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Afecciones comunes de los recién nacidos

Algunas afecciones físicas son muy comunes durante las primeras semanas
posteriores al nacimiento. Si nota alguna de las siguientes afecciones en su bebé,
contacte a su pediatra.

Distensión abdominal
Por lo general, las barrigas de la mayoría de los bebés sobresalen, especialmente
después de una toma abundante. Sin embargo, entre las tomas, deben sentirse
bastante blandas. Si el abdomen de su hijo se siente hinchado y duro, y si no ha
tenido una deposición durante más de uno o dos días, o tiene vómitos, llame a su
pediatra. Es muy probable que el problema se deba a gases o estreñimiento, pero
también podría indicar un problema intestinal más grave.

Lesiones durante el parto


Es posible que los bebés se lesionen durante el parto, especialmente si el trabajo
de parto es particularmente largo o dificultoso, o cuando los bebés son muy
grandes. Mientras que los recién nacidos se recuperan rápidamente de algunas de
estas lesiones, otras persisten durante más tiempo. A menudo, la lesión es una
clavícula rota, que se cura rápidamente si el brazo de ese lado se mantiene
relativamente inmóvil. De hecho, puede formarse un pequeño bulto en el sitio de la
fractura después de algunas semanas, pero no se asuste; este es un signo
positivo de que se está formando hueso nuevo para curar la lesión.

La debilidad muscular es otra lesión de nacimiento común, causada durante el


trabajo de parto por la presión o el estiramiento de los nervios conectados a los
músculos. Por lo general, estos músculos, que suelen estar debilitados a un lado
de la cara o de un hombro o brazo, vuelven a la normalidad después de varias
semanas. Mientras tanto, pídale a su pediatra que le muestre cómo amamantar y
sostener al bebé para promover la curación.

Síndrome del bebé azul


Los bebés pueden tener las manos y los pies levemente azulados, pero es posible
que esto no sea un motivo de preocupación. Si sus manos y pies se vuelven un
poco azulados a causa del frío, deberían recuperar su color rosado apenas se
calientan. Ocasionalmente, la cara, la lengua y los labios pueden volverse un poco
azulados cuando el bebé no para de llorar, pero cuando se calma, su color en
estas partes del cuerpo debe volver a la normalidad rápidamente. Sin embargo, si
la piel se vuelve de un color azulado de manera persistente, especialmente con
dificultades para respirar y alimentarse, esto es un signo de que el corazón o los
pulmones no están funcionando correctamente, y de que el bebé no está
recibiendo suficiente oxígeno en la sangre. La atención médica inmediata es
fundamental.

Tos
Si el bebé toma líquido muy rápido o trata de beber agua por primera vez, es
posible que tosa y escupa un poco; pero este tipo de tos debería detenerse
apenas se ajuste a una rutina de alimentación familiar. También puede estar
relacionada con la fuerza o la rapidez con la que baja la leche de la mamá. Si el
bebé tose continuamente o tiene arcadas rutinariamente durante las tomas,
consulte con el pediatra. Estos síntomas podrían indicar un problema subyacente
en los pulmones o el tracto digestivo.

Llanto excesivo
Todos los recién nacidos lloran, a menudo, sin un motivo aparente. Si se ha
asegurado de que su bebé se alimentó, eructó, se mantiene caliente y tiene un
pañal limpio, probablemente, la mejor táctica es sostenerlo y hablarle o cantarle
hasta que deje de llorar. No puede “consentir” a un bebé de esta edad prestándole
mucha atención. Si esto no funciona, envuélvalo bien en una manta de manera
cómoda.

Se acostumbrará al patrón de llanto normal de su bebé. Si alguna vez suena


extraño; por ejemplo, como alaridos de dolor, o si alguna vez persiste durante un
período inusual, podría significar un problema médico. Llame al pediatra y pídale
asesoramiento.

Marcas de fórceps
Cuando se usan fórceps para brindar ayuda durante un parto, estos pueden dejar
marcas rojas o, incluso, raspados superficiales en la cara y la cabeza de un recién
nacido, en la zona donde el metal ejerció presión sobre la piel. Por lo general,
estos desaparecen en pocos días. A veces, se desarrolla un bulto firme y plano en
una de estas zonas debido a un daño menor en el tejido que se encuentra debajo
de la piel. Sin embargo, esto también suele desaparecer en el término de dos
meses.

Ictericia
Muchos recién nacidos normales y saludables tienen un tinte amarillento en la piel,
que se conoce como ictericia. Esto se debe a una acumulación de una sustancia
química, denominada bilirrubina, en la sangre del niño. Esto ocurre con más
frecuencia cuando el hígado inmaduro aún no ha comenzado a cumplir su función
de eliminar la bilirrubina del torrente sanguíneo en forma eficiente (la bilirrubina se
forma por la descomposición normal de los glóbulos rojos en el cuerpo). Si bien los
bebés suelen tener un caso leve de ictericia, que es inofensivo, la ictericia puede
convertirse en una afección grave si la bilirrubina llega a lo que un pediatra
considera como un nivel muy alto. Aunque la ictericia es bastante tratable, si el
nivel de bilirrubina es muy alto y no es tratado de manera efectiva, en algunos
casos, incluso puede provocar un daño en el sistema nervioso o el cerebro. Es por
eso que la afección debe controlarse y tratarse adecuadamente. La ictericia tiende
a ser más común en los bebés que están en período de lactancia, con más
frecuencia en aquellos que no está tomando el pecho correctamente; las madres
que están amamantando deben dar el pecho, al menos, entre ocho y doce veces
por día, lo que ayudará a producir suficiente leche y a mantener bajos los niveles
de bilirrubina.

Primero, la ictericia aparece en la cara, luego en el pecho y el abdomen y,


finalmente, en los brazos y las piernas, en algunos casos. La parte blanca de los
ojos también puede ser amarilla. El pediatra examinará al bebé para saber si tiene
ictericia, y si sospecha que puede estar presente —no solo en función de la
cantidad de coloración amarillenta en la piel, sino también de la edad del bebé y
otros factores— puede pedir un análisis en la piel o de sangre para diagnosticar
definitivamente la afección. Si la ictericia se desarrolla antes de que el bebé tenga
veinticuatro horas de vida, siempre se necesita realizar una prueba de bilirrubina
para establecer un diagnóstico preciso. Entre los tres y cinco días de vida, los
recién nacidos deben ser revisados por un médico o una enfermera, ya que este
es el momento en el que el nivel de bilirrubina es más alto; por ese motivo, si un
bebé recibe el alta antes de tener setenta y dos horas de vida, debe ser revisado
por el pediatra dentro de los dos días del alta. Algunos recién nacidos deben ser
revisados aun más temprano, incluidos:

 Los que tienen un nivel de bilirrubina alto antes de abandonar el hospital.


