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La libertad.
Función didáctica.
Desde los albores del siglo XIX uno de los temas más complejos y debatidos por
los espíritus ilustrados fue acerca del fracaso de la Revolución Francesa, a raíz de esto
es que se buscó interpretar el mismo desde diversas perspectivas. Ante un nuevo
fenómeno autoritario de carácter imperial es que situamos la obra de Benjamin Constant
“De la libertad de los antiguos comparada con la de los modernos”.
En presencia de la confusión existente en los intelectuales de su periodo respecto
del concepto de libertad, Benjamin Constant consigue vislumbrar que este concepto se
constituye en respuesta a determinados contextos históricos, entonces distingue el
concepto moderno del preponderante en la antigüedad. El autor es capaz de comprender
esta situación que había pasado inadvertida o había recibido escasa atención.
4
Ídem. Pág. 487
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Ídem. Pág. 483
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Ídem. Pág. 431
Al tenor de la obra de Constant es que visualizamos una intención didáctica en
su planteamiento, pues para el autor esta confusión ha sido la causa de muchos males
para los ideales de la Revolución, él busco interpretar este fracaso e indagó en busca de
las causas del mismo. Resulta útil e interesante comprender por qué las naciones libres
de la antigüedad prácticamente desconocieron las ventajas de un gobierno
representativo y las libertades que este otorga. Constant no soslayó esta situación y
encontró la respuesta en que la organización social del mundo antiguo llevaba a desear a
las personas; un tipo de libertad de beneficios muy disímiles a los que el sistema
representativo puede dotar
Al existir una diferencia esencial entre el mundo antiguo y el moderno es que ya
no se puede disfrutar de la libertad de los primeros puesto que “consistía en la
participación activa y continua en el poder colectivo”7 y a la libertad que deben aspirar
las personas del mundo moderno es al “disfrute apacible de la independencia privada”8.
Benjamin Constant al señalar esto busca que sus contemporáneos adquieran
conocimiento de la diferencia, y de este modo dejar de adolecer de vicios que han
significado males para Francia, a su vez adjudica la causa de los mismos debido la
confusión del importante concepto de libertad.
A partir de las diferencias señaladas respecto a la libertad antigua y la moderna
es que el autor exhorta a adquirir conciencia de los peligros que conlleva esta última,
esto porque el riesgo radica en que “absorbidos por el disfrute de nuestra
independencia privada y por la búsqueda de nuestros intereses particulares,
renunciemos con demasiada facilidad a nuestro derecho de participación en el poder
político (…)”9.
Benjamin Constant va más allá, no solamente acusa vicios, esclarece
confusiones y se vale de una comparación histórica práctica, también es propositivo;
llama a una combinación de las prerrogativas de ambos tipos de libertad, ya sean civiles
o políticas. No se debe renunciar a ninguna de ellas, sin perjuicio de que los derechos
políticos hayan sufrido una contracción en la libertad moderna. Nos expresa el valor que
poseen los derechos políticos visto como un medio eficaz por el cual el hombre
perfecciona su espíritu, extiende conocimientos y desarrolla sus facultades, todo esto
7
Constant, Benjamin; “De la libertad de los antiguos comparada con la de los modernos”; Traducción
de María Luisa Sánchez Mejía; Centro de estudios Constitucionales; Valladolid; España; 1989; Pág. 4
8
Ídem
9
Constant, Benjamin; “De la libertad de los antiguos comparada con la de los modernos”; Traducción
de María Luisa Sánchez Mejía; Centro de estudios Constitucionales; Valladolid; España; 1989; Pág. 7
con miras a un fin último que vendría siendo la felicidad. Asimismo el autor nos
propone – entre otros - un accionar ideal de cómo deberían funcionar las instituciones, a
partir de ambas clases de derechos y libertades (civiles y políticos) vigorosos y
amalgamados, a saber; “Las instituciones tienen que completar la educación moral de
los ciudadanos. Respetando sus derechos individuales, cuidando de su independencia,
no turbando sus ocupaciones, deben sin embargo reafirmar su influencia sobre la cosa
pública, llamarles a concurrir al ejercicio del poder a través de sus decisiones y de sus
votos, garantizarles el derecho de control y de vigilancia a través de la manifestación
de sus opiniones, y formándoles adecuadamente en tan elevadas funciones por medio
de la práctica, darles a la vez el deseo y la facultad de satisfacerlas”10
10
Ibídem. Pág. 8
11
Philippe Raynaud; Stephane Rials. Diccionario Akal de Filosofía política. Ediciones Akal. 2001. Pág.
