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Historia de la danza

estudia la evolución de la danza a través


del tiempo

La historia de la danza es el relato cronológico de la danza y el baile como art e y como rito
social. Desde la prehistoria el ser humano ha t enido la necesidad de comunicarse corporalment e,
con movimientos que expresan sent imientos y est ados de ánimo. Estos primeros movimientos
rít micos sirvieron igualment e para rit ualizar acont ecimientos import ant es (nacimientos,
defunciones, bodas). En principio, la danza t enía un component e rit ual, celebrada en ceremonias
de fecundidad, caza o guerra, o de diversa índole religiosa, donde la propia respiración y los
lat idos del corazón sirvieron para otorgar una primera cadencia a la danza.[1]
Lección de danza (1741), de Pietro Longhi, Galleria dell'Accademia, Venecia.

Los orígenes de la danza se pierden en el t iempo, ya que en su vert ient e rit ual y social ha sido un
acto de expresión inherent e al ser humano, al igual que ot ras formas de comunicación como las
art es escénicas, o incluso las art es plást icas, como se demuest ra por las pint uras rupest res. El
baile y la danza han sido un acto de socialización en todas las cult uras, realizado con múlt iples
vías de expresión. Por su caráct er efímero result a práct icament e imposible sit uar su origen en el
espacio y en el t iempo, ya que solo es conocido por t est imonios escritos o art íst icos (pint ura y
escult ura), los cuales comienzan con las civilizaciones clásicas (Egipto, Grecia, Roma). Por ot ro
lado, desde t iempos ant iguos ha exist ido una dicotomía ent re danza como expresión folclórica y
popular y la danza como art e y espect áculo, int egrado en un conjunto formado por la propia
danza, la música, la coreografía y la escenografía. Parece ser que fue en la Ant igua Grecia cuando
la danza empezó a ser considerada como art e, el cual se represent aba frent e a un público. En
t iempos más modernos, la consideración de la danza como art e —más propiament e llamado
ballet — comenzó en el Renacimiento, aunque la génesis del ballet moderno cabría sit uarla más
bien en el siglo  con el movimiento románt ico.[2]

Historia

Mitología

El baile de los coribant es invent ado por los curetos o coribant es, minist ros de la religión bajo los
primeros t it anes, lo ejecut aban al son de t ambores, de pífanos, zampoñas y al t umult uoso
est répito de los cascabeles, lanzas, espadas y escudos. La fábula dice que con el ruido de dicho
baile salvaron de la barbarie de Sat urno al pequeño Júpit er, cuya educación les había sido
confiada.

Las danzas o bailes campestres, que se dice fueron invent ados por el dios Pan, se ejecut aban en
los bosques y parajes deliciosos por jóvenes de ambos sexos coronados de ramos de encina y
guirnaldas de flores.

Antigua Grecia
Música y bailarina griega, s. V adC.

Grecia fue el primer lugar donde la danza fue considerada un art e, t eniendo una musa dedicada a
ella: Terpsícore. Los primeros vest igios provienen de los cultos a Dioniso (dit irambos), mient ras
que fue en las t ragedias —principalment e las de Esquilo— donde se desarrolló como t écnica, en
los movimientos rít micos del coro.

Los griegos conocieron est e art e desde t iempo inmemorial, y en el oct avo libro de La Odisea
vemos que los feacios obsequiaron ya en aquellos remotos t iempos al hijo de Laert es recién
llegado a la cort e de Alcínoo con un baile ejecut ado por una t ropa de jóvenes al son de la
armoniosa lira de Demódoco, los que bailaron con t anto primor y ligereza que Ulises quedó
arrebat ado por la encant adora movilidad de sus pies. A las sabias leyes de Platón se debió el que
est e art e llegase al últ imo grado de perfección ent re los griegos, como que At eneo nos dice que
los escultores más hábiles iban a est udiar y dibujar las varias act it udes de los bailarines, para
copiarlas después en sus obras.

Platón reconoció t res especies de danzas, dos de «honest as» y una de «sospechosa»:

La primera, de pura imit ación, que con dignidad y nobleza se ajust a a las expresiones del canto
y de la poesía.

La segunda, dest inada a procurar la salud, ligereza y buena gracia en el cuerpo.