 Los que nacen en forma prematura (más de dos semanas antes de la fecha
prevista de parto).
 Los bebés cuya ictericia está presente durante las primeras veinticuatro
horas posteriores al nacimiento.
 Los que no están tomando el pecho correctamente.
 Los que tienen moretones y sangrado considerables debajo del cuero
cabelludo, relacionados con el trabajo de parto y el parto.
 Los que tienen un padre o hermano que tuvieron niveles de bilirrubina altos
y recibieron tratamiento para este problema.
Cuando el médico determina que la ictericia está presente y debe ser tratada, el
nivel de bilirrubina puede ser reducido colocando al bebé debajo de luces
especiales cuando está desvestido, en el hospital o en el hogar. Sus ojos serán
cubiertos para protegerlo durante la terapia de luz. Este tipo de tratamiento puede
prevenir los efectos perjudiciales de la ictericia. En el caso de los bebés que están
tomando el pecho, la ictericia puede durar más de dos a tres semanas; en el caso
de los que toman leche de fórmula, la mayoría de los casos de ictericia
desaparecen para las dos semanas de vida.

Letargo y adormecimiento
Todos los recién nacidos pasan la mayoría del tiempo durmiendo. Siempre que se
despierte cada pocas horas, coma bien, parezca estar contento y esté alerta
durante parte del día, es totalmente normal que duerma el resto del tiempo. Sin
embargo, si rara vez está alerta, no se despierta por sí solo para alimentarse, o
parece estar demasiado cansado o desinteresado en comer, debe consultar con
su pediatra. Este letargo, especialmente si es un cambio repentino en su patrón
habitual, puede ser un síntoma de una enfermedad grave.

Dificultad respiratoria
Es posible que el bebé tarde algunas horas después del nacimiento para formar
un patrón normal de respiración, pero, luego, no debería tener más dificultades. Si
parece estar respirando de una manera inusual, a menudo, esto se debe a un
bloqueo en los conductos nasales. El uso de gotas nasales de solución salina,
seguido del uso de una perilla succionadora, es lo que puede resultar necesario
para solucionar el problema; ambos están disponibles sin receta en todas las
farmacias.

Sin embargo, si su recién nacido muestra alguno de los siguientes signos de


advertencia, notifique a su pediatra inmediatamente:

 Respiración rápida (más de sesenta respiraciones en un minuto), aunque


debe tener en cuenta que, normalmente, los bebés respiran más rápido que
los adultos.
 Retracciones (succión en los músculos que se encuentran entre las costillas
con cada respiración, que hace que sus costillas sobresalgan).
 Ensanchamiento de la nariz.
 Resoplidos durante la respiración.
 Coloración azul de la piel persistente
Problemas después del nacimiento

Algunos recién nacidos, especialmente aquellos que son prematuros, tienen


problemas que aparecen o se descubren después del nacimiento. Los trastornos
pueden afectar varios sistemas de órganos del cuerpo.
Algunos trastornos que afectan los pulmones y la respiración incluyen
 Apnea del prematuro
 Displasia broncopulmonar
 Síndrome de aspiración meconial
 Hipertensión pulmonar persistente del recién nacido
 Neumotórax en recién nacidos
 Síndrome de dificultad respiratoria (síndrome de distrés respiratorio)
 Taquipnea transitoria del recién nacido
Algunos trastornos que afectan la sangre incluyen

 Anemia en el recién nacido


 Enfermedad hemolítica del recién nacido
 Policitemia del recién nacido
Algunos trastornos que afectan las hormonas incluyen

 Hipertiroidismo del recién nacido


 Hipotiroidismo del recién nacido
Algunos trastornos que afectan el tubo digestivo y el hígado incluyen

 Colestasis del recién nacido


 Ictericia del recién nacidos
 Íleo meconial
 Síndrome del tapón de meconio
 Enterocolitis necrosante
También existen enfermedades que afectan a otros sistemas orgánicos del
recién nacido, como la retinopatía del prematuro , que afecta los ojos de algunos
recién nacidos prematuros.

Gastroenteritis por salmonela


(bebé/niño pequeño)
La salmonela es un tipo de bacteria que transmiten algunos animales. Estos pueden ser
pollos, pavos, vacas, cerdos, lagartos, iguanas, perros y gatos. Las personas pueden
contagiarse si comen alimentos que proceden de un animal infectado. Estos incluyen los
huevos y las carnes crudos o poco cocidos. También se puede transmitir con alimentos o
agua que hayan estado en contacto con las heces de un animal o una persona que estén
infectados.

Esta infección ocurre con mayor frecuencia en niños menores de 5 años. Los niños que
tienen problemas en el sistema inmunitario corren mayor riesgo de enfermarse de gravedad.

La infección por salmonela puede causar síntomas tales como los siguientes:

 Náuseas
 Vómitos
 Cólicos o dolores abdominales
 Diarrea, a veces con sangre
 Fiebre
 Dolor de cabeza
Los síntomas suelen aparecer en menos de 2 días después de haber estado expuesto. Por lo
general, desaparecen al cabo de 3 a 7 días.

En ocasiones, la enfermedad se trata con antibióticos. Los síntomas leves desaparecen sin
tratamiento con antibióticos. Los casos más graves o las personas de mayor riesgo necesitan
antibióticos.

El principal peligro de esta enfermedad es la deshidratación. Esto es la pérdida de


demasiada agua y minerales del cuerpo. Cuando esto sucede, se deben recuperar los
líquidos del cuerpo. Esto se puede hacer con una solución de rehidratación oral. La solución
de rehidratación oral se vende en las farmacias y la mayoría de los supermercados. No
consuma bebidas deportivas. No son adecuadas para bebés o niños pequeños.

Cuidados en el hogar
Siga todas las instrucciones que le haya dado el proveedor de atención médica de su hijo.

