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Antología de Mitos y Leyendas Del Mundo
Antología de Mitos y Leyendas Del Mundo
MITOS Y LEYENDAS
DEL MUNDO
2015 - 2016
1. Mito de Bachué, la Madre del Género Humano ...............................................
2. El triángulo de las Bermudas ............................................................................
3. La muerte de Lumaluma ..................................................................................
4. El espeluco de las aguas..................................................................................
5. Anansi, la araña ...............................................................................................
6. La leyenda de la mandioca...............................................................................
7. Amaterasu ........................................................................................................
8. Bulira ................................................................................................................
9. Cómo nacieron el sol y la luna .........................................................................
10. Tronquitos de Brasil .......................................................................................
11. Malina .............................................................................................................
12. La maldición de “El holandés errante” ............................................................
13. Fundación de Roma .......................................................................................
14. La niña que se encantó en el lugar llamado Kiwkiwlime ................................
15. Ishtar, la diosa del amor .................................................................................
16. La cabeza delatora .........................................................................................
17. Apolo y Dafne .................................................................................................
18. La ondina ........................................................................................................
19. Agitación del Océano .....................................................................................
20. El ermitaño iracundo ......................................................................................
21. Bochica, el Maestro de los Muiscas ...............................................................
22. El familiar de Tarija .........................................................................................
23. Pan Gu y la creación del mundo ....................................................................
24. Sitio para uno más .........................................................................................
25. Ra, el dios del sol ...........................................................................................
26. El pastor de la Albufera ..................................................................................
27. El mito de Orfeo y Eurídice .............................................................................
28. La ola misteriosa de Tumaco .........................................................................
29. Fenrir .........................................................................................................................................
30. La leyenda del colibrí ................................................................................................................
31. El secreto del fuego ...................................................................................................................
32. El vestido envenenado ..............................................................................................................
33. Narciso y Eco ............................................................................................................................
34. El duende ..................................................................................................................................
1. Mito de Bachué, la Madre del Género Humano
(Mito colombiano)
La diosa femenina sacó consigo de la mano a un niño de tres años con quien bajó
la serranía y en el llano, en donde posteriormente surgió el pueblo de Iguaqué,
construyó una choza, la cual se convirtió en la primera vivienda de los muiscas en
Boyacá. Cuando el niño creció en su desarrollo natural, Bachué se casó con él,
realizándose así el primer matrimonio chibcha. Esta unión fue tan importante y la
mujer tan prolífica y fecunda, que en cada parto tenía entre cuatro y seis hijos, con
lo cual muy pronto se llenó de gente la tierra. Este es el origen chibcha del género
humano.
Bachué y su hijo y esposo viajaban por todas partes, dejando hijos en todas ellas.
Cuando ya estaban viejos llamaron a sus descendientes y fueron acompañados
hasta la laguna de Iguaqué, su lugar de origen. Allí Bachué les hizo una plática
final, exhortándolos a la paz, después de la cual se despidieron y se convirtieron
en dos grandes serpientes que se sumergieron en la laguna, que desde entonces
se convirtió en santuario chibcha.
2. El triángulo de las Bermudas
(Estados Unidos)
A las dos de la madrugada del 5 de diciembre de 1945, una patrulla integrada por
cinco bombarderos Grumman, de la marina de Estados Unidos de América,
despegó en Fort Lauderdale, para realizar un vuelo de entrenamiento. Las
condiciones meteorológicas eran perfectas. Poco después, los pilotos
transmitieron por radio que todos los instrumentos de vuelo funcionaban mal: los
girocompases se estaban “volviendo locos”. Dos horas después del despegue, la
base perdió todo contacto con las aeronaves.
De inmediato despegó un bombardero Martin para buscar a la patrulla perdida. Al
cabo de 20 minutos, también se perdió el contacto por radio con el Martin. Nunca
se encontró un solo rastro de ninguna de las aeronaves; en total, seis aviones
tripulados por 27 hombres se perdieron en un cielo transparente.
El desastre hizo que apareciese una nueva expresión: el Triángulo de las
Bermudas. Porque ésa fue la región del Atlántico donde los miedos,
profundamente arraigados, de los aviadores y marinos, encontraron por fin un
sólido fundamento.
La desaparición de los seis aviones estaba lejos de constituir el primer incidente
misterioso que se registraba en el área: durante largos años, se había
comprobado que en el Triángulo de las Bermudas surgían problemas para la
navegación y actuaban extrañas fuerzas magnéticas. Dentro de esa zona se había
producido un desastre mayor incluso que el de la desaparición de los seis aviones:
el que protagonizó el Cyclops, un buque de abastecimiento de la marina
norteamericana, de 19 000 toneladas.
En marzo de 1918, el Cyclops navegaba de Barbados a Norfolk, Virginia, cuando
desapareció de la superficie del océano, con su tripulación de 309 hombres, sin
emitir ninguna señal de que se encontraba en peligro y sin que jamás se
encontrase el más mínimo resto del naufragio.
Sin embargo, fue en 1945 cuando el Triángulo de las Bermudas entró en la
leyenda. A partir de entonces, la zona ha recibido diversos nombres: Triángulo del
Demonio, Triángulo de la Muerte, Mar del Vudú y Cementerio del Atlántico. El
Triángulo goza de la dudosa fama de haberse tragado 140 barcos y aviones y más
de 1000 personas.
3. La muerte de Lumaluma
(Mito australiano)
Lumaluma era una ballena que surgió del mar en forma de hombre en Cape
Stewart, cerca de Milingimbi, en el centro de la región costera de Aernhem Land
(Australia). Cuando estuvo en tierra firme, consiguió dos esposas y se dirigió hacia
el oeste, llevándose con él importantes rituales religiosos llamados, mareiin, ubar y
lorgun como dones para la humanidad.
Pero Lumaluna era glotón y abusó de su sagrada función: cada vez que veía
comida deliciosa, como la dulce miel silvestre, o los deliciosos ñames, los
declaraba mareniin (sagrados) y solo él podía comérselos.
