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INSTRUMENTO DESCRIPCIÓN DEL PROBLEMA Y PREGUNTA DE

INVESTIGACIÓN1
PRACTICAS SOCIALES QUE REALIZAN LAS DIFERENTES ORGANIZACIONES A
FAVOR DEL DESARROLLO HUMANO EN JOVENES VICTIMA DEL CONFLICTO
ARMADO DE LA ZONA NORTE DE QUIBDO

DESCRIPCIÓN DEL PROBLEMA


Internacional: El tema de la violencia ha tomado una creciente relevancia en América Latina,

considerada por los especialistas como la región más violenta del mundo, y en dicho contexto, uno

de los ejes más analizados es el referente al vínculo de los jóvenes con diversas formas de

violencia, tanto en su calidad de víctimas como en su calidad de victimarios. En relación con la

violencia en general, diversos estudios del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), del Banco

Mundial, de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y de la Comisión Económica para

América Latina y el Caribe de las Naciones Unidas (CEPAL), en ese mismo orden de ideas se

realiza una investigación en el tema de los jóvenes en particular, en la década de 1990 (Rodríguez,

1996), que permitió confirmar que el tema debe ser analizado desde dos perspectivas

complementarias, tomando a los jóvenes como víctimas y como victimarios, y que en ambos casos,

el problema es tan relevante en sus dimensiones como preocupante en sus características

esenciales. Desde entonces, el conocimiento acumulado ha ido creciendo, a la par del crecimiento

de las principales aristas del problema como tal: la violencia se ha generalizado como la principal

causa de muerte entre los jóvenes en todos los países de la región (accidentes de tránsito y

homicidios, en particular), al tiempo que el protagonismo juvenil en diferentes expresiones de

violencia organizada (asaltos, homicidios, secuestros, etc.) ha ido aumentando de manera

exponencial, con un claro sesgo de género y de estratificación social, en la medida en que los

protagonistas son mayoritariamente varones y pertenecientes a estratos pobres de nuestras

sociedades.

1
Instrumento realizado por: Zapata, A. y Melo, D. (2020). Instrumento descripción del problema y pregunta de
investigación
Según estudios del BM y el BID, América Latina es la región más violenta de todo el mundo, en la medida en

que su registro anual de muertes es más de dos veces mayor que en cualquier otra región del planeta. En

promedio, 30 asesinatos por cada 100 000 personas por año.

El problema de la violencia creciente en el continente preocupa cada vez más a la opinión pública de

casi todos los países, del mismo modo que a las respectivas autoridades de gobierno. Así lo reflejan

las encuestas de opinión pública en casi todos los casos conocidos, y los crecientes debates

políticos y parlamentarios centrados en la necesidad de desplegar respuestas más eficaces, a los

efectos de disminuir o al menos controlar las preocupantes manifestaciones que más abiertamente

atentan contra los derechos humanos y hasta contra la más elemental seguridad ciudadana.

Pero lo más sintomático y preocupante es que los rostros de la violencia que estamos comentando

son por lo general muy jóvenes, tanto en su carácter de víctimas como en su papel de victimarios,

detrás de quienes siempre se identifican diversas formas de manipulación adulta. Una extensa

revisión de antecedentes bibliográficos y una serie de entrevistas a informantes calificados,

realizadas durante 1996 a pedido de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la

Ciencia y la Cultura (UNESCO), nos ha permitido confirmar las dimensiones y complejidades de

estos fenómenos, ciertamente difíciles de imaginar desde una ciudad "tranquila" como Montevideo

(Rodríguez, 1996).

Por otra parte, es importante mencionar que los jóvenes mexicanos representan un poco más del

38% de las víctimas de homicidios en el país en la última década, según un informe publicado en

junio del 2012 por el banco mundial, ya que del 2008 a 2010 se triplicó la tasa de homicidio juvenil

en México. En este mismo orden de ideas se puede decir, que en el mundo cada día mueren

aproximadamente 565 jóvenes de 10 a 29 años de edad a causa de la violencia interpersonal

(VI).1 Este tipo de violencia abarca la de tipo intrafamiliar, de pareja y comunitaria, e incluye robos,

riñas y secuestros en espacios públicos. Las consecuencias de la violencia involucran lesiones que

pueden requerir atención hospitalaria, daños a la salud mental, discapacidad y muerte. Por cada
homicidio juvenil hay alrededor de 20 a 40 víctimas que reciben tratamiento hospitalario.1 En México,

durante el año 2008 murieron 13 900 personas por agresiones,2 cifra que aumentó a 25 757 en

2010, y colocó a la agresión como la séptima causa de mortalidad, con una tasa de 22.9 por cada

100 000 habitantes.3 Cabe señalar que hubo 43.7 muertes por homicidio por cada 100 000 hombres

en el país y 4.4 por cada 100 000 mujeres; la tasa más alta de muerte por homicidio se observó

entre los hombres jóvenes de 25 a 29 años, con 86.8 homicidios por cada 100 000 habitantes.

