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UNIDAD 9

ARGENTINA: CONVERTIBILIDAD, CRISIS DE ACUMULACIÓN Y DISPUTAS EN EL INTERIOR DEL


BLOQUE DE PODER ECONÓMICO – CASTELLANI Y SCHORR

Análisis de los factores que concurren en la crisis del modelo de convertibilidad de fines de 2001 –
planteo de dos hipótesis:

1. Crisis del modelo vinculada con las restricciones intrínsecas del mismo y con fuertes pujas
dentro de los sectores dominantes
2. Fracciones en pugna como aquellas que imponen el diagnóstico sobre “qué es la crisis” y
elaboran “la única” vía posible para su solución

Ambos proyectos responden a diferentes intereses económico-sociales pero coinciden en la


consideración de que el ajuste debía recaer sobre las condiciones de vida de los sectores
populares

Introducción

Crisis de 2001 como cierre de un ciclo histórico iniciado con la hiperinflación de 1989 signado por
la hegemonía del paradigma neoliberal que impregnó el discurso/práctica de la clase política,
corporaciones empresarias/sindicales, medios de comunicación y representantes del sector
popular

Avance del gobierno de Menem en la implementación de una serie de políticas orientadas a


cambiar la relación vigente entre el Estado y el mercado a partir de la puesta en marcha de
reformas estructurales recomendadas por organismos internacionales de crédito y avaladas por
sectores dirigentes internos -> medidas tendientes a la ampliación de la esfera del mercado y al
retiro del Estado de variedad de actividades económica

Varias interpretaciones de la crisis final del modelo neoliberal de los 90:

1. Críticas de los defensores del neoliberalismo: falta de profundidad de las reformas


estructurales desarrolladas / excesivo gasto público nacional y provincial –> clase política
como principal responsable de la crisis del modelo dado que es esta la que por su
demagogia no lleva las reformas neoliberales hasta su última instancia
2. Enfoque con eje en las vulnerabilidades intrínsecas del modelo: anclaje del tipo de cambio
de la convertibilidad dador de gran rigidez que atentó contra los intereses de sectores de
la producción/exportaciones – acumulación de grandes zonas de vulnerabilidad que
impidieron el crecimiento como consecuencia de la no resolución de las limitaciones
intrínsecas del modelo – clase política como responsable por no reconocer a tiempo las
dificultades inherentes al modelo y avanzar en los ajustes necesarios para su corrección

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3. Enfoque con eje en la avanzada de los sectores populares: identificación de la causa
central del estallido de la convertibilidad en el avance de los sectores populares en la lucha
contra los aspectos más regresivos del modelo económico (desocupación, pobreza y
marginalidad)
4. Enfoque que atribuye la crisis del modelo con un proceso de fractura al interior de la
burguesía argentina: proceso de fractura asociado a la conformación desde mediados de
los 90 de dos realidades estructurales distintas y al hecho que desde 1998 ninguna de
estas fracciones logró aislar su dinámica de acumulación/reproducción del capital del
comportamiento del ciclo económico interno (como sí ocurre post crisis de 1995)

Inscripción de este trabajo en la cuarta corriente -> interpretación de la crisis del 2001 como
expresión de un enfrentamiento entre las distintas fracciones integrantes del bloque dominante,
siendo este un conflicto con origen en los cambios estructurales ocurridos al interior de los
grandes agentes económicos que se desenvuelven en el país -> consideración desde la perspectiva
adoptada por los autores de la gran burguesía como actor político y análisis de esta desde tres
dimensiones: económico-estructural; organizacional y político-ideológica

Desarrollo entre 1999 y 2001 (en paralelo al agotamiento de la Convertibilidad) de un debate en


torno de dos cuestiones fundamentales: cuáles eran los factores que permitían explicar la crítica
situación económica y social vigente / cuáles eran las medidas para resolver la situación ->
consolidación al interior de la burguesía de dos proyectos contrapuestos: propuesta
devaluacionista y propuesta dolarizadora

Existencia de un rasgo común entre las crisis de 1989 y 2001: protagonismo de los sectores
dominantes en el diagnóstico/elaboración de las soluciones a la crisis -> en la crisis de los ochenta
(estructurada alrededor de la disputa grandes agentes económicos locales y acreedores externos)
hay acuerdo entre los principales actores y en los noventa esto cambia dado al enfrentamiento de
distintos integrantes de la burguesía local

En los ochenta el gobierno radical opta por dejar de pagar los compromisos con los acreedores
externos y no cercena transferencias hacia el capital concentrado local lo cual desata un conflicto
al interior de los sectores dominantes locales y entre algunas de sus fracciones y el conjunto de
acreedores externos lo cual se manifiesta en la suba incontrolable del tipo de cambio y precios /
En los noventa, en cambio, el gobierno de La Alianza lleva hasta su límite el ajuste fiscal sin dejar
de pagar sus compromisos externos o modificar la estructura distributiva profundamente
regresiva; sin evitar a pesar de esto el caer en default externo/interno y generar las condiciones
para el desarrollo de una crisis de magnitud sin precedentes

Supuesto que guía la investigación: existencia en las crisis como la de 2001 de un sector social
(grandes agentes económicos) que cumplen un papel decisivo en la interpretación de las causas
que las generan y en el establecimiento de las posibles (y “únicas”) soluciones para su resolución
-> sector no homogéneo, caracterizado por sus diferencias y conflictos internos sobre todo en
momentos de agotamiento de las estrategias de acumulación

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Ciclo económico, desempeño cúpula empresaria y evolución salarial durante la Convertibilidad

Crisis de 2001 como reflejo del colapso del modelo de acumulación de capital con eje en la
valorización financiera, predominio de las cuasi rentas de privilegio y la transferencia permanente
de recursos al exterior (patrón de acumulación instaurado durante la última dictadura en los 70 y
moldeado/regulado en los 90 por la convertibilidad y la realización de reformas estructurales
inspiradas en el neoliberalismo y recomendadas por los organismos internacionales de crédito)

Dificultades del modelo para seguir funcionando manteniendo altas transferencias de ingresos
favorables a los grandes agentes económicos luego del auge económico 1991/94 -> ingreso en una
fase recesiva a fines de 1998 producto de un contexto internacional desfavorable, lo cual genera el
deterioro de las condiciones materiales de vida de la población, la profundización del desempleo/
subempleo, el incremento de la pobreza y la profundización de una pauta distributiva muy
desigual

Análisis del fracaso de la alternativa neoliberal para el desarrollo (teoría del derrame) a partir del
comportamiento de tres indicadores: PBI, ventas totales de la cúpula empresaria y salarios medios
reales:

 Incremento de la concentración económica en torno a las grandes empresas (crecimiento


de volumen de ventas de la cúpula empresaria local por encima de la expansión del PBI)
 Aumento de las ventas empresarias cuadruplica el PBI
 Caída del salario promedio real en algo más de un 10 porciento
 Evolución decreciente del salario y sistematicidad de su caída (desempleo con efecto
disciplinador sobre los trabajadores en actividad vía la depresión de sus ingresos y
precarización de sus condiciones laborales)

Vinculación entre los comportamientos antagónicos de la facturación de la cúpula empresaria


local y los ingresos de los asalariados (que generan una pauta de distribución del ingreso
fuertemente regresiva) -> deterioro salarial como factor determinante y explicativo de la
expansión económica experimentada por las grandes empresas locales durante la vigencia de la
Convertibilidad

Factores generadores del incremento de las ventas de las empresas líderes de los 90 vinculados
con la inserción estructural de estas firmas en la economía local -> desenvolvimiento de estas
empresas en: actividades agroindustriales, sectores de actividad con demanda cautiva (prestación
de servicios públicos -privatizados-), elaboración o comercialización de bienes demandados por los
sectores de mayor poder adquisitivo

Transformación dentro del marco de actividad de las firmas líderes de la concepción del salario,
dejando de ser tenido por un elemento central de la demanda agregada para pasar a considerarlo
un costo empresario más que como tal debe ser reducido lo más posible -> aparición de la
reducción de los salarios y la distribución regresiva del ingreso a ella asociada como el elemento
central que explica la forma e intensidad de la expansión del capital concentrado durante los 90

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Comportamiento disociado de los ingresos de los asalariados y las ventas de la cúpula empresaria
durante el periodo de vigencia de la convertibilidad -> salarios disminuyen considerable y
constantemente al tiempo que las ventas empresarias sufren gran incremento -> reducción
sistemática del salario y regresividad distributiva a ella asociada funcional al modelo
macroeconómico de los 90 como a la dinámica de acumulación y reproducción ampliada del
capital del sector dominante en el plano doméstico

Expansión ininterrumpida de la ventas de las empresas locales hasta 1998 – conjunción de


diferentes procesos: expansión de la actividad económica interna, capacidad de las grandes firmas
de colocar gran parte de su producción en el exterior, consolidación de un patrón regresivo del
ingreso, capacidad de estos agentes de internacionalizar el excedente generado en el país en
términos productivos y financieros

Declinación del PBI entre 1998 y 2001 resulta ser mucho mayor a la contracción de las ventas
empresarias del mismo período

Incapacidad de las grandes firmas del país para disociar su comportamiento del ciclo económico
interno -> aspecto a tener en cuenta en este período dado que es en esta etapa de la
Convertibilidad cuando estos sectores empiezan a plantear los límites de este esquema cambiario
monetario y presionan por salir del mismo

Actitud adoptada frente a la crisis no homogénea (diferencia con lo sucedido durante la crisis
1989/90) -> no adopción de actitudes concordantes que dieran cuenta de un mismo diagnóstico y
propuesta de solución a la crisis -> fracturación de la cúpula empresaria originada en la situación
post crisis de 1995 que lleva al surgimiento dentro del sector de dos realidades estructurales
distintas -> ruptura en la segunda parte de la década del 90 de la “comunidad de negocios” entre
grandes capitales locales y extranjeros que se había conformado en la primera parte de la década
en paralelo al programa de privatizaciones

Modificación de la situación al interior de los sectores dominantes luego de 1995: mayor


gravitación de las empresas extranjeras dentro del núcleo del capital más concentrado de la
economía / retracción de los grupos económicos locales, es decir, de aquellos sectores que al
amparo de las políticas estatales se habían beneficiado con la política “desindustrializadora”
instalada en el país desde la dictadura y que habían ejercido el liderazgo económico junto con
conglomerados extranjeros y empresas transnacionales durante toda la década del 80 y primera
mitad de los 90 (disminución de la preponderancia económica de estos actores)

Si bien durante la segunda mitad de los 90, disminuye la participación de los grupos económicos
locales al interior de las compañías líderes de manera ininterrumpida y significativa, estos actores
siempre obtienen tasas de retornos sobre ventas superiores a las del conjunto de las grandes
firmas -> situación atribuible al accionar de estos agentes que implicó no la transferencia de sus
activos a empresas extranjeras sino su repliegue sobre aquellas actividades más rentables en
términos relativos con altos márgenes de beneficios / desarrollo en simultáneo de una retracción
de estos grupos económicos locales en términos de sus activos fijos y el incremento en la

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incidencia de sus activos financieros, sobre todo los radicados en el exterior (esto último explica
parte considerable de la fuga de capitales al exterior registrada durante la década pasada) -> la
reducción de la incidencia de estos grupos empresarios no implica en absoluto la disolución de
esta fracción

