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doi.org/10.19130/iifl.it.2020.5.1.

0014

Patricia Castillo. INFANCIA /DICTADURA.


Testigos y actores (1973 · 1990).
Santiago, Editorial LOM, 2019

Francisca Márquez
Universidad Alberto Hurtado
fmarquezb@gmail.com

Creo que este es uno de los libros más de este libro y de las investigaciones que
complejos y dolorosos que he leído. Leer lo hicieron posible:
sobre la infancia en la dictadura abre
puertas insospechadas. Más aún si esto Los estudios sobre la transmisión del
se escribe de la mano de otros testigos y trauma entre generaciones […] no
actores, como lo hace Patricia Castillo. pueden sostener conclusiones univer­
Un libro que no tiene forma de libro, sino sales respecto a síntomas […] pues con
de cuaderno, de esos que llevábamos en ello se desconoce el funcionamiento
nuestros bolsones y que se iban ajando y singular del trauma y nuestra nece­
desgastando a medida que transcurrían saria ignorancia respecto a lo que en
los meses. Es un “ataque al corazón”, se esa determinada vivencia se rompió.
nos advierte desde el inicio, el que se busca Tampoco es de fácil intuición lo que
en este cuaderno en cuya tapa una mano las generaciones subsiguientes cons­
infantil dibuja un corazón asustado por truyeron con dicho fragmento de la
un hombre con un cuchillo amenazante. historia de sus antepasados... (pie pá­
El libro se pregunta si los 1 080 me­ gina núm. 4).
nores de edad que fueron víctimas de
cárcel y tortura en los años de dictadura Entramos a un mundo de mucha in­
(1973–1989), según el Informe Valech, no certidumbre.
fueron muchísimos más. Los niños y las
niñas que hablan aquí son también víc­ La autora y sus preguntas
timas, porque, como dice Patricia, se les Debo decir aquí que conozco poco a Pa­
obligó no solo a entrar en el universo de tricia; sé que es una joven psicoanalista,
violencia política de esos años, sino tam­ madre, académica e investigadora. Que
bién a aprender un lenguaje que nunca estudió su pregrado en la Universidad
debieron conocer. Me temo que aún no Católica, que tiene una maestría en psi­
podemos dimensionar las consecuencias coanálisis de la Universidad de Buenos
de tal enseñanza. Por eso la importancia Aires, y un doctorado en Psicología en la

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Universidad París VIII. Sé también que ha de ellos, la autora nos comparte la tesis o
investigado y escrito mucho sobre la in­ hilo conductor de esta investigación y de
fancia en la dictadura, y que en todos sus la curatoría de los recuerdos infantiles:
escritos, niñas y niños aparecen siempre
como testigos, como actores que portan En este camino, los niños y niñas se
recuerdos y saberes. A partir de la lectura fueron transformando, ante mi mi­
de este, su último libro, intuyo, sin embar­ rada, en actores políticos, interlocu­
go, que en su corazón guarda algo de ese tores plenos. Hoy pienso más en sus
sufrimiento que se dibuja en la portada. tácticas que en sus fragilidades, en sus
En las primeras páginas del libro, la formas de resistir y subjetivarse más
autora nos hace partícipes de este derro­ que en los delitos que contra ellos se
tero que la lleva a escribir y a preguntarse cometen. Dejé de subestimarlos... (6)
una y otra vez por la infancia en contex­
tos de violencia política:
El cuaderno
Este libro tiene una particularidad: en
dónde estaba yo en ese tiempo tan di­ él hay algo lúdico que facilita el tránsito
fícil. Una forma de decirle a nuestros por los testimonios del horror; es un li­
hijos que también se pueden hacer bro que invita a ser leído desde cualquier
otras cosas con esa historia, que no punto, que invita a ser hojeado, desple­
sabemos qué es lo que realmente se gado, de atrás para adelante, de adelante
hereda y que, de alguna manera, son para atrás. Y tal factura es importante.
libres (8). Porque habla de una cierta polifonía, en
la que el lector también participa; pero a
Porque Patricia sabe que su vez habla de los múltiples fragmentos
de los que se hace nuestra memoria, in­
fantil y adulta. La pretensión de Patricia
esto no es algo que solo le hicieron a
no es cerrar esta lectura, sino abrirla a
tus padres; tú no te das cuenta pero
una lectura dialógica. Complejo cuader­
también te lo hicieron a ti. Nosotros
no/libro:
vemos tus cicatrices y, es más, tam­
bién las vemos en tus hijos (7). […] Un collage de gestos infantiles diver­
Lo único que yo tenía claro era que sos, entre los que se cuentan aquellos
transformar el dolor en síntoma no con pretensiones literarias, periodís­
nos estaba ayudando, solo era una ticas y etnográficas, […] se trata de un
forma más de ligar nuestro malestar ejercicio de recolección de prácticas
social e histórico por la impunidad a afectivas, de narraciones construidas
un fenómeno individual. Una enfer­ para otros, para otros diversos, algu­
medad (13). nas veces donde los pequeños testi­
gos se toman a sí mismos como otros,
En uno de los primeros pies de página pero siempre en torno a un ejercicio
(2), porque este cuaderno/libro está lleno que incluye la alteridad (27).

