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El Siguiente texto ha sido elaborado a partir de la reflexión realizada por Mauricio Santa
María el 5 de septiembre de 2021, Retos y reflexiones sobre el comercio exterior en
Colombia. Este ha sido modificado en algunos apartes, actualizado y complementado, con
el propósito de adaptarlo a las necesidades del curso.
Con esos resultados, el déficit comercial fue de -3.3% del PIB en 2019, deteriorándose
frente al -2.1% de 2018. En esa misma línea, el déficit de cuenta corriente reportado por el
Banco de la República llegó al -4.3% del PIB en 2019, por encima del -3.9% de 2018.
Desde hace un tiempo, Anif ha venido haciendo un balance del grado de penetración
exportadora a nivel de TLCs y sectores productivos en Colombia. Concretamente, en
2019 se observó que esa penetración mejoró en sectores clave como minería, metalurgia,
agro y vehículos, pero empeoró en refinados del petróleo y químicos. Además, Colombia
registró ganancias comerciales en seis de los trece TLCs firmados (Triángulo Norte,
EFTA, UE, G3, Panamá e Israel) y presentó deterioro en cinco (CAN, Chile, Estados
Unidos, Canadá y Mercosur).
El TLC con el G3 mejoró su potencial exportador, en línea con las mayores ventas de
cacao, pero sigue teniendo un balance negativo total. El TLC con Canadá presentó
desmejoras en su potencial exportador, debido al desempeño de los sectores de refinados
del petróleo y metalúrgicos (similar a Estados Unidos), aunque compensados
parcialmente por ganancias en el sector textil (favorecido por el tipo de cambio).
El balance indica que el potencial exportador de Colombia se basa en: (i) la dinámica del
comercio bilateral entre los firmantes de cada TLC; (ii) la canasta importadora de los
países y su complementariedad con nuestra canasta exportadora; y (iii) el tamaño del
mercado de los competidores que enfrentamos; lo que ofrece pocas posibilidades de
ofrecer una rápida respuesta a los objetivos de penetración en esos mercados; todavía
más si se considera que el crecimiento de la productividad es bajo y ha sido un obstáculo
para el crecimiento económico. Una gran brecha de infraestructura, baja productividad
laboral e integración comercial, y barreras a la competencia doméstica son algunos de los
factores que limitan el crecimiento de la productividad total de los factores.
El balance del comercio exterior no resultó para nada favorable no parece muy alentador
en 2020. Esto dado el crecimiento negativo de la economía mundial, y la caída de los
flujos de intercambio. En 2020 las exportaciones colombianas disminuyeron un 21,4% al
pasar de US$39.000 millones en 2019 a US$31.055 millones. En el contexto mundial, se
evidenció una caída de solo 8%. Esta baja, por encima del promedio del mundo, refleja
una alta dependencia de la oferta exportable de bienes como petróleo y carbón que son
los que explican esa disminución en más de US$8.000 millones. Con este resultado, el
valor de las exportaciones del país en 2020 es comparable, aunque inferior al resultado
del 2016 (US$31.768 millones). En lo que se refiere al volumen de importaciones, estas
disminuyeron un 17,4%, pasando de US$52.702 millones a US$43.488 millones. Este
mayor valor de las importaciones versus las exportaciones significa para el país un déficit
de la balanza comercial (exportaciones - importaciones) de no menos de -US$12.432
millones.
Este descalabro se explica en gran parte por su pérdida de protagonismo frente a sus
socios comerciales. Las exportaciones hacia Estados Unidos cayeron un 23%, con China
un 41,5% y Panamá un 36% (siendo estos tres los principales socios comerciales del
país). No obstante, de otro lado se observa un incremento en las mismas hacia India del
129,7%, explicadas especialmente por el sector minero energético, lo que reafirma su
gran dependencia frente a esta actividad.
En la actualidad surgen grandes interrogantes sobre el futuro del sector externo del país.
La incapacidad para adaptarse a los mercados internacionales, su fuerte dependencia
frente al mercado de los commodities, el incierto camino hacia la recuperación de las
economías socias, no sólo le otorgan muy pocas posibilidades a las exportaciones,
también dejan poco margen de maniobrabilidad a la política pública, en especial a la
devaluación, dado lo incierto que resulta su efecto elasticidad precio de la demanda;
igualmente incierto resulta el avance en el contexto de la integración.
En consideración a lo anterior, el futuro de las exportaciones, y la posibilidad de un
comercio internacional favorable para el país parece estar en manos del sector privado,
quien esta en mora de ofrecer efectivas respuestas que, basadas en las mejoras en
productividad, la mejor organización productiva y el énfasis en los desarrollos basados en
el uso del conocimiento, la ciencia, la tecnología y la innovación, hagan del comercio un
escenario clave para el mayor crecimiento y bienestar del país.