Crisis de 2001 como crisis de la dinámica de acumulación/reproducción ampliada del capital de los
actores líderes de la economía -> articulación de este proceso con la fractura de la comunidad de
negocios consolidada a comienzos de los 90 y con la consolidación de dos distintas situaciones
estructurales dentro de los sectores dominantes locales: a) grandes empresas extranjeras con
fuerte tenencia de activos fijos y b) principales grupos económicos locales y algunos
conglomerados extranjeros posicionados en activos líquidos y en sectores productivos de gran
capacidad exportadora

El ocaso de la convertibilidad: enfrentamientos y “coincidencias básicas” dentro de la gran


burguesía y conformación de dos proyectos antagónicos

Resquebrajamiento hacia fines de los 90 del amplio consenso social en torno de los postulados del
paradigma neoliberal -> desarrollo al interior del sector dominante de una discusión acerca de cuál
era la forma más conveniente de salir de la convertibilidad –disputa llevada al ámbito público en
1999 imponiéndose al resto de los sectores de la sociedad bajo los parámetros de interpretación y
alternativas propuestas por las distintas fracciones de los sectores dominantes (quienes
paradójicamente habían sido los más beneficiados por las políticas menemistas)

Presentación de dos propuestas antagónicas desde los sectores antagónicos ante el agotamiento
de la Convertibilidad: devaluacionista y dolarizadora -> coincidencia fundamental entre ambas:
profundización de ya profundo deterioro de salarios, reforzando así la expansión de las firmas
líderes y los procesos de concentración económica y distribución regresiva del ingreso

1. Propuesta dolarizadora: defensa de esta postura concebida como “fase superior de la


convertibilidad” por parte de sectores como las compañías privatizadas (controladas en
gran parte por capitales extranjeros), firmas de origen transnacional que adquieireon
empresas locales durante los 90, sector financiero local e internacional, fracciones del
pensamiento económico nucleadas en fundaciones de investigación defensoras del ideario
neoliberl

Toma de estado público del proyecto a comienzos de 1999 como respuesta defensiva ante la
devaluación en Brasil / Propuesta sostenida por Menem y su ministerio de Economía /
Presentación de esta alternativa como ventajosa para la obtención de la confianza de acreedores
internos y externos en tanto anulaba la posibilidad de una futura devaluación, lo cual tendría
impacto sobre la tasa de interés generando su baja, permitiendo a la empresas y al gobierno
financiarse a tasas más bajas reduciendo los costos de las inversiones

Vigencia de la propuesta durante el gobierno de La Alianza pese al rechazo de la misma en parte


significativa del PJ (sector encabezado por Duhalde) y las dudas acerca de su viabilidad que tenían

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origen en el hecho de que para su implementación era necesario el aval de EEUU y la modificación
de la legislación en curso

Discurso dolarizador retomado por Menem, quien lo presentaba como la solución para evitar la
devaluación

Beneficiarios potenciales de una dolarización de la economía (sin devaluación previa): capitales


extranjeros que operaban en el mercado local en los sectores publico, financiero y de servicios ->
esto les permitiría a estos capitales que habían ingresado al país para adquirir empresas en la
segunda mitad de los 90, asegurar el valor en dólares de sus activos fijos al tiempo que les
garantizaría la posibilidad de seguir girando a sus casas matrices grandes sumas de
utilidades/dividendos en dólares. Al mismo tiempo, la dolarización garantizaba al sector bancario y
financiero extranjerizado durante los 90, el incremento de los márgenes de certidumbre sobre la
recuperación de los créditos otorgados en dólares y los bonos del Estado Nacional de los que
disponían

Imposibilidad de conformar un discurso univoco a favor del proyecto dolarizador -> inexistencia de
una articulación con otros actores colectivos / fragmentación al interior de las propias fracciones
de la gran burguesía que sostenían el proyecto

Proyectos dolarizador y devaluacionista si bien eran presentados y socialmente vistos como


antagónicos suponían similares implicancias sobre los ingresos y condiciones de vida de los
trabajadores -> disminución de los salarios y deterioro de las condiciones laborales funcionales a
ambos modelos

Si se hubiera impuesto la dolarización Argentina se habría visto forzada a tener el mismo nivel de
productividad de EEUU, imposible en las condiciones en las que estaba el país -> esto había
generado que la “brecha productiva” se lograra por medio de la profundización de los tres rasgos
distintivos de los 90: caída en la ocupación; incremento de la tasa de explotación de los
trabajadores en actividad, contracción de las remuneraciones salariales

2. Opción devaluacionista: surgimiento al igual que la otra alternativa luego de la crisis y


devaluación en Brasil – reclamos de los industriales centrados en la pérdida de
competitividad de la producción local y en la necesidad de impulsar medidas que
permitieran mejorar la relación entre el tipo de cambio y la moneda argentina

Reclamo de la UIA relacionado con el incremento de los aranceles a las importaciones y la


reducción de los impuestos que grababan a la producción industrial

Devaluación como mecanismo de superación de la crisis generada por la convertibilidad impulsada


a partir de 2001 por los grupos económicos locales de mayor importancia (caracterizados por su
marcada inserción exportadora y su posesión de un volumen de activos líquidos en gran medida
colocados en el exterior en inversiones extranjeras)

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Planteo por parte de los principales conglomerados empresarios de diferentes argumentaciones
tendientes a generar consenso social sobre su proyecto, las cuales serían posteriormente
retomadas por sectores del espectro político-sindical

Desarrollo por parte de esta fracción de la cúpula empresaria de un discurso acerca de la


necesidad de encara con el apoyo del Estado, la reindustrialización del país con eje en el
empresariado nacional -> paradoja de este planteo: quienes defendían la industria nacional eran
los mismo que se habían visto ampliamente favoracidos por la profunda crisis del sector impulsada
por el modelo económico adoptado en el país desde los 70

Estrategia de estos sectores de defensa de la “industria nacional” orientada a la conformación,


mediante el aparato estatal, de nuevo espacios privilegiados de acumulación y reproducción del
capital en la actividad

El tipo de modelo de acumulación promovido desde estos sectores de actividad no era el modelo
defendido durante la ISI que implicaba un esquema de funcionamiento sectorial centrado en el
mercado interno (lo cual fijaba un límite a la baja de los salarios y por ende a la redistribución
regresiva del ingreso) sino que se trataba de uno con base en las exportaciones que solo resultaba
viable mediante un mayor deterioro de la participación de los trabajadores y de las pequeñas y
medianas empresas en el ingreso total generado en el ámbito industrial

Presión ante la crisis de la Convertibilidad por un mayor apoyo por parte del Estado por parte de
los integrantes de la fracción más concentrada del empresariado local -> apoyo de estos sectores a
la salida del régimen convertible vía una devaluación

Planteo de dos interrogantes principales: ¿Cuáles son los beneficios que reciben estos sectores de
la gran burguesía ante un incremento del tipo de cambio? ¿Cómo se explica su participación en la
conformación de una alianza integrada por diferentes actores sociales en pos de forzar una salida
devaluatoria luego de más de 10 años de apoyar el mantenimiento de la pauta cambiaria fija?

 Devaluación trae aparejada per se una brusca/directa contracción en los ingresos de los
trabajadores generando una disminución en los costos salariales y con ello un incremento
de los márgenes brutos de la rentabilidad empresaria
 Mejora de la rentabilidad de estas firmas por su perfil exportador
 Posibilidad de recomprar participaciones accionarias y/o empresas que a medidados de los
noventa habían vendido al capital extranjero a cambio de un monto de dinero menor al
que habían recibido al momento de la venta de los mismos, internalizando por esa vía
beneficios extraordinarios

Resolución de esta situación – enero de 2002: empleo de una salida concentradora y excluyente
que tras una brusca devaluación de la moneda local llevó a que más de la mitad de la población
quedara por debajo de la pobreza -> al igual que en 1989, la salida a la crisis implico un golpe para
los sectores populares, cada vez más empobrecidos al tiempo que representó una oportunidad de
internalizar ganancias extraordinarias para una fracción de los grandes agentes económicos

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Síntesis y reflexiones finales

Aparición del nivel de enfrentamiento en el interior de los sectores dominantes como una de las
variables centrales a la hora de explicar la naturaleza de la crisis del modelo económico sustentado
en la convertibilidad

Disputas al interior del bloque de poder asociadas con las dificultades que las distintas fracciones
tuvieron para independizarse del ciclo económico interno y para una mayor internalización de
recursos en el marco de un profundo proceso de redistribución del ingreso

Si bien las crisis de 1989 y 2001 son expresión del agotamiento de un mismo modelo de
acumulación, existe una diferencia fundamental entre ambas -> en el primer caso había elementos
que permitieron conformar un nuevo ciclo de valorización financiera (centralidad de las
privatizaciones) mientras que en la crisis de 2001 no está esa alternativa dado que el producto
generado por la economía es más reducido

A pesar de las diferencias de orientación en los diferentes sectores de las clases dominantes, en
todos los casos se puede afirmar que los más perjudicados (sea cual fuere la alternativa adoptada)
eran los sectores populares y las fracciones menos concentradas del empresariado (pequeñas y
medianas empresas)

Cuestionamiento de las tesis presentadas desde la izquierda que atribuyen los sucesos de 2001 a
un resurgimiento de la movilización popular

Consolidación en el escenario post-convertibilidad de un nuevo esquema de perdedores y


ganadores que forzó una reestructuración al interior de los sectores dominantes -> canalización de
la redistribución de ingresos hacia los principales conglomerados empresarios locales y en
detrimento de las firmas privatizadas y los acreedores externos

TORRE, J.C: LOS HUERFANOS DE LA POLÍTICA DE PARTIDOS – SOBRE LOS ALCANCES Y LA


NATURALEZA DE LA CRISIS DE REPRESENTACIÓN PARTIDARIA

Elecciones de octubre de 2001 como manifestación del rechazo de los ciudadanos a los partidos ->
contraste con el entusiasmo característico del retorno a la democracia / cuestionamiento dirigido
no al régimen democrático sino al desempeño de los partidos-dirigentes

Análisis por parte del autor de la naturaleza y los alcances de la crisis de representación ->
organización del texto en torno a dos interrogantes:

a) ¿Cuáles son los alcances de dicha crisis, es decir, atraviesa a todos los partidos por igual?
-> impacto diferencial en los diferentes partidos – menor en el peronismo

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b) ¿Cuál es su naturaleza, o sea, a qué razones responde? -> naturaleza de la crisis de
representación = expresión del desencuentro entre la vitalidad de las expectativas
democráticas y el desempeño real de los partidos

Cuestionamiento de los partidos como expresión de la inadecuación de lo ofrecido por la oferta


partidaria y las demandas ampliadas/reforzadas de la ciudadanía

La dinámica electoral de la democracia de partidos

Análisis del autor de la dinámica electora desde el retorno de la democracia -> Primeras elecciones
de 1983 -> vigencia del bipartidismo como reactualización del marco que desde 1945 caracterizaba
a la política argentina, el cual implicaba la división y oposición en entre un polo peronista y uno no
peronista -> aparición del peronismo como un partido que generaba por efecto el reordenamiento
de la base social de los alineamientos partidarios con impacto duradero sobre el perfil electoral de
la política

Polo popular concentrado en el peronismo y electorado de clase media y alta repartido entre tres
ofertas partidarias: UCR; agrupaciones de centro-derecha y de izquierda