Mientras tanto, iba enseñando los ritos haciendo sonar sus bastones al golpearlos
entre sí: "¡Es bueno todo ello!"
Cuenta la leyenda bogotana, que en una calleja tortuosa que llegaba a la plazuela
de La Pola y a la Capilla de las Aguas, acudía mucha gente a venerar a la Virgen
de las Aguas, la que recibía plegarias, ofrecimientos, peticiones y limosnas.
Siempre se consideró que la imagen de la Virgen, la Divina Patrona, era de una
celestial belleza.
En una casita cercana a la Iglesia vivía una hermosa mujer, de singular cabellera y
de muchos encantos y atractivos. Su tez bellísima y radiante y su cabello como un
vellocino de oro, eran la admiración de los santafereños, y asimismo, la envidia de
las mujeres. Los piropos hacia su hermosura se hicieron constantes; y los elogios
a su belleza la convirtieron en una mujer atrozmente vanidosa y sumamente
orgullosa.
Un día de su cumpleaños, los parientes de la bella mujer resolvieron invitar a
personas distinguidas de la capital para que tomaran las tradicionales “onces”
santafereñas. Allí acudió un selecto grupo de galanes y señoras que presentaron
sus cumplidos a la bella cumpleañera.
Después de las charlas con los chismes de Santafé: las .aventuras del Virrey, los
cuentos de novios, las críticas a las amigas y otras cosas incontables, uno de los
presentes hizo alusión a la blonda cabellera de la joven, con palabras de lisonja.
Entonces la señorita, para que la oyeran todas, henchida de vanidad dijo mirando
a las otras, mientras se alzaba el cabello con las dos manos: “Este cabello no lo
tiene más hermoso ni la Virgen de las Aguas”.
Cuando ella dijo la blasfemia, cuentan las gentes que un trueno repercutió con
ruido sordo, se oscureció el firmamento y la casa se llenó de olor a azufre
quemado, y la joven vanidosa vio y sintió que sus cabellos se trocaron en
serpientes que brotaban de su cabeza. Era la proyección de la Medusa (…)
griega. La muchacha endemoniada lanzaba exclamaciones pavorosas, que hizo
que todos la abandonaran. Toda la gente escapó despavorida, pidiendo a gritos
misericordia.
Dice la leyenda que el diablo se apareció, con largos cuernos y aprisionó a la
hermosa santafereña, llevándola por los aires a la región de las sombras. Un
artista de su tiempo pintó la escena diabólica en un cuadro que estuvo mucho
tiempo en la iglesia de las Aguas. Las gentes miraban el cuadro de la vanidosa
santafereña con serpientes en su cabello, el cual fue motivo de la superstición
popular.
5. Anansi, la araña
(Mito africano)
Había una vez una india llamada Atioló. Cuando el suelo se cubrió de las frutas de
murici, Atioló se casó con Zatiamaré.
Las frutas desaparecieron, y las aguas del río subieron pudriendo el suelo.
Después, el sol quemó la tierra y un vientecillo húmedo bajó de lo alto de la sierra.
Cuando los murici comenzaron a caer otra vez en una lluvia amarilla, Atioló se
sintió contenta. Estaba embarazada y quería una niña.
Zatiamaré, por el contrario, vivía rezongando:
—Quiero un hijo. Para que crezca igual que su padre. Para que fleche capibaras
igual que su padre. Para que se pinte la cara de urucu, igual que su padre.
Pero nació una niña. Zatiamaré estaba tan furioso que pasó muchas lunas sin
mirar su cara. Ni siquiera le puso un nombre. La madre la llamó Mani.
EI único regalo que Zatiarnaré hizo a la niña fue una iguana de rabo amarillo. Pero
no conversaba con ella, no. Si Mani preguntaba algo, él respondía con un silbido.
— ¿Por qué no hablas con tu hija? —preguntaba muy triste Atioló.
—Porque yo no pedí esta hija —respondía él. —Para mí es como si fuese de
viento.
Hasta que Atioló quedó embarazada otra vez.
—Si esta vez no es un varón igual a su padre —juraba Zatiamaré— la abandonaré
en la copa de un árbol. Y ni con silbidos voy a hablar con ella.
Pero nació un niño: Tarumá.
Con él conversaba el padre. Lo cargaba en su espalda para atravesar el río, lo
sentaba en sus rodillas para contarle historias.
Mani pidió entonces a su madre que la enterrase viva. Así, su padre estaría
contento. Y tal vez, ella serviría para algo. Atioló lloró muchos días por el deseo de
su hija. Pero tanto le rogó Mani, que al fin la complació.
Atioló hizo un hueco en lo alto del cerro y enterró a su hija.
—Si necesito algo —dijo Mani— tú lo sabrás.
Atioló regresó a casa. Esa noche soñó que su hija sentía mucho calor. Temprano
en la mañana fue al cerro y la desenterró.
— ¿Dónde quieres quedar ahora? —preguntó.
—Donde haya más agua —pidió Mani. —Llévame a la orilla del río. Si no estoy
bien, tú lo sabrás.
Esa noche, Atioló no soñó nada. Pensó que su hija estaba contenta en el nuevo
lugar. Por la tarde, sin embargo, cuando se bañaba en el río recibió un mensaje.
Flotando en el agua llegó la voz de Mani.
—Sácame de la orilla del río. El frío no me deja dormir.
Atioló obedeció. Llevó a su hija lejos, en medio del monte.
—Cuando pienses en mí —dijo la niña— y ya no recuerdes mi rostro, es la hora de
venir a visitarme. Entonces, ven.
Pasó mucho tiempo. Bastante y bastante. Un día, Atioló sintió nostalgia de su hija,
pero no recordó su rostro. Entonces, fue al monte y en lugar de Mani, encontró
una planta alta y muy verde.
—Una planta tan alta no puede ser mi hija —murmuró.
En ese mismo instante la planta se dividió. Una parte se fue arrastrando,
arrastrando y se transformó en raíz. Atioló pensó que podía llevar esa raíz a casa.
Era la mandioca.
