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NAVIDAD "He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamarán su
nombre Emanuel, que traducido quiere decir: Dios con nosotros." [Mateo 1:23] Una de
las afirmaciones más controvertidas del Nuevo Testamento tiene que ver con la
concepción virginal y posterior nacimiento de Jesús, una concepción en la que el
hombre no tomó parte. Está recogido que una virgen concibió un hijo sin la ayuda de
ningún hombre, luego en secreto y sin esfuerzo dio a luz a su concepción. Esta es
la fundación sobre la que se asienta toda la Cristiandad. Al mundo cristiano se le
pide creer esta historia, porque el hombre debe creer lo increíble para expresar
plenamente la grandeza que él es. Científicamente, el hombre podría estar inclinado
a descartar la Biblia entera como falsa porque su razón no le permitiría creer que
el nacimiento virginal es fisiológicamente posible, pero la Biblia es un mensaje
del alma y debe ser interpretada psicológicamente si el hombre va a descubrir su
verdadera simbología. El hombre debe ver esta historia como un drama psicológico en
vez de como una afirmación de un hecho histórico. Al hacerlo así, descubrirá que la
Biblia está basada en una ley que si uno se la auto-aplica dará lugar a una
expresión manifiesta que trascenderá sus sueños más descabellados de realización.
Para aplicar esta ley de auto-expresión, el hombre debe ser educado en la creencia
y disciplinado para estar de pie sobre el estrado de que "todas las cosas son
posibles para Dios". [Mateo 19:26; Marcos 9:23, 10:27, 14:36; Lucas 18:27; Hechos
8:37] Las fechas dramáticas destacadas del Nuevo Testamento, a saber, el
nacimiento, muerte y resurrección de Jesús, fueron sincronizadas y fechadas para
que coincidieran con ciertos fenómenos astronómicos. Los místicos que recogieron
esta historia observaron que en ciertas estaciones del año cambios benéficos en la
tierra coincidían con cambios astronómicos de arriba. Al escribir este drama
psicológico ellos han personificado la historia del alma como la biografía del
hombre. Usando estos cambios cósmicos, han marcado el nacimiento y resurrección de
Jesús para transmitir que los mismos cambios benéficos tienen lugar
psicológicamente en la conciencia del hombre cuando él sigue la ley. Incluso para
aquellos que no logran entenderla, la historia de la Navidad es una de las más
bellas historias jamás contadas. Cuando se expone a la luz de su simbología
mística, se revela como el verdadero nacimiento de cada manifestación del mundo.
Este nacimiento virginal está registrado como habiendo tenido lugar el 25 de
diciembre o, como ciertas sociedades secretas lo celebran, el día de Nochebuena, a
medianoche del 24 de diciembre. Los místicos establecieron esta fecha para
conmemorar el nacimiento de Jesús porque estaba en consonancia con los grandes
beneficios terrenales que este cambio astronómico representa. Las observaciones
astronómicas que inspiraron a los autores de este drama a usar estas fechas se
hicieron todas en el hemisferio norte; por lo que desde un punto de vista
astronómico lo contrario sería cierto si fueran vistas desde las latitudes sureñas.
Sin embargo, esta historia se registró en el norte y, por lo tanto, está basada en
la observación septentrional.
El hombre descubrió muy pronto que el sol juega un papel sumamente importante en su
vida, que sin el sol la vida física como la conocía no podría existir. Así que
estas fechas más importantes en la historia de la vida de Jesús están basadas en la
posición del sol como es vista desde la tierra en las latitudes norteñas. Después
de que el sol alcanza su punto más alto en el cielo en junio, gradualmente
desciende hacia el sur, llevándose con él la vida del mundo vegetal de modo que
para diciembre casi la totalidad de la naturaleza ha sido silenciada. De continuar
el sol descendiendo hacia el sur, toda la naturaleza se aquietaría hasta la muerte.