Establecimiento de una línea divisoria de la sociedad en términos electorales a partir de los


sectores de la pirámide social que confluyeron en el voto peronista -> por debajo de ella el voto es
peronista y por encima es no peronista -> dificultades de los sectores no peronistas tanto para
trasponer la línea y captar apoyos entre los peronistas como así también para aglutinar coaliciones
abarcativas por encima de la misma

Novedad de las elecciones de 1983 residente en la derrota electoral del peronismo -> victoria de la
UCR resultante de la obtención por parte de este de un puñado pequeño pero decisivo de votos
peronistas

Disolución del patrón de competencia bipartidista de las elecciones de 1983 con el paso del
tiempo -> disminución de la concentración de votos en torno del PJ y la UCR -> impacto diferencial
en cada uno -> motor del cambio dado por la merma del apoyo del electorado radical contrastante
con la mayor fidelidad del voto peronista

Diferencias de naturalezas entre el voto peronista y no peronista: voto peronista más consistente y
voto no peronista más plural y diferenciado -> consecuencias de esta caracterización con impacto
sobre la dinámica de las sucesivas elecciones

Crecimiento de terceras fuerzas en los ámbitos de la centro-derecha y centro-izquierda con motivo


de la pérdida progresiva de votos de la UCR -> aparición dentro del ámbito de la centro derecha de
partidos distritales con eje en las provincias y de la Unión de Centro Democrática (Ucedé) y dentro
de la centro-izquierda del Partido Intransigente (PI) -> vuelta de estos partidos a su autonomía
luego de coincidir coyunturalmente en el apoyo a la candidatura de Alfonsín

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Reconstrucción del PJ en tanto alternativa política como novedad dentro de la oferta partidaria
posterior a las elecciones de 1983 -> recuperación por parte del peronismo de sus electores
tradicionales y atracción de otros nuevos -> logro a partir de esto del triunfo en las elecciones de
1987

Evolución ascendente de la Ucedé en las etapas previas al triunfo de Menem

Triunfo de Menem como algo lógico dentro de un contexto en donde la administración de Alfonsín
no había podido gestionar exitosamente los dos problemas principales de la transición
democrática (ajuste de cuentas por la violación de ddhh y emergencia económica posterior a la
crisis de deuda externa) -> viraje de Menem como causal de la recomposición de los alineamientos
de centro-derecha y centro-izquierda -> acercamiento de los sectores de centro-derecha al
menemismo y movimiento de los sectores de centro-izquierda en sentido contrario

Conformación del Frente Grande a partir de la escisión de un grupo de diputados del PJ


disgustados con el viraje político de Menem -> reclutamiento de adherentes entre las clases
medias genéricamente identificadas con la izquierda democrática

Modificación de la dinámica del juego electoral luego de la reforma electoral que habilitó la
reelección presidencial -> fuerte flujo de votos hacia el Frente Grande / culminación del proceso
de crecimiento de la centro-izquierda en las elecciones presidenciales de 1995 con la canalización
de votos hacia el Frepaso, organización construida a partir de la suma de varias agrupaciones de
esta línea política

Fluctuaciones del voto en el segundo tramo de la democracia de partidos – dos fluctuaciones


principales -> transformación del Frepaso en una ascendente fuerza opositora / cambio en la
composición electoral que hizo posible la reelección de Menem (mantenimiento del electorado
leal del peronismo y compensación con los votos de centro-derecha de los apoyos perdidos en la
centro-izquierda)

Modificación del escenario de la competencia interpartidaria que definía hasta entonces la


fragmentación de la oposición y el predominio del PJ en 1997 -> conformación del Alianza como
una unidad entre la UCR y el Frepaso previo a las elecciones legislativas -> performance en las
elecciones como manifestación de su potencial competitivo frente al desgastado gobierno
menemista

Unidad de los partidos de oposición no logra condensar todo el proceso político que pone fin a las
cinco victorias consecutivas del peronismo en elecciones -> otro componente de este proceso:
desgranamiento de la coalición electoral de Menem – abandono de Cavallo del gobierno y
posterior fundación del partido Accion por la República (APR), organización que vendría a ocupar
el espacio vacío dejado por la Ucedé dentro del espectro de centro-derecha

Tendencia de la distribución de las preferencias electorales de 1997 materializada en las


elecciones presidenciales de 1999 -> victoria de los candidatos de La Alianza / derrota del

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peronismo (este no solo estaba desgastado, destruida su coalición de sustento, sino que había ido
a las elecciones sin apoyos externos significativos como en 1983)

HIPOTESIS DEL AUTOR: La dinámica electoral nacional (1983/1999) es explicada por el


comportamiento del polo no peronista y dentro de él por las opciones electorales de centro-
izquierda y centro-derecha -> aparición de esto como la fuente de la volatilidad del voto y los
cambios en las coaliciones electorales y como el epicentro de la crisis de representación partidaria

El peronismo todavía sobrevive en medio de la crisis

Crisis de la representación partidaria con manifestación y epicentro en las elecciones legislativas


de 2001, las cuales fueron a su vez prólogo del fin abrupto de la presidencia de De la Rúa.

Revés en las elecciones de 2001 para los partidos incluidos en La Alianza -> fidelidad del voto
peronista no afectada por el generalizado clima de protesta social que diezmó los apoyos de las
opciones partidarias de centro derecha y de los apoyos electorales de la coalición de gobierno

Desarrollo de una serie de realineamientos partidarios en 2001 -> votantes de APR en ausencia de
una alternativa partidaria donde canalizar sus preferencias se vuelcan al voto nulo y en blanco /
contribución de quienes retiraron su apoyo a La Alianza al aumento del voto negativo / desertores
del oficialismo volcados al voto de agrupaciones de izquierda ideológica y hacia una nueva
formación de centro-izquierda, Argentina por una República de Iguales (ARI) creada en nombre de
la condena moral a políticos tradicionales / voto en blanco y nulo de proporciones nunca antes
vistas (superado solo por el voto peronista)

Desarrollo de una CONCLUSIÓN y una CONJETURA de acuerdo a los resultados de las elecciones de
octubre de 2001:

 Conclusión: el repudio ciudadano no tuvo impacto igual en todos los partidos, ya que fue
comparativo menor para el PJ, el cual logró sobrevivir como fuerza política predominante
 Conjetura: transformación del desenlace electoral en la muestra del descrédito de los
partidos políticos en su conjunto -> visión impuesta y promovida por electorado de centro-
derecha y disidentes por izquierda de La Alianza (ex votantes Frepaso) -> transformación
mediante su voto en blanco y nulo de su disconformismo con la oferta partidaria en el
problema político de la crisis de representación partidaria en Argentina

El malestar con la representación partidaria como problema político

Fallas en el rendimiento de los partidos no implican en sí mismas la existencia de una crisis de


representación sino que solo crean sus condiciones de posibilidad -> necesidad para la generación
de una desafección partidaria de que se genere una brecha entre expectativas y resultados que
sea adjudicada a los políticos de los partidos -> vinculación de esto último con el vínculo
ciudadanos-partidos (el juicio de los ciudadanos sobre los partidos depende del tipo de relación
que mantienen con estos)

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Distinción adherentes y simpatizantes:

 Adherentes: pertenencia cimentada en la identificación y sentido de pertenencia –


generación de un sentimiento de lealtad que lleva a la formación de ciertas claves
interpretativas de la realidad -> funcionamiento de estas claves interpretativas como una
amortiguación del efecto del desempeño de los partidos
 Simpatizantes: vinculación por proximidad de diferencias políticas

Problema político de la crisis de representación partidaria no es el correlato previsible de un bajo


rendimiento objetivo de los partidos sino que es fruto de la existencia de una masa de ciudadanos
movilizados en torno de la fiscalización del desempeño de los dirigentes políticos y el
cumplimiento de sus promesas electorales

Ciudadanos versus clase política

Crisis de representación partidaria como expresión de la vitalidad de las expectativas democráticas


-> malestar con la representación como síntoma de cambios operados en la cultura política de
amplias franjas del electorado -> desarrollo de nuevas claves interpretativas en el marco de la
relación representantes-representados que llevan a que comportamientos antes considerados
aceptables pasen a definirse como injustos e inmorales, generando un cambio en los patrones a
partir de los cuales se juzga el comportamiento de los políticos

Disparador del cambio en el movimiento de DDHH surgido durante la última dictadura y


fortalecido durante la transición democrática cuya gravitación generó una innovación cultural ->
consolidación a partir de la crítica de este grupo a la arbitrariedad estatal de una crítica más
general a toda forma discrecional de ejercicio de los poderes públicos -> emergencia de
movimientos con demandas planteadas en términos de derechos que apelaban al recurso a la
justicia en tanto estrategia para el logro de sus objetivos

Expansión del repertorio de derechos civiles cuya trasgresión o desconocimiento servían de base
para la proliferación de movimientos de ciudadanos

Surgimiento de nuevas y más intensas preferencias que encontraban en las garantías


constitucionales su argumento de defensa

Desarrollo de experiencias llevadas a cabo con independencia de los partidos y de carácter


singular en relación con las prácticas políticas tradicionales -> creación de asociaciones cuyo eje
estaba en el fomento de la participación cívica y al control de las acciones gubernamentales

Movilización de las “minorías activas” -> politización de la agenda pública, la cual paso a estar
dominada ya no por cuestiones distributivas sino por la vigencia de la ley/ética pública

Avance de la discusión progresivamente desde los derechos civiles, hacia demandas centradas en
la modalidad de ejercicio del gobierno hasta llegar al cuestionamiento mismo de la representación
partidaria

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Consolidación de un cambio cultural -> centralidad de la rendición de cuentas / consolidación de
un electorado más informado y exigente // desarrollo de este fenómeno en paralelo con la
pérdida de los partidos de su capacidad para dar dirección a la política pública

Los huérfanos de la política de partidos

Espacios de centro-derecha y centro-izquierda como principales actores de la política de


descrédito de la clase política -> importancia de estos sectores residente en su poder de agenda e
influencia en el terreno electoral (centro izquierda con eje en las demandas de lucha contra la
corrupción y abusos de poder y centro-derecha coloca en agenda los problemas fiscales,
estabilidad monetaria, reformas de mercado y valores de la propiedad privada/libertad
económica)

Volatilidad en estas dos áreas del espectro ideológico como determinante de la performance
electoral de los dos principales partidos

Convergencia de sectores de centro-derecha y centro-izquierda en la crítica a la clase política ->


salida: firmeza moral con respecto a la partidocracia tradicional y en la reforma de sus usos-
costumbres políticas -> consolidación a partir de estas convicciones de diferentes alternativas de
estos signos políticos que aspiraban a una renovación partidaria que cerrar la brecha de
representación -> finalmente el frustrante desempeño de estos actores los hizo también
destinatarios del repudio popular

Manifestación en las elecciones de 2001 del hecho de que aquello que había de novedoso en la
cultura política del momento terminó por castigar a aquellos que lo encarnaban -> Voto de
protesta de 2001 conduce a la destrucción del segmento partidario ocupado por los sectores que
eran la principal fuente de innovación política en el país, ratificándolos así en su condición de
huérfanos de la política de partidos

Hacia la segunda transición

Culminación de la trayectoria de la democracia de partidos en dos fenómenos contradictorios:

 Generación de una masa crítica de ciudadanos y activismo cívico que tiene una actitud
exigente hacia los políticos
 Dinámica política impulsada por mayores expectativas democrática contribuye a la crisis
de representación partidaria

Desarrollo de una paradoja: aquello que la crisis tiene de positivo para la expansión de la calidad
de la democracia de partidos es también cusa de un impacto institucional negativo

Desenlace de la crisis de representación no implicó el colapso del sistema de partidos sino su


desequilibrio -> existencia de diferentes alternativas tendientes al reequilibrio del sistema de
partidos

13
Dificultades para las nuevas alternativas en el acceso al electorado por el efecto mayoritario del
sistema de partidos (este lleva a la hegemonía de un solo partido) -> imposibilidad de las iniciativas
de centro izquierda y derecha para expandirse en el territorio nacional y avanzar de las ciudades
centrales hacia la periferia

Planteo del autor de que en el mejor de los casos si los nuevos partidos ocupan en el espectro
electoral el mismo lugar que tenían sus predecesores podría alcanzarse el reequilibrio del sistema
de partidos pero no su transformación radical (pese a que los sucesos de 2001 colocaron en la
opinión publica una expectativa en relación a una mutación radical del perfil histórico de las
ofertas partidarias)

Crisis de representación partidaria lleva a hacerse la pregunta por si se puede hablar del comienzo
de una segunda transición -> primera transición llevada a cabo en 1983 en sintonía con la ola de
democratización en AL / segunda transición con origen en la situación de descrédito que se puso
en evidencia en las elecciones de octubre de 2001 -> agenda de esta transición: cuestiones
vinculadas a la reforma política y referidas a la revisión de los instrumentos de
selección/fiscalización de los representantes por los ciudadanos y reconstitución del sistema de
partidos

BONNET, A.: LA MUERTE DE LA BESTIA. LUCHA DE CLASES Y HEGEMONÍA MENEMISTA

Análisis de la anatomía de la hegemonía menemista -> su agonía se produce con el conflicto social
en escalada de fines de los 90 y su muerte definitiva tiene lugar en la insurrección de 2001 ->
Planteo por parte del autor de la necesidad de analizar la crisis de 2001 (colapso hegemonía
menemista) en relación con los rasgos característicos de esta hegemonía

Para comprender el proceso de ascenso de las luchas sociales debe estudiarse la agonía de la
hegemonía menemista, pues aquella esta se constituyó en tanto modalidad específica de
desenvolvimiento de la lucha de clases durante los 90, de allí que se pueda entender que a la
insurrección del 2001 que implica el colapso de dicha hegemonía como el momento en que la
lucha de clases desbordo esa modalidad de desenvolvimiento

Conceptos de hegemonía y lucha de clases no son incompatibles per se - > el desenvolvimiento de


la lucha de clases deviene incompatible con la vigencia de una hegemonía en determinada
coyuntura (como la argentina de finales de los 90). La hegemonía existe, pero puede quebrarse
con la lucha de clases. A su vez, la lucha de clases no es un conflicto permanente donde no pueda
establecerse una hegemonía como cristalización de las relaciones de poder.

Consideración desde el poder desde una perspectiva relacional -> el poder de la burguesía es el
proceso permanente de expropiación del poder de los trabajadores, siendo la propiedad del
capital y el detentamiento del Estado, expresiones de esta expropiación. De este modo, las

14
relaciones de poder son relaciones de expropiación capitalista permanente de creatividad
económica y política de los trabajadores, constituyendo estas últimas el poder económico/político
de la burguesía, que como se dijo se materializa en el Estado y formas fetichizadas del capital

El concepto de hegemonía remite a una determinada modalidad de ejercicio del poder político del
estado, así como se asienta sobre una determinada forma de estado y estrategia de acumulación
determinadas. Asimismo esta supone un modo determinado de existencia de la lucha de clases. La
burguesía es hegemónica no cuando logra erradicar la lucha de clase sino cuando encuadra la
misma en su proyecto hegemónico. El menemismo articuló su propia forma de hegemonía
alrededor de la convertibilidad, la cual implicaba un cambio en el modo de desenvolvimiento de la
lucha de clases y por ende una nueva hegemonía (distinta de la anterior).

Hegemonía y lucha de clases no son conceptos incompatibles sino que el primero debe pensarse a
partir del segundo y no al revés

Importancia del concepto de “modo de desenvolvimiento de la lucha de clases” -> concepto


decisivo para el análisis de la lucha de clases en su relación con las características de la hegemonía
menemista como así también para analizar el colapso de esta última en la insurrección de 2001

Existencia de un cambio entre la primera y segunda parte de la década del 90 en el modo de


desenvolvimiento de la lucha de clases -> el desenvolvimiento de la lucha de clases lleva a
momentos de ascenso de las luchas de clases lo que a su vez tienen impacto sobre las condiciones
en que se dan las mismas y los rasgos que las caracterizan -> El cambio en el desenvolvimiento de
la lucha de clases en los noventa implica la perdida de centralidad de sectores trabajadores
privados e industrializados (especialmente el proletariado industrial), y la aparición en el lugar
predominante de otros sectores expulsados de sus puestos de trabajo o en riesgo de serlo
(principalmente empleados públicos)

Durante la primera parte de la década del 90, destaca el predominio de las luchas sindicales,
fundamentalmente en la lucha contra las privatizaciones, destacándose una primera oleada de
luchas sindicales entre 1989 y 1992. No obstante lo anterior, durante esta primera mitad
comenzaron a surgir nuevas formas de lucha social protagonizada por nuevos sujetos y
caracterizadas por otros reclamos y modos de la organización, las cuales habrían de consolidarse
hacia mediados de la década, determinando un cambio en la modalidad de desenvolvimiento de la
lucha de clases en la segunda mitad de la década.

Conforme a lo anterior, comenzaba el predominio de la modalidad no-sindical de lucha, las cuales


darían cuenta de una transición de las luchas sociales desde una “matriz sindical” (primera mitad
de la década) hacia una “matriz ciudadana” (segunda mitad). No obstante lo anterior, las que
habrían de ocupar el centro de la escena no serían las manifestaciones ciudadanas sino las
modalidades no sindicales de lucha tales como marchas ciudadanas, puebladas, desocupados,
ocupaciones de tierra, piqueteros. Estas nuevas formas articulaban con la lucha sindical, con

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algunos ejemplos particulares como el Santiagazo, y algunos sectores particulares como los
empleados públicos. Sin embargo, el grueso de la lucha sindical se mantenía al margen y aislada
del este modo de desenvolvimiento novedoso de la lucha de clases.

Las nuevas luchas sociales se caracterizaban por modos insurreccionales y callejeros, y adoptaban
algunas características de la modalidad sindical. Se destaca que en los primeros tiempos estas
habrían de articularse con las modalidades sindicales más tradicionales (de las cuales eran
emergentes), lo cual habría de llevar al desarrollo de un proceso de mutua influencia y
condicionamiento, en donde al tiempo que las modalidades tradicionales de lucha sindical se
modificaban, se iba consolidando el nuevo modo de desenvolvimiento de la lucha de clases

Si bien los enemigos eran los mismos, y ello unificada su lucha, la unidad no significa dar la
unificación necesaria y de antemano de tales luchas. La reestructuración de la explotación
capitalista tenía mucho que ver con las nuevas modalidades específicas de lucha contra esa
explotación y contra la dominación. El desarrollo de nuevas modalidades de lucha se da en
paralelo a profundas transformaciones en las relaciones de explotación y dominación capitalistas,
de allí que se pueda establecer una relación entra el modo en que se daba esta reestructuración
del modelo de acumulación y las formas que adoptaban las luchas sociales en contra suya. Por
ejemplo, el ajuste fiscal y del presupuesto o provincial provocaba la emergencia de puebladas
violentas protagonizadas por empleados públicos; la privatización de empresas de gran
significación para regiones del interior de nuestro país provocaron el alzamiento o de ciudades
enteras, que dependían de las mismas para vivir (YPF).

El estado se encontraba en la contradicción de tener que realizar las reformas neoliberales y al


mismo tiempo aplicar políticas para garantizar la reproducción y supervivencia de la población,
afectada por esas mismas reformas. Así la nueva forma de lucha particular la desarrollan los
trabajadores ocupados y desocupados, pobladores, en asambleas populares y multisectoriales,
como movilizaciones en las calles y episodios espontáneos y violentos en lugar de huelgas y
negociaciones.

Por otra parte de los trabajadores insertos en los segmentos avanzados de la industria tenían una
capacidad de presión tal que podrían conservar determinados privilegios y reducir el impacto del
ajuste. El desempleo creciente, sin embargo, mantenía a raya los reclamos y la reestructuración
capitalista no se detendría.

Durante la primera mitad de los 90, se registran algunos ejemplos de luchas que dan cuenta del
cambio en el desenvolvimiento de la lucha de clases como las protestas de pequeños/medianos
productores agrarios contra las consecuencias de la reestructuración capitalista en el agro
(concentración de la tierra); las protestas de comerciantes de CAME y FEDECAMARAS; olas de
protestas contra el pago de impuestos con acciones directas contra inspectores y apagones; toma
de dependencias de la DGI y movilizaciones de jubilados en reclamo de aumentos en haberes y
pago de deudas provisionales.

1994-1998: la consolidación

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En la primera oleada de luchas sociales de la década (1989/92) se destacan las luchas sindicales
contra privatizaciones y procesos de racionalización. Como se mencionara, en los márgenes de
estas luchas empiezan a surgir las nuevas modalidades no sindicales que llevarían a que a
mediados de la década el desarrollo de las luchas sociales se bifurque. En este sentido, se registra
una dinámica de luchas sindicales con culminación en las huelgas generales de la segunda mitad
de 1996 y por otra parte tiene lugar una dinámica de luchas no sindicales que estaban
comenzando a profundizarse con los primeros cortes de rutas y puebladas. Existe un desfasaje
cronológico entre ambas modalidades (las dos tienen su auge en diferentes momentos), lo cual no
impide que las mismas puedan ser consideradas como parte de una misma dinámica de conflictos.

Luego de pasada la mitad de la década, las modalidades no sindicales ocupan el centro de la


escena consolidándose en rasgo característico del nuevo modo de desenvolvimiento de la lucha de
clases. En este sentido, el Santiagazo es considerado un punto de inflexión. La centralidad
alcanzada por esta nueva modalidad coincide con el momento de consolidación de la hegemonía
menemista, en 1995.

Hacia 1994 hay algunos intentos de articular las dos modalidades de lucha, con pequeños logros
como la marcha federal. No obstante esto rige un divorcio entre las modalidades sindicales y las
nuevas, cuyos motivos responden a las características que toma la estructura del sindicalismo.

La cgt se había dividido y una fracción apoyaba la reestructuración neoliberal, en parte por su
participación en las ganancias de las privatizaciones (los líderes de algunos sindicatos se habían
transformado en una nueva clase empresaria). Por esta razón, un sector mayoritario permaneció
al margen de las luchas provinciales (los intereses coincidentes de ciertos capitalistas con los que
impulsaban la reestructuración capitalistas les impedían a estos articular la resistencia contra este
proceso lesivo para los trabajadores). Incluso los sectores que se habían dividido por izquierda no
estaban en condiciones de articular la lucha social (CTA, MTA). El apoyo del MTA al PJ, a pesar del
distanciamiento sindical, y la inconsecuencia política de la CTA (que apoyó el proyecto de la
Alianza, aunque sin perder toda su independencia política; al tiempo que también resultó
desbordada por la magnitud de la movilización), se constituyeron en obstáculos que les impidieron
ponerse al frente de la lucha.