De ahí que, ante este panorama, surge la necesidad de desarrollar líneas de acción para la

prevención de la violencia interpersonal en la población joven mediante la generación de

conocimientos propios y la revisión de investigación realizada en el contexto latinoamericano. El

objetivo es contar con evidencia de experiencias y políticas exitosas en la prevención de la violencia

relacionada con los jóvenes,15 desde una perspectiva de salud pública que incorpore la perspectiva

de género, el desarrollo y la participación comunitaria,10,11 ya que las relaciones entre los pares y

las iniciativas grupales juveniles tienen una importancia fundamental para el desarrollo tanto de las

propias vidas de los y las adolescentes y jóvenes como de sus capacidades y aportes al desarrollo

social.

Citas y referencias

Rosario Valdez-Santiago, D en C,(1) Elisa Hidalgo-Solórzano, M en C,(1) Mariana Mojarro-Íñiguez, M en C,


(1)
 Leonor Rivera-Rivera, M en C,(2) Luciana Ramos-Lira, D en Psic Soc.(3
https://saludpublica.mx/index.php/spm/article/view/5123/10097
https://www.bancomundial.org/es/news/feature/2013/03/05/mexican-youth-authors-
and-victims-of-violence

Nacional: La historia de Colombia en los últimos sesenta años ha estado marcada por el conflicto

armado. En sus inicios, la desigual repartición de la tierra y la falta de espacios para participación

política dieron cabida al uso de la violencia y la lucha armada. Un método que en los años siguientes

se fue reforzando con la irrupción del narcotráfico, el narcoterrorismo, la presencia de nuevos

actores políticos y armados en un contexto de lucha revolucionaria, Guerra Fría y guerra contra el
terrorismo que han ido transformando el conflicto en su razón de ser y métodos de subsistencia.  

En este contexto, los grupos armados han justificado el uso de la violencia por considerarla el único

método para poder transformar la sociedad y con la intención de no permitir cambios considerados

como ilegítimos. Así pues, la fractura creada por las desigualdades, el uso de la violencia y la lucha

por el poder han marcado las dinámicas sociales y políticas que han tenido lugar en Colombia desde

que se instauró la República (S.XIX) hasta el día de hoy, cuando Colombia abre un nuevo capítulo

en su historia con los actuales procesos de paz.

Por otro lado, según Jorge A. Restrepo, la violencia juvenil acaba con miles de vidas al año en

Colombia. Y daña decenas de miles de vidas más. Después de la pobreza, la violencia juvenil es,

sin lugar a dudas, el problema que más afecta la calidad de vida de los jóvenes en el país: además

de las pérdidas humanas a causa de la violencia, impone inmensos costos emocionales a los

sobrevivientes, las familias y las comunidades. Los jóvenes que viven en entornos violentos toman

decisiones más riesgosas, decisiones pensando más en el corto plazo que a largo plazo y están

menos dispuestos a invertir en su bienestar, en el de sus familias y las comunidades: la violencia

distrae del desarrollo social y productivo. La presencia de violencia deteriora la calidad de vida,

genera miedo, fragmenta las comunidades, reduce las capacidades de producir, hace más costosa

la vida cotidiana y hace menos posible competir bien, conduciendo al atraso social y económico. Los

jóvenes que pasan de la agresión a la violencia el daño intencional al otro- encontrarán más difícil

dirigir su vida hacia el bienestar propio, de sus familias y el de sus comunidades.

Del mismo modo, en Colombia, la violencia juvenil es alta y prevalente en entornos urbanos pese a

grandes diferencias de intensidad entre ciudades y a la gran heterogeneidad aparente de sus

manifestaciones. Aún peor es que la relación con la violencia de los jóvenes no es de una sola vía:

los jóvenes no sólo son víctimas directas, siendo el principal grupo demográfico en Colombia en

riesgo de sufrirla, sino que también son los principales perpetradores de la violencia. En tanto

menores de edad, muchos de estos perpetradores son también víctimas de quienes los usan y hasta
reclutan para ejercer la violencia.