La tercera o sospechosa era de las bacant es y ot ras semejant es que con pret exto de cumplir
con ciertos ritos religiosos imit aba la embriaguez y se abandonaban a toda suert e de excesos.
Por est a razón, al paso que juzgó las dos primeras de la más grande ut ilidad para la república,
dest erró la últ ima como cont raria a la moral y buenas cost umbres.
Coro de danzarinas en un friso de Samotracia, s. V adC.

Los griegos int rodujeron el baile en la escena, cuya invención se at ribuye a Bat ilo de Alejandría y a
Pílades: el primero lo unió a la comedia y, el segundo, a la t ragedia. Est a diversión, que forma uno
de los principales placeres de la juvent ud, no podía menos de gust ar a los romanos y a los demás
pueblos que les sucedieron.

Como es considerado el inventor de las danzas con que los griegos y romanos adornaron sus
banquet es. Primero fueron como unos int ermedios de aquellas comidas que la alegría y la
amist ad ordenaban en las familias, pero el placer, la glotonería y el vino dieron después mayor
ext ensión a est e divert imento, degenerando de su primit ivo origen.

Sócrat es es alabado por los filósofos que le sucedieron porque bailaba con primor. Platón
mereció ser vit uperado por haber rehusado bailar en un baile que daba un rey de Siracusa: y
Severo Catón, que en los primeros años de su vida no cuidó de inst ruirse en un art e que ya se
miraba ent re los romanos como un objeto serio, creyó que debía sujet arse a los 59 años de edad
a las ridículas inst rucciones de un maest ro de baile en Roma.

Joven y bailarina, s. V adC.


Los griegos y la mayoría de los pueblos ant iguos int rodujeron el baile en la mayor part e de sus
ceremonias sagradas y profanas. El baile o danza sagrada es de todas la más ant igua. Los judíos
la pract icaban en las fiest as mandadas por la Ley y para celebrar algún acont ecimiento
int eresant e. Después del paso del mar Rojo, Moisés y su hermana María bailaron en unión con
ot ros hombres y mujeres y David hizo lo mismo delant e del Arca en señal de alegría. La danza o
baile ast ronómico invent ado por los egipcios e imit ado luego por los griegos se reducía a
represent ar al son de tocat as armoniosas y por medio de pasos mesurados y figuras bien
diseñadas el movimiento y curso de los ast ros.

El baile armado o «danza pírrica», cuya invención se at ribuye a Pirro hijo de Aquiles, que la ejecutó
por primera vez delant e de la t umba de su padre, se hacía con la espada, la lanza y el escudo. En
medio de ella ejecut aban todas las evoluciones milit ares de aquellos t iempos, y formaba una
part e de la educación de la juvent ud de Lacedemonia. Est e baile se llamaba t ambién por los
griegos menafítico y se decía lo había invent ado Minerva para celebrar la victoria de los dioses y
el abat imiento de los t it anes. Los espart anos iban al combat e danzando. La danza de los fest ines
se ejecut aba en los int ermedios o después de los banquet es. El sonido de muchos inst rumentos
reunidos invit aba a los convidados a nuevos placeres: los poet as dicen que Baco inventó est e
baile cuando volvió de Egipto.

Se llamaba «baile de la inocencia» a una danza que se hacía en Lacedemonia por las doncellas de
aquella ciudad ent erament e desnudas delant e del alt ar de Diana, con graciosas y modest as
act it udes y con pasos lentos y graves. Helena se ejercit aba en est e baile cuando fue vist a por
Paris, el que, enamorado, la robó. Licurgo, al reformar las leyes de los lacedemonios, conservó
est a danza, la que probablement e no consideraría perjudicial a las buenas cost umbres.

Los «bailes fúnebres» se ejecut aban en las exequias y funerales. En los de un rey de At enas, por
ejemplo, una escogida t ropa vest ida de largas ropas blancas rompía la marcha. Dos órdenes de
jóvenes precedían al féret ro circuido de ot ros dos coros de doncellas. Llevaban todos coronas y
ramos de ciprés y formaban bailes graves y majest uosos al son de sinfonías lúgubres. Luego
venían los sacerdot es de las diversas divinidades del Át ica, adornados con los signos dist int ivos
de su caráct er. Caminaban lent ament e y en cadencia, cant ando himnos en alabanza del difunto
rey. Los bailes fúnebres de los part iculares ejecut ados sobre est e modelo eran proporcionados a
la dignidad de los muertos.

