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Tipos de habeas corpus en el ordenamiento jurídico peruano 89

Tipos de habeas corpus en el


ordenamiento jurídico peruano
Luis Alberto Huerta Guerrero*

Sumario: I. Habeas corpus reparador. II. Habeas corpus restringido. III. Habeas corpus
correctivo. IV. Habeas corpus preventivo. V. Habeas corpus traslativo. VI. Habeas corpus
instructivo. VII. Habeas corpus innovativo. VIII. Habeas corpus conexo. IX. Reflexiones
finales.

E
n la STC 2663–2004–HC1, el Tribunal Constitucional, tomando
como referencia la doctrina y su propia jurisprudencia, y en
el marco de su función pedagógica en materia de derechos
fundamentales y procesos constitucionales, describió los alcances de
lo que se ha venido a conocer como tipos de habeas corpus.
Al revisar la definición de cada uno, fácilmente se puede concluir
que no existe un elemento clasificador común, pues, en algunos casos,
su definición está sustentada en el derecho fundamental a proteger,
en otros se le da un contenido a partir de las características del acto
lesivo, y también se encuentran tipos en los que ambos aspectos
estén presentes.
Por este motivo, la clasificación sobre los tipos de habeas corpus
debe ser entendida, ante todo, como orientadora y pedagógica, para
comprender los alcances de este proceso constitucional. Sin dejar
de ser interesante, debe ser comprendida a partir de lo dispuesto
en la Constitución y el Código Procesal Constitucional, para que no
existan confusiones respecto a los correctos objetivos del proceso de

* Profesor de Derecho Constitucional y Derecho Procesal Constitucional


en la Pontificia Universidad Católica del Perú. lhuerta@pucp.edu.pe
1 STC 2663–2003–HC, Caso Eleobina Aponte Chuquihuanca, publicada
el 12 de abril del 2004 (www.tc.gob.pe).
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habeas corpus, pues todos los temas que a través de esta clasificación se plantean,
se abordan por lo general a propósito de temas específicos de índole procesal
vinculados con el desarrollo de este proceso.
Si bien la denominación de cada tipo de habeas corpus puede llevar a confusión,
lo que interesa es conocer sus objetivos, que a continuación pasamos a describir.

I. HABEAS CORPUS REPARADOR (Demandas ante detenciones


arbitrarias)2
De acuerdo con el Tribunal esta modalidad de habeas corpus3:

“(es la) clásica o inicial destinada a promover la reposición de la libertad de


una persona indebidamente detenida”.

En este caso, la denominación del tipo de habeas corpus y la definición del mis-
mo pueden generar confusión, pues la expresión “reparador” alude, por un lado, a
una característica que deben tener los actos lesivos de los derechos fundamentales
en general para que proceda una demanda constitucional (la reparabilidad) y, de
otra parte, a una alternativa de protección de estos derechos (reponer las cosas al
estado anterior de la afectación); mientras que la definición hecha por el Tribunal
se centra en la tutela de un derecho en particular (la libertad física) frente a un
acto lesivo concreto (las detenciones arbitrarias).
En efecto, en tanto el objetivo de los procesos constitucionales como el habeas
corpus, amparo y habeas data es la protección judicial de los derechos fundamen-
tales, corresponderá, en cada caso concreto, determinar la medida más adecuada
a fin de hacer frente a la amenaza o violación invocada por el demandante. Una
de esas medidas, y sin duda la más frecuente en el caso de estos procesos, es la de
reponer las cosas al estado anterior al estado de amenaza o violación. Pero para
que tal cosa ocurra, se requiere que el acto lesivo sea reparable.
Esto es conforme con el artículo 1 del Código Procesal Constitucional, de
acuerdo al cual, los procesos de tutela de derechos fundamentales –entre ellos el
habeas corpus– tienen por objetivo su protección, “reponiendo las cosas al estado
anterior a (su) violación o amenaza de violación”.
Pero, además, de conformidad con el artículo 5, inciso 5 del Código, los proce-
sos constitucionales no proceden si al momento de la presentación de la demanda
“la amenaza o violación de un derecho constitucional se ha convertido en irreparable”. En

2 Las precisiones entre paréntesis no pertenecen a la denominación dada por el Tribu-


nal Constitucional a cada tipo de hábeas corpus. Se colocan a fin de hacer más fácil la
comprensión de sus objetivos.
3 STC 2663–2003–HC, Caso Eleobina Aponte Chuquihuanca, publicada el 12 de abril del
2004 (www.tc.gob.pe).
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términos sencillos, si una persona que es detenida recupera su libertad, y luego


de esto último recién presenta una demanda de habeas corpus, la misma deberá ser
declarada improcedente en atención a lo dispuesto en el citado artículo 5, inciso 5.
Una situación diferente es aquella en la que una persona es detenida y a su favor
se presenta un habeas corpus, siendo dejada posteriormente en libertad. En estos
casos, no corresponde declarar improcedente la demanda, sino evaluar los hechos
y, de ser el caso, emitir un pronunciamiento sobre el fondo de lo solicitado. En este
sentido se pronuncia el Código, cuando en su artículo 1 señala:

“Si luego de presentada la demanda cesa la agresión o amenaza por decisión


voluntaria del agresor, o si ella deviene en irreparable, el Juez, atendiendo al
agravio producido, declarará fundada la demanda precisando los alcances
de su decisión, disponiendo que el emplazado no vuelva a incurrir en las
acciones u omisiones que motivaron la interposición de la demanda, y que si
procediere de modo contrario se le aplicarán las medidas coercitivas previs-
tas en el artículo 22 del presente Código, sin perjuicio de la responsabilidad
penal que corresponda”.

