Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
18 2021-09-04 Pensar Con La Television Compressed
18 2021-09-04 Pensar Con La Television Compressed
E
n 1901, con el título de L’opinion et la foule, salió a la luz un libro
que contenía tres artículos publicados previamente entre 1893 y
1899 en la Revue des Deux-Mondes y la Revue de Paris. Uno de
ellos fue “Le public et la foule”. En este texto, Gabriel Tarde
intentó establecer la distinción entre multitud y público. Entendía
que una congregación de individuos en un teatro o una asamblea podía ser
considerada una multitud o público. Pero agregaba que desde la invención de la
imprenta un público muy distinto había nacido y que no cesaba de aumentar.
Incluso sostuvo que su extensión era indefinida. Que el crecimiento de ese
público indefinido era un rasgo distintivo de aquella época (el naciente siglo XX).
Escribió, quizá con mucha emoción, que se había hecho psicología de las
multitudes, pero que era necesario hacer una psicología del público (el libro del
médico francés Gustave Le Bon, La psychologie des foules, se había publicado en
1895). A ese público que había nacido con la imprenta, Tarde lo definía como una
colectividad puramente espiritual conformada por individuos que, físicamente,
estaban separados y entre los cuales sólo existía una cohesión mental.
Colectividad susceptible de ser sugestionada a distancia por los diarios.
Hoy sabemos que los medios, no sólo la prensa, tienen un poder importante en la
conformación de la opinión, la manipulación y la persuasión. Que tienen, todavía,
el poder de imponer temas de conversación entre la población. La televisión, por
ejemplo, más preocupada por alcanzar altos niveles de audiencia que por la
reflexión de su público, deliberadamente desinforma. Suele desviar la atención de
los temas de verdadera importancia según convenga a sus patrocinadores y a sus
aliados. Suele abordar problemáticas relevantes de una manera banal e inocua y, a
pesar de su pérdida de credibilidad, sigue siendo parcial, tendenciosa y recurre
constantemente a las imposturas (engaños con apariencia de verdad e
imputaciones calumniosas) para manipular la opinión. Y no, los medios no
informan solamente. Informan y opinan al mismo tiempo. De hecho, una de las
paradojas de nuestros tiempos es que, viviendo en una época donde la
información abunda, se pueda estar tan desinformado.
Y no, no crea usted que su odio y preocupación por los talibanes es producto de su
libre albedrío (los medios le han ayudado a confirmar lo que quizá ya pensaba y
han promovido de manera sutil, pero efectiva, que sus sentimientos de
animadversión se hayan potenciado). En buena medida, las reacciones del público
son el producto que las representaciones mediatizadas le ha provocado (y,
preocúpese, de manera deliberada). Y si estas líneas aún no le han convencido
(porque es difícil y doloroso para los autoconsiderados espíritus libres y críticos
aceptar que los medios tienen el poder de manipularlos), sólo trate de recordar que
en 2015 quizás usted haya derramado algunas lágrimas por Aylan Kurdi. ¿No se
acuerda quién era? ¿Ya se le olvidó? Aylan Kurdi era el niño Sirio que murió en
una playa de Turquía. Es lamentable que los medios sigan valiéndose de la
muerte, la desgracia y la fatalidad del Otro para manipular la opinión, pero igual
de lamentable es que el público no pueda ni quiera darse cuenta de cómo su
opinión, actitudes, pensamientos, sentimientos, etc., están siendo manipulados,
explotados y potenciados por los mismos medios. Recomendación: no reaccione
de manera iracunda contra este texto. Hágalo contra los medios.
Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios
están marcados con *
COMENTARIO
NOMBRE * CORREO
ELECTRÓNICO
*
WEB
PUBLICAR COMENTARIO