El inicio t eat ral ant iguo se dividía en cuat ro part es:


1. Trágico. Era propio del t rágico toda la seriedad y dignidad necesaria para inspirar la t rist eza,
la compasión, el t error y todos los sent imientos análogos a la acción que se quería
represent ar.

2. El baile cómico, llamado cordacio, era acompañado de las posiciones más indecent es y
licenciosas, en t anto grado que Teofrasto dice que un hombre no se hubiera at revido a bailar
el cordacio sin haber perdido ant es toda especie de pudor o sin est ar embriagado.

3. Satírico. La t ercera especie de baile se llamaba attellanes y era lo que en la sat írica griega se
decía sykinnis, dest inado a la burla y mordacidad.

4. Pantomímico. La cuart a part e y la más famosa reunía el caráct er de todas las demás: los
pantomimos sin necesit ar ni de la propia voz, ni del oído de los espect adores, daban a
ent ender con la mayor claridad por medio de pasos y acciones expresivos cuanto querían.

Antigua Roma

Bailarina con patera y rhytos, s. I dC.

Ent re los romanos se usaba una especie de danza que mejor debería llamarse pantomima en los
ent ierros o funerales. Un hombre tomaba el vest ido del difunto y, cubiert a su cara con una
máscara, iba delant e de la pompa lúgubre remedando las cost umbres y modales más conocidos
del sujeto que represent aba, de modo que venía a ser un orador fúnebre sin hablar una palabra, de
todas las cost umbres del muerto.

El baile o danza de los salios fue inst it uido por Numa Pompilio, segundo rey de Roma, en honor de
Mart e, el que ejecut aban doce sacerdot es llamados salios escogidos de las más ilust res familias
de Roma.

El baile del Himeneo o «danza nupcial» est aba en uso ent re los romanos. Se ejecut aba en los
mat rimonios de los ant iguos por jóvenes y doncellas coronados de flores, que con sus figuras y
con sus pasos expresaban la alegría que reina en una feliz unión. Con el t iempo est e baile, t an
sencillo en su origen, pasó a ser un vivo ejemplo y una pint ura la más obscena de las funciones
más secret as del mat rimonio. La licencia y el libert inaje llegaron a t al punto que el Senado se vio
precisado a echar de Roma a todos los danzarines y maest ros de semejant e baile.

Todos los pueblos, como hemos dicho, t uvieron sus bailes sagrados, que eran considerados como
una part e del culto que debía t ribut arse a sus divinidades. Los galos, los españoles, los alemanes,
los ingleses t enían sus danzas sagradas. En todas las religiones ant iguas fueron los sacerdot es
danzadores por est ado. Si hemos de dar crédito a Scaligero, los obispos fueron llamados
præsules en la lengua lat ina (a præsiliendo) porque ellas principiaban la danza sagrada. Así es que
en casi todas las iglesias que se const ruyeron en los primeros t iempos se dejaba un t erreno
elevado al que se daba el nombre de coro; est e era una especie de t eat ro separado del alt ar, t al
como se ve aún en el día de hoy en las iglesias de san Clement e o de san Pancracio de Roma, en
el que se ejecut aban las danzas sagradas con la mayor pompa en todas las fiest as solemnes.
Aunque estos bailes hayan sido sucesivament e dest errados de las ceremonias de la Iglesia, no
obst ant e se conservan todavía en algunos pueblos católicos en honor de los mist erios más
augustos de est a religión.[3]

Edad Media

La danza medieval t uvo escasa relevancia, debido a la marginación a la que la somet ió la Iglesia,
que la consideraba un rito pagano. A nivel eclesiást ico, el único vest igio eran las «danzas de la
muert e», que t enían una finalidad moralizadora. En las cort es aristocrát icas se dieron las «danzas
bajas», llamadas así porque arrast raban los pies, de las que se t iene poca const ancia. Fueron más
import ant es las danzas populares, de t ipo folklórico, como el pasacalle y la farándula, siendo
famosas las «danzas moriscas», que llegaron hast a Inglat erra (Morris dances). Ot ras modalidades
fueron: el carol, el estampie, el branle, el saltarello y la tarantela.[4]
Renacimiento