Hacia 1997 habría de registrarse una novedad vinculada al hecho de que comenzaban a realizarse
cortes de ruta en el cinturón industrial que rodea la ciudad de Buenos Aires, los cuales planteaban
una situación de ruptura por dos motivos. En primer lugar, emergían de una realidad social
diferente de las coyunturas provinciales y por otra parte, adoptaban una modalidad diferencial de
los cortes de rutas en el interior las cuales eran acompañadas por puebladas comunitarias.
Simultáneamente, estos cortes emergían de la situación de desempleo masivo en el conurbano al
tiempo que eran llevados por desocupados que contaban con experiencias organizativas previas
(propias organizaciones de desocupados; acciones de reclamo encaradas en forma conjunta y con
eje en la comunidad)

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Es importante destacar que estos cortes del conurbano también habrían de tener un impacto
político distinto: serían acciones menos radicalizadas que las del interior, pero que al mismo
tiempo sitiarían la ciudad sede del gobierno nacional, lo cual impediría el aislamiento y posterior
represión de estas protestas, cosa que la policía hacía en las provincias. Los cortes en el conurbano
bonaerense serían escasos durante 1997 y 1998, multiplicándose vertiginosamente desde 1999.

1999-2001: la insurrección de diciembre

Insurrección de diciembre de 2001: derrumbe de la convertibilidad y de la hegemonía menemista


articulada en torno a la misma: “El ascenso de masas que condujo la insurrección, el derrumbe de
la convertibilidad y el fin de la hegemonía menemista se puede analizar únicamente a la luz de los
cambios registrados en el modo de desenvolvimiento de la lucha de clases durante toda la
década”

Ascenso de las luchas sociales que desembocó en la insurrección de diciembre, dividida en


diferentes etapas:

1. Mediados 1999 – septiembre del mismo año: intensificación del deterioro del consenso
que rodeo a la administración de Menem / política económica en piloto automático a raíz de la
renuncia de Cavallo / intensificación de las luchas sociales, las cuales contribuirían no solo a la
profundización del deterioro del consenso forjado alrededor de Menem sino también a la derrota
del PJ en las presidenciales de octubre de 1999

2. Septiembre 1999 – mayo 2000: descenso de las luchas sociales con el triunfo de la
Alianza en el año 1999 que puso en suspenso momentáneo y en una tregua coyuntural a las luchas
sociales. Esto habría de durar poco, producto de los nuevos paquetes de ajuste y política
económica del nuevo gobierno. La resistencia al ajuste radicalizaría las luchas sociales, con un
encuentro entre las luchas sindicales y piqueteras. El apoyo monolítico de la gran burguesía a la
convertibilidad mostró fisuras importantes en bloque en el poder se desarticuló.

3. Mediados de 2000 (intensificado a partir de octubre) – insurrección de diciembre:


profundización de la depresión económica y de las luchas sociales que llevarían a la caída de la
convertibilidad, la administración aliancista y la hegemonía menemista que administraba

División de la tercera etapa en diferentes momentos en función del flujo y reflujo de las luchas
sociales:

a. Mayo de 2000 a marzo de 2001: profundización irreversible de la crisis económica y


deterioro del consenso fugaz que acompañó en sus inicios a la administración de De la Rúa.
Desarrollo de tres paros generales en contra del gobierno. Aparición de los desocupados al frente
de las luchas a partir de un avance decisivo, la primera serie de cortes de los accesos a CABA
situados a lo largo del conurbano durante una semana

Hacia fines de 2000 ya era visible la culminación de la depresión económica (default deuda externa
y crack del sistema financiero) y de la deslegitimación política de la administración de La Alianza y

18
su coalición de gobierno. Creciente debilidad del gobierno a raíz del deterioro de las relaciones con
el peronismo (principal apoyo parlamentario).

En este contexto propio de la coyuntura 1999/2000 se desarrollaron conflictos abiertos entre los
distintos alineamientos de las fracciones de la burguesía, los cuales eran inseparables de la lucha
de clases, y versaban sobre cómo dar solución a los problemas vinculados a la convertibilidad y en
última instancia cual era la mejor alternativa para salir de la crisis (devaluar o dolarizar)

La gran burguesía vinculada a la industria exportadora y la construcción promovía la devaluación


de la moneda nacional. Los sectores vinculados a la finanzas y las privatizaciones, hipermercados y
transnacionales luchaban por la dolarización. La interrupción del financiamiento externo y la
incapacidad para el pago de la deuda manifestaban el fracaso de la inserción del capitalismo
argentino en el proceso neoliberal.

Hacia fines de 2000, el Estado ingresaría en situación de virtual default de la deuda externa, lo cual
además de despertar la alarma en los organismos internacionales por la posibilidad de una crisis
financiera global con epicentro en el país, llevaría a negociación de un blindaje con el FMI, el cual
era fiel reflejo tanto de la situación de crisis inminente como así también del fracaso final de la
inserción del capitalismo argentino en el mercado mundial en condiciones de peso convertible

Conforme avanzaban los diferentes proyectos de ajuste, se irían profundizando las oleadas de
luchas sociales que impugnaban las medidas gubernamentales.

b. Fines de marzo y mediados de mayo 2001: breve reflujo de luchas sociales signado por
la reasunción de Cavallo como ministro de economía, lo cual constituyó el último intento de
salvaguardar la gobernabilidad mediante la reorganización e la coalición de gobierno que se
desintegraba. Retroceso de las luchas sociales de este período pone de manifiesto que la
hegemonía constituida alrededor de la convertibilidad no se había desintegrado completamente.
Cavallo llevaría adelante un conjunto de medidas que juntas conformaban un plan heterodoxo de
recuperación económica (“planes de competitividad”; “ampliación de la convertibilidad”;
reestructuración de la deuda vía el “megacanje”; ley de déficit cero)

c. Mediados de mayo y fines de agosto de 2001: nuevo auge de las luchas sociales a raíz de
los ajustes cada vez más virulento implementados por Cavallo en su intento por alcanzar el
equilibrio fiscal primario. El impulso decisivo de las nuevas oleadas de lucha provendría del
movimiento piquetero, en el marco de paros de las centrales de trabajadores.

d. Fines de agosto – comienzos de diciembre de 2001: descenso de la conflictividad


sumamente exacerbada y sin precedentes que se había registrado entre julio y agosto -> situación
explicada no solo por la tregua que generalmente se asocia a la coyuntura electoral sino
fundamentalmente al hecho de que la propia resistencia social se expresó en las mismas
elecciones la manera de una negativa generalizada a votar y un aumento de los votos obtenidos
por partidos de izquierda. La crisis de los partidos, se reflejaría en las elecciones, las cuales habían
pasado en la conciencia popular de ser un medio para escoger a nuevos representantes que

19
modificaran el curso político a ser una ocasión más para la manifestación del descontento. En este
sentido, el resultado de las parlamentarias de octubre de 2001 constituye el preludio del “que se
vayan todos” de diciembre. Estas elecciones, al mismo tiempo, mostraron el repudio popular a los
planes de ajuste.

e. Último momento: comienzos de diciembre – insurrección del 19 y 20 de ese mes: El


mantenimiento de la convertibilidad vía ajustes deflacionarios estaba fracasando lo cual se
evidenciaba en la profundidad/extensión de la depresión, la cual no tenía precedentes. Con los
indicadores económicos por el piso y la lucha social por las nubes la situación se hizo insostenible.
El ajuste de incluso llegó al congelamiento de los depósitos bancarios, el denominado corralito,
que movilizó a los sectores medios la desocupación, la pobreza y el hambre provocaron los
primeros saqueos en las grandes ciudades. La respuesta oficial decretando el estado de sitio
terminó por encender la pradera, la represión policial que causó decenas de muertos provocó más
bronca.

Hegemonía de insurrección: conclusión

En la insurrección confluyeron diversos sujetos sociales, como los trabajadores despedidos de las
empresas privatizadas y del achicamiento del estado, el movimiento piquetero, con sus cortes de
rutas y movilizaciones callejeras. El resto de los sectores adoptaron sus modalidades de lucha.
También los empleados públicos protagonizaron luchas decisivas por el ajuste salarial, las
condiciones laborales y los despidos. A los trabajadores privados fueron afectados de manera
indirecta por la precarización laboral y las condiciones de trabajo, pero por culpa de la burocracia
sindical no estarían en la vanguardia de la lucha. Las direcciones sindicales amenazaban con
movilizar para presionar una negociación con el gobierno y los empresarios, no para protagonizar
una rebelión.

Esto último introduce una de las debilidades clave de la lucha social durante esta década: si bien
los trabajadores privados participaron y los empleados públicos y desocupados protagonizaron la
rebelión, la clase trabajadora como tal (con sus sectores mayoritarios y de peso al frente) no fue la
protagonista.

Los sectores medios desempeñaron un papel decisivo, productor de la depresión económica y el


ajuste salarial, y fundamentalmente con el congelamiento de los depósitos bancarios. Su
participación privó de la base de apoyo del gobierno de la alianza y funcionó como una
legitimación social e ideológica la lucha, que impidió la represión oficial.

Estos sectores sociales confluyeron en la insurrección. Los saqueos se dieron en el marco de


planes de lucha de trabajadores desocupados y empleados públicos, desafiando la propiedad
privada de manera radical, sin caer en el vandalismo o la conspiración, sino como una violencia
política colectiva de vanguardia y legítima. La violencia se ejerció contra los símbolos materiales
del poder: bancos, empresas, multinacionales, el estado.

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Los cacerolazos fueron la modalidad preferida de los sectores medios. Finalmente la demanda
política terminó por imponerse: que se vayan todos.

El proceso que culmina en 2001 es una insurrección popular, distinta a la del Cordobazo, pero
insurreccional al fin. Asimismo, a pesar de los años posteriores y la continuidad política y
económica del régimen, el argentinazo fue una insurrección que derrocó por primera vez a un
gobierno democrático por medio de la lucha de masas.

El éxito de la insurrección desarticuló al menemismo y suprimió la convertibilidad, pero sin


embargo no impidió que las políticas implementadas con posterioridad fueran menos neoliberales
o que hayan modificado la naturaleza de clase del régimen de dominación y de los gobiernos
posteriores. Tampoco resultó de que esa experiencia una reversión completa de la relación de
fuerza con la gran burguesía, y tampoco implicaron un mejoramiento de las condiciones
inmediatas de vida de los trabajadores.

Entonces ¿porque la insurrección fue exitosa? Aun cuando la lucha de clase conduzca a una
revolución en las relaciones sociales hay costo que inevitablemente pagan los trabajadores. El
éxito del proceso de lucha fue el fin de la Hegemonía menemista. Esto implicó por sí misma una
modificación en las relaciones de fuerza en beneficio de los trabajadores. Aunque no cambiaron
sustancialmente las características del régimen de dominación la ausencia de una Hegemonía
posterior a la menemista es consecuencia de la insurrección de diciembre. Con esto queremos
decir que las reglas del juego de la lucha de clases luego de la insurrección fueron constantemente
desbordadas por la lucha de clases.

