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29 de noviembre de 2019

La concentración, el nuevo superpoder del Siglo XXI


por Borja Santos

Hay muchos indicios que invitan a pensar en la concentración y la atención como los
nuevos superpoderes que se buscarían en los profesionales del siglo XXI. El continuo uso
de las tecnologías en nuestra sociedad ha configurado un cerebro al que le cuesta poner
el foco en un asunto concreto durante un tiempo continuado. La optimización del
tiempo empleado en un número limitado de actividades digitales y el entrenamiento de
la atención se hacen cada vez más necesarios para el bien común.
Una persona es más feliz cuando es capaz de desarrollar su máximo potencial. Puede
que sea la nueva frase que veas en la pared de la recepción de tu compañía, pero en
realidad así es como Aristóteles definió la felicidad hace más dos mil años, llamando a
este concepto eudaimonia. Uno de los mayores obstáculos actuales para alcanzar esa
felicidad es el continuo incremento de la distracción y, como consecuencia, una
creciente dificultad para concentrarnos.
Hoy en día existen datos reveladores sobre la pérdida de atención generada por el uso
continuado de distintas aplicaciones digitales. Según el Udemy in Depth: 2018
Workplace Distraction Report, tres de cada cuatro personas millennials y de la
generación Z afirman que se sienten distraídas en su puesto de trabajo y la mitad afirma
ser menos productiva y no rendir como cree que debería.

Cuando se analiza el tiempo dedicado en promedio a las aplicaciones digitales, los datos
que provienen de distintas fuentes son llamativos. Dedicamos más de 5 años de nuestra
vida a las redes sociales y al menos 2 horas y 51 minutos diarios a nuestro teléfono: lo
desbloqueamos más de 150 veces, cambiamos entre aplicaciones casi 600 veces y
revisamos nuestro e-mail 88 veces.

Nuestro teléfono se ha convertido en el nuevo caballo de Troya que amenaza la fortaleza


de nuestra concentración. Se estima que el 66 % de la población padece nomofobia, la
aversión a estar sin el teléfono móvil.

No sería extraño que, en un futuro cercano, los equipos de


recursos humanos de compañías de referencia en busca de
talento primaran la concentración y la atención en lugar de los
test de cociente intelectual u otras habilidades.

Los riesgos de la multitarea


Uno de los peligros actuales es considerar un comportamiento regular de “multitarea”
como una habilidad profesional promocionada y valorada. En muchas ocasiones, esta
conducta perjudica a nuestra productividad y nos impide mantener nuestros momentos
de concentración de manera continuada, en el trabajo o en nuestra vida personal.

Para Cal Newport, profesor asociado de Ciencias de la Computación en la Universidad


de Georgetown, una de las consecuencias negativas de la multitarea proviene de un
problema que denomina el “residuo de la atención”. Cuando cambiamos nuestro foco
de una tarea A a otra tarea distinta B, un pequeño residuo de nuestra atención y
pensamiento se mantiene en la tarea original A. Este residuo es especialmente
importante cuando la tarea inicial A quedó inacabada. ¿A quién no le ha pasado seguir
pensando en e-mails, artículos o trabajos que no ha llegado a terminar durante el día a
pesar de estar ocupado en una nueva tarea? Este residuo se acumula en el continuo
cambio de tareas, perjudicando a nuestra atención.

Nuestro teléfono se ha convertido en el nuevo caballo de Troya


que amenaza la fortaleza de nuestra concentración.
¿Sustituirá la atención al cociente intelectual?
La falta de concentración se está convirtiendo en un trastorno que alcanza a los
profesionales desde su etapa como estudiantes. De acuerdo con Jennifer Shore (“Social
Media Distractions Cost U.S. Economy $650 Billion”), la nota media de aquellos
estudiantes que son incapaces de resistir las distracciones mientras estudian se reduce
en promedio un punto y sus exámenes finales tienen un rendimiento un 18 % menor.
Incluso la distracción producida por teléfonos y otros aparatos y
aplicaciones tecnológicas pueden producir, según Glenn Wilson, del Institute of
Psychiatry de Londres, un descenso del cociente intelectual de un 10 %, el doble que el
impacto que tiene el consumo de cannabis.
Esta es una preocupación cada vez más latente en muchos países, como Estados Unidos,
donde dos tercios de la población afirman que la desintoxicación digital es importante
para la salud (APA: Stress in America, 2018). Paradójicamente, uno de los colectivos que
más controlan el uso de la tecnología en su vida diaria son los grandes gurús de Silicon
Valley, con famosos períodos de desintoxicación digital.