Si le da medicamentos a su hijo:

 No le dé medicamentos de venta libre para la diarrea, a menos que el proveedor de


atención médica de su hijo le indique hacerlo. Estos medicamentos pueden hacer que la
enfermedad dure más tiempo.
 Si le recetaron antibióticos, asegúrese de que su hijo los tome todos los días hasta
acabarlos. No deje de dárselos aunque su hijo se sienta mejor. Debe tomar todos los
antibióticos para que el tratamiento esté completo.
 Puede usar paracetamol o ibuprofeno para controlar el dolor y la fiebre. O puede
usar otro medicamento según le hayan indicado.
 No le dé aspirina a un niño menor de 18 años que tenga fiebre. Esto puede causar
daños graves al hígado y una enfermedad que puede poner en riesgo la vida, llamada
síndrome de Reye.
Cómo prevenir la propagación de la enfermedad:

 Recuerde que el lavado de manos con agua y jabón y el uso de desinfectante a base
de alcohol es la mejor manera de evitar que se propague la infección.
 Lávese las manos antes y después de ocuparse de su hijo enfermo.
 Limpie el inodoro o el área donde le cambia los pañales después de cada uso.
Deseche los pañales sucios en un recipiente sellado.
 No envíe a su hijo a la guardería hasta que su proveedor de atención médica diga
que ya puede hacerlo.
 Enséñele a lavarse las manos después de usar el baño y antes de las comidas. Esto
es muy importante si su hijo va a la guardería.
 Asegúrese de que no esté en contacto con las heces de reptiles (tortugas, lagartos e
iguanas), aves, perros y gatos. Lave sus manos con jabón después de tocar reptiles, aves,
pollitos y después de manipular las heces de las mascotas.
 Lávese las manos antes y después de preparar la comida. Tenga en cuenta que las
personas con diarrea o vómitos no deberían preparar la comida a los demás.
 Lávese las manos después de usar tablas de cortar, encimeras y cuchillos que hayan
estado en contacto con alimentos crudos.
 Lave las frutas y verduras antes de pelarlas.
 Mantenga las carnes crudas alejadas de los alimentos cocidos y listos para comer.
 Lave todos los utensilios de cocina (como las tablas de cortar) después de haberlos
utilizado para los alimentos crudos.
 Utilice un termómetro para alimentos al cocinar. Cocine el pollo a 165 °F (74 °C)
como mínimo. Cocine la carne molida (de res o vacuna, de ternera, cerdo, cordero) a
160 °F (71 °C) como mínimo. Cocine la carne fresca de res o vacuna, de ternera, cerdo,
cordero a 145 °F (63 °C) como mínimo.
 No le sirva a su hijo huevos crudos o poco cocidos (escalfados o huevos fritos con
la yema algo cruda), ni carne de res o de ave cruda o poco cocida, como tampoco leche o
jugos si pasteurizar.
 No ingiera alimentos preparados con leche no pasteurizada.

Administración de líquidos y comidas


El principal objetivo del tratamiento para los vómitos o la diarrea es evitar la
deshidratación. Para eso, debe administrar pequeñas cantidades de líquido con frecuencia.
Si amamanta a su bebé, siga haciéndolo. La leche materna por lo general contiene todos los
líquidos y los electrolitos que el bebé necesita. 

Si amamanta a su bebé:

 Para la diarrea: amamante a su hijo con más frecuencia de lo acostumbrado. Si la


diarrea es muy intensa, dele una solución de rehidratación oral entre comidas. A medida
que la diarrea se alivie, deje de darle la solución de rehidratación oral y vuelva a
amamantarlo en los horarios habituales.
 Para los vómitos: Después de 2 horas sin vómitos, vuelva a amamantarlo.
Amamante a su bebé solo la mitad del tiempo habitual con cada seno, cada 1 o 2 horas. Si
su hijo vuelve a vomitar, amamántelo únicamente 5 minutos en solo uno de los senos, cada
30 o 60 minutos. Amamántelo una vez con cada seno. Aunque el niño vomite, igual
absorberá algo de la leche. Cuando haya dejado de vomitar, vuelva a los tiempos habituales
de amamantamiento.
Si su bebé toma el biberón:

 Dele pequeñas cantidades de líquido con frecuencia, particularmente si vomita. Una


onza o dos (de 30 a 60 ml) cada 30 minutos puede aliviar los síntomas. Comience con
1 cucharadita (5 ml) cada 5 minutos e incremente la cantidad de manera gradual según la
tolerancia del niño.
 Para la diarrea: dele leche o fórmula reforzada. Si la diarrea es muy intensa, dele
una solución de rehidratación oral entre comidas. Si le da leche y la diarrea no se alivia,
deje de darle leche. En algunos casos, la leche puede empeorar la diarrea. Pruebe darle
fórmula de soya o arroz. No le dé jugo de manzana, gaseosa ni ninguna otra bebida
endulzada. Las bebidas con azúcar pueden empeorar la diarrea. Si su hijo comienza a
sentirse peor con estos alimentos, vuelva a darle líquidos transparentes.
 Para los vómitos: después de 2 horas sin vómitos, intente darle leche o la fórmula
habitual. Si, en algún momento, su hijo comienza a vomitar otra vez, vuelva a darle
pequeñas cantidades de líquidos transparentes. Comience dándole pequeñas cantidades y
aumente la cantidad según lo que el niño tolere.
 Si el niño se siente bien después de 24 horas, vuelva a darle la dieta habitual en los
horarios habituales.
Si su hijo come alimentos sólidos:
 Tenga en cuenta que en este momento los líquidos son más importantes que los
alimentos. Dele pequeñas cantidades de líquidos cada vez, en especial si su hijo tiene
cólicos estomacales o vómitos.
 Para la diarrea: si le da leche a su hijo y la diarrea no se alivia, deje de darle leche.
La mayoría de los niños pueden tolerar la leche aunque tengan diarrea. Sin embargo, en
algunos casos la leche puede empeorar la diarrea. Si eso sucede, use una solución de
rehidratación oral en lugar de la leche. Si la diarrea es muy intensa, dele una solución de
rehidratación oral entre comidas.
 Para los vómitos: comience dándole una solución de rehidratación oral a
temperatura ambiente. Dele una cucharadita (5 ml) cada 5 minutos. Aunque su hijo vomite,
siga dándole la solución. Absorberá gran parte del líquido, a pesar de los vómitos. Después
de 2 horas sin vómitos, comience a darle pequeñas cantidades de leche o fórmula y otros
líquidos. Aumente la cantidad según lo que el niño tolere. No le dé agua sola, leche,
fórmula ni otros líquidos hasta tanto haya dejado de vomitar. A medida que vomite menos,
intente darle más cantidad de solución de rehidratación oral. Hágalo de manera más
espaciada cada vez. Siga haciendo esto hasta que el niño comience a orinar y ya no sienta
tanta sed (no demuestre tanto interés por beber). Después de 4 horas sin vómitos, comience
a darle alimentos sólidos. Después de 24 horas sin vómitos, vuelva a darle una dieta
normal.
 Puede volver a darle la dieta normal a su hijo a medida que vaya sintiéndose mejor.
No lo fuerce a comer, especialmente si tiene dolor o cólicos en el estómago. No le dé
grandes cantidades de comida, aunque el niño tenga hambre. Esto puede hacer que se sienta
peor. Podrá darle más comida a medida que la tolere mejor. Si el bebé tiene más de
4 meses, puede darle cereal, puré de papas, compota de manzana, banana pisada o papilla
de zanahoria durante este momento. Si su hijo tiene un año o más, puede darle galletas, pan
blanco, arroz y otros alimentos con almidón complejo, carnes magras, yogur, frutas y
verduras. Los alimentos de bajo contenido graso son más fáciles de digerir que los
alimentos de alto contenido graso.
 Si tiene síntomas otra vez, vuelva a darle una dieta simple o líquidos transparentes.