Con la insurrección estallaron las reglas del juego, la Hegemonía reaccionaria, el modo de
desenvolvimiento de la lucha de clases durante la década. Este fue el mayor éxito de insurrección,
lograr un nuevo modo de desenvolvimiento de la lucha de clases: un modo no hegemónico,
porque la potencia de la insurrección de diciembre continúa operando en la política Argentina. Sin
embargo, es un modo de desenvolvimiento o de la lucha de clases donde las reglas continúan
siendo impuestas por la gran burguesía. Ninguno de los sujetos sociales protagonistas de la
insurrección pudo proponer una estrategia política que permitiera retomar el control político y
económico del país, en manos de la gran burguesía. La consigna de que se vayan todos es una
síntesis de la potencia de la insurrección y alavés de sus limitaciones. Este desfasaje entre la
insurrección y la revolución es el desafío actual de los sectores populares.

NEMIÑA , P.: DEL BLINDAJE AL DEFAULT – LAS NEGOCIACIONES ENTRE EL FONDO Y LA


ARGENTINA DURANTE LA GESTIÓN DE DE LA RÚA (2000/01)

El autor identifica dos períodos en las negociaciones entre el Fondo y el Gobierno de la Alianza (el
primero de bajo nivel de conflictividad y el segundo registra un alto nivel)

21
El primero va desde la asunción de De la Rúa hasta la aprobación del “blindaje” (finales del año
2000), donde las negociaciones tuvieron un bajo nivel de conflicto, reflejado en acuerdos
alcanzados rápidamente. Esto se debió, en parte, a la coincidencia de intereses en el programa
económico (políticas pro-mercado) y la afinidad ideológica entre los funcionarias de ambos
equipos.

Ambas partes desplegaron estrategias cooperativas en este período (más pronunciadamente el


Gobierno, que otorgo muchas concesiones). El estilo de ambos negociadores fue flexible. El
acuerdo con el Fondo era considerado por el Gobierno como un sello de aprobación que
aumentaba las posibilidades de que la política económica ortodoxa lograra revertir el ciclo
recesivo, que llevaba casi dos años. La alta disposición a implementar los compromisos (tanto
cuantitativos, como la reducción del déficit fiscal y estructurales, como la reforma de la seguridad
social) asumidos por parte del Gobierno, aún a costa de incrementar la conflictividad doméstica
(con los sindicatos y los partidos políticos, sobre todo el PJ), contribuyó a que la negociación
tuviera un baja conflictividad.

El “blindaje” se produce por el aumento en las dificultades para hacer frente al pago de los
servicios de la deuda (déficit fiscal, deterioro de condiciones financieras, etc.).

El segundo período, que se extiende a través de todo el 2001, las negociaciones fueron
aumentando la conflictividad a medida que el Fondo implementaba progresivamente una
estrategia confrontativa y menos flexible (tácticas de demoras en aprobar el crédito o
arrinconamientos, ante los no cumplimientos del Gobierno Argentino o bien para presionar por la
implementación de medidas por ellos demandados) y sus créditos cobraron un papel decisivo para
la continuidad del régimen convertible. La insistencia del gobierno en mantener el régimen de
Convertibilidad sumado al endurecimiento de la política financiera internacional de los EE.UU y de
la política de condicionalidades del FMI, debilitó la posición negociadora del Gobierno y reforzó la
del Fondo.

A medida que se deterioraban las variables económicas en Argentina, las exigencias del Fondo
cambiaron, esto en un doble sentido: primero, la reducción del déficit pasó a ser el tema central,
disminuyendo la importancia de las reformas estructurales en la agenda de negociaciones (más
solicitada en el primer período). En segundo lugar, se reclamaba la implementación efectiva de las
medidas en lugar su simple declamación. Entonces el fortalecimiento de su posición (frente a la ya
mencionada debilidad del gobierno) y la mayor inflexibilidad de su estilo negociador permiten
comprender ese giro en el FMI. A pesar de que el Gobierno mantuvo una estrategia cooperativa, el
menor margen de acción resultante de la confrontatividad del FMI, la mayor conflictividad
doméstica y el progresivo deterioro de las condiciones económicas contribuyeron a que los
esfuerzos por implementar las exigentes condiciones del Fondo fueran en vano. Así, al llegar al
final del 2001 de la casi nula tolerancia del Fondo a aceptar incumplimientos y a otorgar
concesiones determinó la suspensión del acuerdo (a un año de otorgar el “blindaje”, un paquete
de financiamiento extraordinario) y la caída de la convertibilidad.

22
1. La suscripción del nuevo acuerdo Stand-by

1.1 La llegada de De la Rúa y la coincidencia con el Fondo en la reducción del déficit

Escenario político complejo y dificultoso en el plano doméstico, para la Alianza: sin quórum propio
ni en Senadores ni Diputados, y 14 de las 24 provincias gobernada por opositores – entre ellas Bs
As, Santa Fe y Córdoba- .

De la Rúa planteó dos ideas centrales: reestablecer el crecimiento económico dentro del
mantenimiento del Régimen de Convertibilidad y la promesa de una gestión transparente (en
línea con el reclamo que desde amplios sectores se hacían ante los hechos de corrupción del
gobierno de Menem). Así como primera medida buscó suscribir un acuerdo con el FMI, para
generar confianza en los mercados. El Gobierno quería revertir la pérdida de competitividad del
peso a través de la deflación y reformas estructurales orientadas a disminuir los costos de
producción y el déficit fiscal, en especial una nueva flexibilización laboral y reforma del sistema de
seguridad social.

Sectores financieros internacionales y locales compartían el diagnostico de reducir los gastos


primarios para asegurarse el cobro de sus acreencias (esto resultaba central ya que el reducir el
desequilibrio fiscal aparecía como condición necesaria para reforzar la sostenibilidad de la
convertibilidad).

Durante 1999, la administración Menem promulga la Ley de Responsabilidad Fiscal (será un


parámetro para el FMI, para sus exigencias), la cual buscaba aumentar la confianza de los
inversores, estableciendo un compromiso de reducción gradual del déficit discal a partir del año
2000 hasta llegar al equilibrio fiscal en 2003. Esta ley, limitaba el crecimiento del gasto primario al
crecimiento del PBI, con la posibilidad de mantener el gasto primario nominal constante en caso
del que el crecimiento fuera negativo. Esta medida tuvo una importancia decisiva durante las
negociaciones con el FMI, dado que este último la utilizó como instrumento para reforzar y
legitimar en el plano doméstico sus pedidos de ajuste.

1.2 Las negociaciones en torno a la suscripción del acuerdo Stand-By (SBA)

El Fondo coincidía con el Gobierno en la preferencia por la vía ortodoxa del ajuste para
reestablecer el crecimiento y en la conveniencia de mantener la convertibilidad con tipo de
cambio fijo. Por lo tanto, hubo un bajo nivel de conflicto. Se debió en parte, al interés de las
principales potencias y los sectores financieros en la continuidad del apoyo del Fondo a la
Argentina

Las exigencias del Fondo giraron en torno a la reducción del déficit fiscal y la profundización de las
reformas estructurales; en especial reducción del déficit en las provincias y en la aprobación de
una nueva flexibilización laboral que incluyera las medidas no aprobadas en la gestión Menem.

23
Estrategia cooperativa del Gobierno (fuerte compromiso a las exigencias a punto tal que recibirían
a la misión del fondo con varios de los compromisos asumidos cumplidos): sanción del
presupuesto 2000 que incluía un ajuste en línea con la ley de responsabilidad fiscal; “impuestazo”
(regresivo, IVA y Ganancias), Ley “Compromiso Federal” para comprometer a las provincias con
reducir el déficit en línea con lo hecho por nación (con la ley de compromiso federal, la Nación
ofrecía a las provincias refinanciar sus deudas a una tasa menor a cambio de que establecieran
compromisos de reducción de su déficit similares al que la ley de responsabilidad fiscal
determinaba a nivel nacional; asimismo se establecía un monto fijo que la nación debía girar a las
provincias en concepto de coparticipación impositiva)

Acuerdo SBA: la negociación sobre este acuerdo giro sobre tres temas:

 LÍNEA DE CRÉDITO: si debía mantenerse el acuerdo SAF (préstamos a largo plazo) vigente
o bien suscribirse uno nuevo. Pese a la voluntad del gobierno por mantenerse dentro de lo
ya establecido, ante las dificultades para justificar el apartamiento de las metas provistas
por el acuerdo en curso, se decidió avanzar en un nuevo acuerdo SBA de un monto una
vez y media mayor al anterior acuerdo. Esto obedeció al pedido de EE.UU (sectores
neoconservadores – Bush hijo), que el FMI otorgará créditos a corto plazo y dejara el
financiamiento a largo plazo para el Banco Mundial y bancos de desarrollo regionales
(para no fomentar la irresponsabilidad).

 CONDICIONALIDADES CUANTITATIVAS – REDUCCIÓN DEL DÉFICIT FISCAL: El Gobierno


mostraba un amplio compromiso con este punto, esperando reducir el déficit vía el
aumento de la recaudación (creación del Fuero Penal Tributario, “impuestazo” y otras) y la
disminución del gasto primario. El Fondo exigió una serie de medidas para que el Gobierno
presionara a las provincias a reducir el déficit (la Nación no tiene injerencia práctica en el
presupuesto de las provincias y en su capacidad de emitir deuda – régimen federal, por
ende tampoco podía definir sobre sus asuntos fiscales). Las medidas exigidas por el fondo
a la nación para presionar a las provincias a reducir su déficit eran: compromiso en el
acuerdo SBA para que la Nación promoviera a nivel provincial leyes similares a la de
responsabilidad fiscal / Nación limitara el endeudamiento externo de las provincias que no
demostraran compromiso con la reducción de su déficit / mantener la meta de déficit
consolidado que incluía a la Nación y provincias, lo cual implicaba que si las provincias
excedían sus gastos, la nación debería profundizar su ajuste para evitar el incumplimiento
ante el Fondo.
El gobierno acepta las primera dos y no el tercero, proponiendo alternativamente
incentivar el ajuste en las provincias a cambio del refinanciamiento de sus deudas. El
fondo acepta la propuesta y se introduce en el acuerdo el compromiso del gobierno de
monitorear las finanzas provinciales y de promover la aprobación de leyes de
responsabilidad fiscal a nivel provincial, al tiempo que el gobierno se comprometía a
enviar al congreso una reforma de la ley de coparticipación

El fondo aceptó la meta del déficit consolidado y separarla en dos, una relativa a Nación
(de ejecución) y una relativa a las provincias (indicativa ante la imposibilidad de establecer
obligaciones sobre las provincias en el acuerdo con el FMI). Paralelamente, se reemplazó
la meta de endeudamiento de la nación vigente en el SAF anterior por otra de ejecución

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que establecía un límite al endeudamiento consolidado, con el cual se buscaba
indirectamente imponer el ajuste en las provincias.