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De allí que la manufactura de este que se nombra la realidad, Patricia se


cuaderno no sea azarosa, ni nazca de un pregunta:
simple afán estético y de diseño gráfico.
Las claves están en los fundamentos del ¿A quién le sirven estos discursos?
fragmento y del quiebre, tal como lo se­ ¿Por qué los investigadores no se pre­
ñala Patricia en otro pie página (4): “Ni guntan respecto al poder siniestro de
la prisión política, ni el exilio, ni la tor­ la psicopatología en términos ideoló­
tura son situaciones que construyen ex­ gicos? ¿Por qué nunca piensan en las
periencia; de hecho, son fracturas de la consecuencias que los titulares efec­
misma”. Fracturas que se nos entregan a tistas tienen sobre las personas? La
través de la reproducción fiel de la letra subjetividad siempre está en diálogo
de puño y letra aún sin pulir, los recortes con esos significantes, identificándo­
y las pegatinas con las que adornábamos se, diferenciándose, asumiéndolos o
nuestros cuadernos y diarios; los recortes rechazándolos, pero no es sin efectos,
de prensa y los dibujos infantiles. nunca es sin efectos (4).
Pero hay algo más en esta manufac­
tura que respeta fielmente la textura del De este ejercicio autocrítico con la
cartón, del papel, de la gráfica del horario dis­ciplina y las propias experiencias, Pa­
y el nombre en la portada del cuaderno. tricia avanza hacia la construcción de
Aquí hay también mucho de historia “un relato sobre la dictadura que escapa a
como la tapa de una libreta que reza en las cuestiones dicotómicas, y excede por
letra mayúscula: “ESTA LIBRETA DE COMU­ mucho la experiencia que mis padres pu­
NICACIONES ES REPARTIDA GRATUITAMEN­ dieron/quisieron producir y transmitir”
TE A LOS ALUMNOS DE ENSEÑANZA FISCAL”. (25). Y entonces comienza la búsqueda
(128). Enseñanza fiscal, hoy se diría ense- que bien podría ser leída también como
ñanza pública, que ciertamente no es lo una prolija y creativa bitácora de investi­
mismo. Habría que preguntarse si algo gación y compromiso ético:
se nos perdió o qué se ganó en este sutil
cambio de lenguaje. Solicité todo lo que creí podría estar
relacionado con la experiencia de los
La investigación niños y niñas en dictadura. Ya había
Este libro es también un buen ejemplo visto ... Me había maravillado… Había
de cómo opera la imaginación de la in­ presentido… Durante meses revisé ar­
vestigadora en la construcción teórico– chivos […] hicimos un llamado abier­
epistemológica. La autora nos muestra to […] La respuesta no se hizo esperar
generosamente el largo y complejo ca­ […]. Siempre más en el intersticio que
mino que debió recorrer para llegar a en la literalidad. Eso me lo enseñó mi
responder las preguntas que la inquie­ práctica como psicoanalista.
tan. Partiendo de una cierta suspicacia
por los términos psicológicos con los Lo innominable:

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Sentí que había quedado grabado en ido transformándose. Hoy, ciertamente,