Por ello, no sería extraño que, en un futuro cercano, los equipos de recursos humanos
de compañías de referencia en busca de talento primaran la concentración y la atención
en lugar de los test de cociente intelectual u otras habilidades. La concentración
permitirá a los profesionales mejorar su rendimiento y realizar tareas complejas que
requieran un aprendizaje continuo dentro de la empresa.

Uno de los peligros actuales es considerar un comportamiento


regular de “multitarea” como una habilidad profesional
promocionada y valorada.

Enfrentándose a la economía de la atención


Hace poco más de dos años, la revista The Economist tituló su portada como “El recurso
global más valioso ya no es el petróleo, sino los datos”. Las grandes empresas
occidentales actuales (Google, Amazon o Facebook) basan sus industrias en los datos y,
por ello, necesitan captar nuestra atención. Ya no podríamos atribuir nuestra distracción
o dependencia de las aplicaciones tecnológicas solo a síntomas como el aburrimiento,
la ansiedad, el estrés, la baja autoestima u otros problemas psicológicos. Ahora
luchamos contra algunos de los profesionales de mayor talento cuyo objetivo es captar
y competir por nuestra atención, un recurso limitado y valioso.
Las redes sociales, uno de los mayores competidores por nuestra atención en el mundo
digital, buscan sacar partido de nuestra búsqueda de reconocimiento social, así como
de la fluctuación de la dopamina, neurotransmisor que recompensa con placer a nuestro
cerebro gracias a los nuevos y deseados “me gusta”. Robert Sapolsky, profesor de
Biología de Stanford, ha realizado experimentos muy interesantes que muestran que la
anticipación de algo que podría ocurrir (“the magic of maybe”) incrementa nuestras
descargas de dopamina. Por ello se produce un refuerzo positivo de placer cada vez que
intermitentemente buscamos en nuestras apps posibles likes o nuevos mensajes
entrantes. Este continuo deseo de regresar a estas aplicaciones amenaza nuestra
capacidad de controlar nuestra atención y, por tanto, la productividad de nuestro
trabajo, tanto en el ámbito laboral como en nuestra vida personal.

La concentración nos facilita el camino hacia la satisfacción y el


bienestar, receta única para la felicidad.

Desarrollar el músculo de la atención

Alcanzar habilidades para mantener la concentración no es nada fácil por los factores
que hemos comentado. Algunos expertos, como Cal Newport, han tratado de combatir
esta situación con teorías como el minimalismo digital, una filosofía de trabajo en la que
se realiza un uso más optimizado y eficaz de las herramientas tecnológicas utilizadas,
centrándose únicamente en las que añaden valor.
Desarrollar el músculo de la atención requiere conductas y prácticas adecuadas que
vengan sobre todo del individuo. Por un lado, estas son necesarias para la mejora de la
productividad en las empresas e instituciones, en contextos de cambio permanente y
con retos complejos que requieren un continuo aprendizaje, el cual solo es posible
mediante la atención y la concentración. Por otro, estas conductas son imprescindibles
para que cada persona logre sus objetivos y consiga ofrecer lo mejor de sí misma, para
que pueda alcanzar un estado de eudaimonia. Por tanto, la concentración nos facilita el
camino hacia la satisfacción y el bienestar, receta única para la felicidad.

Sobre el autor:

Borja Santos
Director Ejecutivo de IE Business School of Global and Public Affairs y profesor de
Políticas Públicas, Desarrollo y Emprendimiento Social.

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