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SEMANA 12

MÓDULO 10
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MÓDULO 10

DERECHO AMBIENTAL
UNIDAD 10 COMPETENCIA
ADMINISTRATIVA Y JUDICIAL

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COMPETENCIA ADMINISTRATIVA y JUDICIAL.

1) Competencia local, la regla en materia ambiental.

El art. 41 de la CN trata en materia de distribución de competencias ambientales


legislativas entre la Nacion y las Provincias “... corresponde a la Nación dictar las
normas que contengan los presupuestos mínimos de protección y a las provincias las
necesarias para complementarlas, sin que aquellas alteren las jurisdicciones locales..."

Se refiere a la legislación y atribuciones de los distintos niveles de gobierno en cuanto


a la legislación ambiental. Los fenómenos ambientales se caracterizan por su
localización y movilidad, lo cual los hace divisibles de distintas maneras. El fenómeno
ambiental es en general un sujeto de la geografía y de la meteorología. Un fenómeno
de contaminación producido en un lugar cualquiera es trasladado
transfronterizamente a distintos sitios del planeta por corrientes térmicas y en ese
proceso sufre transformaciones químicas por ejemplo los CFC fabricados en el
Hemisferio Norte y el deterioro de la Capa de Ozono en la Antártida.

Dentro de cada territorio, la responsabilidad en los temas ambientales corresponde a


la jurisdicción en la que se localizan. Las responsabilidades de los gobiernos locales
son primarias. Las provincias tienen una responsabilidad absolutamente fundamental
en el manejo de los asuntos ambientales. Pero corresponde a la Nación dictar una
legislación de base con los presupuestos mínimos necesarios que aseguren por una
parte iguales condiciones de protección a todos los habitantes de la Nación en
cualquier lugar en que estos se encuentren y, por la otra que asuman la necesidad
del establecimiento de las normas vinculadas con los procesos globales de
preservación ambiental.

De tal manera que la Nación tendrá que dictar esas normas de base (piso), dejando a
cargo de los gobiernos provinciales y locales la responsabilidad en la legislación y
jurisdicción en esos niveles (techo). La lógica nos indica que las provincias conocen
fehacientemente el material sobre el cual están llamados a legislar y de ninguna
manera están obligadas a adoptar medidas por debajo de los requerimientos
provinciales.

Por su parte en materia jurisdiccional el artículo 7 de la LGA da competencia judicial al


tribunal ordinario local, siempre y cuando no sean actos de degradación o
contaminación interjurisdiccional, en este caso la competencia judicial será de un
tribunal Federal, regla también sentada en el art 32 de la LGA.

Por ello surge como principio rector en materia de competencia que tanto en el área
administrativa ( control – prevención) como en la esfera judicial la ambiental es una
materia no delegada la Nación y por ende de competencia local.
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La excepción en esta materia es la competencia Federal y se dará en dos supuestos: 1)


por el territorio o las personas 2) cuando los efectos de la contaminación, degradación
del daño ambiental sean interjurisdiccionales.

Dentro de la regla de competencia local queda incluido el Poder de Policia Ambiental


que también es local correspondiendo en consecuencia su ejercicio a las Provincias y
Municipios según los casos.

2) El Proceso judicial ambiental. Concepto.

LGA artículos 30 a 33 preveen la vía sumarísima del Amparo como medio idóneo
procesal para hacer cesar el daño ambiental colectivo.

A partir del art 32 del LGA, establece adelmas de lo relacionado con la competencia
judicial ya visto anteriormente, que “…El acceso a la jurisdicción por cuestiones
ambientales no admitirá restricciones de ningún tipo o especie. El juez interviniente
podrá disponer todas las medidas necesarias para ordenar, conducir o probar los
hechos dañosos en el proceso, a fin de proteger efectivamente el interés general.
Asimismo, en su Sentencia, de acuerdo a las reglas de la sana crítica, el juez podrá
extender su fallo a cuestiones no sometidas expresamente su consideración por las
partes.

En cualquier estado del proceso, aun con carácter de medida precautoria, podrán
solicitarse medidas de urgencia, aun sin audiencia de la parte contraria, prestando
debida caución por los daños y perjuicios que pudieran producirse. El juez podrá,
asimismo, disponerlas, sin petición de parte.

La LGA – art. 33- equipara Los dictámenes emitidos por organismos del Estado sobre
daño ambiental, agregados al proceso, tendrán la fuerza probatoria de los informes
periciales, sin perjuicio del derecho de las partes a su impugnación.

