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Unidad 6

Derecho Convencional Mercantil


y los Principios aplicables

Objetivo de la Unidad.
Al concluir el estudio de esta parte del curso, el alumno:

Identificará los principios, las reglas y los requisitos


del Derecho Internacional Privado en materia de sociedades,
títulos de crédito, poderes, contratos y arbitraje comercial internacional.
Derecho Internacional Privado II, Vol. 2

Contenido de la unidad:

6.1. Convención Interamericana sobre Personalidad y Capacidad de las Personas


Jurídicas en el Derecho Internacional Privado, La Paz Bolivia 24-V-1984,
D.O.F. 19-VIII-1987
6.1.1. Análisis de la Convención
6.2. Convención Interamericana sobre Conflicto de Leyes en Materia de Sociedades
Mercantiles. Montevideo, Uruguay 8-V-1979, D.O.F. 13-I-1983
6.2.1. Análisis de la Convención
6.3. Convención Interamericana sobre el Régimen Legal de Poderes para ser utili-
zados en el Extranjero. Ciudad de Panamá, Panamá CIDIP I, 30-I-1975,
D.O.F. 19-VIII-1987
6.4. Convención Interamericana sobre Conflicto de Leyes en Materia de Letras de
Cambio, Pagarés y Facturas. Ciudad de Panamá 30-I-1975 CIDIP I, D. O. F.
9-II-1978
6.4.1. Análisis de la Convención
6.5. Principios del Instituto Internacional para la Unificación del Derecho Privado
(UNIDROIT)
6.5.1. Análisis de los ocho Principios
6.6. Principios de la Conferencia de La Haya de Derecho Internacional Privado
sobre la Elección del Derecho Aplicable a los Contratos Internacionales. La
Haya, Holanda, Países Bajos, 12-16-XI-2012
6.1.1. Estudio de los Principios
6.7. Convención Interamericana sobre Derecho Aplicable a los Contratos Interna-
cionales. México D.F., 17-III-1994-V CIDIP, D.O.F. 14-V-1996
6.8. Convención de Naciones Unidas sobre Reconocimiento y Ejecución de Sen-
tencias Arbitrales Extranjeras. Organización de Naciones Unidas, New York
1958, D.O. 22-VI-1971
6.8.1. Análisis de la Convención
6.9. Convención Interamericana sobre Arbitraje Comercial Internacional. Ciudad
de Panamá 30-I-1975, D.O. 27-IV-1978
6.9.1. Análisis de la Convención Interamericana sobre Arbitraje Comercial
Internacional
6.9.2. Convención Interamericana sobre Arbitraje Internacional en el Código
de Comercio de México, 27-IV-1978
6.9.3. Naturaleza Jurídica de la Ley Modelo
6.9.4. Incorporación de la Ley Modelo de Arbitraje en el Código de Comercio
de México. Ley Modelo de UNCITRAL, 1985, D.O. 22-VII-1993
6.9.5. El Arbitraje comercial en México

Anexos
Convención Interamericana sobre Personalidad y Capacidad de las Personas Jurídi-
cas en el Derecho Internacional Privado

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Unidad 6. Derecho Convencional Mercantil y los Principios aplicables

Convención Interamericana sobre Conflicto de Leyes en Materia de Sociedades


Mercantiles
Convención Interamericana sobre el Régimen Legal de Poderes para ser utilizados
en el Extranjero
Convención Interamericana sobre Conflicto de Leyes en Materia de Letras de Cambio,
Pagarés y Facturas
Principios del Instituto Internacional para la Unificación del Derecho Privado
(UNIDROIT)
Principios de la Conferencia de La Haya de Derecho Internacional Privado sobre la
Elección del Derecho Aplicable a los Contratos Internacionales
Convención Interamericana sobre Derecho Aplicable a los Contratos Internacionales
Convención de Naciones Unidas sobre Reconocimiento y Ejecución de Sentencias
Arbitrales Extranjeras
Convención Interamericana sobre Arbitraje Comercial Internacional

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6.1. Convención Interamericana sobre Personalidad y Capacidad
de las Personas Jurídicas en el Derecho Internacional Priva-

E
do, La Paz Bolivia 24-V-1984, D.O.F. 19-VIII-1987

sta Convención tiene como objetivo definir los atributos de las


personas jurídicas, explicar las diversas situaciones en que se pueden en-
contrar y establecer el derecho aplicable a tales ficciones jurídicas. Esto
capacitará al estudioso para comprender y distinguir el régimen de las perso-
nas físicas y de las jurídicas.

Introducción
Uno de los grandes problemas del Derecho Internacional Privado es el
relativo a las personas jurídicas y al régimen legal que se les ha de aplicar a
fin de prevenir o resolver los conflictos de leyes que puedan surgir; si a esto
se añade el problema de la nacionalidad de tales personas y la controversia
doctrinal que al efecto existe, la problemática se agudiza aún más.
La pugna doctrinal con sus respectivos adeptos, respecto a si deben o
no tener nacionalidad las personas jurídicas, ha llevado a la conclusión de
que si bien no se les puede atribuir nacionalidad, es necesario y útil hacerlo,
ya que de no ser así, los conflictos de leyes y su solución serían aún más
complicados.
En función de resolver los problemas a que las personas jurídicas daban
lugar, se llevó a efecto en la Paz Bolivia, el 24 de mayo de 1984 la Conven-
ción Sobre Personalidad y Capacidad de las Personas Jurídicas. Documento
que conduce a los cuestionamientos siguientes:
• ¿Qué plantea esta Convención?
• ¿Qué es una persona jurídica?
• ¿Se les reconoce capacidad para actuar?

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Derecho Internacional Privado II, Vol. 2

• ¿Tienen algún límite las personas jurídicas al actuar internacionalmente?


• ¿Qué debe entenderse por la ley del lugar de su constitución?
Al analizar la Convención, se verá si estos cuestionamientos se responden.

6.1.1. Análisis de la Convención


La Convención es muy pequeña, tiene 15 artículos, de los cuales sólo 10
se refieren a la materia sustantiva, los últimos 5 contienen las normas relati-
vas a las ratificaciones, adhesiones, vigencia, cláusula federal, lenguas, reser-
vas y denuncia.
Pese a sólo dedicar 10 normas al contenido material, la Convención es un
documento muy completo, ya que no se limita a la personalidad y capacidad de
las personas jurídicas, como lo establece en su título, sino que además deter-
mina los derechos, obligaciones y el derecho aplicable a los entes jurídicos.
¿Qué plantea esta convención? Del título del documento se desprende
que los puntos a determinar son la personalidad y la capacidad.
Esto es importante, porque la personalidad comprende todos los atributos
que la ley reconoce a una persona, lo cual significa que tiene nombre, domi-
cilio, patrimonio, nacionalidad, estado civil y capacidad.
Si se retoma el título de la Convención, se encuentra que se refiere a la
personalidad y capacidad, por lo que se considera que al incluir la persona-
lidad se está ante el género y al enunciar la capacidad, se hace referencia a
una de las especies. Se admite por lo tanto, que las personas jurídicas tienen
capacidad.
En este orden de ideas es necesario ver si las personas jurídicas reguladas
por la Convención tienen los demás atributos de la personalidad.
Nombre. Por supuesto, todo ente jurídico según sea civil o mercantil,
debe tener nombre, ya que de otra forma sería imposible distinguirlo de otros
entes. En atención a que las personas jurídicas pueden ser civiles o mercanti-
les, las civiles tendrán nombre y las mercantiles denominación o razón social.
Patrimonio. El patrimonio es otro atributo que debe tener toda persona
jurídica, ya que de lo contrario no podría cumplir con su objeto, cualquiera
que éste fuese.
Domicilio. El domicilio es indispensable como el lugar señalado para el
cumplimiento de las obligaciones adquiridas y el ejercicio de los derechos.
Estado civil. El estado civil es la relación o vínculo que se establece entre
los miembros de una familia ante la sociedad y el Estado, es indiscutible que
una persona jurídica lógicamente no tiene este vínculo familiar. Fácticamen-

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Unidad 6. Derecho Convencional Mercantil y los Principios aplicables

te han surgido los términos de casa matriz, filiales y hermanas, como la forma
de identificar a las empresas que constituyen una red económica transnacio-
nal, sin embargo es sabido que tales unidades económicas están constituidas
independientemente, por lo que las denominaciones mencionadas sólo son
una interpretación de hecho, de una realidad económica pero no jurídica.
De acuerdo a lo anterior las personas jurídicas no tienen estado civil.
Nacionalidad. Es la nacionalidad la que ha causado gran discusión doc-
trinal respecto a si se debe o no atribuírsele a una persona jurídica, respecto a
lo cual, aùn sus detractores concluyeron que sería útil reconocerles naciona-
lidad con el fin de relacionarlas con un Estado en particular.
En este sentido México, en su legislación tanto civil como mercantil, sí
reconoce nacionalidad a las personas jurídicas.
Civilmente el artículo 25 fracción VII dispone: “Son personas morales:
VII. Las personas morales extranjeras de naturaleza privada, en los términos
del artículo 2736”.
De aquí se desprende que si hay sociedades extranjeras es porque tienen
nacionalidad.
El artículo 3º del Código de Comercio dispone: “Se reputan en derecho
comerciantes: Las sociedades extranjeras o las agencias y sucursales de estas,
que dentro del territorio nacional ejerzan actos de comercio”.
En confirmación de que las sociedades o personas jurídicas sí tienen na-
cionalidad, el artículo 6º de la Ley de Sociedades Mercantiles establece:
“La escritura constitutiva de una sociedad deberá contener: C. Los nom-
bres, nacionalidad y domicilio de las personas físicas o morales que constitu-
yan la sociedad”.
Nótese que la norma exige que en el Acta Constitutiva se incluya la na-
cionalidad de las personas físicas o jurídicas que forman la sociedad. Por lo
tanto México sí atribuye nacionalidad a las personas jurídicas, tanto en la
legislación civil como en la mercantil.
¿La convención define lo que es una persona jurídica? Esta es una pre-
gunta importante y la Convención la responde con toda precisión en el artícu-
lo 1º. Este dispositivo inicialmente declara que la Convención se aplicará a
las personas jurídicas, y a continuación las define:
La presente Convención se aplicará a las personas jurídicas constituidas en cual-
quiera de los Estados Partes, entendiéndose por persona jurídica toda entidad
que tenga existencia y responsabilidad propias, distintas a las de sus miembros
o fundadores y que sean calificadas como personas jurídicas según la ley del
lugar de su constitución.

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Derecho Internacional Privado II, Vol. 2

De lo anterior se desprende lo siguiente:


• Los sujetos de la Convención son las personas jurídicas, quienes deben
tener existencia, responsabilidad propia y ser independientes de las
personas físicas que las constituyen;
• Deben ser reconocidas como personas jurídicas por la ley del lugar de
su constitución.

Por lo tanto, en este punto se aplica el principio de lex loci constitutionis


¿Se les reconoce capacidad para actuar? Las personas jurídicas una vez
constituidas adquieren vida, existen, y por lo mismo tienen capacidad para
contraer obligaciones y ejercer derechos, realizan su objeto social, pueden
fusionarse con otras personas jurídicas, escindirse o disolverse, todos estos
actos se rigen por la ley bajo la que se constituyeron, por lo tanto se aplica el
principio de lex loci constitutionis.
¿Qué debe entenderse por la ley del lugar de su constitución? Esta pre-
gunta la responde el segundo párrafo del artículo 2 que dispone: “Por ‘la ley
de su constitución’ se entiende la del Estado Parte donde se cumplan los
requisitos de forma y fondo requeridos para la creación de dichas personas”.
Es necesario destacar en este punto que México hizo una Declaración
Interpretativa con fundamento en la analogía, en tal sentido expuso: “Los
Estados Unidos Mexicanos consideran que el artículo 2º de la presente Con-
vención es aplicable a casos análogos, tales como la transformación, liquida-
ción y escisión”.
Esta declaración fue hecha con el fin de llenar los vacíos legales de la
Convención, ya que el artículo 2º en el párrafo segundo es omiso respecto a
la transformación, liquidación y escisión de las personas jurídicas, situacio-
nes que son totalmente factibles.
Al efecto se transcribe el segundo párrafo del artículo 2º: “La existencia,
la capacidad para ser titular de derechos y obligaciones, el funcionamiento, la
disolución y fusión de las personas jurídicas de carácter privado, se rigen por
la ley de su constitución”
¿A las personas jurídicas se les reconoce en forma absoluta personali-
dad en los demás estados parte o tienen límites? Esta pregunta resultaría
obvia, si todos los Estados tuvieran la misma legislación, al no ser así, fue
necesario adoptar una posición ecléctica que comprometiera a los Estados
Parte a reconocer a las personas jurídicas, a la vez que les diera libertad para
exigirles otros requisitos de considerarlo necesario. De esta forma los Esta-
dos las reconocerían obligatoriamente y ellos mismos pondrían el límite a tal
obligatoriedad.

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Unidad 6. Derecho Convencional Mercantil y los Principios aplicables

Es el artículo 3º el que reconoce y limita a las personas jurídicas ex-


tranjeras.
Art. 3. Las personas jurídicas privadas debidamente constituidas en un Esta-
do Parte, serán reconocidas de pleno derecho en los demás Estados Partes. El
reconocimiento de pleno derecho no excluye la facultad del Estado Parte para
exigir la comprobación de que la persona jurídica existe conforme a la ley del
lugar de su constitución.
En ningún caso, la capacidad reconocida a las personas jurídicas privadas
constituidas en un Estado Parte, podrá exceder de la capacidad que la Ley del
Estado Parte de reconocimiento otorgue a las personas jurídicas constituidas
en este último.
Nótese que el párrafo primero del artículo 3º obliga al reconocimiento de
las personas jurídicas, y el párrafo segundo les reconoce el derecho para im-
poner límites a tal obligación.
Representación. La persona jurídica es producto de una ficción creada
por el derecho para satisfacer necesidades privadas civiles y mercantiles, por
lo que al ser una ficción requiere de una persona física que la represente, esto
es, que actué en su nombre en el ejercicio de sus derechos y responda por las
obligaciones adquiridas con motivo de su objeto social. Esta fue la razón de
que en la Convención se tuviera cuidado en regular la representación, lo que
se hizo en el artículo 6 que dispone:
Art. 6. Cuando la persona jurídica privada actué por medio de representante,
en un Estado distinto del de su constitución, se entenderá que ese representante,
o quien lo substituya, podrá responder de pleno derecho a los reclamos y deman-
das que contra dicha persona pudieran intentarse con motivo de los actos en
cuestión.
Derecho aplicable. Se dijo en la introducción que esta Convención era
muy completa, ya que además de regular la personalidad y capacidad de las
personas jurídicas, incluía las reglas para determinar el derecho aplicable.
Ya se vio que en la constitución de la persona jurídica se aplica el princi-
pio de lex loci constitutionis, pero ¿qué derecho se aplicará en el cumplimien-
to de sus obligaciones y, en general, en todos los actos que deba realizar con
motivo de su objeto social?
Son los artículos 4 y 5 los que dan la respuesta: “Art. 4. Para el ejercicio
de actos comprendidos en el objeto social de las personas jurídicas privadas,
regirá la ley del Estado Parte donde se realicen tales actos”.
Este dispositivo aplica el principio de locus regit actum.

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Derecho Internacional Privado II, Vol. 2

Art. 5. Las personas jurídicas privadas constituidas en un Estado Parte que


pretendan establecer la sede efectiva de su administración en otro Estado Parte,
podrán ser obligadas a cumplir con los requisitos establecidos en la legislación
de este último.
Nótese la diferencia entre el artículo 4 y el 5.
El artículo 4º dispone que se aplicará el derecho del lugar donde se reali-
cen los actos, lo que significa que se aplica el principio de locus regit actum,
en tanto que el artículo 5, si bien propone también el principio de locus regit
actum, deja en libertad al Estado receptor de la persona jurídica para exigir o
no requisitos de su legislación, lo cual se desprende del enunciado: “Podrán
ser obligadas a cumplir con los requisitos establecidos en la legislación de
este último”.
Nótese que la forma verbal “podrán”, implica una facultad discrecional,
lo que significa que el Estado receptor considerará si es necesario o no exigir
más requisitos.
Personas jurídicas de derecho público y personas jurídicas internacio-
nales. Es importante destacar que la Convención no se limita a las personas
jurídicas privadas, sino que va más allá al referirse a las personas públicas, y
aun a las de naturaleza internacional.
Debido a que las personas jurídicas de derecho público y las personas
jurídicas internacionales pueden actuar como personas privadas, la Conven-
ción, sin desconocer su naturaleza jurídica, las regula en su doble calidad. En
tal sentido el artículo 7º se refiere a las personas jurídicas de derecho público
y el artículo 8º regula a las personas jurídicas internacionales.
Personas jurídicas de derecho público:
Art. 7. Cada Estado Parte y las demás personas de derecho público organiza-
das de acuerdo con su ley gozarán de personalidad jurídica privada de pleno
derecho y podrán adquirir derechos y contraer obligaciones en el territorio de los
demás Estados Parte, con las restricciones establecidas por dicha ley y por las
leyes de estos últimos, en especial en lo que respecta a los actos jurídicos refe-
rentes a derechos reales y sin perjuicio de invocar, en su caso la inmunidad de
jurisdicción.

Personas jurídicas internacionales


Art. 8. Las personas jurídicas internacionales creadas por un acuerdo interna-
cional entre Estados Partes, o una resolución de una organización internacional,
se regirán por las estipulaciones del acuerdo o resolución de su creación y serán
reconocidas de pleno derecho como sujetos de derecho privado en todos los
Estados Partes del mismo modo que las personas jurídicas privadas, y sin perjui-
cio de invocar, en su caso, la inmunidad de jurisdicción.

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Unidad 6. Derecho Convencional Mercantil y los Principios aplicables

Nótese el doble trato que se da a las instituciones de derecho público y a


las internacionales, al atribuirles la calidad de personas privadas con los de-
rechos y obligaciones propios de tal naturaleza, derechos y obligaciones que
se regirán por la ley del lugar en que se encuentren.
En tal sentido, tanto las personas de derecho público como las personas
jurídicas internacionales, al actuar como entes privadas tendrán responsabili-
dades que se regirán por la ley de la celebración del acto jurídico realizado.
Frente a la naturaleza privada anterior, se les reconoce la naturaleza de
personas jurídicas públicas o internacionales al determinar que podrán invo-
car la inmunidad de jurisdicción, privilegio que sólo pueden tener tales per-
sonas jurídicas.
Orden público. El orden público es una figura exclusiva del Derecho
Internacional Privado, por lo tanto no podía estar ausente de esta Conven-
ción, en tal sentido el artículo 9 dispone: “La ley declarada aplicable por esta
Convención podrá no ser aplicada en territorio del Estado Parte que la consi-
dere manifiestamente contraria al orden público”.
El orden público es una manifestación de la soberanía de los Estados en
su doble concepción interna, como entes con derecho a la autodeterminación,
y externa, como Estados en situación de igualdad con otros Estados.
El orden público es además la institución protectora de los gobernados y
del derecho que se les aplique. Por lo tanto, el orden público es una institu-
ción de gran importancia y trascendencia, así lo ha captado el Derecho Inter-
nacional Privado al incluirlo siempre en sus Convenciones.
Por lo anterior, el orden público en el Derecho Internacional Privado no
se limita a evitar la aplicación de un derecho extranjero, éste sólo es el efecto
de la protección que el Estado debe dar a su propio orden jurídico, protección
que deja a la autoridad, quien tendrá primero una obligación de hacer consis-
tente en realizar un juicio de valor sobre el derecho interno y el derecho ex-
tranjero declarado aplicable; una vez constatado que el derecho extranjero va
en contra de su propio derecho, surgirá la obligación de no aplicar tal dere-
cho, con lo que se objetivizará una obligación de no hacer.
Es por esta última obligación que se dice que el orden público consiste en
no aplicar el derecho extranjero, que en este caso será el derecho determinado
por la Convención.
En realidad el no aplicar el derecho señalado por la Convención, no es el
orden público, este es el efecto del orden público, la causa es que, de aplicar-
se el derecho señalado por la Convención, se violaría el derecho interno.
En conclusión, el orden público tiene por objeto respetar el derecho
interno.

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Derecho Internacional Privado II, Vol. 2

Mutatis mutandi, podría decirse que el orden público equivale a la cláu-


sula de reserva, con la diferencia de que la reserva se introduce como una
regla general, en tanto que el orden público es de aplicación en cada caso
concreto.
Reservas. Las Convenciones interamericanas tienen una visión diferente
de las celebradas por otros organismos.
Las Convenciones de la Conferencia Interamericana de Derecho Inter-
nacional Privado siempre incluyen la cláusula de reserva con la condición
de no ir en contra el espíritu de la Convención, y de referirse a disposiciones
concretas, como lo dispone el artículo 13: “Cada Estado podrá formular re-
servas a la presente Convención, al momento de firmarla, ratificarla, o al
adherirse a ella siempre que la reserva verse sobre una o más disposiciones
específicas”.
Vigencia y vida de la convención. La Convención dispone en el artícu-
lo 14 que se requieren dos ratificaciones y el paso de 30 días, para adquirir
vigencia. Este tiempo también deberá transcurrir en las ratificaciones o adhe-
siones posteriores.
La vigencia de la Convención será indefinida, sin embargo cualquier Es-
tado podrá denunciarla, lo que surtirá efecto un año después de ser declarada.
Este plazo es con el fin de cumplir obligaciones pendientes, sin embargo a
partir del momento en que un Estado notifique su denuncia, dejará de tener
los derechos que la Convención le otorgaba, en tanto que las obligaciones
continuarán un año más.
Los artículos 10, 11, 12, 15, 16 y 17 se refieren respectivamente a las
firmas, ratificación, adhesión, cláusula federal y lenguas que serán el espa-
ñol, francés, inglés y portugués.
La Convención fue celebrada en la ciudad de la Paz, Bolivia el 24 de
mayo de 1984, el Senado la ratificó el 27 de diciembre de 1986 y fue publi-
cada en el Diario Oficial de la Federación el 19 de agosto de 1987, a partir de
ese momento formó parte del derecho interno mexicano.

Conclusiones

1. La Convención Interamericana sobre Personalidad y Capacidad de


las Personas Jurídicas es un documento muy completo al referirse a
sus atributos y al determinar el derecho aplicable.
2. La Convención reconoce y regula a las personas jurídicas privadas, a
las públicas y a las internacionales.

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Unidad 6. Derecho Convencional Mercantil y los Principios aplicables

3. A las personas jurídicas públicas y privadas les reconoce doble per-


sonalidad: privada y pública.

Actividades

I. Investiguen en equipo las siguientes interrogantes:


1. ¿Qué clases de sociedades regula la Ley de sociedades Mercantiles?
2. ¿Qué diferencia hay entre denominación y razón social?
3. ¿Qué derecho limita la capacidad de ejercicio de las sociedades?
4. Proporcione un ejemplo de la aplicación del principio de la lex loci
constitutionis y uno de lex loci ejecutionis.
II. Comparen sus respuestas en grupo y coméntenlas con apoyo del
profesor.

6.2. Convención Interamericana sobre Conflicto de Leyes


en Materia de Sociedades Mercantiles. Montevideo,
Uruguay 8-V-1979, D.O.F. 13-I-1983

El objetivo de esta Convención es que el alumno pueda recordar y reafir-


mar sus conocimientos sobre sociedades mercantiles a fin de identificar y
resolver los conflictos de leyes que se pueden presentar a las sociedades por
tener contacto con distintos derechos.

Introducción
El origen de las sociedades se ubica en la Edad Media, época en que se
inicia la organización comercial. Aquí surge la pregunta: ¿Qué es una socie-
dad? Óscar Vásquez del Mercado,1 en su obra expone:
La capacidad para ser persona en derecho no sólo la tienen los individuos, sino
también los entes colectivos, toda vez que la ley atribuye igualmente la capaci-
dad a las personas jurídicas que son seres de estructura más compleja en sus
manifestaciones sociales y jurídicas. Desde hace tiempo, pues, se admite que al
lado de las personas físicas conviven otras personas que tienen también partici-
pación en el movimiento jurídico, las sociedades.

1  Vásquez del Mercado, Oscar, Asamblea, Fusión y Liquidación de Sociedades, 2a.

edición, México, Porrúa, 1980, pp. 15 y s.

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Derecho Internacional Privado II, Vol. 2

De acuerdo con lo anterior, a las sociedades se les ha reconocido una


personalidad distinta de los individuos que la forman, y este reconocimiento
de personalidad significa atribuirles capacidad jurídica.2
Una sociedad se constituye mediante la celebración de un contrato. Esta
relación contractual es compleja y crea los diversos tipos de relaciones jurí-
dicas que se dan entre los socios y la sociedad, entre la sociedad y los terce-
ros, y entre la sociedad y el Estado.3
La sociedad al constituirse crea una persona jurídica con capacidad para
realizar un objeto. Esta persona es distinta de cada uno de sus socios y por lo
mismo tiene sus propios atributos:
• Denominación. En este supuesto la sociedad tiene el nombre elegido
por los socios;
• Razón Social. En este caso la sociedad tiene el nombre o apellido de
uno o varios de los socios;
• Nacionalidad. La sociedad tiene nacionalidad porque la regula el Esta-
do en la que se constituye;
• Domicilio. Es el lugar donde desarrolla su objeto;
• Capacidad. Este atributo le permite actuar de acuerdo con sus estatutos
y la ley del Estado de su constitución;
• Patrimonio. Mediante él podrá realizar su objeto.
Toda sociedad surge para realizar determinadas actividades, las que de-
ben ser lícitas, posibles, determinables y estar en el comercio.
Las sociedades pueden ser civiles o mercantiles, la que interesa aquí es la
sociedad mercantil, que siempre deberá constituirse de acuerdo con las dis-
posiciones del Estado en que surja, por lo tanto se le aplicará el principio de
lex loci constitutionis.
La naturaleza mercantil o civil de la sociedad estará determinada por el
objeto que vaya a realizar.
Forma. Toda sociedad debe satisfacer los requisitos del lugar de su cons-
titución y en ella se determina la forma y la naturaleza civil o mercantil de la
persona jurídica.
Registro. La sociedad una vez constituida, debe registrarse con el fin de
adquirir vida jurídicamente y estar capacitada para ejercer sus derechos y
cumplir sus obligaciones.

2  Cfr.
Ibidem, pág. 13.
3  Cfr.
Viramontes, Guillermo H., Apuntes de Derecho Mercantil, S.N.E. Impresora
Etiqueta Mexicana,. México, 1949., pp. 7 y s.

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Unidad 6. Derecho Convencional Mercantil y los Principios aplicables

Durante mucho tiempo las sociedades sólo fueron locales, establecer


relaciones económicas internacionales era difícil por las distancias y lo lento
de las comunicaciones, situación que cambió cuando los medios de trans-
porte y las vías de comunicación se desarrollaron. Pese a tales cambios, las
disparidades en las relaciones internacionales continuaron por las diferentes
legislaciones.
Con el fin de resolver el problema anterior, surgieron organismos inter-
gubernamentales, quienes buscaron la forma de agilizar las relaciones co-
merciales, una de estas instituciones fue la Organización de los Estados
Americanos, la que a través de la Conferencia Interamericana de Derecho
Internacional Privado, propuso la creación de una Convención cuyo fin fuera
resolver los conflictos de leyes que se presentaran en el comercio internacio-
nal, por estar regidas las sociedades mercantiles por diversos derechos, fue
así como surgió la Convención en estudio.

6.2.1. Análisis de la Convención


La Convención es muy pequeña, tiene 15 artículos de los cuales sólo 7 se
avocan a la solución de los conflictos de leyes de las sociedades mercantiles,
los otros ocho regulan aspectos generales.
Aplicación de la convención. Obviamente la Convención sólo se aplicará
a las sociedades de los Estados que la ratifiquen o se adhieran a ella. En tér-
minos generales los conflictos se resuelven mediante la aplicación de la ley
del lugar donde se constituyó la sociedad o la ley del lugar donde la sociedad
realice su objeto.
En tal sentido, las sociedades que se rijan por el derecho del lugar en que
se constituyan, aplicarán el principio de lex loci constitutionis, lo que signifi-
ca que tendrán que cumplir con los requisitos de fondo y de forma que exijan
las normas de tal lugar o aplicarán el principio de lex loci ejecutionis cuando
deban regirse por la ley del lugar de la ejecución de los actos que realicen.
Reconocimiento de las sociedades. Todo Estado Parte de la Convención
deberá reconocer a las sociedades constituidas en los demás Estados Parte,
sin embargo, tienen libertad para exigirles la comprobación de haberse cons-
tituido conforme al derecho de su país de origen.
Ante el supuesto de que en el Estado de origen las sociedades tengan una
capacidad mayor que la otorgada a las sociedades del Estado en el que van a
operar, su capacidad se limitará a la capacidad reconocida a las sociedades
internas. Esta limitación es correcta en atención a que una sociedad extranjera

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Derecho Internacional Privado II, Vol. 2

no puede tener mayores ventajas o capacidad de la que tenga una sociedad


nacional, porque eso crearía una gran desigualdad en perjuicio de las socie-
dades del Estado receptor.
De la misma forma que la existencia de la sociedad se rige por la ley de
su constitución, su funcionamiento, disolución y capacidad se regirán por la
misma ley, con la salvedad de que la capacidad estará limitada por la ley del
Estado receptor.
Respecto a los actos que las sociedades realicen en el Estado receptor,
éstos se regirán por la ley de tal Estado. También se aplicará la ley del Esta-
do receptor a la sociedad extranjera que establezca en él su administración
central.
La Convención regula tanto el aspecto sustantivo relativo a su constitu-
ción y actividades, como el adjetivo; en tal sentido, adjetivamente el artículo
6º determina que las sociedades de los Estados Parte, en todo acto que reali-
cen en cumplimiento de su objeto, se someterán a los tribunales del Estado en
el que actúen, con lo que se aplica el principio de lex loci ejecutionis.
Aun cuando los Estados Parte están obligados a cumplir con el derecho
que determine la Convención, no lo harán cuando tal derecho sea contrario a
su orden público.
La Convención en los artículos 8º a 15º, regula la firma, ratificación y
adhesión de los Estados.
Respecto a las reservas, éstas sólo procederán si se refieren a disposicio-
nes concretas y no son contrarias al objeto y fin de la Convención.
La vigencia será indefinida y se iniciará después de transcurridos treinta
días de la segunda ratificación.
La denuncia surtirá efectos después de un año de declarada y las lenguas
son el español, inglés, francés y portugués.