Sin embargo, el 25 de diciembre, el sol comienza su gran desplazamiento hacia el
norte, trayendo consigo la promesa de salvación y vida nueva para el mundo. Cada
día, cuando el sol se eleva a lo más alto en el cielo, el hombre gana confianza en
ser salvado de la muerte por frío y hambre, pues él sabe que a medida que se mueve
hacia el norte y cruza el ecuador toda la naturaleza se levantará de nuevo, será
resucitada de su largo sueño invernal. Nuestro día se mide desde la medianoche
hasta la medianoche, y, desde que el día visible comienza en el este y termina en
el oeste; los antiguos decían que el día nació de esa constelación que ocupaba el
horizonte oriental (del este) a medianoche. En la víspera de Navidad, o medianoche
del 24 de diciembre, la constelación de Virgo se levanta en el horizonte oriental.
De modo que está recogido que este hijo y salvador del mundo nació de una virgen.
También está recogido que esta madre virgen estaba viajando en medio de la noche,
que se detuvo en una posada y se le dio la única estancia disponible entre los
animales, y allí en un pesebre, donde los animales comían, los pastores encontraron
al Santo Niño. Los animales con los que la Santa Virgen estaba hospedada son los
animales sagrados del zodiaco. Allí, en ese círculo en constante movimiento de los
animales astronómicos, se encuentra la Santa Madre, Virgo, y allí podrás verla cada
medianoche del 24 de diciembre, parada en el horizonte oriental cuando el sol y
salvador del mundo comienza su viaje hacia el norte. Psicológicamente, este
nacimiento tiene lugar en el hombre el día en que el hombre descubre que su
conciencia es el sol y salvador de su mundo. Cuando el hombre conoce el significado
de esta afirmación mística, "Yo soy la luz del mundo" [Mateo 5:14; Juan 8:12], se
da cuenta de que su YO SOY, o la conciencia, es el sol de su vida, sol que irradia
imágenes sobre la pantalla del espacio. Estas imágenes son a semejanza de lo que
él, como hombre, es consciente de ser. En consecuencia, las cualidades y atributos
que parecen moverse sobre la pantalla de su mundo son en realidad proyecciones de
esta luz desde su interior. Las innumerables esperanzas y ambiciones irrealizadas
del hombre son las semillas que están enterradas dentro de la conciencia o útero
virginal del hombre. Allí permanecen como las semillas de la tierra, sostenidas en
el desierto congelado del invierno, esperando a que el sol se mueva hacia el norte
o a que el hombre regrese al conocimiento de quién es él. Cuando regresa, él se
mueve hacia el norte a través del reconocimiento de su verdadero ser al afirmar,
"YO SOY la luz del mundo". Cuando el hombre descubre que su conciencia o YO SOY es
Dios, el salvador de su mundo, él es ahora como el sol en su paso por el norte.
Todos los impulsos y ambiciones ocultos serán entonces calentados y estimulados
hacia el nacimiento por este conocimiento de su verdadero ser. Él afirmará que es
lo que hasta ahora esperaba ser. Sin la ayuda de ningún hombre, se definirá como lo
que desea expresar. Descubrirá que
su YO SOY es la virgen concibiendo sin la ayuda del hombre, que todas las
concepciones de sí mismo, cuando son sentidas y fijadas en la conciencia, se
encarnarán fácilmente como realidades vivas en su mundo. El hombre un día se dará
cuenta de que todo este drama tiene lugar en su conciencia, que su conciencia no
condicionada o YO SOY es la Virgen María deseando expresar, que a través de esta
ley de auto-expresión él se define como lo que desea expresar y que sin la ayuda o
cooperación de nadie expresará lo que conscientemente ha afirmado y definido de sí
mismo ser. Él entonces entenderá: por qué la Navidad se fijó el 25 de diciembre,
mientras que la Pascua es una fecha movible; por qué toda la Cristiandad descansa
sobre la concepción virginal; que su conciencia es el vientre de la virgen o novia
del Señor que recibe impresiones como auto-impregnaciones y luego sin asistencia
encarna estas impresiones como las expresiones de su vida.

Traducido por Manu LDA Tomado del libro YOUR FAITH IS YOUR FORTUNE, capítulo 11
"Christmas", Neville Goddard (1941) © Todos los derechos reservados

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