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Sumario: I. Habeas corpus reparador. II. Habeas corpus restringido. III. Habeas corpus
correctivo. IV. Habeas corpus preventivo. V. Habeas corpus traslativo. VI. Habeas corpus
instructivo. VII. Habeas corpus innovativo. VIII. Habeas corpus conexo. IX. Reflexiones
finales.
E
n la STC 2663–2004–HC1, el Tribunal Constitucional, tomando
como referencia la doctrina y su propia jurisprudencia, y en
el marco de su función pedagógica en materia de derechos
fundamentales y procesos constitucionales, describió los alcances de
lo que se ha venido a conocer como tipos de habeas corpus.
Al revisar la definición de cada uno, fácilmente se puede concluir
que no existe un elemento clasificador común, pues, en algunos casos,
su definición está sustentada en el derecho fundamental a proteger,
en otros se le da un contenido a partir de las características del acto
lesivo, y también se encuentran tipos en los que ambos aspectos
estén presentes.
Por este motivo, la clasificación sobre los tipos de habeas corpus
debe ser entendida, ante todo, como orientadora y pedagógica, para
comprender los alcances de este proceso constitucional. Sin dejar
de ser interesante, debe ser comprendida a partir de lo dispuesto
en la Constitución y el Código Procesal Constitucional, para que no
existan confusiones respecto a los correctos objetivos del proceso de
habeas corpus, pues todos los temas que a través de esta clasificación se plantean,
se abordan por lo general a propósito de temas específicos de índole procesal
vinculados con el desarrollo de este proceso.
Si bien la denominación de cada tipo de habeas corpus puede llevar a confusión,
lo que interesa es conocer sus objetivos, que a continuación pasamos a describir.
En este caso, la denominación del tipo de habeas corpus y la definición del mis-
mo pueden generar confusión, pues la expresión “reparador” alude, por un lado, a
una característica que deben tener los actos lesivos de los derechos fundamentales
en general para que proceda una demanda constitucional (la reparabilidad) y, de
otra parte, a una alternativa de protección de estos derechos (reponer las cosas al
estado anterior de la afectación); mientras que la definición hecha por el Tribunal
se centra en la tutela de un derecho en particular (la libertad física) frente a un
acto lesivo concreto (las detenciones arbitrarias).
En efecto, en tanto el objetivo de los procesos constitucionales como el habeas
corpus, amparo y habeas data es la protección judicial de los derechos fundamen-
tales, corresponderá, en cada caso concreto, determinar la medida más adecuada
a fin de hacer frente a la amenaza o violación invocada por el demandante. Una
de esas medidas, y sin duda la más frecuente en el caso de estos procesos, es la de
reponer las cosas al estado anterior al estado de amenaza o violación. Pero para
que tal cosa ocurra, se requiere que el acto lesivo sea reparable.
Esto es conforme con el artículo 1 del Código Procesal Constitucional, de
acuerdo al cual, los procesos de tutela de derechos fundamentales –entre ellos el
habeas corpus– tienen por objetivo su protección, “reponiendo las cosas al estado
anterior a (su) violación o amenaza de violación”.
Pero, además, de conformidad con el artículo 5, inciso 5 del Código, los proce-
sos constitucionales no proceden si al momento de la presentación de la demanda
“la amenaza o violación de un derecho constitucional se ha convertido en irreparable”. En
Esta norma no tiene otro objetivo que evitar que una autoridad judicial que
conoce un habeas corpus, a pesar de haber constatado la afectación de un derecho
fundamental, declare improcedente la demanda por cuanto la persona arbitraria-
mente detenida ha sido puesta en libertad.
En consecuencia, si el objetivo del Tribunal es distinguir el habeas corpus
orientado a proteger el derecho a la libertad personal de aquel cuyo objetivo es
tutelar otros derechos, quizá hubiese sido más conveniente denominar a este tipo
como habeas corpus clásico o tradicional, por citar algunas sugerencias, y no emplear
la expresión reparador, que tiene otras connotaciones, y cuyo inadecuado empleo
puede generar confusión.
