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Universidad Juárez del Estado de Durango

Facultad de Psicología y Terapia de la Comunicación Humana

“PROCESOS
PSICOAFECTIVOS”

Alumnos:
Yenifer Anaid Rodríguez Hernández 1060699
Andrea Magdalena Corral Zúñiga 1101479
Vargas Gómez Fernando 1087665

Maestro: Flores Ramírez John Máxel


Actividad: Teorías de la motivación

Grado: 5° Semestre Grupo: P- 2

Durango, Dgo. 31 de octubre


2021
Capítulo 3: las teorías de la motivación desde el ámbito de lo cognitivo y lo social.

En este capítulo se mencionan cinco grandes tradiciones actuales sobre la motivación que
surgen del gran marco dominante del ámbito sociocognitivo: la motivación para la
competencia personal, las teorías de metas, la teoría atribucional, la teoría de la motivación
intrínseca o autodeterminada y las teorías sobre la autorregulación.

1.- primera tradición: de la necesidad por el logro, la motivación por ser competente.

Henry Murray (1938). Fue uno de los autores que intento poner remedio a esos desmanes
de listas sin constatación empírica. Quiso crear una clasificación de motivos humanos
contrastados empíricamente, y así dar con el menor número de motivos que mejor
explicasen la conducta humana.
Atkinson y McClelland son algunos de los continuadores de estas ideas, realizaron una
serie de investigaciones sobre la motivación humana que tuvieron una enorme repercusión
y significación de las primeras grandes teorías para conocer los motivos sociales humanos.
Para esa misma época, en estados unidos, un autor exiliado de Alemania y heredero de la
tradición gestaltista, Kurt Lewin, estaba formulando su teoría psicológica, en la que
ocupaban un lugar importante los conceptos motivacionales, entre los que destacaba su idea
acerca del nivel de aspiración. Este concepto tiene que ver con las expectativas de éxito que
cada persona se forma; que se configura a partir del significado que le damos a esos éxitos,
y las diversas circunstancias sociales que lo caracterizan. Nuestro comportamiento ya no se
debe solo a los estímulos externos, como simplemente mantenía el conductismo, tiene
mucho que ver con nuestros recuerdos y nuestro saber. Cuando estamos motivados, en
parte se debe a nuestros conocimientos sobre nuestra propia eficacia.
Albert Bandura, con su teoría sobre la autoeficacia, tiene que ver con los juicios que
realizan las personas sobre sus propias capacidades para lograr organizar y ejecutar las
acciones necesarias con las que alcanzar el resultado que se pretende. La autoeficacia
incluye la ejecución y organización de cursos de acción, por lo que presenta una
perspectiva situacional de la competencia, ya que incluye, no solo el conocimiento, sino
también los juicios sobre las estrategias, así como los modos de regulación necesarios para
desarrollar una tarea.
Por otro lado, resurge la idea de necesidad de competencia, en la postura de White (1949),
se concebía la necesidad de competencia como una suerte de necesidad natural del ser
humano, y no como la sensación de autoeficacia que provenía de la experiencia del sujeto.
De igual manera Harter organizo el concepto de competencia en tres grandes áreas
diferenciadas:
a) la competencia física
b) la competencia cognitiva
c) competencia social

Los autores (Elliot y Dweek, 2005) consideran que el termino competencia se refiere a un
concepto más profundo y general que el concepto de logro. Se trata de una idea más
versátil, en casi todas las actividades de la vida diaria puede encontrarse esta tendencia
directriz de ser capaz. y por último los defensores de esta visión de las capacidades, el
concepto competencia tiene además la virtud de enlazar mejor con dos aspectos centrales
en la psicología actual: el papel de lo afectivo y las formas para conseguir un mayor
bienestar personal.

2.- de los propósitos e intenciones a la teoría de metas

Como principio básico de estas teorías, se asume que los seres humanos suelen organizar
sus actividades dirigiéndolas hacia determinados objetivos (Ford, 1992). Los objetivos que
nos planteamos pueden variar en amplitud, concreción, lejanía, etc., pero, lo que literatura
de motivación afirma es que las metas más eficaces y motivantes son las que tienen un
carácter específico, a corto plazo, y provocan cierto desafió asumible.

Tipos de metas generales


Huertas y Montero, 2003). Concretamente proponen una organización articulada de las
posibles metas existentes, siguiendo las ideas básicas de los modelos socioculturales de
Luria y de Vygotsk, en los que se defiende la existencia de sistemas funcionales como
modos de organización, que incluyen el papel de la historia evolutiva, la de cada individuo
y la de la sociedad.