VOCABULARIO
Mandioca (sinónimo: yuca): Arbusto de América de dos o tres metros de altura,
de cuya raíz se extrae una sustancia blanca, similar a un polvo, llamada tapioca,
con el que se prepara una sopa. Los indios llamaban a la planta “manioca”, que
quiere decir: casa de Mani.
Murici: Fruta silvestre pequeña y redonda de color amarillo.
Urucu: Sustancia tintórea, achiote, urucú.
7. Amaterasu
(Mito japonés)
Amaterasu era la diosa del Sol en la más vieja religión Japonesa llamada
Sintoísmo. Cuando su hermano Susanowo la trató mal, ella se escondió en la
cueva del cielo y cerró la entrada con una enorme piedra. Esto hizo al mundo
obscuro, y los espíritus malos salieron de sus escondites.
Desesperados, los dioses en una conferencia decidieron hacerle una trampa para
que saliera, e hicieron una fiesta cerca de la cueva. Pusieron un espejo enorme al
frente de la cueva y joyas preciosas en un árbol. Uzume, el dios de la risa,
comenzó un baile acompañado de música ruidosa.
Al escuchar la música y la risa, Amaterasu sintió tanta curiosidad que miró hacia
afuera para saber que estaba pasando. Ella se fascinó tanto con su propio reflejo
brillante en el espejo que salió de la cueva. Finalmente, la luz cubrió y coloreo al
mundo una vez más.
8. Bulira
(Leyenda panche- Colombia)
—Así hablamos, niña, los que fuimos jóvenes y debemos entregar el poder.
Una mañana, cuando Opia, en mitad del arroyo, buscaba sardinas rojas para
Bulira, quien en la orilla le miraba cariñosa, llegó Tota y, lleno de celos, embocó la
cerbatana. El dardo atravesó el cuello de Opia, quien cayó suavemente en las
aguas y murió con sonrisa tierna para la amada.
Bulira lloró sin consuelo y sin descanso sobre el río. Vertió lágrimas hasta perder
sus ojos, los que se convirtieron en dos grandes perlas de ostras doradas.
Desde entonces, el río Opia del Tolima se llenó de ostras, que son lágrimas de
Bulira, la enamorada ciega.
9. Cómo nacieron el sol y la luna
(Mito arhuaco)
En medio de la oscuridad una hermosa india arhuaca tuvo dos niños que
desprendían luz por todo el cuerpo y, temerosa de que al verlos se los robaran, los
escondió en una cueva: sin embargo, el resplandor que producían era tanto que
se filtraba por las hendijas de la puerta y fácilmente fue visto por los demás indios
que, curiosos, quisieron saber que había dentro. Con flautas, caracoles y
tambores llegaron hasta las cercanías de la cueva y empezaron a tocar una
música hermosísima; las suaves notas llegaron a los oídos de los niños indios y
Yuí, el varón, salió para escucharla mejor.
No fue sino verlo los indios y trataron de cogerlo, pero Yuí voló y subió hasta el
cielo en donde se convirtió en sol; los indígenas que miraron para verlo, quedaron
convertidos en piedra.
Como la cara le había sido encenizada, no tuvo el mismo resplandor de Yuí, pero
en las noches vigila los prados de los Icjas; Tima se convirtió en luna.
10. Tronquitos de Brasil
(Leyenda urbana)
Todo comienza con un inocente regalo (por lo general, del día de la madre) que
alguien hace a otra persona. Se trata de una planta, un frondoso tronco de Brasil.
Un bonito detalle.
La semana transcurre con total normalidad para el dueño de la planta hasta que
una noche le parece oír un ligero chirrido. Al principio no le da importancia, pero
poco a poco el ruido se va haciendo más y más fuerte hasta que finalmente lo
identifica como procedente del interior del tronco de Brasil que, al ser tocado,
parece emitir una extraña vibración. Muy asustado, el dueño llama a la policía, que
le ordena salir inmediatamente de la habitación donde está la planta y esperar en
la calle la llegada de los bomberos.
Malina es la diosa del Sol para los Inuit que viven en Groenlandia. La palabra
"Inuit" significa "gente."
Temerosa, ella corrió lo más fuerte que pudo hacia el cielo y se convirtió en el Sol.
Anningan la persiguió y se convirtió en la Luna.
Anningan a menudo olvida comer, así es que se pone flaco mientras pasan los
días. Cada mes, la Luna desaparece por tres días mientras que Anningan come.
Luego el regresa a perseguir a su hermana otra vez.
Esta persecución eterna hace que el Sol alterne en el cielo con la Luna.
12. La maldición de “El holandés errante”
(Leyenda holandesa)
¿Qué era, o es, El holandés errante? Es difícil saber por qué la aparentemente
inverosímil historia de un marino ambicioso mantiene, a través de los siglos, su
poder de fascinación. El aleccionador relato acerca del capitán de barco que firmó
un pacto con el diablo era bien conocido por los marineros de todo el mundo
mucho antes de que Wagner lo utilizara como argumento de una de sus célebres
óperas. Se trata de un relato ciertamente fantástico, pero de vez en cuando, hasta
hoy mismo, la leyenda reaparece, como una advertencia sobrenatural y
aterradora.
En este punto del relato, confluyen ya la historia y la fantasía: se dice que el diablo
se presentó ante el capitán y lo tentó; le preguntó si se atrevía a desafiar la
voluntad de Dios y osaba dirigir el barco hacia el centro de la tormenta. El
impaciente holandés aceptó el desafío, con lo que hizo recaer sobre sí mismo la
maldición del Todopoderoso: él y su buque, convertidos en fantasmas, fueron
condenados a vagar sin cesar por los mares hasta el día del juicio final.
Para conseguir poblar la ciudad, Romulo la convierte en una ciudad inviolable que
pronto se llena de forajidos que raptan a sus esposas en la cercana tribu de los
sabinos. Ya establecida Roma, Marte se lleva a Rómulo en su carro y lo hace dios.