Esta norma no tiene otro objetivo que evitar que una autoridad judicial que
conoce un habeas corpus, a pesar de haber constatado la afectación de un derecho
fundamental, declare improcedente la demanda por cuanto la persona arbitraria-
mente detenida ha sido puesta en libertad.
En consecuencia, si el objetivo del Tribunal es distinguir el habeas corpus
orientado a proteger el derecho a la libertad personal de aquel cuyo objetivo es
tutelar otros derechos, quizá hubiese sido más conveniente denominar a este tipo
como habeas corpus clásico o tradicional, por citar algunas sugerencias, y no emplear
la expresión reparador, que tiene otras connotaciones, y cuyo inadecuado empleo
puede generar confusión.

II. HABEAS CORPUS RESTRINGIDO (Demandas ante supuestos


distintos de detenciones arbitrarias)
Si bien, de inicio, el nombre no ayuda a comprender sus alcances, de acuerdo
con el Tribunal esta modalidad de habeas corpus se emplea cuando4:

“la libertad física o de locomoción es objeto de molestias, obstáculos, pertur-


baciones o incomodidades que, en los hechos, configuran una seria restricción
para su cabal ejercicio. Es decir, que, en tales casos, pese a no privarse de la
libertad al sujeto, se le limita en menor grado”.

4 STC 2663–2003–HC, Caso Eleobina Aponte Chuquihuanca, publicada el 12 de abril del


2004 (www.tc.gob.pe).
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Con posterioridad, el Tribunal ha definido mejor los alcances de esta moda-


lidad de habeas corpus, al precisar que sirve para hacer frente a restricciones a la
libertad individual distintas a los supuestos de detenciones arbitrarias o indebidas5.
No estamos aquí, por lo tanto, ante supuestos de afectación del artículo 2, inciso
24, literal f, de la Constitución, que reconoce el derecho a no ser detenido sino por
orden judicial o flagrante delito.
A modo de ejemplo, el Tribunal cita los siguientes supuestos como situaciones
que habilitan la presentación de un habeas corpus restringido6:
• Prohibición de acceso o circulación a determinados lugares.
• Seguimientos perturbatorios carentes de fundamento legal y/o provenientes
de órdenes dictadas por autoridades incompetentes.
• Reiteradas e injustificadas citaciones policiales.
• Continuas retenciones por control migratorio.
• Vigilancia domiciliaria arbitraria o injustificada.
A partir de la definición y los ejemplos citados, se aprecia que el habeas corpus
restringido está principalmente definido en función del tipo del acto lesivo, que no
llega a ser una detención, como en el habeas corpus reparador, sino que se manifiesta
a través de actos que perturban el ejercicio de la libertad personal, y que en algunos
casos se relacionan directamente con el derecho a la libertad de tránsito.
De la jurisprudencia del Tribunal Constitucional, sobre esta modalidad de
habeas corpus, deben destacarse los casos relativos a la colocación de rejas con
la finalidad de restringir el acceso a determinadas zonas de la ciudad de Lima,
medida limitativa de la libertad de tránsito que por lo general se encuentra sus-
tentada en la necesidad de garantizar la seguridad ciudadana. Las decisiones
que al respecto ha emitido el Tribunal, han permitido elaborar una doctrina
jurisprudencial plenamente consolidada, que ha adquirido incluso la calidad de
precedente vinculante7.
Respecto a la labor que deben llevar a cabo los jueces cuando se presentan
demandas de este tipo, el Tribunal ha señalado8:

“(en estos habeas corpus), aun cuando no esté de por medio una medida de

5 STC 5994–2005–HC, Caso Centro de Orientación Familiar, publicada el 25 de mayo del


2007 (www.tc.gob.pe).
6 STC 2663–2003–HC, Caso Eleobina Aponte Chuquihuanca, publicada el 12 de abril del
2004 (www.tc.gob.pe).
7 Así lo ha establecido el Tribunal Constitucional en la STC 349–2004–AA, Caso María
Cotrina Aguilar, publicada el 16 de agosto del 2005 (www.tc.gob.pe); y la STC 3482–
2005–HC, Caso Augusto Brain Delgado, publicada el 26 de octubre del 2005 (www.
tc.gob.pe) y el 12 de noviembre del 2005 en El Peruano.
8 STC 3482–2005–HC, Caso Brain Delgado y Otros, publicada el 26 de octubre del 2005
(www.tc.gob.pe), F.J. 4.
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detención, no quiere ello decir que la discusión o controversia a dilucidar


resulte un asunto de mera constatación empírica. En estos casos, como en
otros similares, es tan importante verificar la restricción a la libertad que se
alega como lo señalado por las partes que participan en el proceso, además
de merituar las diversas instrumentales que puedan haber sido aportadas.
Al margen de la sumariedad del proceso, es necesario evaluar con algún
detalle lo que se reclama y el elemento probatorio con el que se cuenta”.

A partir de esta precisión, queda claro que una controversia relacionada con
la colocación de rejas no se resuelve a partir de la verificación del dato concreto de
que esto ha ocurrido, siendo necesario que la autoridad judicial respectiva lleve
a acabo un análisis de las razones que justifican una medida de este tipo, en la
perspectiva de evaluar su razonabilidad y proporcionalidad. Por lo tanto, aparte
de constatar que las rejas existen, el juez deberá ponderar los argumentos vincu-
lados con la finalidad de su colocación, y los problemas concretos que se originan
a las personas que se ven impedidas de circular por la zona de acceso restringido.
Sobre este aspecto el Tribunal ha señalado9:

“el establecimiento de mecanismos o medidas de seguridad vecinal, no es,


per se, inconstitucional, si se parte de la necesidad que se tiene de compatibi-
lizar o encontrar un marco de coexistencia entre la libertad de tránsito como
derecho, con la seguridad ciudadana como bien jurídico. Lo inconstitucional
sería, en todo caso, que el mecanismo implementado o la forma de utilizarlo
resulte irrazonable, desproporcionado o simplemente lesivo de cualquiera
de los derechos constitucionales que reconoce el ordenamiento”.