Además, es importante resaltar que según informes realizado por la congresista del centro

democrático María del Rosario Guerra de la Espriella, donde dice que entre el primero de enero y

el 28 de agosto de 2019 la Dirección de Protección y Servicios Especiales de la Policía Nacional

detuvo a 9.659 menores de edad, de ellos 7.114 estaban entre los 16 y 17 años, y los 2.481

restantes, entre los 14 y 15 años. 

Donde deja ver con claridad, los departamentos que registran mayor número de aprehensiones

entre los cuales resalta los siguientes: Cundinamarca (2.238), Antioquia (1.870), Valle (918),

Santander (669) y Atlántico (510). De los 9.659 detenidos, 2.273 fueron detenidos por el delito de

tráfico, fabricación o porte de estupefacientes; 2.439 por hurto a personas; 738 por fabricación, porte

y tráfico de armas; 711 por receptación, y 605 más por lesiones personales.  

Revisando los antecedentes se observa que en 2018, el Sistema de Responsabilidad Penal para

Adolescentes (SRPA) registró el ingreso de 9.156 menores de edad por la comisión de algún delito,

de los cuales 7.960 fueron hombres y 1.197 mujeres. El rango de edad que predominó en este

registro fue el de 17 años con 3.575 casos, seguido de 16 años (2.719), 15 años (1.690), y 14 años

(872).

Así mismo la violencia juvenil es un problema de salud pública significativo que afecta diariamente

a miles de jóvenes y, a su vez, a sus familias, escuelas y comunidades. Generalmente se trata de

jóvenes que lastiman a otros jóvenes que no están relacionados con ellos y que pueden conocer

bien o no. La violencia juvenil puede tomar formas diferentes. Los ejemplos incluyen peleas, acoso,

amenazas con armas y violencia relacionada con pandillas. Una persona joven puede estar

involucrada en la violencia juvenil como víctima, agresor o testigo.

Por consiguiente, el abordaje de la violencia en el país constituye un fenómeno complejo y difícil de definir

pues confluyen diversas dimensiones y factores de tipo social, económico, político y cultural que afectan
tanto a individuos, a grupos humanos como al conjunto de la sociedad. Frente a esta apreciación del

fenómeno se pueden señalar como características fundamentales de la violencia en nuestro país, la

generalización, la complejidad y la degradación de los últimos años, Colombia vive hoy una situación de

violencia generalizada. Las distintas formas violentas física, psicológica, privación o negligencia, sexual, se

manifiestan en diferentes escenarios e involucran a distintos actores, esto es, los hechos violentos pueden

presentarse en distintos ámbitos de la vida privada o pública y en variadas condiciones de relación política,

familiar, laboral o social.

Desde esta aproximación a la comprensión de la violencia generalizada y en particular sobre la violencia

contra los niños en Colombia, se continúa en proceso de estudio, revisión de las estrategias de abordaje y sus

alcances con miras a formular soluciones de mayor impacto a favor de la niñez.


Citas y referencias
https://www.ohchr.org/Documents/HRBodies/CRC/StudyViolenceChildren/Responses/
Colombia.pdf

https://congresovisible.uniandes.edu.co/agora/post/el-fenomeno-de-la-delincuencia-
juvenil/10387/
https://www.cerac.org.co/assets/pdf/Libro_Violencia_Juvenil_PrimeraParte.pdf
https://www.cdc.gov/violenceprevention/youthviolence/spanish/index.html

Regional: El Departamento del Chocó, ha sido uno de los más afectados por todas las formas de

violencia en el marco del conflicto armado, ello unido a las débiles acciones por parte de los Entes

Territoriales y la desatención del resto de la institucionalidad en pro de la protección de los derechos

colectivos de dicha población, por lo que se ha relegado al abandono al Departamento que como

componente étnico cuenta con una población 80% Negra, 16% Indígena (Embera, Katios, Chami,

Wounaan y Tules) y 4% Mestiza (DANE, 2005). así mismo, estas comunidades indígenas y afro

descendientes víctimas del conflicto armado que habitan en el departamento del Chocó, afrontan

condiciones precarias de vida con limitadas garantías para el goce efectivo de sus derechos, pues

se han visto expuestas a procesos de desplazamiento, despojo, confinamiento y resistencia lo que

ha generado transformaciones que van en detrimento de sus posibilidades de supervivencia étnica y


cultural, lo cual se ve exacerbado por lo que constituye su mayor grado de vulnerabilidad: “su

asentamiento en sitios de alto valor estratégico del interés de actores tanto, legales como ilegales.