Problemas de crecimiento
La mayoría de los niños aumentan de peso a un ritmo constante y crecen rápidamente
durante los primeros años de vida. Pero, en algunos casos, los niños no cumplen con estos
estándares esperados de crecimiento. Cuando esto ocurre, se habla de "problemas de
crecimiento".

Los médicos dicen que los niños tienen "problemas de crecimiento" cuando no aumentan de
peso como debieran. Con frecuencia, estos niños también tienen un bajo crecimiento en
altura.

Son muchas las cosas que pueden causar problemas de crecimiento, como las enfermedades
o los problemas de alimentación. Una vez que los médicos detectan la causa del problema,
pueden trabajar con las familias para ayudar a que el niño vuelva a lograr un patrón de
crecimiento saludable.

Acerca de los problemas de crecimiento

Si bien se los reconoce desde hace más de un siglo, los problemas de crecimiento no tienen
una definición clara. En parte, esto se debe a que no son una enfermedad o un trastorno en sí
mismos. Por el contrario, son una señal de que un niño está desnutrido. En general, los niños
que no crecen no reciben o no pueden incorporar, conservar o utilizar las calorías que los
ayudarían a crecer y aumentar lo suficiente de peso.

Los médicos suelen diagnosticar la afección en los bebés y los niños pequeños; un momento
en el cual el desarrollo físico y mental es importante. Después del nacimiento, el cerebro de
los niños crece tanto en el primer año de vida como crecerá durante el resto de la vida del
niño. La mala nutrición durante este período puede tener efectos peligrosos a largo plazo en el
desarrollo del cerebro.

Al llegar a los 4 meses, la mayoría de los bebés duplican el peso con el que nacieron y al año,
lo triplican. Pero los niños que tienen problemas de crecimiento no suelen alcanzar estas
etapas de desarrollo. A veces, un niño que comienza "rellenito" y parece estar creciendo
adecuadamente puede aumentar menos de peso más adelante. Después de un tiempo, el
crecimiento también puede hacerse más lento.

Si el problema continúa, los niños desnutridos pueden hacer lo siguiente:

 perder el interés por lo que los rodea


 evitar el contacto visual
 tornarse molestos
 no alcanzar las etapas de desarrollo, como sentarse, caminar y hablar, a la
edad habitual

Causas

Las siguientes son las posibles causas de los problemas de crecimiento:

 No recibir una cantidad suficiente de alimentos. En algunos casos, los


padres causan el problema por error. A veces, un padre mide incorrectamente la
fórmula y el bebé recibe muy pocas calorías. Los problemas de amamantamiento y
de transición hacia los alimentos sólidos también pueden causar problemas de
crecimiento. Los padres que se preocupan porque su hijo pueda estar gordo tal vez
restrinjan la cantidad de calorías que le dan al bebé. Y a veces, los padres no
prestan suficiente atención a las señales de hambre del niño o no pueden comprar
suficientes alimentos para el niño.
 El niño come muy poco. Algunos niños tienen problemas para comer lo
suficiente debido a que son prematuros, tienen retrasos en el desarrollo o
afecciones, como el autismo, debido a las cuales no comen suficientes alimentos
con una textura o un sabor determinados.
 Problemas de salud relacionados con el aparato digestivo. Varias
afecciones médicas pueden impedir que el niño aumente de peso. Entre ellas, se
encuentran el reflujo gastroesofágico, la diarrea crónica, la fibrosis quística, la
enfermedad hepática crónica y la enfermedad celíaca.

En el caso del reflujo, el esófago puede irritarse tanto que el niño se niega a comer
por el dolor. La diarrea persistente puede hacer que al organismo le resulte difícil
retener los nutrientes y las calorías de los alimentos. Tanto la fibrosis quística,
como la enfermedad hepática crónica y la enfermedad celíaca causan problemas
en la capacidad que tiene el cuerpo para absorber los nutrientes. Es posible que el
niño coma mucho, pero el cuerpo no absorbe ni retiene lo suficiente de esos
alimentos. Los niños con enfermedad celíaca son alérgicos al gluten, una proteína
presente en el trigo y otros cereales. La respuesta anormal del sistema inmunitario
a esta proteína daña el revestimiento del intestino y este no puede absorber
adecuadamente los nutrientes.
 Intolerancia a los alimentos. La intolerancia a los alimentos, que no es lo
mismo que una alergia a los alimentos, significa que el cuerpo es sensible a
determinados alimentos. Por ejemplo, la intolerancia a la proteína de la leche
significa que el cuerpo no puede absorber alimentos con proteínas de la leche,
como el yogur o el queso, y esto podría derivar en problemas de crecimiento.
 Una enfermedad o un trastorno continuo. Los niños que tienen
problemas para comer (por ejemplo, debido a que son prematuros o tienen una
fisura palatina) tal vez no ingieran suficientes calorías como para tener un
crecimiento normal. Otras afecciones relacionadas con el corazón, los pulmones o
el sistema endocrino pueden incrementar la cantidad de calorías que necesita un
niño y hacer que sea difícil comer lo suficiente como para cubrir esta necesidad.
 Infecciones. Los parásitos, las infecciones del aparato urinario, la
tuberculosis y otras infecciones pueden obligar al cuerpo a usar los nutrientes
rápidamente y reducen el apetito. Esto puede provocar problemas de crecimiento a
corto o largo plazo.
 Trastornos metabólicos. Los trastornos metabólicos son afecciones
médicas que hacen que al organismo le resulte difícil descomponer, procesar o
extraer energía de los alimentos. También pueden hacer que un niño coma poco o
vomite.