Sobre las situaciones concretas de cada demanda, el Tribunal se ha pronun-


ciado sobre casos que van desde la polémica malla metálica que se instaló entre
los distritos de Ate y La Molina10, hasta controversias en las que una persona
reclamaba que los vigilantes no le abrían la rejas para transitar hacia su domicilio,
dado que no había pagado las respectivas cuotas de vigilancia de la zona, viéndose
obligado, por lo tanto, a tener que bajarse de su vehículo para abrirlas11. El primer
caso, en donde el demandado fue una entidad pública, no deja dudas sobre la
relevancia constitucional de la controversia. El segundo, en donde el demandado
fue un particular (la Junta de Vecinos), genera dudas sobre si la finalidad de la
justicia constitucional es la resolución de este tipo de casos12.

9 STC 349–2004–AA, Caso María Cotrina Aguilar, publicada el 16 de agosto del 2005
(www.tc.gob.pe), F.J. 20.
10 STC 5994–2005–HC, Caso Centro de Orientación Familiar, publicada el 25 de mayo del
2007 (www.tc.gob.pe).
11 STC 3482–2005–HC, Caso Luis Brain Delgado y otros, publicada el 26 de octubre del
2005 (www.tc.gob.pe).
12 En la parte final del fundamento 22 de la sentencia respectiva, el Tribunal establece: “Los
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III. HABEAS CORPUS CORRECTIVO (Demandas ante inadecuadas


condiciones de reclusión)
Aunque aquí tampoco el nombre ayuda a comprender su significado, el
Tribunal define este habeas corpus como aquél que se emplea13:

“cuando se producen actos de agravamiento ilegal o arbitrario respecto a


las formas o condiciones en que se cumplen las penas privativas de la liber-
tad. Por ende, su fin es resguardar a la persona de tratamientos carentes de
razonabilidad y proporcionalidad, cuando se ha determinado cumplir un
mandato de detención o de pena”.

Si bien la posibilidad de emplear un habeas corpus ante este tipo de situacio-


nes no estaba prevista de forma expresa en la legislación anterior, en la práctica
este proceso fue utilizado con esa finalidad. En la actualidad, el Código Procesal
Constitucional (artículo 25, inciso 7) señala en forma clara que el habeas corpus
puede ser empleado para proteger:

“el derecho del detenido o recluso a no ser objeto de un tratamiento carente


de razonabilidad y proporcionalidad, respecto de la forma y condiciones en
que cumple el mandato de detención o la pena”.

Son varios los casos resueltos por el Tribunal Constitucional respecto a los
derechos de las personas privadas de libertad ante inadecuadas condiciones de
reclusión, lo que ha permitido que exista una tendencia jurisprudencial sobre la
materia14. De modo particular puede mencionarse el caso sobre el penal de Cha-
llapalca, en el que se alegó que la reclusión de un grupo de personas (34 en total)
en este establecimiento penal ubicado en Tacna, dada su ubicación geográfica y
las características climáticas del lugar, afectaba el derecho a no ser objeto de tratos
inhumanos.

demandados confunden lo que es el servicio de vigilancia o seguridad, que ciertamente


no se está pretendiendo imponer aquí con carácter gratuito, con lo que representa la
obligación de facilitar el tránsito, dadas las características del sistema. Así como no
podría pretenderse imponer a la Junta Vecinal que brinde gratuitamente los servicios
de seguridad a quien no los sufraga, tampoco es razonable imponer molestias al vecino
que debe transitar como lo hace cualquier ciudadano en una vía pública. Facilitar el
tránsito, en otras palabras, no forma parte del sistema de vigilancia o seguridad, sino
que es obligación correlativa impuesta como carga sobre quienes apelan a tal sistema.
No entenderlo de eso modo significaría privar al recurrente de determinadas garantías
a las que sí tiene derecho como cualquier ciudadano que transita por la vía pública”.
13 STC 2663–2003–HC, Caso Eleobina Aponte Chuquihuanca, publicada el 12 de abril del
2004 (www.tc.gob.pe).
14 Cfr. HUERTA GUERRERO, Luis Alberto. Hábeas corpus y condiciones de reclusión: Una
síntesis de la jurisprudencia del Tribunal Constitucional peruano. Lima: Comisión Andina
de Juristas. 2003.
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Aunque el Tribunal concluyó que la reclusión de esas personas en el penal


de Challapalca no constituía un trato inhumano, sus argumentos fueron bastante
generales, como se aprecia a continuación15:

“En efecto, dicho establecimiento está ubicado a 4,280 metros sobre el nivel
del mar y, por lo tanto, está a menor altura que otros dos establecimientos
penales ubicados en el Perú y de otros en la República de Bolivia. Respecto
al Establecimiento Penal de Yanamayo, su nivel es sólo 300 metros mayor.
Las características climáticas son semejantes a zonas pobladas de muchos
distritos andinos. Junto al Establecimiento Penal de Challapalca, además,
está ubicado un cuartel del Ejército Peruano. La Defensoría del Pueblo, en
su Informe Defensorial ante el Congreso de la República 1996–1998, ha
afirmado que las temperaturas excesivamente bajas de la zona donde se
halla el establecimiento penal ponen en grave riesgo la salud humana. Sin
embargo, esa afirmación es válida sólo para determinadas personas que no
se adaptan a lugares ubicados en la Cordillera de los Andes”.