esas piezas de museo algo que sobre­ ellos son sujetos de derecho. Pero no es­
pasaba la literalidad y hospedaba un toy tan cierta de que ellos hayan logrado
conjunto complejo de emociones que hacerse protagonistas de nuestra com­
no encontrarán jamás un término pleja historia, como afirma la autora. Me
preciso para ser nombradas (8). temo que el hacerse sujetos de derecho
no garantiza su actuación ni protagonis­
Pero hay algo más que investigación mo, es decir, el respeto a esos derechos.
en este ejercicio polifónico. En los tér­ Ellos siguen siendo sistemáticamente
minos de Bourdieu, podría afirmar que violentados. Quizá en parte —como bien
Patricia y su equipo asumen la tarea de se señala en este libro—, porque aún hay
una sociología reflexiva que no solo ob­ algo enigmático en el espacio que ocu­
jetiva su participación en la definición pan en nuestra sociedad la infancia y
del problema, también hace del ejerci­ su subjetividad: ¿Qué piensan? ¿De qué
cio de la comunicación de los resulta­ hablan? ¿Qué saber portan y qué hacen
dos, un ejercicio reflexivo y ético. Una con él? ¿Cuándo esos saberes pueden
tarea tan compleja como la realización transformarse en acciones políticas? Es­
del estudio: tas son algunas de las preguntas que aquí
se busca responder. Citando a Giorgio
[…] de alguna manera, el efecto sub­ Agamben (2004), la autora concluye que
jetivo de reconstruir esta historia
nos obligaba a pensar en otra forma los testigos infantiles y sus enuncia­
de comunicar los resultados […]. Era ciones responden a un relato, muchas
cuestión de organizar una exposición, veces desafectado, pues de alguna ma­
pero ¿quién sabía hacer una exposi­ nera fueron quizá los únicos que se
ción? […]. No queríamos que la gen­ salvaron del desarme de la realidad
te fuera al museo a condolerse con la que constituyó el golpe de Estado (25).
parte más triste de nuestra infancia
(20). Fue así que de esta investiga­ Yo me atrevería a agregar que en los
ción nace el primer archivo histórico niños más que desafección, lo que en
de producciones infantiles que existe ellos encontramos es la obstinada bús­
en Chile, y que será resguardado en el queda de una cierta verdad. Y en esa bús­
Museo de la Memoria y los Derechos queda, los adultos, ciertamente, no esta­
Humanos (17). mos a la altura; ni antes ni ahora.
Las voces de los niños y las niñas son
Las voces tan diversas que costaría tipificarlas:
Finalmente, ¿qué nos deja este libro como en las fotos de las ruinas de La Mo­
como resultado de investigación? Cier­ neda, los niños no escatiman esfuerzo si
tamente, como Patricia afirma, la mi­ se trata de descubrir lo oculto. Tal como
rada en torno a las niñas y los niños ha esos dos niños empinados sobre las per­

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foraciones y escombros de los muros, a “pegar” con amalgama para poder unir
observan con atención desde su pequeña en un relato. En esa tarea, la compren­
altura. Así como observan, ellos escriben sión no se resuelve jamás. Esta es la más
y preguntan. Si nos detenemos en sus dolorosa lección que les hemos dado
diarios de vida o en las preguntas, descu­ como sociedad adultocéntrica. De allí
briremos sin gran esfuerzo que hay dos entonces que “el horror no pueda tener
fórmulas que se repiten insistentemente: narradores, no hay experiencia del ho­
aquello que los sociólogos denominan rror, solo ruptura, fragmentación y des­
“triangulación de información y fuentes”, concierto, […] sin memoria de un tiempo
y la pregunta del por qué. En ambos ca­ en el que las cosas funcionaban de otra
minos, los niños buscan sin tregua, com­ manera, con otras reglas (25). Aprender
prender, explicar para encontrar el hilo de ese lenguaje y de las búsquedas de
de la trama. los niños y las niñas es la invitación que
Un ejemplo de estas preguntas in­ ciertamente se desprende de este bello
cómodas y sin respuesta nos lo entrega libro de Patricia Castillo. No podemos
la carta que los educadores del Colegio sino concluir que la violencia de Estado
Rubén Darío escriben el 18 de junio de es un acto de fuerza cuyo movimiento no
1987, a propósito del asesinato del padre solo afecta el lenguaje e introduce nue­
de Lucien, Ignacio Valenzuela Pohorec­ vos términos; también silencia la posibi­
ky. La carta es devastadora, sobre todo lidad de un relato a múltiples voces. Y los
porque allí se registran meticulosamente niños y las niñas nos lo recuerdan como
las preguntas que los niños hacían en el gavilla en el ojo.
patio del colegio al enterarse de lo ocurri­
do a su pequeño compañero: “¿Qué pasó? Francisca Márquez
¿Cómo pasó? ¿Por qué? ¿Pueden llevarse Antropóloga y doctora en Sociolo­
a mi mamá?” gía por L’Université Catholique de
Comparto cuando Patricia parafrasea Louvain La Neuve, Bélgica. Actual­
al escritor peruano José Carlos Agüero y mente se desempeña como acadé­
concluye que “la historia desde la pers­ mica del Departamento de Antro­
pectiva de los niños y las niñas puede pología de la Universidad Alberto
coincidir con una historia sin héroes, una Hurtado. Investiga sobre procesos
historia de personas. Llenas de errores, de reunificación en Latinoamérica
luchas, resistencias, culpas y tensiones. (Fondecyt 1180352). Entre sus li­
De imperfectos” (26). Podemos decir bros están: El diario de Francisca.
que la historia de los niños también es Septiembre de 1973 (2019); Patri-
una historia donde los principios básicos monio. Contranarrativas urbanas
del lazo social no se cumplen, porque la (2019); [Relatos de una] ciudad
historia de los adultos es una historia de trizada. Santiago de Chile (2017);
silencios, de fragmentos y de escombros; Rutas migrantes, habitar, trabajar
donde ellos deben aprender a excavar y y festejar (2015); Unidad vecinal

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Portales: arquitectura, identidad y poráneas (2011); Etnografías del


patrimonio (2011); Las ciudades de vagabundaje: Santiago. Valparaíso
Georg Simmel. Lecturas contem- y Temuco (2010).

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