50
En la oposición entre la virtud y el comercio, se hace hincapié en el contenido
del “civismo” antiguo, más que en las diferencias entre la filosofía clásica y la de los
modernos. La superioridad de la libertad moderna se basa en que aun reconociendo la
grandeza del civismo antiguo, considera los derechos del hombre como principios
absolutamente superiores a las exigencias del Estado12.
“Sin embargo, aun cuando Constant parece oscilar entre una condena radical
de la libertad de los antiguos y una apología del apoliticismo de la vida privada, la
verdad es que busca un punto intermedio. Cree que hay que conciliar la participación
política y los derechos individuales”13.
La verdadera libertad es una mezcla óptima de lo público y lo privado, de la
participación y la no participación, de la responsabilidad cívica y de la independencia,
del activismo y del apoliticismo, de la cooperación y de la singularidad.14
Benjamin Constant indica que las constituciones garantizan la libertad
individual, pero ella es sistemáticamente violada. Este fenómeno nos muestra que no
basta el discurso de la libertad, y sus expresiones constitucionales, sino que se hace
necesario limitar el poder soberano y fortalecer los cuerpos intermedios de la sociedad
civil (Sabine). La reflexión acerca de estos dos elementos que permiten garantizar
realmente la libertad individual constituye vertientes básicas del pensamiento de
Constant.15
Conclusión.
12
Philippe Raynaud; Stephane Rials. Diccionario Akal de Filosofía Política. Ediciones Akal. 2001. Pág.
50
13
Op. Cit. Godoy. Pág. 7
14
Holmes, Stephes. Benjamin Constant et la genèse du libéralisme moderne. Presses Universitaires de
France. París. 1994. Pág. 64
15
Op.Cit. Godoy Pág. 8
objetivo dar cuenta de los errores en el pensamiento de su periodo y así mismo sugerir
caminos y soluciones a tales problemas, llevando a sus contemporáneos al análisis de su
realidad en que viven para que en función de ella se desarrollen plenamente.
Este mejora sólo se puede lograr en razón de conseguir la máxima libertad
posible, libertad que solo puede ser comprendida desde la modernidad y en función de
las necesidades de los modernos, es así como Constant rechaza la idolatría a los
antiguos y comprende que su forma de vida no puede ser resucitada, pertenecía a otro
tiempo y a otro contexto, reflejo de sus necesidades, las cuales no se condicen con la
forma vida y necesidades de los modernos.
Esta reflexión en torno a la libertad, inserta en la querella entre lo antiguos y los
modernos, nos habla de un punto de vista interesante, en que lo antiguo no es visto
como inferior, sino que más bien como el reflejo de las posibilidades existentes en
aquella época. Es así que el acento de la reflexión se pone en comprender los errores del
presente más que a mirar al pasado buscando soluciones. Constant como buen hijo de su
tiempo comprende que la razón es la posibilitadora del progreso y sólo en cuanto a ella
el hombre puede avanzar, sus análisis históricos entorno a ellos funcionan.
Ahora, es interesante dejar cuestionamientos respecto a los problemas que nos
plantea Constant, uno de los cuales puede extrapolarse hasta nuestro presente y tiene
que ver con qué postura estamos tomando hoy en día en cuanto a al gobierno, a qué lado
de la balanza nos estamos acomodando, si a la excesiva preocupación de nuestro
intereses privados, o a la desmedida exigencia de una mayor participación en la toma de
decisiones. Sería muy interesante poder reflexionar en torno a esta problemática, ya que
podría poner de manifiesto una total vigencia de los postulados de Benjamin Constant
en el tema de la participación, el poder determinar en que punto se mezclan
óptimamente nuestro mundo público y nuestro mundo privado, nuestra responsabilidad
cívica y nuestra independencia, de tal forma que la libertad que debiésemos gozar no se
vea truncada por ninguno de ambos aspectos. Y así tampoco por lo ídolos del pasado
que no permiten ver que en nuestro presente está los problemas que determinan nuestro
futuro a seguir.
Bibliografía.
Godoy Arcaya, Oscar. Selección de textos políticos de Benjamín Constant, Estudios
Públicos. Nº 59, 1995, 431 – 439
Benjamín Constant:
La función pedagógica de la historia en la política.