Esta situación particular ha generado que las comunidades se constituyan en víctimas de

violaciones a los derechos humanos e infracciones al derecho internacional humanitario, expresadas

en homicidios en persona protegida, amenazas, estigmatizaciones, desplazamiento forzado, toma

de rehenes, reclutamiento forzado de NNA, ataques contra la población civil, restricciones al paso de

alimentos, medicamentos, combustible y personas, y accidente y muertes a causa de minas

antipersonal.

Los anteriores párrafos evidencian la gravedad de la situación que enfrentan los sujetos étnicos en

el departamento de Chocó y las distintas manifestaciones del conflicto armado entre las cuales se

resumen: los altos índices de la violencia rural y urbana asociada a una lucha por el control

territorial, la persistencia del conflicto armado en los territorios ancestrales; de ahí que el impacto

desproporcionado que sobre los grupos étnicos ha dejado el conflicto armado, se traduce en una serie de

afectaciones diferenciales que están poniendo en riesgo la pervivencia física y cultural de los pueblos

indígenas y comunidades afrocolombianas del Chocó dadas las gravísimas violaciones de sus derechos

fundamentales propios, en especial al territorio, la autonomía y la identidad cultural.

Por otra parte, El departamento del Chocó, es un territorio étnico, cuenta con 30 municipios y una población

aproximada de 495.171 habitantes, según la proyección DANE a 2014 (DANE, 2014). El 96% de la superficie

departamental está constituida por territorios colectivos de comunidades negras y resguardos de pueblos

indígenas Embera, (Katíos, chamí y dobidá) Wounaan y Tule. El 4% restante es habitado por población

campesina mestiza. Hasta el momento se han constituido 59 Consejos Comunitarios Mayores y 120

Resguardos Indígenas (Ministerio del Interior, 2014). Próximamente INCODER entregará resolución de

conformación del resguardo el Dieciocho en el municipio del Carmen de Atrato. Posteriormente, Para el caso

del Chocó, la crisis humanitaria que viven los pueblos ancestrales es estructural, debido principalmente a los

intereses políticos y económicos que históricamente han existido sobre el territorio, sumado a la acción de los
grupos armados ilegales, que ha sumido a la población en la marginalidad y la discriminación.

En concordancia con lo anterior, Choco esta mayormente habitado por comunidades afrodescendientes e

indígenas Embera y Wounaan que en el marco del conflicto armado son los más afectados por la constante

presencia de grupos armados ilegales pero que a su vez están formando parte de un tratamiento de

negociación política hacia la paz bajo la estructura de sus derechos como comunidades étnico-territoriales y

amparados por las leyes 70 de 1993 y ley 89 de 189015. En el periodo actual, aproximadamente el 82% de las

víctimas por desplazamientos son indígenas y el 17% afrocolombianos. Por otra parte, en cuanto a

confinamientos, aproximadamente el 78% de las víctimas son indígenas y el 22% población

afrocolombiana,16 hechos que vulneran los DDHH e infringen el DIH.

Algo más que añadir a este tema, es que en 2018 se identificó el reclutamiento forzado como uno de los

hechos victimizantes que más afecta al Chocó11; la invisibilización del reclutamiento de menores es una de

las principales causas que agudiza este fenómeno; se identifican como causas relevantes del reclutamiento la

normalización de este fenómeno y las estrategias que utilizan los actores armados para el enrolamiento de

menores. A partir de esto, se registraron para el año 2018, 26 casos de reclutamiento forzado por parte del

ELN a menores de edad, concentrados en los municipios de Tadó y Bojayá12. Por otra parte, existe una gran

necesidad en materia de protección, ya que se ha identificado que la ausencia de este sector es una de las

principales causas de esta problemática. De igual manera, se requiere una intervención urgente desde la

institucionalidad debido a que la falta de actividades de uso de tiempo libre es también afecta de manera

directa a los NNAJ.