Conclusiones

1. Las sociedades mercantiles como personas jurídicas, son ficciones del


derecho creadas para satisfacer las necesidades del comercio.
2. Las sociedades mercantiles al ser reconocidas por el derecho, tienen los
mismos atributos que una persona física, excepto el estado civil.
3. En la constitución de las sociedades se aplica el principio de lex loci
constitutionis.
4. En el ejercicio de su objeto la Convención aplica el principio de Lex
loci ejecutionis.

880
Unidad 6. Derecho Convencional Mercantil y los Principios aplicables

Actividades

I. Investiguen en equipos las siguientes interrogantes:


1. ¿Qué aspectos básicos se desprenden de la Convención Interamerica-
na sobre Conflicto de Leyes en Materia de Sociedades Mercantiles?
2. ¿En qué casos se aplica la Convención?
3. Proporciona un ejemplo de la aplicación del principio lex loci cons-
titutionis y uno de lex loci ejecutionis.
II. Comparen sus respuestas en grupo y coméntenlas con apoyo del profesor.

6.3. Convención Interamericana sobre el Régimen Legal de


Poderes para ser utilizados en el Extranjero. Ciudad de
Panamá, Panamá CIDIP I, 30-I-1975, D.O.F. 19-VIII-1987

La Convención tiene como objetivo fundamental, que el estudioso del


derecho esté capacitado para identificar el otorgamiento de un poder como
una forma de representar a un ausente o a un incapaz, con el fin de sustituir
físicamente a la persona y manifestar su voluntad.

Introducción
El poder es la autorización que una persona da a otra para que actúe en su
nombre. De este acto surge la figura de la representación, lo que da lugar a la
relación jurídica: poder-representación.
Para que una persona actúe en nombre de otra, y la represente, debe exis-
tir una autorización, acto que jurídicamente se denomina poder.
El poder es una institución jurídica auxiliar de la incapacidad de ejercicio
de unan persona, así lo plantea Rojina Villegas4 al exponer:
Toda incapacidad de ejercicio origina la necesidad de una representación legal,
porque si se admite la capacidad de goce, pero se niega la de ejercicio, y no se
busca un medio legal para que se ejerciten los derechos que el titular no puede
hacer valer directamente, se negaría prácticamente también la capacidad del
goce,

4  Rojina Villegas, Rafael, Derecho Civil Mexicano, Obligaciones, México, Antigua

Librería Robredo, 1951, Tomo Quinto, Volumen I, pp. 449 y ss.

881
Derecho Internacional Privado II, Vol. 2

Es importante citar también lo que sobre la representación dice el autor


clásico de Derecho Civil, Marcel Planiol:5
Frecuentemente un acto jurídico es realizado por una persona distinta del intere-
sado. Esta sustitución de una persona por otra puede ser necesaria en dos ocasio-
nes: 1º) Cuando el interesado está imposibilitado para estar personalmente en el
lugar donde debe realizarse el acto, ya sea por encontrarse de viaje, enfermo o
preso, etc. 2º) Cuando el interesado esté imposibilitado para comprender el acto
que se realiza; tratase en estos casos de los menores, locos o ancianos, cuyas
facultades se han debilitado.

La autorización, que el representado otorga al representante, se deno-


mina poder, y éste puede otorgarse en forma privada o ante un fedatario
público.
La representación y el otorgamiento de un poder, como toda institución
jurídica, se inició en el derecho interno de los Estados, con el tiempo las co-
municaciones y las crecientes necesidades de un mundo que se redujo, dieron
lugar a buscar la forma de tener representación en el extranjero, surgió así la
Convención Interamericana sobre el Régimen Legal de Poderes para ser Uti-
lizados en el Extranjero.

6.3.1. Análisis de la Convención


El estudio de este documento conduce a varias preguntas:
• ¿Cuál es la naturaleza jurídica del poder?
• ¿Qué objeto tiene?
• ¿Qué derecho se aplica en el otorgamiento de un poder?
Naturaleza jurídica del poder: Mucho se ha discutido la naturaleza jurí-
dica del poder, así se ha sostenido que es un acto unilateral en el cual una
persona declara su voluntad. De esto surgieron distintas teorías que califican
al poder como:
• Una ficción;
• Una cooperación de voluntades;
• Una sustitución real de la voluntad del representado.
Ficción. Sin duda, puede sostenerse que otorgar un poder da lugar a una
ficción jurídica al permitir que una persona realice actos que obligan a otra.

5  Planiol Marcel, cit. por Rojina Villegas, Rafael, Derecho Civil Mexicano, op. cit.,

p. 449.

882
Unidad 6. Derecho Convencional Mercantil y los Principios aplicables

Cooperación de voluntades. Respecto a ser una cooperación de volun-


tades, cabe pensar que más bien se trata de una coordinación de voluntades
entre quien otorga el poder y quien realiza el acto contenido en el poder.
Sustitución de la voluntad. Por lo que toca a esta tercera teoría, se consi-
dera que en realidad lo que hay es la actuación de una persona, que manifies-
ta la voluntad de otra, que es el representado.
Es indudable que cualquiera de las tres posturas mencionadas puede de-
terminar la naturaleza jurídica del poder; lo que definitivamente es inacepta-
ble es que se trate de un acto jurídico basado en la declaración unilateral de
voluntad, en atención a que si hay una persona que otorga el poder y otra que
lo ejecuta, hay un acuerdo de voluntades y, en forma alguna, se trata de una
declaración unilateral de voluntad.
Considerar que el poder es un acto unilateral de declaración de voluntad,
sin duda se funda en el artículo 11 de la Convención, que dispone: “Art. 11.
No es necesario para la eficacia del poder que el apoderado manifieste en
dicho acto su aceptación. Ésta resultará de su ejercicio”.
De acuerdo con este dispositivo hay una persona que decide otorgar un
poder a otra.
La persona a quien se otorga el poder, de acuerdo con el artículo 11, no
tiene que aceptar en el momento en que el poder se otorga. De esto se deduce
que no es necesaria la aceptación expresa, ya que se reconoce una aceptación
tácita, al disponer el artículo 11 que la aceptación resultará del ejercicio de
la acción.
La pregunta que surge es ¿cómo se puede realizar un acto jurídico por
otra persona, sin que quien lo va a ejecutar esté de acuerdo? La ley sostiene
que no es necesaria la aceptación, obviamente se refiere a una aceptación
expresa, ya que indudablemente realizar un acto por otra persona sin aceptar
expresamente, significa que hay una aceptación tácita.
Por lo tanto puede sostenerse, que el poder es el acto jurídico por el cual
una persona recibe la capacidad para actuar en nombre de otra que, por algu-
na razón, no puede o no quiere ejercer sus derechos directamente.
En realidad el ejercicio de un poder es resultado de la designación de un
representante y de la aceptación de éste.
El artículo 11, al disponer que no es necesaria la aceptación de la persona
a quien se otorga el poder, se refiere sin duda a la aceptación expresa, y al
sostener que será suficiente con que actué, obviamente quien actúa acepta el
poder, ya que para actuar tuvo que recibir la indicación sobre lo que debía
realizar.

883
Derecho Internacional Privado II, Vol. 2

En este orden de ideas, tanto la aceptación expresa, como la actuación, en


la que hay una aceptación tácita, implican la existencia de un acto bilateral.
Factores de la representación, causa del poder. Rojina Villegas 6 explica
con gran claridad que la representación implica tres factores:
• Una incapacidad de ejercicio o una incapacidad material para actuar;
• Una necesidad jurídica absoluta de que los derechos del ausente o del
incapacitado se hagan valer;
• La actividad del legislador al crear normas que regulen la representa-
ción, por la incapacidad de una persona para actuar por sí misma y la
necesidad de que se cumpla la voluntad del representado.
Es indiscutible que estos factores dieron lugar a la representación, acto
jurídico cuyo origen es el otorgamiento de un poder con la autorización para
realizar determinados actos jurídicos.
Sujetos. Acorde a lo anterior los sujetos son el representado que otorga el
poder, y el representante que actúa a nombre del representado, quien se com-
promete a cumplir los actos que le fueron autorizados por la persona que le
otorgó el poder.
Objetivos de la convención. La Convención tiene los 3 objetivos siguientes:
• La cooperación internacional;
• El reconocimiento y ejecución de un poder emitido en el extranjero;
• Determinar, en los distintos supuestos que se puedan presentar, el de-
recho que se debe aplicar.
Las Convenciones tienen como objetivo fundamental crear un derecho
uniforme, por lo tanto todo poder realizado conforme al derecho del Estado
que lo otorga debe reconocerse en los demás Estados Parte. Esto significa que
el poder se rige por el derecho del Estado que lo otorga. Sin embargo puede
regirse por el derecho del Estado donde deba ejecutarse.
Nótese que se da libertad al otorgante para que el poder cumpla con el
derecho del Estado que lo emite o con el derecho del Estado de su ejecución.
Con lo cual se aplican inicialmente el principio de autonomía de la voluntad
y alternativamente los principios de locus regit actum o lex loci ejecutionis.
Ante el supuesto de elegir el derecho del Estado donde deba ejercerse
el poder, si este derecho exige algunos requisitos, éstos deberán cumplirse.
Formas de otorgar un poder. El poder es regulado por la Convención
como un acto internacional, acto jurídico que es considerado por unos Estados
como solemne, y en otros tal exigencia no existe. Esta diferencia conduce a

6  Cfr. Rojina Villegas, Rafael, Derecho Civil Mexicano, Obligaciones, op. cit., pp. 463 y s.

884
Unidad 6. Derecho Convencional Mercantil y los Principios aplicables

que, en el otorgamiento del poder, la Convención trate de armonizar las dos


posiciones, para lo que es necesario estudiar unidos los artículos 3, 7 y 6.
De lo anterior se concluye que, al existir dos formas de otorgar un poder,
la Convención creó normas distintas para cada una, a fin de que los poderes
pudieran ser reconocidos y ejecutados en ambos Estados como lo dispone el
artículo 1º de la Convención: “Art. 1º Los poderes debidamente otorgados en
uno de los Estado Parte en esta Convención serán validos en cualquiera de los
otros, si cumplen con las reglas establecidas en la Convención”
En cuanto a la solemnidad para otorgar un poder, como regla general, el
artículo 2º dispone que las formalidades o la solemnidad en el otorgamiento
de poderes, para tener efectos en el extranjero se deben regir por la ley del
Estado que otorga el poder, salvo que quien otorgue el poder decida sujetarse
a las disposiciones del Estado en que deba ejecutarse.
Frente a esta disposición general, la Convención señala las reglas que
debe cumplir el Estado que exige solemnidad frente al Estado que no tiene
reglas, y viceversa. Tales reglas se fundan en la existencia o inexistencia de
un funcionario que certifique o dé fe. En tal sentido, las situaciones serían las
siguientes:
Estados sin funcionario que certifique. Un Estado que no tiene funciona-
rio autorizado para certificar un poder le solicita a un Estado que sí tiene
funcionarios que dan fe de los actos, que el poder sea ejecutado. En este su-
puesto la Convención exige que además del poder se anexen los documentos
siguientes:
• Una declaración jurada o de decir verdad sobre la identidad de la per-
sona que otorga el poder, su nacionalidad, edad, domicilio y estado
civil;
• El documento en el que se otorga el poder debe acompañarse con co-
pias certificadas que prueben fehacientemente que, quien otorga el po-
der, tiene el derecho para otorgarlo a una persona física;
• El otorgante debe firmar el poder y la firma debe autentificarse;
• En caso de que el poder lo otorgue una persona moral, debe probarse
la existencia de esa persona y el derecho que se tiene para otorgar el
poder.
Además de los anteriores requisitos, el Estado solicitante deberá cumplir
con los requisitos de su propio Estado.
Estado con funcionario autorizado. Respecto al Estado que sí tiene un
funcionario que dé fe o certifique el poder, deberá cumplir los mismos
requisitos, la única diferencia es que éste no deberá presentar declaración
jurada.

885
Derecho Internacional Privado II, Vol. 2

En síntesis, la Convención divide entre Estados que tienen un funciona-


rio que exige solemnidades para autorizar el poder y su cumplimiento, y Es-
tados que no tienen tal funcionario ni solemnidad.
En ambos supuestos los requisitos son los mismos, excepto que en los
que no se tiene el funcionario que dé solemnidad al otorgamiento del poder,
debe hacerse una declaración jurada de decir verdad.
Publicidad, legalización, efectos y traducción del poder. Este punto es
muy sencillo debido a que estas cuatro situaciones coinciden en que se regi-
rán por la ley del Estado en que se ejerza el poder, como lo disponen los
artículos 4º, 5º, 8º y 9º.
Orden público. Como toda Convención de Derecho Internacional Priva-
do, ésta también tiene la cláusula de orden público, por lo que no se ejecutará
el poder si su contenido va en contra del derecho del Estado en que deba
ejercerse.
Vigencia. El artículo 18 señala como requisito para que la Convención
entre en vigor, la ratificación de dos Estados y el transcurso de treinta días.
Los Estados que deseen adherirse, podrán hacerlo a partir de que la Conven-
ción entre en vigor.
La vigencia será indefinida. Los Estados pueden hacer reservas siempre
que éstas no vayan en contra del objetivo de la Convención, y está permitido
hacer declaraciones interpretativas.
México no hizo reservas, pero sí presentó una declaración interpretativa
sobre el artículo 5º en los términos siguientes:
Los Estados Unidos Mexicanos interpretan el art. 5º de esta Convención Intera-
mericana en el sentido de que se entenderá de que el mandato ha sido extendido
con toda amplitud prevista por el art. 4º del Protocolo mencionado en el artículo
10 de la Convención Interamericana Sobre Régimen Legal de Poderes para ser
utilizados en el extranjero.

Al efecto, es necesario transcribir el artículo 10.


Esta Convención no restringirá las disposiciones de convenciones que en mate-
ria de poderes hubieran sido suscritas o se suscribieren en el futuro en forma
bilateral o multilateral por los Estados Parte, en particular el Protocolo Sobre
Uniformidad del Régimen Legal de Poderes o Protocolo de Washingtón de 1940
o las prácticas más favorables que los Estados Partes pudieran observar.

Los artículos 13 a 19, regulan respectivamente la firma, adhesión cláu-


sula federal, y lenguas.

886
Unidad 6. Derecho Convencional Mercantil y los Principios aplicables

Conclusiones

1. México es Estado Parte de la Convención Interamericana sobre Régi-


men Legal de Poderes para ser Utilizados en el Extranjero y del Proto-
colo sobre Uniformidad del Régimen Legal de Poderes de Washington
de 1940, documentos que se complementan.
2. El Protocolo de Washington fue el antecedente de la Convención.
3. El poder es un acto jurídico de gran importancia porque regula la situa-
ción en que una persona sin posibilidad de manifestar su voluntad, pue-
de hacer que ésta se cumpla por otra persona en el extranjero.

Actividades

I. Analicen en equipos la Convención Interamericana sobre el Régimen


Legal de Poderes para ser utilizados en el Extranjero (Anexo 6.3, al fi-
nal de esta unidad).
II. Respondan las siguientes interrogantes:
1. ¿Cuándo se aplica el derecho del Estado del solicitante de la ejecu-
ción del poder?
2. ¿Cuándo se aplica el derecho del Estado a quien se solicita la ejecu-
ción del poder?
3. ¿Por qué ejecutar un poder es un acto de colaboración entre Estados?
4. Expliquen la declaración interpretativa que hizo México con relación
a la Convención Interamericana sobre el Régimen Legal de Poderes
para ser utilizados en el Extranjero.
III. Comparen sus respuestas en grupo y coméntenlas con apoyo del

profesor.

6.4. Convención Interamericana sobre Conflicto de Leyes


en Materia de Letras de Cambio, Pagarés y Facturas.
Ciudad de Panamá 30-I-1975 CIDIP I, D. O. F. 9-II-1978

La Convención tiene como objetivo que el estudioso del derecho pueda


diferenciar los distintos títulos de crédito, entender cómo se transforman en
actos de comercio y cómo se resuelve el conflicto de leyes cuando estos do-
cumentos, como actos de comercio, al ser trasladados de un Estado a otro,
dan lugar a la aplicación de distintos derechos y, en consecuencia, se presen-
ta el conflicto móvil.

887
Derecho Internacional Privado II, Vol. 2

Introducción
Del nombre de esta convención se deduce que corresponde al derecho
mercantil y particularmente a la parte relativa a los títulos de crédito.
Aquí surge la pregunta: ¿Qué es un título de crédito?
El artículo 1º de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito
dispone:
Artículo 1º. Son cosas mercantiles los títulos de crédito. Su emisión, expedi-
ción, endoso, aval o aceptación y las demás operaciones que en ellos se consig-
nen, son actos de comercio. Los derechos y obligaciones derivados de los ac-
tos o contratos que hayan dado lugar a la emisión o transmisión de títulos de
crédito, o se hayan practicado con éstos, se rigen por las normas enumeradas
en el artículo 2º, cuando no se pueden ejercitar o cumplir separadamente del
título, y por la ley que corresponda a la naturaleza civil o mercantil de tales
actos o contratos en los demás casos. Las operaciones de crédito que esta ley
reglamenta son actos de comercio.
De esta norma se puede concluir que tiene dos partes, la primera parte:
• Divide entre cosas mercantiles y actos de comercio, de acuerdo con
esta clasificación;
• Los títulos de crédito son cosas mercantiles;
• La emisión de los títulos, su expedición, aval, aceptación y las demás
operaciones que en tales documentos se consignen, son actos de co-
mercio;
• También son actos de comercio las operaciones de crédito.
La segunda parte remite al artículo 2º o a la ley civil o mercantil, que
serán las que regulen los derechos y las obligaciones que deriven de:
• Los actos; o
• Contratos por los que se transmitieron o emitieron títulos de crédito.
En otras palabras: Si se emiten o transmiten títulos de crédito, los dere-
chos y obligaciones que deriven de estos actos estarán regulados de acuerdo
con su naturaleza por:
• El artículo 2º de la Ley de Títulos y Operaciones de Crédito o;
• Por la Ley Civil.
Es evidente que si se trata de títulos de crédito, será la ley mercantil la
que los rija, por lo tanto, será aplicable el artículo 2º de la ley que dispone.
Art. 2. Los actos y las operaciones a que se refiere el artículo anterior, se rigen:
I. Por lo dispuesto en esta ley, y en las demás leyes especiales relativas, en su
defecto
II. Por la legislación mercantil general; en su defecto

888
Unidad 6. Derecho Convencional Mercantil y los Principios aplicables

III. Por los usos bancarios y mercantiles y en defecto de éstos


IV. Por el derecho común, declarándose aplicables en toda la República, para
los fines de esta ley, el Código Civil del Distrito Federal.
Elementos de los títulos de crédito. Es necesario recordar que los títulos
de crédito tienen cuatro elementos; que les dan una naturaleza sui generis, en
atención a que de ellos derivan derechos y obligaciones. En tal sentido son
cuatro sus elementos:
• Incorporación;
• Legitimación;
• Literalidad;
• Autonomía.
Incorporación. Esto significa que el título de crédito tiene un derecho
íntimamente unido a él. En consecuencia, para ejercer el derecho se debe
presentar el documento.
Legitimación. Esta es una consecuencia de la incorporación, consiste en
que se legitima como beneficiario del título quien lo tiene y lo exhibe para
ejercer el derecho incorporado al documento.
La legitimación puede ser activa o pasiva.
La activa consiste en que quien es tenedor del título tiene derecho a la
prestación consignada en el documento.
La pasiva consiste en que el deudor designado en el título de crédito tiene
a su cargo la obligación incorporada en el documento y al cumplirla se libera
de la obligación.
Literalidad. Consiste en que, lo que textualmente se escribe en el docu-
mento es el derecho o la obligación que deba cumplirse.
Autonomía. De acuerdo con este elemento, cada titular o persona que
sucesivamente tenga el documento adquiere el derecho que se le incorporó.
En otras palabras el derecho, que tiene un primer titular del documento, es
totalmente independiente del derecho que tiene un segundo titular y así suce-
sivamente.
El artículo 5º de la Ley General de Títulos de Crédito da la definición
siguiente, aun cuando sólo se refiere a la literalidad:“Art. 5º. Son títulos de
crédito los documentos necesarios para ejercitar el derecho literal que en
ellos se consigna”.
Derecho aplicable a los títulos de crédito. Después de recordar breve-
mente la naturaleza jurídica y los elementos que caracterizan a los títulos de
crédito, es necesario tener presente, que el artículo 1º determina que estos

889
Derecho Internacional Privado II, Vol. 2

documentos se rigen por las disposiciones del artículo 2º, por lo tanto es
necesario transcribirlo nuevamente con el fin de analizarlo, por ser este dis-
positivo el que determina el derecho aplicable.
Art. 2º. Los actos y las operaciones a que se refiere el artículo 1º, se rigen:
I. Por lo dispuesto en esta ley y en las demás leyes especiales relativas; en su
defecto:
II. Por la legislación mercantil en general; en su defecto;
III. Por los usos bancarios y mercantiles y, en defecto de éstos;
IV. Por el derecho común, declarándose aplicable en toda la República; para
los fines de esta ley, el Código Civil del Distrito Federal.
Esta norma es conveniente tenerla siempre presente, porque ella distin-
gue entre el título de crédito y los distintos momentos a los que puede estar
sometido. En tal sentido dispone qué ley se debe aplicar a los títulos de cré-
dito que son cosas mercantiles, y qué ley que se debe aplicar en la emisión,
expedición, endoso, aval, y aceptación.
Internacionalización de los títulos de crédito. Las disposiciones invoca-
das fueron creadas en el primer tercio del siglo XX entre 1931-1932, lo que
significa que para ese momento histórico eran suficientes. El paso del tiem-
po, el desarrollo de las comunicaciones, y el creciente número de relaciones
comerciales, exigió regular internacionalmente los títulos de crédito como
cosas mercantiles, y los distintos momentos por los que tendrían que pasar
como actos de comercio. Esta fue la razón de que el 30 de enero de 1975 se
suscribiera en Panamá, en la 1ª Conferencia Interamericana de Derecho In-
ternacional Privado, la Convención Interamericana sobre Conflicto de Leyes
en Materia de Letras de Cambio, Pagarés y Facturas.

6.4.1. Análisis de la Convención


El documento tiene 17 artículos, de los cuales 12 designan el derecho
aplicable a los títulos de crédito a fin de prevenir o evitar los conflictos de
leyes que se presentan en las relaciones de crédito internacionales. Los otros
cinco artículos se refieren a la firma, ratificación, adhesión, vigencia, reser-
vas, denuncia, cláusula federal y lenguas.
Título de la convención. Es necesario partir del título, debido a que la
Convención regula los conflictos de Leyes en Materia de Letras de Cambio,
Pagarés y Facturas, sobre este último documento México hizo una declara-
ción interpretativa respecto al artículo 1º en relación con las facturas, debido
a que éstas no son títulos de crédito, dada la importancia de tal declaración se
transcribirá:

890
Unidad 6. Derecho Convencional Mercantil y los Principios aplicables

México (información suministrada conforme al art. 10)7


Tengo la honra de referirme a la Convención Interamericana sobre Conflictos
de Leyes en Materia de Letras de Cambio, Pagarés y Facturas hecha en la Ciu-
dad de Panamá el 30 de enero de 1975.
Como es del conocimiento de Vuestra Excelencia, México es parte de dicha
Convención. Al respecto, para los efectos de lo dispuesto en el artículo 10,
parr. II de esa Convención, notifico a Vuestra Excelencia que las facturas no son
documentos negociables de conformidad con la legislación mexicana (12 de
diciembre de 1983).
La declaración interpretativa hecha por México es importante porque de
esta forma, los demás Estados Parte se enteran de que México no adquiere
ningún compromiso en relación con las facturas, por no considerarlos títulos
de crédito.
En relación con los otros dos documentos, es necesario aclarar que la
Convención aplica las mismas reglas a la letra de cambio y al pagaré, como
lo dispone con la salvedad de las facturas, de acuerdo con la declaración in-
terpretativa hecha por México.
Objeto de la convención. Generalmente las Convenciones se inician con
la explicación de la necesidad de su existencia, esto no ocurre en la Conven-
ción en estudio, ya que si bien enuncia el problema a tratar, va directamente
a la solución de los conflictos de leyes que puedan surgir con motivo de la
negociación de títulos de crédito, sin embargo es inevitable referirse a los
sujetos como titulares de los derechos o como obligados, y a las situaciones
que se pueden presentar.
De acuerdo con lo expuesto, es necesario determinar con precisión el
objeto de la Convención.
La Convención tiene por objeto regular los siete aspectos siguientes:
• La capacidad de los sujetos;
• Los distintos momentos en los que se puede ubicar un título de crédito;
• Las obligaciones de quienes intervienen;
• Los procedimiento y plazos;
• El lugar de pago;
• La competencia judicial;
• El orden público.
Recuérdese que esta Convención tiene por objeto evitar o resolver los
conflictos de leyes que se presenten con los títulos de crédito, por lo tanto su

7  Pereznieto Castro, Leonel y Silva, Jorge Alberto, Derecho Internacional Privado,

Parte Especial, México, Oxford University Press, 2000, p. 568.

891
Derecho Internacional Privado II, Vol. 2

finalidad es determinar el derecho aplicable cuando los conflictos se presen-


ten con motivo de cualquiera o de varios de los siete puntos enunciados.
Capacidad de los sujetos. Elemento fundamental en materia de obliga-
ciones, es la capacidad de ejercicio de las partes que intervienen en un acto
jurídico, por lo que el artículo 1o regula dos situaciones:
• La capacidad;
• La incapacidad y su posible transformación en capacidad.
En este orden de ideas, las reglas en materia de capacidad son las siguientes:
• La capacidad para obligarse, mediante la emisión o tenencia de un títu-
lo de crédito, se rige por la ley del lugar en que se contrae la obliga-
ción. Rige aquí el principio de locus regit actum.
En materia de capacidad puede surgir el problema de que un incapaz
contraiga una obligación crediticia mediante una letra o un pagaré.
¿Qué ocurrirá? ¿Hay forma de que el incapacitado cumpla con la obliga-
ción contraída? o
¿El derecho del girado o acreedor se pierde?
La respuesta es No.
La Convención en el mismo artículo 1º dispone que la obligación estará
vigente en todo Estado que considere válida la obligación.
¿Qué significa este desconocimiento de la incapacidad del obligado?
La Convención considera que si el obligado es incapaz en el Estado en
que contrajo la obligación, en ese Estado será incapaz, sin embargo si confor-
me a las normas de otro Estado, sí es capaz, tendrá que cumplir con la obli-
gación.
El problema aquí es ¿cómo se establece otro punto de contacto a fin de
que el incapaz adquiera capacidad? Esto ocurrirá cuando al trasladarse el
documento de crédito a otro Estado, mediante la aplicación del conflicto mó-
vil, surja un nuevo punto de contacto cuya ley aplicable reconozca capacidad
al obligado.
Los documentos de crédito, como el cheque y el pagaré, durante su vi-
gencia, atraviesan por varios momentos, éstos son:
• El giro consistente en emitir el documento;
• El endoso, que es la forma de transmitir el título de crédito;
• El aval, acto que consiste en que otra persona distinta de quien gira el
documento, se comprometa a cumplir la obligación, si quien la asumió
no puede hacerlo;
• Aceptación. La aceptación es el acto por el cual el girado firma el do-
cumento e incluye la palabra acepto. En ese momento se convierte en

892
Unidad 6. Derecho Convencional Mercantil y los Principios aplicables

deudor, se convierte en el principal obligado y es deudor cambiario de


cualquier tenedor del documento, incluso del girador;
• Protesto.8 Es un acto de naturaleza formal, que sirve para demostrar de
manera auténtica que la letra de cambio o el pagaré fueron presentados
oportunamente para su pago o aceptación, se les rechazó, y en conse-
cuencia no fueron pagados o aceptados.
El protesto9 como acto formal debe hacerse constar en la letra, el pagaré, o
en hoja adherida al documento y la autoridad que intervenga además debe le-
vantar un acta y asentar en ella los motivos de la negativa para cubrir el pago.
El protesto genera la obligación del pago de intereses y los gastos de la
diligencia.
Intervención. La intervención se actualiza cuando el obligado a pagar la
letra de cambio o el pagaré no lo hace y un tercero asume la obligación del
pago con el fin de salvar la responsabilidad y el buen crédito del obligado.
La Convención se refiere únicamente a la intervención, sin distinguir
en forma alguna las distintas clases. Sin embargo, la Ley de Títulos y Ope-
raciones de Crédito regula la aceptación por intervención y el pago por inter-
vención.10
Debido a que la Convención únicamente se refiere a la intervención
como género, sólo se dio un concepto amplio de esta figura.
De acuerdo con lo anterior surgen varias preguntas:
• ¿Qué ley regula la forma de tales documentos?
• ¿Qué ley regula las obligaciones?
• ¿Hay un procedimiento?
• ¿Qué tribunal es competente?
La Convención da respuesta a estas interrogantes.
La regla general es que si un título de crédito cambia de territorio, se le
aplicará la ley del nuevo territorio.
Ley que regula la forma del documento. La forma del documento de cré-
dito, en todos sus momentos, como son el giro, endoso, aval, intervención,
aceptación o protesto, se rigen por la ley del lugar donde se lleve a efecto
cada acto. Lo que significa que si cada momento se realiza en Estado distinto,

8  Cfr. Ripert, Georges, Tratado Elemental de Derecho Comercial, 2a. edición, Buenos

Aires, Argentina S.R.L., 1954, Tomo III, p. 445.


