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TRES DE FEBRERO
CARRERA: HISTORIA
CATEDRA: PROBLEMAS DEL MUNDO ANTIGUO
Docente: Dr. Horacio BOTALLA
FUENTES
CARTAS DE EL AMARNA
Carta de Burnaburiash II (1375—1347 a. C.),
A Niphururia [Amenofis IV], rey de Egipto, así habla Burnaburiash, rey de
Karaduniash, tu hermano: Estoy bien. Que el bienestar reine sobre tí, tu casa, tus
mujeres, tus hijos, tu tierra, tus grandes, tus caballos, tus carros.
Cuando mi padre y tu padre trataban en buena amistad, se enviaban uno a otro
hermosos presentes, y nada se rehusaban. Ahora, mi hermano me ha enviado
sólo 2 minas de oro [1 kg aprox.].
Pero es esta una cantidad muy pequeña: ¡envía, pues, tanto como tu padre! ¡Y si
dispones de poco [oro], manda la mitad que tu padre! ¿Porqué me has enviado
sólo 2 minas de oro? Mi trabajo es frecuente en las casas de los dioses, y ahora
he emprendido una obra: ¡envía mucho oro! Y tú, de cuanto necesites de mi tierra,
escríbeme y se te enviará.
En la época de Kurigalzu, mi padre, se dirigieron a él los Kinahi en los siguientes
términos: "La fronteras del país... queremos llevar al otro lado, y asociarnos
contigo! Mi padre les dió la siguiente respuesta: "Abandonad la idea de tratar
conmigo! No me declararé en contra de mi hermano el rey de Egipto, ni
estableceré tratado con otro! ¿No debería, antes bien, saquearos? El está
asociado conmigo!" Mi padre no actuó contra tu padre. Ahora [con respecto a
esto]: a los asirios, vasallos míos, no te he enviado, como han informado ellos.
¿Por qué han sido recibidos en tu tierra? Si te soy querido, no deben hacer
negocio alguno. Vuelvan aquí con las manos vacías! Como regalo, te envío 3
minas de hermosa lapislázuli y 5 tiros de caballo para 5 carros de maadera.
[Al re]y, mi señor, [di: así [dice] Ab]di-Heba, [tu] siervo: [me he postrado] siete
ve[ces y siete veces a los pies] de mi señor [-- siete líneas mal conservadas...] A la
ciudad de [...] he entrado. Que [el rey] sepa que todos los países están en paz,
[pero] hay guerra contra mí. Así, pues, cuide el rey su país. Mira, el país de Gazru
[Gézer], el país de Ashqaluna [Asquelón], y la ciudad de Laquis [L[a-ki-s]i] les han
dado alimento, aceite y todo lo necesario. Que cuide el rey las tropas de arqueros.
Que envíe tropas de arqueros contra las gentes que hacen el mal al rey, mi señor.
Si hubiera este año tropas de arqueros, habría países y gobernadores para el rey,
mi señor; si no hay tropas de arqueros, no habrá [paí]ses ni gobernadores para el
rey. Mira, el país de Jerusalén [U-ru-sa-lim], éste no me lo han dado mi padre ni mi
madre; el brazo fuerte del rey me lo ha dado. Mira, esta obra es la obra de Milkili y
la acción de los hijos de Labayu, que han entregado al país del a los h_apiru [ha-
pi-ri]. Mira, oh rey, mi señor, el derecho [está] conmigo...
1. Tratado que el Gran Soberano de Hatti, Hattusil, el fuerte, hijo de Mursil, gran
jefe da Hatti, el fuerte, ha hecho sobre una tableta de plata, para Userme Ra
Setenpe Ra, Gran Rey de Egipto, el fuerte, hijo de Menma Ra [...] Buen tratado de
paz y fraternidad dando la paz y la fraternidad entre Nosotros por medio del
tratado.
2. Antaño, y después, siempre, en lo que concierne a la política del Gran Rey de
Egipto y del Gran Soberano de Hatti, los dioses no han permitido que hubiera
guerra entre ellos, gracias a un tratado. Pero en tiempos de Muwatali, mi hermano,
el Gran Soberano de Hatti, éste combatía con Ramsés, Gran Rey de Egipto. Sin
embargo, desde este día, he aquí que Hattusil, el Gran Soberano de Hatti, ha
hecho un tratado para que sea permanente la situación creada por Phra y que el
Dios de la Tempestad ha creado entre el País de Egipto y el País de Hatti, de
forma que no se permita jamás la existencia de guerras entre ellos [...]
4. El Gran Soberano del País de Hatti no entrará nunca en el País de Egipto para
tomar cosa alguna. Y Userma Ra Setenpe Ra no penetrará en el País de Hatti
para tomar cosa alguna [...]
