isrubios sfetices
José Luis Sicre
Introduccion al
profetismo
biblicoF
9
Los comienzos
de la profecia biblica
Los datos que oftezco no pretenden reconstruir la historia del profetis-
‘mo biblico durante los primeros siglos, tarea muy hipotética, sino ofrecer
cl punto de vista de los autores que redactaron el Pentateuco y la Historia
deuteronomista (libros de Josué, Jueces, Samuel, Reyes). No incluyo los da-
tos del libro de las Crénicas ya que su visi6n de los profetas se orienta en
una linea muy peculiar, alejada de la historia y al servicio de su teologia’
1, jHubo profetas desde los comienzos de Israel?
Si leyésemos la Biblia sin el menor sentido aritico, deberfamos afirmar
que Israel tiene profetas desde sus origenes, ya que su padre en la sangre y
en la fe, Abrahin, es honrado en Gn 20,7 con el titulo de profeta. Mas tar-
de, Moisés aparecera como el gran mediador entre Dios y el pueblo, el que
transmite la Palabra del Sefior y se convierte en modelo de todo auténtico
profeta. Su misma hermana, Miriam, es también profetisa (Ex 15,20)’. ¥,
durante la marcha por el desierto, setenta ancianos son invadidos por el Es-
plritu de Dios y entran en trance profético (Nm 11,16-17.24-29)
En una €poca como la nuestra, en la que todo lo referente a la situacién
de Israel antes de la monarquia esté sometido a profunda revision, es natural
* Vease Krzr, sDemocatzing Revelation?s, con abundance bibliog
* catellano, ef mejor estudio es el de GontsLez NUREZ, Profits, sacedoes yrs. La
‘sion de conjunto mas recent la ofece Lana, Prophet und KGnig (2003).
° Aczemuas, «Why Is Mia?
169{que las afirmaciones anteriores se interpreten también con espftitu aitico,
‘Mas que reflejar la realidad historica sobre los primeros profetas, estos textos
proyectan la mentalidad posterior sobre ciertos aspectos del profetismo'
Abrahdn, al interceder, aparece como modelo de lo que debe ser un ver
dadero profeta. Miriam, entonando un canto de victoria tras el paso del Mar
de las Cafias, nos recuerda la relacion esencial de los profetas con los acon-
tecimientos historicos y, de forma especial, con la politica. Los setenta an-
ianos reflejan la importancia que ciertos grupos posteriores conceden a la
osesion del espiritu’
-Moisé es caso aparte, aunque resulta casi imposible distinguir entre el
personaje hstérico y la proyeccién de las generaciones posteriores*.Proba-
Dlemente el texto més antiguo que presenta a Moisés como profeta es el de
Os 12,14; «Por medio de un profeta, el Sefior sacé a Israel de Egipto y por
medio de un profeta lo guard6». Oseas, tan amante de las referencias his-
‘6ricas, no parece estar inventando nada nuevo. En su época, debia de ser
opinion bastante extendida entre las tribus del norte que Moisés era un pro-
feta (nabi). ¥ Io curioso del texto es que pone como funcién especiicasu-
ya la liberacion de Egipto y la conduccién por el desierto. El profeta es el
hombre de la accion, més exactamente, de la liberaci6n’.
‘Tradiciones posteriores (0 quiz contemporineas a Oseas), subrayarin
{que Moisés ocupa un rango especial entre los profetas. En Nit 12,1-16 te-
znemos una interesante tradicidn (que recoge diversos temas), centrada en
Ja queja de Maria y Aaron: «jHa hablado el Sefior solo a Moisés? ;No nos
ha hablado también a nosotros?» Sin entrar en mas detalles de este com-
plejo pasaje,recordemos la respuesta de Dios: «Cuando hay entre vosotros
tun profeta del Sefior, me doy a conocer a él en vision y le hablo en suefios;
no asia mi siervo Moisés, el ms fiel de todos mis sievos. A él le hablo ca
ra. cara; en presencia, y no adivinando, contempla la figura del Senor» (v
6-8). En este caso, Io especifico de Moisés como profeta es el don que Dios
le ha concedido de hablarle cara a cara’
“Con razén, Wison, Prophecy and Soi, extn ents tadcionesyls de Balin no o-
‘mo informe hstricos, sino como refejo de la mentalidad elobist (efrimita),proyectada
cn los primeros tiempos dell,
* C6 Lamson, «Prophecy in Ancient Israels
“Cf Jove, the Portayal of Moses; Pani, «Mose als Prophet; Paras, «The
Ambiguous Rote
" Esinteesante advert como indica Pens, eMose als prophets, que el mismo dato lo
‘encontramos muchos silos mds tarde, cuando lo dscipulos de Emad habla de es:
profeta poderosoen obras yen palabras (..) osotos expersbamoe que fuera el iberdor
fe Israel (Le 24,20-21),
*Eate dato lo marine la traci sacedotl(P), aunque sin dara Mois lito de peo-
feta: Seorhablaba con Moisés cara cara, como habla un hombre con un amigo» (233,11),
170
Los comes DE LA reorectensica
Este aspecto de la comunicaci6n directa con Dios y de la transmisién de
su palabra es quiza el mas importante para la historia de la profecta, El pa-
saje programético sobre los profetas en Dt 18,9-20 presenta a Moisés como
dl mediador entre el pueblo y el Sefior, cuando Israel siente miedo a escu-
char directamente a Dios (cf. Ex 20,19).