9  Cfr. Cervantes Ahumada, Raúl, Títulos y Operaciones de Crédito, 2a. edición, México,

Herrero Editorial, 1957, pp. 16 a 19.


10  Arts. 102 a 108 y 133 a 138 de la Ley de títulos y Operaciones de Crédito.

893
Derecho Internacional Privado II, Vol. 2

le será aplicable la ley de ese Estado. Este cambio de lugar y, por lo tanto, de
derecho aplicable se conoce como conflicto móvil.
Ley que regula las obligaciones. Un título de crédito implica la existen-
cia de un obligado o deudor y un acreedor que es quien posee el título y lo
quiere hacer efectivo.
En este aspecto es necesario tener presente las dos situaciones siguientes:
• Obligaciones que derivan del título;
• Obligaciones válidas e inválidas.
Obligaciones que derivan del título. ¿Qué derecho rige estas obligaciones?
El artículo 3º dispone que se les aplicará el derecho del lugar en que se
contrajeron las obligaciones. En consecuencia, los títulos de crédito deben
indicar el lugar en que se contrae la obligación y el derecho de ese lugar será
el que se aplique, pero ¿qué ocurre si el documento no contiene el lugar en
que se contrajo la obligación?
Esto lo resuelve el artículo 5º al disponer que cuando una letra no indi-
que dónde se contrajo la obligación, subsidiariamente se le aplique el dere-
cho de donde se deba pagar y en defecto de esto, se le aplicará el derecho del
lugar de emisión.
Obligaciones válidas e inválidas. El artículo 4º de la Convención resuel-
ve este problema al disponer que si en un documento hay obligaciones váli-
das e inválidas, sólo serán exigibles las obligaciones válidas.
Procedimientos y plazos. Dentro de este rubro se encuentra la acepta-
ción, el pago y el protesto, actos que se regirán por la ley del lugar donde se
realicen, como lo dispone el artículo 6º.
Lugar de pago. Por ser los títulos de crédito documentos cuya función
es circular, el lugar de pago puede ser muy distinto al de los otros momentos,
por lo tanto el pago se regirá por la ley del lugar en que tal cosa ocurra.
¿Qué pasaría si el documento se extraviara, fuera robado, destruido o
inutilizado?
La Convención responde a este cuestionamiento en el artículo 7º en el
que determina que estas situaciones se regirán por la ley del lugar donde el
documento deba pagarse.
Nótese que en el supuesto de pérdida, robo, destrucción o inutilización,
ya no se aplica la ley del lugar donde cualquiera de tales situaciones ocurrió,
sino que es la ley del lugar del pago.
Competencia judicial. ¿Qué tribunal es competente para solucionar los
problemas que surjan en la negociación de una letra de cambio?

894
Unidad 6. Derecho Convencional Mercantil y los Principios aplicables

La Convención determina dos posibilidades:


• Será competente el tribunal del lugar donde la obligación deba cum-
plirse; en este caso, se aplica el principio de lex loci ejecutionis; o
• El Estado Parte donde se encuentre el demandado. En este supuesto se
aplica el principio de lex domicilium.
La regla general es que sea competente el tribunal del domicilio del de-
mandado, sin embargo la Convención además aplica el principio de lex loci
ejecutionis, al determinar que puede ser también competente el tribunal del
lugar en que deba cumplirse la obligación. En esta subsidiaridad de punto de
contacto el actor tiene derecho a elegir el tribunal que le sea más propicio, lo
que podría dar lugar al forum non conveniens.
Orden público. Como toda Convención de Derecho Internacional Priva-
do, ésta también contempla el orden público, al establecer que aun cuando el
Convenio haya determinado el derecho aplicable, éste no se aplicará si con-
traría el orden público, como lo dispone el artículo 11.
De los artículos 12 a 18 se regulan los aspectos de firma, ratificación y
adhesión, reserva, lenguas y cláusula federal.
Para entrar en vigor la Convención se requieren dos ratificaciones y su
vigencia será indefinida.
Procede la denuncia que surtirá efectos un año después de notificada,
esto con el fin de que el Estado denunciante cumpla con los compromisos
adquiridos.
La Conferencia Interamericana de Derecho Internacional Privado no se-
ñala expresamente cuáles serían las disposiciones en las que se podrían invo-
car reservas, sin embargo implícitamente, al mencionar que éstas se deben
notificar a la Secretaría General de los Estados Americanos, se sobreentiende
que los Estados Parte pueden hacer reservas, siempre que las determinen
concretamente y no desvirtúen el espíritu de la Convención. Esta parece ser
la regla en materia de reservas en las Convenciones Interamericanas.

Conclusiones

1. La Convención sobre Conflictos de Leyes en Materia de Letras de Cam-


bio, Pagarés y Facturas, evita o resuelve los conflictos de leyes median-
te la aplicación de la ley del lugar de realización del acto.
2. Es una Convención muy pequeña, sin embargo comprende aspectos
sustantivos y adjetivos.
3. La Convención al determinar el derecho aplicable del lugar en que se
realice el acto, actualiza el conflicto móvil.

895
Derecho Internacional Privado II, Vol. 2

4. En la aplicación de las reglas para acudir al tribunal, en caso de conflic-


to, puede surgir el forum non conveniens.
5. En caso de pérdida o robo del documento se aplicará la ley del lugar del
pago, sin importar dónde ocurrió la pérdida o el robo.

Actividades

I. Analicen en equipos la Convención Interamericana sobre Conflicto de


Leyes en Materia de Letras de Cambio, Pagarés y Facturas (Anexo 6.4,
al final de esta unidad).
II. Respondan las siguientes interrogantes:
1. Cuáles son las normas sustantivas y cuales las adjetivas de la Con-
vención?
2. Qué significa la palabra hurto y cuándo se puede presentar?
3. Qué derecho debe regir y qué medidas se deben tomar en el su pues-
to de que se pierda un cheque o una letra de cambio?
4. ¿Cuál es la razón por la que México hizo una declaración sobre el ar-
tículo 10 de la Convención?, ¿en qué consistió esta declaración inter-
pretativa?

6.5. Principios del Instituto Internacional para la Unificación


del Derecho Privado (UNIDROIT)

El estudio de los principios del Instituto Internacional para la Unificación


del Derecho Privado tiene como objetivo dar a conocer al postulante el Dere-
cho Mercantil Internacional, y en particular los contratos internacionales a
fin de que asocie los principios con los actos mercantiles, de tal forma que al
celebrar un contrato esté capacitado para aplicarlos adecuadamente de acuer-
do con el acto mercantil que haya de realizar.

Introducción
Estudiar los principios sobre los contratos comerciales elaborados por el
Instituto Internacional, implica recibir la sabiduría jurídica de los expertos en
esta materia, conocimientos que al aplicarse prevendrán conflictos, llenarán
lagunas o crearán normas que conducirán a un derecho homogéneo de la
mayor utilidad, para celebrar transacciones equitativas entre quienes se dedi-
can al comercio internacional.

896
Unidad 6. Derecho Convencional Mercantil y los Principios aplicables

Antecedentes. El Instituto Internacional para la Unificación del Derecho


Internacional tuvo la idea de reunir los principios del comercio internacio-
nal desde 1971, sin embargo, tendrían que pasar nueve años para ponerla en
práctica.
La propuesta era difícil de llevar a cabo, debido a que la formulación de
principios de aplicación universal requería la participación de representantes
de los diversos sistemas jurídicos, razón por la cual fue hasta 1980 que se
logró reunir a expertos del sistema romanista, del common law y del derecho
de los países socialistas.
Realizar la armonización de estos tres sistemas exigía que los principios
propuestos se basaran en directrices muy generales a fin de ser aceptados por
todos los participantes.
En tal sentido las directrices serían las siguientes:
• Los principios tendrían como único fin crear reglas uniformes en fun-
ción de los contratos comerciales internacionales;
• La terminología sería totalmente neutra, por lo que no se utilizarían los
conceptos nacionales;
• Los principios deberían ser reglas de equidad y buena fe;
• La aceptación de los Estados sería totalmente voluntaria;
• Los principios no serían vinculantes.
Estas reglas o directrices, cuyo fin era aplicarlas a los contratos comer-
ciales, se tradujeron en la creación de las ocho propuestas fundamentales 11
siguientes:
• Internacionalidad del contrato;
• Mercantilidad del contrato;
• Los principios y los contratos entre particulares a nivel nacional;
• Consideración de los principios como conjunto de reglas aplicables al
contrato;
• Los principios como medio para interpretar y complementar instru-
mentos internacionales de derecho uniforme;
• Los principios como medio para interpretar y complementar el derecho
nacional;
• Los principios como modelo para legisladores nacionales e internacio-
nales y;
• Otros posibles usos de los principios.

11  Principios UNIDROIT, Sobre los contratos comerciales Internacionales 2004, Instituto

de Investigaciones Jurídicas y Centro Mexicano de Derecho Uniforme, México, 2007, pp. 2 a 7.

897
Derecho Internacional Privado II, Vol. 2

Cada uno de estos ocho puntos demuestra el origen, desarrollo, aplica-


ción y utilidad de los principios.
La exposición de estas ocho reglas sobre los principios fue el resultado
del trabajo iniciado en 1980 y concluido en 1994 con la creación de 124 ar-
tículos. Diez años después, en 2004, la nueva edición de los principios cuen-
ta ya con 185 artículos.
Obviamente, esta segunda obra cubre mayores situaciones, tiene una me-
jor clasificación y más clara redacción, lo que propició que los principios
fueran ampliamente aceptados y aplicados en la celebración de contratos
mercantiles internacionales.

6.5.1. Análisis de los ocho principios12


Internacionalidad del contrato. Este enunciado debe entenderse con la
mayor amplitud. En tal sentido, los principios plantean que los contratantes
se encuentren en Estados distintos, por lo tanto queda excluido lo que es
nacional.
Mercantilidad del contrato. Lo que se persigue con este principio es de-
terminar su estricta aplicación a la materia comercial, por lo tanto es inapli-
cable cuando el contrato tiene como finalidad el consumo de bienes y no su
comercialización.
Los principios, además de aplicarse a las operaciones comerciales en el
intercambio u obtención de bienes o servicios, son aplicables también en
materia de inversión, otorgamiento de concesiones y contratos de prestación
de servicios.
Los principios y los contratos entre particulares a nivel nacional. Los
principios, como ya se dijo, son muy generales, en consecuencia aun cuando
se crearon para el comercio internacional, pueden aplicarse en operaciones
domésticas, en tal supuesto tendrían que estar acordes con el derecho interno
a fin de no caer en la figura del orden público.
Consideración de los principios como conjunto de reglas aplicables a los
contratos. En este punto el Instituto Internacional presenta tres diferentes si-
tuaciones, por lo que es necesario verlas una por una en los incisos a), b) y c):
a) “Elección expresa de las partes”13
Debido a que los principios tienen como uno de sus fines llenar lagu-
nas legales, las partes pueden elegirlos para cubrir los vacíos de la ley, tal

12  Cfr. Principios UNIDROIT, op. cit., pp. 2 a 7.


13  Cfr. Ibidem, p. 4.

898
Unidad 6. Derecho Convencional Mercantil y los Principios aplicables

elección no puede ser tácita, no debe sobreentenderse, las partes deben expre-
samente declarar que aplicarán los principios.
b) Los principios aplicados como una manifestación de “los principios
generales del derecho”, “la ley mercatoria”, o expresiones semejantes en el
contrato.
En este punto se estudian los principios especiales de los contratos mer-
cantiles que provienen de la lex mercatoria, sin embargo, al ser ésta tan abs-
tracta y vaga cuando se invocan los principios de los contratos internaciona-
les, es conveniente especificar a qué punto del contrato y el, o los principios,
a los que concretamente se alude.
c) “Los principios aplicados en ausencia de selección del derecho aplica-
ble por las partes”.
Este punto resuelve el problema de que las partes al celebrar el contrato,
no determinen el derecho aplicable, por lo que subsidiariamente pueden apli-
carse los principios, o bien puede haber varios derechos cuya aplicación sea
factible, ante tal situación recurrir a los Principios elimina toda posibilidad de
conflicto de leyes.
Los principios como medio para interpretar o complementar instrumen-
tos internacionales de derecho uniforme. El derecho uniforme es muy útil al
proporcionar homogeneidad a las normas y seguridad jurídica a las partes,
sin embargo el derecho uniforme también puede presentar obscuridad en sus
disposiciones o tener lagunas, surge entonces el problema de ¿cómo aclarar
lo obscuro o cubrir los vacíos de tal derecho?
La respuesta es que, precisamente el fin de todo principio es aclarar la
obscuridad para evitar interpretaciones subjetivas, y en caso de ausencia de
norma llenar tal laguna.
Los principios también son de gran utilidad cuando es necesario interpre-
tar o suplir la omisión de las partes en la designación del derecho aplicable.
Por lo tanto, pueden llenar lagunas legales, complementar los instrumentos
internacionales y aun realizar estas funciones en el derecho uniforme.
Los principios como medio para interpretar y complementar el derecho
internacional. Los principios de los contratos comerciales internacionales,
son tan generales, que facilitan su aceptación y aplicación, por lo que se pue-
de recurrir a ellos cuando la norma es obscura, o cuando ésta ofrece varias
alternativas.
Los principios como modelo para legisladores nacionales e internacio-
nales. Los principios al ser disposiciones muy generales que complementan
e interpretan, tanto el derecho nacional como internacional, les es posible

899
Derecho Internacional Privado II, Vol. 2

también tener la naturaleza de modelos ante la función creativa del legisla-


dor. La aplicación de los principios ha sido tan útil al llenar vacíos, interpre-
tar o complementar el derecho legislado, que ha conducido a la necesidad de
convertirlos en normas obligatorias, tanto nacionales como internacionales.
Otros usos posibles de los principios. Se ha visto lo polifacético de la
utilidad de los principios, sin embargo, sus beneficios y aplicación no los ha
presentado el Instituto como exhaustivos, su propuesta sólo es enunciativa
por las múltiples posibilidades, tales como ser una guía en la formulación de
los contratos, suplir el derecho nacional, el internacional y constituir también
una vía para la enseñanza del derecho.
Constitucionalmente en México, los principios generales del derecho
son aceptados como derecho aplicable en las controversias. El artículo 14
de la Constitución en el último párrafo dispone: “En los juicios del orden
civil, la sentencia definitiva deberá ser conforme a la letra o a la interpreta-
ción jurídica de la ley, y a falta de ésta se fundará en los principios genera-
les del derecho”.
La Constitución sólo se refiere a la materia civil, sin embargo nada impi-
de que se aplique en cualquier otra rama del derecho, siempre que no tenga la
naturaleza jurídica de norma penal.
Debido a que sería imposible analizar cada uno de los principios por no
ser el objeto de esta obra, este punto es sólo una pequeña parte de ella, sin
embargo, dada la importancia de los principios y su amplia utilidad como
recurso didáctico, se ha considerado conveniente incluirlos en esta unidad a
fin de que el estudiante tenga acceso fácil y directo a ellos.
El Instituto para la Unificación del Derecho Privado no se limitó a los
principios sobre los contratos comerciales internacionales, su trabajo se ex-
tendió al derecho adjetivo, por lo que en unión The American Law Institute
(ALI) creó los: Principios ali /unidroit del Proceso civil Transnacional.

Conclusiones

1. Los principios creados por el Instituto Internacional para la Unifica-


ción del Derecho Internacional Privado constituyen una fuente del
derecho, un medio de prevenir o solucionar conflictos, un modelo
para legislar, complementar e interpretar el derecho, y un recurso
didáctico.
2. Los principios no son vinculantes, lo que ha propiciado que sean am-
pliamente aceptados por la comunidad Internacional.

900
Unidad 6. Derecho Convencional Mercantil y los Principios aplicables

Actividades

I. Analicen en equipos los Principios del Instituto Internacional para la


Unificación del Derecho Privado (Anexo 6.5, al final de esta unidad).
II. Respondan las siguientes interrogantes:
1. ¿Cuál es la diferencia entre la publicación de los principios de 1994
y la de 2004?
2. ¿Qué participación ha tenido México en el Instituto, y en la formula-
ción de los principios?
3. ¿Qué institución tiene a su cargo la Dirección del Centro Mexicano
de Derecho Uniforme?
4. Expresen tres razones sobre la importancia del estudio de los princi-
pios abordados en este subtema.
III. Comparen sus resultados en grupo y coméntenlos con apoyo del profesor.

6.6. Principios de la Conferencia de La Haya de Derecho Interna-


cional Privado sobre la Elección del Derecho Aplicable a los
Contratos Internacionales. La Haya, Holanda, Países Bajos,
12-16-XI-2012

El objetivo del estudio de los principios jurídicos propuestos por la Con-


ferencia de La Haya de Derecho Internacional Privado es dar las bases para
elegir el derecho aplicable a los contratos mercantiles internacionales, su co-
nocimiento capacitará al estudioso del derecho para citar y aplicar el princi-
pio que corresponda en las distintas situaciones que puedan presentarse en la
formulación de un contrato, así como en su aplicación o interpretación en
caso de surgir alguna controversia.

Introducción
Los principios jurídicos son producto de la sabiduría creada y recogida
por los pueblos a través del tiempo, su importancia es tal, que cubren los
vacíos legales y dan solución a los problemas, su jerarquía es constitucional
en el derecho interno y su funcionalidad se basa en que su aplicación es
intemporal.
Hay principios generales aplicables a toda rama del derecho, y hay
principios especiales cuya aplicación se limita a una sola área del conoci-
miento jurídico.

901
Derecho Internacional Privado II, Vol. 2

La Conferencia de La Haya, después de 120 años de vida, en el año


2012, decidió crear sus propios principios a fin de guiar la elección del
derecho aplicable a los contratos internacionales. Con tal fin, propuso
doce disposiciones, número que aparentemente es pequeño para la mag-
nitud y cantidad de problemas que pueden presentarse. Frente a esto, la
Convención aclara que se trata de principios generales, cuya riqueza es
muy grande debido a que cada disposición resuelve problemas concretos,
por lo que puede sostenerse que son suficientes para evitar o solucionar
los conflictos propios del comercio internacional.

6.6.1. Estudio de los Principios

Antecedentes. Los documentos inspiradores de los principios de La Haya


fueron la Convención de México sobre el Derecho Aplicable a los contratos
Internacionales de 1994 y Roma I del 17 de junio de 2008.
Naturaleza jurídica de los principios. Actualmente los principios que
propone la Conferencia de La Haya sólo tienen la naturaleza jurídica de una
guía, de una sugerencia, cuyo objeto es que los Estados consideren la con-
veniencia de adoptarlos internamente, con el fin de agilizar el comercio
internacional.
Principios jurídicos propuestos por la conferencia de la haya. Estos
principios se pueden analizar bajo dos aspectos: material y formal.
Aspecto Material. Materialmente los principios de La Haya, se reducen a
los siete siguientes:
• Autonomía de la voluntad
• Igualdad de las partes
• Ausencia de formalidades
• Claridad y sencillez
• Lenguaje al que se ha denominado estándar, lo que significa términos
concretos
• Términos neutros e
• Independencia de los principios.
Aspecto formal. El aspecto formal de los principios consiste en cómo, a
qué y cuándo se aplican en los contratos, bajo estas premisas las situaciones
prácticas de los principios se manifiestan en las doce siguientes situaciones:
• Ámbito de aplicación de los principios;
• Libertad de elección;
• Normas de derecho aplicables;

902
Unidad 6. Derecho Convencional Mercantil y los Principios aplicables

• Elección expresa o tácita;


• Validez formal de la elección del derecho aplicable;
• Acuerdo sobre la elección del derecho aplicable;
• Separabilidad;
• Exclusión del reenvío;
• Ámbito de aplicación del derecho aplicable;
• Cesión de crédito;
• Leyes de policía y orden público;
• Establecimiento.
Ámbito de aplicación de los principios. Los principios se crearon para los
contratos internacionales pese a ello, al no ser vinculantes, las partes pueden
tomarlos en su totalidad o ser sólo un modelo para aplicarse en instrumentos
jurídicos, nacionales, regionales, internacionales o supranacionales e, inclu-
so, pueden no aplicarlos. Son tan generales que permiten interpretar, comple-
tar y desarrollar las normas de Derecho Internacional Privado. Son suscepti-
bles de aplicarse en los juicios ante los tribunales y es posible también
aplicarlos en los conflictos sometidos a solución arbitral.
El espectro aplicativo de los principios es muy amplio, salvo algunas
excepciones. En tal sentido, concretamente, no se aplicarán en los enuncia-
dos del inciso 3 artículo 1º, relativos a las siguientes materias:
a) La capacidad de las personas físicas;
b) Los acuerdos de arbitraje y los acuerdos de elección de foro;
c) Las sociedades u otras personas jurídicas y los trusts;
d) Los procedimientos de insolvencia;
e) Los efectos patrimoniales de los contratos;
f) A la cuestión de saber si un representante puede obligar, frente a terceros,
a la persona que representa.
Los principios tampoco se aplican a los contratos de consumo y a los
laborales. La pregunta que surge es ¿por qué los principios no se aplican en
los ocho aspectos señalados? La respuesta es muy sencilla, no se aplican por
dos razones:
La primera es porque tales situaciones están reguladas en Convenciones
ad hoc a tales problemas.
La segunda es que los principios se crearon para los contratos comercia-
les internacionales. Por lo tanto, es necesario precisar cuándo se está ante un
contrato comercial internacional.
Contrato comercial internacional. El inciso 2) del artículo 1 del proyecto
de La Haya, por exclusión, dispone que un contrato es internacional cuando

903
Derecho Internacional Privado II, Vol. 2

las partes tienen su establecimiento en Estados distintos. En consecuencia, al


contrato internacional celebrado entre estas dos personas se le aplicarán los
principios.
Nótese que el dispositivo define el contrato internacional sin darle la
naturaleza de comercial, sin embargo al exigir que las partes tengan su esta-
blecimiento en Estados distintos, da la pauta para concluir que los contratos
son comerciales.
Libertad de elección. La libertad de elección se aplica a través del prin-
cipio de autonomía de la voluntad de las partes, este principio está íntima-
mente relacionado con el de igualdad. Por lo tanto, es primordial que las
partes estén de acuerdo en todos los aspectos del contrato, el principal de
ellos es la designación del derecho que lo regirá. La libertad que tienen las
partes es tan amplia que, en la formulación de un contrato, la elección del
derecho puede ubicarse en cualquiera de los supuestos siguientes:
• Elección de un solo derecho para todo el contrato;
• Elección de derecho sólo para una parte del contrato;
• Elección de varios derechos para aplicarlos a las distintas partes del
contrato;
• Modificación del derecho elegido en cualquier momento, siempre que
los cambios no afecten: la validez del contrato, ni a terceros y;
• No es necesario que el contrato tenga un vínculo o punto de contacto
con las partes, o la transacción.
Normas de derecho aplicables. Frente a tal libertad de elección, el artícu-
lo 3º sólo establece un límite consistente en que el derecho que las partes
elijan deben ser normas generalmente aceptadas a nivel internacional, regio-
nal o supranacional, deben ser neutrales y equilibradas, salvo que, por la
elección realizada, el derecho del foro designe a otro derecho.
Elección expresa o tácita. La forma en la designación del derecho apli-
cable a los contratos se encuentra en el artículo 4º de la Convención al dispo-
ner que puede ser expresa o tácita, por lo tanto, en aplicación del principio de
autonomía de la voluntad, la forma depende de la decisión de las partes.
Pese a lo anterior es preferible elegir la forma expresa por seguridad ju-
rídica de las partes.
Validez formal de la elección del derecho. La Haya insiste en el principio
de ausencia de formalidades, en tal sentido el artículo 5º dispone que la elec-
ción del derecho no requiera de forma alguna, salvo que las partes decidan
lo contrario.

904
Unidad 6. Derecho Convencional Mercantil y los Principios aplicables

Con esta disposición La Haya aplica además el principio de autonomía


de la voluntad.
Pese a tal libertad se insiste en que es conveniente que el derecho elegido
se manifieste en forma escrita para evitar los problemas que el artículo 6º
trata de resolver.
Acuerdo sobre la elección del derecho aplicable. El artículo 6º plantea la
situación del acuerdo sobre la elección del derecho aplicable. En realidad
esta disposición se funda en presunciones, al disponer en el párrafo I a).
a) “Para determinar si las partes acordaron la elección del derecho aplicable,
se aplica el derecho presuntamente elegido por las partes”.
Este inciso obviamente se refiere a un derecho elegido en forma tácita,
única situación que permite invocar una presunción, ya que si el derecho
hubiera sido designado expresamente, no procedería la presunción.
El inciso b) del artículo 6º dispone dos reglas muy importantes:
b) Si las partes utilizaron cláusulas estándar que designan diferentes derechos
y según ambos derechos prevalecen las mismas cláusulas estándar, se aplica el
derecho indicado en esas cláusulas estándar. Si según estos derechos prevalecen
distintas cláusulas estándar, o si no prevalece ninguna de las cláusulas estándar,
no habrá elección de derecho.
Este párrafo plantea dos situaciones, primera situación:
• Las partes eligen cláusulas estándar;
• Estas cláusulas designan derechos diferentes;
• Si en esos derechos designados por las cláusulas estándar, se encuen-
tran las mismas cláusulas estándar;
• Se aplica el derecho que determinen esas cláusulas.
Segunda situación:
• Si en el derecho señalado por esas cláusulas estándar
• No continúan las mismas cláusulas estándar
• Entonces no habrá elección del derecho
De acuerdo con la segunda situación, la pregunta que surge es ¿qué dere-
cho es el que se aplicará? La solución al problema la da el segundo párrafo
del artículo 6, que dispone:
2) El derecho del Estado en que una parte tiene su establecimiento deter-
mina si esa parte consintió con la elección del derecho si, en vista de las cir-
cunstancias, no es razonable determinarlo según el derecho mencionado en el
párrafo precedente.

