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Evaluación de Los Aprendizajes en La Universidad Chilena
Evaluación de Los Aprendizajes en La Universidad Chilena
UNIVERSIDAD
Tomás Escudero Escorza
Universidad de Zaragoza
En los últimos años han sido muchos los estudios realizados en las universidades
españolas, recogiendo opiniones de los alumnos sobre la docencia en general,
sobre sus profesores y sobre la evaluación. Estos trabajos, lógicamente ofrecen
datos de interés sobre la situación de la enseñanza en nuestras universidades. En
este sentido, pensamos que es interesante que incidamos en algunos de los
problemas de la evaluación según la ven los alumnos y, a posteriori, contrastarla
con la visión que de las mismas cosas tienen sus profesores.
Para llevar a cabo este contraste nos apoyaremos en las respuestas a unos
cuestionarios sobre la calidad de la enseñanza universitaria, de 840 alumnos de
los últimos cursos y de 225 profesores de nuestra universidad. Naturalmente, nos
limitamos a los temas de evaluación y dentro de éstos a aquellos problemas de
incidencia más general, a sabiendas de que las tendencias promedio no son
representativas de la situación particular en cada centro y en cada aula.
Sin duda, muchos profesores comentan a la clase los resultados y las respuestas
de los exámenes planteados y también son muchos los que no lo hacen, sin
embargo, son pocos los que lo hacen de manera individual con cada alumno, a
veces porque es francamente difícil hacerlo, pero otras aunque no lo sea tanto.
Por lo general, los profesores universitarios damos poca información a los
alumnos sobre sus rendimientos en los exámenes y sobre sus problemas para
superar los objetivos de aprendizajes previstos.
2.3. La sensación de validez y fiabilidad.
Nuestros datos nos dicen que alrededor del 60% tienden hacia valoraciones
positivas sobre la justicia de muchas de sus calificaciones, pero sigue siendo
elevado el porcentaje de los que no se han sentido justamente evaluados en
muchas ocasiones.
Tras los exámenes, casi la mitad de los profesores declaran explicar, por su
propia iniciativa, la nota a sus alumnos y son escasísimos los que no lo hacen si
se lo solicitan. Esta visión del problema es bastante más positiva que la que
ofrecen los alumnos, sin embargo, sigue siendo muy grave que más de uno de
cuatro profesores declare que no explica las notas a sus alumnos, salvo que lo
soliciten, y que casi otros tantos, lo hagan solamente algunas veces.
Los profesores confirman que las pruebas escritas convencionales, sin materiales
de apoyo, son la base de la evaluación de los alumnos universitarios. Ahora
bien, sus opiniones son mucho más matizadas que las de los alumnos, indicando
una utilización minoritaria, pero bastante frecuente, de otros tipos de
procedimientos como pruebas objetivas, sobre todo, trabajos individuales, en
grupo, etc. Quizás las discrepancias están en el peso relativo que dentro del
proceso evaluador tenga uno u otro procedimiento.
Sin embargo, la concordancia no sólo es mayor, sino que en algunos casos puede
resultar intercambiable, cuando se pregunta a alumnos y profesores por las
cualidades de un buen profesor. Ambos colectivos destacan sobre todo que
explique con claridad, que entusiasme y motive y que sepa mucho. También
destacan, en orden decreciente, que sea objetivo calificando en los exámenes,
que averigüe el estado previo de los alumnos, que practique la evaluación
continua y que se adapte al nivel de los alumnos.
Existen ciertas prácticas y estrategias que, con caracter general, suelen ser útiles
para llevar a cabo una evaluación que responda a los esquemas de calidad y
coherencia pedagógica que aquí hemos pretendido defender. Algunas de estas
prácticas y estrategias son las siguientes.
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