A veces, los problemas de crecimiento se deben a una combinación de problemas médicos y


de factores ambientales. Por ejemplo, si un bebé tiene reflujo gastroesofágico grave y no
quiere comer, el momento de comer puede resultar estresante. Quizás el bebé esté molesto o
frustrado y quien cuida de él no pueda darle al niño suficiente alimento.

En otros casos, los médicos no saben con precisión qué es lo que provoca el problema.

Diagnóstico

Muchos bebés atraviesan breves períodos en los cuales su peso se estanca o incluso bajan
un poco de peso. Esto no es inusual. Sin embargo, si un bebé no sube de peso durante 3
meses seguidos durante el primer año de vida, los médicos suelen preocuparse.

Los médicos utilizan tablas de crecimiento para marcar el peso, la altura y la circunferencia de
la cabeza, que se miden en cada examen de rutina. Los niños pueden tener problemas de
crecimiento si caen por debajo de un determinado nivel de peso para su edad o si no suben
de peso al ritmo esperado.

Para determinar si hay un problema, los médicos pedirán una historia clínica detallada del
niño, que incluya el historial de alimentación. Esto ayuda a los médicos a ver si el problema se
puede deber a una falta de alimentación, estrés en el hogar o a problemas de alimentación.
Un nutricionista u otro profesional de la salud también pueden hacer un seguimiento de las
calorías de la dieta de un niño para asegurarse de que esté recibiendo suficientes calorías.
Los médicos podrían solicitar exámenes (como un análisis de orina o un hemograma) para
comprobar si existen problemas médicos de fondo. Si se sospecha que existe un trastorno o
una enfermedad en particular, tal vez el médico ordene otros exámenes para detectar esa
afección.

Tratamiento

El tratamiento para los niños con problemas de crecimiento incluye asegurarse de que el niño
reciba las calorías necesarias para crecer y abordar cualquier problema de alimentación
subyacente. Con frecuencia, esto requiere la ayuda de un equipo de atención, que puede
incluir a los siguientes profesionales:

 el médico de cabecera o pediatra


 un dietista titulado para evaluar las necesidades alimenticias del niño
 terapeutas ocupacionales que ayuden a los encargados del cuidado del niño
y al niño mismo a desarrollar conductas de alimentación exitosas
 terapeutas del habla para abordar cualquier problema con la succión o la
deglución
 un trabajador social si la familia tiene problemas para obtener suficientes
alimentos para el niño
 psicólogos y otros profesionales de la salud mental si existen
problemas de conducta
 especialistas (como un cardiólogo, un neurólogo o un gastroenterólogo)
para tratar las afecciones médicas subyacentes

En general, los niños que tienen problemas de crecimiento pueden recibir tratamiento en el
hogar con visitas médicas regulares. El médico recomendará alimentos con muchas calorías
y, tal vez, le recete al bebé una fórmula hipercalórica. Según los hábitos alimenticios del niño,
el médico puede recomendar que se le ofrezcan alimentos con determinadas texturas,
espaciar las comidas para asegurarse de que el niño tenga hambre, evitar las calorías
"vacías" (como jugos y dulces) y otras estrategias, que dependen de la afección del niño y de
la situación familiar.

En los casos de problemas de crecimiento graves, los niños que no crezcan con el tratamiento
inicial tal vez necesiten alimentación por sonda. En la alimentación por sonda, se coloca un
tubo delgado que va desde la nariz hasta el estómago. A través de la sonda, se ofrece una
nutrición líquida a una velocidad constante, que se suele administrar únicamente por la noche.
El niño puede continuar realizando las actividades cotidianas y comiendo libremente durante
el día. Una vez que comience a recibir más calorías, el niño se sentirá mejor y probablemente
comience a comer más por sí mismo. En este momento, se puede retirar la sonda.

Los niños con problemas de crecimiento extremadamente graves tal vez necesiten recibir
tratamiento en un hospital. Allí, se los alimentará y controlará las 24 horas del día a lo largo de
10 a 14 días (o más), hasta que suban de peso. Después, los síntomas de desnutrición grave
pueden tardar meses en desaparecer.

La duración del tratamiento puede variar. Subir de peso lleva tiempo; por lo tanto, tal vez
pasen algunos meses hasta que el niño regrese al nivel normal. Cuando la afección se debe a
un trastorno o una enfermedad crónica, los niños tal vez deban ser controlados regularmente
en el consultorio médico. En estos casos, el tratamiento puede llevar aún más tiempo; tal vez,
toda la vida.

Enfermedades más comunes en


bebés de 0 a 1 año
Las enfermedades más frecuentes en el primer año de vida del bebé
Durante el primer año de vida las enfermedades del bebé son frecuentes y en
ocasiones peligrosas. Es muy importante consultar con los pediatras cuando
tengamos dudas sobre el estado del bebé. En los primeros meses de vida (menos
de 3 meses) las infecciones pueden ser graves, por lo que si el bebé tiene fiebre
debe consultarse en un hospital, donde generalmente se les realizará una analítica
de sangre y orina.

Conoce las enfermedades importantes en el primer año de vida del bebé:

Las infecciones más frecuentes durante el primer año del bebé son:

1. Las infecciones respiratorias (catarros de vías altas, neumonías,


bronquiolitis).

Las infecciones respiratorias pueden afectar a las vías altas (catarro de vías


altas), en cuyo caso constituye una enfermedad frecuente, pero leve. El niño se
encuentra incómodo por la congestión nasal y la tos, puede comer un poco
menos, y suele mejorar con lavados nasales y humedad ambiental.
Si afecta a las vías respiratorias bajas la enfermedad es más seria. Puede
tratarse de una bronquiolitis (afectación de los bronquiolos) que en ocasiones
requiere ingreso hospitalario y tratamiento específico. También puede tratarse de
una neumonía, que si son de etiología bacteriana requieren tratamiento antibiótico
(oral o intravenoso en caso de que requieran ingreso). 

2. Las otitis

Las otitis son una de las infecciones más frecuentes. Es una infección
generalmente bacteriana, a veces como complicación de un catarro de vías altas,
y que según la edad puede evolucionar bien sin antibiótico o requerir antibiótico.
En el primer año de vida hay que tratarlas con antibiótico. Suelen ser muy
molestas y dolorosas, el bebé se despierta llorando por la noche y no quiere
comer porque le duele el oído al tragar.

3. Las gastroenteritis

Las gastroenteritis también son muy frecuentes, generalmente de origen vírico,


que no requieren tratamiento específico, pero sí necesitan ser muy constantes con
la hidratación oral. El bebé debe ingerir suficiente líquido (suero de rehidratación
oral) para no sufrir una deshidratación. El bebé puede tener vómitos, diarrea o
ambos.

