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El lujo del silencio

Como bien dicen, si hay algo que tenemos en común las mujeres, es que todas
hemos sido víctimas de algún tipo de abuso o acoso. Las estadísticas de
violencia tienen una tendencia creciente que a pocos parece alarmar.
Tristemente, las secuelas emocionales, mentales y físicas, en su mayoría,
quedan impunes y no son tratadas por especialistas. “En definitiva la
experiencia de abuso es un precedente incapacitante en múltiples áreas
personales, tanto individual como grupalmente” [CITATION Mar13 \l 16394 ].
Cuando una mujer es víctima de abuso y violencia, lleva un proceso interno
muy intenso para asimilar y tratar el trauma, lamentablemente, los sistemas
judiciales no contemplan esta serie de etapas por lo que se recurre a otras
instancias.

Los medios de comunicación tradicionales a lo largo del tiempo han servido


para informar, publicitar y entretener, sin embargo, durante los últimos años en
Bolivia, han servido como canal para visibilizar casos de feminicidios, abusos y
violencia contra mujeres. Las redes sociales no se quedan atrás, actualmente,
son considerados canales para testimoniar y denunciar hechos propios. Al
parecer en el país, lograr viralizar una denuncia, ya sea por medios de
comunicación tradicionales o por redes sociales, podría asegurar un mejor
avance en las investigaciones y que los casos lleguen a una verdadera
conclusión. ¿Es acaso esto una falta de confianza en el sistema judicial? La
realidad es que de las cientos de denuncias que puedan existir, muy pocas
llegan a concretar una condena justa.

Como aún afirmó la ONU en el 2019, muchas mujeres todavía se encuentran


solas, no solo frente a la violencia en su hogar, sino también por ser
defraudados por los sistemas de justicia penal que no responden
adecuadamente o no tienen la capacidad y el conocimiento para hacerlo. En
pleno siglo XXI aún lidiamos con falta de protocolos claros en varios países
ante diversos grados de violencia y en muchos casos solo se contemplan a los
feminicidios como delito. Si bien la cultura de la denuncia ha incrementado, el
proceso legal sigue siendo un obstáculo. Para Bolivia la Ley 348 ha sido un
avance, ya que sanciona conductas que antes no eran consideradas delito, sin
embargo en la práctica el proceso sigue reflejando falencias y trabas para las
víctimas.

La ley 348, para el acceso a la justicia de mujeres en situación de violencia


crea instancias especializadas para atender las denuncias venideras. Dentro de
los mecanismos planteados se encuentran la acción preventiva, la atención,
protección y reparación de las mujeres en situación de violencia, además de la
sanción a los agresores. También se dispone la creación de casas de acogida
y refugios temporales, sin embargo actualmente solo existen 7 refugios
provenientes de gobernaciones, donde solo el de La Paz cuenta con personal
especializado, incumpliendo así las medidas de protección. En dicha Ley se
estipula que los servicios de salud públicos y privados extiendan un certificado
sobre el estado de salud de la víctima, pero incluso ahora, muchos hospitales
no están capacitados para realizar exámenes medicoforences que permitan a
las sobrevivientes concretar una denuncia.

Los delitos contemplados en la Ley 348 son los delitos contra la vida, contra la
integridad, contra la libertad sexual, contra la familia y contra la función pública,
ante estos crímenes se establecieron penas, sanciones y protocolos de
intervención. Dependiendo si el delito fue flagrante o no, el procedimiento
consiste en sentar la denuncia, reunir la pruebas, iniciar la investigación,
imputar y en caso de, llevarlo a un tribunal o juez de sentencia. Sin embargo,
en el accionar, hay mucho retardo de la justicia, discriminación, corrupción y
burocracia, según afirma la abogada Torrico en el estudio sobre la aplicación
de la Ley 348 del 2017. La falta de credibilidad en el sistema judicial ha logrado
que solo el 25% de las mujeres violentadas denuncie y la ineficacia del sistema
hace que las estadísticas de denuncias en relación a sentencias condenatorias
sea cada vez más preocupante. Bolivia, ocupa el primer lugar del continente en
violencia física, lamentable, pero real.

Ante un sistema judicial deficiente, muchas mujeres y familiares acuden a


medios de comunicación, centros de apoyo o redes sociales, para tratar de
generar presión social, y de este modo, conseguir la justicia que merecen.
Mujeres Creando es una organización sin fines de lucro que brinda apoyo a
víctimas de violencia, dentro de sus actividades está visibilizar y difundir las
denuncias a través de sus redes sociales y página web en una sección
denominada “Mujeres en Busca de Justicia”. Dicha sección cuenta ya con
varios testimonios desgarradores de mujeres que sobrevivieron una agresión,
denunciaron y se encontraron en el camino con trabas, según comentan,
decidieron hacer una denuncia pública como medio de protección y avalo.

