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UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSÉ DE CLADAS

Maestría en Investigación Social Interdisciplinar


Andrés Castiblanco Roldán
Seminario de investigación lenguaje e interpretación sociocultural
Alejandra Santana Medina
Cód. 20211057022

Lenguaje como proceso de construcción de identidades sociales en el


transcurso del tiempo

Resumen:
El presente documento busca analizar el concepto de identidad, en particular la identidad de
género en el transcurso de los procesos de socialización primaria y secundaria. Esta
construcción se encuentra mediado por el lenguaje; entendiendo el lenguaje como un
sistema mediante el cual es posible la reproducción, producción y la construcción de
sentidos y emociones mediante el pensamiento simbólico. Para lo anterior se tuvo en cuenta
la teoría de géneros discursivos, las identidades sociales y la construcción hegemónica
socio-cultural. Finalmente, se resaltan las estrategias propuestas por algunos autores para la
construcción de una identidad libre de estereotipos y construcciones heteronormativas.

La división de géneros se encuentra enmarcada dentro de un universo de orden simbólico


que clasifica y da significación a lo que se encuentra establecido como ser hombre o ser
mujer. El género es un referente simbólico primario, pero además es una jerarquización que
presenta una constante en subordinación de lo femenino (Asakura, 2004), este orden de los
simbólico ha obtenido gran acogida desde la perspectiva del lenguaje y la teoría de Cassirer
(1994) debido a que los seres humanos pensamos mediante símbolos. Estos símbolos son
expresiones de nuestra naturaleza humana enraizada más allá de la convención y la
costumbre (Cassirer, 1994, p. 100), y con ello, la cuestión del lenguaje que Cassirer
identifica como una de las múltiples formas simbólicas de comprender el mundo.

Es decir, el lenguaje es un sistema mediante el cual no solo es posible la reproducción sino


la producción y construcción de sentidos y emociones mediante el pensamiento simbólico,
sin embargo, la realidad es conceptuada no solo a partir de símbolos, sino también, de los
géneros discursivos; Bajtín (1982,1997), plantea la teoría de géneros discursivos como la
forma de interpretar el mundo; el autor, señala esta teoría como una esfera de actividad
humana donde se elaboran y reelaboran de manera constante los tipos de enunciados
relativamente estables que son comprendidos como regularidades en el interior de un
espacio definido por el interdiscurso, desde esta perspectiva podemos entender la
ramificación de identidades que se ha desarrollado a partir del discurso establecido de lo
masculino y lo femenino.

La importancia de los géneros discursivos para el establecimiento de un discurso de


identidades radica en el hecho de que los seres humanos aprendemos a plasmar nuestro
discurso de forma genérica y al oír el discurso ajeno (Bajtín, 1982, p.258). Este discurso
ajeno, posee una doble expresividad, la ajena, y la del enunciado que acoge el discurso
ajeno. Dentro de los géneros discursivos el autor plantea los géneros primarios (resultantes
de la vida cotidiana) y secundarios que se derivan de los primarios (producciones
construidas).

Para el tema del presente escrito tomaremos los postulados de Bajtín (1997) de los géneros
primarios ya que estos se desarrollan desde la interacción coloquial y están directamente
relacionados con la comunicación cotidiana e inmediata. Según lo anterior los géneros
discursivos primarios determinan las formas de relación interdiscursiva orientados a un
contexto inmediato. Ahora bien, estas formas primarias de comunicación discursiva definen
la estructura y los rituales familiares e íntimos que dan vida a los principios básicos de
interacción discursiva que conforma la ideología de un grupo social y le dan identidad
cultural e histórica (Grzincich, 2016), generando roles y sujetos altamente socializados.

Las identidades sociales de los individuos son complejos de significados y redes de


interpretaciones, ya que identificarse con un determinado modelo de vida implica vivir
según una serie de descripciones que son resultado de un proceso cultural; desde esta
perspectiva Aguiñaga (2016) plantea la identidad de género, como una identidad social, que
se construye a partir de las prácticas sociales históricamente instauradas y que determinan
las descripciones culturales de género.

