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¿En qué medida la Alemania de Hitler fue un estado totalitario?

Para empezar, se explicará el concepto de “estado totalitario”, ya que es necesario para


comprender a la Alemania durante el poder de Hitler. Se comprende a la terminología como
régimen político que no es democrático, que se caracteriza por intervenir y adueñarse de
todos los aspectos de vida de la sociedad, incluso, hasta obtener un carácter sagrado e
ideológico; lo cual busca lograr, monopolizando el poder y utilizando la fuerza militar y policial
para eliminar a la oposición.

Por otro lado, añade Antonio Fernández, catedrático de Historia Contemporánea de la


Universidad Complutense de Madrid, (2013) que “no se entiende el totalitarismo, y
seguramente no hubiera llegado a nacer, sin la guerra” (p. 189), haciendo referencia al término
de la Gran Guerra (1914 – 1918) y a sus consecuencias en los países europeos. En efecto, el
conflicto afectó fuertemente en la nación Alemana, ya que, al perder la guerra, tuvo que
aceptar tratados y acuerdos con los países victoriosos, que golpearon la situación alemana,
principalmente, en el punto económico; lo cual genero el descontento de la población hacia la
debilidad de la política democrática de Weimar y la aceptación del movimiento del nazismo,
que mantenía una ideología totalitaria, a hacerse con el poder absoluto para 1934, pero ¿en
qué medida la Alemania de Hitler fue un estado totalitario?

Empezando por el ámbito político, el régimen nazi mostró características similares al tema de
totalitarismo. En primer lugar, en Alemania se disolvió el sistema democrático proveniente de
la república de Weimar (1918 –1933), al reemplazarlo con un régimen autoritario y
representada solo por miembros del partido nazi y principalmente en la figura de führer; para
lo cual primero se ilegalizó los grupos de oposición al nazismo, como el comunismo. Luego, con
la finalidad de acabar con todo rastro de diferentes posturas contraria al régimen, se dio una
política militarista, la cual estuvo conformada por las S.A., de la cual mantiene Pablo Jimenez
(2006) que estuvo conformada por grupos criminales y borrachos y que “llevó a cabo su
función con una violencia, que en muchos casos, era injustificada”; y las SS, que reemplazaría a
la agrupación anterior. Estos grupos con violencia eliminaron a la oposición y dieron la
oportunidad de que el estado nazi alcanzará la hegemonía en la nación, lo cual es una
característica muy similar a la idea de totalitarismo.

Por otro lado, además del poder militarista, se evidencia el punto ideológico que Hitler utilizó
en su régimen para el control de la población alemana. Un factor para este hecho en Alemania
fue el uso de una propaganda fuerte y excesiva dirigida por Joseph Goebbels, ministro de
propaganda e imagen en 1934, la cual, al estar complementada con el control del estado en la
prensa y otros medios de comunicación, pudo conseguir que en la mentalidad de la sociedad
se creara un apoyo a la ideología nazi. Otra acción fue la creación de un sistema educativo con
la que se pudieran controlar a las juventudes y mantuvieran un pensamiento ideal al nazismo;
de lo cual coloca Alvaro Lozano (2009) que se logró con el seleccionado y control de profesores
y la transformación de la información, como la hallada en los libros, para que esté acorde con
la ideología nazista; las cuales, se volvieron más sólidas con la formación de la juventud
hitleriana y otros sistemas educativos. Con todo esto, se entiende que estas medidas también
comparten características con el totalitarismo, ya que lograron el objetivo de lograr el control
ideológico de la población, lo que se considera como limitar la capacidad de razón a lo
impuesto en el estado y que se asemeja a la postura del régimen totalitarista de infiltrase en
todos los aspectos de vida del individuo.
Otro punto de totalitarismo se encontró en el ámbito económico, debido a que el estado, con
su “nuevo Plan” admitida por Schacht quien era el ministro de economía durante el régimen
nazista; obtuvo una mayor capacidad de controlar el comercio y la economía de la nación,
realizando una política de obras públicas y fabricación de armamentos, la que, al dar más
trabajo a la población, causó que esta apoyara al estado y a sus posturas políticas e
ideológicas. Con esto, también el régimen pudo cumplir su punto filosófico de “arianizar a la
población”, apropiándose de las empresas que pertenecían principalmente al sector judío y
utilizarlas para obtener ingresos para el armamiento. Sin embargo, se añade que en el punto
económico el estado alcanzó un poder absoluta, ya que se conoce que todavía existían
empresas alemanas libres a las cuales el control del estado era mínimo a comparación del
llamado régimen totalitario de Stalin, del cual coloca Fernández (2013) que este último, al ser
un régimen comunista, manejaba a las empresas de manera completa.

Con esto se concluye que el régimen de Hitler, por las características que presentó, si se puede
considerar como un estado totalitario en gran medida, ya que mantenía un amplio control de
la política y la ideología de su población, lo cual fue obtenida de las diversas medidas que el
estado nazi realizó; aunque también se reconoce que en el aspecto económico su poder no era
completo, esto, en gran medida, por la característica capitalista que el régimen nazi poseyó a
diferencia del gobierno de Stalin que, como se repite, era comunista. Con esto también se
comprender la postura de Hitler con respecto al tipo de gobierno que se debía manejar en
Alemania, uno con una autoridad fuerte y sin oposición, el cual pudiera ser incluso colocado
como una doctrina y fe de la cual el hombre no debía salir; causándose que el estado
dependiera solo de las decisiones del führer y de los miembros más importantes de partido
nazi, y se dejara en cierta medida desprotegida a la sociedad en caso de que fracasara el
régimen, debido a que no podían tomar decisiones más que las inculcadas por el gobierno; lo
cual sería evidente a finales de la segunda guerra mundial.

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