4. Las infecciones de orina

Las infecciones de orina deben ser descartadas ante un bebé de menos de uno o
dos años con fiebre sin foco claro. Se realizará una tira reactiva de orina que nos
dará una idea de si tiene infección o no y se recogerá un cultivo de orina antes de
iniciar el tratamiento antibiótico. En algunas ocasiones según la edad del niño y
según su afectación del estado general requieren ingreso hospitalario.

5. Las infecciones cutáneas

Las infecciones de la piel y de los tejidos blandos suelen requerir tratamiento


antibiótico (oral o tópico según los casos), y en ocasiones también ingreso
hospitalario. Algunas infecciones con afectación cutánea, como las enfermedades
exantemáticas (varicela, sarampión, rubeola, exantema súbito, urticaria
infecciosa…) son de origen vírico y no suelen requerir tratamiento antibiótico salvo
en casos específicos de sobreinfección o complicaciones.

Enfermedades en el primer año de vida de un


bebé
Los bebés son susceptibles a enfermedades que les pueden afectar desde su
nacimiento (congénitas), otras para las cuales su programación genética está
predispuesta (genopatías) y otras que son trasmitidas por sus padres
(hereditarias).

Recién nacidos

 Ictericia

Cuando el hígado no logra metabolizar la bilirrubina (pigmento de la bilis), su


acumulación en la sangre produce que la piel y las mucosas del bebé pueden
adquirir un color amarillento.

Tratamiento: Los baños de sol estimulan el funcionamiento de las enzimas del


hígado y habitualmente no se requiere otro tratamiento. Sin embargo, cuando los
niveles de bilirrubina son muy altos, puede impregnarse en los tejidos e incluso en
el cerebro (Kernicterus), poniendo en riesgo la vida del bebé.

 Sépsis

Debido a que sus mecanismos de defensa aún no están completamente


desarrollados, todas las infecciones que se presentan durante el primer mes de
vida pueden extenderse con facilidad a todo el organismo a través de la sangre,
incluyendo el sistema nervioso central, poniendo en riesgo su vida. Existe un
mayor riesgo si el bebé fue prematuro o su mamá es portadora de una
enfermedad crónica.
Tratamiento: Debe realizarse internado en un hospital, con antibióticos
intravenosos e hidratación adecuada.

 Enfermedad por reflujo gastroesofágico

Normalmente los recién nacidos regurgitan cierta cantidad de leche desde el


estómago hasta la boca, a lo cual se denomina reflujo gastroesofágico, sin
embargo, cuando la cantidad y la frecuencia aumentan, provocando
complicaciones como alteraciones en el crecimiento y en la nutrición, infecciones
respiratorias frecuentes (rinofaringitis, neumonías, etc.) o apnea (esfuerzo para
respirar), se denomina enfermedad por reflujo.

Tratamiento: Medicamentos que promueven el movimiento del tubo digestivo y


disminuyen la acidez del estómago, además de fórmulas antirreflujo o hidrolizados
de leche.

 Dermatitis seborreica y atópica

Es el enrojecimiento de la piel y la aparición de escamas blancas (parecidas a la


caspa en el adulto), particularmente en el cuero cabelludo, en ocasiones evitan el
crecimiento del pelo.

Su causa no está bien determinada pero se relaciona con niveles hormonales


altos y la presencia de un hongo que se instala en las glándulas sebáceas.

Tratamiento: Aceites que conservan la humedad, ácido salicílico tópico y shampoo


con antimicótico.

 Criptorquidia

Se refiere a cuando los testículos no han logrado descender a las bolsas


escrotales; ocurre en hasta 4% de los recién nacidos y sus causas son
hormonales. Los testículos que no bajan o no son descendidos en forma
quirúrgica pierden sus funciones y son un factor de riesgo para cáncer testicular.
Tratamiento: Casi siempre es quirúrgico y se realiza entre el año y los cuatro de
edad.

 Displasia congénita de cadera

La cadera está conformada por una bola y un receptáculo articulatorio. En algunos


recién nacidos, el receptáculo está demasiado superficial y la bola (fémur) puede
salirse parcial o completamente.

Los bajos niveles de líquido amniótico en el útero durante el embarazo pueden


incrementar el riesgo para el bebé de padecer esta enfermedad. Se detecta
durante los primeros meses mediante exploración y, a los tres meses, con
ultrasonido y/o radiografía de caderas.

Tratamiento: Varía de acuerdo a la intensidad y la edad del diagnóstico,


abarcando desde un aparato de yeso hasta cirugía.

 Diarrea y dermatitis del pañal

Es la disminución en la consistencia y/o aumento en la periodicidad de las


evacuaciones. A consecuencia de este trastorno, puede haber dificultad para
digerir correctamente los carbohidratos, en particular la lactosa, presentando
evacuaciones líquidas, con grumos y mal olor. Por el alto contenido ácido de las
evacuaciones, éstas pueden provocar rozaduras, especialmente si tardan mucho
los cambios de pañal.

Tratamiento: Las lesiones se caracterizan por enrojecimiento, granos, ampollas y


hasta úlceras, que en su mayoría necesitan de una crema secante.

 Dificultad respiratoria

Para que los pulmones logren mantenerse expandidos después del primer llanto
es necesario contar con una sustancia denominada surfactante que se sintetiza
durante las últimas etapas del embarazo. Si no está presente el bebé puede
desarrollar síndrome de dificultad respiratoria, poniendo en riesgo su vida.
Tratamiento: Requiere surfactante y ventilación mecánica, además de cuidados
neonatales.

Lactantes (0 a 1 año)

 Cólicos

No se definen como una enfermedad, sino como un trastorno funcional.


Habitualmente se presentan antes de las seis semanas y suelen mejorar a los
cuatro meses. Algunas veces se relacionan con la alimentación materna y otras
con reflujo gastroesofágico o alergia a la proteína de la leche.

Tratamiento: Las formas de controlarlos son múltiples y la mayor parte de las


veces se resuelven espontáneamente, ayudándose de antiespamódicos
ocasionales, el cambio de fórmula y mucha paciencia.

 Estreñimiento

Es la disminución en la frecuencia de las evacuaciones, la dificultad durante la


misma y el aumento de la consistencia. La causa principal es la falta de
movimiento intestinal, aunque existen enfermedades específicas que lo pueden
provocar (enfermedad de Hirschsprung).

