tensión sobre su género.

Por el otro lado, debemos tener claro que rechazar el género dado por Dios es una negación particularmente
fundamental y pecaminosa del diseño de Dios, y como tal, normalmente resultará en consecuencias especialmente
graves66. El pecado no arrepentido, incluyendo abrazar el transgenerismo, conduce al dolor, al desespero, y
finalmente al infierno. Debemos resistir la lógica del mundo que es: ¿Cómo puede algo ser malo si nadie parece

65
Curiosamente, incluso la psicología secular reconoce la realidad de la autopercepción desorientada. Por ejemplo, la persona
diagnosticada con anorexia o bulimia realmente cree que él o ella está obesa, y esta creencia influencia su comportamiento. En ese caso,
la mente está equivocada sobre el cuerpo.

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Abrazar el género opuesto esencialmente convierte a una persona en una contradicción andante. Esto aflige a Dios, y aquellos que
buscan una vida en contra de su naturaleza cosecharán dolor, dificultad y estrés –ahora y eternamente, si no se vuelven a Cristo.

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resultar herido? Amigos, desobedecer a Dios siempre es malo. Rechazar el sexo que se te ha dado es rechazar el
Señorío de Dios sobre toda la vida.

Entonces, ¿cuál es nuestra esperanza? Simplemente esta: Jesús vino para redimir a los pecadores de todos los
efectos de la caída, sin importar qué tipo de autopercepciones caídas nos haya definido. Todos necesitamos el
evangelio al igual que nuestros amigos transgéneros. No olvidemos que Jesús fue conocido como amigo de
prostitutas y pecadores. Él no vino por los sanos, sino por los enfermos, por aquellos que como nosotros habían
rechazado a Dios de maneras aparentemente obvias. Me encanta como Pablo lo pone en Tito 3:

«Porque nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de
concupiscencias y deleites diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles, y aborreciéndonos
unos a otros. Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los
hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su
misericordia».

Jesús, el hombre perfecto, vino para morir en nuestro lugar, para dar su perfecto historial de justicia a todos los
que se arrepienten y creen. Y resucitó de entre los muertos. Eso nos lleva a otro punto teológico importante:

C. La resurrección afirma la bondad del cuerpo de género.


Jesús resucitó corporalmente de los muertos, y todos los hombres y mujeres que están unidos a él por la fe también
resucitarán. 1 Co. 15:42: «Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción, resucitará
en incorrupción». En ese capítulo, Pablo usa la imagen de una semilla siendo enterrada en la tierra que luego se
levanta como una gloriosa planta. En otras palabras, aunque nuestro cuerpo de resurrección será
inimaginablemente mejor que nuestro cuerpo actual, también habrá continuidad entre nuestra identidad aquí y en
el nuevo cielo y en la nueva tierra. Dios nos creó varón y hembra a su imagen; lo reflejaremos perfectamente en
el cielo; la teología cristiana concluye con que nosotros seguiremos teniendo el género que Dios nos ha dado en
nuestros cuerpos resucitados. En contraste a esa enseñanza, un pilar clave del pensamiento transgénero es que el
sentido interno de la identidad de género triunfa sobre la anatomía física. Es un caso clásico de la mente sobre la
materia: La persona es reducida a dos componentes, la identidad psicológica y el sexo físico, y el componente
psicológico es privilegiado. Algunas técnicas médicas intentan alterar el cuerpo para que combine con la
comprensión psicológica de la persona, pero estas «intervenciones» nunca pueden recrear el cuerpo
completamente – sin mencionar, que pareciera que tratasen de jugar astutamente a ser Dios.

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¡El Cristianismo responde que no debemos oponer la mente contra el cuerpo de esta manera! Dios nos creó como
seres unidos, cuerpo y alma. La resurrección de Jesús es la firma de Dios aprobando el hecho de que él ve el
cuerpo como una parte fundamental de nuestra naturaleza humana – tanto ahora como en el mundo que está por
venir. Y podemos tener la esperanza de que: En el último día, ningún hijo de Dios experimentará alguna
desconexión entre su cuerpo y su sentido de identidad. No habrá más confusión, no más lucha, y la resurrección
de Jesús nos ayuda a apuntar nuestra esperanza a ese día.

