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La organización de las notas musicales está dada por los bien conocidos nombres de notas:
Do, Re, Mi, Fa, Sol, La y Si. Pero es necesario aclarar que no sólo existen estas 7 notas, en
realidad existen otras notas que nuestro oído es capaz de percibir, pero debido a la
organización que se ha decidido, hemos simplificado las notas a 12 sonidos diferentes que
se repiten en diferentes alturas.
Do, Do#, Re, Re#, Mi, Fa, Fa#, Sol, Sol#, La, La# y Si
usando sólo bemoles las mismas 12 notas (suenan exactamente igual) son:
Do, Reb, Re, Mib, Mi, Fa, Solb, Sol, Lab, La, Sib y Si
Si analizas las dos escalas, tanto la de sostenidos como la de bemoles, y si sabes que suenan
igual, verás que hay diferentes nombres de notas para sonidos iguales, por ejemplo Re# y
Mib suenan igual.
Usando las matemáticas podemos crear varios ejemplos y decir que entre Do y Mi hay 2
tonos, porque al sumar los diferentes semitonos que se producen entre estas dos notas (Do a
Do# + Do# a Re + Re a Re# + Re# a Mi) obtenemos 4 semitonos que sumados nos dan 2
tonos (1/2 + 1/2 + 1/2 + 1/2 = 2 tonos).
Las octavas en las notas musicales
Las notas musicales se repiten en diferentes alturas, por lo tanto todo el ciclo de notas
musicales que vimos anteriormente, vuelve a empezar, esto quiere decir que después de Si,
empieza otra vez Do, Re, Mi, etc. A todo el ciclo completo de notas de Do a Do, o de Re a
Re o de cualquier nota hasta volver a ella misma, lo llamamos una octava.
En las partituras se indica qué hay que tocar (notas), cuándo hay que tocar (tiempo) y cómo
hay que tocar (dinámica). En este capítulo cubriremos estas tres áreas, partiendo de los
fundamentos de lectura musical introducidos en el capítulo 5. En ese mismo capítulo,
también encontrarás una introducción a la notación musical y cuáles son las ventajas de
saber leer partituras.
Debes tener en cuenta que este capítulo se solapará en gran medida con las clases o cursos
que estés tomando y en ningún momento debe reemplazar el aprendizaje que estés
adquiriendo con un profesor, con videotutoriales con una aplicación. En cambio, esperamos
que te sirva de introducción y de apoyo para memorizar nociones mientras las aprendes de
forma correcta.
Hasta ahora, y por simplificar, sólo hemos hablado de las teclas blancas. En las teclas
negras se encuentran los bemoles y los sostenidos, y utilizan la misma notación que las
teclas blancas (de do a si). Simplemente se les añade el símbolo de la alteración que
representan. En este capítulo, nos referiremos a las teclas blancas, las que no son ni
bemoles ni sostenidos, como becuadros.
Un bemol (♭) es la tecla negra que precede a la tecla blanca natural del mismo nombre.
Un sostenido (♯) es la tecla negra que sucede a la tecla blanca natural del mismo nombre.
Un becuadro (♮) es la tecla blanca natural.
Ej. re♮ (re becuadro) es simplemente re
Armaduras de tonalidad
Alteraciones y becuadros
La mayor parte de la música no se ciñe por completo a la armadura, sino que incluye
bemoles o sostenidos adicionales. A estos se les conoce como alteraciones. Si se marca
una alteración, ésta surte efecto hasta la siguiente línea divisoria que marca el final del
compás (más detalles sobre esto en la sección sobre los tiempos). Un si♭ marcado al
principio de un compás, alterará todos los “sies” siguientes de ese compás a si♭. El
siguiente compás volverá a lo que esté marcado en la armadura al principio del pentagrama.
El símbolo de becuadro (♮) indica al intérprete que debe tocar la tecla blanca de dicha nota
ignorando los sostenidos o bemoles que puedan estar contenidos en la armadura, o si se han
marcado en el compás. Este símbolo solo tiene efecto dentro del compás donde esté
marcado.