Tratamiento: Depende de la intensidad puede ser desde el aumento de líquidos,


cambios de fórmula, incorporación de jugos de frutas ricos en fibra, laxantes y
lubricantes.

 Síndrome de muerte súbita del lactante

Aunque solamente afecta a uno de cada 2,000 recién nacidos, es una


preocupación habitual entre los padres. Se define como la muerte inexplicable,
repentina e inesperada de un niño menor de un año. Aunque se han postulado
muchos mecanismos causales, solamente pocos se han comprobado.

 Hipertrofia congénita de píloro


Durante la exploración física, puede palparse un engrosamiento en forma de
aceituna en la unión entre el estómago y los intestinos (oliva pilórica). Es una
causa muy frecuente de vómitos en los lactantes, predominantemente en varones.
Se presenta con vómitos explosivos, bajo peso y deshidratación.

Tratamiento: Después de administrar líquidos y corregir los trastornos metabólicos


ocasionados por los síntomas, se requiere de una cirugía para la corrección
definitiva.

 Infección urinaria

Afecta a ambos sexos pero hay una ligera predisposición en los niños menores de
un año. La mala higiene y no cambiar el pañal frecuentemente son factores de
riesgo para que ésta se presente. Los bebés no circuncidados acumulan
secreciones que también contribuyen.

Si se presentan repetidamente debe descartarse la posibilidad de malformaciones


congénitas de la vía urinaria a través de un ultrasonido, gammagrafía y rayos X.

Tratamiento: La importancia de la detección y la aplicación oportuna de


antibióticos puede evitar lesiones del riñón e incluso insuficiencia renal.

13 enfermedades raras en niños que se manifiestan en los primeros años de


vida

 Fibrosis Quística

La Fibrosis Quística es el trastorno genético más común entre los niños


caucásicos. Es una enfermedad caracterizada por la producción de sudor
con un alto contenido en sales y de secreciones mucosas con una
viscosidad anormal. Suele aparecer durante la infancia temprana o, más
raramente, en el nacimiento.
Cualquier órgano interno puede verse afectado, aunque las principales
manifestaciones afectan al aparato respiratorio (bronquitis crónica), al
páncreas (insuficiencia pancreática, diabetes del adolescente y
ocasionalmente pancreatitis) y, más raramente, al intestino (obstrucción
estercorácea) o al hígado (cirrosis), perjudicados por la acumulación de la
viscosidad del moco, que tiende a pegarse en estas áreas.

2. Síndrome de Rett

El Síndrome de Rett es la consecuencia de mutaciones en el cromosoma X y


por eso suele manifestarse siempre en niñas, aunque en casos atípicos
puede darse en varones. No resulta tan evidente en el nacimiento, sino que
tiende a manifestarse durante su segundo año de vida.

Se caracteriza por un retraso global importante del desarrollo que afecta al


sistema nervioso cuyos síntomas son un retraso en la coordinación motriz y
en el lenguaje. La apraxia (incapacidad de realizar funciones motoras)
interfiere con todos los movimientos del cuerpo, incluyendo la fijación de la
mirada y el habla.

A medida que el síndrome avanza, se observan movimientos involuntarios


de las manos, característicos de las personas con este síndrome.

3. Síndrome de Moebius

Esta enfermedad también conocida como Secuencia de Moebius sucede


cuando dos nervios craneales no se desarrollan totalmente. Estos nervios
son responsables del parpadeo, movimiento lateral de los ojos y
expresiones faciales por lo que causa parálisis en la cara. Esto provoca
babeo, dificultades en el habla y problemas de pronunciación.
La gente con el síndrome de Moebius no puede sonreír o fruncir, y no puede
mover a menudo sus ojos de lado a lado. A algunos niños no se les detecta
por meses y a veces hasta años después del nacimiento.

4. Síndrome de Prader Willi

El síndrome de Prader Willi es una enfermedad genética caracterizada por


obesidad con hipotonía (disminución del tono muscular) e hipogenitalismo
(desarrollo insuficiente de los caracteres sexuales), (acromicria atrofia o
pequeñez excesiva de las extremidades) y retraso mental.

La hipotonía es severa en la época neonatal, conlleva infecciones


respiratorias y problemas de alimentación, mientras que la obesidad se
inicia entre los 6 meses y los 6 años.

5. Síndrome de Aase

El síndrome de Aase o síndrome de Aase-Smith es una enfermedad rara, en


ocasiones hereditaria, causada por el desarrollo insuficiente de la médula
ósea.

Se caracteriza por presentar una anemia pronunciada, malformaciones


craneofaciales congénitas y deformidades en extremidades.

Los bebés con esta enfermedad presentan problemas con la lactancia


materna, retraso en el habla, retraso motor, escoliosis, hidrocefalia, paladar
hendido, estrabismo y malformaciones cardíacas.

6. Síndrome de Hutchinson-Gilford Progeria

Es una enfermedad genética que provoca un envejecimiento prematuro en


los niños. Los pequeños que lo padecen suelen nacer totalmente sanos y la
enfermedad se manifiesta a los pocos meses.
Es también conocida como "la enfermedad de Benjamin Button", por la
película 'El curioso caso de Benjamin Button', protagonizada por Brad Pitt y
Cate Blanchet en la que el protagonista nace en el cuerpo de un anciano y va
rejuveneciendo con los años hasta convertirse en un bebé.

7. Síndrome de Gilles de la Tourette

Es el tradicionalmente conocido como “trastorno de los Tics” y afecta a una


de cada cien personas. Casi el 90 por ciento de las personas con tics
presentan otros trastornos asociados, tales como: Trastorno de Déficit
Atencional, Trastorno Obsesivo Compulsivo, Fobias, hipersensibilidad
social, depresión o Ansiedad.

Generalmente los primeros síntomas suelen consistir en tics en la cara


(normalmente parpadeo) con el tiempo, aparecen otros tics motores (como
movimientos de la cabeza, del cuello, patadas, etc.) y a ello se le suma al
menos algún tic fónico (carraspeo, sonidos extraños, palabras, etc.)

La variedad de tics o síntomas parecidos a los tics es enorme. La


complejidad de algunos síntomas a menudo confunde a los miembros de la
familia, amigos, maestros, y empleadores, quienes pueden encontrar difícil
de creer que las acciones o las palabras emitidas sean involuntarias.

8. Piel de Mariposa

También es conocida como Epidermólisis Ampollosas hereditarias (EA),


Epidermólisis bullosas (EB) y son un grupo de enfermedades genéticas que
tienen en común la existencia de una extrema fragilidad de la piel y
mucosas, originándose ampollas en la inmensa mayoría.