En consecuencia, el Tribunal no ordenó el cierre del penal, sino que consideró


necesario adoptar medidas para proteger los derechos de los reclusos que tuviesen
problemas de salud y garantizar las visitas familiares.
En atención a la polémica sobre el funcionamiento del Penal de Challapalca,
que incluso dio lugar a un Informe de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos16, consideramos que los argumentos de la sentencia debieron ser más
sólidos.

IV. HABEAS CORPUS PREVENTIVO (Demandas ante amenaza de


violación de derechos fundamentales)
La protección judicial de los derechos fundamentales a través de los procesos
constitucionales puede efectuarse con la finalidad de hacer frente a amenazas de
violación de los mismos. La Constitución (artículo 200, inciso 1) y el Código Pro-
cesal Constitucional (artículo 1) son bastante claros al respecto. Cuando el habeas
corpus se presenta con este objetivo, estamos –como es lógico suponer– ante el
denominado habeas corpus preventivo.
A fin de evaluar si existe una amenaza de violación de derechos fundamen-
tales, el Código Procesal Constitucional (artículo 2) establece que ésta debe ser
“cierta e inminente”. En su jurisprudencia, el Tribunal Constitucional ha señalado

15 STC 1429–2002–HC, Caso Juan Islas Trinidad y otros, publicada el 11 de febrero del
2003 (www.tc.gob.pe), F.J. 9.
16 COMISIÓN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Informe especial sobre la
situación de los derechos humanos en la cárcel de Challapalca, departamento de Tacna, República
del Perú. OEA/Ser.L/V/II.118 - Doc.3. 09 octubre 2003. Parágrafos 117 y 118.
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que “la amenaza no debe ser conjetural ni presunta”, a la vez que ha reiterado que
para verificar si el derecho a la libertad personal o los derechos conexos a ésta son
amenazados, se debe comprobar17:

“a) la inminencia de que se produzca el acto vulnerador, esto es, que se trate de
un atentado a la libertad personal que esté por suceder prontamente o en proceso
de ejecución, no reputándose como tal a los simples actos preparatorios; y

b) que la amenaza a la libertad sea cierta, es decir, que exista un conocimien-


to seguro y claro de la amenaza a la libertad, dejando de lado conjeturas o
presunciones”.

A modo de ejemplo, se puede citar el caso de una demanda de habeas corpus


presentada por el ex presidente Alejandro Toledo contra dos procuradores del Estado,
a fin de que se abstengan de solicitar medidas limitativas de sus derechos fundamen-
tales e iniciar procesos de investigación sin contar con la autorización respectiva de la
Contraloría General de la República. Al resolver este caso, el Tribunal señaló18:

“las actuaciones del Procurador Público consistentes en solicitar que se impon-


ga una medida que restrinja los derechos del imputado (detención, impedi-
mento de salida del país) o el denunciar el hecho ante la Fiscalía de la Nación
no implican en modo alguno una amenaza cierta e inminente contra la libertad
individual del beneficiario. Por tanto, la demanda debe ser desestimada”.

Lamentablemente, el Tribunal se limita a señalar que los requisitos de certeza


e inminencia no se verificaron, pero no existe mayor desarrollo sobre las razones
por las que tales requisitos no se cumplieron en el caso concreto.

V. HABEAS CORPUS TRASLATIVO (Demandas ante excesos en


el plazo de detención judicial preventiva)
De acuerdo con el Tribunal Constitucional, este tipo de habeas corpus puede
ser empleado19:

17 Al respecto se puede ver la STC 2435–2002–HC, Caso Jorge Benites Vásquez, del 19 de
junio del 2003 y publicada el 16 de diciembre del 2003, F.J. 2; STC 29–2004–HC, Caso
Rufo León Ccala, del 9 de febrero del 2004 y publicada el 21 de abril del 2004, F.J 3;
STC 1815–2003–HC, Caso Terlinda Luna–Victoria, del 20 de abril del 2004 y publicada
el 21 de abril del 2004, F.J. 2; y STC 3171–2003–HC, Caso Juan Arnaiz Figueroa, del 18
de diciembre del 2003 y publicada el 22 de marzo del 2004, F.J. 1.
18 STC 2440–2007–HC, Caso Alejandro Toledo Manrique, publicada el 7 de agosto del
2007 (www.tc.gob.pe).
19 STC 2663–2003–HC, Caso Eleobina Aponte Chuquihuanca, publicada el 12 de abril del
2004 (www.tc.gob.pe).
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“para denunciar mora en el proceso judicial u otras graves violaciones al


debido proceso o a la tutela judicial efectiva; es decir, cuando se mantenga
indebidamente la privación de la libertad de una persona o se demore la deter-
minación jurisdiccional que resuelva la situación personal de un detenido”.

Al analizar esta definición, parece que el Tribunal desea abordar dos temas:
por un lado, la procedencia del habeas corpus contra resoluciones judiciales, y, de otro
lado, la protección del derecho al plazo razonable de la detención judicial preventiva.
Pero, independientemente de cómo defina el Tribunal el habeas corpus traslativo, lo
cierto es que cabe iniciar este proceso constitucional en ambos supuestos.
En efecto, el Código Procesal Constitucional aborda en el artículo 4, el tema
del habeas corpus contra resoluciones judiciales, disponiendo lo siguiente:

“El habeas corpus procede cuando una resolución judicial firme vulnera en
forma manifiesta la libertad individual y la tutela procesal efectiva.

Se entiende por tutela procesal efectiva aquella situación jurídica de una


persona en la que se respetan, de modo enunciativo, sus derechos de libre
acceso al órgano jurisdiccional, a probar, de defensa, al contradictorio e
igualdad sustancial en el proceso, a no ser desviado de la jurisdicción prede-
terminada ni sometido a procedimientos distintos de los previstos por la ley,
a la obtención de una resolución fundada en derecho, a acceder a los medios
impugnatorios regulados, a la imposibilidad de revivir procesos fenecidos,
a la actuación adecuada y temporalmente oportuna de las resoluciones ju-
diciales y a la observancia del principio de legalidad procesal penal”.

