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Kindgard, Adriana: “La industria jujeña entre la crisis del ’30 y los años de Perón.

Realidades, actores y
políticas públicas”, en Liliana Bergesio y Laura Golovanevsky (comps.): Industria y Sociedad. El sector
manufacturero en Jujuy y Argentina. Jujuy, EdiUNJu, 2012.

LA INDUSTRIA JUJEÑA ENTRE LA CRISIS DE 1930 Y LOS AÑOS DE PERÓN.


REALIDADES, ACTORES Y POLÍTICAS PÚBLICAS

Adriana Kindgard

“Dentro de nuestra incipiente vida económica social, no estamos preparados para atenuar
el avance de la crisis, y acaso tardíamente, los poderes públicos se afanan por una completa
renovación de su engranaje económico”1, decía en 1932 el Ministro de Hacienda de la Provincia
de Jujuy, Pedro Campos, aludiendo a aquella verdadera “obra de ingeniería institucional”
(Sidicaro, 1995, p. 305) orientada a regular la economía, que se consolidó durante la presidencia
del general Agustín P. Justo para profundizarse luego, tras la llegada del peronismo al poder. En
qué medida y en qué aspectos la realidad del sector manufacturero jujeño cambió –coadyuvando
a dejar atrás el carácter “incipiente” de la economía provincial- a partir de gobiernos que hicieron
del proceso de sustitución de importaciones un eje central de la estrategia destinada a superar los
efectos de la crisis mundial, en un caso, y de una política de desarrollo nacional, en el otro, es lo
que se pretende tematizar en el presente trabajo, indagando en torno a las complejas formas que
suele asumir la conjunción de contextos nacionales y locales.

El sector manufacturero jujeño en tiempos de crisis e intervencionismo estatal

En 1935, el gobierno nacional dispuso el levantamiento de un Censo Industrial. Como es


sabido, la política económica de esos años estuvo fuertemente condicionada por las presiones
derivadas del posicionamiento del país en la escena internacional, signada por la gran crisis que
puso de manifiesto -en toda su crudeza- el agotamiento del modelo agroexportador. El sector
industrial pasaría a ocupar pronto un lugar de privilegio en la agenda oficial, dándose un
importante impulso a la llamada sustitución de importaciones.

1
Archivo Histórico de la Legislatura Provincial (AHLP), Sesión del 22 de setiembre de 1932.
El relevamiento censal mostró que en Jujuy funcionaban 194 establecimientos
industriales.2 Prácticamente la mitad de ellos -96- se dedicaban a la elaboración de “substancias
alimenticias, bebidas y tabaco”, proporcionando trabajo a 1.011 obreros y a 196 empleados. En
este rubro se incluían desde los tres grandes ingenios azucareros del oriente provincial, hasta la
única usina láctea -de Pablo Tramontini- en la ciudad capital y la “Manufactura Tabacalera La
Jujeña” de Luis Canetti en San Pedro de Jujuy, 3 además de las 58 bodegas carmeneses y las 15
panaderías distribuidas por la provincia. El rubro “productos forestales y sus manufacturas” –que
incluía aserraderos, curtiembres, fabricación de valijas y baúles, escobas, cepillos, etc.-
movilizaba un total de 312 obreros, existiendo 21 centros productivos. En los 4 establecimientos
que elaboraban productos químicos y farmacéuticos, aceites y pinturas, trabajaban 118 personas.
Las empresas dedicadas a la explotación de yacimientos y minas en los departamentos norteños
ocupaban a más de 500 obreros y a unos 70 empleados. También se consideraban parte del
sector industrial los 18 talleres para reparación de maquinaria y vehículos con sus 133
trabajadores. Completaban el cuadro las 12 imprentas que empleaban a 74 obreros, las 6 usinas
eléctricas que daban empleo a otros 40, los 18 obreros ocupados en la elaboración de cerámicas,
y una docena de personas dedicadas a la manufactura textil.
He aquí el panorama industrial jujeño en tiempos en que la situación económica general
de la provincia se revelaba crítica. El Ministro de Hacienda, Pedro Campos, señalaba en 1932
que “Jujuy, no obstante sus riquezas naturales, no ha podido escapar a los efectos alarmantes de
una crisis sin precedentes […] la limitación de las actividades agropecuarias e industriales han
derivado en una crisis que adquiere cada día caracteres más pronunciados de un verdadero
desastre”.4
Necesitado de recursos financieros, el Estado central había dispuesto la unificación de los
impuestos internos al consumo y a la producción. El gobierno jujeño adhirió a la respectiva ley
nacional, que comenzó a regir en 1935. No obstante el inmediato alivio que pareció reportar a las
arcas estatales, esta reforma tributaria impactaría negativamente en algunos sectores económicos

2
De acuerdo a los criterios que regían los censos industriales oficiales, se incluyeron sólo las industrias netamente
extractivas o manufactureras. Atendiendo a requerimientos del cálculo estadístico, el Censo agrupaba bajo un mismo
rubro a establecimientos dedicados a ramos de industrias que, si bien semejantes, presentaban a veces diferencias
considerables en cuanto a la gama de productos elaborados, efectuando de este modo una operación de
homogeneización que inevitablemente ocultaba la diversidad de situaciones reales (Censo Industrial de 1935).
3
Los cigarrillos “Chañi” se fabricaban en el establecimiento ubicado en las calles Alberdi y Aristóbulo del Valle,
donde trabajaban 19 obreros (diez eran mujeres encargadas de empaquetar el producto, cuyas edades oscilaban entre
los 18 y los 30 años). Entre enero y julio de 1934 se fabricaron 24.150 paquetes de cigarrillos: 17.769 se colocaron
en el mercado jujeño, 4109 en el salteño y 2272 en el tucumano. El precio mayorista del paquete era de $0,10
(Ministerio de Gobierno, 29 de agosto de 1934).
4
AHLP, Sesión del 22 de septiembre de 1932.
de la provincia, resaltando el caso de la producción vitivinícola. Sólo la consolidación financiera
alcanzada por la industria azucarera en la etapa previa le permitiría, por su parte, sortear con
mayor fortuna los efectos negativos de la nueva coyuntura.

Una mirada por sectores: las agroindustrias y la explotación minera


La región llamada de los Pericos, en el departamento de El Carmen, era la zona viñatera
por excelencia. Allí se producía el “vino monterrico” –de consumo local- protegido hasta la
víspera por un impuesto provincial de quince centavos aplicado a los vinos de otras provincias.
En el nuevo contexto abierto los viñateros carmenses “por imperio de la unificación de los
impuestos, se han visto de golpe en una situación desesperante y, casi diría, de verdadera
bancarrota. Es por demás sabida la crisis que hoy reina. La unificación de impuestos no ha sido
una solución”.5 La situación había llevado en lo inmediato a los agricultores de El Carmen a
reorientar esfuerzos hacia la plantación en gran escala de naranjas, con la perspectiva de hallar
salida en los principales centros de consumo del país. Tales expectativas se habían visto al cabo
frustradas por los tratados firmados con países extranjeros, que otorgaban a éstos facilidades y
privilegios para la introducción del cítrico.6 En tales circunstancias –y mediando gestiones de la
representación parlamentaria jujeña- el Ministerio de Agricultura de la Nación designaba un
técnico para realizar en el distrito de Monte Rico la primera experimentación de cultivo de
tabacos finos, del tipo virginia. Los buenos resultados obtenidos decidieron al gobierno
nacional a instalar en la zona una Estación Experimental y a las autoridades provinciales a
emprender una campaña de fomento. Del éxito de la misma, dan cuenta las siguientes cifras:
en la temporada 1938/39 se obtuvieron 7.770 kilos de tabaco; en 1939/40 se cosecharon
18.500 kilos y en 1940/41 la cantidad (28.800 kg.) casi cuadruplicaba los resultados iniciales. 7
De todos modos, todavía a principios de la década del ‘40 se dejaban oír las voces de
reclamo a los poderes centrales en aras de una solución al problema vitivinícola: “Todo un
departamento de la Provincia ha vivido hasta la unificación de los impuestos internos de la
producción vitivinícola. El error de concepto de equiparar el vino “Monterrico” a los demás
vinos, ha matado esa industria y colocado en situación desesperante a todos los pobladores y
terratenientes”; enmendar el desacierto –se decía- “es cosa sencilla a la vez que la salvación