- Metas basadas en operantes: se dan en todos los animales, por lo menos en los
vertebrados. Se incluyen básicamente las metas de búsqueda de recompensas y
evitación de castigos. Estos procesos motivacionales se regulan mediante un
sistema que se basa en la homeostasis.
- El sistema basado en los mecanismos sociales: el ser humano es un animal
social, encuentra en los demás el apoyo y los modelos a seguir. Presenta un
funcionamiento que puede ser semejante al que tienen otros animales gregarios.
En los demás encontramos nuestras fuentes de socialización y buena parte de
nuestros objetivos de vida.
- Sistema funcional basado en la autorregulación: surge con la aparición de
uno de nuestros últimos hitos como especie: el dominio del lenguaje y la
aparición de la conciencia reflexiva. En estos sistemas basados en la
autorregulación, se establecen dos grupos: las metas relacionadas con el yo y las
metas relacionadas con la tarea.

3.- de la racionalidad a la atribución

De todos es conocida la idea de que el ser humano es un animal racional. La aplicación de


nuestra razón nos lleva, entre otras cosas, a tener una capacidad superior de saber evaluar e
intentar explicar porque nos pasa lo que nos pasa.
La idea de Heider (1958). Que propone que uno de los procesos fundamentales de nuestra
mente es el de realizar atribuciones y comprender las causas de su propia conducta y las de
las demás personas.
Una de las teorías de la atribución de más predicamento en el campo motivacional es la
Weiner (1992), quien defiende la idea de que lo que determina la motivación, no es un
conjunto de necesidades o de factores relacionados con impulsos o deseos, sino el tipo de
explicaciones causales que hacemos después de cada resultado.
Las explicaciones que podemos encontrar son muchas: desde la capacidad personal y el
trabajo, hasta el biorritmo o la astrología. Las explicaciones concretas pueden ser infinitas,
pero distintos estudios han establecido tres principales dimensiones generales para
organizar estas explicaciones:

 El lugar de casualidad: dependiendo de si la causa concreta se origina en el


interior del sujeto o procede de los acontecimientos exteriores que le rodean.
 Grado de estabilidad: según sea la persistencia y modificabilidad de la causa;
claramente, sus dos polos serian el de estabilidad o consistencia y el de
inestabilidad o de cambio facial.
 Grado de control: referido a si el sujeto se percibe capaz para modificar sus
consecuencias y efectos.

Según la teoría atribucional, la repetición de nuestra experiencia en determinadas


situaciones, junto con los estereotipos y normas que nos transmiten los demás, acaban
generando patrones o estilos de atribución característicos en cada uno.
La metáfora que guía esta teoría sostiene que las personas somos jueces de las cosas
importantes de la vida. Esta metáfora jurídica es más clara en los últimos trabajos de
Weiner (Weiner, 2000, 2003), y la explicita así en sus textos. Considera que los principales
escenarios de la vida llegan a ser para el sujeto una suerte de tribunal, en donde o el u otros
tienen que emitir sentencia, y eso lo hacen recurriendo a las dimensiones atribucionales que
antes hemos visto.

4.- a vueltas con el libre albedrio. La motivación intrínseca.

Antecedentes.
Este principio se convierte en un elemento básico de ciertos modelos psicológicos que
suponen que la acción está bajo el dominio de estados intencionales.
El constructo de motivación intrínseca surge como un conglomerado de tradiciones muy
distintas.
Por lo que se refiere al concepto de lugar de casualidad, fue Heider (1958) uno de los
primeros en formular el papel primordial que tiene para un individuo sentirse causa u
origen de lo que de lo que pase.

Tradicionalmente, DeCharms considera que los diferentes grados posibles de casualidad


personal se pueden organizar en un continuo con dos polos extremos:
- El origen: en donde se encontrarían las acciones más genuinamente
autodeterminadas. Libres de ser percibidas como impuestas. Se supone que,
cuando alguien realiza un comportamiento guiado por causas internas, esa
actividad tendrá, en principio, una carga afectiva satisfactoria, se es más
optimista, confiado, se acepta mejor el riesgo y se realiza con más gana y
eficacia cualquier actividad.
- El peón: en el extremo contrario estarían las acciones que se consideran sujetas
a la merced de fuerzas externas, aquellas que el sujeto se siente forzado a
realizar.

-La necesidad de autodeterminación-

Se considera que la autodeterminación es una necesidad, ya que se puede entender que este
principio ordena todo comportamiento humano; por tanto, es de carácter universal y
esencial para la salud y el bienestar. Se entiende como necesidad natural en el sentido de
que es aplicable a todas las personas, independientemente de su género o condición
sociocultural

-autonomía-
En este componente principal de la motivación intrínseca, los autores sintetizan las
aportaciones procedentes del concepto de lugar de casualidad y de lugar de control, que ya
habíamos mencionado anteriormente. Una persona se siente con autonomía cuando se
percibe como origen, como causa, y tiene bastante control sobre lo que se está haciendo o
tiene que hacer. En medida en la que sea mayor la autonomía, mejor será la motivación y el
interés intrínseco de la actividad.
-sentimiento de competencia-
nos estamos refiriendo a la sensación de tener percepciones de competencia, más que a la
competencia en sí, porque diversos experimentos han puesto de manifiesto que, cuando al
sujeto se le daba información falsa y positiva sobre sus capacidades, los efectos sobre la
motivación intrínseca eran similares a los que ocurren cuando ponían en marcha
capacidades reales.