Ambos aspectos el de la accién y el del contacto con Dios, se subrayan
en el juicio con que se cierra la vida de este gran hombre: «Los israelitas le
obedecieron e hicieron lo que el Sefor le habia mandado. Pero ya no sur-
{36 en Israel otro profeta como Moisés, con quien el Sefior trataba cara aca
ra ni semejante a él en Ios signos y prodigios que el Sefior le envi6 a hacer
en Egipto contra el Fara6n, su corte y st pais; ni en la mano poderosa, en
los terribles portentos que obt6 Moisés en presencia de todo Israel» (Dt
349-12).
Pero debemos insstir en que estos pasajes no significan un informe so-
bre hechos histéricos, sino una interpretacién de generaciones posteriores.
Podemos imaginar las bases en que se asentaria el profetismo posterior,
Lods, por ejemplo, establece un paralelismo con los arabes y afirma que
«junto a los sacerdotes, los hebreos debian de tener, desde los tiempos pre-
mosaicos, otros “hombres de Dios’. (...) En Israel, en la época historica, es-
tos privilegiados provistos personalmente de poderes 0 de conocimientos
sobrenaturales formaban tes clases, claramente distintas en teorfa: los ins-
pirados, los intérpretes de signos y los magos»”. Con esto, se opone a quie-
nes piensan que las primeras manifestaciones de profetismo surgieron en
Israel al entrar en contacto con los cananeos. La investigaci6n actual, que
advierte una relacién entre el profetismo hebteo y el de Mari, le darfa la ra-
z6n, Pero, a falta de tradiciones fidedignas, es preferible limitarse a sugerir
cesta probabilidad.
2. La época de los Jueces
Los textos de esta época nos ponen en contacto con una profetisa
(Débora), un profeta an6nimo (Jue 6,7-10), Samuel, y unos grupos pro-
feticos.
Débora, La tradicion le atribuye —equivocadamente— uno de los poe-
‘mas mAs antiguos y bellos de la Biblia, el canto de victoria de Jue 5. Mas tar-
de, como marco narrativo para explicar las circunstancias historias, se re-
dact6 el capitulo 4. En este aparece Débora gobernando a Israel: su oficio
principal es falar pleitos y zanjar disputas, Pero tambien se la presenta co-
* Loos, nel. p. 384. El ema lo wat en ls pp. 334-339. De los primerosprofeashe-
ba en las pp. 493-500.
a7Hisroma net Mower rovenco
Los coMen20s DE LA ROFEC CA
‘mo profetisa (nebi‘a). En general, los comentaristas no ven claro por qué se
le da este titulo, y muchos lo consideran afiadido por los autores deutero-
nomistas. Segin Jue 4,6-7 comunica a Barac un oréculo, aunque no sabe
‘mos si tuvo otras comunicaciones divinas. En cualquier caso, encontramos
una telacién muy interesante entre profetismo y politica la profetisa como
‘mediadora entre Dios y el pueblo, la relacién —aunque sea ficcidn poste-
rior— de los profetas con la masica
‘Samuel®, Aparece en la tradici6n biblica con rasgos muy diversos*: hé-
roe en la guerra contra los fiisteos, juez que recorre Israel, vidente en re
Jacién con las asnas de Sasi. Fjerce también funciones sacerdotales, ofte-
iendo sacrificios de comunién y holocaustos. Pero lo que més subraya la
tradicion biblica es su carécter profético: es el hombre que trasmite la pala
bra de Dios. Este dato podemos observarlo ya en el capitulo sobre la voca
Gién (1 Sm 3): advertimos un contacto nuevo y especial con Dios a través
de su palabra, y se le encarga una tarea tipicamente profética: anunciar el
castigo de la familia sacerdotal de Eli, Por si no fuera suficientemente claro,
1 resumen final afirma: «Todo Israel, desde Dn hasta Berseba, supo que Sa
uel estaba acreditado como profeta del Sefior» (1 Sm 3,20).
