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Cuidados en La Agonia
Cuidados en La Agonia
INTRODUCCIÓN
Para que como profesionales sanitarios podamos ayudar en esta circunstancia tan
especial y difícil, la más difícil y profunda que cualquier persona debe afrontar,
debemos partir de la premisa de que SIEMPRE HAY ALGO QUE HACER, aunque a
veces el cuidar a un moribundo suponga hacer la experiencia de la propia muerte,
experiencia al mismo tiempo impensable para uno mismo. No es infrecuente
encontrarnos a veces bloqueados cuando asociamos entre el enfermo moribundo y
nosotros aspectos en común que pueden provocar una actitud de huida con conductas
espontáneas de distanciamiento, se tiende a dejar al enfermo en manos de la familia,
una familia con un gran impacto emocional y precisada de apoyo. Otras veces hay una
lentitud de respuesta a las llamadas, recomendaciones de dejarle solo para que descanse,
etc. Pero sobre todo se evita hablar con el moribundo, probablemente por el miedo a
perder el control de la situación ante alguien que sabe que su muerte está próxima.
Como profesionales no debemos olvidar que en esos momentos lo más importante no es
que tengamos respuestas para todo, sino que el enfermo y la familia sientan nuestra
presencia y disponibilidad, no hace falta contestar a las preguntas si no sabemos las
respuestas: EL SILENCIO ES ORO. Debemos estar allí comprendiendo su situación e
intentando resolver los problemas que se vayan presentando.
Además la actitud del enfermo ante su propia muerte está también condicionada
por diferentes aspectos, tales como:
La historia de la enfermedad.
Los valores culturales y espirituales.
Relaciones familiares y sociales.
Grado de madurez del individuo.
SÍNTOMAS DE LA AGONÍA
Hemos dicho que agonía son esos últimos días de vida que preceden a la muerte.
¿Cómo los vamos a reconocer?
Salvo que algún enfermo fallezca repentinamente por algún proceso agudo el
resto pasan por esta situación, situación que se hace tangible para el enfermo, la familia
y el equipo.
Cuántas veces nos pasa que entramos en una habitación y aunque no hayamos
realizado una valoración exhaustiva de los síntomas, estamos reconociendo que el
enfermo está ya agónico, le vemos con gran postración, disminución de la alerta: no
responde a nuestra entrada en la habitación, la familia está conmocionada, etc.
Diagnosticaremos la agonía cuando:
Una compañera mía, Maite, la médica que trabaja conmigo, dice, mejor dicho,
casi grita, <<¡Corcho, estoy agonizando pero estoy viva y me quedan 2 días, pero
quiero vivirlos!>>. ¿Esto qué nos hace pensar? Esto nos hace pensar que como
enfermeras nos deberemos preguntar <<se está muriendo y ¿qué podemos hacer para
que estas últimas horas las pase confortablemente, las pase arropado y acompañado,
no sufra, tenga la menor cantidad posible de molestias, sienta que le queremos, que en
ese difícil trance nos tiene junto a él, que no le dejaremos solo?>>.
CUIDADOS GENERALES
LA PIEL
BOCA Y LABIOS
Boca sucia: se limpiará con una torunda y un cepillo suave de dientes empapados en
agua o manzanilla, por ejemplo.
Boca seca: humedecer la boca y los labios con una gasa empapada en agua o
manzanilla, por ejemplo, gota a gota o dándola a chupar. Esto requiere mucha
dedicación, por lo que es importante adiestrar a la familia en este cuidado, explicando
bien el objetivo: humidificar para que no se seque y se cuartee. Cuando no se alivia el
disconfort con medidas locales se puede recurrir en algún caso a la hidratación por vía
subcutánea.
¿Qué nos debe hacer pensar la aparición de este síntoma a las enfermeras? Ante
esta nueva situación, ¿en qué deberán cambiar nuestros objetivos?
Primero, pensaremos en acceder a otra vía de administración de medicación si el
enfermo estaba tomando la medicación oral para el control de síntomas, es una de las
indicaciones de la vía subcutánea.
Otra acción importante es la de intensificar la hidratación de la boca.
ESTERTORES
CUIDADOS PSICOEMOCIONALES
DÓNDE MORIR
Hablemos de ella, esa familia que tanto nos demanda por el gran impacto
emocional ante la cercanía de la pérdida y que ha debido adaptarse a las diferentes
etapas de la enfermedad intentando mantener un equilibrio familiar.
Además de comprender el cansancio físico y emocional, es importante prevenir
el <<recuerdo doloroso>> y dar el soporte que precisa durante y después de terminar el
proceso y para ello deberemos:
- << Lo están haciendo muy bien>> siempre que esto sea cierto.
- << Necesitan alguna cosa más>>
- << Piensen en qué más les podemos ayudar y díganoslo cuando
vengamos>>
- << Si nos necesitan, estamos en tal sitio>>
- << No le oye, pero acaríciele las manos, los brazos, la cara, etc. Así …>>
- << Háblele, cuéntele las cosas de la familia, de los niños, …>>
LOS PROFESIONALES
1º.- CONOCIMIENTOS
2º.- ACTITUD
3º.- ORGANIZACIÓN
CONOCIMIENTOS
ACTITUD
ORGANIZACIÓN
Planificar tiempo para comunicarse con el enfermo y la familia igual que se hace
para las técnicas; visitas programadas cada cierto tiempo para la valoración y
observación del estado del enfermo. Desde la enfermería de Atención Primaria que no
tiene la disponibilidad de un hospital, tendría que intensificarse la relación con la
familia y adiestrarla en la detección de síntomas y actuación sobre los mismos y
organizarse dentro de los equipos para el apoyo.
Tiempo para el equipo. Ante las situaciones de gran impacto, los profesionales
necesitamos un tiempo y un lugar para explayarnos, analizar la situación y dar salida a
nuestros sentimientos. Como decía Elisabeth Kübler-Ross, algo así como una
<<habitación de las lamentaciones>>.
BENEFICIOS
Paciente:
- Bienestar físico y psicoemocional.
- Oportunidad de irse con los deberes cumplidos.
- Una muerte digna.
Familia:
- Afronta mejor la enfermedad.
- Sentirse útiles y acompañados.
- Menos riesgo de duelo patológico.
- Mayor nivel de apoyo al enfermo.
- Mejor aceptación de la muerte inevitable.
Profesionales:
- Más acercamiento humano.
- Mayor satisfacción por el trabajo bien hecho.
- Mayor y mejor aceptación del hecho inevitable de la muerte.