Estas identidades son un tejido de diversas prácticas de significación que se encuentran


transversalizadas de acuerdo al contexto social al que se esté haciendo referencia, lo que
permite que se interprete de diferente manera ser mujer u hombre para los vikingos en el
siglo IX que ser mujer en el siglo XXI en la Latinoamérica. Van Dijk, señala que la
identidad puede ser entendida como la extensión de las prácticas sociales y simbólicas de la
organización (cultura), pero la autoridad puede ser restringida al “núcleo compartido de la
autodefinición social, es decir, a un conjunto de representaciones sociales que los miembros
consideran específicas de su grupo.” (1999:160) llevando a acciones pragmáticas y
simbólicas que dictan de forma indirecta un tipo de identidad.

Es importante tener claro que estas identidades están sujetas a las transformaciones que
demande la sociedad, un claro ejemplo es lo que significa ser mujer desde la perspectiva
feminista. Así lo evidencia Brito, J; Basualto, L & Posada, M, (2019) en su investigación1
donde se demostró como un grupo de mujeres se resignifican enfatizándose en el
empoderamiento a través del lenguaje, la valoración personal y la autoexigencia. En palabra
de los autores:

Los cambios que perciben en sí mismas están relacionados con una


reconceptualización de sí como mujeres y de sus capacidades (autoeficacia y poder),
como resultado de lo que acontece en la universidad, y en el resto del país, con los
movimientos feministas. Esto la lleva a asumir nuevos roles y a sentirse más
capaces para direccionar sus vidas. (p.5)

En otras palabras, las identidades sociales se construyen discursivamente en contextos


sociales históricamente específicos; son complejas y plurales, y cambian con el transcurso
del tiempo.

Según lo anterior, para la elaboración de un discurso de identidad de género es necesario


comprender la complejidad de las identidades sociales, y así, controvertir las concepciones
de identidad de género instauradas que resultan esencialistas y unidimensionales.
Controvertir estas identidades implica cambios en la identidad en grupos de personas, y con
ello también un cambio de discurso de las personas, en su mayoría mujeres cuando

1
Resignificación de lo femenino y el feminismo en el contexto universitario.
tomamos en cuenta el caso del discurso feminista, donde la concepción de ser “mujer”
(Gómez et al, 2019, p. 58), adquiere una significancia a partir de discurso autoconstruido
que pueden resultar tan relevante que generen un cambio en el lenguaje como es el caso del
lenguaje inclusivo. La formación de estos grupos procede por confrontaciones acerca del
discurso social.

De ahí la importancia del discurso para abordar la hegemonía socio-cultural, termino


establecido por Gramsci para designar la faceta discursiva del poder, donde es el poder para
establecer el "sentido común" o doxa de una sociedad (Balsa, J. ,2006), ya que el lenguaje
se encuentra arduamente vinculado con el pensamiento, haciendo eco de ello permitiendo la
reproducción y perpetuando desde la óptica masculina comportamientos, actitudes y
expresiones que han contribuido a la consolidación de la imagen de la mujer como un ser
frágil y sumiso en desventaja con los hombres a la hora de desenvolverse en la sociedad.

La instalación y naturalización de las formas de construcción hegemónica de lenguaje


(discurso), es tratada por Halliday (1982), quien plantea como forma de combatir dicha
hegemonía “la educación”. De igual manera Luna (2012), reconoce el lenguaje como medio
fundamental de inserción de los niños en la cultura e identifica la escuela como espacio
para la interpretación y negociación del lenguaje, lo que posiciona a la educación y a la
escuela como un espacio que permite la transformación de las practicas humanas.

Esta propuesta de Halliday (1982), está directamente relacionado con el sentido de los
movimientos feministas que de igual manera buscan una transformación social (practicas
humanas) en todos los escenarios de interacción. Esta transformación requiere de cambios
en las prácticas de socialización primaria y secundaria, en este sentido es importante tomar
las reflexiones de Halliday (1982) quien le da una gran trascendencia al estudio del
lenguaje y los niños; entendiendo la escuela como el escenario que permite una
estructuración de los lenguajes, las hablas y las formas culturales, razón por la cual, este
debe ser el espacio donde se trabajen los contextos totales de interacción entre los sujetos y
los entornos sociales, en palabras de Halliday (1982):
En el desarrollo del niño como ser social, la lengua desempeña la función más
importante. La lengua es el canal principal por el que trasmiten los modelos de vida,
por el que se pretende actuar como miembro de una sociedad-dentro y a través de
los diversos grupos sociales, la familia, el vecindario, y así sucesivamente y a
adaptar su “cultura”, sus modos de pensar y de actuar, sus creencias y sus valores.
(p. 18)