Citas y referencias
https://www.defensoria.gov.co/public/pdf/crisisHumanitariaChoco.pdf
https://www.refworld.org.es/pdfid/5d0ab6944.pdf

Local: La violencia que vivimos ahora en Quibdó es resultado de años de crisis al interior de la

familia, la educación, la sociedad como un todo, en la cual la pobreza, la falta de oportunidades, los
medios de comunicación, la inequidad social, la corrupción y factores externos como el tráfico de

estupefacientes, guerrilla y bandas criminales han logrado un modelo de sociedad en la cual los

jóvenes, la consideran un instrumento válido y necesario de reconocimiento social y de

supervivencia llegando a niveles de autodestrucción inconcebibles. De igual forma, la situación de

violencia e inseguridad ha desbordado los temidos barrios del norte de la capital del Chocó, por lo

que la diócesis alerta de la situación “dramática” que vive la población. En la capital del Chocó

Quibdó crecen los asesinatos, sobre todo entre menores de 30 años. Los grupos armados, que

aprovechan la pandemia para conquistar terreno, desplazan y amenazan a quienes denuncian. El

Estado aumentó la presencia de la fuerza pública, pero no la necesaria inversión social; puesto que

a diario se ve cómo la violencia urbana se lleva a los más jóvenes en Quibdó. Los amigos del barrio,

los hijos de los vecinos, algunos excompañeros de estudio, esta es una situación que limita el

desarrollo de la ciudad y genera desplazamiento interno que divide a la familia. Por otra parte, existe

una disputa entre los diferentes barrios periféricos de la zona norte de Quibdó por el llamado

territorio. De ahí que el año pasado fue un año muy violento para Quibdó, una capital con al menos

130.886 habitantes, según el Dane. Creció el control de los grupos armados en varios barrios y

zonas rurales; aumentaron los desplazamientos urbanos, la sensación de inseguridad y los

asesinatos. De acuerdo con el Sistema de Información Estadístico, Delincuencial Contravencional y

Operativo de la Policía Nacional -SIEDCO-, entre 2017 y 2019, la Cifra de muertes violentas no

superó el centenar de casos; pero el número llegó a 151 en 2020. Y las principales víctimas fueron

los jóvenes: el 54 % de los Quibdoseños asesinados el año pasado son menores de 30 años. La

violencia se ensañó con ellos. Pero denunciar es una opción riesgosa, pues abundan las

intimidaciones, como las que han recibido los líderes de las organizaciones sociales y comunitarias.

Así mismo en los medios locales abunda el silencio y escasean las noticias sobre violencia urbana.

Y desde luego, qué la zona norte de la cuidad de Quibdó, no ha sido la excepción, ya que está

conformada por diferentes receptores de la población desplazada que llega a esta localidad;

trayendo consigo una series de acontecimientos tales como: el desempleo, el micro-tráfico y la falta
de oportunidad para los jóvenes, convirtiéndose así en un grave problema social; y es así que hoy

cuando se habla de la zona norte de la ciudad de Quibdó se piensa en violencia, la organización de

pandillas, el incremento en las lesiones personales con armas de fuego, los habitantes de este

barrio viven bajo el miedo y la zozobra, debido a la alta tasa de homicidios que se presentan en este

sector de la capital chocoana.

De acuerdo a las investigaciones y el testimonio de diferentes líderes, manifiestan qué las causas

del problema de la violencia en este sector no tienen un solo origen, dicen que una de las causas

evidentes es la presencia de grupos armados. “Hay una disputa por los territorios entre el Clan del

Golfo y un grupo que se hace llamar ‘Fuerzas Armadas Mexicanas’”, manifiestan que hay tres

grupos más los cuales son Los Palmeños, Los Locos y Los Rapados, consideradas también como

delincuencia común por las autoridades. Dicen que estos cinco grupos se disputan el territorio y son

los responsables de la mayoría de los homicidios en Quibdó.

Posteriormente, El año pasado fue violento para Quibdó, una capital con al menos 120.679

habitantes, según el Dane. Creció el control de los grupos armados en varios barrios y zonas

rurales; aumentaron los desplazamientos urbanos, la sensación de inseguridad y los asesinatos. De

acuerdo con el Sistema de Información Estadístico, Delincuencial Contravencional y Operativo de

la Policía Nacional -SIEDCO-, entre 2017 y 2019, la cifra de muertes violentas no superó el centenar

de casos; pero el número llegó a 151 en 2020. Y las principales víctimas fueron los jóvenes: el 54 %

de los Quibdoseños asesinados el año pasado son menores de 30 años. La violencia se ensañó con

ellos.