6. Si algún otro enemigo entra en el País de Userma Ra Setenpe Ra, Gran Rey de
Egipto, y éste dice al Gran Soberano de Hatti: 'Ven junto a mí para ayudarme
contra él', el Gran Soberano de Hatti se llegará a él, el Gran Soberano de Hatti
matará al enemigo [de Egipto]. Y si no es deseo del Gran Soberano de Hatti acudir
en persona, mandará a sus soldados y carros para que maten al enemigo.
7. O si Ramsés Mi Amón, Gran Rey de Egipto, ha de encolerizarse contra sus
súbditos, si le hacen alguna ofensa y ha de ponerse en campaña contra este
enemigo, el Gran Soberano de Hatti estará con él para destruir a aquél contra
quien se haya irritado.
8. Si algún otro enemigo va contra el Gran Soberano de Hatti, Userma Ra Setenpe
Ra, Gran Rey de Egipto, acudirá hasta él con ayuda para matar al enemigo [de
Hatti].
11. Si un Grande del País de Egipto va al País del Gran Soberano de Hatti, o si
una ciudad, o una provincia de los territorios de Ramsés Mi Amón, Gran Rey de
Egipto, acude al Gran Soberano de Hatti, el Gran Soberano de Hatti no los
atenderá. El Gran Soberano de Hatti los hará llevar ante Userma Ra Setenpe Ra,
Gran Rey de Egipto [...]
13. O si un Grande del País de Hatti acude al País de Userma Ra Setenpe Ra,
Gran Rey de Egipto [...] no lo atenderá. Ramsés Mi Amón, Gran Rey de Egipto, lo
hará llevar ante el Gran Soberano de Hatti [...]
15. Por todas estas palabras del tratado hecho por el Gran Soberano de Hatti con
Ramsés Mi Amón, Gran Rey de Egipto, escritas en esta tableta de plata, por estas
palabras mil dioses y diosas [= todos los dioses] del País de Hatti, con mil dioses y
diosas del País de Egipto, son junto a mí testigos de estas palabras: el Sol, Señor
del Cielo; el Sol de la ciudad de Arinna; el Dios de la Tempestad, Señor del Cielo
[...]
16. A quien del País de Hatti y del País de Egipto no observare todas estas
palabras escritas en esta tableta de plata los mil dioses del País de Hatti y los mil
dioses del País de Egipto destruirán su casa, tierras y servidores. Pero el que
guardare estas palabras que están en esta tableta de plata, sea de Hatti o de
Egipto, que los mil dioses del País de Hatti y los mil dioses del País de Egipto
hagan que goce de buena salud y vida, como su casa, sus tierras y servidores [...]
Cyrnos, nuestra ciudad está embarazada y temo que no", 1 dé a luz un corrector
de nuestros deplorables males porque si nuestros conciudadanos dan prueba
todavía de prudencia, nuestros jefes han vuelto a caer en grandes perversidades.
Nunca hasta hoy, Cyrnos, personas de bien han causado la perdición de una
ciudad; pero en las que se toma por ley la violencia y los malvados corrompen al
pueblo y consagran el derecho de la injusticia a fin de sacar de él provecho y
poder para ellos mismos, no hay ninguna esperanza que una ciudad tal conozca
una larga quietud-aún si ella reposa hoy en una paz profunda- desde el momento
en que los malvados han tomado a gusto sus viles provechos, presagios de
infelicidad pública, por que ellos no surgen más que sediciones, masacres entre
ciudadanos, monarquía. No pueden semejantes excesos convertirse en la ley de
esta ciudad.
v.53-68
Cyrnos, esta ciudad es todavía la misma ciudad, pero sus habitantes han
cambiado: aquellos que, en otro tiempo, no conocían ni derecho ni ley, justamente
buenos para usar alrededor de sus caderas pieles de cabra y para comer fuera de
los muros, como los ciervos, se han convertido ahora en los buenos: la gente
honrada de otro tiempo se ha convertido en gente miserable ¿Quien podrá
soportar este espectáculo? Ellos se engañan y se ríen los unos de los otros, sin
ver donde está el mal, donde el bien, con ninguno de estos conciudadanos,
Polypaedes, hagas una. amistad de corazón, por ninguna ventaja que tú esperas
de ella. Sé el amigo de todos en palabras, pero para un negocio serio no te
asocies con ninguno de ellos, porque aprenderás a conocer a esos miserables,
sabrás qué desconfianza deben inspirar todos sus actos, que no es más que en la
astucia, en el engaño, en la estafa que ellos se complacen, todo como los
hombres perdidos.
v. 185-193
El hombre de bien no rehusa tomar por esposa a la hija de un ex labriego si ella le
proporciona buen provecho, ninguna mujer rehusa tampoco convertirse en la
esposa de un villano, mientras sea rico, es la riqueza y no la calidad del partido
que la tienta. Se tiene el dinero un verdadero culto; el hombre honesto toma mujer
en casa del labriego y el labriego en casa del hombre honesto; el dinero altera la
raza. Tampoco te asombres, hijo de Polypaos, de verla alterarse nuestros
conciudadanos: es que a la sangre buena se le mezcla la mala.
v. 337-350
Qué Zeus me acuerde poder reconocer la adhesión de mis amigos y triunfar sobre
mis enemigos, oh Cyrnos!, así me creeré un dios entre los hombres, si me
encuentro en paz con todos en la hora. de mi muerte.