14. La niña que se encantó en el lugar llamado
Kiwkiwlime
(Leyenda mapuche)
Dicen que hace mucho tiempo atrás en un lugar de Chan-chan, una mujer fue con
su pequeña hija a mariscar en el mar. Rápidamente recogió lo que necesitaba.
Cuando iban de regreso a su casa, caminando por las orillas del mar, la niña
corría por todos lados. De repente pasaba por delante de su madre luego se
quedaba muy atrás. Su madre le decía: no te alejes mucho de mi hija, anda con
cuidado. De repente la mujer vio que muy mar adentro venía hacia fuera una
inmensa nube. Cuando más cerca la veía, le parecía como un sol y sin darse
cuenta estaba con su hija entre esa nube y no veía nada. Pero luego, la nube
desapareció y cuando miró hacia el lado que iba su niña, ésta no estaba, había
desaparecido. Miró por todos lados, sin saber que había ocurrido con su hija.
Desesperadamente la llamaba, pero, no apareció. Pasaron los días se dirigió a
una machi para saber que había sucedido.
La machi le dijo: Su hija está viva y vive en una casa de oro, ella está muy bien.
Así es que no la busquen más.
Ishtar (o Inanna), era señora del firmamento, poderosa diosa del amor y de la
guerra. Su primer esposo fue su hermano Tammuz. Al morir Tammuz, Ishtar
descendió a los infiernos para arrancar a su hermano de la terrible Ereskigal,
quien tenía poder sobre la vida y la muerte.
Con su muerte, todo el mundo comenzó a languidecer. Pero el fiel Papusukal llegó
hasta los dioses y les pidió que creasen un ser capaz de entrar en el mundo de los
muertos y resucitase a Ishtar con la comida y el agua de la vida. Así es como
Ishtar volvió a la vida.
Pero habría un precio que pagar el precio: durante seis meses al año, Tammuz
deberá vivir en el mundo de los muertos. Mientras está allí, Ishtar ha de lamentar
su ausencia; en primavera, vuelve a salir y todos se llenan de gozo.
16. La cabeza delatora
(España)
En memoria de este hecho, el rey Felipe II mandó esculpir una cabeza de cordero,
para que fuese colocada en la fachada de la casa donde había sido cometido el
crimen. Aquel edificio fue conocido desde entonces con el sobrenombre de «Casa
de la Cabeza» y más adelante dio el nombre a la calle.
17. Apolo y Dafne
(Mito griego)
Cuenta el mito que Apolo quiso competir con Cupido en el arte de lanzar flechas.
Cupido, molesto por la arrogancia de Apolo, ideó vengarse de él. Para ello lanzó al
hermoso dios una flecha de oro, que causa un amor inmediato a quien hiere; por
el contrario, hirió a la ninfa Dafne con una flecha de oro, que causa el rechazo
amoroso. Así que cuando Apolo vio un día a Dafne se sintió herido de amor y se
lanzó en su persecución. Pero Dafne, que sufría el efecto contrario, huyó de él. Y
la ninfa corrió y corrió hasta que agotada pidió ayuda a su madre, la cual
determino convertir a Dafne en laurel. Cuando Apolo alcanzó a Dafne, ésta
iniciaba la transformación: su cuerpo se cubrió de dura corteza, sus pues fueron
raíces que se hincaban en el suelo y su cabello se llenó de hojas. Apolo se abrazó
al árbol y se echó a llorar. Y dijo: "Puesto que no puedes ser mi mujer, serás mi
árbol predilecto y tus hojas, siempre verdes, coronarán las cabezas de las gentes
en señal de victoria".
18. La ondina
(Suiza)
Los suizos decían, que en otra época, el lago Zug, situado en lo alto de una
montaña, no lejos de Lucerna, había sido el reino de las ondinas, gobernado por
un Rey Elfo desde un palacio de cristal ubicado en el fondo del lago.
De vez en cuando por la noche, las hijas del Rey se unían a los jóvenes de la
ciudad.
Bajo la luz de las farolas, las doncellas de la aguas danzaban en la fiesta de la
cosecha y desaparecían al amanecer, dejando un rastro de gotas de agua que
conducían hasta la orilla del lago.
Sin embargo la marcha no era siempre fácil.
No obstante la ondina moriría si permanecía más tiempo en la tierra, así que como
era diestra en encantamientos, formuló un hechizo que permitiría al joven vivir bajo
el agua, sin necesidad de aire para respirar, pero no pudo eliminar la nostalgia por
lo suyos.
Al caer la noche, las luces tintinaban en las casas y entonces, desde la orilla se
podía escuchar el tañido de la campana de la iglesia emergiendo desde el fondo
del lago, llamando a la ondina y a su amante a reunirse en el sosiego de su hogar.
19. Agitación del Océano
(Mito hindú)
Un día todos los dioses de la India se reunieron en el monte Meru, el ombligo del
mundo, para discutir cómo harían para obtener el amrita, elixir de la inmortalidad,
que se hallaba escondido en las profundidades del océano.
Los Deva, los dioses amables con la humanidad, tomaron a Vasuki por un
extremo, y los Asura (o anti dioses) lo hicieron por el otro. Según tiraban, la paleta
daba vueltas para uno u otro lado, agitando el océano que de pronto, se hizo
lechoso y se convirtió en manteca.
Los Deva y los Asura querían probarlo a toda costa, pero Visnú engañó a los
Asura para que no lo hicieran. Tan solo Rahu ("el que agarra") una suerte de
demonio, bebió un sorbo. Pero para impedir que alcanzara la inmortalidad, Visnú
le cortó la cabeza. Sin embargo, siguió siendo inmortal y le declaró la guerra a
Soma, el dios de la Luna, al cual se tragó y regurgitó varias veces, en un intento
por hallar más elixir de la inmortalidad.
20. El ermitaño iracundo
(Leyenda colombiana)
Fue entonces cuando apareció Bochica, por el oriente. Era un anciano venerable
de largas barbas blancas, piel blanca y ojos azules, vestido con una manta
grande, que lo cubría casi hasta los pies. Venía acompañado por una mujer más
joven y también blanca.