La danza renacent ist a t uvo una gran revit alización, debida al nuevo papel preponderant e del ser
humano sobre la religión, de t al manera que muchos autores consideran est a época el nacimiento
de la danza moderna. Se desarrolló sobre todo en Francia –donde fue llamado ballet-comique–,
en forma de historias bailadas, sobre t extos mitológicos clásicos, siendo impulsado
principalment e por la reina Cat alina de Médici. Se suele considerar que el primer ballet fue el
Ballet comique de la Reine Louise (1581), de Balt hazar de Beaujoyeulx. Las principales
modalidades de la época eran la gallarda, la pavana y el tourdion. En est a época surgieron los
primeros t rat ados sobre danza: Domenico da Piacenza escribió De arte saltandi et choreas
ducendi, siendo considerado el primer coreógrafo de la Historia; Thoinot Arbeau hizo una
recopilación de danzas populares francesas (Orchesographie, 1588).[5]

Barroco

La danza barroca siguió desarrollándose nuevament e en Francia (ballet de cour), donde hizo
evolucionar la música inst rument al, de melodía única pero con una rít mica adapt ada a la danza.
Fue pat rocinada especialment e por Luis XIV, que convirt ió la danza en grandes espect áculos
(Ballet de la Nuit, 1653, donde int ervino el rey caract erizado de sol), creando en 1661 la Academia
real de Danza. Como coreógrafo dest acó Pierre Beauchamp, creador de la danse d'école, el
primer sist ema pedagógico de la danza. Las principales t ipologías fueron: minuet, bourrée,
polonaise, rigaudon, allemande, zarabande, passepied, gigue, gavotte, et c. En España t ambién se
dieron diversas modalidades de danza: seguidilla, zapateado, chacona, fandango, jota, et c.[6]

Baile social del siglo XVIII.


En el siglo XVIII -la época del Rococó- cont inuó la primacía francesa, donde en 1713 se creó la
Escuela de Ballet de la Ópera de París, la primera academia de danza. Raoul-Auger Feuillet creó
en 1700 un sist ema de not ación de danza, para poder t ranscribir por escrito la diversa variedad de
pasos de danza. En est a época la danza comenzó a independizarse de la poesía, la ópera y el
t eat ro, consiguiendo autonomía propia como art e, y formulando un vocabulario propio. Se
empezaron a escribir obras musicales solo para ballet , dest acando Jean-Philippe Rameau –
creador de la opéra-ballet–, y comenzaron a surgir nombres de bailarines dest acados, como
Gaet ano Vest ris y Marie Camargo. A nivel popular, el baile de moda fue el vals, de compás ¾,
mient ras que en España surgió el flamenco.[7]

Durant e el neoclasicismo el ballet experimentó un gran desarrollo, sobre todo gracias al aport e
t eórico del coreógrafo Jean-Georges Noverre y su ballet d'action, que dest acaba el sent imiento
sobre la rigidez gest ual del baile académico. Se buscó un mayor nat uralismo y una mejor
compenet ración de música y drama, hecho percept ible en las obras del compositor Christoph
Willibald Gluck, que eliminó muchos convencionalismos de la danza barroca. Ot ro coreógrafo
relevant e fue Salvatore Viganò, que dio mayor vit alidad al «cuerpo de ballet », el conjunto que
acompaña a los bailarines prot agonist as, que cobró independencia respecto de estos.[8]

Romanticismo

La danza románt ica recuperó el gusto por los bailes populares, las danzas folklóricas, muchas de
las cuales sacó del olvido. Surgió el clásico vest uario de ballet (el tutú), aparecido por primera
vez en el Ballet de las Monjas de Robert le Diable (1831), de Giacomo Meyerbeer. Se empezó a
componer música purament e para ballet , dest acando Coppélia (1870), de Léo Delibes. En el
aspecto t eórico, dest acó la figura del coreógrafo Carlo Blasis, principal creador del ballet
moderno en cuanto codificó todos los aspectos t écnicos concernient es a la danza: en El código
de Terpsícore (1820) relacionó la danza con las ot ras art es, efect uando est udios de anatomía y
movimientos corporales, ampliando el vocabulario relat ivo a la danza, y dist inguiendo varios t ipos
de bailarines según su físico. También int rodujo el baile sobre las punt as de los pies, en el que
dest acaron Marie Taglioni y Fanny Elssler. En bailes populares, cont inuó la moda del vals, y
aparecieron la mazurca y la polca.[9]
Representación de El cascanueces, de Piotr Chaikovski.