5
AHLP, Sesión del 18 de julio de 1939, Diputado Emilio Navea (Partido Popular). Para un análisis detallado de
esta cuestión remitimos a López Rita (2000).
6
Diario “Zapla”, 15 de junio de 1943.
7
Ibíd.
económica de muchos hogares, hoy al borde de la ruina”. 8 Pero el rumbo de los procesos de
transformación desatados en la región era ya irreversible. En 1941/42 se obtenían 52.107 kilos de
tabaco, triplicándose casi la cifra en la siguiente cosecha (136 mil kilos) alcanzándose, por
añadidura, una cotización “jamás obtenida en ninguna otra zona tabacalera argentina”.9
Mención aparte merece, al evaluar la coyuntura crítica que atravesó la economía jujeña
en los años previos al advenimiento del peronismo, el sector azucarero. Un rasgo característico
de la estructura económico-social de la provincia lo constituía la gran concentración de la riqueza
en torno a la actividad de los ingenios, cuya producción había proporcionado la base de la
integración de Jujuy al mercado nacional capitalista. La década de 1920 significó para las
provincias del norte el afianzamiento definitivo de la producción de la agroindustria en gran
escala, habiéndose conformado complejos industriales con gran integración vertical. En 1930, sin
embargo, los beneficios no habían llegado a cubrir los costos de producción, agravándose la
situación al año siguiente. A fines de 1931 los industriales de las provincias azucareras llegaban a
un acuerdo sobre el establecimiento de límites a la producción de cada ingenio y la adjudicación
de cuotas de venta para impedir que se volcara al mercado un volumen mayor al consumo
nacional. El paso decisivo en la regulación del sector fue dado a fines de 1938, con la creación de
la Junta Reguladora de la Industria Azucarera. De cualquier modo, en vísperas de los grandes
cambios que la etapa abierta a mediados de 1943 traería aparejados, los establecimientos
azucareros jujeños gozaban de una sólida situación. El ingenio Ledesma era el complejo
agroindustrial más importante de la provincia y uno de los principales del país. Junto a éste, los
ingenios La Esperanza, Río Grande y –a partir de principios de la década de 1940- el ingenio San
Andrés, completaban el cuadro del sector azucarero jujeño. En general, las inversiones de capital
no vinculadas directamente a la actividad azucarera que estas Compañías realizaban en las
regiones donde se emplazaban sus ingenios, estaban enmarcadas en un sistema productivo que
tendía a la autosuficiencia. Este era particularmente el caso de la explotación ganadera, destinada
a abastecer de carne a las proveedurías, y de la explotación de bosques que proporcionaba la
madera a los aserraderos locales.
La tercera de las agroindustrias que es menester aquí mencionar es, justamente, la
vinculada con la explotación forestal, cuya importancia relativa no era desdeñable de cara al
panorama económico provincial. Hacia 1943, 31 firmas dedicadas a este rubro figuraban en los
8
Periódico “El Comercio de Jujuy”, 15 de junio de 1941. Discurso del Dr. Héctor María González Llamazares,
asesor letrado del Centro Comercial e Industrial de Jujuy, en la cena ofrecida por la institución al Dr. Carlos Alberto
Erro, Subsecretario del Ministerio de Agricultura de la Nación.
9
Diario “Zapla”, 15 de junio de 1943. Mientras en otras áreas se habían obtenido precios máximos de $15 los diez
kilos, por los de Perico del Carmen –se informaba- se habían pagado en 1043 entre $16,50 y $24,50.0
registros del Banco Hipotecario Nacional, por haber tramitado créditos en la entidad, estando la
mayoría de las explotaciones (18) ubicadas en el departamento de El Carmen, con superficies
que variaban desde las 78 hectáreas de “Dermidio Arancibia e Hijos” en el distrito de Chucupal
hasta las 10.511 hectáreas de Hortensia y Julio Campero. 10 Los Valles Subtropicales –zona de
ricas y variadas especies maderables- llevaban la delantera en cuanto a la dimensión de las
propiedades, sobresaliendo el caso de la empresa de “Cornejo Isasmendi, Cornejo Arias y
Figueroa” en el departamento de San Pedro (31.077 hectáreas). En 1942 se constituyó la firma
“Luis Zannier e Hijos”, razón social con aserradero y asiento administrativo en Yuto, que
tenía en arriendo 30.000 hectáreas cubiertas con bosques forestales muy ricos en maderas
típicas del norte argentino: cedro, lapacho, quina, roble, palo blanco y otras variedades
regionales, especializándose en su manufacturación. 11 En la finca “Vinalito” (56.000
hectáreas en el departamento de Santa Bárbara) “La Jujeña S. A. Industrial, Forestal y
Ganadera” explotaba desde 1936 el quebracho para la producción de tanino. Como
señaláramos, las Compañías azucareras incluían la explotación de bosques entre sus
actividades. El Ingenio Río Grande S.A. poseía 14.688 hectáreas en La Mendieta, abonando
en 1943 al fisco provincial la suma de $490,55 sobre 353.089 toneladas en concepto de
impuesto a las maderas. 12 Había, por lo demás, fincas dedicadas a la explotación forestal en
los distritos de Río Blanco, Palpalá, Zapla. En 1932, Pablo Tramontini adquirió la Estancia
“El Brete” de 6.000 hectáreas para explotar sus bosques, instalando un aserradero en la ciudad
de Jujuy. También en zonas aledañas a ésta había fincas orientadas a la explotación maderera.
Según los registros oficiales, la explotación forestal global en la provincia había alcanzado en
el año 1943 la cifra de 30.352,544 toneladas de madera. 13 Parte importante de esta producción
se destinaba a mercados extra provinciales, pero otra daba vida a una cantidad de aserraderos
y fábricas de muebles instalados en los principales centros de población.
En cuanto a la industria extractiva, durante la década de 1930 se producirían importantes
cambios en la estructura productiva de las tierras altas jujeñas, con la irrupción de la gran
minería. Hasta entonces las explotaciones más importantes habían estado en manos de la
empresa norteamericana National Lead Company, productora de plomo en los yacimientos de

10
Archivo Histórico de la Provincia de Jujuy (AHPJ), Expediente Nº 83, 2 de diciembre de 1943. Los créditos
hipotecarios eran los únicos que en la época podían otorgarse a largos plazos.
11
Diario “El Intransigente”, 10 de septiembre de 1946.
12
Ibíd.
13
Se trataba de 11.812,918 toneladas (ton.) de cedro; 447,149 ton. de roble; 348,61 ton. de curupay, 2.916,257
ton. de palo blanco; 469,679 ton. de nogal; 952,973 ton. de tipa, 6.029,662 ton. de quina y 7.375,296 ton. de
otras maderas. AHPJ, Expediente Nº 83, 2 de diciembre de 1943.
Pumahuasi, Sol de Mayo, La Bélgica, La Pulpera y Cangrejillos. En 1933 se constituyó la firma
Pirquitas, Picchetti y Cía, para explotar estaño en los yacimientos aluvionales y de veta en el
lugar denominado “Puerta de Pircas”, en el distrito de Coyaguaima (departamento de
Rinconada), distante a 120 km. de la Estación Abra Pampa del ferrocarril.14 El grupo Pirquitas
levantaría hacia finales de la década una importante planta de concentración por gravedad y
flotación para el tratamiento del estaño y la plata, llegando a ser por sus dimensiones una de las
principales del país.
Por su parte, El Aguilar –rico yacimiento, de plomo, zinc y plata en la sierra del mismo
nombre (departamento de Humahuaca casi al límite con Cochinoca)- comenzó a ser explotado en
1936 por la National Lead's.15 Con la incorporación de moderna tecnología, se instaló por
primera vez en la provincia la técnica de flotación para separar los minerales de zinc y plomo,
obteniendo concentrados de alto rendimiento. La concentración del mineral se hacía en el mismo
yacimiento, distante unos 50 km. de la Estación de Tres Cruces del ferrocarril, que era el punto
de embarque.
En 1939 se descubría en las serranías de Zapla un yacimiento de hierro, hallazgo que se
denunciaba en marzo de 1941 ante el Ministerio de Ejército. Ese año un decreto del Ejecutivo
nacional prohibía la exportación de minerales, creando una difícil situación al sector en Jujuy,
particularmente a la Compañía Pirquitas cuya producción acusaba por entonces un rinde medio
de 120 a 150 toneladas mensuales de estaño puro, alcanzando el consumo nacional a absorber
sólo un 20% o un 30% de la misma.16 El Centro Comercial e Industrial de Jujuy dedicaba el
primer número de su periódico quincenal a denunciar esta realidad que “agudiza el problema de
la desocupación”.17

14
Los socios propietarios de Mina Pirquitas eran Alberto Picchetti, Andrés Galinsky, Arturo Pérez Alisedo y los
hermanos Walter y Stephen Leach.
15
Los trabajos de exploración en la sierra Aguilar, a cargo de los socios de la firma “La Plomífera”, habían
comenzado en enero de 1926, extrayéndose en mayo de ese año 60 toneladas de mineral. Debido a la falta de la
tecnología adecuada para separar el plomo del zinc, los derechos sobre el yacimiento fueron finalmente vendidos
a la firma St. Joseph Lead Co. de Nueva Cork (Periódico “La Cumbre”, N° 3, El Aguilar, noviembre de 1965).
16
Periódico “El Comercio de Jujuy”, Jujuy, 15 de marzo de 1941. Los poderes públicos provinciales bregaban
ante el Ministerio de Agricultura de la Nación por una medida de excepción que posibilitara la salida del
mineral. En la nota elevada por el gobernador Raúl Bertrés, se aducía que “de los 5.000 obreros que
habitualmente trabajaban en los yacimientos de Pirquitas y Aguilar, apenas quedan hoy en actividad 1.500, a
causa de que estas empresas se han visto obligadas a paralizar parcialmente sus actividades por efecto de los
inconvenientes de exportación” (Ibíd.).
17
Medio año más tarde, el mismo periódico advertía: “Por efecto de un decreto del Ejecutivo Nacional el plomo
que se extrae en la provincia se mantiene estancado, sin poder exportárselo […] las compañías mineras han
disminuido sus labores, viéndose obligadas a prescindir de cientos y cientos de obreros” (Ibíd., 15 de octubre de
1941).
Panorama al doblar la década
Al comparar la información del Censo Industrial de 1935 con los datos estadísticos de
los organismos oficiales nacionales correspondientes a los años 1937 y 1939, se observa que
en la provincia de Jujuy los establecimientos industriales existentes pasaron de los 194
registrados en el Censo de 1935 a 227 en 1937 y a 244 en 1939, y el contingente de obreros
más que se duplicó en cuatro años, pasando de los 2.955 trabajadores de 1935, a 4.964 en
1937, y a 6.059 en 1939. 18 Sin embargo la evolución de estas cifras que, a un nivel macro,
parecieran referir a un proceso de crecimiento económico, ocultan la realidad que emerge de
una lectura más matizada del contexto histórico.
Las buenas perspectivas abiertas a partir del hallazgo del gran yacimiento de hierro en
territorio provincial contrastaban con la difícil realidad económica y social que enfrentaban
los jujeños: desocupación, carestía y “la angustia ambiente que detiene la evolución comercial
de la provincia”. 19 Y es que: “Sin población local que asegure el consumo o la
industrialización de sus productos, Jujuy sólo tiene un medio para trasladar su producción a
los centros de consumo o industrialización: los Ferrocarriles del Estado”. Lejos de constituir
una obra de fomento para la región, éstos aplicaban “tarifas inconsultas, tan elevadas y
desproporcionadas con los beneficios que brinda al productor que hace imposible obtener la
retribución mínima que corresponde al esfuerzo de proporcionar al país la materia prima
propia, que en el Sud, se ve desalojada por la competencia extranjera”. 20 Un año y medio más
tarde continuaban los reclamos en el mismo sentido: “Y así se da el caso de los obrajeros
norteños que deberían tener hoy grandes ventas de maderas, deben suspender sus actividades
porque no hay vagones o porque aún llega más barata de Buenos Aires –por ejemplo- la
madera paraguaya que la nuestra”. 21
A principios de 1941, el gobernador radical Raúl Bertrés aludía al pasado “año de
innegable angustia económica” y explicaba que “no fue posible a mi gobierno encarar
problemas de orden financiero y social, tales como la lucha contra la desocupación […] y
otros problemas tendientes a la despauperización de las clases trabajadoras”. 22 A mediados de