Una vez aprovechando la ausencia de Bochica, inundo la sabana, daño con ello
las casas y las sementeras de los indios y puso a estos en situación desesperada,
hasta cuando regresó el anciano, a quien los indios dieron la queja de lo ocurrido.
Al cabo de un tiempo se instaló un edificio muy grande, con máquinas. Una alta
chimenea alcanzó la altura del quebracho más viejo. Cientos de peones
desmontaron el terreno, lo araron y un día empezó a crecer en él la caña de
azúcar. El dueño del ingenio era un sujeto de aspecto sombrío, y el trabajo de su
fábrica reclamaba los brazos de todos los hombres, mujeres y niños.
Una mañana vieron salir a la víbora del sótano y dirigirse a la casa donde habitaba
él y su familia. Todos murieron. Luego la serpiente se refugió en la chimenea,
donde habita desde hace muchos años. Quienes se acercan a ese lugar, hoy
desolado, pueden ver que la chimenea se mueve.
Dentro del huevo, Pan Gu (o también Pan Ku), formado a partir de estas fuerzas,
estuvo durmiendo durante 18.000 años. Al despertar, se estiró y lo rompió.
Los elementos más pesados del interior del huevo se fueron hacia abajo para
formar la tierra y los más ligeros flotaron para formar el cielo.
Todos cada día, durante otros 18.000 años, la tierra y el cielo se separaban un
poco más más. Pan Gu crecía la misma proporción por lo que siempre se llenaba
el espacio intermedio.
Una chica inteligente y atractiva de Nueva York con veintipocas primaveras fue
invitada por primera vez a la hacienda que unos familiares tenían en el estado
de Carolina. Estaba muy ilusionada con la visita y compró un guardarropa
bastante amplio con el que impresionar a sus primas sureñas.
La chica durmió poco aquella noche, pero con la tranquilizadora luz solar de
la mañana logró convencerse de que la imagen que había visto había sido
sencillamente una pesadilla o una alucinación causada por una mala
digestión. No contó nada de aquello a sus anfitriones.
Todas las mañanas, cuando el sol llega hasta el monte Manu, la montaña más
occidental, la diosa del cielo, Nut, se lo traga, al momento en que el dios realiza un
peligroso viaje por el infierno en su barca nocturna.
En ese viaje es asaltado por los demonios a la cabeza de los cuales está Apofis,
su enemigo, que según uno de los mitos, es creado en el mismo momento que el
propio Ra. Justo antes del amanecer, Apofis realiza su ataque más furibundo.
Cerca de la Albufera valenciana, que refleja el límpido cielo azul del Levante
español, hace ya muchos años iba un pastorcillo a apacentar sus cabras. Era casi
un niño, y cuenta la leyenda que vivía solo en una pobre cabaña construida por él
en esa estrecha faja de terreno que se recorta entre la laguna y el mar.
Todos los días paseaba por la dehesa, con su ganado por única compañía, entre
los pinos y las zarzas. Cuando el sol calentaba de firme, el pastorcillo se sentaba
plácidamente al pie de un recio arbusto, para solazarse con el sonido melódico de
su flauta. Al eco de la música acudía siempre una pequeña culebra, que
permanecía junto al muchacho largo rato haciéndole compañía. Tan solícito era el
reptil, que día tras día se fue entablando entre ambos una rara corriente amistosa,
que llegó a inquietar a los vecinos. El muchacho, deseoso de poder llamar a su
compañera de alguna forma, le puso por nombre Sancha. Y tanta fidelidad le
demostró el animal, que el pastorcillo llegó a aficionarse a ella hasta el extremo de
agradecerle su visita como si se tratase de una amiga. El reptil, por su parte, sabía
demostrarle su complacencia siguiendo alegremente el ritmo de las melodías que
su amigo entonaba con su flauta.
Así transcurrieron algunos meses, durante los cuales los dos extraños
compañeros se sintieron aliviados en su soledad. Pero el pastor cumplió un día la
edad reglamentaria para prestar el servicio militar, y no tuvo más remedio que
abandonar sus cabras, su flauta y lo que para él fue más triste: la compañía de su
amiga Sancha.
Lejos de la dehesa pasó diez años, que le sirvieron para hacerse un hombre.
Encontró nuevos y variados amigos en su vida militar; pero el recuerdo de Sancha,
el único ser que le hiciera compañía en sus largas horas de soledad, no se apartó
de su mente.
Una vez hubo llegado ante Hades y Perséfone, dioses regentes del Inframundo,
utilizó de nuevo su música consiguiendo convencerlos de dar a Eurídice la
oportunidad de regresar al mundo de los vivos. Pero pusieron una condición:
Orfeo debía caminar siempre delante de ella y no mirarla hasta que ambos
hubieran llegado arriba, y los rayos del sol hubieran bañado por completo a
Eurídice.
El maremoto arrasó el Playón de los Reyes, los cultivos del Charco y Mosquera, la
aldea de San Juan y las zonas de Salahonda, El Bajito, Pasacaballos y
Bocagrande. En Tumaco arrasó con muchas casas y destruyó partes de varios
templos.
Una ola gigantesca mugidora amenazó con cubrir toda la ciudad y arrastrarla con
toda su fuerza al mar. Ante ello, el Padre Larrondo acogió la multitud tumaqueña
que buscaba la absolución sacramental. Ante el altar, el sacerdote pidió por su
pueblo tumaqueño, y con resolución de liderazgo y de representante de Dios en la
tierra del Sur, abrió el copón y con la última hostia en mano, se dirigió hacia el
mar. Marchó sereno con los ojos gozosos, y se enfrentó a la ola misteriosa. Iba a
enfrentar la ola siniestra y a encararse con lo desconocido.
