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Caso - Introducción:

El periodo corrido de la finalización de la segunda guerra mundial al final del siglo


XX es decisivo para la formación geopolítica del mundo actual. Si bien resulta difícil
definir este como un periodo homogéneo y estable, si existe un contexto
permanente que determinará, de una u otra forma, el flujo de los acontecimientos.

Tras la culminación de la segunda guerra mundial el mundo ve aparecer dos


grandes superpotencias políticas, económicas y militares que, con proyectos
ideológicos opuestos, iniciaran una carrera por demostrar su superioridad frente al
otro: La Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), nacida tras la
revolución de octubre de 1917 y el vencedor militar en el frente oriental contra
Alemania, y Estados Unidos (EE.UU) un país que desde la primera mitad del siglo
se alzaba como una potencia económica y logra salir de dos guerras como un
vencedor con pocas pérdidas humanas y materiales. Este mundo bipolar que vivirá
en constante tensión por los riesgos de inminente conflicto bélico en un contexto
de desarrollo de armamento nuclear, se conocerá bajo el nombre de guerra fría, al
intentar designar un conflicto abierto, con una amenaza latente de guerra pero que
no supondrá un estallido formal y directo de la conflagración armada.

Parece existir un consenso entre los historiadores al señalar que el periodo


sucesivo a la segunda guerra mundial puede interpretarse a través de dos
momentos históricos particulares, aun cuando ambos se muevan sobre el
contexto común de la guerra fría y el mundo bipolar.

Por un lado se trata del periodo inmediato de posguerra que culminará en la


década de 1970, el cual se caracteriza por la excepcionalidad del crecimiento y la
estabilidad económica de los países capitalistas desarrollados y de la URSS.
Los planes de recuperación de Europa, como el plan Marshall, y de Japón
permitirán un flujo internacional de capital que será clave para reactivar
efectivamente las economías devastadas por las guerras. Los procesos de
industrialización tanto en las potencias capitalistas como en la URSS impulsarán
la producción a niveles inusitados que terminará impactando al mundo en general.
Este periodo se caracteriza por un crecimiento explosivo de la economía mundial
(Hobsbawm, 2015) aun cuando sea cierto que la brecha que separaba las
principales potencias económicas de los llamados países en desarrollo seguía
siendo significativa.

Este periodo conocido como los 30 gloriosos o los años dorados del capitalismo
(Hobsbawm, 2015) culminará en la década de 1970 con la crisis económica que
estallará en 1973, ocasionada, entre otras cosas, por el deliberado alza en los
precios internacionales del petróleo motivada por los países miembros de la
OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) como gesto de
rechazo a las lógicas de intervención norteamericana y europea en el oriente
medio, particularmente referidas a la creación del Estado de Israel en 1948,
tensión que se actualizaba en la famosa guerra de Yom Kippur (Comín, 2011) .

El alza en los precios del petróleo generará un estancamiento en la dinámica del


crecimiento económico de los anteriores 30 años (véase gráfica 1), empujará
procesos inflacionarios por el aumento de los costos de producción (una inflación
desde la oferta) y a su vez extenderá el desempleo; fenómeno que se conocerá
como estanflación. Mientras que en la década de 1960 el crecimiento promedio
de la economía mundial se ubicaba por encima del 5% anual, la crisis de 1973
llevará está dinámica a un crecimiento inferior al 1%.
Gráfico 1. Variación porcentual PIB mundial

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1995

1997

1999
Autores como Giovanni Arrighi (1999) han interpretado la década de 1970 como
una década de transición entre regímenes de acumulación: Mientras los años
dorados del capitalismo se caracterizan por un crecimiento económico intensivo
en la producción material, garantizado tanto por las políticas económicas que
orientadas por la perspectiva keynesiana estimulaban la intervención estatal para
fomentar el pleno empleo y la formación de la demanda efectiva, así como por el
desarrollo de técnicas de producción que permitieron la producción estandarizada
en masa, como es el caso del fordismo, lo que vendrá después de la década de
1970 será diferente.
La crisis inflacionaria y el estancamiento económico de 1973 demostrarán la
insostenibilidad fiscal de un Estado de corte keynesiano, lo que dará fuerza a una
orientación más liberal que promoverá pautas de libre mercado y menor
intervención estatal en la economía. Para ello se precisaba disminuir las
restricciones sociales (como la legislación laboral), ambientales y comerciales, así
como permitir el flujo comercial y financiero a nivel internacional; lo que se conoce
como apertura económica. Esta reorientación política se conoce habitualmente
como neoliberalismo, el cual se desarrollará tempranamente en países como Chile
bajo la dictadura militar de Augusto Pinochet (1973), en EE.UU con los gobiernos
republicanos de Ronald Reagan (1981) y Bush (1989) y en Inglaterra con
Margaret Tatcher como primera ministra de 1979 a 1990.

De este modo el mapa cronológico de la segunda mitad del siglo XX nos arroja
dos momentos determinantes: primero el proceso de crecimiento económico
impulsado por un régimen de acumulación fordismo keynesiano, denominado
usualmente como los años dorados del capitalismo, para después dar paso, tras
la crisis económica de 1973, a un periodo de reformas económicas orientadas a
consolidar un régimen de acumulación flexible y con énfasis en el sector
financiero que se conocerá como neoliberalismo; régimen que inaugurará el siglo
XXI.

En los países en desarrollo de América Latina, África y Asia, la crisis internacional


desencadenará una profunda crisis en la balanza internacional de pagos que
derivará en un contexto de insostenibilidad fiscal y crecimiento de la deuda
externa que culminará por marcar una década de inestabilidad económica que se
extenderá y profundizará en 1980. Será por esto que la década de 1980 se
conocerá como la década perdida de América Latina (Bulmer-Thomas, 2010).
Todo este periodo se ambientó con los conflictos locales que expresaban la
tensión internacional entre las dos superpotencias, lo cual empezó por la
repartición de la Alemania posguerra (que fue dividida en tres y, posteriormente,
en dos), las guerras en la península de corea entre 1950 y 1953, el conflicto en
países como Cuba, Egipto con el canal de Suez, Turquía, Afganitas, Vietnam,
entre otros.

Este periodo abierto terminará en 1991 con el derrumbe de la URSS tras las
famosas reformas de apertura económica hacia las que llevarán las políticas de
la glasnost y perestroika (Hobsbawm, 2015) que darán fin al experimento
socialista dejando el mundo abierto a la hegemonía neoliberal en las postrimerías
del siglo XX.

Docente: Julián Ricardo López Hernández


Bibliografía o Referencias

Arrighi, G. (1999). El largo siglo XX. Madrid: Ediciones AKAL.

Bulmer-Thomas, V. (2010). La historia económica de América Latina desde la


independencia. México D.F.: Fondo de Cultura Económica.

Comín, F. (2011). Historia Económica Mundial: de los orígenes a la actualidad.

Hobsbawm, E. (2015). Historia del siglo XX. Bogotá: Editorial Planeta.

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