18
Anuario Geográfico Argentino (1942). No se dispone, en estos casos, de cifras discriminadas por
departamento, pero vale una observación sobre la representatividad de estos números en relación a los
trabajadores azucareros ya que la fecha de realización de ambos relevamientos censales (31de diciembre) no
coincide con épocas de zafra.
19
Periódico “El Comercio de Jujuy”, 15 de junio de 1941.
20
Ibíd.
21
“El estancamiento del Norte” (Periódico “El Comercio de Jujuy”, 31 de diciembre de 1942).
22
AHLP, Mensaje del Gobernador Raúl Bertrés (1941: 4). Meses después, una delegación del Sindicato Único
de la Construcción visitaba al primer mandatario demandándole la ejecución de obras públicas “para amortiguar
1942 los conservadores –de nuevo en el poder- daban cuenta de las “duras circunstancias de
las horas que vivimos […] Las condiciones anormales en que se desarrollan las industrias y el
comercio, la carestía de los artículos imprescindibles para la subsistencia”. 23
Desde el Centro Comercial e Industrial se clamaba por el restablecimiento de la
libertad de exportación de minerales: los precios internos para el estaño, el plomo, el zinc, el
antinomio, los caolines, la baritina, entre otros, no alcanzaban –se decía- al 50% de las
cotizaciones en el extranjero. La política aduanera del país ahogaba el desarrollo minero del
Norte al tiempo que facilitaba -con tratamientos especiales como el del plomo- la introducción
de la producción extranjera en condiciones de privilegio. “No olvidemos el hierro, cuyos
yacimientos ya descubiertos afloran en el cerro de Zapla, sólo distante 30 km. de esta mesa,
cuya necesidad de explotación para asegurar la independencia económica y política de la
nación nadie discute”. 24 Se pedía que el Estado nacional “tome a su cargo la explotación, ya
que los capitales jujeños son insuficientes para una obra de aliento, y los capitales argentinos
se retraen y no vienen a buscar su inversión estableciendo los altos hornos necesarios para que
podamos independizarnos del capitalista extranjero”. 25 Dos meses después, la misma entidad
elogiaba, a través de su órgano de difusión, al gobierno nacional puesto que “Dentro de poco
tiempo será una realidad la instalación de altos hornos para la explotación de minas de hierro
en el Norte Argentino bajo el control del Ministerio de Guerra”. 26 El 9 de octubre se creaba
(ley 21.079) la Dirección General de Fabricaciones Militares. 27 El 23 de enero de 1943, el
presidente Castillo disponía la creación del Establecimiento “Altos Hornos Zapla” (AHZ), en
la localidad de Palpalá. 28
Uno de los últimos actos de la Restauración Conservadora sería el levantamiento, en
toda la Nación, del “IV Censo Escolar, del Analfabetismo y de la Vivienda”, que abarcó
alrededor del 70% de la población de cada jurisdicción del país. 29 Además de brindar un
panorama de importantes aspectos de la cuestión social en la época (Kindgard y López Rita

el grave problema de la desocupación que aflige a la Provincia […] El pueblo exige obras públicas, máxime en
estos momentos en que la actividad en las minas y en los ingenios azucareros ha sido disminuida por efecto de la
conflagración europea” (Periódico “El Comercio de Jujuy”, 30 de junio de 1941).
23
AHLP, Mensaje del Gobernador Dr. Fenelón Quintana, Sesión del 20 de junio de 1942, pp. 20-21.
24
Discurso de Héctor M. González Llamazares (Periódico “El Comercio de Jujuy”, 15 de junio de 1941).
25
Ibíd.
26
“El Gobierno Nacional presidido por el Dr. Castillo merece los elogios” (Periódico “El Comercio de Jujuy”,
15 de agosto de 1941).
27
En febrero de 1942, sendos decretos de los poderes ejecutivos de la Nación y la provincia de Jujuy, declaraban
“zona de reserva” al yacimiento de Zapla. En noviembre de ese año, el Centro Comercial e Industrial de Jujuy
reproducía entusiasta el discurso del Coronel Manuel Savio ante la Unión Industrial Argentina, al presentar los
lineamientos de su plan siderúrgico nacional (Periódico “El Comercio de Jujuy”, 14 de noviembre de 1942).
28
Para el caso específico de AHZ se sugiere ver el capítulo que sigue, dedicado íntegramente a su estudio.
29
IV Censo Escolar del Analfabetismo y la Vivienda, Año 1943 (1948).
1999), proporcionaba un cuadro general del peso relativo y la distribución de las actividades
productivas en la provincia. Las cifras obtenidas eran elocuentes en cuanto a la gravitación del
sector agrícola-ganadero (47,4%) en la estructura productiva provincial, cuya importancia
aumentaba notoriamente en los departamentos de El Carmen (75%) y San Antonio (85%) en
los Valles Centrales, siendo igualmente, con mucho, la actividad predominante en las regiones
de Quebrada y Puna, sobresaliendo en esta última el caso de Santa Catalina (91%). Sólo un
22,5% de la actividad económica provincial correspondía a la industria, estando el 50 % de la
misma concentrada en los Valles Subtropicales, zona de emplazamiento de los ingenios
azucareros y de los más grandes aserraderos de la provincia. 30

Los años peronistas: efectos y realidades de la Planificación Quinquenal en Jujuy


El 4 de junio de 1943 un golpe militar ponía fin a lo largo del país a la hegemonía
conservadora, dando inicio a una etapa de profundos cambios en el equilibrio de fuerzas políticas
y sociales que hundía raíces en las transformaciones de la estructura económico-social producida
durante la década anterior. Desde la asunción del gobierno de facto, una serie de decretos
reglamentaron aspectos ligados a la realidad laboral, al tiempo que se ponían en marcha diversas
obras de asistencia social. Las medidas directas en tal sentido habían sido emprendidas por Perón
en octubre de 1943, cuyo triunfo en los comicios del 24 de febrero de 1946 llevaría a consolidar
y expandir los alcances de la nueva política socio-laboral.
Son varios los aportes que han mostrado las persistencias que podían rastrearse en la
sociedad en medio de las rupturas que implicó la irrupción del peronismo en la escena nacional.
Pero recién entonces el Estado demostraría una clara voluntad por industrializar el país,
orientando esfuerzos para convertir al sector en el eje dinámico de la economía (Belini 2009).
Así lo entendieron los miembros del Centro Comercial e Industrial de Jujuy, que en setiembre de
1943 –a tres meses de inaugurarse la nueva coyuntura- celebraban el decreto del gobierno de
facto de creación del Sistema de Crédito Industrial, “destinado a impulsar la industrialización
nacional”.31 En Jujuy, las sucursales del Banco de la Nación que funcionaban en los principales
centros urbanos provinciales canalizarían el otorgamiento de estos créditos, convertidos más

30
El Censo reveló, además, la siguiente distribución de los habitantes de la provincia según área de residencia:
28.560 (28%) en zonas urbanas; 15.583 (15,3%) en zonas cuasi-urbanas y 57.634 (56,7%) en áreas rurales
(Ibíd.). Para un análisis exhaustivo referido a la provincia de los censos productivos y de población, y su
evolución en la larga duración, puede verse Teruel (2006).
31
Periódico “El Comercio de Jujuy”, 15 septiembre de 1943. Se trataba del decreto 6825/43 que disponía la
creación por el Estado de un Fondo de Crédito Industrial administrado por el Banco Central al que se sumarían
los aportes de los Bancos privados adheridos. Los créditos no podían sobrepasar el lapso de diez años a un
interés anual igual o menor al 4%.
adelante en uno de los principales instrumentos de promoción previstos en el Primer Plan
Quinquenal del gobierno peronista.
En un mensaje al Congreso Nacional el 19 de octubre de 1946, Perón expuso los
lineamientos centrales de su acción de gobierno para los siguientes cinco años (1947-1951). Se
trataba de un “Plan de Realizaciones e Inversiones" expresado a través de 27 proyectos de ley
referidos a una variedad de cuestiones. Los objetivos definidos eran –como ha resaltado Belini-
amplios y genéricos sin fijarse, por lo demás, algún tipo de jerarquización. Con todo, era clara la
prioridad otorgada a la industria en la orientación económica global del gobierno de Perón.32 El
horizonte era el desarrollo industrial basado en el consumo interno de bienes de producción
masiva, profundizando así el proceso de sustitución de importaciones. Dentro de estas
perspectivas, las expectativas del gobierno en torno a Jujuy se centraban fundamentalmente en
los Altos Hornos de Zapla, convertidos ya entonces en símbolo de la siderurgia nacional.
A dos meses de producido el golpe de facto de 1943, la Dirección General de
Fabricaciones Militares llamaba a licitación para “la preparación de la mina de hierro y
extracción del mineral, adquisición de piedra caliza y carbón de leña […] con destino a los
altos hornos a instalarse en Palpalá”. 33 Las fuerzas vivas locales veían en los Altos Hornos una
posibilidad concreta de reactivar la deprimida económica provincial: “Nuestra provincia, que se
halla bajo las argucias del problema de la desocupación, debe ser favorecida con la fábrica
industrializadora. Año a año, cuando cesan las labores de la zafra, millares de obreros quedan sin
trabajo, creando situaciones harto afligentes al ochenta por ciento de las familias obreras de la
provincia”. 34 El 11 de octubre de 1945 se obtenía la primera colada de arrabio en suelo
argentino.35 El Primer Plan Quinquenal del gobierno peronista incorporó los lineamientos del
plan siderúrgico trazado por el general Savio, sancionándose en 1947 el Plan Siderúrgico
Nacional, con la perspectiva de suministrar el acero requerido por la industria del país.36 El
funcionamiento de los Altos Hornos reestructuró el espacio económico regional movilizando