Es amplia la jurisprudencia del Tribunal sobre habeas corpus contra resolucio-


nes judiciales, siendo los casos más frecuentes las demandas contra resoluciones
que ordenan la detención judicial preventiva de los presuntos responsables de
la comisión de un ilícito penal, en los que a veces el Tribunal parece actuar más
como una instancia especializada en materia penal que como un órgano de control
constitucional.
Respecto a la procedencia del habeas corpus para proteger el derecho al plazo
razonable de detención judicial preventiva, es importante resaltar que este derecho
que no se encuentra mencionado de forma expresa en la Constitución de 1993,
ni en la lista de derechos protegidos por el habeas corpus prevista en el artículo 25
del Código Procesal Constitucional. Sin embargo, el Tribunal Constitucional ha
reconocido que este derecho forma parte del contenido de la libertad física, bajo
los siguientes argumentos20:

20 Existen varias sentencias del Tribunal Constitucional con estos argumentos. Citamos
a modo de ejemplo la STC 1130–1999–HC, Caso Aurelio Jiménez Arteaga, del 9 de
diciembre de 1999 y publicada el 11 de abril del 2000.
98 Luis Alberto Huerta Guerrero

– Una forma de detención arbitraria por parte de una autoridad o funciona-


rio lo constituye el hecho de omitir el cumplimiento obligatorio de normas
procesales que disponen la libertad inmediata de un detenido, como el caso
del beneficio procesal de excarcelación por exceso de detención, previsto en
el artículo 137 del Código Procesal Penal.
– La medida cautelar de detención no debe durar más del tiempo que sea
necesario para el logro de los fines de la investigación y deberá ser aplicada
con humanidad y respeto por la dignidad del ser humano21.
– Si la detención pudiera mantenerse todo el tiempo que dura el proceso, no
obstante que este adolezca de dilación indebida, dicha situación contraven-
dría el adecuado ejercicio de la potestad judicial coercitiva que tiene como
fundamentos y límites el derecho a la presunción de inocencia que le asiste
al procesado, tal como lo reconoce el artículo 2, inciso 24, literal e de la
Constitución, y a que su proceso se desarrolle en un plazo que pueda consi-
derarse razonable, como lo ha previsto el artículo 9 del Pacto Internacional
de Derechos Civiles y Políticos.
– La excarcelación constituye una legítima pretensión constitucionalmente
garantizada.
Sobre el derecho al plazo razonable de duración de la detención judicial pre-
ventiva, el tema más polémico lo constituye el análisis de qué debe entenderse como
plazo razonable. Para tal efecto, el Tribunal ha acudido al derecho internacional, a fin
de establecer criterios que permitan a los jueces y tribunales determinar, en cada caso
concreto, cuándo se está ante una situación en donde se ha respetado o inobservado
dicho plazo. Estos criterios son similares a los previstos en la doctrina y la jurispruden-
cia internacional y comparada respecto al plazo razonable de duración de un proceso,
pero aplicados al supuesto de las detenciones judiciales. Estos criterios son22:
– Actuación de los órganos judiciales: De acuerdo a este criterio se debe evaluar si
las autoridades judiciales actuaron con la diligencia debida en la tramitación
del proceso penal en el marco del cual se ha dictado una orden de detención
judicial preventiva.
– Complejidad del asunto: De acuerdo a este criterio, se debe evaluar el tipo de
controversia ante la cual se está presente. No es lo mismo evaluar el plazo
de detención judicial en un proceso seguido contra una persona, que en un
proceso en donde se investiga una organización criminal de narcotráfico o
corrupción.

21 Cfr. STC 110–1999–HC, Caso Ernesto Fuentes Corro, del 22 de junio de 1999 y publi-
cada el 7 de diciembre de 1999, y STC 902–1999–HC, Caso Pablo Timaná Solís, del 11
de noviembre del 1999 y publicada el 16 de marzo del 2000.
22 Estos criterios fueron desarrollados por el Tribunal en la STC 2915–2004–HC/TC,
Caso Federico Berrocal Prudencio, del 23 de noviembre del 2004 y publicada el 25 de
noviembre del 2004 (www.tc.gob.pe), F.J. 18–31.
Tipos de habeas corpus en el ordenamiento jurídico peruano 99