La sentencia hará cosa juzgada y tendrá efecto erga omnes, a excepción de que la
acción sea rechazada, aunque sea parcialmente, por cuestiones probatorias.

Como primera idea pueda afirmarse que un proceso ambiental es un proceso


colectivo, pues la pretensión articulada persigue la protección de un bien colectivo
como es el ambiente. Dentro de esta pretensión pueden alojarse diversas peticiones
como las que persiguen el cese del daño ambiental, obtener información ambiental, o
para dar declaración de certeza o de inconstitucionalidad relativa a temáticas
ambientales.

Pero con ello no se agota el concepto de proceso ambiental, pues a ello debe sumarse
los procesos judiciales en los que se articule un reclamo de reparación individual por
daño causado como consecuencia del daño ambiental colectivo. Estos procesos
merecen también ser definidos como un subtipo de procesos ambientales.

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La idea básica a tener en cuenta es que la agresión medioambiental es capaz de


provocar daños supraindividuales y/o individuales, de afectación patrimonial o
extrapatrimonial surgidos de un solo fenómeno. Un ejemplo es cuando una industria
contamina el aire circundante y ello impacta en todo su entorno, dañando de rebote a
los habitantes de la zona en que ese daño ambiental tiene influencia directa. Es decir
esos habitantes padecerán un daño colectivo al ambiente junto con otros daños
individuales como ser a la salud o a la propiedad.

Las pautas para identificar un proceso ambiental pueden ser entonces 1) por una parte
cual es el daño fuente o origen de conflicto y 2) cual ha sido la pretensión articulada.
Por lo tanto será un proceso ambiental tanto si los hechos que originan el reclamo
judicial responden a un daño ambiental como si la pretensión articulada se vincula
directamente con un objeto de ese tipo, aunque sea una pretesion individual.
Verificada la presencia de cualquiera de las pautas, o ambas conjuntamente
estaremos en presencia de un proceso ambiental.

Las pretensiones judiciales en materia ambiental pueden ser “ protectorias del


ambiente común” que buscan evitar el daño colectivo o si ya se está desarrollando
tienden a evitar el agravamiento; “ las reparatorias de daños ambientales” donde si es
posible volver al estado anterior buscaran la recomposición ambiental o si ello no es
posible la indemnización y por ultimo las “indemnizatorias” de daños colectivos o
individuales.

3) Proceso individual, colectivo y mixto.

Básicamente existen dos clases de procesos ambientales el colectivo ( o propio) y el


individual ( o impropio), pero al amalgamarse como veremos en el análisis del caso
“ Mendoza” puede generarse un tercer supuesto el proceso ambiental mixto.

Cuando la pretensión quede incluida y circunscripta a la tutela del bien “ambiente” en


cualquiera de sus modalidades (evitar, hacer cesar, mitigar, recomponer) estaremos
frente a un proceso ambiental colectivo o propio.

A diferencia de ello si el objeto del reclamo judicial se ciñe a un reclamo individual de


daños (padecidos por causa de un daño al ambiente) el proceso será ambiental
individual o impropio. Aquí no cambia el tipo si son uno o varios reclamantes pueden
ser muchos actores inclusive todo un barrio o todos los habitantes de una zona
determinada si cada actor persigue una reparación individual.

La tercera categoría aparece cuando a la pretensión de protección ambiental


(colectiva) se suma en el mismo proceso el reclamo individual de daños sufridos por
cada actor como consecuencia del daño ambiental cuyo cese, mitigación o
recomposición se persigue en la misma acción.

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El daño individual no se halla escindido de la categoría de daño ambiental que lo


origina, muy por el contrario, daño ambiental colectivo y su daño individual derivado,
forman una unidad, son parte de un mismo fenómeno ( jurisprudencia CSJN caso
Almada c/ Copetero)

4) El amparo ambiental.

Legislado en el artículo 43 de la C.N. dispone que “podrán interponer esta acción


contra cualquier forma de discriminación y en lo relativo a los derechos que protegen
al ambiente, a la competencia, al usuario y al consumidor, así como a los derechos de
incidencia colectiva en general, el afectado, el defensor del pueblo y las asociaciones
que propendan a esos fines, registradas conforme a la ley, la que determinará los
requisitos y formas de su organización”. Este es el amparo ambiental constitucional

Como medida precautoria del ambiente pueden solicitarse medidas de emergencia,


aún sin audiencia de la parte contraria, y el juez podrá disponer de ellas sin ninguna
petición por alguna de las partes.
Por su parte el art.30 de la LGA refiere al amparo como medida idónea para llevar
adelanta la pretensión ambiental ampliando la legitimación activa pues reza:
“Producido el daño ambiental colectivo, tendrán legitimación para obtener la
recomposición del ambiente dañado, el afectado, el Defensor del Pueblo y las
asociaciones no gubernamentales de defensa ambiental, conforme lo prevé el artículo
43 de la Constitución Nacional, y el Estado nacional, provincial o municipal; asimismo,
quedará legitimado para la acción de recomposición o de indemnización pertinente, la
persona directamente damnificada por el hecho dañoso acaecido en su jurisdicción.