En la mitología nórdica, Fenrir (Fenris) es uno de los tres monstruos que nacieron
de la unión entre Loki y Angrboda: la diosa de la muerte Hel, la serpiente gigante
Jörmungandr, y el gran lobo Fenrir (también Fenris o Frenrihr)
Los dioses del Asgard pidieron la fabricación de una ligadura irrompible a los
enanos. Éstos les fabricaron una cinta liviana, dulce, sedosa y fina, y que sin
embargo nadie podría romper, pues estaba fabricada con el sonido de la pisada
del gato, la barba de la mujer, las raíces de la montaña, los nervios del oso, el
soplo de los peces y la saliva del pájaro. La llamaron Gleipnir.
Sólo Tyr -el dios con cuernos- se ofreció a realizar la proeza. Para ello, los dioses
idearon un juego en el que Fenrir debía dejarse amarrar para probar si podía
romper la cinta (que ellos no podían). Desconfiado, debido a sus anteriores
experiencias, el lobo consintió para no pasar por cobarde, a condición de que uno
de ellos pusiera la mano en su boca durante todo el tiempo que durara la prueba.
Tyr, entonces, con valentía y sencillez extendió su mano derecha y se la metió en
la boca. Los otros dioses ataron a Fenrir, quien empezó a debatirse cada vez más
ferozmente, y los dioses se rieron al ver a su enemigo reducido. Sólo Tyr no se rió
pues sabía a lo que estaba expuesto. En efecto, Fenrir al darse cuenta de que le
habían tendido una trampa, cerró su boca y le cortó la mano al dios.
La razón de este encadenamiento es que los Ases saben que será causante del
fin del mundo. En el Ragnarok, cuando rompa su prisión milenaria y se libere de
sus cadenas, el fuego y el agua subterráneos invadirán la Tierra. Matará a Odín y
será muerto por Vidar.
30. La leyenda del colibrí
(Leyenda Argentina)
«Flor —hermosa india de grandes ojos negros— amaba a un joven indio llamado
Ágil. Éste pertenecía a una tribu enemiga y, por tanto, sólo podían verse a
escondidas. Al atardecer, cuando el Sol en el horizonte arde como una inmensa
ascua, los dos novios se reunían en un bosquecillo, junto a un arroyo juguetón,
que ponía un reflejo plateado en la penumbra verde.
»Los dos jóvenes podían verse sólo unos minutos, pues de lo contrario
despertarían las sospechas de la tribu de Flor. Una amiga de ésta —una amiga
fea, odiosa— descubrió un día el secreto de la joven y se apresuró a
comunicárselo al jefe de la tribu. Y Flor no pudo ver más a Ágil.
»La Luna, que conocía la pena del indio enamorado, le dijo una noche:
»—Ayer vi a Flor que lloraba amargamente, pues la quieren hacer casar con un
indio de su tribu. Desesperada, pedía a Tupá que le quitara la vida, que hiciera
cualquier cosa, con tal de librarla de aquella boda horrible. Tupá oyó la súplica de
Flor: no la hizo morir, pero la transformó en una flor. Esto último me lo contó mi
amigo el Viento.
»Y, desde entonces, el novio triste, en esa bella metamorfosis, pasó sus días
besando ávida y apresuradamente los labios de las flores, buscando una, sólo
una.
»Pero, según dicen los indios más viejos de las tribus, todavía no la ha
encontrado.
31. El secreto del fuego
(Mito catío)
Al principio, la única que tenía el secreto del fuego era la iguana Himo pero ella no
lo compartía con nadie. Los indios cocían y calentaban sus comidas al sol, pero
éstas no quedaban bien preparadas y por las noches dormían atemorizados y
sentían mucho frío, pues no tenían con qué calentarse.
Un día, Karayabi, un astuto guerrero, salió a pescar y se encontró con Himo, que
estaba asando un rico pescado. Himo invitó a Karayabi y éste quedó fascinado
con el sabor de la comida. Pero cuando terminaron, Himo apagó el fuego y partió
rápidamente. Karayabi volvió al poblado y contó lo sucedido a sus compañeros.
— ¡Hay que capturar a la iguana Himo, para que nos muestre el secreto del fuego!
—exclamó Karayabi a todo el poblado.
Himo no volvió a aparecer por ningún lado. Pero un día Karayabi, que todos los
días salía a buscarla, olió el sabroso aroma del pescado asado y guiándose por él,
logró llegar a la cueva de la iguana; la entrada era muy pequeña. Entonces
Karayabi, que podía transformarse en lo que quisiera, se convirtió en iguana y se
metió en la cueva. Aunque la entrada era pequeñita, el interior era gigantesco.
Karayabi quedó sorprendido al ver miles y miles de palitos prendidos y repartidos
a lo largo de la cueva.
Desde ese día, los hombres tienen fuego y la iguana sigue creyendo que sólo ella
puede comer pescado asado.
32. El vestido envenenado
(Leyenda urbana)
En cualquier caso, la leyenda aseguraba que una damisela muy bella pero muy
pobre había sido invitada a una cena formal. Era su oportunidad para entrar en un
mundo completamente diferente. Pudiera ser que algún joven adinerado se
enamorara de ella y la liberara de una vida de trabajo en una fábrica de cajas de
cartón. El problema era que no tenía un vestido adecuado para tan importante
ocasión.
« ¿Por qué no alquilas un vestido para esa noche?», le sugirió una amiga. Y así lo
hizo. Se acercó a una casa de empeños que había cerca de su modesto pisito y,
por una cantidad sorprendentemente módica, alquiló un precioso vestido de noche
de satén blanco con todos los complementos a juego. Para su sorpresa, le
encajaba como un guante, y llegó a la fiesta con un aspecto tan radiante que su
entrada causó un pequeño revuelo. La sacaron a bailar una y otra vez y, a medida
que giraba feliz por la pista de baile, tuvo la sensación de que efectivamente su
suerte había cambiado para siempre.
Eco era una joven ninfa de los bosques parlanchina y alegre. Con su charla
incesante entretenía a Hera, la esposa de Zeus y éste aprovechaba esos
momentos para mantener sus citas extraconyugales.
Hera, furiosa cuando supo esto, condenó a Eco a no poder hablar, sino solamente
a repetir el final de las frases que escuchara y ella, avergonzada, abandonó los
bosques que solía frecuentar recluyéndose en una cueva cercana a un riachuelo.