 CONDICIONALIDADES ESTRUCTURALES: La profundización de las reformas estructurales,


pendientes de la gestión menemista. En especial: a) la modificación de la Carta Orgánica
del BCRA y la ley de entidades financieras; b) transformación del BNA en una sociedad
anónima del Estado; c) reforma del régimen de seguridad social (reducción de la
Prestación Básica Universal y aumento de la edad jubilatoria de las mujeres de 65 años); d)
aprobación de una nueva reforma de flexibilización laboral (incluía la extensión del
período de prueba de seis meses, la derogación de la cláusula de ultra-actividad, reducción
de aportes patronales, la descentralización de las negociaciones laborales y la introducción
de la libre competencia entre las obras sociales y las empresas de medicina prepaga).
Estas medidas contaban eran apoyadas por grandes grupos económicos, acreedores y
bancos. Pese a la disposición del gobierno de aceptar todas las reformas estructurales
exigidas; c) y d) generaron mayor conflicto doméstico. Resistencia de los movimientos
sociales, la CGT (por las obras sociales), CTA, el PJ y el Frepaso. Para evitar el estallido de
conflictos en torno al tema, el Fondo acepto que las exigencias en torno a c) y d) se
transformaran en un compromiso
El tema más conflictivo en torno a la negociación fue la sanción de una nueva reforma
laboral. Fondo y Gobierno compartían diagnostico que la flexibilización generaría una
reducción de costos, ganar competitividad y reducir el desempleo. Fuerte resistencia de
los sindicatos y apoyo de grandes empresas. De la Rúa transo con la parte moderada de la
CGT, encabezada por Daer, y consiguió su apoyo a la reforma. Así logro media sanción en
Diputados.

La combinación de un estilo de negociación flexible y cierto debilitamiento en la posición


negociadora del gobierno, explican la implementación por parte del mismo de una estrategia
ampliamente cooperativa (cumpliendo casi todas las exigencias del Fondo). La implementación de
una estrategia cooperativa por parte de ambos negociadores (aunque más pronunciada en el caso
del gobierno) determinó que se configurara una negociación de bajo nivel de conflictividad. Tres
factores explican la postura conciliadora del FMI: coincidencias ambos negociadores respecto de
los temas centrales bajo discusión; interés de las principales potencias y sectores financieros de la
continuidad del apoyo del fondo a la Argentina; flexibilidad en el estilo de negociación del
organismo.

El debilitamiento de la posición negociadora del gobierno se debió a una mayor oposición en el


plano doméstico (poder de veto del PJ) y al progresivo deterioro de las condiciones económicos
externas e internas.

Negociación con el Fondo implicó para el gobierno costos, ya que la confrontación que el gobierno
evitó en el plano internacional con el FMI se trasladó al nivel doméstico, lo cual se visualiza en la
conflictividad vigente con los sindicatos y la oposición política respecto de la flexibilización laboral,
y con los gobernadores (la mayoría PJ) en relación al ajuste provincial.

2. Las negociaciones por la primera revisión: pura cooperación

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Por las medidas de ajuste aumenta el desempleo, cae la demanda agregada y la inversión. Encima
aumento de la tasa de interés de EE.UU (aumenta la deuda argentina)

Coincidencia en los objetivos junto al muy buen desempeño en cuanto al cumplimiento de las
exigencias, explica que la primera revisión del acuerdo tuviera muy bajo nivel de conflicto
internacional. Esto iba de la mano del mantenimiento por parte del gobierno de su estrategia
cooperativa de alta disposición a implementar los compromisos asumidos.

Con respecto a las condiciones cuantitativas, el gobierno aplicó un riguroso ajuste fiscal que le
permitió cumplir con todas las metas, excepto la de la reducción del déficit provincial. Respecto de
las condiciones estructurales, se cumplieron todas las metas (envíos de proyectos de ley), a
excepción de la reforma del régimen de coparticipación. El gobierno aprobaría la ley de
flexibilización laboral (EL punto de conflicto) por medio del otorgamiento de concesiones
(sobornos y otras regalías).

El fondo mostró su cooperación al no plantear ninguna objeción sobre el incumplimiento de la


meta de déficit provincial ni del envío al Congreso del proyecto de reforma de la coparticipación.

Para demostrar su cooperación el Gobierno realizó un nuevo ajuste fiscal extraordinario antes de
la llegada de la misión del fondo el cual implicaba el recorte de algunas jubilaciones de privilegio y
sueldos públicos. Esto generó un paro general a Plaza de Mayo (40 mil personas), adhesión de las
dos CGT y la CTA, entidades patronales (la CGE y la Fedecámaras), JP bonaerense y otros. Pérdida
continúa de la legitimidad del Gobierno.

Pese a los recortes adicionales, el gobierno no tenía manera de cumplir la meta de reducción del
déficit. Desde el gobierno, señalaba que el problema no era el gasto sino una recaudación menor a
la esperada, lo cual reflejaba el impacto recesivo de cada nuevo ajuste fiscal. En virtud de esto, El
Fondo permitió un déficit mayor al estipulado en el acuerdo (muestra de cooperación y
flexibilidad), pero mantuvo sin cambios el tope acumulado de gasto primario, lo cual restringió la
posibilidad de hacer política contracíclica mediante el aumento del gasto público.

En relación al ajuste en las provincias, el gobierno avanzó con el ofrecimiento de asistencia para
renegociar sus deudas, ofreciendo convenios que extendiendo plazos y reduciendo tasas de
interés buscaban instar a las provincias a que se comprometieran a disminuir su déficit en línea
con la ley de responsabilidad fiscal. El gobierno suscribe un acuerdo de equilibrio fiscal con algunas
provincias, menos con Buenos Aires, lo cual llevaría al fracaso del mismo, en tanto esta provincia
representaba el 56% del déficit total.

Se aprueba la primera revisión, sin nuevas condicionalidades del Fondo, manteniéndose las
vigentes. Al advertirse que el 20% del gasto público estaba comprometido en el pago de la deuda,
se ponía de manifiesto que de no producirse un viraje en las condiciones externas, al Gobierno se
le dificultaría mantener la convertibilidad, pagos de deuda y cierto nivel de gobernabilidad.

3. Las negociaciones por la segunda revisión: el otorgamiento del “blindaje”

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Hacia finales del 2001 la economía estaba afectada por una fuerte inestabilidad financiera,
acompañada de problemas políticos, como la renuncia del Vice Chacho Álvarez (por los sobornos
en el Senado). En paralelo, tenía lugar la recomposición del gabinete y de la Alianza gobernante,
caracterizada por un distanciamiento del Frepaso y fracciones más progresistas de la UCR, y un
aumento de la participación de los sectores más conservadores de ese partido en el Ejecutivo. La
fragilidad de las variables económicas contribuyo a que la crisis política se tradujera en una crisis
financiera que amenazaba con llevar a la cesación de pagos. En este sentido, la tasa de riesgo país
se ubicó por encima del promedio general, los bancos locales exigieron al Gobierno intereses del
16% anual para renovar vencimiento por un año y, por primera vez desde el inicio de la recesión,
se produjo una caída de los depósitos privados/reservas internacionales que evidenció las dudas
de los agentes privados sobre la capacidad del Gobierno de sostener la convertibilidad.

La suba del riesgo país expresaba el estancamiento estructural en el que estaba sumida la
economía y la incapacidad de la política de ajuste para resolverlo. Esto se comprende por dos
motivos: primero, cada nuevo ajuste conllevaba a una caída de los ingresos públicos por reducción
de la actividad económica; segundo, el déficit provincial sólo representaba una parte menor del
déficit total del sector público consolidado. El aumento del déficit fiscal se explicaba
principalmente por el servicio de la deuda pública y por la ampliación de la brecha del sistema de
seguridad social, producto de la privatización del régimen previsional de mediados de los noventa.

A fin de fortalecer la posición externa e infundir un shock confianza, el Gobierno acordó con el FMI
el otorgamiento de un paquete de financiamiento extraordinario (“el blindaje”), con participación
de entidades oficiales y privadas. Incluyó una duplicación del crédito disponible con el FMI,
acuerdos con el Banco Mundial y el BID, y un préstamo de España (en total 20.000 millones de
dólares). Significo el primer desembolso realizado por el organismo hacia nuestro país en poco
más de tres años.

El otorgamiento del “blindaje” expresó el apoyo del FMI a la gestión económica del Gobierno, y la
expectativa de que existían probabilidades de revertir la recesión en el marco de la convertibilidad
(esto daba cuenta de la negativa del fondo a promover una devaluación controlada como
alternativa para mejorar la competitividad del tipo de cambio)

A cambio del financiamiento y en vistas a fortalecer su posición externa y ganar confianza, el


Gobierno mantuvo y reforzó su estrategia cooperativa con el Fondo, con la consiguiente
profundización de los conflictos en el plano doméstico.

El FMI fue cooperativo en la segunda etapa de la negociación por la primera revisión pero
confrontativo en la primera etapa de la negociación por la segunda revisión (menos tolerante a los
incumplimientos del Gobierno). Esto determinó que la negociación relativa a los nuevos
compromisos tuviera un mayor nivel de conflicto.

El Gobierno mostró un desempeño muy pobre en lo tocante al cumplimiento de las


condicionalidades establecidas (con respecto al déficit, la reforma del sistema de seguridad social

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fue suspendida por la Justicia). Es resultado no era producto de la falta de voluntad sino de las
restricciones económicas y políticas que enfrentaba para lograrlos (debilidad política del Gobierno
y la resistencia del PJ a las reformas estructurales pro-mercado).

Ante este panorama, la continuidad del acuerdo descansa en la cooperación desplegada por el
Fondo en la etapa de revisión (mayor tolerancia con metas incumplidas/trasformación de muchas
metas cuantitativas en indicativas). Esta actitud del Fondo se comprende por el apoyo de las
potencias centrales y del propio organismo al otorgamiento de un paquete de financiamiento a la
Argentina para evitar la cesación de pagos. Pero exigencia del Fondo se manifestó en relación a los
nuevos compromisos (que se corroboran en la 3era revisión), demostrando su menor disposición a
otorgar concesiones y anticipando las mayores confrontaciones que se desarrollarían en el futuro.

La negociación giro en torno a tres temas:

 SANCIÓN DEL PACTO FISCAL ENTRE NACION Y PROVINCIAS: esto implicaba la extensión de
la ley de responsabilidad fiscal a todas las provincias (compromiso de equilibrio
presupuestario para 2005 y congelamiento del gasto público). Las provincias mostraron
una posición fragmentada según su estado financiero y poder político. Sin embargo, la
mayoría tenía incentivos para otorgar concesiones dado que el “blindaje” disminuiría la
tasa de interés que pagaban por el endeudamiento. Con la presión del Fondo, todas las
provincias, a excepción de Santa Cruz, suscribieron el pacto fiscal.

 APROBACIÓN DEL PRESUPUESTO 2001: alcanzar el equilibrio presupuestario para 2005,


con un ajuste en el gasto primario. El debate de la ley en Senadores y diputados habría de
llevar a que se introdujeran ciertas modificaciones en el proyecto que generarían el
descontento del Fondo (El gobierno termina aprobando la ley con los puntos que exigía el
FMI)

 IMPLEMENTACION REFORMA SEGURIDAD SOCIAL: a excepción del bloque de la UCR, el


proyecto era rechazado por todo el arco político. Este incluía: a) la obligación de que los
nuevos aportantes sean derivados a las AFJP, con el fin de eliminar progresivamente el
régimen de reparto, b) el incentivo económico para que las mujeres se jubilen a los 65
años y c) el reemplazo de la PBU por una prestación menor. Es interesante señalar que se
trataba de una reforma que otorgaba grandes beneficios a los bancos (propietarios de la
mayoría de las AFJP). El FMI presionaba para que salga el proyecto. Finalmente, ante el
fracaso de la discusión parlamentaria, el Gobierno promulgó por decreto el proyecto
original. Esto último se realizaría en conjunto con otros ajustes en el área de la seguridad
social (asignaciones familiares, reestructurar ANSES y el PAMI, más la desregulación de las
obras sociales que golpeaba a los sindicatos). Luego la Justicia suspendió los decretos de
reforma de la seguridad social y de desregulación de las obras sociales atendiendo un
reclamo de inconstitucionalidad interpuesto por la CGT.

