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UNIVERSIDAD POLITÉCNICA SALESIANA

VIDA Y TRASCENDENCIA
NOMBRE: GABRIEL ULCUANGO
GRUPO: 3
FECHA: 31-01-2020
SANTA INQUISICIÓN
La Edad Media es uno de los periodos más convulsos y oscuros de la historia de la
humanidad, caracterizada por las constantes guerras, las persecuciones religiosas y, en
última instancia, el olvido o rechazo a todos los avances que se habían logrado durante
la Edad Antigua. Si nos centramos en las persecuciones por cuestión de credos y
creencias no podemos dejar de mencionar a la Inquisición, un organismo que surgió en
Europa en 1184 en la zona de Languedoc  al sur de Francia, está se extendió durante
más de seis siglos por países como, Italia, España y Portugal. Ideada para combatir a
todo aquel que se alejase de la fe que por entonces se proclamaba como oficial (además
de aquellos que cometían algunos actos considerados como amorales), esta institución
vivió su esplendor y su mayor barbarie durante la Edad Media, que en 1249, se implantó
también en el reino de Aragón (fue la primera Inquisición estatal) y que en la Edad
Moderna, con la unión de Aragón con Castilla, fue extendida a esta con el nombre
de Inquisición española  en 1478 a 1821, bajo control directo de la monarquía hispánica.
Hay que subrayar que en la época medieval no había separación entre Iglesia y Estado,
de modo que no había un límite claro entre las autoridades. Además, el pueblo estaba
obligado a seguir la religión del rey, y todo aquello que constituyera una amenaza en el
ámbito religioso era considerado una herejía. Una herejía, en este caso, era contravenir
los postulados de la doctrina católica y, por ende, la fe del rey. Actos herejes podían ser
la práctica de la brujería, la adoración de ídolos, el culto a dioses falsos desde el punto
de vista del catolicismo, incluso se llegó a someter a juicio a animales, bajo la lógica de
que albergaban entidades demoníacas, así como a sancionar y destruir libros, y
perseguir a sus autores.
Dicha persecución era llevada a cabo por los inquisidores, agentes eclesiásticos con la
potestad de someter a juicio a aquellos ciudadanos y de ejercer hasta cierto punto roles
policiales, judiciales y punitivos. En 1252 Inocencio IV confió los tribunales del Santo
Oficio a los dominicos y franciscanos. Durante la Edad Media la Inquisición alcanzó
gran preponderancia no solo religiosa sino también política, sobre todo en Italia y
España.
En América, la Inquisición fue establecida por Felipe II en 1570, y tuvo tribunales
en México, Lima y Cartagena de Indias. Solo tenía jurisdicción sobre criollos y
españoles y no sobre los indios. Sin embargo, por lo que es recordada en la actualidad
no es solo por la cantidad de cadáveres que dejó a sus espaldas en Europa, sino por el
uso de multitud de instrumentos de tortura capaces de arrancar una confesión
a homosexuales, presuntas brujas o blasfemos. 
Métodos de torturas utilizados
La sangrienta doncella de hierro
Este aparato de tortura, que parece tener sus orígenes en
Alemania, se trata de una especie de ataúd vertical con rostro
femenino que en su interior se alojaban un montón de clavos
de hierro puntiagudos que se clavaban en diferentes partes del
cuerpo del condenado.

La sierra
Sus mártires son abundantes. Debido a la posición invertida del
reo, se asegura suficiente oxigenación al cerebro y se impide la
pérdida general de sangre, con lo que la víctima no pierde el
conocimiento hasta que la sierra alcanza el ombligo, e incluso el
pecho.

El aplastacabezas
El condenado apoyaba la barbilla en la base y la cabeza quedaba
encajada en el casquete. Empleado para lograr confesiones, los
verdugos hacían girar el tornillo causando en primer lugar la rotura de
dientes y mandíbula. Si el torturador seguía apretando, el tornillo podía
llegar a destrozar el cráneo de la víctima, expulsando su cerebro por la
cavidad ocular.

El potro de tortura
Este aparato es uno de los instrumentos de tortura más
conocidos, se le colocaba boca arriba en esta tabla en la que
era atado de pies y manos; después, se estiraban sus
extremidades mediante una polea hasta dislocarlas.

Toro de Falaris
Empleado ya por los romanos y rescatado por el Santo
Oficio, imitaba a una olla con forma de bovino. Se
introducía al acusado en su interior y se encendía una
fogata debajo, hasta que el reo quedaba totalmente
calcinado. Los gritos de dolor del prisionero salían por la
boca del animal. 

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