Acoge, por lo menos, Oh Zeus, rey del Olimpo, esta plegaria que te elevo en su
debido momento y acuerdame después de tantos males algún bien. (Deseo) más
bien morir que no vislumbrar una tregua a mis penas y que no hacer pagar mis
penas con alguna pena. Pues, en fin, tal es mi suerte, no veo asomarse el castigo
de los que me han desposeído; pobre perro que soy, las aguas tumultuosas me
han despojado de todo al atravesar el torrente. Pueda beber su negra sangre!
Pueda velar sobre mí un buen genio! qué me atienda según mis deseos!
Marco Cicerón. Distingues muy claramente los defectos del tribunado, Quinto,
pero es injusto que en un proceso de acusación se haga la enumeración de los
males y antología de los defectos, pasando por alto, en cambio, sus cosas
buenas... Yo estoy de acuerdo en que es verdad que hay algo malo en la potestad
tribunicia en sí misma, pero sin ese mal no tendríamos el bien que se ha querido
obtener con ella. "La potestad de los tribunos de la plebe es excesiva:' ¿y quién
1.o niega? jPero la violencia del pueblo es mucho más cruel e irreflexiva! Cuando
tiene un líder es más moderado en ocasiones que si no tuviera ninguno. En efecto,
un líder piensa que avanza a costa de su propio riesgo; el ímpetu popular, en
cambio.. no tiene conciencia de su propio riesgo. ..Pues ¿hay algún colegio tan
desesperado para que ninguno de sus diez miembros tenga la mente sana? Pero
si fue un tribuno no sólo relegado, sino incluso desposeído de su potestad, quien
provocó la caída del propio Tiberio Graco. Pues ¿qué otra cosa lo hizo caer sino el
haber despojado de la potestad al colega que le oponía el veto? Pero tú observa la
sagacidad de nuestros mayores en este asunto: una vez que los senadores
concedieron esa potestad a la plebe, las armas cayeron a tierra, la revolución se
extinguió y se encontró la fórmula de compromiso, gracias a la cual los más
humildes creyeron que se equiparaban a los nobles; y en esto sólo se basó la
salvación de la ciudad.
“... Para estimular su celo (de los sacerdotes), llama a su amor propio y a su
razón. Convénceles de su santo ministerio, de acudir a orar a los dioses con
mujeres, hijos y servidores, y no tolerar que sus domésticos, hijos y esposas
galileas abandonen el culto de los dioses y prefieran el ateísmo a la religión.
Enseguida convence a los sacerdotes de que no frecuenten el teatro, no acudan a
beber a las tabernas, ni dirijan negocios o trabajos vergonzosos y de mala fama.
Honra a quienes te escuchan, destituye a quienes te desobedecen. Establece en
la ciudad numerosos hospicios, con el fin de que los extranjeros puedan
beneficiarse de nuestra humanidad, no sólo los nuestros, sino también los otros si
tienen necesidad. Para procurarte los recursos necesarios, he aquí las
disposiciones que he tomado: he ordenado que cada año se dé para toda la
Galacia treinta mil medidas de trigo y sesenta mil de vino. He dispuesto que se
reparta un quinto de todo ello entre los pobres que están empleados al servicio de
los sacerdotes, distribuyéndose el resto entre los extranjeros y los mendigos que
se dirigen a nosotros. Sería vergonzoso que cuando los judíos no tienen
indigentes, cuando los impíos Galileos nutren con sus bienes a los nuestros, que
se vea cómo nosotros les negamos ayuda. Enseña a los amigos del helenismo a
soportar su parte en las cargas; exhorta a los aldeanos helénicos a ofrecer a los
dioses las primicias de sus frutos. Acostumbra a los helenos a los actos de
caridad, y enséñales que estas prácticas son nuestras desde hace tiempo... No
dejes a nuestros imitadores rivales el cuidado de continuar nuestras obras; no
deshonremos nuestra causa con nuestra indiferencia; es más, no abandonemos el
culto a los dioses. Si compruebo que te guías por estos preceptos estaré
realmente dichoso”