En esta última instancia se vio una estrategia confrontativa del Fondo para que salgan los
cumplimientos: demora de su llegada para presionar por la salida del pacto fiscal; demora de su
regreso para monitorear la aprobación del Presupuesto 2001; demora de su visto bueno a la
promulgación de la reforma de la seguridad social.

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La aprobación del “blindaje” por parte del Directorio del FMI, fue anunciada con optimismo por el
gobierno como la posibilidad de impulsar un nuevo ciclo de crecimiento económico (esto se vería
contrastado por el deterioro de la situación económica). Se destaca que el blindaje, permitió a los
grandes actores económicos locales fugar del país más de 12.000 millones de dólares durante el
primer trimestre de 2001, y de ese modo, ponerse a resguardo de una posible devaluación.

4. Las negociaciones por la tercera revisión: más indicios de endurecimiento en el FMI

Continúa la recesión, una nueva caída de los depósitos y las reservas. Renuncia Machinea, asume
López Murphy. Con el fin de garantizar los pagos de deuda, el nuevo ministro impulsó un drástico
ajuste que incluía recortes a universidades, educación y asignaciones familiares. La oposición del
sector productivo, los sindicatos y toda la oposición política llevaron a su renuncia a los 15 días.

De La Rúa convocó a Cavallo, quien contó con el apoyo de prácticamente todos los sectores
dominantes y los sectores medios. Sus primeras medidas fueron catalogadas como
neokeynesianas en tanto buscaban el crecimiento económico vía políticas fiscales/monetarias
contracíclicas. Esto demostraba una respuesta pragmática para posibilitar un mínimo de actividad
económica manteniendo la convertibilidad. La creciente expectativa de una cesación de pagos
obstaculizo la colocación de bonos en el mercado internacional de capitales, lo cual obligó al
Gobierno a endeudarse en el sector financiero local. En el marco de la acelerada fuga de capitales,
el reemplazo de los dólares físicos por “promesas de dólares” en forma de títulos públicos como
respaldo de la base monetaria constituyo una alternativa para mantener la convertibilidad. En este
contexto, se reforzó la centralidad del FMI en su doble rol de garante y prestamista para la
continuidad del régimen.

El Fondo apoyó tímidamente las primeras medidas de Cavallo al tiempo que centró su atención en
la disminución del déficit fiscal. El incumplimiento del gobierno de las metas propuestas forzaba al
fondo a flexibilizar las mismas si se tenía intención de mantener el acuerdo; frente a esta situación
el Fondo se mostró renuente a realizar concesiones adoptando una estrategia confrontativa en
virtud de la cual obligó al Gobierno a volver a la política ortodoxa (en esta estrategia se refleja la
posición negociadora reforzada del Fondo, la cual se asentaba en el rol decisivo que este tenía en
el mantenimiento de la convertibilidad y al mismo tiempo en el cambio de paradigma a nivel
mundial en virtud del cual cada vez menos países apoyaban la continuidad del financiamiento
multilateral y el mantenimiento de tipos de cambio fijos).

El desempeño del gobierno en materia de cumplimiento de metas era disparejo, habiendo


cumplido casi todas las reformas estructurales (condiciones de baja profundidad estructural y
relativa fácil implementación). Las metas cuantitativas estaban casi todas incumplidas.

El Fondo fortalecido y el Gobierno debilitado, desplegaron una negociación de los condicionantes


que se desarrolló de manera más conflictiva y confrontativa. El tema más conflictivo fue, el déficit
fiscal. Ante el desvío de la meta fijada el gobierno pugnó por el relajamiento de la misma pero el
Fondo se negó, exigiendo al gobierno la cumplimentación de lo pactado en el tiempo que quedaba

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del año en curso. El gobierno aceptó el condicionamiento, pero procurando evitar los recortes y
proceder al ajuste una vez logrado el aumento de la recaudación, pero el Fondo exigió medidas
ortodoxas (suba de impuestos y la baja del gasto). El Gobierno, demostrando su reducido margen
de acción, obedeció ampliando el ajuste a la extensión de la base imponible del IVA y de Ganancias
para reducir el bache fiscal.

En conjunto con la vuelta a la ortodoxia, el gobierno se comprometió a implementar un plan para


mejorar la administración y recaudación tributaria. Buscando reducir la carga del servicio de la
deuda en el corto plazo y como consecuencia de la falta de financiamiento, llevó adelante un canje
voluntario de deuda conocido como “megacanje”, el cual implicó un aumento de los pagos en los
siguientes 25 años por 66.000 millones de dólares.

5. La cuarta revisión: el último crédito del FMI

5.1 Nuevas políticas para los EE.UU y el Fondo

Mayor endurecimiento en las políticas del Fondo, a raíz de la influencia de los sectores
neoconservadores dominantes de EE.UU. Cambió en la orientación del organismo que se
concentrará más en la prevención que en la resolución de crisis. Al mismo tiempo, la mayor
preocupación pasaría a estar en las reformas del sistema tributario y financiero y no tanto en las
estructurales. La tendencia (vigente a nivel mundial y reforzada por la orientación de las nuevas
autoridades del FMI) a endurecer la condicionalidad, restringir el financiamiento multilateral, y
procurar, en crisis de solvencia, la reestructuración de deuda involucrando al sector privado,
auguraban un contexto cada vez menos favorable para la continuidad de la convertibilidad al
tiempo que implicaban estrategias más confrontativas por parte del organismo.

5.2. Las negociaciones en torno a la cuarte revisión

En el marco de una profunda crisis económica y social, tenía lugar la cuarta revisión del acuerdo
SBA. La imposibilidad de acceder al crédito internacional y la continua disminución de las reservas
aumentaban las expectativas de una cesación de pagos y devaluación. Esto se reflejaba en el
aumento de la tasa de interés.

La necesidad de recibir nuevos desembolsos del FMI, la creciente conflictividad social motivada
por la política de ajuste constante, y el cada vez menor apoyo de las potencias centrales al
mantenimiento de la convertibilidad, configuraban una débil posición negociadora para el
Gobierno. Esto motivó que desplegara una vez más, una estrategia cooperativa. Hubo un regular
desempeño en las condiciones estructurales y las metas cuantitativas.

El Gobierno promovió la aprobación de la “Ley de déficit cero”. Este proyecto condicionó todos los
gastos del Estado Nacional a la evolución de la recaudación tributaria, a excepción del servicio de
la deuda, cuya prioridad quedaba garantizada. Esta ley planteaba a su vez el objetivo de eliminar el
déficit primario para el año siguiente. La fragilidad de la situación del gobierno quedó expuesta en
el rápido tratamiento y aprobación que tuvo la ley. Invocando esta ley recientemente aprobada,

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el gobierno puso en marcha un ajuste que reducía asignaciones familiares, salarios y jubilaciones.
Las medidas fueron bien recibidas por los acreedores/sector financiero, pero resistidas por gran
parte del arco político y todos los sindicatos y movimientos sociales.

La negociación tuvo un alto nivel de conflictividad, en un contexto en donde EE.UU presionaba


por la no aprobación de la revisión por el no cumplimiento de Argentina y su insolvencia
financiera. El Fondo tenía interés por evitar ser señalado como el responsable de dejar caer al país
que hasta hacía poco tiempo era presentado como su “mejor alumno”. Había diferencias al
interior de los EE.UU y entre las potencias centrales respecto de cómo proceder frente a la crisis
argentina.

Finalmente el FMI dio su visto bueno a la aprobación de la cuarta revisión, lo cual implicó un
aumento de la línea de crédito. No obstante esto, el Fondo demostraba su incertidumbre respecto
de la situación argentina futura. Las breves proyecciones en el Reporte manifestaban las bajas
expectativas de éxito que tenía el organismo sobre el programa.

Con la aprobación de la cuarta revisión, ambas partes ganaron y cedieron algo: el Gobierno obtuvo
un desembolso que le daba una última oportunidad de revertir la situación pero bajo el
compromiso de que debía reestructura su deuda incluyendo una quita; por su parte el Fondo dejó
conformes a la Argentina y países centrales mientras se evitaba aparecer como el responsable de
dejar de una crisis económica en Argentina (la cual era inevitable).

6. La suspensión del acuerdo y la caída de la convertibilidad

En el ámbito doméstico, a la creciente conflictividad social se sumó la derrota en las elecciones


legislativas de octubre a manos del PJ, lo cual auguraba obstáculos en el Congreso. En el ámbito
internacional, asunción de Krueger al frente del FMI, introdujo en el FMI la posición rígida de la
Casa Blanca respecto del rol del organismo en las crisis de deuda.

Entretanto, continuaba salida de depósitos y caída de las reservas. Con el fin de evitar la
suspensión de la cadena de pagos y el agravamiento de las condiciones sociales, el Gobierno
Nacional y 14 provincias comenzaron a emitir cuasi-monedas, evidenciando así la magnitud de la
brecha fiscal.

Para enfrentar la crisis de solvencia, el Gobierno anunció el segundo canje de deuda del año (se
realizó con una quita de hecho sobre los acreedores). El canje, que contó con el visto bueno del G7
y el FMI, se realizó en dos etapas: la primera en el ámbito doméstico, dirigida a los bancos y las
AFJP, principales acreedores locales, y la segunda en el ámbito internacional.

El Gobierno aplica ciertas medidas para reactivar el consumo (paliativos). El Gobierno presiona
para que las provincias acepten recortes en las transferencias tributarias y que apoyaron una
reforma de la ley de coparticipación, a cambio de entrar en el nuevo canje de deuda. Dos
condicionalidades requeridas por el FMI. Por la crisis, casi todas las provincias adhirieron a la
propuesta del Gobierno.

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El Gobierno mantuvo una estrategia cooperativa con el organismo hasta el final de su gestión. Era
su única fuente de ingresos para mantener el régimen.

Prescindencia de EE.UU. de la crisis argentina, sentenciaba el camino (solo 9% de la deuda estaba


en manos de inversos estadounidenses). Endurecimiento e intransigencia del Fondo en la
negociación.

Ante la salida masiva de depósitos del sistema financiero y el descenso de las reservas, el Gobierno
– sin consultar con el Fondo – instauró una restricción al retiro de depósitos, conocidos como
“corralito”, para evitar la quiebra del sistema bancario. Ante la crisis de solvencia y social, el Fondo
anunció que no estaba en condiciones de dar su visto buen para la aprobación de la quinta
revisión. Amplia cooperación del Gobierno en el nivel internacional, para conseguir el crédito a
toda costa. El Gobierno anunció un nuevo ajuste, más un aumento de los impuestos.

El estallido de diversos conflictos sociales en todo el país junto al rechazo del PJ a integrar un
gobierno de unidad, motivaron la renuncia de Cavallo y la caída, un día después, del Gobierno de
la Alianza. Sin crédito externo y sin el apoyo de los organismos financieros ni de los países
centrales, la Argentina declaró a fines de ese año la suspensión parcial de los pagos de la deuda
externa, y días después, abandonó el régimen de convertibilidad.

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