A mediados del siglo XIX, con el nacionalismo musical, el cent ro geográfico en cuanto a creación
e innovación pasó de París a San Pet ersburgo, donde el Ballet Imperial alcanzó cot as de gran
brillant ez, con un cent ro neurálgico en el Teat ro Mariinski –y, post eriorment e, en el Teat ro
Bolshói de Moscú–. La figura principal en la conformación del ballet ruso fue Marius Pet ipa, que
int rodujo un t ipo de coreografía narrat iva donde es la propia danza la que cuent a la historia. Hizo
ballet s más largos, de hast a cinco actos, convirt iendo el ballet en un gran espect áculo, con
deslumbrant es puest as en escena, dest acando su colaboración con Piot r Chaikovski en t res
obras excepcionales: La bella durmiente (1889), El cascanueces (1893) y El lago de los cisnes
(1895). A nivel popular, el baile más famoso de la época fue el can-can, mient ras que en España
surgieron la habanera y el chot is.[10]

Danza contemporánea

La danza cont emporánea se inició nuevament e con el liderazgo del ballet ruso adquirido a finales
del siglo XIX: Mijaíl Fokin dio más import ancia a la expresión sobre la t écnica; su obra Chopiniana
(1907) inauguraría el «ballet at mosférico» –solo danza, sin hilo argument al–. Serguéi Diáguilev fue
el art ífice del gran t riunfo de los Ballets Rusos en París, int roduciendo la danza en las corrient es
de vanguardia: su primer gran éxito lo obt uvo con las Danzas polovtsianas de El príncipe Ígor de
Aleksandr Borodín (1909), al que siguieron El pájaro de fuego (1910), Petrushka (1911) y La
consagración de la primavera (1913), de Ígor St ravinski; por últ imo, Parade (1917) fue un hito
dent ro de la vanguardia, con música de Erik Sat ie, coreografía de Léonide Massine, libreto de
Jean Coct eau y decorados de Pablo Picasso. En el grupo de Diáguilev dest acaron los bailarines
Vaslav Nijinsky, Anna Pávlova y Tamara Karsávina. Con la Revolución soviét ica el ballet ruso pasó a
ser un inst rumento de propaganda polít ica, perdiendo gran part e de su creat ividad, aunque
surgieron grandes bailarines como Rudolf Nuréyev y Mijaíl Barýshnikov, y se produjeron obras
memorables como Romeo y Julieta (1935) y Cenicienta (1945), de Serguéi Prokófiev, y Espartaco
(1957), de Aram Jachat urián. También alcanzó notoriedad el sist ema pedagógico ideado por
Agrippina Vagánova.

Ballets Rusos (1912), de August Macke, Kunsthalle, Bremen.

La danza expresionist a supuso una rupt ura con el ballet clásico, buscando nuevas formas de
expresión basadas en la libert ad del gesto corporal, liberado de las at aduras de la mét rica y el
rit mo, donde cobra mayor relevancia la autoexpresión corporal y la relación con el espacio. Su
principal t eórico fue el coreógrafo Rudolf von Laban, quien creó un sist ema que pret endía
int egrar cuerpo y alma, poniendo énfasis en la energía que emanan los cuerpos, y analizando el
movimiento y su relación con el espacio. Est e nuevo concepto quedaría plasmado con la bailarina
Mary Wigman. De forma independient e, la gran figura de principios de siglo fue Isadora Duncan,
que int rodujo una nueva forma de bailar, inspirada en ideales griegos, más abiert a a la
improvisación, a la espont aneidad.
En el período de ent reguerras dest acaron las escuelas francesa y brit ánica, así como el
despunt ar de los Est ados Unidos. En Francia, el Ballet de la Ópera de París volvió al esplendor de
la era románt ica, gracias sobre todo a la labor de Serge Lifar, Roland Pet it y Maurice Béjart . En
Gran Bret aña dest acaron figuras como Marie Rambert , Ninet t e de Valois, Frederick Ashton,
Antony Tudor, Kennet h MacMillan, Margot Font eyn, et c. En Est ados Unidos, donde había escasa
t radición, se consiguió en poco t iempo llegar a un alto nivel de creat ividad y profesionalización,
gracias en primer lugar a pioneras como Rut h Saint Denis, Mart ha Graham, Doris Humphrey y
Agnes De Mille. El ruso George Balanchine –surgido de la compañía de Diáguilev– se inst aló allí
en 1934, donde fundó la School of American Ballet , y produjo espect áculos que lo renombraron
como uno de los mejores coreógrafos del siglo. En los años 1950 y 1960 dest acó la act ividad
innovadora de Merce Cunningham que, influido por el expresionismo abst racto y la música
aleatoria de John Cage, int rodujo la danza basada en la casualidad, el caos, la aleatoriedad
(chance choreography). Ot ro gran hito de la época fue el West Side Story (1957) de Jerome
Robbins.