“(en estos habeas corpus), aun cuando no esté de por medio una medida de
A partir de esta precisión, queda claro que una controversia relacionada con
la colocación de rejas no se resuelve a partir de la verificación del dato concreto de
que esto ha ocurrido, siendo necesario que la autoridad judicial respectiva lleve
a acabo un análisis de las razones que justifican una medida de este tipo, en la
perspectiva de evaluar su razonabilidad y proporcionalidad. Por lo tanto, aparte
de constatar que las rejas existen, el juez deberá ponderar los argumentos vincu-
lados con la finalidad de su colocación, y los problemas concretos que se originan
a las personas que se ven impedidas de circular por la zona de acceso restringido.
Sobre este aspecto el Tribunal ha señalado9:
9 STC 349–2004–AA, Caso María Cotrina Aguilar, publicada el 16 de agosto del 2005
(www.tc.gob.pe), F.J. 20.
10 STC 5994–2005–HC, Caso Centro de Orientación Familiar, publicada el 25 de mayo del
2007 (www.tc.gob.pe).
11 STC 3482–2005–HC, Caso Luis Brain Delgado y otros, publicada el 26 de octubre del
2005 (www.tc.gob.pe).
12 En la parte final del fundamento 22 de la sentencia respectiva, el Tribunal establece: “Los
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Son varios los casos resueltos por el Tribunal Constitucional respecto a los
derechos de las personas privadas de libertad ante inadecuadas condiciones de
reclusión, lo que ha permitido que exista una tendencia jurisprudencial sobre la
materia14. De modo particular puede mencionarse el caso sobre el penal de Cha-
llapalca, en el que se alegó que la reclusión de un grupo de personas (34 en total)
en este establecimiento penal ubicado en Tacna, dada su ubicación geográfica y
las características climáticas del lugar, afectaba el derecho a no ser objeto de tratos
inhumanos.
“En efecto, dicho establecimiento está ubicado a 4,280 metros sobre el nivel
del mar y, por lo tanto, está a menor altura que otros dos establecimientos
penales ubicados en el Perú y de otros en la República de Bolivia. Respecto
al Establecimiento Penal de Yanamayo, su nivel es sólo 300 metros mayor.
Las características climáticas son semejantes a zonas pobladas de muchos
distritos andinos. Junto al Establecimiento Penal de Challapalca, además,
está ubicado un cuartel del Ejército Peruano. La Defensoría del Pueblo, en
su Informe Defensorial ante el Congreso de la República 1996–1998, ha
afirmado que las temperaturas excesivamente bajas de la zona donde se
halla el establecimiento penal ponen en grave riesgo la salud humana. Sin
embargo, esa afirmación es válida sólo para determinadas personas que no
se adaptan a lugares ubicados en la Cordillera de los Andes”.
15 STC 1429–2002–HC, Caso Juan Islas Trinidad y otros, publicada el 11 de febrero del
2003 (www.tc.gob.pe), F.J. 9.
16 COMISIÓN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Informe especial sobre la
situación de los derechos humanos en la cárcel de Challapalca, departamento de Tacna, República
del Perú. OEA/Ser.L/V/II.118 - Doc.3. 09 octubre 2003. Parágrafos 117 y 118.
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que “la amenaza no debe ser conjetural ni presunta”, a la vez que ha reiterado que
para verificar si el derecho a la libertad personal o los derechos conexos a ésta son
amenazados, se debe comprobar17:
“a) la inminencia de que se produzca el acto vulnerador, esto es, que se trate de
un atentado a la libertad personal que esté por suceder prontamente o en proceso
de ejecución, no reputándose como tal a los simples actos preparatorios; y
17 Al respecto se puede ver la STC 2435–2002–HC, Caso Jorge Benites Vásquez, del 19 de
junio del 2003 y publicada el 16 de diciembre del 2003, F.J. 2; STC 29–2004–HC, Caso
Rufo León Ccala, del 9 de febrero del 2004 y publicada el 21 de abril del 2004, F.J 3;
STC 1815–2003–HC, Caso Terlinda Luna–Victoria, del 20 de abril del 2004 y publicada
el 21 de abril del 2004, F.J. 2; y STC 3171–2003–HC, Caso Juan Arnaiz Figueroa, del 18
de diciembre del 2003 y publicada el 22 de marzo del 2004, F.J. 1.
18 STC 2440–2007–HC, Caso Alejandro Toledo Manrique, publicada el 7 de agosto del
2007 (www.tc.gob.pe).