Deducida demanda de daño ambiental colectivo por alguno de los titulares señalados,
no podrán interponerla los restantes, lo que no obsta a su derecho a intervenir como
terceros.

Sin perjuicio de lo indicado precedentemente toda persona podrá solicitar, mediante


acción de amparo, la cesación de actividades generadoras de daño ambiental
colectivo.”

Este es el denominado por la doctrina amparo ambiental popular.

5) Jurisprudencia de la Corte Suprema en el caso “Mendoza c. Estado


Nacional.”

En el conocido caso “Mendoza” que se tratara seguidamente se advierte no obstante


que fue de competencia originaria de la Corte Suprema en cuanto se demandó por el

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daño ambiental a la Cuenca del Riachuelo y por daños individuales derivados del
primero. En este caso la Corte escindió la competencia pero manteniendo la unidad de
la jurisdicción protectoria (competencia originaria de la CSJN para la defensa y
composición del bien colectivo “ambiente” ( jurisdicción protectoria) y Federal para
las pretenciones resarcitorias de cada actor ( individuales)

En el marco de este caso deben tenerse en consideración, por un lado, las actividades
de producción y comercio de bienes y servicios producto de la industria y del Puerto
(Dock Sud).Por otro lado, es necesario considerar el derecho colectivo a un medio
ambiente sano. Incluye los recursos naturales, ecosistemas y los procesos que se dan
en ellos. Sus dimensiones son el sistema hídrico-aire-suelo; residuos y ecosistemas.A
esto se le suma la calidad de vida de la población que reside en la Cuenca, a quienes se
debe garantizar el derecho a la salud y a una vivienda adecuada.
CAUSA: La causa se inició en julio de 2004, cuando un grupo de vecinos, encabezados
por Beatriz Silvia Mendoza y otras 16 personas, presentaron una demanda reclamando
la recomposición del medio ambiente y la creación de un fondo para financiar el
saneamiento de la cuenca, responsabilizando de daños y perjuicios a los siguientes
actores:
• El Estado Nacional, la Provincia de Buenos Aires y la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires.
• Cuarenta y cuatro empresas aledañas por volcar directamente al río los residuos
peligrosos, por no construir plantas de tratamiento, por no adoptar nuevas tecnologías
y por no minimizar los riesgos de su actividad productiva.
El Estado Nacional fue demandado al producirse la situación denunciada sobre una vía
navegable e interjurisdiccional, respecto de la cual tiene facultades de regulación y
control, en los términos del art.75, incs.10 y 13 de la Constitución Nacional.
La Provincia de Buenos Aires es demandada por tener el dominio originario sobre los
recursos naturales existentes en su territorio, atento los arts. 121 y 124 de la
Constitución Nacional.
Y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires es demandada en su carácter de corribereña
del Riachuelo, el que constituye, en el área de su jurisdicción, un bien de su dominio
público.
El objeto de la demanda es la indemnización por daños y perjuicios sufridos como
consecuencia de la contaminación de la Cuenca Matanza Riachuelo (a fin de reparar la
incapacidad sobreviniente, los gastos por tratamientos médicos, gastos por nueva
radicación, daño moral, daño psíquico sufrido por madres, padres y sus hijos, el daño
futuro comprensivo de los gastos que habrá que realizar para liberar a los niños de la
contaminación que portan en su organismo, y la pérdida del valor locativo de los
inmuebles que habitan); y el cese de la contaminación y recomposición del daño
ambiental colectivo (art. 41 de la Constitución Nacional y art. 30 de la Ley 25.675- Ley
General del Ambiente).
La Cuenca Matanza-Riachuelo cubre un área de más de 2.200 km2 en la que habitan
unos 5 millones de habitantes y constituye una región con múltiples problemas de
contaminación. A menos de 4 km de la Plaza de Mayo, se encuentra el barrio que se
conoce como Villa Inflamable. El mismo se encuentra ubicado en las inmediaciones del