32
El 28 de mayo de 1946 -una semana antes de la asunción a la presidencia de Perón- el gobierno de facto había
creado el Instituto Argentino para la promoción del Intercambio (IAPI) con la función de adquirir cosechas y
otros productos agropecuarios a los productores para colocarlos en el mercado internacional. El fin perseguido
era transferir al sector industrial el plus obtenido por estas ventas.
33
Revista “Reflejos”, 31 de julio de 1943.
34
Revista “Reflejos”, 22 de julio de 1944.
35
Como ha destacado Boto (2010) esta primera colada tuvo escasa dimensión, incrementándose a lo largo de los
años siguientes. La gran importancia del emprendimiento residía en constituir la única planta integral en el país
(extracción del mineral-producción de arrabio) que industrializaba sólo materias primas nacionales.
36
En realidad, en lo inmediato el Plan se había fijado la meta de producir localmente un tercio del consumo
anual de acero (Belini 2009).
recursos en torno a la planta industrial, la explotación minera y la forestación de eucaliptus
integrada a la empresa estatal (Boto 2010).
Con respecto al resto del sector minero jujeño, hacia ese año de inicio del Primer Plan
Quinquenal se hallaban en explotación diversos yacimientos. El Censo Industrial de 1946
registró seis establecimientos dedicados a la extracción de minerales metalíferos y otros tres que
extraían minerales de otro tipo, empleando en conjunto a unos 2.360 obreros y a 182
empleados.37 La Compañía Minera Aguilar S. A., que ocupaba alrededor de mil hombres entre
empleados y obreros, producía el 96% del plomo en la provincia rendimiento que –sumado a sus
instalaciones y a la capacidad de sus depósitos- la convertía en la principal del país.38 Además de
El Aguilar, la National Lead Company tenía todavía en explotación en Yavi las minas de
Pumahuasi y La Pulpera las que, junto a otras tres minas pertenecientes respectivamente a José
Giulianotti (Yavi), “José Bach Hnos. y Cía.” (Yavi) y José María Romero Escobar (Rinconada)
producían el 4% restante de plomo en la provincia. La Cía. Aguilar tenía en sus manos, además,
la totalidad de la extracción de zinc en Jujuy, produciendo en 1947 unas 31.000 toneladas.39
La Compañía Minera Pirquitas, por su parte, no había logrado remontar con éxito la
difícil situación en la que se había visto sumida al comenzar la década (ver supra). En 1940 su
producción de estaño había alcanzado las 1.643 toneladas. En 1947 la misma era de tan sólo
174,1 ton., significando esto una merma del 89,40%. 40 Toda la producción de plata de la
provincia provenía también de la explotación de la Cía. Pirquitas, en las vetas laderas del río
Pircas, habiéndose igualmente registrado una notoria disminución en la producción (1.297 ton.
en 1945; 963,4 ton. en 1947).41 Tampoco la producción de oro en la provincia atravesaba una
buena coyuntura. La Compañía Bach Hnos., dedicada en sus orígenes a la importación de coca,
había diversificado inversiones incursionando en los tempranos ’40 en la explotación de un
yacimiento de cuarzo aurífero –la Mina Pabellón en Rinconada- que, tras haber logrado
incrementar la producción intensificando esfuerzos, no ofrecía perspectivas halagüeñas de cara a
37
Censo Industrial de 1946.
38
En 1947 la planta concentraba alrededor de 600 toneladas de plomo por día, teniendo capacidad para
concentrar hasta un máximo de 900. El mineral extraído de la mina era de tipo mixto (una ley media de 10,4% de
plomo; 15,05% de zinc y 280 gramos de plata, por tonelada). Una vez realizada la concentración en la planta, se
obtenía 77,5% de plomo; 5,4% de zinc y 1.500 gramos de plata por tonelada. En los años 1945 y 1946 El Aguilar
produjo alrededor de 21.000 toneladas de plomo, llegando casi a las 26.000 en 1947 (Dirección General de
Minas de la Provincia de Jujuy, Padrón de Minas Año 1947).
39
Ibíd. En 1945 la producción había sido de 26 mil toneladas, y en 1946 de 30 mil toneladas. El material, cuya
concentración –como la del plomo- se realizaba en el mismo lugar del yacimiento, se embarcaba también en la
Estación de Tres Cruces.
40
AHPJ, Expediente Nº 1025, 19 de noviembre de 1947.
41
La Compañía extraía también minerales mixtos de estaño y plata, cuya producción había experimentado,
asimismo, una merma gradual: 1.380,9 toneladas en 1945; 1.049,9 toneladas en 1946, y 905,4 toneladas en 1947
(Ibíd.).
1948, al punto de considerarse la posibilidad de su cierre.42 Existían en Jujuy dos firmas
dedicadas a la producción de borato, siendo la más importante la Compañía Internacional de
Bórax que explotaba las minas “Tres Morros” en el departamento de Tumbaya y “Cauchari” en
el de Susques; la Compañía Argentina de Borato, por su parte, tenía en explotación en Susques la
mina “Salar de Olaroz”. En 1945 la producción de borato había sido de 1.083,7 toneladas y de
2.316 toneladas en 1946, dando un notable salto en 1947 en que alcanzó las 7.318,5 toneladas.43
En cuanto al sector azucarero jujeño hacia la época del lanzamiento del Plan Quinquenal,
a pesar de verse envuelto en las pujas políticas del momento (Kindgard 2001), éste se mantenía
claramente como principal renglón productivo provincial. De acuerdo al Censo Industrial de
1946, unos 866 obreros y 317 empleados trabajaban de forma permanente en las plantas fabriles
de las cuatro Compañías azucareras.44 Como es sabido, los ingenios movilizaban, además, en
torno suyo a importantes contingentes de braceros que hallaban ocupación temporalmente en el
cultivo de la caña y en la zafra. En 1947 Leach's Argentine Estates festejaba con un banquete
ofrecido a su personal la terminación de una cosecha azucarera "que será el récord en los anales
de esta Sociedad". 45 Por su parte, el ingenio Ledesma obtenía de la zafra de ese año un
rendimiento fabril de 12,14%, dos puntos superior al promedio que correspondería en 1948 al
conjunto de los ingenios de la región Norte. 46 En la memoria anual elevada por el directorio de la
empresa a sus accionistas se hacía referencia a la cosecha de 1947 como la máxima registrada
por el ingenio Ledesma, alcanzándose a producir 50.872 toneladas de azúcar.47 Sin embargo, en
1948 la Comisión Interministerial de Estudios Azucareros informaba que la producción de
azúcar apenas alcanzaba para satisfacer las necesidades del consumo interno, haciéndose
imposible la formación de un stock de reserva. Se preveía que el aumento regular del consumo

42
Su producción había sido de 2,56 kilogramos en 1945; 33,74 kilogramos en 1946; 39,34 kilogramos en 1947
(Dirección General de Minas de la Provincia de Jujuy, Padrón de Minas Año 1947). El oro de la Mina Pabellón
era amalgamado y fundido por sus propietarios y vendido en lingotes con una ley media de 976,8 milésimos.
43
El alza se debía a la intensificación de la extracción de la Compañía Internacional de Bórax, que ese año
produjo 6.493 toneladas de borato. Las estaciones de carga de estos minerales se emplazaban en Olacapatos y
San Antonio de los Cobres -distritos salteños- sobre la línea ferroviaria Salta-Socompa del ferrocarril (Ibíd.).
44
Censo Industrial de 1946. En términos generales el número de trabajadores estacionales duplicaba
ampliamente al de los obreros permanentes en los ingenios. Hacia 1948, la cantidad de obreros permanentes que
habitaban el lote "Siberia" del ingenio Ledesma era mayor a 700 (ascendiendo a unas 2000 personas al
contabilizar sus respectivas familias) y se calculaba que, en promedio, el número de trabajadores transitorios
tendía a duplicar -e incluso triplicar- estas cifras (Kindgard 2001).
45
AHPJ, Expediente Nº 474, 25 de septiembre de 1947.
46
En 1948, los 6 ingenios norteños produjeron 163.800 toneladas de azúcar (un 29% del total) con un promedio
de rendimiento industrial del 10,26%; los 28 ingenios de Tucumán produjeron 372.672 toneladas (66% del total)
con un promedio de rendimiento del 7,32%; los ingenios de la región Litoral -3 de Santa Fe y uno del Chaco-
produjeron 27.725 toneladas (5% del total) con un promedio de rendimiento industrial del 7,88%. Estas cifras
daban prueba elocuente de la superior capacidad productiva de los ingenios de Salta y Jujuy (Comisión
Interministerial de Estudios Azucareros 1949: 11).
47
Memoria de Ledesma Sugar Estates and Refining Company (1948).
en el próximo lustro ocasionaría un déficit estimado de unas 30.000 toneladas anuales. Desde
principios de la década había vuelto a estar latente "la cuestión azucarera" en el país,
registrándose desde 1944 un gran incremento en la importación del producto. Ante esta situación
el Estado nacional -ya desde principios de 1945- había implementado una política de
compensaciones, subsidiando a los ingenios que registraban menores niveles de productividad y
beneficiando, así, a los industriales tucumanos, despertando resquemor en sus colegas del Norte.
Con respecto a la explotación forestal –contemplada ciertamente en el Plan Quinquenal-
de entre las 14 empresas que registró el Censo Industrial de 1946, sobresalían unas cuatro firmas
liderando el sector, empleando cada una a más de un centenar de obreros de forma permanente,
además de los trabajadores contratados por temporada. 48 Caso aparte lo constituía la forestación
de eucaliptus en el departamento Capital integrada al complejo AHZ. A las ya mencionadas La
Jujeña S. A. Industrial, Forestal y Ganadera y Luis Zannier e Hijos, se sumaban la
Compañía Industrias Forestales S.R.L. y Alfredo O. Lambrisca & Cía, esta última con un
moderno aserradero (modelo) en la finca “El Palmar”, posesión de 10.700 hectáreas de
bosques maderables en el departamento Santa Bárbara. La capacidad de producción de la
planta –donde trabajaban unos 120 obreros permanentes- era considerable, llegando en la
época a extraer de sus bosques unos 3.000 m3 anuales de maderas de especies típicas de la
región (cedro, quina, tipa blanca, quebracho, etc.) a las que se agregaban las compras hechas a
fincas vecinas. Las maderas industrializadas encontraban un importante mercado en la ciudad
de Rosario, donde la firma tenía instalado un corralón. 49 Aunque de menores dimensiones,
mencionemos también el conocido aserradero de “Pedetti Hermanos” ubicado en la Villa
Gorriti de San Salvador de Jujuy. Un aviso comercial anunciaba: “Maderas estacionadas en
general de todas las variedades argentinas; maquinaria moderna de la que pueden hacer uso
gratuitamente los compradores de madera; explotación de bosques propios”. 50 Por aquellos
años, La Jujeña S. A. requería del gobierno la construcción de un puente sobre el río San

48
Según el mencionado Censo, las 14 firmas que explotaban bosques y tenían instalados obrajes daban trabajo a
615 obreros y a 42 empleados. Se contabilizaron, además, 13 aserraderos, que en conjunto empleaban a unos 400
trabajadores. La actividad maderera daba vida, por su parte, a unas 12 carpinterías dedicadas a la fabricación de
muebles y a otras 7 especializadas en aberturas (puertas, marcos, ventanas, etc.) (Censo Industrial de 1946).
49
La importancia de la inversión realizada por Alfredo Lambrisca y sus socios –los hermanos José Alejandro y
José Arnoldo Calderari- se evidenciaba, además, en la usina eléctrica, las viviendas para el personal, los seis
camiones para el transporte de vigas y rollizos hasta la planta industrial y de maderas aserradas hasta los puntos
de embarque. Diario “El Intransigente”, 10 de septiembre de 1946. Por su parte, en su obraje “Puesto Viejo” –
finca de 7.030 hectáreas también en Santa Bárbara- la “Compañía Industrias Forestales S.R.L.” tenía instalado
un aserradero y fábrica de maderas terciadas y placas, donde trabajaban un centenar de obreros. En el obraje “La
Porotita” que impulsaba Zannier en Yuto hallaban empleo 150 obreros, estando otros 100 ocupados
permanentemente en tareas de desmonte, rodeos y transportes (Ibíd.).
50
Revista “Jujuy Guía Cultural”, 1946.
Francisco cuyo caudal interrumpía la producción durante el verano, “obra que beneficiaría
además a una rica región agraria de Palma Sola y el Valle de Loma de Olmedo”. 51
Pero la agroindustria que el gobierno peronista provincial procuró –hasta donde pudo-
amparar, fue la vitivinicultura, que continuaba en pie a fuerza del voluntarismo de algunos
bodegueros carmenses. Hacia la época en que se produjo el golpe militar del 4 de junio,
existían en El Carmen alrededor de 866 hectáreas con plantaciones de vid en plena
producción. La Antigua Cooperativa Vitivinícola, ubicada en Santo Domingo, funcionaba aún
-subarrendada por un particular- produciendo alrededor de 7 mil cascos de vino por año
(sobre una producción departamental total de 11 mil cascos). El “Establecimiento vitivinícola
con destilería de alcoholes y usina” iba a ser rematado el 28 de setiembre de 1943, y el Banco
de la Provincia ofrecía “un nuevo crédito especial” a los interesados en adquirirla para
continuar con su explotación. 52 El típico vino “Monterrico” obtenía mercados en los ingenios
azucareros de La Mendieta (Río Grande), La Esperanza, Ledesma, San Andrés y el salteño
San Martín del Tabacal -en Orán-, y en todos los pueblos del Ramal ferroviario de Perico a
Yacuiba. También, a través del ferrocarril, se abastecía a los obrajes de la línea Joaquín V.
González a Pichanal y, hacia el Norte, a todos los pueblos quebradeños y puneños por donde
pasaba el tendido ferroviario, hasta La Quiaca.
En agosto de 1943, desde el Departamento de Fomento Agrícola Ganadero, se
informaba al interventor federal Manuel Sueiro que los pequeños viñateros de El Carmen -
cuya superficie dedicada al cultivo de la vid oscilaba entre 2 y 10 has.- se veían en la
necesidad de vender sus cosechas a la antigua Sociedad Cooperativa, ya que la capacidad de
elaboración de los bodegueros particulares prácticamente no exigía a éstos la compra de uva
ajena. “En el caso de que esta bodega dejara de trabajar, se crearía el grave problema
económico del exceso de producción […] lo que traería aparejado una disminución
considerable en el precio de la uva, estando éste supeditado al que ofrezcan los escasos
bodegueros particulares”. 53 Los funcionarios sugerían al gobierno de la provincia la
adquisición de la bodega de la Sociedad Cooperativa y el interventor Sueiro consideró la
posibilidad, encargando la inspección del establecimiento a una Comisión presidida por el
Ing. Alberto J. Iturbe, futuro gobernador peronista de Jujuy.

