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de Tecnología Agropecuaria
Dirección Nacional
Se eliminan las que no están maduras, las machucadas y las que tienen algunas enfermedad o
imperfección.
El lavado es bien enérgico para eliminar restos de insecticidas, polvo y otras suciedades.
Según la variedad las ciruelas se pueden envasar con piel y sin piel, enteras o en mitades.
Las ciruela de piel fina se pelan, introduciéndolas en agua hirviendo durante pocos minutos.
Las ciruelas de carozo pegado se envasan enteras, las otras en mitades y se descorazan.
A las ciruelas de piel gruesa se les perfora la piel pinchándolas con un palillo para que no estalle la piel
durante el baño maría.
Prepare un almíbar al 25%, o sea que por cada litro de agua, deberá colocar 333 gramos de azúcar. Si
no puede medir el azúcar, haga una almíbar liviano, por cada taza de azúcar ponga 3 tazas de agua.
Si las ciruelas están bien maduras, es igual a 429 gramos de azúcar por cada litro de agua. Si no tiene
como medir, confeccione un almíbar mediano, a razón de una taza de azúcar cada dos tazas de agua.
Se realiza una segunda selección y retoque para perfeccionar las ciruelas que se cortaron y para
desechar las que se deterioraron en esta operación.
Envase en frascos bien limpios, con las concavidades hacia abajo o moviendo el frasco si las ciruelas
están enteras. Vierta el almíbar hirviendo.
Esterilice al baño maría durante 20 minutos. Los frascos de ½ y 1 kilo y durante 35 minutos los frascos
de 2 kilos. Recuerde que el tiempo del baño maría se cuenta a partir del momento en que el agua
comienza a hervir y que una vez cumplido el tiempo se debe retirar el agua de la caldera.
Ingredientes:
Cocer las ciruelas en la mitad del agua hasta que se ablanden, pasar luego por tamiz.
Cortar la calabaza en pequeños trozos, colocar con el resto de agua y cocinar lentamente hasta que
largue el agua y forme una masa blanda.
Añadir la pulpa de ciruela y pesar.
Añadir ½ kg. de azúcar por ½ kg. de pulpa.
Agitar y hervir rápidamente hasta gelificar.
Ciruelas desecadas
Las variedades carnosas y de piel oscura son las más indicadas para este tipo de conservación.
La temperatura del horno debe mantenerse baja (alrededor de 50ªC) hasta que la piel empiece a
arrugarse; caso contrario se corre el riesgo de que se quemen.
Para comprobar si una ciruela está suficientemente seca, debe oprimirse el fruto con los dedos; si la
piel no se rompe ni suelta jugo, la operación de secado está concluida.