905
Derecho Internacional Privado II, Vol. 2

Este segundo párrafo dispone que si no se designó el derecho por ser las
cláusulas estándar distintas como ocurre con el segundo ejemplo anterior, el
derecho del Estado donde una de las partes tiene su establecimiento, será
el que determine si esa parte aceptó la elección del derecho.
Del párrafo anterior se desprende la presunción de que una de las partes
eligió el derecho y la otra no, debido a que se dispone que para determinar
si la otra parte eligió o no el derecho, se debe recurrir al derecho de su esta-
blecimiento.
En este punto es importante determinar qué aspectos del contrato va a
regir el derecho elegido por las partes, esto lo resuelve el artículo 9.
¿Qué rige el derecho elegido por las partes? Una vez que se ha determi-
nado el derecho aplicable al contrato internacional, este derecho regirá todos
sus aspectos como son:
a) Su interpretación
b) Los derechos y obligaciones derivados del contrato
c) La ejecución y las consecuencias del incumplimiento del contrato, in-
cluyendo la valoración de los daños y perjuicios
d) Los diferentes modos de extinción de las obligaciones, la prescripción
y la caducidad
e) La validez y las consecuencias de la nulidad del contrato
f) La carga de la prueba y las presunciones legales
g) Las obligaciones precontractuales.
Es conveniente aclarar que esta lista sobre el derecho aplicable a los con-
tratos internacionales sólo es enunciativa, por lo que las partes pueden incluir
nuevos supuestos.
Separabilidad. Esto significa que uno es el contrato y otro es el derecho
elegido, por lo que hay dos momentos: uno es la celebración del contrato,
es el acto jurídico que celebran las partes y otro es el derecho que eligieron
para aplicarlo al contrato, esto significa que el contrato es independiente del
derecho elegido por las partes, por lo tanto se debe distinguir entre la elec-
ción del derecho que se aplicará al contrato y el contrato mismo.
En tal sentido, no se puede impugnar el derecho elegido con fundamento
en que el contrato es inválido. Lo que significa que la nulidad del contrato no
afecta la validez del derecho elegido; es más, el derecho elegido sería el que
se aplicará para fundamentar la invalidez.
Exclusión del reenvío. El proyecto de La Haya da libertad absoluta en la
elección del derecho que se deba aplicar al contrato, sin embargo, dispone
que no procede el reenvío, tal limitación es lógica en atención que es más

906
Unidad 6. Derecho Convencional Mercantil y los Principios aplicables

sencillo señalar directamente el derecho aplicable que recurrir a una técnica


indirecta, cuya consecuencia sería el entorpecimiento de una solución. Pese a
tal limitación prevalece el principio de autonomía de la voluntad, ya que si
las partes lo acuerdan, pueden acudir al reenvío.
Establecimiento. Aquí el problema es en relación con el punto de contac-
to. El establecimiento de las partes es un punto de contacto al que se recurre
para determinar el derecho aplicable cuando las partes no lo hacen.
De acuerdo con esto surge la pregunta ¿qué ocurre si hay varios estable-
cimientos?
El artículo 12 responde la pregunta al disponer que será el establecimien-
to más relevante, y por más relevante debe entenderse el establecimiento con
el que el contrato tenga la relación más estrecha en el momento en que se
perfeccione el acuerdo de voluntades. Pese a lo anterior, debe recordarse que
el punto 4 del artículo 2 dispone: “No se requiere vínculo alguno entre el
derecho elegido y las partes o su transacción”.
En una interpretación hermenéutica, se puede sostener que las partes de-
cidirán si siguen las reglas de elección del derecho de la Convención o eligen
un derecho del que estén totalmente desvinculados.
Cesión de crédito. Debido a que los principios propuestos por la Confe-
rencia de La Haya se formularon para los contratos del comercio internacio-
nal, es natural que en tales relaciones se presente la cesión de crédito, situa-
ción por la que se abordó este punto y se le dio solución en el artículo 10;
dispositivo que da las reglas aplicables a la cesión de crédito. En esta figura
pueden presentarse dos supuestos:
Primer supuesto. Aquí hay dos contratos:
• Uno es el contrato que se celebra entre el acreedor y el deudor. Este es
el contrato principal;
• Un segundo contrato es el que se celebra entre el acreedor y el tercero
quienes acuerdan la cesión del crédito;
• En el contrato de cesión de crédito se elige el derecho que lo regirá.
• Este derecho elegido regirá los derechos y obligaciones del acreedor y
de la persona a quien se cedió el crédito que es el tercero.
Nótese que esta relación sólo se establece entre el cedente que es el
acreedor original y el cesionario, el deudor no interviene.
Segundo supuesto. Aquí se celebra un contrato en el que hay un acreedor
un deudor y el cesionario. El acto jurídico se realiza de la siguiente forma:
• En el contrato de cesión de crédito intervienen tres personas: el deudor,
el acreedor y el cesionario.

907
Derecho Internacional Privado II, Vol. 2

• El acreedor y el deudor eligen el derecho que se aplicará al contrato en


el que también se incluye la cesión del crédito.
• El derecho elegido por el acreedor y el deudor rige las siguientes situa-
ciones:
s  La cesión del crédito que es oponible al deudor. Esto significa, que el ce-
sionario tiene derecho a ejercer acción contra el deudor para obtener
el pago. Obviamente esto es indispensable, ya que de lo contrario el
cesionario no podría obtener el cumplimiento de la obligación.
s  El derecho elegido debe regir también los demás derechos que tiene el
cesionario contra el deudor. Esto significa que el derecho elegido
debe señalar concretamente el pago de intereses en caso de mora, o
una indemnización por daños y perjuicios que será distinta al pago
de intereses,
s  Otro punto que debe regir el derecho elegido en la cesión del crédito, es
la liberación del deudor. Lo anterior consiste en que el derecho ele-
gido debe especificar claramente cómo y en qué momento el deudor
quedará liberado de la obligación por haber cubierto el crédito.
Nótese que en la segunda situación, una vez celebrado el contrato de ce-
sión entre el acreedor y el deudor, el cesionario sólo interviene para interpo-
ner su acción y obtener el pago, que al ser cubierto libera al deudor. Esta re-
lación sólo se establecerá entre el cesionario y el deudor, relación que tiene
por objeto proteger a las dos partes.
Se protege al cesionario mediante el ejercicio de la acción para obtener el
pago de la deuda y los derechos accesorios, como intereses e indemnización
por daños y perjuicios, y se protege al deudor mediante la liberación de la
deuda.
En realidad la cesión del crédito sólo contiene las reglas de los derechos
y obligaciones que tendrán el acreedor, el cesionario y el deudor. Se trata
únicamente de aplicar las normas que rigen las obligaciones y derechos deri-
vados de un contrato de cesión de crédito.
Leyes de policía y orden público. Hay dos puntos en los que la Conven-
ción es estricta en no aceptar el derecho elegido por las partes, esto se presen-
ta en las leyes de policía y el orden público. El artículo 11 determina cuándo
un Estado aplicará las leyes de policía y cuándo el orden público.
Lo anterior conduce a dos preguntas: ¿cuáles son las leyes de policía? y
¿qué es el orden público?
Leyes de policía. Éstas son las disposiciones imperativas de un Estado
que deben cumplirse. Las leyes de policía exigen el respeto al derecho me-
diante el cumplimiento irrestricto de las normas de un Estado.

908
Unidad 6. Derecho Convencional Mercantil y los Principios aplicables

Orden público. Éste consiste en la obligación que tiene la autoridad que


aplica el derecho de evitar que se viole su orden jurídico interno con la apli-
cación del derecho extranjero. En otras palabras la autoridad, aun cuando su
derecho lo autorice a la aplicación del derecho extranjero, nunca deberá ha-
cerlo cuando contravenga sus disposiciones.
Por lo tanto, el tribunal se negará a la aplicación del derecho extranjero
elegido por las partes, cuando éste viole su derecho interno. Es de esta forma
como no se aplicará el derecho extranjero con fundamento en el orden público.
Recuérdese que la autoridad, para negarse a reconocer y aplicar el dere-
cho extranjero previamente tendrá que realizar dos juicios de valor basados,
el primero, en una obligación de hacer, consistente en analizar su propio de-
recho, y el segundo consistente en una obligación de no hacer, al negarse a la
aplicación del derecho elegido por las partes, por ser contrario a su derecho
interno.
Derecho adjetivo. La aplicación de las leyes de policía y el orden público
también se presentan en la cooperación procesal internacional, cuando las
partes del contrato deciden libremente a qué autoridad acudirán para ejercer
sus derechos en caso de incumplimiento de cualquiera de ellas.

Principios adjetivos del proyecto de la haya. En este punto la Con-


ferencia de La Haya propuso cinco principios:
Primer principio. El tribunal elegido por las partes del contrato las obliga
al cumplimiento de sus normas de policía, sin que importe el derecho sustan-
tivo que hayan elegido. Esto significa que aun cuando las partes en ejercicio
de su libertad elijan un derecho sustantivo para regir su contrato, al acudir al
foro también elegido libremente, tendrán que acatar las normas imperativas e
ineludibles de ese foro.
Hay aquí una combinación del derecho de las partes y de la soberanía del
Estado cuyo foro se eligió.
Segundo principio. Este principio confirma la soberanía del Estado, en
atención a que el foro libremente elegido por las partes tiene también libertad
para determinar: cuándo se deben aplicar las leyes de policía de otro Estado.
Nótese que el principio se refiere a que el foro elegido por las partes decida
aplicar un derecho de policía extranjero, tanto para las partes como para el mis-
mo foro. Esto lo decide el tribunal elegido y será él, quien de acuerdo con su
derecho determinará si aplica su propio derecho, o, si debe aplicar el derecho de
policía extranjero.

909
Derecho Internacional Privado II, Vol. 2

Tercer principio. Este principio se aplica cuando las partes no eligieron


el derecho aplicable a su contrato. En este supuesto, debido a que las partes
no eligieron ley sustantiva, el juez del foro deberá investigar qué derecho se
debe aplicar y determinar si viola o no su orden público.
Cuarto principio. Está dirigido al tribunal arbitral y a su procedimiento.
En tal sentido, el principio dispone que el tribunal arbitral decidirá si se apli-
can las leyes de policía o el orden público de un derecho distinto al elegido
por las partes. Esto sólo puede ocurrir si las partes están de acuerdo.
La situación en este principio sería la siguiente:
• Recuérdese que los arbitrajes están totalmente sujetos a la decisión de
las partes, tanto en la elección del derecho sustantivo que deba aplicar-
se, como en el procedimiento a seguir
• En ejercicio de esta libertad las partes eligen el derecho que se aplicará
a su conflicto; y
• El tribunal arbitral puede invocar leyes de policía o el orden público de
un derecho distinto al elegido por las partes del contrato, pero tendrán
que aceptarlo las partes.
En realidad este último punto es ilógico y es de considerar que no se
presente. Resulta absurdo que las partes de un contrato comercial internacio-
nal, al acudir a un arbitraje permitan la aplicación de un derecho distinto al
elegido por ellas, y que con fundamento en él, el tribunal arbitral invoque las
leyes de policía o el orden público de otro Estado.
Pese a lo irreal que parezca este principio es loable su inclusión, ya que
la situación podría presentarse.

Conclusiones
1. Los principios de La Haya tienen su origen en la Convención Roma I.
2. Los principios de La Haya sobre la elección del derecho aplicable a los
contratos internacionales se fundan en la autonomía de la voluntad y la
igualdad de las partes.
3. La aplicación de los principios prevé y soluciona, en su caso, los con-
flictos del comercio internacional sustantivos y adjetivos.
4. Los principios se basan en las reglas fundamentales del derecho de las
obligaciones.
5. Los principios se pueden aplicar en un procedimiento arbitral.

910
Unidad 6. Derecho Convencional Mercantil y los Principios aplicables

Actividades

I. Analicen en equipos los Principios de la Conferencia de La Haya de


Derecho Internacional Privado sobre la Elección del Derecho Aplicable
a los Contratos Internacionales (Anexo 6.6, al final de esta unidad)
II. Respondan las siguientes preguntas:
1. ¿A qué materia no se aplican los principios? Expliquen por qué.
2. ¿Por qué el foro elegido por las partes puede invocar las leyes de po-
licía y el orden público?
3. ¿Cuándo el foro puede invocar un derecho distinto al suyo?
III. Elaboren un cuadro sinóptico sobre los principios aplicables en la ce-
sión de crédito.
IV. Comparen sus respuestas y su cuadro en grupo, y coméntenlos con apo-
yo del profesor.

6.7. Convención Interamericana sobre Derecho Aplicable


a los Contratos Internacionales. México D.F.,
17-III-1994-V CIDIP, D.O.F. 14-V-1996

El estudio de esta Convención tiene como objetivo que el estudioso del


derecho esté capacitado para definir y distinguir los contratos internacionales
de los domésticos con el fin de comparar y aplicar debidamente cada uno.

Introducción
La Convención Interamericana sobre Derecho Aplicable a los Contratos
Internacionales fue resultado de la V Conferencia Interamericana de Derecho
Internacional Privado celebrada en México en 1994.
El estudio de los contratos internacionales exige recordar que un contrato
en cualquier sistema jurídico en que se realice, es un acuerdo de voluntades,
es un acto jurídico que fundamentalmente se rige por el principio que dispo-
ne: la voluntad de las partes es la ley de los contratos, lo que significa que las
partes deciden libremente el contenido de tal acto.
La pregunta que surge es:
¿Esta libertad es absoluta? ¿realmente, los contratantes pueden actuar
libremente?
La respuesta lógica es “no”.
Las partes de un contrato deben estar regidas por el principio de igualdad
y cumplir un mínimo de requisitos en cuanto a los sujetos y respecto al objeto,
reglas que son dadas por el derecho.

911
Derecho Internacional Privado II, Vol. 2

En este orden de ideas, los contratantes deben tener capacidad para ce-
lebrar el acto jurídico; en otras palabras el derecho que rige a cada parte
debe reconocerles capacidad mental y física para adquirir derechos y obliga-
ciones. En ejercicio de esta capacidad los contratantes deben manifestar li-
bremente su consentimiento, por lo tanto no deben estar sujetos a coacción
moral o física.
Respecto al objeto del contrato, éste debe ser posible, lícito y estar en el
comercio.
En la celebración de un contrato regido por los principios mencionados
debe existir una absoluta igualdad entre las partes, de lo contrario imperaría
la voluntad de uno de los contratantes sobre otro.
Contrato internacional. El estudio de los contratos es muy amplio, debi-
do a que existe una gran variedad de tales actos. En el caso que nos ocupa,
una de las variedades es el contrato internacional.
¿Por qué surgieron los contratos internacionales?
Los contratos internacionales tienen como causa la incapacidad de cada
Estado para cubrir todas las necesidades de sus habitantes, en tal sentido
fue necesario establecer relaciones comerciales con los distintos países
para obtener mutuamente los bienes de los que unos carecen y otros tienen
en abundancia.
Tal como se expone parece sencillo, sin embargo no es así. Regular el
comercio interno es difícil, por lo que obviamente regular las relaciones con-
tractuales internacionales resulta aún más difícil y complicado, debido a que
lograr la aplicación del principio de autonomía de voluntad unido al principio
de igualdad de las partes, resultaría imposible sin normas internacionales.
Fue así como surgió la:
Convención interamericana sobre el derecho aplicable a los contratos
internacionales. Antecedentes. Como sede de la V Conferencia Interamerica-
na de Derecho Internacional Privado, correspondió a México la alta respon-
sabilidad de presentar el proyecto de Convención, por lo que recibió el nom-
bre de la Convención de México.
Previo a las sesiones plenarias, se realizó en Oaxtepec una reunión de
expertos de los Estados del Continente Americano, quienes discutieron el
proyecto durante una semana. Finalmente se elaboró el documento definitivo
que se presentaría en las sesiones plenarias para concluir con la firma ad re-
feréndum, el 17 de marzo de 1994.
La Convención es muy importante porque evita o resuelve los conflictos
de leyes que se presentan con motivo de los contratos internacionales. En este

912
Unidad 6. Derecho Convencional Mercantil y los Principios aplicables

orden de ideas, evitar o resolver los conflictos de leyes provenientes de un


contrato internacional conduce a múltiples cuestionamientos, tales como.
• ¿Cuál es la naturaleza jurídica del contrato comercial internacional?
• ¿Quiénes son los sujetos o partes de la Convención y su consentimiento?
• ¿Qué objeto tiene la Convención?
• ¿Qué derecho se aplica a los contratos internacionales?
• ¿A qué situaciones se aplicaría el derecho elegido por las partes?
• ¿Qué partes del contrato rige el derecho elegido por las partes?
• ¿En caso de incumplimiento, se puede ejercer coacción? ¿Es proceden-
te demandar daños y perjuicios?
• ¿Puede haber nulidad, invalidez, caducidad, prescripción y publicidad
en un contrato internacional?
¿Se aplica el orden público en los contratos internacionales?
En el análisis de la Convención, se dará respuesta a las interrogantes
planteadas.
Anális de la convención. La Convención consta de cinco partes divididas
en 30 artículos, de ellos sólo 18 corresponden a la regulación de los contratos,
los otros 12 se refieren a los aspectos generales, como firma, ratificación,
adhesión vigencia, denuncia, reserva, idiomas y cláusula federal.
¿Cuándo hay un contrato internacional? El artículo primero de la Con-
vención da la respuesta, hay un contrato internacional cuando:
• Las partes tienen su residencia habitual o su establecimiento en Esta-
dos Parte diferentes o;
• El contrato tiene contactos objetivos con más de un Estado Parte.
Naturaleza jurídica de los contratos internacionales. Todo contrato es un
acuerdo de voluntades, por lo que en él debe privar la igualdad entre las partes.
Aun cuando el título de la Convención sólo se refiere a los contratos in-
ternacionales en términos generales, al determinar que habrá un contrato in-
ternacional cuando los establecimientos se encuentren en Estados distintos,
al referirse a establecimientos se alude al comercio, lo que se confirma en
el artículo 3º que dispone:“Art. 3º. Las normas de esta convención se apli-
carán con las adaptaciones necesarias y posibles a las nuevas modalidades
de contratación utilizadas como consecuencia del desarrollo comercial in-
ternacional”.
De la norma transcrita se deduce que el contrato tiene la naturaleza jurídica
de ser comercial, a lo que se suma que la Convención legisló no sólo para el
presente, sino que también lo hizo para el futuro al declarar que esta Conven-
ción se aplicaría con las adaptaciones necesarias, y posibles a las nuevas

913
Derecho Internacional Privado II, Vol. 2

modalidades de contratación utilizadas como consecuencia del desarrollo co-


mercial internacional.
Como una primera conclusión se puede sostener que la Convención regu-
la los contratos internacionales en un sentido muy amplio, ya que a los mer-
cantiles se pueden sumar los contratos civiles y los administrativos, estos últi-
mos son los celebrados por el Estado, sus entidades y los organismos estatales.
¿Quiénes son los sujetos o partes de la convención? Y su consentimiento.
Como todo contrato, los internacionales también tienen las partes que lo ce-
lebran, por lo tanto, son sujetos o partes de los contratos internacionales las
personas físicas y las jurídicas, dentro de estas últimas se encuentran las per-
sonas jurídicas privadas y las públicas, por lo que pueden ser parte de un
contrato internacional, el Estado, sus entidades y los organismos estatales.
Respecto al Estado, las entidades y los organismos estatales, la Conven-
ción admite que mediante una declaración interpretativa, el Estado Parte pue-
de determinar a qué contratos y a qué personas no se aplicará. Hacer esta
declaración interpretativa es una facultad discrecional que el Estado ejerce
como un acto de soberanía por el cual protege su orden jurídico interno.
Frente a esta libre y discrecional decisión de cada Estado, la Convención
concretamente determina a qué actos no se aplicará. En tal sentido el artículo
5º, en términos negativos dispone:
Art. 5º. Esta Convención no determina el derecho aplicable a:14
Las cuestiones del estado civil de las personas, capacidad de las partes, y la
nulidad o invalidez del contrato cuando lo celebraron incapaces
Las obligaciones contractuales del derecho sucesorio, testamentario, regíme-
nes matrimoniales o familiares
Obligaciones derivadas de los títulos de crédito
Las obligaciones de la venta, transferencia o comercialización de títulos en
los mercados de valores
Los acuerdos sobre arbitraje o elección de foro
Las cuestiones del derecho societario como la existencia, capacidad, funcio-
namiento y disolución de las sociedades comerciales y de las personas jurídicas.
La pregunta que surge es: ¿Por qué la Convención excluye a estos seis
supuestos?
La respuesta es sencilla, no los regula porque estas materias ya han sido
objeto de regulación en otras convenciones, como claramente lo dice el artícu-
lo 6º: “Las normas de esta convención no se aplicarán a aquéllos contratos

14  El enunciado sería más claro y objetivo si dispusiera: “Esta Convención no se apli-

caría a…”

914
Unidad 6. Derecho Convencional Mercantil y los Principios aplicables

que tengan una regulación autónoma en el derecho convencional internacio-


nal vigente entre los Estados Parte de esta Convención”.
¿Qué objeto tiene la convención? El mismo artículo 1º dispone que el
objeto de la Convención es determinar el derecho aplicable a los contratos
internacionales, al efecto define los elementos de los contratos internaciona-
les, mismos que extiende a los contratos comerciales y dispone qué contratos
están fuera de su regulación.
En síntesis, el objeto de la Convención es determinar el derecho que debe
aplicarse a los contratos internacionales.
En este punto surge la pregunta ¿qué derecho se aplica a los contratos
internacionales?
En cumplimiento del principio de que: “la voluntad de las partes es la ley
de los contratos”, la Convención tiene como principio rector la autonomía de
la voluntad de los contratantes. Sin embargo, esta autonomía no es absoluta,
debe seguir reglas para mantener el principio de igualdad de las partes, de lo
contrario los contratos caerían en un caos. En tal sentido será necesario expo-
ner tales reglas:
Primera regla. Los contratos se rigen por el derecho elegido por las partes.
La Convención dispone que la forma de elección pueda ser expresa o tácita.
Respecto a estas dos formas de elegir el derecho y como resultado ser la
manifestación de la voluntad de las partes del contrato, es conveniente desta-
car que, si la elección del derecho es expresa habrá seguridad jurídica y ante
el supuesto de que surjan problemas su solución será más rápida y sencilla.
El problema sin duda surgiría en la forma tácita de elegir el derecho, ya
que esto tendría que deducirse de la intención de las partes del contrato o de
las cláusulas del documento. La forma tácita daría lugar a una interpretación,
y, aun cuando ésta sería hermenéutica, la posibilidad de conflictos aumenta y
proporcionalmente la seguridad jurídica disminuye.
Elegido el derecho surge la pregunta
¿A qué situaciones se aplicaría el derecho elegido por las partes? La Con-
vención continúa con el respeto a la autonomía de la voluntad de las partes y
dispone que: el derecho elegido se aplicaría:
• A todo el contrato;
• Sólo a una parte; y
• Sería posible cambiar el derecho elegido
Procede destacar que en un máximo de libertad, la Convención acepta
que las partes puedan cambiar el derecho elegido inicialmente, sólo que en
este punto sí pone un límite. El cambio no debe afectar: el derecho de terceros
ni la validez del contrato.

915
Derecho Internacional Privado II, Vol. 2

Segunda regla. Si las partes no eligieron el derecho o si tal elección no es


procedente, la Convención dispone que se aplicará el derecho del Estado que
tenga el vínculo más estrecho con el contrato.
La pregunta que surge con esta segunda regla es: ¿cómo se determinará
el vínculo más estrecho?
La Convención da respuesta a tal problema al establecer que el tribunal
para determinar el vínculo más estrecho deberá tomar en cuenta: 15
• Los elementos objetivos y subjetivos del contrato;
• Los principios generales del derecho comercial internacional, los usos,
costumbres y prácticas comerciales;
• Si una parte del contrato tiene vínculos estrechos con otro derecho la
Convención acepta la aplicación de este otro derecho.
Esto es por lo que se refiere a la elección del derecho sustantivo, pero
¿qué ocurriría si las partes del contrato no determinan el derecho aplicable, y
la primera medida que toman es acudir al tribunal?
¿Esto significaría que se aplicaría el derecho sustantivo de ese foro?
Esto lo resuelve la tercera regla.
Tercera regla. La Convención declara que el hecho de que las partes
acudan a un foro, no implica que se aplique el derecho sustantivo de ese foro,
sin embargo sí se aplicará el derecho del foro cuando las normas sean impe-
rativas.
A lo anterior se suma, que al foro al que se acudiera, la Convención le
reconocerá el derecho para determinar como aplicable el derecho imperativo
de otro foro.
Es necesario aclarar que, en caso de no haber normas imperativas en el
foro al que se acudió, el derecho aplicable al contrato en litigio, sería el del
Estado con el que el contrato tuviera el vínculo más estrecho, para determinar
esto, tendrían que aplicarse los elementos objetivos y subjetivos del contrato,
como lo dispone la segunda regla.
Consentimiento para celebrar el contrato. El principio fundamental en
los contratos internacionales es la libertad de las partes para designar el dere-
cho aplicable a su contrato, por lo tanto es necesario determinar qué derecho
debe regir a los dos aspectos siguientes:
• El consentimiento de las partes;
• La existencia y validez del contrato.

15  La intervención del tribunal implica que el conflicto surgió y ya se acudió a la

autoridad.

916
Unidad 6. Derecho Convencional Mercantil y los Principios aplicables

¿Qué ocurre con el consentimiento?


La Convención establece que cuando el problema consista en saber si el
consentimiento de las partes se otorgó o no conforme a derecho, la regla es
que el derecho aplicable en materia de consentimiento será el de la residencia
habitual, o el derecho que rija al establecimiento de la parte cuyo consenti-
miento se cuestionó.
En síntesis, se aplicará el derecho que rige a la persona o el que regula el
establecimiento.
Existencia y validez del contrato. La Convención determina las reglas
que deben seguirse en la elección del derecho aplicable a la existencia y va-
lidez de un contrato, en tal sentido dispone:
• La existencia y validez de un contrato se rigen por el derecho que de-
terminen las partes;
• Por el derecho con el que el contrato tenga los vínculos más estrechos,
si las partes no lo designan;
• Se pueden aplicar derechos distintos a las diferentes partes del contrato;
• Se aplicarán los principios generales, normas y costumbres del derecho
comercial internacional aceptados por los organismos internacionales;
• Se aplicarán las normas sustantivas del derecho del foro, tanto para la
aplicación de sus propias normas imperativas, como para designar las
normas imperativas de otro Estado.
Aun cuando la Convención fue celebrada para regular los contratos inter-
nacionales, dentro de la validez del contrato el artículo 13 regula dos supuestos.
El primero se refiere al contrato en el que las partes se encuentren en el
mismo Estado.
El segundo se refiere al contrato en el que las partes se encuentren en
Estados diferentes.
Ambos supuestos se refieren a que los contratos serán validos en cuanto
a la forma:
• Si cumplen los requisitos del derecho que decidieron aplicar: se aplica
el principio de autonomía de la voluntad;
• Si cumplen los requisitos del derecho del Estado en que se celebre el
contrato, en tal supuesto se aplica el principio de locus regit actum;
• Si cumplen los requisitos del derecho donde se celebre, o ejecute el
contrato. Se aplican los principios de locus regit actum y de lex loci
ejecutionis.
La única diferencia entre estos dos supuestos, radica en que cuando los
contratantes se encuentren en Estados diferentes el contrato será válido en
cuanto a la forma.

917
Derecho Internacional Privado II, Vol. 2

Si cumple con los requisitos que determina la Convención en cuanto al


fondo; o, si cumple los requisitos de uno de los Estados en que se celebre; o,
si cumple con el derecho del lugar de su ejecución.
¿Qué rige el derecho elegido por las partes? Lógicamente el derecho
que las partes designen; debe regir todo lo relativo al contrato, sin embargo
la Convención determina concretamente que el derecho elegido por las partes
rige:
• La interpretación;
• Los derechos y obligaciones de las partes;
• La ejecución del contrato;
• Las consecuencias del incumplimiento y la indemnización por los da-
ños causados;
• Las formas de extinción de las obligaciones;
• Prescripción;
• Caducidad de las acciones;
• Acciones;
• Consecuencias de la nulidad o invalidez del contrato.
Este punto da respuesta a la última interrogante planteada. La Convención
dispone que el derecho elegido por las partes puede regular el incumplimiento
del contrato, los daños causados, la extinción, prescripción y caducidad.
Mandato. La Convención es tan amplia que buscó cubrir todos los aspec-
tos posibles, en tal sentido incluyó el mandato y sus efectos.
El mandato es un contrato por el cual el mandatario realiza los actos que
le encarga el mandante, de acuerdo con esto, la Convención plantea la pre-
gunta de ¿si el mandatario puede obligar al mandante?
La respuesta es muy clara, la responsabilidad del mandatario por actos
del mandante dependerá de lo establecido en el contrato de mandato que es la
fuente de la obligación, en consecuencia el mandatario deberá limitarse a lo
autorizado en el contrato y hasta ahí obligará al mandante.
Cualquier acto que exceda de lo establecido en el contrato de mandato se
convertirá en una gestión de negocios, cuya responsabilidad caerá sobre el
mandatario y el mandante no tendrá ninguna responsabilidad.
Disposiciones generales. Bajo este rubro la Convención determina que
sus normas se aplicarán a los contratos que sean celebrados con posterio-
ridad a su inicio de vigencia. Esto ocurrirá una vez que dos Estados Parte
depositen su documento de ratificación y hayan transcurrido 30 días a
partir del depósito.

918
Unidad 6. Derecho Convencional Mercantil y los Principios aplicables

La vigencia será indefinida, sin embargo cualquier Estado puede denun-


ciar la Convención, en cuyo caso continuará obligado durante un año, a fin de
concluir con los compromisos adquiridos, tiempo después del cual cesarán
sus obligaciones.
En atención a que es una Convención Interamericana las lenguas son el
español, francés, inglés y portugués.

Conclusiones

1. La Convención Sobre Derecho Aplicable a los contratos internaciona-


les: define qué es y cuándo hay un contrato internacional en términos
generales.
2. El concepto de contrato internacional lo extiende a otros contratos, con
la aclaración que deberán hacerse las adecuaciones necesarias.
3. Dispone que el derecho que la Convención designe se aplicará a los
contratos, independientemente de que el Estado sea o no parte de la
Convención.
4. La Convención da libertad al Estado Parte para decidir a qué contratos
no se aplica, particularmente si las partes son el Estado, entidades u or-
ganismos estatales.
5. Los principios de la autonomía de la voluntad y de igualdad de las par-
tes son los puntos fundamentales de la Convención.

Actividades

I. Analicen en equipos la Convención Interamericana sobre Derecho


Aplicable a los Contratos Internacionales (Anexo 6.7, al final de esta
unidad).
II. Respondan las siguientes preguntas:
1. ¿Cuándo se aplica el derecho sustantivo del foro?
2. ¿Por qué el derecho sustantivo de un foro puede designar la aplica-
ción del derecho de otro Estado?
3. ¿En qué artículos de la Convención se regula el orden público?
III. Elaboren un cuadro sinóptico sobre las distintas opciones que da la
Convención para determinar el derecho aplicable a los contratos inter-
nacionales.
IV. Redacten un contrato comercial internacional.
V. Comparen sus resultados en grupo y coméntenlos con apoyo del profesor.