51
Ibíd.
52
La bodega tenía capacidad para almacenar 2 millones de litros de vino, elaborando 10 mil bordalesas
anualmente. La destilería tenía un rendimiento de hasta 70 litros de alcohol de 95° a 97° por hora de trabajo
continuo (AHPJ, Expediente Nº 190, agosto de 1943).
53
Ibíd.
De las 58 bodegas registradas por el Censo Industrial de la Nación en 1935, sólo 17
seguían operando según lo que mostró el Censo de 1946 (Teruel 2007). Entre ellas –que en
conjunto daban trabajo a unos cuarenta obreros- sobresalían la Bodega y Destilería “El Norte”
de Manuel Quintar, en Estación Perico, y la bodega “Nélida” de Juan Antonio Abraham, en el
paraje La Isla, con una capacidad para almacenar unos 650.000 litros de vino. 54 Tenía en
propiedad 40 hectáreas y arrendaba otras 110 donde, además de viñedos y tabaco (en cuyas
cosechas empleaba a unas 50 familias), cultivaba también frutales y cereales. En octubre de
1947, desde la Asociación Agrícola de El Carmen que los nucleaba, un grupo de productores
viñateros elevaba una petición al gobernador Iturbe, bregando por ayuda oficial para sostener
el precio de la uva que vendían a los bodegueros de la zona, “Teniendo en cuenta que en la
cosecha del año último los industriales que elaboran el vino pagaron por la uva de vinificar
precios que no compensaban el esfuerzo y sacrificio hechos por el productor”. 55 Cuatro meses
después –en época de vendimia- el Delegado de Industria y Comercio de la Nación, Héctor
Curros Saccone, se hacía presente en Jujuy para asistir a la firma de un Convenio entre
viñateros y gobierno provincial, por el cual éste se comprometía a adquirir la cosecha de uva
de todos los productores carmenses y a venderla a los bodegueros al bajo precio de 0,17 el
kg., garantizando además a éstos el otorgamiento de créditos especiales del Banco de la
Provincia para afrontar la operación. 56 Los bodegueros tenían stock de vino sin vender –en
parte debido a la carencia de envases- no disponiendo por lo tanto de capitales para adquirir la
uva. En los considerandos del decreto emitido una semana después por el gobernador, se
advertía que “de no comprar los bodegueros la cosecha, esta se perdería con grave perjuicio
para los productores y la economía general de la provincia y en especial del Departamento de
El Carmen, en el cual la industria vitivinícola constituye una de sus principales fuentes de
producción y de trabajo”. 57 A la vez que apuntalaba la industria vitivinícola, el gobierno
peronista continuó la política de fomento a la producción tabacalera iniciada en la década
54
Allí se elaboraban los vinos “El Jujeño”, que hallaban mercado en todo el Norte, hasta La Quiaca, y en la
provincia de Salta (Orán, Tartagal, Embarcación, Metán, Rosario de la Frontera) (Diario “El Intransigente”, 10
de septiembre de 1946).
55
AHPJ, Expediente Nº 861, 5 de noviembre de 1947. Lo que los productores solicitaban era un mínimo de dos
centavos por grado para la uva de vinificar. La nota fue girada a la Comisión Especial para la Fijación de
Precios, que presidía el vicegobernador Juan José Castro.
56
El Banco se comprometía a prestar hasta un total de $300 mil en conjunto, a un interés del 5% anual,
independientemente de la calificación otorgada a cada bodeguero por el directorio de la entidad. Manuel Quintar
recibió un crédito por el monto de $136.127,81 y Juan Antonio Abraham por $55.543,50. Con este capital, los
bodegueros debían abonar al contado el 75% de la cosecha de uva. El 25% restante debía ser pagado en
documentos comerciales sin recargo de interés y en el plazo de 180 días. Un año después –en enero de 1949-
Quintar y Abraham solicitarían al gobernador Iturbe la garantía para renovar íntegramente los documentos
firmados a la orden del banco de la Provincia, por 180 días más.
57
AHPJ, Expediente Nº 861, 5 de noviembre de 1947.
anterior. Los diputados y senadores nacionales por Jujuy gestionaban en 1946 la creación en
la provincia de un organismo oficial para clasificar el tabaco y supervisar los precios,
defendiendo los intereses de los plantadores frente a las grandes empresas manufactureras. 58
Minería, agroindustria azucarera, explotación forestal y –todavía- la elaboración de
vinos, conformaban, entonces, lo principal del cuadro que presentaba el sector industrial
jujeño en tiempos de la aplicación del Primer Plan Quinquenal en el país. 59 Estas actividades
representaban claramente el grueso de los factores implicados y movilizados en torno a los
procesos productivos secundarios en la provincia. El resto del sector lo componía una serie de
actividades manufactureras de muy pequeña escala, que convocaban entre dos y –a lo sumo-
una decena de trabajadores. 60 El Censo de 1946 contabilizó unos 327 establecimientos de este
tipo en la provincia. 61 La mayoría de estas manufacturas se emplazaba en el departamento
Capital, seguido por los de San Pedro y Ledesma. El siguiente Cuadro nos permite
aproximarnos a su distribución en los principales centros de población. 62

58
Diario “Crónica”, 13 de noviembre de 1946.
59
Incluimos la vitivinicultura entre los principales rubros del sector en tanto parte importante de la actividad
agraria carmense seguía orientándose en torno a su funcionamiento. De ahí, en definitiva, el calificativo aún
vigente de “industria madre del departamento”.
60
Ya Claudio Belini llamó la atención sobre el hecho de que la primera planificación quinquenal se basaba en la
estadística industrial de la última etapa de la Restauración Conservadora y el Estado peronista computó talleres
de menos de diez obreros como parte integral de la industrialización en marcha (Belini 2009).
61
Censo Industrial de 1946.
62
El relevamiento de datos para el Censo Industrial se había realizado entre el 25 y el 27 de marzo de 1947. Tres
meses después, la Oficina de Estadísticas del Distrito Militar Jujuy solicitaba a la Dirección de Tesorería y
Rentas de la Provincia una nómina de los establecimientos industriales existentes. La información a que dio
lugar viene a completar el panorama del espectro y el emplazamiento geográfico del sector manufacturero jujeño
por aquellos años (AHPJ, Expediente Nº 4469, 22 de septiembre de 1948).
CUADRO 1
Establecimientos Manufactureros en principales centros de población de Jujuy
(1947)
N° ESTABLECIMIENTOS
Rubro
S. S. Jujuy San Pedro J. Ledesma La Quiaca El Carmen/
(P. Nuevo) Perico
Panadería 7 4 2 2 3
Fca. de Masas 1 1 1 - -
Fca. de Pastas - 1 - - -
Molino Harinero 1 - - 2 1
Fca. de Helados 2 1 1 1 -
Fca. de Hielo 1 1 1 - -
F. Soda y/o Gaseosas 2 4 3 2 3
Torrefac. de Cafés 2 - - - -
Fca. de Lácteos 1 - - - -
Fca. de Embutidos 1 1 - - -
Peletería 1 - - 1 -
Curtiembre - - - 1 -
Talabartería 2 1 3 2 -
Fca. de Colchones 4 2 - - -
Aserradero 3 4 - - -
Carpintería Mecánica 9 3 1 5 1
Fca. de Carrocerías 1 - - - -
Mimbrería 1 - - - -
Platería 1 - - 2 -
Herrería 2 1 - - -
Fca. de Ladrillos 4 - - 1 -
Fca. de Mosaicos 3 2 - 1 -
Taller Mecánico 1 1 - - -
TOTAL 50 27 12 20 8
Fuente: AHPJ, Expediente Nº 4469, 22 de septiembre de 1948 (elaboración propia)

En el Censo Industrial de 1946 –como en el de 1935- se incluían también como


industrias manufactureras a la publicación de diarios, periódicos y revistas. Sin especificar sus
emplazamientos, el Censo de 1946 constataba el funcionamiento en la provincia de una
fábrica de artículos de cemento (tanques, piletas, etc.), una fábrica de velas, tres
establecimientos dedicados a la elaboración de escobas y cepillos con dos a tres obreros, otro
dedicado a la conserva de alimentos, y uno más al hilado o tejido de algunas fibras. 63
Finalmente, otras fuentes permiten “traducir” en realidades concretas los indicadores
numéricos y obtener una idea más vívida de la situación. Así por ejemplo podemos saber que,
de entre todos los mencionados centros manufactureros en donde –ateniéndonos a los datos
censales- los que mayor cantidad de trabajadores convocaban (10 en promedio) eran los que
elaboraban panes y masas, destacaba la Panadería y Pastelería “La Estrella” de los hermanos

63
Censo Industrial de 1946.
José y Nicolás Cortés, en el centro de San Pedro de Jujuy. Este establecimiento, que había
abierto sus puertas en 1944 contando con modernas instalaciones que cubrían todo el proceso
de elaboración en forma completamente mecánica, “enaltece la capacidad industrial de aquel
centro de población”. 64 Allí trabajaban 22 operarios en forma permanente, elaborando pan,
facturas y masas en razón de 20 bolsas promedio de harina por día en tiempos de zafra, y 15
el resto del año. 65 El Censo constató la existencia de 13 talleres que fabricaban carros y
carruajes, si bien la nómina elevada desde la Dirección de Rentas provincial daba cuenta
solamente de la famosa carrocería de Manuel Ruiz, en San Martín 266 de la ciudad capital. 66
He ahí esbozada la realidad del estado de la industria en Jujuy al promediar el siglo
XX. Punto de arranque, en el rincón norte del país, para las optimistas perspectivas previstas
para el sector en el Primer Plan Quinquenal.

