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EL PANTANO

El camino estaba húmedo tras las pasadas lluvias otoñales. Kirbam,


Ramírez y Jammir habían estado caminando durante varios días
siguiendo a Veltir y a su mapa. El mapa señalaba el este, a una zona
pantanosa y sin peligros aparentes, cerca del mar de Scahll. El tiempo
había cambiado tras dos días continuos de lluvias, el camino había
estado húmedo y embarrado, pero ahora el terreno empezaba a ser
pantanoso.

- ¿Falta mucho para llegar al lugar del tesoro? - Inquirió Kirbam con
cierto tono de impaciencia.
- No creo que nos encontremos excesivamente lejos del lugar, la
marca señala el centro de este pantano- Respondió Veltir.
- No me agrada mucho la idea de entrar en este mugriento pantano-
Confeso Jammir
- Tranquilo amigo, no creo el pantano represente ningún peligro
para nosotros, - Le tranquilizo Ramírez.- el mayor peligro serán las
criaturas que puedan habitar en el. Será mejor que no atraigamos
su atención haciendo ruidos innecesarios.
La conversación se corto durante mas de dos horas, hasta que un
ruido alarmo a Kirbam.
- ¿Qué ha sido eso?- Pregunto en un susurro Kirbam.
- Lo desconozco- manifestó Veltir - Iré a investigar.

Veltir descolgó su arcabuz del hombro y empezó a acercarse


cautelosamente a lugar de donde provenía el sonido, cuando de
repente escucho otro a su derecha, y decidió seguir a este ruido, y un
instante después noto un golpe en la nuca, tras eso, oscuridad.

- ¿Qué ha sucedido con Veltir? - Pregunto nervioso Ramírez tras varios


minutos de espera.
- Vayamos a averiguarlo- Sugirió Jammir

Jammir saco su espada clabbard de su funda y la empuño con fuerza,


en tanto que Ramírez sacaba su Katana y Kirbam sacaba una bolsita
de su bolsa de cinturón. Todos se empezaron a mover en silencio, el
único ruido que producían era el de sus botas al chapotear en el fango.
Se acercaron al lugar donde vieron a Veltir girar y una vez allí no
vieron ningún rastro de Veltir.

- ¿Dónde estará? - Se pregunto Kirbam. Al momento percibió un


movimiento a su derecha, y cuando se giro para verlo bien no había
nada. - Nos están observando - Declaro.
- ¿Dónde? - Pregunto Jammir.
- Allí - Kirbam señalo el lugar donde percibió el furtivo movimiento.

De improviso se escucho un ruido a las espaldas de todos.

- ¿Quién esta allí?- Pregunto inquieto Ramírez.

Ningún sonido perturbo la tranquilidad del Pantano.

- Salid o ateneos a las consecuencias - Exigió Jammir.

Una flecha rompió la tranquilidad que residía en el pantano, y tras ella


una lluvia. Cuando esta ceso unas sombras encapuchadas salieron de
la oscuridad del pantano empuñando unas mazas.

La respuesta del grupo no se hizo esperar, justo tras acabar la lluvia


de flechas, que no hirió a nadie, se pusieron los guerreros en posición
de ataque, y el mago sentía el poder de la magia que estaba ansioso
por salir de sus labios. Kirbam no pudo esperar mucho, y unos segundo
después de que emergieran las figuras de las sombras del pantano
entono un canto mágico saco unos polvos de la bolsita y los esparció
en el aire, dos de las sombras se cayeron al suelo dormidos.
Ramírez se lanzo a la embestida de otra de las sombras atravesando
un claro en el pantano. Antes de percatarse de su error ya estaba
sumergiéndose en el fango.

Jammir, tras ver la mala fortuna de su amigo, corto una gran rama de
un arbusto casi podrido y se la alargo a Ramírez. Un golpe seco sonó
de la dirección donde estaba Kirbam, Jammir se giro para averiguar
que había sucedido, pero lo único que vio fue una sombra que le
golpeaba.
Ramírez empezó a sentir que el sueño se adueñaba de el, y mientras
se sumergía en el lodazal perdió el conocimiento.

- Despierta Veltir- Dijo una voz desde el fondo de la celda.

VVeltir fue abriendo poco a poco los ojos, aun sentía el golpe que le
dieron en el cogote, y mientras buscaba a la voz que le llamo desde el
fondo de la sala vio a todos sus compañeros tumbados por el suelo de
la celda. Fue despertando a todos a su paso, y después se acerco al
fondo de la sala, desde donde había sonado la voz.

-¡Abuelo! - Exclamo Veltir con alegría.


