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RESEÑAS 343

López puede ser convincente o no, según los credos gramati-


cales de cada quien, desde el punto de vista práctico, todo
el que lo lea tendrá que estar de acuerdo en la utilidad de la
rigurosa descripción que la autora hace de las oposiciones pre-
posicionales españolas. Útil, tanto para conocer cuál es la
norma en el manejo de ellas, como para explicar pedagógica-
mente su funcionamiento. Además, sobre este valor, el libro
tiene el mérito de poder servir como obra de consulta a los
estudiosos que deseen obtener mayores datos sobre este tipo
de nexos.
ANTONIO MULLAN OROZCO
Centro de Lingüística Hispánica.

JOSÉ JOAQUÍN MONTES GIRALDO, Dialectología y Geografía lin-


güística. Notas de orientación, Instituto Caro y Cuervo, Bo-
gotá, 1970; 129 pp.

Como fruto de la amplia experiencia del profesor Montes, ad-


quirida como colaborador del Atlas lingüistico-etnográfico de
Colombia y como titular de la cátedra de Dialectología y Geo-
grafía lingüística en el Instituto Caro y Cuervo, aparece ahora
este libro —pequeño en cuanto al número de páginas, pero
lleno de enseñanzas— que viene a llenar un hueco en la bi-
bliografía lingüística de Hispanoamérica, sobre todo por su
carácter didáctico. Está escrito en un estilo sencillo, cosa di-
fícil de lograr en este tipo de disciplinas, y que responde ple-
namente al carácter que el autor quiso proporcionar al libro:
"El origen de la obra en notas de clase explica su carácter
fundamentalmente didáctico; informativo y de orientación'* (p.
XI).
El estudio consta de dos partes: Dialectología y Geografía
lingüística, subdividida la primera en Dialectología General
y en Dialectología Hispanoamericana. Una de las grandes cua-
lidades del libro es sin duda la selección de temas —realmente
los fundamentales—; se dice lo que debe decirse a un alumno
de dialectología, con toda claridad, tanto en el terreno teórico,
como en el práctico. Después de leído —o mejor, estudiado—
el libro, se llega a la conclusión de que no hay página que
no contenga información válida, provechosa.
Destacaré sólo unos cuantos temas, entre muchos, que me
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parecieron especialmente bien explicados: "Campo específico


y utilidad de la Dialectología" (pp. 38-39); en este breve apar-
tado se nos dice que "[la Dialectología]... sorprende al proceso
lingüístico en su fuente individual, en el habla viva y actuante,
en el acto concreto de comunicación" (p. 39), y se recalca
además "la importancia que los estudios de dialectología tienen
para el esclarecimiento de las leyes generales de funcionamiento
y evolución del lenguaje" (p. 39). Estas afirmaciones son de
sumo interés, pues señalan hasta qué grado puede enrique-
cerse el estudio de la lingüística general con las aportaciones
de la dialectología, frecuentemente menospreciada por los teó-
ricos del lenguaje.
Es asimismo muy luminoso el capitulillo sobre "Perspectivas
estructurales en Dialectología" (pp. 40-42), en el cual hace con
todo acierto el autor una velada defensa de los métodos tra-
dicionales, previos a todo procedimiento estructural posterior:
"Para estudiar la interrelación entre sistemas convivientes pa-
rece necesario primero conocer y describir tales sistemas, y no
se ve por qué métodos se lograrían tales descripciones si no
por los de la dialectología tradicional" (pp. 40-41). En todo
caso, según Montes, un estructuralismo dialectal bien entendido
es aquel que contribuya "a desterrar la perjudicial atomización
que con tanta frecuencia ha distinguido a los estudios dialec-
tales" (p. 42).
De la segunda parte, destaco algunas ideas, igualmente va-
liosas; En "El atlas como instrumento de investigación" (pp.
81-89), anota el autor una cuestión de método que debe medi-
tarse: "No es fácil confeccionar el atlas de una lengua cuyos
dialectos no hayan sido objeto de investigaciones científicas
previas" (p. 82). Me parece que no sólo no es fácil, sino que
resultaría poco conveniente, pues sin duda a ello puede de-
berse el incompleto fruto de un cuestionario dialectal reali-
zado sin estudios previos. A la solución que propone el autor
—"serie de monografías, exhaustivas en lo posible, de una o
varias comunidades en cada una de las regiones etnolingüís-
ticas en que se considera el país" (p. 84), me parece que debe
anteceder la delimitación de esas "regiones etnolingüísticas",
pues de hecho no pueden tampoco conocerse a príori.1 En el

i Este sistema lo estamos llevando a cabo en México, me parece que


con fruto. Para una noticia amplia sobre el proyecto, cf. JUAN M. LOPR
BLANCII, "Las zonas dialectales de México. Proyecto de delimitación",
NRFH, XIX (1970), pp. 1-11.
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apartado sobre "La encuesta" (pp. 93-101), se resuelven dudas


tradicionales ya en dialectología, como lo es, por ejemplo, el
problema de los informantes: ¿Uno o varios? Contra la auto-
rizada opinión de Manuel Alvar, Montes se inclina por la
multiplicidad, con lo que estamos de acuerdo: "Si se trata
de deducir un nivel medio de habla local hay más probabili-
dades de hacerlo correctamente cuantos más sean los hablantes
que proporcionen material para el análisis". Esto es especial-
mente cierto si se considera que el polimorfismo es general-
mente evidente, no sólo a nivel de dialecto, sino incluso de
idiolecto.2 Hubiéramos deseado una más amplia información
de Montes Giraldo sobre el beneficio que reporta a la dialec-
tología el correcto uso —no abuso— de la grabadora. Sin duda
alguna, esas lagunas que señala en la dialectología el profesor
Montes ("orientada fundamentalmente hacia el estudio del
léxico y de la fonética, la geografía lingüística no ha dado fru-
tos en el campo de la investigación morfológica y sintáctica,
dominios estos que resultan más escurridizos y difíciles de in-
vestigar por los métodos propios de esta disciplina"), pueden
subsanarse si se aprovechan las ventajas que ofrece el estudio
de corpus lingüísticos amplios, logrados por medio de la gra-
bación de conversaciones espontáneas.3
En definitiva, el libro que estamos comentando es, desde
todo punto de vista, recomendable, sobre todo para alumnos
de dialectología o investigadores principiantes en esta discipli-
na, y —aunque la obra no esté dirigida a los especialistas— tam-
bién éstos obtendrán, sin duda alguna, muchos beneficios de
su lectura.
JOSÉ G. MORENO DE ALBA
Centro de Lingüística Hispánica.

2
En la investigación citada en la nota anterior, hemos optado por
entrevistar "normalmente a cuatro informantes con el propósito de cer-
ciorarnos de que los datos que obteníamos fueran los adecuados, evi-
tando asi el peligro de dar por válidos informes erróneos o inventados
por el informador único. Como los diversos informantes pertenecían a
tres distintas clases socioculturales, los materiales así obtenidos nos per-
mitirán hacer también estudios de carácter sociolingüístico" (JUAN M.
LOPE BLANCH, "El léxico de la zona maya en el marco de la dialec-
tología mexicana", NRFH, XX, 1971, p. 3).
s En el volumen VIII del Anuario de Letras pueden verse cinco estu-
dios morfosintácticos sobre el habla de la ciudad de México, en los que
se han utilizado, como fuente de información, grabaciones magnetofónicas.

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