Política pública provincial: coyunturas y prioridades


El año 1949 representa un punto intermedio -de transición- entre las bondades de los
primeros años peronistas y las dificultades económicas que sobrevendrían al final. El país,
como Latinoamérica en general, debió afrontar la caída de los precios internacionales de sus
productos primarios en momentos en que se hacía evidente el estancamiento en que estaba
sumido el sector agrario, situación que llevaría al gobierno de Perón a replantear políticas y
prioridades. Entre éstas, sabido es que la apertura a la inversión extranjera directa en el sector
industrial fue una de las más notorias y de mayor impacto en la opinión pública nacional.
Apenas iniciado 1949 podía leerse en un diario local: “Numerosas empresas extranjeras, de
acuerdo con la autorización del Superior Gobierno de la Nación se están instalando o
preparando los planes de su instalación en el interior del país”. 67
La falta de divisas había empezado a hacerse sentir y el gobierno exhortaba a los
dirigentes gremiales a redoblar esfuerzos “a fin de que los trabajadores produzcan más y
mejor, pues los problemas económicos no serán solucionados con palabras”. 68 Si el ahorro
interno canalizado a través de las instituciones de alcance nacional llegó a ser importante

64
Diario “El Intransigente”, 10 de septiembre de 1946. Los hermanos Cortés habían llegado desde España en
1928, trabajando hasta 1937 en la conocida panadería “Labarta Hnos.” de San Salvador de Jujuy.
65
Téngase en cuenta que en las fábricas de soda o en las de colchones trabajaban en promedio dos obreros; en
las de helado de uno a dos e igual cantidad en las herrerías; de dos a tres operarios en peleterías, orfebrerías y
fábricas de muebles de madera o mimbre; alrededor de cinco obreros en las fábricas de mosaico; y de cuatro a
cinco en los 34 talleres mecánicos de reparación de automóviles, ómnibus, etc. (Censo Industrial de 1946).
66
Un anuncio de 1946 aludía a “La Confianza” de Antonio Argüello en Fraile Pintado, taller de fabricación de
“carros, jardineras y cajas para camiones” (Revista “Jujuy Guía Cultural”, 1946).
67
Diario “Jujuy”, 6 de enero de 1949.
68
Diario “La Opinión”, 11 de enero de 1949.
(Gerchunoff y Antúnez, 2002), en Jujuy los graves problemas de liquidez del Banco
Provincial de Préstamos y Caja de Ahorros ya eran patentes hacia mediados de 1949, como lo
informaba el presidente de la entidad, Román Aldana Baca: “la falta de recursos para afrontar
y dar cumplimiento a las numerosas operaciones de crédito pendiente, ha creado una situación
de estancamiento que afecta en forma directa los intereses y prestigio de la Repartición. 69
Reelecto presidente en noviembre de 1951, a principios de 1952 Perón daba a conocer
un Plan Económico, concebido por el Ministro Alfredo Gómez Morales para hacer frente a la
crítica situación, pero especialmente orientado a poner freno a una inflación desenfrenada. 70
Salarios, precios y tarifas quedaban congelados por dos años, tras los cuales la negociación
salarial estaría supeditada a los niveles de productividad alcanzados. El gobierno jujeño
impartió a intendentes y comisionados municipales las instrucciones del caso para la difusión
del Plan en las comunas, al tiempo que la Central General de Trabajadores (CGT) local
organizaba actos de divulgación “destinado a los afiliados pero también a todos los habitantes
de la provincia”. 71 Este era el contexto económico en el que se lanzaba, a fines de diciembre
de 1952, el Segundo Plan Quinquenal, del que se esperaba la profundización del proceso de
sustitución de importaciones, orientándolo a sectores básicos (siderurgia, metalmecánica,
química).
El otorgamiento de créditos había sido, desde un principio, el instrumento central de
las políticas de promoción industrial del gobierno nacional. 72 En Jujuy el crédito orientado a
la producción venía siendo un importante déficit de las políticas públicas. Creado en 1932, el
Banco de la Provincia había hallado dificultades para sostener créditos a largo e incluso
mediano plazo. En 1941, desde el Centro Comercial e Industrial se instaba al Banco Central
de la República a permitir la creación de bancos locales con autorización para emitir bonos
hipotecarios “a fin de que desaparezca del mercado monetario el préstamo particular, que no
obstante estar asegurado con la garantía real sobre la tierra, reditúa el uno, dos hasta tres por
ciento de interés mensual”. 73 Ya en la era peronista, el Banco Industrial y el Banco Nación –
vía redescuentos de un Banco Central nacionalizado- participaron activamente del

69
Nota al Ministro de Hacienda Jorge Villafañe. AHPJ, Expediente Nº 408, 24 de junio de 1949.
70
Desde 1949 el índice inflacionario se dispararía manteniéndose hasta la aplicación del Plan por encima del
30% (Gerchunoff y Antúnez, 2002).
71
Diario “Noticias”, 3 de abril de 1952.
72
El Banco de Crédito Industrial había sido creado por el gobierno de facto en 1944 para otorgar créditos de
mediano y largo plazo al sector fabril. Entre fines de 1945 y fines de 1948 los créditos prácticamente se
quintuplicaron, con tasas de interés siempre menores a los índices de inflación (Gerchunoff y Antúnez, 2002).
73
Periódico “El Comercio de Jujuy”, 15 de junio de 1941. Los créditos hipotecarios eran, en la época, los únicos
que se otorgaban a largo plazo, lo que tenía que ver con el marco legal existente.
crecimiento industrial que registró el país. A nivel provincial, dijimos ya que parte importante
de la política crediticia se orientó al sostenimiento de una agroindustria tradicional en crisis
como la vitivinicultura a la par que se fomentaba la expansión del cultivo tabacalero, no así su
industrialización. De hecho, la referida manufactura de cigarros “La Jujeña” de Luis Canetti
en San Pedro, registrada en el Censo Industrial de 1935, no figuraba ya en el de 1946. 74
En el caso de la agroindustria azucarera jujeña, el balance tras atravesar aquella década
peronista debe sin duda matizarse con respecto a visiones generales sobre el desenvolvimiento
del sector, obtenidas a partir de la realidad tucumana, que enfatizan la falta de voluntad
inversora de los industriales, privilegiados por lo demás por la política crediticia del gobierno
(Schvarzer, 1996). En su Memoria del año 1947, Ledesma Sugar Estates planteaba la
necesidad de realizar inversiones tendientes a aumentar la producción, a fin de contrarrestar
los elevados recargos experimentados por continuas mejoras de salarios y condiciones de
trabajo, así como los nuevos y crecientes tributos fiscales de la provincia de Jujuy. Si, como
han señalado varios investigadores, a partir de 1948 las liquidaciones, quiebras y cierres de
plantas azucareras se hicieron frecuentes (Schvarzer 1996) recordemos que en Jujuy Leach’s
Argentine Estates había festejado el año anterior la obtención de una cosecha récord mientras
el rendimiento fabril del ingenio Ledesma superaba la más optimista de las previsiones (ver
supra). En fin, a pesar de la disconformidad respecto de las formas en que el Estado nacional
encaraba la regulación del sector, lo cierto es que los ingenios de Jujuy gozaban de una sólida
situación, siendo la excepción, en realidad, el ingenio “San Andrés”. 75 En cuanto a la
participación de las Compañías jujeñas en los beneficios de la política crediticia peronista,
digamos que “Ledesma” no se hallaba entre los principales ingenios receptores de préstamos
de más de un millón de pesos con tasas de entre 4,5 y 5%, entre 1946 y 1955 -que eran en su
mayoría las firmas tucumanas- aunque sí figuraba entre ellos “La Esperanza” de los Leach
(Girbal-Blacha, 2003, p. 313).

74
A partir de 1950 el ritmo de crecimiento de la producción tabacalera en la provincia en contraste con el
estancamiento del cultivo de la uva de vinificar puede apreciarse en las siguientes cifras: 1951/52: 2.632.590
toneladas de tabaco y 2.100 toneladas de vid; 1952/53: 3.600.760 toneladas de tabaco y 1.999 de vid; 1953/54;
4.331.082 toneladas de tabaco y 1.999 de vid; 1954/55: 4.480.381 toneladas de tabaco y 1.999 de vid; 1955/56:
7.245.737 toneladas de tabaco y 2.845 de vid (Anuario Estadístico de la Provincia de Jujuy, 1956, p. 63-64).
75
A partir de los resultados de la zafra 1947 este ingenio aparecía clasificado en el grupo “C” (ingenios anti-
económicos) por la Comisión Interministerial de Estudios Azucareros (véase el Informe Gral. de la Comisión,
Tomo I. Buenos Aires, Banco Central de la República Argentina, 1949, Mapa N° 5). A principios de la década
de 1940, en medio de la difícil coyuntura que atravesaba la minería jujeña, dos de los propietarios de la Cía.
Pirquitas -Alberto Picchetti y Andrés Galinski- incursionarían en el sector azucarero, conformando la firma “La
Merced S. A.” y fundando el ingenio San Andrés en la localidad de El Piquete de San Bernardo, departamento
de Santa Bárbara (Kindgard, 2001).
La otra importante actividad agroindustrial jujeña –la explotación de especies
maderables- recibió durante los primeros años de gobierno peronista un importante impulso a
través del crédito oficial dispensado por el Banco Nación, viéndose al promediar el siglo
afectados por la nueva coyuntura económico-financiera que enfrentó el país. A principios de
1952 los madereros de San Pedro de Jujuy elevaban sus quejas a los poderes públicos por la
restricción de los créditos industriales y el cierre de la sucursal local del Banco Nación. “Por
todos es conocida la situación de los madereros, que es la industria madre de esa zona; por los
grandes gastos y la mala situación de los caminos debido a las lluvias, que sumado a los
plazos de sus ventas, atenta muchas veces contra la estabilidad de sus capitales, para que se
agrave más con esta medida”. 76 Nadie mejor que el gerente de la sucursal sampedreña –se
decía- “conoce del enorme desarrollo obtenido por la industria y que merced a esa
colaboración puede alcanzar grandes proporciones”. 77 En 1955, el conjunto del sector en la
provincia había producido 41.936 m3 de rollos; 7.141 m3 de vigas; 345 m3 de postes cortos;
103,5 m3 de postes largos; 267 m3 de varas, varejones y estacones; 58.174 m3 de leña y
astilla, y unas 1.060 toneladas de carbón vegetal probablemente destinadas a AHZ. 78 Del resto
de la producción, alrededor de un 12% hallaba mercados fuera de la provincia.
La reorientación de la política crediticia del gobierno nacional a partir de 1949 -cuyo
aspecto central fue la inclinación de la balanza a favor del crédito agrario- se reflejó
ciertamente en las operaciones del Banco de la Provincia de Jujuy. En 1951, de los
$23.116.000 que la entidad financiera jujeña dispuso -vía redescuentos del Banco Central- el
26% se asignó a la industria, el 35% al comercio y el 17% a la producción agropecuaria,
distribuyéndose el 22% restante entre servicios, construcción y otros rubros. 79 Para ese
entonces -1950- los registros oficiales provinciales consignaban la existencia de 339
establecimientos industriales y una estructura productiva al interior del sector sin mayores
variaciones en cuanto a su diversificación. 80 Una novedad era la elaboración de vidrios, que
no figuraba en el relevamiento censal de 1946. En 1952 el crédito agropecuario superó
levemente al industrial (26% y 25%, respectivamente). Desde 1953 las diferencias se harían
notables, llegándose a 1955 con los siguientes valores: de los $42.807.000 disponibles, el
14% fue para la industria; 30% para el comercio y 42% para la producción agropecuaria. 81