En España casi 500 personas viven con esta enfermedad rara de tipo
genético que se detecta nada más nacer. Su diagnóstico es frecuentemente
devastador no sólo para los afectados, sino también para las familias, ya que
es una enfermedad degenerativa que no tiene cura a día de hoy, y las
personas que la padecen deben ir siempre vendados.
Afortunadamente su prevalencia es baja, incluyéndose dentro del grupo de
las “enfermedades raras” (aquellas con una frecuencia menor a 1 caso por
2.000 personas). Según los últimos datos de DEBRA Internacional, se estima
que la incidencia de la enfermedad en todos sus tipos es de 15-19 nacidos

9. Hemofilia

La hemofilia, una enfermedad rara que afecta a niños caracterizada por una
alteración en la coagulación de la sangre causada por un defecto genético,
lo que provoca ausencia o disminución de algunos de los factores de la
coagulación. Según su grado, tiene unas consecuencias más o menos
graves.

Hay tres tipos de Hemofilia: la A y la B (caracterizada por hemorragias


espontáneas o prolongadas) y la C (con síntomas hemorrágicos moderados).
Todas son trastornos hereditarios y, en general, afectan más a varones que a
mujeres. Asimismo, su diagnóstico se produce muchas veces cuando los
niños afectados aprenden a andar, según explican desde la Federación
Española de Enfermedades Raras, aunque si alguno de los padres ya la
tiene, se pueden hacer pruebas antes incluso de que el bebé nazca.

10. Enfermedad de Duchenne

La distrofia muscular de Duchenne (DMD) afecta principalmente a varones.


Es un trastorno genético poco frecuente y mortal, que produce debilidad
muscular progresiva desde la primera infancia y conduce a la muerte
prematura alrededor de los 20 años de edad debido a insuficiencia cardíaca
y respiratoria.

Es un trastorno muscular progresivo causado por la falta de la proteína


distrofina funcional. La distrofina es fundamental para la estabilidad
estructural de todos los músculos, incluidos los músculos esqueléticos, el
diafragma y el corazón. Afecta a 1 de cada 3.500 niños en el mundo
(alrededor de 20.000 casos nuevos cada año)

Un niño de edad preescolar con DMD puede parecer torpe y puede caerse
con frecuencia. Al poco tiempo, tiene problemas para subir escaleras,
levantarse del suelo o para correr. Al llegar a la edad escolar, el niño
posiblemente camine sobre los dedos o la punta del pie, presentando una
marcha un tanto rodante. Su marcha es insegura y se contonea y puede
caerse con facilidad. Para tratar de mantener su equilibrio, saca su barriga y
empuja los hombros hacia atrás.

Asimismo, tiene dificultad para levantar los brazos. Casi todos los niños con
DMD dejan de caminar entre los 7 y los 12 años de edad. En los años de la
adolescencia, las actividades que involucran los brazos, las piernas o el
tronco requieren de ayuda o de apoyo mecánico.

11. Síndrome de Sanfilippo

Es una enfermedad rara y devastadora, conocida como el Alzéhimer infantil,


que afecta uno de cada 50.000 nacimientos. La enfermedad suele
diagnosticarse entre los dos y los seis años de edad.

Es una enfermedad hereditaria cuya causa es la ausencia o el mal


funcionamiento de una de las enzimas de la célula necesaria para
descomponer y reciclar materiales complejos que el cuerpo no necesita.

Debido a este fallo genético, el material que debería descomponer (heparán


sulfato) se acumula en las células con consecuencias devastadoras para el
organismo, causando deterioro mental, hiperactividad y tendencias
autodestructivas, desembocando en una muerte prematura durante la
adolescencia.
Lo desconcertante del Síndrome de Sanfilippo es que sus síntomas no son
fácilmente identificables, por tanto pueden confundirse con otros trastornos
como el de déficit de atención (TDA), al haber hiperactividad, y dificultad en
el aprendizaje.

Por lo general, en los primeros años el crecimiento del niño es normal.


Puede haber algunos signos como una ligera hepatomegalia (aumento
patológico del tamaño del hígado), caries, rinitis crónica, infecciones
repetidas de las vías aéreas superiores y diarrea crónica, pero nada
demasiado notorio.

12. Dermatomiositis juvenil

Hablamos de esta enfermedad cuando nos hicimos eco de la emotiva carta


del padre de un niño de tres años recién diagnosticado. Es una enfermedad
rara, grave y crónica, de naturaleza autoinmunitaria e inicio antes de los 16
años. Su causa se desconoce, aunque se tiende a pensar que el
desencadenante podría ser una infección vírica.

Se la conoce como "la enfermedad invisible" y está caracterizado por la


inflamación de los músculos (miositis), la piel, los vasos sanguíneos y a
veces algún otro órgano del cuerpo. Es una enfermedad muy poco frecuente
que afecta a cuatro niños por cada millón.

Los síntomas pueden varían desde debilidad muscular leve, como dificultad
para levantarse de las sillas o para girar en la cama, hasta síntomas graves
como debilidad grave o dificultad para tragar. También pueden aparecer
lesiones, erupciones o cambios en la piel, desde enrojecimiento leve hasta
formación de úlceras graves, principalmente en la cara y las manos.

13. Síndrome de Leigh

El síndrome de Leigh o encefalomielopatía necrotizante subaguda es una


enfermedad neurológica progresiva definida por las características
neuropatológicas específicas asociadas a las lesiones del tronco cerebral y
de los ganglios basales.

Su prevalencia al nacer se estima en uno de cada 36.000 bebés. El inicio de


los síntomas se produce típicamente antes de los 12 meses de edad pero, en
casos raros, puede producirse durante la adolescencia, o incluso el inicio de
la edad adulta.

Los síntomas iniciales habituales son la falta de adquisición de las etapas


del desarrollo motor, la hipotonía con pérdida de control cefálico, vómitos
recurrentes y trastornos del movimiento.
Infografía

https://www.healthychildren.org/Spanish/ages-stages/baby/Paginas/common-
conditions-in-newborns.aspx

https://www.msdmanuals.com/es/hogar/salud-infantil/problemas-generales-del-reci
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https://kidshealth.org/es/parents/failure-thrive-esp.html

https://www.guiainfantil.com/articulos/salud/enfermedades-
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https://www.bbmundo.com/bebes/seis-doce/enfermedades-frecuentes-en-el-
primer-ano-de-vida/

https://www.bebesymas.com/salud-infantil/13-enfermedades-raras-ninos-que-
manifiestan-primeros-anos-vida

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