Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
La primera guerra mundial fue el hito que marcó el fin del siglo XIX y dio comienzo al
siglo XX: Un periodo signado por la guerra total, las crisis capitalistas, el nazifascismo, el
surgimiento y el derrumbe del socialismo real
Para la primera ola de industrialización iniciada en Inglaterra (finales del siglo XIX), se
incorporaron países como: Alemania, Francia, Estados Unidos, Bélgica, Escandinavia,
Holanda, Norte de Italia, Rusia y Japón ---- esto produjo cambios importantes
A pesar de que la industrialización se propagó de manera diferente entre 1880 y 1914 las
economías nacionales fueron insertándose poco apoco en la economía global y el mercado
global comenzó a influir sobre el rumbo económico de las naciones en un grado
desconocido
En la era del imperialismo, la economía atravesó dos periodos:
La larga depresión (1873-1895): Se derivó de los éxitos del capitalismo liberal.
Esta no consistió en un colapso económico, sino en un declive continuo y gradual
de los precios mundiales
Los años dorados/ belle époque: Fue una etapa de crecimiento económico e
integración. Fue los años dorados de un capitalismo laboral en virtud de las
migraciones (desde Europa hasta América). En este capitalismo hubo algunos
ganadores y muchos perdedores
En el último cuarto del siglo XIX los estados europeos presentaban fuertes contrastes. Las
diferencias se encontraban en la sociedad, la economía, la industrialización, y su impacto
sobre el orden agrario tradicional. Sobre la base de estos criterios, es posible distinguir dos
grandes espacios: el Este europeo y Europa Occidental
En la era del imperialismo los cambios económicos se entrelazaron con las
transformaciones sociales y la reorganización política
En los países industrializados, la burguesía ascendente enfrentó con distinta fuerza y
convicción al orden monárquico y la aristocracia. El proyecto liberal incluía la defensa de
los derechos humanos y civiles, la creación de un sistema constitucional que regulara las
funciones del gobierno y las instituciones, que garantizara la libertad individual y redujera
al mínimo la intervención del estado en la economía
Los liberales condicionaron el avance hacia la democracia
La industrialización asociada con la decadencia de la economía agraria tradicional,
modificó profundamente la trama de las relaciones sociales
El cuestionamiento de la nueva derecha al liberalismo fue más contundente que el del
socialismo
Los nuevos movimientos nacionalistas tuvieron especial acogida entre los sectores medios,
pero también ganaron apoyo entre los intelectuales
La iglesia católica rechazó de plano el liberalismo y el “mundo moderno”. La iglesia
propuso una tercera vía entre el capitalismo y el socialismo
En el escenario político, las diferencias entre los dos grandes partidos nacionales, el
Demócrata y el Republicano, eran principalmente de carácter étnico y religioso o bien
derivadas de la guerra civil
Los tres imperios de más larga data, el persa, el chino y el otomano, con sus vastos
territorios y antiguas culturas, no cayeron bajo la dominación colonial, pero también fueron
profundamente impactados por la expansión imperialista. En el seno de los mismos se
gestaron diferentes respuestas. Mientras unos sectores explotaron los sentimientos
antiextranjeros para restaurar el orden tradicional, otros impulsaron las reformas siguiendo
la huella de Occidente, y algunos plantearon la modernización económica, pero evitando la
occidentalización cultural.
En Asia, las principales metrópolis ya habían delimitado sus posiciones antes del reparto
colonial del último cuarto del siglo XIX. Los hechos más novedosos de este período en el
continente asiático fueron: la anexión de Indochina al Imperio francés, la emergencia de
Japón como potencia colonial y la presencia de Estados Unidos en el Pacífico después de
la anexión de Hawai y la apropiación de Filipinas. El movimiento de expansión
imperialista de fines del siglo XIX recayó básicamente sobre África.
En Asia, los países occidentales se encontraron con grandes imperios tradicionales con
culturas arraigadas y la presencia de fuerzas decididas a resistir la dominación europea. El
avance de los centros metropolitanos dio lugar a tres situaciones diferentes. Por una parte,
la de los imperios y reinos derrotados militarmente y convertidos en colonias, como los del
subcontinente indio, de Indochina y de Indonesia. Por otra, la de los imperios que
mantuvieron su independencia formal, pero fueron obligados a reconocer zonas de
influencia y a entregar parte de sus territorios al gobierno directo de las potencias: los
casos de Persia y China. Por último, la experiencia de Japón, que frente al desafío de
Occidente llevó a cabo una profunda reorganización interna a través de la cual no solo
preservó su independencia sino que logró erigirse en una potencia imperialista.
El reparto de Africa
El continente africano fue ocupado y repartido entre las potencias europeas en el siglo XIX.
A principios de dicha centuria los europeos solamente poseían factorías costeras o pequeñas
colonias. Pero en la segunda mitad una verdadera pléyade de exploradores y misioneros
recorrieron África, aprovechando el curso de los grandes ríos: Níger, Nilo, Congo, Zambeze
y se aventuraron por el Sahara.
Por su parte, los franceses pretendían levantar un imperio de este a oeste del continente
africano. Comenzaron por dominar Argelia y desde allí fueron dominando gran parte del
norte de África (Marruecos y Túnez), la costa occidental del continente y se extendieron
hacia Sudán, punto de fricción con los británicos, ya que era la zona de choque con la línea
norte-sur británica.
America Latina
Las apetencias de las economías europeas, en este período de crecimiento de las economías
industrializadas y de expansión sobre nuevos territorios, encontraron en América Latina un
espacio propicio para la obtención de materias primas y un mercado en crecimiento para la
colocación de productos de elaboración industrial. Frente a ese contexto, las oligarquías
locales buscaron incrementar la producción agrícola y minera para su exportación. Lo
hicieron sobre la base de la estructura de los grandes latifundios o haciendas, de las que
eran propietarias. Así, consolidaron un modelo de crecimiento económico basado en la
especialización productiva, en la explotación extensiva y en la dependencia de los mercados
exteriores.