76
Diario “Noticias”, 14 de marzo de 1952.
77
Ibíd.
78
Anuario Estadístico de la Provincia de Jujuy Año 1956., pág. 52.
79
Ibíd.: 90.
80
Ibíd.: 47.
81
Ibíd.: 90-93.
La obra pública ocupó desde un principio un lugar de privilegio entre las prioridades
de inversión del gobierno peronista jujeño, lo que en realidad no iba a contramano de lo
previsto en el Primer Plan Quinquenal Nacional. Al promediar el cuarto año del gobierno de
Alberto Iturbe, se pedía en la Legislatura local un voto de aplauso al mandatario por estar “a
la vista de todo el pueblo y es de conocimiento de todos los señores diputados la realización
de un amplio plan de obras públicas, jamás ni siquiera soñado en nuestra provincia”. 82 De los
58 millones fijados en el Presupuesto provincial para 1950, se preveía destinar un 79% a la
obra pública y el 21% restante para los gastos corrientes de administración. 83 Además de las
obras de promoción social -salud, educación, vivienda- fue importante la inversión en
infraestructura económica (Quintana, 2009), siendo especialmente notable la consolidación de
la red vial provincial.
El fomento de la minería ocupaba en el Segundo Plan Quinquenal un lugar de
privilegio, siendo esto un punto central de cara a las perspectivas de desarrollo de la provincia
norteña, dadas sus potencialidades en el sector. En 1949, ya en momentos de reorientación de
la política crediticia oficial en respuesta al cambiante escenario económico, el Banco de
Crédito Industrial había puesto en vigencia los préstamos de fomento dirigidos especialmente
a los pequeños mineros. En abril de 1951 una Agencia de Rescate de Minerales de dicho
banco se inauguraba en Abra Pampa. Las dificultades financieras de aquellos años se
reflejaron, por ejemplo, en el creciente ahogo presupuestario en que se vio sumido el Instituto
de Geología y Minería dependiente de la Universidad Nacional de Tucumán, que había
venido emprendiendo estudios geológicos en yacimientos minerales de la provincia. 84 De
todos modos, la producción minera jujeña logró –especialmente en los casos de El Aguilar y
la Compañía Internacional de Bórax- una importante expansión. Así, comparando las cifras de
1947 (ver supra) con las de 1955, la producción de plomo se incrementó en el lapso de ocho
años en un 42%; la de zinc en un 35% y la de boratos en un 50%. 85 Notable siguió siendo, por
su parte, la caída en la producción de Mina Pirquitas. 86 Por razones obvias cabe mencionar
aparte el proceso de crecimiento de la producción de AHZ, ligado directamente a políticas

82
AHLP, Discurso del diputado Carlos Snopek, Sesión del 30 de setiembre de 1949.
83
AHLP, Sesión del 10 de octubre de 1949.
84
Creado a mediados de la década de 1940, de los 13 investigadores con que contaba el Instituto en 1950 –
algunos de ellos contratados en el exterior- sólo quedaban tres en 1953 ante la falta de recursos para continuar
los trabajos de campo.
85
Anuario Estadístico de la Provincia de Jujuy Año 1956, pág. 51. Digamos que también la producción de arcilla
blanca pasó de las 270 toneladas de 1947 a unas 814 en 1955.
86
El ya pobre resultado de 174 toneladas de estaño y 963 toneladas de plata de 1947 bajó a 90 toneladas de
estaño y otras 90 de plata en 1955 (Ibíd.).
específicas de carácter nacional que trascendían la órbita de decisión de los poderes
provinciales. Las 3.212 toneladas de arrabio de 1945 pasaron a ser 34.539 una década
después. 87
Un caso puntual de promoción industrial por parte del gobierno provincial fue la
puesta en funcionamiento de la “Primera Hilandería Jujeña”, emplazada en el Barrio del Viejo
Matadero, en los suburbios de San Salvador de Jujuy. La Hilandería había nacido de la
iniciativa de un par de inmigrantes húngaros que hacia mediados de 1949 elevaron una
propuesta al gobernador Iturbe para dar destino a la maquinaria textil que, adquirida por el
Estado a finales de la década de 1920, se encontraba desde 1943 en desuso y progresivo
deterioro en un derruido edificio próximo a la sede de la Misión de Estudios de Patología
Regional (MEPRA). 88 El profesor José Berzy y el ingeniero Pedro Micsinay –ambos llegados
a la Argentina en marzo de 1949 con una nutrida experiencia en las implicancias técnicas y
organizativas de las fábricas textiles en su país de origen- proponían la creación de una
sociedad mixta, en la cual ellos participarían aportando como capital “su experiencia, su
ciencia y su trabajo”. 89 El 22 octubre 1949 un decreto del Ejecutivo Provincial autorizaba la
operación. Y ese mismo día se firmaba el contrato por el cual el gobierno de la provincia
destinaba la suma de $163.200 al emprendimiento y José Berzy se comprometía a tener
montada y en funcionamiento la Hilandería antes del 1° de mayo de 1950. Finalmente, el 5 de
marzo de 1951 la prensa local anunciaba la constitución de la “Primera Hilandería y Tejeduría
Jujeña-Sociedad Mixta”. 90 La fábrica, que tenía instalada maquinaria con motores a corriente
eléctrica y a vapor y contaba con lavadero, secadero, tintorería de tejidos y depósitos, preveía
la industrialización de la lana y demás materias textiles naturales y artificiales. 91 A nivel
nacional, el Primer Plan Quinquenal había contemplado el crecimiento de la industria textil –

87
A partir de la primera colada se registró un progresivo aumento año a año: 12.091 toneladas en 1946; 15.735
en 1947; 17.348 en 1948; 18.551 en 1949; dándose un salto notable en 1952 en que se produjeron 31.748
toneladas; 36.332 toneladas en 1953; 39.596 toneladas en 1954; y 34.539 toneladas en 1955) (Ibíd.).
88
Se trataba de un par de cardadoras automáticas, maquinas de hilar, husos, etc., cuya instalación, promovida por
el gobierno de facto en 1943, había quedado inconclusa. Algunos equipos habían sido luego destinados a otros
fines (algunas máquinas-herramientas se hallaban en el Taller de Vialidad de la Provincia y un grupo electrógeno
diesel dotaba de energía al Hotel Termas de Reyes). El valor real de la maquinaria disponible se estimaba en
unos $400 mil, y el del edifico en $50 mil. AHPJ, Expediente Nº 507, 1949.
89
Ibíd.
90
Diario “Jujuy”, 5 de marzo de 1951. El contrato de conformación de la Sociedad se había firmado el 28 de
febrero de 1951, fijándose su capital social en 5 millones de pesos, de los cuales $2.125.000 los aportaba el
Gobierno Provincial en forma de maquinarias, instalaciones e inmueble; $2.500.000 en efectivo provenían de la
Caja Provincial de Jubilaciones y Pensiones, y los restantes $375 mil los suscribían los señores Berzy y
Micsinay, siendo provisionalmente aportados por el Gobierno de Jujuy (AHPJ, Expediente Nº 507, 1949).
91
Hasta el momento, la confección de indumentaria calificada como “industrial” estaba a cargo de unos 45
talleres con, a lo sumo, un par de obreros cada uno (Anuario Estadístico de la Provincia de Jujuy, 1956, p. 47).
consolidada durante los años de la Segunda Guerra- entre sus principales metas siendo, de
hecho, la rama más dinámica (liderada por el algodón) del sector secundario durante los
primeros años peronistas (Belini, 2009). En 1955 la Hilandería Jujeña -que venía funcionando
desde su apertura con unos 11 empleados y un promedio de 35 obreros- alcanzó una
producción de 40 millones de kilos de hilo de lana de oveja; 346.162 kilos de hilos de lana de
llama, y 1.820.966 kilos de lana de llamitas. 92
La experiencia de la Hilandería fue el único ejemplo claro de promoción oficial por
parte del gobierno jujeño a un emprendimiento industrial de nuevo tipo en la provincia,
distinto a las tradicionales actividades agroindustriales y extractivas. Cuando en febrero de
1949 el Presidente del Consejo Económico Nacional, Ramón Cereijo -buscando organizar el
otorgamiento de permisos de cambio de las exiguas divisas disponibles- había requerido del
gobernador Iturbe indicación de los materiales y elementos necesarios del exterior para
continuar o poner en ejecución obras y emprendimientos económicos en la provincia, “ a fin
de contemplar de manera orgánica y dentro de las disponibilidades previsibles, la atención de
las mismas según su grado de esencialidad”, la respuesta refirió a una serie de máquinas
pedidas en mayo de 1948 al IAPI, necesarias para habilitar la Escuela Industrial de Cerámica
(molino para pasta de porcelana, amasadora, tornos y balancines), y a tres moto-niveladoras
norteamericanas cuyo permiso de importación se había gestionado ante el Banco Central
también un año atrás para proseguir el Plan Vial de la provincia. 93 Aunque sin duda los
procesos económicos y sociales desplegados en torno a la actividad de AHZ marcaron una
diferencia sustancial, hacia el final de aquellos años peronistas los signos de transformación
estructural que el sector industrial jujeño presentaba con respecto a la precedente etapa de
gobiernos conservadores eran menos evidentes que sus rasgos de continuidad. 94

Reflexiones finales
El Jujuy que en la década de 1930 iba a sufrir los embates de la crisis económica
mundial era uno de esos espacios que, unos años después, los teóricos de la modernización –
atentos a posibilidades y obstáculos en el camino hacia la sociedad industrial- llamarían
“tradicionales”. Más allá de los reparos que desde la historia se han hecho ya a

92
Ibíd.: 50.
93
AHPJ, Expediente Nº 195, 1949.
94
En 1956, en el rubro “Industrias” figuran: ingenios azucareros (Ledesma, La Esperanza, Río Grande, El
Piquete que sería La Merced); Aserraderos; Fábrica de aceites; establecimientos vitivinícolas, fábricas de madera
terciada; fábricas de conservas y de dulces; fábricas de hilados y tejidos; Filigranas; Curtiembres, Alfarería, etc.
(Jujuy Guía Cultural, 1956, p. 38).
conceptualizaciones tales (Kindgard, 2002), lo que aquí interesa remarcar es la prevalencia en
la provincia de los indicadores típicos que sustentaban estas calificaciones, a saber: fuerte
predominio de las actividades agropecuarias en la estructura productiva general –con
importante presencia de economías de subsistencia a nivel de la estructura agraria-; un sector
industrial signado por la gravitación de agroindustrias que asumían las formas de verdaderos
enclaves. A ello se sumaban altísimas tasas de mortalidad infantil y analfabetismo, de por sí
reveladoras de niveles de pobreza incompatibles con un crecimiento económico sustentado
exclusivamente en el mercado local.
El Censo de 1935 mostró un sector manufacturero jujeño diversificado en una serie de
actividades productivas urbanas, además de las agroindustriales y extractivas. A fin de
obtener una imagen más vívida de las realidades abordadas, hemos procurado combinar, en la
medida de la disponibilidad de fuentes, los datos de nivel macro –las cifras que nos devuelven
los censos- con información más concreta, a “ras del suelo”, que nos permita entre otras cosas
dimensionar la decisión de los encargados de las estadísticas oficiales de registrar como
“industriales”, por caso, a la heladería de José Lacunza sobre la calle Alvear de la ciudad
capital, a la fábrica de embutidos de Belisario Tabera en la siguiente cuadra o al taller donde
don Mario Ramos hacía su filigrana. 95 Para saber de la escasa significatividad de estas
empresas en términos, por ejemplo, de la mano de obra que en conjunto eran capaces de
movilizar, baste recordar las recurrentes alusiones –de gobierno, corporaciones y prensa- a la
desocupación reinante aún cuando a nivel nacional empezaban a percibirse, ya al promediar la
década, los frutos del proceso de sustitución de importaciones traducidos en un crecimiento
del empleo industrial y una reactivación económica que se anticipó incluso a la de los países
centrales. A pesar del afianzamiento de la agroindustria azucarera y de la irrupción de la gran
minería en las tierras altas, la economía jujeña a las puertas del peronismo permaneció
signada por el estancamiento y la recesión. No es el consabido carácter estructuralmente
periférico de la provincia norteña lo que quisimos tematizar aquí sino, antes bien, el grado de
conjunción entre políticas nacionales y provinciales partiendo de una perspectiva que, aun en
medio de los condicionamientos contextuales, reconoce intersticios abiertos a la capacidad de
maniobra de los actores políticos decididos a promover el cambio social. Un primer dato en
tal sentido era, en aquellos tiempos conservadores, la falta de compromiso de los poderes
centrales con las realidades y necesidades específicas de Jujuy, paradigmáticamente expresada

