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La Crisis de La Monarquia Espan Ola y Las Revoluciones Hispanicas
La Crisis de La Monarquia Espan Ola y Las Revoluciones Hispanicas
S/D
Napoleón avanza
Durante los últimos años del siglo XVIII, España modificó varias veces sus alianzas con
otros países europeos. En 1792, junto con otras monarquías de Europa, le declaró la
guerra a Francia, como reacción ante la ejecución del monarca Luis XVI. Sin embargo,
pocos años después, en 1795, España firmó con los franceses la Paz de Basilea. Como
consecuencia de esto, ambos países quedaron aliados y enfrentados con Inglaterra.
El permiso fue concedido por Manuel Godoy, ministro del rey Carlos IV. Godoy era
una figura odiada por muchos sectores de la población española. Consideraban que la
lucha contra Inglaterra, que había sido impulsada por Godoy, había causado la crisis
económica y que el ministro estaba preparando, en realidad, una entrega de España a
Francia para lograr beneficios personales. Al difundirse la noticia de que Godoy había
aceptado la propuesta de Napoleón, el ministro apareció ante la opinión pública como
un traidor y comenzó a organizarse un movimiento en su contra, encabezado por el hijo
del rey, Fernando, que era muy querido por el pueblo.
Pocos días después, cuando los franceses ingresaron en España con destino a Portugal,
no aceptaron a Fernando VII. El rey y la familia real se trasladaron a la ciudad de
Bayona -en la frontera entre España y Francia- para reunirse con Napoleón y lograr su
reconocimiento. En el encuentro de Bayona, Napoleón hizo públicos sus objetivos con
respecto a España: consideraba a los Borbones como una dinastía corrupta y quería
poner en el trono a un miembro de su propia familia. Sin ofrecer resistencia, Fernando
VII firmó su renuncia incondicional a la Corona española, y su padre, Carlos IV, la
transfirió a Napoleón, quien nombró rey de España a su hermano José. España quedó así
en manos de los franceses. El 2 de mayo de 1808 hubo una gran agitación en las calles
de la ciudad. El pueblo de Madrid se levantó contra las tropas francesas y fue
brutalmente reprimido por éstas. Los levantamientos se extendieron en el interior del
territorio español, en las zonas donde el dominio francés era más débil. En muchos
pueblos y ciudades se formaron juntas de gobierno, que fueron llamadas por muchos
historiadores "juntas revolucionarias". Los movimientos populares tomaron a Fernando
VII como símbolo de su lucha.
En septiembre de 1808 se formó la Suprema Junta Central Gubernativa del Reino que
gobernó en nombre de Fernando VII como depositaria de la soberanía que las distintas
juntas le habían delegado. El objetivo de la junta era unificar la lucha contra los
franceses.
La labor de la Junta Central fue difícil. Aunque había algunos acuerdos básicos entre
sus integrantes -como por ejemplo, la retroversión de la soberanía- también existían
ideas muy diferentes respecto del futuro de España y de la monarquía representada en
tres grupos.
Además, la guerra no marchaba bien: los ejércitos españoles sufrían sucesivas derrotas.
En busca de una solución, la Junta Central estableció una alianza con los británicos.
Inglaterra se comprometió a auxiliar a los españoles y a no reconocer otro rey para
España que Fernando VII y sus legítimos herederos, o al sucesor que la nación española
designara. A cambio, Inglaterra ofrecía ayuda militar para vencer a los franceses.
Finalmente, los diputados a Cortes fueron elegidos siguiendo el criterio propuesto por
los liberales. Sin embargo, este principio sólo se aplicó en los territorios peninsulares.
En América los cabildos seguían eligiendo a los delegados sin tener en cuenta la
cantidad de población. Esto desató conflictos, y en 1810 las juntas que se habían
formado en Caracas y en Buenos Aires desconocieron la legitimidad de las Cortes.
