Todas las funciones son igualmente importantes para la
supervivencia de un animal, pero la función de reproducción tiene la cualidad de ser la única que permite la continuidad de una especie y que los genes de un individuo perpetúen una vez que éste haya muerto. Existen dos tipos de reproducción, la sexual y la asexual. Hay especies que sólo se reproducen sexualmente y otros que pueden hacerlo asexualmente. 1.Reproducción sexual: es necesaria la presencia de dos células sexuales, una masculina y otra femenina. Casi todas las especies animales tienen este tipo de reproducción, por lo que se necesita una hembra y un macho o dos individuos hermafroditas (como ocurre con los caracoles) para que se puede realizar esta función. 2.Reproducción asexual: no necesita de dos individuos con sexos diferenciados, un solo animal produce descendencia idéntica genéticamente a él. En el reino animal encontramos varios tipos de reproducción asexual: Gemación: un animal adulto produce una gemación que al crecer genera otro individuo independiente. Las esponjas marinas y algunas medusas tienen este tipo de reproducción. Fragmentación: una parte del animal original se secciona, se separa y crece de manera independiente, creando un nuevo ser. Las estrellas de mar son un buen ejemplo. Partenogénesis: a raíz de una célula germinal femenina no fecundada y bajo determinadas circunstancias se desarrolla un embrión que produce un animal idéntico a su madre. Algunos insectos (hormigas o abejas), peces y reptiles realizan partenogénesis. La descendencia es exclusivamente hembra, al no intervenir una célula germinal masculina.