95
Por cierto, distintos autores han llamado la atención sobre la distorsión implícita en calificar de industriales a
talleres de reparación de vehículos, a panaderías, talabarterías, talleres gráficos, de costura, etc. (Belini, 2009;
Schvarzer, 1996).
en el derrotero de la vitivinicultura carmense o en los avatares de “Mina Pirquitas”. En la
transición al peronismo se inscribe la historia de los Altos Hornos de Zapla, que constituyó un
caso particular y como tal ha sido aquí considerado.
Durante los años peronistas, los grandes ingenios azucareros jujeños continuaron, a
contramano de la mayoría de las compañías tucumanas, en la senda de la consolidación
económica iniciada dos décadas atrás, sin duda beneficiándose –más allá de percepciones
inmediatas- de las medidas del gobierno que promovían la expansión del mercado interno. La
fuerte gravitación de la agroindustria seguiría siendo el dato básico de la estructura productiva
provincial. La importancia de las políticas socio-laborales del peronismo para la
consolidación de un mercado de trabajo en torno a los ingenios ha sido ya suficientemente
demostrada a partir de los pioneros trabajos de Rutledge (1987). Lo que nos interesa aquí
puntualizar es la ausencia en la provincia de políticas de fomento industrial específicamente
orientadas a integrar y dinamizar al sector manufacturero jujeño en torno a los impulsos
productivos derivados del funcionamiento de las fábricas de azúcar. La misma conclusión
podría ser válida para el caso de los AHZ, en la medida en que la dinamización del espacio
económico provincial que estos lograron suscitar se produjo de forma espontánea, sin contar
con planes oficiales de inversión ni políticas crediticias para promover actividades
manufactureras capaces de generar eslabonamientos transversales con eje en la marcha del
nuevo complejo industrial, yendo más allá de las perspectivas de integración vertical trazadas
en órbitas nacionales.
Es cierto que la prioridad casi excluyente que los poderes públicos locales otorgaron a
la obra pública se tradujo en gran medida en infraestructura –puentes, caminos- de
indiscutible importancia para el funcionamiento de la economía en general. En lo que aquí
concierne, el consiguiente avance en materia de integración territorial no tuvo contrapartida a
nivel de una integración del sector manufacturero provincial, cuyas principales ramas –
azucarera, minera, forestal- siguieron básicamente organizadas bajo la forma de enclaves. En
medio de planes quinquenales de alcance nacional que enfatizaban el papel de la industria en
la “Nueva Argentina”, el grueso del sector manufacturero jujeño seguía su evolución por
carriles conocidos. Parte importante del crédito oficial se dirigió a sostener una actividad ya
condenada -la vitivincultura- y el fomento alternativo de la producción de tabaco no incluyó
el estímulo a su manufacturación. Por su parte, la miríada de establecimientos de muy
pequeñas dimensiones dedicados a actividades cuasi artesanales –todavía incluidos en las
estadísticas oficiales- continuaban componiendo un cuadro de piezas desvinculadas entre sí, y
sin gravitación relevante en términos reales de producto industrial. Como ha enfatizado Jorge
Schvarzer, la acumulación de talleres no es suficiente para conformar un sistema fabril
(Schvarzer, 1996). Sin duda, la decisión de promover la industria textil aprovechando la
materia prima existente en las postergadas tierras altas jujeñas dejó una marca distintiva en los
lineamientos generales de la política económica provincial. El carácter de hito conferido a la
experiencia de la Hilandería Jujeña -a la vez que revela toda su importancia- pone de
manifiesto, empero, su excepcionalidad.
Si no podría hablarse, entonces, de la existencia de políticas específicas de nivel
provincial orientadas a diversificar y apuntalar al sector manufacturero jujeño, señalemos que
tampoco los industriales locales –salvo los azucareros y en cierta medida los madereros-
pudieron beneficiarse grandemente con las políticas de macronivel orientadas a la producción
de bienes finales destinados a un mercado interno expandido por la redistribución de los
ingresos. En Jujuy, como en el país, los sectores populares en general participaron de la
bonanza de los primeros tiempos peronistas. Sin embargo, las características demográficas y
sociales del espacio provincial ponían un claro límite a la expansión del mercado consumidor
local, cuyas dimensiones no eran suficientes para sostener en el tiempo el crecimiento
industrial. En buena medida, el “nudo gordiano” del desarrollo económico regional pasaba
por la cuestión de las tarifas ferroviarias diferenciales, reclamadas ininterrumpidamente por
las fuerzas vivas jujeñas a lo largo del cuarto de siglo aquí analizado. Las probabilidades de
“desatarlo” dependían de la conjunción de estrategias y políticas de nivel provincial y
nacional. La histórica protección de los poderes centrales de la que gozó la agroindustria del
azúcar para asegurar su despegue y consolidación vía acceso a los mercados metropolitanos es
elocuente al respecto. También lo es –por las razones opuestas- el proceso de gradual
languidecimiento de la vitivinicultura jujeña, que demostró lo infructuoso de los esfuerzos de
los poderes provinciales, en ausencia de un proyecto integrador de alcance nacional.
En fin, en Jujuy ni “el ‘mundo feliz’ del peronismo se montó sobre el legado de una
estructura productiva profundamente modificada por la expansión de la manufactura”
(Gerchunoff y Antúnez, 2002, p. 141) ni el nuevo movimiento dejaría tras de sí una herencia
tal. En un punto, la problemática aquí implicada tiene que ver también con la intensidad de la
luz que algunas presunciones de la historia nacional puedan arrojar para la comprensión de los
procesos históricos provinciales que nos han ocupado. He ahí todo un campo aún abierto al
debate historiográfico.
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Archivo Histórico de la Legislatura Provincial (AHLP) Diario de Sesiones de la Honorable
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Archivo Histórico de la Legislatura Provincial (AHLP) Diario de Sesiones de la Honorable
Legislatura de la Provincia, Diputado Emilio Navea (Partido Popular), Sesión del 18
de julio de 1939.
Archivo Histórico de la Legislatura Provincial (AHLP), Mensaje del Gobernador Raúl
Bertrés, Jujuy, Imprenta del Estado, 1° de mayo de 1941.
Archivo Histórico de la Legislatura Provincial (AHLP), Sesión del 20 de junio de 1942.
Archivo Histórico de la Legislatura Provincial (AHLP) Expediente Nº 190, agosto de 1943.
Archivo Histórico de la Legislatura Provincial (AHLP) Expediente Nº 83, 2 de diciembre de
1943.
Archivo Histórico de la Legislatura Provincial (AHLP) Expediente Nº 474, 25 de septiembre
de 1947.
Archivo Histórico de la Legislatura Provincial (AHLP) Expediente Nº 861, 5 de noviembre de
1947.
Archivo Histórico de la Legislatura Provincial (AHLP) Expediente Nº 1025, 19 de noviembre
de 1947.
Archivo Histórico de la Legislatura Provincial (AHLP) Expediente Nº 4469, 22 de septiembre
de 1948.
Archivo Histórico de la Legislatura Provincial (AHLP) Expediente Nº 195, 1949.
Archivo Histórico de la Legislatura Provincial (AHLP) Expediente Nº 408, 24 de junio de
1949.
Archivo Histórico de la Legislatura Provincial (AHLP) Expediente Nº 507, 1949.
Archivo Histórico de la Legislatura Provincial (AHLP) Discurso del diputado Carlos Snopek,
Sesión del 30 de septiembre de 1949.
Archivo Histórico de la Legislatura Provincial (AHLP) Sesión del 10 de octubre de 1949.
Censo Industrial de 1935 (1938) Comisión Nacional del Censo Industrial. Buenos Aires.
Censo Industrial de 1946 (1947) Dirección General del Servicio Estadístico Nacional, Buenos
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IV Censo Escolar del Analfabetismo y la Vivienda, Año 1943 (1948) Buenos Aires: Talleres
Gráficos del Consejo Nacional de Educación.
Diario Crónica, Jujuy, 13 de noviembre de 1946.
Diario El Intransigente, Salta, 10 de septiembre de 1946.
Diario Jujuy, Jujuy, 6 de enero de 1949.
Diario Jujuy, Jujuy, 5 de marzo de 1951.
Diario La Opinión, Jujuy, 11 de enero de 1949.
Diario Noticias, Jujuy, 14 de marzo de 1952.
Diario Noticias, Jujuy, 3 de abril de 1952.
Diario Zapla, Jujuy, 15 de junio de 1943.
Informe General de la Comisión, Tomo I (1946) Comisión Interministerial de Estudios
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Periódico La Cumbre, N° 3, El Aguilar, noviembre de 1965.
Periódico El Comercio de Jujuy, Jujuy, 15 de marzo de 1941
Periódico El Comercio de Jujuy, Jujuy, 15 de junio de 1941.
Periódico El Comercio de Jujuy, Jujuy, 30 de junio de 1941.
Periódico El Comercio de Jujuy, Jujuy, 15 de agosto de 1941.
Periódico El Comercio de Jujuy, Jujuy, 14 de noviembre de 1942.
Periódico El Comercio de Jujuy, Jujuy, 31 de diciembre de 1942.
Periódico El Comercio de Jujuy, Jujuy, 15 septiembre de 1943.
Revista Jujuy Guía Cultural, Jujuy, 1946.
Revista Jujuy Guía Cultural, Jujuy, 1956.
Revista Reflejos, Jujuy, 22 de julio de 1944.
Revista Reflejos, Jujuy, 31 de julio de 1943.

Siglas
AHLP: Archivo Histórico de la Legislatura Provincial
AHPJ: Archivo Histórico del Poder Judicial
AHZ: Altos Hornos Zapla
CGT: Central General de Trabajadores
IAPI: Instituto Argentino de Promoción del Intercambio
MEPRA: Misión de Estudios de Patología Regional

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