-¿Cómo habéis llegado hasta aquí? - Pregunto el abuelo de Veltir
repentinamente.
- Seguimos tu mapa y, una vez cerca del lugar de la marca del tesoro
recibí un gran golpe en la nuca. - Contesto Veltir
- Mas o menos lo que me paso a mi - Declaro su abuelo.
-¡Que bien una reunión familiar! - exclamo con sarcasmo Jammir.
- Mi nombre es Juan Ramírez Sánchez de Villalobos, para sevirle - Se
presento Ramírez - El minotauro es Jammir, y el humano dormido en
ese rincón es Kirbam. ¿Quién nos ha encerrado aquí?
- Encantado de conoceos, mi nombre es Francisco Gómez de Villegas –

Saludo el abuelo de Veltir. - Y con respecto a quien o quienes, no lo se,


siempre van encapuchados.
- Salgamos de aquí- Dijo decidido Jammir
- Lo he intentado millares de veces y es imposible, los barrotes son de
puro hierro.
Jammir hizo una sarcástica sonrisa y se acerco a los barrotes de la
celda.
-¿Qué va a intentar hacer? - Inquirió Francisco
- Ni idea- Confeso Veltir
Jammir estiro los brazo, hizo crujir sus nudillos, y tras asegurarse de
que no había nadie en el pasillo agarro con fuerza los barrotes de la
celda.
- No será capaz- Exclamo sorprendido Kirbam que se estaba
despejando.
Jammir empezó a hacer fuerza con sus gruesos brazos, y tras
forcejear varias veces con los barrotes estos se doblaron, dejando
espacio suficiente para que pasaran.

- Es capaz- Respondió Veltir- Supongo que nuestras armas no están


aquí, así que no creo que haga falta ni buscarlas.
- Cierto- Corroboro Ramírez- Salgamos antes de que venga algún
guardia.

Jammir salió rápidamente de la celda, seguido de cerca por Ramírez y


por Veltir que ayudó a su anciano abuelo a salir de la celda.

El grupo empezo a avanzar por los pasillos, y tras varios recodos


oyeron unas voces.

- Sera mejor que no vayamos por ahí- Dijo Kirbam


-¡Ya se como salir de aquí!- Exclamo Ramírez
Kirbam, Veltir y su abuelo se acercaron.
-¿Cómo? - Pregunto Kirbam
- Por allí- Ramírez señalaba una gran rejilla metálica que había bajo
los pies de ambos.- El problema es que tiene pinta de ser muy
pesada.
- Permitidme - Demando Jammir- Yo solucionare el dilema.

Jammir introdujo sus grandes dedos por entre las rejillas, se coloco a
un lado y tras varios intentos infructuosos hizo un gran esfuerzo que
provoco un gemido de su garganta y que logro sacar la rejilla.

-Hecho- Dijo el sudoroso Jammir, y a continuación inspecciono el


alcantarillado- Estas viejas ciudades tienen grandes alcantarillas
hasta en las prisiones. Entremos.

Jammir se dejo caer en el orificio y un instante después se escucho un


chapoteo.
- Bajad, el camino esta libre.- Dijo- Libre, pero no limpio.
- Fantástico, oleremos a cloaca durante semanas- Dijo con cara de
fastidio Kirbam.
- No seas tan llorica y baja- Le reprendió Francisco.

Bajaron todos, primero Kirbam, después Ramírez y tras el Veltir ayudo


a su abuelo a bajar siendo él el ultimo en bajar.

- Por aquí- Dijo Jammir.

Todos se introdujeron por el túnel por el que Jammir señaló. El lodo les
cubría hasta los tobillos, Kirbam se sujetaba su túnica parda con una
mano, mientras que con la otra sujetaba la espalda de Veltir, que
gracias a su infravisión elfica veía el camino, Ramírez se sujetaba a
Kirbam y de Ramírez se sujetaba Jammir. Francisco iba sujeto por
Veltir.

Tras unos cien metros de trayecto Veltir se detuvo, una tenue luz los
iluminaba desde el techo, donde una rejilla daba al exterior.

- Mirad- Dijo Veltir señalando dos túneles- Debemos elegir un camino.