Un caso reciente y muy sonado en Bolivia, fue el de Carlos Atala. El 2021


mediante el Confesionario UCB -Página de Facebook para estudiantes- se
denunció públicamente a Carlos Atala y compañía, fueron decenas de
confesiones que corroboraban el modus operandi del sujeto. La noticia generó
tal revuelo que en poco tiempo la fiscalía y la policía tomaron cartas en el
asunto, el acusado fue arrestado el 4 de marzo, en tiempo récord. A la fecha,
las investigaciones siguen en curso y el accionar del sistema judicial se ha
destacado particular y únicamente en este caso.

Las denuncias colectivas por violencia de género no solo están presentes en


Bolivia, los recientes casos expuestos en México validan las denuncias
públicas como mecanismo de lucha contra la impunidad. La tecnología es un
aliado para estos casos, pues las redes sociales han ayudado a destapar
posibles violadores de talla internacional, como el caso de Ricardo Ponce. El
conocido coach motivacional, aprovechaba sus retiros espirituales para
manipular y abusar de sus invitadas VIP, actualmente cuenta con 4 denuncias
en México, 1 en Colombia y 15 testimonios de Instagram que lo implican
directamente. ¿Cómo un usuario de Instagram puede reunir más pruebas que
la policía y además de ello, en tiempo récord?

Los conocidos hashtags son primordiales para una lucha, #JusticiaParaKaren,


#NiUnaMenos, #YoSiTeCreo, #MeeToo, entre otros, ayudan a viralizar las
noticias y que esto llegue oídos de las autoridades. El fenómeno colectivo de
“La denuncia pública es una respuesta que ha logrado visibilizar la ausencia de
protocolos e instancias especializadas para atender la violencia de género”
[ CITATION Bar17 \l 16394 ] . Esta tendencia es una forma de protesta, que ahora
con la tecnología y la globalización tuene mucho más alcance e impacto.
Contribuyendo al movimiento se encuentra la Generación Z, quiénes con su
consciencia social logran que este contenido llegue a más personas.
Las denuncias colectivas y/o públicas no son un instrumento jurídico persé,
pero “Estos espacios muchas veces sirven para dar el primer paso hacia la
denuncia, o incluso en una etapa más temprana, para aprender a percibir
señales de abuso. El dialogo que se genera en estas plataformas funciona de
acompañamiento y orientación para las personas vulneradas.” [ CITATION Ana21 \l
16394 ]. A estas manifestaciones les faltará un carácter legal, pero lo que les
sobra es eficiencia.

Para el cerebro humano, superar un trauma es bastante complejo, es por eso


que cuando una mujer que decide alzar su voz, merece ser escuchada, merece
tener la atención de las autoridades cuando señala a su agresor y por
supuesto, merece la protección y las garantías necesarias para continuar con el
proceso. Sin embargo en pleno siglo XXI aún se lucha por una equidad de
género para el 2030, según las ODS. Una cultura de violencia y machismo
interiorizado, nubla la razón de quienes impartir justicia deben, principalmente
en nuestro país, dónde la corrupción es orden. Contamos con una Ley creada
en una cooperación con Suiza, muy bien diseñada para el papel, pero con
pocos logros en la población.

Las denuncias colectivas son un llamado a la acción, cuando una denuncia


pública procede con mayor rapidez, nos deja ver un sistema judicial y policial
que solo despierta de su letargo si su imagen está en juego. Si una denuncia
pública debe hacerse para conseguir las garantías y protección necesaria, es
una clara señal de que no hay la predisposición necesaria para generar un
ambiente propicio de violencia cero. Y si un sistema tiene tan poca credibilidad
que no motiva a las víctimas a denunciar, estamos ante un escenario donde
importan más los intereses políticos y personales que la propia vida de mujeres
y niñas.

Las denuncias por redes sociales son una manifestación desesperada en


contra de la impunidad, producto de un sistema obsoleto. Implementar
tecnologías de información, capacitar a las instancias correspondientes, agilizar
las investigaciones, detener la corrupción, dotar a las víctimas de protección y
soporte durante el proceso son los primeros pasos para lograr que las mujeres
bolivianas sean escuchadas. Entre tanto, alcemos la voz por donde podamos y
para lo que queramos, ya sea denunciar, concientizar, prevenir o simplemente
desahogar.

Bibliografía
Barreto, M. (2017). Violencia de género y denuncia pública en la universidad. Revista mexicana
de sociología.

Camargo, M. B. (2013). Acceso a la justicia para mujeres en situación de violencia. Ley 348.
Bolivia.

Escobar Sanchez, M. d. (2013). Efectos psicológicos a largo plazo en mujeres abusadas


sexualmente. El Salvador.

Galindo, M. (s.f.). Mujeres creando. Obtenido de Mujeres en búsqueda de Justicia:


http://mujerescreando.org/category/mujeres-en-busca-de-justicia/

Grimaldo, A. (2021). Las redes sociales: ¿una herramienta para denunciar la violencia de
género? Expansión mujeres.

ONU. (2019). GLOBAL STUDY ON HOMICIDE . Gender-related killing of women and girls .
Vienna: UNODC.

Torrico, T. (2017). Investigación sobre el cumplimiento de las medidas de protección a las


víctimas de violencia. estudio sobre la aplicación de la Ley 348.

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