III. Amar a nuestros prójimos en un mundo de confusión de género


¿Cómo es el amor en este asunto? Se necesita sabiduría: Tu respuesta probablemente será distinta si tu hermano
te anuncia que es transgénero o si tu jefe lo hace. Con eso en mente, aquí hay cinco ideas de cómo reflejar el amor
de Cristo a nuestros prójimos transgéneros. Por cierto, aunque todavía estamos reflexionando principalmente
sobre el tema de confusión de género, muchos de estos puntos se aplicarán a cómo nos relacionamos con amigos
que también han acogido la homosexualidad, debido a que hay algunas similitudes entre estos temas.

Primero, A. Adopta una postura de compasión. Cuando pensamos en alguien que conocemos que se identifica
como transgénero, deberíamos reconocer humildemente que es difícil para la mayoría incluso imaginar el
sentimiento de ser un hombre atrapado en el cuerpo de una mujer o viceversa, que es cómo estas personas a
menudo describen su sentido de la realidad. Eso no quiere decir que estén en lo correcto al abrazar una identidad
de género alternativa, sino simplemente que deberíamos intentar tener tanta empatía como sea posible con lo que
debe ser una experiencia radicalmente confusa. Mientras que al mismo tiempo, debemos recordar que nadie
obtiene un pase libre sobre el pecado porque siente que sus propensiones pecaminosas son naturales. De ser así,
todos nosotros podríamos pecar sin excusas. Deberíamos procurar mostrar empatía mientras recordamos que el
pecado siempre es descabellado y nunca justificado.

Así que, para crecer en compasión, no olvides que aquellos que profesan ser transgéneros son creados a imagen
de Dios. Son hermosos. Son hechos maravillosamente, incluso si se resisten al diseño de Dios. Asimismo,
recuerda que otros han pecado de formas horribles en contra de muchas de las personas que abrazan una identidad
de género alternativa. Quizá éstas carguen las cicatrices de un abuso verbal por su vestimenta o por la manera en
que se comportaban al crecer. Debemos compartir la desaprobación de Dios al acoso e insultos que han sido
pecaminosamente arrojados a los seres humanos creados a semejanza de Dios, quienes merecen respeto y
dignidad.

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Por último, particularmente si un miembro de la familia te anuncia que él o ella es transgénero, permíteme
alentarte a que tu primera respuesta sea una afirmación de amor. Diles que los valoras y cuidas de ellos como
personas. Abrázalos. Comenzar con una declaración como esta, no aprueba la decisión de la persona. Comunica
nuestro compromiso de amarlos a pesar de su pecado.

Pero también deberíamos continuar: B. Habla la verdad en amor.


Si alguien que conocemos bien nos informa que planea vivir como transgénero, necesitamos orar por una
oportunidad para hablar la verdad de una forma que sea apropiada a la relación. Si es un familiar o un amigo
cercano, me animaría a apartar un tiempo para una significativa conversación cara a cara para habar sobre el tema.
Aquí hay algunos puntos de discusión sugeridos:

 Expresa amor y compromiso hacia la persona y la relación.


 Se rápido para escuchar –pregunta cómo él o ella ha llegado al punto de tomar esta decisión. Quizá podrías
hacer preguntas que sutilmente socaven su pensamiento: «¿Crees que realmente esto traerá felicidad
duradera? ¿Por qué?»
 Explica de manera amable y paciente lo que crees que es la verdad bíblica.
 Aclara que te ves a ti mismo como pecador en necesidad de la gracia.
 Comparte la esperanza del evangelio y hazle un llamado a confiar en Cristo.
 Habla acerca de algunos detalles esenciales. Por ejemplo, con el transgenerismo, tendrás que pensar sobre
qué nombre la persona ahora quiere llamarse y qué pronombres quiere sus amigos usen. Querrás mostrar
respeto mientras que al mismo tiempo, querrás ser cauteloso sobre lo que comunicas o apruebas a través
de tu lenguaje.
 Pide a la persona que describa en sus propias palabras cómo puedes mostrar que te preocupas por él o ella
a partir de ahora, ahora que saben que no puedes aprobar su decisión de abrazar una identidad y estilo de
vida pecaminoso. Habla acerca de cómo les gustaría que fuera la relación de ahora en adelante. De nuevo,
escucha. Ora y se paciente.