- ¿Alguien tiene una moneda?- Pregunto su abuelo


- Los guardias nos quitaron todo- Gruño Jammir
- No todo- Puntualizo Kirbam mientras sacaba discretamente una
moneda de un bolsillo secreto de su túnica- Nunca subestimes el
poder de un mago- Acerco la mano a uno de los cuernos de Jammir
e hizo que pareciera que la moneda había salido del cuerno.
- No tenemos tiempo para trucos- Exclamo Veltir -¿Para que quieres
una moneda ahora?- Le pregunto a su abuelo.
- Dejame- Francisco lanzo la moneda al aire y con una destreza
digna de ser alabada, dado su estado físico, la cogió en el aire-
¡Cara! - Exclamo- Vamos por el de la izquierda- y tras eso se guardo
la moneda en uno de sus bolsillos.
- Debe ser de familia- murmuro Kirbam
Poco después de que comenzara el túnel este se fue estrechando y en
menos de diez metros todos se encontraban arrastrándose. Veltir
empezó a distinguir algo que obstruía unos metros mas adelante,
siguió avanzando y una vez llego allí toco esa sustancia con las
manos, antes de poder darse cuenta de que era lo que se había
encontrado una araña del tamaño de una cabeza le salto a la cara.
Veltir comenzó a gritar y a intentar quitársela con las manos, en el
forcejeo la araña le hizo una picadura en la cara, y al gritar de nuevo
Veltir este cerró con fuerza las mandíbulas dejando muerta a la araña.
Veltir continuo avanzando por el conducto y poco después el camino
volvió a ensancharse. El aspecto de grupo era deplorable, se habían
ensuciado enteros de fango y barro, olían como ratas, y Veltir tenia
una herida fruto de su confrontación que le sangraba abundantemente.

- ¿Por qué gritaste ahí dentro?- Pregunto Francisco a Veltir.


- Tuve un problema con una arañita- Respondió Veltir sin darle
importancia.

Kirbam estaba mirando a una rejilla que había sobre sus cabezas.

-¿Kirbam qué piensa tu retorcida mente?- Inquirió con sarcasmo


Jammir
- Pensaba en que esa rejilla, parece suelta. Podríamos salir de esta
cloaca por ahí.
-¿Pero como subimos?- Pregunto Ramírez - Parece estar al menos a
tres metros de altura.
- Fácil- Afirmo Kirbam. Acto seguido saco un trozo de cuero de su
túnica, entonó un cántico y empezó a levitar. Su movimiento era lento,
pero en menos de un minuto llego a la rejilla, la desencajo sin
problemas y salió.
-A ver que hace el mago ahora.- Dijo con ironía Jammir

Unos minutos después una cuerda colgó desde el hueco, y Jammir fue
el primero en encaramarse, después fue Ramírez, y a Veltir y a su
abuelo les subieron.
-¿De donde has sacado la cuerda?- Pregunto Veltir
- De una de esas casas- Contesto Kirbam.
Se encontraban en medio de una ciudad que estaba sepultada bajo
tierra. El techo de piedra se encontraba a unos tres metros de altura,
pero era muy irregular. Unas antorchas estaban encendidas sujetas al
las paredes de unas casas semi derruidas. Veltir se acerco a ver unos
murales que se encontraban en la entrada de una cueva y lo único que
distinguió fueron formas humanas cargando con carretillas.

Unos pasos empezaron a oírse por las calles de la enterrada ciudad.

-¡Ocultémonos!- Exclamo Kirbam

Todos se ocultaron en el lugar mas cercano que encontraron, la cueva.


Unos sonidos guturales empezaron a oírse por las calles, aparecían
dos humaniodes discutiendo, pero la lengua era absolutamente
desconocida para todos los componentes del grupo.

Kirbam empezó a sumergirse en la profundidad de la cueva atraído por


la oscuridad, de repente algo le freno el paso, y se vio atrapado en esa
sustancia. Entonces vio unos ojos brillar en la oscuridad. Una araña
gigante empezó a acercarse a Kirbam y este intento escapar, pero
estaba atrapado en la tela de la araña. El arácnido mostraba sus
fauces abiertas, eran tan grandes que podían sujetar a Kirbam sin
problemas mientras le inyectaba su veneno. Sus múltiples ojos le
miraban de una manera obsesiva.

-¡Socorro!- Grito Kirbam con un tono desesperado.


Tras el grito de Kirbam los guardias que había fuera de la cueva se
alarmaron y se acercaron a la cueva.
-¡Maldito mago! -Grito Jammir mientras se lanzaba al ataque de los
guardias.

Los guardias tenían cuerpos de lagarto, con una cola corta y


rechoncha, llevaban unas capas que les colgaban del cuello hacia la
espalda y portaban unas espadas cortas. Jammir se freno un poco
sorprendido y tras unos segundos de duda se lanzo con las manos
vacías a matar a uno de ellos. Ramírez se agacho a coger piedras.