Se debe agregar que “Son jóvenes matando a jóvenes”, dijo un miembro de la Diócesis de Quibdó

que pidió no revelar su identidad, pues ha recibido amenazas. “Por mi trabajo y el tiempo que llevo

acá, he visto crecer a chicos que luego terminan en la criminalidad o víctimas de la violencia

urbana”, contó. Un líder juvenil, vinculado a procesos sociales desde hace 12 años en Quibdó,

añadió que los adolescentes están siendo violentados, reclutados, estigmatizados por vivir en

barrios populares o asesinados.


En 2010, según cifras entregadas a la Fundación Ideas para la Paz por el SIEDCO y compartidas

a PACIFISTA! para este reportaje, 55 personas murieron de forma violenta en Quibdó. En 2011 la

cifra aumentó a 66. En 2012 y 2013 el número subió a 99; luego se redujo a 76 en 2014 y a 75 en

2015. Para 2016, la cifra creció hasta 114 y los años siguientes no superó los tres dígitos (en 2017 y

2018 se reportaron 93 casos, en 2019 hubo 91). Pero en 2020 se disparó hasta los 151 asesinatos. 

Finalmente, se concluye que el abandono estatal es evidente en estas comunidades, ya que las

condiciones de vida son precarias, no se cuenta con los servicios básicos, la mayoría de los hogares

están conformados por madres cabeza de familia víctimas del conflicto armado, que durante años

ha vivido nuestro país, ya que producto de esta violencia son mujeres viudas, quienes tienen que

salir a realizar trabajos informales como la venta de pescado, plátano, frutas o la minería para poder

llevar el sustento al hogar dejando a sus hijos a merced de los grupos delincuenciales. Es evidente

que la falta de empleo, salud, vivienda, educación y servicios públicos, son factores que facilitan el

reclutamiento de estos menores.


Conceptualizaciones a incluir en la descripción: El Municipio de Quibdó está ubicado en

la región de las calmas ecuatoriales y según el sistema de Holdrige (1963), corresponde a

las zonas de vida de bosque muy húmedo tropical (bmh – T) y bosque pluvial tropical (pb-

T). Los cuales se caracterizan por altas precipitaciones y temperaturas superiores a 24°C.

El municipio de Quibdó presenta tres unidades climáticas: Cálido súper húmedo (Cs), con

una extensión aproximada de 275.000 Ha, equivalentes al 82,39 % del territorio, en donde

se localizan todos los centros poblados del municipio. Medio súper húmedo (Mh), con

47.500 Ha y 14,23 %, se encuentra en esta zona el sector occidental del resguardo de

Bebaramá. Muy frío y frío húmedo y perhumedo (Fh), 11.250 Ha. Equivalentes al 3,38%, en este

sector no se encuentran poblaciones. Este municipio, Tiene un área de 3337,5 km2 y una población

de 97.714 habitantes, la cual representa el 32% del total del departamento. El 65% se encuentran en

el área urbana. La cabecera municipal Quibdó, se encuentra a 5°41´13´´ de latitud norte y 76°39´40
´´ de longitud este, respecto al meridiano de Greenwich; se encuentra entre 43 y 53 m.s.n.m. y tiene

una temperatura promedio de 28°C.

Otra información relevante

Pregunta de investigación

¿Cómo Contribuyen las Practicas Sociales de actores y agentes individuales y colectivos al


Desarrollo Humano de los Jóvenes Victima del Conflicto Armados de la Zona Norte de la
Ciudad de Quibdó?

1° macroproyecto ¿Cuáles son las dinámicas de la participación social regional en las


políticas públicas en Colombia?

2° macroproyecto ¿Cómo contribuyen las Prácticas Sociales de actores y agentes sociales


individuales y colectivos al Desarrollo Humano en Colombia?
Referencias bibliográficas

1. Posterior al diligenciamiento inicie a tejer la estructura de los párrafos, para ello


tenga en cuenta conectores, coherencia entre párrafos e hilaridad en las ideas.
Recuerde que no es número de páginas, sino calidad, no obstante, y en lo
posible que no supere las cuatro páginas.

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