– Actividad procesal del detenido: Un proceso judicial puede demorarse como


consecuencia de la conducta del procesado o de actos procesales realizados
por su defensa, aspectos que también deben ser evaluados.
Estos tres criterios permiten evaluar en cada caso concreto si el plazo de
duración de la detención judicial preventiva es razonable. A su vez, la legislación
procesal penal establece unos plazos máximos que no pueden ser excedidos. La-
mentablemente, el Tribunal ha equiparado ambos plazos a pesar de ser distintos.
En términos generales, ha establecido que, de conformidad con el artículo 137
del Código Procesal Penal existen tres plazos máximos de detención. Los dos
primeros, de nueve (9) y dieciocho meses (18) meses, se refieren a casos que no
son complejos y se diferencian por el tipo de proceso en que se tramitan las causas
(procedimiento ordinario y especial, respectivamente). El tercero, atendiendo a la
complejidad del caso y el número de procesados y agraviados, puede ser de hasta
treinta y seis (36) meses. Asimismo, de acuerdo al segundo párrafo del mismo
artículo 137, estos tres plazos pueden ser duplicados, a dieciocho (18), treinta y
seis (36) y hasta setenta y dos (72) meses, respectivamente. En el caso de las dos
primeras prórrogas, deberán evaluarse los mismos criterios que para dictar la orden
judicial de detención (actuación de los órganos judiciales, complejidad del asunto
y actividad del procesado). En el caso de la tercera prórroga, sólo será posible
hacerlo si la demora o el retraso en el desarrollo del proceso se debe al imputado
o en atención a las particulares características en las que se cometió el delito23.
Sin embargo, el Tribunal no se ha detenido a evaluar si los plazos máximos
legales y la duración máxima de las prórrogas son compatibles con el derecho al
plazo razonable de duración de la detención judicial preventiva. En consecuencia,
una persona puede estar privada de libertad en el Perú hasta tres años (treinta y
seis meses) o seis años (setenta y dos meses) sin que exista una sentencia sobre su
inocencia o culpabilidad respecto a la comisión de determinado delito.
La compatibilidad con la Constitución del plazo de detención judicial pre-
ventiva establecido a nivel legal constituye un tema polémico y delicado. El texto
del artículo 137 del Código Procesal Penal ha sido validado por el Tribunal. En
abstracto, la posibilidad de que una detención preventiva dure tres (3) o seis (6)
años, no resulta a nuestro entender compatible con el derecho al plazo razonable de
duración de la detención judicial preventiva, ni con el derecho al plazo razonable
de duración de un proceso que tiene toda persona involucrada en un litigio penal,

23 Este último criterio fue establecido por el Tribunal en la STC 7624–2005–HC, Caso Her-
nán Buitrón Rodríguez, publicada el 2 de agosto del 2006 (www.tc.gob.pe), relacionado
con un caso sobre tráfico ilícito de drogas. En el fundamento 22 de esta sentencia señaló:
“Cuando en casos excepcionalísimos, el delito de tráfico ilícito de drogas represente un
grave peligro para la seguridad ciudadana, la soberanía nacional, el estado de derecho
y de la sociedad en conjunto, el juez podrá disponer la prolongación del plazo de de-
tención más allá de 36 meses hasta el máximo permitido por ley, mediante resolución
debidamente motivada”.
100 Luis Alberto Huerta Guerrero

incluidas las víctimas de los delitos cometidos o sus familiares. Ambos son dere-
chos que se relacionan entre sí. Debe tenerse presente que la Corte Interamericana
de Derechos Humanos cuenta con importantes decisiones sobre estos temas, que
deben a nuestro entender ser consideradas por el Tribunal. A modo de ejemplo,
se puede citar la sentencia sobre el fondo de la Corte en el Caso Genie Lacayo, en
la que constató que desde la fecha en que se dictó el auto de apertura del proceso
penal iniciado para investigar la muerte de esta persona, transcurrieron más de
cinco años sin que se emita una sentencia firme, lapso que rebasaba los límites
de la razonabilidad previstos en el artículo 8.1 de la Convención Americana so-
bre Derechos Humanos24. De otro lado, en el Caso Suárez Rosero, reiteradamente
citado en decisiones del Tribunal Constitucional, la Corte señaló que el proceso
penal seguido en contra de esta persona duró cuatro años y dos meses –entre la
detención y la sentencia sobre la apelación final–, plazo que consideró contrario
a la Convención25.
La duración de la detención preventiva hasta tres (3) y seis (6) años, prevista
a nivel legal en el Perú, permite también tener una idea sobre la demora de los pro-
cesos judiciales. Para revertir esta situación se deben adoptar medidas de diferente
tipo, no sólo normativas26. Pero bajo ninguna razón, tal demora puede justificar
que se adopte un marco legal incompatible con los derechos que la Constitución
y los tratados reconocen.

VI. HABEAS CORPUS INSTRUCTIVO (Demandas ante casos de


desaparición forzada de personas)
De acuerdo con el Tribunal Constitucional, esta modalidad de habeas corpus
se emplea27:

“cuando no sea posible ubicar el paradero de una persona detenida–desapa-


recida. Por consiguiente, la finalidad de su interposición es no sólo garantizar
la libertad y la integridad personal, sino, adicionalmente, asegurar el derecho
a la vida, y desterrar las prácticas de ocultamiento o indeterminación de los
lugares de desaparición”.

24 CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Genie Lacayo, sentencia


sobre el fondo del 29 de enero de 1997, parágrafo 81.
25 CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Suárez Rosero, sen-
tencia sobre el fondo del 12 de noviembre de 1997, parágrafo 73.
26 Paradójicamente, en la STC 3371–2004–HC, Caso Miguel Sánchez Calderón, publicada
el 8 de febrero del 2005 en El Peruano, el Tribunal estableció en el fundamento 32 que
“el hecho de no dictaminar o sentenciar (por parte de los jueces), intencionalmente, dentro de
los plazos legales establecidos, con las consecuencias que ello conlleva y que ha puesto en tela
de juicio la capacidad punitiva del Estado, merece sanción penal, la que deberá ser determinada
por el legislador en el marco del Código Penal”.
27 STC 2663–2003–HC, Caso Eleobina Aponte Chuquihuanca, publicada el 12 de abril del
2004 (www.tc.gob.pe).
Tipos de habeas corpus en el ordenamiento jurídico peruano 101