-¡Ayudadme! - Les grito Ramírez a Veltir y a Francisco

Todos empezaron a coger piedras del suelo y a lanzárselas a los


guardias.

Kirbam veía el lento movimiento de la araña, lento pero imparable,


Kirbam empezó a conjurar un hechizo, unas pequeñas bolas de fuego
surgieron sobre sus hombros, la telaraña empezó a quemarse, Kirbam
dio una orden rápida y los pequeños proyectiles salieron disparados
hacia la araña, le impactaron en el centro de las mandíbulas, la araña
soltó un agudo quejido y prosiguió su inexorable avance.

Jammir se lanzo a los pies de uno de los guardias, este desprevenido


ante tal ataque soltó su arma, mientras Jammir se zafo, le agarro del
cuello y lo giro de forma rápida y brusca. Un crujiente sonido escapo
del inerte guardia, en su caída al suelo el cuerpo fue tomando un
rápido color ceniciento y cuando cayo sonó como si fuera una piedra.
Mientras Jammir veía confundido la transformación del guardia
muerto, el otro guardia le ataco con su espada. Justo en ese instante
una piedra lanzada por Ramírez dio a su blanco, y la espada del
draconiano se escapo de las manos del guardia. Jammir aprovecho
ese instante para encajarle un puñetazo en el centro de su reptiliana
cara. El golpe fue seco y preciso, el draconiano cayó de rodillas, y
poco después se desmayo, para inmediatamente convertirse en piedra
como su compañero.

-¡Hay que ayudar a Kirbam!- Grito Ramírez, le hizo un rápido gesto a


Jammir, y este le lanzo una de las espadas de los draconianos,
mientras que la otra se la guardo.
Las telarañas de Kirbam estaban quemándose, pero no lo
suficientemente rápido como para que pudiera escapar de la mortal
trampa. Ramírez penetro en la oscura caverna y vio a Kirbam tratando
de escapar de la letal araña, hizo un raudo gesto con la espada y las
telarañas se rompieron con facilidad. La araña entonces acelero el
paso, Kirbam comenzó a huir, Ramírez también empezó a correr, pero
antes de que lograra escapar del lugar se tropezó con una de las
piedras del suelo. La araña le atrapo rápidamente con sus fauces, a lo
que Ramírez respondió con un golpe de su espada, la espada penetro
en el interior de la araña, pero esto no hizo mas que incrementar su
furia y apretó con mas fuerza a Ramírez. Mientras tanto Veltir y
Francisco habían recogido un montón de piedras y se adentraron en la
caverna, empezaron a lanzárselas a la araña, con cuidado de no
golpear a Ramírez, y Jammir penetro raudamente en la cueva y se
lanzo con una furia propia de una bestia a la horripilante araña. Le
asesto un mortal golpe en uno de sus múltiples ojos, en tanto que
Ramírez empezó a notar que le faltaba el aire le asesto otro fuerte
golpe a la araña, la araña empezó a aflojar las fauces, y Ramírez se
pudo escapar. Jammir sacudió otro fuerte golpe, tras el cual las patas
de la araña dejaron de sostenerla y esta se cayo torpemente.

-¿Estas bien? - Pregunto Jammir a Ramírez


- Sí, gracias, sin tu ayuda había perecido asfixiado por las fauces del
monstruo.- Agradeció Ramírez
- Ahora debemos salir de aquí antes de que vengan mas.- Dijo Jammir.
-¿Por donde entraste tu la primera vez que viniste a por el tesoro?-
Solicito Veltir
- Espera a que piense... - Respondió pensativo Francisco, hecho un
vistazo detenidamente a las callejuelas de la sepultada ciudad y tras
pensárselo mucho eligió el camino que parecía mas importante.
Avanzaron por las calles hasta que poco a poco el techo fue
haciéndose mas elevado, y se empezó a vislumbrar una gran pirámide
que llegaba hasta el techo a mas de treinta metros de altura y tocaba
con la punta la bóveda de la cueva.
- Fue por aquí- declaró Francisco señalando la pirámide- Fue allí dentro
donde estaba el tesoro, pero recuerdo estas calles porque sentí
curiosidad por saber que había fuera de allí. En la punta hay un
pasadizo que lleva al exterior, es el lugar por el que entré.
-¡Espero que esos rufianes guarden nuestras armas ahí dentro, no me
gustaría abandonar mi Katana en un lugar como este.- confesó
Ramírez.

Kirbam se acerco a una gran estatua que había a la derecha de la


entrada.

-¡Gracias a Ronald Ice McHammer por mostrarnos la senda del camino


que se debe seguir!- Leyó Kirbam en voz alta de una placa de oro que
había en la base. A Veltir se le quedo el nombre grabado en la cabeza.