Halliday (1982), establece como se da el encuentro entre hombre social y el lenguaje con
las lenguas como sistema determinado, entendiendo la lengua más que como un sistema de
signos, como cumulo de funciones intraorganicas e interorganicas (1982, p. 23),
entendiendo el primero como el conocimiento interno del sujeto (códigos sociales) y el
segundo como el desarrollo de las relaciones (sociolingüista). Puesto que estamos haciendo
referencia a la transformación de las acciones humanas nos vamos a centra en el horizonte
interorganico.

En el encuentro del hombre con la lengua, el hombre empieza a pertenecer a un grupo y a


construirse como persona a partir de lo que la sociedad legitima a través de roles que
constituyen unos ejercicios de personalidad definidos por Holiday (1982, p.27) como el
corte ambientista del horizonte interorganico. ya que, desde esta perspectiva el lenguaje se
desarrolla en el medio y mantiene directa critica a la conductual direccionándose hacia la
noción etnográfica, es decir, a las prácticas culturales de significación que permiten como
ambiente, significar estructuras previas.

En conclusión, los autores identifican como las dinámicas de adquisición de lenguaje


determinan los procesos identitarios y de personalidad que se desarrollan a través de la
socialización primaria y secundaria de los individuos. Es así, como este documento busca
reforzar la importancia del lenguaje, la educación y los niños en la escuela como escenario
de inclusión donde se pueda desarrollar un libre desarrollo de personalidad sin obedecer a
los estereotipos que los niños puedan evidenciar e interiorizar desde otros escenarios como
la familia, la televisión la publicidad, etc. Es relevante resaltar la importancia de esta obra
en la transformación social que se debe dar desde los espacios educativos, debido a que
bien lo dice Halliday (1982) y Luna (2012), la teoría del interorganismo vincula el carácter
interorganico de la lengua como una forma de interacción que se aprende mediante sí
misma, pero lo esencial es finalmente lo que la cultura transmite de generación en
generación.

Bibliografía
Aguiñaga, M. G. A. (2016). Roles de género que los niños y las niñas de preescolar
aprenden a partir de su sexo.
Asakura, H. (2004). ¿Ya superamos el" género"? Orden simbólico e identidad
femenina. Estudios sociológicos, 719.
Bajtín, Mijail. (1997) Estetica de la Creación Verbal. México: Siglo XXI: El problema de
los Géneros discursivos
Balsa, J. (2006). Las tres lógicas de la construcción de la hegemonía. Theomai, (14), 16-36.
Brito, S., Basualto, L., & Posada, M. (2019). Resignificación de lo femenino y el
feminismo en el contexto universitario. In 1º Congreso Internacional de Ciencias
Humanas-Humanidades entre pasado y futuro. Escuela de Humanidades, Universidad
Nacional de San Martín.
Cassirer, E. (1994). Antropología Filosófica: Introducción a una filosofía de la cultura.
Conneticut: Fondo de la Cultura Económica
Gómez Yepes, T., Bría, M. P., Etchezahar, E. D., & Ungaretti, J. (2019). Feminismo y
activismo de mujeres: síntesis histórica y definiciones conceptuales.
Grzincich, C. G. (2016). La comunicación discursiva en Mijaíl Bajtín. El Cactus, revista de
Comunicación, 5(5).
Hallyday, M. (1982) El lenguaje como semiótica Social: a) I. El Lenguaje y el hombre
Social
Luna, M. E. R. (2012). El taller: una estrategia para aprender, enseñar e
investigar. Lenguaje y Educación: Perspectivas metodológicas y teóricas para su estudio,
13-43.
Van Dijk, T.A. (1983) La ciencia del texto. Barcelona: Gedisa. (1999) Ideología. Una
aproximación multidisciplinaria. Barcelona: Gedisa
.

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