19 STC 2663–2003–HC, Caso Eleobina Aponte Chuquihuanca, publicada el 12 de abril del
2004 (www.tc.gob.pe).
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Al analizar esta definición, parece que el Tribunal desea abordar dos temas:
por un lado, la procedencia del habeas corpus contra resoluciones judiciales, y, de otro
lado, la protección del derecho al plazo razonable de la detención judicial preventiva.
Pero, independientemente de cómo defina el Tribunal el habeas corpus traslativo, lo
cierto es que cabe iniciar este proceso constitucional en ambos supuestos.
En efecto, el Código Procesal Constitucional aborda en el artículo 4, el tema
del habeas corpus contra resoluciones judiciales, disponiendo lo siguiente:
“El habeas corpus procede cuando una resolución judicial firme vulnera en
forma manifiesta la libertad individual y la tutela procesal efectiva.
20 Existen varias sentencias del Tribunal Constitucional con estos argumentos. Citamos
a modo de ejemplo la STC 1130–1999–HC, Caso Aurelio Jiménez Arteaga, del 9 de
diciembre de 1999 y publicada el 11 de abril del 2000.
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21 Cfr. STC 110–1999–HC, Caso Ernesto Fuentes Corro, del 22 de junio de 1999 y publi-
cada el 7 de diciembre de 1999, y STC 902–1999–HC, Caso Pablo Timaná Solís, del 11
de noviembre del 1999 y publicada el 16 de marzo del 2000.
22 Estos criterios fueron desarrollados por el Tribunal en la STC 2915–2004–HC/TC,
Caso Federico Berrocal Prudencio, del 23 de noviembre del 2004 y publicada el 25 de
noviembre del 2004 (www.tc.gob.pe), F.J. 18–31.
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23 Este último criterio fue establecido por el Tribunal en la STC 7624–2005–HC, Caso Her-
nán Buitrón Rodríguez, publicada el 2 de agosto del 2006 (www.tc.gob.pe), relacionado
con un caso sobre tráfico ilícito de drogas. En el fundamento 22 de esta sentencia señaló:
“Cuando en casos excepcionalísimos, el delito de tráfico ilícito de drogas represente un
grave peligro para la seguridad ciudadana, la soberanía nacional, el estado de derecho
y de la sociedad en conjunto, el juez podrá disponer la prolongación del plazo de de-
tención más allá de 36 meses hasta el máximo permitido por ley, mediante resolución
debidamente motivada”.
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incluidas las víctimas de los delitos cometidos o sus familiares. Ambos son dere-
chos que se relacionan entre sí. Debe tenerse presente que la Corte Interamericana
de Derechos Humanos cuenta con importantes decisiones sobre estos temas, que
deben a nuestro entender ser consideradas por el Tribunal. A modo de ejemplo,
se puede citar la sentencia sobre el fondo de la Corte en el Caso Genie Lacayo, en
la que constató que desde la fecha en que se dictó el auto de apertura del proceso
penal iniciado para investigar la muerte de esta persona, transcurrieron más de
cinco años sin que se emita una sentencia firme, lapso que rebasaba los límites
de la razonabilidad previstos en el artículo 8.1 de la Convención Americana so-
bre Derechos Humanos24. De otro lado, en el Caso Suárez Rosero, reiteradamente
citado en decisiones del Tribunal Constitucional, la Corte señaló que el proceso
penal seguido en contra de esta persona duró cuatro años y dos meses –entre la
detención y la sentencia sobre la apelación final–, plazo que consideró contrario
a la Convención25.
La duración de la detención preventiva hasta tres (3) y seis (6) años, prevista
a nivel legal en el Perú, permite también tener una idea sobre la demora de los pro-
cesos judiciales. Para revertir esta situación se deben adoptar medidas de diferente
tipo, no sólo normativas26. Pero bajo ninguna razón, tal demora puede justificar
que se adopte un marco legal incompatible con los derechos que la Constitución
y los tratados reconocen.
De esta manera, los ciudadanos y los jueces cuentan con un marco jurídico
apropiado para actuar, en forma inmediata, ante una desaparición forzada, en-
contrándose impedidos los tribunales nacionales de declarar improcedentes las
respectivas demandas de habeas corpus que se presenten y sin excusa para no
saber cómo actuar ante este tipo de situaciones. Debe precisarse, finalmente, que
este tipo de proceso no tiene por finalidad determinar la responsabilidad del pre-
sunto autor de un delito de desaparición forzada, sino garantizar efectivamente
y de manera inmediata los derechos fundamentales afectados.