Otro rasgo profético de Samuel es su intervencién en la politica, un-
siendo rey a Sail, La tradicion lo hace ungir también a David cuando nifio
(1 Sm 16), pero esto quiza carezca de fundamento hist6rico. En cualquier
‘aso, la uncién de Satil recuerda lo que hara Natén con Salomén (1 Re
1115s, el encargo que recibe Elias con respecto a Je (1 Re 19,16), que ee-
cutaré Eliseo a través de un discipulo (2 Re 9) y otra tradiciones semejantes.
" Abundantebibliografia en Mons, Samuel La hima obra sobre este profeta es la de
‘.Kisusn,Samaul, Pier und Richter (2007).
" Para que se adviera Ia compleidad dels tradcones recuerdos algunas teoras sobre
ste pesonaje Seyi Holsche, Ia tradicin primitvapresentaba 2 Samiel como vidente y
hombre de Dios (1 Sm 9,1-10,16) no como profes. Esa leyenda evlicioné en dos direc:
Clones: a primera lo telacions con el sansuaro de Silo y pone de relieve aspectossacedota-
Jes (custodial aca, erge un alts, sacsfc,echa las suse); In segunda lo converte en
profes que habla en estilo pofeico, intercede por el pueblo ye ry eibevsiones ydiige
‘un grupo. Para Gressmann, Sarauel no es un prof sino un vdentey un miembro del sa-
cardoco de Silo, no pola sangre. sino por adopcion Segin Jepse. la presentacin de Samuel
‘como vidente y profeta es una ceacién del prefetismo posterior Los relates actuals preten-
den exalar sus rasgos de profera y de juez; pero lo més seguro es quedarsecon el Samuel que
Ja tadicién no ha engrandecido, antes bien ha pretndido desfigurar. Samuel sacerdote, En
conta de Halscher piensa que los capitals 9-10 no son histricon Pres estima que el proce
0 tnd lo conrario de lo que opina fepsen. Sobre Samuel existen tes tadicones, produc
Ge tres etealos dverox uno profana, de Ia corte, ott proftic y oto sarerdotal ste tie
‘mo esel que ha dado el retoqte inal, atbuyendo a Samuel fncionessacerdotale, En am-
bio, Was, eCultc elements, piensa que Samuel desermpenié todas esas funciones (sac
ote prof, ez), aunque de forma atipic, de acuerdo eon aif Epoca quel toed vivic
12
Por tiltimo, y mas profético que lo anterior, es su denuncia del rey. En
dos ocasiones se enffenta Samuel a Sati. La primera, con motivo de la ba-
ralla de Micmés (1 Sm 13,7-15); la segunda, después de la guerra contra los.
amalecitas (1 Sm 15,10-23). Aunque ambos hechos plantean serios proble-
mas hist6ricos, parece claro que los autores biblicos interpretaron a Samuel
como el primer gran profeta.
Los grupos de profetas (hebel nebi‘im). Aparecen’ mencionados en 1 Sm.
10,5-13 y 19,18-24, presentando la siguiente imagen: viven en comunidad,
presididos a veces por Samuel; en una ocasi6n al menos caminan precedi-
dos de salterios, tambores,flautas y citaras; bajan de un altozano sagrado
(ama), lo cual hace suponer su interés por el culto. Si les aplicamos lo que
se dice de Saal en 1 Sm 19,24, a veces se despojan de sus vestidos y yacen
por tierra en trance. Como vemos, el cuadro es muy vago a causa de la fal-
tade datos,
Algunos autores completan la imagen con otros detalles que sabemos
de Samuel (p. ¢ sus intervenciones en tiempos de guerra) y los presentan
como fervientes patriotas que acompafian a los soldados al combate. Es
muy probable, aunque no se pueda demostrar. También se les ha atribuiido
el hacerse incisiones durante el éxtasis, pero esta practica solo la menciona
[a Biblia en relacién con los profetas de Baal (1 Re 18,26ss.). Algunos pien-
san que se trataba de escuelas proféticas fundadas por Samuel, donde los
jévenes se preparaban para una posible eleccién divina o se convertian en
doctores religiosos de Israel"
Es preferible reconocer que sabemos muy poco de ellos. Podrfamos ad-
iti que se insertan en el movimiento extitico-divinatorio que aparece en
Sivia-Palestina durante el siglo x. La comparacion que hace Holscher con
Jos derviches érabes es interesante y esclarecedora, pero no se adecua por
completo a la realidad de estos grupos.