La posibilidad de emplear el habeas corpus para hacer frente a una desapari-


ción forzada es particularmente importante. En su Informe Final, la Comisión de
la Verdad y Reconciliación llegó a las siguientes conclusiones28:
– Durante el conflicto armado interno, “los agentes del Estado utilizaron la práctica
de la desaparición forzada de personas de manera generalizada y sistemática como
parte de los mecanismos de lucha contrasubversiva. (...) No se trata de hechos aislados
o esporádicos sino que configuran un patrón de conducta de los agentes del Estado
responsables de la lucha contrasubversiva. Los miles de casos reportados tanto a la
Comisión como registrados en otras instituciones (Ministerio Público, Defensoría del
Pueblo) dan cuenta de una práctica generalizada, una práctica sistemática o, incluso,
ambas simultáneamente, en ciertos períodos y lugares” (subrayado nuestro).
– La desaparición forzada afectó a un número considerable de personas y se
extendió en gran parte del territorio nacional. La Comisión recibió reportes
directos de 4,414 casos de desaparición forzada de personas, en por lo menos
18 de los 24 departamentos del país. Esta práctica afectó a una multiplicidad
de víctimas, la mayoría de origen campesino con idiomas maternos diferentes
al castellano.
– La impunidad generalizada en la que operaron los agentes responsables de
estos crímenes constituye una evidencia de la “negligencia grave, tolerancia
implícita o en el peor de los casos de políticas o prácticas destinadas a asegurar dicha
impunidad, por parte de las instituciones estatales responsables de dirigir y super-
visar la actuación de las fuerzas del orden, de investigar y sancionar los crímenes
cometidos, y de garantizar el respeto de los derechos individuales básicos de la per-
sona”. El Ministerio Público, el Poder Judicial y el Congreso de la República
incurrieron en responsabilidad estatal general al no tomar las medidas para
prevenir las desapariciones forzadas ni para investigar las miles de denuncias
formuladas.
No existe duda, por lo tanto, de que la desaparición forzada de personas fue
una práctica empleada de forma sistemática y generalizada en nuestro país en el
marco de la lucha contra el terrorismo, que afectó los derechos más importantes
de miles de peruanos y peruanas.
Esto justifica que el Tribunal Constitucional haya establecido que el habeas
corpus procede ante este tipo de situaciones29, y que el Código Procesal Cons-
titucional aborde esta materia de forma particular, precisando que uno de los
derechos que puede ser protegido por este proceso es el “derecho a no ser objeto
de una desaparición forzada” (artículo 25, inciso 17)30 y, a la vez, estableciendo

28 COMISIÓN DE LA VERDAD Y RECONCILIACIÓN. Informe Final. Tomo VI. Lima:


CVR. 2003. pp. 126, 127 y 131.
29 Cfr. STC 2488–2002–HC, Caso Genaro Villegas Namuche, publicada el 22 de marzo
del 2004 (www.tc.gob.pe), F.J. 24 y 25.
30 Sobre este tema consultar: BERNALES BALLESTEROS, Enrique. “Hábeas corpus ante
102 Luis Alberto Huerta Guerrero

un trámite especial para la resolución de estos casos, denominado por la doctrina


y la jurisprudencia como habeas corpus instructivo. Sobre esto último, el Código
establece en el artículo 32:

“cuando se trate de la desaparición forzada de una persona, si la autoridad,


funcionario o persona demandada no proporcionan elementos de juicio
satisfactorios sobre su paradero o destino, el Juez deberá adoptar todas
las medidas necesarias que conduzcan a su hallazgo, pudiendo incluso
comisionar a jueces del Distrito Judicial donde se presuma que la persona
pueda estar detenida para que las practiquen. Asimismo, el Juez dará aviso
de la demanda al Ministerio Público para que realice las investigaciones
correspondientes.

Si la agresión se imputa a algún miembro de la Policía Nacional o de las Fuerzas


Armadas, el juez solicitará, además, a la autoridad superior del presunto agresor
de la zona en la cual la desaparición ha ocurrido, que informe dentro del plazo
de veinticuatro horas si es cierta o no la vulneración de la libertad y proporcione
el nombre de la autoridad que la hubiere ordenado o ejecutado”.

De esta manera, los ciudadanos y los jueces cuentan con un marco jurídico
apropiado para actuar, en forma inmediata, ante una desaparición forzada, en-
contrándose impedidos los tribunales nacionales de declarar improcedentes las
respectivas demandas de habeas corpus que se presenten y sin excusa para no
saber cómo actuar ante este tipo de situaciones. Debe precisarse, finalmente, que
este tipo de proceso no tiene por finalidad determinar la responsabilidad del pre-
sunto autor de un delito de desaparición forzada, sino garantizar efectivamente
y de manera inmediata los derechos fundamentales afectados.

VII. HABEAS CORPUS INNOVATIVO (Sentencias sobre casos en


los que el acto lesivo cesó o devino en irreparable
después de la presentación de la demanda)
El Tribunal Constitucional ha señalado que puede emplearse esta modalidad
de habeas corpus31:

“(cuando) pese a haber cesado la amenaza o la violación de la libertad per-


sonal, se solicita la intervención jurisdiccional con el objeto de que tales si-
tuaciones no se repitan en el futuro, en el particular caso del accionante”.

casos de desaparición forzada de personas en el nuevo Código Procesal Constitucional”.


En: Código Procesal Constitucional comentado. Trujillo: Normas Legales. 2005. pp. 11–24.
31 STC 2663–2003–HC, Caso Eleobina Aponte Chuquihuanca, publicada el 12 de abril del
2004 (www.tc.gob.pe).
Tipos de habeas corpus en el ordenamiento jurídico peruano 103