-apoyo social-
La idea de la importancia del apoyo social procede de las teorías clásicas del apego
(Bowlby, 1979), que mantenían que las conductas de exploración se manifestaban más
claramente en entornos seguros y ante la presencia de la madre.
El principal objetivo de las investigaciones sobre la teoría de la autodeterminación ha sido
al bienestar de los individuos, independientemente de si son alumnos, pacientes,
deportistas, o empleados

5.- La voluntad filosófica a la volición y autorregulación psicología


Roget (1852), en su Thesauro, sigue esta teoría, presentando la volición como conación,
que sería la acción basada en un impulso motivado.
En la orientación cognitivista un punto común en las diversas posiciones es la
conceptualización de la voluntad como capacidad ejecutiva y de control del desarrollo de la
acción. A su vez, el aspecto receptivo afectivo está acogido en la bibliografía actual, en el
ámbito del tratamiento del tema de la motivación.
En lo que sigue presentaré sumariamente algunos hitos que conducen al estado actual del
tema, tratando de mostrar, por una parte, cómo desaparece el momento receptivo-valorativo
de la voluntad y, por otra, algunos aspectos operativos aplicables a la tarea pedagógica, a
condición de que se los integre en un marco antropológico más comprensivo. A partir de
esta exposición sumaria, aquí hay algunos elementos para la integración de los dos aspectos
mencionados en el operar volitivo, tal cómo pueden hallarse en la obra de un autor que
constituye uno de los pilares más sólidos para elaborar una nueva psicología de la
educación: J. Nuttin, quien en sus obras presenta una teoría relacional de la motivación que
conceptualiza la conducta desde una perspectiva cognitivista-humanista, en la cual el punto
de partida de un acto motivado es el sujeto en una situación significativa y el punto de
llegada es una meta,
fin, propósito alcanzado que previamente ha sido elaborado significativamente, fin que a la
vez es un resultado y un regulador del proceso, y en cuya elaboración juega un rol clave el
yo ideal (Nuttin, 1980).
Esta teoría se pone como alternativa a las teorías de: 1) la motivación como factor
energético para restablecer el equilibrio (teorías homeostáticas), 2) la motivación como
estado de activación a partir de un estímulo externo, y 3) la motivación como resultado
anticipado
(teorías cognitivistas).
La teoría relacional vuelve a unir motivación y volición a través de una concepción
diversificada de las necesidades fundamentales que se concretan, se canalizan, al elaborarse
cognitivamente en torno a objetos-meta que son asumidos como tales por el sujeto a partir
de una concepción de sí y de su autodesarrollo personal. En otras palabras, el núcleo de la
motivación es la concepción y adhesión a un fin, en el cual se halla involucrada toda la
personalidad en todas sus funciones psíquicas, más aún psico-morales. La diferencia con el
cognitivismo estaría en que la motivación no sería simplemente una idea o razón para obrar
sino esa razón aceptada como fin. De aquí se desprenderá el planteo de la educación
afectivo-moral como configuración ética de la personalidad, cuyo núcleo es la libre
adhesión de la voluntad al bien en cuanto conocido y apreciado como valor-fin.

La psicología de la voluntad en el S. XX
Los estudios teóricos y experimentales acerca de la voluntad y los procesos volitivos se han
intensificado en los años ‘80, principalmente en el seno de la psicología alemana. Todos los
autores coinciden en poner a N. Ach como el punto de partida de los trabajos
contemporáneos sobre el tema. El autor distinguió dos aspectos en el actuar de la voluntad:
la formación de la intención (decisión) y la determinación a actuar (Ach, 1905). Este último
aspecto es el centro de sus trabajos que se sitúan en controversia con las explicaciones
mecanicistas de la psicología del asociacionismo, a las que contrapone el rol clave del
objetivo que se persigue en el curso de una acción, respecto de la cual afirma que hay
efectos que derivan del carácter inherente del objetivo, que dan por resultado una
determinación, de acuerdo con el significado de dicho objetivo. Esas tendencias
determinantes son la base de los fenómenos psíquicos cuyas manifestaciones han sido
subsumidas tradicionalmente bajo el concepto de actividad volitiva

Conclusión:
 Si la motivación puede definirse como el proceso psicológico que activa y dirige la
conducta de un organismo hacia una meta concreta, la emoción es un proceso psicológico
especialmente complejo que influye en nuestra propia conducta… pero también en el
comportamiento de otras personas que interpretan nuestras expresiones emocionales.

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