Qué relaci6n tienen con el profetismo dlasico de Israel? Menos de la
que pudiéramos pensar. Segtin Gonzalez. Nafiez, no son profetas, sino tes-
tigos de la presencia del Seior y auxiliares de los profetas. En realidad, no
hablan en nombre de Dios, no anuncian el futuro, no son videntes, no ha-
cen de intermediarios entre Dios y el pueblo. Simplemente mantienen un
quehacer religioso y llevan a cabo un género de vida que lo facilita. Preci-
samente este fervor religioso supuso una gran ayuda para Samuel en un mo~
‘mento de grandes dificultades, cuando el arca estaba en manos filisteas, el
sacerdocio de Silo habia desaparecido y la religién cananea amenazaba al
"Sobre las esculas profcas vase A Laan, Les does tl formation de a ibe dans
"Ancin Ina, (OBO 39), Vandennoec & proche, Gotingn 1981, especialmente pp. 50-52
ym,
173Husrom bet MovaeNTo PROFECO
yahvismo, Samuel pudo ver en ellos una fuerza que le ayudase a superar la
isis rligiosa y politica de Israel. Por eso los encontramos en el momento
de la uncién de Sail, al comenzar la monarqufa (1 Sm 10,5-13), y prote.
sgiendo a David frente al rey (1 Sm 19,18-24).
3. Desde los origenes de la monarquia hasta Amés
Dada la imposibilidad de tratar con detalle cada uno de los profetas
posteriores, indicaré las principales lineas de evoluci6n del profetismo has-
ta el siglo vat a.C, cuando la profecta toma un rumbo nuevo, En estos si
los que van desde la instauracin de la monarquia hasta la aparicién de
‘Amés podemos detectar tres etapas, muy relacionadas con la actitud que el
profeta adopta ante el rey.
1. La primera podemos definirla de cereantafisica y distanciamiento crti-
0 respecto al monarca. Los representantes mas famosos de esta primera épo-
cason Gad y Natén, Gad’ interviene en tres ocasiones: aconsejando a Da-
‘vid que vuelva a Judé (1 $m 22,5), acusindolo de haber realizado el censo
(2'Sm 24,11ss,) y ordendndole edificar un altar en la era de Ornén (2 Sm
24,18ss.). Por tanto, desempena una funcién de consejero militar, una fun-
«ign judicial y una funcién cultual. Es importante advertir que nunca se dic
rige al pueblo; siempre est en relacién directa con David.
Natan tiene mas importancia. sel profeta principal de la corte en tres
‘momentos decisivos de la vida de David: cuando pretende construir el tem-
plo (28m 7), cuando comete adulterio con Betsabéy manda asesinara Urias
(28m 12), y cuando Salomén hereda el trono (1 Re 1,11-48),
Considerarios profetas de la corte no es acusarlos de servilismo, ya que
‘nunca se vendieron al rey. Por eso podemos definir su postura de cercania
fisica y distanciamiento eritco.
2. La segunda etapa se caracteriza por la lejanta fisica que se va estable
ciendo entre el profeta y el rey, aunque aquel solo interviene en asuntos re-
lacionados con este. Un ejemplo significativo es el de Ajias de Sil6", del
que se conservan dos relatos (1 Re 11,29-39 y 14,1-8). En ambos casos se
dirige —directa o indirectamente— a Jerobodn I de Israel. La primera vez
° Han, «Cad und Nathan
"Jones, The Nathan Narratives, deflende que Natin es un profeta de la corte 0 conseje>
rival jebuseo, que se esuerea por defender los intereses de sus concludadanes, promo.
‘viendo el sicretismo entre las tadiciones de la cua y las de los conquistadove nate
‘Osnaun, Naan der Prophet, piensa que en el siglo x .C. no habia prota de et tipo y ue
|Natin es una figure puramenteliteata,
" Caquor sAhiyyay, piensa que el prof, enusiasta al comlenco de Jerobosn sat