C. Ofrece la esperanza suprema del evangelio.


La cosa más ofensiva que creen los cristianos no es nuestra opinión sobre el género o la sexualidad. Es la cruz.
Es el hecho de que un Dios santo, que juzga el pecado, llama a las personas a recibir perdón sólo en Cristo. Si has
venido esta mañana a la iglesia y no esperabas una clase sobre género y sexualidad, déjame decirte que nos alegra
que hayas venido… [Una palabra breve del evangelio…].

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Y es hacia la cruz y la tumba vacía que queremos apuntar, tanto como sea posible, a medida que nos relacionamos
con aquellos en el mundo que ven el género y la sexualidad de forma diferente. ¿Qué habría de bueno si
persuadimos a alguien de una comprensión bíblica del género, y aún así, termina rechazando a Cristo? Nuestra
esperanza principal debería ser que las personas se vuelvan a Jesús y reciban el gozo eterno. Por supuesto, eso
requerirá del arrepentimiento, que nos lleva a nuestro siguiente punto:

D. Llama al arrepentimiento realista.


Para cualquier pecador, arrepentirse es difícil. Jesús dice «toma tu cruz y sígueme». Para la persona transgénero
que busca arrepentirse, venir a Cristo significará abandonar una identidad de género falsa y abrazar el género
dado por Dios. Él/ella quizá pierda amigos y reciba el desprecio de la comunidad LGBT. Pero al mismo tiempo,
porque Dios es soberano y se complace en salvar a los pecadores, ¡el arrepentimiento es posible! El hecho de que
nosotros hayamos rendido nuestras falsas y egocéntricas identidades y nos hayamos vuelto a Cristo es un absoluto
milagro. ¡Deberíamos vivir expectantes, sabiendo que Dios se complace en hacer milagros y en conseguir la
gloria!

La sabiduría pastoral es necesaria aquí, para determinar cómo será el arrepentimiento en cualquier situación
individual. Para la persona transgénero que ha recibido terapias hormonales o ha tenido un cambio de sexo
quirúrgico, los pastores quizá tengan que trabajar con profesionales médicos para determinar las más seguras y
mejores maneras para que esa persona abrace el género que Dios le ha dado. Para la mujer que tiene vello facial
porque anteriormente había estado viviendo como un hombre transgénero y había estado tomando testosteronas,
pero ahora está arrepentida, el lugar más seguro en el mundo debería ser… la iglesia. La familia de Dios recibe a
todos a la mesa, sin importar cómo lucen ni cuál es su pasado. Russell Moore ha dicho que necesitamos estar
preparados para recibir a los refugiados de la revolución sexual. Cuando la promesa de la fluidez de género no
proporcione la felicidad que la gente busca, ¿estará nuestra iglesia preparada para recibir a esas personas con los
brazos abiertos? Mientras oras, imagina que Dios podría conducir a tu amigo transgénero al arrepentimiento y ese
amigo podría estar aquí enseñando un seminario básico un día.

También deberíamos ser realistas sobre algo más. No podemos prometer que cualquier tentación particular se irá
instantáneamente cuando alguien se convierte en creyente, aunque para Dios no hay nada imposible. Aquellos de
nosotros con una historia de pecado en lujuria, avaricia o chisme, puede encontrar que nuestras antiguas maneras
de vivir todavía son tentadoras aún cuando estamos caminando en Cristo. De la misma forma, no deberíamos
aferrar falsas esperanzas de que convertirse en cristiano traerá una resolución inmediata a cualquier experiencia
de confusión de género. Es posible estar en Cristo, abrazar nuestro género dado por Dios y todavía experimentar

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tensión en esta área, esperando el día en el que seremos finalmente glorificados y renovados. Es posible volver a
Jesús y seguir experimentando atracción al mismo sexo. La diferencia es que el cristiano toma la visión de Dios
de él o ella. Él/ella no abraza las tendencias que van en contra del diseño de Dios; las somete a Dios y busca
caminar en santidad diariamente.

E. Persevera por la gracia de Dios.


Finalmente, permíteme animarte a perseverar por la gracia de Dios, a continuar en amor hacia nuestros familiares
y amigos que quizá no estén de acuerdo con nosotros sobre el género y la sexualidad. Veremos a aquellos seres
queridos todo el tiempo en vacaciones y otras reuniones, y Dios será bondadoso para sostenernos mientras
buscamos aferrarnos a nuestras convicciones y cubrirnos a nosotros mismos en servicio y misericordia.