La mala redacción sobre este tipo de habeas corpus merece especial atención,
por cuanto una lectura literal de la sentencia del Tribunal parecería indicar que
es posible presentar una demanda de habeas corpus respecto a un acto lesivo que
cesó o devino en irreparable, lo que no se encuentra permitido por el Código
Procesal Constitucional, el cual establece en su artículo 5, inciso 5 que no proce-
den los procesos constitucionales cuando “a la presentación de la demanda ha
cesado la amenaza o violación de un derecho constitucional o se ha convertido
en irreparable”.
Una situación diferente ocurre cuando, luego de presentada la demanda, cesa
el acto lesivo o deviene en irreparable, pues en estos casos el Código señala en el
artículo 1 que el juez podrá pronunciarse sobre el fondo del asunto disponiendo
que el emplazado no vuelva a incurrir en las acciones u omisiones que motivaron la
interposición de la demanda, y que si procediere de modo contrario se le aplicarán
las medidas coercitivas previstas en el (Código), sin perjuicio de la responsabilidad
penal que corresponda.
Debemos entender, por lo tanto, que la definición que originalmente quiso
dar el Tribunal sobre el habeas corpus innovativo, es aquella acorde con lo dispuesto
en el artículo 1 del Código, pues en caso contrario sería de aplicación lo dispuesto
en el artículo 5, inciso 5.
En jurisprudencia posterior del Tribunal, ha quedado claro que la intención
del habeas corpus innovativo es dar una respuesta sobre el fondo a los casos en los
que el acto contrario a la libertad personal o los derechos conexos cesó o devino en
irreparable luego de presentada la demanda. A modo de ejemplo, puede citarse el
caso de una persona que fue detenida como consecuencia de una orden judicial,
pero que no estaba dirigida hacia su persona sino contra una persona homónima.
Cuando el Tribunal tuvo que pronunciarse, el beneficiario del habeas corpus ya
había recuperado su libertad, por lo que consideró que se estaba ante un proceso
constitucional innovativo. En este sentido señaló32:
32 STC 5470–2005–HC, Caso Jorge Sánchez Álvarez), publicada el 19 de enero del 2007
(www.tc.gob.pe), F.J. 5.
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33 Sobre este tema la Defensoría del Pueblo “ha advertido el incumplimiento de las dispo-
siciones referidas a la identificación e individualización del presunto autor del delito en
los procesos penales y en los mandatos de detención, por parte de los operadores del
sistema de administración de justicia. Se ha constatado, de esta manera, la existencia
de un considerable número de mandatos de detención sin datos de identidad, así como
la detención de un elevado número de personas homónimas o que tenían nombres
similares al requisitoriado”. DEFENSORÍA DEL PUEBLO. Afectación de los derechos a
la libertad personal e identidad por mandatos de detención ilegales. Informe Defensorial 118.
Lima. 2007. pp. 107–108.
34 STC 2663–2003–HC, Caso Eleobina Aponte Chuquihuanca, publicada el 12 de abril del
2004 (www.tc.gob.pe).
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protegidos por el habeas corpus y los actos lesivos ante los cuales cabe dar inicio a
este proceso, la respuesta será positiva, y constituirá una aspecto esencialmente
orientador perfeccionar esta clasificación, con la advertencia de que la lista de
tipos puede al final ser demasiado extensa.
Pero si el objetivo es analizar el proceso de habeas corpus desde la perspectiva
de la teoría general del proceso, en sus diversas etapas y evaluando los presupues-
tos procesales que deben estar presentes para la procedibilidad de la demanda
respectiva, una clasificación como la planteada a nivel de la doctrina y la jurispru-
dencia, al carecer de un elemento o factor común, presenta poca utilidad.
En todo caso, no se puede negar que la clasificación ha servido para que en
nuestro país quede claro que el proceso constitucional de habeas corpus no se limita
únicamente a la protección de la libertad personal ante detenciones arbitrarias,
sino que presenta alcances muchos más amplios, que merecen especial atención
y análisis por parte de la doctrina nacional, a partir de la extensa jurisprudencia
que existe sobre este proceso.