919
Derecho Internacional Privado II, Vol. 2

6.8. Convención de Naciones Unidas sobre Reconocimiento y


Ejecución de Sentencias Arbitrales Extranjeras. Organiza-
ción de Naciones Unidas, New York 1958, D.O. 22-VI-1971

El objetivo de esta convención es que el estudioso del Derecho Interna-


cional Privado esté capacitado para asociar y explicar la relación que esta
Convención tiene con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte
y la solución de controversias comerciales internacionales en organismos
como la Organización Mundial de Comercio.

Introducción
La solución de controversias respecto a las relaciones comerciales interna-
cionales, tiene origen en la VI Conferencia Panamericana, celebrada en la Ha-
bana en 1928, en ella se propuso la creación de un organismo de comercio, en
ese momento histórico; la idea no prosperó, sin embargo la intención continuó.
En 1946 el Consejo Económico y Social de la Organización de las Nacio-
nes Unidas convocó a una Conferencia sobre Comercio y Empleo, con el fin
de crear una institución que favoreciera el comercio, la idea fue acogida por
Estados Unidos, y se aprobó la antigua Carta de la Habana, sin embargo el
documento nunca se ratificó.
En 1947 surgió el Acuerdo General Sobre Aranceles y Comercio conoci-
do como el GATT, lo que se inició como un modesto documento, posterior-
mente tomó auge como acuerdo multilateral comercial y aglutinó a los países
con el fin de propiciar el comercio, y aun cuando entró en vigor el 1º de
enero de 1948, se le conoce como el GATT de 47.
Todo este movimiento jurídico económico no fue ajeno a la Organiza-
ción de las Naciones Unidas y en 1958 propuso la: Convención de Naciones
Unidad sobre reconocimiento y ejecución de sentencias arbitrales extranje-
ras-Organización de Naciones Unidas, New York 1958, D.O. 22-VI-1971.

6.8.1. Análisis de la Convención


Este documento contiene XVI dispositivos, de los cuales sólo VII regu-
lan el reconocimiento y la ejecución de las sentencias extranjeras, los otros
IX se refieren a la firma, ratificación, adhesión, cláusula federal, vigencia, de-
claración, denuncia y lenguas que son el chino, español, francés, inglés y ruso.
Este documento tiene el gran mérito de regular la cooperación procesal
internacional mediante el reconocimiento y ejecución de las sentencias ex-
tranjeras, a esto se suma que, tanto el tratado de Libre Comercio de América

920
Unidad 6. Derecho Convencional Mercantil y los Principios aplicables

del Norte como la Organización Mundial de Comercio y la Unión Europea,


pueden recurrir a la Convención para resolver sus controversias.
Naturaleza jurídica de la convención. La Convención es un documento
que admite la extraterritorialidad de las sentencias extranjeras, por lo que
además de ser un instrumento de cooperación, evita la impunidad cuando hay
un incumplimiento o transgresión en el comercio internacional.
Sentencia arbitral. Tal denominación pareciera contradictoria por refe-
rirse a sentencias arbitrales, ya que las sentencias las dictan los jueces, por lo
tanto no pueden ser arbitrales, ya que éstas sólo las pueden emitir los árbitros,
y ellos dictan laudos, no sentencias.
La explicación del empleo de esta terminología se atribuye a que en
1958, los conceptos no estaban muy bien determinados y ha sido el tiempo el
que ha diferenciado con precisión los términos de laudo y sentencia.
Como última explicación, se considera que las resoluciones emitidas por
los árbitros no son ejecutables, por lo que tienen que ser reconocidas por la
autoridad judicial para ser ejecutadas, reconocimiento que al ser realizado
por el juez y hacer éste suya la resolución arbitral, la convierte en sentencia,
único documento que puede ser ejecutado coactivamente.
En este orden de ideas, el párrafo 2 del artículo I de la Convención, dis-
pone que:
2. La expresión sentencia arbitral no sólo corresponderá a las sentencias dic-
tadas por los árbitros nombrados para casos determinados, sino también las sen-
tencias dictadas por los órganos arbitrales permanentes a los que las partes se
hayan sometido.
Aquí surge la pregunta, ¿quiénes son las partes en las sentencias arbitra-
les? La respuesta la da el párrafo 1 del artículo I al disponer:
1. La presente Convención se aplicará al reconocimiento y ejecución de las
sentencias arbitrales dictadas en el territorio de un Estado distinto de aquél en
que se pide el reconocimiento y la ejecución de dichas sentencias y que tengan
origen en las diferencias entre personas naturales o jurídicas.
De acuerdo con lo anterior los sujetos de las sentencias arbitrales son las
personas físicas y las jurídicas.
Reciprocidad. Otro mérito de la Convención es la aceptación de la reci-
procidad, de acuerdo con esto, el párrafo 3 del artículo 1 dispone:
En el momento de firmar o ratificar la presente Convención, de adherirse a ella
o de hacer la notificación de su extensión prevista en el artículo X, todo Estado

921
Derecho Internacional Privado II, Vol. 2

podrá a base de reciprocidad, declarar que aplicará la presente Convención al


reconocimiento y la ejecución de las sentencias arbitrales dictadas en el territo-
rio de otro Estado contratante únicamente. Podrá también declarar que sólo apli-
cará la Convención a los litigios surgidos de relaciones jurídicas, sean o no con-
tractuales, consideradas comerciales por su derecho interno.

Conviene destacar que es lógica y natural la inclusión de las declaracio-


nes señaladas, y la aplicación del derecho interno del Estado en que deban
ejecutarse las sentencias, por lo que en este punto se aplica el principio de lex
loci ejecutionis.
Acuerdo compromisorio. Éste consiste en que las partes se comprometen
a solucionar sus conflictos por la vía arbitral. El acuerdo debe celebrarse por
escrito, ser reconocido por todo Estado contratante y obliga a las partes a
cumplirlo.
Acorde a lo anterior, el artículo II dispone:
Art. II. Cada uno de los Estados contratantes reconocerá el acuerdo por escri-
to, conforme al cual las partes se obliguen a someter a arbitraje todas las diferen-
cias que hayan surgido o puedan surgir entre ellas respecto de una determinada
relación jurídica contractual o no contractual concerniente a un asunto que pue-
da ser resuelto por arbitraje.
El párrafo 2 del artículo II exige que el acuerdo sea por escrito:
2. La expresión acuerdo por escrito denotará una cláusula compromisoria
incluida en un contrato o un compromiso firmados por las partes o contenidos en
un canje de cartas o telegramas.
El párrafo 3 complementa la situación iniciada con un acuerdo verbal,
consignado posteriormente en un documento, y sometido a la aprobación del
tribunal, en tal sentido dispone:
3. El tribunal de uno de los Estados contratantes al que se someta un litigio
respecto del cual las partes hayan concluido un acuerdo en el sentido del presen-
te artículo, remitirá a las partes al arbitraje a instancia de una de ellas, a menos
que compruebe que dicho acuerdo es nulo, ineficaz, o inaplicable.
Reconocimiento y ejecución de las sentencias arbitrales. Los Estados
contratantes están obligados a reconocer y ejecutar una resolución emitida en
otro Estado, sin embargo no lo harán si la sentencia es nula, lo que significa
que tiene un vicio que no es subsanable.
Tampoco se reconocerá ni ejecutará cuando sea ineficaz. En este supues-
to la ejecución sería materialmente imposible de realizarse por agotamiento
o pérdida del objeto de la sentencia.

922
Unidad 6. Derecho Convencional Mercantil y los Principios aplicables

El último supuesto que impediría el reconocimiento y la ejecución sería


su inaplicabilidad, la cual podría deberse a situaciones sobre las que a pesar
de haberse demandado, no se emitió resolución o de dictarse la sentencia ésta
fue más allá del objeto de la controversia.
Requisitos de reconocimiento y ejecución. Es natural que todo documen-
to ejecutivo exija requisitos, por lo que el artículo IV determina el cumpli-
miento de los siguientes puntos:
• La sentencia debe ser auténtica, por lo tanto ha de tener los sellos del
juzgado y la firma correspondiente de la autoridad que la emite; debe
estar traducida al idioma del Estado al que se solicita el reconocimien-
to y la ejecución;
• La traducción debe hacerla un traductor oficial o jurado, o un agente
del servicio exterior.
Negativa de reconocimiento y ejecución. Un Estado contratante, pese a
tener la obligación de reconocer y ejecutar una sentencia, no lo hará, cuando
ésta no cumpla los requisitos señalados en el artículo V.
En tal sentido, no habrá reconocimiento ni ejecución:
• Si las partes o una de ellas es incapaz; o
• Si no se notificó la designación del árbitro;
• Si no se notificó el inicio del procedimiento de arbitraje; o
• Si no fue posible hacer valer los medios de defensa;
• Si la sentencia se refiere a objeto distinto del señalado en el acuerdo;
• Si la sentencia contiene decisiones que exceden el compromiso de las
partes;
• Si la sentencia no es obligatoria, esto ocurre cuando no ha causado es-
tado y por lo tanto no es firme ni obligatoria;
• Si el objeto de la sentencia no podía ser resuelto mediante arbitraje;
• Si de reconocerse y ejecutarse se iría en contra del orden público del
Estado de reconocimiento y ejecución;
• Es importante aclarar que en el supuesto de que una parte de la senten-
cia se pueda separar y satisfaga los requisitos, deberá ser reconocida y
ejecutada.

El artículo VI determina la posibilidad de ejecutar aun en el caso que esté


pendiente de resolverse una anulación o suspensión de la sentencia, siempre
y cuando se otorgue garantía que cubra los daños y perjuicios.
Finalmente, el artículo VII en el primer párrafo admite la posibilidad
de que los Estados contratantes hubieran celebrado acuerdos bilateral o

923
Derecho Internacional Privado II, Vol. 2

multilateralmente en relación con el reconocimiento y ejecución de las


sentencias.
El mismo párrafo dispone que si las partes tienen algún derecho en contra
de la sentencia arbitral con fundamento en un tratado o en el derecho donde
haya de ejecutarse la sentencia, pueden invocarlo.
El segundo párrafo del artículo VII, declara que a partir de la vigencia de
la convención de 1958 dejan de surtir efectos el Protocolo de Ginebra de
1923 y la convención de Ginebra de 1927.
Sólo a manera de corolario se quiere aclarar, que sin duda la Conven-
ción de 1958 dio origen a la Convención Interamericana sobre Arbitraje
Internacional de 1975 y a la Ley Modelo de Arbitraje Comercial Internacio-
nal de 1985 de la Comisión de Naciones Unidas para el Derecho Mercantil
Internacional.

Conclusiones

1. La Convención de Naciones Unidas para el Reconocimiento y Ejecu-


ción de Sentencias Arbitrales Extranjeras lleva a cabo la cooperación
procesal internacional, evita la impunidad y regula la reciprocidad.
2. La Convención se aplica a personas físicas y jurídicas, quienes deben
celebrar un compromiso en árbitros por escrito.
3. Esta convención fue el origen de la Convención Interamericana Sobre
Arbitraje Internacional y de la Ley Modelo de la Comisión de Naciones
para el Derecho Mercantil Internacional.

Actividades

I. Investiguen en equipos y respondan las siguientes preguntas:


1. ¿A qué soluciones de controversias se aplica la Convención de Na-
ciones Unidas sobre Reconocimiento y Ejecución de Sentencias Ar-
bitrales Extranjeras?
2. ¿Cómo debe ser el acuerdo entre las partes que desean someter sus
conflictos al arbitraje?
3. ¿A quiénes se aplica esta Convención y por qué?
II. Formulen una cláusula compromisoria en árbitros.
III. Compartan sus resultados en grupo y coméntenlos con apoyo del pro-
fesor.

924
Unidad 6. Derecho Convencional Mercantil y los Principios aplicables

6.9. Convención Interamericana sobre Arbitraje Comercial


Internacional. Ciudad de Panamá 30-I-1975, D.O.
27-IV-1978

El objetivo de esta Convención es que el estudioso del Derecho esté ca-


pacitado para valorar el arbitraje como la vía idónea para solucionar los con-
flictos del comercio internacional. Este medio permite a los postulantes ele-
gir el derecho, organizar el procedimiento, y obtener la aplicación de la
justicia en forma rápida y eficaz.

Introducción
Dentro de las diversas formas o vías de resolver los conflictos y dirimir
las controversias, está el arbitraje; pero ¿qué es el arbitraje?
El arbitraje es uno de los medios de dar solución a un conflicto de intere-
ses. Esto conduce a recordar, que en el largo camino cultural que la humani-
dad ha vivido, una de sus creaciones ha sido el derecho, única vía para tener
una vida comunitaria tranquila. En este trayecto varias han sido las formas de
resolver conflictos y, como ya se dijo, uno de ellos ha sido el arbitraje.
¿Cómo se llego al arbitraje?
La historia muestra la existencia de diversos momentos según la época,
así se crearon diferentes formas de dirimir las controversias, de las que des-
tacaron la:
• Autotutela;
• Autocomposición;
• Heterocomposición.
Autotutela. Esta surge como un medio de hacerse justicia por sí mismo,
por lo tanto carente del principio fundamental de igualdad de las partes, prin-
cipio que en forma alguna se aplica en la fase de autotutela.
¿Cómo podría haber justicia? si la relación en conflicto comprendía dos
intereses encontrados, en los que el titular de uno podía ser superior en fuerza
al del otro, fuerza que no necesariamente era física, ya que podía ser intelec-
tual o económica.
Autocomposición. El desarrollo humanista condujo a la necesidad de que
las partes en conflicto fueran más racionales y aceptaran ciertos principios en
sus relaciones, así la buena fe fue el inicio de las relaciones basadas en un
mínimo de justicia.

925
Derecho Internacional Privado II, Vol. 2

En esta fase, las partes celebraban un pacto que equilibradamente diera


satisfacción a sus pretensiones.
Heterocomposición. Esta nueva etapa dio paso a la intervención de un
tercero quien, como ajeno a los contendientes y a su conflicto resolvía obje-
tivamente. Esta nueva forma tuvo dos manifestaciones, una fue la del juez
como impartidor de justicia, funcionario creado por la autoridad estatal, la
otra fue el árbitro, persona designada por las partes de común acuerdo, para
resolver el conflicto.
De estas dos personas ajenas en la solución de conflictos: el juez y el
árbitro, el primero en surgir fue el árbitro, quien perdió fuerza cuando el Es-
tado institucionalizó la justicia al crear la función judicial.
La naturaleza humana, proclive a los conflictos saturó los tribunales y
logró que la impartición de justicia fuera cada vez más lenta, situación que
hizo resurgir el arbitraje, aplicable con ciertas excepciones, en todas las áreas
del derecho, particularmente en la mercantil, en la que más se ha desarrollado.
En esta parte de la Unidad seis, se estudiará el arbitraje comercial inter-
nacional a través de la Convención Interamericana Sobre Arbitraje Comer-
cial Internacional, posteriormente se verá el arbitraje en el derecho mexicano
en sus distintos momentos.

6.9.1. Análisis de la Convención Interamericana sobre Arbitraje


Comercial Internacional
Usualmente las Convenciones tienen un preámbulo en el que explican el
motivo de su creación, esto no ocurrió con el documento en estudio, ya que
se inició con un artículo único, mediante el cual fue aprobado.
La Convención es muy pequeña, consta sólo de trece artículos de los
cuales sólo seis regulan el arbitraje, los otros siete contienen las disposicio-
nes relativas a la firma, adhesión, ratificación, inicio de vigencia, reservas,
lenguas, cláusula federal y denuncia.
Naturaleza jurídica del arbitraje. El arbitraje es un procedimiento flexi-
ble, cuyo origen es el acuerdo de las partes, en él domina el principio de au-
tonomía de la voluntad, aunado a los principios de igualdad y buena fe de las
partes.
El arbitraje es producto de una relación jurídica tripartita formada por las
dos partes en conflicto y el árbitro. La comunicación entre ellos es directa,
debido a que se aplican los principios de oralidad e inmediatez en el proce-
dimiento y de libertad de las partes en la elección del lugar, la lengua y el

926
Unidad 6. Derecho Convencional Mercantil y los Principios aplicables

medio de resolver, que puede ser conforme a derecho o en conciencia; este


último se funda en el principio del buen saber y entender del árbitro.
El arbitraje se rige por el principio de autonomía de la voluntad de las
partes, por lo que éstas, libremente, al celebrar un acto jurídico pueden acor-
dar que las diferencias que surjan se someterán a un tribunal arbitral.
Aquí cabe preguntar ¿cómo debe ser ese acuerdo?
Forma del acuerdo. Respecto a la forma del acuerdo, la Convención de-
termina dos posibilidades:
• Debe ser por escrito y estar firmado por las partes; o
• En uso de los adelantos tecnológicos bastará con un canje de cartas,
telegramas o comunicaciones por télex, siempre y cuando haya una
constancia que se pueda consultar.
En la época en que esta Convención fue celebrada, lo que ocurrió en la
década de los años 70, no se preveía internet ni la rapidez de su comunica-
ción, el avance tecnológico concluía con el télex. Actualmente las comunica-
ciones son instantáneas vía internet, por lo tanto este es otro medio de cele-
brar el acuerdo.
Aplicación del principio de autonomía de la voluntad. El principio de
autonomía de la voluntad de las partes es fundamental en las relaciones co-
merciales, y se lleva a efecto en los aspectos siguientes:
• El nombramiento de los árbitros por las partes, por un tercero, o por
una institución;
• No importa la nacionalidad de los árbitros;
• La designación del derecho aplicable, e incluso del procedimiento a
seguir;
• El lugar del arbitraje y la lengua.
En el supuesto de que las partes del negocio jurídico no hicieran uso de
su libertad en los aspectos anteriores, y sólo decidieran someterse al arbitraje,
la Convención dispone que se aplicarán las reglas de la Comisión Interame-
ricana de Arbitraje Comercial.
Es tan pequeña la Convención, que del acuerdo entre las partes pasa al
reconocimiento y ejecución del laudo. En tal sentido, el artículo 4º dispone
que el Laudo que emitan los árbitros tendrá la misma fuerza que una senten-
cia judicial y por lo tanto deberá ejecutarse, aplicándose las normas adjeti-
vas del Estado de la ejecución, por lo que se aplicará el principio de lex loci
ejecutionis. Para llegar a este último momento, previamente el laudo arbi-
tral deberá ser reconocido por el juez, única autoridad que puede ejecutar
coactivamente.

927
Derecho Internacional Privado II, Vol. 2

Reconocimiento y ejecución. La obligatoriedad de reconocer y ejecutar


un laudo está limitada por el artículo 5º, cuyos seis supuestos deberán ser
estudiados previamente por el juez, a fin de constatar si procede o no el reco-
nocimiento del laudo.
Tales supuestos son los siguientes:
• La capacidad de las partes para obligarse;
• La debida notificación, de lo contrario se privaría del derecho a la de-
fensa;
• La naturaleza del conflicto, ya que el problema debe ser susceptible de
someterse a decisión arbitral;
• La anulación o suspensión por un vicio de origen o por un incidente
• Si la sentencia es o no obligatoria, por no reunir los requisitos para
ejecutarse;
• El objeto del acuerdo, éste debe ser posible, lícito determinable y estar
en el comercio.
Capacidad. El cumplimiento de este supuesto corresponde a las partes.
La capacidad como atributo de la personalidad es un elemento determinan-
te para la celebración de un acuerdo de arbitraje; en consecuencia, si alguno
de los contendientes no tiene capacidad, el acuerdo es nulo y por lo tanto no
se reconocerá ni se ejecutará el laudo. Acorde a lo anterior, es necesario
saber qué ley se debe aplicar para determinar la capacidad o incapacidad de
los contratantes.
En tal sentido, la Convención establece que la incapacidad puede ser
determinada:
• Por la ley que le es aplicable a las partes. En este punto deben tomarse
en cuenta el domicilio o el lugar en que se encuentre el establecimien-
to comercial;
• Por la ley que las partes eligieron. En este supuesto será necesario to-
mar en cuenta lo que dispone sobre la capacidad, el derecho elegido
por las partes, a fin de comprobar que se cumplen sus requisitos;
• Por la ley del lugar donde se dictó la resolución. Ya que la capacidad,
la determinará la ley del lugar donde se emitió el laudo.
Nótese que la Convención en materia de capacidad señala causas total-
mente atribuibles a las partes, y establece supuestos subsidiarios.
Debida notificación. La notificación es un elemento fundamental, por ser
el medio jurídico que permite la garantía de audiencia, por lo que de su ausen-
cia derivan tres posibilidades que impiden reconocer y ejecutar el laudo. Estos
tres supuestos se refieren a que:

928
Unidad 6. Derecho Convencional Mercantil y los Principios aplicables

• No se notificó la designación del árbitro. Con lo que se ignoró el prin-


cipio de igualdad de las partes;
• No se notificó el inicio del procedimiento arbitral. Esta es una viola-
ción que deja en absoluta desventaja a la parte demandada;
• El demandado no pudo hacer valer sus medios de defensa. Esto ocurre
particularmente cuando no se le notificó o cuando sin justificación se
desecharon sus pruebas.
Nótese que estas causas para no cumplir el laudo, son totalmente objeti-
vas por referirse a vicios del procedimiento.
Naturaleza del conflicto. El conflicto debe ser de naturaleza mercantil,
por lo tanto, este supuesto de improcedencia del reconocimiento y ejecución
del laudo puede ser imputable al árbitro. Esto ocurre cuando acepta arbitrar
materias no permitidas, como problemas civiles relacionados con alimentos
o estado civil.
Otro supuesto se presenta cuando el árbitro emite el laudo en relación
con un punto no incluido en el acuerdo de arbitraje y, en consecuencia, el
laudo no se reconocerá ni ejecutara, ya que lógicamente será imposible reco-
nocer y ejecutar una resolución que no tomó en cuenta el conflicto planteado
en la litis.
Pese al anterior desvío del árbitro, la Convención consideró que si el
asunto indebidamente decidido se podía separar de los hechos y peticiones
que sí estaban incluidos en el acuerdo, y por lo tanto en la litis, éstos sí se
reconocerían y ejecutarían.
Finalmente, no habría reconocimiento ni ejecución de un laudo que fuera
en contra del orden público. En síntesis, si por la naturaleza del conflicto éste
no es materia de arbitraje, o si a pesar de serlo el árbitro se excede o se con-
traria el orden público, obviamente no se reconocerá y mucho menos se eje-
cutará la resolución arbitral.
Anulación o suspensión. Es importante distinguir entre anulación y sus-
pensión. La anulación tiene como causa un vicio de origen, en tanto que la
suspensión puede tener como causa un problema incidental que deberá resol-
verse a fin de, posteriormente, reconocer y ejecutar el laudo.
Concretamente, hay tres situaciones que impiden que el laudo no sea
ejecutable, esto ocurre cuando el tribunal arbitral:
• No se constituyó, por lo que no hubo arbitraje y obviamente no hubo
laudo;
• No se siguió el procedimiento elegido por las partes, o
• No se aplicó la ley del Estado donde se realizó el arbitraje.

929
Derecho Internacional Privado II, Vol. 2

Lo lógico es que si hay anulación o suspensión de la resolución no pro-


ceda ejecutarla, sin embargo el artículo 6º dispone que ante la solicitud de
anulación o suspensión, la autoridad competente tiene la facultad de aplazar
la ejecución de la sentencia, y ante la solicitud de la parte vencedora de eje-
cutarla, se podrá ordenar a la otra parte que también otorgue garantía.
Esta norma es obscura, ya que en la solicitud de ejecución de una senten-
cia suspendida o en proceso de nulidad, lo que procede es que quien otorgue
garantía sea la parte que solicita la ejecución. Frente a esta situación que es
la normal, el artículo 6º dispone que la autoridad competente, que es el juez,
“Podrá también ordenar a la otra parte que otorgue garantías apropiadas”.
Esta norma hace suponer que la autoridad competente para ejecutar exige
una garantía a las dos partes, por lo que es evidente que la parte vencedora la
otorgará para cubrir los daños y perjuicios a la vencida, y ésta otorgará con-
tragarantía para evitar la ejecución.
El enunciado, “podrá también” utilizado en el artículo 6º es el que con-
duce a concluir que la garantía la otorgan las dos partes.
Sentencia no obligatoria. Una sentencia para reconocerse y ejecutarse,
debe cumplir requisitos; si no los satisface, la sentencia no será obligatoria y
por lo tanto no será ejecutable.
Objeto del acuerdo. Finalmente, el artículo 5º señala como causas de
negativa al reconocimiento y ejecución el objeto del acuerdo de las partes, en
tal sentido la negativa tendrá como causa que el objeto no sea posible, lícito
determinable o no esté en el comercio.
Laudo o Sentencia. Es conveniente aclarar que la resolución que emite el
tribunal arbitral se denomina laudo; resolución que, aun cuando no lo dice la
Convención, debe ser homologada por el juez competente, quien antes de
ordenar la ejecución, deberá verificar que se cumplen los requisitos de capa-
cidad, garantía de audiencia y legalidad, que el objeto del acuerdo sea sus-
ceptible de arbitraje y que no se viole el orden público.
Es necesario destacar que la Convención se refiere a sentencia y no a
laudo, por lo que surge la pregunta.
¿Por qué el cambio de laudo a sentencia?
La respuesta lógica podría ser la siguiente: porque en el momento en que
el juez ejecutor homologa el laudo, hace suya la resolución del tribunal arbi-
tral y ordena la ejecución, en ese momento el laudo se convierte en sentencia
por dos razones.
• Porque el juez no dicta laudos sino sentencias; y
• Porque el juez al homologar y hacer suyo el laudo, lo transforma en
sentencia, única forma de dar fuerza coactiva a una resolución.

930
Unidad 6. Derecho Convencional Mercantil y los Principios aplicables

6.9.2. Convención Interamericana sobre Arbitraje Internacional en el


Código de Comercio de México, 27-IV-1978
El 27 de abril de 1978 México publicó en el Diario Oficial de la Federa-
ción la Convención Interamericana Sobre Arbitraje Comercial Internacional,
y el 4 de enero de 1989 publicó la adición de 22 artículos en el Código de
Comercio, al insertar en ellos la Ley Modelo propuesta por la Comisión
de Naciones Unidas para el Derecho Mercantil Internacional.
Del 4 de junio de 1887, en que bajo la presidencia de Porfirio Díaz entró
en vigor el Código de Comercio, al 4 de enero de 1989; esto es, en 102 años
la normatividad mercantil no había tenido un cambio de tal importancia como
lo fue la introducción del procedimiento arbitral basado en la Convención
Interamericana sobre Arbitraje Internacional.
La transformación mercantil en México fue un movimiento que continuó
a través de la Comisión de Naciones Unidas para el Derecho Mercantil Inter-
nacional, organismo que propuso a la comunidad internacional en 1985 su
Ley Modelo de Arbitraje Comercial Internacional.

6.9.3. Naturaleza Jurídica de la Ley Modelo


Una Ley Modelo es un documento normativo cuya finalidad es sugerir a
los Estados su estudio y aceptación, en su caso, lo que puede ser total o par-
cialmente. Por lo tanto, los países tienen libertad de ignorarla, o de tomarla
en cuenta e introducirla en su derecho interno en la medida de sus necesida-
des, a efecto de contribuir a la homogeneidad legal mercantil. En el caso
concreto del arbitraje, la Ley Modelo buscaba establecer reglas generales y
armónicas que dieran al comercio rapidez, flexibilidad y seguridad jurídica.

6.9.4. Incorporación de la Ley Modelo de Arbitraje en el Código de


Comercio de México. Ley Modelo de UNCITRAL, 1985, D.O.
22-VII-1993
México, ya en el camino de las reformas, aceptó la Ley Modelo propues-
ta en 1985 por la Comisión de Naciones Unidas para el Derecho Mercantil
Internacional UNCITRAL. En tal sentido, el 22 de julio de 1993 publicó en
el Diario Oficial de la Federación su inclusión en el Código de Comercio
en el Título Cuarto denominado “Del arbitraje comercial”. Este título com-
prende 49 artículos que van del 1415 al 1463.
Se sostiene que México adoptó la Ley Modelo tal como fue propuesta, sin
embargo hay una diferencia de trece artículos más en el arbitraje comercial
introducido en el Código de Comercio mexicano, lo cual significa que ambos

931
Derecho Internacional Privado II, Vol. 2

documentos no son totalmente iguales, ya que la regulación mexicana contie-


ne aspectos que la Ley Modelo, por su propia naturaleza no incluye, con el
fin de que los países que la adopten tengan plena libertad para adecuarla a su
legislación interna.
Mucho se discutió sobre si al aceptar la Ley Modelo, se introduciría en el
Código de Comercio, o si se crearía una ley independiente. Dado que los
conflictos comerciales tienen un procedimiento judicial, se consideró que lo
más propio, de acuerdo con la técnica legislativa, sería incluir la Ley Modelo
en el Código de Comercio, con lo cual se complementaría la legislación co-
mercial al regularse las dos vías de dar solución a los conflictos comerciales:
la judicial y la arbitral.