Recuerda que no estamos solos para lidiar con estos asuntos: Como iglesia deberíamos estar hablando de estos
temas. Seamos activos en estimularnos mutuamente. Estemos orando los unos por los otros mientras buscamos
amar a nuestras familias y amigos. Llegamos al final de una clase como esta y decimos con Pablo, «Y para estas
cosas, ¿quién es suficiente?». Ninguno de nosotros, separados de Cristo. Él es nuestra suficiencia. Apuntémonos
unos a otros a él.

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Seminario Básico
Masculinidad y Femineidad Bíblicas
Clase 13: Panel de Discusión
_____________________________________________________________________________
Repaso:

 Creación: Génesis 1 = Iguales a imagen de Dios, belleza del diseño de Dios.


 Génesis 2 = Disposiciones y roles diferentes – El hombre provee/protege y trabajo; La mujer ayuda/nutre
y da vida.
 La Caída y la Maldición: Génesis 3 = El hombre es responsable y su trabajo es maldecido; La mujer es
maldecida en el área de dar a luz; conflicto entre ellos, no hay armonía.
 Redención: La obra de Cristo no elimina las distinciones de género, sino que las redime. Ninguno es mejor
o más digno –herederos iguales. Pero ahora, llenos del Espíritu, capaces de vivir roles bíblicos con gracia,
convicción y belleza.  Hogar: Los esposos amen sacrificialmente y las esposas sométanse
confiadamente – sin renunciar a sus habilidades, inteligencia o ideas, sino usándolas para ayudar a sus
esposos y mejorar sus debilidades. Iglesia: Todos los creyentes anímense y edifíquense unos a otros
mediante los diversos ministerios, mientras que los ancianos lideran a través de la enseñanza y la
supervisión. Lugar de Trabajo: Los hombres y las mujeres provean para sus necesidades y traten de
bendecir a su familia y a otros en formas distintivamente masculinas y femeninas, las cuales van a variar
dependiendo de si se está casado o no, qué responsabilidades tienen en la iglesia, etc.

Presentaciones: Dinos tu nombre, dónde vives, de qué trabajas, y cuánto tiempo has estado en CHBC.

Preguntas: (Preguntaré algunas de estas, y no haré cada pregunta a cada panelista. Quiero trabajar rápido y
manejar la conversación, así que, ¡no te lo tomes personal si te interrumpo!)

Para todos: Cuéntanos cómo llegaste a acoger la visión bíblica de la masculinidad y la femineidad. ¿Fue la
enseñanza de las Escrituras algo que aprendiste al crecer? ¿O sólo aprendiste sobre esto más adelante? ¿Hubo
un proceso de ajuste? –Si lo hubo, ¿cómo fue? Danos la versión de 60 segundos, no la de 10 minutos.

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Para los esposos: ¿Puedes darnos un ejemplo práctico de cómo la Biblia llama a los esposos a proveer y a
proteger a sus familias que te haya influenciado para cambiar algo en la forma en la que vives tu matrimonio?

Para las esposas: ¿Puedes darnos un ejemplo práctico de cómo la Biblia llama a las esposas a ayudar y a
someterse a sus maridos que te haya influenciado para cambiar algo en la forma en la que vives tu matrimonio?

Para el soltero: ¿Cómo el llamado bíblico a proveer y proteger a las mujeres ha orientado la forma en la que
interactúas con otras mujeres en la iglesia? ¿Qué hay de la manera en que piensas de las relaciones de noviazgo?

Para la soltera: ¿Cómo el llamado bíblico a honrar y alentar el liderazgo en los hombres ha orientado la forma
en la que interactúas con los hombres en la iglesia? ¿Qué hay de la manera en que piensas de las relaciones de
noviazgo? ¿Qué oportunidades tienes como mujer soltera para fomentar vida en otros? ¿Cómo es para ti? (¿Qué
pasa si eres una líder o diaconisa y manejas a voluntarios masculinos – cómo lo haces de forma femenina?).

Para todos: ¿Enfrentas algún desafío viviendo tu masculinidad o femineidad en el lugar de trabajo? ¿Cómo y qué
te ha ayudado a cumplir tu rol en el trabajo de una forma distintivamente masculina o femenina? (Para las
mujeres – si supervisas a hombres en el trabajo, ¿cómo lo haces de forma femenina?).

Abierto para las preguntas de la clase

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