Narciso era un muchacho precioso. Cuando nació el adivino predijo que si él veía
su imagen en un espejo sería su perdición, así que su madre evitó siempre los
espejos y demás objetos en los que pudiera verse reflejado.
Narciso creció así. Hermosísimo sin ser consciente de ello y haciendo caso omiso
a las muchachas que suspiraban porque se fijara en ellas. Tal vez porque de
alguna manera Narciso se estaba anticipando a su destino, siempre parecía estar
absorto en sus propios pensamientos, ajeno a lo que le rodeaba.
Narciso daba largos paseos sumido en sus cavilaciones y uno de esos paseos le
llevo cerca de la cueva en la que Eco vivía. La ninfa le miró embelesada y quedó
prendada de él pero no tuvo el valor suficiente para acercársele.
Narciso encontró agradable el camino que había seguido aquel día y lo repitió
muchos días más. Eco le esperaba y le seguía en su paseo, siempre a distancia,
temerosa de ser vista, hasta que un día un ruido que hizo al pisar una ramita, puso
a Narciso sobre aviso y la descubrió.
Se retiró a su cueva, donde dicen que permaneció quieta, sin moverse, repitiendo
en voz quedada, un susurro apenas, las últimas palabras que le había oído decir a
Narciso: "qué estúpida..., que estúpida..., qué... es...tú....pi...da...". Y dicen que allí
se consumió de pena, tan quieta que llegó a convertirse en parte de la propia
piedra de la cueva.
Pero el mal que haces a otros no suele salir gratis... y así Némesis, diosa griega
que había presenciado toda la desesperación de Eco, entró en la vida de Narciso
otro día que había salido a pasear y le encantó hasta casi matarlo de sed.
Narciso recordó entonces el riachuelo donde una vez había encontrado a Eco y,
sediento, se dirigió hacia él. A punto de beber vio su imagen reflejada en el río y
como le habían predicho al nacer quedó absolutamente cegado por su propia
belleza en el reflejo. Y enamorado, como quedó de su imagen, quiso reunirse con
ella y murió ahogado tras lanzarse a las aguas.
Este tipo de duende vive en el espesor de los bosques, sobre los árboles. Cuando
quiere molestar apela a la ociosidad, y esconde el dedal a las amas de casa, el
hilo y la aguja; y al jornalero, le oculta el azadón, el machete, el barretón, o la pala.
En la cocina esconde el molinillo, la mano de moler, bota el agua de las ollas, sala
la sopa. En las habitaciones esconde los zapatos, las medias, la ropa o apaga la
luz; destiende la cama y tira las almohadas al suelo. Del duende juguetón se dice
que ríe a carcajadas en los cielos rasos y toca flauta recostado contra los troncos
de los árboles.
Al duende malévolo le gusta hacer ruidos insólitos que causan terror o espanto; se
posesiona de las casas ajenas y las atormenta: tira piedras, verdaderas lluvias de
piedra contra sus techos y paredes. Ensucia las comidas, quiebra los platos, bota
o dobla las cucharas, persigue a las muchachas adolescentes, las pellizca, les
toca las nalgas, las muerde, las empuja y las hace caer. A los niños les chupa la
sangre mientras duermen, les pega y les echa agua en la cara.
El duende es un singular espanto que camina con los pies volteados emitiendo un
chillido aterrador. Se dedica a fastidiar las familias de los campesinos hasta que
los desespera y los hace emigrar hacia las ciudades.
Por las noches se dedica a tirar piedras a los techos de la casas, a perseguir a las
muchachas en edad de tener novio, a hacerle trenzas a los caballo o a tocar
guitarra. Precisamente una de las maneras de ahuyentarlo es colocándole una
guitarra destemplada a media noche y así dejará en paz a la familia.
Dice la Leyenda que el duende es un ángel expulsado del cielo debido a su
envidia hacia Dios, y fue condenado a vagar por los campos asustando a las
personas. Cuentan que "a las jovencitas que tienen novio y cuando éste está de
visita, las fastidian con órdenes o secretos malignos al oído, que el pobre joven se
indigna y termina por no volver a ver a su adorada. Si no está presente el
muchacho o pretendiente, las perturban en la casa con órdenes y consejos, hasta
que las enajenan para que no se verifique el matrimonio.
El único y tradicional método para asustar a un duende es poseer uno de los tres
instrumentos músicos tradicionales colombianos, que es el tiple. Este instrumento
hay que desafinarlo y colgarlo en la pared. Según la leyenda, el duende cuando
viene por la noche y ve el tiple, se pone inmediatamente a tocarlo. Pero cuando
escucha los sonidos desafinados, huye, porque el mismo no es capaz de afinar el
instrumento.
En muchas regiones se cree que el duende es un alma que se fue de este mundo
sin ser bautizada.
35. La llorona
La llorona convertida en el espíritu vagabundo de una mujer que lleva un niño en
el cuadril, hace alusión a su nombre porque vaga llorando por los caminos. Se
dice que nunca se le ve la cara y llora de vergüenza y arrepentimiento por lo que
hizo a su familia.
Quienes le han visto dicen que es una mujer revuelta y enlodada, ojos rojizos,
vestidos sucios y deshilachados. Lleva entre sus brazos un bultico como de niño
recién nacido. No hace mal a la gente, pero causan terror sus quejas y alaridos
gritando a su hijo.
Dice la tradición que la llorona reclama de las personas ayuda para cargar al niño;
al recibirlo se libra del castigo convirtiéndose en la llorona la persona que lo ha
recibido. Otras eversiones dicen que es el espíritu de una mujer que mató por
celos a la mamá y prendió fuego a la casa con su progenitora dentro, recibiendo
de ésta, en el momento de agonizar la maldición que la condenara: "Andarás sin
Dios y sin santa María, persiguiendo a los hombres por los caminos del llano".
Al correr del tiempo las gentes hicieron circular la noticia de la muerte del capitán y
la pobre señora guardó luto riguroso hasta que se le presentó un soldado que
formaba parte del batallón de reclutas que venían de la capital hacia el sur, pero
que por circunstancias especiales, debía demorar en aquella localidad algunas
semanas.