6.9.5. El Arbitraje comercial en México


Como todo ordenamiento jurídico, el primer capítulo se refiere a las dis-
posiciones generales. Es conveniente aclarar que por tratarse de la materia
comercial, son tres los principios fundamentales que rigen el arbitraje:
• La Autonomía de la voluntad;
• La igualdad entre las partes;
• La buena fe.
Clases de arbitraje: arbitraje nacional e internacional. México, al adop-
tar la Ley Modelo, decidió regular en ella tanto el arbitraje nacional como el
internacional, adaptándola de esta forma a su legislación interna. En este or-
den de ideas, el artículo 1415 del Código de Comercio establece:
Artículo 1415. Las disposiciones del presente título se aplicarán al arbitraje
comercial nacional y al internacional cuando el lugar del arbitraje se encuentre
en territorio nacional, salvo lo dispuesto en los tratados internacionales de que
México sea parte o en otras leyes que establezcan un procedimiento distinto o
dispongan que determinadas controversias no sean susceptibles de arbitraje.
Lo dispuesto en los artículos 1424, 1425, 1461, 1462 y 1463, se aplicará aun
cuando el lugar del arbitraje se encuentre fuera del territorio nacional.
Aun cuando el título de la Convención se refiere sólo al arbitraje comer-
cial el artículo 1415 dispone que las normas del capítulo se aplican al arbitra-
je, tanto nacional como al internacional, cuando se lleve a efecto en el terri-
torio nacional. A esta disposición le opone las siguientes excepciones:
• Que se disponga otra cosa en los tratados de que México sea parte;
• Que otras leyes dispongan otro procedimiento; o
• Que la materia del conflicto no se deba resolver en arbitraje.

932
Unidad 6. Derecho Convencional Mercantil y los Principios aplicables

La ley sólo determina que cuando el arbitraje sea internacional, se re-


quiere cumplir cualquiera de los supuestos siguientes:
• Que las partes tengan sus establecimientos en distintos Estados al cele-
brar el acuerdo;
• Que el cumplimiento del contrato se realice en Estado diferente. No es
necesario que el cumplimiento en otro Estado sea completo, será sufi-
ciente con que represente una parte mayoritaria del cumplimiento;
• Que el objeto del contrato guarde relación estrecha con un estableci-
miento en el extranjero.
• Cuando sean varios los negocios el que tenga la relación más estrecha
con el acuerdo de arbitraje.
• Como última posibilidad, que la residencia habitual del contratante que
no tiene establecimiento, este fuera del del país.
Nótese que las reglas señaladas son subsidiarias, y tienen como finalidad
mantener la naturaleza internacional del arbitraje.
Acuerdo de arbitraje. El principio de autonomía de la voluntad de las
partes domina en el arbitraje, por lo tanto, los contratantes pueden celebrar un
acuerdo mediante la inclusión de una cláusula compromisoria en el contrato
principal o celebrar un contrato de arbitraje accesorio a dicho contrato. Pese
a la libertad de las partes, existen normas imperativas que deben cumplirse.
En este orden de ideas, el acuerdo debe ser por escrito y estar firmado,
puede utilizarse cualquier medio de comunicación, como telegrama o fax; un
requisito indispensable es que siempre debe existir constancia del acuerdo.
Esto es con el fin de proporcionar seguridad jurídica a las dos partes. Actual-
mente el acuerdo se puede celebrar vía internet.
Respecto al cumplimiento del acuerdo, el juez intervendrá cuando a pe-
sar de existir una cláusula o un contrato de arbitraje, una de las partes se
niegue a que se lleve a efecto el arbitraje.
La ley prevé en el artículo 1424 que si el acuerdo es nulo o ineficaz, el
juez no remitirá a las partes al arbitraje, pese a ello dispone que si ya se
entabló la acción, lo que significa que ya se fijó la litis, el arbitraje puede
continuar.
Es de considerar que resulta absurdo continuar un procedimiento si exis-
te la posibilidad de que subsista la nulidad o la ineficacia del acuerdo.
Principio de autonomía de la voluntad. En ejercicio de este principio del
arbitraje comercial, las partes pueden decidir libremente:
• El derecho aplicable, siempre que no sean normas de conflicto;
• El procedimiento a seguir por el Tribunal Arbitral;
• El lugar del arbitraje;

933
Derecho Internacional Privado II, Vol. 2

• El lugar para reunirse y examinar a los testigos, peritos y los objetos


del peritaje;
• El idioma en el que se realice;
• Designar a un tercero o a una institución para que decida los aspectos
siguientes:
• El cumplimiento del acuerdo;
• Formulación de la demanda, la contestación y la reconvención;
• Honorarios del tribunal;
• Gastos de los árbitros;
• Gastos de peritos y de testigos;
• Honorarios de abogados;
• Gastos de una institución que se haga cargo del procedimiento arbitral.
Composición del tribunal. Este punto comprende los artículos 1426 a
1431. En el nombramiento de los árbitros también se aplica el principio de
autonomía de la voluntad. De acuerdo con la ley para la celebración del arbi-
traje comercial internacional, bastará con designar sólo un árbitro en cuyo
nombramiento deben estar de acuerdo las dos partes, de lo contrario el árbitro
será nombrado por el juez. Sin embargo, el número de árbitros puede ser
mayor, siempre que sea número non, y las partes estén de acuerdo.
Aun cuando la nacionalidad de los árbitros no afecta al arbitraje, y por lo
tanto pueden ser de la misma nacionalidad de las partes; en caso de conflicto
el juez recurrirá a un árbitro de nacionalidad diferente.
Lo que importa en un tribunal es que el número de árbitros sea non, por
lo que pueden ser uno, tres y aun cinco. Cada parte deberá nombrar uno y el
presidente lo designarán los árbitros previamente elegidos lo que deberá
haerse dentro de los 31 días siguientes. En el supuesto de que los árbitros no
lleguen a un acuerdo en la designación del presidente, éste será nombrado por
el juez.
Intervención y competencia del Juez. Por tratarse de un arbitraje, la auto-
ridad judicial no tiene por que intervenir, sin embargo la ley prevé ocasiones
en que es necesaria su participación, por lo que es conveniente aclarar que, en
cada etapa del arbitraje, si no se llega a un acuerdo o si el acuerdo existe y no
se cumple, el juez intervendrá siempre a solicitud de las partes o de los árbi-
tros. En tales supuestos será competente el juez de primera instancia federal
o del fuero común, en atención a que la materia mercantil es de naturaleza
concurrente, situación que puede conducir a que el demandado invoque el
forum non conveniens.
Reglas de competencia judicial en el arbitraje. La Convención determi-
na que la competencia se rige por los principios siguientes:

934
Unidad 6. Derecho Convencional Mercantil y los Principios aplicables

• Si el arbitraje es nacional, será competente el juez del lugar donde se


realice tal procedimiento, por lo tanto se aplica el principio lex loci
procesum;
• Si el arbitraje es fuera del territorio sería competente el juez federal o
local del domicilio del demandado, o
• Del lugar donde se ubiquen los bienes.
Nótese que los principios de estos dos supuestos son: lex domicilium y
lex rei sitae.
Excusa y recusación de los arbitros. Como un acto de buena fe y hones-
tidad, los árbitros deberán excusarse si tienen alguna relación con el conflicto
o con las partes. Las partes también pueden recusarlos, sin embargo no po-
drán recusar a un árbitro designado por ellos, salvo que las causas de recusa-
ción sean posteriores al nombramiento.
En la recusación la ley sólo presenta dos causas de procedencia:
• La imparcialidad del árbitro; y
• La ignorancia sobre la materia a resolver, pese a ello, las partes pueden
acordar otras causales de recusación, las que deben exponer dentro de
un plazo de quince días a partir del nombramiento del árbitro.
El problema de la recusación debe resolverla el tribunal si son tres los
árbitros, en el supuesto de ser sólo uno, o lo resuelven las partes o la parte
inconforme debe acudir al juez.
Las partes también pueden remover al árbitro que no cumple con su fun-
ción y de inmediato se designará a un nuevo miembro del tribunal.
Procedimiento. Como una protección, la ley prevé la posibilidad de que
el actor solicite medidas cautelares provisionales, mismas que por ser de na-
turaleza coactiva sólo las puede dictar el juez de no ser necesaria esta protec-
ción, todo procedimiento se iniciará con la notificación para realizar el arbi-
traje, acto que está a cargo de los árbitros.
Una vez notificado el inicio del arbitraje pueden presentarse las situacio-
nes siguientes:
• Que el actor no presente la demanda. En este caso el tribunal dará por
terminado el procedimiento;
• Que el demandado no conteste, en tal situación el procedimiento con-
tinuará sin que se declare rebeldía;
• Que una parte no ofrezca y presente pruebas, en este supuesto se resol-
verá el conflicto con las que se hayan presentado, aunque el tribunal
puede solicitar pruebas para mejor proveer.
Nuevamente aquí puede intervenir al juez en el desahogo de las pruebas,
si alguna de las partes lo solicita.

935
Derecho Internacional Privado II, Vol. 2

Demanda. La demanda que presente el actor debe expresar los hechos,


los puntos que se contravienen y las prestaciones que se reclaman. La contes-
tación tendrá que limitarse a lo planteado en la demanda los contendientes
deberán presentar las pruebas relacionándolas con los hechos. Respecto a los
plazos, las partes tienen absoluta libertad para determinarlos y en su caso
ampliarlos, siempre que estén de acuerdo.
La Ley da por recibida la notificación de la demanda cuando es por escri-
to y se entrega personalmente en el establecimiento, la residencia habitual, el
domicilio postal, por correo certificado u otro medio que deje constancia de
su realización.
Es importante que la notificación se lleve a efecto por los medios señala-
dos, ya que de lo contrario se invocaría la nulidad por no haberse tenido la
posibilidad de ser oído en juicio.
Una vez entregada la demanda, el plazo para contestarla se inicia al día
siguiente. Respecto al vencimiento, rigen las normas de cualquier juicio, en
el sentido de que si el último día del plazo es feriado oficialmente o no labo-
rable, el vencimiento será el primer día hábil siguiente.
Debe aclararse que si los días feriados o no laborables se encuentran
dentro del plazo para contestar, contarán como días hábiles. Por lo tanto, y
como una precaución, se sugiere que los días se cuenten como naturales.
De todo documento o acto que una de las partes presente al tribunal se le
dará traslado a la otra, a fin de cumplir con el principio de igualdad.
Otro principio del procedimiento arbitral es que, cualquier anomalía que
ocurriera en violación de las reglas generales, si no es impugnada por la par-
te afectada, se considerará que está de acuerdo con ella, con lo que se pierde
el derecho a impugnar.
Competencia del tribunal arbitral. La libertad que tienen las partes de la
controversia, la tiene también el tribunal quien libremente puede:
• Determinar su competencia;
• Señalar las excepciones respecto a la validez o existencia del acuerdo
o del contrato de arbitraje.
A esta libertad, las partes pueden oponer la excepción de incompetencia
del Tribunal cuando éste incumpla el acuerdo de arbitraje, bien por defecto o
por exceso de la función. Tal excepción debe oponerse en la contestación.
Si en esta etapa no se dicta resolución, será el juez quien resuelva.
Pronunciamiento del laudo y terminación de las actuaciones. Al con-
cluir el procedimiento arbitral, el tribunal puede resolver y dictar el laudo:
• Conforme al derecho elegido;
• Como amigable componedor; o
• En conciencia;

936
Unidad 6. Derecho Convencional Mercantil y los Principios aplicables

• El laudo se emitirá por unanimidad o por mayoría, y el disidente de-


berá explicar sus razones.
El laudo del tribunal debe emitirse por escrito, y estar firmado por los
árbitros, será suficiente con la firma de la mayoría, sin embargo en caso de
ausencia de la firma de uno de los árbitros deberá manifestarse la razón de tal
ausencia.
La ley establece que no se dictará al laudo, si las partes llegan a un acuer-
do, el cual se puede realizar en cualquier momento; tal acuerdo puede presen-
tarse en forma de laudo.
Terminación del arbitraje. De acuerdo con lo anterior, el procedimiento
arbitral termina por las siguientes razones:
• Por laudo;
• Por retiro de la demanda, salvo que el demandado insista en que el
procedimiento continúe;
• Por acuerdo de las partes;
• Porque sea imposible o innecesario continuar con el procedimiento
arbitral.
Corrección del Laudo. Cuando el arbitraje concluye con el laudo, puede
ocurrir que:
• Se exceda de lo solicitado;
• Se dicte sobre materia distinta a la solicitada;
• No se hayan tomado en cuenta todas las peticiones planteadas por el
actor; o
• Esté obscuro.
Ante las situaciones señaladas, las partes tienen derecho a solicitar, den-
tro de los treinta días posteriores a la notificación del laudo, la corrección o
aclaración correspondiente, la que deberá dictarse dentro de los siguientes
treinta días en un laudo adicional.
Nulidad del laudo. La nulidad de un acto jurídico obedece a un vicio de
origen, por lo tanto, los laudos se nulificarán cuando:
Una de las partes es incapaz;
• El laudo no es válido de acuerdo con el derecho elegido por las partes; o
• Es inválido de acuerdo con el derecho mexicano;
• A una de las partes no se le notificó cualquier actuación o la designa-
ción de un árbitro;
• Alguna de las partes no pudo hacer valer sus derechos;
• El laudo se dictó sobre una controversia no señalada, o la resolución se
excedió; en este último supuesto, si se resolvieron los puntos contro-
vertidos esta parte sí será válida y deberá ejecutarse;

937
Derecho Internacional Privado II, Vol. 2

• El tribunal arbitral o el procedimiento no cumplieron con el acuerdo de


las partes;
• Se viola el orden público.
La petición de nulidad debe presentarse dentro de los tres meses siguien-
tes a su notificación, o a partir de la fecha en que el laudo fue corregido.
Reconocimiento y ejecución del laudo. Una vez dictado el laudo, para su
ejecución es necesario:
• Presentar la solicitud de ejecución al juez, ya que sólo la autoridad ju-
dicial puede ejecutar una resolución;
• Autentificar el laudo;
• Traducir el laudo al español;
• Cumplidos los requisitos el juez llevará a efecto el incidente de homo-
logación, como lo dispone el artículo 360 del Código Federal de Pro-
cedimientos Civiles.
El juez en el incidente de homologación puede concluir que no lo reco-
nocerá ni ejecutará cuando encuentre que cualquiera de las causales de nuli-
dad no fue apreciada en su momento procesal.
En tal supuesto, el juez de reconocimiento podrá:
• Aplazar su resolución y solicitar garantía para resarcir los daños y per-
juicios que se causen con la ejecución.
Costas. Las costas pueden fijarlas directamente las partes en el acuerdo
de arbitraje, aplicar las reglas de una institución o bien cumplir las disposi-
ciones del Código de Comercio. El pago estará a cargo de la parte vencida.
Honorarios. Éstos deben ser de un monto que responda a la naturaleza
y dificultad del arbitraje. Su fijación estará a cargo del tribunal y podrá,
siempre a petición de parte, intervenir el juez, quien de considerarlo nece-
sario hará las observaciones necesarias respecto a la determinación de los
honorarios.
Debido a que uno de los problemas en todo conflicto es el pago de los
honorarios, esta situación se presenta tanto en los procedimientos judiciales
como en los arbitrales. A fin de evitarlo, la ley autoriza al tribunal arbitral
para solicitar el depósito de las costas y honorarios, situación en la que deben
concurrir la petición de la parte y la aceptación del juez.
De no realizarse el depósito en los treinta días posteriores a su notifica-
ción, se conminará a las partes para su cumplimiento, y de no hacerlo el tri-
bunal puede:
• Suspender el procedimiento arbitral; o
• Darlo por terminado.

938
Unidad 6. Derecho Convencional Mercantil y los Principios aplicables

Si el arbitraje concluyó correctamente el tribunal debe rendir cuentas de


los depósitos y, en su caso, regresar el remanente.

Conclusiones

1. El arbitraje es una vía privada de resolver conflictos, por lo tanto los ár-
bitros no tienen facultades coactivas.
2. El arbitraje fue propuesto por una Ley Modelo.
3. El arbitraje en el derecho mexicano se encuentra en el capítulo cuarto
del Código de Comercio, y regula tanto el arbitraje nacional como el
internacional.
4. En el arbitraje rigen los principios de autonomía de la voluntad, de bue-
na fe y de igualdad de las partes.
5. El arbitraje se puede acordar en una cláusula del contrato principal, o
celebrar un contrato independiente que comprenda claramente el derecho
aplicable, el lugar, la lengua, el número de árbitros y los plazos.

Actividades

I. Lee el capítulo cuarto del Código de Comercio.


II. Redacten en equipos:
1. Una cláusula de arbitraje considerando un contrato internacional.
2. Un contrato de arbitraje considerando un contrato internacional.
III. Respondan en equipos las siguientes interrogantes:
3. ¿Cuántos árbitros deben ser de acuerdo con el Código de Comercio?
4. ¿En qué casos interviene el juez aun cuando el conflicto esté someti-
do al arbitraje?
5. ¿Cuál es la diferencia entre nulidad e ineficacia del laudo?
6. ¿Qué consideran más útil, una cláusula compromisoria o un contrato
de arbitraje? Expliquen por qué.
IV. Comparen sus respuestas en grupo y coméntenlas con apoyo del profesor.

Autoevaluación

I. Respondan en equipo las siguientes interrogantes:


1. ¿Cuál es la diferencia entre escisión y fusión de una persona jurí-
dica?, ¿qué derecho y principio se aplican?

939
Derecho Internacional Privado II, Vol. 2

2. ¿Cuál es la diferencia entre disolución y constitución de una persona


jurídica?, ¿qué derecho y principio se aplicarían?
3. ¿Cuál es la diferencia entre los principios locus regit actum y lex
domicilium?
4. ¿Qué principios aplica la Convención Interamericana sobre Persona-
lidad y Capacidad de las Personas Jurídicas en el Derecho Interna-
cional Privado?
5. ¿Qué significa el enunciado “derecho aplicable”?
6. ¿La casa Ford tiene denominación o razón social? Expliquen por qué.
7. ¿Cuándo se aplica el principio de locus regit actum y cuándo el de lex
loci ejecutionis?
8. ¿Qué principio se aplica cuando los socios eligen ponerle a la socie-
dad una razón social y por qué se aplica tal principio?
9. ¿Cuál es la diferencia entre una sociedad y una asociación civil?
10. ¿Qué dispone la Convención Interamericana sobre Conflicto de Le-
yes en Materia de Sociedades Mercantiles en materia adjetiva?
11. ¿Cuál es la diferencia entre mandato, poder y representación?
12. ¿Qué significa acto unilateral y contrato? Señalen a cuál pertenece
el poder.
13. ¿Por qué se dice que el poder implica una ficción jurídica?
14. ¿Por qué ejecutar un poder es un acto de colaboración entre Estados?
15. ¿Qué ocurre cuando en un documento hay obligaciones válidas e in-
válidas?
16. ¿Qué son: el giro, endoso, aval, aceptación, intervención, protesto y
pago de un documento de crédito?
17. ¿De dónde provienen los principios sobre los contratos internacio-
nales?
18. ¿Cuál es la diferencia entre los principios generales del derecho y los
principios sobre los contratos internacionales?
19. ¿Cómo aplicarían ustedes los principios de los contratos si fueran co-
merciantes?
20. Investiguen, expongan y comenten tres de los principios sobre con-
tratos internacionales.
21. ¿Qué objetivo tienen los principios de la Conferencia de La Haya de
Derecho Internacional Privado sobre la Elección del Derecho Apli-
cable a los Contratos Internacionales?
22. ¿Qué diferencia hay entre un principio y una norma jurídica?
23. ¿Cuál es el principio fundamental en la elección del derecho?
24. ¿Cómo deben ser las normas del derecho elegido por las partes?

940
Unidad 6. Derecho Convencional Mercantil y los Principios aplicables

25. ¿Qué aspectos de los contratos debe regir el derecho elegido por las
partes?
26. ¿Qué es un contrato internacional y cuál es su diferencia con un con-
trato comercial internacional?
27. ¿Por qué la Convención Interamericana sobre Derecho Aplicable a
los Contratos Internacionales sólo se aplicará a los contratos comer-
ciales internacionales?
28. ¿Cuál es la diferencia entre nulidad e invalidez de un contrato inter-
nacional?
29. ¿En qué supuestos no se debe aplicar la Convención Interamericana
sobre Derecho Aplicable a los Contratos Internacionales?
30. ¿Qué debe tomar en cuenta la autoridad para calificar la naturaleza
internacional de un contrato?
31. ¿Cuáles son los requisitos que debe tener una sentencia arbitral para
ser reconocida y ejecutada?
32. ¿Cuándo no se puede reconocer y ejecutar una sentencia?
33. ¿Qué documentos dejaron de surtir efectos al entrar en vigor la Con-
vención de Naciones Unidas sobre Reconocimiento y Ejecución de
Sentencias Arbitrales Extranjeras en 1958?
34. ¿Cuál es la diferencia entre inexistencia y nulidad en el arbitraje?
35. ¿Qué ocurre cuando una de las partes no tiene capacidad?
36. ¿Quién y cómo se designa al presidente del tribunal arbitral?
37. ¿Es posible que una de las partes recuse al árbitro que designó?,
¿cuándo y por qué?
II. Comparen sus respuestas en grupo y coméntenlas con apoyo del profesor.

Anexos de la Unidad 6

Convención Interamericana sobre Personalidad y Capacidad


de las Personas Jurídicas en el Derecho Internacional Privado

Los Gobiernos de los Estados Miembros de la Organización de los Esta-


dos Americanos, deseosos de concertar una convención sobre personalidad y
capacidad de personas jurídicas en el Derecho Internacional Privado, han
acordado lo siguiente:
Artículo 1. La presente Convención se aplicará a las personas jurídicas
constituidas en cualquiera de los Estados Partes, entendiéndose por persona

941
Derecho Internacional Privado II, Vol. 2

jurídica toda entidad que tenga existencia y responsabilidad propias, distintas


a las de sus miembros o fundadores, y que sea calificada como persona jurí-
dica según la ley del lugar de su constitución.
Se aplicará esta Convención sin perjuicio de convenciones específicas
que tengan por objeto categorías especiales de personas jurídicas.
Artículo 2. La existencia, la capacidad pare ser titular de derechos y obli-
gaciones, el funcionamiento, la disolución y la fusión de las personas jurídi-
cas de carácter privado se rigen por la ley del lugar de su constitución.
Por “la ley del lugar de su constitución” se entiende la del Estado Parte
donde se cumplan los requisitos de forma y fondo requeridos para la creación
de dichas personas.
Artículo 3. Las personas jurídicas privadas, debidamente constituidas en
un Estado Parte, serán reconocidas de pleno derecho en los demás Estados
Partes. El reconocimiento de pleno derecho no excluye la facultad del Es-
tado Parte para exigir la comprobación de que la persona jurídica existe
conforme a la ley del lugar de su constitución.
En ningún caso, la capacidad reconocida a las personas jurídicas priva-
das, constituidas en un Estado Parte, podrá exceder de la capacidad que la ley
del Estado Parte de reconocimiento otorgue a las personas jurídicas constitui-
das en este último.
Artículo 4. Para el ejercicio de actos comprendidos en el objeto social de
las personas jurídicas privadas, regirá la ley del Estado Parte donde se reali-
cen tales actos.
Artículo 5. Las personas jurídicas privadas constituidas en un Estado
Parte que pretendan establecer la sede efectiva de su administración en otro
Estado Parte, podrán ser obligadas a cumplir con los requisitos establecidos
en la legislación de este último.
Artículo 6. Cuando la persona jurídica privada actúe por medio de repre-
sentante, en un Estado distinto del de su constitución, se entenderá que ese
representante, o quien lo sustituya, podrá responder de pleno derecho a los
reclamos y demandas que contra dicha persona pudieran intentarse con moti-
vo de los actos en cuestión.
Artículo 7. Cada Estado Parte y las demás personas jurídicas de derecho
público organizadas de acuerdo con su ley, gozarán de personalidad jurídica
privada de pleno derecho y podrán adquirir derechos y contraer obligaciones
en el territorio de los demás Estados Partes, con las restricciones establecidas

942
Unidad 6. Derecho Convencional Mercantil y los Principios aplicables

por dicha ley y por las leyes de estos últimos, en especial en lo que respecta
a los actos jurídicos referentes a derechos reales y sin perjuicio de invocar, en
su cave, la inmunidad de jurisdicción.
Artículo 8. Las personas jurídicas internacionales creadas por un acuerdo
internacional entre Estados Partes o por una resolución de una organización
internacional, se regirán por las estipulaciones del acuerdo o resolución de su
creación y serán reconocidas de pleno derecho como sujetos de derecho pri-
vado en todos los Estados Partes del mismo modo que las personas jurídicas
privadas y sin perjuicio de invocar, en su cave, la inmunidad de jurisdicción.
Artículo 9 La ley declarada aplicable por esta Convención podrá no ser
aplicada en territorio del Estado Parte que la considere manifiestamente con-
traria a su orden público.
Artículo 10. La presente Convención estará abierta a la firma de los Es-
tados Miembros de la Organización de los Estados Americanos.
Artículo 11. La presente Convención está sujeta a ratificación. Los ins-
trumentos de ratificación se depositarán en la Secretaría General de la Orga-
nización de los Estados Americanos.
Artículo 12. La presente Convención quedara abierta a la adhesión de
cualquier otro Estado. Los instrumentos de adhesión se depositarán en la
Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos.
Artículo 13. Cada Estado podrá formular reservas a la presente Conven-
ción al momento de firmarla, ratificarla o al adherirse a ella, siempre que la
reserve verse sobre una o más disposiciones específicas.
Artículo 14. La presente Convención entrará en vigor el trigésimo día a
partir de la fecha en que haya sido depositado el segundo instrumento de ra-
tificación.
Para cada Estado que ratifique la Convención o se adhiera a ella después
de haber sido depositado el segundo instrumento de ratificación, la Conven-
ción entrará en vigor el trigésimo día a partir de la fecha en que tal Estado
haya depositado su instrumento de ratificación o adhesión.
Artículo 15. Los Estados Partes que tengan dos o más unidades territoria-
les en las que rijan distintos sistemas jurídicos relacionados con cuestiones
tratadas en la presente Convención, podrán declarar, en el momento de la
firma, ratificación o adhesión, que la Convención se aplicará a todas sus uni-
dades territoriales o solamente a una o más de ellas.

943
Derecho Internacional Privado II, Vol. 2

Tales declaraciones podrán ser modificadas mediante declaraciones ulte-


riores, que especificarán expresamente la o las unidades territoriales a las que
se aplicará la presente Convención. Dichas declaraciones ulteriores se trans-
mitirán a la Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos
y surtirán efecto treinta días después de recibidas.
Artículo 16. La presente Convención regirá indefinidamente, pero cual-
quiera de los Estados Partes podrá denunciarla. El instrumento de denuncia
será depositado en la Secretaría General de la Organización de los Estados
Americanos. Transcurrido un año, contado a partir de la fecha de depósito del
instrumento de denuncia, la Convención cesará en sus efectos pare el Estado
denunciante, quedando subsistente para los demás Estados Partes.
Artículo 17. El instrumento original de la presente Convención, cuyos
textos en español, francés, inglés y portugués son igualmente auténticos, será
depositado en la Secretaría General de la Organización de los Estados Ame-
ricanos, la que enviará copia auténtica de su texto a la Secretaría de las Na-
ciones Unidas, pare su registro y publicación, de conformidad con el artículo
102 de su Carta constitutiva. La Secretaría General de la Organización de los
Estados Americanos notificará a los Estados Miembros de dicha Organiza-
ción y a los Estados que se hayan adherido a la Convención, las firmas, los
depósitos de instrumentos de ratificación, adhesión y denuncia, así como las
reserves que hubiere. También les transmitirá las declaraciones previstas en
el artículo 15 de la presente Convención.
En fe de lo cual, los Plenipotenciarios infrascritos, debidamente auto-
rizados por sus respectivos gobiernos, firman la presente Convención.
Hecha en la ciudad de La Paz, bolivia, el día veinticuatro de mayo de
mil novecientos ochenta y cuatro.
Suscrita en La Paz, Bolivia, el 24 de mayo de 1984, en la Tercera Confe-
rencia Especializada Interamericana sobre Derecho Internacional Privado.