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Polo Petroquímico, históricamente contaminante, y emplazado parcialmente sobre


terrenos resultantes del relleno de en una zona de ciénagas (contaminadas).
En ese barrio tuvo su origen la causa "Mendoza" –en la que la CSJN ordenó el
saneamiento del riachuelo- y es señalado por ACUMAR como uno de los territorios
más críticos. Por todo ello, Villa Inflamable está incluida en la primera fase del proceso
de Relocalizaciones que debe llevarse a cabo para proteger los derechos de los vecinos
afectados.
La Sra. Beatriz Mendoza se desempeñaba profesionalmente en la Unidad Sanitaria
“San Martín de Porres”, ubicada dentro del Polo Petroquímico de Dock Sud, donde se
realizaron estudios que demostraron la contaminación de los habitantes con plomo,
benceno y tolueno, entre otros agentes químicos utilizados en las explotaciones
petroquímicas de la zona. La contaminación que afecta Villa Inflamable es estructural y
se agrava por otros factores:
 Se encuentra emplazada junto al CEAMSE
 Carece de infraestructura de servicios de agua potable y redes cloacales.
 Está ubicada sobre el relleno de una zona de ciénagas (contaminadas por décadas).
Asimismo, no debe perderse de vista que la contaminación ambiental impacta de
manera inequitativa sobre los sectores más vulnerables de la población.
En efecto “la precariedad habitacional y el hacinamiento extremo, sumados a la
inexistencia de abastecimiento de agua por red, cloacas y regularidad en la recolección
de la basura, incrementan aún más la exposición al riesgo de la población que vive
sobre el curso de agua contaminada”.
El 20 de junio de 2006, la Corte Suprema de Justicia de la Nación intimó a los
demandados a que presenten un plan de saneamiento de la cuenca, y a las empresas a
que informen sobre los recaudos que se toman para detener y revertir la
contaminación de la zona.
La Corte dividió en varios expedientes el reclamo de los vecinos, uno de ellos fue la
indemnización por los daños individuales sufridos por cada uno, para reparar los
gastos por tratamientos médicos, daño moral y psíquico y la nueva radicación de las
familias.
La Corte se declaró competente para estudiar el daño colectivo, es decir, la parte del
reclamo que solicita que se recomponga el medio ambiente y se realicen obras de
saneamiento. "Tiene una prioridad absoluta la prevención del daño futuro, ya que se
trata de actos que seguirán produciendo contaminación. En segundo lugar, debe
perseguirse la recomposición de la polución ambiental y, finalmente, para el supuesto
de daños irreversibles, el resarcimiento", dice el Tribunal.
En septiembre de 2006 se realizó la primera audiencia pública ante la Corte, en la que
el Gobierno Nacional y los gobiernos de la Provincia de Buenos Aires y de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires presentaron un Plan de Saneamiento del Riachuelo y la
creación de un Comité de Cuenca Interjurisdiccional. En el mismo se contempla la
relocalización de la población de Villa Inflamable que fue identificada como una de los
barrios que se halla en situación más crítica
En febrero de 2007 se llevó a cabo la segunda audiencia pública, en la que se
presentaron los avances logrados desde la presentación del Plan de Saneamiento.

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El 08 de julio de 2008 la Corte dictó un fallo histórico en la causa "MENDOZA BEATRIZ


SILVIA Y OTROS C/ESTADO NACIONAL Y OTROS S/DAÑOS Y PERJUICIOS (Daños
derivados de la contaminación ambiental del Río Matanza-Riachuelo)", donde se
determinó quiénes son los responsables de llevar adelante las acciones y las obras de
saneamiento, el plazo en que deben ser ejecutadas, dejando abierta la posibilidad de
imponer multas para el caso de incumplimiento.
Por otra parte, el Máximo Tribunal encomendó al Defensor del Pueblo de la Nación y a
las ONG's la conformación de un Cuerpo Colegiado para el control del Plan de
Saneamiento. El 20 de septiembre de 2010 se firmó el acuerdo general entre el Estado
Nacional, la Provincia de Buenos Aires, el Municipio de Avellaneda y la ACUMAR para
el cumplimiento del Plan de Urbanización de Villas y Asentamientos Precarios en
Riesgo Ambiental de la Cuenca Matanza Riachuelo. Mediante este convenio se
establecieron las etapas de gestión a desarrollar para la relocalización de familias, y las
obligaciones y facultades de cada uno de las partes signatarias. Entre ellas, la búsqueda
de terrenos idóneos, la formulación de un proyecto integral, el estudio de factibilidad
social y ambiental, y la participación de los afectados.

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