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Enrique López Albújar

Fue un escritor, nació en Chiclayo el 23 de


noviembre de 1872 y murió en Lima en 1966.
Hijo de Manuel López Vilela y de Manuela
Albújar Bravo, ambos de ascendencia piurana.
Pasó su infancia en Piura y Morropón. Realizó
los estudios primarios en Piura y los
secundarios en Lima, primero en el Liceo
Preparatorio Maticorena (1886-1888), y luego
en el colegio nacional Nuestra Señora de
Guadalupe (1889-1890). Ingresó a la
Universidad Nacional Mayor de San Marcos,
participando paralelamente en política e
incursionando en el periodismo. Después de
obtener el grado de bachiller en Derecho (1900)
regresó a Piura y, en esa ciudad, obtuvo el título
de abogado ante la corte superior de justicia el
año siguiente.

De su obra destacan Cuentos andinos (1920), el


libro de memorias De mi casona (1924), sus
novelas Matalaché (1928) y El hechizo de
Tomayquichua (1943) y sus poemarios Miniaturas (1895), De la tierra brava (1938) y
Lámpara votiva (1964)

Matalaché
Desde su aparición, en 1928, Matalaché ha ocupado un lugar privilegiado en la literatura
peruana y goza, el día de hoy, de permanencia y actualidad, gracias a la riqueza de su
prosa y a la atmósfera envolvente en la que nos sumerge su autor.
El gran tema del amor palpita en las páginas de este libro. Un amor que rebasa las fronteras
de la razón y la pasión, y triunfa sobre los prejuicios raciales y sociales. La joven y virginal
María Luz, hija de un rico hacendado, llega a Piura, donde conoce a José Manuel, un
esclavo mulato venido de Tangarará a quien, en La Tina –caserón donde se fabrican
jabones– llaman Matalaché. Nacerá entre ellos un amor ardiente como el sol piurano, pero
profano a los ojos de la época.
Esta célebre obra de Enrique López Albújar es también un fresco social que nos muestra el
microcosmos de la vida en las haciendas norteñas a las puertas de la Independencia. Un
tiempo en el que los amos y señores tienen a su disposición el destino de los esclavos
negros, como tienen en sus manos la administración de una justicia hecha a la medida de
sus intereses.
La música que ejecutan los esclavos tiene carácter de ritual liberador y es capaz de
contagiar sentimientos que, como los que alimentan los protagonistas de esta historia, aun
hoy nos conmueven.

MENSAJE. Que las barreras raciales pueden ser vencidas por el amor. La obra, que nos
presenta los amores de María Luz y el mulato esclavo José Manuel se refiere a un problema
de carácter Universal: la igualdad racial.

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