Con Paul Taylor la danza ent ró en el ámbito de la posmodernidad, con un manifiesto inicial en su
Duet (1957), donde permanecía inmóvil junto a un pianist a que no tocaba el piano. La danza
posmoderna int rodujo lo corrient e y lo cot idiano, los cuerpos ordinarios frent e a los est ilizados de
los bailarines clásicos, con una mezcolanza de est ilos e influencias, desde las orient ales hast a las
folklóricas, incorporando incluso movimientos de aerobic y kickboxing. Ot ros coreógrafos
posmodernos fueron Glen Tet ley, Alvin Ailey y Twyla Tharp. En las últ imas décadas del siglo
dest acaron coreógrafos como William Forsyt he y Mark Morris, así como la escuela holandesa,
represent ada por Jiří Kylián y Hans van Manen, y donde t ambién se formó el español Nacho
Duato. A nivel de bailes populares, en el siglo XX ha exist ido una gran diversidad de est ilos, ent re
los que se puede remarcar: foxt rot , charlestón, claqué, chachachá, t ango, bolero, pasodoble,
rumba, samba, conga, merengue, salsa, t wist , rock and roll, moonwalk, hust le, breakdance, et c.[11]

Véase también

Ballet cort esano

Ballet de acción

Ballet románt ico

Ballet español

Ballet moderno
Opéra-ballet

Baile de salón

Danza folclórica

Danza cont emporánea

Coreografía

Historia de la ópera

Referencias

1. Abad (2004), p. 15.

2. Abad (2004), p. 15-17.

3. Diccionario histórico enciclopédico, Vicenç Joaquim Bastús i Carrera, 1828 (http://books.goo


gle.es/books?jtp=245&id=3C4yKPt6Il0C&hl=es#v=onepage&q&f=false)

4. Abad (2004), p. 17-18.

5. Abad (2004), p. 20-24.

. Abad (2004), p. 25-35.

7. Abad (2004), p. 37-66.

. Abad (2004), p. 37-56.

9. Abad (2004), p. 57-90.

10. Abad (2004), p. 92-122.

11. Abad (2004), p. 124-363.

Bibliografía

Abad Carlés, Ana (2004). Historia del ballet y de la danza moderna. Alianza Editorial, Madrid.
ISBN 84-206-5666-6.

Enlaces externos

Breve historia de la danza (ht t p://moldes1.t ripod.com/t ecnica/historia.ht ml)


Historia de la danza (ht t p://ht ml.rincondelvago.com/historia-de-la-danza.ht ml)
Para bailar y danzar (https://www.rtve.es/alacarta/audios/musica-antigua/musica-antigua-para-b
ailar-danzar-10-06-11/1125841/) : emisión del 10 de junio del 2011 de Música antigua,
programa de Radio Clásica.
Despedida del año con danzas (https://www.rtve.es/alacarta/audios/musica-antigua/musica-ant
igua-despedida-del-ano-danzas-30-12-11/1284422/) : emisión del 30 de dic. del 2011 de
Música antigua.
¡Donne, venete al ballo! (https://www.rtve.es/alacarta/audios/musica-antigua/musica-antigua-do
nne-venete-ballo-22-04-14/2524712/) : emisión del 22 de abril de 2014 de Música antigua.
Selectas y deliciosas chaconas, passacaglias y zarabandas (https://www.rtve.es/alacarta/audio
s/musica-antigua/musica-antigua-selectas-deliciosas-chaconas-passacaglias-zarabandas-31-05-
16/3621650/) : emisión del 31 de mayo del 2016 de Música antigua.
Danzas (https://www.rtve.es/alacarta/audios/musica-antigua/musica-antigua-280519/524736
0/) : emisión del 28 de mayo de 2019 de Música antigua.
Otras danzas (https://www.rtve.es/alacarta/audios/musica-antigua/musica-antigua-otras-danzas
-04-06-19/5261162/) : emisión del 4 de junio de 2019 de Música antigua.

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ance)

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