Convención Interamericana sobre Conflicto de Leyes


en Materia de Sociedades Mercantiles

Los gobiernos de los Estados Miembros de la Organización de los Esta-


dos Americanos, deseosos de concertar una convención sobre conflictos de
leyes en materia de sociedades mercantiles, han acordado lo siguiente:

944
Unidad 6. Derecho Convencional Mercantil y los Principios aplicables

Artículo 1. La presente Convención se aplicará a las sociedades mercan-


tiles constituidas en cualquiera de los Estados Partes.
Artículo 2. La existencia, capacidad, funcionamiento y disolución de las
sociedades mercantiles se rigen por la ley del lugar de su constitución.
Por “ley del lugar de su constitución” se entiende la del Estado donde se
cumplan los requisitos de forma y fondo requeridos para la creación de di-
chas sociedades.
Artículo 3. Las sociedades mercantiles debidamente constituidas en un
Estado serán reconocidas de pleno derecho en los demás Estados.
El reconocimiento de pleno derecho no excluye la facultad del Estado
para exigir comprobación de la existencia de la sociedad conforme a la ley
del lugar de su constitución.
En ningún caso, la capacidad reconocida a las sociedades constituidas en
un Estado podrá ser mayor que la capacidad que la ley del Estado de recono-
cimiento otorgue a las sociedades constituidas en este último.
Artículo 4. Para el ejercicio directo o indirecto de los actos comprendidos
en el objeto social de las sociedades mercantiles, éstas quedarán sujetas a la
ley del Estado donde los realizaren.
La misma ley se aplicará al control que una sociedad mercantil, que ejer-
za el comercio en un Estado, obtenga sobre una sociedad constituida en otro
Estado.
Artículo 5. Las sociedades constituidas en un Estado que pretendan esta-
blecer la sede efectiva de su administración central en otro Estado, podrán ser
obligadas a cumplir con los requisitos establecidos en la legislación de este
último.
Artículo 6. Las sociedades mercantiles constituidas en un Estado, para
el ejercicio directo o indirecto de los actos comprendidos en su objeto so-
cial, quedarán sujetas a los órganos jurisdiccionales del Estado donde los
realizaren.
Artículo 7. La ley declarada aplicable por esta Convención podrá no ser
aplicada en el territorio del Estado que la considere manifiestamente contra-
ria a su orden público.
Artículo 8. La presente Convención estará abierta a la firma de los Esta-
dos Miembros de la Organización de los Estados Americanos.

945
Derecho Internacional Privado II, Vol. 2

Artículo 9. La presente Convención está sujeta a ratificación. Los instru-


mentos de ratificación se depositarán en la Secretaría General de la Organi-
zación de los Estados Americanos.
Artículo 10. La presente Convención quedará abierta a la adhesión de
cualquier otro Estado. Los instrumentos de adhesión se depositarán en la
Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos.
Artículo 11. Cada Estado podrá formular reservas a la presente Conven-
ción al momento de firmarla, ratificarla o al adherirse a ella, siempre que la
reserva verse sobre una o más disposiciones específicas y que no sea incom-
patible con el objeto y fin de la Convención.
Artículo 12. La presente Convención entrará en vigor el trigésimo día a
partir de la fecha en que haya sido depositado el segundo instrumento de ra-
tificación. Para cada Estado que ratifique la Convención o se adhiera a ella
después de haber sido depositado el segundo instrumento de ratificación, la
Convención entrará en vigor el trigésimo día a partir de la fecha en que tal
Estado haya depositado su instrumento de ratificación o adhesión.
Artículo 13. Los Estados Partes que tengan dos o más unidades territoria-
les en las que rijan distintos sistemas jurídicos relacionados con cuestiones
tratadas en la presente Convención, podrán declarar, en el momento de la
firma, ratificación o adhesión, que la Convención se aplicará a todas sus uni-
dades territoriales o solamente a una o más de ellas.
Tales declaraciones podrán ser modificadas mediante declaraciones ulte-
riores, que especificarán expresamente la o las unidades territoriales a que se
aplicará la presente Convención. Dichas declaraciones ulteriores se transmi-
tirán a la Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos y
surtirán efecto treinta días después de recibidas.
Artículo 14. La presente Convención regirá indefinidamente, pero cual-
quiera de los Estados Partes podrá denunciarla. El instrumento de denuncia
será depositado en la Secretaría General de la Organización de los Estados
Americanos. Transcurrido un año, contado a partir de la fecha de depósito del
instrumento de denuncia, la Convención cesará en sus efectos para el Estado
denunciante, quedando subsistente para los demás Estados Partes.
Artículo 15. El instrumento original de la presente Convención, cuyos
textos en español, francés, inglés y portugués son igualmente auténticos, será
depositado en la Secretaría General de la Organización de los Estados
Americanos, la que enviará copia auténtica de su texto a la Secretaría de las

946
Unidad 6. Derecho Convencional Mercantil y los Principios aplicables

Naciones Unidas, para su registro y publicación, de conformidad con el ar-


tículo 102 de su Carta constitutiva. La Secretaria General de la Organización
de los Estados Americanos notificará a los Estados Miembros de dicha Orga-
nización y a los Estados que se hayan adherido a la Convención, las firmas,
los depósitos de instrumentos de ratificación, adhesión y denuncia, así como
las reservas que hubiere. También les transmitirá las declaraciones previstas
en el artículo 13 de la presente Convención.
En fe de lo cual, los plenipotenciarios infrascritos, debidamente auto-
rizados por sus respectivos gobiernos, firman la presente Convención.
Hecha en la ciudad de Montevideo, República Oriental del Uruguay,
el día ocho mayo de mil novecientos setenta y nueve.

Convención Interamericana sobre el Régimen Legal


de Poderes para ser utilizados en el Extranjero

Los Gobiernos de los Estados Miembros de la Organización de los Esta-


dos Americanos, deseosos de concertar una convención sobre un régimen le-
gal de poderes para ser utilizados en el extranjero, han acordado lo siguiente:
Artículo 1. Los poderes debidamente otorgados en uno de los Estados
Partes en esta Convención serán válidos en cualquiera de los otros, si cum-
plen con las reglas establecidas en la Convención.
Artículo 2. Las formalidades y solemnidades relativas al otorgamiento de
poderes, que hayan de ser utilizados en el extranjero se sujetarán a las leyes
del Estado donde se otorguen, a menos que el otorgante prefiera sujetarse a
la ley del Estado en que hayan de ejercerse. En todo caso, si la ley de este
último exigiere solemnidades esenciales para la validez del poder, regirá
dicha ley.
Artículo 3. uando en el Estado en que se otorga el poder es desconocida
la solemnidad especial que se requiere conforme a la ley del Estado en que
haya de ejercerse, bastará que se cumpla con lo dispuesto en el artículo 7 de
la presente Convención.
Artículo 4. Los requisitos de publicidad del poder se someten a la ley del
Estado en que éste se ejerce.
Artículo 5. Los efectos y el ejercicio del poder se sujetan a la ley del
Estado donde éste se ejerce.

947
Derecho Internacional Privado II, Vol. 2

Artículo 6. En todos los poderes el funcionario que los legaliza deberá


certificar o dar fe si tuviere facultades para ello, sobre lo siguiente:
a. La identidad del otorgante, así como la declaración del mismo acerca
de su nacionalidad, edad, domicilio y estado civil;
b. El derecho que el otorgante tuviere para conferir poder en representa-
ción de otra persona física o
c. La existencia legal de la persona moral o jurídica en cuyo nombre se
otorgare el poder;
d. La representación de la persona moral o jurídica, así como el derecho
que tuviere el otorgante para conferir el poder.
Articulo 7. Si en el Estado del otorgamiento no existiere funcionario au-
torizado para certificar o dar fe sobre los puntos señalados en el artículo 6,
deberán observarse las siguientes formalidades:
a. El poder contendrá una declaración jurada o aseveración del otorgante
de decir verdad sobre lo dispuesto en la letra a) del artículo 6;
b. Se agregarán al poder copias certificadas u otras pruebas con respecto
a los puntos señalados en las letras b), c) y d) del mismo artículo;
c. La firma del otorgante deberá ser autenticada;
d. Los demás requisitos establecidos por la ley del otorgamiento.
Artículo 8. Los poderes deberán ser legalizados cuando así lo exigiere la
ley del lugar de su ejercicio.
Artículo 9. Se traducirán al idioma oficial del Estado de su ejercicio los
poderes otorgados en idioma distinto.
Artículo 10. Esta Convención no restringirá las disposiciones de conven-
ciones que en materia de poderes hubieran sido suscritas o se suscribieren en
el futuro en forma bilateral o multilateral por los Estados Partes; en particular
el Protocolo sobre Uniformidad del Régimen Legal de los Poderes o Proto-
colo de Washington de 1940, o las prácticas más favorables que los Estados
Partes pudieran observar en la materia.
Artículo 11. No es necesario para la eficacia del poder que el apoderado
manifieste en dicho acto su aceptación. Esta resultará de su ejercicio.
Artículo 12. El Estado requerido podrá rehusar el cumplimiento de un
poder cuando éste sea manifiestamente contrario a su orden público.
Artículo 13. La presente Convención estará abierta a la firma de los Es-
tados Miembros de la Organización de los Estados Americanos.

948
Unidad 6. Derecho Convencional Mercantil y los Principios aplicables

Artículo 14. La presente Convención está sujeta a ratificación. Los ins-


trumentos de ratificación se depositarán en la Secretaría General de la Orga-
nización de los Estados Americanos.
Artículo 15. La presente Convención quedará abierta a la adhesión de
cualquier otro Estado. Los instrumentos de adhesión se depositarán en la
Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos.
Artículo 16. La presente Convención entrará en vigor el trigésimo día a
partir de la fecha en que haya sido depositado el segundo instrumento de ra-
tificación.
Para cada Estado que ratifique la Convención o se adhiera a ella des-
pués de haber sido depositado el segundo instrumento de ratificación, la
Convención entrará en vigor el trigésimo día a partir de la fecha en que tal
Estado haya depositado su instrumento de ratificación o adhesión.
Artículo 17. Los Estados Partes que tengan dos o más unidades territoria-
les en las que rijan distintos sistemas jurídicos relacionados con cuestiones
tratadas en la presente Convención, podrán declarar, en el momento de la
firma, ratificación o adhesión, que la Convención se aplicará a todas sus uni-
dades territoriales o solamente a una o más de ellas.
Tales declaraciones podrán ser modificadas mediante declaraciones ulte-
riores, que especificarán expresamente la o las unidades territoriales a las que
se aplicará la presente Convención. Dichas declaraciones ulteriores se trans-
mitirán a la Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos
y surtirán efecto treinta días después de recibidas.
Artículo 18. La presente Convención regirá indefinidamente, pero cual-
quiera de los Estados Partes podrá denunciarla. El instrumento de denuncia
será depositado en la Secretaría General de la Organización de los Estados
Americanos. Transcurrido un año, contado a partir de la fecha de depósito del
instrumento de denuncia, la Convención cesará en sus efectos para el Estado
denunciante, quedando subsistente para los demás Estados Partes.
Artículo 19. El instrumento original de la presente Convención, cuyos
textos en español, francés, inglés y portugués son igualmente auténticos, será
depositado en la Secretaría General de la Organización de los Estados Ame-
ricanos. Dicha Secretaría notificará a los Estados Miembros de la Organiza-
ción de los Estados Americanos y a los Estados que se hayan adherido a la
Convención, las firmas, los depósitos de instrumentos de ratificación, adhe-
sión y denuncia, así como las reservas que hubiere. También les transmitirá
las declaraciones previstas en el artículo 17 de la presente Convención.

949
Derecho Internacional Privado II, Vol. 2

En fe de lo cual, los plenipotenciarios infrascritos, debidamente auto-


rizados por sus respectivos Gobiernos, firman la presente Convención.
Hecha en la ciudad de Panamá, República de Panamá, el día treinta de
enero de mil novecientos setenta y cinco.

Convención Interamericana sobre Conflicto de Leyes


en Materia de Letras de Cambio, Pagarés y Facturas

Los Gobiernos de los Estados Miembros de la Organización de los Esta-


dos Americanos, deseosos de concertar una convención sobre conflictos de
leyes en materia de letras de cambio, pagarés y facturas, han acordado lo
siguiente:
Artículo 1. La capacidad para obligarse mediante una letra de cambio se
rige por la ley del lugar donde la obligación ha sido contraída.
Sin embargo, si la obligación hubiere sido contraída por quien fuere in-
capaz según dicha ley, tal incapacidad no prevalecerá en el territorio de cual-
quier otro Estado Parte en esta Convención cuya ley considerare válida la
obligación.
Artículo 2. La forma del giro, endoso, aval, intervención, aceptación o
protesto de una letra de cambio, se somete a la ley del lugar en que cada uno
de dichos actos se realice.
Artículo 3. Todas las obligaciones resultantes de una letra de cambio se
rigen por la ley del lugar donde hubieren sido contraídas.
Artículo 4. Si una o más obligaciones contraídas en una letra de cambio
fueren inválidas según la ley aplicable conforme a los artículos anteriores,
dicha invalidez no afectará aquellas otras obligaciones válidamente contraí-
das de acuerdo con la ley del lugar donde hayan sido suscritas.
Artículo 5. Para los efectos de esta Convención, cuando una letra de cam-
bio no indicare el lugar en que se hubiere contraído una obligación cambiaria,
ésta se regirá por la ley del lugar donde la letra deba ser pagada, y si éste no
constare, por la del lugar de su emisión.
Artículo 6. Los procedimientos y plazos para la aceptación, el pago y el
protesto, se someten a la ley del lugar en que dichos actos se realicen o deban
realizarse.
Artículo 7. La ley del Estado donde la letra de cambio deba ser pagada
determina las medidas que han de tomarse en caso de robo, hurto, falsedad,
extravío, destrucción o inutilización material del documento.
950
Unidad 6. Derecho Convencional Mercantil y los Principios aplicables

Artículo 8. Los tribunales del Estado Parte donde la obligación deba


cumplirse o los del Estado Parte donde el demandado se encuentre domicilia-
do, a opción del actor, serán competentes para conocer de las controversias
que se susciten con motivo de la negociación de una letra de cambio.
Artículo 9. Las disposiciones de los artículos anteriores son aplicables a
los pagarés.
Artículo 10. Las disposiciones de los artículos anteriores se aplicarán
también a las facturas entre Estados Partes en cuyas legislaciones tengan el
carácter de documentos negociables.
Cada Estado Parte informará a la Secretaría General de la Organización
de los Estados Americanos si, de acuerdo con su legislación, la factura cons-
tituye documento negociable.
Artículo 11. La ley declarada aplicable por esta Convención podrá no ser
aplicada en el territorio del Estado Parte que la considere manifiestamente
contraria a su orden público.
Artículo 12. La presente Convención estará abierta a la firma de los Es-
tados Miembros de la Organización de los Estados Americanos.
Artículo 13. La presente Convención está sujeta a ratificación. Los ins-
trumentos de ratificación se depositarán en la Secretaría General de la Orga-
nización de los Estados Americanos.
Artículo 14. La presente Convención quedará abierta a la adhesión de
cualquier otro Estado. Los instrumentos de adhesión se depositarán en la
Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos.
Artículo 15. La presente Convención entrará en vigor el trigésimo día a
partir de la fecha en que haya sido depositado el segundo instrumento de ra-
tificación.
Para cada Estado que ratifique la Convención o se adhiera a ella después
de haber sido depositado el segundo instrumento de ratificación, la Conven-
ción entrará en vigor el trigésimo día a partir de la fecha en que tal Estado
haya depositado su instrumento de ratificación o adhesión.
Artículo 16. Los Estados Partes que tengan dos o más unidades territoria-
les en las que rijan distintos sistemas jurídicos relacionados con cuestiones
tratadas en la presente Convención, podrán declarar, en el momento de la
firma, ratificación o adhesión, que la Convención se aplicará a todas sus uni-
dades territoriales o solamente a una o más de ellas.

951
Derecho Internacional Privado II, Vol. 2

Tales declaraciones podrán ser modificadas mediante declaraciones ulte-


riores, que especificarán expresamente la o las unidades territoriales a las que
se aplicará la presente Convención. Dichas declaraciones ulteriores se trans-
mitirán a la Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos
y surtirán efecto treinta días después de recibidas.
Artículo 17. La presente Convención regirá indefinidamente, pero cual-
quiera de los Estados Partes podrá denunciarla. El instrumento de denuncia
será depositado en la Secretaría General de la Organización de los Estados
Americanos. Transcurrido un año, contado a partir de la fecha de depósito del
instrumento de denuncia, la Convención cesará en sus efectos para el Estado
denunciante, quedando subsistente para los demás Estados Partes.
Artículo 18. El instrumento original de la presente Convención, cuyos
textos en español, francés, inglés y portugués son igualmente auténticos será
depositado en la Secretaría General de la Organización de los Estados Ame-
ricanos. Dicha Secretaría notificará a los Estados Miembros de la Organización
de los Estados Americanos y a los Estados que se hayan adherido a la Conven-
ción, las firmas, los depósitos de instrumentos de ratificación, adhesión y denun-
cia, así como las reservas que hubiere. También les transmitirá la información a
que se refiere el párrafo segundo del artículo 10 y las declaraciones previstas en
el artículo 16 de la presente Convención.
En fe de lo cual, los plenipotenciarios infrascritos, debidamente auto-
rizados por sus respectivos Gobiernos, firman la presente Convención.
Hecha en la ciudad de Panamá, República de Panamá, el día treinta de
enero de mil novecientos setenta y cinco.

Principios del Instituto Internacional para la Unificación


del Derecho Privado (UNIDROIT)16

Capítulo 1. Disposiciones generales


Artículo 1.1. (Libertad de contratación)
Las partes son libres para celebrar un contrato y para determinar su
contenido.

16  Se presentan sólo los principios generales, para consultar los principios específicos de

cada acto procesal, remitirse a la obra: Principios UNIDROIT. Sobre los contratos comerciales
Internacionales 2004. Instituto de Investigaciones Jurídicas y Centro Mexicano de Derecho
Uniforme. México, 2007.

952
Unidad 6. Derecho Convencional Mercantil y los Principios aplicables

Artículo 1.2. (Libertad de forma)


Nada de lo expresado en estos Principios requiere que un contrato, decla-
ración o acto alguno deba ser celebrado o probado conforme a una forma en
particular. El contrato puede ser probado por cualquier medio, incluidos los
testigos.
Artículo 1.3. (Carácter vinculante de los contratos)
Todo contrato válidamente celebrado es obligatorio para las partes. Sólo
puede ser modificado o extinguido conforme a lo que él disponga, por acuer-
do de las partes o por algún otro modo conforme a estos Principios.
Artículo 1.4. (Normas de carácter imperativo)
Estos Principios no restringen la aplicación de normas de carácter impera-
tivo, sean de origen nacional, internacional o supranacional, que resulten apli-
cables conforme a las normas pertinentes de derecho internacional privado.
Artículo 1.5. (Exclusión o modificación de los Principios por las partes)
Las partes pueden excluir la aplicación de estos Principios, así como de-
rogar o modificar el efecto de cualquiera de sus disposiciones, salvo que en
ellos se disponga algo diferente.
Artículo 1.6. (Interpretación e integración de los Principios)
(1) En la interpretación de estos Principios se tendrá en cuenta su carácter
internacional así como sus propósitos, incluyendo la necesidad de promover
la uniformidad en su aplicación.
(2) Las cuestiones que se encuentren comprendidas en el ámbito de apli-
cación de estos Principios, aunque no resueltas expresamente por ellos, se
resolverán en lo posible según sus principios generales subyacentes.
Artículo 1.7. (Buena fe y lealtad negocial)
(1) Las partes deben actuar con buena fe y lealtad negocial en el comer-
cio internacional.
(2) Las partes no pueden excluir ni limitar este deber.
Artículo 1.8. (Comportamiento contradictorio. Venire contra factum
proprium)
Una parte no puede actuar en contradicción a un entendimiento que ella
ha suscitado en su contraparte y conforme al cual esta última ha actuado
razonablemente en consecuencia y en su desventaja.

953
Derecho Internacional Privado II, Vol. 2

Principios de la Conferencia de La Haya de Derecho Internacional


Privado sobre la Elección del Derecho Aplicable a los Contratos
Internacionales

Preámbulo
1. Este instrumento enuncia Principios generales relativos a la elección
del Derecho aplicable en materia de contratos comerciales internacionales.
Afirman el principio de autonomía de la voluntad, con un número limitado de
excepciones.
2. Pueden utilizarse como modelo para instrumentos nacionales, regiona-
les, supranacionales o internacionales.
3. Pueden utilizarse para interpretar, completar y desarrollar normas de
Derecho internacional privado.
4. Pueden aplicarse por los tribunales nacionales o arbitrales.
Artículo 1. Ámbito de aplicación de los Principios
1. Estos Principios se aplican a la elección del Derecho aplicable en los
contratos internacionales cuando cada una de las partes actúa en el ejercicio
de su negocio o de su profesión. Los Principios no se aplican a los contratos de
consumo ni a los contratos de trabajo.
2. A los efectos de estos Principios, un contrato es internacional salvo si
las partes tienen sus establecimientos en el mismo Estado y la relación de las
partes y los demás elementos relevantes, excepto el Derecho aplicable elegi-
do, están vinculados únicamente a dicho Estado.
3. Estos Principios no se aplican al Derecho que rige:
a) la capacidad de las personas físicas;
b) los acuerdos de arbitraje y los acuerdos de elección de foro;
c) las sociedades u otras personas jurídicas y los trusts;
d) los procedimientos de insolvencia;
e) los efectos patrimoniales de los contratos; y
f) a la cuestión de saber si un representante puede obligar, frente a
terceros, a la persona a la que representa.
Artículo 2. Libertad de elección
1. Un contrato se rige por el Derecho elegido por las partes.
2. Las partes pueden elegir (i) el Derecho aplicable a la totalidad o a una
parte del contrato y (ii) diferentes Derechos para diferentes partes del contrato.
3. La elección puede realizarse o modificarse en cualquier momento.
Una elección o modificación realizada con posterioridad al perfeccionamien-
to del contrato no debe afectar su validez formal ni los derechos de terceros.
4. No se requiere vínculo alguno entre el Derecho elegido y las partes o
su transacción.
954
Unidad 6. Derecho Convencional Mercantil y los Principios aplicables

Artículo 3. Normas de Derecho


En estos Principios, la referencia a “Derecho” incluye normas de Dere-
cho generalmente aceptadas a nivel internacional, supranacional o regional
como un conjunto de normas neutrales y equilibradas, a menos que el Dere-
cho del foro establezca lo contrario.
Artículo 4. Elección expresa o tácita
1. La elección del Derecho aplicable, o cualquier modificación de la elec-
ción del Derecho aplicable, debe efectuarse de manera expresa o resultar
claramente de las disposiciones del contrato o de las circunstancias.
2. Un acuerdo entre las partes para otorgar competencia a un tribunal
nacional o arbitral para resolver los conflictos vinculados al contrato no es
equivalente por sí mismo a una elección del Derecho aplicable.
Artículo 5. Validez formal de la elección del Derecho aplicable
La elección del Derecho aplicable no está sujeta a condición alguna en
cuanto a la forma, a no ser que las partes establezcan lo contrario.
Artículo 6. Acuerdo sobre la elección del Derecho aplicable
1. No obstante lo dispuesto en el párrafo 2,
a) para determinar si las partes acordaron una elección del Derecho
aplicable, se aplica el Derecho presuntamente elegido por las
partes;
b) si las partes utilizaron cláusulas estándar que designan diferentes
Derechos y según ambos Derechos prevalecen las mismas cláusu-
las estándar, se aplica el Derecho indicado en esas cláusulas están-
dar; si según estos Derechos prevalecen distintas cláusulas es-
tándar, o si no prevalece ninguna de las cláusulas estándar, no
habrá elección del Derecho.
2. El Derecho del Estado en que una parte tiene su establecimiento deter-
mina si esa parte consintió con la elección del Derecho si, en vista de las
circunstancias, no es razonable determinarlo según el Derecho mencionado
en el párrafo precedente.
Artículo 7. Separabilidad
La elección del Derecho no puede ser impugnada únicamente en base al
hecho de que el contrato al que se aplica no es válido.
Artículo 8. Exclusión del reenvío
La elección del Derecho no incluye las normas de conflicto de leyes del
Derecho elegido por las partes, a no ser que las partes establezcan expresa-
mente lo contrario.

955
Derecho Internacional Privado II, Vol. 2

Artículo 9. Ámbito de aplicación del Derecho aplicable


1. El Derecho elegido por las partes rige todos los aspectos del contrato
entre las partes, incluyendo, sin afán limitativo:
a) su interpretación;
b) los derechos y obligaciones derivados del contrato;
c) la ejecución del contrato y las consecuencias de su incumplimien-
to, incluyendo la valoración de los daños y perjuicios;
d) los diferentes modos de extinción de las obligaciones, y la pres-
cripción y la caducidad;
e) la validez y las consecuencias de la nulidad del contrato;
f) la carga de la prueba y las presunciones legales; y
g) las obligaciones precontractuales.
2. El párrafo 1(e) no excluye la aplicación de cualquier otro Derecho
aplicable que sostenga la validez formal del contrato.
Artículo 10. Cesión de crédito
En el caso de una cesión contractual de un crédito ostentado por un acree-
dor frente a un deudor en virtud de un contrato que los vincula:
a) si las partes del contrato de cesión de crédito han elegido el Derecho
que rige su contrato, el Derecho elegido rige los derechos y obligacio-
nes del acreedor y del cesionario derivados de su contrato;
b) si las partes del contrato entre el deudor y el acreedor han elegido el
Derecho que rige su contrato, el Derecho elegido rige (i) la cuestión de
saber si la cesión de crédito es oponible al deudor, (ii) los derechos del
cesionario contra el deudor, y (iii) la cuestión de saber si el deudor se
ha liberado de sus obligaciones.
Artículo 11. Leyes de policía y orden público
1. Estos principios no impiden a un tribunal nacional aplicar las leyes de
policía del foro al que se ha acudido, cualquiera que sea el Derecho elegido
por las partes.
2. El Derecho del foro determina los casos en que el tribunal nacional
puede o debe aplicar o tomar en consideración las leyes de policía de otro
Derecho.
3. Un tribunal puede excluir la aplicación de una disposición del Derecho
elegido por las partes si y solamente en la medida en que el resultado de su
aplicación sea manifiestamente incompatible con conceptos fundamentales
del orden público del foro.
4. El Derecho del foro determina cuando un tribunal puede o debe aplicar
o tomar en consideración el orden público de un Estado cuyo Derecho sería
aplicable en ausencia de elección del Derecho aplicable.

956
Unidad 6. Derecho Convencional Mercantil y los Principios aplicables

5. Estos Principios no deben impedir a un tribunal arbitral aplicar o tomar


en consideración el orden público, o aplicar o tomar en consideración leyes
de policía de un Derecho distinto al elegido por las partes, si ello es requerido
o permitido al tribunal arbitral.
Artículo 12. Establecimiento
En el caso de que una parte tenga más de un establecimiento, el estable-
cimiento relevante a los efectos de estos Principios es aquel que tiene la rela-
ción más estrecha con el contrato en el momento de su perfeccionamiento.

Convención Interamericana sobre Derecho Aplicable


a los Contratos Internacionales

Los Estados Partes de esta Convención:


• Reafirmando su voluntad de continuar el desarrollo progresivo y la
codificación del derecho internacional privado entre Estados miem-
bros de la Organización de los Estados Americanos;
• Reiterando la conveniencia de armonizar las soluciones de las cuestio-
nes relativas al comercio internacional;
• Considerando que la interdependencia económica de los Estados ha
propiciado la integración regional y continental, y que para estimular
este proceso es necesario facilitar la contratación internacional remo-
viendo las diferencias que presenta su marco jurídico,
• Han convenido aprobar la siguiente Convención:

Capítulo Primero. Ámbito de aplicación


Artículo 1. Esta Convención determina el derecho aplicable a los contra-
tos internacionales.
Se entenderá que un contrato es internacional si las partes del mismo
tienen su residencia habitual o su establecimiento en Estados Partes diferen-
tes, o si el contrato tiene contactos objetivos con más de un Estado Parte.
Esta Convención se aplicará a contratos celebrados o en que sean parte
Estados, entidades u organismos estatales, a menos que las partes en el con-
trato la excluyan expresamente. Sin embargo, cualquier Estado Parte podrá
declarar en el momento de firmar, ratificar o adherir a esta Convención que
ella no se aplicará a todos o a alguna categoría de contratos en los cuales el
Estado o las entidades u organismos estatales sean parte.

957
Derecho Internacional Privado II, Vol. 2

Cualquier Estado Parte podrá, al momento de firmar, ratificar o adherir a


la presente Convención, declarar a qué clase de contratos no se aplicará la
misma.
Artículo 2. El derecho designado por esta Convención se aplicará aun
cuando tal derecho sea el de un Estado no Parte.
Artículo 3. Las normas de esta Convención se aplicarán, con las adapta-
ciones necesarias y posibles, a las nuevas modalidades de contratación utili-
zadas como consecuencia del desarrollo comercial internacional.
Artículo 4. Para los efectos de interpretación y aplicación de esta Con-
vención, se tendrá en cuenta su carácter internacional y la necesidad de pro-
mover la uniformidad de su aplicación.
Artículo 5. Esta Convención no determina el derecho aplicable a:
a) las cuestiones derivadas del estado civil de las personas físicas, la ca-
pacidad de las partes o las consecuencias de la nulidad o invalidez del
contrato que dimanen de la incapacidad de una de las partes;
b) las obligaciones contractuales que tuviesen como objeto principal
cuestiones sucesorias, cuestiones testamentarias, regímenes matrimo-
niales o aquellas derivadas de relaciones de familia;
c) las obligaciones provenientes de títulos de crédito;
d) las obligaciones provenientes de la venta, transferencia o comerciali-
zación de títulos en los mercados de valores;
e) los acuerdos sobre arbitraje o elección de foro;
f) las cuestiones de derecho societario, incluso la existencia, capacidad,
funcionamiento y disolución de las sociedades comerciales y de las
personas jurídicas en general.
Artículo 6. Las normas de esta Convención no se aplicarán a aquellos
contratos que tengan una regulación autónoma en el derecho convencional
internacional vigente entre los Estados Partes de esta Convención.