En 1812 las Cortes, reunidas en Cádiz, sancionaron una constitución, conocida como
Constitución de Cádiz, o Constitución de 1812 . En ella aparecían como principios
básicos muchas ideas de la Constitución francesa de 1791: la igualdad; la centralización
del poder; la propiedad individual; el fomento de la agricultura y el comercio; el
desarrollo de un plan nacional de educación, la división de poderes, etc. La Constitución
de 1812 abolió la Inquisición, pero -a diferencia de la francesa- no quitó a la Iglesia su
poder de censura sobre distintos tipos de publicaciones. Esta Constitución fue derogada
en 1814 cuando Fernando VII volvió a ocupar el trono español.
Cambios en la monarquía
España y América
La similitud entre el accionar de los españoles en la península y el de los criollos en las
colonias a partir de 1808 permite vincular los acontecimientos como parte del mismo
proceso. En los dos casos se formaron juntas legitimadas en el principio de retroversión
de la soberanía a los pueblos ante la ausencia del monarca.
Notas
Reformas borbónicas
En 1757 el trono español fue ocupado por Carlos III, de la dinastía de los Borbones,
quien puso en marcha -tanto en la península ibérica como en las colonias americanas-
una serie de reformas. En las colonias americanas uno de los objetivos de las reformas
era fomentar la economía colonial para que fuera más lucrativa para España. Por ello se
estableció el libre comercio entre la metrópoli y las colonias, lo que significó la apertura
de nuevos puertos. Esto no implicaba abandonar el monopolio comercial, es decir, la
prohibición de que las colonias comerciaran con otros países, sino promover el
desarrollo de la agricultura y la ganadería en América. Los Borbones intentaban obtener
materias primas para afianzar la economía española.
Asimismo, para fortalecer el vínculo colonial se crearon dos nuevos virreinatos (Río de
la Plata y Nueva Granada) y se utilizó el régimen de intendencias para la división de los
virreinatos. Los nuevos funcionarios eran nombrados directamente por la Corona, con lo
cual se buscaba asegurar una mayor lealtad de los mismos.
Guerras napoleónicas
El ejército francés llegó a dominar gran parte del continente europeo. A partir de 1807,
Europa se dividía en Estados ocupados por las tropas francesas y Estados aliados al
Emperador. Hasta 1813, sólo el pueblo español, que luchaba contra las tropas francesas
con el apoyo de los ejércitos ingleses y de sectores del pueblo alemán, impidió a
Napoleón el total dominio de esos territorios.
2 de mayo de 1808
Cuando Fernando VII salió de Madrid hacia Bayona para entrevistarse con Napoleón,
dejó constituida una junta de gobierno. Joaquín Murat, jefe de los ejércitos franceses en
España, se puso al frente de dicha junta y obligó al resto de la familia real, que aún
permanecía en Madrid, a trasladarse a Bayona. Al verse abandonados en manos de los
franceses, el 2 de mayo los madrileños iniciaron un levantamiento popular que contó
con el apoyo de varios jefes militares españoles. Murat reprimió duramente el
levantamiento durante dos días y lo dominó. Otros levantamientos se extendieron por
toda España.
La Junta Central estaba integrada por dos representantes de cada provincia española,
más dos por Madrid, en calidad de capital del reino. Con el tiempo se incorporaron
nueve por América. Los representantes de las provincias españolas en la Junta Central
eran elegidos por las juntas provinciales; los americanos, por los cabildos.
Modelo inglés
Consejo de Regencia
Cuando en octubre de 1809 los franceses invadieron Andalucía, la Junta Central tuvo
que trasladarse a Cádiz. Los integrantes de este organismo político, que se encontraba
muy debilitado, decidieron disolverlo y encomendar el gobierno a un Consejo de
Regencia compuesto por cinco miembros. Este nuevo organismo estaba basado en una
antigua fórmula utilizada ante la ausencia del monarca, pero en este caso su objetivo
fundamental era llevar adelante la convocatoria a las Cortes generales y extraordinarias.
Como los Estados Generales en Francia, las Cortes españolas eran la institución en la
que estaban representados los diferentes estamentos de la sociedad española durante el
período absolutista: la nobleza, el clero y algunas ciudades.