Un batallón de combatientes regresaba del sur el mismo día que la costurera daba
a luz un niño flacuchento y pálido. Aquel cartucho silencioso y pobre se alegró con
el llanto del pequeñín.
Al atardecer de aquel mismo día, llegó corriendo a su casa una vecina amiga, a
informarle que su esposo el capitán, no había muerto, porque sin temor a
equivocarse, lo acababa de ver entre el cuerpo de tropa que arribaba al
campamento.
En tan importuno momento, esa noticia era como para desfallecer, no por el caso
que pocas horas antes había soportado, como por el agotamiento físico en que se
encontraba. Miles de pensamientos fluían a su mente febril. Se levantó decidida
de su cama. Se colocó un ropón deshilachado, sobre sus hombros, cogió al recién
nacido, lo abrigó bien, le agarró fuertemente contra su pecho creyendo que se lo
arrebatarían y sin cerrar la puerta abandonó la choza, corriendo con dificultad. Se
encaminó por el sendero oscuro bordeado de arbusto y protegida por el manto
negro de la noche.
Gruesas gotas de lluvia empezaron a caer, seguía corriendo, los nubarrones eran
más densos, la tempestad se desato con más furia. La luz de los relámpagos le
iluminaba el camino. La naturaleza sacudía con estertores de muerte. La demente
lloraba. Los arroyos crecieron, se desbordaron. Al terminar la vereda encontró el
primer riachuelo, pero ya la mujer no veía. Penetró a la corriente impetuosa que la
arrolló rápidamente. Las aguas bramaron. En sus estrepitosos rugidos parecía
percibirse el lamento de una mujer.
36. El hombre caimán
El hombre caimán es una leyenda de la costa norte de Colombia. La popularísima
canción colombiana "Se va el caimán" de Crescencio Salcedo, también tiene su
origen en este relato.
Sí, mi amigo. Esta historia empezó aquí mismo. Y el que es hoy el hombre caimán
se sentaba allí, donde está usted ahora dispuesto a tomarse un vaso de ron, un
queso y por último, su plato de arroz con coco.
Miraba siempre hacia la orilla opuesta del río y cuando adivinaba la presencia de
alguien al otro lado, apuraba su arroz y desaparecía en el agua. ¿Que por qué
hacía todo esto? No se desespere, amigo, termine de tomarse su ron y escuche,
que este cuento apenas lo empiezo.
Es una historia de amor, como todas, con la diferencia que el hombre salió mejor
librado que cualquiera, a pesar de todas las adversidades. Así que si va a pedir
otro trago, hágalo de una vez, que yo aquí empiezo mi relato y no paro hasta el
final.
Una tarde, mientras anunciaba a gritos la venta de unas naranjas que, según él,
poseían las esencias del amor eterno, descubrió para su fortuna la presencia de
una bella mulata con el pelo recién enjuagado que caminaba despreocupada. El
hombre entabló conversación con la muchacha y rápidamente, ambos se vieron
profundamente atraídos.
Así pues, amigo, cuando el hombre apareció como de costumbre con sus alaridos
y sus productos de otro mundo y se precipitó feliz a saludar con canciones a su
querida Roque Lina, se encontró frente a la presencia poco amable de su
imposible suegro. “Aquí el que vende soy yo”, le dijo tajantemente el padre. “Y mi
hija no es arroz. Así que puede irse con su música a otra parte, antes de que
tengamos problemas. ¡O yo no sé!”. Y sin agregar una palabra más, tomó a Roque
Lina del brazo y la arrastró con él.
Fue desde ese momento cuando el hombre empezó a venir todos los días a esta
tienda, a pedir el mismo ron, el mismo queso y el mismo arroz con coco y a mirar
hacia el río. ¿Por qué? Rápidamente lo fui entendiendo: aquí los hombres se
bañan en esta orilla. Hacia la mitad de la corriente hay un remolino y al otro lado
se bañan las mujeres. Asimismo, aquí la gente va a la necesidad en el agua y se
cobra un centavo por todo. ¿Qué pasaba? Pues nada más que el hombre se había
puesto de acuerdo con Roque Lina para que cuando ella fuera a bañarse, él
atravesara el río a nado y fuera a visitarla.
Usted estará preguntando cómo haría el hombre para atravesar aquel remolino,
que a primera vista se adivina no apto para seres humanos. Pues aquí es donde
reside el secreto de la historia. El hombre terminaba de comerse el arroz, se metía
al agua y poco a poco, su cuerpo se iba corrugando, sus brazos se encogían en
pequeñas patitas, sus piernas se unían en una agitada cola y cada uno de los
granitos de arroz que se había comido se iban transformando en una hilera de
dientes filudísimos, hasta quedar convertido en un expertísimo caimán nadador.
Una mañana, uno de los hermanos de Roque Lina alcanzó a percibir la cola
desenfrenada del hombre caimán rompiendo el remolino y de inmediato dio la voz
de alarma. Todos los pescadores de Magangué se dieron a la caza del caimán.
Pero cualquier esfuerzo era inútil. Mientras más obstinados eran los hombres
tratando de aniquilar al animal, más ágil se volvía el hombre para llegar hasta la
orilla de Roque Lina.
Tómese el otro roncito, amigo, que esta historia ya se precipita a su final y tiene
que prepararse para lo que sigue. ¿Me va siguiendo….?
Este es más o menos el cuento, amigo. Lo bueno es que por aquí, desde esos
días, se canta un merengue que dice:
Ya se da cuenta por qué es. Lo único que no puedo brindarle, amigo, es su plato
de arroz con coco. Por estos días, no sé por qué, ha estado escaso por aquí.
Pero. . . ¿no quiere que le cuente otra historia?
BIBLIOGRAFÍA
LEYENDAS
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El mito de Orfeo y Eurídice
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El secreto del fuego. Publicado p or Juan Carlos Alonso . Miércoles 5 de
marzo de 2008
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