Capítulo Segundo. Determinación del derecho aplicable


Artículo 7. El contrato se rige por el derecho elegido por las partes. El
acuerdo de las partes sobre esta elección debe ser expreso o, en caso de au-
sencia de acuerdo expreso, debe desprenderse en forma evidente de la con-
ducta de las partes y de las cláusulas contractuales, consideradas en su con-
junto. Dicha elección podrá referirse a la totalidad del contrato o a una parte
del mismo.

958
Unidad 6. Derecho Convencional Mercantil y los Principios aplicables

La selección de un determinado foro por las partes no entraña necesaria-


mente la elección del derecho aplicable.
Artículo 8. En cualquier momento, las partes podrán acordar que el con-
trato quede sometido en todo o en parte a un derecho distinto de aquel por el
que se regía anteriormente, haya sido o no éste elegido por las partes. Sin
embargo, dicha modificación no afectará la validez formal del contrato origi-
nal ni los derechos de terceros.
Artículo 9. Si las partes no hubieran elegido el derecho aplicable, o si su
elección resultara ineficaz, el contrato se regirá por el derecho del Estado con
el cual tenga los vínculos más estrechos.
El tribunal tomará en cuenta todos los elementos objetivos y subjetivos
que se desprendan del contrato para determinar el derecho del Estado con el
cual tiene vínculos más estrechos. También tomará en cuenta los principios
generales del derecho comercial internacional aceptados por organismos in-
ternacionales.
No obstante, si una parte del contrato fuera separable del resto del con-
trato y tuviese una conexión más estrecha con otro Estado, podrá aplicarse, a
título excepcional, la ley de este otro Estado a esta parte del contrato.
Artículo 10. Además de lo dispuesto en los artículos anteriores, se apli-
carán, cuando corresponda, las normas, las costumbres y los principios del
derecho comercial internacional, así como los usos y prácticas comerciales
de general aceptación con la finalidad de realizar las exigencias impuestas
por la justicia y la equidad en la solución del caso concreto.
Artículo 11. No obstante lo previsto en los artículos anteriores, se aplica-
rán necesariamente las disposiciones del derecho del foro cuando tengan ca-
rácter imperativo.
Será discreción del foro, cuando lo considere pertinente, aplicar las dis-
posiciones imperativas del derecho de otro Estado con el cual el contrato
tenga vínculos estrechos.

Capítulo Tercero. Existencia y validez del contrato


Artículo 12. La existencia y la validez del contrato o de cualquiera de sus
disposiciones, así como la validez sustancial del consentimiento de las partes
respecto a la elección del derecho aplicable, se regirán por la norma que co-
rresponda conforme a esta Convención de acuerdo con los términos de su
Capítulo Segundo.

959
Derecho Internacional Privado II, Vol. 2

Sin embargo, para establecer que una parte no ha consentido debidamen-


te, el juez deberá determinar el derecho aplicable tomando en consideración
la residencia habitual o el establecimiento de dicha parte.
Artículo 13. Un contrato celebrado entre partes que se encuentren en el
mismo Estado será valido, en cuanto a la forma, si cumple con los requisitos
establecidos en el derecho que rige dicho contrato según esta Convención o
con los fijados en el derecho del Estado en que se celebre o con el derecho del
lugar de su ejecución.
Si las personas se encuentran en Estados distintos en el momento de la
celebración del contrato, éste será válido en cuanto a la forma si cumple con
los requisitos establecidos en el derecho que rige según esta Convención en
cuanto al fondo o con los del derecho de uno de los Estados en que se celebra
o con el derecho del lugar de su ejecución.

Capítulo Cuarto. Ámbito del derecho aplicable


Artículo 14. El derecho aplicable al contrato en virtud de lo dispuesto en
el Capítulo Segundo de esta Convención regulará principalmente:
a) su interpretación;
b) los derechos y las obligaciones de las partes;
c) la ejecución de las obligaciones que establece y las consecuencias del
incumplimiento del contrato, comprendiendo la evaluación del daño
en la medida que pueda determinar el pago de una indemnización com-
pensatoria;
d) los diversos modos de extinción de las obligaciones, incluso la pres-
cripción y caducidad de las acciones;
e) las consecuencias de la nulidad o invalidez del contrato.
Artículo 15. Lo dispuesto en el artículo 10 se tomará en cuenta para deci-
dir la cuestión acerca de si un mandatario puede obligar a su mandante o un
órgano a una sociedad o a una persona jurídica.
Artículo 16. El derecho del Estado donde deban inscribirse o publicarse
los contratos internacionales regulará todas las materias concernientes a la
publicidad de aquéllos.
Artículo 17. Para los efectos de esta Convención se entenderá por “dere-
cho” el vigente en un Estado, con exclusión de sus normas relativas al con-
flicto de leyes.
Artículo 18. El derecho designado por esta Convención sólo podrá ser
excluido cuando sea manifiestamente contrario al orden público del foro.

960
Unidad 6. Derecho Convencional Mercantil y los Principios aplicables

Capítulo Quinto. Disposiciones generales


Artículo 19. Las disposiciones de esta Convención se aplicarán en un
Estado Parte a los contratos concluidos después de su entrada en vigor en
ese Estado Parte.
Artículo 20. Esta Convención no afectará la aplicación de otros conve-
nios internacionales que contengan normas sobre el mismo objeto en los que
un Estado Parte de esta Convención es o llegue a ser parte, cuando se cele-
bren dentro del marco de los procesos de integración.
Artículo 21. En el momento de firmar, ratificar o adherir a esta Conven-
ción, los Estados podrán formular reservas que versen sobre una o más dis-
posiciones específicas y que no sean incompatibles con el objeto y fin de esta
Convención.
Un Estado Parte podrá retirar en cualquier momento la reserva que haya
formulado. El efecto de la reserva cesará el primer día del tercer mes calen-
dario siguiente a la fecha de notificación del retiro.
Artículo 22. Respecto a un Estado que tenga en cuestiones tratadas en la
presente Convención dos o más sistemas jurídicos aplicables en unidades
territoriales diferentes: a) cualquier referencia al derecho del Estado contem-
pla el derecho en la correspondiente unidad territorial; b) cualquier referen-
cia a la residencia habitual o al establecimiento en el Estado se entenderá
referida a la residencia habitual o al establecimiento en una unidad territo-
rial del Estado.
Artículo 23. Un Estado compuesto de diferentes unidades territoriales
que tengan sus propios sistemas jurídicos en cuestiones tratadas en la presen-
te Convención no estará obligado a aplicar las normas de esta Convención a
los conflictos que surjan entre los sistemas jurídicos vigentes en dichas uni-
dades territoriales.
Artículo 24. Los Estados que tengan dos o más unidades territoriales en
las que se apliquen sistemas jurídicos diferentes en cuestiones tratadas en la
presente Convención podrán declarar, en el momento de la firma, ratificación
o adhesión, que la Convención se aplicará a todas sus unidades territoriales o
solamente a una o más de ellas.
Tales declaraciones podrán ser modificadas mediante declaraciones ulte-
riores, que especificarán expresamente la o las unidades territoriales a las que
se aplicará la presente Convención. Dichas declaraciones ulteriores se trans-
mitirán a la Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos
y surtirán efecto noventa días después de recibidas.

961
Derecho Internacional Privado II, Vol. 2

Capítulo Sexto. Cláusulas finales


Artículo 25. Esta Convención está abierta a la firma de los Estados miem-
bros de la Organización de los Estados Americanos.
Artículo 26. Esta Convención está sujeta a ratificación. Los instrumentos
de ratificación se depositarán en la Secretaría General de la Organización de
los Estados Americanos.
Artículo 27. Esta Convención quedará abierta a la adhesión de cualquier
otro Estado después que haya entrado en vigencia. Los instrumentos de adhe-
sión se depositarán en la Secretaría General de la Organización de los Esta-
dos Americanos.
Artículo 28. Esta Convención entrará en vigor para los Estados ratifican-
tes el trigésimo día a partir de la fecha en que haya sido depositado el segun-
do instrumento de ratificación.
Para cada Estado que ratifique esta Convención o se adhiera a ella des-
pués de haber sido depositado el segundo instrumento de ratificación, la Con-
vención entrará en vigor el trigésimo día a partir de la fecha en que tal Estado
haya depositado su instrumento de ratificación o adhesión.
Artículo 29. Esta Convención regirá indefinidamente, pero cualquiera de
los Estados Partes podrá denunciarla. El instrumento de denuncia será depo-
sitado en la Secretaría General de la Organización de los Estados America-
nos. Transcurrido un año, contado a partir de la fecha de depósito del instru-
mento de denuncia, la Convención cesará en sus efectos para el Estado
denunciante.
Artículo 30. El instrumento original de esta Convención, cuyos textos en
español, francés, inglés y portugués son igualmente auténticos, será deposi-
tado en la Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos,
la que enviará copia auténtica de su texto para su registro y publicación a la
Secretaría de las Naciones Unidas, de conformidad con el artículo 102 de su
Carta constitutiva. La Secretaría General de la Organización de los Estados
Americanos notificará a los Estados miembros de dicha Organización y a los
Estados que hayan adherido a la Convención, las firmas, los depósitos de
instrumentos de ratificación, adhesión y denuncia, así como las reservas que
hubiera y el retiro de las últimas.
En fe de lo cual los plenipotenciarios infrascritos, debidamente autori-
zados por sus respectivos Gobiernos, firman esta Convención.
Hecho en la ciudad de México, D.F., México, el día diecisiete de
marzo de mil novecientos noventa y cuatro.

962
Unidad 6. Derecho Convencional Mercantil y los Principios aplicables

Convención de Naciones Unidas sobre Reconocimiento


y Ejecución de Sentencias Arbitrales Extranjeras

Artículo I
1. La presente Convención se aplicará al reconocimiento y la ejecución
de las sentencias arbitrales dictadas en el territorio de un Estado distinto de
aquel en que se pide el reconocimiento y la ejecución de dichas sentencias, y
que tengan su origen en diferencias entre personas naturales o jurídicas. Se
aplicará también a las sentencias arbitrales que no sean consideradas como
sentencias nacionales en el Estado en el que se pide su reconocimiento y
ejecución.
2. La expresión “sentencia arbitral” no sólo comprenderá las sentencias
dictadas por los árbitros nombrados para casos determinados, sino también
las sentencias dictadas por los órganos arbitrales permanentes a los que las
partes se hayan sometido.
3. En el momento de firmar o de ratificar la presente Convención, de
adherirse a ella o de hacer la notificación de su extensión prevista en el ar-
tículo X, todo Estado podrá, a base de reciprocidad, declarar que aplicará la
presente Convención al reconocimiento y a la ejecución de las sentencias
arbitrales dictadas en el territorio de otro Estado Contratante únicamente.
Podrá también declarar que sólo aplicará la Convención a los litigios surgi-
dos de relaciones jurídicas, sean o no contractuales, consideradas comercia-
les por su derecho interno.
Artículo II
1. Cada uno de los Estados Contratantes reconocerá el acuerdo por escri-
to conforme al cual las partes se obliguen a someter a arbitraje todas las dife-
rencias o ciertas diferencias que hayan surgido o puedan surgir entre ellas
respecto a una determinada relación jurídica, contractual o no contractual,
concerniente a un asunto que pueda ser resuelto por arbitraje.
2. La expresión “acuerdo por escrito” denotará una cláusula compromi-
soria incluida en un contrato o un compromiso, firmados por las partes o
contenidos en un canje de cartas o telegramas.
3. El tribunal de uno de los Estados Contratantes al que se someta un li-
tigio respecto del cual las partes hayan concluido un acuerdo en el sentido del
presente artículo, remitirá a las partes al arbitraje, a instancia de una de ellas,
a menos que compruebe que dicho acuerdo es nulo, ineficaz o inaplicable.
Artículo III
Cada uno de los Estados Contratantes reconocerá la autoridad de la sen-
tencia arbitral y concederá su ejecución de conformidad con las normas de

963
Derecho Internacional Privado II, Vol. 2

procedimiento vigentes en el territorio donde la sentencia sea invocada, con


arreglo a las condiciones que se establecen en los artículos siguientes. Para el
reconocimiento o la ejecución de las sentencias arbitrales a que se aplica la
presente Convención, no se impondrán condiciones apreciablemente más ri-
gurosas, ni honorarios o costas más elevados, que los aplicables al reconoci-
miento o a la ejecución de las sentencias arbitrales nacionales.
Artículo IV
1. Para obtener el reconocimiento y la ejecución previstos en el artículo
anterior, la parte que pida el reconocimiento y la ejecución deberá presentar,
junto con la demanda:
a) El original debidamente autenticado de la sentencia o una copia de ese
original que reúna las condiciones requeridas pare su autenticidad:
b) El original del acuerdo a que se refiere el artículo II, o una copia que
reúna las condiciones requeridas pare su autenticidad.
2. Si esa sentencia o ese acuerdo no estuvieran en un idioma oficial del
país en que se invoca la sentencia, la parte que pida el reconocimiento y la
ejecución de esta última deberá presentar una traducción a ese idioma de di-
chos documentos. La traducción deberá ser certificada por un traductor ofi-
cial o un traductor jurado, o por un agente diplomático o consular.
Artículo V
1. Sólo se podrá denegar el reconocimiento y la ejecución de la senten-
cia, a instancia de la parte contra la cual es invocada, si esta parte prueba
ante la autoridad competente del país en que se pide el reconocimiento y la
ejecución:
a) Que las partes en el acuerdo a que se refiere el artículo II estaban suje-
tas a alguna incapacidad en virtud de la ley que es aplicable o que di-
cho acuerdo no es válido en virtud de la ley a que las partes lo han
sometido, o si nada se hubiera indicado a este respecto, en virtud de la
ley del país en que se haya dictado la sentencia; o
b) Que la parte contra la cual se invoca la sentencia arbitral no ha sido
debidamente notificada de la designación del árbitro o del procedi-
miento de arbitraje o no ha podido, por cualquier otra razón, hacer
valer sus medios de defensa; o
c) Que la sentencia se refiere a una diferencia no prevista en el compro-
miso o no comprendida en las disposiciones de la cláusula compromi-
soria, o contiene decisiones que exceden de los términos del compro-
miso o de la cláusula compromisoria; no obstante, si las disposiciones
de la sentencia que se refieren a las cuestiones sometidas al arbitraje

964
Unidad 6. Derecho Convencional Mercantil y los Principios aplicables

pueden separarse de las que no han sido sometidas al arbitraje, se po-


drá dar reconocimiento y ejecución a las primeras; o
d) Que la constitución del tribunal arbitral o el procedimiento arbitral no
se han ajustado al acuerdo celebrado entre las partes o, en defecto de
tal acuerdo, que la constitución del tribunal arbitral o el procedimiento
arbitral no se han ajustado a la ley del país donde se ha efectuado el
arbitraje; o
e) Que la sentencia no es aún obligatoria para las partes o ha sido anulada
o suspendida por una autoridad competente del país en que, o confor-
me a cuya ley, ha sido dictada esa sentencia.
2. También se podrá denegar el reconocimiento y la ejecución de una
sentencia arbitral si la autoridad competente del país en que se pide el reco-
nocimiento y la ejecución, comprueba:
a) Que, según la ley de ese país, el objeto de la diferencia no es suscepti-
ble de solución por vía de arbitraje; o
b) Que el reconocimiento o la ejecución de la sentencia serían contrarios
al orden público de ese país.
Artículo VI
Si se ha pedido a la autoridad competente prevista en el artículo V, párra-
fo 1 e), la anulación o la suspensión de la sentencia, la autoridad ante la cual
se invoca dicha sentencia podrá, si lo considera procedente, aplazar la deci-
sión sobre la ejecución de la sentencia y, a instancia de la parte que pida la
ejecución, podrá también ordenar a la otra parte que dé garantías apropiadas.
Artículo VII
1. Las disposiciones de la presente Convención no afectarán la validez de
los acuerdos multilaterales o bilaterales relativos al reconocimiento y la eje-
cución de las sentencias arbitrales concertados por los Estados Contratantes
ni privarán a ninguna de las partes interesadas de cualquier derecho que
pudiera tener a hacer valer una sentencia arbitral en la forma y medida ad-
mitidas por la legislación o los tratados del país donde dicha sentencia se
invoque.
2. El Protocolo de Ginebra de 1923 relativo a las cláusulas de arbitraje y
la Convención de Ginebra de 1927 sobre la ejecución de las Sentencias Arbi-
trales Extranjeras dejarán de surtir efectos entre los Estados Contratantes a
partir del momento y en la medida en que la presente Convención tenga fuer-
za obligatoria pare ellos.
Artículo VIII
1. La presente Convención estará abierta hasta el 31 de diciembre de
1958 a la firma de todo Miembro de las Naciones Unidas, así como de cual-

965
Derecho Internacional Privado II, Vol. 2

quier otro Estado que sea o llegue a ser miembro de cualquier organismo
especializado de las Naciones Unidas, o sea o llegue a ser parte en el Estatu-
to de la Corte Internacional de Justicia, o de todo otro Estado que haya sido
invitado por la Asamblea General de las Naciones Unidas.
2. La presente Convención deberá ser ratificada y los instrumentos de
ratificación se depositarán en poder del Secretario General de las Naciones
Unidas.
Artículo IX
1. Podrán adherirse a la presente Convención todos los Estados a que se
refiere el artículo VIII.
2. La adhesión se efectuará mediante el depósito de un instrumento de
adhesión en poder del Secretario General de las Naciones Unidas.
Artículo X
1. Todo Estado podrá declarar, en el momento de la firma, de la ratifica-
ción o de la adhesión, que la presente Convención se hará extensiva a todos
los territorios cuyas relaciones internacionales tenga su cargo, o a uno o va-
rios de ellos. Tal declaración surtirá efecto a partir del momento en que la
Convención entre en vigor para dicho Estado.
2. Posteriormente, esa extensión se hará en cualquier momento por noti-
ficación dirigida al Secretario General de las Naciones Unidas y surtirá efec-
to a partir del nonagésimo día siguiente a la fecha en que el Secretario Gene-
ral de las Naciones Unidas haya recibido tal notificación o en la fecha de
entrada en vigor de la Convención para tal Estado , si esta última fecha fuere
posterior.
3. Con respecto a los territorios a los que no se haya hecho extensiva la
presente Convención en el momento de la firma, de la ratificación o de la
adhesión, cada Estado interesado examinará la posibilidad de adoptar las me-
didas necesarias para hacer extensiva la aplicación de la presente Convención
a tales territorios, a reserva del consentimiento de sus gobiernos cuando sea
necesario por razones constitucionales.
Artículo XI
Con respecto a los Estados federales o no unitarios, se aplicarán las dis-
posiciones siguientes:
a) En lo concerniente a los artículos de esta Convención cuya aplicación
dependa de la competencia legislativa del poder federal, las obligacio-
nes del gobierno federal serán, en esta medida, las mismas que las de
los Estados Contratantes que no son Estados federales;
b) En lo concerniente a los artículos de esta Convención cuya aplicación
dependa de la competencia legislativa de cada uno de los Estados o

966
Unidad 6. Derecho Convencional Mercantil y los Principios aplicables

provincias constituyentes que, en virtud del régimen constitucional de


la federación no estén obligados a adoptar medidas legislativas, el go-
bierno federal, a la mayor brevedad posible y con su recomendación
favorable, pondrá dichos artículos en conocimiento de las autoridades
competentes de los Estados o provincias constituyentes;
c) Todo Estado federal que sea Parte en la presente Convención propor-
cionará, a solicitud de cualquier otro Estado Contratante que le haya
sido transmitida por conducto del Secretario General de las Naciones
Unidas, una exposición de la legislación y de la prácticas vigentes en la
federación y en sus entidades constituyentes con respecto a determina-
da disposición de la Convención, indicando la medida en que por ac-
ción legislativa o de otra índole, se haya dado efecto a tal disposición.
Artículo XII
1. La presente Convención entrará en vigor el nonagésimo día siguiente
a la fecha del depósito del tercer instrumento de ratificación o de adhesión.
2. Respecto a cada Estado que ratifique la presente Convención o se ad-
hiera a ella después del depósito del tercer instrumento de ratificación o de
adhesión, la presente Convención entrará en vigor el nonagésimo día siguien-
te a la fecha del depósito por tal Estado de su instrumento de ratificación o de
adhesión.
Artículo XIII
1. Todo Estado Contratante podrá denunciar la presente Convención me-
diante notificación escrita dirigida al Secretario General de las Naciones Uni-
das. La denuncia surtirá efecto un año después de la fecha en que el Secreta-
rio General haya recibido la notificación.
2. Todo Estado que haya hecho una declaración o enviado una notifica-
ción conforme a lo previsto en el artículo X, podrá declarar en cualquier
momento posterior, mediante notificación dirigida al Secretario General de la
Naciones Unidas, que la Convención dejará de aplicarse al territorio de que
se trate un año después de la fecha en que el Secretario General haya recibido
tal notificación.
3. La presente Convención seguirá siendo aplicable a las sentencias arbi-
trales respecto de las cuales se haya promovido un procedimiento para el re-
conocimiento a la ejecución antes de que entre en vigor la denuncia.
Artículo XIV
Ningún Estado Contratante podrá invocar las disposiciones de la presen-
te Convención respecto de otros Estados Contratantes más que en la medida
en que él mismo esté obligado a aplicar esta Convención.

967
Derecho Internacional Privado II, Vol. 2

Artículo XV
El Secretario General de la Naciones Unidas notificará a todos los Esta-
dos a que se refiere el Artículo VIII:
a) Las firmas y ratificaciones previstas en el artículo VIII;
b) Las adhesiones previstas en el artículo IX;
c) Las declaraciones y notificaciones relativas a los artículos I, X y XI;
d) La fecha de entrada en vigor de la presente Convención, en confor-
midad con el artículo XII;
e) Las denuncias y notificaciones previstas en el artículo XIII.
Artículo XVI
1. La presente Convención, cuyos textos chino, español, francés, inglés y
ruso serán igualmente auténticos, será depositada en los archivos de la Na-
ciones Unidas.
2. El Secretario General de la Naciones Unidas transmitirá una copia
certificada de la presente Convención a los Estados a que se refiere el artícu-
lo VIII.

Convención Interamericana sobre Arbitraje Comercial


Internacional

Los Gobiernos de los Estados Miembros de la Organización de los Esta-


dos Americanos, deseosos de concertar una Convención sobre Arbitraje Co-
mercial Internacional, han acordado lo siguiente:
Artículo 1. Es válido el acuerdo de las partes en virtud del cual se obligan
a someter a decisión arbitral las diferencias que pudiesen surgir o que hayan
surgido entre ellas con relación a un negocio de carácter mercantil. El acuer-
do respectivo constará en el escrito firmado por las partes o en el canje de
cartas, telegramas o comunicaciones por telex.
Artículo 2. El nombramiento de los árbitros se hará en la forma conveni-
da por las partes. Su designación podrá delegarse a un tercero sea éste perso-
na natural o jurídica.
Los árbitros podrán ser nacionales o extranjeros.
Artículo 3. A falta de acuerdo expreso entre las partes el arbitraje se lle-
vará a cabo conforme a las reglas de procedimiento de la Comisión Interame-
ricana de Arbitraje Comercial.
Artículo 4. Las sentencias o laudos arbitrales no impugnables según la
ley o reglas procesales aplicables, tendrán fuerza de sentencia judicial ejecu-

968
Unidad 6. Derecho Convencional Mercantil y los Principios aplicables

toriada. Su ejecución o reconocimiento podrá exigirse en la misma forma


que la de las sentencias dictadas por tribunales ordinarios nacionales o ex-
tranjeros, según las leyes procesales del país donde se ejecuten, y lo que
establezcan al respecto los tratados internacionales.
Artículo 5.
1. Solo se podrá denegar el reconocimiento y la ejecución de la sentencia,
a solicitud de la parte contra la cual es invocada, si ésta prueba ante la auto-
ridad competente del Estado en que se pide el reconocimiento y la ejecución:
a. Que las partes en el acuerdo estaban sujetas a alguna incapacidad en
virtud de la ley que les es aplicable o que dicho acuerdo no es válido en virtud
de la ley a que las partes lo han sometido, o si nada se hubiere indicado a este
respecto, en virtud de la ley del Estado en que se haya dictado la sentencia; o
b. Que la parte contra la cual se invoca la sentencia arbitral no haya sido
debidamente notificada de la designación del árbitro o del procedimiento de
arbitraje o no haya podido, por cualquier otra razón, hacer valer sus medios
de defensa; o
c. Que la sentencia se refiera a una diferencia no prevista en el acuerdo
de las partes de sometimiento al procedimiento arbitral; no obstante, si las
disposiciones de la sentencia que se refieren a las cuestiones sometidas al
arbitraje pueden separarse de las que no hayan sido sometidas al arbitraje, se
podrá dar reconocimiento y ejecución a las primeras; o
d. Que la constitución del tribunal arbitral o el procedimiento arbitral no
se hayan ajustado al acuerdo celebrado entre las partes o, en defecto de tal
acuerdo, que la constitución del tribunal arbitral o el procedimiento arbitral no
se hayan ajustado a la ley del Estado donde se haya efectuado el arbitraje; o
e. Que la sentencia no sea aún obligatoria para las partes o haya sido
anulada o suspendida por una autoridad competente del Estado en que, o
conforme a cuya ley, haya sido dictada esa sentencia.
2. También se podrá denegar el reconocimiento y la ejecución de una
sentencia arbitral si la autoridad competente del Estado en que se pide el re-
conocimiento y la ejecución comprueba:
a. Que, según la ley de este Estado, el objeto de la diferencia no es sus-
ceptible de solución por vía de arbitraje; o
b. Que el reconocimiento o la ejecución de la sentencia sean contrarios al
orden publico del mismo Estado.

Artículo 6. Si se ha pedido a la autoridad competente prevista en el Ar-


tículo 5, párrafo 1 e), la anulación o la suspensión de la sentencia, la autori-
dad ante la cual se invoca dicha sentencia podrá, si lo considera procedente,

969
Derecho Internacional Privado II, Vol. 2

aplazar la decisión sobre la ejecución de la sentencia y, a solicitud de la parte


que pida la ejecución, podrá también ordenar a la otra parte que otorgue ga-
rantías apropiadas.
Artículo 7. La presente Convención estará abierta a la firma de los Esta-
dos Miembros de la Organización de los Estados Americanos.
Artículo 8. La presente Convención está sujeta a ratificación. Los instru-
mentos de ratificación se depositaran en la Secretaría General de la Organi-
zación de los Estados Americanos.
Artículo 9. La presente Convención quedará abierta a la adhesión de
cualquier otro Estado. Los instrumentos de adhesión se depositarán en la
Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos.
Artículo 10. La presente Convención entrará en vigor el trigésimo día a
partir de la fecha en que haya sido depositado el segundo instrumento de ra-
tificación.
Para cada Estado que ratifique la Convención o se adhiera a ella después
de haber sido depositado el segundo instrumento de ratificación, la Conven-
ción entrará en vigor el trigésimo día a partir de la fecha en que tal Estado
haya depositado su instrumento de ratificación o adhesión.
Artículo 11. Los Estados Partes que tengan dos o más unidades territoria-
les en las que rijan distintos sistemas jurídicos relacionados con cuestiones
tratadas en la presente Convención, podrán declarar, en el momento de la
firma, ratificación o adhesión, que la Convención se aplicará a todas sus uni-
dades territoriales o solamente a una o más de ellas.
Tales declaraciones podrán ser modificadas mediante declaraciones ulte-
riores, que especificarán expresamente la o las unidades territoriales a las que
se aplicará la presente Convención. Dichas declaraciones ulteriores se trans-
mitirán a la Secretarla General de la Organización de los Estados Americanos
y surtirán efecto treinta días después de recibidas.
Artículo 12. La presente Convención regirá indefinidamente, pero cual-
quiera de los Estados Partes podrá denunciarla. El instrumento de denuncia
será depositado en la Secretaría General de la Organización de los Estados
Americanos. Transcurrido un año, contado a partir de la fecha de depósito del
instrumento de denuncia, la Convención cesará en sus efectos para el Estado
denunciante, quedando subsistente para los demás Estados Partes.
Artículo 13. El instrumento original de la presente Convención, cuyos
textos en español francés, inglés y portugués son igualmente auténticos, será

970
Unidad 6. Derecho Convencional Mercantil y los Principios aplicables

depositado en la Secretaría General de la Organización de los Estados Ame-


ricanos. Dicha Secretaría notificará a los Estados Miembros de la Organiza-
ción de los Estados Americanos y a los Estados que se hayan adherido a la
Convención, las firmas, los depósitos de instrumentos de ratificación, adhe-
sión y denuncia, así como las reservas que hubiere. También les transmitirá
las declaraciones previstas en el Artículo 11 de la presente Convención.
En fe de lo cual, los plenipotenciarios infrascritos, debidamente auto-
rizados por sus respectivos Gobiernos, firman la presente Convención.
Hecha en la ciudad de Panamá, República de Panamá, el día treinta de
enero de mil novecientos setenta y cinco.

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