El grupo penetro en la pirámide por un gran acceso en la parte central,


dentro había antorchas puestas por todas las paredes, muy cercanas
unas a otras, y la luz que producían hacia parecer que fuera, en la
sepultada ciudad, no había luz.

No me acuerdo por donde era- Confeso Francisco- No se si era por allí-


dijo señalando unas escaleras- o por alguno de los otros caminos.
- Por aquí hay huellas recientes- Manifestó Jammir adentrándose por
un pasillo lateral.

Unas voces riendo a coro sonaron del interior del pasillo. Jammir hizo
un gesto con la mano a sus amigos para que se pararan y empezó a
andar sigilosamente acercándose al lugar del que provenían las voces.
Dentro había cuatro draconianos que estaban sentados en una mesa
jugando con el juego de dados de Veltir y bebiendo de unas jarras de
cerveza, en una de las paredes estaban amontonadas las armas,
debajo de ellas habían muchas mas armas con una gruesa capa de
polvo sobre ellas. Jammir volvió sobre sus pasos y aviso a sus
compañeros del descubrimiento. Ramírez saco la espada que
consiguió de uno de los draconianos muertos y todos se acercaron
sigilosamente.
Ramírez contó con los dedos en alto desde tres hasta cero e irrumpió
en la partida de los draconianos, hizo un rápido corte en la garganta de
uno de los draconianos y cuando intentaba sacar su arma del cuerpo
del draconiano se dio cuenta de que se había quedado atrapada en la
piedra. Por su parte Jammir embistió a otro de los guardias
quedándose su arma también atrapada. Veltir se escabullo entre el
barullo para llegar a su preciado Arcabuz, el cual cargo rápidamente
mientras Kirbam conjuro otro hechizo como el que hizo en la cueva de
la araña, dos pequeñas bolas de fuego aparecieron sobre sus hombros
y tras una rápida orden salieron disparados hacia otro de los
draconianos, le impactaron en la espalda y entonces el reptil se
convirtió en roca dejando un ligero olor a carne quemada en el
ambiente. El ultimo draconiano tras ver a todos sus amigos fallecer
salto por encima de la mesa y corrió hacia el pasillo, pero Veltir, que
ya había cargado su arma, le dio un certero disparo en la espalda,
dejándole muerto en el suelo.

-¡Estúpido! - Le insulto Kirbam- Ahora todos los guardias de la ciudad


sabrán que hay intrusos, ¡Debemos salir rápidamente de aquí!
Todos recogieron sus armas y salieron disparados de la sala, subiendo
escaleras arriba, unas voces sonaron entonces del piso de abajo, las
voces se acercaban rápidamente y gritaban en un tosco común: -¡Alto
intrusos!, ¡No tenéis escapatoria!.

El grupo acelero el paso.

-¡Ya me acuerdo!- Exclamo jadeante Francisco- ¡Era por aquí!


VVeltir empezó a ir mas despacio, se sentía muy cansado, entre
Jammir y Ramírez le sujetaron a hombros y siguieron Francisco, que
también había empezado a sentir los efectos del cansancio. Entonces,
tras subir unas escaleras y girar una esquina vieron una pequeña
escalera, de no mas de quince escalones, que salía al exterior. Los
pasos de los guardias se acercaban cada vez mas, Kirbam logro
distinguir seis pisadas distintas, lo que indicaba que había un numero
no menor de guardias. Subieron las escaleras, se encontraban en los
lindes del pantano con la costa.

-¡Ayudadme a cerrar la salida con esto!- Voceo Jammir señalando una


gran roca del tamaño aproximado de la entrada.

Todos, incluido Veltir que estaba extenuado, empujaron con mucha


fuerza la roca, que poco a poco empezó a moverse. Las voces estaban
ya en la sala de las escaleras, y una cabeza de un draconiano salió por
el orificio cuando Jammir, tras soltar un monstruoso bramido, empujo
la roca con todas sus fuerzas, la roca se movió bruscamente, y el
draconiano se quedo atrapado entre la roca y el agujero, sus huesos
crujieron bajo el tremendo peso de la roca, y tras un gran alarido su
cara se fue volviendo de un color grisáceo, primero el hocico, después
el cuello, y extendiéndose desde allí por todo el cuerpo.

Necesitamos descansar en el poblado mas cercano- Dijo Ramírez, y


todos asintieron con cara de cansancio.

El grupo salió del pantano y a pocos kilómetros encontraron un


poblado.

FIN

ALEJANDRO CHATAING.

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