La mala redacción sobre este tipo de habeas corpus merece especial atención,
por cuanto una lectura literal de la sentencia del Tribunal parecería indicar que
es posible presentar una demanda de habeas corpus respecto a un acto lesivo que
cesó o devino en irreparable, lo que no se encuentra permitido por el Código
Procesal Constitucional, el cual establece en su artículo 5, inciso 5 que no proce-
den los procesos constitucionales cuando “a la presentación de la demanda ha
cesado la amenaza o violación de un derecho constitucional o se ha convertido
en irreparable”.
Una situación diferente ocurre cuando, luego de presentada la demanda, cesa
el acto lesivo o deviene en irreparable, pues en estos casos el Código señala en el
artículo 1 que el juez podrá pronunciarse sobre el fondo del asunto disponiendo
que el emplazado no vuelva a incurrir en las acciones u omisiones que motivaron la
interposición de la demanda, y que si procediere de modo contrario se le aplicarán
las medidas coercitivas previstas en el (Código), sin perjuicio de la responsabilidad
penal que corresponda.
Debemos entender, por lo tanto, que la definición que originalmente quiso
dar el Tribunal sobre el habeas corpus innovativo, es aquella acorde con lo dispuesto
en el artículo 1 del Código, pues en caso contrario sería de aplicación lo dispuesto
en el artículo 5, inciso 5.
En jurisprudencia posterior del Tribunal, ha quedado claro que la intención
del habeas corpus innovativo es dar una respuesta sobre el fondo a los casos en los
que el acto contrario a la libertad personal o los derechos conexos cesó o devino en
irreparable luego de presentada la demanda. A modo de ejemplo, puede citarse el
caso de una persona que fue detenida como consecuencia de una orden judicial,
pero que no estaba dirigida hacia su persona sino contra una persona homónima.
Cuando el Tribunal tuvo que pronunciarse, el beneficiario del habeas corpus ya
había recuperado su libertad, por lo que consideró que se estaba ante un proceso
constitucional innovativo. En este sentido señaló32:

“a pesar de haber cesado la privación de la libertad –objeto de reclamación


constitucional–, al haberse declarado fundada la solicitud de homonimia
y dispuesto la libertad del demandante mediante resolución judicial sin
número de fecha 31 de enero de 2005, dictada por la Sala Penal de Turno de
la Corte Superior de Justicia de la Libertad, este Colegiado, considerando la
magnitud del agravio cometido en perjuicio del beneficiario, debe estimar la
presente demanda en aplicación del artículo 1° del Código Procesal Consti-
tucional, debiendo los efectivos policiales de la Sección de Requisitorias del
Complejo Fronterizo de la Policía Nacional del Perú de Zarumilla abstenerse
de cometer actos similares al que motivó la presente demanda, bajo apercibimiento

32 STC 5470–2005–HC, Caso Jorge Sánchez Álvarez), publicada el 19 de enero del 2007
(www.tc.gob.pe), F.J. 5.
104 Luis Alberto Huerta Guerrero

de aplicárseles las medidas coercitivas previstas en el artículo 22º del Código


Procesal Constitucional” (subrayado nuestro).

Es interesante anotar la referencia que en este caso hizo el Tribunal al artí-


culo 22 del Código, que establece medidas coercitivas para el cumplimiento de
las sentencias que se dicten en materia de procesos constitucionales de tutela de
derechos fundamentales.
Se trata, sin duda, de un fallo particularmente importante, dado que el pro-
blema de las personas detenidas por homonimia constituye un tema vigente en
nuestro país33.

VIII. HABEAS CORPUS CONEXO


En pocas palabras, “el cajón de sastre” de los tipos de habeas corpus, pues de
acuerdo al Tribunal34:

“cabe utilizarse cuando se presentan situaciones no previstas en los tipos


anteriores, tales como la restricción del derecho a ser asistido por un abogado
defensor libremente elegido desde que una persona es citada o detenida;
o de ser obligado a prestar juramento; o compelido a declarar o reconocer
culpabilidad contra uno mismo, o contra él o la cónyuge, etc”.

Dado que no existe un elemento común y especialmente relevante que


caracterice a esta modalidad de habeas corpus, no existe justificación alguna para
comentarla.

IX. REFLEXIONES FINALES


Luego de haber revisado los alcances de los denominados “tipos de habeas
corpus”, queda una pregunta pendiente: ¿Vale la pena realizar esta clasificación?
Si el objetivo es presentar de manera breve los derechos que pueden ser

33 Sobre este tema la Defensoría del Pueblo “ha advertido el incumplimiento de las dispo-
siciones referidas a la identificación e individualización del presunto autor del delito en
los procesos penales y en los mandatos de detención, por parte de los operadores del
sistema de administración de justicia. Se ha constatado, de esta manera, la existencia
de un considerable número de mandatos de detención sin datos de identidad, así como
la detención de un elevado número de personas homónimas o que tenían nombres
similares al requisitoriado”. DEFENSORÍA DEL PUEBLO. Afectación de los derechos a
la libertad personal e identidad por mandatos de detención ilegales. Informe Defensorial 118.
Lima. 2007. pp. 107–108.
34 STC 2663–2003–HC, Caso Eleobina Aponte Chuquihuanca, publicada el 12 de abril del
2004 (www.tc.gob.pe).
Tipos de habeas corpus en el ordenamiento jurídico peruano 105

protegidos por el habeas corpus y los actos lesivos ante los cuales cabe dar inicio a
este proceso, la respuesta será positiva, y constituirá una aspecto esencialmente
orientador perfeccionar esta clasificación, con la advertencia de que la lista de
tipos puede al final ser demasiado extensa.
Pero si el objetivo es analizar el proceso de habeas corpus desde la perspectiva
de la teoría general del proceso, en sus diversas etapas y evaluando los presupues-
tos procesales que deben estar presentes para la procedibilidad de la demanda
respectiva, una clasificación como la planteada a nivel de la doctrina y la jurispru-
dencia, al carecer de un elemento o factor común, presenta poca utilidad.
En todo caso, no se puede negar que la clasificación ha servido para que en
nuestro país quede claro que el proceso constitucional de habeas corpus no se limita
únicamente a la protección de la libertad personal ante detenciones arbitrarias,
sino que presenta alcances muchos más amplios, que merecen especial atención
y análisis por parte de la doctrina nacional, a partir de la extensa jurisprudencia
que existe sobre este proceso.

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